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editorial opinión

El Clan Alvarado

La corrupción en el Perú sigue dejando huellas, esta vez en la región de Huánuco. Los profesores y líderes que deberían velar por el bienestar de la sociedad han aprovechado sus posiciones de poder para llenar sus bolsillos, en detrimento de las necesidades de los más vulnerables.

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Tal como ha ocurrido con Pedro Castillo y su entorno, el “Clan Alvarado” ha sido desarticulado por la Fiscalía Anticorrupción tras llevar a cabo un plan delictivo para entregar obras sin culminarlas y cancelarlas. Además de utilizar a sus hijos, colaboradores y funcionarios del gobierno regional para llevar a cabo sus actos delictivos.

La investigación llevada a cabo por la Fiscalía Anticorrupción de Lima ha permitido conocer la magnitud de los actos delictivos que afectaron a nuestra región Huánuco. Han sido allanados más de 20 locales en Lima, Pasco y Oxapampa, y se ha capturado a más de una veintena de personas, incluyendo a los hijos y colaboradores de Juan Alvarado Cornelio.

La Fiscalía de Huánuco, entendemos que la gran mayoría de denuncias fueron encarpetadas y hasta archivadas. Fue la presión social y de la prensa lo que provocó se instale una oficina exclusiva para casos de corrupción de funcionarios huanuqueños, de quienes sabemos han gozado de impunidad por muchos años.

Los afectados son los más vulnerables, los cientos de familias que perdieron a sus familiares, los niños que no tienen carpetas y mesas para empezar el nuevo año escolar, los enfermos que no tienen acceso a oxígeno y medicinas, los pueblos altoandinos que no tienen acceso a servicios básicos y vías de comunicación decentes.

En fin, las irregularidades son muchas y las detectadas por las autoridades son solo algunas. Esperemos que el trabajo no quede ahí y los implicados sean castigados ejemplarmente, evitando que retomen su libertad como si nada hubiera pasado.

En solo tres años, Juan Alvarado Cornelio y familia ha multiplicado su fortuna, lo cual no tiene nada de malo, sin embargo, todo parece indicar que ha sido a costas de dinero del estado, dinero que todos los peruanos pagamos a través de nuestros impuestos.

Por supuesto que la responsabilidad no solo recae en Alvarado y su círculo oscuro, sino también en empresarios irresponsables que se prestaron para llevar a cabo estos actos delictivos y que entendemos deberán devolver el dinero e ir a la cárcel.

Es necesario que se lleve a cabo una investigación minuciosa y que los responsables paguen por sus actos. Los afectados merecen justicia y la sociedad no puede permitir que se sigan robando los recursos que deberían ser destinados a los servicios básicos que necesita la población.

El Ministerio Público debe trabajar con seriedad y los jueces con mucha responsabilidad para que no vuelvan a repetirse estos actos de corrupción en el futuro.

Vale Un Per

La Voz De La Mujer

Qué lejos quedaron esos tiempos. Conforme nos indica Luis Valcárcel en su libro “Ruta Cultural del Perú”, nos hablaba de la gran valía del Perú por la riqueza de sus recursos naturales y su población. Tanto es así que en Europa, para magnificar algo, se acuñaba la frase “vale un Perú”. Bueno, este libro es una serie de ensayos donde el historiador Valcárcel intenta dar un panorama sobre el cambio cultural en el Perú e intenta presentar los diversos aspectos, tomando como referencia principal a la población indígena. Como resultado, se observan los fenómenos transculturales y se considera lo que pasa en otros grupos demográficos. Con ello, el autor advierte la necesidad de priorizar este gran sector de la población que felizmente ha resistido no solo los tres siglos del coloniaje español, sino también los doscientos años de la República incipiente que se formó en el Perú con un larvado sistema democrático que aún persiste y que no consideró desde sus inicios a este gran sector de la población, por lo que los mantuvo en servidumbre, postración e invisibilización hasta el gobierno de Velasco Alvarado. Este retomó los “Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana” y pudo entender que el problema de la tierra en el Perú era el problema del indio, desposeído de sus tierras, sacado de sus comunidades y ninguneado por su lengua, costumbres y vestimenta. Lamentablemente, la mayoría de los peruanos, especialmente los funcionarios y la burocracia, no estaban preparados para dar este gran paso y terminaron comprando las tierras a los campesinos por irrisorias sumas de dinero o, en otros casos, arrebatándoselas malamente con engaños. Por eso queda en ellos la desconfianza, tantas veces han sido engañados que difícilmente creen en la buena fe de la gente, y todo ello los ha hecho fuertes y resistentes, y son los que dan la cara por el Perú en la defensa de la soberanía. Pues la tropa del ejército está constituida por los hijos de este sector de la población. Es decir, los indígenas son los que siempre ofrendan su vida en favor de sus hermanos peruanos para tener la patria rica que hoy tenemos. Y cuando ellos defienden sus tierras, sus votos y su dignidad, el resto de la población les da la espalda y se mofa de ellos por su lengua, por su vestimenta, etc. Miren lo contradictorio que pasa, quienes nos representan en el deporte, especialmente en atletismo, en el último festival de Viña del Mar (Milena Warthon), no es de Lima y es quechua hablante. El gran José María Arguedas es de los Andes y los reveladores Poemas Humanos de Vallejo y de Chocano nos hablan de los Andes. Ha pasado el tiempo y la frase Vale un Perú ya no se escucha ni en el Perú mismo. Nuestra Cultura Andina tenía tres normas, es decir, sé honesto, que muchos lo llaman (No robar), sé veraz (No mentir) y sé laborioso (No seas Ocioso). Si todos los peruanos cumpliéramos con estas tres normas, no habría corrupción, ni brechas de sueldos, ni lobistas vende patria. Hoy vemos como una mofa a toda la población que congresistas y políticos ataquen en esa forma a este sector de la población que se moviliza en defensa de sus votos, en defensa de su dignidad, en defensa de la institucionalidad y el equilibrio de poderes; para ellos hay muerte castigo, cárcel, impuestos, endeudamiento, etc., etc.

Somos un país muy rico, el problema es que pocos lo amamos, nos enseñaron en el coloniaje a despreciarlo y, a saquearlo y eso es lo que impera. Por eso tanto odio hacia nuestros hermanos indígenas andinos y amazónicos, si la religión católica nos enseñó la humildad, el amor al prójimo, no hagamos doble discurso, defendamos los y que prime la verdad, la justicia, el sentimiento de nación y de defender nuestra patria

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