Nómadas

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NĂşmero 12

Literatura Octubre 2015


Annie Owens


GLOSARIO 12 EDITORIAL Salto al vacío.

CRÓNICAS SOLFERINAS El pueblo bravo, Nómada.

PUZZLE DE POEMAS Poema recuperado xxxi, Sueño eléctrico.

EL TINTERO El nómada, Nómadas, Ojos de elefante, Nulidad

LENGUA DE GATO Conguitos de grillos y El Sol fundido con el mar rojo.

RELATOS ASOMBROSOS RELATOS ASOMBROSOS Orinoco zombi, Septiembre, Nómadas del verano, Viaje sin éxito.

PERICO COMIX Ramadán.

Fotografía de la portada: Doña Mencía -Accipiter gentilis-

duendeverdelit@hotmail.com



Salto al vacío: ¿y qué encuentro? pasto, hojarasca, hormigas. Alzo la cabeza al cielo ¿y qué veo? una bandada de cuervos graznando, desesperados, en busca de carroña. Mientras el Sol calienta a los seres reptantes en la espesura del bosque los príncipes de las tinieblas dormitan con los ojos abiertos. Los grandes ojos abiertos.



¿No empezaríamos los seres humanos a transformarnos en héroes cuando el hombre dejó de ser cazador y recolector de frutos naturales, cuándo el hombre dejó de ser nómada para transformarse en agricultor y en pastor? ¿No será la tendencia agresiva del hombre una adaptación a la defensa de territorios fijos? ¿No será la autodepredación, que en definitiva eso es la guerra, el depredar sobre nosotros mismos, un sistema para mantener unos status poblacionales bajos en tierras dónde la agricultura primitiva no permitía un aumento del nivel de la población? La aventura de la vida

- ¿Qué quieres ser de mayor? - Quiero ser nómada. Siempre me ha atríado la idea de vivir en una tienda de campaña, ya desde niña mis juegos veraniegos orbitaban alrededor de expediciones y campamentos. Ya desde pequeña sentía que el mejor vehículo, la mejor forma de entender el entorno era caminar. Echarse a andar sin rumbo, salir a la calle o perderse por el bosque. Nadar en el río a contracorriete o adentrarse en el mar hasta que un corte en la respiración advierta peligro. Escalar montañas y adentrarse en las cuevas del mundo. Recordar la prehisotoria. Vivir salvajemente.

Ágata



Suena antiguo y pegajoso, como una embestida del mar, sin saber a donde dirigirse. Como un argumento de otros tiempos, de los tiempos de Los Beats. De maricones andrajosos y barbudos, de literatos que jugaban con matar a su mujer con un revolver y ella con una manzana en la cabeza. Ese era el nieto del inventor de la calculadora, pero habían más y más dementes como Keruak o El Rey Salomón. Una pléyade de escupitajos suburbiales que no encajaban en ningún sitio menos un nicho, cuatro derrapes en El Camino y la satisfacción de haber conocido a ese gran hombre ambulante; su doble inmortalizado en la novela del que erró el tiro, o sea, su propia novela. Mientras tanto los trenes iban y venían de la remota India y Burroughs pasó de enredar más las cosas y quedó en plan Matisse heroinómano viviendo de las rentas. Alguien fue a Mexico escribió cuatro mentiras, nadie sabe cual de ellos y el mundo entero comenzó a deambular a través de la tierra.

Daniel Artiles Rodríguez




Como tú, he tenido la fortuna de poder respirar el misterioso azar de la creación. Nadie es libre de elegir el lugar donde celebrar este breve instante. Somos nómadas en el tiempo. No recordamos nuestros primeros pasos y el futuro nunca se encuentra en los videntes nocturnos de las televisiones. Cada individuo de esta especie es único, como los días azules que atravesamos. Poco a poco se nos irán terminando las palabras con las que contar historias. A veces maldigo la alegría vertical de los árboles. No sabría decir cuál ha sido el mejor día de mi existencia. Cuando se termine este pequeño montón de leña la vida habrá sido suficiente para mí.

Rodrigo Garrido Paniagua



Cada día viajas con tu mente más lejos que nadie y apagas la linterna como un niño que una noche descubre Internet en una plaza bajo un árbol, ni siquiera tu diario te conoce, cada día se te funde la expresión en un cazo de imagen, tiempo y sonido y no sabes ni dónde ni cuándo está el descanso aunque duermas en tu cama. Si la concha en la que vives se deshace, si desgastas tu camino en escapar de las palabras que te encuentras sin buscar y así marchas más lejos, más oscuro, si mandas a la Luna repetir todo el trabajo, si prefieres hacer cada noche una analogía del sudor que te encuentras en la almohada a ver en el espejo un caracol que cambia el cuerpo cuando viaja y no la cara, jamás podrás charlar tranquilamente con un cuervo ni lavar la boca a un lobo con la lengua y más cerquita, donde las palabras se te juntan con la vida como un premio, nunca encontrarás tu piel, tu nada, no sabrás cómo encontrarla, porque será siempre propiedad del futuro o del pasado ahora que el mundo ya ha pasado el fin. Sergio Escribano


"The Kelpie" Brian Froud and Alan Lee.


A nada saben tus ojos, tu mirada A mierda mi alma por ser cobarde La miel me recuerda tu boca abierta y tu movimiento de serpiente Insólito, que nunca fue…

A la mañana siguiente otra vez trabajé Y te fuiste de la cama Donde nuca dormiste Dejándome como un esputo, En el olvido

Y anduve en mi mente, nadando Sin encontrar nada Como un átomo desintegrado Maldije mi yo, siendo ahora: “Algún día seré más grande y, mas fuerte”

Por ahora solo soy eso, un vomito en la acera de tu mente

No quise despedirte Me ocupé de saber cómo suicidar la noche Y me dormí Sin pensar en ti y en nadie


Desperté siendo un viejo Tras el cristal de una ventana Que daba directamente al patio de la cárcel Y me arranqué los ojos riendo

Los días y las noches se destruyeron mutuamente Como mis dientes fueron cayéndoseme Y regresé a la ventana Todos los presos habían muerto Y lloré Estúpidamente Sobre la ensalada que descansaba en la mesa

Hasta que divisé al muchacho negro Sobre el túmulo de muertos Leyendo el Aullidos1, sollozando Como escombros del dolor

Y grité tu nombre, en vano Contemplando la agonía del negro Desplomándose con el libro Sobre los delincuentes Los párpados me obligaron a asirte Tan solo como idea, vaga, confusa Cuando regresé a mi juventud Sin dinero

ni causa


Sin mas suero que las drogas y el sueño Sin mas deseo que poseerte Aunque después te fueras Haciéndole un guiño a la muerte Fui una sombra, al fin, una sombra Un muerto gozoso que descansó en el olvido Como pez en la ola1 Un suicida mentiroso Una carretera desierta Dos hombres que se disparan mutuamente Mordiendo el polvo Un ciempiés recorriendo la columna vertebral de la noche Derrumbándose al fondo de un vaso Donde sigo esperando al sol Esperando al sol

Daniel Artiles Rodríguez

1 Aullidos. Allen Ginsberg 2

El muerto gozoso/ Las flores del Mal/ C. Baudelaire


MilK Box


EL T INTERO



Pocos pensarían que un joven lord británico condenado de por vida a una silla de ruedas sería un nómada. Yo tampoco hasta que aquél disparo afortunado me postró en una en las navidades de 1855. Durante meses me recluí en la mansión familiar del nuevo estilo victoriano, languideciendo, regocijándome en mi infortunio mientras los pocos amigos que me visitaban me informaban de una guerra que ya no me importaba pues había dejado en Crimea todas mis ilusiones arrancadas por la bala de un soldado ruso que apestaba a vodka. Recuerdo mi primer viaje. Me adentré en Malasia acompañando a un capitán pirata que había jurado venganza contra mis compatriotas. Allí conocí a hombres valientes que tenían unas vidas fascinantes, navegué mares y ríos, vi un atardecer tan hermoso que me quitó la respiración, luché por mi vida asaltando una nave y me emborraché con aquellas personas por las que desde entonces sentí una camaradería eterna.


Desde entonces he pasado muchos años viajando. He estado entre las murallas de Troya, he viajado por el Mediterráneo en barco de vela, investigué las tumbas de los danaá cerca de mi mansión familiar, salté al Atlántico de nuevo para participar en la conquista del Oeste y, últimamente, me he embarcado en un viaje hasta la Luna dentro de un proyectil habilitado para el trayecto e impulsado por un enorme cañón gracias a Julio Verne. Desde que me adentré en la gran biblioteca de mi familia no he dejado de ser un nómada. Miguel Ángel Fecé Allué


Por fin me sentí como una bolsa transparente, sucia de lodo, que viaja con el viento en esas calles de nadie. Me sentí capaz de ir a las 12:00 AM de la madrugada por un ron y beber hasta que mis manos se secaran. Fue un lugar ancestral donde mi tristeza me abrazó y mi presa de lágrimas cerró. Fue donde la comida me costó una rebanada de corazón. Un cigarrillo me valió miles de pulmones, donde la humanidad iba de la mano como extensiones de ellos; esos pobres objetos decadentes, como iglesias españolas, pero con riquezas representativas en cada santo de México. Me ardían las masas, me excitaban los pozos, con solo profundizar en su desnudo trasero y abultado pecho; bajo esas telas de mentira comercial. Me arrodillaba ante el momento; alababa el instante, y tallaba con fuerza los pies de aquellos dioses falsos con boletos hacia la puerta del mundo. Mis recuerdos son irónicos y en ese momento eran incómodos ante la existencia. Me detuvo una estrella parpadeante de conciencia e inconciencia; porque yo hubiera querido montar aquella pirámide y traspasar mi humanidad delineada. Al llegar a mi avión, mi alma me pesaba como tres costales de trapos robados. Mis tres partes de objetos se me iban de la piel y se evaporaba con la verde naturalidad del lugar. Me trasporté a la Europa antaña donde México era un paraíso y ella tan sólo un bebé.


Me perdí de mi sonrisa estúpida. Mis manos fervientes de armonía al aire. Me proyecté como el sol queriendo decir… “¡Aquí estoy!”. Me deslindé de cualquier mundo absurdo, hasta que encontré lo vacío de la lengua y comunicación. Mi lengua me falló y sublevó; conoció por sí misma, y huyó. Mi ser parpadeó hasta la mañana del martes. Me había derrotado mi puerilidad de existencia, donde mi cuerpo pedía Comida de dolor y castigo. Defendí mi cachito de paraíso y abogué por la injusticia humanoide con perspectiva. Era un témpano de hielo ante la muralla de tres vitrales generacionales y mi maquina palpitó al tiempo de mi corazón, cuando me traspasó con empatía y cariño mis murallas de cristal. Aquella imagen que ahora es polvo y más polvo. Sentí el hastió y sentí la separatilidad; sentí calor y sentí ausencia; sentí frenesí; sentí oídos sordos y sentí labios antaños; sentí elevarme, y caer de vuelta, como si la excitación fuera a primer vistazo, y el oído a tiempo infinito; sentí humanidad y claridad. Sentí placer en cuatro paredes y sentí orgasmos en aguas ajenas. Sentí chorros de explosión y cagadas de recuerdos. Sentí cansancio vital y fortaleza natural. Eso fue lo que pasó, y pasará mañana, hoy. Nunca. Infinitamente. Ricardo Munguía


La cuna de mi vida fue la magia. Entre bambalinas, autocaravanas, barracas de feria, elefantes de ojos colgantes; melancólicos, sombreados por el claroscuro de las moscas que, se posaban sobre ellos, lloraba en la ruta. Aquellos ojos me acompañaron durante mi infancia. Un día se apagaron y sentí mucha rabia. Por eso, decidí alejarme de aquella vida sin rumbo fijo. El féretro de mi vida fue conocer a mi esposo e instalarme en la zona más próspera de la ciudad. Malhumorado y pendenciero, abusó de mi inocencia, entregándome en un ajuste de cuentas a un indio al que apodaban “El Mago”. Fue él quién me entregó a la eternidad. La luz invadió mi mente, los ojos del elefante muerto también. Sentí la gloria, sentí morir. Parpadeé magullada y percibí la cuna.

Amanda Lanzone, IndieDesign

Ágata


Nací con una enfermedad muy poco común. Mi cuerpo se iba pudriendo, no podía comunicarme con los demás. A veces me ponían contra el fuego de la chimenea y me dejaban allí, sólo, durante horas. Lo que desconocía la ciencia y mi familia es que mi mente andaba por todos los lugares del mundo, en cualquier época, dispuesto a sabotear el hallazgo del fuego prometeico y sumirme en una nulidad sin meta. Apagando y circulando en la nada.

D an

ar iel M

tíne

u z Bo

Daniel Artiles Rodríguez


Tú decides... Tú decides... si luchar o rendirte. Tú decides... si conseguirlo o quedarte ahí. Tú decides... si vivirlo o arrepentirte toda tu vida.


"Cuando eres consciente de que aguantas lo que te echen, eres consciente de que puedes con todo lo que te plantees. Pero solo si realmente lo deseas."


"Mide los sentimientos que ofrezcas a cualquiera, porque en cualquier momento pueden ser usados en tu contra."

Pocos quedan ya que arriesguen su vida por amor, pero sí muchos la arriesgan por un puto iphone. Seguir dedicando el cien por cien de vuestros días solo para compraros cosas que no os durarán ni dos años. ¡Imbéciles! Cuando tengáis vuestra casa repleta de objetos que ni utilizáis y por dentro os sintáis vacíos e insípidos, os acordaréis a que olía la vida (si es que la habéis saboreado...).


Si ya sabes que todo iría mejor con... Menos Menos Menos Menos Menos Menos Menos Menos

COMPLEJOS TRAICIÓN ENVIDIAS MENTIRSE PREJUICIOS DISCUSIONES PERDER EL TIEMPO INTERÉS

Y

Más Más Más Más Más Más Más Más

PERSONALIDAD LEALTAD ESFUERZO SINCERARSE INTROSPECCIÓN BESOS ESTAR EN FAMILIA CORAZÓN

¿Por qué coño no te aplicas el cuento? Quien no lo hace luego no puede quejarse.


R A M A D Á N




Portada: Duendeverde

Dibujo de portada: ECG

Texto y dibujos: Fritz


Alien from L.A. Título original Alien from L.A. Año 1988 Duración 87 min. País Estados Unidos Director Albert Pyun Guión Albert Pyun, Debra Ricci, Regina Davis Música Jim Andron, Simon LeGassick, Anthony Riparetti, James Saad Fotografía om Fraser Reparto Kathy Ireland, William R. Moses, Richard Haines, Don Michael Paul, Thom Mathews, Janet Du Plessis, Simon Poland, Linda Kerridge Productora Coproducción Estados UnidosSudáfrica; GolanGlobus Productions Género Fantástico


Al otro lado del Cine

Alien from L.A es una película ante todo, entrañable. La protagonista, una chica insegura, despeinada y de voz chillona nos lleva de viaje al interior de la Tierra. Ella es camarera, y cuando su novio la deja por sosa ésta le ruega a Dios que su vida cambie; y vaya si cambia... Extraños, intrusos, experimentos, secuestros y atuendos particulares...

En

el

interior

de

la

tierra

todos

somos

sospechosos.

Wanda


En el camino

Jack Kerouac

"Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas."


Louis Ferdina Viaje al fin de la no nd Celine che (fragmento) Los hombres se afer recuerdos, a todas su ran a sus cochinos les puede sacar de s desgracias, y no se ah alma. Se vengan de í. Con eso ocupan el presente revolviend la injusticia de su mierda del porvenir o en su interior la . son todos, en el fondJustos y cobardes que o. Es su naturaleza . (...)

"Deseaba estar extravia do, no perdido. Extraviado, aún pueden encontrarle a uno". Julio Verne

CADILLAC SOLITAR IO LOQUILLO Y TROG

LODITAS

El amanecer me sorprenderá dormido, borracho en el Cadillac, junto a las palmeras luce solitario y dice la gente que ahora eres forma l y yo aquí borracho en el Cadillac bajo las palmeras luce solitario. Y no estás tú, nena.


El Sol fundido con el mar rojo 0º Prende el horno a 10 a Mientras, unta en un de rebanada de pan salsa o durante tomate. Fríe un huev gundos, un minuto y treita se ae pósalo sobre la tostad o unos introdúcela en el horn alo en diez minutos. Devór e chorre cuarenta segundos, qu a. la yema por tu barbill Ingredientes: Rebanada de pan Huevo Salsa de tomate Sal

Receta de Á

gata


Conguitos de grillos Ingredientes: Grillos. te Una tableta de chocola . negro (para derretir) Mantequilla. Azúcar al gusto.

los grillos. - Se purgan y lavan Cº el tiempo - Se hornean a 180 tén bien secos y necesario para que es quemen. crujientes sin que se se dejan enfriar y - Se sacan del horno, tas y las cabezas se les arrancan las pa ue muchas veces (esto es opcional, aunq si solas). las patas se caen por a calentar al - El chocolate se pone esté derretido se baño maría y cuando de mantequilla y añade una cucharada . azúcar, se mezcla bien sumergiendo en - Los insectos se van or ejemplo, con un el líquido caliente (p friar sobre papel tenedor) y se dejan en encerado. a par de horas. - Se refrigeran por un

Receta de F ritz


RELA

ASOMB


ATOS

BROSOS


Ralf Müler, fue un superviviente extraordinario, un hombre que pudo haber escrito manuales al respecto, creo que su habilidad viene de tantos libros de ciencias que leyó, en especial los de biología y anatomía humana, ya que quería ser médico, profesión que nunca llegó a estudiar, por las duras circunstancias que lo rodearon casi toda su vida. A parte de sus conocimientos científicos, fue un atleta extraordinario, aficionado de la lucha libre y al boxeo. Durante su entrenamiento como soldado NAZI, logró la simpatía de sus superiores por sus habilidades deportivas. Era un hombre rubio de ojos azules con 1,93 metros de estatura. Físicamente era el soldado ideal, el fenotipo que quería establecer a la fuerza el régimen fascista. Pero Ralf Müler en su interior, era todo lo contrario a un Nazi. Era un hombre que escondía su tierna humanidad a través de la lucha libre y del boxeo, donde aparentaba ser un hombre muy rudo. Él ya era Sargento cuando los Nazis deciden invadir a Polonia el “1 de septiembre de 1939”, su división a la que el pertenecía, estaba bajo el comando del General Nazi “Gerd von Rundstedt” quién tenía la orden de atacar a Polonia desde el sur, partiendo desde Eslovaquia. Mi abuelo fue testigo de toda la crueldad Nazi, sintió repulsión “para aquel entonces” de ser alemán, vio como aquellos sádicos y psicópatas racistas, masacraban una nación, y a pesar de la resistencia heroica de las tropas polacas, quienes se comportaron y pelearon como los ESPARTANOS; pero que al final, los Nazis con todo su


poderío tecnológico-militar y sus un millón y medio de tropas, lograron consumar unos de los más atroces genocidios de la historia contemporánea. El Sargento Ralf, en una noche antes de otra desproporcionada ofensiva contra Varsovia (Honor eterno a la resistencia de esa Ciudad), logró escapar de su división, sumándose así a los más de tres mil soldados Nazis desaparecidos en Polonia. Esa noche no fue fácil lograr la evasión, pero por medio de artilugios y de su prestigio dentro de los Nazis, logró escapar por la retaguardia, huyendo con un fusil “98k máuser” y una pistola “Walther P-38” y un total de 200 municiones, municiones que administraría muy bien. Se adentró por los bosques de Lodzkie, caminando cientos y cientos de kilómetros, hasta llegar a Katowice, dirigiéndose con una brújula y un mapa, evitando todas las poblaciones polacas; porque resultaba ser enemigo de ambos bandos, enemigo de los Nazis por desertar y enemigo de los polacos por ser alemán. Se convirtió en un nómada, vivió de la cacería y dormía en refugios improvisados. El calculó que aquella guerra duraría diez años, se mentalizó para lo peor. Pero la Segunda Guerra Mundial había durado cuatro años, aunque en realidad parecieron cien años, y durante ese tiempo, el fascismo fue el responsable de la muerte de más de cincuenta millones de personas… Disculpen la pausa que he hecho, pero me sobrecojo al pensar… que en el pasado, debido a los Nazis, murieron cincuenta millones de personas; pero hoy en día, en el 2016, han muerto más de seis mil millones de seres humanos, esta vez no por los Nazis, sino por un enemigo “no visible”, billones de veces más pequeño que aquellos fascistas del Tercer Reich, convirtiéndose este microscópico enemigo, en un arma de destrucción masiva para la raza humana.


Pero al final de la Segunda Guerra Mundial, el abuelo Ralf pudo sobrevivir, pasando por centenares de duras pruebas durante el periodo de “post guerra”, también tuvo que librar importantes batallas dentro de su mente, traumas que fueron difíciles de borrar y que de seguro no borró por completo, más bien aprendió a vivir con ellos. No todo combatiente logra superar o aprender a vivir con los traumas generados por la guerra. Pero Ralf era fuerte, aunque también lo ayudó a superar todo esto, las paradisiacas playas del Caribe de Venezuela, con sus hermosas mujeres y su cálida gente. País que escogió para vivir y morir; pero Ralf Müller solo vivió un breve tiempo en las costas del Mar Caribe, porque decidió establecerse en las tierras contiguas al mítico y legendario río Orinoco, río del que él una vez leyó en una novela del escritor francés Julio Verne, titulada “El Soberbio Orinoco”. Allí al lado del Orinoco, aquel musiú, aquel catire de ojos azules, fue flechado por los encantos de una linda, exótica y sensual negra de Ciudad Bolívar, así que allí, en esa histórica ciudad, el alemán junto su hermosa negra, decidió colocar sus raíces y establecer para siempre su hogar, donde al fin encontró la paz y la felicidad que tanto buscó. o hoy en día, en el 2016, han muerto más de seis mil millones de seres humanos, esta vez no por los Nazis, sino por un enemigo “no visible”, billones de veces más pequeño que aquellos fascistas del Tercer Reich, convirtiéndose este microscópico enemigo, en un arma de destrucción masiva para la raza humana.

Pedro Suárez Ochoa



Enfádate, cuanta mas rabia, más sabia. Desgárrate y chilla todo lo que puedas. Creo que sigo enfadada conmigo misma por una situación que yo provoqué... era guapo, hasta decir basta, inteligente, interesante... sabía dónde encaja su mano en tu espalda. Leía entre líneas mis caderas y las acompañaba al ritmo de la música. ¿Qué pasó ayer? ¿Qué locura fue la que inundó nuestros cuerpos cuando no podían más? El último, perdón, el penúltimo tequila (que siempre es el penultimo, joder) fue la clave. Y hoy, con la resaca sólo puedo lamentarme de ser yo. Sólo puedo lamentarme de no ser alguien ruín y desinteresado por los intereses de los demás. Si la situación fuese distinta... de hecho, me corrijo, la situación fue hermosa.


Siempre he brindado por los amores a primera vista, esos que ves un periodo de tiempo muy corto, te enamoras y no lo ves más. Pues hoy brindo por el amor alma-alma, ese en el que conoces a una persona, sabes que es una noche, pero vuestras almas encajan y vuestros sentimientos pueden leerse en vuestras caras. Quizás, por saber que no va a ninguna parte, que no sería fructífero, quizás por saber que sería un amor imposible te arriesgas y aceleras el coche cuando vas a tirarte por el acantilado... Hoy brindo por la conexión de dos almas que no necesitan, si quiera, un beso. Dos personas que no necesitan rozar sus labios para saber que son el uno para el otro. Que están enamorados. Y no digo esto por que sí, no hablo de esto sin razón, lo cuento porque ayer, Daniel me tocó con los labios el alma y me dejo enamorada de él, para el resto de mi vida. Rda


La vi por primera vez un atardecer de julio, a lo lejos. Parecía saber a dónde se dirigía, por lo que no me preocupé en exceso. Su figura en general me recordó a mi Gala y, de repente, sentí una necesidad imperiosa de llegar a casa y abrazarla con fuerza. Me olvidé, seguí mi camino y me olvidé, hasta que un día volví a verla. Deambulaba en la oscuridad de la calurosa noche de verano, maullando desesperada un poco de atención. Infructuosamente buscaba en cada hogar de aquella calle un poco de calor humano, como el que un día conoció. Como un bandido, aprovechaba la oscuridad de los rincones para guarecerse de los peligros que, poco a poco, iba conociendo. Todo en ella hablaba de su desconcierto. No parecía justo, no es justo. ¿Cómo un ser que ha crecido en el confort de un hogar puede acabar de repente en la calle? Sola, perdida, desconsolada… Nadie sabía de ella, nadie la echaba de menos y el tiempo pasaba y ella no encontraba su sitio. Lo intentó, asumió su nueva suerte y comenzó a buscar el apoyo de sus congéneres. Pero no es fácil, cuando los medios escasean la solidaridad se ve resentida y el espacio para alguien nuevo es escaso. Era linda, guapa y confiada, pero nadie la quería a su lado. Los gatos de espíritu callejero la expulsaban de las colonias a las que se iba acercando, y los humanos, apiadados, le dieron un breve descanso y, haciendo un alarde de generosidad, aceptaron su presencia en la zona. Pero no era suficiente, no para aquella princesa.


El verano, que todo lo exalta, hizo que la naturaleza siguiese su curso y sucedió lo que más temíamos, una preciosa camada surgió del encuentro fortuito con algún ejemplar de la zona. Cuatro preciosos seres vinieron al mundo en el más absoluto desamparo. Uno de ellos, como si intuyera su futuro incierto no quiso continuar y quedó allí, en el mismo lugar donde había visto la luz junto a sus hermanos. Ahora no había espacio para la duda o la desesperación, tenía algo importante por lo que luchar, y, a pesar de su juventud, inexperiencia y miedo, debía sobreponerse a todo y encontrar su papel en el nuevo escenario de su vida. Sus pequeños, indefensos y vulnerables, le obligaban a tomar las riendas de la situación y a hacerse un pequeño espacio entre los expertos felinos de la zona. Pero no fue necesario, porque un alma felina los vio, y pronto removió las conciencias de la gente de alrededor. Con una agilidad poco conocida se organizó un sistema de rescate para ella y sus pequeños. Y la solidaridad brotó, como brota una flor ante las primeras luces de la primavera. Y con ella la esperanza de un futuro donde los corazones vuelvan a sentir piedad ante un ser indefenso, incluso en los momentos inciertos que vivimos. Hoy Noa, como la bautizó su ángel protector, observa, junto a sus tres bebés, las últimas lluvias del verano en la comodidad de un hogar, que, aunque temporal, es lo suficientemente seguro como para garantizar un final feliz que nadie esperaba. Noa no es especial ni única. Cada año las calles de ciudades y pueblos, las carreteras y campos de este país conocen y albergan a los nómadas del verano. Seres que un día conocieron el sabor del cariño y que sin comprender el por qué se ven abocados a una existencia precaria, vagabunda, recorriendo el lugar de aquí para


allá sin comprender nada y sin encontrar una luz. Algunos como Noa tienen suerte y sobreviven a la experiencia, sin embargo, otros muchos, tras un peregrinar constante, abandonan este mundo sin una palabra de consuelo ni cariño, y, lo que es peor, sin un motivo que lo justifique. Que la historia de Noa no sea una excepción, que los nómadas de verano, sean, perros, gatos o humanos, encuentren siempre una mano amiga que les diga “ven conmigo”, un corazón sensible que los acoja y una sociedad lo suficientemente tolerante como para no rechazarlos solo por su condición errante. María Jesús Sánchez González


A primera vista, la palabra nómada nos dibuja dos vertientes. A saber, animales gregarios, o vagabundos sin tregua que persiguen las estrellas, subiéndose a cualquier vagón en busca de apóstatas que se apean junto a otros seres de su misma condición. Soy errabundo, pero visto con traje y corbata. No persigo a formaciones cosmológicas. Tampoco me gusta Kerouak. Lo mío es trabajar en el gran ojo y precisamente “No el que todo lo ve” sino el que todo vislumbra. Se acabó correr, se acabo esconderme. He viajado de un continente a otro para hacerte feliz y luego triturarte, hacerte pedazos y complementar con tus ojos, esos nuevos ojos, a fuerza de soplete, la gran obra omnívaga. Nada, nadie puede escindirse de su magnificencia. Un non finito, digno de Miguel Angel; un esfumatto de Da Vinci. Clavarte una daga en el costado y arrancarte los ojos. ¡Ding, Dong! Hola, venía a regalarle este ramo de flores, firme aquí. ¡Zas! Más alimento para ese pequeño ojo de los horrores. Dame unos segundos para quemar la ropa y meter tus ojos en el maletín. Otra vez jugando con la muerte-. Susurró mi abuela desde su tumba de Ontario.


Los pedazos sobrantes los llevé cerca: le di de comer a un montón de harapientos. La carne sobre el bidón, hasta que me di cuenta que iba a salir el sol. Hablé con otro súbdito del demonio. Su mano estaba muy cerca, su mano estaba muy cerca. Lo empujé furioso contra su cobertizo. Por su parte, intentó cubrirse la cara. Se caía como una baraja de naipes navegando por el cielo. La máquina de vapor estaba a pocos kilómetros. Pateé su cuerpo, sus dedos negros y su choza. Envié la voz de mi abuela a la inexistencia. Continué golpeando al vagabundo y sus paredes… Entonces aullé. Recobré la conciencia en la selva, en el SOHO, tal vez, era aire. El aire negro de la locomotora. Estaba en uno de esos momentos en los que viajas por los estados de la razón yerta. Ya estaba vestido y uniformado como en el colegio. La ropa se agrietaba y rompía como si metieras pirotecnia en la boca del metro. Desnudo, fui hacia mi auto. La tentación era matarlos a todos, pero el pitido estaba cerca. Deslumbrados por los focos de mi coche, tropezaron entre sí, peleaban a muerte entre sí. Intentaban saltar la valla, desnutridos, alcohólicos, pasto del gusano del ser. Mantuve el pedal del acelerador al máximo como el de freno, sudando. Las ruedas chirriaban. Con furia solté el pedal de freno. Los maté a todos y me estampé contra el tren. El ojo me estaba llamando. Con el maletín y sin ropa descendí por una pendiente verdosa en su búsqueda. Daniel Artiles Rodríguez


隆Hasta la pr贸xima luna llena amigos!



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