Workshop Magazine Reporting on Climate Change, Medellín, Colombia (September 2013)

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Producida en el marco de un taller de DW Akademie

Producida en el marco de un taller de DW Akademie

Arquitectura sostenible:

Un asunto de lógica

Medellín y su río: Proyectos para la conservación

Minería verde:

Buscan extracción amigable en Colombia

Transporte alternativo: Las bicicletas son para el ambiente

Quebradas urbanas:

La vida entre aguas truncas

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Periodismo ambiental: más que una especialidad, una sensibilidad Los daños causados al medio ambiente en Latinoamérica son una bomba de tiempo. La mayoría de los países sufren problemas similares: deforestación, contaminación del agua, minería incontrolada, basura... todo esto marcado por un mismo denominador común; las autoridades de estos países hacen poco o nada por evitar que se sigan destruyendo sus recursos naturales. La presente publicación es el resultado de una experiencia única. DW Akademie, con el apoyo de la Universidad de Antioquia reunió a 10 periodistas de Guatemala, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil para hablar de periodismo ambiental y cambio climático. Medellín ha sido la sede del encuentro entre otras cosas por sus muchos reconocimientos intertanionales (Sustainable Transport Award 2012 y Premio a la ciudad más innovadora del mundo 2013). Precisamente, el objetivo del encuentro fue impulsar y crear conciencia para informar de la importancia de vivir en zonas libre de contaminación. El encuentro ha tenido un componente práctico cuyo resultado son los trabajos pulicados en esta revista. A través de ellos y desde experiencias locales hemos querido tratar temas que de forma general tienen un gran impacto en Latinoamérica: minería, aguas contaminadas en las quebradas, la bicicleta como medio de transporte alternativo, edificios sustentables y hasta la recuperación de un río como un espacio amigable para sus habitantes. Paisajeando evalúa el resultado de todas estas experiencias e invita a nuestros lectores a disfrutar de esta mirada latinoamericana a esta ciudad fascinante. Siempre bajo la premisa de que el periodismo ambiental no es una especialidad, más al contrario, es una sensibilidad como seres humanos que somos en busca de una vida más amigable con la naturaleza.

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Construcción ecológica: de vuelta al sentido común

Edificios modelo alrededor del mundo confirman que sí hay formas de construir y ser amigables con el medio ambiente pero... ¿pueden aplicarse estas prácticas en América Latina sin incurrir en inversiones millonarias?

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Ciudades andinas quitándole espacio al agua Nadie conoce lo que realmente pasa en una ciudad, solo el agua de una quebrada que corre tropezándose entre las casas. La Picacha nos cuenta una historia de ríos canalizados, peligro ambiental y mangos dulces.

13 Oro Verde: ¿Es posible mitigar el daño ambiental? La minería informal e ilegal en Colombia se está saliendo de las manos. Pero hay diversos intentos para hacer esta actividad más sostenible. Para buscar este cambio, empresas multinacionales se están uniendo con los mineros de la región de la región y con entidades que certifican “oro sostenible”

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Rodando por Medellín

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El río colombiano que traerá calidad de vida

El parque del río Medellín intentará convertirse en el goce natural que pretende unir a los colombianos en un mundo moderno. Les presentamos detalles de un proyecto que servirá como ejemplo para lograr una Latinoamérica más sostenible.

¿Qué hacen más de mil ciclistas recorriendo por la noche la zona más peligrosa de Medellín? No es una adivinanza. Es la crónica del paso del colectivo SiCLas por la Comuna 13 y de cómo fue recibido.


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Los arquitectos apuestan por que los edificios verdes sean más funcionales, partiendo del uso de energías renovables y la utilización de los materiales amigables con el medio ambiente

Alejandro Pérez y Pérez Jessly Obando González Fotografías: Jessly Obando González

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l hablar de una sociedad con conciencia verde es obligatorio incluir en la agenda un sistema de construcción que también sea amigable con el medio ambiente. Es aquí donde nace la necesidad de hablar de arquitectura sostenible. La institución estadounidense World Green Bulding Council (WorldGBC), estima que los sectores residenciales y las oficinas consumen el 40% de los recursos energéticos de todo el mundo, y emiten el 40% de CO2 que contaminan la atmósfera.

de vuelta al sentido común El complejo Ruta N, orientado a la innovación tecnológica, fue construido con materiales certificados.

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La forma de evitar estos efectos negativos es por medio de construcciones más amigables, es decir que utilicen materiales biodegradables, energía limpia, reutilización de aguas de lluvias, manejos adecuados de desechos y que cuenten con un diseño que aproveche al máximo los recursos. Según datos de la WorldGBC apostar por este tipo de medidas reduciría en un 35% la cantidad de emisiones de CO2, en un 70% la cantidad de desechos, en un 40% el consumo de agua y cerca del 40% en energía. En los últimos años a nivel mundial se ha desatado una fiebre por tener construcciones ecológicas: Colombia no es la excepción. Medellín, la segun-

Qué hace que un construcción sea considerada verde y obtenga un certificado LEED. Aquí se resumen algunos de los 65 puntos que son calificados. Parcelas sostenibles. Control de erosión y sedimentación de los suelos, acceso al transporte público, almacén de bicicletas y vestuario, parqueo para vehículos con combustible alternativo, reducción de contaminación lumínica, entre otras. Eficiencia en agua. Uso eficiente, reutilización de aguas lluvias y tecnologías innovadoras para procesar las residuales. Energía y atmósfera. Optimizar el consumo energético con nuevas tecnologías y utilización de energía solar y eólica. Materiales y recursos. Empleo de materiales reciclables desde la construcción, tales como madera certificada e insumos fabricados en la zonas cercanas, para evitar traslados que implican una fuerte emisión de CO2. Calidad ambiental interior. Control de humo de tabaco, seguimiento de CO2, utilización de luz natural y materiales de baja emisión, además de una adecuada ventilación. Proceso de innovación y diseño. Que el arquitecto encargado cuente con una certificación LEED y que el diseño sea innovador. Tomado de: http://www.spaingbc.org/files/leed_nc_ rs_v2_1_esp01.pdf

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El hotel Inntu de Medellín, rodeado de espacios verdes, produce energía limpia y la utiliza para calentar el agua de las duchas y abastecer su sistema de iluminación por sensores.

da ciudad más importante de este país y merecedora del galardón City of The Year 2013 por ser una de las más innovadoras, también tiene las suyas. Uno de los edificios más representativos es de los Escenarios deportivos de los Juegos Suramericanos del 2010. El diseño de la estructura que además de imitar las formas de las montañas que la rodean, permite la ventilación y la iluminación natural del sitio. Otra de las características que la hacen una edificación sostenible es el hecho de la utilización de paneles solares para proveer parte de la energía que consume. “Desde el punto de vista de la arquitectura hay una apuesta muy grande en temas de sostenibilidad”, asegura Margarita María Ángel Bernal, gerente de la Empresa de Desarrollo Urbano de Medellín; según la funcionaria, los arquitectos tratan de incluir las prácticas sostenibles en todos los proyectos basados en las normativas de construcción del país. Sin embargo, Jorge Alberto Pérez Jaramillo, arquitecto y director de Planeación de Medellín, explica que las normativas sobre construcciones ecológicas en Colombia aún están en una fase inicial. “Sabemos que hay una iniciativa de ley sobre arquitectura sostenible en el congreso, pero eso está en trámite. Tenemos un reto muy grande para avanzar en desarrollo de arquitectura limpia”, asegura.

En busca del sello En el afán de conseguir el estatus que brinda ser un edificio sustentable, las empresas constructoras apuestan el todo para evidenciar sus buenas prácticas. Una de las luchas es por obtener el sello LEED, una certificación creada por US Green Building Council de Estados Unidos, que basado en una serie de parámetros ambientales califica si una construcción es o no amigable con el planeta. La Clasificación de Edificios Sostenibles Líder en Eficiencia Energética y Diseño Sostenible (LEED), es un sello que se comenzó a utilizar a finales de los años 80 y que de alguna manera garantiza que los edificios, aunque no sean 100% verdes, reduzcan el impacto ambiental. Un ejemplo de ello es el hotel Inntu de Medellín, que gracias a implementar el uso de energía eólica y solar para su funcionamiento, logró obtener su certificado LEED que hoy les sirve para publicitarse. El beneficio no es sólo ambiental sino también económico. Una edificación tradicional permite recuperar la inversión en un máximo de dos años, mientras que una construcción sostenible toca esperar al menos seis años. Sin embargo, “el beneficio aquí se ve en el pago de las facturas, donde nos ahorramos un 40%, además está el tema de la conciencia con el planeta algo que a los clientes les atrae muchísimo”, detalla


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Antonio Macías, gerente y arquitecto que diseñó el hotel. “Los edificios quieren dar una buena imagen y el certificado LEED te da cierto estatus... pero hay muchos arquitectos europeos que cuestionan este sello, porque al final te da puntos por cosas que son bastante tontas como el fumar afuera del recinto, por ejemplo, y no repara mucho en adaptar el tema de las distancias desde donde se traen los materiales de construcción porque eso también implica una huella de CO2”, explica José Gil, arquitecto argentino especializado en construcciones ecosostenibles. Se estima que en el mundo existen cerca de 17 mil 633 proyectos arquitectónicos que cuentan con la certificación LEED. El caso de Ruta N de Medellín, un complejo de tres edificios en el que convergen el sector académico, el público y el privado, está gestionando para obtener el certificado, ya que además de su diseño novedoso con ventilación e iluminación natural, cuenta con espacios verdes, parqueo de bicicletas y vehículos eléctricos, además está construido con materiales certificados y emite baja contaminación lumínica. A todos los niveles ¿Es posible que cualquier construcción sea amigable con el ambiente? Los arquitectos Echeverrí y Pérez Jaramillo, coinciden en que lograr esto debe ser el objetivo de las políticas públicas de

construcción. “Yo me soñaría con una vivienda no sólo con estándares cuantitativos a bajo costo, conciliados con criterios de vivienda de bajo impacto ambiental. Eso es posible, pero hay que madurar normas y capacidades institucionales”, dice Pérez Jaramillo. En este sentido el tema de la tecnología de punta, queda en un segundo plano, debido a los costos que representa. Los expertos consultados sostienen que en la mayoría de los casos basta con hacer uso del sentido común para ser amigables con el ambiente sin incurrir en grandes gastos. Alejandro Echeverrí, arquitecto que estuvo a cargo de diseñar Ruta N, explica que gran parte de los ahorros se consiguen mediante la ubicación estratégica del edificio, de acuerdo a las condiciones climáticas. Para Sebastián Bedoya, arquitecto e investigador de la Universidad Nacional de Colombia, el tema de los materiales de construcción es uno de los pilares de la sostenibilidad. “Se trata de volver a los orígenes, usar la lógica, utilizando materiales que están en el entorno, de acuerdo a las necesidades de cada lugar porque no es lo mismo construir en un sitio donde hay mucho calor, que en otro donde es muy frío”, detalla. Bedoya es uno de los encargados de desarrollar proyectos de vivienda popular en el área rural colombiana, él y su equipo han demostrado que se puede generar un cambio ambiental en temas de vivienda y que los recursos están a la mano. “No se trata de pelearse con el concreto, sino de utilizarlo adecuadamente combinándolo con otros materiales biodegradables como la madera. Hoy en día los grandes cambios deben ser más políticos que tecnológicos”, concluye el experto.

Diseños arquitectónicos sostenibles más emblemáticos del mundo. Taipei 101, ubicado enTaiwán. Fue inaugurado en el 2003 y es el edificio ecológico más alto del planeta, mide 505 metros. Cuenta con certificado LEED Platinum, gracias a su moderno sistema de ahorro energético que reduce la emisión anual de 2,995 toneladas de CO2. David Brower Center, ubicado en Berkeley, California. Alcanzó el máximo LEED platino. El 53% de los materiales utilizados en su construcción eran reciclados, utiliza paneles solares, aprovecha el 100% de iluminación natural, tiene sistema de sensores, reutiliza el agua de lluvia y usa calefacción radiante. NuOffice, en Munich. Considerado como el más sostenible del mundo por certificación LEED; en su construcción participaron científicos de Fraunhofer Institute for Building Physics (IBP) de Alemania, logrando un diseño que optimiza la reducción de energía en un 90%, tiene un diseño con paredes de asilamiento y ventanas que ofrecen un buen aislamiento térmico. One Bryant Park o Torre de Cristal, New York. El 60% de materiales utilizados en su construcción son reciclados, el 70% de su energía viene de una planta interna que funciona con gas natural, reutilizan el agua de lluvia para los baños, utiliza luz natural y un sistema de aire acondicionado económico. Pearl River, ubicado en Guangzhou, China, inaugurado en el 2010. Toda la energía que utiliza es eólica y solar, y tiene un sistema de refrigeración que reduce el uso de aire acondicionado. Fuentes: 100 contemporary green buildings. / www. muyinteresante.es

El diseño ambientalmente amigable del complejo Escenarios deportivos de los Juegos Suramericanos 2010 tiene la capacidad para albergar a 400 mil personas.

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La urbanización de las quebradas

Ciudades andinas:

quitándole espacio al agua

La Picacha, la quebrada de paso quebrado. Gabriela Andrea Arévalo Gallardo María Clara Valencia Mosquera Fotografías: Gabriela Andrea Arévalo Gallardo, María Clara Valencia Mosquera

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ientras pasea un perro por el borde de la quebrada, Emigdio Peña González, de 65 años, recuerda el árbol de mango que le ayudó a enamorar a su mujer. Ella llegó con su minifalda, él arrancó un mango y se lo ofreció… Tuvieron tres años de noviazgo y ya cumplieron 44 años de matrimonio. El árbol quedaba justo contra la quebrada La Picacha, que hoy él recorre con nostalgia porque ahí vivía el cupido que lo llevó a su esposa. “Yo me bañaba en la quebrada y esto eran fincas todas. Pescaba corronchos y sabaletas hasta que me fui del país a los 23 años. Cuando volví hace 35 ya estaba contaminada y canalizada. Hoy ya nadie se baña ahí. Es muy sucio por los barrios que crecieron, las empresas y las areneras”, cuenta mientras mira como corre el agua entre paredes de concreto.

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Ya no existe la vegetación nativa de este lugar que la gente no identifica como un espacio natural, sino como una canalización. “Canalizarlas es algo anti natural”, reconoce Guillermo León Diosa, gerente de Metrorío, la entidad a cargo de proteger el río Medellín que atraviesa toda la ciudad, y sus afluentes. Eso genera una muerte a la naturaleza de la quebrada, no solo por el reemplazo de la vegetación sino porque así se eliminan las zonas de descanso de los peces. “La ciudad está pagando caro ese proceso”, dice Diosa, pues debido a esas canalizaciones mal planificadas las quebradas se han desbordado muchas veces, incluso han dejado muertos. Hoy los alrededores de La Picacha son considerados uno de los lugares con mayor riesgo de desbordamientos y avalanchas de la ciudad. En el valle de Aburrá, Medellín creció entre las montañas. Las cumbres

producen constantemente agua que recorre la ciudad desde lo rural hasta lo urbano a través de 4.175 de quebradas, conformando el elemento central de la red hídrica de la ciudad. Algunas quebradas, como La Picacha, viajan por barrios muy distintos, algunos ricos y otros muy pobres. Eso también determina el nivel de riesgo en el que vive la gente y la diligencia con la que el gobierno actúa al respecto. “Las zonas se intervienen a medida que aparecen proyectos urbanísticos o económicos interesantes”, asegura Jorge Luis Yarce, director del colectivo ciudadano Naturaleza sangre, que trabaja a favor de quienes viven en los alrededores de La Picacha. Debajo de los terrenos rurales están los cordones de miseria ubicados en las partes medias del Valle de Aburrá. Muchos de ellos no tienen vías ni servicios públicos y cuando hay crecida es ahí donde están las primeras víctimas.


Fotografía: Naturaleza Sangre

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En la parte baja de La Picacha (izquierda) se han sembrado árboles y creado corredores ecológicos, mientras que su parte media está surcada por instalaciones de electricidad y gas (derecha).

A medida que bajamos en la montaña, sube el nivel socio económico de la población y disminuye el riesgo. Secretos de las quebradas Las quebradas son como el sistema venoso del cuerpo. Sus cauces transportan la vida de una ciudad: el agua. Esta forma corredores ecológicos de exuberante vegetación y hábitat de insectos, anfibios y aves. La presencia de agua, rica en biodiversidad, que baja desde las montañas hasta los ríos es común en las ciudades andinas. Para Diosa, a ello se debe la importancia de las quebradas pues “son el eje central de corredores ecológicos porque transportan las aguas superficiales a los ríos. Si las quebradas estuvieron saludables los ríos también lo estarían”, dice. En los centros urbanos de los países en desarrollo, nadie las piensa como ecosistemas. Por el contrario, se han

convertido en botaderos de basura y drenajes de agua y con tanta carga orgánica el agua va perdiendo oxígeno, es decir va perdiendo la vida que habita en ella. Además, se tapona su curso y esto genera desbordamientos de la cuenca e inundaciones. La solución en ciertos casos ha sido entubarlas o canalizarlas. “En cualquier caso de los países en desarrollo las quebradas que pasan por nuestros centros urbanos está condenadas”, asegura el ingeniero ambiental Alberto Uribe. Hay presiones urbanísticas que no respetan la distancia de las zonas de protección (territorios inundables de mínimo 15 metros desde la orilla de la quebrada cuando está bajita). El agua se usa para que se lleve los desechos, por eso la gente construye al pie y sobre las quebradas, explica. “Hay hechos en cadena que hacen que las quebradas pierdan su capacidad”, enfatiza Uribe.

Una lideresa que mira para abajo Arriba, en el corregimiento de Altavista cerca del nacimiento de La Picacha vive Irene Stella Ospina Castrillón, una lideresa local. Ella hace parte de un grupo de ciudadanos que trabaja para mejorar las condiciones de la quebrada. En los 14 años que lleva viviendo en la región le ha tocado ver varias veces cómo muchos habitantes de las zonas medias y bajas pierden sus cosas en época de crecidas. Más de 200 han resultado afectados. Las aguas también se han llevado la vida de varias personas. Por eso, aunque Irene vive en la parte alta, una zona que no se inunda, lucha por la quebrada porque le duele que la gente pierda sus cosas y porque “aunque vivo donde nace, también tengo que tener sentido de pertenencia”, dice. Cerca de su casa empieza la quebrada y también los problemas, pues hay actividad minera cuyos desechos caen al agua. También la tala de árboles causa estragos. Los troncos que se arrojan después del corte van al agua y producen taponamientos más abajo. El sentido de pertenencia que tienen personas como Irene es, según expertos, lo que le falta a los habitantes de las ciudades por las que pasan las corrientes de agua. Irene, con un grupo de personas, interpuso una acción popular contra tres instituciones oficiales por negligencia, pues aunque desde las últimas tres administraciones municipales se ha sabido del alto riesgo que representan las condiciones ambientales y de infraestructura de la quebrada, no han hecho nada. “Reaccionan cuando suceden cosas, pero no planifican”, se queja Irene. Pero además, desde su puesto como conciliadora de la junta de acción comunal, ella está impulsando la idea de que se cree una asamblea para formar un plan de desarrollo local que tenga en cuenta la totalidad del sistema y no solo lugares puntuales. A los líderes comunales les han dejado la responsabilidad de controlar el crecimiento de los asentamientos ilegales, pero según Érica Castro, la abogada que acompaña el proceso. “No pueden ser los líderes los que hagan la labor de

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vigilancia, además porque en una ciudad con el historial de violencia de Medellín hacerlo es peligroso. Ellos están abandonados en esto”, asegura. Instituciones locales, como la Secretaría de Ambiente, se defienden diciendo que sí se han hecho cosas pero que se avanza poco a poco porque las inversiones son costosas y el presupuesto no es suficiente. Entre tanto, al recorrer los bordes de la quebrada y ver edificios y muros que se chocan contra el agua y desde donde se deprenden tuberías que caen a la corriente, se hace evidente la urgencia de Implementar cultura ciudadana ambiental, de llegar a través de la educación a personas que no se imaginan que las quebradas son importantes para el sostenimiento de sus territorios. Un sembrador que mira hacia arriba En algún punto de la parte baja el panorama cambia junto con las condiciones socioeconómicas de la gente. Las casas de personas más pudientes están separadas de la quebrada por una doble vía y en los bordes hay senderos peatonales y árboles. Por ahí pasa sus ratos libres Federico Vélez, quien ha vivido siempre frente a La Picacha. Aunque él disfruta su espacio, reclama por los de más arriba. “El camino ecológico es hermoso pero está en el barrio de los ricos. Me gustaría que se hiciera en la zonas de menos recursos; veo que se trabaja mucho en la zona de los ricos y en el resto no”, dice. Vélez lleva años sembrando árboles frutales para ayudar a cimentar las laderas de la quebrada. Él sueña con ver arborizada toda La Picacha. De los árboles que ha sembrado también caen mangos que crecen gracias al agua de lluvia, pues aunque están al borde de la quebrada ahí ya está canalizada. Si estuviera en estado natural los mangos podrían ser alimentados por su corriente. Pero ya no hay conexión y así pocos amores se crean en las orillas, como el de Emigdio que aun sueña con el día en que el agua lo conectó con su mujer.

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Problemas en las quebradas Nacimientos: minería, deforestación y captaciones ilegales de agua.

Asentamientos ilegales: casas al borde del cauce, desagüe de aguas servidas.

Pérdida de biodiversidad: desechos orgánicos disminuyen oxígeno del agua.

Inseguridad: iluminación insuficiente, delincuencia.

Hay que urbanizar manteniendo la interconexión ambiental con corredores ecológicos que permitan ciudades ambientalmente sostenibles en convivencia con la biodiversidad”. Guillermo Diosa

Urbanización: construcciones a menos de 15 metros de la orilla, desechos, desbordamientos.

Canalización y taludes de cemento: solución antinatural - desbordamiento e inundaciones.


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Ciudad y río

buscan

una unión

sostenible La recuperación como áreas verdes de los ríos urbanos puede generar una corriente de mejoramiento en calidad humana y sostenibilidad. En Colombia, se inició el desafío con el río Medellín. Esmir Cortez Becerra Esteban Bonco Lugo Perea Fotografías: Esteban Lugo, Amalia del Cid y Archivo “Historia e Historias del Río Medellín” Víctor E. Ortiz G.

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a ciudad colombiana de Medellín, partida en dos por el río del mismo nombre, apuesta por la biodiversidad con un proyecto innovador para acercar el río a los ciudadanos. Son 28 kilómetros de los más de 100 que recorren el afluente sobre una de las urbes más innovadoras de Latinoamérica. Cando esté en marcha, esta iniciativa se convertirá en el Parque Vial del Río Medellín. El proyecto, aún en etapa de diseños, consiste en la creación de un parque lineal a lo largo de la ribera del río Medellín, el cual incluye una reorganización de las vías en la zona, mediante el soterramiento (hundimiento) de las

El Metro de Medellín ha sido el compañero inseparable del río desde hace 13 años y será parte importante del proyecto Parque Vial como solución de movilidad

mismas. Debido a la extensión de las obras en la ciudad de Medellín, esta se dividió en bloques que se irán entregando gradualmente. La idea de la administración de la ciudad es entregar los dos primeros bloques, uno construido con recursos públicos y otro entregado en concesión, el cual incluiría peajes urbanos. La alcaldía de Medellín se encuentra actualmente seleccionando los diseños por concurso internacional. De 57 propuestas que se presentaron desde 15 países, fueron escogidas cuatro finalistas, de firmas colombianas y españolas. La propuesta ganadora se anunciará a mediados de 2014. El tratamiento del agua de 56 cuencas y la preservación de 124 especies de aves en la zona alta serán algunos de los retos importantes, para lograr un área urbana biodiversa en un río que desde

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Fotografía: Víctor E. Ortiz G.

dadanos”, expresó Giovani Orozco, rector de la Corporación Universitaria de Ciencia y Tecnología de Colombia. La iniciativa colombiana es solo un ejemplo del cuidado que se debe dar a las aguas que recorren las ciudades, ya que en muchos países aún no se ha logrado un manejo adecuado para lograr una América sostenible. Este proyecto, que intervendrá un total de 423 hectáreas a lo largo de 28 kilómetros de río en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, tiene contemplados tres sectores: un sector Norte, entre la quebrada La Madera y los talleres del Metro en Bello; un sector Medio, entre la confluencia de la quebrada Zúñiga y el río y la mencionada quebrada La Madera (la jurisdicción de Medellín); y un sector Sur, que continúa hasta el enlace de la variante de Caldas en Ancón Sur. Por su parte, el ciudadano medellinense ve con buenos ojos la iniciativa de las autoridades; sin embargo, desconfía de la celeridad que pueda tener. “Es muy bueno pero esperemos estar vivos para verlo”, sostuvo María Cecilia Restrepo, líder de una agrupación del adulto mayor. La versión de la mujer coincide con la del dirigente vecinal Alberto Carmona. “Está bonito pero no les creo mucho”, afirmó. Sobre este particular, el director técnico del proyecto, Eduardo Masías, indicó que los primeros bloques del sector medio serán una realidad en su primera fase hasta 2015, cuando termine su gestión el actual alcalde, Aníbal Gaviria Correa.

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Son los kilómetros que comprenderá el área verde sobre el río colombiano.

hace 40 años viene sufriendo los efectos de la contaminación y los vertidos tóxicos y orgánicos de la ciudad. Las 483 hectáreas que abarcará el proyecto colombiano son apenas un punto en el extenso territorio latinoamericano comprendido por 17 países. “Estoy convencido de que este proyecto va a tener una importancia enorme no solo para la gente de los alrededores del río Medellín, sino también para otros lugares. Iniciativas como esta se deberían desarrollar en muchas partes de América”, dijo el español Ginés Garrido durante el congreso “Río y Ciudad”, que se llevó a cabo en Medellín. El europeo es director del proyecto Madrid 2030, que busca recuperar el río Manzanares, en la capital de España. Al evento también asistió André Bianchi, gerente del proyecto del río Rimac, en Lima, Perú. Los corredores biológicos y ecológicos no sólo tienen el propósito de generar un especio verde en medio del cemento, sino que también preservan la flora y contribuyen a la circulación de la fauna. Las ciudades de Latinoamérica son ricas en reservas naturales y cultura, y aquí hay un ejemplo de preservación. El respeto al medio ambiente es uno de los conceptos que se manejan en la recuperación de ríos como áreas de inclusión y recreación. “Debemos ver todos los ríos del mundo como el alma sustancial de integración para los ciu-

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4.680

Millones de dólares (9 billones de pesos colombianos) es el presupuesto del proyecto del parque río Medellín en todas sus etapas. Esta cifra triplica el presupuesto general de la ciudad para 2013. La fase inicial demandará dos billones.

Fotografías: Víctor E. Ortiz G.

Actualmente, el Río Medellín se engalana todos los diciembres con los alumbrados navideños.

Antes de la canalización, el río solía verse constantemente afectado por el desborde de sus aguas. El antiguo puente Colombia, que fue restaurado y se mantiene como símbolo de la ciudad.

Historia del río Medellín Las aguas del río Medellín, que parten desde el municipio de Caldas hasta desembocar en el Nechí, bañaron durante años las costas y a pobladores de la ciudad del mismo nombre. En su momento, fue fuente de vida hasta los años 40. Sin embargo, en la actualidad no queda rastro de ese afluente navegable de principios del siglo pasado. En una monografía publicada por Empresas Públicas de Medellín (EPM) se hace referencia a que las zonas donde acudía la gente para bañarse era donde ahora son los barrios San Benito y El Chagualo. En el libro Aves del Valle de Aburrá, publicado por la Sociedad Antioqueña de Ornitología, en las orillas del río Medellín se asentaban aves de muchas especies, como el pelícano, garzas, y el Martín pescador, entre muchas otras. También había otra fauna como el oso hormiguero, quirquincho, danta (tapir), ardillas, culebras, iguana, lagarto y otros más.


Fotografía: : Amalia del Cid

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: Comunidades ribereñas son atendidas en el norte de la ciudad por el Metrocable como medio de transporte.

Entrevista Juan Pablo García – Urbanista Paisajeando habló con el arquitecto Juan Pablo García, director urbanístico del proyecto, quien dio sus luces sobre el impacto que el Parque Vial del Río Medellín tendrá en la vida de los medellinenses. ¿Cómo se involucra a la gente dentro de un proyecto de área sostenible? Hay una labor de comunicación. Escuchar las opiniones de la gente y transmitirles a los diseñadores, informar al vecino cual es la idea y buscar el consenso sobre lo que hay que hacer. ¿Es acertado recuperar espacios verdes en Latinoamérica cuando hay otras necesidades? Es una tendencia mundial. La mayoría de las ciudades están volviendo a mirar sus ríos o sus zonas costeras. En algunos casos se hicieron puertos o se asentó la industria como en Medellín que se perdió toda calidad como posibilidad de uso para la gente. ¿Cuánto puede mejorar la calidad de vida cuando un río se convierte en parque? En estos espacios la gente disfruta del río como área de esparcimiento y de relación con los elementos naturales. En Colombia está en marcha un proyecto para hacer del río Medellín un lugar de recreación igual o mejor que otros del continente o de Europa. ¿Estos proyectos de recuperación de espacios verdes son viables en otros países de América Latina? Por supuesto, ya que muchas ciu-

dades quedaron estancadas porque su industria desapareció, pero en base a proyectos muy bien planteados se puede lograr un gran cambio en la ciudad. ¿Las industrias deben ser retiradas de zonas donde hay parques naturales? No necesariamente, porque a medida que pase el tiempo muchas industrias verán el parque como una oportunidad para cambiar y darle otra utilización a sus desechos residuales. En Medellín, durante un buen tiempo seguirán ahí. ¿Se debe involucrar al sector privado? Claro que sí, porque los privados son los que tienen el empuje económico, por lo que el sector público no debe frenar su apoyo, más bien debe ver cómo ese mismo recurso también sirva para la población en general. ¿Cómo hacer viable para que el empresario invierta en el sector público? Los empresarios deben pagar la inversión de obras con el cobro de peajes en la zona urbana. Con una tecnología adecuada se pondrá un chip y se les cobrará cada vez que transiten por determinada área. Se puede hacer prepago o pagado posteriormente. Con esto, es posible que los industriales financien los trabajos de renegación por los daños al medio ambiente. ¿Qué hacer con las personas sin hogar que viven en las riberas? Ese es un tema social muy complejo. Existen en Colombia y hasta en los países más desarrollados de otros continentes. Son las autoridades las llamadas a darle otro trato u hogar a esta gente. Debe haber un trabajo de inclusión muy fuerte.

Otros ejemplos en Latinoamérica y Europa Lima - Perú Busca recuperar el centro de la capital peruana modernizando la gestión del tránsito vehicular, mejorando las condiciones ambientales del río Rímac y la calidad de vida de miles de ciudadanos. Se construirán 11 viaductos y 9 kilómetros de vías, además de un túnel que pasará por debajo del río limeño. Santiago - Chile El parque Metropolitano de Santiago se encuentra ubicado en la zona urbana de la capital chilena. Formado por los cerros San Cristóbal, Chacarillas y Los Gemelos. Abarca cuatro comunas de la ciudad, Huechuraba, Providencia, Recoleta y Vitacura. Tiene aproximadamente 722 hectáreas de extensión, que lo convierten en el parque urbano más grande del país y uno de los mayores del mundo. Paris - Francia París fue pionera en la reconversión de los ríos europeos. Desde 2002, las orillas del Sena se transforman todos los años, entre mediados de julio y mediados de agosto, en una inmensa y efímera playa. Para la operación se traen toneladas de arena, hamacas, sombrillas y hasta palmeras. Por la noche se organizan conciertos y la gente se junta para bailar el tango o el vals. Madrid - España La capital española emprendió una renovación del corredor adyacente al rio Manzanares, tras el soterramiento de la avenida M-30, que desde finales de los 70 había aislado los espacios de la ribera. Estos predios fueron transformados en 2011 en un gran parque, para el cual se plantaron 25.000 árboles en el marco del proyecto bautizado Madrid-Río.

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Propuestas

en Medellín Propuesta 1- Control G de Medellín en asocio con el arquitecto Andrés Perea (España). Apuesta por manejar una doble dimensión: por un lado, ser un corredor ecológico que articule e impulse la actualización del ecosistema en el que se sitúa Medellín y por el otro, la de ser un espacio de intercambio social.

Propuesta 2- Unión Temporal Mapas Arquitectura y Territorio (Medellín), LAP Arquitectos (España) y Clara Arango Ochoa. El proyecto se desarrolla como una escritura nueva sobre la existente, tomando las huellas geográficas y del territorio para redefinirlas y hacerlas visibles.

Propuesta 3- Latitud Taller de Arquitectura y Ciudad (Medellín) busca articular las quebradas, los vacíos verdes, y las infraestructuras sub-utilizadas sobre el Río por medio de su recuperación y vinculación a lo que denominan el corredor biótico metropolitano.

Propuesta 4- Asociación de los estudios Espinet-Ubach y Batlle i Roig (España) y Gilberto Villegas (Medellín) Consiste en serie de eco-puentes, que no solo generan una conexión con el río sino también con las quebradas, llevando al hombre desde la cuenca del río hasta los 8 cerros tutelares en forma de estrella.

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Giuliana Miranda Socorro Poicón Rivas Fotografías: Giuliana Miranda, Socorro Poicón y Juan Camilo Castañeda

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l pasar por la puerta de la mina La Vega Gold en Colombia, el visitante inmediatamente se encuentra ante un escenario inesperado: un riachuelo de aguas transparentes, donde es fácil ver a operarios bañándose para aplacar el calor de mediodía. Cerca de allí, hombres uniformados con equipos de protección, caminan apresurados para sumergirse en un túnel construido por ingenieros, debidamente señalizado. Una escena que contrasta con la mayoría de las minas. Históricamente la minería de oro está relacionada con problemas ambientales, sobre todo la contaminación del agua. No es raro ver a mineros sometidos a condiciones precarias de trabajo, arriesgando la vida sin ningún tipo de protección, metidos en huecos insalubres cavados en medio de la tierra.

El departamento colombiano de Antioquia tiene una de las mayores reservas de oro de América Latina. Precisamente, en los municipios de Segovia y Remedios, donde se ubica la Vega Gold, se concentran más de 200 minas, la mayoría ilegales e informales que no respetan normas ambientales ni de trabajo. Esta empresa colombiana intenta convertirse en un modelo de sostenibilidad, impulsado por la multinacional Gran Colombia Gold, con el apoyo de especialistas de la facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia. La multinacional canadiense tiene el derecho de explotación de oro en la zona, pero tiene dificultades para controlar la minería informal. Por eso hace más de un año comenzó a cambiar de estrategia: en lugar de intentar combatir la minería informal, intenta ahora asociarse con los mineros para formalizarlos. De esta forma se profesionaliza la extracción y mejoran las condiciones de seguridad en el trabajo. A cambio la empresa recibe entre el 40 y el 60% del material extraído.

La Universidad Nacional de Colombia colabora en proyectos destinados a implementar métodos más sostenibles de extracción. “Es posible hacer una minería más sustentable que respete el medio ambiente y los trabajadores. Pero exige planeamiento y dedicación. Es preciso que exista un trabajo del gobierno y una necesaria fiscalización. Estamos haciendo nuestra parte” refiere Oswaldo Ordóñez Carmona, geólogo y catedrático de la facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia. Es lo que se observa en Vega Gold, donde ya no se usa mercurio ni se envían los residuos del proceso al río. Otras diecinueve minas de la región también han iniciado proyectos similares. Las Naciones Unidas, el Gobierno de Antioquia y el Banco Interamericano de Desarrollo capacitan a los mineros para que puedan realizar su actividad de forma menos dañina para el medio ambiente. Según Ordóñez, a pesar de los esfuerzos el escenario de las regiones mineras es desalentador tanto en Colombia como en otras partes de América Latina.

Minería en Colombia

¿Es posible mitigar el daño ambiental? 13


La extracción de oro con más de un siglo en este país, se intensificó en los últimos años a raíz del aumento del valor del oro en el mercado internacional. El precio del mineral subió más de 123% entre 1980 y 2008, cuando llegó al valor máximo de US$ 1.800 por onza. En 2013, el precio bajó, pero su valor sigue alto, cerca de US$ 1.400 por onza. El alto costo atrajo para la minería personas que antes se dedicaban a otras actividades y las minas ilegales se propagan a gran velocidad. Las operaciones frecuentes de la policía contra las plantaciones de coca y el comercio de cocaína contribuyeron para que traficantes de droga ahora se dediquen a la minería. Grupos paramilitares y guerrilleros siguieron el mismo camino. “Esto ya tiene una connotación criminal, en lugares donde el Estado colombiano no tiene capacidad para estar presente”, dice el geólogo de la UNC Julio Fierro Morales. A parte del problema de la inseguridad, Fierro mencionó la contaminación de la minería. “Colombia es uno de los países donde se vierte más mercurio en los ríos, está afectando a decenas de personas que probablemente

están consumiendo arroz, pescado, plátanos contaminados con mercurio.” Para extraer las partículas de oro de las rocas se utiliza mercurio y cianuro. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el mercurio puede ser tóxico para los sistemas nervioso e inmunológico; el aparato digestivo; la piel, los pulmones, riñones y ojos. Además es uno de los diez productos químicos que plantean especiales problemas de salud pública. “Nada de este proceso es sostenible, menos cuando se extrae minerales que no se renuevan”, agrega Fierro. Además de la contaminación por los químicos, hay otros problemas ambientales. Muchas de las reservas de oro están ubicadas en bosques, incluso en la Amazonia. La extracción irregular ya ha deforestado grandes áreas en América Latina, sobre todo en Bolivia, Perú, Brasil, Ecuador y los países centroamericanos. “Hay una cierta complicidad con la minería ilegal”, dice Jean Remy Guimarães, experto en contaminación por químicos y profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro, en Brasil. “La mina necesita máquinas, combustible, operarios. Es imposible que

Un lugar, dos realidades

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3 1.- Aguas contaminadas por químicos y desagües 2.- Trabajo sin equipos de protección 3.- Uso de mercurio sin control.

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1.- Obras de infraestructura más seguras. 2.- Túnel planeado por ingenieros y operarios con equipos de seguridad. 3.- Aguas limpias, sin residuos de químicos.

todo eso se mueva sin que nadie lo perciba”, agrega Guimarães. “Algunas autoridades tienen intereses en los altos lucros, hay muchas personas que se benefician. Entonces, en general, es una actividad tolerada.” Según el científico, es necesario hacer un cambio en la manera como las personas utilizan el oro y otros recursos minerales. “La mayoría del oro se destina a asegurar valores y operaciones financieras. Mientras la situación siga así, son pocas las oportunidades de reducir las extracciones”, señala. Funcionarios colombianos indicaron que están trabajando para solucionar el problema, pero reconocen que la situación es crítica en muchas áreas. Juan Carlos Loaiza, director de Fomento y Desarrollo Minero de la Gobernación de Antioquia, señala que el objetivo es capacitar a los trabajadores y legalizar más de 800 minas ilegales en su departamento hasta 2015. Según él, esto es esencial para el control. Oro certificado Pese a todo lo negativo que trae la minería, algunos expertos postulan que se puede certificar la extracción ambientalmente sostenible. Algunos proyectos de minería sin uso de química en ninguna etapa del proyecto ya son realidad en Colombia. Desde 2000, en el departamento colombiano de Chocó, ya opera la iniciativa Oro Verde, que enseña a los trabajadores de pequeñas minas técnicas de extracción amigables al medio ambiente y sin uso de químicos. En el departamento de Nariño hay un proyecto similar con el certificado Fairmined, creado por la Alianza para la Minería Sostenible. Este es concedido por un auditor externo que garantiza que las actividades mineras no usan químicos, además de cumplir con normas de seguridad ambiental y de trabajo. En América Latina hay cuatro organizaciones mineras con este sello: una en Bolivia, una en Colombia y dos en Perú. Es posible comprar joyas de oro Fairmined y oro verde. Los precios son mucho más altos que los del oro convencional. Según Julio Fierro, esta minería certificada “también es una actividad humana, que como todas trae impactos ambientales pero a menor escala. El oro verde, no usa mercurio ni cianuro, aunque la recuperación del material es mucho más baja.”


Producida en el marco de un taller de DW Akademie

¿La minería artesanal es contaminante por naturaleza?

Segovia yace entre pistas rotas, basura, minas y entables (las mini-empresas artesanales que procesan el material de la mina). Gente, cumbia, motocicletas, cerveza, más entables, puestos de compra de oro. En medio de este panorama, emerge La Cianurada, quebrada que atraviesa toda la ciudad, cuyas aguas se mezclan con los desagües domésticos y aguas residuales con cianuro mercurio de los entables. En un domingo soleado, el minero retirado Hildargio Morales, 69 años, descansa tranquilamente en la plaza, como muchos otros moradores. Algunos visten uniforme minero, otros tienen camiseta deportiva, pero la mayoría luciendo el tradicional sombrero colombiano. Con voz pausada y sin dificultad, Hildargio enumera los problemas que la minería produce en la ciudad. “El trabajo es muy duro, en general no hay seguridad. En la quebrada de Zaragoza (municipio cercano a Segovia), vemos los peces muertos. Por ahí hay gente enferma, pero no se será por la mina”, dice Morales, cuyos siete hijos heredaron su oficio de minero. Las hijas

mujeres son vigilantes en las minas, una ocupación cada vez más común para las mujeres de Segovia. El escenario no es extraño, si comparamos Segovia con otros pueblos mineros de Latinoamérica, sumidos en una convivencia somnolienta con la minería sin progreso. Es en los entables donde se mezclan el mercurio y el cianuro. Fabián Mora, que trabaja en el entable El Relámpago, considera que su ocupación no representa peligro para su salud. Él manipula estos químicos sin ninguna protección y respira el aire contaminado. Este entable, como varios de Segovia, no tiene tratamiento para las aguas residuales. “En este lugar, todos somos mineros. Para nosotros primero Dios, que puso el recurso, luego la mina. Todo proviene del padre o sea de Dios, que da la riqueza, los hijos, todo” dice, sin terminar la frase continúa sumergiendo sus manos, sin guantes, en el material minero que vierte a la máquina, empieza el estruendo, señal de que empezó el proceso para obtener oro. Fabián grita para hacerse oír, “pero hablando humanamente, tenemos la mina”.

La minería artesanal responsable sí es posible para la geóloga profesora de la Universidad Tecnológica de Pereira (Colombia), y asesora de mineros artesanales del municipio colombiano de Marmato, Deliana Cardozo Peláez. Sin embargo, discrepa del plan de legalización que el gobierno colombiano intenta hacer con esta minería. Para Cardozo, a la minería artesanal le faltan de herramientas técnicas para desarrollarse. Pero el proceso de formalización de Colombia es para ella un pretexto para entregar concesiones a las empresas multinacionales. “Bajo la firma de minería de menor impacto ambiental, presionan para que los mineros artesanales entreguen sus sitios de trabajo. El gran problema dentro del proceso de formalización es que se flexibilizó el código de minería nacional para que las multinacionales ingresaran al país, paralelamente se empezó a presionar a los mineros artesanales con la ley de legalización y la normativa ambiental, pero no se les dio asistencia técnica ni apoyo económico”, indica la geóloga. En Marmato donde se extrae oro desde hace muchos años, sucede algo similar que en Segovia. “La minería sustenta a muchas generaciones, pero en la ciudad el paisaje está muy impactado, las aguas están degradadas, hay mucho material estéril. Sin embargo, en este municipio los índices de desempleo son muy bajos, el nivel de vida de la gente, en comparación al resto del país, es alto; no hay mendigos”, concluye.

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La ciudad está apostando al uso de la bicicleta a la vez que enfrenta la falta de cultura de los conductores y la escasa infraestructura vial. Amalia Sabrina del Cid Carcache Giovanny Fabio Vera Stephanes Fotografías: Esmir Cortez y Amalia del Cid

E

n la cola de la expedición, pedaleando como en cámara lenta, van los ciclistas que perdieron el ritmo. Novatos entusiasmados y sedentarios arrepentidos. Varias cuadras adelante ruedan más de mil bicicletas, trepan cuestas y salvan puentes hasta meterse a la Comuna 13 de Medellín, Colombia. Son las 9:00 de la noche, poco más, poco menos. Los ciclistas, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, avanzan en colorido cardumen por las estrechas calles de la Comuna 13, que en los primeros cinco meses de este año fue escenario de 70 homicidios. Pero no hay miedo. Esta noche el grito de guerra es: “¡La bici no contamina, no usa gasolina!”. Y desde los balcones de las casitas de ladrillo rojo, los vecinos se asoman para ver pasar el fenómeno que en Medellín ha venido creciendo desde hace tres años. El Colectivo SiCLas comenzó como una veintena de “locos” que en mayo de 2010 salieron a dar un paseo por las ca-

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lles de Medellín. Ellos promueven el uso de la bicicleta como medio de transporte, más que como un deporte. Hoy son cerca de 2.500 ciclistas, según Mauricio Mesa, uno de los cinco coordinadores del colectivo. Poco a poco progresa la idea de que la bicicleta puede ser un medio de transporte seguro y rentable si se cuenta con la debida infraestructura vial y el respeto de los conductores de vehículos. La concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera de la Tierra está creciendo. El nueve de mayo de 2013 se registraron niveles que el planeta no vivía desde la Era del Plioceno, hace más de tres millones de años, según informes del Observatorio de Mauna Loa, en


Producida en el marco de un taller de DW Akademie

Hawái, Estados Unidos. Y ante el desbarajuste atmosférico, el mundo comienza a poner los ojos en la bicicleta, un vehículo que no emite CO2, el principal gas de efecto invernadero. En ciudades de China, Brasil, Argentina, Japón y Alemania la creación de ciclorrutas ha fomentado el uso de la bicicleta y mejorado la calidad de vida de sus habitantes. En Medellín, sin embargo, a nivel general y sobre todo entre conductores de vehículos particulares, la “bici” todavía no se concibe como un medio de transporte alternativo. Eso afirma Martha Suárez, líder de Circulación de la Secretaría de Movilidad del municipio. Por eso los colectivos, como SiCLas, están entregados a la misión de promover la “cultura de la bicicleta”. De esa forma cambian mentalidades e inciden en las iniciativas de la municipalidad, como la instalación de más estaciones de bicicletas públicas y la inclusión de ciclovías en los nuevos diseños de infraestructura vial, señala Martha Suárez.

La ciudad cuenta con más de 30 kilómetros de vías para bicicletas. Sin embargo, según Oscar Edmundo Díaz, experto en infraestructura vial, una ciudad de la extensión de Medellín debería tener 100 o 150 kilómetros. Pero en las “SiCLeadas” no se usan las ciclovías. El grupo pedalea cada miércoles por la noche por una ruta diferente de la ciudad, con el objetivo de llevar su mensaje a más personas. Sergio Patiño va a la cola del grupo, pues tiene la misión de animar a los que se quedan rezagados. Mauricio va a la cabeza, para evitar que la masa de ciclistas pase por alto las luces rojas de los semáforos. La calle es peligrosa para el ciclista. “La bicicleta siempre se ha visto como un vehículo para personas de bajos recursos y el que tiene un carro piensa que el ciclista no vale nada”, lamenta Mauricio. Once ciclistas murieron en Medellín durante el 2012, el cuatro por ciento del total de víctimas de las colisiones de tránsito, de acuerdo con cifras oficiales.

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Mejora la capacidad pulmonar Aumenta el flujo sanguíneo Reduce el colesterol Disminuye la grasa del cuerpo Ayuda a la pérdida de peso Tonifica los músculos Beneficia el sistema cardiovascular • Mejora la postura del cuerpo • Mejora el ánimo

• Cero emisiones de dióxido de carbono (CO2). • No contribuye al calentamiento global y el cambio climático. Su uso no contamina, porque no requiere de combustible.

En lo ecológico

para usar la “bici”

• Disminuye el gasto en pasajes para uso del transporte colectivo y en combustible. • Fácil acceso y uso, sin distinción edad, género y condición social. • Necesita menos espacio para desplazamiento y estacionamiento. • Ayuda a reducir el impacto negativo del tráfico motorizado. • Se conocen personas.

• La bicleta es ideal para distancias de hasta siete kilómetros. Para trayectos más largos, lo mejor es combinarla con el transporte público. • El ciclista, después del peatón, es considerado la pieza más vulnerable en la pirámide del tráfico. • Se recomienda usar el casco.

Para tener en cuenta

En lo económico y social

En la salud

Razones

“Los ciclistas son muy pocos; pero cuando miramos la cifra de muertes en proporción al número de ciclistas es más alta que la de peatones”, señala Roberto Urrea, director del Centro de Control Tránsito y Transporte. “Nos preocupamos porque la ciudad está trabajando en ciclorrutas, ciclocarriles, y no tenemos la cultura de respetar eso”, reconoce. De los conductores que encuentra a su paso, el 70 por ciento se comporta agresivo, calcula Bob Palacios, un joven rastafari, que pese a haber perdido el brazo derecho, hace muchos años adoptó la bicicleta como su medio de transporte. Bob es el alma del Colectivo SiCLas. Al pasar por la Comuna 13 retira su única mano del manubrio de la bicicleta, en equilibrio alza un megáfono y exclama: “¡La bici no contamina, no usa gasolina!”. En los balcones, los vecinos aplauden y preguntan “¿Quiénes son y a dónde van?”. Después de esta noche lo sabrán y quizás algunos de ellos se les unan y pedaleen el próximo miércoles.

Fuentes: Mauricio Mesa, miembro del Colectivo SiCLas/ Guía de Cicloinfraestructura de la Corporación Fondo de Prevención Vial, en Colombia/ Estudios.

La utilización de la bicicleta garantiza beneficios económicos y sociales. Además, contribuye a la buena salud y al cuidado del medio ambiente.

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“No peleamos,

Entrevista

pedaleamos”

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Bob Palacios – Coordinador SiCLas La vida de Bob Palacios cambió para siempre hace once años. Llevaba seis meses trabajando en una empresa cuando le fue asignada una máquina para cortar cartón; pero nadie le había dado instrucciones para usarla. La máquina le atrapó el brazo derecho... Bob era diestro. Tras el accidente estuvo deprimido durante un año. Sin embargo, la tragedia no lo alejó de una de sus más grandes pasiones: la bicicleta. Hoy va en “bici” a todos lados y desde hace tres años forma parte del Colectivo SiCLas, un grupo de ciclistas que promueve el uso de la bicicleta como medio de transporte. Bob es uno de los cinco coordinadores del colectivo. Es alma y corazón en las excursiones que SiCLas realiza en Medellín los miércoles en la noche. Viaja con un megáfono, infundiendo alegría y ánimos; gritando “la bici no contamina, no usa gasolina”; “más amor, menos motor”; “no peleamos, pedaleamos”. Agradece a los conductores por dar espacio a los

más de 2.000 ciclistas que cruzan las arterias de la ciudad y sus barrios. Saluda a esos choferes que demuestran que la bici y los carros son compatibles, y que en Medellín hay espacio para todos. ¿A qué edad tuviste tu primera bicicleta? Yo recuerdo que mi primera bicicleta llegó como a los siete, ocho años. La primera bicicleta no fue ningún pedido ni nada, sino como una necesidad. ¿La primera bici fue importante para vos? Sí, porque entonces fueron las primeras escapadas de casa, lejos, ir a hacer recorridos, coger carretera. Ya uno coge más viveza al agarrar la bicicleta, sigue siendo diversión, pero ya es como descubrir otros tipos de aventuras en ella. Recuerdo mucho de mi niñez en la bicicleta. Durante la SiCLeada te hemos visto con un megáfono… Sí, la convocatoria la hacemos por megáfonos, para convocar y animar a la gente. Tenemos varias consignas: “No contamina, ni usa gasolina”; “Más amor, menos motor”; “No peleamos, pedalea-

mos”. Son frases cortas que se les pegue a la gente y que las cante. Yo canto, improviso, saludo, invito a la gente a que pedaleen con nosotros. ¿Siempre sale mucha gente a saludar cuando van pasando? Sí, porque es un ritual, (la SiCLeada) es un evento que no se ve todos los días. ¿Qué es la bicicleta para vos? La bicicleta es un medio de transporte. Antes de llegar al colectivo (SiCLas) yo ya usaba la bicicleta, me iba de compras, a visitar amigos. ¿Te maltratan los conductores de carros? En su mayoría, un 70 por ciento como que están hostigando, pan pin, acelerando. Y un 30 como que “Oye rasta, ¿qué tal Marley? Usted es muy verraco (palabra típica colombiana que significa hábil, capaz, bueno)”. Por lo menos uno es visible para ellos. Sos parte del Colectivo SiCLas, ¿sentís que están haciendo algo por la ciudad? La novedad de las bicicletas se está incrementando a raíz de que visibilizamos a los ciclistas en la ciudad. Ahora más de uno pedalea solito hacia su trabajo, a su universidad. Antes lo hacían temerosos, pero el colectivo ha promovido que las personas que se sentían temerosas saquen sus bicicletas. ¿Y están influyendo en políticas públicas? Miramos las necesidades de la ciudad en cuanto a infraestructura y las planteamos en la mesa de bicicleta (Mesa de Trabajo de Movilidad de la municipalidad), que es la que se encarga de proyectar la construcción de nuevos espacios para la bicicleta en la ciudad. ¿Qué se necesita? Conectar las ciclorrutas que ya están construidas. Generar más parqueaderos públicos, y buenos, para que la bicicleta no sufra. ¿Cuáles son las rutas más apetecidas por los ciclistas de SiCLas? Nos estamos enfrentando a un público, a unos ciclistas que quieren alejarse, por ejemplo irse a Copacabana, que es en las afueras del municipio; ir a Itaguí, ir a San Cristóbal. Qué, ¿dos lomitas? Pues no, queremos subir más.


Producida en el marco de un taller de DW Akademie

Alejandro Pérez y Pérez Guatemala

Giovanny Fabio Vera Stephanes Bolivia Jessly Francys Obando González Nicaragua

Gabriela Andrea Arévalo Gallardo Ecuador

Socorro Poicón Rivas Perú David Olmos Capacitador

Giuliana Miranda Santos Brasil

María Clara Valencia Mosquera Colombia

Roberto Herrscher Capacitador

Amalia Sabrina del Cid Carcache Nicaragua Esteban Bonco Lugo Perea Colombia

Esmir Cortez Becerra Bolivia

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Edición: Revista producida en el marco de un taller de DW Akademie Editores: David Olmos Roberto Herrscher Reporteros: Socorro Poicón Rivas, Perú, Giuliana Miranda Santos, Brasil Brenly Alejandro Pérez, Guatemala Amalia Sabrina del Cid, Nicaragua Jessly Francis Obando, Nicaragua Giovanny Fabio Vera, Bolivia Esmir Cortez Becerra, Bolivia María Clara Valencia, Colombia Esteban Lugo, Colombia Gabriela Arévalo, Ecuador Apoyo U. de A. Juan Camilo Castañeda Arboleda Diseño: Juan David Castro Quintero, CIEC Facultad de Comunicaciones U. de A.

Septiembre de 2013

20

DW Akademie en coorperación con la Universidad de Antioquia del 2 al 13 de septiembre de 2013


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