1 minute read

Domingo de Pascua, día del sol

Tanto en inglés como en alemán, la palabra domingo, que para todo el cristianismo es la celebración de la Pascua, se llama literalmente “día del sol”: Sunday, Sonntag. La luz penetra sin violencia; por eso puede representar de manera especial el modo en que Dios actúa en el mundo. Y por eso, cuando Dios “irrumpe” en el mundo, tal hecho se describe una y otra vez como una visión luminosa. Esas visiones se producen desde el cielo, porque de allí procede la luz. De ahí que se pueda comparar a Dios una y otra vez con el Sol. Una de las oraciones más antiguas dice: “Haz que un día, llenos de luz, contemplemos el Sol”. En las catacumbas cristianas se encontraron las palabras FOS (luz) y ZOE (vida) dispuestas en forma de cruz. Surgió así un signo secreto de Jesús: F ZOE

Advertisement

Para los primeros cristianos la imagen de la luz representa siempre lo nuevo; ya que en la Biblia el día comienza al atardecer (lo que llamamos “víspera”), así la luz nace cada día de la noche. Como en el primer día de la creación, todos los días la luz es separada de nuevo de la oscuridad. He ahí el milagro de cada amanecer. La luz de cada nuevo día se convierte en imagen de la luz nueva que Dios ha enviado al mundo con el Evangelio: Cristo, el Señor Resucitado. Tanto Jesús como Pablo caracterizan a los creyentes como hijos de la luz (Mateo 5,14). En su llamamiento al discipulado, Pablo es cegado por una gran luz; llegar a creer en Cristo es encontrarse con la luz (Hechos 9,3). No es solamente en el budismo que se habla de “iluminación”. En el cristianismo, la luz es una persona. Desde el centro de la luz que Pablo ve, habla una voz: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. Y el evangelista san Juan afirma: “Yo soy la luz del mundo” (8,12).

El gran signo litúrgico de la Pascua es el Cirio Pascual. El Sábado Santo, en la noche, se hace una fogata en medio de la oscuridad, se bendice el fuego nuevo, de allí se enciende el Cirio y comienza una procesión solemne con estas palabras: la luz de Cris- to, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu. Comienza así el tiempo pascual, tiempo de luz, ornamentos blancos, flores, canto del aleluya, lecturas solamente del nuevo testamento. Ha resucitado, la muerte ya no nos separa de Dios. “Ven luz verdadera, ven, vida eterna. Ven, misterio escondido. Ven, luz sin ocaso. Ven resurrección de los muertos” (Simón, el Teólogo). Además de la bella liturgia pascual, puede ayudarnos a profundizar ese misterio grande la Cantata número 31 de J.S. Bach: “Der Himmel lacht, die Erde jubiliertet” = Rían los cielos, alégrese la tierra, el Creador

This article is from: