GUÍA PRÁCTICA
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TODO SOBRE EL BEBÉ
Código de barras: 9788493232061
PARA EL CONSUMIDOR
TODO SOBRE EL
Bebé hasta los 4 meses
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PARA EL CONSUMIDOR
TODO SOBRE EL
Bebé hasta los 4 meses
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PARA EL CONSUMIDOR
Índice Enero 2004 Guía Práctica
consumer nº 11
Tirada: 8.000 ejemplares.
¬ Edita: Fundación Grupo Eroski ¬ Director: Ricardo Oleaga ¬ Autor: José Luis Romero ¬ Coordinación y gestión: Errota Comunicación ¬ Supervisión: Ainara Zarraga ¬ Secretaría y distribución: Edurne Ormazabal ¬ Proyecto gráfico y maquetación:
rcosme • COMUNICACIÓN GRÁFICA ¬ Fotomecánica: Lithos ¬ Impresión: MCC Graphics Danona ¬ Depósito legal: San Sebastián-1520/03 ¬ ISBN: 84932320-6-8
Redacción y Administración de CONSUMER:
Eroski Publicaciones: Barrio San Agustín s/n. 48230 Elorrio (Vizcaya) Tlfno: 94 621 14 87 e-mail: info@consumer.es Consum Publicaciones: Avda. Espicoca, s/n. 46460 Silla (Valencia) Tlfno: 96 197 40 05 e-mail: revistaconsumer@consum.es Edita:
PARA EL CONSUMIDOR
Esta Guía Práctica CONSUMER se imprime en papel libre de cloro.
1.INTRODUCCIÓN
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2.PREPARATIVOS
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Padres Hermanos (los celos) Abuelos Mascotas Compras Decisiones previas
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3.EN EL HOSPITAL
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Los primeros minutos El aspecto del recién nacido Las primeras tomas Problemas médicos Procedimientos rutinarios
4.VUELTA A CASA La Madre El Bebé
5.LA LACTANCIA Fundamentos de la lactancia materna Cómo poner el bebé al pecho Posturas para dar de mamar Horarios Duración de las tomas Uno o dos pechos por toma Necesidad de ayuda o suplemento de leche ¿Tiene suficiente? El peso Cuidados y problemas de los pechos Alimentación y precauciones de la madre que da de mamar
30 32 35 38 45
48 50 53
62 64 66 68 70 71 73 74 75 76 77 81
El trato Paseos y salidas El sol La ropa El abrigo El baño Higiene de zonas delicadas El ombligo La zona del pañal El chupete (o el dedo) El sueño
7.DESARROLLO PSICOMOTOR Conceptos generales Cómo estimular el desarrollo del bebé El recién nacido El bebé de 1 mes El bebé de 2 meses El bebé de 3 meses
8.PROBLEMAS Y ENFERMEDADES El llanto El cólico del primer trimestre Fiebre Motivos de consulta urgente La costra del lactante
100 101 101 103 104 105 107 109 111 112 114
118 120 121 122 126 127 128
130 132 139 141 143 146
9.VACUNAS Qué son y cómo actúan Dudas sobre la necesidad de vacunar Calendario de vacunas Las vacunas de los primeros meses Vacuna antineumocócica
147 149 152 155 157 158 164 166
168 170 170 172 173 175
10.PRIMEROS AUXILIOS 176 Cortes y rasguños Traumatismos Quemaduras Mordedura de animales domésticos Inhalación de humo o gases tóxicos Quemaduras oculares con productos químicos Intoxicaciones Asfixia por atragantamiento Reanimación cardiopulmonar
ÍNDICE ANALÍTICO BIBLIOGRAFÍA
178 179 180
ÍNDICE
6.CUIDADOS GENERALES 98
Dermatitis del pañal Estreñimiento Regurgitaciones y enfermedad por reflujo Vómitos Diarreas y Gastroenteritis Resfriados, Otitis y Conjuntivitis Bronquiolitis, bronquitis y asma bronquial La muerte súbita del lactante
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85 89 91 93
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GUÍA PRÁCTICA
Extracción y biberones de leche materna El destete Lactancia artificial Preparación de los biberones
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186 191
1.
INTRODUC INTRODUCC Guía Práctica “Todo sobre el Bebé”
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CIÓN
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Una etapa gozosa, que exige información precisa Cada año, nacen más de 400.000 niños en España, la mayoría de ellos de madre primeriza. Sin duda, la maternidad es una experiencia tan deseada como gratificante para la inmensa mayoría de las mujeres embarazadas, pero algunas no podrán evitar vivirla como una situación desconocida y compleja para la cual no se ven suficientemente preparadas. Parece instalada en nuestra sociedad la convicción de que traer hijos al mundo es cosa sencilla y que los conocimientos requeridos para afrontarla con serenidad y confianza se transmiten, desde que el ser humano puebla el planeta, de madres a hijas pero no siempre es así. De hecho, es habitual que madres y padres novatos se vean invadidos por una sensación de inseguridad, e incluso de incapacidad, a la hora de tomar ciertas decisiones relacionadas con el embarazo, el parto y los primeros meses de vida del bebé. Son muchas las interrogantes, algunas de ellas banales pero no por ello irrelevantes, que en ocasiones acucian a unos progenitores que no saben dónde acudir para recibir las respuestas. El modus vivendi actual, con pequeñas familias residentes en núcleos urbanos y formadas por padres e hijos muy atareados que apenas conviven con otros parientes, hace que esa tradicional transmisión de información de madres a hijas se vea reducida tanto en frecuencia como en contenido. Además, esta información intergeneracional, rebosante de buenas intenciones y sabios consejos, llega normalmente hasta su receptora, la madre, contaminada por creencias populares, tópicos y lugares comunes, que distan mucho de ser ciertos. Y, lo que es peor, que pueden sumir a la madre y al padre en la confusión, cuando no conducirle a cometer errores. El resultado de estas dos circunstancias -tan definitorias de la época que vivimos- es que algunas mujeres deben afrontar esta coyuntura tan especial sin la información necesaria para abordarla con tranquilidad y buen humor, y sin caer víctima de la ansiedad o de preocupaciones innecesarias.
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Vivimos en la sociedad de la información, y estamos acostumbrados a que, antes de emprender un proceso cuyas características desconocemos, nos sea proporcionado (o, en su caso, obtengamos por nuestros propios medios) un cau-
dal suficiente de datos e informaciones que nos permitan adoptar en cada momento las decisiones más acertadas. Fundación Grupo Eroski, mediante esta Guía Práctica CONSUMER “Todo sobre el bebé” quiere colaborar para que esta maravillosa etapa vital de los prolegómenos e inicios de la paternidad resulte más sencilla y más gratificante, para la madre y, en general, para toda la familia.
Después de estudiar la obra de varios autores que habían publicado libros similares al que teníamos en mente, propu-
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Tras una larga reflexión sobre la orientación del libro, se decidió que el enfoque prioritario fuera el de ayudar a la madre y al padre a entender y resolver los problemas, tanto los aparentemente triviales como los de mayor calado, que pueden surgir en una etapa bien acotada: desde poco antes del parto hasta que el bebé cumple los cuatro primeros meses de vida. En cuanto a los contenidos de la Guía, fuimos ambiciosos, pretendimos que no quedara casi nada en el tintero.
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El mercado editorial, es cierto, ofrece publicaciones similares a ésta, pero creemos que la Guía Práctica CONSUMER “Todo sobre el bebé” tiene un valor añadido en los contenidos y el enfoque: aborda casi todos los temas relacionados con esta fase tan inolvidable en nuestra vida y lo hace con el espíritu que ha animado desde hace décadas a todas las publicaciones editadas por Fundación Grupo Eroski, que no es otro que trabajar desde la perspectiva del consumidor y ayudar a los ciudadanos a vivir un poco mejor y a adoptar en el día a día las decisiones que más les convienen, teniendo siempre en cuenta su repercusión en el entorno social y en el medioambiental.
1 INTRODUCCIÓN
La colección Guías Prácticas CONSUMER mantiene con “Todo sobre el bebé” la línea temática de sus contenidos más habituales (alimentación, ocio, salud), y hace lo propio con sus señas de identidad esenciales: el rigor técnico, la utilidad y el sentido práctico para la vida cotidiana, el carácter monográfico y especializado, y el fácil y rápido acceso a todas las informaciones. Todo ello, potenciando la amenidad de los textos y el atractivo visual en la presentación de la información.
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simos a José Luis Romero, médico puericultor por la Escuela Nacional de Puericultura, autor de varias publicaciones sobre bebés, especialista en Pediatría y Puericultura por la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de la Sección de Medicina Perinatal de la Asociación Española de Pediatría, que elaborara una guía con contenidos originales y que, como primer paso, presentara una breve relación de los temas que compondrían el libro que como experto en el tema le gustaría escribir, respetando, eso sí, las señas de identidad (rigor técnico, utilidad y amenidad) de nuestras guías. El autor propuso un guión que, tras las conversaciones y acuerdos oportunos, fue aprobado. Los contenidos de esta guía, en la que participa buena parte del equipo de colaboradores habituales (redactores, diseñadores, fotógrafos e ilustradores) del Departamento de Productos Informativos de Fundación Grupo Eroski, son muy amplios y variados. Versan, entre otros temas, sobre los preparativos del parto, el papel de los abuelos y hermanos, la estancia en el hospital, la vuelta a casa, el periodo de lactancia, el aseo, la ropa y los complementos a comprar y utilizar, el sueño del bebé, su crecimiento y desarrollo, los muy diversos problemas de salud que pueden sufrir los recién nacidos y las madres, las vacunas y los primeros auxilios cuando éstos ocurren.
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En las conversaciones iniciales mantenidas con el autor (que durante casi dos décadas ha ejercido en el Servicio de Pediatría del Hospital del Sagrado Corazón de Barcelona, primero como Médico Adjunto y después como Jefe Clínico Agregado, siendo responsable de la Enseñanza Clínica de los alumnos de Pediatría), José Luis Romero hizo especial hincapié en que se ha de desmitificar y desvestir de complejidad técnica todo lo que concierne al cuidado de los bebés, ya que la lógica y el sentido común son, con frecuencia, las mejores herramientas para dar con las decisiones más eficaces y útiles. Por ello, anima a madres y padres a confiar en su capacidad de raciocinio, en su sentido común y en su experiencia en la resolución de problemas de otra índole para que, aun aceptando algunas de las sugerencias de su entorno más próximo, puedan decidir siempre por sí mismos.
Los lectores encontrarán en esta guía respuestas claras, sencillas y útiles a preguntas como las siguientes: qué es la depresión post-parto y cómo combatirla, de qué modo conviene comunicar en la familia la llegada del nuevo hermano, cómo sobrellevar el a veces agobiante caudal de consejos proveniente de familiares y amigos, cómo preparar la vuelta a casa con el bebé, cómo limpiarlo cada día, qué hacer para fomentar su desarrollo psicomotriz, cómo actuar ante la fiebre y otras señales de alarma, qué es la ictericia, cómo prevenir accidentes domésticos, cómo debe alimentarse la mujer que opta por la lactancia materna, cómo evitar que las mascotas puedan perjudicar la salud del recién nacido... En suma, todo un catálogo de informaciones y consejos que ayudarán a que el periodo comprendido entre las últimas semanas de gestación y los primeros cuatro meses del bebé se desarrolle del modo más tranquilo y feliz posible.
consumer • Ricardo Oleaga Director de Productos Informativos de Fundación Grupo Eroski
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No queremos despedirnos sin agradecerle muy sinceramente la confianza que ha depositado en Fundación Grupo Eroski al adquirir este libro. A su vez, confiamos en que las informaciones que contiene le resulten útiles y que su lectura le proporcione algún que otro buen rato.
1 INTRODUCCIÓN
Naturalmente, y como en cualquier otra guía, se incluyen en ésta algunas informaciones que no se necesitará consultar, ya que no afectan a la experiencia particular de los padres que leen el libro. Afortunadamente, vivimos en una sociedad dotada de un eficiente sistema sanitario, la inmensa mayoría de partos apenas presentan problemas y los meses que siguen a la vuelta a casa desde el hospital se suceden sin mayores sorpresas. Ahora bien, confiamos en que cuando padres y madres tengan dudas o se enfrenten a alguno de los problemas descritos en la guía, encuentren en ella la información pertinente y adecuada para dar los pasos que ayuden a resolverlos con prontitud y eficacia. Por supuesto, esta guía no puede sustituir la consulta al pediatra, a quien se debe acudir cuando la circunstancia lo requiera. Para esta última función, para decidir si se debe llevar al niño ante su médico y para acudir al especialista con más conocimiento de causa, sí puede, sin embargo, resultar muy útil este libro.
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2.
PREPARATI Padres Hermanos (los celos) Abuelos Mascotas Compras Decisiones previas
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IVOS
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Los padres Los padres, que habitualmente toman de común acuerdo la decisión de traer un hijo al mundo, deben mantener la misma sintonía tras el nacimiento. Para evitar las posibles discrepancias y facilitar una labor que debe ser compartida, es importante que los padres dialoguen y expongan de antemano las propias expectativas, deseos y opiniones respecto al hijo y a su crianza, acordando el papel que cada cual va a desempeñar en ella y las responsabilidades que está dispuesto a asumir. Al fin y al cabo, tener un hijo aporta numerosas experiencias positivas y desarrolla en los progenitores unos lazos afectivos capaces de superar con creces las dificultades que pudieran surgir en su cuidado y crianza.
La confianza Con el progreso del embarazo, y por más tiempo y energías que se hayan dedicado a prepararse para saber cuidar del bebé, crece muy a menudo la sensación de sentirse poco capaz de ello. Esa inseguridad es un sentimiento absolutamente normal en personas responsables. Y si las madres afirman que con el segundo hijo todo les resulta mucho más fácil, no es tanto por lo que han aprendido con el primero, sino por la confianza que han adquirido en sí mismas. En todo caso, es razonable sentir una cierta ansiedad, pero también conviene pensar que la naturaleza no hace tan mal las cosas. Los bebés no son tan frágiles como aparentan, y si los animales saben lo suficiente para sacar adelante a sus cachorros, la especie humana también puede hacerlo. De hecho, es recomendable que los padres recurran más a su instinto y sentido común, y aprendan a olvidarse de tópicos e ideas equivocadas, que a veces se acumulan casi inconscientemente.
La información
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La madre primeriza, más receptiva a cualquier información sobre los bebés cuanto más próximo es el nacimiento del suyo, lo lee todo y lo pregunta (o escucha) todo (y de cualquiera), acabando abrumada por un exceso de información que presenta la crianza como una complicadísima labor. Con ello, no es raro, que acabe confundida por opiniones tan tajantes y aparentemente seguras como contradictorias, y con un bagaje de tópicos, exageraciones y errores, que pueden llegar a ser peligrosos y hacerle perder la confianza en el propio sentido común.
Es cierto que es un camino no exento de dificultades, que hay que estar dispuesto a aceptar con paciencia. Por ejemplo, los primeros días de lactancia materna pueden resultar agotadores y son muchas las madres que sufren un estado depresivo después del parto; obstáculos, sin embargo, que la
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Conviene también ser precavido ante los bienintencionados consejos de amigos y familiares, que tienden a generalizar a partir de la propia experiencia. Todos los niños y niñas son distintos y la receta que pareció irle bien a uno no tiene por qué valer necesariamente para otros, de modo que hay que ser prudente y no hacer demasiado caso al aluvión de opiniones y críticas que cae sobre los nuevos padres. La familia transmite de generación en generación creencias y prácticas que pueden ser erróneas y que obedecen más a la tradición que al sentido común. Afortunadamente, suelen ser más engorrosas que nocivas pero, equivocadamente, inician a los padres en el mal hábito de prescindir del recurso más importante de que disponen para ejercer su tarea: la razón. Así, mojar el cordón umbilical no es ningún crimen (otra cosa es mantenerlo húmedo), tocar con naturalidad la fontanela (la “mollera”) de los recién nacidos no les causa el menor problema, ni tienen por qué pasarse un mes sin salir a la calle. Pero lo peor de mantener esas creencias no es que algunos padres se vean obligados a lavar a su bebé “a trozos” durante las dos o tres semanas que puede llegar a tardar en caer el cordón o que una sospechosa costra prolifere sobre su intocable fontanela, o que el aburrimiento consuma a la familia entera hasta que acaba una gratuita cuarentena, sino que, al aplicar normas sin sentido común, se empieza a creer que la crianza es un proceso misterioso y difícil, cuando en realidad no es así.
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Ante la aparente autoridad de la letra impresa, de la voz de la experiencia y del llamado saber popular, es preciso mantener una actitud crítica y no aceptar ninguna norma que carezca de explicación. Cuanto más categórica sea una afirmación, con más cautela debe ser analizada. Por ejemplo, los bebés no “deben” mamar cada tres horas, sino que “suelen” hacerlo aproximadamente con esa frecuencia, y eso a partir de la semana de vida; pero tampoco es exacto decir que sólo han de comer cuando lo pidan, porque al principio y hasta que cogen fuerza, conviene no dejar pasar más de dos o tres horas sin ofrecerles alimento... Sin embargo, podemos admitir que si tienen hambre deben comer, sea la hora que sea, porque ésa es una norma absolutamente lógica.
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maternidad pronto compensa con creces. Por otro lado, el primer contacto con el recién nacido suele provocar una fuerte reacción afectiva, pero si algunas madres no sienten en ese momento unas emociones tan positivas como se anuncia, tampoco hay que extrañarse, pues eso no significa que no vayan a poder querer y cuidar a su hijo perfectamente. Es incluso posible que el llanto y las exigencias de un bebé inquieto abrumen tanto a los padres que en algún momento lleguen a tener algún sentimiento de rechazo hacia él, pero dando por descontado que no se va a convertir en hechos, no hay que alarmarse ni culpabilizarse por ello.
El trabajo Para planificar la vuelta al trabajo, es conveniente conocer la actual legislación sobre el permiso por maternidad: • La madre trabajadora tiene derecho a un permiso de 16 semanas (18 si el parto es múltiple), pero mientras que las seis semanas posteriores al nacimiento del hijo son de descanso obligatorio para ella, puede repartir con su pareja las otras diez como más le interese, de forma sucesiva o simultánea. • De común acuerdo con la empresa, también es posible disfrutar de estas diez semanas a tiempo parcial, con lo que si se trabaja media jornada, el permiso se extendería diez semanas más. • Si el recién nacido quedara hospitalizado, se puede suspender el descanso por maternidad y reanudarlo cuando sea dado de alta. • Durante los primeros nueve meses de vida del bebé, se concede una hora diaria por lactancia, de una vez o en dos fracciones de media hora (pero que no puede simultanearse con un permiso a tiempo parcial). • Si se tiene más de un año de antigüedad en la empresa, se puede solicitar un período de excedencia de hasta tres años, aunque la reserva del puesto de trabajo sólo se garantiza durante los primeros meses, tras los cuales la reserva sólo es para un puesto de igual categoría, nivel y retribución, en la misma localidad.
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Los hermanos (los celos) Cuando ya se tiene un hijo, la primera preocupación ante un nuevo embarazo es la cuestión de los celos. Efectivamente, para los niños no siempre es fácil compartir a sus padres con “el recién llegado” ni adaptarse a los cambios que se van a producir; pero hay que hacerles ver la experiencia tan positiva que supone tener un hermano con quien podrá compartir en el futuro muchas vivencias, complicidades y afecto; una experiencia única que no podría vivir si el bebé no llegara.
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La sobreprotección genera dependencia, inseguridad y, por tanto, celos, pero en el otro extremo, un niño infeliz, maltratado física o psicológicamente (y pretender educarles por medio de amenazas es una forma de maltrato), también será muy celoso, ya que difícilmente soportará la más mínima pérdida, dado lo precario de su situación.
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Normalmente, el problema de los celos es mayor cuanto más pequeño sea el hermano o cuanto más sobreprotegido esté, de modo que a partir de los cuatro o cinco años la adaptación no es tan difícil, pues a esa edad ya tienen normalmente cierta autonomía y son más independientes. Su capacidad para conseguir las cosas por sí mismos les permite tolerar mejor que otra persona ocupe el tiempo de sus padres; si, por el contrario, les necesitan para todo, será más difícil compartirlos con nadie. Cuando un crío es capaz de jugar y entretenerse solo o con sus compañeros, sin reclamar constantemente que la madre esté con él y no se le da siempre todo hecho, sino que poco a poco se le ha enseñado a ir superando las dificultades por sí mismo, tiene mucha más seguridad en sí mismo y es fácil que acepte bien la llegada de un hermanito.
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A veces, el mero anuncio de que la familia va a crecer puede provocar ya cambios en el comportamiento del hermano, que quizás se muestre más nervioso, desobediente, malhumorado, agresivo o negativo, especialmente a la hora de comer y dormir. Tampoco es raro que su ansiedad se manifieste por la reaparición de conductas ya superadas, como volver a hacerse pipí en la cama, a chuparse el dedo o a pretender centrar toda la atención de la madre.
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CONSEJOS PARA PREVENIR LOS CELOS DEL HERMANO • Fomentar su independencia. • Emplear más premios y estímulos que castigos y amenazas. • Anunciarle la llegada del hermanito como un regalo. • Explicarle los cambios que se van a producir. • Advertirle de que sentir celos es normal. • Organizar su cuidado para los días de estancia en la maternidad. • Prepararse para poder dedicarle algún rato en exclusiva.
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Con estas excepciones (niño inseguro-sobreprotegido y niño infeliz-maltratado), no hay motivo para temer unos celos desmedidos. Unos padres alarmados por una visión catastrofista y que se pasan todo el embarazo “mentalizando” al hijo para que acepte la novedad, insistiendo una y otra vez en que “no va a pasar nada” y que a él “le van a seguir queriendo igual”, acaban por hacerle creer lo contrario, pues demasiada advertencia y preparación no suelen anunciar nada bueno. La llegada de un hermano debe anunciarse como un regalo, pues de eso se trata, y es obvio que son los padres quienes deben informarle de la buena nueva, con alegría y naturalidad, y sin más preparación que la que se toma para sorprenderle con la compra de un juguete. Pueden hacerlo cuando y como quieran, pero lo natural es no demorarlo hasta el punto de que sea el propio niño quien descubra el estado de la madre, y tampoco es preciso insistirle repetidamente en lo mucho que se le va a seguir queriendo. En general, no hay que dar a los hijos más explicaciones de las que pidan, pero tampoco menos, y esto es también aplicable al asunto de los celos. Si el niño parece interesado en saber cosas acerca de los recién nacidos, se le pueden enseñar sus propias fotos de los primeros meses o visitar el bebé de algún familiar o amigo. También es posible que quiera acompañar a la madre al médico para oír el latido de su hermano y verle en el ecógrafo. Hay que satisfacer su curiosidad, pero una cosa es responder a sus inquietudes y otra aleccionar e instruir prolijamente a quien no lo pide. Se trata sólo de calmar su ansiedad y lo que más le tranquilizará es saber que sus mayores parecen tener respuesta para lo que a él le preocupa. Sí que convendrá advertirle de los cambios que le vayan a afectar de forma concreta, de que tampoco espere maravillas de un hermano que al principio se va a pasar el día durmiendo y de que es probable que algún día tenga malos sentimientos hacia el “intruso”. Hacerle saber que tener unos celillos es normal le relajará, evitando contraproducentes sentimientos de culpa. Bromear un poco acerca de los inconvenientes –y hacerle comprender las ventajas- de tener un hermano y de ser el mayor, pedir su colaboración y comprender sus naturales temores, le ayudará a que resulten (casi) injustificados. Finalmente, hay que tener prevista la inexcusable visita que el niño hará a su madre y al recién nacido en el hospital, y sobre todo, organizar su vida durante los días en que se va a faltar de casa, pues no es un buen comienzo que el hecho del nacimiento, además de temores, ocasione daños reales y el hermano se vea desatendido, incluso físicamente. Para más tarde, y teniendo en cuenta lo absorbente que es el cuidado
de un bebé, puede ser útil tener preparados algunos juegos que sólo se le darán para que se entretenga cuando el bebé requiera toda la atención de su madre (alimentación, baño...). Conviene planificar el tiempo para poder dedicarle algún rato en exclusiva, aunque no sea a diario, y no por evitar los celos, sino porque realmente lo necesita.
Los abuelos
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En el polo opuesto a estos abuelos tan prudentes, se hallarían los dominantes y atrevidos, que creen que la experiencia lo es todo y pretenden imponer su criterio, casi siempre sin darse cuenta y pensando sólo en ayudar. Ante este tipo de abuelos, los padres deben tener paciencia y no perder los nervios mientras escuchan con calma sus opiniones, pero han de hacer finalmente lo que ellos mismos consideren oportuno. Seguramente muchos de sus consejos serán acertados, su ayuda valiosa y su afecto muy beneficioso para el nieto, pero los abuelos no deben ocupar el papel de los padres.
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Aunque prepararles para la llegada del nieto o la nieta sólo suele significar contener su entusiasmo, no todos se muestran tan ilusionados o bien dispuestos, lo que en algunos casos refleja el temor a asumir responsabilidades que no les competen o para las que ya no se creen preparados. Desde luego, nunca se les puede exigir más ayuda de la que quieran ofrecer, pero cuando su recelo nace de la sensación de estar anticuados, conviene hacerles ver que el sentido común y la experiencia siguen siendo los principales recursos con que se cuenta para criar a los hijos. En todo caso, y si realmente lo desean, pueden “ponerse al día” compartiendo las lecturas que sobre el tema hagan los padres.
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Además de aportar su experiencia, ayudar en las labores domésticas y hacer de canguros, los abuelos son una figura extraordinariamente útil para el desarrollo emocional de los niños. Habitualmente con más tiempo y paciencia que los padres, y más atentos a disfrutar del nieto que a educarle (con lo que, calladamente, también hacen lo segundo), el pequeño encuentra en ellos los cómplices que siempre van a estar, incondicionalmente, de su parte y recibe una especial forma de ternura que recordará toda la vida. Poder contar con ellos es, por tanto, una suerte.
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Es importante saber aceptar y agradecer la ayuda que en todos los terrenos pueden ofrecer los abuelos, deseosos de ser todavía útiles y de que su experiencia no sea desaprovechada. En aspectos como la lactancia materna, una abuela que haya amamantado con éxito a sus hijos y que guíe a la nueva madre en sus primeros días es más valiosa que cualquier cursillo o lectura. En general, lo atinado de sus sugerencias y consejos es proporcional a la prudencia y discreción con que los ofrecen, pues ésos son los valores que caracterizan a la experiencia.
Mascotas Cuando en la familia hay una mascota, habitualmente un perro o un gato, los padres suelen ser muy conscientes de que es preciso prepararla también para la llegada del bebé. La primera precaución es tener al animal bien vacunado y desparasitado, asegurando por medio de una revisión veterinaria que haya recibido todas las vacunas y medicamentos necesarios, y que se halle libre de pulgas y garrapatas. Es particularmente importante prevenir la temible hidatidosis de los perros, causada por una pequeña tenia llamada Echinococcus granulossus, que si bien a ellos apenas les causa problemas, es grave e incluso mortal para el hombre. Es preciso administrar a los perros con regularidad -al menos dos veces al año- un medicamento que las elimina de su tubo digestivo. Los gatos transmiten la Toxoplasmosis, que siendo inofensiva para niños y adultos sanos, resulta muy peligrosa para el feto. La mujer embarazada debe lavarse cuidadosamente las manos tras tocar un gato y emplear guantes para recoger sus deposiciones, especialmente si el animal sale a la calle y aunque el veterinario haya comprobado que sus heces se hallan libres del microscópico parásito que la causa.
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Pero la principal duda de los padres es el riesgo de que el animal ataque al bebé. Cuando la mascota es un perro demasiado agresivo que fácilmente ataca a otros animales, se puede consultar con el veterinario o con un entrenador experto, pero si no ponen remedio, no debe permanecer en la casa. Desde luego, es indispensable que sepa acatar la orden más elemental, quedándose quieto cuando se le solicita, y puede ser útil ejercitar y poner a prueba su obediencia en la futura habitación del bebé. En cualquier caso,
aunque hay razas cuya bondad es proverbial, más vale no fiarse y, teniendo en cuenta que la mayoría de niños que son mordidos se hallaban solos con el animal en el momento de la agresión, aplicar desde el primer día la regla más sencilla y eficaz: no dejar solos a niños y perros.
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Respecto a gatos y niños, circulan multitud de leyendas, como la que advierte del riesgo de que el felino aspire el aliento del bebé y acabe con su vida, que, como sucede con muchos mitos, es tan falsa como antihigiénica, puesto que la habitación donde duerme un lactante debe estar cerrada para los gatos.
• Asegurarse de que esté sano. • Ejercitar su obediencia • Acostumbrarle anticipadamente a los cambios. • Familiarizarle con los nuevos muebles y enseres.
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Permitir que el perro olfatee al recién nacido cuando entra por primera vez en la casa es un consejo que dan todos los especialistas, aunque algunos matizan que la presentación no debe ser hecha por los padres, sino por otras personas con menor ascendencia sobre él, y otros recomiendan que sea fuera de la casa. También parece ser útil darles una manta o alguna prenda del bebé mientras aún está en el hospital, para que se acostumbren a su olor; pero lo más importante es no olvidarse de su existencia y dedicarles el mismo tiempo al que estaban habituados.
PREPARAR A UN PERRO PARA LA LLEGADA DEL BEBÉ SIGNIFICA...
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Si la llegada del bebé ha de suponer cambios en las costumbres de la mascota y, por ejemplo, ya no va a poder dormir en la habitación de los padres o ni siquiera en el interior de la vivienda, o sus paseos van a cambiar de horario o duración, estas variaciones deben hacerse con al menos un mes de antelación a la llegada del niño, para evitar que el animal asocie ambos hechos y culpe al bebé (con razón) por lo que haya salido perdiendo. Cuanto menos cambie su vida coincidiendo justamente con la llegada del niño o la niña, mejor le aceptará.
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Compras El ajuar del bebé no debe incluir la multitud de artículos que el mercado actual ofrece, que muchas veces sólo sirven para encarecer y complicar innecesariamente sus cuidados y llenar la casa de trastos. Por otro lado, muchas cosas pueden ir comprándose sobre la marcha y, regalos al margen, tampoco es preciso adquirir ya la trona o el parque, que de momento no van a usarse, de modo que es mejor limitarse a lo esencial, pensando en las necesidades reales del bebé y a lo que realmente conviene tener preparado desde antes de su nacimiento.
Cuco o Moisés Estas pequeñas cunas portátiles resultan muy prácticas durante los dos o tres primeros meses, especialmente cuando pueden adaptarse a unas patas fijas y al bastidor del cochecito de paseo. Su base debe ser amplia y estable, en su superficie no ha de haber ningún resalte o irregularidad que pueda lesionar al bebé y las patas han de estar provistas de un sistema de anclaje seguro para impedir su plegado accidental. Las de mimbre o enea, si no llevan un sistema adicional, no ofrecen garantías en este sentido.
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Recientemente se ha advertido que las asas de los moisés de paja suelen ser muy cortas, y al no poder aproximarse hasta contactar en una misma mano, dificultan la labor del portador y se producen más caídas.
Cuna Las hay para todos los gustos, de madera y metálicas, fijas y plegables, y dado que va a ser el lugar donde más tiempo va a pasar el niño, conviene escoger el modelo que mejor se adapte a las propias circunstancias, y sobre todo, asegurarse de que estén homologadas, pues ello garantiza que cumplen los numerosísimos requisitos de seguridad exigidos; pero si es un regalo o se dispone de una usada, conviene conocer los más importantes: • La separación entre los barrotes debe ser inferior a 65 mm. • La altura desde el borde superior de la cuna hasta el somier (sin colchón) ha de ser superior a 60 cm. • Los tornillos y piezas que fijan los elementos de la cuna han de hallarse bien ajustados. • El sistema que permite bajar los laterales de algunas cunas requerirá el accionamiento simultáneo de dos dispositivos distintos. • El somier o soporte del colchón ha de ajustar perfectamente a las paredes de la cuna. • La pintura y los barnices que la recubren no llevarán plomo ni otras sustancias tóxicas.
• Las almohadas, además de innecesarias, son también peligrosas.
Bañera Se requiere mucha habilidad para bañar a un bebé en el lavabo sin hacerle daño, por lo que las bañeras especiales para ellos resultan casi imprescindibles. A menos que se disponga de mucho espacio, debe optarse entre pequeñas bañeras de plástico o modelos plegables, que pueden servir a la vez de cambiador y que deben incorporar mecanismos de seguridad que impidan su cierre inesperado.
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• No deben quedar huecos de más de dos dedos entre el colchón y la cuna.
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• El colchón debe ser firme, pues el bebé podría asfixiarse en uno demasiado mullido.
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• Si lleva ruedas, dos al menos deben ser fijas o disponer de freno.
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Cambiador Las mesas para cambiar de ropa al bebé son muy útiles. Deben llevar correas de seguridad para evitar que el bebé se caiga. Si no tienen cajones, hay que situarlas cerca de la cómoda o los estantes donde se guarde su ropa, para no desatenderle ni un momento.
Ropa del bebé Es el regalo más habitual y no hay que olvidar lo rápidamente que crecen los recién nacidos, por lo que suele acabar sobrando. Debe ser cómoda para el bebé, mejor holgada que justa, y fácil de cambiar. Siempre son preferibles el algodón, el hilo y las fibras naturales; hay que rechazar la angorina y cualquier tejido que suelte pelo, que el bebé podría inhalar. Las cintas adhesivas han sustituido ventajosamente a los botones, pero si una prenda los lleva, deben ir por detrás, ser grandes y estar bien cosidos. Es mejor prescindir de cordones y lazos, que también pueden causar problemas.
Cochecito de paseo La oferta es de una variedad abrumadora y es necesario definir claramente las propias necesidades. Los coches grandes suelen tener mayor capacidad para almacenar las cosas del bebé y de los padres, pero ocupan más espacio y quizá entren en el ascensor de casa sin necesidad de plegarlos, pero no en la de los abuelos o la del pediatra. Los pequeños, más ligeros, convendrán más cuando se desee (o deba) dar largos paseos con él. Si se quiere emplear un coche ya usado, hay que asegurarse de que tanto los frenos como el sistema que bloquea el plegado del cochecito funcionan eficazmente.
Silla de seguridad para automóviles TODO SOBRE EL
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Bebé
Absolutamente imprescindibles, cualquiera que se use debe tener su correspondiente homologación. Actualmente todos los modelos para bebés (Grupo 0) se han reforzado (Grupo 0 ) para poder ser utilizadas hasta que alcancen los trece kilos,
de modo que no es preciso cambiar de silla antes del año de vida, y han aparecido ya modelos convertibles (Grupo 0/I) que sirven hasta que alcanzan los 18 kilos, alrededor de los 5 años. Todas son cómodas y la mayoría, muy fáciles de usar; pero la protección que ofrecen algunas resulta sólo aceptable, especialmente frente a colisiones laterales. Con todo, lo más importante es que la silla esté bien anclada en el vehículo y el bebé, bien sujeto en ella. Deben ir colocadas en los asientos traseros del vehículo y en sentido opuesto a la marcha, salvo que en esa plaza haya un airbag frontal que no pueda ser desactivado, en cuyo caso hay que ponerla en el mismo sentido de la marcha.
Decisiones previas Optar (dentro de lo posible) por las circunstancias del parto, decidir si el niño va a ser alimentado al pecho o con biberón, y elegir pediatra son determinaciones que, por razones más o menos evidentes, deben tomarse antes del nacimiento.
Practicado en algunos países desarrollados, tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes, y requiere adaptar la estructura sanitaria a esa política (comadronas y obstetras a domicilio, transporte inmediato al hospital...). Incluso en esas circunstancias, muchos profesionales creen que es una opción muy arriesgada, pues aunque es cierto que el parto es un hecho natural, se trata de un proceso crítico y que comporta riesgos para el bebé y para la madre.
consumer •
• Parto domiciliario
GUÍA PRÁCTICA
Aunque muchas madres no se plantean la posibilidad de tener a su hijo en un lugar que no sea un hospital ni renunciar a la anestesia, y tampoco está en sus manos decidir si el parto va a ser por vía normal o por cesárea, éstas son alternativas reales que interesan a otras. Para el padre, la única duda es decidir si se hallará o no presente en el momento del parto.
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El parto
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• Parto natural Actualmente, la mayoría de partos se hacen con anestesia epidural, que aunque presenta algunos inconvenientes, se ha impuesto de forma tan lógica como imparable. Esta técnica consiste en la inyección de un medicamento anestésico en el espacio epidural, llamado así porque se halla por fuera (“epi”) de la “duramadre” (“dural”), una de las membranas que envuelven la médula espinal. Con ello se consigue bloquear las señales transmitidas por los nervios que llegan a ella a nivel del lugar de inyección, y como ésta se efectúa en la región lumbar, por donde entran en la médula los que recogen la sensibilidad de la parte inferior del abdomen y las extremidades inferiores, esas zonas quedan anestesiadas. Ciertamente, y por más cuidado y precauciones que adopte el especialista que la efectúe, la anestesia epidural tiene complicaciones que pueden afectar a la madre, algunas graves aunque muy infrecuentes, siendo la más común el dolor de cabeza que se presenta hasta en un 5% de los casos. Es también cierto que, por término medio, los partos son más prolongados y requieren más instrumentación (uso de espátulas y fórceps) cuando se hacen bajo anestesia epidural, pero la técnica puede considerarse como muy efectiva y segura para madre e hijo. Con todo, no es en absoluto rechazable el que una madre, por el temor a estas posibles complicaciones o porque quiera vivir un parto de forma natural, prefiera tenerlo sin anestesia, especialmente si se mentaliza y prepara de forma adecuada.
• Cesárea Aunque la decisión de practicar o no una cesárea corresponde al médico, conviene saber que no es una operación tan fácil como a primera vista pudiera parecer y no está exenta de riesgos, ni para la madre ni para el niño, sobre todo si éste ya se hallaba encajado y listo para nacer por vía vaginal. Además, los recién nacidos por cesárea suelen requerir una reanimación más enérgica y pueden tener problemas respiratorios durante los primeros días de vida, porque al no pasar y ser presionados a lo largo del estrecho canal del parto, no se exprime el líquido que hay en el interior de sus pulmones.
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Bebé
Desde luego, la cesárea puede ser una intervención imprescindible, gracias a la que se han salvado muchas vidas y evitado gravísimas e irremediables lesiones en los bebés, pero cuando un tocólogo se esfuerza por evitarla es porque, aun
prescindiendo de la madre, es mejor para el niño nacer normalmente. Y desde luego, evitar alguna rozadura o incluso la fractura de un hueso tan vulnerable como la clavícula de los bebés no justifica el practicar una cesárea.
Problemas frecuentes por los que debe praticarse cesárea DEL BEBÉ: Sufrimiento fetal agudo. Posición anómala (nalgas, transversal). DE LA MADRE: Enfermedad crítica. Herpes genital. Cirugía uterina y cesáreas previas. DEL PARTO: Parto prolongado o detenido. Desproporción pelvi-fetal (entre el tamaño de la pelvis materna y la cabeza fetal).
En todo caso, el padre debe estar preparado para retirarse rápidamente si empieza a sentirse indispuesto o el parto se complica y recibe indicaciones en este sentido por parte del personal médico.
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Cada vez más habitual, la presencia del padre debe decidirse antes del parto atendiendo con realismo a los deseos y a la forma de ser de cada uno, y contando con el acuerdo del tocólogo. Según algunos expertos, la presencia del padre en la sala de partos hace que comprenda mejor a su mujer y que se implique más en el cuidado de los hijos, y desde luego, tanto por acompañar y apoyar a la madre como por recibir al recién nacido, parece lógico que asista al parto. Pero a una mujer también le puede crear más tensión el saber que su pareja está allí más por obligación que por devoción, por lo que tampoco hay que sobrevalorar la importancia de su presencia.
GUÍA PRÁCTICA
• Presencia del padre en el parto
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DE LA PLACENTA O EL CORDÓN: Prolapso de cordón umbilical (que asoma por el cuello del útero). Placenta previa (implantada cerca de la salida del útero). Desprendimiento de placenta.
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Lactancia materna o artificial Ésta es una decisión importante y que se debe tomar antes del nacimiento del niño, porque si se opta por darle biberón desde el principio, una inyección administrada a la madre inmediatamente después del parto le evitará la subida de leche, pero si se le quiere dar de mamar, los primeros días pueden ser críticos y para entonces conviene estar bien informados de todo lo relativo a la lactancia materna. La leche materna es la mejor para los bebés, pero sus ventajas se han magnificado hasta el punto de hacer creer que el niño alimentado al pecho va a ser invulnerable o que no dar de mamar equivale a ser una mala madre. Evidentemente, ni una cosa ni la otra son ciertas. En lo que se refiere a la protección que la lactancia materna otorga frente a algunas enfermedades y problemas que aparecen en la vida adulta, existen indicios aunque no pruebas; y desde luego, hay que tener en cuenta que la madre y la maternidad son bastante más que una fuente y una forma de alimentar a los hijos durante unos meses.
Ventajas de la lactancia materna PARA EL BEBÉ: - La leche materna es la leche que la naturaleza ha dispuesto para el niño. - Su composición varía a lo largo del tiempo e incluso durante la misma toma, adaptándose en todo momento a sus necesidades. - Aporta anticuerpos que le protegen contra enfermedades diarreicas y contiene otras sustancias que pueden contribuir al mejor funcionamiento de su sistema defensivo, con lo que puede disminuir la frecuencia de otitis, eczema y enfermedades alérgicas. - El riesgo de padecer obesidad, caries e hipertensión arterial puede ser menor. - Se halla siempre preparada y a la temperatura más adecuada. - No hay peligro de que se contamine durante su preparación. PARA LA MADRE, DAR DE MAMAR: - Disminuye el riesgo de hemorragias post-parto y favorece el retorno del útero a su tamaño normal. - Ayuda a recuperar el peso que se tenía antes del embarazo. - Disminuye el riesgo de cáncer de mama y de osteoporosis. - Ahorra tiempo y dinero. PARA AMBOS: - La lactancia materna favorece la vinculación afectiva entre la madre y el bebé. TODO SOBRE EL
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Bebé
Reflexiones útiles para tomar una decisión sobre el tipo de lactancia - Los primeros días de lactancia materna no siempre son fáciles, pero todas las madres afirman que en pocos días les resulta no sólo cómoda sino muy gratificante. - Amamantar a los hijos no es complicado, sobre todo cuando las cosas se hacen bien desde el principio. - Más que dar de mamar, lo que estropea el pecho es suspender bruscamente la lactancia. - Es cierto que sólo la madre puede dar de mamar, pero también el padre puede dar leche materna en un biberón. - No poder controlar la cantidad que toma el niño no es un inconveniente, sino una ventaja de la lactancia materna. - Las defensas más importantes para el bebé no son las que le puedan llegar con la leche de su madre, sino las que ha recibido de ella a lo largo del embarazo y las que constituyen su propio sistema inmunológico. - Más que un tipo u otro de leche, un bebé necesita una madre contenta de serlo y capaz de transmitirle todo su afecto.
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Aunque la elección, en un abanico más o menos amplio según las circunstancias, es orientada a menudo por el ginecólogo o por un familiar o amigo, los factores que más se aprecian son el horario, la disponibilidad (incluyendo la telefónica) y la proximidad geográfica. Del buen hacer del pediatra, que debería ser el criterio fundamental, sólo se tendrán referencias y en realidad es de muy difícil valoración para quienes no son profesionales, pero en contrapartida, tras la primera visita los padres podrán saber ya si les inspira confianza y ése es el factor que finalmente debe prevalecer en la decisión.
GUÍA PRÁCTICA
Elegir pediatra antes de que el niño nazca elimina una incertidumbre que preocupa a muchos padres, permite tomar esa decisión sin las prisas y presión de los primeros días de vida, y posibilita una muy recomendable primera visita prenatal (que no suele estar prevista por la sanidad pública ni por la mayoría de compañías de seguros médicos).
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Elección del pediatra
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3.En el
HOSPITAL Los primeros minutos El aspecto del recién nacido Las primeras tomas Problemas médicos Procedimientos rutinarios
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L
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Los primeros minutos Con la primera respiración, el bebé deja de recibir a través de la placenta el alimento y, sobre todo, el oxígeno que le ha permitido vivir y desarrollarse durante nueve meses. Por primera vez, el aire inunda unos pulmones que hasta entonces se hallaban cerrados y a los que apenas llegaba sangre, puesto que en la vida fetal la sangre que bombea el corazón derecho no va a los pulmones para ser oxigenada, sino que se los salta y pasa al corazón izquierdo y a la circulación mayor a través de unas conexiones especiales que hay entre ambas aurículas y entre la aorta y la arteria pulmonares. Esos orificios y conductos se van cerrando a partir del momento en el que el niño respira y cambia el recorrido de la sangre, pasando a circular y a ser oxigenada a través de unos pulmones que ya se están llenando de aire. El bebé nace mojado en líquido amniótico y lo primero que se hace es ponerle bajo una fuente de calor y secarlo. Luego se aspiran las secreciones que pueden haberse acumulado en sus vías respiratorias. El estímulo que suponen esas maniobras también le ayuda a respirar. Inmediatamente, se valora su estado por medio del test o prueba de Apgar. La prueba debe su nombre a la doctora Virginia Apgar, una anestesista que ideó este sistema para valorar de forma concreta la vitalidad del recién nacido,
TEST DE APGAR: Signo / Puntuación
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Latido cardiaco
Respiración Color de la piel
(tono muscular)
Actividad
Respuesta a estímulos
2
Superior a 100 pm
Buena, llanto
Normal (rosada)
Movimientos activos
Enérgica
1
Inferior 100 pm
Lenta o irregular
Normal salvo piel y manos (cianóticos)
Extremidades flexionadas
Muecas
0
Ausente
Ausente
Cianosis o palidez generalizada
Flaccidez generalizada
Nula
puntuando de 0 a 2 los cinco parámetros siguientes: frecuencia cardiaca, respiración, color de la piel, tono muscular y reacción a los estímulos. Así, la mejor puntuación será de 10, aunque se considera normal de 7 a 10. Por debajo de esa cifra, indica que el niño necesita ser reanimado, y cuando es inferior a 3, debe hacerse de forma enérgica.
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Este contacto, tan precoz y prolongado como las circunstancias lo permitan, es más importante cuando se desea criar el niño al pecho, porque los factores emocionales y el contacto físico son unos poderosos estímulos para iniciar la producción de leche, y si el bebé aprovecha ese rato para hacer una pequeña primera toma (nacen sabiendo buscar y mamar) la estimulará aún más; de modo que, si no ha podido ser en la misma sala de partos, nada más llegar a la habitación conviene poner el recién nacido al pecho. La toma inicial es, además, positiva para la madre, porque produce una pronta contracción del útero y evita su excesivo sangrado.
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Pero en ese periodo de tiempo, y tan pronto como resulta posible, el bebé es entregado y depositado sobre su madre. Con ello, no sólo se trata de satisfacer la curiosidad ni el legítimo derecho que tiene, sino que se está atendiendo a la necesidad que ambas partes tienen de reconocerse. Al menos durante la primera hora posterior al nacimiento, la mayor parte de bebés se hallan en un estado de “alerta tranquila”, durante el que parecen tratar de explorar su entorno y establecer relaciones. Nada más nacer, huelen, reaccionan a los sonidos y dentro de lo poco que ven, es justamente lo situado a 20-30 centímetros lo que mejor enfocan. Ésa es la distancia a la que se tiene la cara de un niño en brazos, de manera que se les debe permitir que, a su forma, conozcan ya a sus padres. Éstos, y muy especialmente las madres, suelen experimentar a su vez una fuerte reacción afectiva, que es el pilar sobre el que asentará la vinculación que mantendrán a lo largo de los años con el hijo, si bien no es extraño ni alarmante que alguna madre, quizá cansada o tensa, no sienta una emoción tan viva como esperaba.
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La primera revisión se completa determinando su peso, altura y perímetro craneal. Tras una primera cura del cordón umbilical (y un baño si es preciso), se finaliza con la toma de las huellas plantares y la colocación de un brazalete con sus datos identificativos.
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Todo esto es igualmente factible aunque el niño nazca a través de cesárea, porque en la mayoría de casos se emplea anestesia epidural. Quizá la reanimación sea algo más prolongada, porque es preciso ayudarles a vaciar el líquido pulmonar y las mucosidades por medio de una aspiración mayor. A menudo se les mantiene unas horas en observación en la unidad de Neonatología, pero nada de eso suele impedir un contacto con la madre en la sala de partos ni que le pueda dar de mamar en la primera o segunda hora de vida.
El aspecto del recién nacido Entre las muchas peculiaridades del recién nacido y las pequeñas señales que a veces deja el parto, hay algunas que resultan llamativas desde el primer momento y se descubren en el mismo hospital, provocando una variada gama de sensaciones, que van desde la curiosidad a la alarma, pasando por la extrañeza e incluso por una momentánea decepción. Al nacer, el bebé esta cubierto de una grasa blanca llamada unto sebáceo o “vérnix caseosa”, formada por las secreciones de sus glándulas sebáceas y que le ha protegido la piel durante el embarazo, evitando que se macerase al estar sumergido en el líquido amniótico. No es necesario ni conveniente quitarla, pues también le sirve de abrigo y es absorbida por la propia piel. Puede faltar en los nacidos después de las 41 semanas de gestación. Por debajo de esa capa blanca, la piel de un recién nacido es intensamente roja, en parte debido a la gran cantidad de sangre que circula por ella, pero también a que tienen muchos glóbulos rojos. Es muy habitual observar un color azulado o “cianosis” en sus manos y pies durante los dos primeros día de vida, especialmente si las tiene algo frías, pues la sangre circula más lentamente en esas zonas y, al perder oxígeno, adopta ese color. En cualquier otra parte, no es normal.
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Especialmente en hombros, espalda y frente, suele observarse un vello suave y fino llamado “lanugo”, que cae en pocos días. Son los restos del vello que les cubría totalmente desde
Molding
>>
La cabeza del bebé aparece a menudo deformada por un bulto de bordes imprecisos, casi siempre en la región occipital, causado por la presión que ha soportado al pasar a través del cuello uterino. Esa tumefacción, similar a la que se produce tras cualquier traumatismo, se llama “caput succedaneum” y desaparece espontáneamente en pocos días.
Minutos después de nacer
Las suturas que separan los huesos del cráneo fetal les permiten una cierta movilidad para facilitar su paso a través del canal del parto y no es raro que la presión lo moldee (“molding”) y la cabeza coja –transitoriamente- una forma oblonga, o que se produzca un acabalgamiento óseo, es decir, la superposición de uno de los huesos del cráneo a su contiguo, que se palpa como un relieve al nivel de una sutura.
En las mejillas y el mentón, pero sobre todo en las alas de la nariz, muchos bebés tienen unos puntitos anacarados del tamaño de un grano de mijo, por eso llamados "milium", que son pequeñas estructuras quísticas donde ha quedado retenida la piel que se muda y que desaparecen después de las primeras semanas de vida. En el centro del labio superior, casi todos los bebés tienen una zona endurecida que se conoce como "callo de succión", pues parece un engrosamiento del labio producido por el roce, pero no es así. No les causa ninguna molestia y se desprende solo en pocos días.
>> Fontanela
Placas óseas
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Es normal encontrar los párpados edematosos o hinchados en el recién nacido. A veces, los cambios de presión que sufren en el parto producen una hemorragia subconjuntival, observándose una pequeña mancha en forma de hoz de color rojo en la parte blanca del ojo, rodeando la córnea. Desaparece en pocas semanas sin dejar señales ni secuelas.
Fontanela
consumer •
En su cabeza se pueden palpar siempre unas zonas más blandas de forma romboidal, llamadas fontanelas, una mayor en el centro del cráneo (fontanela anterior), cuyo tamaño más habitual es de 2x2 cm, pero que puede alcanzar hasta los 15 centímetros cuadrados, y otra posterior más pequeña. Son zonas donde los huesos que forman el cráneo todavía no se han unido y no reviste peligro tocarlas.
Después de 24 horas
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el quinto mes de embarazo y que empieza a desprenderse poco antes de nacer. Por eso, es más abundante cuando el parto se ha adelantado.
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Al nacer, tanto los niños como las niñas pueden presentar signos debidos a la influencia que durante el embarazo ejercieron en ellos las hormonas de la madre; el más característico es la hinchazón de sus mamas o intumescencia mamaria, de las que a veces incluso sale un poco de leche, popularmente conocida como “leche de bruja”. Es importante no pretender vaciarlas, pues podría causar su infección. La tumefacción remite en un par de semanas. En las niñas, la prominencia de los labios menores y del clítoris es normal al nacer, así como la tumefacción de la vulva, debida a un edema o acumulación de agua que desaparecerá durante el primer mes de vida. En la vagina de las recién nacidas se observa un flujo blanquecino y cremoso, en ocasiones incluso sanguinolento, debido también a la influencia de las hormonas maternas. Con cierta frecuencia, en los niños se observa un testículo tenso y de gran tamaño, que puede esconder una hernia inguinal, pero que las más de las veces se explica por un hidrocele, es decir, líquido procedente del abdomen que ha quedado retenido en el interior del escroto y que normalmente se va reabsorbiendo por sí solo.
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La fimosis, es decir, la estrechez que impide retirar la piel del prepucio y descubrir el glande, es la norma en los recién nacidos y en la inmensa mayoría se soluciona espontáneamente con el paso del tiempo. También es normal que presenten erecciones, especialmente cuando tienen la vejiga urinaria llena.
Las primeras tomas Lactancia materna Siempre que sea posible, la primera toma se le debe ofrecer durante las dos primeras horas de vida, en la misma sala de partos o nada más volver a la habitación, dándole tiempo (puede tardar hasta una hora en mostrarse interesado en mamar) y guiándole para que localice el pezón. La pequeña cantidad de calostro que tome, aun siendo tan escasa, lleva defensas y los líquidos y nutrientes más adecuados para ese momento. Pero además, el contacto físico y la succión del pecho en ese periodo de tiempo son un potente estímulo para que en los próximos días se produzca la subida de la leche.
¿Cómo? En cualquier postura que resulte cómoda, normalmente acostada o en un silla baja con respaldo recto y un taburete para apoyar los pies. La regla más importante es procurar centrar bien la boca del bebé de modo que el pezón pueda introducirse en ella tan profundamente como sea posible, pues para obtener la leche no sólo debe chupar sino también exprimir el pecho.
EL CALOSTRO El calostro es una leche especial, de color amarillento dorado, más espesa y pegajosa que la leche normal, que la madre produce en pequeñas cantidades durante los primeros días, en tanto no tiene lugar la subida de la leche madura. Rica en proteínas, minerales y algunas vitaminas, es muy llamativo su gran contenido en leucocitos, capaces de destruir gérmenes, y en IgA, una defensa que protegerá la superficie del tubo digestivo del bebé.
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¿Cuándo?
Durante las dos primeras semanas, es normal sentir molestias al empezar las tomas, pero si el dolor dura más de un par de minutos lo más probable es que el niño no se esté agarrando bien y debe rectificarse la posición, procurando de nuevo que su boca quede bien centrada y cubra la mayor parte posible del pecho.
Pecho
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>> Pecho
Paladar Garganta
Labio inferior
Lengua
Pezón
MAL
Paladar
Labio inferior
Garganta
Lengua
Pezón
BIEN
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Lactancia materna
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Para separarle del pecho cuando él o ella no lo han soltado espontáneamente hay que introducir un dedo entre la comisura de sus labios y el pezón, con lo que se rompe el vacío que el bebé hace al succionar y se suelta inmediatamente. No hay que intentar separarle estirando, porque además de resultar doloroso, acabaría por lesionar el pezón.
¿Qué? Salvo indicación expresa del pediatra, si tiene hambre hay que darle leche materna y no agua con azúcar ni suplementos de biberón, porque sólo se conseguiría quitarle el hambre y, por tanto, no mamará tan frecuente y ávidamente como conviene para que suba la leche. Aunque es muy posible que el bebé se sacie con un sólo pecho y hay que darle tiempo para que lo apure al máximo, conviene ofrecerle luego el otro, dejándole decidir a él si quiere o no seguir mamando. Se debe empezar siempre con el que fue el último la vez anterior, que siempre queda más lleno y conviene vaciar bien.
¿Cada cuánto? Se le ha de dejar mamar tan a menudo como quiera, y lo normal es que al principio sea muy irregular. Por término medio, la primera semana maman entre ocho y doce veces diarias, pero las tomas no siempre están perfectamente repartidas y no debe extrañar que alguna vez no aguanten ni siquiera dos horas. No obstante, tampoco conviene fiarse exclusivamente del apetito del bebé hasta que no se esté seguro de que tiene energía suficiente como para reclamar todo lo que necesita, pues alguno puede conformarse con poco y entrar en un peligroso círculo vicioso en el que su debilidad le impide quejarse. Por eso, al menos hasta que haya recuperado su peso de nacimiento, conviene no dejar pasar tres horas sin ofrecerle el pecho. De hecho, tras la toma inicial, suelen pasar sus primeras 24 horas dormidos o muy somnolientos y aunque en realidad necesitan muy poco alimento, hay que írselo ofreciendo con paciencia. Si se quedan dormidos muy pronto, unas friegas en las manos, los pies y la cabeza pueden ayudar, pero no hay que forzarles a coger el pecho si lo rechazan. TODO SOBRE EL
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Por otro lado, darle leche materna cuando quiera no significa esperar a que llore, pues si bien alguno se queja en cuanto siente la menor incomodidad, la mayoría lloran por hambre cuando ya hace rato que estaban echando en falta su alimento. El llanto es un indicador tardío de su necesidad, y un aumento en el estado de alerta o actividad y los movimientos de búsqueda que hacen con los labios son ya probables signos de hambre que deben ser atendidos. Con el paso de los días, el bebé se irá adaptando paulatinamente a un horario, pero por el momento, es la madre la que debe adaptarse a sus demandas, y para descubrirlas y poder atenderlas a tiempo, conviene que el bebé permanezca en la misma habitación de la madre todo el día, y sólo se le dejará en la nursery o nido por indicación médica o cuando la madre necesite descansar.
¿Cuánto rato?
Las tomas de biberón se inician el primer día, ofreciéndoles unos 10 centímetros cúbicos a las tres o cuatro horas de vida. Luego, se va aumentando en 10 cc cada día la cantidad que se les permite tomar cada vez, de modo que los biberones del tercer día son de 30 cc y los del sexto, de 60, hasta llegar a los 90 cc, que suelen bastarles durante todo el primer mes. En principio, se le ofrece el biberón cada tres horas, día y noche, pero ni se le debe hacer esperar si lo pide antes, ni hay que forzarle para que se lo acabe.
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Lactancia artificial
GUÍA PRÁCTICA
Si la toma se prolonga demasiado, debe ante todo comprobarse que no sea porque una mala posición les impida extraer bien la leche.
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Al principio, el bebé no necesita ni encuentra mucho, y unos cinco minutos en cada pecho suele ser suficiente el primer día. Poco a poco las tomas se van prolongando hasta los quince o veinte minutos, pero siempre hay que dejarles tanto rato como necesiten, porque si están bien cogidos, no hay peligro de que lesione el pezón.
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Problemas médicos Aunque la mayor parte de problemas médicos de los recién nacidos son los derivados de la prematuridad y el bajo peso, pueden surgir una gran variedad de rarísimos e infrecuentes defectos y enfermedades. Sin embargo, hay unos cuantos problemas, a veces lindantes con la normalidad, que se repiten con más frecuencia y es interesante conocer.
Sospecha de infección Las infecciones del recién nacido tienen dos características: pueden ser rápidamente letales y sus signos iniciales son a veces muy sutiles. Por eso, los neonatólogos se muestran muy cautos y ante la menor sospecha, efectúan un análisis de sangre que apoye o descarte la posibilidad de infección, a la vez que ponen en marcha cultivos, no sólo de esa sangre, sino a menudo también del líquido cefalorraquídeo que obtienen mediante una punción lumbar, de la orina, del ombligo y hasta del oído del bebé. Pero el resultado de esos cultivos, que son los que confirmarán o negarán la presencia de una infección, puede tardar hasta dos días, y si el recuento de leucocitos o alguno de los otros datos que pueden obtenerse casi inmediatamente del análisis de sangre no son tranquilizadores, se inicia un tratamiento antibiótico aun sin tener todavía la certeza de que sea necesario. El riesgo que entrañan las infecciones en el recién nacido justifica esa actitud preventiva, aunque finalmente los cultivos son mayoritariamente negativos. Se suspende entonces el tratamiento y el diagnóstico final es “Sospecha clínica de infección no probada”.
El estreptococo del grupo B El Estreptococo del Grupo B es una bacteria que habita en la vagina y/o el intestino de aproximadamente un 20-30% de mujeres y hombres sanos sin causarles problemas, distinto del más conocido estreptococo que causa amigdalitis, que es del Grupo A.
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Normalmente, las personas colonizadas por este germen no tienen problemas ni síntomas, pero además de que la madre embarazada o un adulto debilitado pueden llegar a sufrir infecciones por su causa, el bebé puede contagiarse al
nacer, y aunque sólo unos pocos llegarán a enfermar, ese microbio es el principal responsable de la septicemias y meningitis del recién nacido, capaces de acabar con su vida o de dejarle gravísimas secuelas. Pero si durante el parto se administran antibióticos a la madre portadora, se evita la infección (tanto en ella como en el niño) en casi la totalidad de casos. De ahí la importancia de practicar una prueba en los últimos meses de embarazo, cultivando muestras obtenidas de la vagina y el recto, y seguir luego las recomendaciones del tocólogo.
Ictericia
Sin embargo, la ictericia plantea un doble problema. En primer lugar, no siempre es fisiológica. Cualquier enfermedad que aumente la destrucción de los glóbulos rojos (hemólisis)
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La bilirrubina se halla, pues, en niveles elevados en todos los recién nacidos, aunque no siempre lo esté tanto como para que la piel se vea amarilla (se observa mejor presionando la piel de la frente o el abdomen) y, en principio, no es preciso hacer nada para acelerar su retorno a la normalidad.
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En el recién nacido se dan dos circunstancias que provocan un aumento de bilirrubina que en muchos casos supera la cifra a partir de la que ya se colorean de amarillo la piel y las mucosas. Por un lado, nace con muchos hematíes o glóbulos rojos que debe destruir, porque en la vida fetal el oxígeno no llega a su sangre con mucha presión, y uno de los mecanismos por medio de los que compensa ese déficit es disponiendo de muchos hematíes para transportarlo. Una vez que empieza a respirar normalmente, ya puede prescindir de ese exceso y al hacerlo, aumenta la cantidad de ese residuo que es la bilirrubina. Pero, por otro lado, el hígado que debiera captarla y prepararla para ser eliminada es todavía relativamente inmaduro y se ve literalmente desbordado por la gran carga de bilirrubina que le llega. En consecuencia, se va acumulando en la sangre.
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La ictericia es el color amarillo que adoptan la piel y las mucosas (el interior de la boca y la conjuntiva del ojo) cuando la cantidad de bilirrubina que circula en la sangre, normalmente por debajo de 1 mg/100 ml, excede los 5 mg/100 ml. La bilirrubina es la sustancia en que se transforma la hemoglobina de los glóbulos rojos sanguíneos cuando estos envejecen y son destruidos, y que el hígado se encarga de transformar y eliminar con la bilis a las heces.
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o en la que se halle alterada la eliminación de bilirrubina, podría manifestarse por una ictericia. Entre las primeras se hallan infrecuentes anemias hemolíticas hereditarias, pero también la hasta hace muy poco frecuentísima enfermedad causada por la incompatibilidad de Rh y la producida por incompatibilidad de grupo ABO. Entre las segundas, además de raras enfermedades del metabolismo, se incluyen infecciones y malformaciones que pueden afectar al hígado, hepatitis de diversos tipos y fallos en el desarrollo de las vías biliares. En principio, se considera normal cualquier ictericia que se inicie a partir del segundo o tercer día de vida, que no dure más de 10 días y que no se asocie a ningún otro signo ni síntoma sospechoso. La que se observa ya en las primeras 24 horas de vida puede ser grave y requiere valoración inmediata, y respecto a las ictericias prolongadas, aunque la mayoría son inocentes y debidas a una sustancia inofensiva presente en la leche materna, deben ser siempre estudiadas por el pediatra. Pero si el primer problema ante una ictericia es averiguar su causa, el segundo es evitar sus consecuencias, porque hay un tipo de bilirrubina (la llamada “indirecta”, que no ha sido transformada por el hígado) que a altas concentraciones es capaz de lesionar el sistema nervioso central del bebé de forma irreversible. Esto es tanto más cierto cuanto más inmaduro y pequeño es el niño, de modo que los valores a partir de los que se considera que un nivel de bilirrubina es peligroso dependen de las horas de vida del bebé, y sobre todo, de su edad gestacional. Los que se hallan expuestos a mayor riesgo son los prematuros que presentan ictericia desde las pocas horas de vida. Además de tratar su causa en la medida de lo posible, se puede hacer descender la bilirrubina de la sangre con medicamentos que estimulan el hígado, por medio de la fototerapia o, en casos extremos, practicando una “exsanguinotransfusión” en la que se reemplaza la sangre del bebé por otra nueva. Con mucho, la fototerapia ha sido el procedimiento más utilizado. Se fundamenta en la capacidad que tiene la luz para convertir la bilirrubina en un derivado que el organismo elimina fácilmente, y se aplica por medio de unos tubos fluorescentes que se mantienen encendidos día y noche encima de la cuna o incubadora en la que se halla el bebé, al que se le han protegido los ojos por medio de una venda. TODO SOBRE EL
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Durante unos años, el temor al daño que pudiera hacer la bilirrubina llevó a tratar por este método a muchos bebés que hoy se cree no lo necesitaban, y lo cierto es que las indicaciones para este o cualquier tratamiento que pretenda disminuir los niveles de bilirrubina en sangre se han limitado mucho. Desde luego, no es necesario poner al sol a un bebé por el simple hecho de que esté algo amarillo, pues los valores de bilirrubina que puede alcanzar un niño sano con una ictericia fisiológica no le pueden causar el menor daño.
Pulmón húmedo Técnicamente conocido como “taquipnea transitoria del recién nacido”, la expresión “pulmón húmedo” hace referencia a su causa, un retraso en la eliminación del líquido que el feto tiene en los pulmones; mientras que su otra denominación alude a su síntoma principal, la taquipnea o aumento de la frecuencia respiratoria, y al carácter pasajero del problema.
El diagnóstico de pulmón húmedo exige, pues, excluir otros trastornos capaces de causar síntomas similares, y a veces sólo se puede confirmar cuando el cuadro desaparece alrededor del tercer día, sin dejar secuelas de ningún tipo.
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Los síntomas se inician al poco tiempo de nacer, cuando se observa que el bebé respira de forma muy superficial y rápida (por encima de 60 respiraciones por minuto), haciendo una especie de gemido o queja y esforzándose tanto para obtener aire que las alas de la nariz se le dilatan y las costillas se le hunden con cada respiración. Este cuadro es muy poco específico y puede ser producido por distintas enfermedades, algunas de ellas graves, de modo que el recién nacido debe ser ingresado en la unidad de Neonatología para practicarle radiografías y exámenes complementarios que permitan descartarlas, y poder ser controlado y tratado adecuadamente.
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Entre el 1% y el 2% de los recién nacidos padecen este trastorno. Aunque hay otros factores de riesgo que lo favorecen, el más importante es el haber nacido por cesárea, porque se cree que el líquido persiste en el pulmón sin ser eliminado, al faltar la presión que hubiera recibido al pasar por el canal del parto.
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Dilatación de pelvis renal Al generalizarse la práctica de la ecografía durante el embarazo, ya es muy habitual detectar dilataciones en la pelvis renal del feto, que permiten el diagnóstico precoz y el tratamiento de las distintas enfermedades capaces de producirlas, pero que en algunas ocasiones sólo son una falsa alarma. La pelvis renal es el colector que, como un embudo, se adapta por su lado ancho al riñón, recogiendo la orina que fabrica, y por el lado estrecho se comunica con el uréter, que la lleva hasta la vejiga. Cuando en una ecografía se observa una pelvis renal dilatada sin otro tipo de anomalías, se piensa que algo está impidiendo el vaciado normal de la orina, que al acumularse a más presión, empuja y dilata sus paredes. Por tanto, la dilatación puede ser causada por cualquier estrechamiento (estenosis) del uréter o de la uretra, aunque en este último caso se verán dilatadas, lógicamente, las dos pelvis. Otras veces, la causa es el llamado “reflujo vésico-ureteral”, en el que falla el mecanismo de válvula que impide a la orina retroceder por el uréter cuando la vejiga está muy llena o se contrae, de modo que la orina acumulada en la vejiga, que sólo debiera salir hacia abajo a través de la uretra, sube hacia el riñón. Hay alguna otra malformación capaz de producir un aumento en el volumen de la pelvis, y el diagnóstico ecográfico prenatal puede ser muy exacto. Sin embargo, es necesario practicar una nueva ecografía en los primeros días de vida, y cuando la dilatación observada antes de nacer es discreta y no se asocia a otras alteraciones, lo más frecuente es que se encuentren unos riñones y unas vías urinarias absolutamente normales.
Hipospadias Es uno de los defectos congénitos más frecuentes, pues afecta aproximadamente a uno de cada 200 recién nacidos varones, en los que el orificio de salida de la uretra o meato urinario no se halla en su sitio, centrado en el glande en la punta del pene, sino por debajo. TODO SOBRE EL
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La importancia de esta malformación varía según lo alejado que se halle el meato urinario de su posición normal y, afortunadamente, en la mayoría de casos sólo se halla un poco desplazado, pero en el mismo glande. El hipospadias a menudo se acompaña de una distribución irregular de la piel del prepucio, que sobra por arriba y falta por abajo, y de la existencia de una ajustada banda fibrosa que provoca el arqueamiento del pene durante la erección. Por lo general, la reparación quirúrgica se efectúa entre los seis y los doce meses de vida, aunque en los casos más graves puede ser necesaria una segunda intervención.
Criptorquidia
Algunos niños, muy pocos, nacen con una luxación de cadera, es decir, con el extremo superior del fémur fuera de la cavidad de la pelvis en la que debiera estar encajado; pero, en cambio, son bastantes más los que no tienen esa cavidad lo suficientemente bien formada como para contener el fémur en su sitio, y corren el riesgo de que se les salga durante los primeros meses de vida, lo cual, de no ser detectado, puede causarles una cojera irremediable. Aunque es más frecuente en niñas, tras los partos de nalgas y cuando algún familiar la padeció, puede afectar a cualquier recién nacido. En la displasia de cadera coinciden los dos factores que hacen necesario descartarla sistemáticamente: es relativamente frecuente y su diagnóstico precoz cambia
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Displasia de cadera
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Esto ocurre en cerca del 4% de los recién nacidos y en más del 20% de los prematuros. Aunque en algunas ocasiones el problema persiste y debe ser tratado, en tres de cada cuatro bebés que nacen con una o ambas bolsas escrotales vacías, los testículos descienden espontáneamente en los primeros tres meses de vida.
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Los testículos se desarrollan en el interior de la cavidad abdominal del feto, descendiendo hasta las bolsas escrotales poco antes del nacimiento, bajo el impulso de las hormonas del niño, pero cuando uno o ambos testículos no alcanza su destino y queda detenido en algún punto de su trayecto, se habla de “criptorquidia”, que etimológicamente significa “testículo oculto”.
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radicalmente el pronóstico; de ahí que a todos los bebés se les deba practicar durante los primeros días de vida una exploración especialmente dirigida a asegurar que la cabeza del fémur esté en su sitio y no pueda salirse de él, y que en el informe de alta consta como “maniobra de Ortolani” (y a veces también “maniobra de Barlow”). El diagnóstico definitivo puede requerir una ecografía a los dos meses de vida o una radiografía normal a los cuatro o cinco meses; pero cuando estas exploraciones son claramente positivas, el bebé debe ser valorado por un especialista inmediatamente. El tratamiento consiste en colocar la cabeza del fémur en su sitio, si es que se hallaba parcial o totalmente fuera de él, y/o en impedir que se salga, para lo que puede ser necesaria la cirugía; pero normalmente basta con emplear unos arneses con los que se mantienen las piernas del bebé permanentemente abiertas, de modo que la cabeza del fémur quede siempre enfrentada a la cavidad de la pelvis en la que debe alojarse, hasta que acabe de formarse bien. Ésta es también la función del doble o triple pañal que se recomienda poner en los niños cuya exploración es dudosa, hasta que el especialista decida.
Maniobras
Ortolani
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Barlow
Procedimientos rutinarios Profilaxis ocular A todos los recién nacidos se les ponen unas gotas o una pomada antibiótica en los ojos para protegerlos contra la conjuntivitis que podrían sufrir si la madre tuviese una infección gonorreica sin diagnosticar, capaz de causarles ceguera. En contraposición a lo que ocurría con el nitrato de plata que hasta hace no mucho se utilizaba con el mismo fin, los colirios o pomadas que actualmente se emplean apenas irritan los ojos del bebé. Sin embargo, pueden enturbiar su ya escasa visión, por lo que en algunas maternidades esperan a que haya tenido el primer contacto con sus padres para ponérselos.
Prevención de la enfermedad hemorrágica del recién nacido
En el periodo neonatal, este término genérico se refiere normalmente al análisis de sangre que se debe efectuar en todos los recién nacidos para descartar dos enfermedades metabólicas: el hipotiroidismo y la fenilcetonuria. También se conoce como “cribado (screening) de metabolopatías”. La importancia de esta prueba radica en que ambas enfermedades tienen tratamiento, pero si se espera a que den síntomas y se retrasa así el diagnóstico, pueden haberse producido ya lesiones irreversibles.
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Diagnóstico precoz
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Para evitarlo, se les administra a todos una inyección de vitamina K en la parte superior del muslo. Aunque se ha valorado la posibilidad de dársela por vía oral, todavía parece más recomendable seguir inyectándola.
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Los recién nacidos tienen unos niveles relativamente bajos de vitamina K, que es un factor fundamental para que la sangre coagule adecuadamente y cuya carencia podría llegar a originar gravísimas hemorragias.
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En el hipotiroidismo congénito, el bebé no produce suficiente hormona tiroidea, la cual, entre otras cosas, es fundamental para el desarrollo de su cerebro, por lo que resulta de vital importancia iniciar un tratamiento sustitutivo con hormona tiroidea lo antes posible. La fenilcetonuria es una enfermedad del metabolismo de las proteínas, bastante menos frecuente, en la que la fenilalanina, un aminoácido presente en muchos alimentos (incluida la leche materna), no es utilizada adecuadamente por el organismo, se acumula y se convierte en otras sustancias que lesionan el sistema nervioso central, produciendo un retraso mental grave. Para evitarlo, el niño debe recibir una dieta lo más baja posible en fenilalanina, que supone excluir la leche materna y la artificial normal, y criarlo con una leche especialmente elaborada para los efectos de esta enfermedad. Para hacer el análisis, basta con unas gotas de sangre, que normalmente se obtienen a partir del segundo día de vida pinchando con una lanceta en el talón del niño; con ellas, se impregna un cartoncito, que se envía por correo al centro encargado de efectuarlo. Los padres reciben el resultado en su domicilio. En los pocos casos en que éste es positivo, se cita al bebé para repetir la prueba y ampliar el estudio, pues además de que cualquier análisis puede dar un falso positivo, algún recién nacido presenta ocasionalmente un hipotiroidismo transitorio.
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Detección de la sordera El diagnóstico precoz de la sordera cambia de modo radical el pronóstico de los niños que la padecen. Aunque los pediatras preguntan y exploran la audición en las revisiones periódicas del bebé, la aparición de técnicas que no precisan de la colaboración del niño para valorarla ha hecho que cada vez sean más las maternidades que efectúan este tipo de pruebas en el recién nacido. Las dos técnicas disponibles son inofensivas e indoloras, y se practican mientras el bebé duerme. La más habitual es la de las “Otoemisiones Acústicas” (OEA), para la que basta introducir una sonda en el oído. Tiene el inconveniente de que en un pequeño porcentaje de casos ofrece un resultado normal en niños que no oyen bien. En la otra técnica, se determinan los “Potenciales Evocados Auditivos” (PEA), colocándole unos auriculares en los oídos y unos pequeños electrodos en la frente y el lóbulo de la oreja. Esta técnica tiene el inconveniente contrario, es decir, que resulta anormal en algunos bebés que oyen bien, de modo que lo ideal sería practicar ambos métodos.
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Si estos exámenes indican que el bebé padece hipoacusia o sordera, el diagnóstico debe confirmarse y precisarse a los tres meses de vida, ya que es muy importante que el tratamiento se inicie antes de los seis meses.
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4.Vuelta
A CASA La madre El bebé
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La madre Recuperarse del parto y asumir la responsabilidad de cuidar del bebé cuando apenas se tiene experiencia, con las lógicas incomodidades de un traslado, hacen que el día de la vuelta a casa no resulte fácil. Los siguientes tampoco lo son siempre, pero las cosas se van simplificando a medida que se organizan: es importante procurar descansar, alimentarse bien, contar con ayuda y afrontar el posible desánimo con calma y paciencia.
Descanso Los horarios que un bebé exige, día y noche, pueden resultar física y mentalmente agotadores, especialmente para la madre que amamanta; por eso, es preciso que trate de descansar: • Reduciendo sus responsabilidades. Lo único que sólo la madre puede y debe hacer es alimentar a su hijo y cuidar de ella misma; en ese periodo ha de ser sustituida en las tareas domésticas y saber dejar para más adelante todo lo que admita espera. • Durmiendo a la vez que el bebé. De hecho, las hormonas que se producen cuando el niño succiona el pezón, además de estimular la producción de leche, dan sueño a la madre; si sigue ese impulso natural, puede acumular muchos minutos de descanso a lo largo del día. • Limitando las visitas. Puede ser muy agradable recibir a familiares y amigos, pero ante la fatiga no hay que dudar en pedir disculpas y retirarse; los demás lo entenderán. • Distrayéndose y paseando. Puede hacerlo con el bebé si lo desea, pues no hay el menor inconveniente en sacarlo a la calle desde el primer día.
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Alimentación Una buena nutrición mejorará el estado físico. Es más fácil digerir varias pequeñas raciones repartidas a lo largo del día que las tres clásicas grandes comidas. Aunque no conviene perder peso rápidamente, las frutas y verduras son alimentos sanos que apenas engordan.
Ayuda Disponer de ayuda para las tareas domésticas permite dedicarse al bebé y aprender mejor y más rápidamente a cuidar de él.
Hasta un 80% de las madres se sienten tristes o irascibles en los quince días que siguen al parto, probablemente debido a los cambios hormonales que están sufriendo, aunque también al cansancio, los nervios y la falta de sueño que acarrea la nueva situación. Esta tristeza post-parto, que los anglosajones denominan “baby-blues” o “postpartum-blues” (aludiendo con la palabra “blues” a un estado de ánimo melancólico), se inicia a los tres o cuatro días y no dura más de un par de semanas, durante los que la madre puede presentar bruscos cambios de humor con irritabilidad y llanto fácil, pérdida de apetito, dificultad para concentrarse, falta de energía, ansiedad y, a veces, insomnio. Si no ha sido
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Tristeza y depresión post-parto
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En cualquier caso, es importante que la persona que va a ayudar sepa claramente lo que se espera de ella. Y en el caso de la pareja, tanto o más importante que su colaboración material, es su apoyo moral.
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Una opción es que el padre adelante las vacaciones o que comparta el permiso por maternidad, pues si bien las primeras seis semanas son de descanso obligatorio para la madre, el padre puede consumir alguna de las diez restantes durante ese periodo. Por lo demás, aunque también puede tratarse de una amistad, lo más habitual es recurrir a un miembro de la familia, como una abuela o tía del bebé. Si la situación económica lo permite, también se puede contratar personal de servicio doméstico o de enfermería.
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advertida, puede sorprenderse de no sentirse feliz o tan contenta como esperaba con el deseado nacimiento de su hijo y llegar incluso a pensar que no es una buena madre; pero un poco de reposo y apoyo suele bastar para superar sin problemas ese periodo, especialmente si se tiene en cuenta que es algo normal y transitorio.
Baby-Blues
Depresión post-parto
Inicio
Tercer o cuarto día
15-20 días (o primer año)
Duración
Menos de 15 días
Meses
Síntomas
Leves Tristeza, labilidad emocional, irritabilidad y llanto fácil, pérdida de apetito, dificultad para concentrarse, falta de energía, ansiedad
Intensos Tristeza profunda, irritabilidad, ansiedad, pérdida de apetito, insomnio grave, crisis de llanto, crisis de pánico, incapacidad para concentrarse, sentimientos de impotencia y fracaso, agotamiento físico, incapacidad para cuidar del niño, sentimientos de culpa
Tratamiento Reposo y apoyo
Médico
Otra cosa distinta es la depresión post-parto, que afecta alrededor de un 15% de las madres y en la que esos mismos síntomas se hacen tan intensos y prolongados que les resulta muy difícil cuidar de su hijo y de ellas mismas, pierden ilusión por la vida y, en los casos más graves, pueden llegar a tener ideas agresivas o suicidas. La auténtica depresión puede iniciarse varios meses después del parto, pero lo más habitual es que lo haga a partir de las dos o tres semanas; y aunque rarísimas veces se prolonga más de seis meses, es una enfermedad tan real como la artrosis o la diabetes. Es evidente que requiere atención médica, de modo que si una madre tiene síntomas durante más de quince días o son muy intensos, debe solicitar ayuda médica.
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El bebé La plena dedicación al bebé, con menos ayuda y menos visitas que en el hospital, puede dar lugar a que se descubran aparentes anomalías que no se apreciaron (o realmente no existían) al nacer, así como a que surjan nuevas dudas.
A) Nuevos hallazgos Piel • La mitad de los bebés nacen con alguna mancha en el cuerpo. Las más comunes son los angiomas planos, también conocidas como antojos, marcas de la cigüeña o besos del ángel, muy frecuentes en la raíz de la nariz, los párpados, la frente y la nuca. Son manchas planas de color rojo o salmón, formadas por capilares sanguíneos dilatados visibles a través de la piel, que se intensifican con el llanto y el calor.
• Al nacer o poco después, en muchos bebés se observan en la parte baja de la espalda, en las nalgas o en los muslos, una o varias manchas azuladas o grises, de diferentes formas y tamaños, a veces enormes, muy similares a los morados que causa un golpe y que se llaman “nevus congénitos”. También son conocidas como “manchas mongólicas”, porque cuando se describieron por primera vez, se creyó que eran propias de
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Está formado por acúmulos de vasos sanguíneos y, durante los primeros seis meses de vida, suele aumentar de tamaño, a veces de forma muy rápida, para luego estabilizarse y acabar desapareciendo espontánea aunque lentamente, sin dejar apenas señal. A los nueve años, la piel se ha normalizado en el 95% de casos o, a lo sumo, queda alguna pequeña arruga o despigmentación.
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• El angioma fresa o tuberoso es otra malformación vascular relativamente común, que a diferencia del angioma plano, es abultado. No suele aparecer al nacer, sino a las pocas semanas y puede hacerlo en cualquier parte del cuerpo, aunque es más frecuente en el cuero cabelludo, en la espalda y en el pecho.
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Desaparecen siempre antes del año y medio de vida, salvo un 5% de las de la nuca, que persisten toda la vida, pero quedan ocultas por el pelo.
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la etnia mongol, aunque en realidad son muy corrientes entre negros y asiáticos, pero también en los niños hispanoamericanos y del sur de Europa, y en general, en poblaciones de piel oscura. En algunas culturas se creía que eran la señal de la patada que los espíritus superiores daban a las almas que no querían reencarnar, para forzarlas a volver a la tierra... Son debidas a la acumulación de células cargadas de pigmento y pueden persistir meses o años, pero con el paso del tiempo siempre se aclaran y normalmente desaparecen del todo antes de los diez años. Sólo son un mínimo problema estético y, desde luego, no tienen nada que ver con el síndrome de Down o mongolismo ni con ninguna enfermedad. • Al segundo o tercer día de vida, a casi la mitad de los recién nacidos les empiezan a brotar pequeñas manchas rojas, a veces con una zona central elevada como una ampollita blanca o amarilla, semejantes a picaduras. Se trata del llamado eritema tóxico o exantema toxo-alérgico. A pesar de lo frecuente que es -ya en la antigua Mesopotamia fue descrita-, su causa todavía no se conoce con certeza. Afecta principalmente el tronco y su principal característica es lo evanescente de las lesiones, que desaparecen de un lugar para aparecer en otro en pocas horas. A las dos semanas como máximo, el problema acaba sin necesidad de ningún tratamiento. • La persistencia de las hormonas que les han llegado durante el embarazo hacen que alrededor del 20% de los bebés tengan granitos en las mejillas y la frente, muy similares al acné de los adolescentes. Tampoco en los bebés deben reventarse, pues eso podría infectarlos. Desaparecen espontáneamente en el transcurso de los tres primeros meses, sin dejar ninguna señal. • La capa externa de la piel, que ha protegido el feto de la humedad del líquido amniótico, ya no es necesaria tras el nacimiento y se desprende a partir del segundo día, en un proceso conocido como descamación fisiológica, particularmente llamativa en piernas y pies, aunque puede observarse en cualquier parte del cuerpo.
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En los nacidos después de las 40 semanas de embarazo y en los de bajo peso, puede ser un proceso muy exagerado, pero sigue siendo un fenómeno normal que acaba antes de las dos semanas de vida.
• Durante los primeros meses, es normal que en la piel aparezcan zonas veteadas, con aspecto de mármol y por eso llamadas “cutis marmorata”, que corresponden a una distribución irregular de la sangre en esas áreas. Se observa en partes expuestas al frío, pero su presencia no indica que el bebé deba estar más abrigado.
Cabeza • Generalmente a causa de un parto complicado o por la aplicación de fórceps, puede producirse una hemorragia en la superficie de un hueso del cráneo, habitualmente el parietal, llamada cefalohematoma y que se manifiesta por un bulto que va formándose en la cabeza del bebé horas después de su nacimiento. Por lo general, no requiere ningún tratamiento y la sangre tarda de dos semanas a tres meses en reabsorberse, pero debe ser valorado y controlado por el pediatra.
Para solucionarlo, suele bastar con colirios antibióticos y masajes para recanalizar el conducto; pero mientras que este problema es benigno y poco urgente, cuando a un bebé, además de lagrimear, le molesta mucho la luz, debe ser valorado urgentemente por el especialista. • Las orejas despegadas (o de soplillo), tienen tendencia a hacerse más discretas a medida que el niño se va haciendo mayor. En todo caso, pueden corregirse a partir de los
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• El conducto por donde las lágrimas desaguan en la nariz puede hallarse obstruido en algunos bebés, causando un excesivo lagrimeo al que pronto se añaden legañas e infecciones repetidas.
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Una fontanela continuamente abombada podría indicar un exceso de presión en el interior del cráneo. En las deshidrataciones, sucede lo contrario y la fontanela se hunde. Pero ambas situaciones se acompañan de otros síntomas importantes. Es normal que la fontanela abulte, sobre todo, cuando lloran; y también que se la vea subir y bajar como si latiera, cuando están chupando con fuerza o se les tiene en brazos en posición vertical.
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• La evolución del tamaño de la fontanela puede poner al pediatra en la pista de una enfermedad, pero el hecho de que al nacer sea muy grande, si el tamaño de la cabeza es normal, no significa nada, salvo que probablemente va a tardar más tiempo en cerrarse.
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cinco años por medio de una sencilla operación. El clásicoremedio casero de adherirlas con esparadrapo al cráneo no sirve para nada. • En la encía y en el paladar del recién nacido se observan con cierta frecuencia unos nódulos blanquecinos o amarillentos del tamaño de un grano de arroz, llamados nódulos de Bohn o perlas de Epstein, según se hallen en encías o paladar. Son pequeños quistes de queratina, que desaparecen antes de quince días. Una perla de Epstein puede confundirse ocasionalmente con un auténtico diente. Es algo muy raro pero posible, pues un bebé puede nacer ya con un diente o le puede crecer uno durante el primer mes de vida. Como en estos casos están mal anclados, deben ser extraídos para evitar que el bebé los trague. • Después de una toma, pueden quedar restos de leche en el interior de la boca del bebé, pero si están fuertemente adheridos y no se pueden desprender fácilmente pasando la yema del dedo, lo que ocurre es que tiene una infección de la mucosa bucal causada por un hongo llamado Cándida Albicans, conocida en muchos lugares como muguet, por el color blanco y el aspecto moteado que las flores de esa planta tienen. Aunque algunos niños no parecen tener molestias por su causa, puede dificultar su alimentación, por lo que deben ser tratados, habitualmente con un gel antifúngico y mojando el chupete (si lo usan) en agua bicarbonatada después de hervirlo. El pediatra comprobará también que el área del pañal se halle libre de signos de infección por cándidas, porque los hongos cultivan con mucha facilidad las zonas húmedas. Si está mamando, es recomendable que también la madre se ponga una pomada antifúngica en los pezones, que, con toda probabilidad, también estarán infectados.
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Tronco • No es muy raro que un bebé, niño o niña, tenga un pezón extra o supernumerario, que en la mayor parte de casos está atrofiado y no pasa de ser una pequeña mancha de color, situada unos centímetros por debajo del pezón normal. Son errores que la misma naturaleza se encarga de detener y nunca aumentan de tamaño, de modo que sólo se interviene por razones estéticas cuando ya de entrada están muy desarrollados. • Una fractura de clavícula, nada extraña en partos difíciles, puede pasar desapercibida en el hospital y descubrirse con el paso de los días, cuando se va formando y abultando el callo que va a soldar el hueso. En el recién nacido, curan sin precisar siquiera inmovilización y sólo hay que tener cuidado al manipularle el brazo del lado afectado, para evitar que le duela.
• Causado las más de las veces por la compresión que han sufrido durante el embarazo, el acabalgamiento de los dedos del pie desaparece con el tiempo. Cuando por el contrario se trata de un defecto hereditario, es persistente y, en ocasiones, hace necesaria la ayuda del ortopeda para impedir que roce con el calzado. • Debido a la postura en la que se hallaban en el útero, dos de cada cien bebés nacen con los pies o algún hueso en una posición poco normal. En el caso de los pies, hay defectos como el “metatarso varo” o el “pie zambo”, que requieren tratamiento, en ocasiones incluso quirúrgico.
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• Al estar continuamente con las extremidades flexionadas, no suele apreciarse, pero todos los recién nacidos tienen las piernas arqueadas o en forma de paréntesis ( ).Se van corrigiendo con el paso del tiempo, hasta el punto de que, a partir de los dos años, su aspecto normal es exactamente el contrario (piernas en X).
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Extremidades
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• La punta del esternón (apéndice xifoides) es muy flexible en los recién nacidos, por lo que a menudo se observa como si fuera un bultito aislado por encima de la boca del estómago, algo más pequeño que un guisante; pero es algo totalmente normal.
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Pero cuando es posible rectificar la desviación del pie llevándolo sin necesidad de forzarlo a la posición normal (por más que luego se vuelva a desviar), se corregirá espontáneamente, aunque en ocasiones se recomiendan ejercicios para acelerar este proceso.
B) Dudas típicas Abrigo Es prácticamente imposible precisar la cantidad de ropa que debe llevar un bebé, porque la temperatura y humedad que le rodean son variables y cambiantes. Conviene tener muy presente que la tendencia natural es a abrigarles demasiado, de modo que en la práctica cotidiana es más frecuente que tengan un exceso de calor que de frío.
DEPOSICIONES CON LACTANCIA MATERNA • Pueden hacer tantas deposiciones como tomas; al principio, 8 ó 10 cada día. • Son desligadas, grumosas y amarillentas, como una mayonesa cortada. • Es normal que lleven moco y también pueden ser algo verdes. DEPOSICIONES CON LACTANCIA ARTIFICIAL • No suelen hacer más de dos o tres al día. • Son más consistentes, como pomada. • Su color es amarillento. TODO SOBRE EL
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La norma más sencilla y útil es abrigarles tanto como desearía cualquiera que se hallase en su lugar, sin olvidar que ellos están quietos y eso supone producir menos calor y necesitar un poco más de abrigo.
Deposiciones Una vez que han expulsado el meconio, durante cuatro o cinco días hacen las llamadas "heces de transición", que, como su nombre sugiere, tienen algunas características de las primeras heces meconiales (verdes oscuras, pastosas y pegajosas), pero progresivamente se van pareciendo más a las normales del bebé. De todas formas, no puede decirse que haya un solo tipo de heces normales, pues su número, color y consistencia varían en cada bebé; depende, sobre todo, de si toma pecho o biberón.
Mancha rosa en el pañal Las primeras orinas del bebé son muy concentradas y a menudo llevan gran cantidad de uratos, que tiñen el pañal de rosa más o menos intenso, de forma difusa o formando una manchita más concentrada, que a menudo alarma por parecer sangre. Es fácil hacerla desparecer rascando con la uña, lo cual demuestra que no es sangre y que no hay motivo para preocuparse; aunque si aparece más allá de los dos o tres días de vida, significa que la orina sigue siendo muy concentrada y es probable que el bebé este recibiendo pocos líquidos, es decir, poca leche.
Hipo Lo que más conviene saber del hipo de los bebés es que a ellos no parece molestarles. En principio, el hipo indicaría una eliminación incompleta de los gases que tragan al comer, por lo que tanto para prevenirlo como para intentar que pase, hay que facilitar el eructo del bebé, colocándolo verticalmente, con el abdomen apoyado en el hombro de la persona que le tenga en brazos, y darle unas palmaditas en la espalda.
Los ruidos respiratorios como silbidos persistentes deben ser valorados por el pediatra, con urgencia si el bebé muestra fatiga o dificultad para respirar a pesar de tener la nariz despejada. Sin embargo, es frecuente que un poco de mucosidad en la garganta del bebe origine ruidos que, al transmitirse a través de los bronquios, parecen venir de su pecho e incluso se notan al poner la mano sobre él, causando la natural alarma. En general, los ruidos realmente originados en los bronquios son persistentes y no desaparecen al cambiar la posición del cuello, mientras que los otros, llamados “ruidos de transmisión de las vías altas”, dejan de oírse tras un carraspeo al cambiar el cuello de lado.
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Respiración ruidosa
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Una mínima brizna de polvo o un pequeño cambio de temperatura o humedad es capaz de hacer estornudar a los recién nacidos, ya que la mucosa de su nariz es extremadamente sensible. Los estornudos les sirven para mantener despejada la nariz. También pueden ser el signo de un resfriado, pero en ese caso se acompañarían al menos de mucha mucosidad y de obstrucción nasal.
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Sobresaltos A veces el bebé levanta los brazos de golpe, como si se diera un susto... ¿significa algo malo? Son sobresaltos normales, a menudo sin motivo aparente y muy corrientes al dejarlos desnudos; cuando son provocados por un ruido, a veces mínimo, vienen estupendamente para saber que oyen bien, aunque en otras ocasiones puedan no inmutarse a pesar de un jaleo monumental.
Temblores de barbilla Desde luego, si acompañan al llanto son señal de que el niño está sufriendo; pero, por lo demás, no indican enfermedad alguna.
Grupo sanguíneo Cuando los padres no recuerdan las leyes fundamentales de la genética, el grupo sanguíneo de los hijos puede resultarles sorprendente e incluso inquietante, por ejemplo, si el niño es “0” siendo el padre “A” y la madre “B”, o su Rh es negativo, cuando ambos progenitores son Rh positivos. Para comprender cómo esto es posible, hay que recordar que para cada rasgo de nuestro organismo hay dos genes que contienen la información que lo determina, uno procedente de la madre y otro del padre. Refiriéndonos al sistema AB0, esto significa que mientras una persona AB, ha de tener necesariamente un gen A y otro B, y una 0 ha de ser 00, los A pueden ser AA o A0, y los B, BB o B0 (el factor 0 indica la ausencia de A y de B; por eso, una persona con los genes A y 0, será A, y la que tiene B y 0, será B). Así, cuando un padre A tiene los genes A0, y una madre B, los B0, sus hijos tienen tantas posibilidades de ser A como B, AB o 0. En el caso del Rh, una persona con Rh negativo es necesariamente “- -“, pero la que tiene positivo puede ser “+ +” o “+ -“; de dos progenitores positivos “+ -“, uno de cada cuatro hijos será negativo.
TODO SOBRE EL
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Bebé
Grupo
Genes
A
AA o AO
B
BB o BO
AB
AB
O
OO
B B
O
A
AB (AB)
AO (A)
O
OB (B)
OO (O)
Grupo ABO
A
B
AB
O
A
A-O
A-B-AB-O
A-B-AB
A-O
B
A-B-AB-O
B-O
A-B-AB
B-O
AB
A-B-AB
A-B-AB
A-B-AB
A-B
O
A-O
B-O
A-B
O
+
+ -
+ + ++ (+) +- (+)
+- (+) -- (-)
consumer •
+ -
4 V U E LT A A C A S A
+ +- ++- -
Rh
GUÍA PRÁCTICA
A
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5.La
LACTANCIA
TODO SOBRE EL
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Bebé
Fundamentos de la lactancia materna Cómo poner el bebé al pecho Posturas para dar de mamar Horarios Duración de las tomas Uno o dos pechos por toma Necesidad de ayuda o suplemento de leche ¿Tiene suficiente? El peso Cuidados y problemas de los pechos Alimentación y precauciones de la madre que da de mamar Extracción y biberones de leche materna El destete La lactancia artifical Preparación de los biberones
A
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Fundamentos de la lactancia materna Estudiar la estructura y el funcionamiento de las glándulas mamarias, además de añadir un nuevo motivo para admirar la naturaleza, permite comprender el sentido de las normas que ayudan a hacer posible la lactancia materna. Las glándulas mamarias están formadas por multitud de racimos constituidos por pequeños sacos llamados alvéolos mamarios, cuyas paredes se hallan tapizadas por las células encargadas de la producción de leche. Desde ellos, la leche es conducida a través de unos conductos que van confluyendo hasta llegar a la altura de la areola, en donde, antes de abrirse en la punta del pezón, se ensanchan formando una especie de remansos, llamados senos galactóforos (de "galactos", leche, y "foros", llevar), en los que se almacena una pequeña cantidad de leche, lista para ser exprimida y succionada por el niño. Aunque los alvéolos mamarios productores de leche ya están funcionando desde el quinto mes de la gestación, es el parto lo que desencadena su plena activación. Al expulsarse la placenta, cae el elevado nivel de estrógenos propio del embarazo y cesa el freno que estas hormonas ejercían sobre la acción de la prolactina. Esta hormona producida por la hipófisis (una glándula situada en la base del cerebro, fundamental en la regulación del sistema endocrino) estimula entonces los alvéolos mamarios (1); es la principal responsable de la subida de leche que tendrá lugar entre dos y cuatro días después. Para que el pecho siga funcionando más allá de ese primer impulso, es preciso que se mantengan altos niveles de prolactina, lo cual se consigue en parte debido a que la succión del pezón produce un reflejo que induce a la hipófisis a liberar dicha hormona (2), pero sobre todo gracias al vaciado completo y frecuente del pecho (5).
TODO SOBRE EL
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Bebé
Por más que la prolactina estimule los alvéolos mamarios, es preciso que la leche producida por ellos en la profundidad de las glándulas mamarias llegue cerca de la superficie para que el bebé sea capaz de sacarla, y ello se logra por la acción de otra hormona, la oxitocina (3), liberada también por la hipófisis y también en respuesta refleja a la estimulación
1
2
>>
PARTO
Prolactina
Alveolos mamarios
3
Oxitocina 4
Pezón
De este modo, la producción de leche, desencadenada por el parto pero mantenida por la succión y sobre todo por el vaciado del pecho, se podría prolongar indefinidamente, ajustando siempre la oferta a la demanda, pues cuanto más a menudo y completamente se vacíen los pechos, mayor será la cantidad de leche que producirán. Finalmente, las conexiones que existen entre la hipófisis y la sustancia gris de la corteza cerebral explican la influencia de los factores psicológicos sobre la glándula mamaria. Al ver u oír al bebé reclamando alimento, la hipófisis de la madre puede reaccionar segregando oxitocina y, en sentido contrario, la ansiedad y el cansancio inhiben la liberación de prolactina. De ahí que la emoción del encuentro con el hijo recién nacido y el placer del contacto físico piel a piel contribuyan al éxito de la lactancia materna.
Areola Senos galactóforos 5
VACIADO
5 L A L AC TA N C I A
El vaciado del pecho no sólo estimula la glándula mamaria al provocar la liberación de prolactina (5), sino también porque la leche contiene una sustancia que frena su propia producción y cuanto más completamente sea eliminada con un buen vaciado de la mama, más leche se elaborará. La succión y la prolactina son importantes al principio de la lactancia, pero a partir de las dos semanas, influye más el vaciado frecuente y completo de los pechos.
SUCCIÓN EFICAZ
consumer •
Para poder obtener esa leche, es decir, para una succión eficaz (4), el bebé no sólo ha de chupar, sino que debe a la vez exprimir los senos galactóforos presionándolos rítmicamente con su lengua, y de ahí la necesidad de que no coja el pezón por la punta sino que se lo introduzca profundamente en la boca y que pueda cubrir con ella la mayor superficie posible de la areola.
Succión eficaz
GUÍA PRÁCTICA
del pezón, que contrae los alvéolos mamarios y obliga a la leche a salir a través de los conductos y llegar hasta los senos galactóforos, lo que se conoce como reflejo de eyección. La oxitocina provoca también una beneficiosa aunque molesta contracción del útero, siendo la responsable de los característicos “entuertos” que se presentan al inicio de la lactancia.
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Cómo poner el bebé al pecho Aunque muchas madres descubren intuitivamente la forma correcta de poner el bebé al pecho, éste es uno de los puntos más importantes para el éxito de la lactancia, ya que una posición adecuada significa que el niño va a poder obtener su alimento, vaciando bien el pecho sin lesionar el pezón y asegurando así la futura producción de leche. Independientemente de la postura en que se le coloque para mamar, el cuerpo del bebé debe estar en contacto con el de su madre, con la cabeza mirando de frente al pecho y la nariz a la altura del pezón. El recién nacido está provisto de reflejos que, convenientemente provocados, le ayudan a mamar eficazmente. Así, rozarle cerca de los labios activa el reflejo de búsqueda, que le hace dirigir la boca abierta hacia el punto de contacto; pero para que esto pueda suceder, hay que cuidar que su cuello no esté girado o flexionado limitando su movilidad. Partiendo de esa posición, se acerca todo el cuerpo del niño al pecho (y no el pecho al niño), y se le roza el labio superior con el pezón, esperando (dándole tiempo) hasta que abra bien la boca y busque. Entonces, sujetando por debajo el pecho con la mano libre, hay que orientarle de modo que el pezón apunte hacia la parte superior de su boca, para evitar que choque con la lengua al entrar, y acabar de acercarle con un movimiento suave pero decidido.
POR ALGO SE DICE “Se da el pecho” y no “se da el pezón” “Se pone el niño al pecho” y no “se pone el pecho al niño”
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Bebé
La forma de sostener el pecho varía según la postura en que se esté dando de mamar, pero si las mamas no son muy grandes, es posible que no haga falta sujetarlas más que al principio de la toma. Se debe dirigir la mandíbula del bebé lo más lejos posible de la base del pezón, para que le entre en la boca tanto pecho como sea posible. Son la mandíbula y la lengua quienes deben trabajar, y, por eso, la boca no estará bien centrada, sino colocada asimétricamente respecto al pezón, de modo que se verá menos areola por debajo que por encima. Es importante evitar la tendencia a poner los dedos en forma de tijera alrededor del pezón, pretendiendo orientarlo y hacerlo asomar o pensando que así el niño respirará mejor, ya que los dedos así interpuestos impiden que el pezón se introduzca a fondo en su boca y, además, pueden
También es mejor no tocarle la cara mientras está mamando, porque el reflejo de búsqueda es capaz de hacerle soltar el pecho si se le acaricia. Los pezones planos o invertidos plantean un problema todavía no bien resuelto en los casos más extremos, pero que se supera la mayoría de veces sin demasiadas dificultades. • En muchas ocasiones, los pezones planos se corrigen tras el parto de forma espontánea o van asomando gracias a la acción del bebé. Intentar lograrlo durante el embarazo con ejercicios de tracción y estiramiento sólo sirve para dañarlos. • Es posible que a algún bebé le cueste más, pero muchos maman perfectamente aunque el pezón sea plano, porque éste interviene realmente muy poco en la salida de la leche. • Vaciar un poco un pecho muy tenso, empleando un sacaleches o por medio de masaje, puede ablandarlo y permitir que el niño sea capaz de introducir en su boca el tejido que lo rodea. Un extractor potente puede servir, además, para sacar el pezón hacia afuera. • Aunque generalmente se desaconseja el uso de pezoneras porque disminuyen la sensibilidad del pecho impidiendo su correcta estimulación, las modernas y finas pezoneras de silicona son una opción que puede resultar útil.
... le queda la boca muy abierta, con el labio inferior doblado hacia fuera como un pez, y no hacia adentro. ... su labio inferior queda bastante por debajo del pezón, más alejado de él que el labio superior. ... abarca un buen trozo del pecho, incluyendo gran parte de la areola. ... tanto su barbilla como su nariz tocan el pecho. ... ni su lengua ni sus encías friccionan el pezón. ... el pecho no baila en su boca. ... hace un sonido gutural al tragar, y no una especie de chasquido. ... se le mueven las mandíbulas hasta las orejas y, en cambio, no se le hunden las mejillas, como ocurre si sólo chupa de la punta.
GUÍA PRÁCTICA
consumer •
• Si el problema afecta a un solo lado, hay que tener presente que es posible criar a un hijo con un solo pecho.
CUANDO UN BEBÉ ESTÁ REALMENTE BIEN COGIDO ...
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bloquear el flujo de leche que se dirige al pezón. La forma chata de la nariz del bebé le permite respirar perfectamente por los lados aunque la tenga aplastada contra su madre y, si pareciera necesario, se le puede facilitar la entrada de aire levantando el pecho.
MAL
BIEN
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Posturas para dar de mamar La comodidad permite que el bebé se coja con mayor facilidad y que la madre pueda disfrutar de las tomas. Ambas cosas favorecen, además, el mantenimiento de la lactancia. En principio, es válida cualquier postura en la que ambas partes estén cómodas y al niño le sea posible cogerse bien, pero en la práctica se utilizan sólo dos posturas y una variante.
Acostada Es la más habitual mientras la madre se encuentra débil o dolorida tras el parto y para las tomas nocturnas. La madre debe acostarse de lado, lo más cómodamente posible, apoyando la cabeza y la espalda en almohadas. El bebé se coloca frente a ella, también de lado, de modo que puedan mantener contacto visual. Puede emplear el brazo sobre el que está acostada para acercar el bebé y el libre, para coger el pecho; pero si le resulta difícil mover el brazo apoyado en la cama, es preferible usar el libre para aproximar el bebé al pecho que para sujetar el pecho y llevarlo a la boca del niño.
Posición acostada
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BIEN
Sentada Es la más clásica y la que suele resultar más cómoda. Sentada en una silla o silloncito sin apoyabrazos (o lo suficientemente ancho como para prescindir de ellos) y no excesivamente mullido, con la espalda bien apoyada en un respaldo recto de modo que sea fácil incorporarse ligeramente para que el pecho caiga hacia adelante, la madre coge al bebé como para llevarlo en un solo brazo de la forma más natural (sujetándole las nalgas con la mano y con la cabeza a la altura del codo y la espalda apoyada en el antebrazo), cuidando que el cuerpo del bebé este vuelto hacia ella y no mirando hacia arriba.
Posición sentada
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Lógicamente, el niño se sostiene con el brazo del mismo lado que el pecho que se le va a dar, utilizando el otro para sujetar el pecho si es preciso. En esta posición, muchas madres lo hacen formando la letra C con los dedos, con el pulgar por encima y los otros dedos por debajo. Si hay que levantar mucho el antebrazo para que la boca del bebé quede a la altura del pezón, será más cómodo apoyarlo en unas almohadas puestas sobre la falda.
Si hace falta sujetar el pecho, en este caso se hace formando la letra U, con el pulgar a un lado y los demás dedos al otro. Esta posición puede ser útil cuando los pechos son muy grandes, tras cesáreas y en niños prematuros y con bajo peso de nacimiento.
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consumer •
Una variante es la posición de pelota de rugby, en la que el bebé se apoya en una almohada colocada a un lado de la madre, que lo coge de forma semejante a la que emplean los jugadores de fútbol americano para llevar la pelota bajo el brazo mientras corren, con la cabeza sostenida por la mano y el vientre contra las costillas.
Posición pelota de rugby
GUÍA PRÁCTICA
A menudo resulta más cómodo tener los pies algo elevados, apoyados en un taburete bajo. En todo caso, los pies deben tener apoyo.
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Es importante que la madre no se eche hacia atrás, sino más bien hacia adelante, para que el pecho no quede plano, y suele ser conveniente poner un cojín para sostener la espalda.
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Horarios Ni el pecho ni el biberón deben tener horario, o al menos lo prioritario no ha de ser el reloj, sino el apetito y las necesidades del bebé, que varían en cada niño y un día a otro, dependiendo de su naturaleza, de su peso y de su edad, y que lógicamente precisan satisfacer con frecuencia distinta según la cantidad que encuentren en cada toma y según sigan lactancia materna o artificial. En este sentido, no hay que confundir lo normal con lo frecuente. Pasados los primeros días, la mayoría de bebés piden aproximadamente cada tres horas, día y noche, y a partir del mes van espaciando las tomas, especialmente la nocturna, que llega a saltarse alrededor del segundo mes. Pero lo normal no es darles cada tres horas ni cada tres y media, sino cuando tengan hambre, porque un niño, por su peso o por su constitución, o porque necesite mucho más alimento para recuperarse de una carencia previa, puede necesitar comer mucho más y más a menudo que otro. Y, desde luego, si durante los primeros días de vida o en cualquier otro momento encuentra menos de lo que desearía, la forma de compensar es aumentar la frecuencia, con lo que además, indica así a la madre que debe producir más leche o preparar un biberón más grande. A la inversa, un niño que encuentra leche abundante desde el principio y cuyo estómago es capaz de admitirla en grandes cantidades, puede espaciar las tomas mucho más pronto. Al principio, y muy especialmente con lactancia materna, no debe hacerse el menor intento de adaptar el bebé a un horario. Con el paso del tiempo, las tomas siempre se van espaciando, pero además es posible entretenerle para que se vayan haciendo más regulares y acomodarle a un horario, que en todo caso, será flexible. El horario rígido es incompatible con la lactancia materna, pero aun con biberón, nunca se debe hacer esperar a un bebé que llora de hambre.
TODO SOBRE EL
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Bebé
De todas formas, con lactancia artificial el planteamiento es distinto, porque con una oferta inmediata de leche ilimitada es fácil aumentar el volumen de biberón para tratar de disminuir la frecuencia de tomas. La práctica más habitual es ofrecerles, de los diez a los treinta días, 90 mililitros de leche cada 3 horas, aumentando luego a 120 ml cada 3 horas o a 150 ml cada 4 horas, según la tolerancia y preferencia de cada bebé. Y a partir de ahí, cuando se acaban completamente todos los biberones y no aguantan el tiempo deseado, no hay inconveniente en prepararles biberones mayores.
Duración de las tomas Muchos bebés mayorcitos vacían el 90% del pecho en los primeros cinco o diez minutos de la toma y saben mamar con extraordinaria eficacia, de modo que una toma breve no tiene por qué ser insuficiente. Sin embargo, los recién nacidos apenas están aprendiendo a mamar y pueden necesitar quince minutos para obtener todo lo que necesitan, y también hay madres a quienes les sube la leche más lentamente porque tienen un reflejo de eyección perezoso.
consumer • GUÍA PRÁCTICA
• Los primeros días, hasta que el bebé recupere el peso de nacimiento y se sepa con certeza que tiene energía para reclamar su alimento, no se deben dejar pasar más de tres horas (contando siempre desde el comienzo de la toma), ni de día ni de noche, sin ofrecérselo. Mamar menos de seis veces al día durante la primera semana no suele ser un signo de satisfacción sino de debilidad. • De noche sólo hay que despertarle durante ese mismo periodo de tiempo, antes del cual sólo hay que darle si lo reclama. • Darles cuando piden no significa darles en cuanto lloren; ni el pecho ni el biberón deben utilizarse como un chupete. Si se calman con medio minuto de pecho o con cuatro gotas de biberón, es probable que sólo necesitasen compañía. • El hecho de que la leche materna se digiera mejor y más rápidamente explica que los niños alimentados al pecho suelan pedir más a menudo que los que reciben lactancia artificial. • Las tomas excesivamente frecuentes en un bebé criado al pecho que por lo demás parece ir bien, pueden ser debidas a que no se coge adecuadamente o no se le deja mamar todo el tiempo que necesita para ingerir la leche del final de la toma, más rica en grasas y que, por tanto, saciaría durante más tiempo su apetito. • La flexibilidad es aplicable a ambas partes y la adaptación debe ser mutua, de modo que si a la madre le conviene adelantar una toma por el motivo que sea, puede despertar al bebé y ofrecérsela antes de lo previsto. • Durante el día es mejor no dejar pasar más de cuatro horas sin darles de comer, para que luego no suceda que pidan más de noche que de día.
5 L A L AC TA N C I A
CONVIENE TENER PRESENTE QUE...
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En todo caso, hay tres motivos para permitir que las tomas duren hasta que el niño lo decida, soltándose o quedándose dormido y relajado: • Cuanto más completamente se vacíe el pecho, mejor se mantendrá la producción de leche. • El niño ha de poder satisfacer no sólo su apetito, sino también su necesidad de chupar. • La composición de la leche va cambiando a lo largo de la toma, de modo que mientras al principio es más aguada (induciendo a pensar erróneamente que es de baja calidad) y contiene más azúcares, progresivamente se va volviendo más cremosa y rica en grasa y calorías. Suspender la toma antes de tiempo es privar al bebé de esa leche, que es la que más le sacia. Contra esta actitud, se halla el temor a que una toma excesivamente larga lesione el pezón; sin embargo, lo que suele suceder es que las tomas se alargan cuando el niño está mal cogido y no es capaz de saciar su apetito, y no es la duración sino la mala técnica lo que, efectivamente, acaba por lesionarlo, tanto más cuanto más se prolongue una fricción que no debiera existir. Realmente, si mama bien, un recién nacido no necesita más de 10 ó 15 minutos durante la primera semana y luego tampoco es normal pasar de 20 minutos o, como máximo, de media hora. Pero si eso sucede, lo que hay que hacer no es limitar la duración de la toma, sino mejorar la postura y procurar que se agarre mejor.
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Uno o dos pechos por toma
consumer •
Se deben ofrecer, pues, los dos pechos, pero sin olvidar que no debe limitarse la duración de la toma y que veinte minutos del primero son mejores que diez de cada.
GUÍA PRÁCTICA
Sin embargo, esta norma general debe ser complementada con la que recomienda permitirles mamar tanto rato como quieran; es mucho mejor dejarles acabar totalmente un lado antes de pasar al otro, aunque eso signifique que acaben rechazando el segundo. En caso contrario, al no tomar la última leche, más grasa y calórica, se saciarán momentáneamente con la leche primera de ambos pechos, pero no recibirán suficientes calorías y pronto volverán a tener hambre, porque toman un volumen de leche suficiente, pero de la más aguada. Piden mucho, obtienen poco y, además, lloran bastante por otro motivo: la leche primera con que se alimentan es muy rica en lactosa, un azúcar que el intestino no puede absorber de forma ilimitada y cuyo sobrante fermenta produciendo molestos gases y causando a veces que las deposiciones del bebé sean más líquidas e irritantes de lo debido.
5 L A L AC TA N C I A
La norma general es ofrecer los dos pechos cada toma, empezando siempre por el que fue el último la vez anterior (una cinta adhesiva en el sujetador puede servir de recordatorio), que en buena lógica debió quedar más lleno y conviene vaciar completamente. Con ello, se estimulan ambos pechos, lo cual es especialmente interesante durante los primeros días, y el bebé dispone de toda la leche que su madre tiene, pudiendo decidir cada vez si quiere tomar todo, parte o nada del segundo. Desde luego, si la experiencia demuestra reiteradamente que tiene suficiente con uno, no es preciso intentarlo cada vez: simplemente se alterna un pecho en cada toma.
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Necesidad de ayuda o suplemento de leche La realidad demuestra que a menudo resulta necesario suplementar la lactancia materna con ayudas de biberón, pero también evidencia que esas ayudas pronto se convierten en la alimentación exclusiva del bebé y que la llamada lactancia mixta, en la que se combinan natural y artificial, es en la práctica una lactancia de transición, habitualmente rápida, del pecho al biberón. Esto es prácticamente inevitable porque la lactancia materna se rige por la ley de la oferta y la demanda, y saciar el apetito del niño con otra leche hará que deje de intentarla obtener de su madre y que ésta deje de producirla. Pero, más que ser necesarias, es frecuente que las ayudas se precisen por cometer errores con la lactancia natural. Por supuesto, existen problemas físicos y emocionales que imposibilitan la lactancia materna, pero son mucho más frecuentes las equivocaciones que dificultan su adecuada instauración y mantenimiento: • Falta de contacto precoz • Primera toma tardía • Horario rígido • Vaciado incompleto • Mala postura • Administración innecesaria de suplementos Con este último error, la ayuda se hace necesaria porque se empieza a utilizar sin serlo. En este sentido, conviene tener presente que... ... la leche materna será más o menos abundante, pero siempre es de buena calidad, de modo que aunque las madres estén desnutridas, son capaces de criar al pecho a su hijos satisfactoriamente. ... sólo una de cada 10.000 mujeres tiene poco desarrolladas las glándulas mamarias, pero la diferencia de tamaño de los pechos depende del tejido graso que contienen y no de la cantidad de glándula mamaria, por lo que es falso que los pechos pequeños produzcan poca leche. TODO SOBRE EL
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... es absolutamente normal que durante las primeras semanas las tomas sean irregulares y muy frecuentes, lo que no debe interpretarse como un signo de falta de leche.
... el hecho de que un niño acepte un poco de biberón después de mamar no significa que le hiciese falta. ... durante los primeros meses, el bebé pasa por temporadas conocidas como “brotes de crecimiento”, en las que aumenta su necesidad de leche y, por tanto, su apetito. Cuando reciben lactancia artificial, la reacción debe ser aumentar el volumen del biberón; con lactancia materna, basta con darles con la frecuencia que piden, para que en pocos días suba más leche y las tomas vuelvan a espaciarse. ... se sabe con certeza que un suplemento de biberón tras la última toma del día no logra que aguanten más sin despertarse por la noche.
Suplemento de leche
¿Tiene suficiente? Naturalmente, siempre preocupa saber si el bebé está recibiendo todo el alimento que necesita, también con la lactancia artificial, pero mucho más cuando se le cría al pecho y no se puede controlar lo que toma cada vez; de hecho, ésta es una de las ventajas que una madre angustiada ve en los biberones. La preocupación es también mayor con el primer hijo y especialmente en las primeras semanas, cuando la madre siente la natural inseguridad para saber reconocer los signos de satisfacción del hijo y éstos no son tan evidentes. En realidad, más que el peso o cualquier número, lo que mejor informa de su salud es el aspecto del bebé y su comportamiento.
consumer •
Para evitar esta confusión y no dejar de estimular el pecho de la madre de un bebé que necesita suplemento, se han ideado unos dispositivos que le permiten recibirlo mientras mama, a través de un tubito que lo lleva desde una bolsa hasta el pezón.
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GUÍA PRÁCTICA
Con todo, hay alguna ocasión en que la lactancia mixta es imprescindible. Esto ocurre básicamente cuando el bebé, por ejemplo, por prematuridad, no tiene energía suficiente para extraer del pecho todo lo que necesita. En estos casos, es preferible darles el suplemento a cucharaditas, pues si lo toman con biberón en una fase en la que están aprendiendo a mamar, es fácil que luego lo intenten tratando al pecho como a una tetina de caucho y, al serles imposible, acaben por rechazarlo.
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Independientemente del peso, no hay motivo para pensar que un bebé esté siendo insuficientemente alimentado si.... ... tiene buen color. ... reacciona normalmente a los estímulos. ... está contento o tranquilo (sin estar adormilado) la mayor parte del tiempo. ... aguanta al menos dos horas entre toma y toma. ... moja entre cuatro y seis pañales al día con una orina clara e inodora (y no se le está dando agua).
El peso Aunque es el dato que más suele interesar a los padres, el peso no es una variable de fácil interpretación, y menos aún cuando más interesa, que es durante los primeros días de vida. • Un bebé puede seguir una curva de peso aparentemente normal y estar por debajo de lo que su naturaleza desearía, mientras que otro que apenas llega a los mínimos teóricos puede estar siendo perfectamente alimentado y ser, simplemente, menudo de constitución. • Durante los tres o cuatro primeros días pueden perder hasta casi un 10% de su peso, iniciando luego una curva ascendente que les lleva a recuperar el peso que tenían al nacer a los 10 ó 12 días de vida como máximo. • Como promedio, durante los tres primeros meses ganan 200 gramos cada semana y el primer mes deben aumentar al menos 150 gramos semanales. • En general, es suficiente con pesarlos cada semana durante el primer mes y cada quince días hasta el tercero. • Para comprobar lo que ganan con pocos días de intervalo, hay que pesarlos con la misma ropa y en el mismo momento respecto a la toma (o antes o después, pero las dos veces igual).
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• Si el aspecto y el comportamiento no coinciden con una ganancia de peso aparentemente escasa, no debe olvidarse que la orina y las heces también pesan: influye mucho que el niño haya orinado o defecado o no antes de pesarlo.
Cuidados y problemas de los pechos Para prevenir prácticamente todos los problemas que pueden surgir en los pechos de la madre que amamanta, basta con cuidarlos adecuadamente, lo cual significa: Una higiene normal: • Contra lo que clásicamente se venía recomendando, hoy se considera que lavar el pecho antes de cada toma no es sólo innecesario sino que puede resultar perjudicial. Es suficiente con la higiene personal habitual; tanto el jabón como el alcohol irritan y resecan el pezón. • Algunas pomadas pretendidamente protectoras se han demostrado perjudiciales, otras inútiles; es probable que cualquiera, al mantener más la humedad y romper el equilibrio ecológico de la piel, facilite la aparición de grietas, por lo que en principio, no se deberían usar cremas ni pomadas sin una indicación médica clara. Una buena lactancia:
• La aparición de dolor en los pechos durante la lactancia puede ser el primer signo de que se está cometiendo algún error; el más frecuente, que el bebé no esté bien puesto. • Durante las dos primeras semanas, es normal sentir un discreto dolorimiento en los pezones al empezar las tomas. Cualquier dolor intenso, que se prolongue más allá de los quince primeros días o que no se limite al inicio de las tomas, debe ser atendido. • El dolor que persiste durante toda la toma a pesar de una correcta postura puede ser debido a una infección por cándidas, un hongo que probablemente afectará también la boca del bebé (muguet).
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Dolor
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• Para protegerlo, no es preciso limitar la duración de las tomas, sino mejorar la técnica.
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• Si la postura no es la adecuada y el bebé coge mal el pecho, es probable que se lesione el pezón y se produzcan grietas e incluso mastitis.
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Grietas • Extremadamente dolorosas, las grietas son causa frecuente del abandono de la lactancia materna. • Mucho más fáciles de prevenir que de curar, las grietas no aparecen porque las tomas sean demasiado largas, sino porque el bebé se coge mal, lo que explica ambas cosas. • Una vez producidas, no hay ningún tratamiento ni pomada que las solucione de forma simple.
Grietas PREVENCIÓN • Cuidar de que el bebé se coja correctamente al pecho. TRATAMIENTO • Iniciar la salida de leche estimulando el pezón, para que ya esté húmedo cuando el bebé lo coja. • Empezar las tomas por el pecho sano, para que el niño chupe el agrietado con menos avidez. • Variar la posiciones, buscando la que resulte menos dolorosa. • Emplear temporalmente una pezonera fina de silicona. • Dejar secar los pezones al aire o al sol. • No confiar en ninguna pomada como único remedio.
Congestión • La congestión o ingurgitación mamaria se produce entre el segundo y el cuarto día de vida, cuando la madre nota los pechos muy tensos, calientes y dolorosos. • Parte de esas molestias son debidas al enorme aumento de flujo sanguíneo (ingurgitación vascular) que se requiere para iniciar la producción de leche, y se presentan siempre; pero las más problemáticas sólo aparecen cuando el bebé no saca la leche a medida que se va formando (ingurgitación por la leche), por lo que se acumula entonces en los alvéolos mamarios, provocando su distensión e incluso su rotura.
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• La congestión por leche es muy rara cuando el bebé se coge bien y mama día y noche a demanda, y antes de tratar de solucionarla vaciándose ella misma los pechos, la madre debe procurar que sea el niño quien lo haga, dándole de mamar libremente.
• Sin embargo, cuando los pechos están tan tensos que el bebé tiene dificultades para cogerse, conviene vaciarlos manualmente tras darse un baño o ponerse unas compresas de agua tibia. • Si las molestias no se alivian tras la toma o persisten en el pecho que menos ha vaciado el bebé, se debe extraer toda la leche que sea preciso para ablandarlos, manualmente o con un sacaleches. • Cuando, a pesar de todo, persiste el dolor, puede ser necesario recurrir a un analgésico (como el paracetamol), pero quizá baste con aplicarse durante media hora compresas muy frías (o una bolsa de hielo o verduras congeladas), aunque nunca inmediatamente antes de la toma.
Mastitis El sufijo “itis” significa inflamación, pero la respuesta inflamatoria no sólo es causada por las infecciones, de modo que las mastitis son inflamaciones de la mama que pueden o no ser infecciosas, aunque a veces, la primera acaba en la segunda y sus límites no siempre son bien precisos.
- La obstrucción de un conducto, causada por la compresión que se hace con los dedos al sujetar el pecho durante la toma o por unos sostenes muy ajustados, impide la salida de la leche, que se acumula formando un bulto doloroso. - Desaparece haciendo masajes suaves por encima de la zona afectada en dirección al pezón, tratando de empujar la leche hacia él y aplicando compresas tibias. • Generalizada - Es la consecuencia de una congestión mamaria, cuando el insuficiente vaciado del pecho llega a producir la rotura de alvéolos mamarios.
consumer •
• Localizada
GUÍA PRÁCTICA
Se produce cuando la leche no es bien vaciada y el aumento de presión en el interior de los alvéolos mamarios es tal que los rompe, con lo que pasa leche al tejido que los rodea, ocasionando una reacción inflamatoria, que puede ser:
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A) Mastitis no infecciosa
- Su prevención y tratamiento es el de la congestión.
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B) Mastitis infecciosa Es la infección de los conductos glandulares de la mama por gérmenes que se encuentran habitualmente en la piel, como estafilococos y estreptococos. • Ocasiona fiebre, malestar y signos inflamatorios (hinchazón, enrojecimiento, calor y dolor) en la zona afectada. • Para que se produzca la infección, que puede afectar a los tejidos más superficiales o a la profundidad de la mama, es preciso que estos microbios encuentren unas condiciones favorables para su proliferación y superen tanto la barrera protectora de la piel como la capacidad defensiva del organismo. De ahí los factores que hacen más posible una mastitis infecciosa: - Grietas o lesiones en el pezón. - Uso de pezoneras o compresas que mantengan la humedad. - Mastitis no infecciosa. - Problemas de salud general. • Para el niño no supone peligro alguno la leche de un pecho con mastitis y para su tratamiento es imprescindible vaciarlo al máximo, de modo que suspender la lactancia sería no sólo innecesario sino perjudicial. De hecho, un destete brusco aumenta el riego de que se produzca un absceso (acumulación de pus), que requeriría intervención quirúrgica. • El tratamiento incluye: -
Tomas frecuentes. Extracción de leche tras las tomas. Compresas de agua caliente. Reposo. Analgésicos (paracetamol). Antibióticos, a criterio del médico.
• La mayoría de antibióticos, incluyendo los que pueden ser necesarios en el tratamiento de una mastitis, pasan a la leche en cantidades insignificantes y no contraindican la lactancia materna.
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Bebé
Alimentación y precauciones de la madre que da de mamar La madre ha de cuidar especialmente su alimentación durante la lactancia, no tanto por el bebé como por ella misma, pues en contra de lo que a veces se cree, sólo en casos muy extremos (desnutrición, dietas zen o vegetarianas estrictas) su leche puede carecer de alguna vitamina o ácido graso esencial. Por el bebé, es más importante preocuparse de lo que hay que evitar: cafeína, tabaco, alcohol y medicamentos.
Alimentación
Grupo de los Vegetales 3-5 porciones
Grupo de las carnes, aves, pescado, legumbres secas, huevos y nueces 2-3 porciones
Grupo de frutas 2-4 porciones
Grupo de pan, cereales, arroz y pasta 6-11 porciones
consumer •
Grupo de la Leche, Yogurt y Queso 2-3 porciones
GUÍA PRÁCTICA
Grasas, Aceites y Dulces Úselos esporádicamente.
5 L A L AC TA N C I A
• Si la alimentación de la madre apenas influye en la calidad de la leche, desde luego no es verdad que para producir leche sea preciso tomar leche. Una dieta sana, a base de verduras, frutas, cereales y proteínas, es todo lo que necesita para nutrirse adecuadamente y producir la leche que su hijo necesita. Si además toma leche o derivados, se asegurará una buena provisión de calcio, que le conviene, pero que también puede obtener, aunque en menor cantidad, de vegetales de color verde, frutos secos, sardinas y pescaditos que se puedan comer con espinas.
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• Las necesidades calóricas que requiere una madre que da el pecho son inferiores a lo que se calcula teóricamente, probablemente porque las maneja de forma más eficiente. Vigilando la calidad y el equilibrio, la mejor guía respecto a la cantidad es el apetito. Por eso, respecto a una dieta normal ya equilibrada que incluya diariamente alimentos de los grupos básicos, la madre no tendrá que hacer más variación que aumentar las raciones de acuerdo con su apetito y comer de todo sin abusar de nada. • Tampoco es preciso que la madre se esfuerce bebiendo más agua de lo que la propia sed le indica; aunque es cierto que algunas personas parecen olvidar esa necesidad, por lo que, lactando o no, si se observa que la orina se hace más fuerte y escasa, conviene tomar más líquidos. Pero en realidad, se ha demostrado que ni el aumento ni la disminución en la toma de líquidos repercute en la cantidad de leche que se produce. • La verdura, la fruta (sobre todo su piel) y los cereales integrales son ricos en fibra, que previene el estreñimiento. • Teniendo en cuenta que el tipo de grasas que se consume es una de las pocas cosas que se traslada casi directamente a la leche materna, parece recomendable procurar consumir menos grasas de carnes y más vegetales y de pescado. • La grasa que se acumula en las caderas y los muslos durante el embarazo es una reserva destinada a suministrar energía para la lactancia y, lógicamente, se funde más pronto en las madres que dan de mamar. Por lo demás, la salud se resentirá si intenta perder peso mientras está criando al pecho, particularmente durante los primeros meses. • Es probable que el tocólogo recomiende algún preparado de vitaminas y especialmente hierro, que, por descontado, no afectarán al bebé.
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Bebé
Precauciones A) Alimentos • Ningún alimento flatulento, como las alubias o los garbanzos (ni tampoco las burbujas de las bebidas) pueden causar la menor molestia al bebé, pues los gases se producen exclusivamente con la digestión de esos alimentos en el intestino materno y, desde luego, en ningún caso alcanzan su leche. • Los espárragos, el apio, las alcachofas, las coles, las cebollas, los ajos y muchas especias sólo dan su sabor a la leche de forma apreciable si se abusa de ellos. Pueden consumirse con moderación. • Es posible que un bebé resulte alérgico a algún alimento que consume la madre, especialmente la leche de vaca, y si parece existir alguna relación entre la ingesta materna de un determinado alimento y cualquier síntoma del bebé, como vómitos o malestar, el pediatra puede recomendar eliminarlo temporalmente de la dieta; pero no deben hacerse pruebas indiscriminadas y sin control.
B) Tabaco
C) Cafeína • El abuso de café o de bebidas de cola con cafeína puede producir inquietud e insomnio en el bebé. • No conviene tomar más de uno o dos cafés cortos o americanos al día. • De todas todas formas, es mejor repartir, tomando dos cafés ligeros, que uno sólo muy fuerte.
consumer •
• En cualquier caso, si se ha de fumar algún cigarrillo (insistimos, totalmente desaconsejable), es preferible que sea después de las tomas.
GUÍA PRÁCTICA
• La nicotina que pueda llegarle con la leche no es lo que más perjudica al bebé, sino el humo que le hagan respirar y lo que su madre haya fumado durante el embarazo. Dado que fumar perjudica la salud de la madre y también puede dañar la del hijo, conviene dejar este hábito cuanto antes, preferentemente antes del embarazo.
5 L A L AC TA N C I A
• La nicotina pasa a la leche materna y disminuye su producción, por lo que es recomendable no fumar durante el periodo de lactancia, pero nunca es motivo para no dar de mamar.
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• Los efectos del té son algo menores, porque la teína se absorbe más despacio, pero por lo demás, sólo se distingue de la cafeína por el nombre.
D) Alcohol • Es falso que la cerveza aumente la producción de leche; de hecho, aunque no es su principal inconveniente, el exceso de alcohol la disminuye. • Cuando se toma alcohol en pequeñas cantidades, no llega a pasar a la leche materna; por eso, puede permitirse una cerveza o medio vaso de vino con la comida. • A altas dosis, el alcohol puede intoxicar muy gravemente al bebé, por lo que durante la lactancia hay que evitar rigurosamente el consumo de bebidas de alta graduación alcohólica. • El consumo de alcohol en la madre lactante puede llegar a afectar el desarrollo psicomotor del bebé y disminuye, además, su capacidad para cuidarle adecuadamente.
E) Medicamentos • Hay unos pocos que están totalmente prohibidos; si su uso es imprescindible, hay que suspender la lactancia materna. • La mayoría de los más habitualmente empleados se consideran seguros, porque no pasan a la leche o lo hacen en una cantidad tan pequeña que sus efectos indeseables son irrelevantes, o porque incluso se podrían administrar directamente al propio bebé. • A esta última categoría pertenece el paracetamol, que es uno de los analgésicos de uso más corriente entre adultos y niños; es lo único que se precisa, además de tiempo, para pasar un resfriado o una gripe. • También se permite el consumo esporádico de alguna aspirina, pero a dosis altas y mantenidas, podría causar problemas. • La mayor parte de los antibióticos de uso frecuente también se consideran seguros. • Con la excepción de las infusiones más clásicas, cualquier producto que no esté debidamente registrado, sea natural o no, o cuya composición sea desconocida, supone un peligro para el bebé.
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• Salvo que en el prospecto se afirme explícitamente que puede utilizarse sin riesgo alguno para el bebé durante la lactancia, siempre se debe consultar con el pediatra antes de tomar un medicamento.
Extracción y biberones de leche materna Hay distintas circunstancias en que es necesario que la madre se extraiga ella misma la leche por medio de masajes o con un sacaleches manual o eléctrico: • Antes de la toma, cuando el pecho está tan tenso que el bebé no puede cogerse. • Después de la toma, si en casos de congestión mamaria persiste el dolor, a pesar de corregir la postura y permitir que el bebé mame libremente. • En las mastitis, especialmente en las infecciosas, tras cada toma. • Para alimentar a un recién nacido que no es capaz de mamar. • En interrupciones temporales de la lactancia (enfermedad de la madre o del niño, compromisos sociales de los padres), para que se mantenga la producción de leche. • Para mantener una reserva congelada que permita a la madre ausentarse, sin temor a un retraso imprevisto. • Si se desea seguir dando leche materna al incorporarse al trabajo.
• Presionándolo con una toalla mojada en agua caliente, que se desplazará hacia la areola. • Comprimiéndolo entre dos manos, tratando de empujar su contenido hacia la areola, primero en sentido vertical y luego, horizontal. En todo caso, el masaje siempre ha de ser suave y no debe causar ningún dolor ni enrojecer la piel. Por eso, muchos profesionales recomiendan utilizar sólo las puntas de los dedos y no las manos, presionando con ellos el pecho con movimientos circulares, acercándose en espiral hacia la areola de forma similar a la que se emplea para el autoexamen de los pechos. Algunas madres empiezan por ponerse unas compresas o darse un baño en agua caliente, durante el que se dan el masaje.
consumer •
Antes de la extracción, es aconsejable realizar un masaje suave sobre el pecho, que puede efectuarse de dos formas:
GUÍA PRÁCTICA
Es importante que todo el proceso se efectúe en un ambiente cómodo y agradable, con objetos que recuerden al bebé para que se produzca oxitocina, la hormona que estimula la eyección de leche.
5 L A L AC TA N C I A
Preparativos
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Extracción manual En general, es al menos tan eficaz como el sacaleches y, además, es el método que habitualmente se empleará en extracciones imprevistas, de modo que es conveniente conocer la técnica. Cómodamente sentada y un poco inclinada hacia adelante, se coge el pecho con la yema de los dedos, colocando el pulgar arriba y los dos primeros dedos debajo, a unos tres centímetros del pezón, que es donde se hallan las dilataciones de los conductos (senos galactóforos) donde se acumula la leche. Aunque esa distancia suele coincidir con el borde de la areola, su tamaño es muy variable, por lo que no es una referencia válida. Se empuja entonces hacia atrás (hacia el tórax) y luego se comprime el pecho entre los dedos, y sin soltarlos se mueve la mano hacia adelante, “ordeñando” la leche hacia el pezón, sin deslizar los dedos sobre la piel.
MAL
Este movimiento se va repitiendo de forma rítmica (colocar los dedos, empujar hacia atrás, apretar hacia adelante), tal como haría el bebé, sin estirar ni refregar el pecho, sino comprimiéndolo con un movimiento ondulante de su lengua. Desde la primera posición, en que los dedos se colocaban arriba (a las 12 del reloj) y abajo (a las 6), se debe luego rotar para ir exprimiendo los senos galactóforos de todos los cuadrantes.
BIEN
TODO SOBRE EL
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Presión hacia las paredes del seno
De vuelta
Acabe la manipulación
Mano derecha
Mano izquierda
Con la experiencia, algunas madres son capaces de ganar tiempo vaciándose los dos pechos a la vez.
Uso del sacaleches Hay sacaleches manuales y eléctricos, y entre estos últimos, los hay portátiles, con batería incorporada. Cuando se pretende obtener leche de forma frecuente y prolongada, los más adecuados son los eléctricos, que funcionan por succión intermitente. Algunos equipos permiten la extracción simultánea de ambos pechos. También son necesarios unos conos del tamaño adecuado para adaptarse a cada pecho. Hay que lavarse bien las manos antes de montar el equipo y no tocar las partes que estarán en contacto con la leche.
• La leche puede tardar uno o dos minutos en empezar a salir. • Conviene comprobar periódicamente la correcta adaptación de la copa, observando los movimientos rítmicos que debe hacer el pezón.
Grande
• En una sesión no deben sobrepasarse los 20 minutos para cada pecho. • Existen unos pequeños cuencos que se colocan entre el pecho y el sujetador, para no desperdiciar la leche que suele salir por un lado cuando se está obteniendo del otro. Al acabar, desmontar y lavar enseguida el aparato siguiendo las instrucciones del fabricante. Las partes que deban hervirse, hay que mantenerlas tapadas en la misma cazuela hasta el siguiente uso.
Correcto
Pequeño
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• En los eléctricos se debe empezar por la menor intensidad de succión y aumentar gradualmente tanto como sea posible sin sentir malestar.
consumer •
5 L A L AC TA N C I A
• Tras humedecer con agua tibia los bordes de las copas, para obtener una adaptación más hermética, aplicarlo al pecho y hacer funcionar el aparato.
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Conservación de la leche • Aunque hay bolsas especiales de un solo uso para facilitar su transporte y conservación, la leche materna también puede guardarse en biberones, pero es preferible no hacerlo en frascos de vidrio, porque la leche contiene células vivas que tienen tendencia a adherirse en las paredes de ese material. • Si se emplean bolsas, es mejor no llenarlas más de tres cuartas partes, para evitar su derramamiento accidental y para que no se rompan al aumentar el volumen de la leche al congelarla. • La leche materna recién obtenida puede mantenerse de 10 a 12 horas a una temperatura ambiente de entre 19°C y 22°C, pero si no se va a consumir en la primera hora, es mejor guardarla en la nevera. • Siempre que se actúe con una limpieza escrupulosa, puede conservarse sin congelar durante un día o dos en un frigorífico normal. • Para transportarla, conviene hacerlo en una nevera portátil o en una bolsa isotérmica con paquetes de hielo o acumuladores de frío (imprescindible en el supuesto de que el transporte hubiera de durar más de 10 horas). • Si se va a congelar, deben extremarse las medidas de higiene, guardándola en recipientes estériles de plástico o bolsas especiales herméticamente cerradas. • Puede conservarse entre dos semanas y seis meses, según la temperatura a que se congele. En el envase se hará constar siempre la fecha de preparación.
CONSERVACIÓN LECHE MATERNA*
Congelador Congelador Congelador independiente Combi (puerta normal
Nevera
Temperatura ambiente
independiente)
(Puerta común)
Fresca Descongelada
6 meses
3,4 meses
2-4 semanas
2 días
10-12 horas
No volver a congelar
No volver a congelar
24 horas
1 hora
(*) Para niños de riesgo, prematuros o enfermos, se debe ser más exigente y los tiempos aceptados pueden ser menores.
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Preparación del biberón La leche debe descongelarse dentro de la nevera y no a temperatura ambiente. Si hay prisa, se puede calentar bajo un grifo de agua no muy caliente. Una vez descongelada, aún puede mantenerse 24 horas en la nevera, pero ya no puede volver a congelarse. Al descongelarse, la leche se cuartea en capas y la grasa se acumula en la parte superior; por tanto, hay que agitarla muy suavemente, hasta conseguir una mezcla homogénea. Para calentarla, se puede hacer al baño maría, introduciendo el recipiente que la contiene en otro mayor lleno de agua caliente o poniéndola bajo el grifo del agua. No conviene utilizar el microondas, porque destruye células con propiedades defensivas y no reparte uniformemente el calor, con lo que el bebé podría quemarse.
El destete
• Aunque se empiece por sustituir una sola toma, es normal que al principio el pecho moleste hasta que el niño lo vacíe a la siguiente; sólo cuando desaparezca totalmente el malestar, indicando que se ha alcanzado el nuevo equilibrio, se podrá pensar en retirar otra toma, si se desea. • Un niño muy hambriento aceptará peor cualquier cambio; por eso, se empieza por sustituir la toma que el niño suele hacer con menos interés, dejando para el final la primera y la última del día.
consumer •
Por lo que respecta a la madre, esto permitirá que la misma ley de oferta y demanda que le hacía aumentar la producción de leche en respuesta a la demanda del bebé, la lleve ahora a disminuirla tanto como el pequeño deje de vaciarle el pecho.
GUÍA PRÁCTICA
La norma más importante para el destete es planificarlo con tiempo y efectuarlo de forma progresiva, no retirando más de una toma de pecho cada cuatro o cinco días, para permitir que ambas partes se adapten sin problemas a la nueva situación.
5 L A L AC TA N C I A
Los niños criados al pecho no necesitan ningún otro alimento antes de los cinco o seis meses, pero en algunas ocasiones la madre se decide a sustituir antes (por su reincorporación al trabajo, por ejemplo) alguna toma de pecho por biberones.
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Toma Orden de sustitución
1
2
3
4
5
6
(5ª ó 6ª)
2ª
4ª
3ª
1ª
(5ªó 6ª)
• Es mejor retirar tomas alternadamente, para que las molestias sean menores y para que el bebé no pase tanto tiempo sin mamar como solía. Por ejemplo, si hace seis tomas y se quieren mantener la primera y la última, que es una situación bastante habitual en la madre trabajadora, el orden lógico será empezar por eliminar la quinta, luego la segunda, la cuarta y la tercera. • Si durante este proceso se produce una congestión mamaria que incomode mucho, la madre o el niño, según las circunstancias, deberán vaciar el pecho, aunque solamente lo imprescindible para hacer tolerables las molestias, porque en caso contrario, la producción de leche no cesará y la situación se mantendrá indefinidamente. Si lo hace el niño, con medio minuto en cada pecho suele ser suficiente. Sin embargo, la parte más problemática del destete suele ser la reacción del bebé; para superarla, se requiere una equilibrada combinación de firmeza, comprensión y seguridad: • No ceder y no darle de mamar hasta la toma que le corresponda, ofreciéndole, sin forzarle, el biberón de leche. • No perder los nervios y, menos aún, enfadarse, porque la reacción del niño es absolutamente normal y necesita comprobar que no ha variado el afecto de su madre. • Estar pasar cerca; que el
absolutamente convencidos de que no le va a nada por no mamar mientras tenga un biberón finalmente, todos acaban por aceptarlo y aprender biberón también puede saciarlos.
Si la negativa del bebé le ha hecho saltarse una toma, la próxima vez que deba intentarse, se puede probar a preparar el biberón con leche materna, pues a veces, no es la tetina lo que rechazan sino el sabor de la nueva leche. En ese caso, el cambio será aún más gradual, pasando de pecho a leche materna en biberón y de éste al biberón con leche normal para bebés.
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También puede ayudar que no sea la madre quien le dé el biberón, para que el niño no se ponga tan nervioso. Aunque si lo acepta bien, es posible que perciba menos el cambio si es ella quien sigue alimentándole.
Lactancia artificial “Cuánto” y “cada cuánto” son dos interrogantes básicos que se plantean al decidir criar con lactancia artificial. Las respuestas son semejantes a las que se dan en la lactancia materna: • Tanto con pecho como con biberón, salvo en los primeros días de vida y en caso de enfermedad, el apetito del bebé es quien mejor regula sus necesidades y todos los cálculos que se puedan hacer al respecto son aproximaciones. Por eso, basta con ofrecerles una cantidad generosamente calculada y dejar que sea el propio bebé quien decida. Y también por eso: - No hay que extrañarse de que unas veces tomen menos que otras ni intentar forzarles nunca; criados al pecho, tampoco maman siempre lo mismo. - No hay que insistir lo más mínimo para que se acaben los biberones. Uno de los inconvenientes de la lactancia artificial es que, al serles más fácil obtener su alimento, tienen tendencia a comer más de lo que necesitan.
- Pronto se espacian las tomas, a medida que aceptan biberones más grandes. Con los límites que pone la capacidad de su estómago, es lo mismo que tomen 90 mililitros de leche cada tres horas, que 120 ml cada cuatro. - Cuando se observa que el bebé se acaba todos los biberones y se queda inquieto o aguanta menos hasta la toma siguiente, debe aumentarse el volumen de leche que se le ofrece. La mayoría no pasan de 90 mililitros durante el primer mes, ni de 180 ml en el primer trimestre.
consumer •
- Los primeros días no conviene dejar pasar más de tres horas sin ofrecerles alimento, porque su falta de demanda también puede ser debida a falta de energía para reclamar lo que precisan.
GUÍA PRÁCTICA
• También es el bebé quien mejor regulará la frecuencia de sus tomas, que con lactancia artificial se espacian antes, debido a que la leche se digiere con mayor lentitud. Pero, del mismo modo que con el pecho:
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- No hay que alarmarse porque coman menos de lo que indica la etiqueta del bote, referido a veces a los niños de más peso dentro de cada grupo de edad, y que en todo caso remite al pediatra (que a su vez, tras corroborar el buen aspecto del bebé, aconsejará guiarse por su apetito).
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• Cualquier horario al que se les quiera adaptar debe ser flexible. Si es inhumano hacer esperar a un niño que tiene hambre, tampoco es muy lógico despertar a un niño para satisfacerle una necesidad antes de que la haya sentido, aunque en ocasiones sea conveniente y no suponga mayor problema.
Volumen de cada biberón (ml) según el peso y el número de tomas diarias Tomas diarias Peso (kg) 3 3,5 4 4,5 5 5,5 6 6,5
>>
10 50 60 65 75 85 90 100 110
9 55 65 75 85 90 100 110 120
8 60 70 85 95 105 115 125 135
7 70 85 95 105 120 130 140 150
6 85 95 110 125 140 150 165 180
5 100 115 135 150 165 185 200 215
En esta tabla se puede observar la cantidad de leche que debería tomar un bebé en cada biberón en función de su peso y del número de tomas diarias que haga. Como ejemplo, se resalta que los biberones para un bebé de 5 kilos que hiciera siete tomas tendrían que ser de 120 mililitros cada uno. Los datos se han calculado para una leche normal para bebés (68kcal/100ml) sobre unas necesidades promedio de 110 kcal por kilogramo y día.
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Preparación de los biberones Agua • El agua potable, por definición, no debe estar contaminada ni contener nada perjudicial para la salud, y también puede ser adecuada para preparar los biberones; pero en algunas zonas contiene demasiadas sales minerales y sustancias que convienen poco a los bebés, por lo que, a menos que se tenga la confirmación positiva por parte del pediatra de que los biberones se pueden preparar con agua del grifo, es mejor emplear agua de bebida envasada de bajo contenido en minerales. • Los filtros domésticos para ablandar el agua intercambian su calcio con otros minerales cuyo exceso la hace menos apropiada aún para preparar biberones y, además, se contaminan fácilmente con microbios. • No es necesario hervir el agua de bebida envasada, pues si la botella se manipula higiénicamente y se conserva cerrada, debe mantenerse libre de microbios.
consumer •
- Hay leches líquidas para bebés ya preparadas, algo más caras que las leches en polvo pero muy cómodas, y que solucionan cualquier conflicto derivado del agua con que se han de preparar las otras.
GUÍA PRÁCTICA
- Según la OMS, el tiempo mínimo necesario para que la ebullición elimine del agua cualquier agente infeccioso oscila entre 1 y 5 minutos según la altura sobre el nivel del mar a que se halle (un minuto a nivel del mar y uno más por cada 1.000 metros de altura). Prolongar ese tiempo hasta los 5 ó 10 minutos que indican otros organismos puede aumentar la concentración de sales minerales y otros elementos hasta niveles poco adecuados para preparar los biberones de un bebé, y obliga a replantearse la conveniencia de optar por agua de bebida envasada.
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- Si se utiliza agua potable del grifo, probablemente sea excesivo hervirla, ya que sólo muy excepcionalmente podrían encontrarse en ella algunos microorganismos, que tampoco causarían problemas graves en un niño normal.
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Leche La llamada “leche maternizada” que se emplea para la lactancia artificial se elabora normalmente a partir de leche de vaca, pero los bebés no deben tomar nunca leche de vaca normal, ni entera ni desnatada. Existen en el mercado numerosos tipos de leche para bebés, que esencialmente se reducen a los siguientes: • Normales: - De inicio: hasta el cuarto o quinto mes. - De continuación: desde el cuarto o quinto mes. - Unitarias: del nacimiento al año. - De crecimiento: de uno a tres años. • Con pequeñas variaciones que pretenden dotarlas de alguna propiedad especial: - Anti-regurgitación - Anti-estreñimiento - Anti-alérgicas (preventivas) • Medicamentosas: - Sin lactosa - De soja - De hidrolizados de proteínas Todas las leches para bebés deben cumplir las condiciones que periódicamente revisa e impone un comité internacional de expertos, fijando unos márgenes en cuanto a su composición. Para un tipo determinado de leche, las diferencias entre las numerosas marcas que existen en el mercado son mínimas, pero el pediatra puede recomendar una u otra según su propia opinión sobre la importancia e interés que para el bebé pueden tener los detalles que la distinguen. Aunque las casas comerciales reservan las novedades para las leches que distribuyen en las farmacias, cualquier modificación que hayan introducido tratando de mejorar su composición no debe apartarla de los márgenes y condiciones generales que los expertos consideran necesarios, y un cambio no siempre supone una mejora sustancial. TODO SOBRE EL
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Entre las distintas leches normales, no hay diferencias capaces de resolver problemas importantes y es muy poco recomendable ir probando al azar, entre otras cosas, porque el problema que se pretende solucionar con el cambio no suele ser debido a la leche. Una vez abiertos, los botes de leche en polvo pueden conservarse durante un mes, siempre que se mantengan herméticamente cerrados después de cada uso, en un lugar fresco y seco.
Biberón • Los biberones se fabrican con vidrio o plásticos que resisten altas temperaturas sin degradarse ni liberar sustancias que puedan pasar a la leche. • Con los biberones estrechos y largos es más fácil un exacto ajuste de la cantidad de agua al nivel deseado.
• Cuando es necesario agrandarlo, por ejemplo si el pediatra ha mandado espesar la leche para disminuir las regurgitaciones, se puede hacer con una aguja al rojo vivo, que se manipula sin peligro de quemarse clavando su cabeza en un corcho.
consumer •
• Si el orificio de la tetina tiene un tamaño adecuado, la leche debe gotear bastante rápidamente, pero no a chorro. Un orificio pequeño puede dificultar la toma y hacerles tragar mucho aire, y con uno demasiado grande, se pueden atragantar o acaban tan pronto que no satisfacen la necesidad que tienen de chupar, además de alimentarse.
GUÍA PRÁCTICA
• Hay tetinas de látex y de silicona. El látex es un caucho natural que tiene el inconveniente de degradarse y coger mal aspecto con el uso, cosa que no ocurre con la silicona, que en contrapartida es menos elástica y resistente a los mordiscos.
5 L A L AC TA N C I A
• Las tetinas deben ser suaves al tacto, blandas para poder adaptarse bien a la boca del niño, y con un orificio especial para evitar que al chupar se haga el vacío dentro del biberón.
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Limpieza • Siempre hay que lavarse bien las manos antes de manipular alimentos. • Los biberones y tetinas deben lavarse con agua y jabón antes e inmediatamente después de cada uso, empleando un cepillo especial para eliminar cualquier resto de leche que pueda haber quedado y que se contaminaría fácilmente. • Es prudente hervir la tetina una vez al día, pero la costumbre de hervir todo en cada toma es innecesaria y carece de sentido a partir del momento en que el bebé empiece a llevarse todo a la boca. • Los métodos químicos de esterilización se anuncian como muy efectivos, pero los microbios que puedan quedar en un biberón usado normalmente tras mantenerlo cinco minutos en agua potable hervida son inofensivos.
Preparación • Los biberones deben prepararse siempre según las proporciones recomendadas, generalmente 30 mililitros de agua por cada medida de leche. Poner más, como a veces se hacía en un intento de sobrealimentar al niño, puede ocasionar su deshidratación; poner menos es engañar su apetito con agua. • Para ser exactos, es mejor no trabajar con medias medidas y cuando conviene aumentar el volumen de un biberón, hacerlo en 30 mililitros de agua y una medida completa de leche, aunque el niño no se lo vaya a acabar todo. • Las medidas deben ser rasas y sin comprimir. • Se empieza por llenar el biberón hasta el nivel deseado y luego se añade la leche en polvo que corresponda, y no al revés. Existe cierta tendencia a equivocarse invirtiendo el orden (poniendo primero la leche y completando hasta el nivel, con lo que entra menos agua de la debida), porque la forma habitual de evitar que se formen grumos en una disolución, es prepararla con un pequeño volumen de líquido más caliente, agitarlo un poco y luego añadir hasta completar. Para preparar los biberones, este truco sólo puede utilizarse si previamente se ha comprobado cuál es el volumen final de leche que se obtiene. TODO SOBRE EL
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• Existen termómetros para comprobar que el biberón esté a la temperatura ideal, es decir, los mismos 36 ó 37ºC del cuerpo humano y la leche materna; pero lo más importante es comprobar que no estén demasiado calientes, vertiendo sus primeras gotas en el dorso de la mano, tras agitarlo para repartir uniformemente el calor. • Si los aceptan igualmente bien, no hay inconveniente en que los tomen a temperatura ambiente; muchos lactantes mayorcitos los prefieren más bien fríos. • Los microondas no reparten bien el calor y calientan menos el recipiente que su contenido, con lo que es fácil abrasar la boca de un bebé con la leche de un biberón que por fuera está frío. Por eso, es más recomendable calentarlos bajo un chorro de agua caliente, al baño maría o por medio de un calientabiberones.
Conservación • Nunca se deben guardar las sobras de una toma para otra, ni siquiera en la nevera.
consumer •
• Cuando se preparan biberones para todo el día, conviene extremar las medidas higiénicas y esterilizarlo todo muy bien, con un método químico o hirviendo durante cinco o diez minutos biberones y tetinas, por un lado, y el agua, por otro. Una vez preparados, se cierran tapándolos con las tetinas hacia adentro y se conservan en la nevera.
GUÍA PRÁCTICA
• Utilizar un calientabiberones para mantenerlos tibios hasta la hora de la toma aumenta la posibilidad de contaminación microbiana.
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• La leche se contamina relativamente pronto a temperatura ambiente. Siempre es preferible conservar los biberones preparados en el frigorífico.
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6.Cuidados
GENERAL
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El trato Paseo y salidas El sol La ropa El abrigo El ba単o Higiene de zonas delicadas El ombligo La zona del pa単al El chupete (o el dedo) El sue単o
ES
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El trato • Es lógico que los nuevos padres se sientan algo torpes y temerosos al coger a su hijo recién nacido, pero no hay que preocuparse: los bebés no son tan frágiles como aparentan, y se les debe tratar con cuidado pero sin miedo. • Por esa prevención natural, resulta casi innecesario advertir que no conviene dejarlos en brazos de hermanos pequeños, que apenas pueden sostenerlos y cuya curiosidad suele ser poco prudente. • Durante los primeros días, se recomienda evitar que las visitas dejen sin descanso a los bebés y nunca se les debe molestar cuando duermen, aunque, llegado el momento, no hay inconveniente en alborotarlos tanto como plazca mientras sigan el juego. En cualquier caso, hay que evitar el exceso de estimulación, que luego puede dificultar que algunos bebés concilien el sueño. • No hay peligro alguno en tocarles la fontanela con naturalidad, ni en frotarla cuando se les baña, pues aunque no este cubierto por el hueso, el cerebro no puede sufrir aunque se presione esa zona. • Zarandear a un bebé para que deje de llorar puede ser una reacción comprensible, y no sólo porque es peligroso para el cerebro del bebé y capaz de causar la muerte. Lo natural es desarrollar al máximo el instinto protector, que obliga a sostener el cuello del bebé cuando se le lleva en brazos.
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Bebé
Paseo y salidas • Con un recién nacido hay que tener ciertas precauciones, como evitar las aglomeraciones y el contacto con personas que padezcan enfermedades contagiosas; pero, por lo demás, se le puede sacar de paseo desde los primeros días de vida. A ellos les suele gustar el movimiento del cochecito y a las madres les favorece romper el aislamiento.
• La creciente evidencia de los efectos perjudiciales que los rayos ultravioletas tienen sobre la piel (envejecimiento cutáneo precoz y, en algunos casos, cáncer) ha llevado a que se recomiende evitar la exposición al sol de los recién nacidos y bebés menores de cinco meses, cuya piel es, además, especialmente sensible. Por supuesto, que no se les deba poner al sol no significa que no les pueda ni dar el sol un momento o incluso más prolongadamente en los meses fríos; pero en verano es mejor no sacarles de paseo entre las 10 de la mañana y las 3 de la tarde. • Aunque inicialmente se desaconsejó el uso de protectores solares en bebés de menos de seis meses, por el
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El sol
GUÍA PRÁCTICA
• Los bebés pueden viajar en coche tan pronto como convenga, siempre que ello no impida cuidarlos adecuadamente y nos ocupemos de su seguridad. En el vehículo deben ir bien sujetos en sus sillas de seguridad, bien ancladas y orientadas en el sentido opuesto al de la marcha, o en una cuna amarrada al asiento trasero con los cinturones del vehículo.
6 CUIDADOS GENERALES
• Las mochilas para bebés son un invento tan cómodo para los padres como bueno para el bebé, pues además de descargar el peso del portador, permiten un contacto físico muy estrecho -que se pierde en el cochecito- y no suponen el menor peligro para su espalda. Aunque hay modelos que recogen la cabeza y se pueden utilizar desde los primeros días, los recién nacidos no pesan demasiado y están tan encogidos que resulta algo complicado colocarlos en la mochila, de modo que al principio suele resultar más práctico llevarlos en brazos. En todo caso, siempre deben ir debidamente sujetos en un modelo adecuado a su edad.
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riesgo de que absorbiesen a través de la piel componentes nocivos para su salud, hoy se cree que pueden utilizarse sin peligro si se aplican sólo en pequeñas cantidades para proteger cara, manos y pies. Para ellos, el “factor de protección solar” de los filtros debe ser al menos de 20. • Los filtros solares no deben sustituir al protector más sencillo y eficaz que hay. El bebé debe protegerse básicamente con la ropa, usando telas finas de algodón que les cubran brazos y piernas en los meses más calurosos y poniéndoles gorras con visera o sombreros de ala, porque el mejor protector solar es la sombra (salvo la de las nubes, pues los rayos ultravioletas las atraviesan, de modo que la piel de un bebé puede quemarse en un día nublado en 10 ó 15 minutos). • Los rayos solares hacen que la piel fabrique vitamina D. El tiempo que un niño necesita estar expuesto al sol para producir toda la que necesita es relativamente escaso (de 5 a 30 minutos diarios, según la ropa que lleve) y muchos lo alcanzan al ser sacados normalmente de paseo; sin embargo, bastantes pediatras prefieren recetar un suplemento de vitamina D a todos los niños alimentados al pecho (las leches para bebés ya llevan toda la que requieren, pero la materna parece como si contara con la colaboración del sol y es algo deficitaria en esa vitamina).
TODO SOBRE EL
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Bebé
La ropa Calidad • La ropa del bebé debe ser holgada, cómoda y fácil de poner. • Para las sábanas y toda la ropa que está en contacto directo con su piel, las fibras naturales, como el algodón y el hilo, son preferibles a las sintéticas.
Seguridad • Se debe evitar la angorina y cualquier tejido que suelte pelo que pudiera ser inhalado por el bebé, así como los cordones o lazos. • Si una prenda lleva botones, han de ir por detrás, ser grandes y estar bien cosidos, para evitar que accidentalmente pudieran obstruir sus vías respiratorias.
• Durante los primeros meses, es mejor lavar su ropa por separado. • Es importante hacer un doble aclarado para que no queden restos de jabones ni suavizantes. • Antes de estrenar ropa de cama o cualquier prenda del bebé, conviene eliminar el apresto que pueda traer de fábrica, lavándola y aclarándola a fondo.
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• No se deben utilizar lejías ni detergentes fuertes, sino jabones especiales para ropa delicada.
GUÍA PRÁCTICA
Lavado
6 CUIDADOS GENERALES
• Los imperdibles son muy peligrosos y no deben usarse.
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El abrigo El fuerte instinto que empuja a abrigar bien a los bebés está lleno de sentido, porque son muy vulnerables al frío. Esto es debido a que, comparativamente con un adulto: • La superficie corporal de intercambio de calor con el exterior es, en proporción, tres veces mayor. • La cantidad de grasa que les aísla es menor. • Los mecanismos de regulación de la temperatura son menos eficientes. • No pueden moverse voluntariamente para producir calor, ni tampoco involuntariamente, pues no saben tiritar. Sin embargo, salvo el último, estos mismos motivos les hacen también muy sensibles al calor, que es capaz de causarles fiebre y deshidratarlos con mucha rapidez, dado lo escaso de las reservas de agua que pierden, básicamente a través de la respiración, cuando les sobra calor. En este sentido, el instinto no parece tan atinado, pues la tendencia universal es a abrigarles en exceso, y aunque normalmente no es tanto como para acarrear mayores consecuencias, se ha relacionado incluso con el síndrome de la muerte súbita del lactante. Para no confundirse, conviene saber que: • Los bebés no sudan tan pronto ni tan abundantemente mientras son pequeños y, menos aún, si el calor está empezando a deshidratarles; por tanto, el hecho de que no suden no significa que no estén pasando calor. • Igual que sucede entre los adultos, hay bebés que tienen siempre las manos y pies más bien fríos. Los lugares más adecuados para valorar la temperatura de su piel son el cuello y la nuca. • Cuando se les abriga demasiado, pueden avisar protestando, pero no es nada raro que el calor les adormezca; por tanto, aunque no lloren, pueden estar pasando calor.
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Pero la mejor forma de acertar es tener siempre presente que no necesitan más abrigo que cualquiera que estuviera en su lugar, quieto en la cuna. Esto significa que se les debe poner la misma ropa con la que se siente a gusto quien esté a su lado en ese momento, y una pieza (o mantita) más para compensar el calor que dejan de producir al no moverse.
Ni su ropa ni la de la cuna deben impedirle moverse libremente ni oponerse a la posición natural de su cuerpo. Es conveniente sujetar la sábana metiéndola bajo el colchón, pero evitando una tensión que le oprima. Para que una manta no deje escapar el calor, basta con que le cubra holgadamente, cayendo por su propio peso.
El baño Dónde • Un bebé enjabonado es muy escurridizo; si resulta difícil bañarle en el lavabo sin hacerle daño con los grifos, hacerlo en la bañera grande es incómodo, de modo que es casi imprescindible disponer de una bañera especial para bebés. • Las que más habitualmente se eligen son las plegables. Es importante vigilar que lleven un buen sistema para evitar su cierre accidental.
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• También se ha convertido en costumbre el baño diario, realmente muy conveniente en los niños mayorcitos, pero que no es imprescindible en un bebé que apenas se ensucia más que en la zona del pañal o cuando devuelve un poco de leche. Además, la piel tiene sus propios mecanismos de limpieza y la excesiva frecuencia o duración de los baños pueden irritarla, especialmente en bebés que la tienen muy sensible y cuando se emplea agua demasiado caliente. Un breve baño diario en agua tibia es bueno y a muchos bebés les relaja, convirtiéndose en una rutina a la que pronto les cuesta renunciar; pero, especialmente al principio, cuando no se tiene demasiado tiempo, basta con bañarles
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• A pesar de lo extendida que está esa precaución, no es preciso esperar a que cicatrice el ombligo para bañar al bebé. La humedad mantenida es perjudicial para el ombligo, pero si después del baño se seca y cuida debidamente, no hay ningún peligro. Es cierto que normalmente tampoco hay prisa en bañarles y si no se va a secar escrupulosamente el ombligo, más vale no mojarlo; pero también lo es que a bastantes niños tarda más de dos o tres semanas en caérsele y no hay justificación para demorar su primer baño por ese motivo.
6 CUIDADOS GENERALES
Cuándo
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dos o tres veces por semana. Por supuesto, hay que lavarles tantas veces como sea necesario la zona del pañal, la cara, las manos, las axilas y los pliegues de la piel, o cualquier zona que se haya ensuciado. • Los bebés agradecen la seguridad de lo rutinario; lo más habitual es bañarlos antes de la última toma del día, pero se puede hacer a cualquier otra hora si a los padres les va mejor o al bebé no le gusta el agua y, en vez de relajarle, le desvela. • Desde luego, no es nada recomendable intentar bañar a un bebé que está llorando de hambre, pero en general, es mejor que el baño no sea después de las tomas, no por el riesgo de un corte de digestión, que sólo podría producirse si pasasen frío, sino porque suelen preferir dormir y también es fácil que los movimientos provoquen alguna regurgitación.
Cómo • Caldear el cuarto de baño por encima de veinte grados. • Preparar y tener a mano todo lo que se necesita para bañarle y cambiarle, pues no se le podrá dejar solo ni un momento. • Llenar la bañera hasta unos 5 ó 10 centímetros de profundidad con agua tibia. • Comprobar la temperatura del agua con la piel del dorso de la mano o el codo, más sensible y parecida a la del bebé, cuidando de que sólo este tibia. Si se usa termómetro, debe estar entre 32ºC y 38ºC. En todo caso, es muy fácil y conveniente acostumbrarse a volver a comprobarla con el codo, justo antes de meter al bebé en el agua, aprovechando lo apropiado de su situación. • Coger al bebé pasando un brazo por detrás de su cabeza y espalda, sujetándole por la axila y usando la mano libre para enjabonarle y aclararle, con una esponja suave o con la mano. • Nunca dejarle solo. Un bebé puede ahogarse en dos dedos de agua mientras se ha ido a abrir la puerta o a coger el teléfono.
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• No entretenerse demasiado, pues los baños largos maceran la piel y el agua puede enfriarse demasiado. Desde luego, el baño debe ser agradable, pero no es el momento más adecuado para jugar, porque no conviene que dure más de cinco minutos.
• Secarle enseguida y bien, en una superficie amplia y estable, poniendo especial cuidado en los pliegues (axilas, ingles, cuello) y más aún en el ombligo si aún no ha cicatrizado.
Con qué Los jabones y champús para bebés deben ser suaves, neutros o muy poco ácidos, para no modificar la acidez natural de su piel; cuanto más sencilla sea su composición y menos fragancias incorporen, mejor. Las cremas o leches hidratantes aplicadas después del baño son muy útiles para mantener la humedad de la piel, pero un bebé con una piel sana no las necesita.
Oídos Los repliegues de la oreja pueden limpiarse con una gasa o con un poco de algodón. Los bastoncillos con algodón en la punta que existen en el mercado son muy adecuados y prácticos, pero nunca se deben usar para sacar la cera que se produce en el conducto auditivo, pues comprimen la que queda por detrás haciendo que se formen tapones, y sobre todo, se corre el riesgo de que con un movimiento inesperado alcancen el tímpano y lo rompan. La cera de los oídos va saliendo por sí sola; no se debe intentar sacar con nada. Los especialistas en otorrinolaringología recomiendan que en el oído no se introduzca nada más estrecho que el codo.
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Higiene de zonas delicadas
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Las colonias ocasionan problemas con cierta frecuencia; si se desea utilizar alguna, es mejor aplicarla sobre la ropa del bebé que sobre su piel.
6 CUIDADOS GENERALES
Aunque los polvos de talco evitan escoceduras en las axilas y el cuello de los bebés más gorditos y sudorosos, es mejor prescindir de ellos, porque pueden complicar la cicatrización de cualquier pequeña herida o erosión que haya en la piel y, desde luego, nunca se deben emplear para curar el ombligo; pero si se usan, deben verterse en la mano y aplicarse con ella y no espolvorearlos directamente, pues el bebé podría inhalarlos.
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Si luego no se puede secar bien, no es bueno que el conducto auditivo se llene de agua, pues la humedad favorece su infección; por eso conviene no mantener los oídos del bebé bajo el agua, pero tampoco sucede nada porque les salpique o les entre un poco.
Nariz Para desobstruir la nariz, se emplea suero fisiológico; pero para lavar los orificios, puede emplearse agua corriente.
Ojos Si hay que lavarlos y retirar alguna legaña, se debe hacer con una gasa empapada en suero fisiológico, pero nunca con algodón.
Uñas Aunque las uñas de los recién nacidos son difíciles de cortar porque son muy flexibles y se doblan entre las hojas de las tijeras, esa propiedad no evita que puedan hacerse daño con ellas cuando mueven descontroladamente brazos y manos. En los bebés que nacen con retraso, eso puede significar tener que intervenir el primer día, porque ya las tienen largas. Cuando sea necesario cortarlas antes de los 8 ó 10 días de vida, hay que proceder con mucha habilidad y cuidado; puede ser mejor limitarse a limarlas. Desde luego, nunca se utilizará un cortaúñas, con el que fácilmente se les podría cortar en el dedo. A partir de los diez días o del momento en que se noten más consistentes, se pueden cortar más fácilmente con unas tijeras pequeñas sin punta (de punta roma), manteniendo firmemente sujeta su mano. A veces es mejor esperar a que estén dormidos. Crecen bastante rápidamente, de modo que suele ser necesario cortarlas una vez por semana. Los bordes deben quedar redondeados, para evitar que se arañen, y es conveniente limarlos después del corte.
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Las uñas de los pies se cortarán rectas, para procurar que sus bordes crezcan por encima de la piel y no se claven en los márgenes. Dado que crecen mucho más despacio, durante los primeros meses no suele ser necesario tocarlas.
Genitales En la mayoría de recién nacidos varones, no es posible retirar la piel del prepucio sin hacerles daño y no es necesario para su higiene. La vulva debe limpiarse sin miedo, separando bien los pliegues, teniendo la precaución de lavarla siempre de delante hacia atrás, para no arrastrar hacia la vagina los microbios que pueda haber alrededor del ano.
El ombligo
• Al menos dos veces cada día, una de ellas tras el baño, se recomienda curarlo con alcohol de 70º. Para aplicarlo correctamente, hay que levantar el muñón sin estirar, cogiéndolo por la punta para que quede expuesta la zona de transición entre el cordón y la piel normal, que es la que debe quedar mojada. Dejar empapada la gasa con que se le protege con alcohol puede ser irritante para la piel. • Bastantes especialistas prefieren que durante los primeros días, después del alcohol (o en su lugar) se aplique un antiséptico como la clorhexidina (“mercromina blanca”), aunque también los hay que recomiendan no poner nada. • Hay acuerdo unánime en que se han de evitar los productos con yodo, porque su absorción podría influir en la función del tiroides, así como cualquier talco o polvo. La mercromina normal (o mercurocromo) tampoco se usa, porque puede hacer que de mayores tengan dermatitis de contacto por alergia al mercurio y, además, su color dificulta la valoración del estado del ombligo.
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• Procurar que el pañal no lo cubra, doblando su borde superior hacia abajo si es preciso.
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Cuando se corta el cordón umbilical, queda un muñón que se ennegrece y se va secando hasta desprenderse a las dos o tres semanas. Para que durante este proceso no se infecte, lo más importante no es curarlo de una forma u otra, sino mantenerlo siempre lo más limpio y seco posible, impidiendo que se ensucie con las heces o la orina. Para ello:
6 CUIDADOS GENERALES
Cuidados y vigilancia
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• Si accidentalmente se ensucia con las heces, debe lavarse sin miedo con agua y jabón, secándolo luego muy escrupulosamente y aplicando el alcohol o el antiséptico que haya indicado el pediatra. Aunque poco frecuentes, las infecciones del ombligo pueden diseminarse muy rápidamente en el recién nacido, por lo cual hay que consultar con rapidez si se observa pus o secreciones amarillentas y malolientes, o la piel de alrededor del ombligo se enrojece y parece doler al tocarla o manipular en la zona.
CONSULTAR CON EL PEDIATRA SI … ... a las 3 semanas aún no se ha desprendido el cordón umbilical. ... cuatro días después de caer, aún mancha la gasa.
Y rápidamente si... ... se observan secreciones amarillentas o malolientes. ... la piel que rodea el ombligo se enrojece y parece doler. ... sangra de modo continuo.
Los restos del cordón se desprenden durante la segunda semana de vida, pero también pueden hacerlo antes o tardar hasta un mes; aunque si a los 20 días no se ha caído, es mejor que lo vea el pediatra. En ningún caso se debe estirar para acabar de desprenderlo, por más fino que sea el hilo a que haya quedado reducido, pues se podría ocasionar una peligrosa hemorragia. Es posible que sangre un poco al desprenderse de forma natural, pero en ese caso, la hemorragia se detiene por sí sola inmediatamente. Tras la caída del cordón, el riesgo de infección persiste hasta que el ombligo no haya cicatrizado completamente, por lo que se debe seguir con los mismos cuidados y vigilancia hasta que la gasa que lo cubre aparezca limpia durante un par de días seguidos. Esto es especialmente importante en los llamados “ombligos amnióticos”, en los que la piel no sobresale sino que quedan hundidos, porque eso hace que estén menos ventilados y sea además más difícil valorar su estado. Cuando ya ha cicatrizado, el ombligo puede y debe lavarse con total normalidad; si se acumula suciedad en sus repliegues, se han de separar sin miedo para poder limpiarlos y secarlos bien.
Hernias y tipos de ombligo Independientemente de que se les haya fajado o no, algunos bebés presentan hernias umbilicales; afortunadamente, las más pequeñas y corrientes no causan molestias, no se estrangulan y prácticamente siempre se cierran por sí solas a los 3 ó 4 años. TODO SOBRE EL
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Hay ombligos con mucha piel (“cutáneos”) y otros que quedan por debajo del nivel del abdomen (“amnióticos”), pero que se acerquen a uno u otro extremo no depende de dónde
se haya cortado al nacer, ni de dónde se haya puesto la pinza, sino de la naturaleza. Es inútil poner monedas para intentar aplanar el ombligo y las fajas sólo tienen sentido durante los primeros días, cuando pueden ayudar a mantener en su sitio la pinza y la gasa; pero luego no pueden causar más que molestias y no sirven ni para reducir el tamaño del ombligo ni para evitar que se hernie.
La zona del pañal
• No hay que despertar al bebé para cambiarle, pero se debe comprobar si hace falta hacerlo cada vez que se despierte. • Cuando el pañal sólo está mojado o las heces apenas han ensuciado al bebé, basta con limpiarle con una toalla húmeda o con un poco de agua tibia. En general, lavarle con agua y jabón sólo es necesario cuando las deposiciones son muy desligadas o diarreicas. • El abuso de jabón elimina la capa protectora natural de la piel; aunque las toallitas impregnadas son muy prácticas fuera de casa, no debieran utilizarse de forma rutinaria. • Las pomadas protectoras (con vaselina y óxido de zinc) actúan aislando la piel, y conviene usarlas por la noche cuando el bebé empiece a dormir más horas seguidas sin reclamar alimento y vaya a pasar más tiempo mojado o sucio; pero si tiene una piel normal, no es necesario ponerle sistemáticamente pomada cada vez que se le cambia.
SI SE EMPIEZA A IRRITAR LA ZONA DEL PAÑAL • Asegurarse de que se le está cambiando lo antes posible. • Usar una pomada protectora sencilla (sin antibióticos ni antifúngicos). • Procurar que se ventile, aflojándole el pañal o dejándole con el culito al aire, acostado sobre un pañal abierto o una toalla que absorba la orina.
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• La orina es mucho más irritante que las heces, por lo que esperar a cambiar los pañales a que se hayan ensuciado con ellas suele ser tarde.
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• El mayor inconveniente de los pañales desechables es que proporcionan una falsa sensación de confianza, estimulada en buena medida por la publicidad, que lleva a muchos padres a no cambiarlos hasta que están totalmente empapados. Por lo demás, además de ahorrar muchísimo trabajo, son realmente más eficaces que sus antecesores. Pero por mucha que sea su capacidad de absorción, cambiar los pañales lo antes posible es la mejor forma de evitar problemas en la piel que cubren.
6 CUIDADOS GENERALES
La piel que queda cubierta por el pañal, más o menos sensible según el niño, sufre a causa de la falta de aire, la humedad y el amoniaco de la orina; cuidarla bien evita muchos problemas.
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El chupete (o el dedo) Desde antes de nacer, los bebés se chupan el dedo, a veces con tanta intensidad que algunos nacen con callos en el pulgar. Chupar les sirve para alimentarse, pero también les tranquiliza y les consuela. Esta llamada “succión no nutritiva” es una necesidad que, mejor o peor satisfecha por la alimentación, todos tienen, al menos, hasta los ocho meses. Aunque en este terreno hay opiniones encontradas, el hecho de que casi todas las madres prefieran que los niños usen chupete a que se chupen el dedo, así como que -con materiales distintos- hayan existido en todas las culturas y tiempos, abogaría a su favor. Su principal ventaja respecto al dedo es la posibilidad de hacerlo desaparecer cuando convenga, temporal o definitivamente; mientras que el dedo se halla y hallará siempre –literalmente- tan a mano que, desde luego, nunca se dejará de saber dónde está o se perderá a media noche, aunque por eso mismo es fácil que acabe tan estropeado como la boca en que se introduce. Esto último, el riesgo de que el dedo, y en menor grado también el chupete, deformen la boca, son el único peligro real de un hábito que, por lo demás, no ocasiona problemas serios. Pero incluso éste, que en el peor de los casos puede solucionarse con la ayuda del ortodoncista, sólo aparecerá cuando la costumbre persista más allá de los 4 ó 5 años, porque cualquier deformidad causada por ellos se corrige espontáneamente con el crecimiento si el niño deja de usar el chupete o de chuparse el dedo a una edad razonable. De este modo, la decisión podría dejarse al bebé, sin acostumbrarle innecesariamente al chupete sólo por el miedo a que prefiera el dedo, pero dándoselo sin reparos si encuentra mayor sosiego en él. De todas formas, durante los primeros días es mejor no ponerles chupete, especialmente si maman, para que no sacien con él su necesidad de chupar y luego tengan menos interés en comer, pero sobre todo, porque el chupete les puede confundir, igual que la tetina del biberón, cuando están aprendiendo a mamar.
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A partir de las dos semanas, ya no hay inconveniente en que usen chupete. Los hay de tres tamaños; entre los más pequeños, los que tienen forma de gota parecen muy adecuados para los primeros meses, pero entre redondo, simétrico o anatómico, el mejor será el que más le guste al bebé.
Seguridad e higiene del chupete • Los chupetes que cumplen con las normativas son de una sola pieza, tienen una base lo suficientemente grande para impedir que todo el chupete pueda entrar en la boca del niño y llevan una anilla o tirador que permite sacarlo de ella. • Los collares pueden causar lesiones mortales, por lo que el chupete nunca debe colgar ni del cuello, ni de la muñeca, ni de la cuna del bebé, ni tampoco fijarse a su ropa con imperdibles, también peligrosos. • La tetina del biberón no debe usarse como chupete, pues una succión muy vigorosa podría hacerla salir a través del aro que la retiene y asfixiar al niño. • Cuando el caucho se ve desgastado por el uso, puede liberar sustancias capaces de causar problemas alérgicos, por lo que conviene renovar el chupete.
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• No se debe embadurnar el chupete con azúcar, miel o leche condensada, ni mojarlo con agua azucarada. Aunque todavía no tengan dientes, este hábito puede llevarles a padecer una forma de caries dental.
6 CUIDADOS GENERALES
• Durante los primeros meses, es muy prudente esterilizarlo o hervirlo una vez al día.
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El sueño Cuánto Durante el primer trimestre duermen un promedio de 15 a 18 horas diarias, cada vez menos a medida que pasa el tiempo, oscilando entre un máximo de 20 horas los primeros días y un mínimo de 13 a los tres meses. • Al nacer apenas se despiertan más que para comer, pero a medida que pasa el tiempo están más ratos en estado de alerta y mostrando interés en su entorno, con lo que empiezan a necesitar más el descanso nocturno. • Al aumentar paralelamente la capacidad de su estómago, pronto saltan una toma nocturna; por tanto, es raro que a los dos meses no duerman ya seis horas seguidas. • A los tres, lo normal es que sean ya siete u ocho horas las que duermen de un tirón y no son pocos los que, tras una toma a primera hora de la mañana, alcanzan las diez o las doce, con sólo esa breve pausa alimenticia. Durante el día están despiertos, aunque hacen dos o tres siestas más o menos largas. No es peligroso que un niño de tres meses se pase diez horas sin comer, pero incluso al principio, cuando ya han recuperado el peso de nacimiento y se sabe con certeza que tienen energía para reclamar su alimento, sólo conviene despertarlos si durante el día llevan más de cuatro horas seguidas durmiendo, para que no “cambien” el sueño y se despierten más a menudo por la noche. Aunque la somnolencia puede ser el síntoma de diversas enfermedades, no hay motivo para preocuparse por mucho que duerma un bebé, si eso es lo habitual en él, progresa normalmente y cuando está despierto se le ve activo y despejado.
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Dónde El contacto físico favorece la lactancia materna y la vinculación afectiva con el bebé, lo que hace muy recomendable que la madre descanse a ratos junto a su hijo. En cambio, como norma general, se desaconseja que los bebés pasen la noche durmiendo con los padres en su misma cama, porque, al margen de consideraciones psicológicas, no debe olvidarse el improbable pero real riesgo de darle algún golpe indeseado o incluso llegar a aplastarlo sin darse cuenta.
Durante las primeras semanas de vida, cuando un niño duerme poco o mal, el problema no suele ser de sueño, sino de alimentación. Sin embargo, ya desde el nacimiento conviene empezar a prepararlos para que aprendan a dormir bien, y el primer paso es procurar que el día y la noche les queden claramente delimitados. Para ello, de día es mejor no tenerlos a oscuras ni aislarlos tanto como para que no puedan oír los ruidos normales de la casa; mientras que de noche se debe procurar hacer poco ruido y mantener la habitación oscura, iluminándola muy tenuemente y hablando en voz baja sólo cuando sea necesario.
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Cómo
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Por muy profundo que tenga el sueño, es difícil que un adulto que se acueste sabiendo que es el responsable único de un bebé no le oiga llorar, aunque esté en otra habitación. En todo caso, a pesar de las numerosas falsas alarmas que pueden ocasionar, los interfonos de que actualmente se dispone hacen que muchos padres se acuesten más tranquilos.
6 CUIDADOS GENERALES
De noche es mejor y más cómodo tenerle en la misma habitación de los padres hasta que empiece a saltar la toma nocturna, momento en el que ya debiera pasarse a su propio cuarto.
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El punto crítico para lograr que el sueño no sea un problema es comprender que el bebé debe aprender a dormirse solo, porque si se le duerme en brazos, cantándole o dándole de comer, asociará su entrada en el sueño con esas actividades y cuando, en uno de los ciclos normales que se repiten todas las noches, su sueño se haga ligero, en vez de volverse a dormir sin llegar casi a despertarse, necesitará la misma ayuda que precisó la primera vez para lograrlo. Esto significa que si el bebé se duerme en brazos o mamando, en vez de aprovechar para acostarle con todo cuidado y sigilo, hay que procurar despertarle un poco con unas caricias, lo justo para poder dejarle en la cuna casi dormido, pero no del todo. Esta norma debe saber aplicarse progresivamente y con flexibilidad. No se trata de que el bebé deba dormirse desde el primer día solo, sino que no se habitúe innecesariamente a entrar en el sueño con una ayuda de la que luegono querrá prescindir, ni para conciliar el sueño ni para man tenerlo. Se le puede mecer y se le puede cantar, pero no hasta dormirle, sino hasta adormecerle. Y si al dejarlo en la cuna se pone a llorar, empezar de nuevo: consolarle en brazos, pero procurar dejarlo en la cuna cada día un poco más despierto que el anterior. Por descontado, el chupete puede facilitar mucho las cosas y el único inconveniente de que se acostumbre a dormirse con él es precisamente que, mientras sea pequeño y no pueda localizarlo y llevárselo él mismo a la boca, es fácil que lo reclame más de una vez para poder seguir durmiendo. También es importante no precipitarse a atenderle por la noche sólo porque se le oiga moverse inquieto o gemir un poco, pues un bebé puede llorar sin llegar a despertarse o siendo capaz de volver a dormirse por sí solo en unos pocos minutos. De noche se está continuamente a su lado y se oyen ruidos que de día habrían pasado desapercibidos; la preocupación porque duerma y deje dormir lleva a menudo a tratar de calmarle inmediatamente, despertándole inoportunamente o no dándole tiempo a que concilie de nuevo el sueño sin necesidad de nadie.
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La postura y riesgo de muerte súbita LOS BEBÉS SANOS DEBEN ACOSTARSE BOCA ARRIBA En los últimos años se ha demostrado la existencia de una relación entre la postura en la que duerme el bebé y el riesgo de que sufra el llamado “síndrome de muerte súbita del lactante”, en el que se le encuentra así en su cuna de forma inesperada e inexplicable aun después de la autopsia. La postura es uno de los factores de riesgo asociados a ese infrecuente pero fatal problema. Los bebés que duermen boca arriba son los que tienen menor riesgo y esa es la postura más recomendable; pero acostarlos de lado es también aceptable y más seguro que ponerlos a dormir boca abajo. Los casos de muerte súbita han disminuido desde que se empezó a recomendar acostarlos boca arriba. Los reflejos naturales impiden que un bebé sano se asfixie con un vómito aunque esté en esa posición; sin embargo, en niños con malformaciones o problemas especiales, como un reflujo grave, el pediatra puede indicar que duerman boca abajo. Cuando el niño está despierto y puede ser observado, es recomendable que pase algunos ratos boca abajo para facilitar el desarrollo de los músculos del cuello y evitar el aplanamiento de la parte posterior de la cabeza.
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Y ADEMÁS... ...el colchón de la cama ha de ser firme y no deben usarse almohadas ni tener sábanas o ropa suelta, bajo la que pudiera quedar la cabeza del bebé.
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7.Desarrollo
PSICOMO Conceptos generales Cómo estimular su desarrollo Recién nacido El bebé de un mes El bebé de dos meses El bebé de tres meses
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Conceptos generales El desarrollo psicomotor es el proceso continuo a lo largo del cual el niño adquiere progresivamente las habilidades que le permitirán una plena interacción con su entorno. Este proceso es: • Secuencial: las distintas capacidades se adquieren siguiendo un orden determinado y cada una ayuda a que se alcance la siguiente. • Progresivo: va aumentando la complejidad de las funciones que se adquieren. • Coordinado: interactúan distintas áreas para alcanzar una determinada habilidad. El recién nacido tiene en sus genes toda la información necesaria para dirigir su desarrollo, pero el proceso es largo y delicado, y para que llegue a buen término, no sólo es preciso que todos los órganos y estructuras implicados funcionen correctamente, sino que también deben recibir la estimulación adecuada. La detección precoz de un retraso en el desarrollo psicomotor es, pues, de enorme importancia; por eso conviene que, además del control que hace el pediatra en las revisiones periódicas, los padres conozcan el calendario de progresos de un bebé normal. Sin embargo, el concepto de normalidad es siempre problemático, y el hecho de que un niño no haga lo que la mayoría de sus compañeros de igual edad son capaces de hacer, que es lo que en definitiva se comprueba cuando se valora su desarrollo, no significa necesariamente que tenga algún defecto o le falten estímulos. Cada niño tiene su propio ritmo de maduración; hay bebés que, sin carencias de ningún tipo, evolucionan más lentamente que otros y pueden llegar tanto o más lejos que ellos. De hecho, también puede suceder al revés: que un niño cuyo desarrollo psicomotor se halle dentro de los márgenes de la normalidad esté sufriendo algún problema que le impida evolucionar lo rápidamente que él debiera. En todo caso, las padres deben advertir al pediatra de cualquier posible anomalía en el desarrollo psicomotor del bebé. Aunque lo más frecuente es que no haya problemas, en este terreno, más vale pecar por exceso que por defecto. TODO SOBRE EL
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Cómo estimular el desarrollo del bebé
El niño sin problemas especiales no necesita más estímulo que el que recibe al ser atendido normalmente, cuando se responde a sus demandas y se le trata con todo el afecto que suscita. Desde el nacimiento, el mismo bebé se encarga de provocar con sus gestos la respuesta
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Pero aun correctamente efectuada, con una estimulación “técnica” se corre el riesgo de relegar a un segundo plano la afectividad espontánea, que es un factor mucho más importante para el desarrollo del bebé que el fortalecimiento de cualquier habilidad motora. Por otro lado, tras el mismo empeño por lograr lo mejor para el hijo, algo lógico y encomiable, se esconden a veces unas expectativas desmesuradas, lo que acaba resultando negativo para el niño y frustrante para sus padres.
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Tan pronto como esta estrategia fue de dominio público, casi de modo espontáneo se empezó a aplicar también a niños sin problemas, pensando que también ellos podrían obtener beneficios con una estimulación especial. No hay pruebas de que esto sea así, y si es cierto que la estimulación adecuada es imprescindible, también lo es que su exceso aplicado sin criterio es contraproducente, pues puede aturdir al bebé, frenando su propia iniciativa e incluso llegar a causarle lesiones físicas, como en algún caso ha sucedido.
7 DESARROLLO PSICOMOTOR
La falta de estímulos afectivos, sensoriales, físicos y ambientales producen retrasos en el desarrollo que podrían llegar a ser irreversibles. A partir de esta evidencia, en la década de los 70 se demostró que el pronóstico de los niños con enfermedades o problemas que afectan a su desarrollo psicomotor, mejoraba con la aplicación precoz de una intensa estimulación sensorial y motora, que hoy se considera fundamental en el tratamiento de estos bebés. De este modo, cuando un niño presenta un retraso, se le remite a centros especializados (hoy llamados “de atención precoz”), que además de completar el diagnóstico y tratar sus causas si es necesario y posible, inician unos ejercicios y actividades de estimulación para potenciar al máximo sus capacidades.
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“Los padres no necesitan de un equipamiento ni de aptitudes especializadas para ofrecer un ambiente que permita el óptimo desarrollo de sus hijos. Al lactante se le debe dotar de oportunidades de tocar, sostener, mirar y jugar de forma mínimamente estructurada con juguetes seguros. Si se dan esas condiciones, la motivación intrínseca del lactante guiará su desarrollo.” (AAP, Pediatrics 1988)
que le estimula, por ejemplo, cuando la mirada que dirige a sus padres induce y encuentra una mirada al otro lado o cuando más adelante estira la mano casi pidiendo explícitamente que le pongan un sonajero entre los dedos. Hablarle, cantarle, tocarle, abrazarle, moverle arriba y abajo, jugando y riendo con él, son reacciones normales, que, sin pretender nada, estimulan naturalmente al bebé, pero que tienen por sí mismas el valor de la comunicación afectiva. Muchas veces se puede acertar con la actividad que más conviene al niño simplemente dejándose llevar por los propios sentimientos y observando el comportamiento y la respuesta del bebé. En cualquier caso, las funciones que se pretendan estimular serán obviamente aquéllas para las que va estando capacitado a medida que su sistema nervioso madura; ésta es otra de las aplicaciones que tiene conocer los hitos de su desarrollo psicomotor.
Recién nacido Postura y movimientos Su postura es simétrica y bastante rígida. Cuando está boca arriba, la cabeza mira al frente y los brazos y las piernas están flexionados sobre el cuerpo, de modo que los talones no tocan la cama. Hace movimientos bruscos, involuntarios y no coordinados. Boca abajo, las rodillas quedan dobladas bajo su abdomen. Sólo es capaz de levantar la cabeza lo justo para girarla de lado a lado. Si se le levanta estirándole de los brazos, la cabeza le cuelga, y mantiene brazos y piernas flexionados..
Reflejos
TODO SOBRE EL
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Bebé
Tiene curiosos reflejos que el pediatra explora en las primeras revisiones para comprobar la normalidad y correcta evolución de su sistema nervioso. Algunos, como el de succión, le son desde luego muy útiles, pero otros son signo de su inmadurez neurológica y debe perderlos con el paso del tiempo.
Búsqueda También llamado “reflejo de los puntos cardinales”, cuando algo toca la comisura de su boca, vuelve la cabeza y abre la boca buscando en la dirección del estímulo (o en la del punto cardinal en que se la ha tocado). Esto le sirve para iniciar las tomas y, como todos los reflejos, es un movimiento involuntario.
Reflejo de Moro
Succión
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Ante un contacto en su paladar, reacciona succionando. Este reflejo no madura completamente hasta las 36 semanas de embarazo, lo cual explica las dificultades que los prematuros pueden tener para succionar vigorosa y eficazmente.
Moro
>>
Tónico del cuello Hasta los cinco o seis meses, al girar su cabeza hacia un lado, el brazo de ese lado se estira y el otro se dobla por el codo, adoptando lo que los pediatras llaman “posición de esgrima”.
Prensión Al rozar la palma de su mano, sus dedos se cierran fuertemente. En los prematuros es tan enérgico que les permite mantenerse en el aire colgando del dedo del explorador. Dura como máximo hasta los cuatro meses.
Marcha automática Hasta el primer o segundo mes, es posible lograr que dé unos pasos al sostenerle con los pies apoyados en una superficie plana.
Reflejo de la marcha
>>
consumer •
7 DESARROLLO PSICOMOTOR
Reflejo Presión
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Normal durante los tres o cuatro primeros meses y así llamado en honor a su descubridor, también se conoce como reflejo de sobresalto, porque es así como se provoca. El pediatra lo suele explorar dejándole caer bruscamente la cabeza hacia atrás, lo que le hace abrir los brazos y piernas, luego llorar y finalmente retornar las extremidades a su posición original. También lo puede desencadenar un sonido, incluido el propio llanto del bebé.
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Sentidos El bebé nace con los cinco sentidos y es capaz de reaccionar al dolor, al calor, al frío e incluso de distinguir sonidos, olores y sabores.
Vista Los ojos se empiezan a desarrollar cuatro semanas después de la fecundación y, a los cuatro meses de embarazo, ya son sensibles a la luz. Al nacer, el bebé es capaz de ver la luz y distinguir los colores, percibiendo contrastes, movimientos y cambios bruscos de iluminación; puede fijarse en las caras y en objetos brillantes situados en su campo visual. Enfoca bien lo que está a 20 ó 30 cm de sus ojos, es decir, la distancia a la que normalmente se halla la cara de sus padres cuando le tienen en brazos. En un curioso experimento, se observó que con 10 horas de vida, pasaban más tiempo sin apartar la mirada de fotos de caras normales que cuando éstas eran agresivas.
Oído El feto ya percibe sonidos y las madres le notan dar patadas o moverse al oír ruidos fuertes; el recién nacido ya tiene el oído totalmente desarrollado. A las pocas horas de vida, su frecuencia cardiaca se acelera tanto más cuanto más intenso es un sonido. Presta especial atención a la voz humana y, según algunos estudios, parece preferir los tonos agudos de la voz femenina a los graves propios de los varones. Durante las primeras semanas, puede reaccionar ante los ruidos con un sobresalto muy aparatoso y poniéndose a llorar (reflejo de Moro) o con un cambio de actividad casi imperceptible, parpadeando, o dejando de chupar o de respirar por un momento.
TODO SOBRE EL
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Bebé
Olfato Desde el primer día de vida, el bebé reacciona ante los olores; se ha demostrado que distingue entre el olor del anís y el de cebolla, y que este último le hace apartarse. Según otro estudio, es capaz de reconocer el olor de su madre hasta el punto de que al sexto día puede distinguir su pecho entre el de otras mujeres precisamente por el olor.
Gusto Poco desarrollado al nacer, madura muy rápidamente, de modo que a los quince días, el bebé ya demuestra sus preferencias, rechazando con muecas y movimientos de extrusión de la lengua los sabores ácidos y salados, mientras que reacciona positivamente ante el azúcar, chupándose los labios.
Tacto
consumer • GUÍA PRÁCTICA
El recién nacido es muy sensible a la forma en que se le toca y manipula, y el contacto físico es la forma más precoz y primitiva de comunicación, así como un elemento crítico en la vinculación afectiva con el bebé.
7 DESARROLLO PSICOMOTOR
Es el primer sentido que se desarrolla. La piel que rodea la boca es sensible a las ocho semanas de embarazo y, sobre las 20 semanas, ya lo es la de todo el cuerpo.
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El bebé de 1 mes Postura y movimientos Cuando se halla boca arriba, la cabeza ya descansa a un lado y tiene las extremidades menos flexionadas que al nacer. Boca abajo, puede mantener la cabeza alzada unos segundos, separando el mentón de la cuna y moverla de un lado a otro. Las extremidades inferiores están algo más estiradas y puede hacer algún movimiento de reptación. Al incorporarle tirando de sus brazos, le cuelga la cabeza. Tiene las manos cerradas, con el pulgar por dentro de los demás dedos, y persiste el reflejo de prensión, que le hace agarrarse al dedo de un adulto.
Vista Sigue objetos de colores brillantes (especialmente rojo) o una luz que se desplace en su campo visual, sin perderlos en un recorrido de 90º. Fija la mirada en la cara de las personas.
SIGNOS DE ALERTA
1 MES • Boca abajo, no es capaz de alzar la barbilla ni un momento. • No reacciona ante los ruidos
a-gu Oído y Lenguaje Reacciona al sonido de una campanilla. Hace sonidos guturales (“ggg”), sin vocales.
Conducta social Puede pasar unas dos horas al día en estado de alerta, mostrando interés por lo que ve y oye. Fija la mirada observando el rostro de su madre cuando ésta le habla. Empieza a reaccionar con una sonrisa de satisfacción ante caricias y voces.
TODO SOBRE EL
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Bebé
El bebé de 2 meses Postura y movimientos Al estar boca arriba, aunque los brazos y especialmente las piernas siguen teniendo tendencia a estar flexionados, los mueve cada vez más enérgicamente. Boca abajo, mantiene la cabeza elevada a 45º, apoyándose en los brazos y separando los hombros de la cuna. Al llevarle a la posición sentada, la cabeza le cuelga menos y cuando alcanza la vertical, intenta controlarla y la mantiene erguida unos instantes. Abre las manos de cuando en cuando.
El desarrollo motor progresa de arriba abajo (primero la cabeza, y luego tronco, extremidades superiores y extremidades inferiores) y desde dentro hacia fueroa (primero hombros, luego brazos y manos, y finalmente dedos).
Vista
a-gu
Busca tratando de localizar sonidos. Vocaliza ("aaa", "eee", "uuu"), respondiendo a la sonrisa y conversación del adulto.
Conducta social Pasa más ratos despierto. Mueve los labios o hace muecas al ver una cara. Aparece la sonrisa social y puede sonreír con sólo ver el rostro de la madre. Es capaz de demostrar disgusto, excitación, placer.
SIGNOS DE ALERTA
2 MES • Tiene sus manos continuamente cerradas. • No fija la mirada.
consumer •
Oído y Lenguaje
GUÍA PRÁCTICA
Siempre que no se desplacen demasiado rápidamente, sigue de lado a lado (180º) el movimiento de objetos y personas.
7 DESARROLLO PSICOMOTOR
Ya desde el mes y medio, muestra una clara preferencia por el rostro humano.
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El bebé de 3 meses Postura y movimientos Boca abajo, levanta la cabeza y el tronco apoyándose en los antebrazos. Los muslos están estirados. Boca arriba, tiene las caderas extendidas y, aunque las rodillas aún están algo dobladas, apoya los talones en la cama. Puede girarse de lado. Al sostenerlo sentado, mantiene la cabeza erguida. Abre las manos, juega con ellas y se las lleva a la boca. Los movimientos de brazos y piernas empiezan a ser intencionados, pero todavía no los sincroniza bien. Intenta dirigir la mano hacia los objetos, pero no acierta a cogerlos; sin embargo, si se le pone un sonajero en la mano, puede sostenerlo y agitarlo.
Vista Sigue bien los objetos con la mirada, girando la cabeza si es preciso.
SIGNOS DE ALERTA
3 MES • Boca abajo, no mantiene la cabeza levantada. • No sonríe ni mira cuando se le habla o hacen gestos.
TODO SOBRE EL
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Bebé
Enfoca (o acomoda) la visión tan bien como un adulto (aunque no puede decirse que vean bien hasta los 6 meses y tardan hasta los 6 ó 7 años en alcanzar la agudeza visual del adulto). Distingue a su madre sin necesidad de más sentido que el de la vista.
Oído y Lenguaje
a-gu
Está atento a la voz, a la música y a los ruidos. Busca con la mirada el origen del sonido, girando los ojos o la cabeza en la dirección de que proviene. Se despierta con ruidos que antes no le molestaban. Vocaliza espontánea y prolongadamente ("a-guuuuu"). Responde con balbuceos a la voz de la madre.
Conducta social Busca activamente el contacto social. Sonríe en respuesta a la sonrisa del adulto. Puede empezar a reírse a carcajadas.
consumer • GUÍA PRÁCTICA
Manifiesta su alegría al ver un juguete, o a una persona conocida, o a la madre preparándose para darle de comer, moviendo alborotadamente brazos y piernas.
7 DESARROLLO PSICOMOTOR
Reconoce a los adultos más familiares.
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8.Problemas y
ENFERME
TODO SOBRE EL
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Bebé
El llanto El cólico del lactante Fiebre Motivos de consulta urgente La costra del lactante Dermatitis del pañal Estreñimiento Regurgitaciones y enfermedad por reflujo Vómitos Diarreas y gastroenteritis Resfriados, otitis y conjuntivitis Bronquiolitis, bronquitis y asma bronquial
EDADES
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El llanto Aunque el llanto es una forma de comunicación normal en el bebé, es uno de los problemas que más suelen preocupar a los futuros padres. Ciertamente, no siempre es fácil averiguar la causa del llanto ni consolar al bebé; pero en la práctica es un asunto menos complicado de lo que suele parecer de antemano.
Para qué llora Tras el llanto del bebé siempre hay una necesidad o un deseo insatisfecho. El niño llora para que le den lo que no puede obtener por sí mismo ni puede pedir hablando, o llora porque algo le molesta; pero también llora cuando necesita descargar tensiones acumuladas. Éstos son los tres beneficios que puede conseguir gracias al llanto: • Ayuda: cuando tiene hambre, está mojado o incómodo, o necesita compañía. • Queja: por algún tipo de dolor, pero también por exceso de ruido o de estimulación. • Desahogo: para liberar las tensiones que ha ido acumulando. Es, pues, normal (e imprescindible para la supervivencia de nuestra especie) que los bebés lloren. Durante los primeros dos o tres meses, se considera normal que lo hagan de una a tres horas diarias, como parte de su proceso de adaptación a la vida fuera del útero materno, sin que eso signifique que sus padres no lo estén cuidando adecuadamente.
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Bebé
Por qué llora Prescindiendo del llanto causado por enfermedad o dolor, que con escasas excepciones se acompaña de otros signos que la delatan, las causas habituales de llanto en el bebé son:
Hambre No importa cuánto tiempo haya pasado desde la última toma ni lo regularidad que haya adquirido el niño; cuando llora, hay que ofrecerle el pecho o el biberón. A veces sólo necesitan succionar algo y se tranquilizan enseguida con el dedo o el chupete.
Frío o calor Habitualmente se trata más de calor que de frío. Hay que comprobar en la nuca su temperatura y si parece caliente, quitar una pieza de ropa.
No todos se quejan, pero algunos bebés no los soportan, y menos aún si tienen irritada la piel de la zona del pañal.
Sueño Bastante bebés lloriquean un poco antes de quedarse dormidos.
Soledad El bebé que se queda tranquilo al cogerle en brazos, sólo quería y necesitaba compañía.
Aburrimiento A veces se callan al llevarlos a una habitación donde haya movimiento o jugando un rato con ellos.
Exceso de estímulo Las visitas, la alegría familiar y el deseo de estimular el desarrollo del bebé pueden sobreexcitarle y acabar por hacerle llorar.
consumer •
Pañales mojados o sucios
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Una mala posición, una ropa demasiado ceñida o un pliegue de la ropa pueden molestarle.
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Incomodidad
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Ruido Los ruidos domésticos (el aspirador, la radio...) o de la calle son a veces muy intensos y molestos. Los sonidos bruscos (como una bocina o el teléfono) pueden sobresaltarle y desencadenar el llanto.
Tensión Muchos lloran un rato cada tarde para desahogarse de las tensiones y molestias acumuladas a lo largo del día. En pocas semanas los padres pueden aprender a reconocer lo que le sucede a su hijo por la forma de llorar o, al menos, a saber si debe ser atendido inmediatamente (en el caso de hambre, soledad o dolor) o es mejor aguardar un poco (cuando sólo hay sueño o tensión). Por ejemplo, hay tres llantos bastante típicos: • Hambre: Empieza de modo irregular y va creciendo progresivamente en fuerza y continuidad. Periodos cortos, de tonalidad más bien grave, cuya intensidad sube y baja. • Dolor: De inicio brusco y ya fuerte de entrada, es un grito largo y agudo, seguido de una pausa muy larga durante la que toma aire y de una serie de gemidos cortos. • Enfermedad: Gemidos débiles y prolongados (salvo cuando la enfermedad causa dolor agudo, como las otitis). Pero la descripción es difícil y el mejor maestro es la experiencia, de manera que al principio hay que ir probando con todas los posibles causas de llanto hasta dar con lo que pedía el bebé.
Qué hacer cuando llora A) Atenderle pronto El llanto del bebé siempre responde a una necesidad, física o psicológica, que se debe procurar descubrir y satisfacer lo antes posible. El bebé se siente vitalmente amenazado cuando pierde el bienestar y, como la experiencia todavía no le ha enseñado que lo va a recuperar enseguida, no puede tener paciencia. TODO SOBRE EL
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Bebé
Además de que siempre es más difícil calmar a un niño que lleva llorando mucho rato, al atenderle pronto no se
le malcría, sino que, al contrario, se le demuestra que puede confiar en su propia capacidad para reclamar ayuda, y en que existe alguien dispuesto a brindársela, sentimientos básicos para el desarrollo positivo de su personalidad. Esto se demuestra muy pronto, porque los bebés que son atendidos rápida, cariñosa y eficazmente enseguida lloran menos. Desde luego, cuando más que llorar, gruñe o se queja, o si por la noche está lloriqueando entre sueños, conviene darle tiempo para que tenga la oportunidad de resolver el problema por sí mismo. Y en todo caso, se trata de rapidez, no precipitación ni alarma, especialmente si se va descubriendo que el niño es muy llorón y se desespera ante la menor incomodidad.
C) Cogerle en brazos Es un error dejar de coger al niño en brazos por miedo a que se acostumbre mal. Encontrar atención y afecto cuando se está sufriendo tampoco es adquirir una mala costumbre, y el problema del niño que todo lo consigue llorando no se debe a que se le haya consolado cuando lo necesitaba, sino a que al hacerse mayorcito ha aprendido a utilizar el llanto como un arma, porque sus padres, “por no oírle”, siempre han acabado cediendo a sus exigencias y consintiéndole lo que previamente le negaban.
consumer •
Descartado el sueño y las necesidades básicas, la causa más probable del llanto es la tensión. Los bebés nunca lloran por llorar, pero es cierto que a veces sólo lloran para desahogarse y descargar el nerviosismo que han acumulado a lo largo del día (ruidos, excitación, un pañal demasiado tiempo mojado), de igual forma que los adultos se relajan y liberan energías, por ejemplo, haciendo deporte, a menudo gritando al golpear una pelota. Simplemente hay que tener paciencia.
GUÍA PRÁCTICA
El orden de este proceso variará según el tipo de llanto, las circunstancias en que se produzca y la experiencia previa de los padres; pero en general se debe empezar por comprobar que el niño no tenga hambre, frío, unos pañales empapados y sucios, o quiera compañía. Si parece que sólo necesita dormir, acostarle en su cuna; pero si el llanto empeora o a los cinco minutos no va cogiendo el sueño, volverlo a coger.
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B) Asegurar la satisfacción de sus necesidades básicas
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Sin embargo, tampoco es acertado hacer de los brazos el remedio universal y cogerle por sistema para que calle. Conviene no olvidar que el llanto es una forma de comunicación que no se debe reprimir, sino interpretar. Cogerle en brazos, pero no para acunarle ni mecerle intentando que deje de llorar como sea, sino para observarle y para tratar de averiguar lo que quiere, es una actitud mucho más acertada y eficaz.
D) Descartar dolor y enfermedad Cuando el llanto persiste pese a que el niño parece tener satisfechas sus necesidades básicas (incluyendo la compañía) y no se le puede tranquilizar de ninguna forma, se plantea la posibilidad de que sea debido a dolor o enfermedad; esta duda genera a menudo una ansiedad que puede empeorar fácilmente la situación. Aunque el dolor les hace gritar de una forma característica, nunca está de más desnudar totalmente a un bebé inconsolable. Es posible que un pliegue de ropa le esté oprimiendo, o que la pinza del ombligo se haya puesto de punta y se le esté clavando, o incluso puede haberse pinchado con cualquier cosa. Tampoco es extraordinario hallar un pelo fuertemente enrollado alrededor del pie, o una hernia que abulta en su ingle. Respecto a los gases, hay tendencia a atribuirles más responsabilidad de la que realmente tienen. Cuando lloran, los bebés pueden encoger las piernas y tensar el abdomen sin tener problemas en él, y que con el esfuerzo del llanto se les escape alguna ventosidad tampoco significa necesariamente que ésa fuera su causa.
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Bebé
En cuanto a las enfermedades, es evidente que si además de llorar el niño presenta cualquier signo de alerta (vómitos, diarrea, dificultad para respirar, palidez, somnolencia, fiebre, rechazo prolongado de alimento...), o sin saber precisar bien el motivo, los padres piensan que puede estar enfermo, la consulta es obligada y quizá urgente, especialmente si el llanto es débil y el bebé parece apagado. Es raro que el llanto sea el único síntoma de una enfermedad. Una excepción serían las otitis, pero no son frecuentes en los primeros tres meses y casi siempre coexisten con signos de resfriado. Incluso la invaginación intestinal, una enfermedad más propia del segundo semestre de vida, en la que un trozo del intestino se pliega sobre sí mismo como los tubos de un catalejo, y que produce unos episodios de dolor brusco e intermitente que se traducen en un llanto muy alarmante, se acompaña pronto de vómitos y de un aletargamiento progresivo.
En todo caso, la ansiedad que se pueda generar en los padres es motivo más que suficiente para que el pediatra confirme la buena salud del niño.
E) Intentar otros métodos para tranquilizarle Siempre procurando mantener una actitud relajada y comunicativa, tratando de transmitir confianza y observando la respuesta del bebé, se puede ir probando el efecto de los distintos métodos que, con más o menos variantes, se han aplicado tradicionalmente para calmarles.
Chupete Casi resulta innecesario recomendar el uso de un objeto ideado precisamente para apaciguarles; pero conviene insistir en que los bebés necesitan succionar y en que el uso del chupete (o el dedo) es absolutamente normal.
Algún bebé puede relajarse aplicándole un suave masaje con los dedos impregnados en un aceite o crema para su piel, y bastantes madres lo hacen de forma rutinaria para que duerman mejor. Más antiguo y en ocasiones de una eficacia sorprendente es envolver al bebé ciñéndole una manta de algodón al cuerpo durante un rato, lo que quizá le recuerde la sensación de seguridad que tenía al estar confinado en el vientre materno.
Sonidos Las nanas, la música suave y los latidos del corazón, pero también el ruido del mar y el de la lavadora o la aspiradora, probablemente por la similitud con los sonidos que percibía antes de nacer, pueden calmarle.
Tiempo Cuando el llanto es por tensión y el niño necesita descargar energía para relajarse y dormir, a veces lo único que se puede y debe hacer es dejarle llorar. No conviene insistir demasiado con un mismo método; si no funciona, más vale probar otro (y empezar a pensar en pedir ayuda).
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Contacto
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Muchos llantos acaban al acunar al niño en brazos o en una tumbona mecedora, llevándole a cuestas en la mochila o dándole un paseo en su cochecito o incluso en automóvil; pero conviene no abusar mucho de estos métodos, o al menos, procurar emplearlos para tranquilizarle y no para dormirle.
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Movimiento
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F) Mantener la calma La naturaleza ha hecho que el llanto de los bebés sea inquietante y desagradable para los adultos, para asegurarse de que sean rápidamente atendidos por ellos. De ahí que cuando el hijo no para de llorar, a la preocupación natural por su bienestar y a la frustración que se siente por no saber cómo consolarle, se añada a veces cierta angustia. Pero el bebé es muy sensible a la tensión ambiental y percibe el estado de ánimo de la persona que le cuida, con lo que se cierra un círculo vicioso que puede prolongar la situación hasta el agotamiento: el llanto del niño angustia a los padres, que tratan de calmarlo apresuradamente, probando con ansiedad una cosa tras otra y no logrando más que asustarle y hacerle llorar más. Pensemos que cuanto más se mantenga la calma y se acepte el llanto del bebé mientras se busca remedio manipulándole con suavidad, más pronto se tranquilizará. Y si cualquiera que cuide al niño nota que está a punto de perder los nervios, debe pedir ayuda inmediatamente para los dos. No es raro que el bebé se calle casi inmediatamente ante la nueva cara y trato de un familiar o amigo (o del otro miembro de la pareja si no se hallaba en esa situación), y que eso permita a todos descansar y recuperar la tranquilidad. En este sentido, es importante poder disponer de ayuda y saber pedirla y disfrutarla sin complejos de ningún tipo. Hasta hace no demasiado, los cuidados del bebé eran compartidos por numerosos miembros de la familia, y si actualmente recaen en una pareja o en una sola persona que no puede descansar adecuadamente, es difícil que afronte y resuelva satisfactoriamente situaciones como la planteada por el llanto del niño.
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Bebé
El cólico del primer trimestre o del lactante
Es posible que los mismos mecanismos que explican ese llanto considerado normal (tensión del niño y ansiedad de los padres) causen en bebés muy sensibles el cuadro más aparatoso y prolongado del cólico, y que sea efectivamente el intestino lo que tengan muy irritable; pero lo cierto es que todavía no hay ninguna explicación satisfactoria al respecto. Probablemente, el cólico sea además un cajón de sastre en el que se incluyen distintos problemas. Algunos casos podrían explicarse por una alergia a la leche de vaca (la del biberón, o la que toma la madre que da de mamar) y también cabe que un reflujo que no llegue a causar regurgitación visible de leche sea capaz, sin embargo, de producir una molesta quemazón en el esófago del bebé; pero en realidad, estos niños no padecerían un auténtico cólico, sino un proceso que se confunde con él.
consumer •
Afortunadamente, no todos los niños que lloran cada tarde padecen un cólico del lactante. Es habitual que entre las seis y las doce de la noche los bebés estén más nerviosos (y los padres más cansados) y se acepta como normal que lloren hasta un máximo de tres horas a las seis semanas de vida, disminuyendo a partir de entonces hasta una o dos horas diarias a los tres meses.
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Suele iniciarse alrededor de la segunda semana de vida y persiste hasta el tercer o cuarto mes. Diariamente, a menudo desde el atardecer hasta entrada la madrugada, pero también a cualquier otra hora, el niño empieza a llorar de forma inconsolable, gritando y encogiendo las piernas como si le doliera el vientre, que puede observarse algo abombado y lleno de gases que a menudo elimina en forma de ventosidades. Esos signos hicieron creer que la causa de llanto eran los espasmos de la musculatura intestinal, y de ahí que se le conozca como “cólico”, pero no hay ninguna certeza de que así sea. Los bebés no son capaces de localizar el dolor, y cuando lloran tragan mucho aire, de modo que, a pesar de las apariencias, el problema no tiene por qué originarse en su tubo digestivo.
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El cólico del lactante o cólico del primer trimestre es un cuadro de causa desconocida, caracterizado por el llanto excesivo y sin motivo aparente, que presenta a diario a un bebé por lo demás perfectamente sano.
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Cómo superar el cólico del lactante Partiendo de que es un problema de causa desconocida y de que no hay ningún medicamento ni remedio que lo solucione de forma drástica, hay, sin embargo, una serie de recomendaciones que pueden hacerlo más leve y fácil de sobrellevar, siguiendo siempre, por supuesto, las indicaciones del pediatra, que, por ejemplo, quizá crea conveniente empezar por descartar una alergia a la leche de vaca. • Si se le cría al pecho, eliminar cualquier excitante de la dieta de la madre. Aunque pequeñas cantidades de cafeína no suelen afectar al bebé, en estos casos conviene suprimir totalmente café, té y bebidas que la contengan, al menos a título de prueba. • Combatir los gases: Procurar que trague el menor aire posible con el biberón (tetina siempre llena de leche y orificio de tamaño adecuado) y que eructe bien después de las tomas, así como administrarle un medicamento antiespumante si el pediatra lo recomienda, restará la influencia que los gases puedan tener en su caso. • Anticiparse al problema. En muchos casos, el llanto se inicia casi matemáticamente a una misma hora, de forma que si se le saca a pasear en el cochecito un rato antes, es posible que pase el momento crítico dormido. • Descartar con calma otras causas de llanto. Aunque ya se sepa por experiencia que no es el hambre ni el calor, ni la suciedad, ni la falta de compañía lo que le hace llorar, comprobarlo rutinariamente con una actitud sosegada, hablándole con suavidad, tratando de transmitirle seguridad y confianza. •Aplicar metódicamente las técnicas de tranquilización. Chupete, movimiento, contacto físico, masaje, música o sonidos pueden calmarle más o menos transitoriamente. Pasear con el bebé en la mochila, acunarle o descansar con él acostado sobre el vientre suele ser lo más eficaz.
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• Tener siempre presente la convicción de que el niño está sano. Si a la frustración y agotamiento que causa el llanto inconsolable del bebé se añaden dudas sobre su salud, será casi imposible mantener la calma que conviene transmitirle. Esto requiere que el pediatra confirme que efectivamente se trata de un cólico y que controle la evolución del niño.
• Aceptar el llanto del bebé y acompañarle. Pretender que calle como sea sólo sirve para poner más nervioso a quien está sufriendo. Por el contrario, una actitud comprensiva y paciente le puede ser de gran ayuda. • Descansar y tener ayuda. Es fundamental llegar a las horas difíciles con el máximo de energías y disponer de ayuda para poder turnarse.
Fiebre
Temperatura normal La temperatura corporal fluctúa ligeramente según la actividad física y la hora del día, siendo siempre más alta al atardecer, aunque esta variación es menos acentuada en los bebés y niños. La edad también influye, y en promedio, los niños tienen algunas décimas más que los adultos. La temperatura rectal es aproximadamente medio grado más alta que la axilar y puede aumentar hasta un grado más si el niño está llorando. A efectos prácticos, puede considerarse que existe fiebre cuando la temperatura es superior a 37 grados en la axila o a 37,5 grados en el recto.
consumer •
A la inversa, también es posible que una infección grave no dé fiebre, precisamente en los recién nacidos y en organismos muy debilitados incapaces de reaccionar contra los microbios. Durante las primeras semanas, la ausencia de fiebre no excluye una infección, que puede manifestarse por signos más sutiles, como palidez, somnolencia y rechazo del alimento.
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Sin embargo, no es exclusivo de ellas y también puede aparecer en enfermedades inflamatorias generalizadas, como algunos reumatismos de los niños; y en el caso de los bebés, no es nada raro que la deshidratación y el exceso de abrigo causen un aumento de temperatura.
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El síndrome febril, caracterizado por aumento de la temperatura corporal y la aceleración de la frecuencia cardiaca y respiratoria, forma parte de la respuesta defensiva del organismo y es un síntoma muy característico de las enfermedades infecciosas.
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Determinación de la temperatura • Si el bebé parece estar bien, no es necesario ni recomendable comprobar su temperatura de forma rutinaria. • La temperatura de la piel puede hacer sospechar que un niño tenga fiebre, pero para afirmarlo con certeza es preciso utilizar el termómetro. • El recto y la axila son los lugares en los que se suele tomar la temperatura del bebé. Determinarla en el recto es más rápido y exacto, pero se corre el riesgo de lesionarlo si, por error o con un movimiento brusco del niño, el termómetro se introduce demasiado. Este peligro desaparece si se emplean termómetros especialmente diseñados para tomar la temperatura rectal en los bebés, con un tope que impide una introducción accidental excesiva. • Para ponerlo en la axila, lo más cómodo es sentar al niño de espaldas sobre la falda rodeándole con un brazo, colocarle el termómetro y sujetarle el brazo en cabestrillo con la mano libre. Conviene asegurarse de que la punta del termómetro quede realmente en el hueco de la axila y no se salga por el otro lado. • Para ponerlo en el recto, se coloca al niño boca abajo, separando las nalgas con dos dedos de una mano, y se introduce con la otra la punta del termómetro previamente lubricado con vaselina o aceite, orientada hacia el ombligo. No es recomendable emplear termómetros normales en el recto, pero en todo caso, durante el primer año no deben entrar más de un centímetro y medio. • En la axila, un termómetro de mercurio convencional debe mantenerse de 3 a 5 minutos y en el recto, de 2 a 3. • Los termómetros digitales compensan con su resistencia el coste de las pilas, se leen sin ninguna dificultad y muchos modelos avisan cuando ya han medido la temperatura, abreviando el proceso. • A pesar de su espectacular rapidez, los nuevos termómetros que toman la temperatura en el oído no gustan demasiado a los pediatras, que siempre prefieren saber la axilar o rectal. De todas formas, dado el tamaño del cabezal de lectura, tampoco pueden emplearse en menores de seis meses. TODO SOBRE EL
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Actitud ante la fiebre Decidir si un niño con fiebre debe ser atendido urgentemente por el pediatra, no depende tanto de su temperatura como de su estado general y de la existencia de otros signos alarmantes o, por el contrario, tranquilizantes, como por ejemplo la presencia de signos evidentes de resfriado. Sin embargo, durante los dos primeros meses de vida, la fiebre es siempre motivo de consulta urgente aunque el aspecto del bebé no sea preocupante, pues puede ser la primera manifestación de una enfermedad infecciosa que a esa edad se puede agravar en algunas ocasiones con gran rapidez.
Mal estado general (palidez, somnolencia, apatía) El buen estado general del bebé se pone de manifiesto por un conjunto de datos como el color de su piel, lo atento de su mirada y la normalidad de su comportamiento y actividad; es el criterio más valioso para aceptar que su salud es buena, o al menos, no se halla en peligro inminente. Si, por el contrario, está pálido y parece indiferente o apático, reacciona poco a los estímulos o está adormilado y no se le puede despertar como habitualmente, es urgente llevarle al hospital.
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Motivos de consulta urgente
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Además de tratar su causa, el pediatra recetará un antitérmico, habitualmente paracetamol en gotas, para evitar las molestias que la fiebre ocasiona. Se puede administrar directamente con el cuentagotas o diluyéndolo en una cucharita con un poco de agua.
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Un niño con fiebre no debe cansarse, pero si va en brazos y convenientemente abrigado, no hay el menor problema en sacarle de casa para llevarle a la consulta del pediatra o al hospital, donde además, siempre se le podrá valorar mejor que en su domicilio. Esto es especialmente cierto en el caso de los bebés con fiebre, en los que suele ser necesario efectuar análisis o pruebas diagnósticas.
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Fiebre Antes de los dos meses, la fiebre es siempre motivo de consulta urgente. La única excepción sería que el motivo del aumento de temperatura fuese un exceso de abrigo evidente y que retornase a la normalidad al quitarle la ropa que le sobraba. A partir de esa edad, puede empezar a relativizarse la urgencia cuanto menor sea la fiebre, mejor el estado general del niño o más seguridad se tenga de que la causa es un proceso banal.
Rechazo de alimento En los niños mayorcitos, la pérdida de apetito que acompaña a muchas enfermedades infecciosas pasajeras no debe ser motivo de preocupación, pues es una reacción normal de su organismo, que prefiere consumir sus reservas y no malgastar energías haciendo la digestión de nuevos alimentos y poder así dedicarlas íntegramente a combatir la infección. Pero en el bebé, las reservas son escasas y con la comida reciben a la vez el agua de la que no pueden prescindir sin deshidratarse, además, más pronto que los mayores, de modo que su negativa a alimentarse es especialmente peligrosa. Por otro lado, su negativa puede ser el primer signo de una infección, siempre más peligrosa en ellos, de modo que cuando un bebé rechaza más de dos o tres tomas seguidas, debe ser visitado enseguida. En cambio, si un lactante de más de cuatro o cinco semanas que por lo demás se muestra despierto y con buen aspecto, rechaza esporádicamente alguna toma o quiere menos biberón durante unos días, no hay motivo para preocuparse, porque simplemente está regulando su dieta.
Irritabilidad o llanto inconsolable
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Bebé
La mayor parte de los bebés que son atendidos en urgencias por llanto no tienen más enfermedad que la natural inexperiencia de unos nuevos padres que, sin embargo, obran acertadamente al pedir la ayuda que en todo caso necesitan, y porque también es posible que el bebé se halle realmente enfermo, sobre todo si, más que llorar, gime o está muy nervioso e irritable.
Vómitos Prescindiendo de su causa, que también puede ser una enfermedad más o menos importante, los vómitos repetidos pueden deshidratar fácilmente al bebé. Ante un vómito aislado en un bebé que parece estar bien, es suficiente mantener una actitud expectante; si lo que tiene no son vómitos sino regurgitaciones y devuelve leche con poca fuerza, el pediatra debe valorar ese cuadro, aunque no de forma urgente.
Diarrea También es peligrosa por el riesgo de deshidratación, especialmente si el bebé vomita a la vez, como suele suceder en las gastroenteritis.
Aunque el bebé no tenga ningún problema, la preocupación de sus padres puede acabar por crearlo; además, tampoco es extraordinario que la intuición o el sexto sentido de una madre acierten detectando signos de enfermedad muy sutiles y difíciles de precisar.
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Ansiedad de los padres
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No es raro que la obstrucción nasal de un pequeño resfriado ocasione molestias muy aparatosas, pero cualquier sospecha de dificultad respiratoria que persista tras haber destapado la nariz con suero fisiológico, debe ser valorada urgentemente.
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Dificultad para respirar
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La costra del lactante La costra del lactante es una capa de escamas aceitosas y amarillentas de aspecto desagradable que aparece en el cuero cabelludo de muchos bebés sanos, a causa de la influencia de las hormonas maternas que les llegan inmediatamente antes de su nacimiento. Conocida también como costra láctea, este nombre puede hacer pensar que la leche tiene algo que ver con ella, lo cual no es en absoluto cierto. Es una manifestación de seborrea, es decir, del exceso de actividad de las glándulas productoras de sebo que hay en la piel, en este caso estimuladas por las hormonas maternas, que al impregnar con su grasa las células que descama normalmente la piel, impide que se desprendan y hace que formen esas costras en el cuero cabelludo del bebé y, a veces, también en sus cejas. Suele observarse por primera vez antes de los tres meses y, como muy tarde, deja de brotar a los 10 ó 12. Normalmente no pica ni causa molestias de ningún tipo, de manera que sólo se trata por motivos estéticos. En algunas ocasiones sólo se forma sobre la fontanela, porque no se ha lavado con naturalidad, y desaparece cuando se lava sin temor con un champú suave normal. Pero cuando las costras son muy gruesas, deben reblandecerse untándolas con vaselina o aceite de oliva una hora antes del baño, con lo que después resulta fácil eliminarlas pasando un cepillo. Este tratamiento es inofensivo y puede repetirse tantas veces como sea necesario, pero cuando la costra es rebelde, el pediatra puede recomendar un preparado con vaselina y ácido salicílico, que se deja actuando toda la noche, o incluso una loción o crema de corticoides. También puede usarse un champú antiseborreico (con selenio, zinc, alquitranes o ácido salicílico), cuidando de que no le entre en los ojos.
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En ocasiones, la costra del lactante es sólo una manifestación más de un problema general de la piel del bebé; el más frecuente es la dermatitis seborreica, una enfermedad hereditaria muy común, que además de las escamas del cuero cabelludo, ocasiona enrojecimientos en la zona del pañal, las axilas, tras las orejas y en otros pliegues de la piel.
Dermatitis del pañal Es la irritación de la piel cubierta por el pañal y se manifiesta por un enrojecimiento de bordes bien delimitados, más o menos doloroso al contacto, según su intensidad. Está causada por la combinación variable de distintos factores que pueden atacar la piel del área del pañal: • humedad, falta de aire y rozamiento; • amoníaco producido por la orina; • irritantes de las heces, sobre todo cuando se vuelven ácidas en las diarreas; • productos utilizados para lavar pañales de tela;
Aunque en la dermatitis del pañal, prevención y tratamiento coinciden, este problema es también más fácil de prevenir que de curar. • Cambiar los pañales lo antes posible. El mejor pañal no es el más absorbente sino el que se cambia más pronto. • Lavar sólo con agua, suavemente, sin olvidar los pliegues; los lavados frecuentes con jabón pueden debilitar la barrera de protección natural que recubre la piel. • Procurar que el bebé pase un rato cada día sin pañales. • Usar por las noches o siempre, si el bebé tiene tendencia a irritarse, una pomada a base de óxido de zinc.
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Prevención
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Sin embargo, no todas las dermatitis que afectan el área del pañal son producidas exclusivamente por la acción de estos irritantes. Las bacterias y, sobre todo, los hongos pueden complicar o ser los responsables de una dermatitis; en niños afectos de dermatitis seborreica, eczema atópico o psoriasis, la especial forma de reacción de su piel puede manifestarse precozmente en esa zona.
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• abuso de jabones, limpieza excesivamente enérgica.
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Tratamiento Cambio de pañales Aumentar al máximo la frecuencia de los cambios, comprobando si esta húmedo o sucio cada hora y al menos una vez durante la noche.
Lavado
AVISAR AL PEDIATRA SI… ...no mejora en tres días. ...dificulta el sueño. ...la piel se pone en carne viva o sangra. ...aparecen ampollas o úlceras. ...el enrojecimiento se extiende más allá de la zona cubierta por el pañal.
Con cada cambio, lavarle a fondo con agua tibia, quitando restos de cremas que puedan haber quedado. Es mejor no emplear toallas ni paños que, además de dolerle, aumentarán la irritación de su piel, sino lavarle en su bañera escurriendo agua tibia de una esponja o vertiéndola de una jarra. No usar toallitas desechables impregnadas en jabón. No utilizar jabón, salvo que las heces sean muy pegajosas y difíciles de eliminar sólo con agua. En ese caso, emplear uno muy suave, mejor de avena, y aclarar luego bien. Secar la piel al aire, dejándole un rato sin pañales, o con una gasa, tela o papel muy delicados. También va bien emplear el secador de pelo con aire frío.
DERMATITIS POR CÁNDIDAS
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• Las cándidas, como todos los hongos, proliferan enseguida en presencia de humedad y cualquier microbio infectará más fácilmente la piel cuando su integridad se ha perdido por una erosión o herida, de modo que el área del pañal es un terreno abonado para estos microbios. • Aunque esta infección aparece casi siempre complicando una dermatitis de pañal normal, también puede hacerlo directamente, cuando el niño tiene ese hongo en la boca (muguet) o está recibiendo antibióticos que alteran el equilibrio ecológico de la flora intestinal y favorecen el crecimiento de las cándidas. • La piel se enrojece entonces mucho más, formando grandes placas de color rojo brillante rodeadas a menudo por otras más pequeñas, como satélites. • Con el preparado antifúngico que recete el pediatra, se resuelve en dos o tres días; aunque si asentaba sobre una dermatitis del pañal previa, ésta puede persistir, por más que se insista con el funguicida, si no se cambia y lava al bebé debidamente.
Ventilación Dejarle con la piel al aire tanto tiempo como sea posible, acostándole sobre un pañal abierto o una toalla absorbente por tandas de quince minutos. Emplear pañales más grandes o ponérselos más holgados. Otra alternativa es hacerles orificios que permitan la entrada de aire.
Pomadas Las pomadas a base de vaselina y óxido de zinc, como la “pasta Lassar”, son muy útiles, pero por muy efectiva que parezca cualquiera de ellas, nunca se debe considerar como remedio fundamental ni abandonar los otros puntos del tratamiento. El talco y cualquier polvo puede complicar la curación de una zona de piel erosionada.
Dificultad para evacuar La coordinación entre los movimientos del intestino y la relajación del esfínter del ano no es muy eficiente en los bebés, que a menudo deben efectuar bastante esfuerzo para lograr evacuar y es normal que levanten las piernas y se pongan rojos de tanto empujar. Pero si la deposición que finalmente logran eliminar es de consistencia normal (y muy a menudo es incluso blanda), no puede decirse que tengan estreñimiento; por tanto, no se les debe dar zumo ni nada para reblandecer unas heces que no lo necesitan.
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El estreñimiento se define como un trastorno de la defecación en que ésta se hace difícil, poco frecuente y con expulsión de heces duras y escasas; pero estos tres criterios no siempre van unidos y, además, los adjetivos “difícil” y “poco” son relativos. Por eso es normal que haya cierta confusión al respecto, que no tiene mayor importancia siempre que no comporte la aplicación de remedios inadecuados o innecesarios.
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Estreñimiento
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No deben emplearse pomadas con antibióticos, antifúngicos o corticoides si no las manda el pediatra.
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En cambio, es útil flexionarles las piernas sobre el abdomen cuando están haciendo fuerza o, mejor todavía, darles un punto de apoyo, porque defecar acostado es muy difícil; mientras que si se sostiene al niño de modo que pueda apoyar y empujar con sus pies, como si estuviera en cuclillas (que es la posición más natural para evacuar), la presión que hace con su abdomen será mucho más eficaz. El remedio más socorrido para facilitarles la tarea es introducirles la punta del termómetro o de un supositorio de glicerina en el ano, pero dilatárselo así no les ayuda a aprender a hacerlo por sí solos; en cualquier caso, es mejor no abusar de este método en cualquiera de sus variantes (ramita de perejil, cabo de cerilla impregnado en aceite...).
Deposiciones frecuentes Durante los primeros meses, la frecuencia de las deposiciones depende básicamente del tipo de alimentación del bebé, pero también de su edad y de su propia naturaleza. Con la lactancia materna, lo más normal al principio es que ensucien los pañales casi cada vez que comen, aunque algunos, en vez de seis o siete pequeñas deposiciones, hacen una o dos más abundantes. Luego se va reduciendo la frecuencia y es muy normal que alrededor del mes y medio sólo evacuen una o dos veces al día. Pero también los hay que pueden pasarse hasta tres o cuatro días sin defecar, y si se les ve tranquilos y luego eliminan sin mayor dificultad unas heces de consistencia normal, tampoco debe hacerse nada. Pero cuando las deposiciones escasean durante los primeros días, conviene asegurarse de que estén mamando bien, porque si no comen, no es que se estriñan sino que no tienen nada que evacuar. A partir del tercer día de vida y hasta que la lactancia materna no esté bien asentada, evacuar menos de tres veces diarias es muy frecuentemente un signo de insuficiente alimentación.
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Con lactancia artificial, ya desde los primeros días las heces son menos frecuentes, por lo que es raro que el niño defeque más de dos veces diarias y muy común que pase más de uno o dos días sin hacer nada. Mientras luego las heces no sean muy duras y el bebé sufra para eliminarlas, tampoco hay motivo para intervenir de ningún modo.
Heces duras
La alergia a la proteína de la leche de vaca, cuya manifestación digestiva más habitual es la diarrea, en alguna ocasión da lugar a estreñimiento; de ahí que el pediatra también pueda decidir una prueba con leches especiales exentas de esa proteína.
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Sin embargo, aunque con lactancia artificial es normal que las deposiciones sean menos frecuentes, también es cierto que a veces se hacen realmente duras por más que se cuide de incrementar el aporte de líquidos. La grasa de la leche para bebés forma con el calcio unos complejos llamados “jabones cálcicos” que las endurecen, y ese es quizá el inconveniente más inmediato y objetivo de la lactancia artificial. Algunos laboratorios han introducido modificaciones en la naturaleza y proporción de las grasas, lanzando leches “anti-estreñimiento” que tratan de obviar este problema.
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Una de las primeras cosas que se suele probar para aliviar el estreñimiento de un niño criado con biberones es ofrecerle un poco de agua extra, tratando de evitar que su organismo necesite absorber toda el agua de las heces, para que no las seque y endurezca en exceso. Por eso, algunos pediatras recomiendan rebajar los biberones un poco, poniendo 35 ml de agua en vez de 30 por cada medida rasa de leche. Con lactancia materna, si se les deja mamar libremente es muy raro que queden justos de agua, porque ellos mismos deciden cuánta necesitan, pasando a la más líquida leche inicial del segundo pecho cuando lo desean.
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El auténtico estreñimiento en el bebé es siempre merecedor de una pronta atención por parte del pediatra, porque además de ser el síntoma de un problema que puede ser importante, tiene tendencia a hacerse crónico y complicarse. En efecto, cuanto más tiempo permanecen almacenadas las heces en el colon, más secas y duras se vuelven, con lo que su posterior eliminación es más difícil y dolorosa. Esto hace que el niño trate de defecar lo menos posible y que retenga cada vez más tiempo una mayor cantidad de heces en su intestino, que al secarse y volverse más duras aún, cierran un círculo vicioso. Cuando el bebé no tiene más remedio, evacua entre gritos una gran bola de heces que, sin embargo, es sólo una parte de lo que acumula en el colon; pero dado su tamaño y su dureza, a menudo llega a desgarrar la mucosa del ano, causando una dolorosa fisura anal, que además de manchar las heces de sangre, no hará sino aumentar el problema.
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Pero el recurso más popular es el zumo de naranja. Su uso entra en contradicción con el principio según el cual los niños no deben tomar nada distinto de leche antes del cuarto mes de vida, pero tampoco parece que les cause problemas. Su mecanismo de acción tampoco es muy fisiológico, pues probablemente laxa al bebé por un efecto irritante, y sería más aconsejable administrarlo con la pulpa, como hacen en otros países con la ciruela.
Regurgitaciones y enfermedad por reflujo Son muy pocos los niños que pasan la lactancia sin sacar nunca alguna que otra pequeña bocanada de leche, es decir, regurgitándola. Para referirse a este hecho, las madres no emplean la incómoda palabra “regurgitación”, pero tampoco dicen que el niño “vomita” sino que “devuelve”, optando por un sinónimo más suave que da ya una idea de la diferencia que hay entre vomitar y regurgitar: el vómito es la expulsión activa, brusca y molesta del contenido gástrico, habitualmente en una sola tanda, casi siempre precedida de nauseas; mientras que al regurgitar se van devolviendo repetidamente y con poca fuerza pequeñas cantidades de leche, sin aviso ni incomodidad. Las regurgitaciones son normales en los bebés, debido a una conjunción de factores que se dan en ellos: • Inmadurez del mecanismo valvular de cierre de la entrada del estómago: La musculatura del esófago, el ángulo con que aborda el estómago, y el diafragma que rodea esa zona son los tres elementos que se oponen al retroceso de los alimentos que llegan al estómago, y que nos permiten estirarnos e incluso hacer el pino sin que
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Fuerza Volumen Tandas Náuseas Molestia
REGURGITACIÓN
VÓMITO
Poca (pasivo)
Mayor (activo)
Escaso
Abundante
Repetidas
única
No
Sí
No
Sí
salga la comida por la boca. Todos ellos son aún ineficientes en el bebé, lo que explica la facilidad con que se produce el reflujo de su contenido. • Postura horizontal: Mientras no van empezando a sentarse y la fuerza de la gravedad ayuda a vaciar el estómago, su contenido está continuamente poniendo a prueba un mecanismo de cierre inmaduro. • Alimentación líquida: Lógicamente, cuanto menos espeso sea el contenido del estómago, más fácil será que refluya. En general, los niños criados al pecho tienen menos tendencia a regurgitar, porque la leche materna se digiere mejor y más rápidamente que la artificial.
• Manipularles con cuidado después de comer. Sin embargo, las regurgitaciones excesivas pueden causar problemas, en ocasiones graves, y entonces se dice que el bebé padece una enfermedad por reflujo gastro-esofágico –o, más brevemente, un reflujo-, pues aunque al regurgitar siempre existe un retroceso o reflujo del alimento, se suele reservar ese nombre para cuando ocasiona trastornos. Sus manifestaciones más frecuentes son: • Insuficiente aumento de peso: no siempre fácil de valorar, pues también los niños con reflujo pueden ser delgados por naturaleza, pero, desde luego, el pediatra siempre vigilará estrechamente la curva de desarrollo de un niño con reflujo importante. • Llanto: al regurgitar, el ácido del estómago irrita la mucosa del esófago y como pueden tener reflujo sin llegar a devolver, éste es un diagnóstico siempre posible en los bebés que están continuamente inquietos y llorando.
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• No aumentar excesivamente el volumen de los biberones con la pretensión de espaciar las tomas.
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• Procurar que el niño trague poco aire, alimentándole sin prisas, y que lo expulse bien, ayudándole a eructar en posición vertical.
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Es, por tanto, normal que los bebés regurgiten, especialmente al eructar o cuando se les está cambiando; si eso no les impide ganar peso ni hay ningún síntoma sospechoso, basta con esperar el paso del tiempo, que traerá alimentos sólidos, mayor verticalidad y un cierre de la boca del estómago más eficiente. En todo caso, para disminuir los episodios será útil:
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• Anemia: la irritación del esófago puede producir erosiones cuyo sangrado, escaso pero pertinaz, acaba por causar una anemia. • Tos, bronquitis y asma: en niños con bronquios sensibles, el reflujo pude causar crisis de asma por mecanismos reflejos; además, algunos bebés pueden aspirar pequeñas cantidades de leche, a veces microscópicas, que causarán la consiguiente sintomatología respiratoria, especialmente crisis de sofocamiento o tos. El diagnóstico puede hacerse por medio de exámenes radiológicos con papilla de contraste, visualización directa por endoscopia, estudios manométricos y, aunque cada uno tiene sus ventajas e indicaciones, el método más preciso es la “ph-metría esofágica”, en la que manteniendo una sonda capaz de medir el ph o acidez en el esófago del niño, se determina la frecuencia y duración de los episodios de reflujo que sufre. El tratamiento incluye los siguientes puntos: • Postura Las recomendaciones han ido variando a lo largo del tiempo. Al principio se prefería que estuvieran sentados continuamente, confiando en el efecto de la gravedad, pero esto dio poco resultado y se pasó a mantenerles boca abajo con la cabeza más alta que los pies, sujetos con un arnés para impedir que resbalaran. Actualmente parece mejor acostarles sobre el lado izquierdo, aunque algunos especialistas combinan esta posición lateral con la inclinación del anterior método, levantando a la vez la cabecera de la cuna. • Alimentación Además de evitar los gases, cuidando de que traguen pocos y los expulsen bien, se procura que las tomas sean lo más pequeñas y frecuentes que resulte posible. Si están con lactancia artificial, se pueden usar leches especiales o espesar las normales con harinas de cereales, tratando de que una mayor consistencia disminuya su reflujo.
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• Fármacos El pediatra puede recetar un “procinético”, que estimula el vaciado del estómago, y medicamentos para bloquear la secreción de ácidos o neutralizarlos, protegiendo así la mucosa del esófago. • Cirugía Excepcionalmente, sólo cuando con tratamiento médico no se resuelven los problemas del bebé, es preciso recurrir a técnicas quirúrgicas para lograr un mecanismo valvular que se oponga al reflujo.
En general, un vómito aislado no tiene trascendencia ni suele responder a nada grave. El primer día es muy habitual que el recién nacido vomite las mucosidades y secreciones que han llegado a su estómago y, más adelante, si comen
MOTIVOS DE CONSULTA URGENTE • Vómito bilioso, sanguinolento o “en poso de café”. • Llanto sugestivo de dolor. • Distensión abdominal. • Signos de deshidratación (Boca seca, orina escasa, letargia, irritabilidad). • Incapacidad para tolerar pequeñas y frecuentes cantidades de líquido.
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También es urgente consultar si el vómito es amarilloverdoso o contiene sangre. El color verde es debido a la presencia de bilis, y aunque en los niños mayorcitos eso no es en sí mismo tan alarmante, en el recién nacido obliga a descartar una obstrucción intestinal. La sangre, que pude tener su color rojo natural o verse negra, dando al material vomitado un aspecto que recuerda a los posos del café, quizá haya sido tragada en el parto o proceda de un pezón con grietas, pero también podría indicar una hemorragia en el tubo digestivo del bebé, por lo que conviene advertir inmediatamente al pediatra.
VÓMITOS:
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Cuanto más pequeños son, mayor es la facilidad que tienen los niños para vomitar y también mayor el número y variedad de trastornos que lo pueden ocasionar, de modo que en el bebé, un vómito puede ser un incidente sin la menor importancia o también el signo de un problema grave. Pero independientemente de su causa, cuando son incoercibles, añaden el riesgo de deshidratación, pues el bebé no sólo pierde líquido, sino que el mismo vómito impide su reposición. Por eso, si vomita repetidamente la leche y en tanto no sea visto por el pediatra, se le debe ofrecer un líquido azucarado, por ejemplo una infusión de manzanilla o simplemente agua con azúcar, a cucharaditas, pero si no tolera ni siquiera pequeñas cantidades de líquido, debe ser atendido urgentemente.
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Vómitos
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demasiado o con tanta avidez que tragan mucho aire, es lógico que devuelvan la toma. En ese momento, es posible que el bebé se ponga algo pálido y parezca mareado, pero si no hay otro problema, debe recuperar enseguida su buen aspecto. Los vómitos son muy aparatosos y siempre da la sensación de que han devuelto todo lo que comieron, lo cual no suele ser cierto; pero si el niño llora al poco rato porque tiene hambre, no hay inconveniente en probar a darle de comer de nuevo. El significado de los vómitos repetidos depende mucho del contexto y las circunstancias que les acompañan. Durante los primeros días de vida, pueden ser el signo de una obstrucción congénita del tubo digestivo, que se manifestará también por la ausencia de meconio y heces;pero los vómitos son también uno de los síntomas principales de muchas raras enfermedades del metabolismo, y la relación de causas de vómito en el lactante es casi inacabable, yendo desde otitis, infecciones de orina, meningitis y casi cualquier infección, a invaginaciones intestinales y apendicitis, pasando desde luego por las clásicas gastroenteritis y muchas enfermedades más o menos raras que se acompañan de sus propios síntomas. En cambio, si se exceptúan los que se presentan en las fases iniciales de las gastroenteritis, cuando todavía no ha aparecido la diarrea, los vómitos repetidos como único síntoma son raros; en su presencia, el pediatra siempre piensa en una “estenosis hipertrófica de píloro”, una enfermedad relativamente frecuente en la que el píloro del niño, es decir, el canal de salida de su estómago, se va estrechando como consecuencia de la hipertrofia de su musculatura, lo que se produce por causas desconocidas. Este problema, que afecta más a primogénitos varones, se empieza a poner de manifiesto alrededor de la segunda semana de vida, cuando la obstrucción progresiva empieza a impedir el vaciado del estómago y a provocar vómitos explosivos en un niño que, por lo demás, no sólo no tiene inicialmente ningún aspecto de enfermedad, sino que muestra evidentes y crecientes signos de hambre. Una ecografía suele ser suficiente para diagnosticarlo y se resuelve con una intervención quirúrgica bastante sencilla.
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Diarreas y gastroenteritis La diarrea es la disminución de la consistencia de las heces, habitualmente asociada a un aumento en su frecuencia. En los bebés criados al pecho, que ya hacen normalmente unas deposiciones desligadas y frecuentes, la diarrea se reconoce por la variación respecto a lo que venía siendo habitual en ellos, al aumentar el volumen de líquido que contienen las heces y ensuciar más de una vez por toma.
• El agua de arroz o de zanahoria que venían siendo tradicionalmente utilizados en los niños con diarrea, han sido ventajosamente sustituidas por unos sueros compuestos por agua, glucosa y sales minerales semejantes a los que se utilizan en los hospitales para administración endovenosa, que vienen ya listos o en unos sobres para preparar. • Si el bebé está con lactancia materna, se le debe seguir ofreciendo el pecho y, además (o, a cambio, si lo rechaza), el suero que acepte.
• Ojos poco brillantes • Boca seca • Disminución de orina
MODERADA • Ojos hundidos • Somnolencia o irritabilidad • Pérdida turgencia cutánea
GRAVE • Depresión de la fontanela • Ausencia de orina • Coma
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El tratamiento de las gastroenteritis agudas no persigue acabar con la diarrea, pues ésta cumple una función defensiva (similar a la que tiene la tos en las bronquitis), sino evitar la deshidratación del bebé y alimentarle lo mejor posible mientras dure el proceso, que el propio organismo resolverá en pocos días.
LEVE
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Prescindiendo de algunas raras enfermedades y de la alergia a la proteína de leche de vaca, las diarreas en los bebés son en su inmensa mayoría debidas a gastroenteritis, que en los primeros meses de vida, tampoco son muy frecuentes. La gastroenteritis es la inflamación del estómago y del intestino (“enteros” intestino), que se manifiesta por vómitos y diarrea, predominando lo uno o lo otro según sea la parte del tubo digestivo más afectada. En su mayoría son causadas por virus, entre los que destaca el rotavirus, que también ocasiona fiebre y signos catarrales.
DESHIDRATACIÓN
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La diarrea puede ser a la vez un síntoma, un mecanismo defensivo y un problema. Un síntoma, ya que si las deposiciones se vuelven más líquidas de lo normal, es porque algo anormal está sucediendo en el tubo digestivo del bebé; un mecanismo defensivo, pues la propia diarrea sirve para eliminar los microbios o alimentos en mal estado responsables del trastorno; y un problema, porque la pérdida de líquidos y minerales puede ocasionar una deshidratación.
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• Si se le cría con biberones, el pediatra puede recomendar sustituir o complementar la leche con suero y es posible que recete una leche especial. • Cuando además de diarrea tiene vómitos, se debe intentar que vaya reteniendo la mayor cantidad posible de suero, no dejando que tome mucha cantidad de una vez, sino ofreciéndole poco pero a menudo. Para empezar, puede tener suficiente con una cucharadita de 5 ml cada 5 minutos y, si la tolera, al cabo de una hora, probar 10 ml cada 10 minutos, luego 30 cada media hora, etc. Pero si los vómitos no cesan o el niño parece somnoliento, o por el contrario, extremadamente irritable, debe acudirse sin demora al hospital.
Resfriados, otitis y conjuntivitis En los primeros meses, el niño goza aún de las defensas que su madre le transfirió durante el embarazo y no tiene por qué resfriarse más que ella, sobre todo si los que le cuidan tienen presente que la principal vía de contagio de los resfriados y de la mayoría de infecciones no es el aire, sino las manos, por lo que no basta con evitar respirar y toser encima del niño, sino que cualquier persona resfriada (o que haya limpiado los mocos a un niño acatarrado) debe lavarse bien las manos antes de tocar a un bebé.
Resfriados Son, a todas las edades, las infecciones más corrientes y aunque sus manifestaciones clínicas son bastante similares, pueden variar la duración, intensidad y localización de las molestias que ocasionan, dependiendo del virus que los produce, pero también de la propia naturaleza y sensibilidad del niño. Estornudos, mucosidades, obstrucción nasal, malestar, quizá fiebre y tos, primero seca e inútil y luego más húmeda y productiva, componen el conjunto de síntomas de unos procesos que, salvo complicaciones, no requieren más tratamiento que el alivio de sus síntomas.
Síntomas Estornudos TODO SOBRE EL
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Son el heraldo de los resfriados y el signo más evidente de la actividad de los virus que los causan.
Algún estornudo aislado sólo es una muestra de la sensibilidad de la mucosa nasal de los bebés.
Mucosidades Inicialmente transparentes, poco a poco se espesan y se vuelven amarillentas, siguiendo luego el camino inverso en un plazo de 8 ó 10 días. Si persisten amarillas más de 10 días consecutivos, podrían indicar una sobreinfección por bacterias.
Obstrucción nasal Junto con la tos, es el síntoma más molesto de los resfridos, especialmente para el bebé, que cuanto más pequeño, menos sabe respirar por la boca. Es debida a la mucosidad que llena las fosas nasales, pero también al edema o hinchazón de sus paredes, que no puede resolverse por más suero fisiológico que se emplee.
Tos La más benigna y útil es la tos blanda con la que el bebé se limpia la garganta de mucosidades, pero es normal que la faringe y la tráquea participen más o menos discretamente de los resfriados y su irritación produce una tos seca que puede llegar a ser muy molesta. Siempre que la tos despierte al bebé, es conveniente que el pediatra le ausculte. Como los estornudos, algún golpe de tos aislado carece de significado y muy pronto aprenden a provocárselo para llamar la atención.
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A veces, sólo roncan porque se les ha acumulado moco en la garganta, sin ni siquiera estar resfriados, con lo que un cambio de posición suele bastar para que cese el ruido.
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No es raro que a raíz de un resfriado, un bebé se pase semanas respirando ruidosamente, sin que el suero logre el silencio. Unas fosas nasales algo estrechas y quizá el aumento de tamaño de las vegetaciones adenoideas ocasionado por el catarro pueden ser los responsables de este problema, que debe ser valorado por el pediatra, pero que en muchas ocasiones sólo requiere tiempo.
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Ronquidos y ruidos nasales
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Respiración ruidosa Cualquier resfriado puede provocar una bronquitis, que se manifestará por tos, dificultad para respirar y silbidos o ruidos en el pecho. Sin embargo, este último síntoma puede aparecer aunque el catarro se limite a la nariz y la garganta del bebé, porque los ruidos que se originan allí se transmiten a través de los bronquios y pueden oírse y hasta palparse en la pared torácica, exactamente igual que sucede con la voz, que se origina en la laringe pero que podemos oír y sentir poniendo la mano sobre el pecho. Si efectivamente sólo se trata de los llamados “ruidos de transmisión de vías altas”, se oyen de forma intermitente y desaparecen cuando el bebé cambia la posición del cuello o se lo limpia con un golpe de tos. Con todo, si los ruidos reaparecen insistentemente o existesospecha de que el niño tenga dificultad para respirar, debe ser visto por el pediatra.
Fiebre Cuanto más intensos sean los signos de congestión de las vías respiratorias altas, los estornudos y la obstrucción nasal, más razonable es que el niño tenga fiebre, incluso alta, pero a menos que los padres tengan ya mucha experiencia, la fiebre en un bebé de meses es siempre motivo de consulta con el pediatra.
Tratamiento Suero fisiológico No es más que agua con cloruro sódico, pero a una concentración exacta que lo hace “isotónico” con los líquidos corporales, con lo cual resulta perfecto para lavar cualquier mucosa sin irritarla. En tanto el niño no sepa sonarse, el suero sirve para disolver y arrastrar sus mocos, y puede usarse tantas veces como se hubiera empleado el pañuelo. Hay varias presentaciones, cada una con sus ventajas e inconvenientes: - Sueros de uso hospitalario. En frascos de medio litro, muy económicos, pero el suero debe extraerse cada vez con jeringa y aplicarse con un cuentagotas que convendrá renovar.
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- Ampollas convencionales. Al ser más pequeñas, resultan más higiénicas que las botellas y también bastante baratas. - Ampollas monodosis. De usar y tirar, cómodas e higiénicas, pero más caras.
- Aerosoles. Pulverizan el suero, con lo que su efecto disolvente será mayor. Pueden incluso aplicarse a cierta distancia, sin necesidad de tocar los orificios nasales del bebé. Bastante más caros. Sea cual sea la presentación usada, es importante que el cuentagotas, el cabezal de la ampolla o el del aerosol sólo se apoyen en los orificios de la nariz, sin penetrar en su interior, porque fácilmente lesionaría la mucosa nasal. Por eso mismo es muy peligroso aplicarlo con una jeringa. Las fosas nasales comunican a través de la trompa de Eustaquio con el oído medio, que podría resultar dañado o recibir microbios si se intenta ajustar el aplicador para conseguir que el suero entre con mucha presión. Por el mismo motivo, es mejor no administrarlo con la cabeza hacia atrás (la trompa queda vertical y la mucosidad pasará al oído), sino de lado, en el orificio que queda arriba.
Vapor ambiental Mientras el bebé respire normalmente con la boca cerrada, no es preciso emplear vaporizadores para aumentar la humedad ambiental, pues su nariz, además de filtrar y calentar el aire, lo humedece para que llegue en condiciones óptimas a los bronquios. En cambio, cuando las fosas nasales se hallan obstruidas y no es posible mantenerlas despejadas empleando suero fisiológico, puede ser útil el uso moderado de vapor frío.
Medicamentos Las gotas nasales con medicamentos vasoconstrictores desobstruyen casi inmediatamente la nariz, pero tienen un efecto rebote y además la lesionan, siendo especialmente peligrosas en los bebés. Por iniciativa propia, en la nariz sólo puede ponerse suero fisiológico.
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Recientemente han aparecido los artilugios con los que se succiona por un lado adaptando el otro a la nariz del niño y que incorporan un dispositivo desechable que, además de retener las mucosidades, limita la presión que se puede obtener.
GUÍA PRÁCTICA
Con una pera de goma bien adaptada a los orificios nasales es posible obtener una presión negativa altísima y lesionar la mucosa nasal. Las de plástico no son peligrosas en este sentido, pero si su diseño no lo impide ya, hay que cuidar de que no entren en la nariz y soltarlos poco a poco.
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Peras y aspiradores de mucosidades
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Los antitérmicos son también analgésicos y pueden utilizarse para aliviar el malestar que ocasionan los resfriados aun en ausencia de fiebre. En los bebés, el más ampliamente recetado es el paracetamol en gotas. Es posible que el pediatra recomiende un mucolítico para fluidificar las secreciones respiratorias, pero sin dejar de recordar que el mejor es el agua. Además, durante los resfriados, el bebé puede perder el apetito y cansarse al comer, pero necesita incluso más agua de la habitual, porque la pierde por la fiebre o al respirar por la boca, de modo que conviene darle de comer más a menudo y ofrecerle agua después de las tomas. Los antihistamínicos, adecuados para tratar las rinitis alérgicas, resecan y disminuyen la producción de moco, y producen una somnolencia que puede resultar agradable para los adultos con síndromes gripales, pero están contraindicados en los bebés. Los virus son insensibles a la acción de los antibióticos, que sólo se usan en las enfermedades causadas por ellos cuando se produce una sobreinfección por bacterias.
Otitis El oído medio, situado detrás del tímpano, comunica con las fosas nasales por medio de la trompa de Eustaquio, formando así parte de las vías respiratorias y siendo el lugar en el que se asienta la otitis media aguda, una de las infecciones más frecuentes de los niños, especialmente a partir de los seis meses, pero también posible en el bebé más pequeño. Habitualmente, es la complicación de un resfriado. Los gérmenes que hay en las fosas nasales o la garganta alcanzan el oído medio a través de la trompa de Eustaquio y cuando el pus que se produce empuja la membrana del tímpano, aparece un dolor muy vivo que suele hacer llorar a gritos al niño. Si la presión aumenta, se puede llegar a perforar dicha membrana, con lo que el pus sale al exterior y cesa el llanto del bebé.
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En algunas ocasiones, el proceso evoluciona muy rápidamente, de modo que no es extraño que los padres encuentren la oreja del niño manchada con una secreción amarillenta reseca y recuerden que horas antes había gritado durante unos segundos, sin que entonces encontrasen el motivo.
El llanto brusco en un niño resfriado es por tanto sospechoso de otitis, que el pediatra confirmará practicando una otoscopia. El dolor provocado al presionarle en los oídos es un signo mucho más incierto y que sólo tiene valor cuando el simple roce del pliegue cartilaginoso que forma la parte anterior de la oreja ya les hace llorar. A menos que se haya producido la perforación del tímpano, las gotas óticas no sirven para tratar las otitis medias, porque la infección está al otro lado de la membrana. Si a veces pueden aliviar algo el dolor, es porque se aplican tibias y en otros tiempos, las madres trataban de calmarlo con unas gotas de leche, pero el tratamiento del dolor y de la infección debe hacerse por vía general.
Es normal encontrar esporádicamente alguna legaña en el ojo del niño, que no requiere más que ser lavado con una gasa empapada en suero fisiológico, pero si la secreción es abundante o persistente, seguramente requerirá tratamiento antibiótico local, con las gotas o la pomada que el pediatra prescriba. Cuando las conjuntivitis se repiten muy a menudo en un bebé, es muy probable que padezca una “dacrioestenosis”, es decir, la estrechez del conducto a través del que las lágrimas desaguan en la nariz. En estos casos, el niño empieza a lagrimear continuamente a partir de las tres o cuatro semanas de vida (antes no produce lágrimas) y con mucha frecuencia amanece con secreciones purulentas que pueden indicar infección y requerir tratamiento. El conducto se va canalizando con el paso del tiempo y sólo es preciso recurrir a la intervención del oftalmólogo cuando el problema persiste más allá de los 8 ó 10 meses de vida. La curación puede acelerarse por medio de unos masajes con los que se pretende forzar el paso de las lágrimas.
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Las conjuntivitis infecciosas se manifiestan por enrojecimiento de la conjuntiva, lagrimeo y secreciones purulentas. Las más graves son precisamente las que puede adquirir el niño al pasar a través del canal del parto; para evitarlas, se les aplica a todos un colirio nada más nacer.
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Es la inflamación de la conjuntiva, que es la capa transparente que recubre la parte blanca visible del ojo (o esclerótica) y la cara interna de los párpados. Puede ser causada por bacterias o virus, pero también por irritantes físicos o químicos o por mecanismos alérgicos, aunque en el bebé esto último no es todavía posible.
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Conjuntivitis
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Bronquiolitis, bronquitis y asma bronquial Bronquiolitis, bronquitis y asma son tres entidades que tienen muchos puntos en común, que no siempre son fáciles de distinguir y que a veces se solapan, con lo que existe una notable confusión, afortunadamente, más para definirlas que para tratarlas. La bronquiolitis es la infección de los bronquíolos, que son la parte final y más delgada del árbol bronquial que se abre ya en los alvéolos pulmonares. Esta enfermedad, casi exclusiva del lactante y del niño menor de dos años, puede ser producida por distintos virus, pero sobre todo por el llamado “virus respiratorio sincitial” o VRS, y se manifiesta básicamente por silbidos y dificultad respiratoria. Paralelamente, las bronquitis serían la infección de los bronquios más grandes que nacen en la tráquea y se van bifurcando hasta acabar en los bronquíolos. Sin embargo, los pediatras utilizan este término siempre que la auscultación demuestra que existe obstrucción bronquial, que puede ser causada por un virus pero también por una inflamación no infecciosa, por ejemplo, alérgica. Esto último sería lo que sucede de forma repetida en el asma: traduce una especial sensibilidad de los bronquios, que reaccionan exageradamente ante diversos agentes (ácaros del polvo y pólenes, pero también virus, aire frío y humedad), cerrándose e inflamándose y causando la consiguiente dificultad respiratoria. Bronquiolitis, bronquitis y asma comparten obstrucción del árbol bronquial, silbidos y dificultad respiratoria, pero, además, las bronquiolitis pueden facilitar o causar la aparición de asma bronquial, aunque algunos especialistas creen que en realidad son ya su primera manifestación. Por otro lado, muchos pediatras emplean el término bronquitis por no alarmar con la palabra asma, de modo que los límites entre esas tres entidades se hacen todavía más imprecisos.
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La bronquiolitis suele iniciarse con un cuadro catarral de las vías respiratorias altas y síntomas superponibles a los de un resfriado común, pero al que a los dos o tres días se añaden signos de dificultad respiratoria, de intensidad variable, consecuentes a la inflamación y obstrucción que el virus ha ocasionado en los bronquíolos:
• Aumento de la frecuencia respiratoria, superior a 50 respiraciones por minuto. • Aleteo nasal, con dilatación de los orificios nasales en cada inspiración, y tiraje intercostal o hundimiento de los espacios que separan las costillas, como expresión del esfuerzo que debe hacer para que llegue aire a sus pulmones. • Quejido espiratorio, como un gruñido, por la dificultad que tiene para sacar aire. • Sibilancias o pitos como silbidos, también espiratorios.
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En los casos leves, el tratamiento es muy pobre, porque los antibióticos son totalmente inefectivos para tratar cualquier infección vírica, y los bronquíolos del bebé no responden a los medicamentos que se emplean para dilatar y desinflamar los bronquios en el asma, de modo que se reduce a los mismos cuidados que se recomiendan para un resfriado (suero fisiológico, aire limpio y buena hidratación), pero manteniendo una actitud de expectación armada, porque si empeora, el tratamiento debe ser hospitalario y el niño puede llegar a requerir de cuidados intensivos.
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Este esfuerzo puede ser agotador para el bebé, que debe ser atendido lo antes posible, pero cuando a estos signos se añade la cianosis o coloración azulada en labios y dedos, es que la respiración no es sólo difícil sino insuficiente, pues ya no logra oxigenar adecuadamente la sangre, y aunque el niño ya haya sido visitado y diagnosticado, se debe acudir urgentemente al hospital, igual que si se le observa aletargado o los síntomas de dificultad empeoran.
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La muerte súbita del lactante El síndrome de la muerte súbita del lactante se define como el fallecimiento inesperado e inexplicable de un bebé, que absolutamente sano cuando se le acostó en la cuna, es hallado muerto en ella sin que la autopsia encuentre causa alguna. Ésta es una de las más dolorosas y devastadoras experiencias que se pueden sufrir, en la que al desconsuelo de una pérdida tan inesperada como cruel, se añade el desconcierto de que nadie pueda ofrecer una explicación a lo sucedido, pues a pesar de las numerosísimas investigaciones que se vienen efectuando, sigue sin conocerse la causa de esos fallecimientos. Sin embargo, lo que sí han descubierto estos estudios son los factores que aumentan el riesgo de que un bebé lo padezca, y entre ellos destaca la postura en la que duerme, que es hasta catorce veces superior entre los que lo hacen boca abajo. Las campañas informativas que se iniciaron al demostrarse esta relación, han hecho popular un problema que no es nuevo ni probablemente más frecuente que antes, pero que con la disminución de la mortalidad infantil por otros motivos se ha hecho más aparente, hasta el punto de que en los países desarrollados es la primera causa de mortalidad entre los 30 días y los 12 meses de edad. Por otro lado, hasta no hace mucho, los bebés dormían muy a menudo en la misma cama de sus padres y cualquier fallecimiento inesperado era atribuido a la asfixia que inadvertidamente le habrían provocado ellos mismos. Según datos publicados por la Asociación Española de Pediatría en el año 2000, el síndrome afectaba en este país a uno de cada 1.000 lactantes. En Navarra, pionera en su prevención, los casos bajaron de 1,34 por cada 1.000 nacimientos antes de 1994 a 0,44 en 1999, cuando habían logrado que los bebés que dormían boca abajo pasasen de ser un 86% a un 23%.
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Pero ni la postura ni otras circunstancias que se han demostrado relacionados con la muerte súbita son su causa, que sigue siendo desconocida y que probablemente no sea única. Se cree que sólo algunos niños nacen ya con el riesgo de padecerla, quizá por alteraciones en los centros del sistema
nervioso que regulan la respiración y el funcionamiento delcorazón, pero al no ser posible identificar exactamente esos niños vulnerables, las medidas de prevención deben aplicarse a todos. Éstas son: • Acostarles a dormir boca arriba. Salvo indicación médica expresa, los bebés deben acostarse boca arriba durante los primeros seis meses de vida. A partir de esa edad, la muerte súbita es ya mucho más rara y no hay pruebas de que para entonces tenga relación con la postura. Cuando el bebé ya es capaz de darse la vuelta y espontáneamente se pone hacia abajo, no parece que sea necesario volverle a poner boca arriba.
Tanto el tabaco que fume la madre durante el embarazo como el humo que el bebé respire luego aumentan la posibilidad de que sufra una muerte súbita. • No abrigarle en exceso. El sobrecalentamiento también se ha relacionado con este síndrome; hay que evitar arroparles demasiado o tener la calefacción muy alta, especialmente cuando tienen fiebre. • Evitar colchones y almohadas blandos y ropa suelta. La reinhalación del aire que espira el bebé es uno de los mecanismos que actualmente se estudia como posible mecanismo de la muerte súbita; en un reciente estudio se ha demostrado que alrededor del 20% de los bebés fallecidos por su causa tenían la cabeza cubierta por la ropa de la cama. Se ha demostrado que las vacunaciones no aumentan el riesgo de síndrome de muerte súbita en el lactante, aunque lógicamente aparezcan relacionadas en el tiempo.
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• Evitar el tabaco desde antes del nacimiento.
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El riesgo de muerte súbita sólo existe durante el sueño y es mayor por la noche, de modo que mientras están despiertos es incluso recomendable que pasen ratos boca abajo.
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Los reflejos de un lactante sano impiden que aspire la leche que pueda devolver estando boca arriba y los fallecimientos por aspiración no han aumentado desde que se les hace dormir en esa posición.
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9.
VACUNAS Qué son y cómo actúan las vacunas Dudas sobre la necesidad de vacunar Calendario de vacunas Las vacunas de los primeros meses Vacuna antineumocócica
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Qué son y cómo actúan las vacunas Las vacunas, uno de los mayores logros de la humanidad, son gérmenes -o toxinas producidas por ellos- que han sido manipulados para que no puedan ocasionar enfermedad pero a la vez mantengan su capacidad de ser reconocidos por el sistema defensivo. Con su administración, el organismo produce anticuerpos que lo protegen de igual modo que si hubiera sufrido la enfermedad, aunque dependiendo de la vacuna y de la edad a que se aplica, pueden ser necesarias varias dosis para conseguirlo.
Dudas sobre la necesidad de vacunar Aunque el 95% de los niños españoles está correctamente vacunado, hay padres que rechazan las vacunaciones por creerlas innecesarias o perjudiciales, o por principios ideológicos. Afortunadamente, muchas vacunas no sólo protegen al que las recibe, sino que, al dificultarse la propagación de los gérmenes en una población inmunizada, estos niños no vacunados estarán también parcialmente protegidos en tanto sigan siendo una minoría.
¿Es preciso vacunar contra enfermedades que ya no existen? La única enfermedad que ha sido totalmente erradicada y contra la que lógicamente se ha dejado de vacunar es la viruela. Es cierto que infecciones como la poliomielitis o la difteria son muy raras en nuestro medio desde hace muchos años, y que también están desapareciendo el sarampión, la rubéola, las paperas y la hepatitis B; pero esto es así porque se sigue vacunando contra ellas.
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¿Por qué se vacuna contra infecciones que no son graves? Aunque la frecuencia con que pueden causar problemas es muy distinta, no hay infección exenta de riesgos. El sarampión, típica enfermedad infantil que no parece especialmente peligrosa, no es superado por todos, y 800.000 niños que no gozan de la protección de la vacuna fallecen cada año por su causa. La rubéola es efectivamente muy benigna en el niño, pero erradicarla supone que no la padezcan las embarazadas y que muchos bebés no se malogren o nazcan con secuelas irreparables. Sólo se decide incorporar una nueva vacuna al calendario cuando se tienen pruebas de que reporta beneficios sanitarios.
Durante el primer año de vida, el niño recibe tres dosis de vacunas, algunas combinadas, que le protegen frente a siete u ocho enfermedades. El número de componentes de estas vacunas ante el que su sistema defensivo reacciona es muy inferior al de las que le llegan por vía natural, y no le suponen ninguna sobrecarga especial.
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¿No puede ser malo ponerles tantas vacunas?
GUÍA PRÁCTICA
La frecuencia con que las vacunas pueden causar reacciones de importancia es extraordinariamente baja y pocos medicamentos se han utilizado tan masivamente como para afirmar con seguridad que sus beneficios superan ampliamente a sus riesgos. La experiencia vivida con la vacuna de la tos ferina resulta muy esclarecedora en este sentido. En los años 70, algunos datos sugirieron que esa vacuna podría causar graves encefalitis en los lactantes. En 1974, en Japón decidieron dejar de vacunar; en un año se multiplicaron por 10 los casos de tos ferina y pasaron de ninguno a 25 fallecimientos de bebés por su causa, lo cual superaba con mucho las peores hipótesis sobre el peligro de la vacuna. Pero la alarma se mantenía y en 1978, en Inglaterra y Gales sólo la recibía uno de cada tres niños; poco después sufrieron una epidemia con 47.000 casos y más de 200 fallecimientos. A día de hoy, no se ha podido confirmar la sospecha de que esa vacuna provocase daño importante alguno.
9 VACUNAS
¿No es verdad que algunas vacunas son peligrosas?
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Calendario de vacunas Aunque las autoridades sanitarias de cada país deciden su propio calendario, adaptándolo a sus necesidades y recursos, las diferencias entre comunidades autónomas son mínimas y tienden a desaparecer. Sin embargo, la aparición de nuevas vacunas y las variaciones epidemiológicas llevan a introducir casi continuamente cambios, de manera que ninguno puede considerarse definitivo. Las vacunas DTP y HiB se suelen administrar en una misma inyección, y la de la Polio es por vía oral, pero aún así, el bebé debería recibir tres pinchazos (DTP Hib, MeC y VHB) en cada tanda, por lo que muchos pediatras prefieren dejar el tercero para el mes siguiente. Actualmente se recomienda no inyectar en las nalgas, sino en el muslo (y en el brazo en los mayores), porque el efecto de las vacunas es mayor, y además se evita el riesgo de lesionar el nervio ciático.
2 meses DTP HiB Po MeC VHB
4 meses DTP HiB Po MeC VHB
6 meses DTP HiB Po MeC VHB
12-15 meses
15-18 meses DTP HiB Po
SRP DTP = Difteria – Tétanos - Pertussis (tos ferina) HiB = Hemophilus influenzae tipo B Po = Poliomielitis MeC = Meningitis C VHB = Virus de Hepatitis B SRP = Sarampión – Rubéola – Parotiditis (paperas) Td = Tétanos – Difteria
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4 años
4-6 años DTP Po
SRP
14-16 años Td
Las vacunas de los primeros meses Difteria Debida al Corynebacterium diphteriae, esta bacteria productora de toxinas, además de poder dañar los nervios y el corazón, causa una inflamación de la garganta que impide la respiración y llega a causar la muerte. Se la conocía como “garrotillo”, al comparar la desesperante asfixia progresiva que sufrían los niños con la compresión del cuello que hace el garrote. El último caso en España se declaró en 1986, pero en 1990 hubo una epidemia en la Unión Soviética, y tras la caída del muro de Berlín, se han producido casos aislados en Europa.
Tétanos Con una mortalidad cercana al 50%, es causado por una toxina elaborada por el Clostridium tetani, un germen que infecta heridas poco ventiladas y que produce contracciones musculares espasmódicas que pueden acabar por impedir la respiración.
La vacuna no es de las más eficaces (del 70 al 90% de protección); por eso, en España la padecen más de 500 niños por año.
Infección por hemophilus influenzae tipo B Es una bacteria que por lo general causa infecciones de las vías respiratorias altas y otitis, pero que puede ser más agresiva y producir en los más pequeños peligrosas epiglotitis
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Es una infección respiratoria provocada por la Bordetella pertussis, que causa unos sofocantes accesos de tos que se prolongan durante meses, pero que en los lactantes puede ocasionar también encefalitis y llegar a ser mortal.
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Tos ferina
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En España se producen unas decenas de casos anuales entre adultos y ancianos mal o nada vacunados.
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(inflamación de la entrada de la laringe), neumonías, septicemias, infecciones óseas y articulares, y también meningitis. La vacuna no evita las infecciones de vías respiratorias altas, sino todas estas formas más graves que desde su reciente introducción han desaparecido de forma espectacular, incluyendo la meningitis, una de las más frecuentes en el lactante.
Poliomelitis El virus de la poliomielitis afecta al sistema nervioso y produce una parálisis que afecta sobre todo a las piernas, dejando una cojera permanente con atrofia de la extremidad; también puede llegar a causar la muerte. Aunque la vacunación universal ha logrado que esta enfermedad esté prácticamente erradicada en Occidente, todavía es endémica en algunos países asiáticos y africanos, por lo que es preciso seguir protegiéndose, ya que cualquier viajero podría importarla. Excepcionalmente, en un caso por cada 1 ó 2 millones de dosis administradas, la vacuna puede producir la enfermedad; por ello, es posible que en un futuro próximo las primeras dosis de vacuna oral sean sustituida por la intramuscular, que carece de este riesgo.
Meningitis C El germen responsable de la mayoría de meningitis, la Neisseria meningitidis o Meningococo, tiene diez familias distintas, entre las que se halla la “C”, que no es la que más casos ocasiona en nuestro medio, pero es la única contra la que se ha podido obtener recientemente una vacuna muy segura y eficaz. Se está trabajando para lograr una similar para el meningococo B, que es el que más meningitis causa.
Hepatitis B
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La hepatitis B puede resolverse espontáneamente, pero en bastantes ocasiones se hace crónica y evoluciona hacia la cirrosis y el cáncer hepático. Esto ocurre con más frecuencia cuando la infección se presenta en la infancia, especialmente si el contagio es durante el embarazo porque la madre es portadora del virus. Se calcula que el 5% de la población mundial está infectada y que causa dos millones de muertes anuales.
Como su principal vía de transmisión es la sangre y el contacto sexual, en alguna comunidad se decidió vacunar antes de iniciar la adolescencia, cuando de hecho se producen la mayor parte de contagios por relaciones sexuales o uso compartido de jeringuillas entre drogodependientes; pero actualmente se sabe que la protección persiste aunque se administren en los primeros meses de vida y hacerlo así evita el escaso pero real riesgo de que la contraigan de pequeños.
Vacuna antineumocócica
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Por el momento, sólo es financiada por el Sistema Nacional de Salud en niños con inmunodeficiencias o enfermedades que les hacen particularmente susceptibles de sufrir estas infecciones, pero con toda probabilidad, cuando descienda su elevado coste (cerca de 80 por dosis), se incorporará al calendario sistemático.
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El neumococo, la bacteria más clásicamente implicada en las neumonías y muy frecuente en las otitis medias, es también capaz de producir septicemias y meningitis en lactantes y niños pequeños, realmente poco frecuentes, pero que van a aumentar proporcionalmente al disminuir las causadas por hemophilus y meningococo C. Este germen tiene numerosísimas familias y desde hace ya tiempo se dispone de una vacuna que protege frente a 23 de ellas, pero a la que no responden los niños de menos de dos años. Sin embargo, recientemente, ha aparecido una que vacuna contra 7 subtipos, que en nuestro país son los responsables del 80% de las enfermedades neumocócicas graves, y que ya es efectiva en el bebé.
9 VACUNAS
Aunque son muchas las que se hallan en fase de estudio y experimentación, y prescindiendo de las presentaciones en las que se combinan varias para reducir el número de pinchazos, hay dos vacunas que ya se están administrando a pesar de no estar todavía incluidas en el calendario oficial. Una es la de la varicela, que cuando se incorpore se pondrá alrededor de los 15 meses, y la otra es la nueva antineumocócica, que debiera administrarse ya a los 2, 4 y 6 meses, con una cuarta dosis de refuerzo al cumplir el año.
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10.Primeros
AUXILIOS Cortes y rasguños Traumatismos Quemaduras Mordedura de animales domésticos Inhalación de humo o gases tóxicos Quemaduras oculares con productos químicos Intoxicaciones Asfixia por atragantamiento TODO SOBRE EL
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Reanimación cardiopulmonar
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Cortes y rasguños Si la herida está sucia, hay que lavarla primero bajo el agua fría del grifo. Si sangra, elevar a ser posible la zona lesionada y hacer presión sobre ella con gasas o con una bolsa de congelados o hielo envuelta en una toalla durante dos minutos o hasta que cese la hemorragia. Si no se consigue contener en cinco o a lo sumo 10 minutos, acudir a urgencias, sin dejar de comprimir la herida. Una vez que haya cesado la hemorragia, lavar con agua y jabón y aclarar con agua fría. Si la herida es profunda o sus bordes quedan separados, puede ser preciso poner unos puntos de sutura o unas tiras especiales para aproximarlos; esto debe hacerse antes de que hayan transcurrido seis horas y hayan empezado a cicatrizar. Cuando la herida es superficial y sus bordes están juntos, es suficiente con poner un antiséptico como la clorhexidina, y cubrirla con una gasa estéril, repitiendo la cura diariamente hasta que se forme costra. Si no está en una zona de roce, puede dejarse al aire y en todo caso, debe mantenerse siempre seca. El enrojecimiento, la hinchazón, el aumento de temperatura en la zona o la aparición de pus son signos de infección. Los pinchazos profundos pueden causar una lesión interna, algo que debe descartar el pediatra. Si más que un corte limpio parece una erosión y no se sabe cómo se ha producido, debe valorarse la posibilidad de que se deba a una caída.
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Traumatismos Cualquier caída en un bebé merece una consulta con el pediatra y la visita se hace imprescindible si ha perdido el conocimiento, aunque haya sido brevemente, y muy aconsejable si se ha golpeado en la cabeza o el abdomen. Aplicando lo antes posible hielo envuelto en plástico o una bolsa de alimentos congelados en dos o tres tandas de diez minutos separadas por otros diez, se minimizará la hemorragia y el consiguiente chichón. Es normal que tras el sobresalto y el llanto provocado por una caída, el bebé devuelva un poco o se duerma; pero si presenta vómitos repetidos, no deja de llorar o, por el contrario, se queda adormilado o tan profundamente dormido que cuesta despertarle más de lo habitual, se le debe llevar inmediatamente a urgencias.
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10 PRIMEROS AUXILIOS
Cuando tras un traumatismo se observa una deformidad o determinados movimientos provocan el llanto del niño, es posible que se haya producido una fractura; en ese caso, se ha de inmovilizar lo mejor posible la zona afectada en la postura que parezca menos dolorosa antes de transportarle al hospital.
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Quemaduras Si son de reducido tamaño y sólo han causado el enrojecimiento de la piel, basta con aplicar compresas de agua fría durante diez minutos y poner luego una crema hidratante normal. En cualquier otro caso, se debe consultar con el pediatra o acudir al hospital, especialmente si la quemadura es extensa o ha afectado la cara, las manos, los pies o la zona de los genitales. Si se forman ampollas, es mejor procurar que no se rompan y esperar a que el médico decida la mejor forma de tratar cada caso. Nunca se deben utilizar ungüentos, pomadas, cremas, ni remedios caseros de ningún tipo. En quemaduras importantes, después de quitar la ropa que pueda sacarse fácilmente pero no la que haya quedado adherida, sumergir la zona en agua fría o ponerla bajo el grifo y luego aplicar compresas empapadas con agua fría hasta que el niño sea visitado, lo más pronto posible. Si se hubiera encendido la ropa del bebé, hacerle rodar sobre el suelo o envolverle con una manta para que las llamas se apaguen al faltarles oxígeno; pero nunca intentar quitársela antes de que esté completamente apagada, pues eso avivaría el fuego. Cuando la quemadura es muy extensa y grave, envolver al niño con una sábana limpia, abrigarlo con una manta y salir urgentemente hacia el hospital, poniéndole compresas frías durante el traslado. En quemaduras causadas por sustancias químicas, quitar la ropa y lavar la zona con abundante agua al menos durante veinte minutos, cubrirla con una gasa o una sábana limpia y acudir a urgencias, sin olvidarse de llevar el envase o la etiqueta del producto que la ha causado. Si el bebé se escalda la boca por un biberón demasiado caliente, ponerle boca abajo para que expulse la leche, lavársela con agua fría y llevarle a urgencias.
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Mordedura de animales domésticos Lavar con agua y jabón y acudir al médico, puesto que puede ser necesario utilizar antibióticos y ponerle una inyección para prevenir el tétanos.
Inhalación de humo o gases tóxicos
Intoxicaciones Rarísimas durante los primeros meses de vida, sólo podría causarlas la administración equivocada de un medicamento o una confusión al preparar el biberón tomando por agua un tóxico incoloro. Sin embargo, pensando ya en el futuro, conviene tener presente que cuando un niño se intoxica no siempre es bueno hacerle vomitar ni darle leche; lo mejor es llevarle inmediatamente al hospital o telefonear al Servicio de Información Toxicológica. Aunque su número consta en los envases de numerosos productos de limpieza para uso doméstico, conviene tenerlo en la agenda telefónica o anotarlo en la puerta del botiquín.
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Lavárselos inmediatamente con agua abundante antes de llevarle a urgencias.
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Quemaduras oculares con productos químicos
10 PRIMEROS AUXILIOS
Sacar el bebé al aire libre y, si es necesario, iniciar la reanimación cardiopulmonar, mientras se pide ayuda para trasladarle al hospital.
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Asfixia por atragantamiento En los últimos años, se viene divulgando un método para ayudar a expulsar de las vías respiratorias cualquier cosa que las pueda haber obstruido, consistente en efectuar con el puño una serie de compresiones rápidas en el centro del abdomen, justo por debajo de las costillas. Esa técnica, conocida como "la maniobra de Heimlich" -por ser ese el apellido del médico que la ideó- ha salvado muchas vidas, pero en niños menores de un año se efectúa de otra forma. Sigue siendo más conveniente empezar por los clásicos golpes en la espalda, si es que resultan imprescindibles, porque cuando un niño no consigue sacar lo que le ha atragantado pero aún puede ir respirando, lo mejor es llevarle a urgencias.
Si el bebé es capaz de respirar y tose enérgicamente: • Mantener la sangre fría. • Dejarle toser para que trate de resolver por sí mismo el atragantamiento. • No intentar extraer el objeto con los dedos a menos que se esté muy seguro de poder hacerlo fácilmente, ya que se corre el riesgo de empujarlo más adentro sin querer. • Pedir que preparen un traslado urgente al hospital por si fuera necesario. • Si el atragantamiento no se resuelve en pocos minutos o la tos se empieza a debilitar, llevarle al hospital rápidamente, pero procurando evitar cualquier movimiento brusco que pudiera empeorar las cosas.
TODO SOBRE EL
182
Bebé
Si el bebé no puede respirar o le cuesta mucho • Pedir ayuda para trasladarle al hospital más cercano. • Inclinar al niño cabeza abajo en un ángulo de unos 45º, apoyado en el antebrazo y sujetándolo bien por la barbilla, de modo que su cabeza quede más baja que el tronco pero no flexionada, y en esta posición, darle cinco golpes entre la paletillas de la espalda con la parte de la mano más cercana a la muñeca. • Si con esto no expulsa lo que le ha atragantado, darle la vuelta para que quede con igual inclinación, pero boca arriba y con la cabeza ladeada, y apretarle cinco veces en el centro del pecho, un dedo por debajo del nivel de los pezones, con los dedos medio y anular. Lo que se pretende con cada empujón es que el aire ascienda por la tráquea y despeje las vías respiratorias.
consumer •
• Repetir los golpes en la espalda y las compresiones en el pecho.
GUÍA PRÁCTICA
• Si no es posible sacarlo, intentar la respiración artificial.
10 PRIMEROS AUXILIOS
• Si persiste la obstrucción, abrirle la boca poniendo el pulgar de una mano sobre su lengua y los otros dedos bajo la mandíbula para tratar de ver y sacar lo que le asfixia usando un dedo como gancho. Ahora bien, no se debe intentar extraer nada que esté tan profundo que el dedo no pueda pasar por debajo.
183
Reanimación cardiopulmonal La reanimación cardiopulmonar consiste en la combinación de técnicas que pretenden oxigenar los pulmones y mantener la circulación de la sangre, aunque los bebés muchas veces sólo necesitan que se les coloque la cabeza en una buena posición para volver a respirar espontáneamente y no llegar al paro cardiaco. Obviamente, la reanimación es mucho más eficaz cuando la realizan personas entrenadas, y el primer paso es pedir ayuda; pero, por otro lado, el tiempo es un factor decisivo, de manera que si no se efectúa un cursillo, conviene conocer al menos el “ABC” de la reanimación, que en los bebés tiene algunas peculiaridades muy importantes, resaltadas con negrilla en el texto.
"A" de "Abrir" (o de “Aire”): Apertura de las vías respiratorias Se trata de permitir que el aire pueda llegar sin dificultades a los pulmones. • Colocar al bebé boca arriba sobre una superficie dura y plana, para que su espalda se mantenga recta, y descubrirle el pecho. • Inclinar muy ligeramente su cabeza hacia atrás (siempre que no se tema una lesión cervical) empujándola con una mano, mientras se le levanta la barbilla con los dedos de la otra cuidando de que no se le cierre la boca. En esta posición, la base de lengua no obstruye la tráquea. • Comprobar durante 10 segundos si respira, poniendo el oído cerca de su boca y nariz, observando a la vez el pecho y tratando de sentir en la mejilla el movimiento de aire.
TODO SOBRE EL
184
Bebé
"B" de "Boca": Respiración boca a boca y nariz Cuando no respira, pese a haberle despejado las vías respiratorias, se debe iniciar inmediatamente la respiración boca a boca, que en el caso de los bebés abarca también su nariz. • Mantenerle con la boca abierta y el cuello levemente extendido, en la posición descrita. • Coger un poco de aire respirando normalmente y cubrir con la boca la nariz y la boca del niño. • Soplar muy lenta y suavemente, espirando el aire de forma natural, durante un segundo o segundo y medio hasta que se le levante algo el pecho (*). • Separar la boca para dejar que salga el aire y repetir tres veces seguidas tan pronto como le baje el pecho.
Debe efectuarse si no se oyen latidos tras haber iniciado la respiración artificial. • Siempre manteniendo la cabeza en la misma posición, colocar los dedos medio y anular de una mano en el centro del pecho, en la mitad del esternón (no en su punta), no más de un dedo por debajo del nivel de las mamas. • Hacer cinco compresiones rápidas, de forma suave y rítmica, con suficiente fuerza como para deprimir el tórax unos dos centímetros, luego una respiración boca a boca, y después otras cinco compresiones. • Seguir a este ritmo (cinco compresiones y una respiración cada tres segundos) comprobando cada minuto si ya han reaparecido los latidos cardiacos. Cuando eso ocurra, seguir con la respiración boca a boca hasta que respire también por sí solo.
consumer •
"C" de "Corazón": masaje cardiaco
GUÍA PRÁCTICA
(*) Si el pecho no se levanta tras dos intentos con la cabeza en la posición correcta, es que algo esta obstruyendo las vías respiratorias, y deben aplicarse las maniobras descritas en la asfixia.
10 PRIMEROS AUXILIOS
• Poner el oído para escuchar el corazón del niño o tomarle el pulso si se sabe hacerlo. Si late, continuar a un ritmo de veinte respiraciones por minuto aproximadamente (una cada tres segundos), comprobando cada minuto que el corazón siga latiendo.
185
Índice
ANALÍTICO
TODO SOBRE EL
186
Bebé
O
187
A A Abrigo: 32
Callo de succión: 33
Abuelos: 17
Calor: 58, 133
Acabalgamiento dedos pies: 57
Calostro: 35
Acabalgamiento óseo: 33 Acne neonatal: 54 Agua para biberones: 89, 72 Alcohol y lactancia materna: 84 Alimentación de la madre: 51, 43
Cambiador: 22 Cándidas: 56, 148 Caput succedaneum: 33 Cefalohematoma: 55 Celos: 16, 15 Cesárea: 24 Chupete: 112
Anestesia epidural: 24, 32
Cianosis: 32, 165
Angiomas: 53
Cochecito: 22
Antojos: 53
Colchón: 117, 21
Apgar: 30
Cólico del primer trimestre: 139
Asfixia: 166 Asma bronquial: 164 Aspiradores de mucosidades: 161
Conducta social: 126 Congestión mamaria: 85, 90 Conjuntivitis: 158
Atragantamiento: 182
Conservación de la leche: 97
Dermatitis del pañal por cándidas: 148 Dermatitis seborreica: 146 Desarrollo psicomotor: 127 Descamación fisiológica: 54 Deshidratación: 96 Destete: 89 Desviación pies: 58 Diagnóstico precoz: 45 Diarreas: 157 Dificultad respiratoria: 160, 164 Difteria: 173 Dilatación de pelvis renal: 42 Displasia de cadera: 43 Dolor en los pechos: 77
E E Embarazo: 27, 32, 42, 54, 57, 167 Encías: 87, 56 Enfermedad por reflujo: 152 Erecciones: 34
B B
Cortes: 178
Baja maternal: 14
Costra del lactante: 146
Bañera: 21
Cráneo: 55, 33
Baño: 105
Criptorquidia: 43
Estenosis hipertrófica de píloro: 156
Biberones: 93, 95, 96, 91, 85
Cuco: 20
Esternón: 57, 185
Brazos (cogerle en): 116
Cuna: 21, 113
Bronquiolitis: 164
Cutis marmorata: 55
Estimulación del desarrollo: 121
Bronquitis: 164
D D
C C
Dedo (succión): 66, 68
Estreñimiento: 149, 82
Cabeza: 55, 179
Deposiciones del recién nacido: 150, 157
Estreptococo del grupo B: 38
Depresión post-parto: 52
Extracción de leche: 85
Cadera: 53 Cafeína y lactancia materna: 83, 140 TODO SOBRE EL
188
Calendario vacunal: 172
Bebé
Dermatitis del pañal: 147
Eritema tóxico: 54 Escamas en la piel: 146
Estornudos: 158
Exantema toxoalérgico: 54
Muerte súbita del lactante: 166, 117, 104
Fiebre: 160, 157, 158
Ictericia: 39
Fimosis: 34
Inhalación de humo o gases tóxicos: 181
Muguet: 56, 77, 148
Intoxicaciones: 181
Nacimiento: 23, 55
Intumescencia mamaria: 34
Nariz tapada: 59, 55
Flujo: 34 Fontanelas: 33 Fototerapia: 40 Fractura de clavícula: 57 Fracturas: 179
G G
LL
N N
Nariz, limpieza: 161
Labios: 34, 37, 66
Neumococo: 175
Lactancia artificial: 91, 94, 26, 37, 46, 58
Nevus congénitos: 53 Nódulos de Bohn: 56
Gastroenteritis: 145, 156
Lactancia materna: 64, 26, 27, 35, 58
0O O
Genitales, limpieza: 109
Lagrimeo: 53, 163
Obstrucción del conducto lagrimal: 163
Golpes: 183
Lanugo: 32
Granos: 56
Leches para bebés: 93, 94
Grietas: 78
Limpieza del biberón: 96
Grupo sanguíneo: 60, 61
Llanto: 132, 133
Gusto: 125
Luxación de cadera: 43
H H
M M
Heces del recién nacido: 58, 38, 150
Mancha rosa en pañal: 59
Hemophilus influenzae tipo B: 173 Hemorragia subconjuntival: 33
Manchas en la piel: 53 Masaje cardíaco: 185 Mascotas: 18
Meconio: 156
Heridas: 173
Medicamentos y lactancia materna: 84
Hernia umbilical: 110 Hidrocele: 34 Higiene del pecho: 77 Hipo: 59 Hipospadias: 42
Oído y lenguaje: 126, 127 Oídos, limpieza: 107 Ojos: 108 Olfato: 125 Ombligo: 109, 110, 38 Orejas despegadas: 55 Ortolani: 44 Otitis: 162 Otoemisiones acústicas: 47
Mastitis: 79, 77
Hepatitis B: 174
Hermanos: 15
Obstrucción nasal: 59
Meningitis C: 174 Mochilas: 101 Moisés: 20 Mordeduras de animales domésticos: 181 Mucosidades: 32, 158, 159, 161
P P Pañal, Higiene de la zona del: 111 Pañales: 111 Parto domiciliario: 23 Parto natural: 24 Parto por cesárea: 24 Paseo: 101 Pediatra, elección: 27 Peras nasales: 161
ÍNDICE ANALÍTICO
Fisura anal: 151
consumer •
II
GUÍA PRÁCTICA
F F
189
Perlas de Epstein: 56
Ronquidos: 159
Tetinas: 95
Permiso por maternidad: 14, 51
Ropa del bebé: 22
Tos: 159, 154, 158
Ruidos respiratorios: 59
Tos ferina: 173
Perros: 18 Peso: 71, 91, 92, 26, 31, 38, 51 Pezón extra: 57 Pezones planos: 67 Piernas arqueadas: 57 Pitos: 165 Poliomielitis: 174
Traumatismos: 179
Sacaleches: 87
Tristeza post-parto: 52
Salidas: 101
Tronco: 57
Sibilancias: 165
U U
Signos de alerta en el desarrollo psicomotor: 126, 127, 128
Uñas: 108
V V Vacuna antineumocócica: 175
Pomadas: 149, 111
Silla de seguridad para automóviles: 22
Postura para dormir: 117, 166
Sobresaltos: 60
Vagina: 34, 38, 109
Postura y movimientos: 57
Sol: 101
Vapor ambiental: 161
Potenciales evocados auditivos: 47
Sonrisa: 126, 127, 124
Vello: 32
Sordera: 47
Viajes: 101
Protectores solares: 101
Sospecha de infección: 38
Virus respiratorio sincitial: 164
Pulmón húmedo: 41
Succión del dedo: 112
Vista: 126, 127, 128
Q Q
Sueño: 133
Vómitos: 155
Quemaduras: 180
Suero fisiológico: 108, 160
VRS: 164
Quemaduras oculares con productos químicos: 181
Sustos: 58
Vulva, limpieza: 109
R R
Tabaco y lactancia materna: 83
Rasguños: 178 Reanimación cardio-pulmonar: 184 Reflejos del recién nacido: 122
T T
Tacto: 125 Taquipnea transitoria del recién nacido: 41 Temblor de barbilla: 60
Reflujo gastroesofágico: 152
Temperatura normal: 141
Regurgitaciones: 95, 152
Termómetros: 142
Resfriados: 158
Test de Apgar: 30
Respiración artificial: 183
Testículos: 43
Respiración ruidosa: 59
Tétanos: 173
TODO SOBRE EL
190
S S
Bebé
Vacunas: 170, 174
Consells de Puericultura. Generalitat de Catalunya. Departament de Sanitat i Seguretat Social, 1993 Guidelines for Perinatal Care. American Academy of Pediatrics. 1997 Lactancia Materna. Manual para profesionales. Royal College of Midwives. Churchill, Livingstone. 1991 Lactancia. Actualización. Pediatrics in Review, 1997 Neonatología. R. Jiménez, J. Figueras, F. Botet. Espaxs, 1995 Nursing Care of Infants and Children. Whaley and Wong. Mosby, 1979 Pediatría Preventiva y Social. JA de Paz Garnelo y cols. 1997 Pediatría. Principios y Practica. Oski, De Angelis, Feigin, Warshaw. Panamericana 1990 Tratado de Pediatría. M. Cruz. Ergón, 2001
consumer •
Compendio de Pediatria. Nelson. McGraw-Hill, 1999
GUÍA PRÁCTICA
Atlas del Recién Nacido. N. O’Doherty, MTP, 1982
ÍNDICE ANALÍTICO
BIBLIOGRAFÍA
191