Nuestro Se単or Jesucristo
“Sobre todas las cosas cuida tu corazón porque de él brota la vida.” Jesús Proverbios 4:23
Día del Niño Perdido egún la tradición la celebración de este día proviene del pasaje bíblico Lucas 2:39-52: “Los padres de Jesús subían todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando cumplió doce años, fueron allá según era la costumbre. Terminada la fiesta, emprendieron el viaje de regreso, pero el niño Jesús se había quedado en Jerusalén, sin que sus padres se dieran cuenta. Ellos, pensando que él estaba entre el grupo de viajeros, hicieron un día de camino mientras lo buscaban entre los parientes y conocidos. Al no encontrarlo, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros…”
S
Es por esto que cada 7 de diciembre, a las 7 de la noche, en el norte de Veracruz, en especial, en los municipios de Tuxpan, Cerro Azul y Poza Rica suena un silbato que se escucha en todo el pueblo y en honor a este acontecimiento, se encienden velas colocadas por niños y adultos, que iluminan las calles. Las velas se encienden para recordar este pasaje e iluminar el camino de Jesús y ayudarle a regresar a casa. Sobre esa hora cierran la avenida Juárez en Tuxpan para que las familias tomen la calle y los niños jalen sus “carritos”, muchos hechos artesanalmente (de cartón) y otros más modernos, pero todos llevando una velita encendida dentro y son de diferentes diseños. Este día por la mañana es costumbre realizar una exposición de carritos en las escuelas.
El Día del Niño Perdido es una de las fiestas más especiales para el norte del estado, pues todo el pueblo se reúne para dar celebrar esta encantadora tradición, símbolo del cariño y la ternura que se siente por el Niño Jesús. Algunas personas piensan que las velas encendidas sirven para encontrar a los niños extraviados, ayudarlos a regresar a casa, así como sucedió con el Niño Jesús. En Tuxpan, se colocan las velas desde el “Callejón del Niño Perdido” en el centro de la ciudad, a partir de aquí se encienden las primeras velitas a los pies de la escultura dedicada a esta festividad. El origen de esta tradición data del siglo XVIII, entrelazado con las tareas de evangelización que llevó a cabo el fraile Junípero de Serra, basándose en el pasaje mencionado por San Lucas. De acuerdo con el libro Tuxpan ilumina al mundo de don Ernesto Franco Cobos, la tradición se dio simultáneamente en varios lugares: El encendido de las velitas se dio simultáneamente en esta región, gracias a las orientaciones que proporcionaban los clérigos de la villa de Tuxpan, Temapache, Álamo, Papantla, Tamiahua, Amatlán y otros lugares circunvecinos. Parece ser que como método evangelizador los sacerdotes encargados de sus respectivas parroquias promovían el encendido de velitas
en la calle en las fiestas decembrinas. En el año 1757, el fray Junípero Serra, a quien se le atribuye la construcción de la Iglesia de Temapache, un verdadero monumento histórico, debió dar inicio a esta tradición en Temapache. En palabras de don Ernesto Franco Cobos, “las poblaciones que han tomado para sí esta costumbre de encender velitas en las calles, y elaborar los carritos alegóricos de cartón, participando año con año, con motivo de esta tradición son: velas, carritos y lámparas caseras -Tuxpan y Álamo; encendido de velitas: Temapache, Alazán-Potrero, Cerro Azul, Naranjos, Tantoyuca, Tihuatlan, Panuco, Poza Rica, Papantla, Gutiérrez Zamora y Martínez de la Torre”.
Oración para recitar con el Santo Rosario
EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO Eres Hijo de Dios y es tu destino la morada del Padre universal, el hogar de tu espíritu inmortal donde Tú eres Verdad, Vida y Camino. Habitas en el templo en pan y en vino, y permaneces fiel hasta el final; limpias el alma en pila bautismal y el cuerpo es catedral del Ser divino. Por la tortuosa ruta de la vida nos hemos desviado tantas veces que llevamos la esencia malherida. Apiádate, Señor, de la afligida humanidad que eleva a Ti sus preces y en el templo será en Ti renacida.
Nuestra Señora de la Candelaria todos, Virgen Santísima, concédenos un corazón sensible para que no seamos indiferentes, ni pasemos de largo, ante el sufrimiento de los demás, sino que, como el Buen Samaritano, tendamos nuestras manos.
A
Desde las Islas Canarias Una celebración que está muy arraigada entre los fieles mexicanos es la del día de Nuestra Señora de la Candelaria, el 2 de febrero. Su historia se remonta a las Islas Canarias pues es la Patrona del lugar. Su historia la escribió Fray Alonso de Espinosa en 1594. En ella apunta que dos pastores encerraron su ganado en unas cuevas cercanas, cuando de repente notaron que sus animales se encrespaban y no querían entrar. Al buscar la causa de ello, notaron que sobre una peña a la orilla del mar se hallaba una imagen de madera con la forma de una mujer. El retrato llevaba recostado a un niño sobre su brazo derecho y en su mano izquierda una candela o vela.
En ese entonces, estaba prohibido que los hombres hablaran o se acercaran a las mujeres en despoblado. Los campesinos le hicieron señas para que se quitara y pudiera pasar el ganado. Uno de ellos le aventó piedras a la imagen y, al hacerlo, un brazo le quedó completamente inmóvil. El otro pastor intentó agredirla con un cuchillo, pero se movió de tal manera que se hirió a sí mismo. Presos del pánico, ambos campesinos fueron a plantear el suceso al Rey Acaymo, que inmediatamente fue a revisar el sitio con sus consejeros. Al llegar, notaron que la imagen no respondía a sus llamados; sin embargo, nadie se atrevía a tocarla por lo que se decidió que fueran los mismos dos pastores heridos quienes la recogieran para llevarla al palacio. La sorpresa fue que al contacto con la imagen los dos quedaron sanados. El rey comprendió que aquella mujer con el niño en brazos era algo sobrenatural por lo que él mismo quiso llevarla, pero por el peso se cansó y necesitó pedir ayuda. Debido a eso es que en lugar de la aparición se erige hoy una gran cruz y en el lugar donde el rey pidió socorro, un santuario a Nuestra Señora del Socorro. Posteriormente, un joven llamado Antón, quien había sido tomado como esclavo por los españoles y había logrado escapar y regresar a su isla, reconoció en la imagen milagrosa a la Virgen María. El joven era un devoto cristiano por lo que le relató al rey de quién se trataba la imagen. Dijo: “La Madre del sustentador del cielo y tierra”. Poco después la imagen fue
robada por los españoles que la devolvieron, pues sufrieron una epidemia de peste que atribuyeron al robo cometido. Más tarde, cuando los españoles conquistaron la isla, la devoción ya estaba arraigada. En 1526 se edificó el santuario de Nuestra Señora de la Candelaria. Se le llamó a la Virgen de esta manera por la candela que llevaba encima. Así pues, su devoción en España nació en las Islas Canarias y se popularizó especialmente entre los marineros que la tomaron como abogada y la izaron al lado de los timones, en las travesías hacia América.
La llegada de la Virgen de la Candelaria a México La devoción por la Candelaria se extendió desde las Islas Canarias hasta América. Hernán Cortés, por ejemplo, llevaba en su cuello una medalla de esta imagen. Por otra parte, durante el proceso de evangelización de la Nueva España, los franciscanos introdujeron el festejo por el nacimiento de Niño Jesús. Gracias a esta costumbre, se coloca una representación de él en el pesebre cada 25 de diciembre y, pasados 40 días, se hace necesario llevarlo a bendecir a la iglesia por quienes lo arrullaron la noche del 24. Esta tradición es un compadrazgo festejado precisamente el 2 de febrero, día de la Virgen de la Candelaria.
No obstante, a diferencia de las diversas manifestaciones para otras vírgenes adoradas en México, en esta fiesta se entrelazan diversos aspectos europeos y asiáticos con costumbres indígenas mexicanas. Posteriormente, gracias a todo el proceso religioso actual, la celebración adquirió en cada región su manera particular de festejar la fecha. En la Ciudad de México, por ejemplo, se sigue la tradición hebrea introducida por los franciscanos quienes, aprovechando las ceremonias de los pueblos mesoamericanos, utilizaron la última parte de los 20 días de su calendario para realizar la fiesta. Acerca de ellas Fray Bernardino de Sahagún anota en sus crónicas: Se realizaban sacrificios a los tlaloques o nubes que eran ayudantes del dios Tláloc, para pedir lluvia para las próximas cosechas para ello se les ofrendaban niños, los vestían de gala, y durante su ascenso sobre todo al conocido como Monte Tláloc, les hacían llorar como augurio de que habría agua en abundancia. Los evangelizadores de esa época utilizaron algunas de estas tradiciones (en tanto tenía relación con los niños) y las amalgamaron con el culto cristiano. De acuerdo con la Ley de Moisés que se halla escrita en el Levítico, los judíos debían presentar a sus primogénitos en el templo. Asimismo, debían sacrificar un cordero o un par de palomas blancas, los cuales no debían tener defectos. La ceremonia se llevaba a cabo 40 días después del nacimiento del niño, cuando se consideraba que la madre había eliminado cualquier rastro de sangre producto del parto pues antes de esto era considerada impura. Nuestro Señor Jesucristo, al ser judío, también fue presentado por sus padres de esta manera. En el templo, María y José se encontraron al anciano Simeón,
quien aún ciego reconoció que el niño era el Mesías. Entonces, dirigiéndose hacia Dios, el anciano dijo: Ahora sí me puedes llevar porque mis ojos han visto al salvador de Israel, que será gloria para Israel y contradicción para muchos. A su vez, replicó a la Virgen: Y a ti una espada de dolor te atravesará el corazón. Con el paso del tiempo, el recuerdo de las ceremonias prehispánicas fue perdiendo interés y a raíz de ello se acostumbra arrullar al Niño Dios el 24 de diciembre, partir la Rosca de Reyes el 6 de enero y a quien le toque el niño que viene dentro de ella, convidar los tamales el 2 de febrero. Además, el niño arrullado deberá vestirse y adornarse para presentarse ese día en la iglesia en la que será bendecido. En resumen, el Día de la Candelaria es la conclusión del ciclo de festividades de la Navidad dentro de la Iglesia Católica, pero su celebración en México tiene aspectos muy particulares que incluyen ideas de ritos prehispánicos, lo que la convierte en una festividad compleja, en donde se fusionan la fe hebrea, cristiana y algunos cultos paganos procedentes de las Canarias.
La tradición de vestir al Niño Dios En la capital del país, el 2 de febrero se celebra toda una tradición que incluye largas filas ya sea con la finalidad de conseguir los ingredientes para hacer los típicos tamales o para comprarlos hechos. También se realiza la presentación del Niño Dios en la iglesia. Las familias se suelen esforzar por vestirlo con mucha creatividad para ser presentado ante todos los creyentes.
Esta tradición se realiza en muchas casas donde alguna mujer desarrolla sus habilidades en tejido, corte y confección. Asimismo, algunas familias prefieren pagar para que lo vistan los profesionales del textil. Por eso es muy común que durante casi todo el mes de diciembre y hasta el día de la Candelaria se observen rótulos en las calles señalando “Se visten Niños Dios”. En algunas ocasiones no sólo llevan a un Niño Dios a bendecir sino a varios ataviados con ropajes del santo o santos de su predilección. Algunos hasta llevan en una mano al niño y en la otra una vela. Por eso, nunca está de más recordar el significado que para muchas personas representa el rito de las candelas luego de bendecir al niño: “Llegar a la casa, prender su vela, colocarle flores, rezar y comer tamales”. Un párroco, refiriéndose a la tradición de vestir al Niño destacó: Esa ofrenda representa cuando María y José llevaron a Jesús a presentar al templo, tradición que recuerda simbólicamente este acontecimiento, donde Jesús representa la luz del mundo, razón de ser de las velas. Jesús es la luz que da vida y paz a nuestras vidas, pero sobre todo ilumina la tiniebla, oscuridad y angustia que representa al mal y con el que muchos viven, Jesús es hijo de Dios, el rey de la justicia y príncipe de la paz.
Es tal el apego a la tradición, que esa misma figura pasa de generación en generación entre los miembros de una misma familia y cuando alguna rotura o desperfecto le ocurre existen otros letreros que encierran esta rica tradición señalando: “Se Reparan Niños Dios”, “Renovación de Niños Dios”, “Hospital de Niños Dios”. Estos lugares son atendidos por personas expertas en resanar, repintar, restituir o sustituir las partes rotas o perdidas de estas veneradas figuras de nacimiento de gran arraigo sobre todo en lo que fue la zona lacustre del sureste de la cuenca del valle de México y que hoy es ocupada por las delegaciones de Tláhuac, Xochimilco, Milpa Alta y Magdalena Contreras del Distrito Federal.
Celebración a la Virgen de la Candelaria en Tlacotalpan La celebración de la Virgen de la Candelaria en Tlacotalpan es una de las principales fiestas tradicionales de Veracruz, y se extiende desde el 31 de enero hasta el 9 de febrero. Se conjugan en estos días, además de la fe, los sones del “Encuentro de los Jaraneros”, el huapango, las comidas, los antojitos y dulces tradicionales, la feria, las regatas en el río, la Mojiganga y la Pamplonada.
El día más importante es el 2 de febrero: una procesión lleva en andas a la Virgen en el río. Se dice que la bendición del puerto protege contra las inundaciones y otros desastres. Cada día de fiesta tiene su episodio especial: -31 de enero: tiene lugar una cabalgata de más de 600 hombres –ataviados con sombreros de cuatro pedradas, pañuelo rojo, botas y guayaberas-, mujeres –engalanadas con vestidos de organdí blanco y encaje, delantal negro con bordados, abanico, peineta y flores en el cabello- y niños. Todos ellos desfilan por la calle principal, con el acompañamiento de bandas. -31 al 2 de enero: se realiza el Encuentro de los Jaraneros en la Plaza Doña Martha. La música embriaga los sentidos. Se organiza el fandango y las mujeres zapatean en los entarimados. -1º de febrero: es el Día del Toro. Las regatas surcan el río; el ganador debe llevar 6 toros cebú seleccionados a la otra orilla. Cuando atracan las embarcaciones, sueltan los toros para hacer la faena de la Pamplonada. Al caer la noche, se celebra “La Mojiganga”, para alejar y limpiar a los malos espíritus y allanar el camino de la virgen. Consiste en un desfile de títeres gigantes y cabezones que representan a los demonios de nuestras pesadillas, y a algún personaje público, en son de broma. Las comparsas bailan al ritmo del son de los jaraneros y del fandango.
-2 de febrero: la Virgen de la Candelaria recibe las mañanitas apenas asoma el sol. Luego la pasean por el río y la costa, en medio de rezos y cantos en su honor.
La Virgen de la Candelaria en otros estados En Yucatán existen varios sitios donde la Virgen de la Candelaria es festejada. Por ejemplo, cerca de la plaza principal de la ciudad de Mérida se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, fundada a finales del siglo XVII. De construcción sencilla e interior elegante, la iglesia ostenta una portada principal con dos columnas con base y capitel, cornisamento con remates en forma de perillas y, al centro, una ventana con barandal de hierro. También se la festeja en Valladolid y Tekal de Venegas. En Coatetelco, estado de Morelos, se acostumbra poner altares con ofrendas de comida como pipián y tamales de “ceniza”, llamados tlaconextamalli, los cuales una vez bendecidos se reparten entre los asistentes y una porción de esta ofrenda se lleva a un cerro cercano, donde se depositan en una cueva para pedir las lluvias y, claro, se acostumbra llevar a la Virgen de la Candelaria en procesión con música, danzas y cohetes hacia Tetecala. Otro sitio, pero en el norte del país, donde se festeja a la Virgen de la Candelaria es en Culiacán, capital del estado de Sinaloa. En Jalisco, en el municipio de San Juan de los Lagos, la fiesta de la Virgen de la
Candelaria se celebra del 25 de enero al 2 de febrero. En el municipio de Huajicori, en el estado de Nayarit, la cabecera municipal del estado cuenta con un templo barroco dedicado a la Virgen de la Candelaria; su construcción data de 1824 y en él se encuentran piezas con motivos religiosos, talladas en madera, pertenecientes a la época colonial. Además, hay una leyenda popular que sostiene que cuando se acabó de construir el pueblo, apareció flotando en el río Acaponeta un bule que, al ser sacado de la corriente por una lavandera indígena, se encontró en él una extraordinaria imagen de 40 cm de altura de la Virgen de la Candelaria, elaborada con una especie de pasta resquebrajada. Por su parte también ya es una tradición en la comunidad de San Miguel de Allende, Guanajuato, que el 2 de febrero la gente se reúna a comprar plantas o flores en el Parque Juárez, a donde llegan vendedores con una gran variedad de flores lo cual hace que el lugar luzca colorido y hermoso en esa fecha. En el estado de Michoacán, los festejos para la Virgen de la Candelaria son muy populares. En Tócuaro y en Urandén, en la zona lacustre de Pátzcuaro, la fecha marca el regreso a la antigua costumbre de caza de pato con “fisga”, un instrumento similar a una lanza de madera con doble punta metálica que se impulsa con la mano y la fuerza del brazo sobre un instrumento a manera de riel. Otros lugares donde su fiesta es muy renombrada son en Ahuiran, Arantepakua, San Felipe los Alzati, Acahuato, Zacán, Charapan, Comachuen, Cocucho, San Felipe de los Herreros, Cherán, Los Reyes, Ocumicho, San Lucas, Sevina, Taretán y Arteaga.
Oración Virgen de La Candelaria Virgen de la Candelaria, Madre de los mineros y del pueblo de Atacama, a Ti venimos con la confianza y sencillez de hijos. A Ti llegamos con nuestras angustias y esperanzas, con nuestras penas y alegrías, con las fatigas del trabajo y el peso de nuestros pecados; con todo lo que somos y tenemos. Virgen de la Candelaria, Tú eres la primera portadora de la Luz, que es Cristo; Tú eres nuestra Madre; Tú nos reúnes junto a Cristo Salvador; Tú eres nuestra esperanza, consuelo y gozo; Tú nos acompañas en la ciudad, el desierto, los valles, las minas y el mar; Tú eres nuestra estrella en el camino hacia el Padre; Tú, nuestra huella para encontrar a Jesús. Virgen de la Candelaria, Virgen Madre de Dios, escucha nuestros ruegos, bendice nuestros hogares, alcánzanos trabajo y salud; enséñanos a escuchar la palabra de tu Hijo y a vivirla cada día, para que dóciles al Espíritu Santo, sepamos construir una Nación de hermanos y una Iglesia servidora en nuestra tierra de Atacama. Amén.
Reliquias
El fruto del silencio es la oraci贸n. El fruto de la oraci贸n es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz. Madre Teresa de Calcuta
La Medalla de San Benito onocida como la medalla jubilar de San Benito o la “cruz de San Benito”, esta medalla jubilar es un sacramental que la Iglesia reconoce como poseedor del poder de exorcismo. Este poder se encuentra en la fe en Nuestro Señor de quien utiliza la medalla. Según la tradición en 1647, en Metten, Baviera, cuando fueron juzgadas por hechicería una mujeres, en su declaración dijeron que no habían logrado dañar el monasterio de los benedictinos debido a que éste estaba protegido por el signo de la Cruz. Se hallaron en el monasterio antiguas representaciones de la cruz, pintadas. Tenían unas siglas indescifrables. Fue hasta que se halló un manuscrito en la biblioteca, iluminado en 1414 en el mismo monasterio que se pudo comprender. El mensaje descifrado es el que transcribimos a continuación:
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Crux Sancti Patris Benedicti Cruz del Santo Padre Benito Crux Sacra Sit Mihi Lux Mi luz sea la cruz santa Non Draco Sit Mihi Dux No sea el demonio mi guía Vade Retro Satana ¡Apártate, Satanás! Numquam Suade Mibi Vana No sugieras cosas vanas Sunt Mala Quae Libas Pues maldad es lo que brindas Ipse Venena Bibas Bebe tú mismo el veneno.
La historia de la medalla Su origen se debe a la gran devoción que el Santo profesaba al signo adorable de nuestra Redención y al uso frecuente que de él hacía y que recomendaba a sus discípulos para vencer las tentaciones, ahuyentar al demonio y obrar maravillas. Según los religioso, el origen de este sacramental se cimenta en una verdad y experiencia espiritual que aparece en la vida de san Benito, de acuerdo con la descripción del Papa San Gregorio en el Libro II de los Diálogos. El Padre de los monjes utilizó en numerosas ocasiones el signo de la cruz como signo de verdad, de salvación, y purificación de los sentidos. San Benito quebró el vaso que contenía veneno tan sólo con la señal de la cruz hecha sobre él. En una ocasión los monjes fueron perturbados por el maligno; entonces el Santo ordenó que hicieran la señal de la cruz sobre sus corazones. También era una cruz la firma de los monjes en la carta de su profesión cuando no poseían el arte de la escritura. Estos hechos llevaron a sus discípulos a valorar la santa cruz como señal bienhechora que encarna la pasión salvadora del Señor, por la que se derrotó el poder del mal y de la muerte.
Al inicio y por muchos años , la devoción a esta Cruz-Medalla de San Benito fue local y exclusiva de los monasterios benedictinos; pero la curación milagrosa del joven Bruno (más tarde el Papa León IX) en el siglo IX, lo ocurrido con ella en Baviera en 1647, y sobre todo el breve de Benedicto XIV (12 de Marzo de 1742), contribuyeron poderosamente a su propagación. Un erudito galo llamado J. R. Thiers la juzgó supersticiosa en el siglo XVII, por los misteriosos caracteres que la acompañan. Sin embargo, el Papa Benedicto XIV la aprobó en 1742 y la fórmula de su bendición se incorporó al Ritual Romano. La versión final de esta medalla data del año 1880 en memoria de los 1400 años del natalicio de San Benito.
Descripción de la medalla La medalla de San Benito representa, en un lado la imágen de la Cruz y, en el otro, la del Santo Patriarca. El lado de la Cruz suele estar encabezado, o por el monograma del salvador: IHS, o por el lema de la orden benedictina: PAX. En los cuatro ángulos de la Cruz se encuentran grabadas las siguientes iniciales: C.S.P.B., que significan: Crux Sancti Patris Benedicti, o sea: Cruz del Santo Padre Benito; las cuales son como un anuncio de la Medalla y no forman parte del exorcismo. En la línea vertical y horizontal y alrededor de la Cruz, se leen, en el siguiente orden, estas otras
iniciales, cuyas palabras componen la oración u exorcismo que tanto teme Satanás y que conviene repetir a menudo. En latín y en español dice así: CRUX SANTI PATRI BENEDICTI Cruz del santo Padre Benito CRUX SACRA SIT MIHI LUX Mi luz sea la cruz santa NON DRACO SIT MIHI DUX No sea el demonio mi guía VA DE RETRO SATANA ¡Apartate, Satanás! NUMQUAM SUADE MIHI VANA Nunca sugieras cosas vanas, SUNT MALA QUAE LIBAS Pues maldad es lo que brindas IPSE VENENA BIBAS Bebe tú mismo el veneno Se puede observar por las iniciales distintivas en la cruz que el texto de la plegaria acompaña a ésta siempre, y a la vez es una ayuda para la recitación de la misma. El texto latino se compone –después del título: Crux Santi Patri Benedicti (C.S.P.B.) –de tres dísticos, que encierran una invocación a la Santa Cruz, con el deseo suplicante de tenerla como guía y apoyo, y la expresión del rechazo a Satanás a quien se manda que se aparte– con las palabras de Jesús, cuando fue tentado por él (Mt 4,10)–, manifestando que no va a escuchar sus sugerencias, pues es malo lo que ofrece. Es una auténtica confesión de fe y de amor a Cristo, y una renuncia al diablo.