El artículo plantea que para impactar profundamente en el medio, se tiene que diseñar con sencillez. Pero esta sencillez no significa que las cosas sean necesariamente simples o fáciles; en muchos casos, para llegar a un resultado esencial se requiere de un enorme esfuerzo intelectual. Para lograr soluciones innovadoras tampoco es necesario hacer uso de alta tecnología; sí es necesario disponer de buenas ideas, y aunque parezca paradójico, de situaciones complejas como la vivida en el terremoto del 27 de febrero. La dificultad puede llevar a soluciones innovadoras, transformando los problemas en oportunidades para innovar por diseño. Mientras más grande es un problema, más grande es la oportunidad para innovar, a través de respuestas sencillas y sensibles, pero altamente eficaces. This article proposes the case that to have a profound impact, one must design with simplicity, but this simplicity or plainness does not necessarily mean that things must be plain or easy; in many cases, to achieve a simple result requires a great intellectual effort. But it’s neither necessary to require high technology to get to innovative solutions; it is though necessary to have good ideas, and, even though it may seem paradoxical, complex situations like the one experienced in the earthquake of February 27. The difficulty may lead to innovative solutions, transforming problems in opportunities to innovate in Design. The bigger a problem is, the greater is the opportunity to innovate through simple and sensitive responses, but highly efficient as designs. Complejidad y sencillez _ cambio e incertidumbre oportunidad e innovación Complexity and simplicity _ change and uncertainty opportunity and innovation
Sencillamente
Complejo Alberto González _ Diseñador Pontificia Universidad Católica de Chile, Master en Diseño de Vehículos de Transporte de Elisava, Escuela Superior de Diseño UPF_ Sub Director Académico Escuela de Diseño Pontificia Universidad Católica de Chile.
El sábado 27 de febrero recién pasado viajaría a Estados Unidos junto a un grupo de profesores de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Iríamos a terminar la segunda etapa de un programa de perfeccionamiento en educación para el emprendimiento y la innovación a la prestigiosa Universidad de Stanford, específicamente en Stanford Technology Ventures Program. Esta vanguardista actividad consistía en una intensa inmersión en las múltiples dimensiones de la educación para la innovación y el emprendimiento. Durante una semana estaríamos sometidos a una serie de actividades como clases, talleres, reuniones y visitas a algunas reconocidas empresas en temas de innovación a nivel mundial como IDEO, Google, Apple Silicon Valley y BioDesign Group. El objetivo principal de esta actividad sería impactar profundamente en nuestro entorno académico mediante la implementación de nuevas metodologías para la innovación y el emprendimiento, y con esto llevar por fin a Chile a ser un país de escala global. Curiosamente ese mismo día, unas pocas horas antes del viaje, Chile pasó a estar rápidamente a escala global debido a un gran terremoto que impactó profundamente no sólo la infraestructura de la zona afectada, sino también la dimensión humana de todos los chilenos. Esta imagen que habíamos construido de país desarrollado se había derrumbado abruptamente en unos pocos minutos, dejando de manifiesto una desnudez a la cual no estábamos acostumbrados. Finalmente el viaje no se realizó. Todos los vuelos se suspendieron por los daños que había sufrido nuestro aeropuerto internacional, principalmente porque se le había caído toda la cobertura o cáscara que lo vestía de modernidad, quedando al descubierto su esquelética estructura que permanecía intacta. Sin lugar a dudas este megaterremoto que afectó a la zona centro-sur de Chile
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ha sido considerado como uno de los cinco más fuertes registrados por la humanidad y cuya energía liberada es comparable a 100.000 bombas atómicas como la arrojada en Hiroshima. Este evento, que alcanzó una magnitud de 8,8 y que tuvo su epicentro en la Región del Biobío, más precisamente en el poblado de Cobquecura, provocó profundos cambios en la zona afectada, especialmente en los sectores ubicados en el borde costero. Pero esta manifestación de la naturaleza no sólo provocó un gran cambio en nuestra geografía, sino que también modificó el foco de nuestro accionar en diseño, de la misma manera como fue modificado el ángulo sobre el cual se equilibra la Tierra en alrededor de unos 8 centímetros. Son muchas las escuelas de diseño que reenfocaron las temáticas de sus cursos y talleres a partir de esta urgencia nacional, reconociendo en el diseño una vocación
de servicio, que nace de la singularidad de que en países como el nuestro se aprende a trabajar con lo mínimo, y que con esa sencillez se tiene que impactar profundamente; pero sencillez o simplicidad no necesariamente significa que las cosas sean simples o fáciles. En muchos casos llegar a un resultado simple requiere de un enorme esfuerzo intelectual, o bien esconder una gran complejidad dentro de esa sencillez: por ejemplo, la fascinación que genera la simplicidad de uso del Iphone encubre una gran complejidad electrónica en su interior y un mayor estudio de usabilidad en su exterior. Esta abstracta complejidad no es sólo privilegio de los objetos de avanzada tecnología; incluso la más simple pinza de madera para colgar ropa en un tendedero revela todo un mundo de problemas tanto a escala productiva como en su lógica de funcionamiento.
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lientes cualidades de performance y bajo costo de mantenimiento. Pero el capital de estos países desarrollados lo constituyen más bien sus capacidades para tender puentes hacia donde están las oportunidades, y desde esta plataforma desarrollar estas oportunidades, o bien transformar las materias primas de otros a partir de ideas innovadoras, incorporando diseño y aumentando su valor agregado. Para desarrollar soluciones innovadoras no es necesario requerir de alta tecnología; sí es necesario tener buenas ideas, y aunque parezca paradójico, situaciones complejas como la nuestra, producto de un terremoto, pueden llevar a soluciones innovadoras, muy sencillas pero altamente eficaces. Está comprobado que un evento catastrófico puede actuar como elemento catalizador de la innovación, ya que provoca un cambio brusco de realidad, cambio que exige y permite refundar, entregando la posibilidad de mejorar partiendo de cero. Algo de ello ocurrió con el terremoto de 1939 que afectó a Chillán y que generó un incremento inesperado de la industrialización. Como muestra también está la experiencia de países que han logrado levantarse tras vivir guerras o desastres similares, como es el caso de Finlandia post segunda guerra mundial. La propiedad puede ser entendida como la facultad que permite que un objeto cumpla con alguna función o condición innata. Un ejemplo de ello podría ser la concavidad de un cuenco que permite contener o cobijar los líquidos, pero son los atributos los que finalmente determinarán que esa propiedad sea conquistada con mayor o menor éxito, transformando los requerimientos en prestaciones. Eso quiere decir entender que la flexibilidad que es aportada por un elastómero o la tenacidad que es entregada por el polipropileno se transformarán en los atributos que harán la diferencia entre un buen diseño y otro que no lo es tanto. Un buen ejemplo de este concepto es el sacacorchos de dos patas FGB fabricado en Italia, que funciona introduciendo dos láminas metálicas delgadas en cada lado de la botella entre el cuello y el tapón, extrayendo de esta forma el corcho de manera intacta, aunque la mayoría de los sacacorchos sustentan su funcionamiento en el conocido principio que se basa en un vástago con alas helicoidales que se introduce y retiene el corcho para ser arrastrado por la acción de la fuerza humana,
La innovación es definida como los nuevos conocimientos aplicados que ayudan a generar grandes retornos, donde innovación incremental es la creación de valor agregado sobre un producto ya existente, añadiéndole ciertas mejoras, y la innovación radical en cambio es la introducción de un nuevo producto, servicio o proceso que antes no se conocía.
paradigma o supuesto que aparentemente facilitaría la extracción del corcho. La innovación es definida como los nuevos conocimientos aplicados que ayudan a generar grandes retornos, donde innovación incremental es la creación de valor agregado sobre un producto ya existente, añadiéndole ciertas mejoras, y la innovación radical en cambio es la introducción de un nuevo producto, servicio o proceso que antes no se conocía. Es la innovación de este último tipo la que logra generar impactos más profundos, pero a su vez es también la más difícil de alcanzar por lo complejo que resulta revertir los supuestos y cambiar los paradigmas existentes. El sacacorchos de dos patas de funcionalidad desnuda oculta una gran complejidad detrás de esa desnudez formal, pues este sistema no atraviesa el corcho y, por lo tanto, tampoco lo destruye; a su vez, las dos láminas que se introducen lateralmente entre el cuello de la botella comprimen el corcho hacia el núcleo, reduciendo su diámetro, logrando con esto un desplazamiento continuo y fluido, que es fortalecido por la sinergia producida entre el vidrio y el acero, mientras que en el sacacorchos tradicional el vástago helicoidal se introduce forzadamente por el centro del corcho, destruyendo y presionando las paredes desde el interior hacia afuera, haciendo más difícil la extracción por el roce generado entre ambas entidades. ¿Por qué resulta difícil innovar? Porque innovar implica derribar barreras y, además, un cambio, y todo cambio es incómo-
do, porque genera incertidumbre. El hombre ha evolucionado y transformado su entorno con los cambios; sin embargo, es reacio a ellos, y por eso es difícil innovar. Ahora que nuestro país fue sometido a un cambio brusco de realidad, puede generar un entorno favorable para la innovación, pero esa innovación necesitará de un conocimiento técnico adecuado que sustente la eficacia funcional y productiva de esos diseños, pero también de una sensibilidad que manifieste el potencial expresivo latente en la materia, haciendo bella la más simple expresión de una función. Como una solución innovadora, sencilla y eficaz en su diseño, se encuentra la taza VIKKOPP del ejército sueco y que es producida por AB LEVE Plastprodukter de Suecia. Su diseño simple y eficaz no muestra ningún detalle recargado de diseño y tampoco emplea materiales lujosos o caros. Su básico diseño responde exclusivamente a dos rasgos esenciales y complementarios: lo portable y lo compacto, máxima que nace del encuentro de una idea clara y definida con la posibilidad concreta de su realización y de los procesos que transforman a ese material en particular. Sin un profundo conocimiento de los límites y de las capacidades de generar forma del polipropileno no hubiera sido posible lograr su compactabilidad, que es dada por un sencillo sistema de anillos de menor espesor en la pared de la taza que genera una cintura plegable, permitiendo con ello su portabilidad y reducción de su tamaño en un 50%.
Un conocimiento profundo de los límites y de las capacidades productivas y de generación de forma de los materiales permite tomar decisiones de diseño con propiedad. Otro caso muy interesante también en la familia de los vasos o tazas, que recoge muy bien este principio, es OE Silicone Espresso Cups, del diseñador francés Marine Peyre. Esta taza de silicona fue originalmente diseñada para los enfermos de Parkinson, y por ello el platillo posee un orificio que calza perfecto con la base del pocillo, generando una sujeción y cierre hermético del conjunto, impidiendo su volcamiento. La deformación en este objeto es controlada por el engrosamiento de las paredes en aquellas zonas que necesitan rigidez, y por la delgadez de aquellas que demandan flexibilidad. Por sus prestaciones, este diseño es consecuente con el uso clínico para el cual fue concebido: resiste golpes y caídas, es deformable pero con memoria, tiene excelentes propiedades térmicas, entre otras cualidades de su particular función. Actualmente los jóvenes la han convertido en un objeto de culto por su divertida condición material, y se ha transformado en una taza ideal para viajes. Estos dos casos de tazas que surgen de una necesidad técnica específica entregan soluciones innovadoras, muy sencillas pero altamente eficaces, enmarcadas dentro del concepto del esencialismo, un enfoque de diseño que se preocupa de la organización lógica de aquellos elemen-
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Es indudable que los efectos del terremoto han generado una serie de dudas en torno a cuán preparados estamos para enfrentar situaciones como ésta, pues Chile es un país sísmico y, por lo tanto, debería ser normal que tenga una profunda cultura sísmica, por la cotidianidad de estos eventos naturales, de la misma manera como el pueblo sueco está preparado y adaptado para el frío. Ellos tienen una cultura del frío que trasciende la urgencia, y que es un fundamento estructural de su sociedad: basta con detenerse en el diseño del sistema de calce del marco con el perfil de la hoja de la ventana para entender este concepto. Esta sencilla complejidad que bloquea el paso del frío nace como respuesta a un problema elemental, como es el de que las temperaturas máximas en invierno pueden alcanzar apenas los 2 grados bajo cero en ciudades como Estocolmo. En el caso de los chilenos, ¿estamos realmente preparados para enfrentar futuros eventos sísmicos? Quizás no, pero claramente lo que sí es seguro es que a partir de esta urgencia nacional surge una oportunidad única para innovar. Debemos aprender de los errores y cambiar la percepción que se suele tener de los problemas, y considerarlos más bien oportunidades, ya que mientras más grande es un problema, más grande es la oportunidad para innovar; sin problema no hay soluciones. Hay que transformar los problemas en oportunidades de diseño. Suecia y Dinamarca son países con similitud en sus condiciones geopolíticas. Si uno los mide con la vara de los recursos naturales, ellos no fueron tocados por la bendición de la naturaleza ni dotados de un clima perfecto, donde todo brota de manera abundante; tampoco tienen una extensa cordillera que pone a disposición de sus habitantes variados minerales para que sean explotados, ni están en una ubicación privilegiada en relación con sus pares europeos; pero sí tienen una industria reconocida mundialmente, como Bang & Olufsen en Dinamarca ―que desde 1925 se dedica al diseño y fabricación de televisores, equipos de música, productos multimedia de alta gama reconocidos por su calidad de sonido e imagen, con diseños marcados por una estética de formas puras y una cuidadosa selección de materiales―, o SAAB, grupo aeroespacial y de defensa sueco que produce el reactor JAS 39 Gripen, considerado uno de los mejores aviones caza del mundo, por sus sobresa-
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tos estrictamente necesarios para la realización de un objetivo concreto, con un uso mínimo de energía y materiales, un concepto moderno que se basa en obtener el máximo con lo mínimo. Para que este principio ocurra es necesario un conocimiento profundo de la estructura y la naturaleza de los materiales, así como de las nuevas tecnologías industriales que hacen posible su seriación. Esta posición es considerada como el diseño del siglo XXI. El año 1998, mientras realizaba una maqueta en cartón madera de un proyecto de equipamiento comercial que estábamos desarrollando junto a un amigo y esperaba un momento de inspiración para resolver el encuentro entre dos materiales que dialogaban opuestamente, tomé un pequeño trozo de cartón sobrante de un proceso anterior y una tijera, y corté una silueta de aproximadamente cinco centímetros que asemejaba una hélice en planta; luego tomé los extremos de las dos aspas y los giré levemente en sentido opuesto a su eje longitudinal. Sorprendentemente, sólo con ese gesto, esta silueta adopta una dimensión tridimensional
por su deformación plástica. Esta pequeña probeta permitió validar una hipótesis productiva relativa a utilizar un material semiconformado, el cual es sometido a un simple proceso de transformación que potencia sus cualidades expresivas y que lo vuelve virtuoso. Se obtiene así, con esa transformación, un salto evolutivo. Es la forma informada por su propia ley productiva. Se logra con ello comunicar su identidad expresiva mediante la técnica para responder a una función en forma clara, armónica y coherente. El objeto adquiere una geometría evolucionada sólo a partir de un simple paso productivo, que oculta una complejidad intelectual en esa síntesis de transformación. Se entiende como material semiconformado a aquellos que aprovechan directamente algunas de sus características originales en la parte o pieza que se está procesando o en el producto final, como su espesor o su condición laminar preestablecida en un proceso anterior. Esta transformación por deformación plástica que sucede en una pequeña probeta de cartón ocurrirá también en otra de
mayor tamaño y aparentemente diferente, como lo es el MDF, porque tanto el cartón como la placa de madera reconstituida comparten la misma unidad constructiva como materia prima y sólo difieren en su espesor. La flexibilidad de los materiales constituidos de fibra de celulosa puede ser estimulada con un controlado aporte de calor por vapor. Esta simple operación técnica produce en la silueta del colgador Hélice de MDF 10 milímetros, un redireccionamiento alabeado de sus aspas, permitiendo acoger mejor las prendas, reconociendo la condición tridimensional del cuerpo humano, sin dejar la marca del alambre en la ropa como en un colgador tradicional. Este atributo permite reproducir las hombreras, que asemejan la expresión invisible del cuerpo humano una vez colgada la chaqueta. Packaging es una palabra de denominación inglesa empleada mundialmente para referirse a los envases. Surgen desde las primeras operaciones comerciales con la finalidad de resguardar al producto en las etapas del transporte, almacenamiento o venta. En muchos casos esta vestidura
puede proteger un noble contenido o bien disfrazar la calidad de otros; también puede ocurrir que este envase cubra innecesariamente un producto ya envasado como sucede actualmente con los tubos de pasta de dientes, que se presentan sobreempacados, pues su cáscara exterior está destinada a ir directamente al tacho de la basura, sin cumplir ninguna función directa relativa a su uso diario, pero sí cumpliendo una función de soporte o respaldo para una imagen o marca que podría potencialmente persuadir a un futuro comprador. El diseño puede estar enfocado en aspectos funcionales, productivos o en la interacción generada entre el objeto y la persona o incluso en aspectos simbólicos o emocionales, que no tienen nada que ver con esa eficacia funcional extrema de la taza VIKKOPP usada por el ejército sueco. Lo que no puede ocurrir es que su cáscara o investidura formal oculten un contenido vacío o liviano en su interior. Para impactar profundamente se requiere de diseños desnudos de elementos suntuarios, y Chile ya no está para cáscaras o pieles; nuestros diseños ya no deben vestirse de ropa que
no les calza. Nuestra realidad, nuestra cultura y nuestros procesos deben marcar la esencia de los diseños, pero no a partir de su piel, sino que desde su ascendencia, que es irradiada desde su interior, es decir, desde su etapa de conceptualización. Finalmente, lo que un objeto termina siendo es la resultante de muchos procesos intrínsecos a su naturaleza y no de formalismos prestados que suplen esa falta de identidad. Lo que une a Braun con Audi no es sólo su procedencia germánica, los vincula la racionalidad, la funcionalidad, en conjunción con la tecnología, variables propias que surgen de las experiencias y vivencias del pueblo alemán que otorgan valor y significado a los diseños, haciéndolos reconocibles y distintivos mundialmente. Pero estos no sólo son buenos, sino también categóricos en cuanto a su consistencia intelectual y belleza, valor que surge no sólo de la armónica plasticidad de sus formas, sino de la perfección de cómo esa función es alcanzada, actitud que requiere un vínculo sensible con la naturaleza de las cosas y, por qué no, de la naturaleza misma de la cual procedemos.
Como país tenemos elementos distintivos y propios que nos hacen reconocibles mundialmente y que debemos potenciar. No me cabe duda de que después de este remezón, las cosas se pensarán diferentes, serán más sencillas, pero más consistentes y sensibles. Pero esta sencillez no se refiere a algo básico. Para que algo sea sencillo requiere de mucho pensamiento y de muchos conocimientos relativos a metodologías para el desarrollo de productos, procesos de fabricación, conocimiento de los materiales y más precisamente un conocimiento profundo de las personas que interactuarán con ese diseño. La consideración de estas variables tendrá como consecuencia evidente una mejor usabilidad y operación. De esta forma podemos concluir que se vuelve complejo y profundamente interesante desde la comprensión de su diseño, ya que todas las premisas que supone su aspecto y funcionalidad sencilla no son más que la conjunción sensible de las leyes que rigen esa forma, con los métodos y tecnologías presentes en su proceso de ideación. En esto como país aún tenemos mucho que avanzar. DNA
El diseño puede estar enfocado en aspectos funcionales, productivos o en la interacción generada entre el objeto y la persona o incluso en aspectos simbólicos o emocionales, que no tienen nada que ver con esa eficacia funcional extrema de la taza VIKKOPP usada por el ejército sueco.
Bibliografía Dixon, T. (2000). ReThink. Reino Unido: Conrad Octopus. Lidwell, W., & Holden, K. (2005). Principios Universales del Diseño. España: Blume. Zeller, U. (1998). Das Entstehen einer alternativen Produktkultur. (I. I. Auslandsbeziehungen, Ed.) Alemania.
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