Hoy tengo la dentadura bien puesta… Autor: Diego Massi - 1992 La Paz Bolivia Cuento. Texto de ensayo.
Hoy tengo setenta y dos años, tres meses y dos días; una esposa media muerta, tres hijos, dos nietos; una casa caída, un reloj con el tiempo atrasado; también tengo una hernia producida por un par de reproches que aún no he dicho y con seguridad creo que jamás los podré decir porque hoy llegará la muerte.
Recuerdo mis veinte años, y el primer encuentro que tuve con ella, dije sorprendido y temeroso - Hoy he visto a la muerte sobre mi nariz, alegre, real, con una sonrisa tan amplia, de piel morena, de mirada gris y solemne.
Ese día entré a casa orgulloso, gritando al viento que hoy la había visto y esperaba que cuando me encuentre y sonría sea esa misma niña, esa niña que paso por mi mirada.
Recuerdo ese encuentro casual; después de tanto tiempo y de haber pensado lo suficiente en ella, me pregunto cómo fue posible que se haya equivocado, cómo dejó que la sorprendiera justo en el momento en que ella le sonreía a un anciano.
Mi duda está en saber si ella es la única imagen, si hay otras o si a lo mejor es la misma con diferente edad, es lógico que ella envejezca; por eso ansío este momento, porque se que cuanto mas vieja, el final será mas triste.
Yo ya estoy listo y espero que lo sepa; hoy hice una larga jornada de despedidas, di los últimos gritos, comí un ultimo flan con dulce de leche.
Hoy estoy bien vestido con un traje de gala, pase tres horas en el baño para lucía un cuerpo limpio y un peinado agradable, tengo la dentadura bien puesta y hoy, como si fuera domingo, me puse bastante perfume para que cuando llegue no ande con vueltas y no tarde.
Los pocos amigos que me quedan dicen que soy exagerado, yo les contesto que a citas tan importantes uno debe asistir con estilo, no es cuestión de tomar las cosas con ligereza y sobre todo cuando uno va cumplir con el último compromiso.
Sin embargo no puedo negar que si ella se presentara como esa hermosa niña, quizás le gustaría que estuviera vestido de payaso.
En varias oportunidades he tratado de prepararme para el acto final, ¿Qué sentimiento me producirá? Tal vez un instante, una forma, un cuerpo denso, un plástico frío, o tal vez sólo será un instrumento dulce, un mar en ocho centímetros, un sentimiento verde, tal vez un verbo corrupto; es extraño que haya pensado en todo eso, pero en verdad creo que es así, algo inexplicable o que no se logra entender como un dos amarillo y alegre.
La única preocupación que me queda es la familia, no les dije nada, excepto a mi esposa, que por su enfermedad no me comprende, quisiera que lo superan, así harían algo realmente bien, podrían tomar la precaución de preparar todos los tramites que serán necesarios, hacer los mandados y comprar buen café, pero creo que ella se molestaría, ella debe creer que me toma por sorpresa y por otro lado quiero que ellos sigan el curso de la historia, ninguno me comprendería porque nunca tuvieron el gusto de verla tan cerca.
En síntesis debo ser coherente, porque seguro que los preocuparía -¿Por qué? pues porque tal vez hoy no viene, no sería la única vez que falla, fueron muchas veces, no creo poder calcular cuantos días hay en cincuenta y dos años, cincuenta y dos años que yo espero y ella juega a las escondidas.
Si hoy no viene tendré que tomar otra decisión, quizás el haberla conocido me da la posibilidad de hacer la cita, decidir yo cuando debo verla, pero un disparo en la cabeza mancharía el traje y yo quiero que me encuentre bien vestido.