ANTOLOGÍA POÉTICA VOL. I

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Antología Poética – Volumen I // 1


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Volumen I

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© Copyright 2022 - Etel Carpi Antología Poética – Volumen I ISBN libro digital 978-987-656-515-8 Libro impreso en el mes de Agosto de 2022 ISBN 978-987-656-508-0

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Carpi, Etel Antología poética / Etel Carpi. - 1a ed. - Junín : De Las Tres Lagunas, 2022. Libro digital, PDF/A Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-656-515-8 1. Antología de Poesía. 2. Poesía Argentina. I. Título. CDD A861

Corrección a cargo del autor Fotos: Etel Carpi Ediciones de las Tres Lagunas España 68 - Telefax 54-236-4631017 - 154 648213 Junín (6000) - Pcia. de Buenos Aires - Argentina E-mail: ediciones@delastreslagunas.com.ar

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“Al silencio, mi compañero de vida”.

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A MANERA DE PREÁMBULO “La ciencia intenta explicar a la gente cosas que no se sabían antes, de una manera que todo el mundo lo pueda entender. La poesía hace exactamente lo contrario.” Paul Dirac (1902-1984)

AL POETA a Pablo Neruda- poema visual

Tengo el alma dichosa, “como un pequeño cántaro que canta” -palabras de NerudaSus versos acompañan el despertar de la luz en el centro mismo de mi provincia desde donde se huele el aire de las sierras, de las flores silvestres, del pasto mojado. El gran ventanal refleja los destellos milagrosos del sol, que asoma entre follajes. He venido aquí para construir de nuevo, para renacer renovada, en otro reino… voy labrando mi destino mientras cavo una fosa acogedora para la cosecha de versos que vendrán.

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¡Oh poeta!, admiro tu derroche de inspiración. Yo soy, apenas, un minúsculo brote “de poeta”, loca enamorada del silencio, por los siglos de los siglos… mientras exista el sol. 2019

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AUTOPRÓLOGO Al cumplir, los 50 años de vida escribiendo poesía, decidí festejarlos con una antología que aglutina la mayor parte de la poesía escrita, publicada en diferentes libros y años; como así también, poemas inéditos de todos los tiempos, los que quedaron descartados y que luego, en el repaso de unas 3.000 poesías escritas (sólo llevé la contabilidad de 1.500 en la primera parte, que fue el tiempo de mayor producción; luego, escribiendo más esporádicamente, decidí no contabilizarlas más). Pero hoy, recopilando, calculo esa cantidad final. Y haciendo un trabajo de reconstrucción, puedo rescatar otras poesías valiosas que nunca publiqué. Divido la Antología en 3 partes o volúmenes para separar las distintas etapas de mi vida, donde (según mi opinión) hay alguna diferencia en la forma de escribir, empezando por lo clásico, romántico, de versos rimados y terminando con versos libres, modernos, en prosa poética, etc. En realidad, tratando de incursionar en todas las maneras de escribir poesía, evolucionando a la par de los cambios que los poetas fueron introduciendo en el tiempo, donde la contemporaneidad nos invade, sin por ello dejar olvidados a los escritores clásicos que florecieron en una época de gran despliegue de todas las artes.

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En el transcurso de la lectura, cada lector irá descubriendo quienes han inspirado mi forma de escribir, algunos los nombro, otros están ocultos en los versos, en el armado de las estrofas, en la rima, etc. Y como en el andar y como tarea de aprendizaje, totalmente autodidacta, fui encontrando mi propio estilo y aunque pasé por todos los temas, sin duda que el tema recurrente es la naturaleza y sus formas de vida: fauna y flora, los maravillosos paisajes de mi País y la defensa de los ecosistemas, con una mirada naturalista que fui desarrollando en los incontables viajes de investigación para nutrir mi escritura y las pinturas que también acompañan el viaje poético. Espero que disfruten de su lectura. Recomendando que lo hagan despacio, porque la poesía se lee de a ratos, de a poco, y se vuelve a releer una y otra vez en el transcurso del tiempo, donde seguramente irán descubriendo nuevos mensajes que en una primera lectura pueden pasar desapercibidos. Mi poesía es simple, para que todos la entiendan. Es un libro casi autobiográfico. No pretendo llamarme poeta, pero sí, sin duda, la poesía me acompañó en todos los momentos de la vida: buenos y malos, ella ha sido la terapia que me ayudó a transitar este planeta tan maltratado por el ser humano. ETEL CARPI Abril 2022

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PRIMEROS VERSOS (1972-1982)

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Del libro: RIMAS DE VIDA Y SUEÑOS. Edición 2014

TRISTEZA Yo soy como el rocío que moja la maraña, como el pájaro que se aleja de su nido, como la suave brisa de verano y como el agua caprichosa del mar. Soy triste y melancólica, alegre y misteriosa, soy como el caserón abandonado, solitaria y nostálgica. Soy el aire que te llama y el recuerdo que te aguarda, soy la vida que reclama en mi sentir sin esperanza. Yo soy el aire que respiras, la sangre que derramas y el sueño inalcanzable. Soy la sombra que te sigue en cada instante de la vida.

(Primer poema. Marzo 1971.)

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LA NOCHE Y EL MAR La noche enrosca sus alas en el encaje blanco de las olas. Y se estrella en el silencio en las paredes verdes que lloran. Un campanil escapa del agua azul hasta el cielo (el cielo oscuro de noche blanca y azul). Han quedado solos: el mar y la noche, embebidos de luna y de misterio. La noche ha escondido un duendecito en el corazón del mar, un duendecito de paz que baila en la espuma su danza de sal.

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SIN TIEMPO Estoy junto al mar contando las olas que en la arena van muriendo. No hay tiempo… no hay horas es el misterio del silencio. Es el tiempo del amarillento sangrante del cielo. El momento en que la tarde se esfuma en nubes púrpuras, en dorados movimientos. Estoy sola… junto a un blanco aleteo de gaviotas felices que juegan a buscar su alimento. No hay ruidos… La brisa es apenas un lamento y el mar, suelta campanas de misterios. Qué extraño… parecería detenerse en cada ola el ritmo febril del universo. Y mil pájaros sueltan del agua las campanas al viento.

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UN POEMA, UNA GUITARRA Silba el viento tras la ventana, estoy sola con mi guitarra. El cielo gris, una nube blanca, una dulce melodía, una esperanza. Calla la guitarra, el silencio se agranda, miro hacia el cielo: la llovizna helada. Desnuda la planta, una paloma blanca, en el cuarto, solo el silencio canta. Silba el viento tras la ventana, una paloma, la llovizna helada. Brota una nota de mi guitarra, triste el poema, nace en el alba.

(Trabajado y analizado en el taller literario de la revista juvenil “Cristina” que se publicaba en la década del ´70 en Capital.)

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DE NOCHE Es noche y en el bosque el silencio canta, Lo envuelve un aire de magia que vaga entre las ramas. Es noche, una luna brillante palpita en luz sobre la nieve que corona las montañas. Un rumor dulce de agua entre piedras rompe el silencio. Tengo rocío en mis manos, aroma a corteza fragante… Es noche y siento alas en mis brazos para volar con la brisa y acariciar las ramas, vagarosa. Tengo estrellas en los ojos me siento fresca como la noche, como el aire alado; no quiero dormirme, quiero ser dueña de esta noche que es mi regalo.

Poema escrito en el P. N. Tierra del Fuego, durante el primer viaje a la isla austral, enero 1978.

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QUIERO AMAR ALGO LEJANO Quiero amar… Amar alguna estrella de esas que dan luz al cielo. Una de ellas, tal vez la más lejana… Amar otro planeta, Su” gente” (Sí, porque hay otros seres poblando el universo). Amar todo aquello que yo no veo pero mi corazón presiente. Amar otros rostros diferentes… amarlos ahora. Un planeta lejano: vislumbre que en noches estrelladas adivino. Amar lo que mis ojos ven entre fogatas de fantasía. Quiero amar… un alma extraterrestre, sideral y etérea en algunas de esas estrellas que miro desde la tierra.

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TENDRÉ FELICIDAD Mientras nazca una flor cada mañana, mientras cante el río en la montaña, mientras surja una nota de mi guitarra… ¡Tendré felicidad! Mientras florezca en mi reja el rosal, mientras exista el silencio y el mar, mientras haya en mi alma una esperanza… ¡Tendré felicidad!

Mientras moje la lluvia el cristal, mientras refleje la luna en el mar, mientras brille una estrella en el cielo… ¡Tendré felicidad!

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Mientras viva el perfume en la violeta, mientras exista una canción para escuchar, mientras aflore en tus labios una sonrisa… ¡Tendré felicidad!

En Revista Cristina, poemas ilustrados

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TE DIRÉ Cuando la última gota de la lluvia moje mis manos y el sol muy suave de la calle alumbre los charcos, te diré que te amo. Mira, cuando la primera luz del alba despierte al lago y en la rama más alta una calandria dibuje su canto, te diré que te amo. Cuando salga la luna en el cielo, detrás de los cerros y la brisa del bosque traiga aroma de brotes nuevos… Mira, cuando se detenga el tiempo sobre el mar eterno… entonces, te diré que te amo…

En Revista Cristina, poemas ilustrados

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EN EL SILENCIO DEL MAR Llegué al mar una mañana en busca del silencio y de la calma. Sobre la arena húmeda y salada me esperaban las gaviotas blancas y la espuma de las olas irisadas. Sentí la frescura de la brisa alada y comprendí el mensaje silencioso del agua. Aquí no llega la gente apurada ni los autos que vienen y van. Desde aquella mañana lejana me quedé a vivir en el silencio del mar.

Elegido para el manual Prácticas del lenguaje 3, Municipalidad de General Viamonte. Año 2019.

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JUSTA RESPUESTA Recuerdo esos días, ya tan lejanos, de horas muy quietas… días de infancia, por los verdes campos sin una senda con mis tiernas alas batiendo alegre por la pradera. El frío supremo en tardes de invierno regando mi huella. El sol de la tarde rubio y liberto sobre mi testa, y en mis manos aladas, la ternura suave y pequeña. Recuerdo el silencio robando mi alma de primavera, al viento rugir entre los maizales con voz de quena y un aroma a tierra, profundo y largo ya era en mis selvas. Ensayaban las aves sus canciones y yo, pequeña, soñaba formar con ellas -¡Cielos!toda una orquesta; Y llegar sujeta a sus fuertes alas hasta una estrella.

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Recuerdo… natura me dio el brebaje de la belleza desde entonces navego en el mundo como una muerta preguntando y esperando de los hombres justa respuesta.

Poema elegido para el preludio en versos del libro de viajes. EVOCACIONES DE UNA VIAJERA. 1988.

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COPLA Amor que sueño lejano, donde reinan las estrellas, quisiera subir hasta ellas y prenderme de su mano.

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MI VIDA Mi vida es un suspiro que se apaga y se agiganta entre sus ondas. Un inmenso suspiro… un pequeño suspiro… Cuando es grande me ahoga y cuando pequeño se diluye entre sus olas.

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LA HORA PRIMERA Siempre he sido fiel adoradora de la hora primera al nacer la aurora. Me gusta la soledad soberana que posee siempre la tierna mañana. Vagar por la orilla fresca del mar cuando las gaviotas van a pescar. Correr por la arena fina y mojada cuando el sol enciende la alborada. Me gusta aspirar los suaves aromas de los bosques cuando la luz asoma. Y dejarme acariciar por la brisa de lagos lejanos, no tener prisa. Abandonarme al silencio sagrado antes que suenen los himnos alados. En la montaña, el campo o el desierto me ha gustado siempre bogar sin puerto. En cualquier lugar son mis preferidas las horas primeras llenas de vida.

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Acaso porque están libres de humanos y natura baja fiel a nuestras manos. Es la hora más hermosa del día cuando todo se vuelve poesía. Se despoja el cielo de sus secretos y nada se mueve, todo está quieto. Cuando se logra por magia divina olvidar odios y viejas inquinas. Se desea estar sola sin temor por ser parte del todo creador. Sola con mis criaturas preferidas sabiendo que la gente está dormida. Por eso me gusta la hora primera en otoño, verano o primavera.

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PENSAMIENTO Hoy me he puesto a pensar en todo lo que perdí por perseguir alto ideal así he concluido que alto precio debí pagar como castigo de la vida: mi amarga soledad.

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LA GENTE La gente es un misterio. Tienen el alma cubierta de espeso y oscuro velo. Se mofan de mi alma que descansó en la hierba de alguna montaña, me miran con asombro cuando les hablo de la lluvia que mojó mis cabellos, del sol que secó mi piel mojada en ignotos desiertos, de las noches que pasé mirando el mar espumoso y revuelto, de la selva que me encontró un día enamorada de sus senderos. Y me miran, como se mira a un demente, a un loco… cuando les hablo de las noches que tuve a las estrellas como techo… La gente es un compendio de crueldades infinitas poblando el universo.

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Yo les digo: Vayan a la selva, escalen la montaña, mastiquen la nieve, toquen tierra mojada. Hablen con las flores, escuchen de las plantas el latido silvestre que circula con su savia. Dialoguen con los pájaros y alguna noche estrellada, desnudos y relajados duerman sobre la grama. Mojen sus manos de rocío, embriáguense de vientos cálidos y fríos, caminen por el desierto bajo el sol de un estío. Vayan hasta el mar, escuchen sus sonidos de campanas salvajes repicando en sus oídos. Dejen que la lluvia lave sus mejillas, báñense desnudos en frescos y calmos ríos.

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No teman ser cubiertos por el polvo de los caminos y despierten cada mañana con un concierto de trinos… Les digo: Vayan y sientan los latidos de la tierra y entonces… desprovistos de sombras y tristezas vengan de nuevo ante mí… Porque entonces sí: comprenderán mi simpleza.

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NO SÉ No sé cómo encontrarte en qué mundo buscarte. No sé si reconocerte entre las hojas de los árboles. En qué paisaje dibujarte. Dónde descubrir tus ojos, en el color de cuál flor, quizás del mar… En el sabor de alguna corteza está el sabor de tu piel, el olor de tu pelo… ¿En el aroma del otoño? Dónde descubrir tu voz, en la voz de cuál cascada, de cuál río, de qué viento o de cuál trino… No sé cuál será el bosque que te abriga, cuál la luz que te guía… ¿Bajo qué cielo, de cuál país? En qué hoja descubrir el contorno de tu boca, en qué mar escuchar las campanas de tu risa. No sé en qué fuente, río o manantial beber tu licor… ¿En qué montaña, en cuál selva está tu sangre amor? No existe la selva que te anida, la luna que te baña, el río que te calma… No existe.

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¡Dónde buscarte amor! Que tal vez aguardas mi voz atesorada en tu memoria. En qué mundo, en qué planeta, en qué tiempo, en qué silencio… Cómo modular mi voz para decirte “te amo”, en qué lenguaje llamarte para que salgas de mi sueño. ¿En qué?... ¿En dónde?... ¡¡Amor mío!!

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ENTONCES… Entre la luz de las flores del campo cuando escuches… (seguro escucharás) en el silencio, el mudo sonido de mi canto… seguro, en secreto, me amarás. Cuando en la húmeda tibieza de los bosques descubras la pureza de las plantas, y sientas en tu alma, lo que siento… no hará falta que me busques, pues entonces, a tus plantas, me hallarás. Estoy segura… en el muy azul espejo de los lagos azules, en la opaca claridad de la noche tu amor en mí se abrirá. Y ya no importa que solas vuelen tus alas; Porque en el cielo, (el cielo de tu esperanza) con mis alas, se fundirán.

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¿DÓNDE ESTÁ EL AMOR? Amor mío… ¿Dónde ha ido el amor? ¿Dónde? El sol que se ocultó una noche en nuestro cielo… La paz que se acunó en otoño en nuestro suelo… ¿Dónde irá el amor cuando deja de ser niño? Amor mío… ¿Dónde fue el amor que nos perfumó las horas de tantos días? ¿Cuándo murió el jazminero que florecía en mi casa en diciembre, esa flor tan perfumada que en tus manos dejaba? Amor mío… Los años se inundan de recuerdos, ya eres hombre, ha muerto el niño… Al verte, mi alma se pregunta: ¿Y el amor… dónde ha ido? Me contesta el silencio de las cosas muertas, nadie lo sabe, nadie lo ha visto… Murió en las horas, murió con el tiempo, Quizás, aprisionado entre los sueños se quedó tan solo con el silencio.

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Quizás esperando… esperando el momento de nacer en otro sueño… Quizás ya no pueda levantarse hasta el cielo.

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LA CAMINATA De tu mano fuerte me llevabas entre puntiagudas piedras, caprichosas, bellas, escarpadas… Seguro, pensabas: “locuras de mujer extraña” ese loco sueño de llegar hasta las criaturas del agua. Iba trémula, ansiosa, dulcemente emocionada, el viento poderoso y frío invadió mi alma de fragancias. Te seguía apenas… tus pasos de gigante, conocedor de cada piedra, de cada metro que pisabas. El mar en el abismo parecía cobrar alas… En despliegue de espuma sobre las rocas rosadas. El cielo en una vastedad plomiza nos abrazaba, el aire tejía aromas de bruma gris y salada. Trepando libre, era feliz… Caminaba, corría, resbalaba… era un todo salvaje que a mis pájaros liberaba.

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Y tú… hombre salvaje, fuerte, tan rudo como el agua, como aquel viento poderoso protegías mis alas. Tus ojos tenían la profundidad de una clara alborada, Tu piel, la esencia de esa tierra que mi ser todo reclama. Junto a mi figura pequeña seguro parecías Apolo. Me habrás visto niña, tal vez una mujer deseada. Entonces qué importaba lo que tú pensabas… Si eras dueño de la única llave que abría las puertas de mi anhelada esperanza.

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VUELA Amor que vives en mi alma busca otra morada. Vuela, amor, anida en el viento para buscar tu destino en el firmamento. Vuela, amor, vuela… te doy las alas de mis sueños y prendido en el aire tal vez, encuentres, tu dueño. Abandona mi corazón y vaga… Ved, te doy la libertad de perderte en el cielo hasta que encuentres ese otro amor que detenga tu vuelo. Vuela, amor, vuela… Yo ya perdí las fuerzas para retenerte… Por eso, amor, ¡Vuela!

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MORIR DE AMOR Hace tiempo que me muero de amor por amar pájaro, viento y flor, por amar tanto me muero de amor en medio del mundo y su dolor. Hace tiempo que no puedo llorar y mi ser enfermo de tanto amar espera algo, alguien que al llegar a mi alma blanca pueda liberar. Oh tú, que vives en cualquier lugar, no dejes de acudir, ni de escuchar.

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CORAJE Hace falta coraje para cruzar la calle dar vuelta la esquina y reconocer tus ojos en el camino del tiempo. Hace falta coraje para repetir tu nombre después del silencio. Hace falta coraje para golpear tu puerta esperar la voz olvidada y regresar al amor quizás a destiempo. Hace falta el coraje que perdí con los años creándome un cielo. Hace falta coraje… el mismo que tú perdiste hace tiempo.

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NO PUEDE SER No puede ser que no existas si yo siento que mi sangre cada vez que me despierto se estremece al instante. No puede ser que no existas si yo siento que me besan cuando duermo por las noches con una dulce pureza. No puede ser que no existas si mi alma cándida y fresca se embriaga con las caricias invisibles de una estrella. No puede ser que no existas porque mi corazón tiembla y no hay motivo para ello si tú entonces, no existieras.

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ENCUENTRO Cuando suena la dulce melodía del verde mar y las gaviotas inician el vuelo crepuscular caminando por la arena, sin rumbo me encontrarás. Cuando el bosque se cubre con los trinos y es un cantar y los lagos parecen como espejos suave cristal bebiendo la brisa de la mañana me encontrarás. Y si ves una flor en el desierto en soledad seguro que bajo ese sol ardiente color trigal sabiéndome oculta entre piedra y cielo me llamarás.

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LA ESPERA Volví a sembrar mi jardín con flores nuevas, pinté la casa, sola con mi canción, abrí las ventanas en cada aurora y te esperé, amor. Quité la maleza en todos los canteros llené de plantas mi refugio de paz, pinté la vida con hermosos colores y aprendí a amar. Me dormí cada noche creando tu rostro, desperté cada día con la ilusión que llegabas al fin hasta mi morada a darme tu amor. Preparé mi cama con sábanas blancas, puse perfume en mi pelo y ungí mi piel, se encendió mi cuerpo como leño seco soñando tu ser. Pasó la primavera, pasó el verano, me encontró el invierno con mi soledad, nueva primavera aceleró la sangre y volví a sembrar. Cerré los ojos y me embriagó tu aroma, me dije: –oh Dios, él, está por llegar; –haré de mi alma pura, un tibio nido que lo acogerá-

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Y quité las llaves de todas las puertas, salí a los campos, bosques, montaña y mar, y mi corazón se llenó de belleza en la libertad. Pero la sombra, implacable del tiempo cubrió mi vida de un oscuro dolor, el eterno invierno se instaló en mis ojos y él… nunca llegó.

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ESPECIE DIFERENTE En este mundo corrupto y algo destruido he tratado de ser uno más de sus sonidos, pero tan solo he sido una especie diferente entre el gran tumulto de las especies vivientes. Y aquí estoy; alma cansada de intentarlo en vano y que vuelve y vuelve a intentarlo cada verano y al final solo logra su propia destrucción en manos de los hombres que ignoran la razón. He querido vivir, y luchar, soñar, amar… una sublime fantasía quise crear; Y envuelta en las sustancias ideales de la vida transformarme en germen de una nueva luz nacida. Pero sobre mí, triste especie del universo se abatió todo el silencio e inútil fue mi esfuerzo; Y lenta… lenta la muerte comenzó a envolverme haciendo estéril la esencia pura de mi germen. Por eso, si te arrimas, oh inocente criatura hasta los confines de mi alma, su frescura hallarás oculta entre las sombras cenicientas y tal vez, en lo más profundo un latido sientas que lucha por vivir entre toda la pobreza de un mundo inmenso que ha consumido su tibieza. Si te arrimas y eso ocurre, oh inocente criatura, busca esa estrella entre todas las estrellas puras.

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CONDENA Negro. Como la negra profundidad marina, como noche sin luna en la selva húmeda y fresca… sin un racimo de luz que sobre mí florezca, nada, sin límites de sombra mi alma camina. Es una soledad gigante, como el desierto; Una hiriente caravana de tempestades forjándome un destino bordado en soledades cuan sendero que conduce al reino de los muertos. Holocausto de locura silente desfila por la savia salvaje e hiriente de mis venas, atemporal misterio que fructifica en penas y en horizonte de cenizas se perfila. Sin embargo, el sol baña mis días y mis horas, el decir de las aves y su dulce pureza, el zumbido de los insectos y esa belleza inmaculada de los árboles en la aurora. Es la vida que me trae su aroma y me besa, dejándome salvajes fragancias y sabores, invitándome a beber uno a uno los licores que guarda en lo más profundo la naturaleza. Y así voy. Entre la agonía de mi condena por amar lo prohibido, lo simple y supremo; eso que late en mi pecho, y en su fuego me quemo. Es que voy por esta vida, atada a cadenas…

50 // Etel Carpi


VUELO Hoy no sé qué es lo que me pasa porque me siento liviana y frágil como suspiro en el cielo hasta podría levantarme un soplo de viento y suspenderme etérea en un eterno vuelo. Ayer se ha terminado el año y yo he tenido que sepultar uno a uno los dolores viejos he quedado feliz como el ave que a su nido limpia y decora para preparar el cortejo. Y es lindo sentirse así, suspendida y liviana renovando de mis selvas sus frescos aromas como renueva el sol al salir cada mañana a crear un nuevo día de sagradas pomas. Es como volverse imponente, inalcanzable no tener miedo de transitar la misma senda y no sentirse por ello odiada, vulnerable ante el mundo oscuro, cegado por propia venda. Ya no me importa seguir sola el derrotero porque siento que mi alma se ha llenado de rimas nada me detiene, firme sigo mi lucero libre de ataduras y de manos que me opriman. Soy feliz con mi destino amante de natura a pesar del sufrimiento por la destrucción que el hombre provoca y es una eterna tortura para mi sed salvaje de una loca pasión.

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Estoy serena, en calma, como el mar cansado después de la tormenta atroz y despiadada siento que no pesa el dolor de haber renunciado a tantas cosas, por seguir la senda marcada. Y no sé qué es lo que me pasa porque quisiera salir a correr por campos, montes y desiertos como ha sido siempre, persiguiendo la quimera dulce y tentadora que me aleje de los muertos.

52 // Etel Carpi


CONFESIÓN Yo soy esa mujer que hasta hace poco reía alegre cada primavera celebrando a ese duendecito loco que llega siempre, aunque no se espera. La que siempre todo hace posible transformando en palomas a sus sueños sin decir nunca “aquello es imposible” porque es el cielo mi único dueño. Y yo dueña de mi jardín florido de todas las estrellas y los mares fiel a mi tierra que es un dulce nido trabajadora de agrestes cantares. Peregriné tras la luz, la verdad sin otro afán que buscar la belleza la que sólo se encuentra en realidad cuando el alma se eleva a la pureza. Ese fue mi intento logrado en parte y con las alas de mi fantasía me entregué a las formas puras del arte con la ilusión de encontrar la armonía. Caminé toda la naturaleza de mi país donde Dios fue generoso sin saber que perdía la pureza por cada instante de sublime gozo.

Antología Poética – Volumen I // 53


Toda paz, toda ansia, todo fervor haciendo cada minuto del día sabiendo que el premio es luego el amor bien supremo al que aspira el alma mía. Y ahora soy una mujer ya muerta con alas rotas de batir en vano sin una sola esperanza cierta que me dé el calor de un nuevo verano. La que agobiada por las soledades agotó su tiempo entre las estrellas, por arrancarle al mundo sus verdades entregó la luz que nacía en ella. Así es la vida, fuente de sorpresas que nos da mucho, y nos saca más, y así morimos sin cumplir promesa de abandonar el alma en dulce paz.

54 // Etel Carpi


PREGUNTA Por qué pido lo que en sueños quiero si no puede ser. Por qué insisto en inventarte un rostro que nunca veré. Por qué tengo al silencio como amante y lloro después. Por qué apuesto todo a la vida si perdí la fe. Por qué busco las luces del desierto si queman mi piel. Por qué amo la oscuridad de los bosques si no puedo ver. Por qué ignoro tu súplica de amor si muero de sed. Por qué me entrego a la soledad si sola moriré. Por qué llevo la cruz en mis espaldas si no la cargué. Y… por qué si la vida es hermosa la muerte llamé. Tú Dios, si existes, seguro que sabes por qué no lo sé.

Antología Poética – Volumen I // 55


POEMA ECOLÓGICO Salvemos las selvas, aves y ríos evitemos que maten a los pumas y el mundo se torne mustio y sombrío. Salvemos los mares blancos de espuma, cada flor que florece en la pradera, vaciemos nuestras almas de gris bruma. Salvemos nuestra pequeña quimera, el silencio que cubre los desiertos y cada arribo de la primavera. Salvémonos de futuros inciertos, conservemos el sueño más preciado que nos aleje de los cielos muertos.

Y salvando la vida en todos lados dejaremos de vagar por el mundo con nuestra carga atroz de odio profundo, que por natura seremos premiados.

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Del libro EL PAÍS DE LAS RIMAS (POESÍA PARA ILUSTRAR). Edición 2021.

EL AMANECER Al despertar, un nuevo amanecer despunta tras la ventana. La rosa, hermosa, es besada por el rocío que rueda por sus pétalos como lágrimas de amor. En el valle asoma el sol con sus flecos dorados. A lo lejos, se recortan las iluminadas montañas. En la orilla del arroyito se retratan las ovejas en el agua calma y cristalina. Y allá… en el cerro, se aleja la pequeña figura del niño con su cabrito.

Antología Poética – Volumen I // 57


MOMENTO La mañana es pura y diáfana como el aire, como el agua. Camino por la orilla del arroyo embelesada por la soledad del momento. Una brisa fresca, de primavera me acaricia tiernamente. Danzan las flores, cantan los pájaros, el sol sonríe sobre los tejados. El rocío brilla sobre las hojas de las hierbas olorosas. Tres chivitos negros pastan tranquilos detrás de tunas y espinillos. Mi corazón se alegra y canta con el río que discurre entre piedras coronadas de soledad y silencios. Una luz dorada envuelve en oro las verdes hojas de los sauces. Tengo los ojos llenos de paisaje y mis manos frescas de brisa matinal. Siento en estos momentos que la vida es tan simple como un grano de arena. Sonríe feliz la aurora, y en un abrazo luminoso me bendice con sus besos.

58 // Etel Carpi


SIN TÍTULO Calma sin fin, poesía que explota. Arde el sol sobre la tierra toda. Un duende rumorea detrás de las hojas. Es el viento que canta y llora. Hacia el cielo azul se eleva el maizal y rompe el silencio su risa de cristal.

Antología Poética – Volumen I // 59


PEQUEÑO RÍO Manso y calmo río que entre rocas transitas llevando en tu cauce un mundo de poesías. En las noches de luna un hilo de plata pareces, entre las altas montañas que tu camino embellece. Cantan en tu ribera los pajarillos una canción, sobre las ramas trémulas del fresco sauce llorón. Las flores silvestres sonríen al ocaso mientras les bañas el rostro con ternura, a tu paso. Bajas raudo, fugitivo, susurrando a las piedras, implorando a la noche para que te llene de estrellas. Tus aguas cristalinas cantan y también lloran, mecen la figura de la luna que adoran.

60 // Etel Carpi


Días y noches andas sin tregua meses, años, adorando la Tierra. Raudo y pequeño río, de aguas serenas que bajan del cielo tejiendo poemas.

Antología Poética – Volumen I // 61


ANOCHECER EN EL VALLE El último rayo de luz baña con su fulgor el valle lleno de frutales. Anochece en el valle, las sombras cubren los manzanares. El río Negro les ofrece el frescor de sus aguas virginales. Anochece en el valle, un titilar de estrellas lo cubre de cantares. La última claridad se diluye sobre el lecho del río y los frutales.

62 // Etel Carpi


EN EL BOSQUE melodías lejanas… el bosque… el silencio… varios nidos… un recuerdo… un piar lejano… un río de hielo… esa paz gélida que deambula entre la nieve… yo… y mi poema.

Antología Poética – Volumen I // 63


POR UN CAMINO Soñé que tú me llevabas por un camino… muy lejos… donde el viento arranca melodías del cielo… donde tejen las flores amores de terciopelo. Sentí que tú me llevabas de la mano… corriendo… hacia donde las nubes escriben versos en el cielo… hacia donde las olas se convierten en estrellas. Hoy soñé que tú me llevabas una mañana… en silencio… donde la luna roba al lago sereno un beso… donde sonríe la aurora en la soledad del tiempo. Hoy sentí que tú me llevabas por un sendero… contento… hacia donde la lluvia extrae coplas del viento… Hacia donde el río dibuja rosas en el lecho. Sentí tus manos tibias entre mis manos frías… entonces comprendí que estaba despierta.

64 // Etel Carpi


ALGÚN DÍA Algún día llegará la primavera… y entrarán los trinos por mi ventana abierta… se llenará de flores el rosal de la verja. Algún día llegará la primavera… y sonreirá el sol sobre las viejas tejas… cantarán las aguas entre las piedras. Ese día escucharé tu voz en el aire colmado de aromas. Sentiré tus manos sobre mis manos pequeñas… y renacerá entonces la ilusión muerta… ese día… llegará la primavera.

Antología Poética – Volumen I // 65


ESE DÍA Cuando llegue ese día cuando cierre mis ojos, quiero tenerte muy cerca. Quiero sentir tus manos sobre mi boca tiesa, quiero sentir tu voz lejana y serena… Cuando llegue el día cuando cierre mis labios, quiero escuchar de tu boca aquellas palabras viejas, quiero ver en tu mirada una esperanza nueva. Cuando el cuerpo mármol vuele rumbo al cielo, no quiero que llores, porque yo te quiero. Siempre estaré contigo en el mar… en el viento… como algo que fue… tan solo un sueño.

66 // Etel Carpi


TÚ ERES… Corriendo por el bosque me descubrió el tiempo, cuando solo se oyen rumores muy quedos. Una voz muy dulce llegó desde lejos: “Tú eres la ninfa que cantando pasa, y en la noche serena por el bosque vaga”.

Antología Poética – Volumen I // 67


PATRIA Patria: te nombro, y quisiera tener alas, para recorrerte, toda, inmensa, grandiosa, y surcar tu cielo azul con alas de gaviota.

68 // Etel Carpi


AMANECER PAMPEANO Cuando despunta el sol detrás de los montes en la inmensidad del cielo se arrullan las palomas y entre tréboles y cardos el teru teru se asoma. Entre los juncos dorados del sereno pantano se pasean elegantes las gallaretas en el agua y varios flamencos se acicalan en la orilla iluminada. El viento que canta ruge y llora, mueve el pajonal pintado de aurora, y acaricia la gramilla fresca, que implora. En un cielo azul y profundo destacan su figura etérea nubes púrpuras y ocres mientras la cigüeña abre sus alas gallarda y hermosa en la soledad inmensa y soberana.

Antología Poética – Volumen I // 69


ESTÁ AMANECIENDO Es verano. En la ribera del gran lago está amaneciendo. Tímidamente el sol despliega sus rayos y un aroma de azahares se eleva hacia el cielo. Rosada se ha vuelto la blanca nieve del cerro y de naranja se tiñen las nubes a lo lejos. Es verano. Sobre el lago sereno está amaneciendo. En las piedritas de la playa reina soledad y silencios, mientras sonríe la aurora al rojo sol de fuego. Y sobre la rama cobriza del arrayán longevo ensaya su primer trino el zorzal contento. Es verano. En la ribera del gran lago está amaneciendo.

70 // Etel Carpi


TIERRA QUERIDA (A mi amado País-canción)

En esta noche azul y serena bajo esa estrella de luz encendida con mi guitarra y esta poesía quiero cantarte, tierra querida. Por tus paisajes y tus nostalgias, así tú eres, como mi vida, junto al río, con mi guitarra, por eso te canto tierra querida. Recorrí tus cerros coloridos y tus llanuras, dulce y perdida, recorrí tus bosques y tus quebradas para cantarte tierra querida. En soledad, en alguna playa, con la primera luz, amanecida, caminé junto a las gaviotas del mar solo por cantarte tierra querida. Recorreré tus campos de trigales, y tus selvas, toda mi vida, junto a un río en la montaña poder cantarte tierra querida. Todos los días, bajo tus cielos, estrella de luz blanca y herida, con mi guitarra y esta poesía, he de cantarte tierra querida.

Antología Poética – Volumen I // 71


NO VOLVERÁ Podrán llenar los pájaros de trinos la mañana, y despertar al bosque, con su voz dulce de campanas… Pero esos que llenaron nuestras almas con su canto, y despertaron en tu bella mirada un dulce encanto… ¡Esos, no cantarán! Podrán florecer las flores silvestres en el campo, y sonreír al sol que juega en los pantanos… Pero esas flores que nuestras manos perfumaron, y que a tus rosadas mejillas iluminaron… ¡Esas, no florecerán! Podrán brotar de mi piano nuevas melodías, que derramen sobre el silencio armonías… Pero esas notas que en las noches parecían gemir, y despertaron en tu corazón un sublime sentir… ¡Esas, no brotarán! 72 // Etel Carpi


Podrá volver a mi puerta el amor a golpear, y llenar mi vida de nuevas ansias de amar. Pero ese amor que en silencio te quise brindar, con todo el candor y la frescura de las olas del mar… ¡Ese, no volverá!

Antología Poética – Volumen I // 73


QUISIERA SER… (a nuestras Islas Malvinas)

Quisiera ser el mar que agita sus cabellos de agua sobre las costas escarpadas. Ser el frío que las abraza, la caricia del viento sobre sus alas atadas. Quisiera ser… el sol y la neblina, la nieve y la llovizna en el silencio de las islas. Quisiera ser el río cristalino, alma sublime de los pingüinos, ser la voz de las gaviotas velando su destino. Quisiera ser… la esperanza de esa tierra tan lejana, tan querida, la bandera que flamea en un cielo de cenizas. Y es un sueño que me habita y me desvela; un sueño… que temblorosa me despierta. Y es un sueño de firmeza, la esencia pura de esa tierra, para derramar sobre ella lluvia de paz que la defienda.

74 // Etel Carpi


Quisiera ser… el amor que la despierte de esa larga tristeza de soledad y espera. Quisiera ser… fundirme entonces con el mar transformada en estrellas.

Antología Poética – Volumen I // 75


76 // Etel Carpi


VARIADO 1980-1992

Antología Poética – Volumen I // 77


78 // Etel Carpi


Del libro SONETOS (1984) y SONETOS II (2004)

VERANO Derrama diciembre su áureo aleteo, atrevido, el verano se desnuda... sin mayor timidez su ropa muda, y su dorada belleza alegre veo sobre el trigal al viento, ya maduro. ¡Oh la verdosa pradera encendida que se mece con la brisa perdida... oh, ser dueña de su corazón puro! Encantamiento del cielo. Celeste inmensidad despojada de frío donde el alma se libera y revive. Coronamiento de sol, sin que reste pureza ni frescor en el rocío que sobre la hierba amanecida vive.

Antología Poética – Volumen I // 79


MOMENTO DE PAZ En Laguna Yala, Jujuy

Senderos impregnados por la lluvia que acaricia el estío tropical donde circula mi alma liberal bebiendo la selva mojada y rubia. Cuelgan gotas de plata de las flores, y los pequeños lagos -escondidos entre la umbría fronda- revividos de frescura renuevan sus colores. Resplandece el silencio blando y pleno, cuelgan sobre mí las enredaderas y el alma de montaña se estremece al ronco y simple canto de los truenos, reverdece en lo bajo la pradera... y la oscuridad ya se desvanece

80 // Etel Carpi


EN PAZ En cataratas del Iguazú

Soñaba yo en la encantada noche, exaltación divina de la cósmica belleza, soñaba, bajo los árboles de la casta selva y esa paz, fantasía trocose. Amé el canto de las cataratas que entre los imbricados recodos del ancho río dejaban caer la furia loca de su sonido tornándose la noche fantástica. Soñaba yo mojada en frescura sabiendo que la caricia de esa noche era pura y el silencio sonorísimo toda la ternura. No me abrumaba la soledad que reverdecía de la selva su libertad ocultándose en mi simple alma toda su verdad.

Antología Poética – Volumen I // 81


MAÑANA en Lago Fagnano

¡Oh purísima, inviolada mañana!, sed eterna, que tu silencio claro impregne las verdísimas montañas y cante sobre el lago iluminado. ¡Viva en mí tu luz, mañana sin tiempo!, la fresquísima lluvia, la humedad de los bosques orlados en misterio, y la nieve única del mundo Austral. Fresca, pura, candorosa mañana del estío meridional, el lago que tiñó de rojo aquella alborada dejó en mí su bella imagen grabada... ¡Que despierte en mí con un himno alado la paz infinita de esa mañana!

82 // Etel Carpi


SONETO en La Hoya

Entre el ronco murmullo del viento la nieve cae, cae entre las plantas y en la pureza divina yo siento que esas montañas altísimas cantan. Brota en mis manos la nieve ampo y santa y sueño ser ninfa, alas del viento, ser el silencio, la luz que se encanta, la luz que crece, que crece muy lento. Vagar envuelta en el frío que sueña y acariciar desnudísimas peñas vestidas de fina nieve... y un sol. que canta y juega en los copos de oro; ¡calla...! y escucha... escucha ese coro que sube y sube en busca del sol.

Antología Poética – Volumen I // 83


MOMENTO en Bahía Ensenada

Estaba yo caminando entre las piedras musgosas, resbaladizas, cuando oí la voz del mar, la voz del viento... y corrí entonces hacia el bosque, como la hiedra. trepa las laderas. Nacían frutillas encarnadas junto a la verdosa hierba, de lo oscuro salió saltando una sierva... y mi alma se tornó ante ello más sencilla. Bañada en fragancias silvestres, subí a través del sendero sembrado en flores y el mar se vio más azul desde la altura. La nívea brisa con ansias bebí y en la pradería cubierta de olores dejé que me penetrase la frescura.

84 // Etel Carpi


NOCHEBUENA DE LUNA LLENA regresando de Isla Roja (Chubut)

Nochebuena. Tengo luna en mis ojos que desde el camino miran el mar, la luna redonda moja el rostro espejado sobre el mundo de sal. En mis manos tengo silencio y vida mi alma fresca se viste de paz y la frescura se hace poesía ante el egregio misterio de amar. Es sublime el momento que la noche regala a mi ser que sueña ser agua para acariciar la luna de plata. Y esas criaturas que surcan la noche dejan en mí un sublime mensaje que flota en la brisa... y en mi alma late.

Antología Poética – Volumen I // 85


ALBA en Isla Roja

Por la senda ignota y desdibujada un suave albor de pájaros me alumbra mientras camino casi en la penumbra de la noche que muere en la alborada. Un silencio triunfal brota en la nada y un canto celestial que me deslumbra surge en el filo de la luz que herrumbra de tibios cormoranes su mirada. Y las sombras se alejan... el sol mora al ritmo del viento que al mar implora un sueño dulce que en su voz oculta. Ya no importa el tiempo porque es aurora y en mi alma libre crece en cada hora esta poesía que de mí resulta.

86 // Etel Carpi


ESTOY NACIENDO en Canal Moat (T. del F.)

No sé si era un poco invierno o un poco primavera, sólo sé que había un silencio de eternidades frente al Beagle azul, azul, azul de soledades donde tantas aves daban luz a mi quimera. Oh, embriagante aroma de mar... oh voz del viento que ternura la naranja flor del calafate, que candor ignoto, que paz allí donde late la vida total... sin nadie... si fue como un cuento. No sé si era mucho o poco el frío de la tarde, sólo sé que los verdes bosques resplandecían y en lo alto la nieve bajo el sol se derretía. Entonces pude decirme, al nacer la tarde: oh misterio estelar de vivir, estoy naciendo... frente al Beagle azul, oh milagro ¡estoy naciendo!

Antología Poética – Volumen I // 87


en Yavi (Jujuy)

Era una noche de luna llena, enero se apagaba lentamente en el silencio tan dulce, latente en la altura de La Puna serena. Raudamente vagaba el frío viento y las estrellas eran más cercanas, un misterio sublime a la mañana esperó conmigo. Y algún lamento se escuchó en la noche, desde el fondo profundo de La Puna misteriosa y mi soñar de amor fue tan hondo que se posó en mi alma una mariposa y un rayo de luna se instaló orondo sobre mi piel que soñó... ser hermosa.

88 // Etel Carpi


LA SUAVE PENUMBRA La suave penumbra se ahondó a mi paso mientras mi huella dejaba en la arena mirando en el cielo la luna plena. Hacia occidente ardía aún el ocaso. Murmuraba el mar pléyades de espuma, y una brisa lábil en su secreto acunó mis ansias de duende inquieto caminando hacia ese horizonte en brumas, donde la noche en fúnebres mortajas fue desgranando en pequeñas migajas su luz, sobre mi pequeña figura. Un remanso de rocas me sorprende, y la luna, del mar su espuma enciende y su fulgor resalta en la negrura.

Antología Poética – Volumen I // 89


LA TIERRA OLVIDADA en el Pilcomayo

Necesité herirme de hojas y ramas, cansarme los pies sobre tierra dura, despertar obligada a la ternura para encontrar el sol que me reclama. Necesité sueños de Jabirú y en mis manos savia de Carandilla porque soy un recuerdo que semilla en voz, la voz del Aguará Guazú. Inmóvil, frente al agua de suave oro como emboscada, en la paz que adoro quedó mi campana de alas mojadas. Porque necesité de ese lamento del Guajó que sacude el triste viento; allá en Formosa, la tierra olvidada.

90 // Etel Carpi


ESTABA EN SILENCIO Laguna Pozuelos

Estaba en silencio y sus banderas, el cielo abierto de las alturas y en la desierta costa, las criaturas que buscaba mi perfecta quimera. Sí, estaba el silencio y sus banderas y en las aguas quietas de esa laguna la poesía de la vida que en La Puna es un milagro que no se espera. Suavidad de montañas a lo lejos y en las aguas el sublime reflejo de los rosáceos seres alados. Entonces mi campanita perdida tuvo la luz de plumas prometida al encontrar aquello tan amado.

Antología Poética – Volumen I // 91


RESPLANDOR DEL DESIERTO Pequeña flor, mi solitaria estrella, resplandor oculto de aquel desierto que, a mis ojos, pareció un mundo muerto... su aroma abrigaba la flor más bella. Yo amo aquella flor, resplandor del cielo que dialogaba con el sol ardiente, oh reina de un mundo inmenso, silente... donde todo parece tras de un velo. Imagen de la luna en esta tierra, el viento le canta con voz alada pero el silencio impone sus dominios. Lejos están de ti las verdes sierras ¡oh lejana flor siempre recordada que tienes la tersura del armiño!

92 // Etel Carpi


ÁRBOLES ¡Oh maravilloso árbol!, paisaje verde de las australes selvas. ¡Qué alba belleza! Alta imagen de los umbríos senderos que guardan silvestres flores de pureza. ¡Oh magníficos lengales!, delicados habitantes de la selva nemorosa, imponente marco para el mar grandioso, ¡qué verdura, qué ternura más hermosa! Cuando la nieve cubre todos los cerros brota de sus grises copas terciopelo y los lagos se enternecen de misterio. Un silencio de iluminación, salpica los escarpados caminos donde vibra con todo esplendor divina poesía.

Antología Poética – Volumen I // 93


PINGÜINOS El escenario estaba rebosante de seres de elegante aspecto, puros, gritaban a coro, el sol parecía un gigante, vestido en oro subiendo desde el mar aromado de placeres. Y yo, pequeña, casta, viva, acurrucada entre las rocas oscuras, bebiendo la hora que dejaba un profundo perfume de aurora diluido en la brisa, dulcemente empapada. Frente a mí, paseaban su inocente belleza, pensarían: -¡qué ser tan puro, cuánta tibieza!miraban con la ternura de niños traviesos. Suspendida en el viento lograda sinfonía que se desgranó en notas sobre mis manos frías cuán corazones puros dispuestos a mis versos.

94 // Etel Carpi


SUEÑO en Cabo Dos Bahías

Amanecía. Y cayó el silencio entre mis manos trémulas y frías que esperaban la luz. Amanecía... y en el aire bogaba un secreto. Un secreto de vida que en el cielo auroral, sus alas de oro teñían para encender la luz de mi poesía y ante mí se deshojó su misterio. El mar vestido de violetas copas acariciaba el cuerpo de dos cisnes con la pureza alba de lo sublime. Y yo... acurrucada entre las rocas, soñando ser el sol recién nacido para entibiar aquel mundo divino.

Antología Poética – Volumen I // 95


EL BOSQUE DE PINOS Claromecó

El bosque de pinos ya era una masa informe en sombras, acunando nidos; mi alma ansiosa de descubrir sonidos se instaló silente en su nueva casa. Crujieron las hojas como una brasa al rozar mis pies el colchón herido, ni una ráfaga de viento perdido tornó a quedarse en mi arbórea casa. Corrí hasta el prado cubierto de pasto y la gran luna desde el cielo vasto besó mi rostro con su luz de ensueño. Y en ese silencio pude escuchar el triste y lejano canto del mar hasta que de a poco... me entregué al sueño.

96 // Etel Carpi


COMO UN SUEÑO Ría Deseado

Qué increíble, casi parece un sueño, navegábamos la ría celeste en ese día soleado y agreste resultado final de tanto empeño. En el agua mansa dulces toninas saltaban alegres y los pingüinos flotaban sobre las olas, divinos seres... ante ellos mi amor se inclina. Si parece un sueño, en las barrancas los cormoranes cuidaban sus nidos bajo la luz del sol, sublime y blanca. Fue en el sur, con el único sonido de las aves que amo como amo al mar, si es como un sueño que pude alcanzar.

Antología Poética – Volumen I // 97


VERANO El campo huele a madurez de trigo, el maizal verdoso despierta al sol muy resplandeciente del casi estío. Y penetra en mi piel todo el sabor de la frescura dulce del silencio, pero de mi alma es triste la ternura y no sé por qué azulado misterio mi cántaro se ha llenado de lluvia. No será aquella pena misteriosa que recogí en la estrella de la noche cuando se acaba el tiempo de las horas. Vuelva a mí la placidez de las flores, que en mi sangre la savia agreste corra y canten en mí los sauces llorones.

98 // Etel Carpi


LUTO Un día, un día cualquiera se abrirán las alas de la tierra, y morirá lenta, muy lenta la dulce primavera, será triste la luz porque llorarán las estrellas. Un día, ¡oh Dios mío!, secarán las lagunas, caerán los altos árboles sin ropaje sobre la tierra cenicienta y moribunda, desaparecerán, ¡oh pobres animales! Un día, sí... un día, cesará el furor devastador de los hombres... pero con ellos, y ¡oh!... quedará tan sólo el triste silencio. Quedará el glacial frío o el infernal calor y las flores... ¿dónde renacerán las flores cuando la tierra expire en manos de los hombres?

Antología Poética – Volumen I // 99


DESVELO Todas las noches viene a mi sueño, con su rostro impreciso, tan desierto como la fría blancura de un muerto... todas las noches viene a mi sueño. Como luz que brota desde el ensueño y crece y perdura cuando despierto entra en mis noches de poros abiertos... como luz que brota desde el ensueño. Y me persigue su rostro invisible todo el silencio... dormir ya he olvidado. Son infinitas las horas del día, siento que el cielo se ha vuelto insensible, y en ese silencio desesperado se va muriendo, toda mi alegría.

100 // Etel Carpi


ANHELO Se conmueven los ángeles supremos que laten dulcemente en mi amargura por la magia inconclusa de ternura que anhela mi ser en grado extremo. Son los mismos duendes de tu universo que imagino en mi triste letanía y un suplicio de ausencias cada día apaga la luz total de estos versos. En el viento un llamado sin respuesta, es el mensaje de mi alma dispuesta a recibir la luz que puedas darle. Sin embargo, el silencio desterrado es la ausencia total del ser amado y muere mi pasión al esperarle.

Antología Poética – Volumen I // 101


NACIMIENTO Hoy cantará el silencio entre mis manos porque una estrella azul ha descendido al mundo dulce de sueños dormidos y ya nada será triste ni vano. Llorarán de la selva sus sonidos, resonarán en la noche estrellada porque has nacido, y enamorada instalaré en tu alma mi casto nido. Tenderé un puente infinito de estrellas para ingresar a tu etéreo cielo que sembraré con flores de las sierras, y se llenará tu mundo con ellas. ¡Oh, será mi vida de terciopelo con tu amor, el más grande de la tierra!

102 // Etel Carpi


ESPERAR ¡Esperar!, ¡oh no!, ya no puedo esperar, se me deshoja vieja y mustia la vida por esperar, las ilusiones perdidas oscurecen mi luz... no puedo esperar. ¡No...! encanecen mis dulces esperanzas, el amor se me escapa entre las manos... ¡ya no puedo esperar!, todo será en vano, es demasiado doliente la tardanza. ¡Esperar...! el tiempo que todo envejece enterrará uno a uno todos mis sueños y llegará la muerte con su misterio. ¡Esperar...! y la vida siempre florece bordándome de paz, tejiéndome ensueños, pero esperar... ¡oh no...! es tanto el misterio.

Antología Poética – Volumen I // 103


RECUERDO en Cabo Dos Bahías

Recuerdo aquella tarde tan dorada el mar era un murmullo de purezas, en los huecos rocosos la belleza de criaturas muy dulces y delgadas. La sana visión de una isla habitada por lobos que rugían con fiereza y de blancas gaviotas la tibieza endulzando mis manos desoladas. Recuerdo... el sur me abrió su secreto y mi corazón a su paz sujeto quisiera escapar de mi cuerpo humano para albergar aquel único cielo, y emprendiendo tan largo... largo vuelo posarse etéreo sobre sus manos.

104 // Etel Carpi


DESCONOCIDO ¿Qué extraño sentimiento tus ojos me revelan? desconocido ausente que conocí un verano, el año ochenta y uno escapaba de nuestras manos; mi alma -no sé por qué- hasta tu morada vuela. Caprichos. Sentir de mujer que ama la pureza, que compone música, pinta, y escribe versos. Se me inundan las venas con tu mundo diverso y quisiera abarcarlo todo con mi tibieza. Con mi tibieza de mujer que en silencio ama y sin comprender ese misterio te reclama. Pero es la quietud tan sublime de aquel paisaje que mi alma dilata y en su recuerdo me prolongo aunque nada de mi esfuerzo para ello yo pongo, sin duda, regó mi ser la paz de aquel paraje.

Antología Poética – Volumen I // 105


EL LIBRO Tímida y temblorosa me acerqué hasta el umbral de tu casa sin flores llevaba el libro que te destiné de versos frescos, simples y cantores. Me latía el pecho de forma loca llevaba en mis manos el fruto tierno que me inspirara tu amor de roca para entregártelo en recuerdo eterno. Soñaba que sentirías orgullo por ser dueño de todos mis arrullos... miré tus ojos y esperé respuesta. Y no vi más que ruinas y miserias, es el tiempo -pensé- todo lo infesta y el mundo no es más que una inmensa feria.

106 // Etel Carpi


EL LIBRO II Triste y vencida partí de tu casa dejándote el libro a pesar de todo; después lo supe, son cosas que pasan hoy, no entienden los hombres dulces modos. No existe el hombre que sueñe los versos suaves y tibios como el plumón de la mujer que recreó su universo con la magia azul de su corazón. Ellos prefieren mujeres carnales, fáciles, voluptuosas y sensuales ¡ni pensar en las mujeres que escriben! No quieren cerca cabezas activas que puedan quebrar la forma en que viven, ellos prefieren las que ellos cultivan.

Antología Poética – Volumen I // 107


EL LIBRO III Eso pensaba mientras me dormía sabiendo que acaso entre tus manos mi pequeño libro aún vivía mientras tú luchabas contra él en vano. Sentí una extraña sensación de paz ante la certeza de que tu enojo no era más que un protector antifaz ocultando la verdad de tus ojos. Es que con mi libro avivé la llama que en lo más profundo de ti reclama las bendiciones de mi agua de luna. Y tú que como yo siempre has sabido que para nuestro amor no existe cuna encuentras en mis versos al olvido.

108 // Etel Carpi


SUEÑOS ALADOS Fue un día de mayo en Ischigualasto la nieve caía suave y sin prisa sobre la tierra agrietada y sumisa, sobre las piedras y matas de pasto. Adentro el sonar de leños prendidos y tu presencia de dulce candor despertó en mi alma un milagro de amor que en el silencio se quedó dormido. Fue un día de mayo en Ischigualasto, un día de nieve muy frío y casto, de aquellos días de vuelta al pasado. En un grupo alegre te divertías yo esperaba el sol del nuevo día, los dos soñando con sueños alados.

Antología Poética – Volumen I // 109


SUEÑOS ALADOS II Los dos soñando con sueños alados, de rocas, de flores y de animales, amante de las cosas naturales no supimos partir enamorados. Tú volviste a la paz de tus montañas, yo volví a la quietud de mis llanuras y... otra vez rechacé las dulzuras del amor que a todos los seres baña. El valle de la luna fue testigo de aquel encuentro mi lejano amigo cuando la nieve cubrió los senderos. Adentro el fuego invitaba a soñar y a vivir ese misterio de amar pero faltó la magia de un “te quiero”.

110 // Etel Carpi


UN LATIDO Yo soy un latido dulce y dormido que brota en la selva y nadie lo escucha, pero es mi silencio, eterna lucha que quiere en tu alma construir su nido. Yo soy la paz y ese amor herido que tiene esperanza, que tiene mucha pero el mundo es un mundo que no escucha ése, mi dulce y pequeño latido. Yo soy la nieve, la voz del desierto, el sol cuando ya la tarde ha muerto, el mar cansado de golpear la roca, andar y andar sin encontrar un puerto. Pero mi fe y mi esperanza no es poca y mi sed de amor es sublime y loca.

Antología Poética – Volumen I // 111


ALUCINACIÓN Telares de silencio me coronan y tu voz... eco lejano y perdido en la luz hecha sombra del olvido ...telares de silencio me coronan. En mi pecho anida la ausencia fría del amor que pueda besar sus flores, la dulce locura de sus sabores... grises penumbras de monomanía. Un misterio inasible me alimenta y en su ánfora vacía cae lenta toda la tristeza de ser amada, y en los sueños que las noches regalan me veo volar con mis blancas alas - ¡oh desconocido! - hasta tu morada.

112 // Etel Carpi


CULTO DE AMOR Quisiera escuchar de tu boca el rezo de amor que despierte orando en mi boca como el mar violento sobre las rocas sedientas y puras... de su albor preso. Quisiera de tus ramas el aroma salvaje y agreste florecer en mí, que la roja savia que vive en ti recoja el agrio sabor de mis pomas. Y florecer en tu mirada como la luna florece entre las sombras para descubrir el secreto oculto. Y... en la tibieza de mis aromos escucharás una voz que te nombra “ven... a nuestro amor rendiremos culto”.

Antología Poética – Volumen I // 113


¡VEN A VOLAR! Quisiera decir... decir con las alas que vegetan en mi alma... y llegar hasta ese cielo que pide mis alas de poesía y aprender a volar. Pero el silencio es una nube oscura que cierra mis labios y ata mis manos, yo sé que una dulce y santa locura me anida y quisiera, dártela hermano. Para que vueles, con ella en el cielo, que la acaricies, como a terciopelo. Es mi locura, locura de amar... De amar sin razón, de amar lo nacido, el ser salvaje del mundo dormido... ¡suelta tus alas, y ven a volar!

114 // Etel Carpi


LO EXTRAÑO A veces... muy secretísimamente siento una fuerza que nubla mis ojos, que no puedo reprimir a mi antojo y me envuelve en un infernal torrente. Cuando miro a la vida, a la gente, que vive cada hora, cada día sin buscar la razón de la agonía del misterio o enigma de lo latente. A veces... en mi soledad creadora tengo deseos de morir a veces por todo lo que mi dolor adora. Y de gritar ante la paz que mece cada día de la gente, cada hora... pero mi voz en mi alma languidece.

Antología Poética – Volumen I // 115


CÁRCEL Yo he sido en mi miseria aquella rama fuerte que quiere entregarse al cielo y que su verde esconde tras un velo de sombras inmunes que el sol no inflama. Esa rama alta que todos los vientos sacuden, todas las lluvias del mundo. pero nada corrompe su profundo ser donde savia pura es su sustento. El cielo es mi meta, desconocido espacio donde hallaré almas perfectas que curen mi ser de humanoide herido por todas las flechas envenenadas que surcan la tierra en curvas y rectas y me van matando cada alborada.

116 // Etel Carpi


FEROZ RESPUESTA Quiero la tempestad de un amor frondoso, animal, salvaje, que todo lo envuelva, como un tornado que brote de la selva y torne a llevarse mi ser tormentoso. Un amor que a viento y fuego me consuma hasta libertar mi alma del universo en su tortura de remontarse en versos por la senda umbría de la vida en brumas. Quiero que llegue con su feroz respuesta y clave en mi pecho su dardo de sangre que mate de amor la cruz que llevo a cuestas. Quiero ese amor que con furor todo entierra y obre el milagro de convertir mi carne en nubes fecundas que besen la tierra.

Antología Poética – Volumen I // 117


DEMENCIAL Poco a poco... las horas se fueron esfumando. La lluvia sigilosa... sigilosa y suave mojaba con su bendición el campo... y las aves, latentes pompones de vida dulce... cantando. Me acunó el silencio, la humedad del pasto verde espiritando manzanas, el árbol lejano de ramas sin hojas, esperando al verano y como en esos sueños en que el alma se pierde entre sanas fantasías, se perdió mi tiempo. Y me quedé con ellas; criaturas de lo agreste, entre la bruma... como quien viaja en lo silvestre. Y las nubes... como gruesos colchones inmensos entretejieron sutiles versos de ternura que se derramaron, poco a poco... en mi locura.

118 // Etel Carpi


DESEO Estoy sola, en el silencio estival de la tarde que dorada se consume en la suave penumbra del cuarto de soltera donde el sol se vislumbra como un duende inquieto, que tras la persiana arde. Y a este silencio que me cobija yo me entrego, flotando en los sueños que me conducen a tu huella que lejana y sublime encontré en aquella estrella divina, donde ahora con mi recuerdo llego. El calor de la hora dilata el dolor de espera que sabe encontrará tu voz otra primavera cuando nuestros ojos, unidos en el paisaje del santuario agreste y marino, al fin se encuentren; y en el templo de natura nuestras almas entren a recibir el sacramento eterno y salvaje.

Antología Poética – Volumen I // 119


EL DESATINO No sé por cuál extraño desatino esta noche en mis sueños te soñé y en silencio supremo te besé... ¡oh amor que hoy colmas mi destino! No sé por cuál extraño desatino... pero en mis sueños tus ansias calmé, con toda la pasión yo te adoré... ¡oh pureza bañando mi camino! Fue atrevido mi sueño de locura pues ese amor, adorable criatura no brilla en tus ojos, y mi dolor de soñarte en aquella noche oscura me dejó el martirio de esa ternura de sentirme la dueña de tu amor.

120 // Etel Carpi


ALMA VERDE Es un martirio en sombras opresoras que me conduce al reino del dolor, no puedo liberarme del amor que me nace como luz en la aurora. Es un suplicio en locuras perfectas que danzan en el compás de la muerte mientras, lucho por escapar, sin suerte de esa maraña en locuras perfectas. ¡Oh regresa hasta mí, naturaleza!, no me dejes morir en la tristeza que me está contagiando el ser humano. Me ahogo en la podredumbre del mundo, robaron mi alma verde, y me hundo... ¡Oh naturaleza, dadme tu mano!

Antología Poética – Volumen I // 121


EMBRUJO Miro alegre tras la ventana abierta como la lluvia fresca y pura, moja la tarde que termina y se deshoja en sombras que vienen a abrir las puertas. Es dulce el momento, es casi un embrujo que se adueña de mi alma este verano y me siento leve, sana, mis manos son dos alas despojadas de lujo. Me siento libre, fragante de aromas que descarga el viento como palomas y yo me recuerdo vagamente casta. Cruzando ríos, trepando montañas, saltando rocas, abriendo maraña y gritándole al mundo: ¡basta, basta...!

122 // Etel Carpi


MOMENTO Como quisiera en esta tarde de calma lluvia caer sobre el verde y aromado trigal, quedarme suspensa, cara a las nubes oscuras esperando a la muerte que me pase a buscar. Estoy cansada de presenciar mi propia muerte, quebrada de angustia, mutilada de dolor. Es que me ahogan las sombras de mi selva verde y esclava de los sueños ha muerto la ilusión. ¿Dónde están las flores que perfumaban mi vida, el sol que bañaba la rivera de mis días? Nada es el misterio de la triste soledad. Oh, muerte querida; tómame que así en tus brazos, sobre la silenciosa inmensidad de este campo, liberta mi alma, en otro mundo renacerá.

Antología Poética – Volumen I // 123


SONETO A LA RECONQUISTA a nuestras islas australes

Cuando el silencio de la paz te acoja vibrará la voz de la Patria entera y el flamear sublime de su bandera será luz celestial para tus hojas. El mar dejará oír su dulce canto de libertad, sobre las mudas rocas y el viento en furia salvaje y loca besará tu frente con suave encanto. Cuando ancle el silencio entre tus alas quedarás sola, pero envolverá tu cuerpo, la bandera por ti amada. Se esfumará el sonido de las balas y las cadenas rotas sonarán en melodía de tierra liberada.

124 // Etel Carpi


Del libro LOS DOMINIOS DEL SILENCIO (1984 a 1986) Edición 1987, 2004 y 2013.

I Y pasan las horas… Y ruedan las horas al abismo plúmbeo del tiempo. Corrompen mi sabia fresca y atenazan mis alas de sueños con sus tentáculos de muerte, que acecha en lo profundo del abismo donde caen. No tengo tiempo para perpetuar mi ser en el universo existente, porque me ahogan las horas y su martirio. No tengo tiempo para encontrar al hombre amante que con su viril fragancia venga a colmar de amor mi vacío. Y sigo sola… prisionera del tiempo que me condena a morir como a cualquier criatura del mundo.

Antología Poética – Volumen I // 125


II Otra vez… otro día más caminando la maraña agreste de la cementosa ciudad. Otro día más de martirio soportando los ruidos humanos y luchando por mi pequeño trozo de silencio. Y sueño… cuando camino entre el humo asfixiante apretando los ojos para no ver la marea de “homo sapiens” sin rumbo o con rumbo oscuro. Sueño con volver a la tierra, al polvo fragante que me ahoga en abrazo maravilloso. Sueño con volver al árbol y a la pradera, a otras “criaturas” que con amor salvaje y puro esperan a mi alma cansada. Mientras… pasan las horas…

126 // Etel Carpi


III Al fin la noche… Y el frío del otoño destemplado acurrucando la música que suena sublime desde el silencio azul. Al fin la soledad robándome los sueños, trayéndome la paz de lo no oído, que vive en mí cuando me quedo sola con la noche y sus misterios. Al fin la libertad… alas galopantes de ternura calmando mi sed ancestral. Ya no duelen las voces del mundo. Ya no duele el eco humano del decir. Ya no duele… Porque los dominios del silencio de la noche han retornado mis ansias por vivir.

Antología Poética – Volumen I // 127


VIII Entre las tinieblas del olvido una voz… es tu voz de recuerdos que en pléyades de oleajes rememora una ilusión. Y ahora no sé por qué enigmática pasión me pasea ese recuerdo, me conmueven esas notas del timbre de una voz. Amaba aquellos ojos, soñaba esa boca de fórmulas ensambladas en la belleza. Y esa voz que me envolvía en sueños soñados despacio en deseos intangibles, etéreos como el cosmos infinito. Adoraba esas manos tibias besando la frialdad de las mías casi al descuido, y ese misterio clavándose en mi sangre como dardos de fuego.

128 // Etel Carpi


Pero el tiempo implacable se bebió los presentes y en un viaje sin regreso silenció los ecos interminables de la pasión. Se quemaron los rastros y se cerraron las ventanas a la luz todo volvió a la tierra y en polvo se esfumó. Y nos quedamos vacíos, girando en el tiempo del destino y muriendo, solos, en cada vuelta del reloj.

Antología Poética – Volumen I // 129


IX A veces… una fuerza inverosímil nubla mis ojos y me quedo sin luz. A veces… cuando alguien suspira silencios en vahos de dolor. Entonces… me oculto en las frondas de mi verde ser y me abrazo a los troncos y embebida en fragancias vuelvo a soñar y puedo vivir.

130 // Etel Carpi


XII Alguna vez… me brotaron ramas en los dedos. Ramas de Pehuén, verdes como la verde pureza de las olas verdes y de los sueños soñados en verde. Me brotaron hojas de Araucaria y en mis ojos, y en mi boca, vibraron los latidos de la savia vegetal. Y yo… Pehuén del sur me enamoré del norteño Yuchán, salvaje tentación que me entregó a la selva y me casé. Por eso hoy… tengo un Pehuén en el alma y un Samohú en el corazón.

Antología Poética – Volumen I // 131


XIII - ¡Lucio! llama la madre al niño que corretea entre las flores. Miro la escena y recuerdo… Lucio… tenía los ojos de olas de mar y era niño un verano entre las flores del parque donde mi pequeña figura de once veranos revoloteó. Y llegó la primera caricia, el primer beso que aromó mi mejilla, un “te quiero” casi sin sonido que voló con la brisa del atardecer cordobés. Jugamos entre las flores y nuestra risa de cristal aún late en el aire del pueblo; esas lágrimas saladas que derramé al partir ¿perfumarán la tierra de aquel vergel?

132 // Etel Carpi


- ¡Lucio! llamó la madre, y yo busqué en mi silencio aquella voz que moduló en el viento un dulce sentir.

Antología Poética – Volumen I // 133


XIV Una mano invisible acaricia mi tiempo seco de lunas, de mariposas cuando paso cerca de su figura. Se llamó amor hace varios años… el único el sublime el eterno el que llegó a iluminar mi horizonte de sueños. De sueños febriles que se enroscan al cuerpo y amordazan el alma cuando llega esa edad de flores y de estrellas. Y se quedó en el silencio en la pureza en el deseo oculto de labios sedientos.

134 // Etel Carpi


Y se durmió de a poco, sin decir palabra, escaparon sus ojos buenos y una pradera de musgos húmedos y fríos nació del silencio que creamos los dos.

Antología Poética – Volumen I // 135


XV Quince inviernos me tejían de estrellas, de luciérnagas y de ríos perfumados. Su voz de hombre con lugareña tonada acarició el ramaje de mis tiernas frondas y en un arranque de femenina tentación abrí mis alas y juguetona volé tras él. Estaba agrio el cielo, muerto el viento y un ardiente calor de verano tostaba las sienes. Hoy sonrío… ¡es tan lejano aquel momento! y estaban las sierras la iglesia la plaza y los niños corriendo bajo el sol.

136 // Etel Carpi


Hoy me río… el hombre de los ojos de cielo no estaba, guardé su voz en mi memoria y alegre, traviesa con los niños me quedé a jugar… …volaban multicolores mariposas.

Antología Poética – Volumen I // 137


XVII Escucho un sonido de truenos, como de olas marinas rompiéndose en pedazos al chocar, ciegas contra la roquería. Y rememoro… eran tus ojos, desconocido como dos faros (hermosos y cálidos) en medio del sendero que buscaba mi porfía. Una tentación su mano fuerte y tostada guiándome por el laberinto de rocas y de arenas, de viento y de aves. Me plegué a sus alas y compartí el silencio del paraíso con los animales del edén. Era tu voz, desconocido la invitación al viaje por exquisitas mieles… pero no subí al tren del deseo. Y sonreí al mirarlo.

138 // Etel Carpi


El mar estaba en calma, el cielo se dormía y el salvaje silencio nos acunó. Él también reía, hombre al fin supo que en ese instante la magia desvaneció.

Antología Poética – Volumen I // 139


XX Lo adiviné en su mirada, clara y firme aunque un viril pensamiento guardaba. Silencios prístinos, un valle de muerte ocultando recuerdos de vida, cosas petrificadas, pozos abiertos a los reflejos ultravioletas. Todo eso daba alivio a las terribles tempestades de mi alma clamando por la naturaleza misteriosa. Entonces… fue cuando encontré su mirada traspasando como magia diabólica las vestiduras de mi carne.

140 // Etel Carpi


Se escuchó el silencio (ese mismo que sólo reina y reproduce en los desiertos), luego el paisaje de tierra agrietada por la ansiedad de lluvias me penetró hasta el alma. Porque eché a correr sobre las lomas duras blancas y secas, buscando al viento que me alejase del infierno temido de tan sabrosa y quemante mirada.

Antología Poética – Volumen I // 141


XXI Pasaba por la ciudad, el hongo de su aire viciado carcomiendo mis frondas purificadas. Y en un arranque de musgosa melancolía llamé a su puerta, en la mano un libro y en el alma… una estrella. Vi aletear mariposas (cuando sonó mi voz) en su rostro de hombre conocedor de todos los vergeles. La visita fue muy breve; le dejé un libro, me llevé la estrella… y el hombre quedó herido de mariposas rodeado por la ciudad gris y contaminada.

142 // Etel Carpi


XXIV Somos dos territorios que unen mares de sonidos y separan montañas de calendarios. Sin embargo, temo hundirme en las trampas de ternura que oculta tu sonrisa y tiende la mansa inquietud de tu mirada. Necesito herirme con tus Cristo moribundo, con tus cicatrices deshechas, en el moho de tus paredes y caer sangrante sobre tu pecho como un pájaro suicida que por querer besar el agua moja sus alas. Veré arder los canales de tu frente, descender lava por tu espalda, y surgirán ciénagas de los sublimes sonidos y se derretirán las graníticas montañas.

Antología Poética – Volumen I // 143


XXVI No puedo decir las causas de tanto dolor que me perfora despacio en esta noche de mutaciones blancas. No quiero proclamar las banderas del absurdo dolor en que me hundo tratando de limpiar la senda donde transita el entierro de mi espanto. Porque no hay palabras, no hay certeza, ni atajos ni orillas para recoger la redondez de mis lágrimas. Sólo tú… derribando espinas, hachando maleza y apuntalando los techos etéreos del paraíso podrías resolver el teorema y encontrar la llave de la respuesta.

144 // Etel Carpi


XXVII He de confesar mi pecado. Mi cruel pecado de entrega al sol, al viento, al mar, a los pájaros, al silencio… Este vivir mío enamorado del verde sin límite de los seres pequeños que asesina el cataclismo humano. He de confesar el dulce pecado. Mi alegato, la pureza de las hojas, la ternura de las criaturas que amo en mi quimera de campo de batalla. Confieso ese deseo que lastima, que carcome y pido: no condenen mi calvario. Siento un abandono concibiendo mis espacios por el cruel pecado de declararme enamorada de plantas, de bestias y de pájaros.

Antología Poética – Volumen I // 145


Perdón por la locura de pretender sublevarme, hoy confieso ese pecado y pido la absolución a la especie humana, antes de que se mutile con su propia espada.

146 // Etel Carpi


XXIX Salvada… por el sueño preparado de antemano en llama de amor fui trasponiendo las fuentes de natura solo con mi mundo de mañanas frescas. Y mis pies anduvieron la roca negra de la montaña donde se termina la tierra y el dominio del cielo entre en luz por los poros abiertos. Entonces la nieve (como regalo en primavera), el sol, el viento… y un frío saturado de éxtasis se adueñan de mi espacio viajero y me poseen como al manso cachorro entre los brazos de su amo.

Antología Poética – Volumen I // 147


Un diluvio ondulante vence mi voluntad y mi oprime el alma. Me quedo… frente a imágenes colosales, con las manos estrechadas y un horizonte de asombro en mis lágrimas triunfales.

148 // Etel Carpi


XXX Soledad. Un canto de silencios repetidos hasta el cansancio me enlaza apenas y conmueve a los ángeles verdes de mi alma. Casi muerta por esta paz necesaria me quedo atrapada en la aldea blanca; entre rocas coloridas, y un latido de agua cortando la montaña. Entonces… cuando la mañana se desgasta en los silencios repetidos y el sol cubre los miedos con su mano perdida el encuentro nos devora. El silencio se llena de pájaros y nos socava la ternura dejándonos la sangre florecida de abismos y montañas.

Antología Poética – Volumen I // 149


Entonces… sé que los sueños pueden ser perfectos si se asciende al límite de los ojos heridos por un milagro de amor.

150 // Etel Carpi


XXXI La bruma azul quebrando el paisaje sin nombre y entre los brazos oscuros de la selva, la clave de la luz. Perfiles de verdes suspirando en el abismo oscuro y bello con el grito vegetal que somete las fibras más débiles de mi alma. Y se levantan pájaros ungidos de agua, de libertad desbocada en ternura, de nubes destruyendo caminos por donde llego a beber el verde laberinto de montañas. Y es cuando recojo en el hueco de mi loca humanidad la estrella de los castillos vegetales por donde circula mi sed perpetua. Antología Poética – Volumen I // 151


XXXII Necesité lastimarme la piel con el sol de setiembre tropical y herirme de ramas y cansarme los pies sobre la tierra seca y quebrada. Necesité caer en la trampa del placer al cruzar los montes en busca de la fresca melancolía del agua que perdura. Excrementos de carpincho, conchas de ampularia y los teros miserables cobijando sueños de jabirú y un cielo de mañanas agotadas en luz salvaje, en eternidad.

152 // Etel Carpi


Necesité quemar mis ángeles en el espacio agreste de lo primitivo para redimir las viejas tristezas de mis ruinas verdes.

Antología Poética – Volumen I // 153


XXXVIII Llegará mi muerte, llegará a tiempo para liberar al alma del cuerpo seco y enfermo. Será el tiempo de amar lo no amado con un alma nueva latiendo en los seres más diminutos y frágiles de la tierra. Como una locura perdida en la nada invisible pájaro, viento, música en libertad… será después del instante supremo de mi muerte.

154 // Etel Carpi


XXXIX Tarde de domingo casi en verano y silencio sepulcral. Un canto insípido se desgrana en el aire de fríos atemporales y corta el hilo perfecto de la tristeza que albergo. La gente circula su hastío de aturdimiento crónico y sobrevive ajena a las flores exhalantes, ausente a los sonidos de natura, sumida en un letargo afiebrado vacía el alma de pasiones sublimes las manos heladas de no-amar y el corazón vencido al sopor de latir por latir incapaz de despertar a un ensueño.

Antología Poética – Volumen I // 155


No escucha, no ve, no siente… y sigo llorando la rebeldía de mi tristeza por haber sentido en el instante fatal de mi vida que me nacían pájaros en la piel y helechos en el alma. Porque descubrí que me siguen naciendo en esta tarde de domingo casi en el momento final de su latir.

156 // Etel Carpi


XL En esa hora azul cuando la noche salva las fronteras de la luz y entra en el silencio de las regiones celestes, crucé las calles caóticas de la gran ciudad. Venía mi alma de gozar sonidos que atravesaron el calor naciente de los últimos días del frío diciembre. Mi piel pegajosa del pasado sudor, mis manos doloridas de acariciar las teclas del piano ya vencida al ensueño de haber recreado música. Un temblor de paz invadió mis comarcas afiebradas, los arbolitos navideños titilantes tras las ventanas abiertas en la noche escasa de sueños en la ciudad contaminada.

Antología Poética – Volumen I // 157


Sin embargo… ese sábado de horizontes grises me pareció doblegada a la paz. Silente y casi mágica, conmovida de tristezas y ansiosa de esperanzas. Y yo… ¿qué hacía allí en esa hora azul con amenaza de purezas que no existen? Sin duda… buscando el túnel verde por donde escapar en cuanto las luces del cielo lo indicasen. Era mi fuga silenciosa al cielo abierto, a mi lugar sin tiempo, sin límites ni barreras donde siempre he sido una apacible siembra, una necesaria soledad.

158 // Etel Carpi


XLI Perdida en el silencio por los sombreados recodos del monte iba mi pobre alma blanca. La calma quemó todas mis ansias de entrega a la furia caliente del bosque espinoso bordado de flores olorosas. Busqué entre la maraña los andenes del misterio, el estandarte de las fuerzas del cielo; y quedé intacta en mi batir de alas por huellas que guardan olvidadas respuestas. Mi pobre corazón salvaje fue cediendo a la soledad sin horas en Piguem Nonralta y como un milagro cegando el alma, fui paloma luz pureza nostalgia… Piguem Nonralta; campo del cielo.

Antología Poética – Volumen I // 159


XLII Estaba el sol como testigo, los ritos de la arena cortándome las huellas, desafiando mi fuerza inagotable de amar hasta el martirio. Estaban los abismos de piedras y de nieve y el rito prodigioso del viento que lastima en abrazo delirante, perenne, supremo por los huecos desiertos donde la vida se esboza sobre lecho de muerte. El volcán Quewar fue testigo de mi asombro caminando los silencios que emboscaron mi ternura, mi deseo incorregible de místicos peligros la desconcertante entrega a un invisible amor.

160 // Etel Carpi


Declaro tres testigos: el Quewar tan níveo el sol cegador y el viento perpetuo cruzando los abismos. Declaro tres testigos y dejo que el mundo gastado y oscuro juzgue mi pasión de vagar por esos sitios.

Antología Poética – Volumen I // 161


XLVI Qué extraña obstinación la mía. Van tres noches que te sueño, tres noches insomne sintiendo el contacto con tus formas invisibles. Si los trofeos de tus comarcas yacían en una línea oscura del recuerdo… ¿por qué ángeles y campanas van tres noches que te sueño? Tres noches en silencio, noches con gusto a manzanas. De versos inconclusos de dulces laberintos atrapando mi inconsciencia de llamar a las dimensiones del pasado. Qué perfecta obstinación la mía, tres noches celebrando tus espacios de juncos y de arenas, tres noches de tribunas al estío, sin alba y sin crepúsculo viajando los desconocidos territorios de tu universo.

162 // Etel Carpi


Sin tiempo sin distancias por los infinitos hemisferios que liberaron tus ojos… van tres noches que te sueño, ¡y qué vacía, amaneció mi alma!

Antología Poética – Volumen I // 163


XLIX Quiero recuperar mis pájaros que olvidé en tus ramas… (no, no los olvidé, ellos se quedaron) y calmado el llanto de mi cansancio amontonarme en el viento de tus imperios. ¿Cómo recuperarlos? Haciendo una almohada de flores con encaje de estrellas para dormir la siesta de tu alma… y allí estarán ellos: mis pájaros perdidos. Cae la noche sobre mi espalda y como gotas quebradas en el hielo siento mi savia roja perecer ahogada.

164 // Etel Carpi


Hasta el momento en que abras la puerta de tu cielo liberando mis pájaros y hundas tu corazón en el camino de mi cansancio.

Antología Poética – Volumen I // 165


LIII Llegué hasta mi alma y la encontré vacía vacía de luz vacía de paz. Fue como un pecado llegar hasta mi alma para encontrar la esencia de mi interior en sombras. Necesito morir para renacer en luz para liberar el dolor que me perfora lento en una tortura de amor. Y muerta… volveré a vivir.

166 // Etel Carpi


LIV Debo regresar a mi mundo verde, a los pájaros a la flor. Si soy hoja de lahuén y tronco de guaraniná si doy frutos de calafate y tengo flores de caraguatá… debo volver a convertir mi sangre en savia vegetal. Ha sido como un sismo y quedé en sombras, sin viento sin lluvia sin ave sin sol. Especie humana… pido perdón por haber nacido con alma de árbol y corazón de pájaro en un cuerpo humano que ya es suficiente castigo el sentir tanto amor.

Antología Poética – Volumen I // 167


LIX Estoy un poco muerta un poco vacía y otro poco mutilada en esta noche con canto de ranas llegadas con la lluvia. Y no estoy segura pero más que un motivo son varios, eres tú es él es esa muerte innecesaria o esa vida con hambre, ese pequeño con frío ese pueblo inundado o aquel otro bombardeado. Más que un motivo son varios y lo completa esta lluvia de semanas este cielo sin estrellas y tus ojos sin preguntas y mis manos sin respuestas. Estoy un poco muerta pero es un poco nada más; mañana estaré del todo viva, mañana cuando la aurora me recuerde que estoy despierta y lista para vivir.

168 // Etel Carpi


LX Quiero escribir y no puedo quiero soñar y no debo deseo amar nadie llega ansío una voz que no escucho busco unos ojos que no existen quiero la vida que destruyen amo la naturaleza que agoniza espero al hombre que se niega creo en la paz una quimera siento mis latidos sin destino creo cada día y estoy sola convoco a la muerte no hay respuesta… y tú que me preguntas si soy feliz…!

Antología Poética – Volumen I // 169


DOS CANCIONES DESESPERADAS I Lo he buscado sin pausa todos los días de mi vida esperando soñando deseando al amor. En mis silencios necesarios en la angustia en la ternura en la pureza sintiendo tantas veces el fuego de la pasión sin destino… La piel sedienta de caricias el corazón latiendo sin motivo la voz temblorosa las manos vacías sin abrazo los ojos desiertos sin reflejo y los labios esperando el primer beso.

170 // Etel Carpi


Lo he buscado amante y trémula a lo largo del camino de la vida tejiendo sueños levantando esperanzas soportando el frío de la ausencia sintiendo al amor en el alma como una luz que quiere iluminarlo todo y, sin embargo se pierde entre las sombras dominantes de mi mundo. He gritado con mis ojos la verdad de mi alma y en la senda agreste de mi destino fui perdiendo la ternura la ternura perdida que nadie recogió.

Antología Poética – Volumen I // 171


II Tantas cosas escribí tantas cosas que al final me quedaré sin corazón y sin verdad. Dejé mi mensaje en cada palabra en cada silencio en cada poesía en cada cuadro en cada objeto pintado en cada sonido en cada flor cultivada. Fue un grito de amor que lancé cada día desnudé el alma sin secretos. Y fue para ti para este, para ese, para aquel pero nada nadie lo escuchó lo percibió lo sintió lo recogió lo acunó lo atesoró.

172 // Etel Carpi


Toda la humanidad que me rodea siguió su curso loco hacia cualquier parte sin lógica, sin razón, destruyendo contaminando destrozando y yo seguí mandando (sigo mandando) mi mensaje de vida cada día cada soledad cada tristeza cada esperanza cada ilusión cada destino hasta que me quede sin corazón y sin verdad.

Antología Poética – Volumen I // 173


Del libro LA EROSIÓN DE LOS SUEÑOS, 1985 a 1992. Edición 2004 y 2010.

INFINITUDES DEL ALMA VERDE (1985-1989)

I Que colosal ternura me habita y no puedo liberarme de las fuerzas que me obligan a amar cielo tierra árbol flor. Y los pájaros que me abrazan y la pequeña mara tonina gaviota que reclaman mi lucha mi pasión. Todo me pertenece y quisiera que todo me dejase de pertenecer.

174 // Etel Carpi


Volverme etérea como el aire ser la nada el no-color y luego renacer en un futuro lejano tan lejano cuando la tierra quizás sea un páramo con hombres de papel sin árboles sin pájaros sin flores... sin amor.

II La noche era un martirio clavándose en el silencio. Él sabía que estaba solo que la vida se sobrevive cada día peleando luchando por un poquitito de felicidad. Había soñado tanto había construido tanto y sin embargo...

Antología Poética – Volumen I // 175


estaba solo con sus grandes siembras y sus magras cosechas... solo casi sin amor. Por eso sereno y seguro convocó a la muerte y fue como un alumbramiento como vivir con el alma liberada de todo dolor.

IV Fue un alivio pensar en la muerte y liberar el alma de las fuerzas opresoras del dolor. Mutilada de luces sacudí las ramas que crecen por dentro los pájaros tibios que aletean en mi cielo la paz que busco cada día y me sentí mejor. No atenazan tanto

176 // Etel Carpi


las garras humanas destruyendo todo lo que nace lo que crece a mi alrededor. Se soporta el aire contaminado la ausencia de tantos tantos animales los árboles caídos las flores cortadas los pájaros sin nido los niños sin amor. Se soporta un poco se sobrevive y sigo creando soñando esperando... pero... ¿hasta cuándo?

V Seguí tus pasos. No hacía falta más que un cielo varios árboles tantas flores muchos pájaros y el aroma del agua bajo el sol.

Antología Poética – Volumen I // 177


Para mí alcanzaba era suficiente para mi alma salvaje ese poco o mucho de silencio ese poco o mucho de soledad. Por eso seguí tus pasos sin pensar sin sospechar los anhelos de tu alma los dictados de tu ser indiferente a la tristeza de tus ojos seguí tus pasos... después supe que no alcanzaba con mi presencia para calmar los sueños de tu corazón.

VIII He concluido en pensar que me basta una estrella un pingüino una flor silvestre un médano una cascada un poco de viento otro poco de polvo

178 // Etel Carpi


para sentir que vivo para soñar para reír y quizás también para soportar la vida. He concluido que tengo poesía sonidos algunos pájaros que han escapado del rifle del humo del desmonte de la caza clandestina del dolor. Que tengo todavía luna y sol flores cultivadas árboles para amar y animales para proteger. Tengo todavía pura el alma y fresca la piel sueños benditos naciendo a la luz y a pesar de todo silencio y soledad no son tan terribles lo confieso y lo pueden creer. Antología Poética – Volumen I // 179


IX Sabía que el silencio es tierra inexplorada espacio vacío para llenarlo de simiente y crear en su interior. Y llegó su música al silencio armonía que ella guardaba en su corazón. Y brotaron pájaros poesía un latido de pasión trocitos de ternura cayeron en su alma y en sus manos infinita ternura ella le dejó. Nació la vida nació la luz... y desde el silencio nació el amor.

XI Si pudiera... si pudiera, aunque sea

180 // Etel Carpi


una sola vez suspenderme en el viento y ser tan sólo nieve silencio. Si pudiera gritar mi desvelo y quedarme dormida después en los brazos del tiempo... Nada se perdería sería luz paz nube mar cielo un todo de vida sin pausa atemporal total eterna.

XIV Estoy sola en mi sala musical el frío de la noche se avecina en el trocito de cielo que veo desde la ventana. El piano está mudo

Antología Poética – Volumen I // 181


nadie llega es el silencio. Voces melodías ruidos pasos llegan a mi refugio de soledad. Es un mundo el Conservatorio un reducto de ilusiones en la paz pampeana de la ciudad ajena. Afuera grita la primavera su angustia de calor y la espera me consume y tengo que escapar... y como un duende de la noche caminaré hasta la terminal.

XVII No tengo miedo puedo caminar el desierto puedo perderme en la selva

182 // Etel Carpi


puedo estrecharme al hielo soportar al viento amar el frío desear el sol enamorada de los pingüinos convertirme en mar. Puedo sí pero ahora sé que estoy olvidándome de mí.

XVIII Es tarde en su último instante y el campo total abierto verde silente me envuelve y en éxtasis de paz de luz retorna la armonía a mi alma en soledad.

Antología Poética – Volumen I // 183


El sol se muere para renacer en un horizonte ancho amarillo enigmático los lejanos árboles se incendian luego la luz se apaga y el fresco del crepúsculo me abraza me embriaga me droga ¡y soy tan feliz! Camino por la senda escucho calandrias chingolos carpinteros ratonas y en el cielo puro bandas de Sirirí. Me siento tan pura que puedo morir al momento consiente de haber vivido ¡de vivir!

184 // Etel Carpi


XXI Ella tenía una esperanza una sola pero le alcanzaba para pelear la vida para vivir. El mundo la cubrió de frío la gente le regaló soledad y su esperanza la única temblaba por cariño en un rincón del alma esperando la libertad. Convocó a los pájaros sus aliados y llamó a las flores a los árboles a la naturaleza toda su salvación. Pero encontró desiertos tierra arrasada pájaros muertos hombres con rifles aviones con veneno humanos sin amor.

Antología Poética – Volumen I // 185


Y fue inútil su esfuerzo su lucha su ilusión, y la pequeña esperanza su única esperanza con ella se murió.

XXII Entregó amor regaló vida fue viento fue lluvia fue árbol fue sol. Y pidió un poquito de cielo un trocito de ternura unas manos amigas unas gotas de pureza casi nada... esperó. Y le llegaron cenizas muerte sobrevivientes campos sin flores pájaros sin nido

186 // Etel Carpi


indiferencia locura árboles caídos depredación. Entonces convocó a la vida (la poca o mucha que le quedaba) y se entregó al silencio de su interior.

XXIV Una invasión de números (microbios del homo) entraron a beber la savia espiritual (germen de la pureza) que mueve mi pasión. ¡Oh naturaleza! ¡vuelve a mí! Amo tu voz silente tu luz gestora tus criaturas genuinas. El desafío de buscarte de aprender el habla

Antología Poética – Volumen I // 187


de los pájaros del viento del mar de los insectos el perfume de los árboles de las flores de la tierra de la lluvia. Aquí estoy: en la bifurcación de mi vida casi muerta por resucitar (mañana cuando el sol no suba más desde el horizonte).

XXV Ella: la soledad nunca me dijo de este silencio que asfixia la lujuria de mi vida. Habrá un orgasmo infinito donde se quiebra la espina en las gargantas. Una mirada desterrada infesta corrupta

188 // Etel Carpi


ganará los cielos pavorosos de la vida con el vuelo majestuoso ... de la muerte.

XXVII Tus ojos engendran flores en mis sueños. Su luz crece crece gris y dominante ahogándome el silencio (sedimento de mis deseos). Y tu nombre entra a mis órbitas desiertas tragándose los soles que habitan el cosmos de mi alma. El otoño oculta el enigma del placer tentador de morir en tus brazos desterrando las lágrimas perennes de la soledad.

XXVIII He despertado para encontrar tus ojos, color del cielo después de la tormenta. He despertado para desear un sueño diferente.

Antología Poética – Volumen I // 189


En él he de mimarte, peinando y despeinando tus cabellos nacerá de mi cuerpo el recuerdo de ser mujer. Dejaré que visites el sol oculto de mis días. Y en un vuelo majestuoso ascenderé al momento que repetiremos hasta el infinito. He despertado para sentir tu voz contestando la pregunta sin respuesta. He despertado para amar... hasta que la tierra ya no gire.

190 // Etel Carpi


SUEÑOS DE INFINITOS POSIBLES (1988-1989)

I Laceran los gritos inarmónicos con el filo de los trigos que maduran al sol de las sombras de la sangre. Se derrumban las catedrales vacías en la música de los besos de los que ya no se abrazan temiendo al monstruo seductor que los devora. Será mejor abrir las raídas ventanas al abismo cósmico del cielo porque el tiempo es un agujero negro desde donde nunca más se vuelve.

II Cierro mi alma en la infinitud del delirio culpa del viento y los perfumes de la selva. Y ya no soy en el doble misterio seduciendo al mar para que me engendre un hijo de sal con sus substancias abisales donde llego cuando soñar es imposible.

Antología Poética – Volumen I // 191


Muerdo las lágrimas la lava ardiente de mis ojos abriendo cicatrices en la piel porque también las rosas pueden ser un puñado de cenizas.

IV Los sueños son una enfermedad. Una destructora enfermedad asfixiante mordedura voraz del yacaré abriendo las entrañas de la vida. Un resabio amargo de fuerzas que empujan a los abismos donde la nada es dueña y alardea de su poderío. Y creemos que los sueños dulcifican el trayecto hacia la muerte… Algún verano estuve sola. Todos los veranos de todas mis vidas. Soy para mí misma la sed del extraviado en el desierto.

VIII Perpetuando la soberanía de los límites se abren los pensamientos

192 // Etel Carpi


perceptibles del momento detenido. En la antesala de los dolores parto a abrir las puertas del futuro y remonto las barreras del pasado incinerando este presente. Busco la abducción de la estrella en el espacio de las selvas que cubren la entrada de la muerte. Enamorada inmutable del silencio voy desbastando mi alma (lo que de ella queda de salvaje) para entrar a la vida en la plenitud evanescente de los sonidos.

IX Un orgasmo destructor libera los insectos del cerebro y en el límite de la locura un efluvio penetrante se instala en el miedo del amor. No, no puedo regresar desde el suicidio de mi vida requebrando la tristeza que se desliza al cielo

Antología Poética – Volumen I // 193


donde le devolveré la libertad.

XI Envarada en mi base animal voy desollando flores pájaros decapitando en el misterio extendido sobre la tierra. ¿Quién empuja la luna en el espacio? ¿Quién construye el viento y canta mientras rezuman los líquidos de la vida?

XII Hay alguien despeluznante que nos corre las horas, la arboleda del tiempo en todos los caminos posibles e imposibles. Navegamos en el calostro espeso abandonados a la calentura de los sueños robados en las cinco orillas negras. Abjuraremos de las risas del sol y abandonados a todo lo ofrecido tomándonos de las manos

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seguiremos obedientes en la órbita hasta que la muerte es imposible.

XIV Y él llegó. Como un tren arrasando tus bastas soledades de espaldas al invierno engendrándote luciérnagas de verano. Una convulsión de vida cruzó las riveras perentorias de tus ojos así olvidarás que todas tus vidas estuviste sola. Conturbada por los espejismos de su voz el agua del tiempo fue llenando la convexidad de tu angustia la invisible impureza de tus espacios puros y ahora el sol fosforece los rincones enmohecidos por cada día que él llega a la puerta de tu última vida.

Ellos, los que pueden amar han desterrado las lágrimas de los ojos y en la efervescencia de sus orgasmos recibo un soplo de amor en la floración espuria de mis genitales.

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XVII Me sublevo a los atardeceres anaranjados del verano. Viajera del frío naufrago en los aires ígneos buscando la costa de la nieve en ese lugar quieto que alberga las necesidades de mis frondas húmedas. Cae el sudor en el hueco sobreviviente. Mañana -con el invierno- seré un nuevo brote en el árbol desgajado de la vida.

XX Aislada tras las murallas propias y creadas una caterva de sombras corta el hilo de la perfecta soledad. Rompo el sueño y por los ojos abiertos se mueren las flores esas de la fértil pradera de la sangre. Hago un boceto de posesión de la noche (sin embargo, me absuelvo de culpa y cargo...).

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Mañana estaré sola. Sola de silencios sola de pasión sola de soledad ... pero ya seré otra cosa.

XXII Me seduce este día de un cielo tormentoso. La humedad del aire sofoca la sexta jornada caliente exaltada del verano. Callada e inquieta sueño la lluvia estado ideal de natura remedio dulcificante para mi cuerpo enfermo de desamor y mi corazón herido de desconsuelo. Así quiero morir: en brazos de la lluvia latiendo sobre el mar. Será la transmigración azul donde los pájaros huyentes de mi alma retornarán a la dimensión de lo verdadero. Aquí son todos los silencios propicios a mi alma

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lúcida morada donde comienzan los sueños; célibe aún veo arreciar todos los temporales. ¡Oh Dios!, van pasando los recuerdos y sólo queda el cansancio de la renunciación.

XXIV Propendo al fuego de los sueños y vuelvo (una y otra vez) al mismo promontorio donde el mar puede ser caricia (o tortura). Una estrella fúlgida atrae mi mirada. Van muriendo las luciérnagas del amor y... ¿quién descubrirá mi inocente sensualidad? ¿quién escuchará los gritos de auxilio antes de que la erosión mude la selva en desierto?

XXV Yacentes en infinitas miradas los que en otras vidas han sido. El polvo de mis huesos confraterniza con los polvos de otros:

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fósiles ausentes, invasión de pálidos esqueletos. Las almas se juntan para vivir. Pronto nacerá la luz desde la luz, presagio de otros advenimientos. ¿Quedará un poco de mi memoria en la sed morbosa de celebrar mis muertes? Por el costado de la luz gimen los que copulan devorados por las fieras de dos cabezas (en la unión de sus huesos). Más arriba. Más arriba. Más arriba. Donde se atesoran las señales de los sueños... ¡oh los sueños que se adueñan de la libertad! La miel espesa de los sueños también puede prostituir.

XXIX He tenido varias gestaciones. Carnívoros ideales me engendraron sueños de infinitos posibles. El semen agrio de la imaginación dilata la forma genital de mis estrellas

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y en las ansias desmesuradas toda la soledad de los sueños abortados. Por eso hay letras de sangre en el poema.

XXXII Por la pineda pasea la luz de una alborada verde. Liberta enamorada subo, subo, subo... libando el aire con aroma a pinos. Roto el himen que protege mis selvas doy acceso a un rayo de luz... y espero al sol que me nacerá cuando el cielo no oculte más imposibles.

XXXV Nos alcanzó la espiga del verano como pálidas llamas cayendo al descuido sobre la erótica distracción del sueño. En mi erubescencia te abandonas a la íntima consumación que consagra la caricia imprudente. Inhalemos la sangre perfumada

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(salteando páginas del libro vital) en la ráfaga ciega que nos alcanzó la espiga iridiscente del verano.

XXXVIII Esta noche llegué hasta la boca luminosa del mar. Esperaba el nacimiento de la luna. Las sombras fueron cayendo con sus límites desasidos al borde de la luz que expulsa los duendes desnudos, requebrando el hueco doloroso de mis deseos. El momento me pertenece. Caminar, caminar, caminar perdida, extraviándome en la costa del agua, y sin retorno al hogar. Cuando el misterio de la hora se esfume esperaré la magia de otro momento: el nacimiento del sol. ¿Cuántos días de mi vida salió el sol sin que lo contemplara? ¡Oh...! ¡Qué poco he vivido

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y cuánta muerte en la sangre que borbotea ante el fulgor de esta luna salvaje!

XLI En la planicie erosionada de mi vida un osario ofrecido a los destellos del sol. Nunca más buscaré tu rostro en el ósculo del alma abandonada, ya nunca duplicaré el paisaje del sueño para encontrarte. Acepto el desafío del destino: un existir amenazado de ausencias, un amor sin sonrisa en mi costado sexual.

XLII Busco un lugar sin flores para crearte un planeta sin luces una desnudez purificada... yo que he cruzado la pared del sol para amar que buscando mi alimento di con un páramo que incita la sed y la subvierte. En la suelta final de mis pasiones veré la ira de Dios al expulsarme de la muerte.

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XLV Exudando el silencio por la boca del alma muere la duda y entrego el sol de mis purezas al viento de la sangre enamorada. Saciada la sed prisionera en la unión diabólica de la íntima desnudez del amor. Muere la tibieza de lo ignoto en el erotismo del abrazo que estrangula el aliento. Hasta que el perfume de la floración coarte el sonido de los besos.

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CUANDO LA MUERTE ES IMPOSIBLE (1989 a 1992)

I En la aridez de un cielo agrietado por la sed del alma encarcelada me hundo en la borrasca de mi hábitat bombardeado. Y cae el sol en el destino sin retorno. Rota la luna diezma las escasas provisiones que me quedan. Difuminando la humedad de los ojos morirá el asombro y la emoción... el caos retornará al alma, purificándose en su descenso.

III Estabulada en medio del dolor hay un grito de auxilio que estremece la luz del astro. ¿Quién mueve los hilos de la vida? Hay un mar de naves invisibles 204 // Etel Carpi


que navegan sin rumbo y un vago recuerdo de un amor que floreció en un aliento que murió sin dejar fruto. A contramarcha de los ruidos el silencio entronó su canto y sin saberlo se consumió la alegría en la forzada continencia. De tanto en tanto un sueño sacude mis ramas.

V He muerto una vez más para verificar que la muerte es imposible. El rostro impasible de la vida no ha desflorado mi fertilidad y en la clausura involuntaria he aprendido a morir y a nacer eternamente. Que inerme el deseo de morir para siempre. Para ser otra cosa cuando Dios se caiga de su trono y la galaxia se desintegre en el último silencio.

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¿Qué soy en medio de tanta nada? Una vida muriente transitando un camino prefijado por los designios y un sol blanco que terminará en un agujero negro.

VII Nunca más caminaré por el silencio para ver salir el sol, nunca más me uniré a las gaviotas del mar para alimentar el retorno de la naturaleza. Nunca más... retraída en la oscura plegaria de las paredes sin ventanas se desmesura la tristeza de morir tragándome soles derretidos. Una horrenda soledad de papel hostiliza la fértil fantasía de crear las formas genitales del amor. (El llanto es el símbolo de la paz perdida). Mi interior es un caos que sedimentan las horas sobrevividas como un derrumbe sobre el cuerpo.

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IX Un poco más allá de lo que me es dado poseer. En desquiciada persistencia perforo la forma del monstruo que se empeña en conmover el hilo sutil del equilibrio. Me queda una castidad derrotada por el pecado obsesivo de los sueños y luego una apariencia de paz transmutada en caos. Aguardaré mi vigésimo nacimiento. Aguardaré... será tu voz el dolor del último parto.

XI Las formas del odio en la mirada perjuran la sonrisa audaz que huye por los túneles del espanto. Procuraré tu aroma en la flor partida de la tristeza. Seré un saltamontes bajo la luna,

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sin sonido sin sabor, sin olor... con la promesa inconclusa de morir. Un odio colosal a la salida del último paraíso. Con un día más... con un día menos... y eso es todo.

XIII De espaldas al sol quemaré la alquimia que destrozó la aurora para partir del cielo hacia donde no escuche más los sonidos del amor. Un odio colosal en aluvión de lodo desciende por mis piernas. En la ciénaga atroz de los deseos yacerá la paz que soñé adornando el silencio con las voces de natura. Y en la sangre blanca de lo desconocido nacerá el tiempo para adorar la no-vida el no-sueño el no-amor.

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XV Ya no más la luz vital lo oscuro es mi morada donde entro a desovar los sueños del último sacrificio. Una ráfaga huracanada me alcanzó y fui cayendo desde lo alto como un pájaro que hirieron los duendes de la tormenta. Mis ojos que ven la luz aman las sombras donde permaneceré descompaginada hasta que nacer sea posible. Mientras tanto... tú mueres al amparo del sueño. Nada será el trofeo de una silueta negra que gime sin sonidos al costado de los días.

XVII Debajo de mi piel corre un río que secaron los desiertos que avanzan a contra-luna de la ilusión. Y nacen piedras en mis manos

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robustas tarántulas en mi pecho esqueléticos yaguares en mis piernas. Un delirio de soles blancos oscurecen los espacios genitales donde un veneno sin olor carcome los perfumes del éxtasis. Miraré un poco más allá del silencio y quizás encuentre restos de semilla de agua de flores y un trozo de tus ojos en las áridas regiones de mi piel.

XIX ¿A dónde iré para quedarme siempre...? Vi masturbarse la luna en el espejo del lago, aún recuerdo la boca del silencio besando la recóndita desnudez. Mi panacea es poseer los duendes de natura amando cada ser que late cada sueño que crece en la monstruosa soledad. Nadie habrá visto el destierro de la herida imposible. Nadie detendrá 210 // Etel Carpi


mi fuga imaginaria hacia donde iré para quedarme siempre.

XX Moriré en los brazos invisibles del viento sola de soles sola de sueños en un cielo agrietado de sequía en un tiempo invadido de murallas. Aunque invadan mi cuerpo las luces únicas de tu aurora. Aunque despierte en mi vientre la caricia de tus labios. Aunque desfilen por mi alma las luciérnagas vagas de tu deseo. Moriré sola de todo. Y envuelta en la tibia locura de tu mirada caeré al silencio abisal donde existe el espacio perfecto.

XXI Y fue. Cuando la luna ya no subía la línea inalcanzable del horizonte. Y viví los días más hermosos que aún no había vivido.

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Pero vuelvo a detenerme en un demencial silencio, en un aluvión de flores sin aromas. Sigo despoblada de pájaros y siento pudrirme en sobras para los insectos. Vuelvo a ser un sueño sobremuriente a la espera del mágico final.

XXIII He retornado a mi refugio de soledad. Gozo en la visión de la calle mojada por la lluvia del verano y rememoro aquellos tiempos sin amor. ¿Qué soy después de tanto amor? Una compulsión a devorar la muerte una regresión al silencio una tristeza deviniendo a su pasado.

XXIV Estoy en el antepuerto de la muerte extrañando tus besos cuando jugamos y el postergado retorno a la naturaleza.

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Gané un amor pero perdí el goce supremo de la libertad de caminar hacia el mar para ver el sol elevarse en el cielo. La vida es incompleta. La muerte es la solución perfecta para todos los errores.

XXV En mi cuerpo murió un hijo que nunca existió. Lo grave, que no podré volver a intentarlo. Lo peor, que tú nunca lo comprenderás.

XXVII Cuando la muerte es imposible se pervierten los colores se diluyen los olores porque todo existir es conflicto. Diluvia en el alma, se desgastan los sentimientos y se atempera el brillo de la luz.

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Cuando la muerte es imposible uno se pierde en la jungla, perseguido, herido, enlazado, y vive aguardando ese vértigo que precede al fin.

XXX En mi vientre aleteó la esperanza de un hijo. Así completaría mi deber con la vida: un árbol (varios árboles) un libro (varios libros) un hijo (uno es suficiente). Varios días soñamos que existía, pero murió antes de crecer y sufrí en mi silencio la agonía de tu acusación. Dame tiempo para retornar de la muerte cobíjame y cuídame que antes de partir cumpliré.

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POESÍA INÉDITA

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PLENILUNIO El campo: con el colchón dorado del trigal maduro y la brisa suave que trae aroma de alfalfar. El campo: con su monte de paraísos y eucaliptus donde dulces pajaritos sueltan trinos al sol. El campo: con su caminito largo, perdiéndose en el cielo tan azul como las aguas profundas del mar. El campo: donde las frágiles ramas de los sauces se inclinan sobre el agua de la laguna estacional. El campo: con su calma melancólica de noches iluminadas por la luna inmensa y la dulce magia de un racimo de estrellas. El campo: con los frutos de la huerta y el trajín de la cosecha. El campo: combinación de aromas y colores, donde crece y germina la alegría de vivir, donde el tiempo transcurre lento y la paz se siente a la hora de dormir. 6/8/1973

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FULGOR 21/4/1974

Como juguetea el viento en las hojas del pinar y cómo sonríe la aurora sobre el río, al despuntar. Como se deshacen las olas sobre la arena del mar y como brillan las gotas al rodar sobre el cristal. Como brillan las estrellas en la noche primaveral y como pinta todo con luz el día al despuntar. Como acaricia la pradera el rocío matinal y como abre el pimpollo del espinoso rosal. Como se acuesta la noche sobre la cresta blanca del mar y como acarician mis ojos el fulgor de los tuyos al mirar.

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MELANCOLÍA Melancolía es el rio en su lento caminar. Melancolía es el viento y las olas del mar. Melancolía es el canto del bonito zorzal. Melancolía es la flor que florece sin dudar. Melancolía es la luna sobre el lago invernal. Melancolía es el cielo. Melancolía es el silencio. Melancolía es natura. Melancolía es el amor. 22/5/1974

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LA LLUVIA Cae la lluvia, cae sin cesar. Cae desde el cielo, cae sobre el mar. Moja los frescos amarilis en flor. Moja los campos es bendición. Acaricia las hojas del sauce llorón, danza contenta sobre el callejón. Besa la tierra con devoción, y sobre el tejado canta una canción. Juega la lluvia contra el cristal y acaricia las crías del tibio nidal. Cae la lluvia, cae sobre el mar y moja los rizos de una niña al pasar. 7/1/1975

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PATRIA Patria, cuando te nombro miro en tu cielo azul revoloteo de mariposas. Patria, digo y se cubren de flores los prados y crecen los trigales en los campos. Patria, yo te canto y se llenan los bosques de trinos, y rumorea la brisa en el pino. Patria, es el nombre, tan simple, como un gorrión. Patria, cuando te nombro siento el sol en mi corazón. 29/4/1976

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MI INFANCIA I Hoy pasé por los caminos de mi infancia, anduve por sus calles con mariposas, silenciosas y soleadas, en la siesta de verano. Hoy anduve por sus campos cubiertos de trigales, caminé hasta el viejo almacén donde el amor golpeó la puerta de mi corazón. Paseé por los senderos de mi infancia, me asomé a la pureza de lo simple y se llenó mi alma con el recuerdo de tu amor.

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MI INFANCIA II Cuando recorro los jardines de mi infancia, entre juguetes, sueños y cuentos de princesas, siento una sana y dulce alegría en el alma. Vuelvo a ver emocionada aquella escuelita, aquel patio lleno de risas, de blanca inocencia, con sueños jóvenes, esperanza, amor, pureza. Cuando recorro los caminos de mi infancia, entre otoños melancólicos de veredas doradas y veranos con mariposas en sus calles soleadas, me llega la paz dulce de tu clara mirada, tu rostro de niño, tu voz tan amada, siento entonces, que se llena de pureza, mi alma. 1976

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YO SOY Yo soy como la Pampa: inmensa bañada de estrellas: silenciosa. Soy como la gramilla, brote salvaje de esta tierra bondadosa. Yo soy como el hornero que trabaja con tesón: laborioso. Soy como el tero que eleva por los campos su grito: misterioso. Soy testigo de semillas que nacen y crecen, de surcos con altos maizales, de girasoles que florecen y de verdes y dorados trigales. Admiro las gaviotas siguiendo el arado, un retoño que en ésta tierra anida, soy como el viento oeste, como el ganado, duende que en la inmensidad camina. 1976

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SER POETA Ser el mensaje del cielo. Ser el corazón de Dios. Dejar el alma en un verso. Llevar dentro al sol. Ser la esperanza que nace. Ser un canto al amor. Despertar con luz en el alma. Tener siempre una ilusión. Ser mar, ser luna. Ser pájaro, ser canción. Amar lo simple en la vida. Decir el sentir de la flor. Buscar el alma de las cosas. Hacer viajar la imaginación. Ser poeta… duende loco. Ser payaso del dolor. 1976

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LOS ABUELOS Cuando camino los vastos campos de mi tierra americana los imagino sembrando al despuntar la mañana. Cuando recorro mis montañas, los senderos de mi patria americana, los recuerdo como alegres palomas con su alma joven, ilusionada. Si ando por los bosques y los valles, y veo la nieve pura de los Andes, el viento me trae un mensaje y los veo alegres, como antes. Al ver los trigales maduros en mi patria americana, los evoco emocionada. Vagando por las calles polvorientas de mi pueblo han quedado los cuentos que me contaban. Abuela…abuelo… llegados de tierras lejanas. 1976

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TODO Todo dejo aquí, en mi pueblo. En este silencio… todo. El aroma de los tilos de la plaza, sus flores, su cielo puro, su límpido sol… toda mi infancia quedó. Las mariposas de las siestas calientes del verano, cuando corría tras ellas, como tras una ilusión. En los fresnos de las veredas, en la simpleza del gorrión… todo… todo, de mí quedó. Entre sus calles apacibles mi adolescencia se extinguió, en las hojas doradas del otoño mi feliz infancia murió. Todo dejo aquí, en mi pueblo. Varias lágrimas, risas, esperanzas, sueños que no florecieron y se perdieron en el silencio del amor. Mi casita humilde, llena de flores, donde diagramé un ideal superior… Todo dejo aquí, en mi pueblo. Los cuentos que me contaba mi padre, el muñeco de nieve que construí con él, los dos canarios y su dulce voz. Mi primera mascota: el bravo León, regalo de aquel primer amor.

Antología Poética – Volumen I // 227


Bajo este cielo, bajo este sol… todo lo dejo ahora… todo… hasta mi corazón. Finales de 1976, cuando partiría a estudiar a la gran Ciudad. El tiempo demostraría que volvería a él una y otra vez, hasta quedarme definitivamente.

228 // Etel Carpi


NO PUEDO ESCRIBIR No puedo escribir, busco el silencio… mirando el campo que reverdece porque es primavera. El viento no se detiene, gruesos nubarrones danzan en el cielo celeste. Una pareja de cigüeñas acicala sus plumas y las garzas blancas descansan en la laguna. No puedo escribir, me seduce este instante pleno de libertad que absorbo en silencio. Los caballos retozan, los terneritos duermen acurrucados, y los versos no se plasman sobre la hoja en blanco. Bandadas de pájaros surcan el cielo y los miro en silencio. Es primavera, se huele en el aire, la soledad me abraza y entonces, a borbotones surgen los versos llenando de vida la hoja en blanco. setiembre 1979 (poema 548)

Antología Poética – Volumen I // 229


¿QUIÉN SERÁ? ¿Quién será el amor que madure mis espigas, a quien cante mis canciones y escriba mis poesías? Ese amor que espero mientras fabrico un mundo de pájaros y estrellas. ¿Dónde está el amor que sueño mientras riego las flores de los canteros? ¿Quién será el amor que besará mi boca y aprenderá el lenguaje que de mi cuerpo brota? Ese amor luz que es luz de Dios, que con él desciende, y se quedará en mi alma hasta que la muerte llegue. 1979

230 // Etel Carpi


LA MUERTE Es triste el silencio que ronda a la muerte, ese brazo negro que estrangula las horas. Es triste la espera, la agonía lenta y el silencio, cuando estamos lejos de la Tierra y muy cerca de lo eterno. Es triste, es dolor para quien presencia la muerte, dolor reforzado por luces que se alejan y colores que se esfuman. Es un mundo de misterio infinito… Qué triste el silencio en torno a la muerte, de quien mira sin ver más que nada… de quien ya no escucha los sonidos del alba. Qué triste la soledad que no se apaga, la soledad sin llantos, sin palabras… Es triste ese silencio, es triste el misterio que esconde y que a todos alcanza cuando la muerte llama. 1979

Antología Poética – Volumen I // 231


DEL TRÓPICO en San Pedro (Jujuy)

Era una noche de verano, húmeda y perfumada; de paisaje subtropical. Ventanas abiertas, gente dialogando en las veredas, niños jugando en la plaza y aire impregnado de paz. Era una noche de verano clara y apacible de un pueblo tropical. Yo era un duende solitario caminando sus calles, asombrada de un mundo distinto al paisaje de mi pueblo de la llanura y su inmensidad. Era una noche de verano, húmeda y perfumada, quedé deambulando solitaria impregnada de aromas puros, en libertad! 1979

232 // Etel Carpi


SIN EXPLICACIÓN Está en las flores deshojadas la voz de lo que el alma guarda. Está en el silencio de la Nada la luz primigenia de la tierra despoblada. Mientras, busco confundida en el misterio de cada mañana una explicación sobre la vida que es, ante mi atónita mirada. Está la luz de la esperanza que de mi ser fluye y se desangra Está la fantasía del misterio por la existencia del universo. Me sumerjo en sueños ideales buscando en la Nada la respuesta sin encontrar más que la llave de una explicación aún… no descubierta. 1980

Antología Poética – Volumen I // 233


HOMBRECITOS DE INTIHUASI Escuchad ese sonido que el silencio supremo de la gruta encierra. Es el sonido de voces lejanas apagadas en el tiempo, dormidas en la distancia, milenios han pasado. Si te quedas un instante quieto, te llegará el sonido de sus pasos, de los hombres de Intihuasi. Hoy está vacía la cueva-hogar, solo queda el silencio del desierto serrano que la rodea. El viento se ha dormido, la lluvia taladra el silencio con su sonido monótono sobre la gran inmensidad. Ellos regresan… intentan comunicarse con un eco que brota desde las rocas. Pero está vacía la gran cueva, todo está triste y solo aunque puedo escuchar sus voces como ecos de lejanos tiempos, no importa el idioma, porque a pesar de los milenios… yo los comprendo. 1980

234 // Etel Carpi


DESPUÉS Después de la lluvia una etérea calma sobre la tierra aromada se derrama. Una luz límpida traspasa el aire y seca las gotas de las plantas. A lo lejos… sigue la fiesta de relámpagos en la tormenta que se aleja. Los truenos se escuchan en sordina y el sol se refleja en los charcos. ¡Qué paz, cuánta belleza! los campos reviven en dulces fragancias, todo renace, se limpia el aire y el alma. Y se aleja… se aleja la lluvia, y un tímido arco iris acentúa sus colores con el paso del tiempo y lento… muy lento, se va desvaneciendo mientras toma su lugar, un sublime silencio. 1981

Antología Poética – Volumen I // 235


TARDECITA OTOÑAL Tardecita otoñal en mi pueblo, reflejos de luces en las ventanas, y tras la cortina de encaje mi ser proyecta mirando pasar la vida con sueños en el alma. Vuelven los niños, jugando de la escuela, en sus mochilas un mundo sin complejos. Algunas palomitas despiden a la tarde. Se escuchan melodías suaves, lejanas, mientras pocos autos pasan. Las recoge la brisa fresca, y al paso de las muchachas crujen las hojas en las veredas. Se oscurece el cielo, lentamente y los pájaros se alborotan en los desvestidos fresnos, en las veredas, las mujeres barren y conversan mientras risas de niños, desparrama el viento. Tras el vidrio, oculta tras la cortina de encaje blanco observo, se pierde en el cielo celeste, mi triste mirada. Tardecita de otoño que invita al juego del silencio. Con la magia dulce de la simpleza. Aroma a campo… a hojas secas, rostros amables, de gente cercana y buena. Traquetea el sulki, chillan sus ejes.

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Un duende travieso, de luz se alimenta y en los pedales de las bicicletas la noche viene asomando. Pronto, se instalará el sagrado silencio que invita al reposo del cuerpo, Y en cada casa, mi gente buena, lentamente, se irá durmiendo. 20 de abril de 1981.

Antología Poética – Volumen I // 237


MONTAÑA Despertar en Huinganco.

En el centro mismo de las montañas desperté un día, sentí hielo sobre mis manos… y de repente… me convertí en montaña. Danzó el sol en las cumbres violáceas y su magia las tornó rosadas. Herido el río, lentificó su andar y entregó a mis ojos las rosas azules de su letargo. Montañas, montañas, montañas… sentí en mi alma, florecer montañas, quise escapar de la majestuosa jaula y no pude: el viento me encadenó en la dura roca. ¡Oh mar amigo!, ven a buscarme… No… mejor así, ser montaña. Centinela del camino por donde todos pasan. Cobijo la nieve que me vuelve blanca y doy forma a un paisaje de arroyos y flores cuando llega el verano. Guardo el silencio, el más puro de todos. Montañas… fluye en mis venas la savia nívea, dulce, dulce, como la añoranza. Desperté una noche cercada por las montañas, mi alma entonces, se quedó con ellas y desde entonces… yo soy montaña. 13 de abril de 1981.

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AMAR en Caviahue.

Amar tan solo, amar la noche pura que es al alma su regalo. Escuchar el sonido del bosque dormido, el aliento del otoño, del frío… y callar… sentir en el aire, un suspiro. Querer volar con las ninfas etéreas, tomar la luz de las blancas estrellas… y saber… saber que soledad es nuestra compañera. Soñar… con la paz sublime de la noche y el murmullo del agua que nos acuna. Temblar por la emoción de estar en la naturaleza haciendo poesía desde las montañas. Gozar del perfume de la nieve sobre las plantas vestidas de ocre y naranja. Y llorar en medio del silencio voraz y siniestro, pero ser libre como el viento.

Antología Poética – Volumen I // 239


Sentir la belleza de vivir en el centro de natura y amar, amar simplemente, la noche pura que explota en el alma. 11 de mayo de 1981.

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NOCHE DE VERANO La noche transcurría tras las rendijas de la persiana. Mi alma dormía plácidamente con el silencio besándole las sábanas. Desperté. La noche de verano, con la brisa reposaba. ¿Quién ha perturbado los sueños de mi alma? El recuerdo de las selvas umbrías, la inquietud de las olas del mar, el río revuelto, la nieve, el viento… la lluvia torrencial, la arena del desierto. Quedé despierta, temblando… sin sueños rondando, mientras… la noche extendía sus tentáculos negros. 1982

Antología Poética – Volumen I // 241


TU VOZ Quisiera escuchar tu voz entre el murmullo de las olas… a veces, cuando sopla el viento Sur me parece oírla, tan…tan lejana. Quisiera fundar el nido en esa soledad de vida donde transcurren tus días, y quedarme para siempre arrullada por el mar. Recuerdo tu clara mirada en la penumbra de las noches serenas; hasta me llega el aroma de la sal y el rugir del agua al golpear las rocas por donde caminábamos. En aquel, tu reducto sagrado, las horas son la miel silvestre que acaricia los labios y con dulce los moja. Y como probé esa miel, mi alma se ha vuelto pegajosa. Quisiera planear con mis brazos extendidos por todos los cielos y volverme invisible para despeinar tus cabellos.

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Besar tu boca seca y dejarte un bocado de ternura, con sabor a misterio. Entonces… en medio de tu soledad salvaje y pura sentirás que tienes muy cerca (aunque lejos) un ser que te añora y que revive día tras día cada una de las pasadas horas. 5 de marzo de 1982.

Antología Poética – Volumen I // 243


SONETO Más allá de la luz de los colores vibra la armonía desconocida surgiendo de las aguas de la vida como de un desierto brotan las flores. Más acá del mar, la noche, el cielo… sueña el alma crecer en fantasías de formas, y pintando la poesía elevarse en la esencia de su vuelo. Más allá del óleo y los pinceles hay un aroma que no es de claveles, que llena el silencio y la soledad. Existe la paz de crear las horas y abrir los senderos de las auroras en mensaje simple de libertad. 1982

244 // Etel Carpi


LA FUERZA Una fuerza invisible, un mandato supremo… anida en la nada extensa y me abraza, y te abraza… Es un todo gigante que ordena: ¡Vive!, que nos recuerda: todo muere. Un silencio místico crece de a poco, es árbol, es pájaro… el universo todo que manda construir aunque la nada se destruye. Hay una esencia vegetal una esencia animal la que está en el destino de Ser y en mis ansias de Crear. Es la naturaleza entera, la luz y las sombras, el polvo del cosmos la razón de ser de cada estrella, de cada nube, de cada piedra… Es la fuerza del mar, es la fuerza de la lluvia y de las montañas.

Antología Poética – Volumen I // 245


Es mi mandato de escribir, ese deseo profundo de amar nuestra Patria. Es la fuerza que mueve mis manos y suspira en mis labios. Es la Tierra, es la luna, es ese secreto maravilloso de todo el infinito. Está en la sangre, está en la flor, está en la arena, está en el amor. Son los planetas, son las estrellas, los meteoritos, y el cometa, el habla, el grito, el gemido del árbol, el lamento del viento, el canto de los pájaros en la selva. Una fuerza que brota en todas partes y estalla en el desierto, en el campo, en la estepa, en todo lo que Es. Late en la semilla, late en tu corazón, Es en tu alma… y es la savia sagrada de nuestra sangre, la fuerza que nos hace existir. 1982

246 // Etel Carpi


A LAS ISLAS MALVINAS POPURRÍ

HIMNO A UNA HIJA RECUPERADA Malvinas: tus alas prisioneras plegadas tantos años hoy gritan ¡libertad! Vuela, vuela, con el viento que es un soplo helado en el gris abril austral. Despliega tus alas ahora sin miedo sobre el celeste y blanco que te trajo el cielo y te entrega el mar. Escucha el canto: el canto de la Patria en las olas espumosas que al acariciar tu frente rumorean que habrá un tiempo para amar. Malvinas: lejanas islas envueltas en la bruma de la soledad. Flamea en tu cielo gris un sol que nunca se apagará. Cautiva liberada, son los brazos de tu madre que te despiertan en la noche. ¡Oh islas queridas! son las voces de la Patria que escuchas en el silencio de la alborada.

Antología Poética – Volumen I // 247


¡Oh islas misteriosas! cuántos años de espera en esperanza latente de libertad. Hoy recuperas el nombre, tu identidad y las criaturas que anidan en tus costas te ayudarán a recordar los sonidos de la costa continental. Hoy tienes la caricia de una bandera que, aunque invisible, en tus cielos nunca dejó de flamear. ¡Vuela… vuela!, con las alas desplegadas sobre el cielo de la paz, y canta con las olas la canción Argentina que entona el mar Austral. 3/4/82

248 // Etel Carpi


CANTO ¡LIBERTAD, LIBERTAD! Clama el viento helado. ¡LIBERTAD, LIBERTAD! Clama el mar azul que trajo los barcos de la Patria. ¡LIBERTAD, LIBERTAD! Rumorean las gaviotas, los albatros, los pingüinos que despertaron aquella gris mañana. ¡LIBERTAD, LIBERTAD! Ya flamea en las islas perdidas la bandera celeste y blanca.

Antología Poética – Volumen I // 249


QUISIERA SER Quisiera ser el mar que agita sus cabellos de agua sobre las costas onduladas. Ser el frío que las cubre, el abrazo del viento sobre las costas liberadas. Quisiera ser… el sol y la neblina, la nieve que tapiza la tierra agreste de las islas. Quisiera ser el río cristalino, alma transparente del pingüino, ser la voz de las gaviotas que planean sobre los riscos. Quisiera ser… un trozo de esa tierra tan lejana y tan querida, la bandera que flamea en un cielo gris ceniza. Es un sueño que me abraza, me desvela; un sueño, que temblorosa me despierta. Es un sueño de esperanza que quiere ser la esencia de esa tierra, que espera ser en ella la paz, para defenderla.

250 // Etel Carpi


Quisiera ser… la madre que la despierte de esa larga tristeza de soledad y espera. Quisiera ser… y fundirme con el aire que refleja las estrellas… 5/4/82

Antología Poética – Volumen I // 251


SUEÑO DE GLORIA Hay un clima de espera que lo expande el viento, el viento libre y resuelto. Hay un silencio dulce que acuna la esperanza. Entre los glaciares de las cumbres gélidas, desnudas… rueda un sueño… un sueño palpitante que surge de la oscuridad del cielo. Y el mar… el mar Austral se agita en marino y furioso ruego. Olas blancas golpean la roca. El frío tortura los rostros de los soldados de la Patria, cerca, con sus barcos poderosos, ancla el enemigo. ¡Oh lejanas islas heladas!, mar azul, témpanos flotando… Son valientes los niños de la Patria defendiendo la frágil calma. Asustados entre la nieve, acurrucados en las trincheras, esperan… ungidos de amor velan sus armas.

252 // Etel Carpi


Saben… el audaz enemigo elevará su voz entre el mar y las montañas… ¡Oh islas queridas! verde musgo, roja piedra, canto de aves que por los cielos vuelan. Criaturas del mar a tus costas llegan… Un sueño persiste libre y santo… es el sueño de gloria que presagia ahogarse ¡oh islas! en el grito de ¡guerra! 27/4/82

Antología Poética – Volumen I // 253


RETORNO a las islas Georgias del Sur.

Una lágrima blanca se desprende de los hielos de sus montañas. Silencio, soledad, espera. Pequeñas islas, lejanas y bellas, la bandera de la Patria se ha posado sobre sus piedras. Son libres. Pero la noche es fría, es negra, larga la soledad en la espera. Rueda una lágrima hacia el mar, se ha avistado la extraña bandera, lucha con el viento que quiere arrancarla del mástil y hacerla trizas entre las piedras. El mar furioso se estrella sobre las rocas, también quisiera romperla. Es frío es abrigo para la pena, pasará el otoño, pasará el invierno… seguirá la tristeza.

254 // Etel Carpi


Una lágrima… se congelará en el aire y cuando la nieve del invierno desaparezca llegará una nueva primavera y en ella florecerá la luz eterna (entre los héroes caídos) de la sublime bandera. 29/4/82

Antología Poética – Volumen I // 255


A LA BANDERA EN LAS MALVINAS Estás allí bandera mía. Allí: saludada por el viento bendecida por el sol, por la lluvia, por la nieve… en cada trozo de nuestra Patria tus pliegues sublimes guardan el alma de su creador. Hay una herida abierta que tardará en cerrar, solo el tiempo puede curar. Porque hay un trozo de Patria en el frío y en la neblina. Allí… donde dos veces te han arrancado. Pero flameaste varios días en ese frustrado sueño de libertad. Bandera mía… hoy tus pliegues santos guardan la ardiente sangre de los hombres que han muerto por la libertad de lo que es nuestro. Son héroes grandes, niños, que lucharon bajo tu amparo en aquel mar Austral.

256 // Etel Carpi


Estarás allí eternamente, en la sangre derramada, en el latido de la Patria derrotada que seguirá creciendo en aquella tierra. Sobre esa sangre florecerán las flores de la paz, será justicia, no olvidaremos jamás. ¿Cuál será la generación que con sus manos te eleven (bandera querida) por el mástil estoico de las islas prisioneras? Mientras… sabemos que estás allí, en el cielo y en la nieve, velando la sangre derramada de los héroes que lucharon por la libertad. Por eso tú, gloriosa y eterna, brillarás orgullosa y por siempre ¡clamando el triunfo de la verdad! 20/6/82

Antología Poética – Volumen I // 257


SOY Soy un inmenso silencio, un latido perdido en el cosmos desierto de mi soledad. Un suspiro… que lleva la brisa de la noche buscándote. Pero no existes, no percibes mi señal, eres la nada, el no-ser que me estremece. Soy un velero sin destino errante en el mar de la fe, buscándote. Una cometa sin viento, un beso sin fuego… eso soy… buscándote. 1982

258 // Etel Carpi


MEDITACIÓN A veces pienso: ¿Soy feliz? cuando tengo un trozo de selva una porción de viento, un bocado de mar, un licor de nieve y de lluvia, el canto del río y los pájaros que son como campanas tañendo en el aire. La respuesta es el pentagrama con sus notas musicales que es maná de vida, y la manía inacabable de tejer palabras en la hoja blanca. Es esa locura sublime de pintar los colores de la vida y fotografiar la belleza dinámica que la naturaleza nos regala y está ahí: esperando a quien quiera observarla. Es poco… (pensarán muchos) esos sabios habitantes de mi pueblo, de mi provincia inmensa, de mi País amado, de mi continente verde, de mi planeta azul.

Antología Poética – Volumen I // 259


¿Es poco? ¿Lo saben aquellos que nacen y viven tratando de escapar a la muerte cuál es el secreto de la felicidad? Diciembre 1982

260 // Etel Carpi


ALAS DEL MAR un 25 de diciembre en Cabo Dos Bahías.

Estoy aquí, muy cerca del mar para escuchar sus campanadas de sal. Estoy aquí, y quisiera correr ahora hasta la roquería (la de los lobos marinos) y quedar en silencio oteando el horizonte azul dejando pasar las horas. ¡Oh mar amigo! eres el misterio que atrae todo mi ser que necesita tu voz para no morir de soledad. Porque estoy sola… y tus dulces criaturas marinas son la única inspiración para mi poesía. Porque estoy triste y sin amor y tu inmensidad danzante es mi única alegría. Entonces, no importa nada cuando tengo en mi interior las alas del mar y el sonar de sus campanas…

Antología Poética – Volumen I // 261


DESDE AQUÍ en el Bosque Petrificado de Sarmiento (Chubut)

Desde aquí, donde está detenido el tiempo (milenario) bajo el sol de siempre que se sostiene en el cielo. Desde la vida, visito la muerte, la que se apoderó del alma pétrea del paisaje desértico. Desde aquí… observando la luna llena tras el ventanal opaco del naciente museo. Busco esa estrella que señala el rumbo de los sueños dormidos. Amo los árboles piedras (otrora madera) que fueron vida antes con una verde e intensa pureza. Es triste su muerte, es majestuosa la soledad que los entierra. Silva el viento oeste… la luna me sonríe, yo dibujo en mi mente aquellos gigantes esbeltos que, en pie, ya no están.

262 // Etel Carpi


Desde aquí me entrego al sueño reparador, donde flamea la bandera mineral. Donde un mundo petrificado ¡se doblega ante el altar! 29 de diciembre de 1982.

Antología Poética – Volumen I // 263


LLAMADA en Camarones, recibiendo el nuevo año en el hospital, después de un vuelco en el camino desde Ruta 3 al pueblo.

Las noches son largas. Largas como el silencio que adorna las tumbas en torno a los muertos. Cuando la fatalidad se adueña del alma, la vida es un suspiro flotando en la nada. Entonces… tu presencia invade cada rincón de mis ramas y circula en la sangre que en mi ser estalla. Estás tan cerca… pero estás tan lejos, más lejos que la distancia sideral entre galaxias. Me tortura saber que me amas (que te amo) y te veré mañana. Es larga la noche. Larga porque la espera… ahoga el grito de llamada. 1/1/1983

264 // Etel Carpi


MIEL DE CALAFATE Llegando del Sur

Hace tiempo. Fue en mi primer viaje hacia el mundo de la nieve y el viento, de los bosques, del mar, y del desierto. Hace tiempo que soy de aquel paisaje. Brote de alerce, miel de calafate corriendo en mis venas de silencio, y sintiendo el embrujado misterio que de su cielo obligó a enamorarme. Aroma a corteza emana mi alma, efluvios de mar bordando la calma de mi vida que es Sur, lago y meseta. Hace ya tiempo que bebí el brebaje de aquellos amadísimos parajes… que fueron en mí, deliciosa meta. Enero 1983

Antología Poética – Volumen I // 265


LA HORA La madrugada, abría sus rosas al misterio divino del mar, era el dorado tiempo de amar. En el camino de arena rosada iba en silencio a ver la alborada de aquel día que no pude olvidar. Mayo 1983

266 // Etel Carpi


POEMA XIII (1175) Ella es el misterio es la poesía la ternura encarcelada los sueños que soñaste cuando todavía tenías alas para volar a tu antojo. La paz anhelada la inquietud necesaria un mundo apasionante que despierta ese tiempo dormido, al acecho… Ella es ese amor el que deseaste siempre en secreto el que no llegó. Ella es la tierra inexplorada el río sin navegar el sol naciendo la pureza la ilusión.

Antología Poética – Volumen I // 267


¡Qué triste tu destino! ella es todo lo que no existe y te recuerda que la vida es un camino sin retorno un camino en el que no puedes volver. 1986

268 // Etel Carpi


POEMA XVIII (1183) Es inútil todo lo que piense es absurdo recordar las luces y las sombras de aquel tiempo de amor callado de amor puro como la nieve deslizándose por las laderas escarpadas. Sin embargo retrocedió en el tiempo cuando soñaba con esa ilusión quedándose vacía poco a poco dormida la ternura muerta la pasión. Es absurdo derribar las barreras es absurdo (y lo sabe) para los dos.

Antología Poética – Volumen I // 269


Sigue callando (aunque ya no piensa si es amor) oculta en su tristeza (a pesar de tantos años) pura como el aire de un cielo ignoto sin contaminación. 1986

270 // Etel Carpi


RISA Y LLANTO Desde ese día en que llegó esa carta siento que mis fuerzas se encogen como luz en la sombra, sin ninguna queja. La carta que confirmó el sueño de llegar al polo entre cielo y agua, viento y nieve, ser nada y ser todo. Desde ese día en que llegó esa carta no sé lo que mi pasa, porque soy feliz, sin embargo, siento triste el alma. Amigo mío… qué extraño es este mundo de los seres humanos, si los sueños son sueños, reímos felices. Y si no lo son… lloramos. Enero 1987

Antología Poética – Volumen I // 271


POEMA XIX Vuelvo al campo cuando nace el día cascadas de luces invaden el verde el sojal el maizal los girasoles. Camino con mis amigos los pájaros que vuelan a mi lado porque saben que los amo me reconocen entonces me miman. Y la felicidad se logra con el recuerdo de mi niñez en el mismo camino aunque con más pájaros. Pero no quiero vivir del recuerdo de ese pasado maravilloso quiero vivir ahora otro de mis tantos momentos de paz de serenidad de armonía de sueños de amor.

272 // Etel Carpi


EL SOL EN MIS MANOS al Iguazú

Amanecí en medio de un País que es mío y es diferente al lugar donde vivo día a día esperando la muerte, el invierno se convirtió en primavera, de tristes fresnos grises al verdor de la selva y el sendero orlado de sombras y humedad una invitación a transitarlo en dulce soledad. Lindo es mirar los distintos árboles caminar sin prisa, con el alma amable; soñar que –aunque es de todo aquel que tenga el corazón dispuestoeste instante es mío… ¡cómo me agrada saberlo! ------------------------------------------------------------------------Pasan las horas y se muere el día, el ocaso me sorprende por esa senda, perdida… y me envuelve un abrazo tan dulce… que a mi corazón seduce. Entonces me quedo suspendida en el aire inmóvil sobre el sendero que termina en el claro donde cosecho al sol que muere, en mis manos. 5/7/88

Antología Poética – Volumen I // 273


UNA TARDE El viento gime entre los molles con sonido celestial, bajan los chivos la sierra con seguro caminar, el sol alumbra la tarde, es una bella postal que refleja los colores de un día primaveral. Abajo, entre grandes rocas, corre el puro manantial, que seguirá bajando hasta algún río encontrar para seguir su camino y lograr la unión con el mar. Desde las sombras se escucha la voz del Chiguanco, y hago un alto en mi camino porque merezco un descanso antes que llegue la noche al paisaje solitario. Allá a lo lejos, el valle recibe la luz del astro que se oculta tras el cerro diluyéndose despacio. ¡Oh qué dulce es el momento en los Baños Pasos Malos donde me baño de silencio y a la noche me abrazo. 26/11/1988

274 // Etel Carpi


POEMA XVII de la serie “sueños de infinitos posibles”

Me sublevo a los atardeceres anaranjados del verano. Viajera del frío naufrago en los aires ígneos buscando la costa de la nieve en ese lugar quieto que alberga las necesidades de mis frondas húmedas. Cae el sudor en el hueco sobreviviente. Mañana –con el invierno- seré un nuevo brote en el árbol desgajado de la vida. 1989

Antología Poética – Volumen I // 275


POEMA XXIX He tenido varias gestaciones. Carnívoros ideales me engendraron sueños de infinitos posibles. El semen agrio de la imaginación dilata la forma genital de mis estrellas y en las ansias desmesuradas toda la soledad de los sueños abortados. Por eso, hay letras de sangre en el poema. Lecciones conductivas que enseña la realidad, y en la forma inmarcesible de mi boca perfumes amados desconocidos perentorios inanes. 1989

276 // Etel Carpi


POEMA XXXIX en Punta Rasa

Un hálito de pureza perfuma los ojos que miran el tránsito de la tormenta allí donde el río copula con el mar. La tarde tritura las alas de los sueños la bandada de gaviotas y gaviotines sugieren la libertad. En el fangal de los cangrejales fosforece la última luz que me queda porque afronté todas las amenazas para arribar a la promesa cumplida. Y solo logré traerme el trofeo de la soledad. Febrero 1989

Antología Poética – Volumen I // 277


LA PRIMAVERA VUELVE POEMA II No te duermas en el espacio de mi silencio. Están mis manos para dialogar mis ojos para acariciar y un cielo infinito desovando en la sangre que se expande hasta romper las paredes del misterio. La primavera vuelve. Déjame inhalar su perfume en la ardorosa emanación de tu piel, abriendo la memoria a los días primeros de la sed insaciable.

278 // Etel Carpi


POEMA XXIII Estoy trabajando el cuarto día sin ti. Resignada a los largos momentos de desamparo. Rescatando obstinadamente el pasado hasta convertirme en un ser sin presente pero soñando nuestro futuro. El próximo… tal vez mañana, tarde en la noche y un día más de tu voz invadiéndome. Afuera, cae el sol. Cuando pueda verte también caerá dentro de mí. 1991

Antología Poética – Volumen I // 279


280 // Etel Carpi


AGRADECIMIENTOS Es mi deseo agradecer a todos quienes, en distintas etapas de mi vida, contribuyeron y contribuyen aún hoy, en facilitarme el espacio y ese “silencio” necesario para la creación poética; y a quienes aportaron la logística, la sabiduría, el amor incondicional, la inspiración, la enseñanza y todo lo que me permitió desarrollarme y crecer en estos 50 años dedicados a la poesía, como una parte fundamental de todo el arte y de la naturaleza como fuente permanente de inspiración. Al amor, al desamor, al dolor y a la alegría, lo lindo, lo feo, lo malo y lo bueno. A mi hija Rocío Anahí por su amor. A Bautista y Virginia (mis padres), por su ejemplo de vida, son mi guía desde donde están. A mis colegas de la S.E.G.V. (hoy SADE filial LOS TOLDOS) por su apoyo, acompañamiento y aprendizaje compartido, en los últimos 11 años. A Juan Alfredo, por los momentos vividos. A Tito, por sus años de entrega genuina y dedicación para facilitarme los tiempos dedicados al arte y la naturaleza, (mis pasiones). A Carlos y Alicia, por acompañar y compartir mis vivencias poéticas con la naturaleza. A Ediciones de Las Tres Lagunas por sus 20 años de apoyo constante en la edición de mis libros.

Antología Poética – Volumen I // 281


282 // Etel Carpi


ÍNDICE A MANERA DE PREÁMBULO .................................... 9 AUTOPRÓLOGO...................................................... 11 PRIMEROS VERSOS................................................. 13 VARIADO ................................................................ 77 POESÍA INÉDITA ................................................... 215 AGRADECIMIENTOS ............................................. 281

Antología Poética – Volumen I // 283


Encontrá la biografía de Etel Carpi en: Blog: naturaleza y arte. Etelcarpiblogspot.com https://etelcarpi.blogspot.com/p/biografia-de-etelcarpi.html Login: carpietel@gmail.com Facebook: htpp//etelcarpi.facebook.com Wattpad: https://www.wattpad.com/user/etelcarpi Twitter: @carpi_etel Instagram: @carpietel Libros en versión electrónica en: ISSUU.com, como ECO LITERARIO. Obras digitales registradas en: REMES (Red Mundial de Escritores en español), protección de derecho de autor. http://www.redescritoresespa.com También en SOY POETA.com

284 // Etel Carpi


Hacemos realidad el sueño de todo escritor. Publicar su libro.

Ediciones de las Tres Lagunas España 68 – Tel 54 - 236 - 4631017 // 154 648213 Junín (6000) – Buenos Aires – Argentina E–mail: ediciones@delastreslagunas.com.ar

Antología Poética – Volumen I // 285


286 // Etel Carpi


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