Constructores de paz #4

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Misioneros Claretianos Colombia Oriental y Ecuador

Busquemos la Paz y Edifiquémonos Mutuamente (Romanos 14,19)

www.claretianoscolombiaecuador.org

Fundación Nuevo Mundo Nit: 900.779.962-9

Boletín Nº 4 Agosto de 2015

EL ROSTRO DE DIOS EN LA PASTORAL EDUCATIVA

“En sus casas partían el pan, compartían la comida con alegría y sencillez sincera” Hch 2, 46

Al mirar al interior de una comunidad educativa se percibe la preocupación de docentes y directivos sobre cómo hacer que los estudiantes rindan académica y disciplinariamente, por ello, se crean manuales de convivencia con normas y sanciones que buscan lograr que ellos “funcionen”. Sin embargo, cuando se hace un análisis concienzudo acerca del por qué el desempeño desfavorable de algunos alumnos, se descubre que cada uno de ellos trae en su espalda una historia de vida cuyo peso no alcanzamos a intuir, pues, quienes estamos en el ambiente escolar, debemos enfrentarnos a grupos de hasta cuarenta personas a quienes enseñar. Aún así, cabe preguntarnos si basta con una sanción para poder educar bien a un infante u adolescente, quizá la respuesta sea un rotundo no ya que hay otras variables que hace falta considerar. Al hacer un acercamiento más personalizado y humano a los estudiantes, a quienes un mundo moralista como el que aún tenemos tildaría de “niños problema”, descubrimos que en ellos hay marcas negativas que pueden ser de carácter afectivo, espiritual y hasta físico que han sido impresas en sus mentes, corazones e historias de vida. A estos alumnos los podríamos incluir en el

grupo aquel a quien Jesús llama “mis pequeños”; por ello como educadores no podemos cruzar nuestros brazos frente a sus realidades, pues, como dice el Señor “lo que hiciste con uno de estos pequeños, lo has hecho conmigo” (Cf, Mt 25, 31-45). Por tal motivo, el Colegio Claretiano el Libertador se ve impelido a llevar la enseñanza del Maestro a la vida cotidiana de nuestros niños, niñas y adolescentes. Nuestro colegio, además de prestar un servicio educativo, tiene como fundamento e identidad una pastoral educativa que a través de la institucionalidad académica pretende ser una forma de evangelización y de humanización de las nuevas generaciones. En este sentido, pretendemos hacer una lectura de la realidad de los estudiantes buscando las estrategias que les permita una condición digna para formarse como personas y para que accedan al derecho de la educación en


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de estos estudiantes. A este proyecto se han unido las manos sencillas pero valiosas de personas que han querido aportar: la Fundación Nuevo Mundo constructores de paz, la comunidad del conjunto residencial Granada Hills, Agua La Mana, el grupo de padrinos y madrinas voluntarios, la Comunidad de Misioneros Claretianos, entre otros. Con la ayuda de estas personas hemos logrado brindar mercados a las familias, apadrinar a algunos niños en condiciones especiales, y, más importante aún, darles una voz de aliento, de esperanza en medio de las dificultades fortaleciendo la formación humana de los alumnos y de sus familias.

los mejores términos posibles. Esta labor nos ha conducido a crear un proyecto solidario al que hemos denominado SOL (Solidaridad libertadora) con el que tratamos de asistir a nuestra comunidad escolar en las diferentes necesidades y carencias que puedan presentar; claro está, no desde un simple asistencialismo, sino desde lo que implica el compromiso evangélico de la caridad. Son diversas las necesidades que hay que atender y por ello buscamos los medios posibles que nos permitan mostrarles el rostro misericordioso de Dios, tarea que ejecutamos desde diferentes frentes como la orientación espiritual, psicológica y social, que logramos con la ayuda de un grupo de docentes y empleados del colegio comprometidos con las vidas

HISTORIA CLARETIANA en

LA MANA (2da Parte)

La palabra mana se deriva del verbo latino MANO, as Manare, manavi, manatum cuyo significado es: Fluir agua, de una roca o de la tierra. De ese verbo latino se deriva la palabra castellana MANANTIA, es usada también la palabra MANA. La Mana, hace muchos años, probablemente unos 200, fue parte de la gran Finca de los Marroquín. Hoy La Mana es una Finca que a principios del pasado siglo compró Don Pedro A. López, padre del Dr. Alfonso López Pumarejo y de las señoritas

Finalmente, es importante proyectar este sueño a muchas más personas de la comunidad educativa, pues esto permite formar a nuestros estudiantes, sus familias y a la sociedad circundante en el valor de la solidaridad y la responsabilidad que tenemos los unos con los otros. El ejemplo de las primeras comunidades nos interpela pues ellos “partían el pan en sus casas, compartían la comida con alegría y sencillez sincera” (Hch 2, 46) como respuesta a la enseñanza de Jesús. De esta manera, nuestro colegio se hace un centro educativo y evangelizador que va más allá de los contenidos académicos y disciplinarios, convirtiéndose es un mediador de la acción de Dios que se hace vida en la cotidianidad de la historia humana más próxima, respondiendo a la realidad de nuestros niños, niñas y jóvenes.


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Sofía López Pumarejo y Paulina López Pumarejo Don Pedro A, López la compró a un Militar y este la tuvo antes por largos años. La Finca La Mana comprendía dos partes, una parte de lomas vecinas a la casa de la Familia López Pumarejo y otra parte plana que terminaba en el río Bogotá. Don Pedro A. López repartió a sus dos Hijas Sofía y Paulina la Finca, la parte boscosa y con lomas la dio a Doña Paulina. La casa y lotes vecinos sería de las dos. LA MANA es una fuente de aguas cristalinas y purísimas que fluyen de una roca. Son aproximadamente unas 10 pulgadas. De la riqueza hídrica de ese Manantial se aprovechan las siguientes entidades: Misioneros claretianos, porque la fuente está junto a la Casa, Comunidad de Hermanas de Jesús y María. Los sobrantes se distribuyen a varias casas y lotes que en otro tiempo fueron parte de la Finca LA MANA. Las aguas han sido varias veces examinadas y ofrecen aguas cristalinas, límpidas, sin ningún contaminante, ni bacteriológico, ni substancias extrañas. La Finca está aislada de Fábricas y de la influencia de motores y de las gentes.

LLEGADA DE LOS CLARETIANOS

El Gobierno Provincial que dirigía la Provincia de Colombia Oriental y Ecuador por los años 1.965 y siguientes cuyo Provincial era el Padre Francisco Acosta García y como Consultores los padres Eusebio Defrancisco y Manuel Ramírez, y como Ecónomo Provincial, el padre Enrique Herrera H. En ese tiempo el Noviciado Claretiano funcionaba en la Finca Las Mercedes en Sasaima. El gobierno Provincial pensó en trasladarlo a otro sitio en la Sabana de Bogotá en terrenos vecinos. El padre Herrera como Ecónomo se propuso buscar un terreno por las inmediaciones de Chía. Al efecto vió dos fincas a la orilla de la carretera 7° en vecindad de Chía. La primera Finca que vió, muy bien situada, con agua y con agradables terrenos, no la vendían. Unos pocos kilómetros adelante vió otra muy atrayente por sus terrenos y su vecindad

a bosquecillos. También le gustó y, al preguntar si la vendían, le respondieron que hacía un mes la habían vendido a la Comunidad de Hermanos de la Salle, para establecer allí su Noviciado. El padre Herrera en su búsqueda afanosa siguió adelante y llegó hasta La Mana en terrenos planos, a la orilla de la Carretera Central del Norte que conduce a Tunja. Se detuvo y habló con unas Religiosas de la Consolata que intentaban fundar en esos terrenos como de unas 9 fanegadas, su Noviciado. Pero estaban desilusionadas, pues un sacerdote de la Consolata les había hecho los planos y él mismo había dirigido la construcción de la obra. Era de dos pisos. El padre seguramente, aunque fuese buen planificador, sin embargo, no contó con estudios de estructuras. Entonces construida la obra de dos pisos, pero todavía en obra negra, un día, se derrumbo al edificio totalmente. No hubo muertes personales. Ante este cuadro de ruinas, La Comunidad de las Hermanas de la Consolata resolvieron vender. El padre Herrera había llegado en el momento oportuno. Los terrenos se los había vendido a la Comunidad de las Hermanas de la Consolata, la Señora Paulina López P. de Álvarez. Las Hnas habían construido algunas piezas pequeñas. Al Gobierno Provincial le pareció la Finca muy apropiada para establecer el Noviciado Claretiano y le propuso negocio a la Comunidad de Hermanas de la Consolata y se hizo la compraventa por un precio muy modesto. Esto ocurría a principios del año 1965. En seguida el Gobierno Provincial aprobó los planos para la construcción del Noviciado. Sería una construcción muy sencilla y económica: unas cuatro piezas para padres y hermanos, la cocina y comedor, el dormitorio para los Novicios y una Capilla con una pequeña torre. El sitio era propicio, alejado de ruidos. En esa época el tráfico por la carretera central, no era muy pesado. Y empezaron las obras de construcción del Nuevo Noviciado. Al finalizar el año 1.965 la construcción


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estaba ya casi terminada. Al empezar el nuevo año 1.966, el Noviciado Claretiano fue trasladado a La Mana. El 19 de Marzo Fiesta de San José, toda la Comunidad del Nuevo Noviciado empezó a funcionar. La inauguración formal con la bendición, se haría el 22 de Agosto, Fiesta del Inmaculado Corazón de María...

2da Peregrinación* en Memoria de las Victimas de la Provincia de Lengupá (Boyacá 18 y 19, Agosto 2015)

NARRATIVA Y MEMORIA DE LA ESPERANZA

Las narrativas de la esperanza, surgen de las cenizas, los escombros y las ruinas, desde los territorios campesinos de la provincia de Lengupá, desde los municipios de Páez, Zetaquirá, San Eduardo, Berbeo, Miraflores, y desde los poblados de La Ururia y Vista Hermosa. Esta Peregrinación, es una de esas narrativas que da cuenta de la verdad desde las víctimas, el conflicto y la represión del Estado, vistos con ojos y corazón de campesinos y campesinas, hombres y mujeres. Las narrativas de la esperanza también dan cuenta del dolor, las lágrimas y la sangre que las lógicas del terror ha ocasionado en las mujeres, campesinas, hijas y madres; en los hombres campesinos que han sido golpeados y torturados. Las narrativas de la esperanza contadas desde la voz desde el corazón campesino de estas bellas tierras boyacenses, dan cuenta de desplazamientos, asesinatos, de décadas de violencia, años de prisión, décadas de búsquedas en la construcción de alternativas desde lugares y territorios muy concretos, que están marcados por las trochas trazadas por las utopías campesinas que han querido ser una voz y una propuesta de vida en medio de las contradicciones. Una narrativa que va contra corriente, porque se

hace en los ejercicios de memoria, en la calle, en los caminos, en las veredas; no es la versión oficial, pero si la versión de las víctimas. Contra corriente no solo por su forma sino porque también logra presentar los distintos proyectos de vida que quieren manifestar el derecho a pensar diferente, a ser oposición, con el temor siempre presente de ser exterminados. Una narrativa campesina que le canta a la vida, a la flora, al agua y al sol, no como una expresión paisajística o romántica de la naturaleza, sino como expresión de miles de voces que han sido silenciadas y reprimidas. Como expresión de arraigo con la tierra, como una expresión de resistencia ante el saqueo de los proyectos de acumulación y extracción de la bienes de la naturaleza. Una Narrativa que como el escarbar campesino, siente que la tierra es la casa común, la casa de todos y todas, y por lo mismo, se siente parte de ella, sintiendo que todos somos seres vivos y no recursos para explotar. Una narrativa hecha camino y sembrada desde la raíz de los pueblos originarios y su pensamiento libertario y conectado con el territorio en lo que hoy es Lengupá. Narrativa marcada por la sangre de los pueblos Caribes que fueron asesinados y exterminados en el genocidio colonialista del siglo XV: Son los testimonios de asentamientos Teguas con petroglifos en Berbeo, Campohermoso y otras regiones como Zetaquirá; las raices de una lengua que dan cuenta, una etimología muisca que significaría “la ciudad de la culebra”. Una narrativa de la esperanza que se hace caminar y que no esconde el dolor ocasionado a quienes han nacido en la guerra, sino que desde el sufrimiento, se cuenta la resistencia como una expresión de rebeldía, de aquellos que no se contentaron con la paz de los sepulcros, sino que arriesgaron su comodidad y tranquilidad para forjar una sociedad incluyente y equitativa. Combatientes de la vida, demonizados por la sociedad y los empresarios de la información que crean “demonios” para justificar su eliminación, siguiendo al pie de la letra la doctrina del Enemigo Interno.

*Peregrinación organizada por COSPAC, acompañada por los Misioneros Claretianos y la Corporación Norman Pérez Bello. El presente texto es la homilía de la celebración eucarística.


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Una narrativa como expresión de la verdad de las víctimas, como expresión simbólica que rompe incluso con los relatos judiciales de los expedientes. Por todo esto la peregrinación en Lengupá es un acto de memoria, es la voz de muchas mujeres que han sido silenciadas y que siendo una voz a contra corriente logra expresar a grito entero los relatos anónimos de aquellas protagonistas de la esperanza. Fuera de los esquemas machistas y patriarcales, logran crear relatos de equidad de género y se asumen como sujetos políticos de transformación. Una narrativa que nace en esta provincia de Lengupá, que se hace acción directa, poema libre y libertario para gritar al mundo la verdad de las víctimas, que nace en las estribaciones de la cordillera oriental con profundas raíces muiscas y se hace una misma región germinada con los llanos Orientales, una región con hondas raíces ancestrales muiscas ya que su similitud con “Lenguazaque” que significa “Frontera del Zaque” o con una etimología compuesta “El sitio del jefe del río” (Len: Sitio; Gua: Del Rio; Paba: Padre o Jefe), y da testimonio de la gran importancia que tuvo, ha tenido y seguirá teniendo el Río Lengupá para este territorio. Una narrativa que se ha fraguado en injustas prisiones, que negándose al olvido, se lanza a hacer memoria, a escribir relatos de vida y también de criminalidad de décadas de violencia pero especialmente al final del siglo XX y principios del siglo XXI, que rompiendo los cercos mediáticos de las mazmorras del Establecimiento, enfrenta con valor y persistencia la condena al olvido. Estamos hoy aquí como expresión de una narrativa que se hace memoria y memorial, porque actualiza y lanza al futuro, de relatos y nombres que evocan el pasado no como un recuerdo nostálgico sino que lo actualiza en las luchas y las resistencias de quienes han entregado su vida. Narrativa que se hace memoria y memorial no porque ocupen los lugares privilegiados de los museos y los centros de memoria, haciendo parte del relato oficial, sino porque son relatos de hombres y mujeres que desde el amor por la tierra han encarnado procesos políticos, comunales, y campesinos.

La memoria que se hace camino y peregrinación para ser testimonio y huella de aquellos a quienes se les ha destruido sus casas, sus sueños, por la ambición de unos cuantos, que utilizando las formas institucionales y las estrategias paramilitares usurpan, ocupan y controlan territorios. La historia de Lengupá es la historia de cientos de mujeres y hombres que no han tenido las garantías para ejercer el sagrado derecho de Enterrar a sus Hijos, historia ignominiosa de negar la sepultura digna a seres humanos que fueron condenados a la desaparición forzada. Centenares de historias narradas desde la esperanza que dan cuenta de la búsqueda infatigable de madres, esposas e hijas que siguen los rastros de la desaparición de sus seres queridos. Lengupá, como memoria y denuncia de la estigmatización de aquellas que en repetidas ocasiones tuvieron que abandonar sus casas porque fueron amenazadas y obligadas a dejar sus hogares, dejando atrás las verdes colinas y las aguas cristalinas para engrosar los grandes hordas de desplazados de las ciudades. Memoria y peregrinación que son denuncia que hace presente a las desaparecidas que un día fueron raptadas para condenarlas al olvido, pero que la palabra en los relatos que surgen hace que la presencia sea una luz en medio de la impunidad. Soñando que el retorno es posible y que volver a los territorios es una utopía realizable, para construir las casas y vivir en ellas, cultivar y comer los frutos que dá de la tierra. Memoria peregrina que alza la voz ante los crímenes cometidos por aquellos que juraron proteger la vida, llegando incluso a presentarlos como guerrilleros muertos en combate, mal conocidos como “falsos positivos”; memoria que se hace denuncia y esperanza con voz de mujeres y hombres para seguir reivindicado el derecho de no parir hijos para la guerra. Campesinos y Campesinas que sueñan con la paz como fruto de la justicia, que vuela con fuerza para llegar al horizonte de la participación


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política como derecho y no como privilegio de las élites, soñar con la propiedad de la tierra, como derecho de quienes la trabajan y dan de comer en la soberanía de los pueblos, porque la paz es el reconocimiento de la diferencia y la garantía de los derechos fundamentales. La paz como derecho, como camino y como construcción colectiva que se hace memoria peregrina para manifestar la voz de los pobres, los excluidos y las víctimas, de aquellos que no son reconocidos por las estructuras de injusticia. La paz como memoria y garantía de no repetición de los crímenes que han dejado destrucción y muerte.

Memoria peregrina que logra, ser la voz de las víctimas que gritan verdad, justicia, reparación integral y garantias de no repetición. Lengupá 19 agosto de 2015 Henry Ramírez Soler, CMF


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