El Día del Señor Hoja Dominical
Año 77 Nº 4205- Septiembre 4 de 2016 - 23º Domingo del tiempo ordinario- Ciclo C - Color Verde Semanario Litúrgico Católico. MISIONEROS CLARETIANOS Lic.0450-64 Mingobierno. ISSN 0122-2155 Dirección: Equipo Claretiano de Comunicación.
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PALABRA DE VIDA
El evangelio que reflexionamos en el día de hoy expresa de manera concreta algunos de los criterios para ser un verdadero discípulo del Señor. Estos se caracterizan principalmente por relativizar los intereses personales y los vínculos puramente humanos de familia, ya que muchas veces obstaculizan la comprensión, la experiencia y el propósito de la Buena Noticia de Dios. Son obstáculos cuando representan en nuestra vida una total seguridad, cuando se convierten en nuestra zona de confort, cuando permitimos que la vida dependa totalmente de personas o de objetos. Jesús exige a sus discípulos una ruptura radical con todo aquello que genera dependencia, que limita la libertad y la vida. Como vemos, Jesús es muy riguroso con sus seguidores, es muy preciso en sus criterios y por ello motiva siempre a la reflexión, al discernimiento antes de tomar alguna decisión y de asumir un compromiso. De ello nos habla la parábola de la torre y la del Rey (vv. 28-32), en donde se insiste en la necesidad de conocer las condiciones, las probables
consecuencias y posibilidades de vivir la experiencia discipular; así como la apremiante necesidad de tener la suficiente conciencia para tomar la decisión de seguir al Maestro. El modelo de sociedad que se nos propone hoy tiende a ofrecer a las personas y a las familias experiencias que poco a poco generan dependencia, que lentamente adormecen la conciencia y limitan el pensamiento, esbozando así hombres y mujeres carentes de proyectos de vida profundos y coherentes, incapaces de discernir y temerosos a la novedad y al compromiso. Que este día sea la oportunidad para cuestionar nuestras dependencias y para fortalecer nuestra fe y compromiso en el seguimiento de Jesús.
«Quien no renuncie a sus bienes no puede ser mi discípulo»