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El arbitraje marítimo en Londres

Dr. Miquel ROCA LÓPEZ
Managing Partner, Solicitor, LMA Legal. www.lmalegal.co.uk mroca@lmalegal.co.uk

El arbitraje marítimo en Londres es en nuestros días el método preferido por los miembros del sector marítimo mundial para la resolución de sus disputas, surgidas de los más variados tipos de contratos marítimos, ya sean de transporte de mercancías, como de servicios a buques en cualquiera de sus fases de servicio.

Hoy en día, son unos 2,500 arbitrajes marítimos que cada año se resuelven en la ciudad de Londres bajo las normas de la LMAA , la Asociación de Árbitros Marítimos de Londres.

Ninguna otra ciudad, ni ninguna otra asociación arbitral, en ningún lugar del mundo, hacen sombra, ni de lejos, al éxito de Londres y de la LMAA. No hay duda de que para la industria marítima de Argentina, el arbitraje marítimo en Londres ofrece una solución adecuada, rápida y económica, para resolver las disputas que eventualmente se le pueda plantear en el día a día de sus negocios.

¿Y por qué en Londres y no en Buenos Aires? La historia ha llevado a que desde hace varios siglos Inglaterra domine los mares y las rutas marítimas, así como la forma en que se hacen los negocios en el sector marítimo. Quizás incluso sin darnos cuenta, los contratos que firmamos en Argentina están fuertemente influenciados por el derecho inglés o, directamente, has sido redactados en Londres.

Hoy en día, Inglaterra y el Derecho inglés, ofrecen una seguridad jurídica que no tiene igual en ninguna otra jurisdicción del planeta. Y de ahí que miembros de la industria marítima de cualquier país, prefiera añadir una cláusula en sus contratos, por la que aplique la ley inglesa a los mismos y remita al arbitraje en Londres la resolución de cualquier problema que surja en dichos contratos.

El motivo principal de la confianza que despierta Londres es lo que llamamos la doctrina del precedente. Es decir, un árbitro (y un Juez) tiene la obligación de decidir disputas similares con el mismo resultado que lo haya resuelto un juez con anterioridad. Por lo tanto, la uniformidad, seguridad y robustez de la ley, y de sus efectos prácticos, es implacable. Para bien y para mal. Ello permite a un empresario visualizar cuál va a ser el resultado de la controversia en un momento muy inicial, lo cual le permite poder pactar el asunto sin necesidad de incurrir en altos costes legales, cerrar la disputa y seguir adelante con sus negocios.

Y es los costes siempre son el gran mito usado por los detractores del arbitraje marítimo en Londres. Londres y sus servicios son algo más caros por lo general que los de Ar-

gentina, no hay duda. Pero la gran mayoría de disputas se solucionan en Londres en cuestión de días, debido a esa casi infalible capacidad de predecir cuál va a ser el resultado de la disputa que Londres ofrece, por lo que, invirtiendo una poca cantidad de dinero en obtener una opinión de un Solicitor inglés, la disputa puede quedar resuelta.

En cambio, no solo en Argentina sino en cualquier jurisdicción donde no existe la doctrina del precedente, uno se enfrenta a la incertidumbre de un largo litigio, que puede durar varios años y donde los costes, tanto legales como de tiempo, suelen exceder los invertidos en un arbitraje en Londres. Es esa seguridad jurídica la que

hace que hoy en día bancos, compañías de seguros, P&Is, etc. sigan ubicadas en Londres y no en otros países. Y es esa seguridad la que hace que la gran mayoría de las disputas marítimas mundiales se resuelvan en Londres, y no en ninguna otra ciudad del mundo. Otra gran ventaja que ofrece el arbitraje es su confidencialidad. Y eso hace que el mercado no sepa ni conozca los detalles de una disputa que, de producirse en un juzgado local, sería pública y podría tener un impacto considerable en nuestra reputación.

Si queremos iniciar un arbitraje, basta con nombrar a un árbitro y notificarlo a la otra parte. En un juicio local, se nos obliga a contratar a un abogado, redactar la demanda judicial, aportar todos los documentos… en Londres nada de eso es exigible: simplemente nombramos a un árbitro, lo notificamos a la parte contraría y con ello el arbitraje ha dado comienzo, y con ello hemos protegido el plazo de prescripción de nuestro derecho a reclamar. Un ejemplo más de lo bajos que son los costes en Londres comparados con otras jurisdicciones.

Una vez iniciado, los plazos son relativamente cortos, y en un par de meses se puede haber dado fin a la fase de alegaciones. Tras ello y tras la fase de prueba, se puede incluso pasar a resolver la disputa sin necesidad de que se celebre una vista, una audiencia presencial en Londres. Pues, si los documentos ya dejan claro qué ha pasado ¿qué sentido tiene celebrar una audiencia simplemente para repetir lo que dicen los documentos?

Un ejemplo más de que, la flexibilidad de Londres, nos puede permitir ahorrar grandes cantidades en concepto de costes legales.

La LMAA ofrece además un procedimiento de menor cuantía, para reclamaciones inferiores a 100,000 USD. En dicho procedimiento, los plazos son reducidos, no existe apelación, y los costes de abogados se limitan a tan solo 4,500GBP. Un procedimiento que puede acoger a la gran mayoría de disputas que surgen en el día a día del sector marítimo y que ofrece unos costes legales muy bajos.

Y una vez tengamos el Laudo ¿qué hacemos? Gracias a que Argentina es parte de la Convención de Nueva York de 1958, un Laudo emitido en Londres es perfectamente ejecutable en Argentina, pues un juez argentino tiene la obligación de considerarlo como propio. El juez en Argentina por supuesto puede comprobar si se han respetado los derechos de defensa de la parte afectada, pero no puede entrar en el fondo del asunto de nuevo. Si el Laudo cumple con los requisitos necesarios de orden público de la Argentina, el Laudo es ya ejecutable.

No hay por tanto ningún motivo para temer al arbitraje marítimo en Londres. Antes al contrario, todo son motivos para verlo como una solución viable, rápida y generalmente poco costosa para resolver las disputas de la industria marítima argentina.

Ni tan siquiera el tan manido Brexit, que ha sido, a pesar de la falsa propaganda en su contra, una bendición para la economía de Reino Unido. Llevamos ya casi siente años de Brexit, y cada vez hay más arbitrajes marítimos en Londres, en cifras récord. La industria marítima mundial no solo no ha retirado su confianza en Londres, sino que no la ha depositado, en absoluto, en ningún otro de esos foros que creían que podían desbancar a Londres con motivo del Brexit. El Brexit es, simple y llanamente, la salida de una serie de tratados europeos, la salida de un club en el que Reino Unido nunca estuvo del todo bien ubicado. Esos siete años de libertad le han sentado a Londres de maravilla y sigue hoy día dominando, sin rival alguno y más que nunca, el mundo del arbitraje marítimo.

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