6 minute read

2025: Un Gran Desafío para los Operadores del Comercio Internacional en Argentina

Lic. Vicente VICICONTE

Analista en Comercio Internacional.

Vicente Viciconte | LinkedIn

“En los últimos 14 meses, la desregulación del comercio exterior argentino ha transformado las reglas del juego para importadores y exportadores. En un mundo volátil, este 2025 nos encuentra en un punto de inflexión: incertidumbre para algunos, una oportunidad única para quienes sepan adaptarse y proyectarse con fuerza.”

Contexto

Internacional

La economía global atraviesa un período de muy alta volatilidad marcado por tensiones comerciales y políticas. La rivalidad entre Estados Unidos y China ha dado lugar a una guerra comercial y tecnológica que afecta las cadenas de suministro globales, impactando directamente en los operadores argentinos. Las restricciones y cambios de juego impuestos por ambas potencias han generado costos adicionales y dificultades logísticas para aquellas empresas que dependen de insumos o mercados en estos países.

A su vez, la inestabilidad geopolítica en Europa del Este y Medio Oriente, con conflictos en Ucrania y Siria, entre otros ha alterado los precios de commodities clave como el petróleo y el gas, lo que repercute en la matriz de costos de producción y transporte. En este contexto, las empresas argentinas deben adoptar estrategias extremadamente flexibles y diversificadas para mitigar riesgos y asegurar su competitividad.

Evolución del Comercio Exterior

A lo largo de las últimas cuatro décadas, el comercio exterior de Argentina no ha experimentado cambios estructurales significativos, influenciados por distintos modelos económicos y niveles altísimos de intervención estatal:

Décadas de 1980 y 1990: En los años 80, Argentina enfrentó una severa crisis de deuda que limitó el comercio exterior. En los 90, con la apertura comercial, se redujeron aranceles y se promovieron importaciones, lo que impulsó la competencia aunque esto debilitó a algunas industrias locales en lugar de activarlas e impulsarlas.

Años 2000: La crisis de 2001 generó un cambio de paradigma con medidas altamente proteccionistas para revitalizar la industria local. Se implementaron restricciones a las importaciones y se promovieron exportaciones de productos agroindustriales y materias primas sin valor agregado.

Década de 2010: Se consolidó una balanza comercial positiva basada en exportaciones de commodities, aunque la matriz productiva se mantuvo concentrada en sectores de muy bajo valor agregado. En 2015, alrededor 100 empresas representaban más del 75% de las exportaciones totales (INDEC).

Históricamente, la intervención estatal, un contexto inflacionario, un tipo de cambio controlado y las barreras arancelarias han sido características recurrentes del comercio exterior argentino, lo que limitó la competencia y desincentivó la inversión por completo. Aislados del mundo, la competitividad del mercado argentino se ha visto seriamente afectada.

Impacto de las Desregulaciones del Gobierno de Javier Milei

Desde su asunción, el presidente Javier Milei ha impulsado un ambicioso programa de transformación, acompañado por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. El objetivo central de esta iniciativa es reducir la intervención estatal y fomentar la competitividad. Entre las medidas más relevantes de este programa se destacan las siguientes:

Reforma del Código Aduanero: Eliminación de trabas burocráticas y simplificación de procedimientos para exportadores e importadores.

Apertura de Importaciones: Eliminación de licencias no automáticas, simplificación del sistema courier, reducción de aranceles y eliminación de trabas paraancelarias en sectores estratégicos.

Facilitación del Comercio Exterior: Creación de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) con el fin de optimizar la fiscalización sin afectar la operatoria comercial.

Reducción de Aranceles en sectores clave: Como el Agroindustrial, automotriz y diferentes insumos industriales entre otros, con el objetivo de incentivar la inversión y mejorar la competitividad del sector productivo.

Estas medidas han permitido dinamizar el comercio exterior, reducir costos y facilitar la inserción de Argentina en mercados globales, abriendo nuevas oportunidades para los sectores más eficientes y preparados. La competencia generada por la liberalización del mercado ha impulsado a muchas empresas a modernizarse, optimizar sus procesos y mejorar su eficiencia para sostener su posición en el mercado local y buscar nuevos horizontes.

No obstante, para que estas reformas alcancen su pleno potencial y no rezaguen a la industria nacional, es imprescindible complementarlas con cambios estructurales en los sistemas tributario, financiero y laboral. La elevada carga impositiva, la falta de acceso a financiamiento privado y la rigidez del mercado laboral constituyen obstáculos persistentes que limitan la capacidad de crecimiento y adaptación de las empresas en un entorno global cada vez más competitivo. Superar estos desafíos permitirá a las empresas argentinas optimizar su rendimiento y fortalecer su posicionamiento en los mercados internacionales.

Si bien la apertura comercial puede representar un desafío, es, ante todo, una oportunidad histórica para que la industria argentina despliegue todo su potencial y se posicione como un actor clave en el escenario global. Con una reforma tributaria que alivie la presión sobre la producción, un marco laboral moderno que impulse la creación de empleo y una amplia oferta de financiamiento para la inversión privada, Argentina tiene en sus manos la posibilidad de iniciar una nueva era de crecimiento y prosperidad.

¿Estamos ante un momento único y crucial en nuestra historia, donde finalmente podemos dejar atrás las trabas del pasado y construir un modelo productivo más dinámico, innovador y competitivo?

¿Podemos entender que la inserción en la economía global no representa una amenaza, sino una oportunidad histórica para demostrar la capacidad, el talento y la resiliencia de nuestras industrias?

Esta oportunidad podría permitirnos atraer inversiones, expandir mercados y consolidar un país que produce con calidad, valor agregado y orgullo nacional. Es el momento de confiar en nuestro potencial y demostrarle al mundo que Argentina puede ser sinónimo de desarrollo, modernización y liderazgo productivo.

Conclusión: Argentina Ante su Gran Oportunidad

Las reformas estructurales han abierto un nuevo capítulo en la historia del comercio exterior argentino. Si bien los desafíos son claros, ¿es este el momento ideal para que Argentina se consolide como un jugador competitivo en los mercados globales? La desregulación ha sido solo el primer paso; el verdadero cambio vendrá con una segunda generación de reformas que reduzcan la presión fiscal, modernicen el mercado laboral y faciliten el financiamiento privado. ¿Podremos, con una estrategia clara, permitir que nuestra industria compita en igualdad de condiciones y despliegue todo su potencial, dejando atrás las incertidumbres?

Es hora de dejar atrás el temor el futuro y abrazarlo con decisión y determinación. Argentina posee el talento, los recursos y la capacidad productiva para convertirse en un motor de crecimiento y valor agregado. Si seguimos avanzando en la dirección correcta, el país no solo dejará atrás años de estancamiento e inestabilidad económica, sino que sentará las bases de un desarrollo sostenido, con empleo genuino y oportunidades reales para todos. La clave está en mirar hacia adelante con audacia, decisión y una visión clara de futuro.

El mundo está esperando lo que podemos ofrecer. Es nuestra oportunidad, ¿estamos listos para demostrarlo?

Vicente Viciconte
This article is from: