Año 75 Nº 4105 - 8 de Diciembre de 2014 Inmaculada Concepción de Santa María Virgen - Ciclo B - Color blanco
Una nueva humanidad Hoy, día en que celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, las lecturas nos recuerdan el sentido de este acontecimiento. Con el relato del Génesis, la tradición ha visto a modo de prefiguración, la figura de María, la madre de Jesús, el Nuevo Adán, salvador de todos los hombres, por el cual el pecado fue derrotado. Mientras Zacarías, sacerdote que oficiaba en el Templo, no cree en el anuncio que le hace el ángel; María, mujer pobre y creyente, de un lugar muy lejano del Templo de Jerusalén, le dice “sí” al proyecto de Dios, acepta lo increíble y lo más deseado en la historia de su pueblo, ser la madre de Jesús, el Salvador, el Mesías. Lucas en su relato claramente está expresando que los grandes planes de Dios suceden en lo sencillo, en lo cotidiano, en medio de los pobres. El plan de Dios en Jesús traspasa las barreras impuestas por las estructuras humanas: las barreras religiosas, culturales, económicas y sexuales. María, y en ella todas las
mujeres, son cooperadoras de la salvación, siempre cuando pongan sus dotes femeninas al servicio de la Vida. María es modelo de “nueva humanidad”. Es el significado de la “Inmaculada Concepción”, Dios la preservó del pecado, es decir, la agració para que rechazara la concupiscencia con las fuerzas del mal, el egoísmo, la codicia y la injusticia. De esta forma, se propone a María como paradigma de una humanidad liberada de toda opresión e injusticia.
«¡Que se cumplan en mí tus palabras!»