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Alianza de las Américas: Una propuesta de largo plazo para salir del proteccionismo

Agustín ETCHEBARNE

Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas.

Proteccionismo es un nombre equivocado. La única gente protegida por derechos, cuotas y restricciones comerciales, son aquellos comprometidos en una actividad desperdiciadora y antieconómica. El libre comercio es la única filosofía compatible con la paz y prosperidad internacionales.” Walter Block).

Existen dos elementos que combinados pueden paradójicamente convertirse en una oportunidad para pensar distinto: Por un lado, el Mercosur, en lugar de ser un tratado que impulsó el libre comercio, convirtió a la región en una de las más cerradas del mundo. Argenti - na está atrapada por ese tratado, pero tiene ahora un presidente que comprende la importancia de derribar las barreras comerciales para impulsar el crecimiento económico. Por otro lado, el presidente electo Trump, conocido por su enfoque pragmático en política comercial y su buena relación con el presidente Milei, representa una oportunidad única para repensar la integración económica hemisférica. Esta alianza estratégica podría facilitar acuerdos de libre comercio entre Argentina y Estados Unidos, fortaleciendo a ambos países en su posicionamiento frente a China.

Ciertamente, en las últimas décadas, China ha transformado el panorama global con su estrategia de expansión económica, liderada por iniciativas como la Belt and Road Initiative (BRI). A través de financiamiento, comercio e inversión en infraestructura, Beijing ha generado oportunidades económicas significativas para los países socios, pero también ha planteado riesgos en términos de dependencia y soberanía. EE.UU. debiera tener esto en cuenta para ofrecer una a América Latina la posibilidad de aprovechar las oportunidades que ofrece China con inteligencia y equilibrio, al tiempo que fortalece sus lazos internos mediante una Alianza de las Américas que promueva el libre comercio y el desarrollo sostenible. Esto podría genera un bloque de libre comercio de 1000 millones de habitantes lo que fortalecería la posición geopolítica de EE.UU. para mantener su liderazgo en un mundo libre.

China ha demostrado ser un socio atractivo para muchos países debido a su capacidad de financiamiento y su mercado de gran escala. En África, por ejemplo, los compromisos recientes incluyen $51.000 millones para infraestructura, energía limpia y modernización agrícola. Además, la eliminación de aranceles con 33 países ha abierto mercados para productos agrícolas africanos, beneficiando a economías locales.

En América Latina, China ofrece una demanda constante de materias primas, lo que ha impulsado sectores clave como la minería, la agricultura

En Argentina, el financiamiento chino ha permitido iniciar la construcción de infraestructura estratégica, como las represas en Santa Cruz y la planta nuclear Atucha III que viene demorada. Además, el swap de monedas con China ha ayudado a reforzar temporalmente las reservas del Banco Central en un momento de debilidad financiera. Sin embargo, estas oportunidades que podrían ser valiosas han sido cuestionadas por falta de transparencia y requieren de una estrategia que preserve la autonomía del país En muchos casos, los acuerdos financieros con Beijing carecen de transparencia y generan una dependencia excesiva. Proyectos como la estación de monitoreo satelital en Neuquén o el puerto en Tierra del Fuego, financiados por China, podrían comprometer la seguridad estratégica de Argentina. de la relación con China y mitigar sus riesgos, Argentina, y toda América Latina deben priorizar la diversificación de su comercio y establecer reglas claras en sus acuerdos internacionales. El libre comercio es la herramienta más poderosa para garantizar un desarrollo sostenible, reducir la dependencia y fomentar la competencia.

Asimismo, el modelo chino tiende a reforzar economías basadas en la exportación de materias primas, limitando la diversificación productiva y puede generar una relación de subordinación económica en países excesivamente endeudados. En Venezuela, el apoyo de China a la dictadura de Nicolás Maduro, acompañado de tecnologías de vigilancia, demuestra cómo Beijing también puede consolidar regímenes autoritarios que socavan la democracia.

Para maximizar los beneficios y la energía. Países como Ecuador y Honduras han fortalecido sus exportaciones agrícolas, mientras que Brasil explora su adhesión a la BRI para expandir su comercio. También se destacan programas de transferencia de tecnología y capacitación laboral, como los ofrecidos en África, que podrían replicarse en nuestra región para fomentar el desarrollo de capital humano.

El proteccionismo, por el contrario, no solo limita las oportunidades de crecimiento, sino que también reduce la capacidad de los países para negociar en igualdad de condiciones. Una Alianza de las Américas, basada en el libre comercio desde Alaska hasta Tierra del Fuego, permitiría a la región consolidar un mercado integrado de más de mil millones de personas. Este enfoque fortalecería la posición del hemisferio occidental frente a China, al tiempo que impulsaría la prosperidad regional.

Argentina como eje estratégico

Argentina, bajo el liderazgo de Javier Milei, tiene la oportunidad de buscar un tratado de libre comercio con los EE.UU., liderando un Mercosur renovado hacia la apertura económica. Este cambio permitiría atraer inversiones, reducir barreras comerciales y fortalecer su competitividad global. Un Mercosur más abierto, alineado con la Alianza del Pacífico, podría convertirse en un motor de crecimiento económico en América Latina. En este contexto, es crucial que Argentina y la región gestionen sus relaciones con China desde una posición de fortaleza, priorizando acuerdos transparentes y equilibrados. Por ello, el libre comercio debe ser el eje central de cualquier estrategia regional.

Hacia una Alianza de las Américas

El avance chino plantea tanto desafíos como oportunidades. América Latina no debe cerrarse a la cooperación con China, pero tampoco debe depender exclusivamente de ella. Si pensamos a largo plazo, una Alianza de las Américas, basada en los principios del libre comercio, permitiría a la región capitalizar su potencial económico y geopolítico.

El comercio libre, como destacaron Adam Smith, David Ricardo, Federico Bastiat o Benjamin Franklin, no solo fomenta el crecimiento, sino que también fortalece la paz y la estabilidad internacional. Además, una integración económica hemisférica posicionaría a Estados Unidos y América Latina para enfrentar juntos los desafíos globales, desde la competencia con China hasta la consolidación de la democracia en la región.

Conclusión

El equilibrio entre cooperación y autonomía es esencial para enfrentar los retos del siglo XXI. China ofrece oportunidades significativas, pero América Latina debe gestionarlas inteligentemente, reforzando al mismo tiempo sus lazos internos mediante el libre comercio. Una Alianza de las Américas no solo garantizaría la prosperidad y la estabilidad regional, sino que también consolidaría al hemisferio occidental como un actor clave en el escenario global Solo a través de la integración económica y la transparencia se podrá aprovechar al máximo el potencial de nuestra región, preservando su libertad y autonomía frente a cualquier potencia extranjera.

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