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En dónde quedaron los cazadores de ballenas?

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Por: Antonio Garza de Yta, Ph.D.*www.panoramaacuicola.com ¿En dónde quedaron los cazadores de ballenas?

Todos hemos escuchado, algunos con mucha pasión como su servidor, las historias de Moby Dick y nos hemos imaginado aquellos viajes legendarios en un acorazado ballenero. En realidad, sin importar el romanticismo, la industria de aceite de ballena era imprescindible para alumbrar las casas de la población durante los siglos XVIII y XIX y fue hasta la aparición del queroseno que este empezó a reemplazarse. Finalmente, en 1986 la Comisión Ballenera estableció una moratoria sobre la caza comercial de cetáceos, ya que las poblaciones de ballenas estaban en niveles alarmantemente bajos. Hoy, únicamente Japón y Noruega se dedican a la caza, y muy controlada de ballenas, y el queroseno ya ha sido reemplazado por la energía eléctrica; ambos solo viven en el recuerdo y en el romanticismo. El fondo del asunto es que un producto fue reemplazado por otro que ofrecía el mismo resultado, pero de manera más sostenible en todos los aspectos.

Ejemplos de este tipo existen muchos. ¿Quién no se acuerda de los video centros, o de los blockbusters?, ¿quién no jugó Atari?, ¿quién no coleccionó LPs?, ¿quién no pasó noches escuchando la radio o vio televisión en blanco y negro? Todos estos productos y/o servicios fueron reemplazados. El secreto es darwiniano: evolucionar o morir. Pues bien, a la pesca, o más bien a la producción de pescados y mariscos, le llegó el tiempo de evolucionar. La acuicultura es un método de producción mucho más eficiente y sostenible.

Que quede muy claro que no estoy diciendo que la pesca va a desaparecer mañana, o que toda la pesca lo vaya a hacer. Estoy consciente de que hay muchísimas pesquerías que sobrevivirán,

ya que son sumamente eficientes y producen especies que hoy son prácticamente imposibles de reemplazar por la acuicultura. Por poner un ejemplo, las pesquerías de atún y sardina son aquellas que segura-

mente prevalecerán y que nuestros tataratataranietos (que espero también se dediquen a la acuicultura) disfrutarán de estas delicias como lo hacemos hoy, provenientes de la pesca. Sin embargo, hay otras especies cuya pesquería no es sostenible; algunas consumen mucha energía, otras tienen impacto negativo en el medio ambiente, algunas dejaron de ser rentables y en otros casos todas las anteriores.

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La transformación de la que hablamos durará 100 años, pero mientras más pronto empecemos y lo hagamos más ordenadamente será mejor para nuestro país. También algo importante es no satanizar la pesca por insostenible. ¡Claro que lo puede ser!, son simples matemáticas:

Si en el mar existen 200 pescados y 10 pescadores a cada uno de ellos le corresponderán 20 pescados. Si hacemos un análisis y para que un pescador viva dignamente se necesitan 8 pescados entonces todo está bien. Es más, podríamos añadir 15 pescadores más (para un total de 25) y todos tendrían una buena calidad de vida. El problema es que no añadimos 15, sino 40 y ahora tenemos 200 pescados y 50 pescadores obteniendo 4 pescados por pescador, ¡con lo cual ninguno vive dignamente!

Nos tiene que quedar claro que el número de pescados en el mar no va a aumentar. Tenemos que asegurarnos que el número de permisos y personas que se dedican a la actividad pesquera permitan que esta siga siendo sostenible, de lo contrario lo único que haremos será perpetuar la pobreza; y el país y el sector pesquero, ya no están para eso.

La acuicultura solo es una opción más para el sector pesquero, esta podrá generar un número de empleos importantes, pero se tendrán también que promover otras actividades económicas en las diversas regiones, mientras se ordena en definitiva a la pesca. Atrás quedaron los balleneros, hoy es momento de que la pesca no sostenible también desaparezca… Evolucionar o morir.

Antonio Garza cuenta con Maestría y Doctorado en Acuicultura por la Universidad de Auburn, EE.UU. Experto acuícola, consultor de la FAO, así como especialista en planeación estratégica. Ex-director de Extensión y Entrenamiento Internacional de la Universidad de Auburn y creador de la Certificación para Profesionales en Acuicultura. Fundador de la Iniciativa Global para la Vida y el Liderazgo a través de los Productos Pesqueros. Recientemente fungió como Director General de Planeación, Programación y Evaluación de la CONAPESCA, en México. Su trabajo lo ha llevado a participar en el desarrollo de proyectos alrededor del mundo. Actualmente es Director de la World Aquaculture Society (WAS) y Director Ejecutivo de Aquaculture without Frointiers Latin America, además de consultor para diversas instituciones públicas y privadas y Rector de la Universidad Tecnológica del Mar de Tamaulipas, México.

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