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La formalidad empresarial como base para la capitalización del sector acuícola

A escala mundial, el sector acuícola está atrayendo cada vez más a los inversionistas privados; sin embargo, uno de los principales obstáculos que enfrentan es la falta de información confiable sobre las empresas en las que desean invertir.

El sector acuícola ha ganado popularidad entre los inversionistas privados en los últimos tiempos. El capital privado, a través de empresas de capital semilla, financiamiento colectivo, capital de riesgo o capital de crecimiento, ha comenzado a fluir hacia la producción de organismos acuícolas.

Existen varias razones detrás de este fenómeno, como el aumento en la demanda de peces y mariscos como alimentos nutritivos, el desarrollo de tecnologías que mejoran la productividad y eficiencia de las operaciones, y el aumento en la percepción de la sociedad sobre la sustentabilidad y baja huella de carbono de la acuicultura.

Los inversores buscan siempre una adecuada combinación de rentabilidad y riesgo en sus proyectos de inversión, y para evaluar apropiadamente estos criterios se basan en la información proporcionada por el propio proyecto. Sin embargo, a menudo surgen problemas porque el proyecto no cuenta con la información necesaria para ser evaluado debido a la falta de cultura institucional de los dueños o a la falta de necesidad de hacerlo.

Esto es común en las pequeñas y medianas empresas (PYMES), pero también puede ocurrir en compañías más grandes.

Entre otras cosas una empresa “formal” es aquella que:

En el sector de inversión de capital privado, se han vuelto cada vez más populares las llamadas Inversiones de Impacto e Inversiones ASG (ambiente, sociedad y gobernanza).

1. Cuenta con toda su documentación legal y normativa en orden, incluyendo su constitución, poderes de representación, título de propiedad del terreno y cualquier permiso o concesión necesaria requerida por la legislación vigente.

2. Su situación fiscal está al día y debidamente documentada.

3. Llevan un control y registro contable adecuado y generan estados financieros actuales e históricos.

4. El personal está debidamente contratado y registrado, con acceso a los beneficios laborales mínimos establecidos por la ley.

5. Existe un manual de políticas y procedimientos operativos y administrativos, redactado y organizado de manera clara para su fácil consulta.

6. Se mantienen registros históricos organizados de los principales indicadores clave de desempeño de la operación para su revisión y análisis.

7. Se mantienen registros actuales e históricos de la comercialización, incluyendo tallas, precios, volúmenes y mercados destino, etc.

La finalidad de proporcionar información de análisis al inversionista interesado es permitirle fundamentar las proyecciones que se presentan en el Plan de Negocios de la empresa. Además, esto demuestra a los futuros socios que los dueños de la empresa valoran la organización y son responsables al administrar los recursos que se les confiarán. También, es un indicador de honestidad al permitir que toda la información de la empresa sea transparente para el inversionista interesado.

En el sector de inversión de capital privado, se han vuelto cada vez más populares las llamadas Inversiones de Impacto e Inversiones ASG (ambiente, sociedad y gobernanza). Estas inversiones no solo valoran el potencial financiero de una empresa, sino también su capacidad para generar un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad. Asimismo, se tiene en cuenta la gobernanza de la empresa, es decir, cómo se toman las decisiones y se establecen las pautas generales de la organización.

A manera de ejemplo de cómo las empresas pueden obtener la categoría ASG, podemos mencionar la certificación de ecoetiquetas reconocidas, que requieren a las empresas seguir ciertas medidas para minimizar el impacto ambiental de sus actividades, y los Planes Sociales que incluyen acciones específicas en beneficio de los empleados y las comunidades locales, como proyectos de infraestructura, programas de salud, educación y emprendedurismo. En términos de gobernanza, estas empresas normalmente cuentan con un Consejo Directivo en el cual se toman las decisiones considerando las opiniones y criterios de varias personas, no solo la del socio mayoritario.

Para las PYMES, la decisión de asociarse con inversionistas deberá ser valorada en cada caso; sin embargo, es importante que −si así lo necesitan− empiecen su proceso de formalización a la brevedad posible, ya que, en principio, esto le dará más seguridad y solidez a su operación, decida o no una asociación posterior.

Es importante que las PYMES en el sector acuícola tomen en cuenta la historia de otras industrias agropecuarias que han pasado por un proceso de consolidación. En el pasado, estas industrias solían estar compuestas por una gran cantidad de pequeñas empresas privadas y sociales, pero a medida que el tiempo transcurrió, muchas de estas desaparecieron o fueron absorbidas por otras más grandes. Esto se debe a que muchas de estas pequeñas empresas no tuvieron la capacidad de formalizar sus ope- raciones, establecer asociaciones estratégicas y obtener la inversión necesaria para competir con las grandes compañías.

En este sentido, es posible que el sector acuícola evolucione de manera similar, con un crecimiento en la actividad pero con menos empresas. Por lo tanto, es importante que las empresas acuícolas se enfoquen en formalizar sus operaciones y administración como una prioridad si quieren garantizar su permanencia y crecimiento futuro.

Roberto Arosemena es Ingeniero Bioquímico con especialidad en Ciencias Marinas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Guaymas, y obtuvo su Maestría en Acuacultura por la Universidad de Auburn, Alabama en Estados Unidos. Cuenta con más de 35 años de experiencia en el sector acuícola nacional e internacional.

Ha ocupado diferentes cargos tanto en el sector tanto privado como gubernamental entre los que destacan haber sido.

Presidente fundador de Productores Acuícolas Integrados de Sinaloa A.C., empresa integradora constituida por 32 granjas camaroneras.

Fue Director General fundador del Instituto Sinaloense de Acuacultura por más de 9 años.

Se desempeñó como Secretario Técnico de la Comisión de Pesca en la Legislatura LXII en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Asimismo, ocupó el cargo de Director Ejecutivo del Consejo Empresarial de Tilapia Mexicana A.C., Actualmente se desempeña como Director General de NDC Consulting Group y como Socio Fundador y Director Ejecutivo del Centro Internacional de Estudios Estratégicos para la Acuicultura (Panamá).

Por: Stephen Newman*

La Oficina Internacional de Epizootias se fundó hace casi 100 años. Su misión declarada es garantizar la divulgación transparente de los problemas de sanidad animal con el objetivo de asegurar una sanidad animal óptima en gran medida a través de la educación. La pregunta es: ¿están cumpliendo su mandato de ayudar a la acuicultura a ser sostenible?

La Oficina Internacional de Epizootias, conocida por las siglas OIE, se fundó hace casi 100 años. En mayo de 2003 amplió su ámbito de actuación y cambió su nombre por el de Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH, por sus siglas en inglés). Su misión declarada es garantizar la divulgación transparente de los problemas de sanidad animal con el objetivo de asegurar una sanidad animal óptima, en gran medida a través de la educación. El resultado final que cabría esperar es una industria sostenible, con controles eficaces para minimizar el impacto de las enfermedades en la acuicultura.

Aunque la acuicultura se practica desde hace mucho tiempo, su crecimiento exponencial es rela- tivamente reciente. Hoy en día se cultivan cientos de especies de peces y una docena de especies de crustáceos, y muchas más se encuentran en distintas fases de I+D. Solo hasta hace poco el tonelaje de la biomasa producida por la acuicultura ha superado al de la pesca silvestre. Varias especies de peces, como la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), el sal- món del Atlántico (Salmo salar), la tilapia (Oreochromis species), el bagre de canal (Ictalurus punctatus) y el camarón, incluidos el tigre (Penaeus monodon) y el camarón blanco del Pacífico (P. vannamei), se producen a niveles que empequeñecen lo que se obtiene de la pesca comercial, sin que haya indicios de una ralentización de la producción. Las enfermedades tienen un gran impacto en la sostenibilidad de estos paradigmas de producción y el mandato de la OIE pretende ayudar a mitigarlo impidiendo el movimiento de patógenos de las zonas infectadas a las limpias.

Es fundamental que se tengan en cuenta las herramientas y la ciencia más avanzadas a la hora de determinar qué patógenos deben figurar en la lista, si deben permanecer en ella y qué puede hacerse para erradicarlos o, como mínimo, mitigar sus efectos en la mayor medida posible.

Muchos países acuden a la OIE en busca de orientación y directrices sobre cómo abordar la presencia de patógenos específicos que la OIE ha determinado requieren una supervisión reglamentaria. Por desgracia, el proceso a través del cual se añaden nuevos patógenos es lento, demasiado lento para que sea un sistema eficaz. Para cuando se adoptan e implantan los controles cuando es factible, la producción suele verse gravemente afectada. Además, debido al rápido crecimiento, muchos aspectos de la acuicultura están en constante cambio. La mayor parte de la cría de camarones tiene lugar en países subdesarrollados. Si bien la supervisión puede estar presente en cierta medida, rara vez está a la altura de la tarea de mantener los patógenos fuera de los sistemas de producción existentes y garantizar que no se conviertan en fuente de nuevas infecciones.

Lo que parecería un enfoque legítimo para generar marcadores para pruebas específicas de patógenos puede ser obsoleto y, de hecho, perjudicial en algunos casos. Un ejemplo de ello es la presencia de elementos virales endógenos (EVE). Se trata de secuencias de ácido nucleico que se incorporan al ADN del huésped. Cuando la población se reproduce, estas secuencias se transmiten. Se cree que este es un paso importante en la aparición de la tolerancia/ resistencia antiviral en los crustáceos. Si la secuencia de nucleótidos de un marcador se solapa o es una secuencia EVE y este es el marcador estandarizado utilizado para detectar un virus determinado, entonces la presencia del fragmento viral en el ADN del hospedador se interpretaría como la presencia del virus patógeno activo.

Esto significa que cuando las poblaciones están siendo examinadas para detectar la presencia de los patógenos virales específicos que la OIE ha considerado como patógenos, pueden ser reportados como portadores cuando no lo son. El parvovirus (entre otros), el virus de la necrosis hipodérmica y hematopoyética infecciosa (IHHNV, por sus siglas en inglés), responsable del síndrome del enanismo y rostro deformado (SDR, por sus siglas en inglés), es uno de los virus que se han caracterizado por producir estas secuencias. Los crustáceos, a través de la acomodación, desarrollan una actividad antiviral mediada por ARNi. Este parece ser el caso de muchos de los virus del camarón y, en realidad, podría serlo de cualquier virus presente en las poblaciones, sea patógeno o no. Esto sugiere que es fundamental asegurarse de que las secuencias de marcadores utilizadas para detectar virus en camarones se evalúen de forma crítica con regularidad, para garantizar que realmente están detectando virus virulentos y no artificios de EVE.

Periódicamente se descubren nuevos virus. El análisis del ADN de los crustáceos ha revelado un gran número de posibles secuencias virales. Es probable que existan muchos virus aún no caracterizados, algunos de los cuales podrían causar problemas en los camarones de piscifactoría. Dado el estado actual de las cosas, es imposible garantizar que cuando surjan problemas, aunque se notifique inmediatamente a la OIE, esta pueda reaccionar con la rapidez suficiente para evitar que los nue- vos brotes de enfermedades víricas se conviertan en otro virus del síndrome de las manchas blancas (WSSV, por sus siglas en inglés), microsporidiosis hepatopancreática por Enterocytozoon hepatopenaei (EHP) o síndrome de mortalidad temprana (EMS).

Muchos (la mayoría, si no todos) de los países miembros de la OIE no notifican sistemáticamente los patógenos de declaración obligatoria, a pesar de estar obligados éticamente a hacerlo. No van a notificar nuevos patógenos si se resisten a notificar los patógenos existentes. Esto les permite evitar las repercusiones que deberían afrontar ante tal situación. Estas pueden ser menores o graves, en el sentido de que incluso el producto congelado puede ser rechazado por ser portador de patógenos de la lista de la OIE. Esta actitud garantiza que muchos seguirán propagando un patógeno de importancia porque no lo buscan. En cualquier caso, no hay consecuencias, salvo para los pobres criadores de camarones. Todas las empresas que producen reproductores para la exportación están obligadas a someter a sus poblaciones a pruebas de detección de una lista de patógenos conocidos para poder exportar/importar legalmente los organismos. El Código Sanitario para los Animales Acuáticos de la OIE, es un documento muy importante para comprender las responsabilidades relativas de la OIE y de cada país en materia de sanidad de los organismos acuáticos (https://www. woah.org/en/what-we-do/standards/codes-and-manuals/aquaticcode-online-access/). Al momento de redactar este documento, la lista para el camarón (Tabla 1) incluye los siguientes patógenos:

Hay otros patógenos que no están en la lista y muchos trabajadores del sector han señalado que esto, junto con la relativa lentitud con la cual se añaden nuevos patógenos, socava la credibilidad de la OIE en cuanto al cumplimiento de sus objetivos declarados.

Hoy en día, hay más de una docena de empresas que compiten por el negocio mundial de los reproductores. Aunque algunos países reconocen que lo mejor y más seguro es limitar estas importaciones y centrarse en la producción local, la mayoría sigue importando organismos controlados, a menudo con algún tipo de cuarentena limitada. Así se aseguran −de momento− el acceso a los mejores reproductores, es decir, las variedades domesticadas, que crecen más rápido, se hacen más grandes, se adaptan mejor, toleran el estrés, etc. La cuarentena de corta duración y los análisis aleatorios de un pequeño porcentaje de la población para detectar patógenos de la OIE, abren la puerta a la entrada de otros patógenos. El mayor grado de protección ofrecido a los acuicultores implica el uso de reproductores que hayan sido producidos de acuerdo con las directrices de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés). Deben tener un historial de rendimiento bien establecido, junto con la repetición de pruebas exhaustivas contra todos los patógenos para los que existen marcadores, independientemente del estatus de la OIE, junto con histopatología en profundidad de los órganos objetivo con la revisión de las muestras por parte de un profesional.

El análisis de organismos sobre una base poblacional es inadecuado por sí mismo para considerar que son libres de patógenos específicos (SPF, por sus siglas en inglés). Se trata de un enfoque estadístico que, si bien puede ofrecer un alto grado de confianza estadística de que un patógeno determinado no está presente, simplemente no es adecuado cuando se trata de millones y cientos de millones de organismos. Con un intervalo de confianza del 95%, 50,000 de cada millón de postlarvas (PL) pueden ser portadores de un patógeno. El análisis individual solía ser prohibitivo, pero con la llegada de las nuevas tecnologías es posible analizar a cada organismo, lo que reduce de manera significativa este riesgo (https://www.genics.com. au/). Este proceso debe incluir una cuarentena de varias generaciones y un examen histopatológico exhaustivo, de los organismos, para detectar signos reveladores de la presencia de patógenos no caracterizados. Utilizar el término SPF para los que carecen de ello no siempre puede proporcionar el grado de protección necesario para garantizar la sostenibilidad. Garantiza la persistencia de los problemas.

Esto se hace aún más difícil por el hecho de que algunas de las empresas que producen lo que afirman son organismos SPF, también afirman que se debe a que son resistentes a la infección con los patógenos específicos que están examinando. Afirman que la razón por la cual la población es SPF es porque son resistentes al patógeno en cuestión. Aunque es posible que los organismos SPF sean “resistentes”, esta no es la razón por la que son SPF. Determinar si son resisten- tes o tolerantes requiere la capacidad de desafiar a los organismos sanos y a los controles apropiados con los patógenos de interés, a través de la vía de infección establecida en condiciones controladas. Los organismos verdaderamente resistentes, que son una rareza si es que se dan, no pueden infectarse por ninguna vía, independientemente de lo estresados que estén. Los organismos tolerantes pueden infectarse, aunque tienen la capacidad de tolerar niveles más altos de exposición antes de desarrollar la enfermedad aguda. La tolerancia parece ser común. La resistencia parece ser rara.

La SPF no es una fotografía de la población. Es el resultado de un proceso de muchos ciclos que asegura que los patógenos de interés no estén presentes. Al momento de romperse este ciclo, los organismos no pueden considerarse libres de gérmenes patógenos específicos. La realidad es que cuando alguien compra organismos libres de gérmenes patógenos específicos y los mantiene en un entorno donde no existen barreras o estas son inadecuadas para garantizar que los agentes patógenos de interés no están presentes y no pueden infectar a los organismos, no se puede considerar que sean libres de gérmenes patógenos específicos.

Para que la OIE sea realmente eficaz en la prevención de la propagación de los agentes patógenos existentes y recién caracterizados, así como de los que aún están por caracterizar, su enfoque debe cambiar. Los manuales deben actualizarse con frecuencia en respuesta a la presencia de nuevos agentes patógenos. No revelar la presencia de patógenos de interés en un país debería tener repercusiones. No las hay y muchos países no informan de que tienen WSSV, EHP, EMS, etc. Es necesario notificar las nuevas enfermedades tan pronto como se descubran y tomar medidas para incluir los patógenos en la lista de la OIE lo antes posible. Las responsabilidades de los miembros están claramente descritas en el manual actual, capítulo 1.1 (https://www. woah.org/en/what-we-do/standards/codes-and-manuals/aquaticcode-online-access/?id=169&L=1&ht mfile=chapitre_notification.htm).

El hecho de que no haya repercusiones por no notificar la presencia de enfermedades de declaración obligatoria garantiza, en mi opinión, que la cría sostenible de camarones seguirá siendo difícil de alcanzar en un futuro previsible. A medida que aumenta el número de investigadores que se centran en patógenos específicos, es esencial actualizar la lista. Algunos virus, sobre todo los de ARN, son mucho menos estables que los de ADN y presentan tasas de mutación muy elevadas. Evolucionan rápidamente. Es fundamental que se tengan en cuenta las herramientas y la ciencia más avanzadas a la hora de determinar qué patógenos deben figurar en la lista, si deben permanecer en ella y qué puede hacerse para erradicarlos o, como mínimo, mitigar sus efectos en la mayor medida posible.

Organizaciones como la OIE son importantes para una acuicultura sostenible. Sin embargo, tienen que reconocer que están limitadas y que sin la capacidad de asegurar que los patógenos endémicos sean notificados y que las consecuencias por no notificar sean proporcionales a la falta, es poco probable que puedan cumplir este papel de la manera como lo requiere la industria, si alguna vez va a reducir el impacto de las enfermedades en la acuicultura.

Stephen Newman es doctor en Microbiología Marina con más de 30 años de experiencia. Es experto en calidad del agua, salud animal, bioseguridad y sostenibilidad con especial enfoque en camarón, salmónidos y otras especies. Actualmente es CEO de Aqua In Tech y consultor para Gerson Lehrman Group, Zintro y Coleman Research Group.

Contacto: sgnewm@aqua-in-tech.com www.aqua-in-tech.com www.bioremediationaquaculture.com www.sustainablegreenaquaculture.com

Marin Martinez,

Para asegurar la calidad e inocuidad de los productos que ofrece una organización es necesaria la implementación de controles y estándares que cumplan los requisitos legales y reglamentarios, así como las buenas prácticas de manufactura, involucrando a la propia organización y a sus proveedores.

Debido a la situación global actual afectada por aspectos políticos, económicos, ambientales y sanitarios, se ha generado una disminución de la disponibilidad de las materias primas para la elaboración de alimentos balanceados, ocasionando que se adquieran al proveedor que las tenga disponibles en el momento, haciendo a un lado la importancia de obtenerlas a través de proveedores aprobados, principio básico para garantizar la calidad e inocuidad alimentaria.

Para asegurar la calidad e inocuidad de los productos que ofrece una organización es necesaria la implementación de controles y estándares que cumplan los requisitos legales y reglamentarios, así como las buenas prácticas de manufactura, no solo de manera interna, sino también hacerlo extensivo a sus proveedores.

Hoy, las empresas dedicadas a la elaboración de alimentos balanceados y comercializadoras deben evaluar, seleccionar y certificar a los proveedores en función de su capacidad para suministrar productos de acuerdo con los requisitos del comprador o cliente, cambiando la práctica de hacer negocios sobre la base del precio, sino minimizar el costo total con una tendencia a tener un proveedor con una relación a largo plazo de lealtad y confianza.

La evaluación de proveedores en la certificación de calidad se trata de un aspecto fundamental a lo largo del proceso, la cual dota a las empresas de un certificado de calidad indispensable a la hora de generar confianza y ofrecer en el mercado estándares positivos y un valor añadido de garantía para el usuario que se dispone a consumir un producto determinado.

Si bien en la mayoría de las ocasiones para las empresas no es posible tener un solo proveedor, lo que sí resulta viable es minimizar el costo total, en cuyo caso la evaluación de proveedores permite obtener información de gran utilidad para la toma de decisiones al momento de comprar productos que tendrán un alto impacto en la calidad final al cliente. Un método apropiado de evaluación de proveedores debe contemplar la siguiente lista de aspectos fundamentales:

9 Existencia y características del Sistema de Gestión de la Calidad.

9 Metodología para resolver reclamos.

9 Capacidad de producción.

9 Evaluación de la experiencia pertinente.

9 Tecnología empleada.

9 Características del control en proceso.

9 de contribuir de manera decidida a mejorar la gestión de costos y riesgos. Te invitamos a profundizar en estos beneficios en la segunda parte de este artículo.

Las referencias y fuentes consultadas por el autor en la elaboración de este artículo están disponibles bajo petición previa a nuestra redacción.

*Ingeniero Químico, egresada de la Universidad de Guadalajara, con especialidad en Nutrición, Producción de Alimentos para Mascotas y Acuicultura por la Universidad T&M.

Se ha desarrollado en Jefaturas y Gerencias de Calidad y Producción en Aceiteras y Empresas de Alimentos Balanceados. Consultora Internacional y Nacional para Empresas de Plantas de Rendimiento de subproductos de origen animal terrestre y marino y consultora en microscopía de alimentos, entre otros.

CEO de Proteínas Marinas y Agropecuarias S.A. de C.V. (PROTMAGRO), PROTMARIN S.A. de C.V. y de Marín Consultores Analíticos.

Por: Dr. David Celdrán y Biol. Edna Riaño*

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