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Vocación al servicio de la piel

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Para la memoria

Para la memoria

Como especialista en el área de la dermatología trabaja día con día en pro del mejoramiento de distintas afecciones cutáneas, así como en el embellecimiento de la piel. Más que meramente estética, su labor es integral porque repercute positivamente en la calidad de vida de las personas

Por: Cecilia Avilés Fotografía: Cortesía

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diagnóstica en vivo, no invasiva, desarrollada para estudiar las lesiones cutáneas. Actualmente, trabajamos con la ecografía, un método que nos permite hacer mejores diagnósticos y aplicar tratamientos más efcaces. En este campo de la medicina, en la dermatología, todo ha evolucionado de una manera sorprendente, se mueve de prisa y evoluciona, lo que amerita que nos esforcemos mucho más en todo lo nuevo y le pongamos toda nuestra atención.

¿Tiene en mente escribir otro libro y plasmar sus nuevas experiencias médicas?

—Sí, es parte de mi labor. Actualmente, estoy trabajando en una publicación por y para dermatólogos. La estoy escribiendo por capítulos. De igual forma, voy a presentar una actualización de mi libro Secretos de un Dermatólogo para revelar más información de interés en torno a la piel y su cuidado.

¿Qué podría recomendar en primera instancia a las mujeres en cuanto al cuidado de la piel?

Desde niña, supo que su vida giraría en torno a la medicina. Y no se equivocó. Su gusto, pasión y entrega por la profesión resumen una carrera consolidada de más de 20 años en el área de la dermatología.

Con amplia experiencia en la materia, ejercicio en la docencia a nivel de postgrado, continúa formación dentro y fuera del país, libros publicados, la especialista, egresada de la Universidad Central de Venezuela, insiste que su misión radica en crear conciencia sobre cuán importante es cuidar la piel, mantenerla sana, mejorar su estado natural y embellecerla por medio de la tecnología.

¿Qué representa la dermatología para usted?

—Lo es todo. Es mi pasión. Considero que va más allá de ser un trabajo. Para mí es como un hobby, porque lo disfruto y me encanta. Por eso mantenerme al día con la dermatología es muy sencillo, es parte de lo que hago a diario. Me mantengo activa en congresos, en los que participo y asisto. También leyendo, investigando y trayendo las mejores tecnologías a mi consultorio, de manera de poder ofrecer a mis pacientes los avances más novedosos y los últimos tratamientos. Siempre estoy a la vanguardia.

¿Cuáles son los retos que enfrenta como dermatólogo en la actualidad?

—Justamente, estar a la par con la tecnología. Va muy rápido e intento ir a la misma velocidad. Eso también nos hace diferenciarnos como profesionales. Por ejemplo, hace un tiempo se introdujo la dermatoscopía, una técnica

—Realmente, si uno lleva un estilo de vida saludable, se cuida la piel con una adecuada protección solar y una rutina de skincare, aunado a todos los tratamientos tecnológicos que hay en el mercado, podemos conseguir una apariencia mucho más joven y sana a la edad cronológica que tenemos. Hoy en día existe mucha innovación no solo en aparatología sino también en cremas, en medicamentos antiedad, como los retinoides, junto a métodos para producir nuevo colágeno. Eso en conjunto es lo que recomendaría.

¿Qué es lo más gratificante de su labor como dermatólogo?

—La dermatología es tan amplía que me permite desde curar diversas enfermedades de la piel, el cabello y las uñas, hasta velar por todo lo que a belleza y rejuvenecimiento se refere. Puedo tratar una afección como la psoriasis o el vitiligo, mejorar una alopecia, o hacer que la piel de una persona permanezca joven por muchísimo más tiempo. Mi objetivo es que mis pacientes se sientan bien con su piel, y en su propia piel. Eso me inspira. A través de mi vocación ayudo a que la gente mejore su autoestima y tenga una calidad de vida más óptima. Por eso estoy convencida que estudié la mejor carrera del mundo. Al menos para mí es la más bonita.

¿Quiénes inspiran a la doctora Susana Misticone?

—Son muchas las personas que me inspiran y me siguen inspirando. Mi familia, en primer lugar. Siempre me han apoyado y han estado conmigo a lo largo de este camino, donde muchas veces la dermatología la he tenido que ubicar como mi principal prioridad en varios momentos de mi vida. Y por supuesto, todos mis profesores, en especial maestros como Jaime Piquero, a quien considero un gran mentor, y colegas de los que he aprendido y han sido clave en mi carrera y en mi formación.

Abogado y licenciado en Estudios Liberales, Juan José Aguerrevere Branger se ha consolidado como locutor y escritor. Su nombre ya está asociado con la radio y las redes sociales tiempo, tengo el privilegio de entrevistar en radio a personas fantásticas con ideas geniales que vale la pena comunicar. Conseguir a esa gente y hacerle las preguntas correctas, para que los oyentes se entretengan e inspiren, es una tremenda responsabilidad. En este momento en particular, aún con más compromiso, porque estoy compartiendo micrófonos con una profesional admirable: Alba Cecilia Mujica, en el programa “La doble vuelta”, a través de Onda La Superestación.

¿Cuál ha sido el rol de su familia en su desarrollo profesional y personal?

—Ha sido muy importante. No solo porque es fuente constante de inspiración en mis relatos, sino porque es una familia muy abierta que me enseñó el valor de la libertad y la tolerancia, entre otras cualidades, como saber reírse de sus propias tragedias, la honestidad y transparencia que le permite a cualquier persona dar la cara sin falsos pudores. Creo que soy un privilegiado que reconoce la complejidad de su ascendencia. Porque mi familia es realmente intensa: vengo de los Aguerrevere que no lloran a mares ni ríen a carcajadas y de los Branger que dicen que si uno tiene el tiempo de tomarse una botella de vino es porque tiene el tiempo de tomársela íntegra. Tú me dirás… ciertamente, para mí no hay mayor placer que el sentarse en la mesa de tu casa a oír los cuentos de los demás. Por eso cuando veo a una familia en un restaurante cuyos hijos se esconden detrás de un iPad, pienso en todos los cuentos sensacionales que se están perdiendo por no querer incluirse todos en la conversación.

Es conocido como Toto, un apodo que recibió a los pocos días de nacido, porque uno de sus muchos primitos, no pudo pronunciar aquel solemne nombre. Se dio a conocer gracias a un blog que comenzó a escribir “para mis cinco amigos que vivían en el exterior”. A raíz del repentino éxito de esa iniciativa, editó su primer libro, Cuentos de Sobremesa, al que le siguió, La hora loca

Gracias a la gestión de promocionar sus publicaciones, descubrió el mundo de las ondas hertzianas. Las invitaciones a distintos programas de radio fuyeron ya no solo para conversar sobre sus libros, sino para abordar los más variados temas del acontecer nacional. Así se instaló en la radio y no tiene intenciones de salir en un buen tiempo.

¿Qué le apasiona de su oficio?

—La posibilidad de comunicar ideas. Para mí, ha sido un constante descubrimiento, porque me inicié haciendo chistes para mis amigos y allegados en las redes y hoy, hasta me pagan por escribir mis opiniones. Verifcar que escribo sobre cosas que muchas personas comparten, que se sienten identifcadas con mis vivencias, ha sido una total sorpresa. Pero eso me indica que no estoy tan equivocado. Eso es satisfactorio, por supuesto. Además, desde hace algún

Háblenos de su experiencia en la docencia —Di clases en la universidad hace mil años, en otra vida. No tengo mucho que agregar de aquel ejercicio. Otra cosa fue mi paso por la Organización Miss Venezuela. Lo disfruté. Me pidieron apoyo para elaborar un discurso para la candidata que en ese momento iba a un certamen internacional y a partir de allí, me quedé en calidad de “Profesor de narrativa”. De esa experiencia aprendí muchísimo. Mi esfuerzo se centró en hacerles entender la importancia de la autenticidad, de ser natural y darles las herramientas para que afore esa honestidad necesaria para impactar en un jurado. A diario me piden cursos de oratoria y me planteo esa opción, porque creo que puedo brindar una fórmula que me ha dado resultado: conectar con lo interesante de tu vida. Siempre digo que a nadie le interesa un cuento sobre la discoteca de moda. Ahora, si esa noche, a alguien le cayó la bola de disco en la cabeza, eso para mí es de servirme unas cotufas. Es mi ejemplo favorito.

Si ya no es un buhonero intelectual, ¿cómo se define? —La razón por la que me identifcaba con esa descripción era porque llegué a tener hasta nueve trabajos al mismo tiempo. Eso es lo más parecido a un trabajador informal, a un ambulante. Actualmente, estoy revisando esa defnición, porque la vida me regaló el dichoso poder de aprender a decir que no, y eso me está permitiendo hacer aquello que realmente me gusta, y una de esas cosas es la radio. Esas horas son fantásticas en mi vida. Fue como un noviazgo que ahora se afanza en una relación formal. El coqueteo comenzó con las invitaciones esporádicas hasta participar regularmente en programas, primero con Alba Cecilia Mujica y María Isabel Párraga y luego junto a Mariela Celis y Nelson Bocaranda. Entendí que lo que quería era hacer radio. Creo que ya puedo alegar que soy un profesional intelectual.

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