4 minute read
El espectáculo más esperado U
no de los acontecimientos relevantes de 2023, que proporcionará oxígeno a todos, hará historia porque se repite después de 71 años, la coronación de Carlos III, monarca del Reino Unido.
Advertisement
En 87 años se han sucedido dos coronaciones, la del rey Jorge VI y la reina Isabel Bowes-Lyon, el 12 de mayo de 1937, quienes fueron monarcas del Reino Unido, de los dominios de la Mancomunidad Británica y emperadores de la India. El 2 de junio de 1953, en la misma Abadía de Westminster, una mujer recibía la corona, Elizabeth II, quien sucedía a su padre Jorge VI, pues éste había muerto prematuramente a los 57 años.
Carlos III será coronado en una ceremonia similar, aunque sus funciones como rey las viene cumpliendo desde el momento del fallecimiento de su madre, cuando fue proclamado. La coronación tendrá similitudes con las de sus antecesores pues se trata de un acto donde lo religioso es la columna vertebral y es la remembranza del pasado, cuando los monarcas se consideraban representantes de Dios en la Tierra.
Hoy, a pesar de la notoriedad, fama y glamour, un rey solo representa el Estado y sus poderes se han reducido a lo simbólico.
Los momentos históricos también han sido diferentes para estos tres personajes. Jorge VI ascendió al trono después de la abdicación de su hermano Eduardo VIII, el 11 de diciembre de 1936, tres días antes de su 41° cumpleaños. En ese momento la coronación tenía un objetivo importante, despertar la confanza en la monarquía que estaba debilitada después de la decepción que había provocado Eduardo al anteponer sus sentimientos sobre su deber como soberano. Dejaba Inglaterra para unirse a Wallis Simpson. De esta manera se convertía en rey su hermano menor, quien era duque de York.
El reinado de Eduardo fue muy corto, se extendió por 326 días. La coronación, programada para el 12 de mayo de 1937, no se cambió, siendo Jorge VI quien protagonizó la ceremonia.
El ascenso de Isabel II y de su hijo Carlos al trono tuvo una causa diferente, el fallecimiento de su antecesor y ambos cumplen con su deber de herederos.
Si el inicio del reinado de Jorge VI estuvo marcado por la decepción, el ascenso de Isabel II lo rodeaba la postguerra, la situación económica no era la mejor, pero había que transmitir entusiasmo, fe en el futuro, mostrar que Inglaterra estaba unida, la actividad comercial se estimulaba y la televisión era la gran novedad, por lo que se pudo trasmitir en vivo el recorrido y la ceremonia. Unos 750 periodistas cubrían el evento en 39 idiomas, lo que refejaba el interés mundial por la nueva reina británica.
En cuanto a los costos, la coronación del abuelo de Carlos III sumó un total de 454.000 libras esterlinas; la de su madre Isabel II triplicó la cantidad al alcanzar 1 millón 57 mil libras y la que veremos el 6 de mayo de 2023 roza los 100 millones. Uno de los puntos centrales en esta oportunidad es la seguridad.
Innovaciones
Para la coronación de Jorge VI hubo innovaciones, como la inclusión de los himnos y música de la Mancomunidad de Naciones, pero se conservaron los lineamientos que prevalecieron en la ceremonia de Jorge V en 1911, para preservar su carácter espiritual y destacar las responsabilidades que asumía el nuevo monarca. El trayecto entre la abadía y el palacio de Buckingham fue más largo, lo que permitió a una mayor multitud ver a los nuevos monarcas. En esa ocasión trabajaron 32.000 soldados y 20.000 policías. Podría califcarse como un verdadero espectáculo y se proyectó una imagen relevante de Gran Bretaña.
También estuvieron presentes príncipes de la India y representantes de la realeza africana, es decir se le quiso dar visibilidad al poder imperial.
En cuanto a la coronación de Elizabeth II, en 1953, los cronistas de la época consideran que eclipsó a la de su padre, superando a las anteriores, pero la pomposidad no le restó espiritualidad. Se leen comentarios que explican que a pesar de ser “excesivamente larga y recordar el peso de la corona y los mantos reales”, la reina afrmó haber estado embargada por un gran sentimiento de entrega.
En esa oportunidad no hubo un rey consorte, sino un consorte del Reino Unido, que es el título real británico.
En la coronación de Carlos III recibe el título de reina consorte la cuestionada Camilla, quien se convierte en la primera divorciada con ese nombramiento. La ceremonia será breve y la esposa de Carlos ha solicitado que el palio que la cubrirá lo porten sus nietos Lola, Eliza, Freddy y los gemelos Louis y Gus.
Carlos, por su parte, les dará protagonismo a sus dos nietos mayores George y Charlotte, algo que no sucedió con él y su hermana Ana, quienes estuvieron ubicados junto a su abuela durante la coronación de su madre.
El nuevo monarca también ha querido establecer otra diferencia. Ordenó que el aceite para la unción que procede de Jerusalén no contenga ninguna sustancia de origen animal.
El pentagrama real La música siempre ha sido una constante en las ceremonias reales. Así tenemos que Henry Purcell cantó para la coronación de Carlos II y Carolina, mientras que Haendel compuso unas antífonas. Carlos III ha querido una ceremonia contemporánea y por ello llamó al premiado barón Andrew Lloyd Webber para que componga una de las piezas centrales, el Himno de la coronación, además, se incluirán unos cantos griegos para recordar a su padre, el príncipe Felipe.
En los festejos populares se organiza el gran concierto en los jardines del castillo de Windsor, donde estará representado todo el Reino Unido porque Carlos lo que desea es que estos días sirvan para fortalecer la unión, hacer un llamado a la integración y mostrar la multiculturalidad de su reino.