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Clases en la covidianidad
Colaboradores Ana Karen Contreras
Si bien es cierto que la modalidad a distancia no es tan simple como parece, las clases virtuales, y el proceso enseñanza-aprendizaje en ese ámbito, implica una propuesta que responde a un modelo pedagógico a partir del cual se trata de construir un puente entre el conocimiento de quien quiere aprender, y de quien está enseñando.
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En el caso de los profesores, específicamente de la escuela de comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, han enfrentado un gran reto en medio de esta situación, aunque debemos tomar en cuenta que la academia estatal juega un papel muy importante en esta parte, ya que habilitó una plataforma de gran utilidad y sencilla para que tanto el estudiante, como el profesor tuvieran mayor facilidad al utilizarla. En términos generales, podemos decir que los profesores ha tenido un gran manejo de lo que han sido las clases virtuales y exhiben una buena preparación en el manejo de las aplicaciones de enseñanzas, tales como, Jits Meet, Zoom, WhatsApp, y la misma plataforma Moodle, que es utilizada por la UASD. Pero la más eficiente de todas ha sido WhatsApp, ya que a través de ella el profesor organiza el encuentro que se tendrá con los estudiantes, y las asignaciones son filtradas por esa vía. He aquí donde se rompe el paradigma de que el profesor
solo transmite conocimiento, eso quedó atrás. Ahora se le considera un “consejero”, “experto” o “facilitador” que guía, orienta y retroalimenta los procesos, en vez de imponerlos.
La tecnología ha jugado un papel proponderante en los procesos educativos siendo algo más que una moda, y ha tomado cada vez más relevancia en la oferta académica de las instituciones de educación, donde los espacios virtuales de aprendizaje favorecen aspectos que la presencialidad limitaba o simplemente no contemplaba. Entre estas facilidades de la virtualidad, las más relevantes se asocian con el rompimiento de la barrera de la distancia, la rigidez de los horarios y la facilidad de la distribución del tiempo de estudio sumado a la posibilidad de combinarla con las múltiples ocupaciones que conlleva el estilo de vida moderno. Sin embargo, en la otra cara de la moneda, para algunos profesores esta modernidad no ha sido del todo favorable, ya que han preferido reunirse una o dos veces por semana con sus estudiantes en la universidad, tomando las medidas de distanciamiento correspondientes. Lo que nos lleva a la conclusión de que la universidad debería implementar un plan de capacitación digital para aquellos profesores que lo necesitan. Esto, porque esta nueva realidad que vivimos de la virtualidad será parte fundamental del sistema educativo dominicano desde los niveles básicos hasta los superiores.
No cabe duda que la pandemia ha causado estragos a nivel socio-económico obligando a todos los sectores a reinventarse, y la UASD no se ha quedado atrás, ya que las autoridades de la universidad realizaron una gran inversión en mejorar la plataforma virtual para así facilitar a los estudiantes el poder continuar con sus estudios.-