Año 75 Nº 4055 - 12 de Enero de 2014 El Bautismo del Señor - Ciclo A - Color blanco
Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Con la fiesta del bautismo de Jesús terminamos las celebraciones de Navidad y Epifanía, en las cuales conmemoramos los acontecimientos del Nacimiento y las primeras manifestaciones del Señor antes de iniciar su vida pública. El Evangelio nos relata el acontecimiento que celebramos: la declaración solemne de Juan
Bautista de que su bautismo de agua es apenas preparación de un bautismo superior, en Espíritu Santo y fuego, como el de los apóstoles en Pentecostés; y la escena central de este día, el bautismo de Jesús humilde entre el pueblo como uno más de los penitentes que acudían a Juan Bautista, aunque en Él no había pecado alguno. Su actitud de confiada oración, la efusión del Espíritu Santo sobre su persona y la declaración de la voz divina: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto». Como Jesús en el Bautismo, nosotros quedamos consagrados como Él para anunciar al mundo la buena noticia, el Evangelio del amor y de la paz de Dios. La Iglesia nos enseña a tomarnos en serio nuestra fe y a disponernos como Jesús a hacer presente en el mundo el reinado de Dios, su regia soberanía de Padre amoroso que prefiere a los pequeños, los pobres, los humildes, los proscritos de nuestra sociedad.
«debemos cumplir todo lo que Dios quiere»