Año 75 Nº 4087 - 10 de Agosto de 2014 19º Domingo ordinario - Ciclo A - Color verde
Otra tentación El Evangelio nos muestra otra tentación en la que pueden caer los seguidores de Jesús cuando no están seguros de los fundamentos de su propia fe. La escena de la ‘tormenta calmada’ nos evoca la imagen de una comunidad cristiana, representada por la barca, que se adentra en medio de la noche en un mar tormentoso. La barca no está en peligro de hundirse, pero los tripulantes, llevados más por el miedo que
por la pericia, se abandonan a los sentimientos de pánico. La voz de Jesús calma los temores, pero Pedro llevado por la temeridad se lanza a desafiar los elementos adversos. Pedro duda y se hunde, porque no cree que Jesús se pueda imponer a los ‘vientos contrarios’, a las fuerzas adversas que se oponen a la misión de la comunidad. Este episodio del Evangelio nos muestra cómo la comunidad puede perder el horizonte cuando permite que sea el temor a los elementos adversos el que los motiva a tomar una decisión y no la fe en Jesús. Las decisiones tomadas por miedo o pánico ante las fuerzas adversas nos pueden llevar a ver amenazadores fantasmas donde deberíamos reconocer la presencia victoriosa del resucitado. El Evangelio nos invita a enfrentar todas aquellas realidades que amenazan la barca animados por una fe segura y exigente que nos empuja como suave brisa hacia la orilla del reino.
«¡Calma, soy yo: no tengan miedo!»
El Día del Señor. Agosto 10 de 2014
RITOS INICIALES
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Rito de entrada
no estaba el Señor. Después del huracán vino un terremoto. Pero en el terremoto tampoco estaba el Señor. Después del terremoto cayó fuego. Pero en el fuego tampoco estaba el Señor. Y después del fuego vino la calma y el silencio. Al sentirlo, Elías se cubrió el rostro con la capa, salió y se colocó a la entrada de la cueva. Palabra de Dios.
COMENTADOR: La celebración Eucarística es una solemne y pública proclamación de la victoria del hombre iniciada por Cristo y garantizada por Él. Pero no puede ser una fiesta triunfalista y adormecedora porque debe fundarse igualmente en el reconocimiento de la propia fragilidad y en la activa y solidaria decisión de luchar Salmo 84 contra todo lo que entorpece el proceso individual, social e histórico de nuestra TODOS: Muéstranos, Señor, tu miserihumanización.
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Oración inicial
cordia y danos tu salvación.
-Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y CELEBRANTE: Dios todopoderoso y a sus amigos.» La salvación está ya eterno, a quien podemos llamar Padre, cerca de sus fieles y la gloria habitará concédenos crecer en el espíritu de en nuestra tierra. /R. hijos adoptivos, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por -La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; Jesucristo nuestro Señor. la fidelidad brota de la tierra y la jusLITURGIA DE LA PALAB R A ticia mira desde el cielo. /R. -El Señor dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante Él, la salvación seguirá sus paMONICIÓN: Dios está presente en el silencio sos. /R
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Primera lectura
y la soledad. Esta experiencia de Elías en el Segunda lectura Horeb reaviva el celo del profeta. Abatido por el desánimo, va de nuevo a continuar su misión en medio del pueblo al que Dios lo ha MONICIÓN: El Evangelio es rechazado por los que debieran haber sido los primeros en enviado. acogerlo. Esta idea atormenta a san Pablo. Del Primer Libro de los Reyes 19,9a.11-13a Pero él no pierde la confianza. Un día, los El profeta Elías se fue al Horeb, el mon- innumerables dones de Dios darán su fruto.
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te de Dios, y entró a una cueva, donde pasó la noche. Allí escuchó la voz de Dios que le decía: «Sal y colócate en el monte delante del Señor, que el Señor va a pasar,» Y antes del Señor vino un huracán tan violento que descuajaba las montañas y agrietaba las rocas. Pero en el huracán
De la Carta del apóstol San Pablo a los Romanos 9,1-5
Hermanos: Por Cristo les aseguro que digo la verdad, no miento; me lo atestigua la conciencia, iluminada por el Espíritu Santo: una gran tristeza y un continuo dolor me afligen el corazón. Pues desearía ser yo mismo un proscri-
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to, separado de Cristo, por el bien de mis hermanos de raza. Como israelitas, son hijos adoptivos de Dios y han gozado de su presencia; les pertenecen las alianzas, la Ley, el culto divino y las promesas. De ellos son los patriarcas, y el Mesías en cuanto hombre es de su raza, estando, como Dios, por encima de todos. Bendito sea él por toda la eternidad. Amén. Palabra de Dios
Tú, mándame ir hacia ti caminando sobre el agua.» Jesús le dijo: « ¡Ven!» Pedro se bajó de la barca y fue caminando sobre el agua hacia Jesús. Pero al sentir la violencia del viento, le dio miedo y empezó a hundirse. Entonces gritó: «¡Señor, sálvame!» Jesús extendió inmediatamente la mano, lo sostuvo y le dijo: «¡Desconfiado! ¿Por qué dudaste?» Cuando subieron a la barca, se calmó Canto el viento. Los que estaban en la barca se postraron delante de Él dicienTODOS: Aleluya, aleluya, aleluya. do: «¡Verdaderamente eres el Hijo de - Espero en el Señor, espero en su pa- Dios!» labra. Palabra del Señor.
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TODOS: Aleluya, aleluya, aleluya.
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Evangelio
MONICIÓN: ¡Que las tempestades y los vientos contrarios que han de afrontar no los atemoricen ni los hagan vacilar en su fe! Al final de una travesía tal vez dura, arribarán, en la Iglesia, a la otra orilla, donde el Señor les había dado cita. Según San Mateo 14,22-33
Después de repartir los panes a la multitud, mandó Jesús a los discípulos que se embarcaran y se le adelantaran a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después que despidió a la gente, subió a la montaña, a un sitio apartado, para orar. Cuando anocheció, estaba allí Él solo. La barca ya se había alejado mucho de tierra, y las olas la sacudían violentamente, pues el viento era contrario. A la madrugada se les presentó Jesús caminando sobre el lago. Los discípulos, al verlo caminar sobre el lago, se asustaron pensando que era un fantasma y del miedo gritaron. Pero Jesús les habló en seguida: «¡Calma, soy yo: no tengan miedo!» Pedro, entonces, le dijo: «Señor, si eres
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Oración Comunitaria
CELEBRANTE: Hermanas y hermanos: en nuestra oración con fe experimentamos la presencia viva de Dios, por ello, elevemos nuestras súplicas convencidos diciendo: TODOS: Señor, mantén nuestra esperanza. COMENTADOR: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos». Vuélvete Señor, hacia todos los encargados del gobierno de las naciones y concédenos a todos, días de paz. /R. -“Jesús dijo a Pedro: ¡desconfiado! ¿por qué dudaste?”. Pon tus ojos en los vacilantes e inseguros y fortalece su fe. /R. CELEBRANTE: Padre bueno, que ves lo secreto de los corazones escucha las oraciones que elevamos y las intenciones que solo Tú conoces. Ayúdanos en nuestra debilidad a través del espíritu de tu Hijo Jesús. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
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Oración sobre las ofrendas
CELEBRANTE: Acepta con bondad, Señor las ofrendas que Tú mismo has dado a tu Iglesia, y has que sean para nosotros medio eficaz de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
10 Oración después de la comunión CELEBRANTE: La comunión en tus sacramentos nos salve, Señor, y nos afiance en la luz de tu verdad. Por Jesucristo nuestro Señor.
Palabra y Vida:
- Cuando se te presenta la tentación, depende de ti cómo la manejas en tu interior. No ves al demonio, pero sientes tus pasiones y tienes que combatir para salir victorioso. Necesitamos la gracia de Dios para salir triunfantes. Es decirle a Dios: ayúdame, solo no puedo. Por eso, junto con la oración y la vigilancia, nos fortalecemos cuando intensificamos nuestra vida sacramental. Es Dios, todo: vida y salud del alma, quien nos concede las fuerzas que necesitamos. La confesión y la comunión frecuentes fortalecen nuestro organismo espiritual, algo así como las vitaminas cuando estamos débiles y tememos agarrar un buen resfriado o algo peor. Tentaciones las tenemos todos y a cada paso. A veces las vemos venir, otras nos sorprenden como el ladrón; algunas son declaradas, otras vienen como lobos con piel de oveja. A veces las vencemos, otras nos atrapan y nos hacen daño. Ante la tentación, dediquemos más tiempo a la oración y supliquemos la ayuda del Señor con humildad, pidiéndole que nos permita sacar bien del mal. Cuando el Señor ve nuestro deseo de servirlo y darle gusto, será fiel y vendrá en nuestro auxilio. El demonio, que es muy astuto, nos hace creer que tenemos la virtud necesaria para afrontar las tentaciones. Es necesaria la humildad para reconocer nuestras debilidades y pedir ayuda a Dios. Por eso Jesucristo nos enseñó a pedir: “No nos dejes caer en tentación”.
Santoral Lunes 11 Martes 12 Miércoles 13 Jueves 14 Viernes 15 Sábado 16
y
citas
bíblicas de
Santa Clara Ez 1,2-5.24-28c S. Juana Francisca Chantal Ez 2,8- 3,4 Santos Ponciano e Hipólito Ez 9,1-7;10.18-22 San Maximiliano Kolbe Ez 12,1-12 Asunción de Sta María Virgen Ap 11,19a;12,1-6a.10ab San Esteban de Hungria Ez 18,1-10.13b 30-32
Misión Claretiana
la
Salmo Salmo Salmo Salmo Salmo Salmo
148 118 112 77 44 50
Seman a Mateo 17,22-27 Mt 18,1-5.10.12-14 Mateo 18,15-20 Mt 18,21 -19.1 Lucas 1,39-56 Mateo 19,13-15