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de los Evangelios
Isaías habla del "mensajero de buenas noticias" (Is 52,7; 40,9; 60,6). El libro de Isaías poseía, en tiempos de Jesús, una amplia difusión, dada la esperanza mesiánica de restauración. También Jesús presenta su mensaje de acuerdo a las profecías de Isaías. Otro uso que tuvo el término fue en el ambiente profano: La aparición del emperador se presenta como un "Besoràh" (evangelio), puesto que trae bienestar para todo el imperio. Era buena noticia el nacimiento del emperador, su llegada a la mayoría de edad, su coronación y entronización. Sin embargo, el significado del término evangelio que asumió el N.T deriva de las raíces bíblicas del A.T que significa transmisión de buenas noticias.
El alcance que posee el término evangelio en el NT se haya así: 4 veces en Mateo; 8 veces en Marcos; 10 veces en Lucas; 2 veces en Hechos de los Apóstoles; 60 veces en las epístolas de San Pablo; una vez en 1 Pedro y Apocalipsis. Podemos concluir que, este término es eminentemente paulino, bien sea en las fórmulas de 1 Corintios 15,2-5, o en los himnos de Romamos 1,3-4. El mensaje contiene la Cristología y la Soteriología estrechamente ligadas entre sí. La misma persona de Jesucristo, en la predicación post-pascual, pasa de anunciador a ser anunciado; de proclamador escatológico a ser proclamado como “único Salvador escatológico", cuyos destinatarios del evangelio son todos los hombres, hebreos y paganos sin distinción (1 Corintios 9,12b-23). Jesús mismo anuncia (Mateo 26,13; Marcos 14,9) que el evangelio será predicado en todo el mundo.
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Sobre la naturaleza de los evangelios; destacamos la narratividad y la historicidad, la Biblia no acostumbra inventar hechos para hacer teología, al contrario, su teología parte de la acción de Dios en la historia. Ellos tienen un hilo narrativo, es decir, que los hechos y dichos relatados están conexos entre sí, dando a la obra una verdadera unidad. La narratividad de los evangelios indica que, se trata de obras coherentes y bien enlazadas, y no simplemente de la recopilación desordenada de dichos y hechos de Jesús. Esta característica sugiere que para llegar al mensaje se debe tener en cuenta el aspecto narrativo y una lectura completa de cada evangelio.
Ellos son narraciones teológicas por naturaleza, porque son textos religiosos que parten de la fe en Dios y en Jesucristo. Hablan de la vida de Jesús que desemboca en la Cruz; pero al mismo tiempo son confesiones de fe en el Señor resucitado que está presente en la comunidad eclesial. Así pues, los evangelios se comprenden en conjunto a la luz de la pascua que ilumina todo el relato evangélico. No son biografías en el sentido moderno de la palabra, pero sí están basados en datos reales y pretenden transmitir con fidelidad palabras, hechos y acontecimientos de la vida de Jesús. Los evangelios tienen un objetivo claro: hacer referencia a la historia real de Jesús, como historia de salvación para el hombre. En los mismos escritos evangélicos podemos descubrir la preocupación de asentar un mensaje teológico, pero desde el hecho histórico, "Jesús de Nazaret".