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Poemas que piensan, pág

habitaciones la monotonía y la melancolía hacen de las suyas, donde todo se confabuló para que el poeta emprendiera un viaje al interior de sí mismo a encontrarse con sus fantasmas.

En la época de Curiel, Coro no ofrecía muchas oportunidades, como no fueran el comercio o una política como la ejercida por el tirano Juan Vicente Gómez, el identificarse con un régimen despótico como lo hicieron tantos escritores. En fin, pudiera hablarse de una especie de predestinación; en este caso asumida hasta sus últimas consecuencias mediante la entrega total a la escritura y al uso de drogas alucinatorias, nos presenta un motivo justificado en el caso de Curiel.

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POEMAS QUE PIENSAN

Volviendo a los poemas de Música astral notamos que Curiel ensaya todo tipo de formas a través de la rima asonante o consonante, modalidades cambiantes de cuartetas, tercetos o sonetos y también a través del verso libre; casi siempre nos presenta un motivo justificado por el título; el poeta suele amalgamar elementos dispares en una particular teosofía bohemia que le permite conocer a Dios o a los dioses a través de la Naturaleza y la elevación del espíritu, hasta lograr una unión con la divinidad; no digo comunión porque el temperamento mundano y bohemio de Curiel no le permite una comunión con el Creador al modo de los místicos. Sin embargo, me atrevo a decir que Curiel es cristiano, pues cuando la figura de Jesús aparece en sus poemas, ésta cumple una función de consuelo y esperanza.

También tendríamos que anotar otro rasgo en su poética: la presencia de cierta voluptuosidad ascética, coincidiendo en buena parte con Fernando Paz Castillo –uno de los pocos poetas sobresalientes de su tiempo en dedicar un ensayo a Curiel-- cuando dice que estamos frente a “un poeta que lucha con su alma, un atormentado, un sediento, un enigma que se desliza entre los hombres con una tremenda raíz de muerte en la conciencia”, quien busca “una forma iluminada por la idea”. Este juicio me parece acertado por cuanto si algo caracteriza la obra de Curiel es la incesante producción de ideas, bien se traduzcan éstas en imágenes o en filosofía teosófica, pues no está interesado en usar metáforas para impresionar ni en crear asociaciones insólitas con las palabras, sino de encontrar ideas para ponerlas al servicio de una imagen, y luego que esa imagen o ese conjunto de imágenes hablen por él, hiladas dentro de un

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