IDEAS PRINCIPALES DE LOVELL. Recibimos estímulos por medio de los sentidos, estos estimulos al ser captados generan una reacción, la cual da lugar a las sensaciones. La percepción resulta del refuerzo de esas sensaciones con experiencias anteriores, imagen, ideas, expectación y actitud. La percepción puede verse afectada por nuestra forma de pensar, actitudes o deseos que se tengan en tal momento, así que a veces no percibimos de manera correcta. Los niños pueden llegar al mismo concepto pero por medio de diferentes rutas. Cuando se generaliza un concepto es más probable que se obtengan ideas más complejas, puesto que se pueden expresar objetos, hechos o cualidades y estos ayudan al pensamiento. PUNTO DE VISTA TRADICIONAL DE LA FORMACIÓN DE CONCEPTOS. Cuando el niño se enfrenta a un concepto, es capaz de discriminar o discernir, acerca de lo que se le presenta y puede llegar a generalizar sí es que encuentra un rasgo en común entre lo analizado. La discriminación le pide al niño distinguir que cualidades se presentan, además de poder diferenciar de otras distintas. El concepto se origina de dos factores: la discriminación y la generalización. El niño comienza a construir preceptos, pero desde su infancia inicia discriminar, abstraer y generalizar, a partir de datos de la realidad. Pero a pesar de ello los niños no se encuentran consientes de este proceso de abstracción, ni siquiera lo controla, pero esto cambia cuando el niño pone su atención en ello. Y el avance en ello se irá dando según el infante vaya creciendo, ya que como ayuda de ello se presentan experiencias que le son estimulantes y desarrollan su desenvolvimiento. Un concepto puede ser entendido como una generalización que a través de datos nos posibilita a responder con estímulos o preceptos. Desde luego también es entendido como un juicio, pero que es construido y retroalimentado a base de percepciones fluidas de experiencias, interacciones o acciones. Cuando se está formando un concepto se llega a un proceso de ensayo y error. Tanto el lenguaje como los símbolos matemáticos ayudan en la conceptualización, gracias a ellos es posible aclarar los conceptos, además de permitirnos expresarnos pensamientos a otros individuos ya sea por lo verbal o escrito. Según Piaget aunque el lenguaje ayude en la construcción de un sistema comunicativo conceptual no es suficiente para crear las operaciones mentales que formal el pensamiento sistemático.