CRÓNICAS DEL CONFINAMIENTO MARZO-MAYO_2020
ARQUITECTURA DESDE CASA Crónicas del confinamiento
Marzo-Mayo 2020
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SUMARIO 05
Sandra Bestraten Castells
EDITORIAL
LA CASA 11
MIL CASAS EN UNA CASA
Arquitectos de cabecera
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LA SALUD TAMBIÉN EN NUESTRA CASA
Sònia Hernández-Montaño Bou
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EN CASA
Serena Casas Brullet
LA CIUDAD 43
LAS PANDEMIAS Y LA CIUDAD
Octavio Mestre Aramendia
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CASAS, CALLES, BARRIOS Y… ¿CIUDADES QUE CURAN?
Miguel Mayorga Cárdenas y M. Pia Fontana
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UNA OPORTUNIDAD PARA EL COMERCIO DE PROXIMIDAD
Miquel Àngel Julià Hierro, Pablo Javier Soto Pimentel, Nieves Fernàndez Montes y Ricard Feriggle
EL PAISAJE Y LA NATURALEZA 83
PAISAJES DEL FUTURO LITORAL
Miriam García García
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UMBRALES, BALCONES Y VENTANAS
Beatriz Borque Badenas
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INERCIAS DE OCUPACIÓN
Marina Cervera Alonso de Medina y Josep Mercadé Aloy
ARTE Y CULTURA 107 ARQUITECTURA Y MÚSICA: UNA INTERSECCIÓN ENTRE ESPACIO Y SONIDO, VACÍO Y SILENCIO
Gerard Guerra López
119 ARQUITECTURA Y DANZA
Toni Mira Martínez
125 EL JUEGO DE LA ESCRITURA
Marta Llorente Díaz
137 PLANTAS, ANIMALES, HOMBRES, CIUDADES Y CAMPOS
Un árbol en la casa
APRENDIZAJES 149 NIÑOS, CASAS Y CONFINAMIENTO. APRENDIZAJES
Mariona Genís Vinyals
159 QUÉ QUIERES SER DE MAYOR
Alberto López Crespo
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EDITORIAL El confinamiento por la Covid-19 marcará nuestros recuerdos del año 2020 como personas pero también como sociedad. El silencio sobrevenido en las calles, junto a los largos días vividos en nuestras casas nos ha obligado a parar, observar; oír; escuchar; y sobre todo, pensar. El retiro personal también ha dejado espacio para la reflexión colectiva, desde una perplejidad que nos protege de la inmediatez vertiginosa del ruido mediático. El Col.legi d’Arquitectes de Catalunya ha abierto las aulas de la Escola Sert para ofrecer a la sociedad un espacio de debate, de la mano de grandes profesionales de la arquitectura, para reflexionar sobre el impacto de la actual pandemia en nuestra manera de vivir. Una nueva forma de habitar la ciudad, negada en sus calles vacías. La vivienda dormitorio de la ciudad moderna, inesperadamente tiene que dar respuesta a nuestras necesidades vitales y también sociales, abrazando en los pequeños rincones de nuestro hogar aquellos espacios que nos suele ofrecer la ciudad como la música, la danza, la escritura o la naturaleza. De esta forma nuestro refugio se ha transformado en un territorio compartido con la ciudad, al pasar a ser el espacio de relación con la sociedad, sobre todo a través de las redes virtuales. De los pensamientos madurados durante días de reclusión hogareña ha surgido este ciclo de artículos que ahora tenéis en vuestras manos en forma de libro, Crónicas desde el confinamiento. Una mirada amplia y abierta de la arquitectura entendida como arte integrador que da unidad a un conocimiento cruzado. Recurrir a su lectura nos puede ayudar a comprender y asumir mejor la experiencia vivida y, consecuentemente, aprovechar los aprendizajes para afrontar los cambios futuros. Los quince artículos que forman el presente libro se han agrupado entorno a palabras clave que han adquirido un nuevo significado durante las semanas de confinamiento: la casa, la ciudad, el paisaje y la naturaleza, el arte y la cultura, y por último los aprendizajes.
LA CASA Primera reflexión profunda nos lleva a redescubrir nuestros hogares, a redescubrirnos a nosotros mismos. Mil casas en tu casa de Arquitectos de Cabecera nos muestra cómo hemos redefinido y reencontrado espacios comunes a veces olvidados como terrazas, terrados o patios de vecinos, como antídotos al inhumano distanciamiento social. Nos abren pistas de cómo serán, o deberán ser, las casas del futuro. La pandemia también nos ha traído una mayor preocupación por la vivienda saludable. En La salud, también en nuestra casa, la arquitecta Sonia Hernández-Montaño, coordinadora de la estrategia de salud del COAC, nos recuerda cómo la calidad del aire, la acústica o la iluminación de nuestro hogar ayudan a conseguir un entorno beneficioso. 6
ARQUITECTURA DESDE CASA — EDITORIAL
La lucha contra la Covid-19 se ha basado en el confinamiento y en la protección personal, mascarillas de origen textil que nos protegen construyendo capas entre el entorno y nuestra piel. En el artículo En casa la arquitecta y patronista Serena Casas nos descubre la relación de las diferentes capas que nos envuelven, donde la ropa, se concibe como nuestra primera capa-casa.
LA CIUDAD Las ciudades han sido el epicentro de las grandes epidemias a lo largo de la historia. En Las pandemias y la ciudad, Octavio Mestre, arquitecto y escritor, nos recuerda cómo muchos de los avances culturales y creativos aparecen como respuesta a crisis sanitarias como la actual, abriendo una puerta a la esperanza del día después, en el que podamos salir a la calle con tranquilidad. Esa vuelta a la normalidad es la cuestión que los arquitectos Miguel Mayorga y Pia Fontana, afrontan en el artículo Casas, calles, barrios y ¿ciudades que curan? Se ha puesto de manifiesto una crisis sistémica urbana que debe ser abordada con voluntad de cambio: quizás los recorridos de proximidad que la Covid-19 ha forzado deberían ser más habituales en nuestra forma de habitar la ciudad. Esta ciudad de los 15 minutos es Una oportunidad para el comercio de proximidad, un escrito de Miquel Àngel Julià, Pablo Soto y Nieves Fernàndez del Grup Treball Retail COAC, que junto con el coordinador del Grup d’arquitectes de Sants, Ricard Feriggle, donde ven la posibilidad de traer nuevas filosofías de comercio frente al comercio de masas. Las tiendas de barrio, aunque han sufrido los estragos del coronavirus en el confinamiento, pueden ser una respuesta cuando se avance hacia la “nueva normalidad”.
EL PAISAJE Y LA NATURALEZA En Paisajes del Futuro Litoral de la arquitecta y paisajista Miriam García, defiende que el desconfinamiento es una oportunidad para recuperar hábitats y ecosistemas que la “normalidad” del crecimiento urbano había devorado reduciendo la resiliencia del paisaje y el territorio. Confinados entre nuestras cuatro paredes, la arquitecta y paisajista Beatriz Borque nos ilumina con Umbrales, balcones y ventanas nuestro principal vínculo con la naturaleza en estos tiempos complicados. Espacios que hasta ahora habían estado en un segundo plano de nuestras vidas, ahora tienen un papel protagonista. Las plantas de nuestros balcones, y su cuidado, nos cuidan a nosotros. Lo mismo sucede con las ventanas, en las que como un indiscreto James Stuart contemplamos perplejos como los perros, gatos, corzos o jabalíes se han apoderado del espacio urbano también asilvestrado. Unas Inercias de ocupación en las que los arquitectos y paisajistas Marina Cervera y Josep Mercadé, se preguntan por el día después, ¿Qué pasará cuando salgamos de casa? Quizás sea posible una nueva relación basada en la empatía entre humanos y otras especies de animales que habitan en el entorno de nuestras ciudades. 7
ARTE Y CULTURA Los balcones y ventanas también se han convertido en teatros y escenarios desde los que compartir la música y los aplausos, que nos unen en el apoyo a los equipos sanitarios y trabajos esenciales. Arquitectura y música: una intersección entre espacio y sonido, vacío y silencio, del arquitecto y pianista Gerard Guerra López indaga en la armonía del desasosiego, y nos muestra la componente musical de la arquitectura. Y donde hay música surge la danza, como la máxima expresión de la arquitectura de nuestro cuerpo. En Arquitectura y danza, el coreógrafo y bailarín Toni Mira fusiona sus estudios de arquitectura con su pasión, la danza, rescatando a un Nietzsche desconocido que nos recuerda que: “deberíamos dar por perdidos todos los días en que no hayamos bailado”. El hábito de escribir es una actividad de carácter terapéutico que ayuda a superar la ansiedad que ha traído esta emergencia sanitaria. La arquitecta y escritora Marta Llorente, nos descubre en El juego de la escritura, una potente herramienta que, aliada con la paciencia, hará que nuestros escritos lleguen a buen puerto, sorprendiéndonos a nosotros mismos. Como también sorprende la lectura de Plantas, animales, hombres, ciudades y campos una propuesta atrevida de Un árbol en la casa en la que autoría y lectura se diluyen.
APRENDIZAJES La Covid-19 nos ha enseñado que una casa no es una escuela, dado que el aprendizaje es el resultado de múltiples interacciones socio espaciales y no se reducen a la simple aportación de conocimientos. Consciente de esta circunstancia, la arquitecta e investigadora Mariona Genís, propone en Niños, casas y confinamiento. Aprendizajes, convertir la casa en un laboratorio de nuevos aprendizajes, a la espera de que algún día niñas y niños puedan volver a la escuela, entendida como comunidad, como diversidad, como amistad, como formas de pensar y relacionarse. El confinamiento ha generalizado la formación online en todos los ciclos del sistema educativo, revolucionando las herramientas, pero no el modelo de aprendizaje. El último artículo de este libro, Qué quieres ser de mayor de Alberto López, arquitecto y coordinador de la Escola Sert del COAC, defiende un modelo de aprendizaje de actitud abierta a lo largo de toda la vida. La cultura de la formación continua es una de las bases para la resiliencia profesional. Con esta breve aproximación, deseamos haber despertado la curiosidad por estas múltiples perspectivas. Una muestra más de la mirada abierta de la arquitectura que se fomenta desde el COAC y la Escola Sert. Este acercamiento, sin duda, nos ayudará a afrontar mejor el mundo que viene tras el confinamiento. Para finalizar, en el marco de la Ley de Arquitectura, el Colegio de Arquitectos de Catalunya está desarrollando ArquiEscola, un programa curricular transversal a partir de estrategias pedagógicas de enseñanza significativa y trabajo por proyectos para 8
ARQUITECTURA DESDE CASA — EDITORIAL
acercar la arquitectura a la educación primaria y secundaria. En ese contexto se circunscribe Arquitectura en las Aulas 5.0, unos talleres que este año se han adaptado a la modalidad online para inspirar actividades para observar, pensar y hacer con las manos, aprendiendo desde casa. Dibujando, pintando, escribiendo, tejiendo, cocinando, tocando música, bailando, jugando, regando o hundiéndolas en la tierra, las manos verbalizan de forma inequívoca la idea, mensaje, duda, pena, alegría a la familia, amistades o entorno. En este periodo de aislamiento, nuestras extremidades, confinadas en guantes de látex, han sido las grandes ausentes en abrazos y caricias. Siempre a un metro y medio de distancia. Empecemos a romper con el distanciamiento acercándonos a estas crónicas desde el confinamiento, leyendo, dibujando, pintando, escribiendo, escuchando, bailando...
SANDRA BESTRATEN CASTELLS Arquitecta. Presidenta de la Demarcación de Barcelona. Col·legi d’Arquitectes de Catalunya (COAC) Área de Formación del COAC. Profesora de la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona UPC y School of Architecture UIC Barcelona. Socia Bestraten Hormias Arquitectura slp
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LA CASA
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MIL CASAS EN UNA CASA Arquitectos de Cabecera — 23 de marzo 2020
Ha sucedido de repente y sin estar preparadas para ello. Nuestro espacio habitable se ha comprimido al espacio de la vivienda, la percepción de la calle se ha reducido a lo que se ve desde la ventana (indiscreta), y la multitud de las personas con las que nos relacionamos físicamente día a día se ha limitado a nuestros co-inquilinos animales, incluidos los humanos. Un confinamiento obligatorio, sin precedentes, nos obliga a mirar la casa como un universo en sí mismo.
Arquitectos de Cabecera, el edificio como soporte de lo doméstico. (Arquitectos de Cabecera)
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LA CASA — MIL CASAS EN UNA CASA
Hace algunos años desde Arquitectos de Cabecera atendimos a Dolors, una mujer mayor en el Raval de Barcelona que, por tener problemas de movilidad y no disponer de ascensor, se encontraba prisionera en su propia vivienda sin poder bajar a la calle. Poco a poco, a medida que profundizamos en el estudio de la ciudad, nos fuimos encontrando que no era un caso aislado sino más común de lo que esperábamos. Ahora todos nos encontramos, por sorpresa, en la situación de Dolors. La negación de la calle y de la ciudad conlleva que le pidamos a la vivienda el difícil papel de resolver todas nuestras necesidades en un solo lugar, intensificando su uso. La limitación del espacio y el incremento de necesidades multiplica los inconvenientes, pero también agudiza la imaginación incorporando nuevas maneras de interpretar y usar la vivienda...
Cartografia del espacio doméstico, la casa vivida. (Arquitectos de Cabecera, 2013)
… improvisamos la oficina en la mesa del comedor o de la cocina. Desplazamos los muebles para sacar un escritorio fuera de una habitación, o lo forzamos a entrar en otra para tener mayor privacidad, en un ejercicio de conciliación entre la vida propia, la familiar, la doméstica y la laboral… … las salas de estar, con los muebles retirados hacia los perímetros, se revelan como gimnasios, pistas de baile, patios de recreo… el espacio polivalente que permite ser aquello que se imagine, al igual que un niño o niña que imagina paisajes y espacios construyendo una cabaña o un iglú con unas toallas … … el pasillo es la nueva calle, que recorremos para desentumecer los músculos. La casa de muchas puertas encuentra sus virtudes en los múltiples recorridos: aquel ejercicio divertido al que hemos jugado de niños corriendo en círculos pasa a ser el saludable ejercicio de caminar cuanto más mejor. La casa con recovecos, que se esconde en las esquinas pasa a ser, mentalmente, un lugar que no se puede captar de una sola mirada, dejando algo para ser descubierto al pasear, evitando el sentimiento claustrofóbico de la mirada totalizante sobre el espacio prisionero... 13
… un dormitorio pasa a ser un gimnasio improvisado, una sala de conciertos, una biblioteca, una guardería... aquellos usos que la vivienda ni la ciudad nunca previó ahora conviven sin remedio, pared contra pared… … las universidades y los colegios se desintegran en campus dispersos donde cada habitación de cada alumno contiene su pupitre, el aula virtual está en ninguna parte y en todas las casas a la vez…
Clase de universidad online, Taller Temàtic Arquitectes de Capçalera (ETSAB, 19.03.2020)
…. el recibidor se ha convertido en una pieza redundante —ya no hay nadie a quien recibir—, y empieza a encontrar nuevos e inesperados usos, quién sabe, como final de la casa y no como su principio, o como espacio personal… … el avituallamiento obsesivo se apodera de los rincones, llenar la despensa y los armarios por si, aquello que se ha negado por activa y por pasiva sucede, y hay que ser precavidos... Pero simultáneamente hay tiempo y oportunidad para vaciar armarios también, en una catarsis largamente retrasada de tirar y tirar y tirar viejos recuerdos que se resisten a despedirse... … cada casa se ha convertido en muchas viviendas superpuestas, usos y actividades se suceden y se solapan en el espacio y en el tiempo, en una constante negociación entre sus usuarios… actividades productivas, reproductivas y sociales se solapan… Estamos reaprendiendo el significado de convivir… … adaptamos los horarios e inventamos nuevas rutinas, dudamos en llamar por trabajo a alguien porque ahora sí sabemos que le encontramos en la “intimidad” de su casa, como un intruso que no ha sido invitado vemos en las videoconferencias la domesticidad expesta, detalles de la personalidad a la vista. Escuchamos voces de niños de fondo en conferencias de teletrabajo, a veces interrumpiendo la conversación y precediendo a una disculpa innecesaria... 14
LA CASA — MIL CASAS EN UNA CASA
… la ventana, el balcón, la terraza; tres formas de escapar del confinamiento. Esos espacios intermedios que toman el papel fundamental de ofrecernos estar fuera sin salir de casa, que nos permiten transgredir físicamente el confinamiento sin dejar de acatarlo. Los espacios fuera-pero-en-casa nos reviven esas pequeñas sensaciones urbanas: el aire fresco, el sol, la descompresión de la densidad de lo doméstico, la soledad ahora encontrada en el lugar público... La fachada se ha convertido en la frontera de un mundo que podemos ver pero no traspasar… Como si de una ciudad invisible se tratase, empezamos a encontrar las ciudades que se escondían bajo la nuestra, esperando latentes a ser descubiertas, creando telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma, como en la ciudad de Ersilia de Italo Calvino... … empezamos a vivir la calle sin pisarla, miramos afuera, obsesivamente, con una mezcla de deseo y de nostalgia, y descubrimos de nuevo el barrio y a los vecinos… … la ciudad ha perdido la planta baja, cuyos usos han sido absorbidos por la vivienda… ¿qué pasará con esas planta bajas, con esas vidas que de ellas dependen?... … los pocos transeúntes se guardan desconfiando las distancias (o no, a su cuenta y riesgo)… … pero en los balcones, a salvo, la situación se invierte: el no salir de casa se convierte en la oportunidad para relacionarse con los vecinos, saludándose no a través del introvertido rellano sino del balcón expuesto, en una nueva situación en la que el límite de “lejanía” pasa a ser lo que alcanza la voz…
Vecinos practican gimnasia de forma colectiva. (Sara Morante)
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… en unos pocos días los balcones han mostrado su auténtico potencial socializador: improvisados bingos en interiores de manzana, juegos al veo-veo, conciertos y discotecas, fiestas folclóricas y tradicionales, actividades gimnásticas donde la fachada se convierte en una sala vertical (recordando la Ópera Prometeo o el Teatro Oficina), partidos de pádel entre vecinos que usan el muro colindante como red y que necesita necesariamente de la vecina del primer piso como árbitro (ya que los jugadores ni se ven entre ellos ni ven la totalidad del campo)… situaciones en las que “cuantos más, mejor”... … los balcones y terrazas… Intimidades reveladas, domesticidades colectivas… lo común y lo comunitario se reformulan a través de acciones a distancia… ... y de plataformas y redes digitales de apoyo mutuo, de alertas ante abusos laborales y sociales, de respuesta ante la falta de suministros y de apoyo a personas vulnerables, cientos de voluntarios organizándose…
Vecinos juegan al pádel mientras una tercera ejerce de árbitro desde el balcón. (Pablo Ricatti)
… el nuevo ritual del puntual aplauso en homenaje a los que siguen trabajando en servicios sanitarios y básicos más expuestos que los demás, unos instantes de empatía colectiva, de miradas de complicidad y sonrisas que cruzan la calle suspendidas en el aire… ¡Por fin la calle elevada se muestra espacio de relaciones! Y a pesar de que siempre nos quedará la evasión en el mundo digital, la palabra “casa” ha adquirido su carácter superlativo durante el confinamiento. Aunque también hay quienes abandonan esa ventana digital, porque les intoxica, porque les agobia, les rompe esa paz anhelada de lo doméstico… Sin embargo, también este espacio de cobijo, de protección, puede agravar la soledad y puede ser un espacio de violencia del que hoy es aún más difícil huir... Proponemos aprovechar activamente esta situación para repensar la vivienda desde su uso y desde su diseño, conscientes de la improbabilidad de que se repita un escenario que hasta ahora no ha tenido precedentes, pero también de la oportunidad que supone repensar la vivienda desde (y forzadamente sólo desde) la propia vivienda. 16
LA CASA — MIL CASAS EN UNA CASA
Grupo de whatsapp de la Xarxa de suport mutu del Poblesec. (Xarxa de suport mutu del Poblesec.)
Desde el diseño, esta es una oportunidad para replantear el proyecto y los estándares de vivienda, que actualmente afectan a espacios como la sala o la cocina o incluso el tamaño de los armarios, pero no incluyen como obligatorios el espacio exterior —terraza o balcón, que más allá de su uso climático y del aprovechamiento del clima mediterráneo— se está revelando como un lugar esencial para acceder a lo urbano desde lo doméstico y mitigar los efectos psicológicos del confinamiento. La casa mínima tal vez no debería ser tan mínima, ya que la calidad del confinamiento está directamente relacionada con la calidad del espacio y del aire que respiramos. Los múltiples recorridos, los espacios polivalentes y no jerárquicos, la multiplicidad de puertas o los espacios segregables puntualmente aprovechan exponencialmente los metros cuadrados. Repensar como mejorar el parque de vivienda existente y de la infravivienda se convierte en una asignatura pendiente a corto plazo. Constatamos que las habitaciones deben tener múltiples usos y que la palabra “familia” solo es una pequeña muestra (mínima) de todos los tipos de organización social a los que la vivienda debe responder. Las clasificaciones de las habitaciones en binomios de día y noche, padres e hijos o espacios servidores y servidos asimilan multitud de matices que las cuestionan. Quién sabe, quizás los altos muros 17
que separan vecinos deban reinventarse como elementos más bajos que favorezcan relaciones y otros usos, a saber, sustituidos por redes de tenis visto su potencial como mediación y no como frontera. Desde su actividad, explorar todo lo que puede ser, y todo lo que se puede hacer en la vivienda que no le estaba atribuido por defecto, en un momento de pausa en que la sociedad de consumo desenfrenado y la del turismo masivo está dejando paso a la reinvención de lo doméstico. Paradójicamente, una enfermedad nos da la ocasión de reinventar nuestras casas, de redescubrir nuestras ciudades, convirtiendo cada casa en mil casas. Arquitectos de Cabecera 18 de marzo de 2020 Día 3 de confinamiento info@arquitectosdecabecera.org www.arquitectosdecabecera.org
LECTURAS RECOMENDADAS Las Ciudades Invisibles, Italo Calvino Muerte y vida en las grandes ciudades, Jane Jacobs Habitar en Comunidad, Lacol y la Ciutat Invisible En Defensa de la Vivienda, David Madden & Peter Marcuse Mujeres, casas y ciudades. Más allá del umbral, Zaida Muixí La Vida, Instrucciones de Uso, Georges Perec
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LA CASA — MIL CASAS EN UNA CASA
ARQUITECTOS DE CABECERA Arquitectos de Cabecera es una asociación y un taller de proyectos nacido en la ETSABUPC en 2013. Trabajando desde la ciudad existente y desde lo colectivo, la metodología reclama un papel más comprometido del arquitecto hacia la estructura social de la ciudad. AC fue reconocido con el premio Ciudad de Barcelona de Arquitectura y Urbanismo el 2015, nominado a los premios Mies van der Rohe en 2017 y expuesto en el pabellón español de la 16ª Biennale de Arquitectura de Venecia en 2018.
Autores: Raül Avilla-Royo, Tonet Font, Conchi Berenguer-Urrutia, Ibon Bilbao España, Josep Bohigas Arnau, Zaida Muxí, Ignacio Urbistondo Alonso. (Arquitectos de Cabecera).
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LA SALUD, TAMBIÉN EN NUESTRA CASA Sònia Hernández-Montaño Bou — 25 de marzo 2020
La crisis del coronavirus tenemos que afrontarla de manera conjunta para salir de esta situación. Pero además de trabajar en la inmediatez, también hay que pensar en las repercusiones futuras y hacerlo desde un punto de vista constructivo.
La autora propone unos consejos para hacer más saludables nuestros hogares. (Unsplash).
Estamos viviendo momentos muy complejos desde diferentes ámbitos, como son el personal, el laboral y el social. Lo que emerge por encima de todo es la evidencia de la fragilidad del ser humano. Bajo el paraguas de la salud, el que antes podía ser importante ahora se vuelve irrelevante. Este cambio de punto de vista hace que, como sociedad, tengamos la oportunidad de asear patrones que velen por la vida de las generaciones futuras. 20
LA CASA — LA SALUD, TAMBIÉN EN NUESTRA CASA
LA VIVIENDA HACE SALUD En la rutina diaria a veces nos cuesta darnos cuenta de cuáles son nuestras necesidades básicas como seres humanos, pero seguramente ahora todos coincidiríamos que son el cobijo, el alimento, la compañía y una buena salud. Recordamos que la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de salud es “un estado de completo bienestar físico, psíquico (mental) y social, y no solo la ausencia de afecciones o dolencias”. Así que, para conseguir este bienestar, lo que hace falta es un buen cobijo, alimentos para nutrirnos y personas con quién compartirlo. Por lo tanto, la arquitectura tiene una parte esencial a la respuesta de estas necesidades básicas, puesto que el cobijo, resguardo, refugio, casa, vivienda... es el que nos protege de un entorno que a veces puede ser hostil (a nivel climatológico, medioambiental, de peligros ajenos...), limita el mundo exterior a nivel físico (y también emocional), permite la aparición del concepto familia y también nos arraiga a una comunidad. Ante estas circunstancias, la vivienda adopta una importancia relevante en la premisa de salud, hecho que todavía se hace más evidente estos días que estamos confinados en casa. Pero, además de ser una necesidad básica, según cómo vivimos en él puede beneficiar nuestra salud. A continuación, encontraréis algunas sugerencias para hacer vuestra casa un espacio más saludable durante el confinamiento.
No es bueno abusar de las pantallas, aunque pueden brindar momentos de ocio en familia. (Unsplash)
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TEMPERATURA DEL AIRE Conviene conseguir un buen confort térmico, empleando recursos pasivos (entrada o protección de la luz solar) y activos (los sistemas de climatización que tenemos instalados).
La temperatura del hogar debe ser la adecuada ahora que pasaremos más tiempo dentro de casa. (Unsplash)
En el caso de contar con sistemas de climatización por aire, conviene asegurar que los filtros estén bien mantenidos, así como que los conductos por donde pasa el aire estén bien limpios, puesto que será una de las principales garantías para respirar un aire sano. Si los conductos y filtros están sucios, el aire contendrá más polvo, agentes biológicos (hongos, bacterias, virus, alérgenos...) que pueden disminuir nuestro sistema biológico. Es interesante que haya un gradiente térmico. Una temperatura elevada y uniforme no es deseable desde el punto de vista energético, porque no es ni eficiente, ni bueno para la salud. El sistema inmunológico está más activo si se adapta a diferentes condiciones durante el día.
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LA CASA — LA SALUD, TAMBIÉN EN NUESTRA CASA
Ideas clave: Las cámaras higiénicas son los espacios donde estamos más expuestos y por eso que hace falta que la temperatura sea elevada. En cambio, en el dormitorio es conveniente que sea más fresca: dentro de la cama es bueno estar a una temperatura confortable, mientras que es mejor que la temperatura del aire sea baja para optimizar la oxigenación del cuerpo. Así, es preferible invertir en una buena manta o nórdico que no tener que subir la temperatura de la habitación.
Para los espacios de trabajo y de actividad se aconseja que estén a temperaturas bajas porque el cuerpo esté activo. No se puede definir un grado de temperatura óptimo, puesto que depende de las características del sistema de climatización, y también a la subjetividad de cada cuerpo en función de la edad, sexo y otras variables que pueden hacer variar la temperatura de confort.
Mirar por la ventana y descubrir un nuevo mundo. Otra de las enseñanzas que hemos tenido con este confinamiento. (Unplash)
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AFECTACIONES BIOLÓGICAS Una humedad relativa demasiada alta —por encima del 60%— en el interior de las viviendas aumenta la posibilidad de aparición de gérmenes, bacterias, hongos y otros microorganismos. En espacios con patologías por humedades por condensación, capilaridad, filtración... o con carencias de ventilación donde la humedad es muy alta, proliferan estas afectaciones biológicas y pueden generar repercusiones a la salud de las personas, como dolencias respiratorias y disminución del sistema inmunológico.
Ideas clave: No conviene realizar actividades que generen mucha humedad, como tender la ropa dentro de casa. Si no hay ninguno otra opción, hay que ventilar muy bien aquella cámara.
Se recomienda ventilar después de la ducha y poner la campana extractora mientras cocinamos.
Si la vivienda cuenta con rejas y shunts de ventilación, es fundamental no estén obstruidos porque su presencia y dimensión son necesarias para garantizar la evacuación y renovación del aire.
COMPOSICIÓN DEL AIRE Y VENTILACIÓN El aire que respiramos en el interior de los espacios construidos tiene que garantizar un buen nivel de oxígeno y bajos niveles de CO2, gases de combustión y otros contaminantes, así como de afectaciones biológicas como hongos, bacterias, virus y alérgenos. Un aire contaminado al ambiente interior puede provocar fatiga, dolor de cabeza, alteraciones respiratorias y otras patologías en la salud. Una correcta ventilación es la gran herramienta para garantizar que el aire contiene suficiente oxígeno. Especialmente si estos días pasamos mucho rato en casa y hay varias personas en la misma habitación, es necesario ventilar a menudo para oxigenar bien los ambientes. También suministrando aire fresco aseguramos la eliminación de olores molestos, regulamos de manera natural la humedad de los espacios interiores y limitamos la aparición de gérmenes. Además de estos gases, en los espacios interiores, también podemos encontrar compuestos químicos derivados de algunas pinturas, acabados superficiales, productos de limpieza, ambientadores, fibras, partículas y otros elementos en suspensión.
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LA CASA — LA SALUD, TAMBIÉN EN NUESTRA CASA
Es importante buscar momentos de relajación en casa. (Unsplash)
Ideas clave: Atención con aprovechar el confinamiento para pintar o mantener el hogar con productos que pueden derramar toxicidad, como pinturas o barnices. Conviene más que nunca, en esta situación de excepcionalidad —con muchas más personas en casa— elegir materiales naturales con bajas emisiones, evitando la presencia de otras personas en la estancia y ventilando muy bien durante su aplicación.
Es muy importante también mantener buenas pautas de limpieza, evitando el uso de productos químicos allá donde no sea necesario. Es clave ventilar muy bien los espacios durante y después de la limpieza. En el momento de la limpieza es mejor que no haya más personas en la habitación para minimizar la respiración de partículas de polvo. 25
ACÚSTICA Como el entorno baja el ritmo y la calle es más tranquila, la relación acústica con la vivienda puede cambiar.
Ideas clave: Puedes descubrir momentos de silencio en casa tuya, ¡aprovéchalos!
También hacen falta momentos donde escuchar música, bailar y cantar, haciendo que el sonido conquiste los espacios y nos haga vibrar... es reconfortante sentir la música en el cuerpo.
TECNOLOGÍAS Las tecnologías, ahora más que nunca, pueden ser nuestras aliadas, puesto que nos conectan con el mundo exterior, favorecen el contacto con familiares y amigos y permiten el teletrabajo, pero tenemos que evitar que formen parte de todas nuestras actividades.
Ideas clave: En domicilios con niños, podemos ayudarnos de las varias opciones de recreo que corren por las redes para darnos ideas de actividades, pero hay que priorizar las tareas sensoriales, presenciales y motrices que no las basadas en pantallas.
A los adultos también nos conviene desconectar de la tecnología para establecer vínculos con la realidad presencial y, por otro lado, no aumentar en exceso la exposición a campos electromagnéticos de alta frecuencia.
No cargues el móvil en la mesilla de noche; y, cuando vayas a la cama, apágalo o conecta el modo avión, siguiendo de las recomendaciones de la OMS y la Asamblea Europea del 26
LA CASA — LA SALUD, TAMBIÉN EN NUESTRA CASA
Consejo de Europa de minimizar la exposición a radiaciones electromagnéticas. Hay un evidente aumento de estas radiaciones a nuestro entorno debido al confinamiento, así que hay que emplearlas con racionalidad. Algunas recomendaciones que hacen las principales operadoras de telefonía móvil para reducir el consumo de datos son:
1. Descargar únicamente los archivos o documentos que necesitamos. 2. No enviar ficheros muy pesados como videos o powepoints. En su lugar, mejor compartir la ruta donde son almacenados. En caso de ser haya que enviarlos, es preferible comprimirlos antes. 3. Utilizar herramientas de software colaborativo, como pueden ser Teams o Slack. 4. Evitar correos electrónicos masivos. 5. Utilizar el teléfono fijo en lugar del móvil. 6. Optimizar el tráfico por cuestiones necesarias: correo, trabajo en remoto, conferencias, aplicaciones escolares y acceso a la información.
La iluminación, la distribución de los espacios, la acústica...son factores que redescubrimos en nuestras casas como consecuencia del confinamiento. (Unsplash)
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ILUMINACIÓN Y CÍRCULOS CIRCADIANOS Tenemos que estar todo lo posible en contacto con la luz natural porque nuestro cuerpo siga sus ritmos
Ideas clave: Durante el día tenemos que hacer llegar la luz solar a todos los aposentos, abriendo bueno persianas, cortinas y ventanas. Si la orientación de la vivienda lo permite, es muy positivo que nos expongamos un rato cada día en los rayos solares directos, especialmente estos días que no salgamos tanto a la calle.
En el caso de espacios que tengan carencias de ventilación natural, durante el día los tendremos que iluminar bien con bombillas que ofrezcan una luz más fría (temperaturas entre 4.000 y 6.000ºK). Al anochecer, en cambio, es importante bajar la intensidad de la luz y que esta sea muy cálida, de menos de 3.500ºK. Este ritmo propiciará que sea más fácil coger el sueño por la noche y tener un descanso reparador.
Es recomendable evitar el uso de pantallas y tablets dos horas antes de ir a dormir, puesto que suelen emitir luz azul. Esta luz azul inhibe la segregación de melatonina, que es la hormona de la noche y la que propicia que tengan lugar los procesos de limpieza y regeneración celular.
ESPACIOS CON RITMO La rutina también ayuda a regular los ciclos circadianos, y por eso es conveniente seguir unas pautas horarias de actividades y alimentación.
Ideas clave: Los espacios tienen que seguir el ritmo de nuestras actividades. El uso y distribución de los espacios nos puede ayudar a establecer estas rutinas, reordenando el mobiliario porque la composición espacial sostenga las diferentes actividades que se desarrollan durante el día. 28
LA CASA — LA SALUD, TAMBIÉN EN NUESTRA CASA
Un uso diferenciado de los espacios también puede ayudar a definir ambientes de teletrabajo respecto de otros ambientes de socialización familiar o descanso. Si por limitaciones en la distribución se tienen que compartir espacios, hay que ser muy esmerado al asear cada uso, especialmente los enseres del trabajo porque queden recogidos de los momentos de vida familiar.
Hay que tener buen cuidado de la higiene personal y doméstica, vestirse a pesar de no salir de casa, y establecer unos horarios de tareas, reservar dos horas para hacer ejercicio físico y también un rato en el día para relajarnos. Es conveniente recordar la guía de buenas prácticas de teletrabajo que ha elaborado el COAC así como llevar una rutina de sueño, alimentación y actividad física pautada.
ARQUITECTURA EMOCIONAL Cada cual tiene que asimilar la inmediatez de la realidad actual y encontrar las partes positivas de la situación de uno mismo, por más compleja que sea. El miedo debilita el sistema inmunitario y ahora más que nunca lo necesitamos muy fuerte, así que tenemos que ser positivos y pensar a salir adelante. El Col·legi de Psicòlegs ha elaborado unas recomendaciones de gestión psicológica durante cuarentenas por dolencias infecciosas que ofrecen buenas herramientas de ayuda. Se puede aprovechar el confinamiento para ser conscientes de cómo está nuestra casa, como una extensión de nosotros mismos. Si está cuidada, si tiene aspectos dejados, si no somos conscientes de todas sus partes y contenidos... Aplicando los conocimientos de las neurociencias y de manera específica de la neuroarquitectura, es momento de establecer una conexión entre espacio físico y espacio mental para favorecer que salimos de esta situación con más ligereza, frescura y energía.
Ideas clave: Aprovecha para considerar todo lo que tienes y guardas, valora todas las pertenencias que posees y haz limpieza de todo aquello obsoleto.
Repiensa la distribución de tu casa, haz cambios a disposición del mobiliario, descubre ámbitos y usos inesperados y, en definitiva, reorganiza los espacios para que se adecuen mejor a tus necesidades actuales. 29
Conviene encontrar momentos de conversación con las personas con quienes compartes la vivienda. Pueden ser la hora de la comida o la cenar, o en otros entornos, donde todas las personas puedan expresar sus sentimientos, miedos o emociones durante este proceso, y que se genere un entorno físico tranquilo, sin música, televisión u otras distracciones porque esta comunicación fluya. Puede servir para reforzar las relaciones entre los miembros de la familia o de la comunidad.
Puede ser un buen momento para repensar nuestras prioridades y los aspectos de nuestra vida que realmente son importantes.
El Col·legi d’Arquitectes tiene una área de apoyo social para quien la pueda necesitar. Puedes contactar a través de treballsocial@coac.net. Ante cualquier duda, tenéis que contactar con Catsalut.
El teletrabajo requiere de una serie de rutinas para hacerlo realmente útil. (Unsplash)
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LA CASA — LA SALUD, TAMBIÉN EN NUESTRA CASA
COMUNIDAD La situación que estamos viviendo refuerza este sentimiento de arraigo en el territorio y pertenencia a la comunidad. Estamos viendo grandes ejemplos de comunidades compartiendo confinamiento con música a los balcones, los momentos de aplausos y pancartas que expresan que no estamos solos.
Ideas clave: Conecta con tu comunidad de vecinos. Guardando las pautas de seguridad marcadas, puedes saber como se encuentran y si necesitan algo (¡o tú necesitas de ellos!).
Comunícate especialmente con las personas mayores por saber si necesitan algo, hacer compañía en la distancia y ayudarlas a tener pensamientos positivos.
Respeta la decisión de minimizar el tiempo en la calle: tenemos un hito común que depende de la conducta de todos nosotros.
El COAC colabora con diversas iniciativas para promover la salud dentro del ámbito de la arquitectura. (Unsplash)
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ARQUITECTOS TRABAJANDO EN SALUD Desde el año 2016, la Agenda 2030 determina la hoja de ruta de las Naciones Unidas que, hasta el año 2030, buscan avanzar hacia un modelo global de desarrollo sostenible. Este marco de actuaciones se concreta con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que incorporan hitos e indicadores que evalúan el logro de los objetivos propuestos. En este contexto, la salud y su relación con la arquitectura son el ODS número 3. Dada su importancia, el COAC ha integrado los ODS en sus actividades internas y externas, con el objetivo de impulsar la mejora de la calidad de vida de las personas y la generación de entornos urbanos y edificados más saludables. A continuación, podéis consultar una breve descripción de las principales acciones que el COAC ha efectuado últimamente en el ámbito de la salud.
PACTO NACIONAL PARA LA RENOVACIÓN URBANA En el año 2017, el Govern de la Generalitat aprobó el acuerdo de gobierno (ACORD GOV/112/2017) de impulso para la creación del Pacto Nacional para la Renovación Urbana de Cataluña. El Pacto, en el cual el COAC colabora directamente en su realización, tiene por objetivo fomentar la rehabilitación y la renovación urbana, dos estrategias clave para fomentar la salud y la calidad de vida de las personas en las viviendas, barrios y ciudades.
MATERIAL SOBRE SALUD Y ARQUITECTURA La Oficina Técnica Consultora (OCT) del Colegio trabaja en la integración de criterios de salud en la edificación. Pronto saldrá a la luz una herramienta de apoyo profesional por los colegiados que facilitará la incorporación de pautas de salud en la construcción.
GRUPO DE TRABAJO DE ARQUITECTURA Y SALUD El COAC cuenta con el primer grupo de trabajo de Arquitectura y Salud de un Colegio de Arquitectos, que reúne profesionales de diferentes disciplinas para establecer sinergias y líneas de trabajo. Se busca promover cambios en todos niveles (profesional, económico, normativo...) y generar concienciación para obtener un hábitat más sano.
CONGRESO DE ARQUITECTURA Y SALUD Desde hace más de diez años, el COAC celebra los congresos bianuales de arquitectura y salud que reúnen a los expertos e interesados del sector. 32
LA CASA — LA SALUD, TAMBIÉN EN NUESTRA CASA
COLABORACIÓN CON PINSAP Algunos miembros del Grupo han formado parte del Plan Interdepartamental e Intersectorial de Salud Pública (PINSAP) de la Generalitat de Cataluña, una iniciativa alineada con las recomendaciones de la OMS para promover la salud desde todos los ámbitos de la acción de Gobierno y Sociedad.
FORMACIÓN ESPECÍFICA PARA ARQUITECTOS El COAC, a través de la Escuela Sert, también potencia formaciones específicas en salud, a través del posgrado de Arquitectura y Salud, el curso de Diseño Interior saludable de la escuela de verano y con cápsulas específicas sobre gas radón y materiales naturales, entre otros. La salud, pero, no se trata solo en cursos específicos, sino que se incluye de manera transversal al resto de másteres, posgrados y formaciones que la Escuela Sert ofrece.
COLABORACIÓN CON OTRAS ENTIDADES El COAC trabaja de manera muy estrecha con la administración, gremios y otros colegios profesionales a través de varias mesas técnicas y potenciando la formación y el conocimiento. Últimamente, ha participado de la nueva normativa de centros educativos junto con el Departamento de Educación para mejorar las características de diseño de los espacios de aprendizaje, a través del proceso participativo “Nuevos espacios, nuevos aprendizajes”. Sònia Hernández-Montaño Bou Arquitecta coordinadora de Salud COAC Día 12 de confinamiento
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LECTURAS RECOMENDADAS La mano que piensa. Sabiduría existencial y corporal en arquitectura. Juhani Pallasmaa Casa saludable. Cómo hacer de tu hogar un entorno más sano. Elisabet Silvestre y Mariano Bueno Revista ecohabitar
SONIA HDEZ-MONTAÑO BOU Coordinadora Salud COAC Directora postgrado Salud y Arquitectura Escola Sert. Tutora del màster en Baubiologie del IEB Fundadora de Arquitectura Sana.
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EN CASA Serena Casas Brullet — 13 de mayo 2020
La vida de todos se ha transformado radicalmente debido a la Covid-19. Con la pandemia ha aparecido una nueva consigna que ha dado la vuelta completamente nuestro día a día: “yo me quedo en casa”. En casa ... Después de tantos días en casa, no dejo de preguntarme qué significa “en casa”.
Edward Hooper - Cape Cod Morning. (Serena Casas)
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LA CASA — EN CASA
Una primera envolvente, el edificio, la vivienda, se encuentra a cierta distancia de nosotros. Es la “casa física”, que estos días se nos hace más presente que nunca, más sólida que nunca, más limitativa que nunca, se ha redefinido como las fronteras de nuestro espacio vital. Seguro que la experiencia del confinamiento depende en gran medida de esta distancia. Un apartamento oscuro, un ático con terraza, un pisito a norte sin balcón, una planta baja con grandes ventanas, un chalet con jardín, un dúplex con balcones, o una finca con terreno generan confinamientos más o menos oxigenados, más o menos opresivos, y, por tanto, experiencias muy diversas. Las cuatro paredes pueden convertirse en una trampa, red, prisión, jaula, pero también en útero, capullo, burbuja, santuario ...
Patrones colgados.(Serena Casas)
La otra envolvente con la que trabajo, la prenda de vestir, está en contacto directo con nuestra piel. Aunque inicialmente pueda parecer superficial, frívola, también tiene su importancia. Y es que viene a suplir la falta del pelaje animal perdido a lo largo de la evolución: identifica, protege, amenaza, defensa, seduce ... Es un filtro que interactúa con nuestro entorno, lanza mensajes a los que nos rodean de piel hacia fuera, pero también y sobre todo de piel hacia adentro, con nosotros mismos. Del mismo modo que la casa física dice mucho de quienes somos, cómo somos, cómo vivimos, qué pensamos, qué hacemos ... esta “casa superficial” de la prenda de vestir también nos hace estas indicaciones. No es sólo una mera capa protectora que nos abriga, sino que también es un medio a través del cual utilizamos unos códigos establecidos para dar información a nuestro entorno, y mostramos qué somos, cómo somos y cómo nos sentimos, en un flujo de información que es de doble sentido. En días en los 37
que el entorno que nos observa es limitado, el principal receptor de esta información somos nosotros mismos, por lo que estoy totalmente de acuerdo con quien dice que, en estos días de confinamiento, es importante elegir lo que nos ponemos para ayudar a sentirnos mejor. De manera consciente o inconsciente, nos sentimos como nos vestimos y nos vestimos como nos sentimos. Es el reflejo del estado de ánimo, emocional, de cómo nos sentimos piel adentro, de la “casa íntima”, la casa esencial sin la cual estaríamos perdidos, totalmente desubicados. La identidad, el yo en toda su complejidad psicológica y emocional, es la casa más interior, la más profunda y seguramente la más compleja, y condiciona nuestra visión
El atuendo puede ser nuestra casa más íntima. (Serena Casas)
del mundo y cómo nos enfrentamos. Nuestra casa íntima, al igual que la casa física, tanto nos puede aprisionar como hacernos libres. Cuidar esta casa íntima y esencial es seguramente la tarea más importante que se nos plantea estos días. Nuestro estado emocional condicionará todo lo demás, determinará el filtro a través del cual vemos el mundo y nos enfrentamos a la experiencia de estar en casa. Sentimos como el confinamiento ha hecho que mucha gente haya vuelto a los básicos, a lo esencial, se ha lanzado a hacer pan, a cocinar, a hacer un huerto, a coser, a aprender a “hacer” cosas nuevas o retomar aquellas que tenía abandonadas... Vivimos en un mundo en el que las prisas, la falta de tiempo, las idas y venidas, los plazos y los horarios nos arrebatan el tiempo de manera salvaje, y una de las consecuencias directas de ello (entre muchas otras ) es que hemos dejado de “hacer” para pasar a “comprar”, 38
LA CASA — EN CASA
perdiendo por el camino capacidad creativa. Pero un contexto como el actual en el que “comprar” entra en el terreno de la inseguridad, “hacer” vuelve a ser una opción. Cuando recuperamos alguna de estas actividades que requieren nuestro tiempo, nuestra atención y nuestras habilidades, de manera inesperada nos reconecta con nuestra creatividad, nos redescubrimos capaces de construir algo de la nada, alimentamos nuestro yo, cuidamos nuestra casa íntima ... y nos sentimos mejor. En mi caso, el proceso creativo pensar-diseñar-patronar-coser me construye una especie de burbuja, envolvente mental, en la que entro en una especie de estado de meditación, y en la que, si se dan las condiciones adecuadas (tiempo de calidad sin interrupciones), hace que me olvide del resto, de todo lo que me rodea, incluso físicamente, y me
Una mesa con material de costura, siempre es el inicio de la actividad creativa. (Serena Casas)
sitúa en un espacio indefinido de mi pensamiento en el que lo único que tengo que hacer es tirar adelante, resolver los problemas, pensar soluciones, elegir opciones, depurar la técnica, aprender del caso concreto acumulando experiencia, hasta llegar a mi objetivo, que es hacer realidad el objeto físico a partir de la idea inicial de la mejor manera que sea capaz. Este estado mental, que me recuerda al de leer un libro (cuando te olvidas de que estás leyendo para pasar a “sentir” la historia) o ver una película (cuando te olvidas de que estás mirando la película para pasar a “vivirla”) para mí es casi liberador, me olvido de que existo y sobre todo hace que las barreras físicas se desdibujan. La casa física pierde importancia, se desvanece por un rato. Mirar atrás, hacia el interior transforma radicalmente la experiencia de confinamiento y eso me hace pensar que podemos ir más allá ,estirando este hilo. Seguramente hay otras capas que construyen la experiencia de quedarse “en casa”. 39
Entre la casa íntima del yo y la superficial de la prenda de vestir está la piel misma, la dermis. Estos días somos más conscientes de esta que nunca. El virus nos ha hecho adoptar una serie de pautas de constante autoprotección, con nuevos hábitos y pautas de higiene preventivos condicionando nuestros hábitos de manera radical y nuestra relación con el entorno, cosas y personas. La piel es la capa que envuelve nuestra “casa biológica”, que condiciona nuestra salud, es la frontera entre estar enfermos o sanos. Positivo o negativo. Esto lo cambia todo para nosotros y nuestro entorno. Hasta ahora hemos ido de la casa física hacia adentro, pero podemos ir también de las cuatro paredes de la casa física hacia fuera. A través de las ventanas la experiencia posible es también diversa. Hay quien vive en el aislamiento de una casa de campo en la montaña, o quien se emociona con la música en comunidad y los aplausos masivos del patio de manzana y del barrio cada noche a las ocho. Seguro que mucha gente ha descubierto una comunidad con la que hasta ahora quizá sólo se cruzaba en el rellano de escalera o por la calle, sin intercambiar más que una mirada y con la que ahora puede que incluso ha organizado una red de cuidados o ayuda entre personas. Sea pequeña o grande, también ha habido una especie de exaltación de la comunidad que está siendo importante en la experiencia del confinamiento ... se ha hecho presente la “casa social”. La ciudad, por supuesto y el país en el que vivimos, a través de las decisiones de los gobernantes son determinantes. Como una cúpula que aplica a todos por igual de fronteras adentro, se imponen las leyes, las pautas, los tiempos, la intensidad que determinan el cómo, el cuándo, el qué y el dónde del confinamiento. Es la “casa política”. Al final, creo que, seguramente, siempre pero especialmente en estos días de confinamiento, toda esta serie de capas (y seguramente otras) que se retroalimentan, interrelacionan y forman un continuo “país - ciudad - barrio - edificio - vivienda - abrigo - piel - identidad “, construyen la experiencia individual de quedarse “en casa”, concepto, por tanto, complejo, que va mucho más allá de las evidentes cuatro paredes que habitamos. Serena Casas Brullet Arquitecta y patronista
SERENA CASAS BRULLET Arquitecta (ETSAB) y Patronista (ESDM Felicidad Duce). Diseñadora textil. Diseñadora de ropa infantil a través de la marca propia inFUn Terrible.
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Worktitude for Wellbeing Lighting strategies for a humanized approach.
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LA CIUDAD
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LAS PANDEMIAS Y LA CIUDAD Octavio Mestre Aramendia — 22 de abril 2020
Nos enamoramos y creemos que nadie se ha enamorado antes que nosotros, que con nuestro primer beso, inauguramos el mundo… Tenemos un hijo y creemos que somos los primeros en haber tenido un hijo… Nos rompemos una pierna y solo vemos gente escayolada y con muletas por la calle, gentes que apenas ayer no estaban… Levantamos un edificio y nos imaginamos que nadie ha sentido antes que nosotros esta ilusión primera de ver cómo crecen los pilares desde el suelo, cómo aparecen muros y paredes, como de la nada. Cuando empecé a construir, hace ya más de 30 años, mis primeras viviendas unifamiliares me parecían maquetas a escala 1:1. Porque cada uno imagina —o cuenta su historia— desde su pasado, desde su historia personal. Y, hasta entonces, solo había hecho maquetas. Pero hemos de reconocerlo: apenas somos un eslabón de una especie con tendencia a olvidarlo todo.
Medellín, Colombia. (Octavio Mestre)
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LA CIUDAD — LAS PANDEMIAS Y LA CIUDAD
También la ciudad olvida… Hoy, hay mensajes que nos llegan y nos cuentan cómo, cada cien años, desde la Edad Media se han sucedido pandemias… pestes varias, diversos episodios de cólera, tuberculosis, la última gran gripe española del 1918 que, según cuentan las crónicas, se llevó por delante a 50 millones de personas de las de entonces (que eran muchos menos). Que sean fruto de ciclos de la naturaleza o provocados por el hombre para controlar la población, como algunas teorías conspiratorias pretenden demostrar, no es objeto de esta reflexión (a cierta edad, uno ve posible una cosa y su contraria). Recuerdo que mi madre contaba lo mortal que era la tuberculosis en la Pamplona de su juventud, en los años cuarenta y, cómo hasta el descubrimiento de la penicilina, la vida de tanta gente pendía de un hilo. Sin movernos de Barcelona, el Hospital Antituberculoso de Sert y Torres Clavé, una de las joyas del Racionalismo que tenemos, responde a la necesidad de resolver este problema sanitario, así como las Escuelas del Mar del noucentista Josep Goday, en la Barceloneta, pretendían hacer salir a los niños de las escuelas de una Barcelona insalubre y favorecer los efectos terapéuticos de los baños de sol y de mar. Porque, si la arquitectura no ayuda a resolver los problemas de la gente, no es arquitectura: no tiene ningún sentido.
Escuelas del Mar del arquitecto Josep Goday en la Barceloneta (Octavio Mestre)
De hecho, sin la necesidad de higienismo que surge en la Inglaterra del XIX (quizás, el país más contaminado entonces, debido a que fue cuna de la revolución industrial) y se amplifica en la Bauhaus, no podríamos entender todo el Movimiento Moderno cuya vocación fue la de construir unas viviendas más saludables, desde una clara conciencia social, con ventilación cruzada y unas secciones que permitiesen el asoleo de todas las viviendas. Decía el padre del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, médico de profesión, al que dedica su libro El Olvido que seremos, que “la mayor parte de los problemas sanitarios de una ciudad como Medellín se resolvería, no con más hospitales, sino construyendo un acueducto que llevase agua potable a toda la ciudad”. 45
EL VIENTRE DEL ARQUITECTO. QUÉDATE EN CASA Quédate en casa significa cosas muy diferentes según la casa. Sin dejar Colombia, me envían mis amigos un estudio en el que se habla de la gran proporción de colombianos que están confinados en viviendas deficientes (la Web La silla vacía cifra en 15.5 M los hogares deficientes, muchos de ellos de autoconstrucción, tanto en medio rural, como en la ciudad. Y, quien dice Colombia, dice también tantas ciudades latinoamericanas (y también europeas). Ciertamente, no es lo mismo, estar confinados en una casa con jardín y vistas al mar, en un piso del Ensanche de Barcelona de davants i darreres (en los que todos los miembros disponen de su propia habitación o pueden apropiarse de un espacio) o el cómo muchas familias numerosas deban pasarlo, en pisos de apenas 50-60 m2 en los que el salón, de noche, se convierte, no en dormitorio ocasional de un invitado, sino en el permanente de algún o algunos de los miembros de la familia. Es evidente que, como arquitectos, tenemos una enorme responsabilidad en la definición del espacio público (el espacio de todos), del espacio doméstico... y de la relación de lo público y lo privado, de los intersticios… Porque estamos todos confinados, pero como decía Coderch, “todos somos iguales, pero unos más iguales que otros”. Porque para confinamiento, el de otros… Y pienso en los diarios de Robert Scott, en su carrera con Amundsen, sin poder salir de su igloo, viviendo los varios meses de oscuridad de los Polos, como le ocurre a la protagonista de la película Nadie quiere la noche; pienso en la Villa Diodati de Ginebra aquel verano en el que el cielo se oscureció por la erupción de un lejano volcán y en la que, en sola una
Ramon Casas — Interior al aire libre, 1892 (Coleccion Carmen Thyssen-Bornemiza)
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noche, nacieron dos de los monstruos del siglo XX, el vampiro y Frankenstein… Y pienso en los presos, ellos sí confinados y en ese romance anónimo, El prisionero, que dice así “Que por mayo era por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor; cuando canta la calandria y responde el ruiseñor; cuando los enamorados van a servir al amor; sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión, que ni sé cuándo es de día, ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba al albor. Matómela un ballestero; dele Dios mal galardón”. Pues eso. Porque no es lo mismo no ver el mar porque no me acerco a saludarle, sabiendo que puedo ir en cualquier momento… que el no verlo por no poder salir de casa.
VENTANAS Hace años, en noviembre del 1999, en el Museo Picasso, vi una exposición que se titulaba Picasso-Paisaje interior y Exterior, en las que pintaba paisajes de Antibes, Mougins, de la Californie, paisajes que yo relaciono con Matisse (“au fonds il n´y a que Matisse”, decía
Villa Diodati de Ginebra. (Octavio Mestre)
el propio Picasso), con el retrato que Dalí le hiciera a su hermana Anna Maria, de espaldas en la ventana, con la habitación de Van Gogh o, incluso, con las Mujeres en la ventana de Murillo, en la que una muchacha joven mira fuera, embelesada, mientras la otra, de mayor edad, sonríe, en un gesto entre tímido y malicioso. La ventana se ha convertido estos días de confinamiento en el punto de encuentro entre el dentro y el fuera, el lugar por el que nos asomamos al mundo, por el que salir a aplaudir a las ocho a nuestros sanitarios, al personal de limpieza, a aquellos que no pueden dejar de trabajar por nosotros, en acto de afirmación de colectividad. Nunca como ahora hemos valorado nuestra pequeña terraza, balcón o ventana, nunca como ahora hemos valorado tanto el poder salir al sol. Las ventanas son los ojos de los edificios desde los que mirar al otro. Y pienso en las habitaciones de la literatura… en el Cuarto de Jacob, en el Jacob’s Room, de Virgina Wolf 47
que tan bien refleja la película Las horas (aunque ésta esté basada en la novela homónima de Michael Cunningham, una Virginia que se sentía enclaustrada en su mundo y en su cuerpo y que ya sabemos cómo acabó. Y, en contraposición, pienso en la habitación con vistas, A Room with a View, adaptada de una novela de E.M Forster y esa pasión que los ingleses siempre han sentido por hacer su particular viaje a Italia. Ventanas en el cine, en la literatura, en el arte, porque necesitamos ventanas para ver, para ser… Y ayudar a los otros a ser es, también, responsabilidad de los arquitectos.
RECOGIMIENTO INTERIOR Sé que hay gente que lleva mal el confinamiento pero, en general, sostengo que se trata de gente con poca vida interior, de gente que no sabe estar a solas con uno mismo… porque uno siempre puede leer y escribir (a mí, lo que más me gusta de leer es escribir), cocinar, profundizar en lazos familiares, hacer aquellas cosas que tantas veces quisimos hacer para las que no teníamos tiempo, dejar volar la mente... El tiempo (y más a medida
Pablo Picasso — El Taller de la Californie, 1956. (Octavio Mestre)
que nos hacemos mayores, es más importante que el espacio). Por eso fortalecer la vida interior me parece básico… tener las ideas claras. Saber que no necesito que mi mujer enferme para saber que la quiero y la necesito, como no necesito esta pausa forzada para tener tiempo para leer o escribir. Porque leo a diario y escribo a diario, también… artículos, libros (en este momento estoy traduciendo al francés mi libro La Arquitectura como misterio, mientras mi hijo hace lo propio con la versión inglesa), mientras avanzo futuros números de nuestra revista digital que tiene una media de 35.000 entradas por número y gen te suscrita en un centenar de países, T18magazine.com, una revista de referencia, completamente gratuita, porque esa es la manera de llegar a tanta gente. A veces pienso que, de no poder pagar las nóminas a final de mes, los gastos del día a día, quizás no tendría esta tranquilidad de espíritu que me permitiese leer y disfrutar 48
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de la lectura… Aunque, quizás por esto, siempre he tenido una estructura pequeña, una estructura muy estable que ya sobrevivió unida la crisis del 2007, maquetando libros y haciendo concursos en muchos países (cabe decir que los perdimos casi todos, pero que, con los que ganamos, pudimos ir equilibrando la balanza). En las glaciaciones sobrevivieron no los animales más fuertes, sino los que supieron adaptarse mejor al nuevo paradigma. Aunque, otras, pienso que, justamente, es el leer de a diario lo que me permite irme a dormir con las preocupaciones de los otros que, con frecuencia, lo pasan peor que yo y no mirarme el ombligo, no escucharme, no compadecerme. Y empezar, renovado, cada día. La literatura es, también, una ventana (nunca tan necesaria como ahora). La pandemia nos obliga a todos a hacer de la necesidad virtud. A comprobar que no éramos tan dueños de nuestra vida, como creíamos (toda una lección de humildad), a asumir que somos un ser social y, o salimos fortalecidos como sociedad, o no saldremos (toda una lección de la solidaridad necesaria), a aceptar que, a veces la vida se contrae (toda una lección de resignación, de aceptación), nos enseña que podemos pasar con la mitad de la mitad de lo que creíamos fundamental e imprescindible (todo un baño de realidad). Hemos cambiado movilidad, espacio por tiempo… Aprovechémoslo… ¿cuántos, en momentos difíciles, tras una enfermedad o un accidente que les ha obligado a parar han descubierto su verdadera vocación o cómo dar un nuevo enfoque a sus vidas?
Portada de la revista T-18 (Octavio Mestre)
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¿HABRÁ UNA ARQUITECTURA DEL CONFINAMIENTO? ¿EN QUÉ SENTIDO LA CRISIS DE LA EPIDEMIA PUEDE ALTERAR NUESTRA VISIÓN DE LOS ESPACIOS DOMÉSTICOS O PÚBLICOS? Una videoconferencia no sustituirá nunca una reunión, pero nos demuestra cuán innecesarios eran tantos viajes como hacíamos, en muchos casos (salvo que los viajes tuviesen otra misión). Es como ese absurdo de la economía global y la deslocalización (aun no entiendo porque es más barato un juguete que viene de China que uno fabricado en el levante español —claro que lo entiendo, es una forma de hablar— o cómo pueden costar tan poco algunos billetes de avión… o cómo, en el mismo vuelo, hay otros que viajan por la mitad de lo que yo pago (siempre he sido una nulidad en esto de conseguir ofertas). Claro que el coste real es otro, la huella de carbono. Decía mi padre que era de necios confundir valor y precio... Quizás ése sea el modelo a cambiar. Trabajar desde nuestras casas hoy es más posible que nunca. No solo posible, sino obligatorio… pero ya hace mucho que mucha gente dispone de un espacio en sus casas desde el que trabajar y conectarse. Claro que no todos los trabajos lo permiten… Yo puedo pensar, dibujar, dar instrucciones, trabajar en red con los colaboradores, hacer avanzar las cosas, dar cuerda al mundo… pero los edificios necesitan de alguien que, físicamente, los construya. De todas formas, no dejo de pensar que hay algo propio de la Edad Media en toda esta vuelta a los orígenes, pero es que, quizás, es un modelo que, como sociedad, no deberíamos haber abandonado. En catalán tenemos una expresión que lo define muy bien… “Menjar poc i pair bé”. No creo que la crisis vaya a promover un nuevo modelo de hacer arquitectura, como tampoco la crisis del 2007 supuso un cambio, más allá de reconocer los fastos inútiles de la hoguera de la vanidades del capitalismo salvaje (“más ética y menos estética”, rezó el lema de una de las Bienales de Venecia de la época)… Porque, una década después, se siguen construyendo edificios icónicos en países jóvenes (y con músculo) con necesidad de autoafirmación (China o Emiratos). Y las revistas que se rasgaron las vestiduras siguen publicando las obras recientes de aquellos que un día fueron denostados como “arquitectos estrella” (siempre he pensado que hay dos pistas, una por la que corren esos pocos y otra, por la que corremos los demás). Por eso, quizás, lo más interesante sea la necesidad provocada de transformar hoteles en hospitales (tipológicamente tampoco son tan diferentes), y pabellones de exposiciones y palacios de congresos en hospitales de campaña medicalizados (lo que demuestra que son más interesantes las edificios-caja que los edificios-estuche (por seguir una terminología de Campo Baeza). Pero eso ya lo hacen, a diario, mis amigos de PMMT porque saben que el tiempo que ahorran en la construcción de un hospital, lo pueden cuantificar y traducir en salvar vidas. ¿Surgirá un nuevo Shigeru Ban que, como en el terremoto de Kobe, decidiera usar el cartón como material portante? Es posible… la creatividad humana siempre sorprende. Lo cierto es que pasar tantas horas encerrados en casa, nos debe de hacer pensar en la importancia del espacio doméstico, un espacio que se requiere flexible y adaptable, 50
LA CIUDAD — LAS PANDEMIAS Y LA CIUDAD
donde los espacios de apropiación (esos espacios sin uso asignado, como explican muy bien Txatxo Sabater y Ricardo Guasch) son fundamentales para que cada cual pueda hacer suya, su propia casa. Oí una vez explicar a Ignacio Paricio que a la hora de comprar una vivienda no debíamos de fijarnos si tenía parquet o no, o las marcas de la grifería que siempre podríamos cambiar, sino en comprar la vivienda mayor que pudiésemos pagar, la mejor comunicada y la mejor orientada, porque la superficie, la orientación y su situación respecto al resto de la ciudad, son factores que nunca podremos cambiar.
Dalí — Muchacha en la ventana (Octavio Mestre)
DE REDES SOCIALES Y DE LO QUE NOS ESPERA Ya sé que hoy en día, además de las ventanas que mencionábamos, tenemos otros ojos, las pantallas del ordenador, las de nuestros iPhone, portátiles y otros dispositivos que, conectados a Internet, nos permiten recibir noticias del mundo en tiempo real. Nunca fue más fácil estar informado (claro que cuánta sabiduría se pierde tras la cultura, y cuanta cultura se pierde tras tanta información). Y es cierto que el confinamiento es menos duro, si uno habla, de a diario, con gentes de todos los puntos del planeta con los que se ha cruzado. Así la sensación de soledad es menor. Reparo, gracias a mi hijo, que los ingleses tiene dos acepciones para decir que estás solo, alone y lonely, que es como un alone con tristeza. Nosotros solo una. Por las redes circulan, estos días, mensajes “buenistas”, Fermatevi… “Parad, la tierra necesita respirar”… “No podemos volver a la normalidad porque la normalidad era el problema”… y 51
Ruinas de Tikal en Guatemala. (Octavio Mestre)
Templo de las raíces de Ta Prohm en Camboya. (Octavio Mestre)
los grupos se llenan de likes, corazoncitos, pulgares hacia arriba y demás emoticonos. Hablan de fin de ciclo, de nuevo paradigma, de que “nos acostamos en un mundo y nos despertaremos en otro”... Y no digo que no tenga su parte de razón… En la vida —y en la historia— hay puntos de inflexión. En la del mundo y en la de cada uno de nosotros, como si fuésemos un pálido reflejo de cuanto sucede fuera. Pero yo no lo creo o, si se me permite, no sé si el mundo que salga de esto será mejor, porque saldrá más pobre, más endeudado, porque los parados se contarán por millones, porque muchos, si no cobran, no podrán pagar el alquiler… y a quien ha perdido la casa, ya no digo si pierde a un familiar querido, las aguas cristalinas de los canales y los defines surcando los mares, sospecho que le importarán más bien poco. Porque el planeta necesita respirar, sí, pero la gente comer. Y si no se trabaja la tierra, la tierra no da fruto. Pero debemos de ser capaces de mirar más allá de nuestro ombligo. Quisiera creer que saldremos todos juntos, que el mundo será más solidario (quisiera creer, pero no lo creo, por la tendencia a olvidar a la que me refería al principio de estas líneas). Me conformaría con que se blindase la sanidad y no hubiera más recortes, con independencia del color político que gobierne: el personal sanitario son los auténticos héroes de esta guerra... Quisiera creer, por último, que seremos capaces de construir un mundo más sostenible, de una mayor eficiencia energética. Porque, quizás la crisis del coronavirus sea solo el anticipo de una mayor que nos vendrá por el calentamiento global de la tierra, si no reaccionemos a tiempo. No, no creo que la tierra vaya a desparecer, la tierra lleva aquí unos cuantos millones de años antes de que apareciésemos nosotros y ha vivido glaciaciones, la extinción de los dinosaurios y el antropoceno. A la tierra le das tiempo y recupera lo que es suyo, lo he visto con las tantas pirámides, hoy convertidas en colinas enterradas por la vegetación, tanto en el mundo maya del Yucatán, como en Angkor Vat, en 52
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el otro extremo del mundo. La tierra puede vivir sin nosotros, nosotros no podemos sin la tierra. Es importante que cambiemos nuestra mentalidad de dueños a usuarios y hacer como algunas tribus indias de Norteamérica: pensar que la tierra la heredamos de los hijos y no de los padres, porque es a ellos a quienes deberemos de dar cuentas. Porque de esta saldremos, claro que saldremos, lo importante es perdiendo el menor número de plumas posibles. ¿Habremos aprendido la lección? Octavio Mestre Aramendia Arquitecto y escritor Día 40 de confinamiento
OCTAVIO MESTRE ARAMENDIA Arquitecto en Mestre Arquitectos con más de 150 obras construidas. Profesor en una veintena de Universidades de varios países. 19 libros publicados sobre obra pròpia, guías de arquitectura y reflexiones varias. Co-director de T18magazine.com
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CASAS, CALLES, BARRIOS Y… ¿CIUDADES QUE CURAN? Miguel Mayorga Cárdenas y M. Pia Fontana — 29 de abril 2020
Los autores nos proponen aprovechar el confinamiento para repensar desde la proximidad la relación entre nuestra casa, el barrio y la propia ciudad. En especial se hace hincapié en la urbe, a la que deberíamos ver como un lugar que protege y no como un sitio del cual huir.
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LA CIUDAD — CASAS, CALLES, BARRIOS Y… ¿CIUDADES QUE CURAN?
NO, ¡NO NECESITAMOS VOLVER A LA NORMALIDAD! “Estar en casa”, “asomarse al balcón o a la ventana” y “salir al barrio” son para la mayoría de nosotros tres de las actividades más comunes de estos días. Acciones que en algún caso han evidenciado necesidades —domésticas y urbanas— de las cuales no teníamos conciencia o que, simplemente, hacían parte de nuestra rutina, sin prestarle mucha atención: en casa, la necesidad de espacios más adaptables para albergar actividades diferentes que antes hacíamos fuera; de una buena orientación; de espacios exteriores, balcones, terrazas o simplemente ventanas con vistas dignas y, en el barrio, la necesidad de servicios de proximidad y de lugares más cercanos para llevar a cabo las pocas actividades permitidas, sin grandes desplazamientos. La casa y el barrio se han convertido en nuestro mundo ahora… Al estar fuertemente restringida la socialización y los desplazamientos en el espacio urbano, nuestra nueva vida “confinada” nos está mostrando que lo que necesitamos, y no solamente ahora, sería tener la posibilidad de compatibilizar la mayoría de nuestras actividades cotidianas, asociando las esferas de la vida productiva y reproductiva, en un ámbito más reducido, rescatando la dimensión del barrio como un espacio de centralidad que pueda satisfacer estas necesidades y reducir movilidad. En el fondo, el mejor desplazamiento es el que se puede evitar, mejorar lo existente debería convertirse en la primera opción de proyecto y las nuevas tecnologías podrán ser, ahora más que nunca, aliados y no substitutos, para que la vida laboral y académica pueda compatibilizarse mejor con la familiar. En una situación de pandemia el estar confinados se ha convertido en nuestra única forma de estar protegidos, la casa y el barrio —con los “servicios” que nos proporcionan en mayor o menor medida— son, de momento, la “cura” de la que disponemos. La supuesta “normalidad” es la que ha producido la situación que estamos viviendo. La Covid-19 ha puesto en evidencia, de una manera muy dramática y sin posibilidad de escoger, una crisis sistémica urbana en la que interactúan factores ambientales y sociales que cuestionan la habitabilidad de las viviendas y de las ciudades: el exceso de contaminación del aire y acústica; la falta de calidad ambiental de la vivienda; la necesidad de espacios verdes y de mejor acceso a los servicios básicos son solo algunos de los problemas asociados a nuestra vida cotidiana. Lo que necesitamos ahora es ir hacía una “nueva” normalidad…
LA CASA ES MÁS QUE UNA SUMA DE ESTANCIAS: ADAPTACIÓN A LUGARES Y MODOS DE VIDA DOMÉSTICA La vivienda surge como necesidad de refugio y protección, una segunda piel que responde inicialmente a unas condicionantes de un entorno del cual nos protegemos y con el cual nos relacionamos. A este propósito, Luigi Cosenza, en el texto “Storia dell’abitazione” de 1974, lanza una teoría muy provocadora, hoy más pertinente que nunca: la involución del hombre empieza desde que acaba la época primitiva, cuando tener acceso a una vivienda que pudiera satisfacer necesidades básicas, se ha visto transformada en una mercancía. 55
El mismo Cosenza, en el breve escrito “Farsa reale di un progetto ideale”, habla a propósito de un proyecto de vivienda unifamiliar que nunca se construyó y comenta a su “ficticio” cliente: “Le voy a decir una cosa con la serenidad del médico que no tiene tiempo, ni manera de explicar sus recetas: esta casa es sobre todo su medicina. Y consuélese pensando que no va a ser el primero en tener una experiencia parecida”. Desde hace años, se ha intercambiado la búsqueda de calidad ambiental de la casa por la de soluciones que optimizan y sistematizan su construcción, llegando a producir viviendas que, gracias a los avances tecnológicos e industriales permiten una gran capacidad de adaptación técnica (edificaciones en altura, acondicionadas, herméticas) que, sin embargo, no responden al entorno o a factores ambientales.
William Heath “How to live in a flat”, 1936. Irónicas imágenes de la vivienda moderna en portada y páginas interiores.
En la publicación ¿Cuánta casa necesitamos? Thoreau, Le Corbusier y la cabaña sostenible, el autor Urs Peter Flueckiger, se hace una pregunta partir del análisis de dos cabañas celebres que nacen de la necesidad de sus autores de experimentar un modo de vida austero, simple y muy vinculado al espacio natural: la cabaña del Walden Pond de Henry David Thoreau (3m x 4,6m) y Le Cabanon (3,3m x 3,3m), la casita de madera que Le Corbusier regaló a su mujer, Yvonne, en Roquebrune–CapMartin, en la Costa Azul. Siempre se ha hablado de las dos casas por la sencillez de su solución arquitectónica y constructiva y por sus entornos naturales, pero hay unos detalles curiosos que vale la pena recordar: Henry David Thoreau vivió en esta casa “durante dos años, dos meses y dos días. Se alimentaba de las alubias que plantaba, de lo que recolectaba en el bosque y pescaba en el lago, pero se desplazaba habitualmente a la vecina localidad de Concord para lavar la ropa y visitar amigos”; por otro lado, en el caso de Le Corbusier, “La amistad con Rebutato es básica para entender el Cabanon puesto que el restaurante era, a todos los efectos, su cocina. Construyó una puerta con acceso directo al restaurante, y eso le evitaba tener que guardar útiles de cocina.” Ambas cabañas, construidas para disfrutar de una condición de simplicidad y austeridad cuentan con condiciones de relación con algunos servicios o actividades a las cuales sus propietarios no pueden renunciar: lavandería y visitas a amigos, 56
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para Thoreau y restaurante para Le Corbusier. Casas inmersas en la naturaleza, aisladas, que sin embargo tienen como plus necesario el acceso a servicios imprescindibles para el bienestar de sus habitantes. En el reciente artículo ¿Cómo serán las casas tras el coronavirus?, Juli Capella comenta que: “de repente nuestros hogares se van a convertir en refugios; así comenzó la cosa hace millones de años. A partir del virus, la casa tradicional burguesa del siglo XIX y la funcional del XX, van a dejar paso a otro tipo de hogar más cápsula o ‘cocoon’. De la máquina para vivir, que dijo Le Corbusier, al ingenio para sobrevivir. […] Pero como dijo Henry David Thoreau, el del experimento de Walden, “¿de qué sirve una casa, si no está en un planeta tolerable donde situarla?”. Una vivienda que cura es aquella que nos vuelve a poner en contacto con la naturaleza —como decía Luigi Cosenza— y que, por supuesto, nos hace sentir bien en su interior; la que hace que estemos conectados físicamente y —¿hoy también virtualmente?— con nuestro entorno y en la que nos sintamos cómodos y protegidos. Se ha reflexionado mucho sobre la importancia de balcones y ventanas en las viviendas — Candilis, Josic & Woods ya decían: “Las ventanas no son un hueco en la pared”— espacios de transición imprescindibles para conectar la casa con el espacio exterior, pero más importante es garantizar previamente una buena orientación con buenas condiciones de luz y vistas razonables. También se ha hecho énfasis en la medida de las viviendas, pero más importante aún es la calidad de los espacios: un piso de 60 m2 podría tener mejor calidad ambiental que uno de 80m2. Se ha puesto la atención sobre los espacios de almacenaje, pero más aún se necesitan viviendas con espacios adaptables y capaces de albergar usos y actividades no necesariamente vinculadas a la vida doméstica, al menos hasta ahora. Ahora, más que nunca, es necesario hablar de arquitectura sostenible, con un reclamo a soluciones más sensatas. Ya existe el denominado Síndrome del Edificio Enfermo (SSB): “un conjunto de sintomatologías y enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en los espacios cerrados, pero que también se puede ver agravado por las condiciones de estrés propias del trabajo, el uso de materiales sintéticos o la electricidad estática. Curiosamente, con frecuencia es uno de los efectos de los llamados edificios “inteligentes” o muy tecnificados”. La domótica ha construido un imaginario de casa automatizada que apuesta por una eficiencia energética extrema y que, sin embargo, no es todavía garantía de calidad ambiental, ni de un mejor aprovechamiento de las condicionantes existentes.
EL BARRIO MÁS QUE UNA SUMA DE CASAS: CENTRALIDAD, PROXIMIDAD Y CAMINABILIDAD PARA LA VIDA COTIDIANA La casa es más que una suma de estancias. Y la ciudad es más que la suma de sus edificios y calles, o de una agrupación de habitantes que residen en un mismo espacio geográfico. “La organización social y el sistema cultural dependen de algo más que el número y la heterogeneidad de los individuos; hay que tener también en cuenta la estructura tecno-social, fundamento organizativo de la sociedad”, dice Manuel Castells. Un espacio 57
Candilis, Josic &Woods. “Concurso operación millón”, 1955. El principio de las aberturas y de las ventanas en las fachadas de las viviendas como espacios habitables. (mayorga+fontana arquitectos)
de escala intermedia, entre casa y ciudad, nos puede brindar algunas soluciones: en los barrios se puede fortalecer la idea de proximidad como base de una solución ecológica para fomentar la vida de vecindario y, como consecuencia, reducir notablemente la movilidad, así como el gasto de energía y la contaminación asociada a los desplazamientos. “Tener todo lo que necesitamos a menos de 15 minutos de casa” es la propuesta de la “La Ville Du Quart d’Heure”, para la ciudad de París. Imaginar un futuro en que nadie tenga el colegio de sus hijos a más de 15 minutos de casa; que todo el mundo llegue al trabajo en un cuarto de hora o tarde ese mismo tiempo en ir al supermercado, son los objetivos de la propuesta. Apostar por cambios más estructurales a escala de barrio implica promover una “ciudad de los cuidados”, más humana, justa y “saludable”. Llevamos mucho tiempo privilegiando la ciudad productiva y del trabajo frente a la reproductiva. El sistema de relaciones es el que define el grado de interacción entre espacios —físicos y sociales, domésticos y urbanos— y la calidad de vida de los barrios, pasa por entender las relaciones de vecindario o el acceso a espacios públicos y equipamientos; por defender y promover el comercio de proximidad o por dotar de mejor accesibilidad y así disminuir desplazamientos gracias a la concentración de actividades distribuidas más equilibradamente. En términos de movilidad, pensar que el mejor desplazamiento es el que se puede evitar es ya una buena manera de actuar. Si distribuimos la población en pequeños asentamientos dispersos se podría reducir el riesgo al contagio, pero también se reduce la posibilidad de una atención sanitaria mejor y cualquier servicio público se hará más costoso, se pierden los valores de la ciudad, del acceso a los servicios y es un modelo al final insostenible. Conviene apostar por una visión de ciudad que pone en valor las necesidades cotidianas y que promueve equilibrar y compatibilizar la ciudad productiva con la reproductiva. Esta urbe también debe mejorar los espacios que también las relaciones entre ellos, entendiendo el qué, el cómo pero también para quién se plantean las políticas urbanas e intervenciones. Otro tema a destacar es la oportunidad de promoción de la bicicleta como forma de movilidad y del trabajo telemático como forma de ahorro de desplazamientos. Ya sabemos todos que con la crisis Covid-19 se ha producido una reducción significativa de la 58
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Carlos Moreno “La ciudad del cuarto de hora” para París, 2018. Propuesta de hiper-proximidad urbana para el programa de la reelección de la alcaldesa Anne Hidalgo. (mayorga+fontana arquitectos).
contaminación en general, tanto por dióxido de nitrógeno, como por ruido con regeneración de ecosistemas y mejoras en las relaciones con la naturaleza. La movilidad es un tema de salud pública, porque el uso y abuso del automóvil ha llevado muchos efectos y enfermedades asociadas, y ahora sabemos que las pandemias también de expanden, desarrollan y tienen efectos mayores en las zonas y habitantes de ciudades más contaminadas. Sin embargo, para poder mejorar la movilidad urbana, en términos de salud pública, hemos de centrarnos en el ciudadano y en sus necesidades, en el perfil de las personas y en como favorecemos a colectivos como el de los niños y de las personas mayores. No se trata de hablar solo de flujos de transporte, sino de condiciones humanas y de calidad urbana. Se trata – además de medir anchos de carriles— de apostar por la calidad de los recorridos y hacer que las calles que sean más amables, seguras, saludables, para que la primera opción de desplazamiento sea caminar o usar la bicicleta, además del transporte público: es decir de darle su lugar al ciudadano como peatón. Sabemos que promover ciudades más caminables, y por ende menos contaminadas, son un camino a seguir. Pero en realidad también estamos en un momento en el que ya tenemos un nivel de aceptación para acelerar esos cambios. Si miramos con detenimiento son muchos los autores que han contribuido a rescatar la calle como espacio público frente al automóvil. Tenemos más de 50 años de la experiencia acumulada de la peatonalización del centro histórico de Copenhague y de la construcción del Lijbaan, la primera calle peatonal moderna en Rotterdam, y más atrás todas las propuestas sobre la unidad vecinal de desarrollo tanto en su versión americana, francesa e inglesa desde inicios del siglo XX. Hoy al actuar sobre la ciudad construida es importante entender ese espesor cultural heredado y todas estas medidas aportan beneficios en términos ambientales y de vitalidad urbana al espacio público por antonomasia, que es la calle. Pero debemos ser autocríticos para ver a quién favorecemos con estos proyectos y a quién van dirigidos 59
los esfuerzos. Nuestro objetivo no debería ser la “peatonalización”, sino la “caminabilidad” como condición ambiental difusa para fortalecer las relaciones de proximidad en los barrios. Muchos proyectos parten de la idea de ganar espacio al automóvil —cosa urgente a hacer—, pero es más importante favorecer las relaciones cotidianas de forma distribuida, evitar generar gentrificación y especulación con calles “elitizadas y estetizadas. Deberíamos hacer que la “peatonalidad” sea más una “caminabilidad” accesible a todos y no una mercancía. Todos estamos de acuerdo sobre la importancia de la casa como refugio, de lo clave que es tener balcones, terrazas y vistas en la vivienda. Pero deberían ser prioridades el derecho a la vivienda en buenas condiciones como objetivo generalizado y el apostar por la contención territorial para favorecer mayor proximidad y reducir dispersión: es decir lograr calidad ambiental difusa de la casa al barrio…
CIUDADES Y ARQUITECTURAS QUE CURAN Y QUE CUIDAN Las ciudades también enferman. Esto ya es una realidad demostrada y acertada. Sin embargo, deberíamos empezar a pensar en la ciudad como un lugar que protege y no como un sitio del cual huir. Pensemos en el cine y en tantas imágenes de ciudades mecanizadas, futuristas y distópicas que han fomentado la idea de lo urbano como lugar de perdición y de degradación, contaminado y deshumanizado. Pensemos en la ciudad máquina de películas como Manhattan (1921, de Paul Strand y Charles Sheeler en la ciudad de New York); Metropolis (1928, de Fritz Lang, en la ciudad imaginaria Metropolis 2016); Rien que les heures (1926, de Alberto Cavalcanti en la ciudad de París o como Berlín, sinfonía de una gran ciudad (1927, de Walther Ruttman). Pensemos también en algunas de las películas rodadas en EE.UU. de Friedrich Wilhelm Murnau: Sunrise (Amanecer) de 1927; Four Devils de 1928 o City Girl / Our Daily Bread, de 1930, proponen una lectura de la ciudad que en algunos casos, según Pierre Sorlin, aparece como un lugar impreciso,
Mayorga-Fontana arquitectos / City FOV Urban para la tranversalidad peatonal de la avenida Barcelona (2018) Hacia un ciudad más caminable que fortalecen valores urbanos de centralidad (mayorga+fontana arquitectos)
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Lab. Estudios Meridiana para con unos barrios y proximidad.
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reconstruido en estudio, pero los personajes la exploran y la viven en todos sus espacios y equipamientos. Es un arquetipo de lo que es una ciudad, lugar peligroso, de perdición frente al campo que potencia valores como la honestidad y la sencillez. Si en los años de la década de 1920 los imaginarios giran alrededor de la ciudad mecanizada y alienante por el trabajo en las fábricas, desde los años 1980 los imaginarios cinematográficos giran alrededor de ciudades distópicas en escenarios de realidades virtuales y deshumanizadas con espacios urbanos sombríos, oscuros, caóticos, degradados o absolutamente solitarios. Pensemos solamente en algunas de ellas: Los Angeles 2019 (1982 Blade Runner de Ridley Scott); Gotham City (1989 Batman de Tim Burton); New York 2263 (1997 El Quinto elemento de Luc Besson); Dark City (1998 Dark City de Alex Proyas); Sion (1999 Matrix de Lana y Lilly Wachowski); Rouge City (2001 A.I. Inteligencia Artificial de Stanley Kubrick / Steven Spielberg); Sin City (2005 Sin City de Frank Miller-Robert Rodríguez); París, Mombasa y una ciudad soñada (2010 Origen de Christopher Nolan). Para acabar con este repaso de ciudades cinematográficas, pensemos finalmente en la trilogía de Jacques Tatí, donde aborda una crítica sistemática, y a varias escalas, de la ciudad moderna: desde la visión irónica de la vida doméstica de la nueva casa funcionalista en Mon Oncle, de 1958; hasta la visión de la ciudad deshumanizada del trabajo y de las oficinas, en PlayTime, de 1967 para acabar con la crítica al exceso de movilidad y al uso del coche, en Traffic de 1971. La ciudad, en el imaginario contemporáneo y futuro, parece ser el último lugar en el que deberíamos o desearíamos estar…
Ridley Scott. Blade Runner. (1982). La construcción de un imaginario urbano en un fotograma de la película. Espacio público, arquitectura y vida urbana en una ciudad futura y distópica.(mayorga+fontana arquitectos)
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¿Cómo es una ciudad que cura, entonces? Promover políticas urbanas, arquitecturas y barrios que “cuidan y curan” ha de ser la respuesta a la condición Post- COVID, pero esto va más allá de los nuevos proyectos y de la propia gestión de la ciudad. Se trata de fomentar procesos de cambios sistémicos capaces de reconducir un modelo de ciudad que no ha valorado lo suficiente la necesidad de satisfacer el derecho ciudadano a unas arquitecturas y barrios habitables. Y una ciudad que “cura” será la que facilita el acceso justo y distribuido a las necesidades básicas, que fomenta las interacciones sociales, es la ciudad de los cuerpos y la naturaleza en su vulnerabilidad plural, con sus relaciones y su hambre de habitabilidad, seguridad y belleza. Nuestras ciudades aún están muy lejos de este objetivo. También podemos volver estratégicamente la mirada hacia el campo, como muestran las nuevas tendencias de la agroecología, un fenómeno que puede poner en valor los municipios vacíos y considerarlo como un problema urbano. De hecho, también “el campo ya no va a cámara lenta”. En la última exposición de Rem Koolhaas y AMO, en el museo Guggenheim de Nueva York: “Countryside. The future”, se plantea una reflexión sobre las transformaciones profundas ambientales, políticas y socioeconómicas que también está viviendo el mundo no urbano. Con una mirada provocadora se centra en el estudio de territorios rurales, remotos, desiertos y salvajes que forman el 98% de la superficie de la tierra. Los resultados de esta investigación son aterradores, inquietantes —también sorprendentes— y demuestran que no estamos estudiando suficientemente todo el potencial del mundo rural para equilibrar lo urbano.
Jacques Tati “Traffic” (1971).La ciudad moderna ridiculizada en una mirada irónica hacía la hípermovilidad.(mayorga+fontana arquitectos)
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En cada época se han planteado soluciones urbanas como respuesta a las urgencias del momento, la visión higienista de la ciudad no es nueva y hace parte de la propia historia del urbanismo, y dio origen al urbanismo de las calles amplias, las fuentes, los espacios verdes, por recordar algunos ejemplos. Los higienistas criticaban la falta de salubridad en las ciudades industriales, así como las condiciones de vida y trabajo de los empleados fabriles. Por esto, en el higienismo, una corriente de pensamiento desarrollada desde finales del XVIII, animada principalmente por médicos, la enfermedad era considerada como producto social y en los estudios de tipo epidemiológico, era frecuente abundante información sobre la ciudad como medio geográfico, económico y social. La enfermedad era un problema urbano, también. Y el buen funcionamiento de la vida de las ciudades necesita, con siempre mayor urgencia, asumir el equilibrio entre lo urbano y lo rural como una solución a explorar nuevamente.
AMO / Rem Koolhaas. “Countryside, The Future” (2020). Imágenes de la exposición en el Museo Guggenheim de Nueva York. Hacia una nueva interpretación del mundo rural. (mayorga+fontana arquitectos)
Pero la salubridad, estabilidad y seguridad de la ciudad depende de muchas otras cosas más y debemos priorizarlas y medirlas para tomar mejores decisiones. Se habla mucho de arquitecturas y ciudades que enferman. Por lo que cabe preguntarse: ¿Pueden la arquitectura y las ciudades ayudar a curar? Beatriz Colomina, autora del libro X-Ray Architecture, —a propósito de los efectos transformadores de la nueva crisis sanitaria— comenta: “Se parece más a las epidemias de cólera del siglo XIX que asolaron ciudades de todo el mundo oleada tras oleada y provocaron enormes cambios en la infraestruc63
tura y el diseño urbano. La pregunta para nosotros es cómo el coronavirus cambiará la arquitectura y la ciudad (...) los arquitectos estaban muy involucrados en el diseño de la salud, colaborando activamente con médicos y científicos. ¡Tenemos que despertar y hacerlo de nuevo!”. No es casualidad que el término curar tenga que ver con cuidar, atender o vigilar. El origen etimológico de la palabra, proviene del latín curare que significa “cuidar”. “No se trataba de que el edificio simplemente albergara un programa sino que el programa debía ser integral con la forma del edificio. El mismo Alvar Aalto añadía que “el principal propósito de un edificio es que funcione como un instrumento médico”, por lo tanto podemos avanzar y partir de la idea que la casa es sobre todo nuestra medicina, como decía Luigi Cosenza, que la ciudad del cuarto de hora puede promover la proximidad y el reencuentro con lo cercano, según Carlos Moreno y que finalmente “La ciudad no es el problema, la ciudad es también la solución”, según Jaime Lerner.
¿CAMBIAR TODO PARA QUE TODO SIGA IGUAL? A la pregunta: ¿puede tener la Covid-19 alguna influencia sobre la forma en la que se plantearán las ciudades en el futuro? la respuesta debería ser obviamente que sí, aunque esta crisis debería servir para acelerar la puesta en práctica de nuevas iniciativas y formas de intervención en la ciudad que ya existían o que podrían estar en marcha. Pensar las ciudades del futuro es repensar las ciudades del presente, y eso requiere mucho conocimiento, entendimiento e interés compartido por resolver problemáticas urbanas que ya estaban muy presentes antes de la pandemia. Entre el “adanismo” —de inventar todo de nuevo que niega el espesor cultural ligado a la ciudad— y el estar sujeto a las inercias del urbanismo más tradicional al uso, hay mucho por hacer. La pandemia no es una causa, es una consecuencia de una forma de urbanización depredadora del medio y del territorio. La visión del mundo en esta era del antropoceno y la omnimpotencia del hombre sobre el planeta, nos ha llevado a creer que vivimos “desastres naturales”, que ya no lo son tanto como diría David Harvey porque nosotros somos parte del problema —aunque también deberíamos ser parte de la solución—. En términos evolucionistas el planeta no esta en riesgo, lo que sí lo está es el hábitat, así como la supervivencia de la civilización humana y muchas especies que vivimos en el. Y otro gran riesgo es que esta pueda ser una nueva lección no aprendida, con unas influencias limitadísimas y que en mayor o menor grado no corresponden a los cambios estructurales que se requieren, para reconducir el mundo urbano hacia un modelo más justo socialmente y equilibrado ambientalmente, como comenta Yuval Harari. Muchas reflexiones que se han divulgado en estos días parten del imaginario de la vuelta a “la normalidad”, o, por otro lado a propuestas de escenarios utópicos que prometen que las cosas puedan cambiar completamente. “Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi”, dijo Tancredi a su tío el Príncipe de Salina en el Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. No se trata en absoluto de creer que puede cambiar 64
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todo, si no de tener objetivos y compromisos sensatos y concretos, para no caer en la trampa del “gatopardismo”, donde nuestra capacidad de adaptación o aceptación nos haga creer que todo está cambiando mientras todo sigue igual. Miguel Mayorga Cárdenas y M. Pia Fontana mayorga+fontana arquitectos Día 49 de confinamiento
LECTURAS RECOMENDADAS Beatriz Colomina. X-Ray Architecture, Lars Müller, 2019 Beatriz Colomina. La domesticidad en guerra, Actar, 2013 Angelika Fitz and Elke Krasny (Editoras). Critical Care: Architecture and Urbanism for a Broken Planet. Editorial Architekturzentrum Wien and MIT Press M.P Fontana M., Mayorga. Luigi Cosenza Il territorio abitabile Alinea Editrice 2007 Jan Gehl & Birgitte Svarre. How to study Public Life, Island Press, 2013 Jaime Lerner. Urban Acupuncture, Island Press, 2014 Giuseppe Tomasi di Lampedusa, El gatopardo
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MIGUEL MAYORGA CÁRDENAS Y M. PIA FONTANA Arquitectos socios fundadores de mayorga+fontana arquitectos. Miguel Mayorga es doctor en Urbanismo (UPC) y Profesor de Urbanismo (UPC). M.Pia Fontana es doctora en Proyecto Arquitectónicos (UPC) y Professora de Proyectos (UdG). Proyectistas y consultores en planes, programas y proyectos de urbanismo, movilidad y espacio público. Han realizado encargos para diversas ciudades y ayuntamientos (Bogotá, Río de Janeiro, Barcelona, entre otros). Han colaborado en proyectos para diversas entitades internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial. Son miembros del Comité Evaluador del Smart City Expo World Congress (SCEWC). Fundadores del City FOV (City Field of VIew) Urban Lab.
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simon architecture prize 2020 3rd edition simonprize.org @simon-prize
With the experience of:
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UNA OPORTUNIDAD PARA EL COMERCIO DE PROXIMIDAD Miquel Àngel Julià Hierro, Pablo Javier Soto Pimentel, Nieves Fernàndez Montes y Ricard Feriggle — 1 de mayo 2020
Hay un dicho chino que dice que “toda crisis es una oportunidad”. Pero también es cierto que esas oportunidades, a veces no se detectan o se vislumbran como amenazas. La situación excepcional de incertidumbre en que vivimos ahora mismo ha cambiado totalmente nuestra forma de vivir y creará nuevas costumbres de comportamiento, incluidas las de consumo.
Pese al impacto inicial, la nueva situación puede ser una oportunidad de mejora para el pequeño comercio (Associació de Comerciants de Creu Coberta)
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Una de las actividades principales con la que los humanos nos relacionamos es el comercio. Las transacciones en las ciudades principalmente se producen en las plantas bajas; así que podemos decir que la actividad comercial crea ciudad. La ciudad es el centro neurálgico de la expansión de la humanidad y también de sus huéspedes. Encarna la expansión de la cultura, de la convivencia, del contacto visual, emocional y también físico. Pero, en este momento, las urbes se enfrentan a un “reto” contra un sorprendente, por inesperado, ataque virulento. Este desafío nos da una potente perspectiva de nuestras capacidades para resolver agresiones que llegan de fuera, pero se nos incrustan en el interior y nos hace pasar de tener un riesgo de infección a ser portadores y aliados involuntarios del enemigo.
El pequeño comercio ha sido uno de los sectores económicos más afectados por la pandemia. (Unsplash).
Como la energía, el retail ni se crea, ni se destruye; pero es cierto que determinados segmentos han canibalizado e incluso han hecho desaparecer a otros. El pequeño comerciante se encuentra, desde hace mucho, en el denominado “Océano Rojo”, en el que es difícil sobrevivir frente a las grandes marcas. Es el momento de dejar de lado la competición y nadar en un “Océano Azul”, donde la estrategia consiste en ampliar el mercado a través de la Innovación. Pero para ello, primero hay que encontrarlo o incluso crearlo. Para acabarlo de complicar, estos días, debido a la Covid-19, el retail ha visto cerrar sus puertas eliminando totalmente esa doble connotación de consumo y ocio a la cual ya nos habíamos acostumbrado. El aprovisionamiento formaba parte de nuestra agenda 69
habitual de actividades diarias y no solo hablamos del de las necesidades básicas. Salir de compras formaba parte, al igual que la restauración, de la oferta lúdica. Esta inevitable realidad ha generado dos rápidas consecuencias inmediatas en las operativas propias del retail. La primera es constatar el innegable y rápido fortalecimiento que ha conseguido el e-commerce como canal de distribución, el cual ha permitido seguir entregando gran parte de los productos imposibles de adquirir ahora mismo por los canales tradicionales. Resulta difícil hacer una valoración para constatar si este fortalecimiento será estrictamente coyuntural o si, por el contrario, comprobado su valor seguirá aumentando exponencialmente una vez recuperada la “normalidad” en nuestra vida diaria.
El comercio de barrio tiene su máxima expresión en los mercados y comercios menores habituales. (COAC).
La segunda consecuencia se relaciona con el reducido margen de retail que no ha cerrado sus puertas: el del abastecimiento, llevándonos atrás en el tiempo cuando salir de compras no era una actividad de consumo y ocio masificada como lo es hoy, sino más bien una actividad mayoritariamente de aprovisionamiento. Por lo tanto, esta actividad la entendemos solo como necesidad esencial y no como oferta lúdica. Si bien es cierto que la gran distribución sigue operando a través de los supermercados, el comercio de barrio lo hace a través de sus mercados y comercios menores habituales: el Comercio de Proximidad. El gran retailer trabaja a escala global con estrategias de expansión y planes de marketing muy bien elaborados que, sin embargo, reducen al consumidor a una 70
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Los ejes comerciales con pequeños establecimientos son fundamentales en nuestros barrios. (Associació de Comerciants de Creu Coberta).
estadística de Big Data. El comercio de proximidad, en cambio, tiene en este momento una oportunidad irrepetible para fortalecerse y fidelizar a sus clientes a través de técnicas tan simples como las emocionales y las del tendero de toda la vida: 1. Emocionales: establecer un contacto personal con el cliente 2. Tendero: prescripción, recolección de necesidades, hábitos de consumo, etc… Ahora que sabemos que los nuevos hábitos de compra han debilitado el Comercio de Proximidad, vemos como tenemos que añadir al mismo tiempo el distanciamiento social. Proximidad-Alejamiento, sería la primera dicotomía que resolver.
¿CÓMO SE ESTÁ ADAPTANDO EL RETAIL A ESTE CAMBIO? Ya estábamos inmersos en un proceso de cambio. Es más, lo único constante en la sociedad actual, es el cambio. Pero es cierto que la Covid-19, y no solo en el sector retail, ha acelerado a marchas forzadas esta circunstancia. Con el estado de alarma, muchos de los comercios han cerrado, las grandes marcas y las pequeñas. Muchas iniciativas ayudan a un mejor uso de las protecciones individuales. Pero primero hay que optimizar los espacios para hacerlos más seguros. El comercio no desaparecerá, pero deberá agilizar una transformación que ya era necesaria antes. Así, por ejemplo, los grandes espacios comerciales apuestan para el control de la temperatura y el mantenimiento de la distancia entre personas. ¿Cómo lo hacen? 1.
En la entrada de los centros comerciales hay que lavarse de manos, además de ser necesario el uso de guantes suministrados por el propio comercio o centro. 71
2. El lavado de manos se hace ante una cámara térmica que hace lectura de la temperatura de cada persona, en caso de detección de décimas de fiebre salta una alarma, tanto en el sistema de seguridad como en las pantallas de los cajeros. 3. Para el control de distancias, es en el seguimiento de los volúmenes de los visitantes donde, en caso de aproximación indebida, se activan las alarmas advirtiendo al personal de seguridad. 4. En una alta área de protección aparecen nuevas ideas, donde se apunta incluso a la posibilidad de poder suministrar un brazalete a personas que ya son inmunes al virus, disponiendo así de acceso a los espacios comerciales. Pero hablemos de lo que hacen las grandes marcas. Gracias a sus equipos de consultores, estrategas de marketing y técnicos especializados, han cambiado su rumbo con acciones impactantes para la sociedad. Por un lado, realizando donaciones importantes para la sanidad pública y, por otro, han modificado sus líneas de producción para abastecer las necesidades más urgentes causadas por el colapso en la sanidad pública. Estamos hablando de empresas como INDITEX que ha donado material, creado un puente aéreo entre China y España, asimismo ha puesto a disposición del gobierno toda su red logística y de proveedores para incorporar material sanitario y de primera necesidad hospitalaria. Por último, el gigante textil ha transformado parte de su producción a la elaboración de batas quirúrgicas.
Inditex ha encabezado los donativos del sector privado a la sanidad pública. (Inditex).
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También está SEAT, quien ha hecho una transformación espectacular de sus series de producción y, en un tiempo récord, ha conseguido alterar algunas de las piezas de sus motores en respiradores mecánicos, que se homologaron y se llegaron a producir unos 300 al día. La eficacia de estas estrategias tomadas por estas grandes empresas es innegable. Además, destacan sus esfuerzos por conservar, en la medida de los posible, la plantilla y ofrecer soluciones a las demandas más urgentes que estamos viviendo. Por su parte, las pequeñas empresas retailers no disponen de tanto asesoramiento ni margen de actuación. Asimismo, y como todos sabemos, ahora están cerradas. Ante este panorama, muchos de estos comercios ven posible el no volver a abrir sus puertas. El comercio de proximidad puede conseguir su “Océano Azul” gracias a pequeñas iniciativas y al apoyo de todos nosotros como sociedad. Así, por ejemplo, ante la situación provocada por la alerta sanitaria del coronavirus, un grupo de profesionales del mundo del retail ha querido aunar sus conocimientos y ponerlos al servicio del comercio de proximidad. Este es el objetivo de conelcomercio.com.
SEAT ha fabricado un número importante de respiradores para los hospitales españoles. (SEAT).
Desde la proclamación del estado de alarma… Muchas persianas de pequeños comercios siguen bajadas y lo seguirán estando durante días. El impacto sanitario de esta crisis está siendo brutal, pero, el económico, está aún por venir. La mayoría de los sectores del retail están cerradas, salvo aquellas que están referenciadas como servicios esenciales por los sucesivos reales decretos. Un mes de venta cero en una tienda de barrio supone el total de un sueldo anual. Pero, además, muchas de ellas están regentadas por autónomos, sin estructura y sin apoyos empresariales. Para ellos, su establecimiento es la única manera de ganarse la vida. En estos días estamos comprobando la fuerza de la acción solidaria y por eso este grupo de profesionales del sector retail y otras muchas iniciativas han sumado esfuerzos para apoyar al pequeño comercio, para decirle que no está sólo, que están aquí para 73
compartir conocimientos y recursos, y para ayudarles a gestionar su tienda en estos momentos y los que vendrán. El otro tema clave a solventar de manera urgente en estos momentos de estado de alarma son los alquileres de los locales de los comercios. Estos establecimientos han tenido que cerrar sus puertas y actividad de un día para otro. La AAEPFMC (Agrupació dels Arquitectes Experts Pericials, Forenses i Mediadors del COAC), ha impulsado un servicio especial para facilitar acuerdos en locales de alquiler especial Covid-19. Ponen a disposición este servicio vía telemática para encontrar soluciones a medida en estos momentos de dificultad. La transformación de la sociedad por culpa de esta pandemia es posiblemente lo único bueno a resaltar en esta etapa. Aunque parezca difícil de creer, se está consiguiendo una sociedad mucho más solidaria, dónde se volverán a valorar las pequeñas cosas. En este nuevo escenario, esperemos que valores cómo “local” y “proximidad” cobren una importancia mayor, porque realmente es lo que necesita ahora nuestro barrio, pueblo, ciudad, país.
La pandemia traerá cambios en algunas de nuestras costumbres sociales. (Pablo Soto).
Otro problema del comercio de proximidad es la alta rotación comercial; una cuestión ya previa al estado de alarma, pero a la que conviene que buscar solución. Aun siendo un fenómeno natural, es un reflejo de la vitalidad comercial. Rotaciones muy elevadas provocan la pérdida de contexto comercial de referencia para la memoria colectiva y, como consecuencia, la pérdida de identidad comercial de la zona afectada. El retail es uno de los sectores que tiene mucho por aprender y acercarse a la economía circular. Es interesante, por ejemplo, el “modelo donut” que nos propone la economista e investigadora en el Instituto Ambiental de Oxford, Kate Raworth. 74
LA CIUDAD — UNA OPORTUNIDAD PARA EL COMERCIO DE PROXIMIDAD
Según la misma, la economía debería tener la forma de una rosquilla. Esta teoría, rompe con el mercado, tal y como, hasta hoy lo hemos conocido. Este modelo propone una reducción drástica en el uso de recursos y materiales. Así, esta disrupción, propone dejar de buscar riqueza a costa de los límites ambientales y la justicia social como hemos venido haciendo. Con esta transformación se pondría en relación las necesidades humanas con el impacto ambiental de la economía en la sociedad y la Tierra como ente vivo. “La economía es interdependiente de la salud y los recursos del planeta, son las fuentes a las que recurre. Todos los economistas deberían repensar los indicadores del mundo en el que vivimos y plantearse cómo manejamos nuestros recursos planetarios. Este debería ser el punto de partida: la naturaleza es inherente a la economía” — Kate Raworth. El estado de alarma ha modificado la agenda de la multitud de ferias y congresos que se realizan en Barcelona. Es más, el concepto de feria, deberemos también reinventarlo y, como arquitectos, tenemos mucho que ofrecer. Entre ellas, Retail & Brand Expererience World Congress (RBEWC) en la que participaremos como Col·legi d’Arquitectes de Catalunya. Se ha trasladado a Noviembre de 2020 conjuntamente y acertadamente con Smart City Expo World Congress and Smart Mobility.
La dinamización con actividades culturales ayuda a acercar al público al pequeño comercio. (Pablo Soto).
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SETMANA D’ARQUITECTURA 2020 Y RETAIL El grupo de arquitectos de Sants-Montjuïc se encuentran una vez al de mes para compartir y debatir los retos de sus barrios. Es por ello, que, juntamente con el grupo de trabajo de Retail del COAC, la Fiesta de Arquitectura de este año 2020 en el distrito de Sants-Montjuïc se centra en el Comercio de Proximidad.
Los ejes comerciales refuerzan el rol del pequeño comercio (Associació de Comerciants de Creu Coberta).
Es una buena oportunidad para reflexionar, desde el urbanismo y otras disciplinas, sobre la denominada “La ciudad de 15 minutos”. Esta es una propuesta desarrollada por Carlos Moreno, urbanista y especialista en ciudades inteligentes. Con este tiempo deberíamos poder llegar caminando a todas nuestras necesidades básicas, ya sea comprar el pan, unos zapatos, ir al médico o en la escuela. Se trata de facilitar el acceso a las seis funciones sociales urbanas esenciales de un modo más sencillo: habitar, aprovisionarse, cuidarse, descansar, aprender y trabajar. “La ciudad del cuarto de hora es un concepto salido de mis actividades de investigación que busca recrear en las ciudades una calidad de vida; salir del anonimato de las grandes urbes, salir de una vida siempre apresurada con tiempos largos de desplazamiento entre la casa y el trabajo. Es así como el tiempo útil de vida se ha perdido. Este concepto consiste en redescubrir la proximidad geográfica y la proximidad familiar, el vecindario para que la ciudad no esté segmentada socialmente” — Carlos Moreno Los ejes comerciales de Barcelona están en proceso de reforzar sus redes para ayudar al pequeño comercio. El proyecto d’EMPEUS, por ejemplo, busca optimizar los transportes, compras y logística de almacenamiento y distribución de productos de forma coordinada para seguir mejorando los servicios esenciales. 76
LA CIUDAD — UNA OPORTUNIDAD PARA EL COMERCIO DE PROXIMIDAD
El comercio de proximidad da una gran variedad a nuestras calles. (COAC).
Desde la misma estrategia del comercio de proximidad se quiere retomar conceptos como productos de Km 0 y economía circular que permitan alargar la vida de todos los productos y generar fórmulas innovadoras de gestión comercial. Es principal poder romper barreras, principalmente las mentales, que son las más difíciles de superar. A través de diversas actividades, durante la Setmana de l’Arquitectura, se quiere ayudar al Comercio de Proximidad con la colaboración con l’Associació de Comerciants de Creu Coberta. La asociación dinamiza muchas acciones, siempre desde el arraigo del comercio histórico, básicamente familiar, con una marcada especialización en productos textiles, zapatos, perfumería y marroquinería. Ahora también hay franquicias y establecimientos de cadenas comerciales, que siguen la misma línea de especialización de los comercios más pequeños. La mejor manera de impulsar un futuro mejor, desde el presente, es conociendo nuestro pasado. Muchas tiendas históricas todavía existen, pero otras desgraciadamente 77
o se han reconvertido, o han desaparecido. Tenemos que hacer memoria y hacer que estos espacios no desaparezcan de nuestro recuerdo. A partir de un concurso de escaparatismo coordinado entre el GT Retail, grupo de arquitectos de Sants-Montjuïc y la Escuela de Diseño LCI Barcelona, s e quiere potenciar este comercio de Km0, actuando en primera instancia en los escaparates. Se cuenta con la colaboración de la Asociación de Comerciantes de Creu Coberta. El objetivo es aportar estrategias atractivas que permitan interesar al vecindario e invitarle a entrar en las tiendas para seguir descubriendo su oferta. Qué mejor manera que a través de la memoria histórica, por eso se quiere compartir vivencias del lugar, del pasado, a través de fotografías u otros medios, que nos permitan hablar y fortalecer el comercio de ayer, de ahora y siempre. Las propuestas de escaparatismo, a la vez se trabajarán para que vayan acompañadas de nuevas ideas para la organización interior de la tienda, como son la racionalización de las circulaciones, las colas, la protección física de las diferentes acciones. La innovación puede llegar desde muchos caminos, a través del visual merchandising, el diseño gráfico y de producto o a través de la tecnología. Debemos tener en cuenta que la tecnología y el comercio online no son enemigos del comercio de proximidad, sino que pueden ser sus aliados. La participación de la ciudadanía será por tanto a partir de sus recuerdos. Se realizará así una selección fotográfica de la vida comercial de Creu Coberta. Las fotografías se enmarcarán y el día de la Fiesta de Arquitectura se pondrán en sus escaparates coincidiendo con el concurso de escaparatismo y con el Retail Barcelona Walk / Creu Coberta organizando desde el grupo de Trabajo de Retail COAC y el grupo de arquitectos de Sants-Montjuïc. Esperamos tus fotografías. ¿Nos ayudas a hacer memoria? Miquel Àngel Julià Hierro, Pablo Javier Soto Pimentel y Nieves Fernandez Montes (Coordinador y miembros Grup Treball Retail COAC) y Ricard Feriggle (Coordinador grup arquitectes Sants) Día 49 de confinamiento
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LA CIUDAD — UNA OPORTUNIDAD PARA EL COMERCIO DE PROXIMIDAD
MIQUEL ÀNGEL JULIÀ HIERRO Arquitecto, Concept Designer y Director Editorial. Master en Teoria y Práctica del Proyecto de Arquitectura. Socio Director de Estrategia y Diseño en Grup Idea. Vicepresidente de Retail Design Institute Spain. Coordinador grupo de trabajo Retail y miembro grupo de trabajo FM del COAC. Co-director y docente en la Escola Sert del COAC.
PABLO JAVIER SOTO PIMENTEL Senior Retail Specialist. Arquitecto, Master, DEA Doctorado, profesor, investigador y autor. Key Account Manager & Director Creatiu en ZEBRA retail | digital | architecture. Miembro grupo de trabajo Retail del COAC. Co-director y docente en la Escola Sert del COAC.
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NIEVES FERNÁNDEZ MONTES Arquitecta Superior por la ETSAM Especialista en instalaciones efímera y RETAIL. Chief Interior, Retail Design & Efímeras en MÉTODO MONTES. Coordinación Obras Cataluña Convasa Miembro del grupo de trabajo
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de RETAIL del Colegio de Arquitectos de
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Cataluña. COAC.
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Co-Directora curso WHY RETAIL? Escola Sert COAC.
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RICARD FERIGGLE Aparejador y Arquitecto, coordinador arquitectos Sants-Montjuïc del COAC. Maestría en urbanismo y edificación Responsable en Catalunya de SERVAR GL. Museografías para empresa Audiovisuals BAF. GC
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PAISAJES DEL FUTURO Miriam García García — 15 de mayo 2020
Estos días las ciudades se preparan para lo que se ha denominado desescalada en un pretendido regreso a la normalidad. La sociedad y los medios de comunicación parecen medir la velocidad de la recuperación de la crisis sanitaria de la Covid-19 tomando como referencia la actividad y hábitos de vida previos a la declaración del Estado de Alarma. Sin embargo, mucho antes de que escucháramos la palabra coronavirus el contexto en el que habitábamos estaba muy lejos de poder ser considerado como normal. Más bien todo lo contrario. Y es que hace tiempo que sabemos que el Sistema Tierra sufre un desbordamiento de sus ciclos biogeofísicos globales.
Resiliencia costa deltaica. Fuente: Miriam García: Hacia la Metamorfosis sintética de la costa. Diseñando paisajes resilientes. Tesis doctoral.
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Entre la gran cantidad de investigaciones realizadas sobre la extralimitación ecológica destaca el Informe Planetary Boundaries, elaborado en 2009 y dirigido por Johan Rockström de la Universidad de Estocolmo junto a un grupo de 28 científicos de renombre internacional. El objetivo del estudio es identificar los nueve procesos que regulan la estabilidad y la resiliencia del sistema de la Tierra. También presenta un conjunto de nueve límites planetarios dentro de los cuales la humanidad puede continuar desarrollándose. Sin embargo, cruzar estos límites aumenta el riesgo de generar cambios ambientales abruptos o irreversibles a gran escala. Estos ciclos son el cambio climático, la biodiversidad, el ciclo del fósforo y el nitrógeno, el ozono estratosférico, la acidificación de océanos, agua dulce, suelo, contaminación por aerosoles y contaminación química.
Planetary Boundaries. Fuente: J. Lokrantz/Azote based on Steffen et al. 2015.
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Los estudios más recientes demuestran que solo el aumento del calentamiento global excederá los límites de capacidad de adaptación del Sistema Tierra y como consecuencia habrá una disminución general sustancial de la producción agrícola, un aumento de los precios y una disparidad aún mayor entre los países ricos y pobres. Al mismo tiempo, las zonas costeras del mundo, especialmente los deltas y costas bajas se inundarán. En estas áreas es donde se asientan la mayoría de las megaciudades emergentes y una importante cantidad de infraestructuras vitales para las economías nacionales y el comercio internacional. Además, aumentará el riesgo de daños por temporales costeros; y así podíamos continuar hasta un sinfín de efectos en cascada que harán del planeta un lugar difícil para la vida tal y como la conocemos, a finales de este siglo o antes. No son predicciones, son solo los titulares de una evidencia científica que llevamos demasiado tiempo negando. La crisis sanitaria causada por el coronavirus nos devuelve bruscamente a la realidad. Somos organismos ecodependientes e interdependientes dentro de una biosfera donde todo está conectado con todo lo demás. En este contexto ¿estamos dispuestos a utilizar todos los recursos disponibles para superar la presente emergencia sanitaria para continuar habitando en el negacionismo o podemos utilizarlos para una transición hacia modos de consumo y modelos urbanos más resilientes? Por poner tan solo un ejemplo que nos es próximo, la Covid-19 ha irrumpido tan solo unos meses después de que el temporal Gloria dejara en las costas del levante y de Cataluña un balance desolador. La reflexión sobre los efectos de esta borrasca no puede quedarse en el recuento de los miles de millones de euros que ha ocasionado en daños materiales en paseos marítimos, playas, casas y restaurantes o en sus registros récord de oleaje y vientos. Su magnitud y gravedad en el actual contexto de emergencia climática deberían servir de catalizador de un cambio en la legislación, el uso y el diseño del litoral. La información científica disponible nos indica que, aunque Gloria se trata de un temporal poco corriente, es susceptible de producirse, incluso de repetirse en el futuro con mayor frecuencia. También sabemos que cuando esto ocurra los daños serán iguales o mayores que los actuales. Pero ¿por qué?, ¿qué hay detrás de este enorme fracaso? Todo es consecuencia de un irracional modelo de ocupación de la costa basado en la falsa presunción de que “eso” que llamamos “naturaleza” es algo externo a nosotros. Pues no, la “naturaleza” no es algo que consumimos, sino que es algo que construimos, somos parte de la trama de la vida. Habitamos en sistemas sociales que están indisolublemente vinculados a los sistemas ecológicos en los que se insertan. Las alteraciones que ocasionamos en una parte del sistema modifican su funcionamiento, llegando a provocar en ocasiones su colapso y desaparición. La construcción de embalses y canalización de los ríos, junto con las masivas repoblaciones forestales han dejado sin alimento a las playas; kilómetros de asfalto convertido en paseos marítimos han sepultado cordones dunares que hubieran ayudado a minimizar la erosión de la playa emergida. La construcción de puertos y espigones han rigidizado y alterado la circulación de los sedimentos y miles de hectáreas de humedales costeros han sido rellenados para ganar terreno al mar. Esta intensa urbanización del litoral español ha dado como resultado una costa herida, incapaz de reaccionar y adaptarse a los efectos del cambio climático. 86
EL PAISAJE Y LA NATURALEZA | PAISAJES DEL FUTURO
En apenas medio siglo hemos esquilmado un rico universo de hábitats que formaban una membrana, una costa viva, con capacidad de adaptación frente a las perturbaciones. Albuferas, arrecifes, bahías, cordones litorales, deltas, dunas, estuarios, flechas, islas barrera, lagunas y marismas, entre otros, han desaparecido o están gravemente alterados. Esta “naturaleza” actuaba como filtro o protección ante los temporales, controlaba la erosión, filtraba y mejoraba la calidad del agua o servía como fuente de producción de alimentos, entre otros muchos servicios ambientales. Por eso, en el actual contexto de emergencia climática, somos cada vez más los que reclamamos rediseñar la costa aumentando no su resistencia, como se ha hecho hasta ahora, sino su resiliencia. La resiliencia es la capacidad de un sistema de absorber las perturbaciones y adaptarse mediante el cambio y el aprendizaje. Para ello es necesario trabajar con las dinámicas de la naturaleza en vez de intentar controlarlas. Es decir, abandonar los espigones y diques para diseñar meandros del rio donde se recojan sedimentos que sean transportados hacia la desembocadura. Una vez allí, fortalecer la formación de humedales costeros cuya vegetación actúe de nuevo de barrera natural protectora. También es importante recrear o recuperar los cordones dunares, crear arrecifes artificiales sumergidos, construir lagunas de inundación donde dirigir el agua, retenerlo y distribuirlo para minimizar las inundaciones y la intrusión salina. Estas son solo una muestra de las muchas otras medidas basadas en la naturaleza que se pueden tomar. En definitiva, parece claro que más grave e irreversible aún que la crisis sanitaria en la que estamos inmersos es la crisis de negación que empuja al conjunto de la sociedad a un regreso a modelos urbanos y de consumo que se han demostrado claramente insostenibles. Sin nuevos conocimientos, aprendizaje colectivo y cambio no hay resiliencia. Y sin resiliencia no hay un futuro en el que humanos y no humanos podamos seguir cohabitando. Entonces, tenemos que preguntarnos cuáles deben ser las transformaciones
Paisajes resilientes. Fuente: LAND LAB, laboratorio de paisajes
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necesarias del medio urbano y cómo podemos los profesionales de la arquitectura, la planificación y el paisaje contribuir al cambio cultural que necesitamos, atendiendo a la situación actual de crisis sistémica, para hacer posible el derecho a una ciudad saludable. Cuáles son los conocimientos de los que debe dotarse nuestra práctica profesional para hacer posible estos cambios. La reflexión sobre nuevos modelos de diseño de paisajes resilientes es hoy más urgente y pertinente que nunca. Porque la ciudad del futuro será resiliente o no será, y no hay tiempo que perder. Miriam García García Doctora arquitecta, paisajista y urbanista Landlab.es Día 63 de confinamiento
MIRIAM GARCÍA GARCÍA Doctora arquitecta, paisajista, técnico urbanista. Directora de LAND LAB, laboratorio de paisajes S.L. Premio de la XII Bienal de Arquitectura y Urbanismo española o Good Practice 2012 del Comité Un- Hábitat. Profesora en el Máster Universitario en Urbanismo y Estudios Territoriales del Instituto Nacional de Administración Pública de Madrid (ES). Miembro de la Asamblea para el Clima Neutral y las Ciudades Inteligentes de la Comisión Europea y del Comité Científico de Europan Europe.
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UMBRALES, BALCONES, VENTANAS Beatriz Borque Badenas — 9 de abril 2020
Estos días hemos visto reducir nuestro mundo a lo puramente doméstico en un momento, intentando reconstruir en él lo que atañe a lo profesional, a lo lúdico, a lo ocioso, a todo. Nuestra concepción del tiempo también ha cambiado. Ante una situación desconocida y sin un final claro, los hábitos cambian y la semana ya no se organiza como lo habíamos hecho hasta ahora, diferenciando entre días laborables y no laborables, sino que hemos pasado de organizar la semana a organizar las horas del día. Pasan las horas y pasan nuestros días, como el día de la marmota. El marco en el que habitamos, ya no físicamente, sino mentalmente es diferente y hemos tenido que recrearlo imaginativamente, condicionado a su nueva circunstancia.
Los balcones y terrazas se han convertido en espacios claves durante el confinamiento. (Beatriz Borque)
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EL PAISAJE Y LA NATURALEZA — UMBRALES, BALCONES, VENTANAS
La gran mayoría de los que vivimos en ciudades, lo hacemos en pisos interiores que, como máximo, tienen uno o dos balcones, incluso hay quien no tiene siquiera un balcón y tan sólo tiene una ventana por la que mirar el cielo. Los más afortunados tienen terrazas amplias donde poder salir a respirar aire fresco y ver el Sol. También hay quien tiene un jardín en casa… pero eso es otro cantar! Luego ya están los que viven en el campo. La cuarentena en el campo debe ser bien diferente a la de las ciudades. Estos días recibo vídeos y fotos que me envían desde el pueblo de mi familia, en Teruel, y la solitud y el silencio son allí reconfortantes, todo lo contrario, al silencio de estos días en las ciudades.
No todo el mundo es tan afortunado como para tener una buena terraza o un jardín. (Beatriz Borque)
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Uno de los aspectos más interesantes de la casa es la manera de relacionarse con el exterior. Esa parte que denominamos el umbral, el paso de un estado a otro. El umbral entre el habitar interior, dígase lo doméstico y privado, y el exterior, lo público y común. A menudo nos referimos al umbral como al tramo de acceso principal de una vivienda; pero el umbral que ahora me interesa es la ventana, balcón, terraza o patio a través de lo cual vemos, sentimos, estos días el mundo exterior. Ese lugar que todavía es nuestro pero que está a la vista de nuestros vecinos. El lugar que nos relaciona con la comunidad desde la cuarentena. Está claro, podemos mantener nuestra distancia de seguridad exigida hoy en día para relacionarse con cualquiera, podemos tomar el Sol y adquirir algo de vitamina D, podemos ver qué día hace y advertir los cambios de la primavera, podemos oír pájaros y podemos mirar la calle. Y es ese lugar donde habitualmente ponemos nuestras macetas con plantas, para alegrar nuestra vista y la de los vecinos. Ese espacio donde pueden crecer dentro de unas condiciones reducidas de espacio, luz y agua. Salir a cuidarlas se ha convertido estos días en algo puramente vital. Ver cómo crecen, vigilarlas, y alentarlas ahora que gozan más de nuestra atención. Estos días parece que damos más importancia al paso del tiempo, a ver cómo cualquier detalle, cambio de luz o el brotar de una nueva hoja que ya no nos pasa inadvertido. Estamos más pendientes de todo y también del cuidado de las plantas. Todo ello lo hacemos a través de ese umbral. Es nuestra conexión con el mundo real al margen de lo virtual. Pero más allá de ese umbral que es el balcón y las plantas en macetas, el contacto con la vegetación se ha convertido en nuestra vía directa estos días con la naturaleza y con nuestros sentidos. Las cuidamos, limpiamos sus hojas y las regamos cuando vemos que lo necesitan. Estos días ha llovido, lo que las ha ayudado un poco más a sobrevivir en este invierno y otoño tan secos y cálidos. Parece que la naturaleza se está despertando en este intervalo de tiempo y espacio que nos está tocando vivir, como
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EL PAISAJE Y LA NATURALEZA — UMBRALES, BALCONES, VENTANAS
Los jardines y parques son espacios fundamentales para sobrellevar el confinamiento. (Rita Puig-Serra Costa)
si quisiera reafirmarse. Al mismo tiempo, observamos hierbas que crecen espontáneamente en estas macetas, compitiendo o acompañando a la planta que habíamos plantado. Yo las dejo, observando el proceso que va a llevar esa convivencia de amor o no. Hay quien no tiene Sol directo o sólo lo recibe durante 40 minutos al día como máximo en las estaciones de verano, por lo que va a tener que optar por plantas de semi sombra o sombra como helechos que necesitan que les cuiden mucho. Los que por el contrario tienen una buena orientación y no tienen edificios vecinos que les hagan sombra pueden tener plantas de Sol que además, en muchos casos, pueden ser más resistentes y necesitar menos agua como plantas crasas, palmeras o margaritas. En algunos casos hay quien también se aventura a plantar en su reducido espacio exterior un pequeño huerto o alguna planta que dé algún fruto, algo que estos días puede estar agradeciendo enormemente ante la mirada celosa de algún vecino. La vida de la cuarentena nos hace un poco más Robinson Crusoe’s y quizás más de uno ha pensado que era una buena idea esto de cultivar alguna planta que dé frutos, así como coser su propia ropa o cortarse el pelo uno mismo. Cuidar algo vivo que va creciendo y que además nos devuelve nuestra atención 93
en forma de fruto o producto es algo más que reconfortante, es pura terapia en una vida que normalmente lleva un ritmo demasiado alejado de nuestro ritmo natural. Esto se ve en muchas ciudades donde se proponen cada vez más a menudo áreas para huertos urbanos dirigidos especialmente a las personas mayores y jubiladas por su capacidad de hacer que ellos, que a veces pueden pasar muchas horas en casa a solas, puedan estar al aire libre cultivando en un medio natural y relacionándose, al mismo tiempo que generan un beneficio medioambiental al entorno. Eso mismo es lo que potenciamos también desde nuestros balcones y edificios.
Las plantas pueden aportar momentos de alegría durante nuestro confinamiento. (Unsplash)
Las plantas que nos acompañan dentro de casa también nos transportan a otros lugares. Pueden además llegar a beneficiar nuestra salud, ya que, algunas, como reguladoras de la humedad ambiental, pueden llegar a reducir la carga electroestática del ambiente. Incluso algunas pueden ser descontaminantes de substancias nocivas que entran en nuestro entorno bajo el vestido de tintes, barnices, colas o plásticos. Así que además de las plantas que forman parte de nuestro paisaje interior, también tenemos éstas que nos sirven de catalizadoras. No se trata de plantas extrañas difíciles de encontrar, sino que pueden ser el Potus o la Sanseviera. Todas ellas son plantas que se encuentran en otro nivel del umbral. Dependen de las oberturas de nuestra casa porque siguen necesitando luz para vivir, aunque en menor medida. En todos los casos, observar sus formas, tocarlas y olerlas es una ayuda para desconectar. Más allá del balcón están las plantas que espontáneamente nacen en los espacios residuales que la ciudad ha olvidado. Desde una de mis ventanas, ese espacio residual se concreta en las fisuras de un edificio en estado ruinoso, a la altura del terrado donde se 94
EL PAISAJE Y LA NATURALEZA — UMBRALES, BALCONES, VENTANAS
intuyen además colonias de plantas mucho más abundantes que las de las fachadas y que podrían estar conformando un jardín espontáneo. A éstas también se les sigue su evolución desde nuestro confinamiento. Siempre oscilan entre la vida y la muerte. Más bien tienen una vida corta pero que se va renovando continuamente, son resistentes y diversas. Casi siempre salen en los mismos resquicios que pueden almacenar una cantidad de sedimentos y humedad necesarios para que crezcan, posiblemente fruto de las semillas que ha dejado algún pájaro inconscientemente o depositado el viento. Constituyen también el Tercer Paisaje al que se refiere Gilles Clément en su manifiesto. El jardinista y paisajista viene a referirse a esos espacios abandonados, terrenos baldíos o solares, en definitiva, espacios sin gestión humana, que funcionan como refugio de múltiples especies vegetales que, dentro del desorden de la mezcla, encuentran un equilibrio y donde se abre la posibilidad de ampliar la diversidad natural. Son ecosistemas que se gestionan a ellos mismos. Será interesante también imaginar cómo estarán virando los parques y jardines de la ciudad hacia ese Tercer Paisaje sin su mantenimiento ni su gestión, ni su uso intensivo tal como lo padecerían en circunstancias normales. Seguramente estarán encontrando,
Tomar el sol es necesario, aún y estar dentro de casa, tanto para las plantas como para las personas. (Beatriz Borque)
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en esta primavera extraña, su propio equilibrio y belleza, y estarán siendo habitados, tal como hemos podido ver en algunas imágenes todos nosotros hemos recibido estos días, por vida animal que parece ser incapaz de cohabitar con la omnipresencia de la especie humana. Cuando volvamos a salir a la calle quizás prestemos más atención a cualquier terreno o espacio con vegetación, gestionado o no, que nos encontremos en nuestro camino y lo usemos más cuidadosamente. Y es por eso que cobra de una gran importancia la capacidad de la arquitectura de dar cabida a la naturaleza dentro del ámbito doméstico e individual, pero sin olvidar lo común y lo urbano. Espero que a partir de ahora la naturaleza esté más presente en nuestros proyectos de arquitectura siempre y cuando pongamos las condiciones necesarias para desarrollarse bien, porque forma parte de lo que es vital para el habitar. Para ello, será imprescindible estudiar nuevas maneras de habitar y de relacionar este habitar con el exterior, recuperar estrategias espaciales y materiales de la arquitectura tradicional mediterránea, huyendo de la cápsula cerrada y potenciando los umbrales que
Jardines del hotel Wittmore.(Pol Viladoms)
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EL PAISAJE Y LA NATURALEZA — UMBRALES, BALCONES, VENTANAS
comentábamos, tanto a nivel privado como comunitario que incorporen la vegetación. Por una parte, una apuesta por los espacios que nos relacionan con el exterior desde el interior de la vivienda mucho más generosos, bien orientados y que tengan la capacidad de incluir jardineras; y por otro lado, potenciar los espacios comunitarios en edificios de viviendas como vestíbulos, patios, pasarelas y cubiertas en las que las plantas puedan estar presentes ya sea como vegetación espontánea, jardines o como huertos comunitarios dentro de cada edificio. Dichas cubiertas podrían convertirse en un nuevo estadio de espacio público-privado dentro de las ciudades y beneficiarse los usuarios de cada edificio potenciando la idea de comunidad. Espero entonces que no sea lo primero que se deseche cuando no haya presupuesto, que es más que habitual hoy en día. Debería ser tan importante como cumplir con los requerimientos energéticos, acústicos o de la índole que sea que la normativa exija. La naturaleza incorporada a la arquitectura influye y mucho en el confort y salud de las personas y del espacio que habitamos individual y colectivamente, tal como publicó Sonia Hernández en este blog . Pensemos también más y mejor sobre cómo introducir la naturaleza en la ciudad permitiendo y potenciando diferentes niveles de uso y gestión, dando lugar a espacios donde la mano humana intervenga menos o incluso se abstenga, apostando quizás por reservas naturales urbanas y potenciando estrategias para que calles, parques, espacios públicos y jardines que incorporen la diversidad y riqueza de la vegetación en igualdad de condiciones que la arquitectura misma. En definitiva, que las plantas estén cada vez más presentes en las vidas de las personas.
Beatriz Borque Badenas Arquitecta y paisajista Día 27 de confinamiento
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LECTURAS RECOMENDADAS Manifesto del Tercer Paisaje. Gilles Clément, Ed. GG La ciudad. Massimo Cacciari, Ed. GG Humanité végétale. Mario Del Curto, Ed. Actes Sud
WEB Ajuntament.barcelona.cat Gillesclement.com Instagram Theplantmagazine
BEATRIZ BORQUE BADENAS Arquitecta y paisajista. École National Supérieure de Paysage de Versailles (ENSP). Docencia en Escola ESDISabadell (Ramon Llull). Premio FAD de Arquitectura de l’Opinió. 2017 Jardins Antònia Vilàs en la Barceloneta. 2018
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INERCIAS DE APROPIACIÓN Marina Cervera Alonso de Medina y Josep Mercadé Aloy — 7 de mayo 2020
El confinamiento nos ha dejado imágenes características de estos tiempos extraordinarios. Hablamos de las escenas de animales ocupando espacios urbanos donde no se acostumbra a ver este tipo de fauna. ¿Debe ser sólo una anomalía temporal o nos puede marcar una nueva tendencia de futuro? Este artículo pretende profundizar en esta reflexión.
(Irina Iriser)
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EL PAISAJE Y LA NATURALEZA — INERCIAS DE APROPIACIÓN
Mar de la plata, Argentina. Amanecer. Contrarias al confinamiento declarado en todo el país por el estado de alarma ante la crisis del Coronavirus, una treintena de individuos toman playas y escolleras con nocturnidad y alevosía. El día saliente va revelando indiscretamente sus cuerpos desnudos, estirados al sol, la piel sobre la arena, la carne sobre el asfalto, su cuerpo sobre el hormigón al rojo vivo. Monmouthshire, Reino Unido. Media mañana. Un grupo de habitantes de diversas edades se apropia de los juegos infantiles del parque. No es la primera vez. Cada día, como una macabra rutina, se acercan al mobiliario urbano. Les encantan los juegos de arrastrar como la rueda de la noria y no renuncian a pesar de la prohibición de hacer uso de los juegos infantiles durante las restricciones por la pandemia. Adelaide, Australia. Mediodía tocado. Calles desiertas, sin vehículos ni peatones, pero él, ajetreado, pasa como una exhalación, ahora salta de acera en acera, ignorando semáforos y pasos de cebra del centro histórico. Simons Town, Sudáfrica. Media tarde. Tres adolescentes engalanados, se fugan de su hábitat y deambulan acera abajo, entre el silencio de las calles desiertas. Con mirada altiva, paso rápido y movimientos basculantes, se hacen reyes del espacio público. Llandudno, Gales. Tarde. Un grupo de sujetos incívicos circula a gran velocidad por las calles, destrozando el ajardinamiento municipal y rompiendo mobiliario urbano de plazas y espacios verdes con total impunidad. Marina Bay, Singapore. Tarde. Un par de familias se reencuentra en el parque botánico al caer el día. Primero sólo osaban acercarse a las puertas de Marina Bay, pero día a día han aprendido a ignorar la prohibición de hacer deporte y disfrutar del ocio en el espacio público. Ahora van cada día, juegan y campan desvergonzados por las instalaciones, haciendo un uso privilegiado. En nuestra casa también. Barcelona, madrugada. Un alma libre se aventura Balmes abajo en una inspección de reconocimiento no autorizada durante el toque de queda. La emprende con el mobiliario urbano y parece especialmente obsesionado en volcar papeleras modelo Barcelona hasta ponerlas boca abajo. Después, no contento con ello, se mueve por los espacios verdes de plaza Folgueroles. Estos días se acumulan las noticias que narran usos inverosímiles y no autorizados de nuestros espacios libres y abiertos, públicos y ajardinados. Escenas dantescas de incivismo, mal uso y discriminación en nuestros paisajes urbanos cotidianos. Paisajes ordinarios que amamos y sentimos tan nuestros, que hasta cuando no los utilizamos, necesitamos que sean respetados. Desde todos los rincones del mundo anuncian escenas de ocupación de los espacios públicos y en algunos casos incluso de espacios privados. Homínidos nadando furtivamente en piscinas en Mumbai, depredadores sin alma invadiendo los greens de los campos de golf de Kenia y lobos solitarios rondando los límites de San Francisco. Incomprensiblemente, contemplamos esta toma de posesión arbitraria e incontrolada con fascinación. Las imágenes que testimonian estas presencias en los paisajes de nuestro imaginario cercano y turístico nos trastornan por el embate global de un fenómeno espontáneo y no jerarquizado. Todas las ciudades, pueblos y metrópolis están registrando ataques similares de una comunidad disgregada y heterogénea de 101
Otra imagen del confinamiento: jabalíes en las ciudades. (Getty Images)
especímenes incontrolados y desobedientes. Ver estos usos insospechados sobre nuestros paisajes desconcierta y a la vez nos reta a una profunda reflexión sobre el diseño de los espacios comunes. ¿Realmente sabemos diseñar espacios públicos para todos? ¿A quién excluimos en el diseño de nuestros paisajes comunes? Si entendemos los espacios libres y abiertos como una infraestructura de biodiversidad capaz de incluir e integrar la ajena, ¿que puede dar pie a estos comportamientos incívicos nunca vistos hasta el momento? ¿Es el diseño material que condiciona el uso de los espacios? ¿O nuestra territorialidad animal propicia la tendencia al empleo de manera inherente? ¿Como podemos reconciliar sostenibilidad, biodiversidad y territorialidad de las especies clave en nuestros paisajes? Quizás hemos refinado el arte de proyectar sin elaborar suficiente la empatía sobre la que basamos los análisis de nuestros proyectos. Ahora que podemos repensarlo todo desde nuestra inmovilidad forzada, redescubrimos la atrofiada empatía. Un sentimiento de solidaridad que nos acerca a los más afectados, a los familiares, a los vecinos y nos confronta con los insolidarios. Una empatía que extendemos ahora también a los seres vivos, fauna y flora, que sabemos necesarios para nuestra salud. Y nos reconciliamos con lo más humilde, el mundo vegetal que, aunque limitado de desplazamiento no es inmóvil. Como la flora, nos abocamos ahora a nuestros balcones y terrazas, mirando hacia arriba y hacia la luz. Pero la vegetación y sus ciclos inexorables no improvisan como nosotros. Nuestra táctica de confinamiento tendrá fecha de regreso y se acabará la limitación de desplazamiento temporal. A pesar de ello, ajenos a su temporalidad, la ausencia de nuestra movilidad es aprovechada por los oportunistas que van desplegando nuevas inercias de empleo. Oportunistas que señorean por nuestras calles y espacios públicos tan antropocéntricamente diseñados, amenazando con una desgentrificación progresiva. Se aprovechan de la reducción de nuestra movilidad envalentonados por la disminución de la contaminación ambiental y acústica, para reclamar nuestros espacios abiertos. 102
EL PAISAJE Y LA NATURALEZA — INERCIAS DE APROPIACIÓN
¿Como haremos frente a esta serie de episodios globales que se repiten en nuestros paisajes urbanos durante la desescalada post cuarentena? ¿Tendremos que renegociar de grado o por fuerza con aquellos oportunistas de desobediencia recalcitrante? ¿Cómo reconciliamos biodiversidad y nuevos comportamientos? ¿Cómo reenfocamos integración y convivencia ahora que estamos rehabilitando la empatía de pensamiento y de acción? Si practicamos la empatía transversal aprendida estas semanas quizás podríamos imaginar como reocupar los espacios comunes, sin ser prisioneros de las antiguas inercias. Podríamos aprender a desproyectar la ciudad, abriéndola a la diferencia y abogando por una nueva belleza que emane de la empatía. Repensamos la especialización de nuestros paisajes urbanos para no perder más de vista la vida. Leones marinos, corderos, canguros, pingüinos, cabras, nutrias o jabalíes han vencido las inercias de empleo del ecotono para recordarnos que queremos ver ciudadanos, medusas y cisnes en los canales de Venecia, como parte intrínseca de su patrimonio cultural y natural.
Marina Cervera Alonso de Medina y Josep Mercadé Aloy Arquitectos
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JOSEP MERCADÉ ALOY Es arquitecto, ingeniero de caminos, canales y puertos y Doctor por la UPC con mención internacional. En el ámbito académico es profesor de urbanismo de la UPC (DECA) y ha sido académico guest en ETH-Zurich. Su investigación se centra en la caracterización del entorno construido con instrumentos de análisis espacial y data science. En el ámbito profesional ha trabajado en el estudio londinense Foster + Partners y es autor de varios proyectos, instrumentos de planeamiento y estudios urbanos y territoriales.
MARINA CERVERA ALONSO DE MEDINA Es arquitecta, Grado Superior en Paisajismo, Master Universitario de Paisaje y Master en Urbanismo (UPC). En el ámbito académico es profesora de urbanismo en la UPC (DUOT) y ha participado en diversos programas de investigación financiados por la Unión Europea. Es Vicepresidenta de Profesional Practice and Policies of the International Federation of Landscape Architects (IFLA) y Miembro del comité ejecutivo de la Bienal Internacional de Arquitectura del Paisaje. Desde el ámbito profesional ha trabajado en Ateliers Jean Nouvel (París) y, por cuenta propia, ha elaborado proyectos de arquitectura y paisaje, planeamiento urbanístico, así como múltiples estudios urbanos, territoriales y de paisaje.
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ARTE Y CULTURA
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ARQUITECTURA Y MÚSICA: UNA INTERSECCIÓN ENTRE ESPACIO Y SONIDO, VACÍO Y SILENCIO Gerad Guerra López — 2 de abril 2020 En momentos como el actual surge una fuerza colectiva que nos empuja a llenar este vacío, este silencio particular, individual y colectivo, con música. Preludio “Es un buen momento para situarnos en el inestable y rico terreno del umbral, del confín, del inefable límite entre conceptos, en la «transdisciplina»”.
La arquitectura y la música tienen una relación espacial que merece la pena descubrir. (Gerard Guerra López)
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ARTE — ARQUITECTURA Y MÚSICA
El título que encabeza estas líneas nos sitúa en una intersección, en un espacio intersticial entre elementos que no se comportan como compartimentos estancos, en el umbral en que los límites intangibles entre arquitectura y música, espacio y tiempo, vacío y silencio, materia y sonido, se desdibujan y conforman una interesante materia sonoroespacial de una dimensión mayor que sus partes constitutivas. Una desmaterialización de los límites que apela al presente. En momentos como el actual se respira en el aire un clima de desubicación, una atmósfera de incertidumbre y excepcionalidad que nos obliga a alterar la cotidianidad de nuestras vidas, a variar la ubicación habitual de las cosas, a cambiar el “lugar” que ocupan usualmente. Es un buen momento para difuminar la —ya cuestionada— frontera entre la arquitectura y la música y situarnos en el inestable y rico terreno del umbral, del confín, del inefable límite entre conceptos, en la “transdisciplina” —que no indisciplina—.
PRIMER MOVIMIENTO “El eco interior de una colectividad que, introspectivamente y todo y a otro ritmo, sigue latiendo de manera colectiva.” Son días de confinamiento. El vivace trajín urbano se recluye, se refugia a su interior, y la ciudad nos revela una de sus calidades ciertamente a menudo silenciada por el día a día de la maquinaria urbana: la de confinarse. “Confinarse”, verbo interesante, sinónimo de aislarse, de reprocharse, y, a la vez, de ser vecino, de conocer las fronteras. El confinamiento apela, pues, a la reclusión y, al mismo tiempo, a la vecindad, a aquello que sucede intramuros y “entre muros”, a la introspección y al contacto fronterizo, en la vida de los espacios limítrofes; nos habla de confines, de límites. Estos días nos acercamos a los espacios limítrofes de casa nuestra, aquellos espacios fronterizos entre el interior y el exterior, espacios intersticiales en que la línea delimitadora entre el interior y el exterior de la vivienda se rasga, se cuestiona, se difumina...
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aquellos umbrales a través de los cuales la ciudad se adentra en el interior de nuestro hogar. Salgo a la terraza, me asomo al patio interior y observo. Una familia come alrededor de la mesa, otra hace la sobremesa, alguien sale a tender la ropa, resuena el sonido de un clarinete revelador, unos niños juegan a la terraza de enfrente, el eco lejano de una sirena de ambulancia, el ladrido de un perro, el ramaje del jardín vecino empujado por el viento, la campanilla de una puerta... Es la arquitectura del interior de una manzana, de los órganos de la ciudad, hecha música, la manifestación sonora de la arquitectura interior de la ciudad. Las entrañas de la vida doméstica que resuenan en las paredes de la arquitectura urbana interior. La ciudad mira hacia su interior; este interior mira hacia fuera. Es el eco interior de una colectividad que, introspectivamente y todo y otro ritmo, sigue latiendo de manera colectiva.
SEGUNDO MOVIMIENTO “La música de la ciudad, transfigurada, sigue siendo sonora, pero de una manera diferente; son momentos de introspección como sociedad.”
Propagación sonoroespacial. (Gerard Guerra López)
La ciudad ha bajado de revoluciones. El dinamismo habitual da paso a un estatismo terapéutico. Aquello extático acontece estático, el movimiento se retarda y se transforma en momento. La música de la ciudad, transfigurada, sigue siendo sonora, pero de una manera diferente; son momentos de introspección como sociedad. Estamos aprendiendo a disfrutar de estos silencios urbanos. Pianissimo. Precisamente estos días estamos experimentando como el goce de este “silencio urbano” entrelaza bellamente espacio y sonido, vacío y silencio, arquitectura y música. La inexistencia del silencio y del vacío —espacial y temporal— formulada por John Cage nos cuchichea la intrínseca vinculación entre sonido y espacio —este último como marco de existencia o vacuidad que, atenta, espera ser llenada de contenido y significado—. 110
ARTE — ARQUITECTURA Y MÚSICA
TEMPUS FUGIT “El amortiguamiento del dinamismo urbano y la introspección del espacio arquitectónico nos acercan a una arquitectura muy «musical»”. Y es que el desplazamiento del habitual dinamismo de la vida urbana por parte de un estatismo que nos resulta lejano, la congelación momentánea de la ciudad dinámica y la irrupción de nuevas formas estáticas de experimentar la vida urbana, evidencian temporalidades diferentes. Nos hablan directamente de la doble condición diacrónica y sincrónica del tiempo. Ambas son presentes en la arquitectura de la calle y de la plaza y el espacio libre interior de manzana, así como en la expresión “el tiempo se para” que aparece en el imaginario de todos nosotros al sentir determinados fragmentos musicales y cuando, en otros, verbalizamos su volubilidad con la locución “el tiempo vuela”, recordándonos la dicotomía entre dinamismo y estatismo. El estatismo de los “silencios urbanos” de estos días nos acerca a la forma sincrónica del tiempo y nos aleja, un poco, de su condición diacrónica —sucesión lineal—, vinculada al dinamismo. Es precisamente en estos momentos de estatismo, de una temporalidad sincrónica —simultaneidad—, cuando se despierta en gran medida nuestra conciencia espacial. En estas “burbujas de estatismo” la arquitectura y la música se dan la mano, implícitamente asumiendo la cohabitación simultánea de diferentes elementos dentro de un mismo marco —¿espacio?—, alterando —y en algunos casos, “parando”— el tiempo. La música acontece, así, espacial.
Diagrama esquemático de una concepción DIAcrónica del tiempo. (Gerard Guerra López)
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Diagrama esquemático de una concepción SINcrónica del tiempo. (Gerard Guerra López)
En el momento actual, el amortiguamiento del dinamismo urbano del espacio público y la introspección del espacio arquitectónico y de la vida alrededor de los espacios interiores de manzana nos acercan a un tiempo estático, a un tiempo espacial, a una arquitectura muy “musical”.
Dinamismo vs. estatismo, movimiento vs. Movimiento. (Gerard Guerra López)
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ARTE — ARQUITECTURA Y MÚSICA
PEQUEÑO PARÉNTESIS. FERMATA “La música interactúa con el espacio, así como la arquitectura recurre constantemente al tiempo —inherente en la posibilidad de transitar el espacio—.” La continuidad del espacio arquitectónico relaciona espacios particulares entre sí y los confiere un significado de unidad que los convierte en un conjunto holístico globalmente perceptible como edificio, casa, hogar. La continuidad del tiempo musical permite establecer relaciones entre elementos particulares y leerlos como unidad, confiriéndolos una significación general narrativa, análoga, por ejemplo, a los conceptos arquitectónicos de promenade architecturale lecorbusierana o de atmósfera zumthoriana, que infieren temporalidad en el espacio arquitectónico. Los arquitectos interpretamos el espacio y, como intérpretes, somos arquitectos del tiempo; leemos un texto preexistente y recreamos, proponemos, proyectamos. Desde el inmaterial silencio, modelamos el vacío —materializado a través de su antónimo: el pleno que lo confina—. Establecemos un diálogo contrapuntístico con los límites.
La partitura como plano o relación de vacíos y plenitudes, agregaciones rocosas, espacios y distancias. (Gerard Guerra López)
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Si bien la música y la arquitectura respectivamente materializan —confinan— el tiempo y el espacio —inmateriales—, la música interactúa también con el espacio, así como la arquitectura recurre constantemente al tiempo —inherente, por ejemplo, en la posibilidad de transitar el espacio, que acontece espacio-tiempo—. La promenade architecturale lecorbusierana apela literalmente a la posibilidad de transitar el espacio arquitectónico, a desplegar itinerarios dentro de un vacío espacial, confinado entre sus límites y soportado por una invariable estructura de puntos de referencia inamovibles. En el transcurso de este acto de deambular integramos, religamos, recosemos... armonizamos.
Direcciones, itinerarios, lecturas. (Gerard Guerra López)
Las partituras a menudo contienen indicaciones que connotan directamente un pensamiento espacial, por ejemplo: lointain [lejano], perdendosi [perdiéndose], comme un écho de la phrase entendue précédemment [como un eco de la frase oída anteriormente], flottant et sourd [flotante y sordo], dans une brume doucement sonore [dentro de una niebla suavemente sonora], dans la sonorité du début [dentro de la sonoridad del comienzo], peu à peu sortant de la brume [lentamente saliendo de la niebla], en dehors [hacia fuera], moving forward [avanzando], etc. Estas expresiones, denotando un espacio del cual alejarse o en el cual perderse, sugieren una conciencia musical espacio-temporal. 114
ARTE — ARQUITECTURA Y MÚSICA
Croquis iniciales, gestos de lectura, comprensión y relación con la preexistencia. Anotaciones de carácter sugerentes de una conciencia espacio-temporal. (Gerard Guerra López)
La música emplea diferentes mecanismos para acontecer espacial, tanto de manera dinámica como estática. Expresiones musicales como “el tiempo se para” denotan la capacidad y diferentes maneras de alterarlo: el tiempo se puede parar (por colapso y/o superposición), desestabilizar, fluctuar, desmenuzar, fragmentar, revertir, etc. La misma semántica musical contiene también múltiples referencias espaciales. El artículo “L’espacialitat en la música: del temps al so” explica algunos de estos mecanismos con más detalle.
Alteraciones del tiempo en forma de itinerario. (Gerard Guerra López)
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TERCER MOVIMIENTO “La Arquitectura en mayúsculas, siempre al servicio de las personas.” Estos días la arquitectura de los espacios interiores de manzana —espacio vacío confinado por unos límites sólidos— se llena de sonido, suena y resuena, la vacuidad espacial y musical —silencio— no son tales: la música se nos revela como una herramienta para llenar estos vacíos, físicos y psicológicos, personales y colectivos. Estamos confinados, pero no aislados; utilizamos la música, el sonido de manera más general, para, precisamente desde nuestra condición fronteriza de confinamiento entendido también como vecindad, conectar. De este modo, estos vacíos o silencios urbanos, ahora llenados, ya no son tales. La arquitectura de los espacios exteriores amplifica la música proveniente de los espacios interiores. Al ser interpretada la música despliega un recorrido sonoroespacial que, mientras espera ser transitado, construye un discurso sonoro en el espacio que nos interpela a todos, intérpretes y oyentes. La música se nos revela como herramienta de socialización. Dedicamos un rato cada cual de nosotros a escuchar música desde el “nuestro espacio”, desde nuestro “vacío”.
Campaña “Näher an der Klassik”, Berlin Philarmonic Chamber Music, inspirada en la fotografía de la Grand Central Station de Nueva York de 1934. (Photography)
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ARTE — ARQUITECTURA Y MÚSICA
De la mano de la música, el vacío del espacio público abandona la condición de silencio urbano y de ausencia de contenido por devenir un altavoz. Valga la referencia a la procedencia o el origen del sonido musical, que nace en un espacio arquitectónico —lo del instrumento—, y se manifiesta gracias a la síntesis de una arquitectura mecánica en combinación con el aire. Fruto de un factor de escala, la resonancia de la caja del instrumento es ahora el balcón, la terraza, el patio interior de manzana. La ciudad acontece altavoz, caja de resonancia. La vacuidad de los espacios libres interiores de manzana y del espacio público en general amplifica su vida y los transforma en altavoces de la actividad y vida de las personas y también de su sonoridad, del mismo modo que la obra 4’33”, de Cage, además de reflejar la inexistencia del silencio, traslada el protagonismo del intérprete al público, calidad que apela directamente a la razón de ser más intrínseca de la Arquitectura en mayúsculas, siempre al servicio de las personas. Nota: en el blog de la Escola Sert se puede escuchar “Harmonies congelades” (fragments) de Gerard Guerra, donde este texto está también en formato digital.
“Neu morta”, instalación de arquitectura efímera, Festival LLUMBCN2015, Premio FAD 2016 de la opinión. BSO: “Armonías congeladas”. (Gerard Guerra López)
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CADENZA “En momentos como el actual surge una fuerza colectiva que nos empuja a llenar este vacío, este silencio particular, individual y colectivo, con música.” Estos días de confinamiento, los “vacíos” urbanos o “silencios” musico-espaciales nos evidencian que la causa que da materia a la música y nos la hace visible, audible, no es el tiempo sino el espacio, el sonido. A pesar de que la creación de los límites necesarios —forma, códigos, signos— para que la música sea expresada nos lleva a una percepción del tiempo, su existencia se da gracias a una naturaleza espacial y no temporal. La ciudad usa las concavidades y convexidades del espacio urbano, sus “vacíos” y patios urbanos, como resonadores y amplificadores del sonido: ya sea para canalizar un reconocimiento colectivo a los sanitarios y al resto de servicios esenciales en estos momentos de excepcionalidad, como para concentrar reivindicaciones, etc., en definitiva, para llenar los “vacíos” que como individuos y como sociedad tenemos. La música, a través de la refracción del sonido en los confines del espacio, nos llena. La música nos llena. La música nos permite conectar como personas humanas y el espacio arquitectónico así lo tiene que permitir, la vivienda tiene que ser concebido pensando en el bienestar también psicológico de las personas, que se revela todavía más necesario en momentos de extrema excepcionalidad. En momentos como el actual surge una fuerza colectiva que nos empuja a llenar este vacío, este silencio particular, individual y colectivo, con música. Hay que reivindicar la centralidad del arte y la cultura y el papel que tendrían que tener, siempre y no solo en momentos de excepcionalidad, en la vida social colectiva, que nos permita metafóricamente llenar los vacíos y proyectar preguntas, tan necesarias para encontrar respuestas en nuestros días.
Nota: en el blog de la Escola Sert se puede escuchar “Harmonies congelades” (improvisació pianística) de Gerard Guerra López, donde este texto está también en formato digital.
Gerard Guerra López Arquitecto (ETSAB) y pianista, Licenciado en música clásica y contemporánea, especialidad de Interpretación (ESMUC) Grupo Abierto de Arquitectura y Música del COAC
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GERARD GUERRA LÓPEZ Arquitecto (ETSAB) y Pianista licenciado en música clásica y contemporánea, especialidad de Interpretación (ESMUC). Arquitecto en la Dirección de Servicios de Licencias de l’Ajuntament de Barcelona. Co-coordinador del Grup Obert d’Arquitectura i Música del COAC. Director del Coro Aula Alumni de Aula Escola Europea. Investigador y autor de artículos de investigación sobre música y arquitectura.
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ARQUITECTURA Y DANZA Toni Mira Martínez — 8 de mayo 2020
Llevo ya unas cuantas horas (... de hecho hace unos días) ante este ordenador, intentando escribir un artículo que hable de danza y arquitectura. De arquitectura y danza durante estos días de confinamiento, y no lo consigo. Como ya no me queda mucho más tiempo para encontrar las palabras, comienzo a inquietarse me. Ojalá me hubieran pedido que lo explicara con el cuerpo, con la piel, con la mirada, con el movimiento ... bailando. Seguramente ya lo tendría hecho. Es muy inmediato y auténtico expresarse con el cuerpo. De hecho, al nacer, es nuestro primer y único lenguaje. Además, el cuerpo no miente, la danza no miente. Como dice Cesc Gelabert, la danza es habitar el cuerpo con la mente y las emociones.
“Cuando la arquitectura está habitada por cuerpos que se mueven con voluntad de expresar nos cambia completamente su percepción y la redescubrimos sorprendentemente.” (Miquel Ruiz - Teatre Nacional de Catalunya)
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ARTE — ARQUITECTURA Y DANZA
Pruebo de cerrar los ojos y respiro con conciencia, como hago siempre antes de empezar a calentarme para ensayar, o simplemente para bailar o improvisar un rato. Separo un poco la silla de la mesa donde estoy trabajando, pongo la espalda recta, siento el contacto de mis isquiones con la silla y respiro profundamente. Me escucho. Recorro toda mi arquitectura interior, hueso por hueso, órgano por órgano. Comienzo a mover lentamente los dedos de las manos, las muñecas, los brazos, los hombros. La espalda también necesita participar de este pequeño viaje y se lleva la cabeza con ella... ¡Estoy bailando! Ahora ya empiezo a tener todo más claro. Decidido, haré este artículo bailando. Me levanto, necesito sentir la gravedad bajo mis pies. Aún no abro los ojos, quiero escuchar el silencio dentro de mi cuerpo, estar atento a lo que pasa dentro de mí, sentir las señales que emiten mis sensaciones y dejar que estas se transformen en movimiento, en la esencia de cualquier movimiento, de cualquier forma. Ya lo decía la gran coreógrafa alemana Pina Bausch: “No me interesa cómo se mueven las personas, sino lo que hace que se muevan”.
“Como dice Cesc Gelabert, la danza es habitar el cuerpo con la mente y las emociones.” (Xavier Ruano)
Creo que ahora mi cuerpo ya está preparado para que mis pensamientos se expresen a través de él. Pongo música. Comienzo a caminar por el estudio donde estoy, consciente del volumen de aire que me regalan estas paredes, y relacionándome con ellas de tú a tú. Puedo tocarlas, sentir su temperatura, su textura. Me puedo estirar en el suelo y verlo todo desde otro ángulo. Ahora mismo este techo es mucho más alto de lo que estoy acostumbrado a ver. Intento moverme muy lentamente para poder observar con detenimiento cada detalle de las cosas que me rodean. A pesar de que las veo cada día, ahora lo hago 121
desde otra perspectiva. Recorro toda la casa con esta calidad de movimiento, intentando ser consciente en cada momento de qué espacio ocupa mi cuerpo en cada estancia, qué volumen de aire habito y cuando volumen de aire me separa de las paredes y de los muebles. Este pequeño juego me hace percibir de una nueva manera mi arquitectura interior y la que me rodea. Si alguien me estuviera viendo ahora mismo por un agujerito, se pensaría que estoy bien tostado. No estamos acostumbrados a utilizar nuestro cuerpo para jugar a descubrirlo, a sentir como puede acoger y transformar en movimiento nuestros pensamientos y nuestras emociones. A menudo nos olvidamos de que el cuerpo, con el gesto y la danza, ha sido nuestro primer lenguaje, nuestra primera vía para comunicarnos y para expresar emociones. Los niños, en cambio, lo saben muy bien. Ellos no tienen vergüenza a la hora de utilizar su cuerpo sin limitaciones. Con ellos podemos inventarnos muchos juegos corporales durante estos días de confinamiento. Juegos que relacionen el espacio que habitamos con nuestros cuerpos. Podemos jugar a medir el pasillo con nuestros cuerpos (dos papas, dos mamas, tres Juanes y cuatro Paulas). También se puede hacer midiendo con codos o bien con las piernas. Esto te da pie a recorrer el pasillo de una forma muy original. Otro juego interesante es, por ejemplo, hacer que una imaginaria hormiga pueda atravesar toda la casa sin tocar el suelo, haciéndole un largo camino con nuestros cuerpos. Probar que suba por una pierna hasta llegar al brazo y que, a su vez, conecte con otro brazo hasta el muslo, y de ahí pase a una cabeza, un hombro y otro brazo. Mientras la hormiga pasa por uno de nosotros, los demás observaremos de cerca el recorrido... Qué coreografía más chula acaba montando. Salgo al balcón. Siento el aire como acaricia mi piel. Levanto los brazos poco a poco por el lado hasta la altura de mis hombros, y con las palmas de las manos mirando adelante (como la posición del Hombre de Vitrubio) y dejo que entren dentro de mí todos los inputs que sea capaz de recibir, permitiendo que todos ellos viajen por todo mi cuerpo. Presencia y conciencia. La calle está en silencio. Miro hacia todos lados y no veo gente. Sólo veo arquitectura deshabitada. ¡Cómo cambian los espacios cuando están desiertos! La arquitectura sin nadie que la habite es bien diferente de cuando está ocupada. Es curioso como esta anormalidad que estamos viviendo ahora, hace que nos miramos estas calles, casi desiertas, de una manera muy diferente a como lo hemos hecho hasta ahora. Nos fijamos más en la arquitectura, en sus volúmenes y en sus detalles estructurales, pero a la vez también nos damos cuenta más de cómo son y cómo se mueven las pocas personas que ahora se pasean. Tanto los edificios como las personas toman más importancia. Inmovilidad y movimiento. Duradero y efímero. Piedra y piel. Arquitectura y danza. Esto que acabo de decir me hace pensar en los muchos golpes en que, espacios comparables a estos que ahora veo vacíos, han sido ocupados y habitados justamente para bailarines. Como, por ejemplo, durante algún festival de teatro y danza de calle de cualquier pueblo o ciudad. Espacios todos ellos que todavía retienen la energía que desprendieron todos aquellos cuerpos, todas aquellas almas danzantes, todos aquellos espectadores entregados.
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ARTE — ARQUITECTURA Y DANZA
Cuando vuelvo a caminar por estos espacios donde he vivido o compartido danza, inevitablemente la memoria me remite a aquellos precisos y preciosos momentos donde aquella arquitectura se transformaba y tomaba una nueva dimensión, gracias a los movimientos de aquellos bailarines. Espacios fríos que de golpe se convertían espacios emocionantes. Espacios indiferentes que de golpe se volvían de lo más interesantes. Espacios impersonales que de repente tomaban todo el carisma del mundo. Espacios feos que incluso se volvían bonitos, y espacios bonitos que acababas encontrando aún más bonitos. Estamos acostumbrados a ver la arquitectura con gente que se mueve de forma normal, con movimientos normales y a una velocidad normal. Pero cuando esta arquitectura está habitada por cuerpos que se mueven con voluntad de expresar, de compartir y de sentir, siendo conscientes del espacio que están habitante, conscientes de la textura de las superficies, de su color y su tacto, de las sombras que originan, de la luz que reflejan y los rincones que esconden... Entonces nos cambia completamente la percepción de esta arquitectura y la redescubrimos sorprendentemente. La danza puede ser transformadora de la arquitectura, al igual que la arquitectura puede ser transformadora de la danza.
“Sin ver un espectáculo de danza, podemos darnos cuenta de las relaciones espaciales, cinéticas y emocionales que, espontáneamente, fluyen cuando las personas habitamos un espacio.” (Xavier Ruano)
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Incluso, sin ver un espectáculo de danza, podemos darnos cuenta de las relaciones espaciales, cinéticas y emocionales que, espontáneamente, fluyen cuando las personas habitamos un espacio. Y aún más interesante, es probarlo uno mismo. Las ciudades, desde sus más pequeños rincones hasta las grandes obras arquitectónicas, nos ofrecen unos espacios magníficos donde poder utilizar nuestro cuerpo no sólo para trasladarnos. Nos brindan la oportunidad de poder correr, girar, apoyarnos en las paredes, estirarnos por tierra, abrir los brazos para recibir toda la inmensidad de aquellas formas o bien para enviar toda nuestra energía hasta poder casi tocarlo las. También hay espacios que invitan al recogimiento, a moverse despacio, con pequeños movimientos, a conectar con uno mismo. De hecho, simplemente caminar por un espacio, siendo consciente de tu relación con este espacio, ya se danza; observar a la gente que camina, y relacionar este caminar con la arquitectura que los rodea, puede llegar a ser una curiosa coreografía. Si no, mirad qué interesante coreografía se crea (y creamos) constantemente para acceder a los controles del aeropuerto de nuestra ciudad. Si miras el mundo con ojos de coreógrafo, descubres que todos somos bailarines de una misma y compleja danza. Empieza a refrescar. Puede que vuelva hacia dentro. Ahora me apetece olvidarme un poco de todo, y bailar simplemente para bailar, por el gusto de conectar con mi cuerpo, de liberarme a través del movimiento. Pongo una música con mucho ritmo, y dejo fluir todos mis sentimientos a través de mi cuerpo, de mis articulaciones y de mi piel. Me siento libre. Ya lo decía Paulo Coelho “Cuando bailas puedes disfrutar del lujo de ser tú mismo”. No pienso parar de bailar hasta que mis rodillas me recuerden que ya tengo una edad, que han hecho muchos pliés y que mañana tengo una clase vía telemática de técnica “gaga” * a las 10 de la mañana. Para terminar, sólo quiero deciros que no soy una persona muy abocada a profundizar en temas filosóficos, ni intentar comprender frases que han dicho grandes filósofos. Sin embargo, también os aseguro que sí entiendo, y cada día tengo presente, aquella famosa frase que dice: “Deberíamos dar por perdidos todos los días en que no hayamos bailado una vez como mínimo”. (Friedrich Nietzsche). ¡Ah! Y todo esto también puede intentar hacerlo vosotros. Cada día un rato, sin miedo, sin vergüenza, haciendo caso a Marta Graham cuando decía: “A nadie le debería importar si baila bien o no. ¡Va, levántate y baila! Los grandes bailarines lo son por su pasión. “
Toni Mira Martínez 57º día de confinamiento
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ARTE — ARQUITECTURA Y DANZA
VÍDEOS RECOMENDADOS Solo en su casa Laly Ayguadé Video hecho en casa estos días con mi familia Fragmento de la intervención de mi compañía Nats Nus en el pavelló Mies Vídeo de 40 coreògrafos en tiempos de confinamiento Link juegos de danza para hacer con niños en casa. Nats Nus. Mercat de les Flors. Fragmento del vídeo de danza “Enter Achiles” de la compañía teatro físico DV8 Fragmento de la intervención en La Pedrera. Nats Nus (Nota: se pueden visualizar en el blog de la Escola Sert, en un artículo bajo el mismo título)
TONI MIRA MARTÍNEZ Director de la compañía de danza Nats Nus. Ha dirigido y coreografiado numerosos espectáculos de danza y teatro para diversas compañías europeas. Premio Ciutat de Barcelona de Danza 2010. Premio Nacional de Danza de la Generalitat de Catalunya 2010.
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EL JUEGO DE LA ESCRITURA Marta Llorente Díaz — 16 de abril 2020 Escribir es dejar rastro. También lo es construir. Pero construir es una acción dura, sobre el mundo, sobre el territorio y el espacio, y sus signos son radicalmente silenciosos. Las piedras no hablan, o solo hablan cuando excepcionalmente reciben un texto grabado sobre su piel. Construir es crear una impronta sobre el suelo, a partir de muros que se levantan, recintos que se extienden, ámbitos que pueden ser habitados, o recorridos. Lo que construimos proyecta sombra, porque es materia real. La escritura es ella misma sombra, remite a algo ausente: al lenguaje que también es inmaterial. Dentro de un espacio construido, en un rincón de casa, estoy ahora escribiendo signos que sobrepasan los límites del lugar que habito. Los muros de mi habitación, la ventana que da al patio, la lluvia y el sol que recibo a través de ella, son acontecimiento reales. Mi escritura es ficción, como el lenguaje mismo.
(Marta Llorente)
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(André Kertész)
Escribir es dejar rastro. También lo es construir. Pero construir es una acción dura, sobre el mundo, sobre el territorio y el espacio, y sus signos son radicalmente silenciosos. Las piedras no hablan, o solo hablan cuando excepcionalmente reciben un texto grabado sobre su piel. Construir es crear una impronta sobre el suelo, a partir de muros que se levantan, recintos que se extienden, ámbitos que pueden ser habitados, o recorridos. Lo que construimos proyecta sombra, porque es materia real. La escritura es ella misma sombra, remite a algo ausente: al lenguaje que también es inmaterial. Dentro de un espacio construido, en un rincón de casa, estoy ahora escribiendo signos que sobrepasan los límites del lugar que habito. Los muros de mi habitación, la ventana que da al patio, la lluvia y el sol que recibo a través de ella, son acontecimiento reales. Mi escritura es ficción, como el lenguaje mismo. La escritura es la sombra de algo inmaterial: del lenguaje, de las palabras que se articulan para formarlo. Escribir es dejar un rastro liviano con las letras de un alfabeto, como el que ahora utilizo. Muchas otras formas de signos ideados para representar las distintas lenguas han dejado de usarse. Hoy, solo algunas formas de escritura —como la logográfica en la que se escriben diversas lenguas orientales— mantienen la complejidad de los orígenes. Las distintas lenguas que hablamos en el mundo (cerca de 7.000, de las cuales casi la mitad está en riesgo de extinción) y las que ya se han perdido (más de 127
10.000) podrían contenerse en una escritura alfabética. En la mayor parte del mundo, el uso de alfabetos —latino, cirílico (derivado del griego) y arábigo— es capaz de contener todas las lenguas que hablamos (en algo menos de 30 signos, entre consonantes y vocales). Llamamos letra —littera— a cada uno de los signos de nuestro alfabeto. La literatura es, así, el arte de las letras. Y la escritura es una destreza técnica que utiliza un soporte, un instrumento, elementos que han cambiado sin cesar y van marcando el ritmo de la historia, pero que nunca la han desviado de su sentido original. En griego antiguo, la letra se denominó gramma (γράμμα). Un término que designa también a la hierba. Ahora, leído desde el olvido de su significado primero, hace surgir esa metáfora que une la escritura a las Hojas de hierba y que Walt Whitman asoció al jeroglífico escrito sobre el enigma del mundo: A child said What is the grass? fetching to me with full hands… I guess it is a uniform hieroglyphic. And it means, Sprouting alike in broad zones and narrow zones… La hierba, “beautiful uncut hair of graves” (hermosa cabellera sin cortar de las tumbas), recuerda Whitman que crece igual para todos y en todas partes. Añade: This is the grass that grows wherever the land is and the water is, This the common air that bathes the globe. No es la finalidad de este poema definir la escritura, sino mostrar, en las mil metáforas de la hierba, la unidad de su humilde presencia en el mundo. Me sirve ahora para pensar en la unidad de la escritura y en su uso más democrático: la invención del alfabeto hizo asequible la escritura. El alfabeto, por la facilidad de su aprendizaje y de su manejo, permitió que aprendiéramos a leer en la infancia. Fue en parte el resorte para la explosión de escritura y poesía en la Antigua Grecia, porque hizo franco su uso temprano en la vida y difundió los libros, a pesar de las muchas exclusiones que han limitado su uso en la historia. La extensión y la adquisición de la escritura es —ha sido y debe seguir siendo— el resorte que abra el derecho a la igualdad y a la justicia en la educación. La escritura forma parte de la educación y su llegada a nuestras manos infantiles transformó nuestro pensamiento y abrió nuestro mundo a un gran espacio compartido. Pero la escritura, que todavía no aprenden niños y niñas por igual en el mundo, que no se ha dado igual a todos los pueblos y sociedades, aún tiene mucho que imitar de las hojas de hierba a las que cantó Withman. La escritura extendida, como la lectura, irá domando la desigualdad y la marginación, del mismo modo en que doblega y transforma la soledad individual y el aislamiento. Volvamos a las letras, con todas sus variantes tipográficas, como las que usamos hoy, para ver cómo dan vida a las palabras, cómo sugieren su mundo sonoro. El lenguaje se convierte en la escritura en una combinación de signos gráficos que se extienden sobre el papel, sobre la pantalla y que parecen guardar silencio. Pero es lo contrario: la escritura salta inmediatamente al espacio sonoro. El rastro que deja la escritura es un dibujo 128
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que se estira en líneas cuya lectura requiere un entrenamiento visual excepcional, del que no somos conscientes. Alberto Manguel, en una muy literaria Historia de la lectura, deja que nos asombremos de la elegancia y la complejidad de la operación visual y neurológica que realizamos sin darnos cuenta en la lectura de un texto —en la de esta página, por ejemplo—. Estos grumos de signos, que forman palabras (solo muy tarde la escritura aprendió a intercalar espacios entre las palabras) son sombras del lenguaje que, a su vez, lo es del pensamiento infinito que lo desborda. La escritura, más allá de sus aparentes límites, de su insignificante dibujo, es capaz de guardar la inmensidad del propio lenguaje: guarda y transmite todo lo que una lengua es capaz de representar. Podemos pensar por un momento en el lenguaje, que proyecta estas sombras hechas con signos que se alinean de izquierda a derecha sobre mi pantalla. El lenguaje no es mera descripción del mundo. El lenguaje es infinito en sus posibilidades y no se limita al mundo visible: sabe decir lo inmaterial, lo que no existe, lo que ha desaparecido ya. El lenguaje expresa la acción, porque ha inventado el verbo y sus conjugaciones. Puede tratar de decir la difícil pasión que remueve mi soledad de estos días, el deseo que quiere trascenderla, la voluntad de vivir, la tristeza y las lágrimas. Todo lo que apenas sé de mi misma. Todo este bullicio de sentir y desear que quiere emerger desde un pensamiento que continuamente parlotea consigo mismo. El pensamiento siempre habla: a veces de manera muy confusa. El lenguaje que surge de este caos ordena la fuerza inagotable del pensamiento en secuencias sonoras significativas. Su capacidad de captarlas me sosiega, pero también me exalta. El lenguaje desborda radicalmente todo lo que se presta a ser visible, puede inventar un mundo, una multitud de mundos posibles. El lenguaje es un exceso, un verdadero lujo. Lo dice Pascal Quignard en uno de sus Pequeños tratados:
El lenguaje no está ligado a la vida. El lenguaje no responde a una necesidad. Su uso no cumple una función. El lenguaje dice más de lo que es preciso que diga. El acto de hablar no es necesario… Todo lo que se puede expresar no tiene medida con respecto a lo que supone la sobrevivencia de una especie. Lujo, desequilibrio, exceso, es lo que fundamenta las lenguas…
El lenguaje sí es necesario. Pero a veces me falta, me parece insuficiente o desbocado. Y también con frecuencia me falta el silencio, necesito saber callar tanto como necesito hablar. Por eso escribimos, para darle una posibilidad de ser mas silenciosa, para calmar su impaciencia y para detener su ruido. El lenguaje parece reposar en la escritura, que elabora la sucesión de ese pensamiento inconcluso y desordenado. En la escritura queda algo del silencio que el habla cotidiana no conoce. La escritura es un paso más allá del ruido que a veces exalta al lenguaje, recorta las alas infinitas del hablar inconcreto del pensamiento. La escritura permite que ese bullicio adquiera forma y que pueda darse a la lectura: entregarse a los demás. La lectura silenciosa es necesaria como forma de comunicación más íntima. 129
La escritura encuentra la manera de representar esa inmensidad que es el lenguaje, captándolo a través de su sonido, de su fonética. La sonoridad del lenguaje —su eufonía— queda insinuada por los signos gráficos, pero no está en la escritura, sino en quien lee y reconstruye esa sonoridad que lo completa. Nuestro conocimiento de la lengua, como hablantes, nos permite devolver a la escritura su integridad, incluso en la lectura silenciosa a la que nos hemos habituado. La sonoridad del lenguaje es una música abstracta que casi nada recuerda ya del sonido del mundo. La articulación sonora se ha desvinculado de esa música del mundo a la que en algún momento quizás imitó. También los signos de nuestro alfabeto han perdido casi por completo la imagen de las formas que en origen acaso imitaron. De estos vínculos quedan apenas rastros. Pero podemos encontrar ejemplos fascinantes de esa antigua unidad: algunas onomatopeyas que subsisten más allá del tiempo, que recuerdan que el lenguaje nació escuchando el sonido del mundo, y que la escritura lo hizo contemplando las líneas de sus formas. La letra S, nació de la imagen de la serpiente y su sonido, en muchas lenguas, imita el sigiloso arrastrarse y la sibilancia de ese reptil. También las palabras silencio o susurro, parecen imitar la voz queda y contienen letras que dibujan esa callada armonía que se apaga al decirlas —compruébalo tú, lectora o lector, si sabes otras lenguas que susurren, que quieran callar y descender al mínimo de su ser sonoro—. Todo esto queda en una letra, que inesperadamente también quiere gritar: ser sonora (el sonido de la S permite modulaciones de fuerza e intensidad). Otras palabras representan el sonido del propio lenguaje, como murmullo, donde la m tiene origen remoto en las ondas del mar, o también en las montañas. Otras palabras buscan representar el aire que escapa de la boca, como alma, aliento, o ¡ay!: sus sonidos parecen huir del cuerpo en forma alada. La lingüística contemporánea no solo ha encontrado algunas de estas reservas de sentido que duermen en palabras y escritura, sino que trata de descubrir el manejo de asociaciones sonoras que empujan al pensamiento y a la escritura, más allá de la conciencia. Pero esto me aleja ahora —escribir es alejarse— de lo que aquí quería decir sobre la escritura: de las razones que hay siempre para escribir. Una tarea que puede ser solo un placer, un juego, que no necesita una razón, ni justificar una utilidad. Quería decir que en estos días terribles, diferentes, oscuros, pero acaso también luminosos, la escritura puede ser una forma de compañía, y puede ser más necesaria. Días de los que no vemos el fin, que nos han adentrado en una laberinto de inestabilidad y que nos vuelcan sobre nuestra vida más íntima. Escribir puede ser como viajar, huir quizá hacia el más desconocido de los mundos, que es el mío propio. No sabemos por qué, pero escribir también es consuelo. Nos ayudará a guardar memoria de un tiempo excepcional. Es ordenar el pensamiento, aunque a veces sea arriesgarlo aún más al desorden. Escribir es ir hacia algún lugar, es descubrir lo que no he sabido hasta hoy que sé, es aprender de los recodos oscuros que guardo en algún lugar. La escritura acaso debe ser inquisitiva, pero no puede dejar de ser transparente: tiene que dejar ver lo que se oculta. Escribir es inventar lo que no es pero podría ser. Sirve para recordar lo que no quiero perder. Para mandar un mensaje lejos. Incluso para escribir a los muertos, a quienes estos días vemos morir en soledad, los conozcamos o no. Para decirles lo que no supimos decirles antes. Lo decía el poema de Miguel Hernández, La carta: 130
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Aunque bajo la tierra mi amante cuerpo esté, escríbeme a la tierra que yo te escribiré. Ayer se quedó una carta abandonada y sin dueño, volando sobre los ojos de alguien que perdió su cuerpo. Cartas que se quedan vivas hablando para los muertos: papel anhelante, humano, sin ojos que puedan serlo. Lamentaremos más de una vez no haber dicho, no haber escrito a tiempo. Y vale la pena escribir para declarar amor y amistad a quienes no estamos viendo y a quienes nunca más veremos. Porque la escritura es la más privada de las acciones que puede hacerse pública sin transgredir ningún pacto. Porque escribir es contar lo que pasa desde un acto de intimidad que alcanza también a los muertos. Porque escribir es sentir la transparencia de los signos y escalar la montaña de significados que llevan consigo tan lejos o tan cerca como el lugar que ocupan en nuestra memoria. También hemos escrito mensajes que nunca hubiéramos querido escribir. Por eso hay que darle su tiempo y su lugar a la escritura. Frenar su exceso, detener su pulso, retomar la dirección y reconocer el error si es preciso. La escritura ha de responsabilizarse de sus mensajes, quizá por eso, la ironía de Sócrates consistió en su silencio. El conocimiento de los signos hace que sintamos transparente la escritura. Como si estas líneas que ves, amable lectora, amable lector, fueran ya la palabra, la idea, el cuento que te van contando. Aunque, en realidad, no son nada. Para ser lo que dicen, han de levantar el vuelo, les has de devolver tú el sentido. La escritura no es nada si nadie la descifra. Por poco que diga, esta escritura lo dice si le prestas tu voz. La escritura, la literatura que es su forma artística, ha aprendido con dificultad a dirigirse a alguien concreto. Lo ha hecho al ser consciente de que el acto de creación verbal se producía como una tarea personal, solitaria. La soledad de la escritura es, a veces, muy árida. En los viejos poemas que vienen del mundo oral, el aedo invocaba a las musas, pedía su ayuda y se reconfortaba en la voz externa de la inspiración. Pero, una vez se retiraron esas musas que hablaban, la escritura, ya como acto de creación individual, tiene que inventar a quien escribe y dar forma a su sujeto, a su yo y afrontar sus peligros. Pues no solo hay que saber quién habla, es necesario saber a quién se habla. Así se ha dicho: lector amigo, desocupado lector, lector amable (Cervantes); o lector hipócrita, mi semejante, mi hermano (Baudelaire). Eliot y también Gil de Biedma citaron en sus poemas este último tópico que expresa complicidad y amistad. Esas expresiones parecen excluir
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a las mujeres, ocultan la realidad de que las mujeres fueron —somos— y han seguido siendo infatigables lectoras y contadoras, más allá de la escritura que se ha guardado preferentemente para los hombres. Esa sería otra razón para escribir —amable lectora— para saber quienes somos ante esta tradición literaria que ha tendido a excluirnos y para saber a quien deseamos hablar. Escribir lo que sea, como podamos, y siempre, como nos pedía Virginia Woolf en Una habitación propia, para nuestro gozo y libertad. Quien escribe inventa a quien lee, construye su figura a su medida. Quizá porque quien escribe será quien lea. Para escribir —amiga escritora, amigo escritor— debes saber a quien mandas tus mensajes y para eso has de sostener ante ti un espejo. Porque tu eres él o ella, y ellos son tú. Séneca inventó a Lucilio para que sus bellos consejos no cayeran en el suelo estéril que no sirve a nadie. Cuando leo sus Epístolas, yo soy también Lucilio, y soy de algún modo el propio Séneca. Saint-Exupéry dirigió sus cartas a esa amiga inventada, a quien llama Rinette. La destinataria, que fue una amiga real, Renée, se convierte en una especie de alter ego a quien cuenta sus preocupaciones como escritor. Saint-Exupéry le cuenta alguno de sus secretos: “No se debe aprender a escribir, sino a ver. Escribir es una consecuencia.” La escritura no debería pesar, ha de desaparecer en parte. Son preciosos esos consejos. Rilke escribió Las cartas a un joven poeta, un joven real, y aún hoy las leemos para conocer su poética. Sigo pensando que uno de los mejores consejos es el de Julio Cortázar en “Lucas, sus comunicaciones”, en Un tal Lucas, su otro yo: “no se trata de explicar para los demás sino para uno mismo, pero uno mismo tiene que ser también los demás”; y añade: “entre él y los demás se dará puente siempre que lo escrito nazca de semilla y no de injerto”. No se escribe con recetas, pero sí con la ayuda de otra experiencia. La idea de ser semilla y no injerto es básica para la ética de quien escribe. Hay demasiado injerto —léase plagio, trampa, apropiación indebida— en la historia de la escritura. Querida lectora, querido lector, no robes ideas, porque a ti te sobran, solo trata de encontrarlas. Injerto es también impostura, simulación. Está bien huir de palabras prestadas, que nos parece que son mejor que las nuestras. Se escribe solo con un caudal de memoria verbal muy personal, que se libera de manera inconsciente. Y ese carácter de semilla, de palabra propia y espontánea, es lo primero que se percibe al leer. Escuchemos al Jaime Gil de Biedma, en el final del poema Arte poética, explicar cual es el material de su escritura: Palabras, por ejemplo, palabras de familia gastadas tibiamente. Palabras comunes. Son esas las piedras con las que se escribe. Si el lenguaje que nos abrió a la luz no nos las dio, difícilmente escribiremos con otro material adquirido. Ese ha sido uno de los errores de la escritura especializada. Quizá la lectura literaria sea la verdadera escuela de la escritura. Leer buena literatura puede ser el antídoto que evite una lengua falsa y la pedantería que la suele acompañar. Ursula K. Le Guin lo ha explicado de modo maravilloso en sus críticas a los talleres de escritura que están tan de moda hoy. Ella ha realizado esa tarea para explicar solo que no hay secretos que se puedan comprar. Solo hay que ponerse a escribir, nada más. Según ella, en la puerta de esos talleres basta 132
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un cartel que diga: “¡No alimentar el ego!”, y del otro lado de la misma puerta otro que diga “¡No alimentar al altruista!. Ni egoísmo ni altruismo sirven para escribir. Quizá hay que olvidarse más de uno mismo, para poder ser el otro, lector o lectora. Y en eso tiene razón la autora de esa maravillosa literatura fantástica que fue Ursula Le Guin. Para escribir, hay que tener paciencia, saber esperar, saber eliminar lo que sobra. Liberar a la escritura de su peso. El mensaje tampoco debería existir como finalidad: la escritura no sirve para adoctrinar, ni para moralizar. Tú, lector o lectora, sabrás encontrar el sentido en el camino, y tú juzgarás su valor. Yo solo puedo explicar mi modo de escribir, explicar lo que va pasando cuando escribo. Estos signos que ves, como una enredadera que se extiende en líneas, círculos y colinas, han brotado simplemente. He sentido cómo caían desde un torrente de palabras apenas pensadas que querían ver la luz. Al escribir, el torrente del pensamiento se ha ido adelgazado hasta ser solo un hilo de agua, para ir cayendo sobre el papel —que es la pantalla— como si cayera por el caño de una fuente, o se deslizara siguiendo un surco que ha abierto mi imaginación en el barro, hasta dibujar el sendero de estas líneas. Dejo pasar las palabras una por una. A veces las sospeso en la mano, les pregunto si son necesarias. Trato de eliminar las que han entrado sin permiso —lo estoy haciendo ahora. La escritura va obligando al pensamiento abrupto e impaciente a ordenarse en una cadena donde rigen leyes definitivas, que pertenecen a todo el mundo y no son mías: las de la gramática. Estudio esas leyes siempre que tengo una duda. Pero las leyes no deben notarse en la escritura. La escritura debe dejar ver los ritmos, la cadencia mental con la que la voy leyendo. Sigo el ritmo, o corrijo en relación a un ritmo que me complace. La corrección gramatical viene sola y se puede —se debe— revisar después. La escritura se dirige con inocencia hacia la nebulosa que la espera y, si busca la claridad, encuentra sin esfuerzo la norma. No hay meta, no hay mensaje, pero hay un horizonte al escribir. Un destino que se intuye al fondo, al final. Algo inconcreto que la propia escritura entrevé, muy lejano. La escritura se dirige hacia ese horizonte y no sabe cómo llegar, solo va hacia él, a su encuentro. La inseguridad misma es parte de la escritura, la incertidumbre del camino es una razón para escribir. No hay que tenerle miedo. El placer consiste en ir encontrando en el camino pequeños nudos, estaciones que nunca se imaginaron, en atravesar territorios que no se esperaban. Si la escritura no pudiera sorprendernos, no iríamos a buscar su compañía. La escritura —tampoco la palabra dicha y pronunciada— no puede “estar de vuelta”, no tiene otro remedio que aceptar la prueba del camino y tratar de ir por él. Así, ya no solo será estela: dejará rastro porque será proa, porque abrirá el sentido. También por eso el lenguaje escrito se afina, como un puñal, como el filo de un cuchillo, para ir abriendo el surco justo a su paso. No sirve golpear la incertidumbre con un puño, con un martillo, sino abrirla con el estilete afilado de su propia línea, de sus signos delicados y extraños. Escribir no es golpear y tampoco es cortar, sino hundir la palabra en ese abismo de sombras. Vamos a buscar algo parecido a la verdad, pero que no es exactamente la verdad que esperábamos. El horizonte de la escritura no debe ser grandioso, no esperes un espectáculo: muchas expectativas nos sobrecogerán y acabarán por inhibir nuestra libertad. Es mejor esperar solo una pequeña verdad parcial que crece en el mismo texto, en su contexto. 133
Ese es el mecanismo por el cual la ficción literaria puede contener tantas dosis de lo verdadero como el relato histórico o científico. La ficción ha de ser fiel a su verdad parcial. Toda forma de escritura puede entenderse como ficción, en este sentido. La escritura se va enroscando sobre sí misma, encierra en su laberinto sus propias leyes. También se encierra en su interior quien escribe, entra en su selva y se escapa del mundo real en ella. Acaba creyendo en lo que escribe y eso es bueno. Huye incluso de la propia vanidad de escribir. Se olvida que está escribiendo y se deja arrancar del mundo. Si pudiéramos conseguir esa ligereza, esa forma de enajenación, la escritura sería verdaderamente transparente. La escritura abarca todos estos matices y alcanza así algunas de sus fronteras. En las más lejanas, el camino de la escritura se habrá convertido en pura poesía. En ese territorio siempre puede seguir arriesgando. El lenguaje contradice incluso sus leyes y destruye su propio orden en la poesía. La poesía es un laboratorio de la lengua y de la escritura que rodea los límites de su posibilidad, crea léxico, modifica la gramática, salta de sentido a partir de la metáfora. Lo ha explicado muy bien Hans Magnus Enzensberger en sus escritos sobre poesía, en Detalles. Quizá la poesía sea, justamente, esa frontera a partir de la cual la comunicación del lenguaje se convierta ya en ruido, y la escritura solo en sombras de letras, en un bosque de signos. En ese territorio extremo, la poesía se ha vuelto ya dibujo, como en los caligramas que inventó Apollinaire pero que delinearon después poetas y artistas. O en el puro azar, como en La tirada de dados de Mallarmé. La poesía podrá incluso disolver la propia escritura, o cantar su final, como pensó Borges. Si quieres probar, lector, lectora, puedes vivir una aventura poética a puerta cerrada, y quien sabe si la abrirás al aire y a la luz, en días por venir. Hay mil formas de escribir que se quedan cerca de nuestro campo de pensamiento, escribir sobre lo que queremos que sea la arquitectura, por ejemplo, o el mismo mundo que espera y que se abrirá sin duda de otro modo. Reflexión y deseo son motivos para escribir. Fragmentos y soliloquios que solo quieren descubrir un sentido parcial, explicar el mundo propio, revelar una nota del pasado que no se anotó y espera su oportunidad. No importa la pureza del género, solo el valor del resultado. La historia y el ensayo son lo mismo en cuanto a escritura que la ficción narrativa, que el drama, que los cuentos, o la poesía: todo ha de pasar por el desfiladero de la escritura. Puedes probar un territorio ambiguo, inventarte tú las fronteras del texto: hazlo ahora que estás sola, lectora, ahora que nadie te vigila ni te exige, y tú, lector, prueba también. Olvidad ambos vuestro papel, dejad vuestra identidad más valorada en la puerta de donde escribáis. Podéis simplemente escribir a la deriva, cerca del automatismo que probó el mundo surrealista hace casi un siglo. Hablo aquí, por supuesto, del juego de escribir. De nada más. Si lo intentas, lectora, lector, como lo intento yo ahora, recuerda que no verás nunca el final del texto, sino todo el camino por delante. Deja que las letras te arrastren y disfrútalas: solo espera el acontecimiento de escribir y eso ya es mucho. Solo se trata de un juego. Marta Llorente Díaz Arquitecta y escritora Día 34º de confinamiento 134
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LECTURAS RECOMENDADAS Apollinaire, Guillaume, Calligrammes, 2018 [Caligramas, Madrid, Cátedra, 2007]. Cortázar, Julio, Un tal Lucas, 1079 [en Obras completas, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2005]. Enzensberger, Hans Magnus, Detalles, Anagrama, 2006. Gil de Biedma, Jaime, Las personas del verbo, Barcelona, Galaxia Gutemberg, 2015. Hernández, Miguel, La carta [en Obra poética completa, Madrid, Alianza, 2017]. ***Le Guin, Ursula K., Sobre la escritura, la lectura, la imaginación, Círculo de Tiza, 2017. Kertész, André, Leer, [Periférica & Errata naturae, 2016]. ***Manguel, Alberto, Una historia de la lectura, Madrid, Alianza, 2005. ***Quignard, Pascal, Petits traités, 1990 [Pequeños tratados, (traducción de Miguel Morey), Madrid, Sexto Piso, 2016] Saint-Exupéry, Antoine de, Lettres à l’amie inventée, 1923-1931. [Cartas a una amiga inventada, Barcelona, José J. de Olañeta, 2015] Séneca, [Epístolas morales a Lucilio, Madrid: Gredos, 1995]. ***Whitmann, Walt, Leaves of Grass [Hojas de hierba, edición bilingüe de Eduardo Moga, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2014]. Woolf, Virginia, A Room of one’s own, 1929 [Un cuarto propio (traducción de Jorge Luis Borges), Madrid, Alianza, 2004.
LIBROS DE LA AUTORA: Llorente Díaz, Marta, Construir bajo el cielo. Un ensayo sobre la luz, Madrid: La Huerta Grande, 2020. Llorente Díaz, Marta, La ciudad: huellas en el espacio habitado, Barcelona: Acantilado, 2015. Llorente Díaz, Marta (coordinadora), Espacios frágiles en la ciudad contemporánea, Madrid: Abada, 2019. 135
MARTA LLORENTE DÍAZ Doctora arquitecta, Profesora titular (acreditada catedrática). Departamento de Teoria e Historia de la Arquitectura, Coordinadora del Grup de Recerca Arquitectura, ciutat i cultura. Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona (UPC). Miembro del Centre d’estudis filosòfics Eugenio Trías (UPF).
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PLANTAS, ANIMALES, HOMBRES, CIUDADES Y CAMPOS Un árbol en la casa — 7 de abril 2020
Soy un libro que lee. Los libros se suelen escribir después de haber leído. A mi me pasó lo mismo solo que, como soy un libro que se reescribe, necesito seguir leyendo. Si a mis lecturas les puedo sacar provecho para alimentar a alguno de mis cinco capítulos, la subrayo y la guardo para cuando no consigo que la vida me sorprenda. Suelo poner alguna nota al margen que me indique a qué capítulo le vendría mejor esa inspiración. Escribo una P, una A, una H, una C y una I, o una C y una A, para nombrar, de forma abreviada, a mis capítulos dedicados a las Plantas, los Animales, los Hombres, las Ciudades y los Campos.
Un árbol en la casa se ha fijado en cinco lecturas interesantes. (Plegopaper)
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Soy un libro que lee. Los libros se suelen escribir después de haber leído. A mi me pasó lo mismo solo que, como soy un libro que se reescribe, necesito seguir leyendo. Si a mis lecturas les puedo sacar provecho para alimentar a alguno de mis cinco capítulos, la subrayo y la guardo para cuando no consigo que la vida me sorprenda. Suelo poner alguna nota al margen que me indique a qué capítulo le vendría mejor esa inspiración. Escribo una P, una A, una H, una C y una I, o una C y una A, para nombrar, de forma abreviada, a mis capítulos dedicados a las Plantas, los Animales, los Hombres, las Ciudades y los Campos. El que pone la mano y el lápiz, y poca cosa más, para escribirme, se ha pasado la mañana ordenando todos los cajones y armarios de la cocina. Jamás le había visto hacer algo así. De verlo me han entrado ganas de ordenar yo también mis cosas de comer, algo que no habría hecho nunca, y él tampoco, de no estar viviendo en esta distopía. Aquí va el resultado del trabajo en el que he echado la tarde entera.
PARA LAS PLANTAS Jean Jacques Rousseau (Ginebra 1712-Ermenonville 1778), Las ensoñaciones del paseante solitario, M. Armiño, tr., Madrid, Alianza, 1979. Para introducir el libro he encontrado un párrafo que lo define muy bien y que, si yo fuera una persona como vosotros, me gustaría que fuera mi epitafio. «A veces he pensado con bastante profundidad; pero raramente con placer, casi siempre en contra de mi gusto y como a la fuerza: la ensoñación me relaja y me divierte, la reflexión me fatiga y entristece; pensar fue siempre una ocupación penosa y sin encanto. A veces mis ensoñaciones terminan en meditación, pero mis meditaciones terminan con mayor frecuencia en ensoñación, y durante estos extravíos mi alma vaga y planea sobre el universo en alas de la imaginación, en éxtasis que superan a cualquier otro goce.» (p. 108) Esto es lo que tenía subrayado y marcado con una P: «Atraído por los risueños objetos que me rodean, los considero, los contemplo, los comparo, aprendo en fin a clasificarlos, y heme aquí de pronto tan botánico como necesita serlo quien sólo quiere estudiar la naturaleza para encontrar sin cesar nuevas maneras de amarla. No busco tampoco instruirme; es demasiado tarde. Además nunca he visto que tanta ciencia contribuya a la felicidad de la vida. Trabajo en cambio por darme distracciones dulces y simples que puedo gustar si esfuerzo y que me distraen de mis desdichas. No tengo ningún gasto que hacer, ningún esfuerzo que tomar para vagar indolente de hierba en hierba, de planta en planta, para examinarlas, para comparar sus diversos caracteres, para notar sus relaciones, sus diferencias, para observar en fin la organización vegetal con ob139
jeto de seguir la marcha y el juego de esas máquinas vivas, de buscar a veces con éxito sus leyes generales, la razón y el fin de sus estructuras diversas, y de entregarme al encanto de la admiración reconocida para con la mano que me hace gozar de todo esto.» (p. 116)
Las propuestas literarias comienzan con Las ensoñaciones del paseante solitario de Rousseau. (Plegopaper)
PARA LOS ANIMALES Henry David Thoreau (Concord 1817-Concord 1862), Un paseo Invernal, M. Nava, tr., Madrid, Errata Naturae, 2014. Este autor norteamericano se definía como «inspector de ventiscas y diluvios». Qué pena no haberlo conocido. Me habría ofrecido para ser su aprendiz, aunque estoy convencido de que me habría rechazado. Le gustaba trabajar solo. 140
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«Los hindúes soñaron que la tierra se apoyaba sobre un elefante, y el elefante sobre la tortuga, y la tortuga sobre una serpiente, y aunque quizá sea una coincidencia sin importancia, no estaría de más recordar que recientemente se ha descubierto en Asia el fósil de una tortuga lo suficientemente grande como para sostener a un elefante. Confieso que tengo cierta debilidad por estos caprichos salvajes de la imaginación que trascienden el orden del tiempo y la evolución. Constituyen el esparcimiento más sublime del intelecto. A la perdiz le encantan los guisantes, pero no los que le acompañan en la cazuela. […] Me gusta, incluso, ver a los animales domésticos reafirmar sus derechos innatos, y dar pruebas de que no han perdido del todo sus salvajes hábitos originarios ni su vigor, como cuando la vaca de mi vecino se escapa a principios de primavera y nada alegremente por el río, una corriente fría y gris de unas veinticinco o treinta varas de anchura, crecida por el deshielo. Igual que el bisonte cruzando el Misisipi. A mis ojos, esta hazaña confiere mayor dignidad a todo el rebaño, de por si digno. Las semillas del instinto quedan preservadas bajo los gruesos cueros de las reses y los caballos, como la simiente en las entrañas de la tierra, durante tiempo indefinido. Siempre nos sorprende cuando las reses dan muestras de su espíritu juguetón. Un día vi a una docena de terneros y vacas corriendo y retozando de un lado al otro, divirtiéndose torpemente, como ratas gigantes, como simples gatitos. Agitaban la cabeza, levantaban el rabo y corrían arriba y abajo por la colina, y entonces fui consciente, tanto por sus cuernos como por su comportamiento, de su relación con la tribu salvaje de los cérvidos. Pero, ay, un repentino y sonoro «¡so!» apagó al instante su ardor, convirtiendo la carne de venado en carne de vaca y endureciendo sus músculos y tendones como los de una locomotora.» (pp. 94-96) «En Nueva Inglaterra se escucha a menudo que cada año nos visitan menos palomas, que nuestros bosques no les ofrecen suficientes hayucos. Del mismo modo, se diría que, a medida que crecen los hombres, cada año son menos los pensamientos que los visitan: la arboleda de nuestra mente se ha ido devastando y vendiendo para alimentar las hogueras de la ambición o se ha enviado al aserradero. Apenas queda una ramita sobre la que podrían posarse. Ya no anidan ni crían entre nosotros. En la estación más favorable quizá atraviese el paisaje de la mente una sombra tenue, impulsada por las alas de alguna idea en su migración primaveral u otoñal, pero, al mirar hacia arriba, no logramos apreciar la esencia del pensamiento mismo. Nuestras ideas aladas se han convertido en aves de corral. Ya no se elevan y sólo miden su grandeza con la de algunas especies de Shanghái o la Conchinchina. Esos grandioooosos pensamientos, estos grandioooosos hombres de los que tanto se habla.» (pp. 111-112) 141
Henry David Thoreau, uno de los padres de la literatura estadounidense, también está presente en nuestras propuestas lectoras. (Plegopaper)
PARA LOS HOMBRES Edgar Lee Masters (Garnett 1868-Elkins Park 1950), Antología de Spoon River, J. Bosquet y M.A. Llauger, tr., Girona, Llibres del Segle, 2012. Después de tanto paseo y tanta explosión de vida vamos a quedarnos quietos, muy quietos, muy muy quietos. Todos los poemas de este libro llevan el nombre de un habitante muerto y enterrado en el cementerio de la ciudad imaginaria de Spoon River. Ellos nos hablan desde el más allá para dejar testimonio de su última palabra, en una suerte de coro de epitafios cruzados que revelan vuestro lado más oscuro y decadente. Después de una lectura como esta tengo que reconocer que os admiro y os compadezco a partes iguales. «Chase Henry Vaig ser en vida el borratxo del poble; quan em vaig morir, el rector em va negar l’enterrament en terra sagrada. La qual cosa va resultar ser una sort per a mi. Aquest terreny el van comprar els protestants i van enterrar-hi el meu cos al costat del banquer Nicholas 142
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i la seva esposa Priscilla. Preneu-ne nota, oh ànimes prudents i pietoses, de quina manera els corrents contraris de la vida poden honorar morts de vida vergonyosa.» (p. 33) «El jutge Somers Com és possible, digueu-me, que jo era el més erudit dels advocats, que em sabia el Blackstone i el Coke gairebé de memòria, que vaig fer el millor discurs de tots els que s’ha sentit en un tribunal, i que vaig escriure un sumari molt elogiat pel magistrat Breese— com és possible, digueu-me, que jegui aquí sense cap senyal, oblidat, mentre que en Chase Henry, el borratxo del poble, té el seu bloc de marbre, amb la seva urna a sobre, en la qual la natura, amb irònic humor, ha plantat una herbota que fa flors?» (p. 37)
La poesía tampoco puede faltar en estas propuestas. Edgar Lee Masters es la opción elegida. (Plegopaper)
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PARA LAS CIUDADES Ray Bradbury (Waukegan 1920-Los Ángeles 2012), Fahrenheit 451, J. Subirana, tr., Barcelona, Proa, 2020. Siendo yo un libro se me hace difícil hablar de este. En él, todos nosotros, los libros, somos perseguidos y condenados al fuego. Los pocos humanos que osan saltarse las normas, y tratan de buscar la libertad en nuestras páginas, arden con nosotros. El resto de la humanidad vive confinada por voluntad propia, no como ahora, atrapados por el miedo a que su vida social vaya más allá de la seguridad de las pantallas que invaden sus casas sin ventanas y sus mentes sin voluntad. En este párrafo tenía dos anotaciones: una H y una CI. Es algo que me suele pasar. Me cuesta definir bien las fronteras. Lo dejo aquí, en Ciudades, cerca de Hombres. Mañana probablemente lo cambiaré. «Dóna a la gent concursos que puguin guanyar recordant la lletra de les cançons més populars, o el nom de les capitals dels estats, o quant blat de moro produí Iowa l’any passat. Atipa’ls de dades no combustibles. Farceix-los de fets fins que no puguin més però se sentin excel·lentment informats. Així els semblarà que pensen, tindran la sensació que es mouen sense que realment es moguin gens. I seran feliços, perquè aquesta mena de fets no canvien. No els donis matèries esmunyedisses, com ara la filosofia o la sociologia, per començar a lligar coses. Això duu a la malenconia. Qualsevol home que sigui capaç de desmuntar un aparell de televisió mural i tornar-lo a muntar, i avui dia gairebé tothom sap fer-ho, és més feliç que un altre que miri de quantificar, mesurar o comparar l’Univers, que no pot ser quantificat o mesurat sense fer sentir l’home bestial i sol.» (p. 101) Aquí si que tenía anotada solo una C. «A l’altra banda del carrer i cap avall s’alçaven les altres cases, amb les seves façanes llises. Què era allò que la Clarisse havia dit una tarda? «Cap porxo davanter. El meu oncle diu que n’hi havia. I de vegades la gent s’hi asseia, a la nit, xerraven quan en tenien ganes, es gronxaven al balancí, no xerraven quan no tenien ganes. De vegades, senzillament s’asseien allà i pensaven en les coses, les capgiraven. El meu oncle diu que els arquitectes van eliminar els porxos perquè no quedaven bé. Però el meu oncle diu que això fou només l’excusa teòrica que donaren, que la raó veritable, amagada dessota aquesta, era probablement que no volien que la gent s’estigués asseguda d’aquella manera, sense fer res, gronxant-se, xerrant. Tot això era la mena de vida social equivocada. La gent xerrava massa. I tenien temps de pensar. Així doncs van eliminar els porxos. I els jardins, també. Prou de jardins on poder seure. I fi-
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xi’s en els mobles. Ja no hi ha balancins. Són massa confortables. Cal mantenir la gent dreta i en moviment. El meu oncle diu... i... el meu oncle diu... i... el meu oncle...» La veu d’ella anà apagant-se.» (p. 104)
Bradbury y su célebre distopía también nos acompaña en este artículo. (Plegopaper)
PARA LOS CAMPOS Vincent Van Gogh (Zundert 1853-Auvers-sur-Oire 1890), Cartas a Theo, Instituto del libro de la Habana, tr., Barcelona, Barral, 1971. En febrero de 1888 Van Gogh viaja al sur de Francia y queda maravillado por sus paisajes de campo. Pinta sin parar. Pinta y escribe. En total le envió a su hermano Theo más de seiscientas cincuenta cartas. La última la llevaba en su bolsillo el día que se pegó un tiro en el pecho en medio de un campo de trigo. ¡Malogrado escritor! Transcribo aquí un fragmento de dos de las cartas a Theo:
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« […] He aquí el pedido: 20 Blanco de Plata, tubos gruesos 10 Ídem blanco de Zinc, 15 Verde Veronés, tubos dobles, 10 Amarillo de Cromo, limón, íd., 10 Amarillo de Cromo (Nº dos), íd., 3 Bermellón, íd., 3 Amarillo de Cromo, .º tres, íd., 6 Laca geranio, pequeños tubos, recientemente molidos: si están engrasados los devolveré. 12 — común 2 Carmín, 4 Azul de Prusia, tubos chicos, 2 Mina anaranjada, tubos chicos, 6 Verde esmeralda, tubos chicos Ni que decir que si compras los colores para mí, mis gastos aquí disminuirían en más del 50 por ciento. Hasta ahora he gastado más en mis colores, telas, etc., que para mí. Tengo además, un nuevo vergel para ti; pero ¡por Dios!... hazme llegar el color sin tardanza. La estación de los vergeles en flor es tan pasajera y tú sabes que estos motivos son de aquéllos que alegran a todo el mundo. Tan pronto como pueda pagar la caja y el franqueo (este último sin duda más barato aquí en la pequeña estación que lo resultaría en la de Lyon) te enviaré los estudios. Por el momento, estoy sin un céntimo, como ya te lo he dicho (475). Esta mañana he trabajado en un vergel de ciruelos en flor; de pronto ha comenzado a soplar un viento formidable, un efecto que yo no había visto jamás hasta aquí y que volvía por intervalos. De tiempo en tiempo, el sol, que hacía resplandecer todas las florecillas blancas. ¡Era realmente bello!... Mi amigo el danés vino a buscarme, y corriendo a cada momento los riesgos y el peligro de ver por el suelo todo mi equipo que se estremecía, continué pintando —hay en este efecto blanco mucho de amarillo con azul y lila, el cielo es blanco y azul. […] (476)» (pp. 194-195) «el cielo es blanco y azul». Nada más que añadir. Un árbol en la casa Unarbolenlacasa.com @unarbolenlacasa Día 25 de confinamiento 146
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APRENDIZAJES
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NIÑOS,CASA Y CONFINAMIENTO. APRENDIZAJES Mariona Genís Vinyals — 30 de marzo 2020
En un estudio de investigación que leí hace un tiempo sobre arquitectura y pedagogía, se consultaba a los niños cuál era su lugar preferido de la escuela. Una de las respuestas que salía habitualmente era “la maestra”.
No podemos convertir nuestra casa en la escuela, pero podemos aprender de la situación y el espacio nos aporta nuevas experiencias. (Unsplash)
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APRENDIZAJES — NIÑOS,CASA Y CONFINAMIENTO
Esta respuesta explica que la escuela no es tan solo un edificio, es decir, no hablamos únicamente de arquitectura, sino más bien de un lugar que incorpora múltiples capas de complejidad: una comunidad, una temporalidad y mucha diversidad de espacios. Donde, por descontado, las personas: la maestra, las compañeras, los amigos y los lazos que se establecen son fundamentales. Esta es, seguramente, y en este caso, la diferencia entre espacio y lugar. Entonces se hace difícil pensar que nuestra casa, que además, no es solo la nuestra —son muchas casas y todas diferentes— pueda/vaya a convertirse en espacio escolar. Precisamente no ir al colegio rompe muchos equilibrios frágiles. Ir no implica solo aprender, implica encontrarse en un ambiente que acoge, escucha y da oportunidades a todos los niños, sea cual sea el contexto de su casa.
Nuestra casa se ha convertido en espacio de juegos y escolar como consecuencia del confinamiento. (Unsplash)
Por todo esto, se hace difícil pensar que las experiencias de aprendizaje que viven los niños en la escuela se puedan reproducir en casa, como si el espacio donde vivimos pueda ser un “mini-colegio”, una maqueta simplificada de la realidad. Además, ir a la escuela implica un hecho dinámico: vamos. Cruzamos caminos, calles y paisajes hasta que llegamos. El centro educativo nos ofrece una transición entre el espacio exterior y el interior que tiene muchos matices: permite moverse en todas las escalas, experimentar y jugar con elementos naturales como la arena o la tierra y disfrutar del juego al aire libre. La situación de confinamiento, en cambio, nos limita el espacio y también este hecho dinámico. Han desaparecido los matices, los contactos, el aire libre y la 151
Quedarnos en casa nos ha permitido tomar conciencia de los espacios. (Mariona Genís)
diversidad de escalas. No podemos escoger entre fuera o dentro. Estamos dentro y tenemos un espacio limitado de movimiento con pocas o nulas transiciones. A pesar de que la casa no puede convertirse en escuela y el espacio confinado no es el espacio ideal para los niños, la curiosidad y las ganas de aprender —y de jugar, que es una maravillosa manera de aprende— se mantienen. Y entonces es cuando la arquitectura de casa puede convertirse en una oportunidad.
El ambiente de casa puede ayudar a activar juegos. (Unsplash)
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APRENDIZAJES — NIÑOS,CASA Y CONFINAMIENTO
De hecho, y a nivel histórico (principios del siglo XX), algunos tipos de vivienda, como el de la casa-jardín, se convirtieron en un modelo a seguir para diseñar edificios educativos. La escala doméstica, adaptada a la de los niños, y la posibilidad de trabajar en ambientes reducidos y acogedores encajaba con algunos planteamientos pedagógicos, que habían transformado la educación en aquel momento. Es un ejemplo la Casa dei Bambini, fundada el 1907 en San Lorenzo, Roma por Maria Montessori. La analogía histórica no nos sirve en la situación de confinamiento, porque nos falta el contexto, la comunidad y la libertad de movimientos que eran tanto o más importantes que la arquitectura en aquel momento.
Transformar los diferentes espacios de la casa puede formar parte de las dinámicas de juego. (Unsplash)
¿Dónde se encuentra la oportunidad que nos ofrece la arquitectura en casa? Antes de dar ninguna respuesta, hay que poner en contexto también este escrito, hecho en una situación excepcional y que no busca ofrecer certezas sino abrir debates y compartir saberes desde diferentes lugares. Una primera oportunidad está relacionada con el hecho de tener que compatibilizar múltiples usos en el espacio, ahora que lo tenemos limitado cuantitativamente. Esta multiplicidad nos lleva a montar y desmontar, espacios de juego, de experimentación, de lectura, de movimiento, de arte, etc., cada día. El proceso de instalación tiene diferentes momentos: la investigación del mejor lugar, la construcción del espacio, la actividad o la acción, el desmontaje. Todos ellos permiten tomar conciencia de las características que tiene nuestra casa. Cuando buscamos el lugar, nos podemos preguntar, por ejemplo: ¿Dónde hay la mejor luz para leer? ¿Dónde nos sentiremos más cómodos y tranquilas? 153
Después se pueden transformar estas condiciones para construir un nuevo ambiente o atmósfera, poniendo, por ejemplo, una caja con libros, cuentos y algunas almohadas o cubrir la mesa con una sábana convirtiéndola en una “caseta” dentro de la casa. En estos procesos de investigación y transformación de los espacios, pueden entrar en juego todas las actividades: podemos buscar espacios con potencial dinámico, como el pasillo —un espacio que no acostumbra a estar entre los preferidos de la casa— o descubrir en los umbrales, como las ventanas o los balcones, la oportunidad de hacer pequeños laboratorios de naturaleza, plantando entonces o jugando con tierra.
Dibujar y pintar son dos actividades excelentes para los niños durante estos días de quedarse en casa. (Mariona Genís)
La magia de montar y desmontar cada día estas atmósferas o ambientes recae precisamente en su carácter efímero, en la posibilidad de mejorarlos y adaptarlos a nuevas ideas y a nuevos juegos a medida que pasen los días. Hay una segunda oportunidad de aprender de la arquitectura de la casa. Es la que nos ayuda a entender mejor el espacio a través del cuerpo y a percibir el mundo desde diferentes escalas y sentidos. La primera percepción es la de las medidas. En nuestro contexto, el de la Europa mediterránea, las medidas se toman con el sistema métrico y los estándares del espacio a menudo no están pensados para la escala de los niños (ni la de la gente mayor, ni la de la diversidad, etc.), porque responden a medidas estandarizadas. Estos días en casa, son una oportunidad para encontrar una relación más próxima con las dimensiones del espacio que nos rodea. Se puede hacer una cartografía de nuestra casa haciendo que los niños la midan con su cuerpo. Podemos empezar por saber cuánto medimos y cuánto miden nuestras manos y nuestros pasos, puesto que se convertirán en nuestras herramientas de medida. A partir de ahí, podemos ir dibujando la cartografía de casa.
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APRENDIZAJES — NIÑOS,CASA Y CONFINAMIENTO
También es un buen momento para que las niñas y los niños aprendan cosas nuevas en el marco del hogar. (Unsplash)
¿Cuántos pasos necesito para dibujar todo el pasillo? ¿Y cuántos necesita mi hermana? Pero la medida de mi casa no es la única manera de definirla. Se encuentra en un lugar, en una latitud y en un contexto y estos parámetros también se pueden cartografiar. ¿Cuándo da el sol? ¿Por qué ventana entra? ¿Cómo está orientada? Para hacerlo, se puede ir dibujando la sombra que hace la ventana a medida que pasan las horas, y percibir de este modo, como pasa el tiempo en el espacio. Esta dinámica prospectiva del espacio a través del cuerpo se puede ampliar en la escala de la ciudad: podemos observar qué posición tiene nuestra casa en el barrio, en la calle. ¿A qué distancia está el balcón o la ventana de mis vecinos? ¿Puedo hablar desde mi balcón o desde mi ventana? A nivel de percepción, la sonoridad de la casa también es un elemento muy interesante, no solo para ver como suena el suelo si pico fuerte, sino porque nos puede ayudar a entender su dimensión con la voz, jugando, por ejemplo, a escucharnos desde diferentes lugares. Y, ¿por qué no? Imaginar que nos comunicamos con las amigas que no podemos ver estos días, evocando los Cuentos por teléfono de Gianni Rodari. 155
Las medidas de nuestra casa pueden ayudar a crear actividades que entretengan a los más pequeños. (Unsplash)
Estas son algunas de las oportunidades para vivir, entender y aprender de la arquitectura de nuestras casas estos días, y ampliar de alguna manera estos límites tan rígidos que nos rodean. Podemos encontrar otros muchos recursos en las redes y también podemos inventar muchos más. Desde Arquiescola, el COAC hará un llamamiento en breve para generarlo.
Redescubrir espacios para disfrutarlos en familia, el confinamiento también puede ser una oportunidad. (Mariona Genís)
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APRENDIZAJES — NIÑOS,CASA Y CONFINAMIENTO
Y cuando todo esto acabe, seguro que habremos aprendido: de la arquitectura, de los niños y de la situación. Y como siempre, lo querremos compartir. En la escuela, las profesoras y la comunidad educativa serán las primeras en querer escuchar, acoger y recibir todo el que ha pasado. Por eso quiero acabar este escrito con un mensaje de agradecimiento a este colectivo, que, en un momento en el que todo ha cambiado por los niños, continúa trabajando como siempre, para animarlos.
Mariona Genís Vinyals Madre de Joan (11 años) y Pau (6 años), Doctora en Arquitecta por la UPC Socia de Arquitectura Genís Planelles Miembro de GREDITS. Bau, UVIC y de GILDA Día 17 de confinamiento para las personas adultas Día 18 de confinamiento para los niños
LECTURAS RECOMENDADAS Territorios de la infància La infancia de las vanguardias: Sus profesores desde Rousseau a la Bauhaus Revista Amag WEBS/REPOSITORIOS DE MATERIAL Arquitectes.cat Arquikids.com Elglobusvermell.org/es/
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MARIONA GENÍS VINYALS Doctora arquitecta por la UPC. Socia de Arquitectura Genís Planelles. Miembro de GREDITS (Grup de Recerca en Disseny i Transformació Social), Bau-UVIC. Miembro de GILDA (Grup de Recerca en Innovació i Logística Docent en l’Arquitectura), Etsab-UPC. Investiga en restauración arquitectónica y en innovación docente y espacios educativos.
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¿QUÉ QUIERES SER DE MAYOR? Alberto López Crespo — 18 de mayo 2020
Cuando era más joven mi madre me solía preguntar qué quieres ser de mayor, pero en cambio, mi padre siempre me decía si con este trabajo me iba a ganar la vida. Cada uno se preocupaba de una parte de mi futuro. Ahora nosotros, como padres, somos quienes estamos orientando a nuestros hijos sobre las diferentes opciones de estudios para que estén bien preparados para el futuro mercado laboral. Pero nos hemos planteado si nosotros estamos realmente preparados como técnicos o profesionales para dentro de 10 años. Qué perfil profesional deberíamos tener en 2030.
La actitud proactiva o reactiva sólo depende de nosotros. (Unsplash)
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APRENDIZAJES — ¿QUÉ QUIERES SER DE MAYOR?
AÑO 2030 Podemos prepararnos ahora para un trabajo que aún no existe. La volatilidad del mercado laboral y el ritmo vertiginoso al que cambian las exigencias nos obliga a estar preparados y actualizados para una nueva época profesional, en la que surgen carreras y puestos inimaginables para responder a necesidades (algunas efímeras) de empresas y profesionales. Los cambios tecnológicos ya han transformado el mercado laboral. En el 2000 se consolidó internet y Google, en el 2010 ya se incorporaron el smartphone, las redes sociales, la nube, y en 2020 se está implantando la digitalización de las empresas, la conectividad 5G y el hogar conectado. Ya hubo una selección natural de los perfiles profesionales desde el año 2000 hasta el actual 2020. Es necesario abrir la mente a todo lo que ya está aquí y lo que está por venir. Se trata de aprender a desaprender para reaprender. Es decir, dejar de hacer lo mismo de la misma manera. Desaprender es hacer un esfuerzo consciente para replantearse patrones establecidos saliendo de algunas de nuestras zonas de confort. Reaprender es una tendencia de actualizarse cambiando los moldes o pautas. Seamos nosotros mismos el futuro 2030 con nuestras acciones, conocimiento, innovación y formación. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” escribió Antonio Machado. Hoy en día, nuestra referencia más cercana del 2030 es la publicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas o Sustainable Development Goals. (SDGs). Son 17 objetivos para abordar retos cómo la lucha contra la pobreza o el cambio climático, la educación, salud, la igualdad de género, la paz o las ciudades sostenibles. Los nuevos ODS 2030 sustituyen a los antiguos objetivos de desarrollo del milenio del año 2000, Millenium Development Goals (MDGs). Pueden comprobar según la figura 1 que los objetivos se van renovando cada 15 años para actualizarlos y adaptarlos según las necesidades de la Sociedad y el Planeta. La pregunta no es si la inteligencia artificial será una realidad del 2030, que no lo podemos saberlo, sino cómo podemos afrontarla y qué herramientas dispondremos para poder conseguirlo. La inteligencia artificial en el futuro no será un objetivo en sí misma, sino que será una herramienta que deberíamos saber aprovechar para conseguir los ODS 2030. Y en este nuevo contexto, los nuevos perfiles profesionales que se deberían desarrollar en 3 entornos:
Los objetivos van evolucionando y actualizando cada 15 años. Empezaron en el año 2000. (Escola Sert)
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PERSONAL
Actitud proactiva frente a una situación cambiante con ganas de hacer las nuevas cosas.
SOCIAL
Habilidad para utilizar las técnicas o experiencias para relacionarse con el entorno social o profesional.
PROFESIONAL
Formación con el aprendizaje de nuevos conocimientos como base de la preparación para el futuro.
ACTITUD 2030 Elegir entre ser personas reactivas o proactivas sólo dependen de nosotros mismos. Es una actitud personal. Las personas reactivas son las que esperan que pasen las cosas y según van cambiando las circunstancias, ellas van reaccionando. Suelen ir a remolque de las situaciones, y a la espera que otras inicien los proyectos innovadores antes de actuar. La excesiva prudencia a veces puede ser demasiado tarde y nos podemos quedar fuera del tren. Proponemos ser un técnico proactivo. La actitud proactiva es aprender a equivocarse para estar preparado para los cambios, haciendo de esas nuevas experiencias una oportunidad para mejorar como personas y como profesionales. Todos queremos el cambio, pero no queremos cambiar. A veces no es necesario un cambio sino una actualización de nosotros mismos, pero la actualización no llega sola, y es necesario buscarla. Recordemos que un técnico vintage, sin actualización, es una especie en extinción. Decía el Dr. House, “para bien o para mal, nada permanece”. Si nos quedamos parados, el mundo nos pasará por la derecha sin avisar. Así nuestros futuros proyectos en gran parte sólo dependen de nosotros, y no de ese futuro incierto, que siempre será incierto por eso se le llama futuro.
HABILIDAD 2030 Posiblemente una parte de nuestras habilidades nos servirán debido a nuestra experiencia en el pasado, pero otras se deberían cambiar para poder sobrevivir en el nuevo escenario 2030. Debido a la gran cantidad de datos e información, cada vez es más importante una serie de habilidades, ingenio o “tablas” para potenciar lo que realmente nos hace diferentes de las máquinas o inteligencia artificial. Una máquina será más rápida en algunos aspectos, pero donde deberíamos potenciar nuestras habilidades es saber crear las sinergias con las máquinas, no competir dónde es muy difícil superarlas. 162
APRENDIZAJES — ¿QUÉ QUIERES SER DE MAYOR?
La primera habilidad es la capacidad de decisión que es vital en los futuros lugares de trabajo. En un nuevo mundo de sobreinformación la síntesis es fundamental. En un mundo Big Data es necesario otro “Small Data” como resumen para poder decidir. Las empresas, despachos, organizaciones deberán mezclar la digitalización con las habilidades como potenciar la síntesis y la decisión como elemento clave. El nuevo perfil profesional debería pensar, dudar y decidir. Hay que escuchar para dudar y poder decidir correctamente. La decisión no es una apuesta o lotería, es una consecuencia de pensar y procesar. El lápiz y papel en blanco es la base fundamental para empezar la estrategia de una idea o proyecto. Pero hay que evitar a las personas ocurrentes que aprovechan las reuniones para soltar la ocurrencia sin ningún tipo de recorrido. Un perfil necesario es saber diferenciar entre ocurrencia e idea, para valorar de forma fundamentada las diferentes propuestas con pros y contras. La tecnología ayudará a cerrar encargos, ventas o acuerdos, pero es necesario una mezcla de confianza, empatía y profesionalidad para repetir dichos encargos o acuerdos para incrementar mi cartera clientes. Un cliente es la repetición regular de encargos con la misma empresa aprovechando la información digital, nuevas tecnologías, y así poder seguir mejorando la calidad de nuestro servicio. Un proyecto o idea sin ejecutor es una cortina de humo. Toda idea necesita siempre un realizador. El Powerpoint como documento inicial está muy bien, pero el papel lo aguanta todo. Formación continua de aprender a equivocarse como la base de un buen perfil profesional que tiene como reto ejecutar o realizar el proyecto, también deberá estar al día en las nuevas herramientas y entornos de trabajo. Estamos en un mundo cambiante donde lo que realmente es importante no es cuantas veces te caes, sino cuantas te levantas para conseguir el objetivo. Y por último, es el respeto por quienes trabajan en tu entorno. Escuchar y ser escuchado desde el respeto. Educación, compañerismo, que no “colegueo, ni compadreo”. Trabajar en equipo no se dice, se hace. Si alguien dice en público que trabaja en equipo, posiblemente es el que menos lo hace. La transversalidad en la forma de trabajar debería reducir la distancia entre las líneas o jerarquías de trabajo, pero siempre desde el respeto y reconocimiento por el trabajo de cada uno de nosotros. Recordemos que el respeto se parece a la confianza, no se dice, se gana. Si alguien les dice alguna vez “Tranquilo, confía en mi”, salgan corriendo y no miren atrás…
Escuchar y ser escuchado desde el respeto es imprescindible para ser un equipo. (Escola Sert)
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FORMACIÓN 2030 Como describía Sócrates: “el conocimiento comienza en la sorpresa”. El placer intelectual consiste en la sensación agradable que experimentamos cuando aprendemos algo, resolvemos problemas, y ponemos en práctica lo que hemos aprendido de manera efectiva creando cosas nuevas. La formación son ganas de aprender. La ilusión de conseguir un sueño, pero parte de esa ilusión es el camino que se recorre para conseguirlo. En el aprendizaje, el viaje es a veces igual o más importante que el objetivo. Desde la Escola Sert realizamos esta preparación para el futuro basada en los ODS 2030 que hemos resumido en las 5S de La SERT. Son los cinco valores que todos los postgrados, máster, cursos o jornadas deberán incluir en su programa formativo. Dichos valores son materias transversales que pueden ser el tema principal de la formación (por ejemplo: Postgrado de Arquitectura y Salud) o que la materia de Salud ya es una clase del resto de Postgrados. Las 5S que están en la formación de la SERT son: Social. La arquitectura como instrumento de inclusión en los barrios, ciudades y territorio. Ciudad inclusiva. Reducción de las desigualdades. Salud. El bienestar de las personas a través de soluciones y materias innovadoras que mejoren la vida de los ciudadanos. La salud de las personas como punto principal en la arquitectura. Sostenibilidad. Respeto por el medioambiente y su aportación como valor añadido a contribuir en la Emergencia Climática. Rehabilitación energética. Acción para el Clima. Energía asequible y no contaminante. Smart. Conectividad y conexión entre las diferentes acciones, soluciones y territorios. Alianzas entre organismos y empresas para conseguir objetivos. Seguridad. La tranquilidad como valor añadido en el interior de los edificios como en su construcción. Trabajo digno y crecimiento económico.
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APRENDIZAJES — ¿QUÉ QUIERES SER DE MAYOR?
APRENDIBILIDAD (LEARNABILITY) 2030 Se imaginan la cara de mi hijo adolescente si le digo que rebobine la cinta para volver a escuchar otra vez la canción. En los 90 era nuestra forma de escuchar música. La tecnología y los perfiles de los años 90 también tuvieron que ponerse al día, y aquí estamos 25 años más tarde donde ya tuvimos la capacidad constante de aprendizaje o learnability. Utilizamos el neologismo learnability debido a que no hay una traducción consensuada, aunque podríamos asimilarlo a aprendibilidad, que es la capacidad para aprender nuevas habilidades a lo largo de nuestra vida para permanecer con un perfil profesional vigente y efectivo a largo plazo. Poder responder con rapidez a los cambios es algo que se puede aprender, desarrollar y trabajar. En el mundo laboral ya empieza a ser considerada la “habilidad del futuro” Los ODS 2030 planteados en el 2000 ya han sido cambiados 2 veces para poder actualizarlos. Así que, posiblemente la mejor forma de predecir tu futuro es construirlo, y dependerá de nuestras ganas de aprender el poder afrontar los próximos 10 años con decisión, respeto y ejecutando bien nuestro trabajo para conseguir mejores encargos y clientes que nos vayan acercando a ese futuro que jamás conseguiremos tocar. Por eso se llama futuro. Una propuesta sería adaptar el actual sistema educativo para el aprendizaje a lo largo de toda la vida o aprendibilidad. La formación continua desde la escuela de P3 y a lo largo de toda nuestra vida laboral como una parte de nuestra cultura. El nuevo perfil profesional del 2030 sería una combinación de nuestra actitud, habilidad y formación continua que serán realmente las mejores herramientas que disponemos para poder afrontar con ciertas garantías nuestro futuro. Pero como decía Albert Einstein: “Nunca pienso en el futuro, llega demasiado pronto” La Covid-19 se llevó a muchas personas queridas de nuestras familias, pero también nos enseñó que hay que vivir el hoy y el ahora. Mi recuerdo para todos ellos con unos versos de la canción de Joaquín Sabina ¿Quién me ha robado el mes de abril? Quién me ha robado el mes de abril Cómo pudo sucederme a mí Quién me ha robado el mes de abril Lo guardaba en el cajón Donde guardo el corazón Artículo dedicado a mi madre fallecida por Covid-19 el pasado 1 de abril de 2020.
Alberto López Crespo Coordinador Escola Sert. COAC
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ALBERTO LÓPEZ CRESPO Arquitecto y Coordinador Escola Sert del COAC. Project Management para el Grupo “la Caixa”. Jefe de Departamento de Project Business en SOMFY. Responsable de Gestión y Coordinación de Proyectos de EDI INGENIEROS.
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AGRADECIMIENTOS: Agradecer a todos los autores su total disposición a escribir los artículos en esta recopilación durante el confinamiento, y una especial mención a Aitana Arroyo Samsó de la Escola Sert del COAC en la organización, gestión de contenidos y coordinación, además de la empresa Digital Bakers en el diseño y producción de la publicación.
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El recuerdo de 2020 estará marcado por el confinamiento al que nos ha obligado el Covid-19. Seguro que nos ha cambiado como personas y como sociedad. Las imágenes de calles desiertas y los días encerrados en nuestro hogar nos han hecho reflexionar a todos. Ha sido una introspección útil, lejos del ruido mediático y de la vertiginosa actualidad que desfilaba ante nosotros. Desde el Col.legi d’Arquitectes de Catalunya y la Escola Sert hemos querido dar salida a todo este proceso de reflexión con este libro. Una publicación que es una mirada amplia y abierta a la arquitectura entendida como arte integrador que da unidad a un conocimiento cruzado. La lectura de estos textos puede ayudar a comprender y asumir mejor la experiencia vivida y, consecuentemente, aprovechar los aprendizajes para afrontar los cambios futuros. Los quince artículos que forman el libro se han agrupado en torno a palabras clave que han adquirido un nuevo significado durante el confinamiento: la casa, la ciudad, el paisaje y la naturaleza, el arte y la cultura y, por último, los aprendizajes.
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