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“ENTRE LA NATURALEZA Y EL ARTE” (Libro de aventuras - diario de viajes)
Etel Carpi
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EN DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE… HOMENAJE A LA NATURALEZA DE MI PATRIA DESDE EL ARTE. Fotos y pasteles: Etel Carpi Diagramación: Rocío A. S. C. © Copyright 2011 Etel Carpi “Entre la naturaleza y el arte ” Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Impreso en Argentina - Printed in Argentina ISBN: 978-987-656-132-7 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción, almacenamiento o transmisión parcial o total de esta obra por cualquier medio mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia u otro procedimiento establecido o a establecerse, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Etel Carpi Entre la naturaleza y el arte : libro de aventuras : diario de viajes / Etel Carpi ; ilustrado por Etel Carpi. - 1a ed. - Junín : De Las Tres Lagunas, 2011. 90 p. : il. ; 23x17 cm. ISBN 978-987-656-132-7 1. Relatos de Viajes. I. Etel Carpi, ilus. II. Título. CDD 910.4
Ediciones de las Tres Lagunas España 68 - CP 6000 - Junín - Pcia. de Buenos Aires República Argentina Telefax 54-2362-631017 E-mail: ediciones@delastreslagunas.com.ar www.delastreslagunas.com.ar Impresa en el mes de febrero 2011 en Bibliográfika Bucarelli 1160 - C1427CHR - Buenos Aires - Argentina TE 54.11.4523.3388
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PRÓLOGO
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ace muchos años escribí y dibujé las páginas de este libro de viajes. Era joven e inquieta entonces. Escribía tal lo sentía en el momento mismo de vivenciar el contacto con esa naturaleza que tanto soñé conocer y atesorar para siempre en cada fibra de mi ser. Estas páginas quizás estén escritas sin una depurada técnica, pero sí fueron escritas con la frescura y la pureza de las cosas que brotan del corazón en esa etapa de mi vida juvenil, cuando me dediqué a documentar de todas las formas posibles mi paso por los caminos de la naturaleza que viste el dulce espacio de mi querida Argentina. Y hoy, diagramado y ordenado por la fresca inocencia de mi hija Rocío, quiero que se convierta en un humilde homenaje a mi país que quiero tanto. LA AUTORA
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Relato 1 EN EL PARQUE NACIONAL TIERRA DEL FUEGO. ENERO 1978.
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o he andado esos senderos envuelta en soledad, impregnada en el silencio mágico del bosque colorido. He juntado achicoria silvestre, he llegado hasta la laguna Negra en un valle de turberas. Mis pies pisaron sobre una esponja marrón de líquenes y gramíneas. Corrí libre y besé el aire que me abrazaba. Subí cerros por senderos tortuosos, cruzando praderías de margaritas, de frutillas... Y bosques inmensos de troncos robustos, acompañada por la simpleza de los pajaritos. Mis pies saltaron piedras mojadas por los arroyuelos que apurados bajan los cerros. Todo lo tenía cerca, encima mío los glaciares blancos de los Andes, el bosque y abajo –azul divino– el mar, sus islas, sus bahías y ensenadas. Dejé que el viento helado me acariciara porque en él sentía la caricia de Dios. Otro camino deja al viajero en la Bahía Ensenada. Yo me perdí en su playa. Un muelle, piedras de colores, algas y un arroyito que penetra en el mar como un cristal. Trepando piedras musgosas donde el agua golpea, donde el bosque termina cayendo en picada por las laderas empinadas y umbrías. Más que nunca sentí entre esas piedras los latidos del corazón de mi patria. Lo sentí al compás de la emoción de mis propios latidos y lloré... lloré de amor… de amor y de felicidad.
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DE NOCHE Una noche en el Parque Nacional Tierra del Fuego
Es noche Y en el bosque el silencio canta, Lo envuelve un aire de magia Que vaga entre las ramas. Es noche, Una luna brillante Palpita en luz sobre la nieve Que corona las montaĂąas. Un rumor dulce De agua entre piedras Rompe el silencio. Tengo rocĂo en mis manos, Aroma a corteza fragante... Es noche Y siento alas en mis brazos Para volar con la brisa Y acariciar las ramas. Tengo estrellas en los ojos, Me siento fresca como la noche, Como el aire helado; No quiero dormirme, Quiero ser dueĂąa de esta noche Que es mi regalo.
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Relato 2 EN LOS BOSQUES PETRIFICADOS DE SANTA CRUZ. ENERO 1978.
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a soledad era una sinfonía maravillosa. Tanto que creí estar en otro mundo, en otro universo... Manadas de guanacos y avestruces me recordaban que aún estaba en la tierra. Necesitaba llegar, verlos, por ellos había ido hasta allí. Arenales, pedregales, cuchillas, subidas, curvas, picadas... Se sucedían sin tregua. Confieso que sentí angustia; como si un desierto inmenso me atrapara en sus entrañas. Aparecieron algunas nubes y el viento sopló más fuerte. El paisaje que mis ojos veían era algo irreal, inverosímil, grandioso... Un paisaje de cerros de mil colores: rojos, naranjas, verdes, grises, terrazas atornasoladas, lagunas blancas como la leche, desiertos de arena que en nubes nos envolvían y abrazaban. El viento que silbaba y danzaba raudamente. Para culminar, esos bosques muertos desde millones de años atrás. Bosques mudos, marcados por mil cambios ocurridos en la Tierra. Ellos vivieron el silencio. Ellos conocieron esos valles verdes de bosques y azules lagos paraíso de dinosaurios. Alguna vez bebieron de la lluvia que hoy ya no sienten. Ahora están muertos, pero aún viven en sus cortezas imágenes de otros tiempos. Pétreos, sobre un desierto total y silencioso. Rodeados de agreste paisajes. Imponentes sobre la tierra reseca y dura que alguna vez fue húmeda y fértil, que alguna vez nutrió sus raíces sedientas y hoy los ampara en su desamparo petrificado.
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LA MUERTE DEL TIEMPO
Camino del tiempo... Partió mi alma temerosa, ansiosa... Y voló por el sendero desdibujado, gris Hacia donde quedó dormido el tiempo. Oración de viento y polvo En monocroma sinfonía Envolviéndola de frío, de misterio... Camino del tiempo En andas del desierto sin vida aparente, ( dulces criaturas allí duermen) Buscando el misterio, el temporal secreto. En andas de la luz amatista Que cruzó mis ojos y me abrazaba, De la paz infinitesimal Que florece en la roca, en el arbusto seco Cubierto de espinas color tosca. Camino del tiempo... Por el sendero arenoso, pedregoso... Un todo de silencio y nada... La muerte del tiempo, ocurrió en la piedra Y me perfora el alma.
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Relato 3 EN LA PINGÜINERA DE CABO DOS BAHIAS. CHUBUT. DICIEMBRE 1981
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ay un revoloteo de gaviotas cocineras y ostreros negros con sus sonidos característicos. Son la 7 de la madrugada. Una pequeña mariposa de fondo negro y manchas naranjas ha venido a posarse sobre mí. El sol entibia tímidamente. Estoy sola y quisiera estar siempre así... Hasta morir. Siento en mi alma el perfume de la paz, de la belleza más salvaje. Es el mundo mágico que se arrodilla a nuestros pies. El paisaje de rocas me enternece y los pingüinos entre ellas parecen una estampa grabada por la creación con hilos de oro. Los lobos, en la isla gritan y el sol refleja un color plata sobre su piel aceitosa y mojada. Destellos de luz llegan hasta mí. Me invade la más pura sensación de paz y el misterio se apodera del lugar. Un misterio que sabe a vida, a ningún secreto. Porque si existe un secreto, se nos entrega inocente y castamente. Si existe un silencio, ese silencio es tan solo nuestro. Quisiera permanecer inmóvil, no pensar, la mente en blanco. Tengo 25 minutos para mí y quiero atraparlos para siempre. Reflejo de luna tiene el sol sobre el mar bellísimo del sur. Lo amo hasta el delirio, ha quedado grabado en mí y no se borrará nunca, siempre existirá su llamado y aunque esté muy lejos acudiré, porque el Sur y su mar está escrito en mi sangre, en mis venas y no puedo escapar de su magia pura...
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RECUERDO En cabo Dos Bahías. Chubut. Recuerdo aquella tarde tan dorada, El mar era un murmullo de pureza, En los huecos rocosos, la belleza De criaturas muy dulces y delgadas. La sana visión de una isla habitada Por lobos que rugían con fiereza Y de blancas gaviotas la tibieza Endulzando mis manos desoladas. Recuerdo... El Sur me abrió su secreto Y mi corazón a su paz sujeto Quisiera escapar de mi cuerpo humano Para albergar aquel único cielo Y emprendiendo tan largo... largo vuelo Posarse etéreo sobre sus manos.
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Relato 4 EN EL PARQUE NACIONAL NAHUEL HUAPI. RÍO NEGRO. ENERO 1975.
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avegar las aguas de la laguna Frías de un extraño color esmeralda es un sueño, difícil de explicar. Es tan grande y profundo el silencio... Uno llega a creer que no puede haber vida en esos bosques misteriosos que cubren las laderas escarpadas de las montañas. Sin embargo; ¡qué de vida hay en ellos!. ¡Qué bellas mariposas y flores lo engalanan!. Las rosas silvestres más hermosas, aterciopeladas, con un brillo especial, las margaritas más blancas del mundo. Los más variados tonos de verdes inimaginables y la cercanía latente del imponente Tronador, blanco y sublime en un cielo azul como el mar azul. Cuando el viajero llega hasta sus pies, siente la inigualable emoción de tocar con sus manos un pliegue de su impecable manto de purísima blancura y siente, a su lado, la mágica presencia de la montaña y a veces escucha una voz ininteligible que lo saluda y le da la bienvenida. Entonces, habrá de quedar para siempre grabado en su asombrado y feliz corazón.
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ADORMECER DEL BOSQUE Está dorado el cielo... Y el sol que se esconde Detrás de los cipreses. Variedad de colores, Violetas y ocres Y un alma que sueña, En la soledad del bosque. Está dorado el cielo... Y el viento que silba... Muy lejos... muy lejos... Ya se adormece el lago, En la soledad... en el silencio... Y en las ramas rosadas Se cobija un recuerdo. Está dorado el cielo... Melodías... cantares... En la nieve... se pierden... Las flores silvestres Ya cierran sus pétalos... Sólo un alma que vaga... En la niebla... en el viento...
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Relato 5 EN CAVIAHUE. NEUQUÉN. ABRIL 1981.
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alté alegre sobre las piedras del límpido arroyito, hijo del hielo y me introduje en el cálido abrigo de los ñires de fuego. Mis pies pisaron colchones de hierbas y musgos, de flores y pasto dorado. Se encendieron mis mejillas, los latidos de mi corazón se escuchaban en el silencio mágico que interrumpía el viento con sutiles lamentos y a mi oído llegaba... desde lejos... el inigualable canto de amor que entonaba entre las hojas dulces de las Araucarias. Y vagué... y soñé... y amé... esa luz que desde el cielo llegaba y las hojas color escarlata. Me perdí entre el laberinto vegetal... cerca cantaba el río, lejos lloraban los pehuenes milenarios. Un campanil bogaba en el aire, lo reconocí y lo recogí; él, vibra aún hoy –y por siempre– dentro de mi corazón.
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ÑIRES OTOÑALES Oleaje de bronce. Se aquieta el ritmo, Un todo se acalla La pradería vuelve al misterio En himno de paja. Cabellos de caqui, Todo el silencio se viste de gala; Oleaje de bronce... Brilla azarcón, ocre, esmeralda. Canción de los ñires, Silencio... Cantan. Llegan en tropeles de luz Las criaturas purpurinas. Broncíneos oropeles Besan los pies de las Araucarias Y en murmullo de luna El viento oeste las ama. Desde la luz, la nieve vigila... Vigila y exclama: Vuelve, ¡oh poeta! A mí, tu mirada. Pulpas de tomate Viene el otoño a tender su cama Oraciones de frío, Reza el verano su triste nostalgia. Oleaje de bronce. Se aquieta el ritmo, Un todo se acalla ...pero la vida, más viva, Fluye en el alma.
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Relato 6 EN LAS SIERRAS DE SAN LUIS ENERO 1980
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l camino pedregoso serpentea indefinidamente. Sube cuestas de ilusión, encierra curvas y contra curvas, camina como víbora terrosa por los recovecos de las montañas meciéndolas, amándolas tal vez. Y sube suave, nos va transportando sigiloso hacia un mundo de transparencias, hacia un cortejo de montañas, casi sin vestir. Cubiertas tan sólo con la ligera belleza de hierbas y flores. Vestida de una pureza intocada que tan sólo conocen las ovejitas blancas, los cabritos de colores y las lustrosísimas vacas. Una pureza que estalla en pájaros, en una brisa helada y embriagante. Una brisa que envuelve los aires de alturas frescas, virginales, ligeras y aladas. Un vergel silente y solitario donde nacen y crecen aguas de manantiales: ríos y arroyos que corren por doquier mansamente cantando sugestión de paisajes y estrellas.
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PAISAJE
Acuna el viento la tierna pradera En el dulce silencio de las sierras, Reencarnación del cielo en la tierra, Semilla estival de la primavera. En la fresca altura de las montañas Murmuran los riachos encristalados Sonidos de luna, dulces y alados Mientras desfleca luces la mañana. ¡Oh la verdura agreste de la hierba, El suave terciopelo de las flores, La dulzura de tanta soledad! Ante esta imponencia me siento sierva, Y se llena mi vida de esplendores Al descubrir tan divina verdad.
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Relato 7 EN LOS ANDES SANJUANINOS. ENERO 1980
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n fantasmagórico camino rectilíneo nos fue acercando al corazón andino. Esas imágenes cada vez más cercanas se me hacían aguamiel en el alma. El mundo precordillerano cubierto de estepas tristes y pequeñas, de ñandúes perdidos en su propia libertad, de algún trozo olvidado de hielo que un riacho baja desde las cumbres. Escuché la soledad –porque la soledad también se escucha– y sentí ante mí desgranarse todas las hojas de la más hostil pero increíble naturaleza. Un riacho transparentísimo, gélido de nieves, puro de impurezas, con el sabor casto de las montañas, fue marcándome el sendero. Y la ruta desierta me transportó junto a él, subiendo lentísimo los laberintos pétreos de las más inverosímiles y hermosas montañas. Los picos níveos surgían de repente entre paredes pedregosas, carboníferas y agrietadas. Algunos cúmulos vagaban imprecisos buscando más vapor que los preñara.
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LLAMADO En paso Agua Negra. San Juan.
Entre las rocas deformes De la altura inviolada Soñé que el silencio Se escucha y se ama. Que hay un corazón latiendo Debajo de esas montañas Y es místico el viento Que peina su desnudez cobreada. ¡Oh, si fue el misterio que me llamara! Entre las aguas de un riacho De minerales costas aromadas Sentí que es la vida La que a su paso derrama. Entre el argazo desprendido Y las yaretas aterciopeladas Hallé la belleza agreste Que soñé mil madrugadas. ¡Oh, si fue el misterio que me llamara!
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Relato 8 EN LA CUESTA DE MIRANDA LA RIOJA-ENERO 1977
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l amanecer jugaba con los cerros, con el fuerte color rojo de la tierra cada vez más colorada, y escribía poemas sobre las montañas de formas inefables. Era sólo nuestro, la podíamos tocar y sentir, la veíamos entregarse a nuestras asombradas miradas que transmitían sorpresa y sano orgullo al descubrir algo que era nuestro, de nuestra Patria. Adornando los colores de las piedras se levantan inmensos algarrobos, jarillas y otros arbustos verdes. Abajo, escondidos entre las rocas, pequeños cactus de flores de mil colores. De repente los inmensos cardones plenos de misterios y leyendas hacen su aparición en el bellísimo paisaje diciéndonos que estamos en el corazón del Noroeste. Hay algunos que nos tientan a detenernos y admirarlos de cerca, tienen varios brazos y parecen saludarnos. Allá abajo, en el abismo profundo, un pequeño río viboreando encajonado entre las altas paredes rojas. Sus aguas cristalinas dejan ver los colores de las piedras de su lecho...
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EN LIBERTAD
¡Oh la libertad salvaje de las sierras...! Libertada de las horas El tiempo olvidé en la aurora Y corrí a beber las alas de la tierra. Me perdí en la pureza de tantas flores... Aromada de frescura Me pinté con la dulzura Agreste. Y amé, mil verdosos colores. Andando y andando... recogí en la pradera Todo el viento entre mis manos. Guardé el vegetal silencio en lo más hondo De mi alma. Fui mariposa en primavera, Y el dulce encanto serrano Saludó mi libre vuelo, desde el fondo.
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Relato 9 EN EL ACONQUIJA. TUCUMÁN FEBRERO 1979
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n mundo total y oscuro nos rodeaba; yo adivinaba entre la neblina las húmedas ramas de la selva que feliz bebía la lluvia que le llegaba. Viví un sueño en las más altas cumbres del silente y omnipresente
Aconquija. Viví todo el llanto estival que lo cubre siempre de nubes y lluvia. Sentí la frescura de su corazón rocoso y cuando la lluvia cesó surgía ante mí el vegetal mundo ahogado de agua, brillante y egregio. Sinfonía de esbeltos jacarandaes y laureles. Las nubes se descorrieron y quedó un embriagador aroma a humedad, a agua recién llorada que mezclada con las hojas, la tierra, los helechos y los troncos, esparcía escalofriantes fragancias. Caminé para beberlas y descubrí la virginal alegría de arroyuelos que forma la lluvia; cantarines serpenteantes entre la fronda fresquísima, algunas escondidas y rumorosas cascadas que a mi paso dejaban su canto. La pureza de los pajaritos que abandonaban sus refugios en busca de la luz que deja siempre el agua.
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CUESTA DEL CLAVILLO Entre nubes de vapor Me abrazo a la montaĂąa; Envuelta en un tul blanco Descubro su voz. Mezclada en la lluvia Que embarra el camino A su corazĂłn. Entre vahos de nubes Descubro el vestido De frondas oscuras Que beben aguamiel. Descubro el silencio Que en su cresta Es un himno de paz, Un himno de fe... Entre un paquete de nubes Que juegan a volar En dulce abrazo de papel.
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Relato 10 EN LA PUNA. JUJUY ENERO 1979
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n paisaje de sol, de llanuras infinitas que acarician los vientos helados y el sol calcinante de los 4.000 metros. Es el reino de la soledad sonorísima, de los pedregales, de las duras estepas amarillentas. Un mundo de luz, de libertad que exalta el alma y aumenta los latidos del corazón. La rodean aparentes montañas pequeñas rojizas y ocres, montañas que abrazan el cielo limpio en invierno, casi siempre cubierto de nubes en verano. Allí las sorpresas aguardan en cada momento, en cada recodo... Es la invitación a correr con el viento, bajo el sol, entre las piedras y las flores escondidas, junto a las llamas salvajes, las cabras y las ovejas. Es poder escuchar durante horas al silencio, descubrir los espirales grises-verdosos del cerro o el pálido rosa de monumentos y esculturas. Es descubrir la nieve que en algún pico lejano se ha adormecido e imaginar al trópico al sur, y no saber si se está soñando o es una fantasía ilusoria de la realidad...
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HIMNO DE ESPERANZA (FRAGMENTO) Allá. Sobre las nubes Recortadas del desierto, Donde canta el viento Y el sol baila su danza De fuego. (Y el frío que sueña Habitar las piedras Que la montaña encierra). Allí. Donde viví el ensueño De sentir mis alas Y volé con la soledad Para atrapar la pureza. Donde el cielo es ancho Y la arena tiene su universo De luna, Y la paz se vuelve ternura... Allí, puedo encontrar mi voz Y la voz de la tierra desnuda, Y tocar la luz de las estrellas Con mi mano pura... Allá. Bajo el espejo Esmerilado y liso del cielo, Donde gimen las piedras sin agua,
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AllĂ donde la vida Llora su nostalgia. Mi alma guarda el secreto Que esconden esas montaĂąas, Un secreto de rocas Que rezan al mundo... Un himno de esperanza.
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Relato 11 EN LAS CATARATAS. MISIONES. JULIO 1979
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mé cada árbol que ellas mojan, cada helecho, cada flor que abrazan los troncos musgosos y húmedos, la orquídea que a mi paso deslumbraba. Vagué con la lluvia gris de la mañana mojándome el cuerpo, mezclada con la bruma de las cataratas. Me interné entre los obscuros árboles que chorreaban en mi espalda y bebí la frescura inmaculada que desprendía el aire. Clavé mis ojos en el vacío infinito donde cae el río en miles de estrellas, entre hierbas que hamaca el viento, entre campanillas y palmeras, saltando al cielo en nubes inquietas. Acuné en mi alma el lenguaje eterno de siglos que llora el agua. Mezclada en la soledad de la lluvia y las cataratas sentí a Dios y todo el amor que la sinfonía del agua regala a la vida. Volví a ese amor lejano de rojos escarlata, a ese amor silencioso que me llama. Esculpí su imagen en mis retinas y abrazada a su pureza, a la imponencia blanca, marché llevando en mis manos toda la luz de su mirada.
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EN PAZ Una noche en las cataratas
Soñaba en la encantada noche, Exaltación divina de la cósmica belleza, Soñaba, bajo los árboles de la casta selva Y esa paz, fantasía esconde. Amé el canto de las cataratas Que entre los escabrosos recodos del ancho río Dejaban caer la furia loca de sus sonidos Tornándose la noche fantástica. Soñaba yo mojada en frescura Sabiendo que la caricia de esa noche era pura Y el silencio sonorísimo toda la ternura. No me abrumaba la soledad Que reverdecía en la selva su libertad Ocultándose en mi simple alma toda su verdad.
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Relato 12 EN LOS GIGANTES. CÓRDOBA FEBRERO 1980
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os gnomos de la felicidad bailaban a mi lado y me arrastraban embelesada; drogada de luz y de colores hacia la agreste belleza de las cosas calladas que guardan en su alma lo más hermoso que tienen. Allá arriba sólo existe la soledad de la naturaleza, los campos tan verdes como alfombras alucinantes donde pastan caballos y vacas. Sentí esa soledad hasta las entrañas. Supe que era libre, que Dios existe y que el cielo se asemejará mucho a aquello. Un mundo de piedras me recibió más arriba. Hermosas y raras piedras grises insertadas entre el verde de las montañas. Un aire dulce acaricia el alma con la frescura de lo supremo, de lo puro e inmaculado. Descubrí miles de arroyos y ríos cantarines que atraviesan praderas de ilusión, salvajes, vestidas de flores y pajarillos. Una danza de invisibles ninfas y hadas parecía flotar en el aire perfumado, infinitamente diáfano.
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PAISAJE PRIMERO A mi primer viaje en el paisaje cordobés –enero 1969-
¿Cómo era aquel paisaje, cómo era? ¿Era mustio, sombrío...? no, era divino, Tal vez era gris como el polvoriento camino... ¡OH no...! Era la luz de la primavera. ¿Cómo era...o quizás no era...? ¡Claro que era!, marcó mi destino Como aleteo blanco de dulces trinos, Él, aromó mi aventura primera. Era... ¡sí!, la brisa, la pureza, O quizás… la oscuridad y la tristeza. Pero era… ¡era, Oh sí… era! Se consagró en mí la naturaleza Y desde entonces no hubo en mi alma pobreza. Era… ¡como la luz de mi bandera!
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Relato 13 EN EL MAR DE CLAROMECÓ BUENOS AIRES –ENERO 1981–
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el mar… ¡allí está!, murmura su espuma cuando el bosque llega a su fin. Allí, roncando suave entre las rocas, atreviéndose en los vericuetos rocosos, universo de los pájaros, paraíso del pescador, mundo del poeta y soñador. Así como es bello el mar con sus rocas caminando hacia el norte, es maravillosamente puro el paisaje hacia el sur. Aparece la arena limpia, interminable, sin gente, sin casas… donde los campos besan el aroma del mar con la pureza de lo agreste, de lo infinitamente natural. La playa de las gaviotas, sus colores, su frescura, su dulzura… en la arena, junto al oleaje manso de pequeña espuma, ¡Oh gaviotas, criaturas transparentes de luz y vida!
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VOLVERÉ AL MAR
Volveré a tus aguas ¡Oh mar amado! Volveré a beber el aroma Salino y suave Que impregna el aire De tu cielo. Volveré a escuchar tus latidos, El repiqueteo de campanas, Volveré a recoger tu mensaje En el silencio de la noche. He de caminar la arena Junto al aletear de gaviotas, Y a sentir tu luz Marina y dulce. Me emborracharé de olas, Me tejeré de yodo Y sentiré latir En mi corazón... Tu aurora.
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EPÍLOGO CREPÚSCULO GLORIOSO En Las Gaviotas (30/03/2010) Rememoro. Sueño. Espero. Ante mí una catarsis de silencios. Anuncian la noche. El aroma del mar. Rememoro Aquél otro crepúsculo glorioso Con los colores del Mar del Sur. Gaviotas. Ostreros. Cormoranes. Pingüinos. Yo los amé. Yo los viví. Eran mi vitamina. Ahora. Envuelta en tiempos muertos Ya no puedo tenerlos. Pero está el mar.
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Está su voz En mi memoria. En la soledad suprema de esta noche Sólo su voz escucho. Le digo: Ven a buscar mi tristeza. Ven a buscar mi dolor. Mañana. El pasado volverá En forma de esqueletos roídos Por su sol. El futuro. Un interrogante. Un misterio. Nada. Todo. Ya fue. No será más. Soledad. So La.
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ÍNDICE Referencias CUADROS: RELATO 1: Parque Nacional Tierra del Fuego / 7 RELATO 2: Bosques petrificados de Santa Cruz / 15 RELATO 3: Cabo Dos Bahías. Chubut / 23 RELATO 4: Bosque sub antártico / 28 RELATO 5: Ñires en Caviahue / 32 RELATO 6: Sierras de San Luis / 39 RELATO 7: Cordillera de los Andes / 44 RELATO 8: Sierras de La Rioja, San Juan y Mendoza / 51 RELATO 9: Niebla en el Aconquija / 56 RELATO 10: Por una quebrada... / 60 RELATO 11: Cataratas / 65 RELATO 12: Sierras de Córdoba / 73 RELATO 13: Atardecer en el mar / 81 FOTOS: TAPA: Valle de la Luna, Talampaya, Volcán Lanín y Ruinas de Quilmes COMIENZO: Bosque petrificados de Chubut / 3 Luna sobre el mar / 13 Bosque petrificados de Santa Cruz / 21 Lobo y lobito / 27 Caviahue (Neuquén) / 37 Río del Oro (San Luis) / 39 Paso Agua Negra (San Juan) / 49 Parque Nacional Calilegua (Jujuy) / 59 Reserva Laguna de Los Flamencos (Puna) / 64 Cataratas del Iguazú / 71 Los Gigantes (Córdoba) / 79 Gaviotas cocineras / 81 Amanecer en Mar Azul / 87
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