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El Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-EcoAqua) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), en España, demostró recientemente que la lobina procedente de cultivos acuícolas, seleccionada genéticamente y criada con dietas alternativas y más sostenibles, mejora su calidad y sus características nutricionales para el consumo humano. La iniciativa recibió el apoyo de la compañía Skretting

Este es uno de los principales hallazgos del estudio ‘Innovaciones Nutricionales en Genotipos Superiores de la Lubina (Dicentrarchus labrax): Implicaciones en el Rendimiento de los Peces y la Utilización del Alimento’, publicado recientemente en la revista Aquaculture. El principal objetivo de esta investigación era determinar la eficacia de la selección genética para el crecimiento de la lobina, que en un 90% se comercializa a través de ejemplares procedentes de la acuicultura, hasta rozar las 300,000 toneladas anuales.

De acuerdo con el estudio, tanto la selección genética como la alimentación con productos sostenibles, dan como resultado ejemplares con menos grasa perivisceral y más ricos en nutrientes como el Omega3. Además, determinaron, durante la cría se produce una retención más eficiente de las proteínas, con mejor coeficiente de digestibilidad para la proteína y aminoácidos de la dieta de los especímenes, aumentando así la disponibilidad de los nutrientes para la lobina.

Sustitución parcial de la harina de pescado por harina de ave

El trabajo, que se enmarca dentro del proyecto AquaIMPACT, Genomic and Nutritional Innovations for Genetically Superior Farmed Fish, financiado por la Unión Europea (UE) dentro del programa Horizon 2020, permitió presentar una dieta alternativa que pueda sustituir, de forma parcial, la harina de pescado por harina de ave y reemplazar totalmente el aceite de pescado por una mezcla de aceite de ave con un nuevo aceite de microalgas, algo que constituye todo un paso adelante en pro de la sostenibilidad para la industria de la acuicultura.

Reducción del tiempo de crianza y de la inversión

De acuerdo con las instituciones responsables del estudio, el apoyo específico de Skretting al proyecto, demostró “el interés e importancia que tiene para la industria el desarrollo de la selección genética de los peces de acuicultura con el fin de aumentar su rendimiento productivo, algo que se ha venido demostrando en los últimos años”.

Para ellos, la propia selección genética aumenta la tasa de crecimiento de los animales y, por tanto, reduce el tiempo de crianza y la inversión necesaria para conseguir la talla comercial que las lubinas necesitan para salir a la venta.

La investigación fue liderada por el investigador Daniel Montero y en ella participaron Marta Carvalho, Antonio Serradell, Rafael Ginés, Félix Acosta y Silvia Torrecillas, del Grupo de Investigación en Acuicultura (GIA) del IU-EcoAcua, junto a otros investigadores de distintos centros universitarios de España, Italia, Francia y Noruega.

Además del GIA, que ha liderado esta iniciativa, en el estudio participaron el Departamento de Biotecnología y Ciencias Naturales de la Universidad de Insubria (Italia), el Centro de Investigación de Acuicultura Skretting, de Noruega; y, por parte de Francia, el centro de Explotación y Conservación de la Biodiversidad Marina (MARBEC) de la Universidad de Montpellier, la Unión de Criadores de Aves de Corral y Acuícolas en Francia (SYSAAF), y el Criadero Marino de Gravelines.

Dos familias de alevines y la dieta futura

El estudio reveló que, los peces seleccionados, presentaron una grasa perivisceral significativamente menor que el genotipo no seleccionado, con un perfil nutricional del filete más rico, especialmente al aumentar los niveles de los ácidos grasos Omega3, especialmente de DHA, con importante valor nutricional para el consumidor.

Para llevar a cabo el estudio, se utilizaron dos familias de alevines de peces obtenidos de reproductores de crianza seleccionados para un rasgo múltiple que incluía un alto crecimiento, o no seleccionados, o de tipo salvaje. A continuación, a ambas se les administró una dieta de control basada en estándares comerciales con harina de pescado (20%) y aceite de pescado (7%), o bien se les proporcionó la mencionada dieta futura, basada en ingredientes más sostenibles reduciendo los ingredientes de pescado.

Desde el segundo mes de alimentación hasta el final del ensayo, la lobina de crianza seleccionada, durante siete generaciones, obtuvo mejores resultados de crecimiento que el genotipo salvaje, relacionados con una mejor utilización del alimento y los nutrientes.

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