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relaciones internacionales
Opinión
Carlos Canta Yoy
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Asesor en Comercio Exterior.
1.- LO QUE NOS ENSEÑA LA HISTORIA Los dos más grandes libertadores de la América Latina, Bolívar y San Martín, nunca tuvieron la idea de la integración latinoamericana, como nos cuentan hoy muchos historiadores, seudo historiadores y simples aficionados a la Historia. San Martín, por ejemplo, luchó por la independencia de Argentina, Chile y Perú, pero nunca se le ocurrió integrarlos en un solo país. Por su parte, algo diferente fue Bolívar, que liberó a la Gran Colombia formada por Colombia, Ecuador, Panamá (que entonces era parte de Colombia) y Venezuela. El instinto de la anarquía y las guerras civiles que heredamos de los mismos españoles de los cuales nos habíamos independizado, hizo que después de la experiencia que duró pocos años, cada país se gobernara por separado como estado autónomo. Lo mismo ocurrió con la República Centroamericana formada por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, que también se mantuvo muy pocos años. Por no mencionar la separación del núcleo inicial del Rio de la Plata de países como Paraguay, Uruguay y el Alto Perú (hoy parte de Bolivia).
2.- EL NACIMIENTO DE LA INTEGRACIÓN MODERNA El concepto de la integración apareció después de la Segunda Guerra Mundial y fue en Europa con la decidida acción de Francia y de la República Federal Alemana que conjuntamente con Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos conformaron y pusieron a funcionar en 1958 el entonces llamado Mercado Común Europeo, hoy Unión Europea. Ya en 1955 en la cePal (Comisión Económica para la América Latina) la delegación del Uruguay propuso la realización de un proceso de integración en América Latina. Así fue que en 1960 se firmó el Primer Tratado de Montevideo que creó la alalc (Asociación Latino Americana de Libre Comercio). En ese mismo año, en América Central se creaba, por el Tratado de Managua, el Mcca (Mercado Común Centro Americano). Estamos a poco más de sesenta años de tales acontecimientos y la historia de la integración latinoamericana es la lamentable historia de los reiterados fracasos. Fracasó la alalc y el Mcca y están en vías de fracasar o por lo menos están durmiendo la siesta, si no es que ya han fracasado al no cumplir con sus objetivos, la can (Comunidad Andina de Naciones), el MeRcosuR (Mercado Común del Sur), la misma aladi y, por no mencionar sino algunos otros más, el sela, la celac, el alBa, la unasuR. En nuestro continente existe una increíble creatividad para fundar organismos que se proponen objetivos que otras entidades
La integración de América Latina después de 60 años
ya tienen y que finalmente terminan todos languideciendo.
3.- EL FRACASO DE LAS IMITACIONES El ejemplo más exitoso de un emprendimiento integracionista es sin duda alguna el de la integración europea, promovida en sus comienzos por los dos más grandes países de la región y luego adoptada por casi todos los demás con excepciones muy puntuales y destacadas como Suiza y Noruega. En América Latina hemos estado históricamente observando atentamente todo lo que ocurre en Europa y adoptamos muchas de sus modas, desde las ideas (marxismo, liberalismo, socialismo, social democracia, democracia cristiana, anarquismo, etc.) hasta las formas políticas de gobierno y entidades asociadas a las mismas. En cuanto a la integración nuestros gobiernos han plagiado las instituciones europeas convirtiéndolas en caricaturas. Se imitan las formas pero no el verdadero contenido. Tampoco la verdadera voluntad de llevarlo a cabo. El resultado está a la vista desde hace décadas. Ya en plenos años de 1960 la alalc comenzó los incumplimientos postergando la elaboración del segundo tramo de la Lista Común que debió efectuarse en 1966. Los países no se pusieron de acuerdo. Este fue el primer incumplimiento importante. El principio. El primer escalón de la larga escalera hacia el descenso sin fin. Uno de los organismos más plagiado, imitado, de Europa han sido los Parlamentos. Así es que existen Parlamentos en Guatemala (el Parlacen), en Panamá (en Parlatino), en Bogotá (el Parlandino) y en el Mercosur (el Parlasur).
Los Parlamentos por definición cumplen funciones importantes como representar, legislar y controlar al Poder Ejecutivo. En el caso del Parlamento Europeo el mismo tiene competencia efectiva en todos los sectores señalados. En los casos de los Parlamentos latinoamericanos citados los mismos no tienen competencia en ninguna de esas funciones, porque nuestros
En nuestro continente existe una increíble “ creatividad para fundar organismos que se proponen objetivos que otras entidades ya tienen y que finalmente ” terminan todos languideciendo
Parlamentos ni legislan ni controlan. Solamente sirven y han servido para aumentar los costos de la enorme burocracia incluida desde siempre en todos los organismos internacionales regionales. El Parlasur, por ejemplo, tiene solamente una competencia declaratoria. Basta leer las normas que han dictado para tener una idea cabal de ese carácter. De manera que las verdaderas decisiones las toman otros: los congresos de los países y los presidentes. Ante los constantes fracasos de sus objetivos las respuestas de los organismos de integración latinoamericanos, han sido (con alguna excepción) el aumento de su burocracia, con cargos directivos muy bien remunerados y ocupados frecuentemente por políticos en retirada o perdidosos en las elecciones en sus propios países. El incumplimiento de todos los objetivos fundamentales (creación de una zona de libre comercio (alalc), de un mercado común (Mcca y MeRcosuR), de una unión aduanera (MeRcosuR, otra vez), de obtener el desarrollo integral de los miembros (can), las continuas e interminables prórrogas de los plazos previamente acordados, la continua omisión y violación de las normas a cumplir, la falta de voluntad en concretar y poner en práctica los postulados enunciados, constituyen quizá la parte fundamental de esta larga farsa tragicómica de seis décadas que nuestros gobernantes nos han regalado. Por ello es que los emprendimientos regionales de integración se han trasformado con el transcurso del tiempo en una sarta de clubes de infractores. Los perjudicados hemos sido solamente nosotros, los habitantes de estos indefinidamente postergados países.