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Así soy yo

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After Hour

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Y con ustedes…

¡La incomparable Floria Márquez!

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Cantante y actriz, esta venezolana de risa fácil ha capturado el entusiasmo de un nutrido público que la ha acompañado en sus más variadas presentaciones. Ecléctica, apasionada e inquieta, Floria Márquez se dedica en cuerpo y alma a su música y a sus actuaciones

La vida nocturna caraqueña de los años 90 estuvo colmada de actuaciones femeninas que deleitaron a los amantes de la música romántica latina e inundaron los espacios con unas voces únicas, seductoras, envolventes. Una de esas figuras que surgió durante esas veladas musicales fue esta mujer fantástica, que asumió el compromiso con su público el mismo día que tomó el micrófono para divertirse en una tarde musical.

Como todas las cosas que pasan por azar, el día, el momento, las personas, el lugar se conjugaron para lograr una experiencia que parecía irrepetible, pero que pudo replicar durante varios años más en el recordado restaurante El Parque, un local icónico de la Caracas cosmopolita de las últimas décadas del siglo XX, y especialmente de uno de los espacios más emblemáticos del centro de la ciudad: las torres del Parque Central.

Floria lo visitó como una cliente más, deseosa de pasar un rato agradable con sus amistades, que la estimularon a cantar en esa tarde de aficionados que se organizaba en el lugar. No se hizo mucho de rogar, porque la verdad, eso de la música va en su sangre, en su pasión, en su temperamento. Se entusiasmó tanto, que se apoderó del escenario, y decidió quedarse en él. Sin embargo, eso no se veía tan claro cuando los socios del restaurante la invitaron a cantar en forma regular, una vez a la semana, todos los viernes: “Yo no tenía intención de ser cantante.

Muy lejos de todo aquello, pues, además, acababa de cumplir 42 años, y a esa edad una no piensa en iniciar una carrera nueva, y mucho menos en el ambiente artístico. Para serte franca, me ilusionaron los 800 bolívares que me pagarían,

Por Yolanda Manrique Fotografías: Iván Dumont

que no me venían nada mal. Pero en ese tiempo pasaron cosas sorprendentes que me hicieron comprender que esa era mi vida, que era el camino que debía seguir, que me haría feliz y realizada”. Y fue allí donde inició el recorrido que ya lleva más de tres décadas, y en el que espera mantenerse “los años que Dios me depare”.

¿Cómo se define? –Como una sortaria y bendecida. Llegué a la vida artística de manera muy fortuita. Descubrí todo lo que podía expresar de forma muy repentina, pero desde que llegué a este ambiente me he dado a la tarea de prepararme cada vez más, de escuchar al público para crecer. Soy disciplinada y aunque también soy un poco despistada, he dado con la fórmula para consolidar una carrera artística en la que me siento muy a gusto. También pienso que soy una persona agradecida, porque no olvido a las personas que nos han dado la mano. Las puertas que se han abierto y el apoyo que nos han ofrecido, siempre lo tengo muy presente.

¿Qué le apasiona de su profesión y por qué? –¡Todo! Ya tengo más de 30 años de carrera. Y aunque reconozco que no ha sido fácil, no puedo imaginarme haciendo otra cosa. La vida me llevó, de alguna manera, a asumir este maravilloso rol,

Floria habla de sus comienzos en la música como su cuento de hadas: “Todo inició el 11 de febrero de 1987, el día demi cumpleaños, en el restaurante El Parque”

y durante mucho tiempo no supe que tenía esta capacidad, este don de expresarme, de cantar, de transmitir alegría y hacer sentir diferentes emociones al público que disfruta de mis espectáculos. Al comienzo, mi esposo Pedro López y yo, sin maquinaria ni recursos de publicidad, iniciamos nuestra primera gira promocional, por toda Venezuela, dando a conocer mi primer trabajo discográfico. Llegábamos a distintas ciudades del interior del país, con nuestro disco bajo el brazo, a presentarnos en las emisoras de radio, en las televisoras y periódicos, para promovernos, solos, sin el apoyo de las disqueras. Una experiencia enriquecedora, pero de mucha dedicación. orgullosa y feliz de haber sido la única cantante popular venezolana que ha actuado con las sinfónicas de todo el país, en 46 oportunidades. Un acontecimiento único en mi vida profesional.

¿Quién diría que la conoce mejor? –Sin lugar a dudas, Pedro López, mi esposo. Conoce todo, absolutamente todo de mí. Pero, además, a él le debo mi carrera artística, no solo porque me ha acompañado, impulsado y apoyado en este camino, sino porque me ayudó, y lo sigue haciendo, a descubrir, a revelar, a exhibir todas mis posibilidades vocales, histriónicas y estéticas, para ofrecer un espectáculo de calidad, profesional, pero, sobre todo, lleno de pasión y entrega a mi público. Él, no solo es un extraordinario músico, arreglista y director, es un hombre con una increíble sensibilidad y, además, es poseedor de un inteligente sentido del humor, que me hace muy feliz.

Si Venezuela fuera una persona, ¿qué le obsequiaría? –Le regalaría personas justas, con corazón puro y con amor por su país.

Catalogada por los especialistas del espectáculo como la show-woman de Venezuela, confiesa que admira a sus hijas por luchadoras, emprendedoras y solidarias. Considera a Concha Valdés Miranda

“Rosalía Romero me llevó el tema de la inolvidable Concha Valdés Miranda, “Hoy es viernes”, porque era ese día en el que actuaba en El Parque. Mucha gente pensó que la canción era mía. Sigue siendo la favorita de mi repertorio, porque al público le encanta”

¿Algún suceso ha cambiado su vida? ¿Cómo la cambió? –Por supuesto que aquella tarde de febrero, que marcó el inicio de lo que soy actualmente. Durante estos años, ha habido experiencias maravillosas, como haber incursionado en el teatro, interpretando “Ella sí canta Boleros» de Ciro Acevedo Yáñez y el Café-Concert «La Cosa Es Amar». Pero un acontecimiento, en particular, ha significado el cumplimiento de uno de los sueños de mi vida: actuar en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, junto a la Orquesta Sinfónica, dirigida por Pedro López, y acompañada de mi hermano Rudy Márquez. Yo me siento muy como su “madrina musical”, pues se siente representante de su legado, y ha hecho suyas las canciones de esta atrevida compositora cubana, como “Hoy es viernes”, “Orgasmo” o “Tápame contigo”. Si bien el bolero ha sido su bandera, ha recorrido los diferentes géneros latinoamericanos y ha incluido hasta música y poesía negroide en su repertorio: “Aunque tengo una bien ganada fama de despistada, sí me esmero en escuchar a mi público, en atender lo que prefieren. Porque al final, es él quien te orienta, te encamina, a él es a quien un artista se debe. Yo soy muy respetuosa de mi auditorio”. Floria Márquez es única, auténtica, y ahí está el secreto de su éxito. Y como el título de uno de sus trabajos discográficos, ella es una artista “sin fecha de vencimiento”.

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