El libro del fin del mundo

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© Copyright 2020 Etel Carpi “El libro del Fin del Mundo” Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 ISBN: 978–987–656–447–2 Libro físico ISBN: 978–987–656–445–8 Impreso en Agosto de 2020 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción, almacenamiento o transmisión parcial o total de esta obra por cualquier medio mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia u otro procedimiento establecido o a establecerse, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

Carpi, Etel El libro del fin del mundo / Etel Carpi. - 1a ed . – Junín De Las Tres Lagunas, 2020. Libro digital, PDF/A Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-656-447-2 1. Diario de Viajes. I. Título. CDD 910.4 Correcciones de textos a cargo de la autora Serie de cuadros del Fin del Mundo - Técnica Mixta

Ediciones de las Tres Lagunas España 68 – Telefax 54 236 – 4631017 // 154 648213 Junín (6000) – Pcia. de Buenos Aires – Argentina E–mail: ediciones@delastreslagunas.com.ar

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“Por falta de pilotos, o encubierta causa importante y no sabida, esta secreta senda descubierta quedó para nosotros escondida; ora se yerró de la altura cierta, ora que alguna isleta removida del tempestuoso mar y el viento airada encallando en la boca, la ha cerrado”.

Alonso de Ercilla. (octava de La Araucana)

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Mapa antiguo de Tierra del Fuego y Patagonia. Año 1657. todocolección.net

Felices son aquellos que sueñan con un libro en la mano. Etel.

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PRÓLOGO Los miedos que paralizan obstruyen el hacer. Debemos coexistir con todos los miedos. Transformarlos en poder, y entonces “el hacer”, será infinito. Se liberan los sueños como los globos de helio que se sueltan al cielo para que vuelen hacia la inmensidad que los rodeará con luces de colores. Son las luces que luego, harán florecer todas las flores del jardín del alma. Déjate arrastrar hacia ellas. No te resistas. Esa es la clave de la felicidad. Este libro es el fruto de esa felicidad, la culminación de un sueño que comenzó a gestarse hace muchísimos años: más de 40. Y entonces… El Libro del Fin del Mundo, nace por una necesidad: la necesidad imperiosa de dejar un testimonio escrito de ese gran sueño. En un libro

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que aglutine vivencias, sensaciones, poesías, imágenes, anécdotas… todo eso, con algo de historia y de arte: el arte que fluye en los relatos poéticos que no puedo evitar, en el poemario, en las pinturas que acompañan el texto, sin dejar de lado la visión ecológica y la investigación minuciosa de fauna, flora e historia de cada lugar que visito. Esa mirada de naturalista-poeta que nutre casi todos mis libros, y que nunca, en el transcurso de mi vida, he querido dejar de lado a pesar de los cuestionamientos que he recibido a lo largo del tiempo. Simplemente porque es MI MARCA REGISTRADA, mi estilo definido desde los inicios mismos en la literatura. Para “salvar” esta controversia, he dispuesto aglutinar en un capítulo todo el poemario referido al “Fin del mundo”; de esa manera, aquel lector poco afecto a las poesías, o que no entiende esa manifestación del arte, lo pueda pasar por alto, sin que por ello se resienta el todo: es decir, el mensaje que con este libro deseo dejar. Aquí habrá relatos extraídos de los diarios de viajes de los recorridos que en distintas épocas y con distinta compañía y propósito, he realizado al lugar mágico y misterioso que todos conocemos hoy

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como EL FIN DEL MUNDO, (más adelante trataré de explicar el origen de tan atrayente definición). Llegué por primera vez, después de un larguísimo y fructífero viaje en auto, cuando contaba tan solo con 20 años e iniciaba el camino de las “crónicas de viajes” tal como se conoció 30 años después, esos relatos plasmados en los “diarios de viaje” de exploradores, aventureros y naturalistas con espíritu de investigación o en algunos casos, turístico. Esa vez, quedé tan enamorada del lugar, que soñé terminar mis días allí. Luego, el destino me fue llevando por caminos donde el arte y la naturaleza se fusionaban para armar un todo perfecto. Regresé en distintas etapas de mi vida, para sentir lo mismo que la primera vez: una sensación de paz, de plenitud, de pertenencia a sus colores, a sus aromas, a su clima, a su belleza sin igual. Todo eso, supe más adelante, eran los ingredientes de LA FELICIDAD. Un combo de sentimientos que fui expresando en poesías, en pinturas, en fotografías, en relatos… allí donde arte y naturaleza se unen para alabar la belleza que nos rodea, y, en definitiva,

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dejar el mensaje que aliente a defender la belleza de nuestro Planeta, de la destrucción.1 Hoy mi sueño se ha cumplido con creces, tal vez no termine mis días allí. Pero aquel frío y mágico lugar, vivirá en mi corazón siempre y por toda la eternidad. Solo espero poder reflejar en las páginas de este libro, todo el amor que me inspira, para que muchos se apropien de él y lo atesoren como guía y camino para que se animen a conocer mejor aquel inigualable rincón del mundo, que hoy conocemos como: EL FIN DEL MUNDO. Etel Carpi finales del año 2019

1 Termino este libro en un año de pandemia. Los meses en que gran parte del mundo debió estar en “cuarentena” (guardados), la naturaleza demostró un rápido poder de recuperación. Tomémoslo como ejemplo. 12 // Etel Carpi


1° PARTE

ALGO DE HISTORIA

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INICIOS La Isla de Tierra del Fuego, ha sido durante siglos, una tierra de misterios, de intrigas, de relatos fascinantes, de sorpresas y de sueños. Tal vez, por su lejanía del centro de la civilización en el hemisferio norte.2 Tierra de oportunidades, llena de bellezas escondidas. Sin embargo, rodeada de mares borrascosos, llenos de trampas, de viento y corrientes marinas, asechó a los navegantes que osaron llegar allí con ansias de aventureros. Y fueron víctimas de incontables naufragios donde encontraban la muerte… “El Fin del Mundo”, La Tierra maldita” (tierra de las almas libres). Títulos de realidad y leyenda que, en el caso del primero, se ha transformado, con el paso del tiempo, en un slogan turístico que engloba a Ushuaia y el Canal Beagle. Vamos a detenernos en la frase: EL FIN DEL MUNDO porque hoy la encontramos presente en

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Hoy sabemos que los 55° de L.S. en que se encuentra Ushuaia, es mayor en distancia al Polo Sur que muchos lugares del Hemisferio Norte con respecto a su Polo. Y que se encuentran sumamente poblados: Ejemplo: la Siberia, Alaska, los países nórdicos en Europa.

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todo, cuando visitamos la capital: Ushuaia. ¿Cuál es el origen de esta frase tan sugerente? Se la debemos al famoso escritor de aventuras, el francés Julio Verne. Al título de su último libro denominado “El Faro del Fin del Mundo”. Una apasionante historia de piratas que tiene lugar en la desolada Isla de Los Estados en el año 1859. A los 55° L.S. Historia escrita por Verne en 1901, y publicada en 1905, después de su muerte, por su hijo Michel.

Portada de la 1ra. edición de la novela de Julio Verne.

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¿Y qué inspiró la novela de Verne? El verdadero Faro del fin del mundo de la Isla de Los Estados, que fue inaugurado en abril del año 1884 por el coronel Augusto Lasserre, quien luego (el 12 de octubre de ese año), funda la colonia de Ushuaia sobre el canal Beagle. El relato de Verne, transcurre desde el 9 de diciembre al 1° de marzo; y así se inicia, con el Capítulo I denominado “La inauguración del Faro”: “El sol iba a ponerse detrás de las colinas. El tiempo era magnífico. Algunas nubecillas reflejaban los últimos rayos, que no tardarían en dejar paso a las sombras del crepúsculo, de bastante duración en el grado 55 del hemisferio austral. “Cuando el disco solar mostraba sólo su parte superior, un cañonazo resonó a bordo del Santa Fe, mientras flameaba el pabellón de la República Argentina. “En el mismo momento resplandecía una vivísima luz en lo alto del faro construido a un tiro de fusil de la bahía de Elgor, en la que el barco había fondeado. “Los obreros, agrupados en la playa, y la tripulación, reunida en la proa del buque, saludaron El libro del Fin del Mundo // 17


con grandes aclamaciones la primera luz que se encendía en aquella costa. “Se escucharon otros dos cañonazos que siguieron al primero, despertando los ruidosos ecos de los alrededores. Luego fue arriada la bandera, según ordena el reglamento de los barcos de guerra, y el silencio se hizo en aquella isla de los Estados, situada en la confluencia del Atlántico con el Pacífico. “Los obreros embarcaron a bordo del Santa Fe. En tierra no quedaron más que los tres torreros, uno de ellos de servicio en la cámara del cuarto del faro. “Los otros dos paseaban, charlando, por la orilla del mar.” El Aviso Santa Fe llegó a la Bahía de Elgor (nombre ficticio), en el nor-este de la Isla de los Estados, comandado por Lafayate. Después de cruzar el Estrecho de Lemaire, que separa la Isla de Tierra del Fuego de la Isla de Los Estados, con un ancho de 25 kilómetros, más o menos, y aguas muy peligrosas. Allí la costa de la isla tiene una sucesión de golfos, bahías y caletas con enormes rocas, donde 18 // Etel Carpi


se estrella el mar; es la culminación de la Cordillera de Los Andes. Costas que infunden miedo, eran pocos los pescadores que se atrevían entonces a llegar, porque son aguas peligrosas donde antiguamente, ocurrían muchos naufragios. La idea de construir un faro, surgió como una manera de evitar esos naufragios, ya que su luz, guiaría a los navegantes que buscaban desde el Oeste o el Sur las aguas abiertas del océano Atlántico. En el Santa Fe viajaban 3 torreros: Felipe, Morriz y Vázquez, los que quedarían a cargo del Faro por 3 meses, luego serían relevados. En esa época, los piratas se aprovechaban de los naufragios, ejerciendo “EL RAQUE” (es decir, apoderándose de todo lo que podían encontrar en los barcos encallados). En la isla, vivían una docena de ellos dedicados a esa tarea, incluso a provocar naufragios confundiendo a los navegantes con luces falsas. Cuando se produce la instalación del Faro, se ven obligados a ocultarse, a la espera del paso de algún buque del que pudiesen apoderarse para huir con todo el botín hacia mar abierto. Kongre y Carcante eran los que lideraban al grupo. Dos torreros son asesinados; Vázquez logra escapar y permanece oculto varios meses, a la El libro del Fin del Mundo // 19


espera del regreso del Aviso Santa Fe. En el ínterin, el buque Century de los Estados Unidos naufraga cerca y entonces, los piratas se apoderan de él para cumplir su cometido de huir. El único sobreviviente: John Davis, se encuentra con Vázquez uniéndose a él en la lucha por sobrevivir y evitar que los piratas se escapen antes de la llegada del Santa Fe, ya faltando pocos días para el mes de marzo. Esta historia apasionante fue la que inició la propagación de la frase FIN DEL MUNDO, perpetuándose y acrecentándose en el tiempo. Debemos aclarar, que la novela de Verne es de lectura obligada en las escuelas de Francia hasta el día de hoy.

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VERDADERA HISTORIA DE LA CREACIÓN DEL FARO DEL FIN DEL MUNDO EN ISLA DE LOS ESTADOS Al comienzo del año 1884, la “División expedicionaria del Sur” de la marina de guerra que comandaba el coronel don Augusto Lasserre, llegó a la Isla de los Estados con la misión de instalar un Faro cuya luz guiara a los navegantes en esas aguas peligrosas cercanas al Cabo de Hornos, donde ocurrían gran cantidad de naufragios, como vimos.

Nuestra Isla de Los Estados.

Se creó, además, una Prefectura Marítima, un penal y una estación de Salvamento. El Faro se llamó El libro del Fin del Mundo // 21


“San Juan de Salvamento”, bautizado por Lasserre en abril de 1884. Es el más antiguo de Argentina y el primero en aguas australes. Y fue el que inspiró a Julio Verne su historia. El faro original era una casa de madera de lenga (roble de Tierra del Fuego). Su ubicación: noreste de la Isla de Los Estados, cabo San Juan. También había un pequeño puerto en la bahía contigua. El faro original dejó de funcionar en 1902, reemplazado por el Faro de Año Nuevo en la Isla Observatorio. Luego, en 1904 se inaugura el faro de Cabo Vírgenes para completar la señalización del Estrecho de Magallanes. Hoy, existe en el mismo lugar, una réplica del original, custodiado por 4 torreros. Fue donado por Francia en honor a Julio Verne, inaugurado en 1998. Es como una casita de forma octogonal a 60 metros sobre el nivel del mar. Construida en madera de cedro con techo de zinc. En 1999 se declaró el sitio como: lugares históricos nacionales, donde está el Faro y el antiguo Puerto. El 9 de agosto de 2016, se crea la RESERVA NATURAL SILVESTRE ISLA DE LOS ESTADOS Y ARCHIPIÉLAGO DE AÑO NUEVO, siendo hoy un territorio protegido.

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Faro del Fin del Mundo en la actualidad.

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LA CENICIENTA SUREÑA Los Siglos XVI y XVII vieron llegar y pasar por las costas de la isla de Tierra del Fuego, flotas inglesas, holandesas y francesas, con diversos fines como: pesca, ciencia, aventura, comercio y conquista. Sin embargo, la “cenicienta sureña”, como se la conocía, fue, siempre postergada. Navegantes, científicos, posibles colonos, llegaron a la “tierra maldita”, la rodearon, y también intentaron quedarse; pero al final, nadie se detuvo por mucho tiempo. La soberanía del País en esos lugares quedó bajo la tutela personal de Luis Piedra Buena que hacía años recorría los mares Australes y que después de varios viajes y aventuras, un día del año 1863, grabó la leyenda en el acantilado del Cabo de Hornos: “Aquí termina el dominio de la República Argentina”. Luego hablaremos un poco más de este hombre tan importante en la defensa de nuestra soberanía Austral. Antes, me gustaría referirme al gran naturalista inglés Carlos Darwin.

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VIAJE DE UN NATURALISTA ALREDEDOR DEL MUNDO

Este libro de Charles Darwin data de enero de 1839.

Aquí Darwin pone mucho énfasis en la literatura, en la técnica de la narrativa, y es, sin lugar a dudas, el pionero de las crónicas de viajes que todo escritor naturalista debe leer y estudiar. Su libro, en

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la parte dedicada al Sur de nuestro continente, ha sido inspirador de los relatos de viajes que siempre fueron de mi interés. La expedición que tanto contribuyó luego en las conclusiones que sacó Darwin sobre el origen de las especies duró 5 años (desde 1831 a 1836). Fue elegido siendo un joven de 23 años por el capitán, también muy joven: Robert Fitz Roy, porque necesitaba de un naturalista a bordo del Beagle, para que tomara datos de una tierra desconocida, aunque visitada por él en el viaje anterior del Beagle en los años 1826 a 1830. Fue tan importante este viaje para el joven Darwin, que dijo al final de su vida: “El viaje en el Beagle es con mucho, el acontecimiento más importante de mi vida y determinó toda mi carrera”. Por la impresión que desde muy joven despertó en mí sus relatos del diario de viaje, y especialmente la pintura que hace de aquellos lugares salvajes y misteriosos de las islas cercanas a los mares Antárticos; es que me gustaría compartir párrafos destacados de su libro con mis lectores, recomendando su lectura completa.

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“Nadie puede darle respuesta; todo parece eterno, las cosas salvajes tienen una lengua que despierta la duda en el corazón”. Charles Darwin. 17 de diciembre de 1832. “Tierra del fuego puede describirse como un país montañoso, sumergido en el mar, en parte, de modo que las profundas bahías que se encuentran en la costa ocupan el lugar donde debieron de existir los antiguos valles. Las laderas de las montañas, excepto en la costa occidental, están cubiertas por el agua hasta el límite de un gran bosque. Los árboles se encuentran hasta alturas de mil y mil quinientos pies; más arriba el terreno es turboso y crecen en él distintas plantas alpinas; a partir de esta zona se encuentran las nieves perpetuas…” “Descubrí que me sería imposible avanzar a través del bosque y decidí seguir el curso de un torrente. Al principio, a causa de las cascadas y del gran número de árboles muertos me fue difícil avanzar, pero pronto el lecho del río se presentó en forma más regular y continué avanzando lentamente a lo largo de las orillas rocosas, maravillándome ante la grandeza del espectáculo que se ofrecía a mis ojos. El libro del Fin del Mundo // 27


El tajo sombrío del barranco concordaba perfectamente con las demás señales de violencia que ofrecía el paisaje. A ambos lados yacían masas irregulares de rocas y troncos de árbol derribados; otros árboles, aunque todavía continuaban erguidos, estaban huecos hasta el mismo corazón y no debían tardar en caer. La maraña que formaban los vegetales en plena floración y los troncos muertos, me recordaban los bosques del interior de los trópicos, aunque había entre ellos una gran diferencia, porque en aquellas soledades, la muerte, y no la vida, parecía ser el espíritu predominante. “ …“Como todo el paisaje tiene este color (verde pardusco con cierto matiz amarillento), el aspecto general es sombrío y melancólico y los rayos del sol pocas veces consiguen prestarle aliciente.” 20 de diciembre de 1832 …“Una cordillera comunicaba esta colina con otra situada a varias millas de distancia, y que era más alta que la primera, de modo que en parte estaba cubierta por la nieve. Como el día no estaba todavía muy avanzado, decidí dirigirme hacia allí y recoger plantas durante el camino. La empresa hubiese sido muy dificultosa de no haber encontrado una senda abierta por los guanacos; estos animales, lo 28 // Etel Carpi


mismo que las ovejas, siempre siguen el mismo camino. Cuando llegamos a la cumbre de la otra colina descubrimos que era el punto más elevado de las proximidades, y que desde allí varias corrientes de agua se deslizaban en direcciones opuestas hacia el mar. El panorama que se distinguía era muy extenso: hacia el norte veíase una zona pantanosa y hacia el sur, por el contrario, el paisaje era salvaje y magnificente, digno de su nombre de Tierra del fuego. Había una especie de misteriosa grandeza en la serie de montañas separadas por profundos valles, cubiertos, lo mismo que las montañas, por una densa masa de bosques.” 22 de enero de 1833 “A medida que nos internábamos por el Canal de Beagle, el carácter del paisaje era cada vez más espléndido, aunque el espectáculo perdía parte de su belleza al ser contemplado desde el bote, con lo que nos perdíamos la vista de los riscos que se extendían al otro lado del valle, en sucesión interminable. Las montañas de aquella zona tenían una altura de unos tres mil pies, y terminaban en picos muy escarpados. Se levantaban en la misma orilla del agua, y hasta una altura de mil cuatrocientos o El libro del Fin del Mundo // 29


mil quinientos pies aparecían cubiertas de bosques. Era curioso observar la horizontalidad de la línea en la que los árboles dejaban de crecer, en la ladera de las montañas; parecía la señal que deja la marea alta en la playa.” 29 de enero de 1833 “De madrugada llegamos a un punto donde el Canal de Beagle se divide en dos brazos, penetramos por el septentrional. El paisaje es todavía más magnífico. Las elevadas montañas de la parte norte constituyen el eje granítico o la espina dorsal del país; alcanzan alturas entre los tres y cuatro mil pies, excepto un pico que llega a más de seis mil. Están cubiertas con un espeso manto de nieves perpetuas, y numerosas cascadas llevan sus aguas, a través de los bosques, a engrosar el estrecho canal. En muchos lugares enormes glaciares se extienden desde la ladera de la montaña hasta el mismo filo del agua. Apenas es posible imaginar nada más hermoso que el color azul de berilo de esos glaciares, especialmente en contraste con el blanco apagado de la nieve que cubre las partes altas de la montaña.”

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1° de junio de 1834 “Estábamos a principios de invierno, y el panorama era de los más insípidos; los bosques estaban cubiertos de nieve y sólo podía distinguirse el paisaje a través de una pesada atmósfera. Sin embargo, tuvimos la suerte de coincidir con dos días de tiempo excelente. “Uno de aquellos días, el Monte Sarmiento, una montaña lejana de 6.800 pies de altura, ofrecía un espectáculo estupendo…” “Cuando el Beagle estuvo aquí, en el mes de febrero, una mañana a las cuatro, emprendí la ascensión al monte Tarn, que tiene una altura de unos 2.600 pies y es el punto más elevado del distrito inmediato. Navegando en bote llegamos al pie de la montaña (desgraciadamente no por el lugar más accesible) y empezamos nuestro ascenso desde allí. El bosque empieza en el límite de la marea alta, y durante las dos primeras horas abandoné toda esperanza de alcanzar la cumbre. El bosque era tan espeso que necesitaba constantemente la brújula para orientarme, porque no se veía nada. En los profundos barrancos, todo era desolación e inmovilidad de muerte; fuera del bosque soplaba un viento fuerte, pero allí ni las hojas más altas de los El libro del Fin del Mundo // 31


árboles se movían. Todo era tan húmedo, oscuro y frío, que ni las setas ni el musgo podían crecer allí. Apenas se podían cruzar los valles, puesto que estaban cubiertos de grandes troncos de árboles caídos en todas direcciones, que formaban altas barricadas. Al pasar por estos puentes naturales, más de una vez el caminante se hundía hasta la rodilla en la madera podrida, y cuando intentaba agarrarse a un árbol que parecía firme, descubría que bastaba tocarlo para que se derrumbase hecho polvo. Finalmente, llegamos a una zona donde los árboles todavía se sostenían, y alcanzamos la tierra desnuda que nos condujo hasta la cumbre. Desde allí divisamos un panorama característico de la Tierra del Fuego: cadenas irregulares de colinas, moteadas de nieve, valles profundos, de color verde amarillento, y brazos de mar penetrando en la costa en todas direcciones. El viento era frío y soplaba con mucha fuerza, y la atmósfera estaba enrarecida, de modo que no permanecimos mucho rato en la cumbre de la montaña. El descenso no fue tan laborioso como la ascensión, porque el paso del cuerpo colaboraba a la acción de las piernas, y además las pendientes y los barrancos nos conducían en la dirección deseada.” 32 // Etel Carpi


Hasta aquí, algunos párrafos del diario de viajes por la Patagonia de Charles Darwin, solo es una pequeña muestra de su magnífica descripción de los lugares recorridos y la impecable forma literaria empleada, que, sin lugar a dudas, me fascinó de tal manera, que comencé con mis narraciones, en parte, inspirada por su forma de observar y narrar la naturaleza, de manera que el lector se sienta parte de ella.

LOS INDIOS CANOEROS La zona de los canales fueguinos estaba habitada por los llamados indios canoeros: los Yaganes, también conocidos como los Yámanas (término que en idioma Yagán significa “hombres”). Ellos eran un pueblo nómade, cazadores, recolectores y pescadores. Del diario inédito de don Manuel Lefrant y Fernández que revela Juan José Antonio Segura, año 1792, y que transcribe Juan Belza leemos: “Los indios del lugar viven en la miseria, porque sin caballos, ni más compañía que algunos

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pocos perros, andan totalmente desnudos en aquella frígida latitud del 55°”. “Se sirven de alguna piel de lobo marino o de guanaco, suelta, a modo de capa por encima de los hombros”. “Las mujeres, andan cubiertas desde los pechos hasta las rodillas.” …”trepan por allí subiendo y bajando los bosques como las cabras y rozándose por entre los árboles, de que se hallan los más descalabrados de piernas y pies”. “Acostumbrados a sus frutillas silvestres y carne de lobo marino de que comúnmente se alimentan”. José Manuel Eizaguirre escribe en sus crónicas del año 1891 publicadas en el diario Sud América: “Los Yaganes se acaban… y con ellos los alacalufes3, todos los que pueblan los canales van

3 Éstos indios vivían exclusivamente en el sector chileno, es decir, eran indios del oeste, mientras que los Yaganes eran indios del este. Aunque en el extremo sureste de la isla (Península Mitre) vivían los Haush, emparentados con los Onas (indios “de tierra o a pie”) que abarcaban toda la parte norte de la isla. 34 // Etel Carpi


desapareciendo víctimas del raquitismo, de la anemia y de la tisis”. Explica que viven junto al fuego todo el año y que lo llevan en sus canoas. Las mujeres se encargan de remar. “Sucios y perezosos, jamás hacen ejercicio de ninguna especie”. “… la mujer es la única que trabaja, y que ésta para el indio vale menos que el perro”.

JEMMY BUTTON La historia de este indiecito es muy interesante. Se llamaba Omuyleme o Urendeli y tenía unos 12 años cuando ocurre un hecho que le marcó la vida. Una noche, él con otro grupo de indios se apoderaron de un bote que pertenecía al Beagle, comandado por el joven Fitz Roy. Éste decidió retener a unos cuantos hasta que apareciera el bote. Pero algunos escaparon y solo 4 se quedaron en cubierta. A uno lo llamaron York Minster. El segúndo, un joven a quien llamaron Boat Memory y el tercero es el indiecito que llamaron Jemmy Button.

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También había una niña de unos 11 años que llamaron Fuegía Basket (canasta Fueguina).

Corría el año 1830 y Fitz Foy tomó la decisión de llevarlos a Inglaterra para educarlos en la cultura cristiana. Uno de ellos, murió en el viaje, los otros tres fueron educados y civilizados en Inglaterra. En el próximo viaje de Fitz Roy, año 1831, (en el viaje que lo acompañó Carlos Darwin, como vimos antes), los traía de regreso con la esperanza que pudiesen 36 // Etel Carpi


enseñar a su gente todo lo aprendido. Es una historia, que a partir de ese momento transcurre en el escenario de las islas de los canales fueguinos y que merece ser leída en los relatos de Darwin, o resumida en un libro del historiador Arnoldo Canclini que encontré en Ushuaia: “El indio en Londres y en el Sur”, 2013. Algunas curiosidades sobre el idioma Yagán (de La Australia Argentina, de Roberto J. Payró): No existe diferencia de género en ninguna clase de palabras. Con la palabra “hanitush”, que significa “hojas coloradas”, identifican al otoño, porque es cuando las hojas de los nothofagus se ven de ese color. “Wullaia, es la bahía mayor de Navarino. “Onaisín”, es Tierra del Fuego. “Onashaga”, es el canal Beagle. “Yamana”, es hombre, vivo, vida, vivir. En muchos casos se usa este término para referirse a los Yaganes. El Yagán es bajo de estatura, de torso fuerte porque andan siempre en canoas remando. En cambio, sus piernas tienen poco desarrollo porque están en sus canoas en cuclillas. Son especialmente pescaEl libro del Fin del Mundo // 37


dores, por eso la debilidad y cierta deformación de sus piernas. Dice A. Canclini: “presentaban cierta figura simiesca cuando caminaban”. Es el indio especialmente “marinero”. De facciones abultadas, ojos vivos y pequeños que denotan cierta picardía. Vestían con una capa de pieles o quillango, o andaban desnudos. Las mujeres se ocupaban de la atención familiar y la pesca, los hombres de la caza, la construcción de armas y canoas. Su territorio eran las costas, no se aventuraban mucho en los bosques que cubren las laderas montañosas. Muchos exploradores le han tildado de caníbales (Darwin), y poco inteligentes, lo cual no es cierto. Tienen cierto grado de inteligencia y los misioneros los han empleado en diversos trabajos con buenos resultados. Se han extinguido por completo y en forma bastante rápida después de la llegada del blanco a la isla. Los Alacalufes, o indios del oeste, que ocupan las islas y costas del lado chileno son más robustos, más desarrollado, aunque dicen los que lo han visto, de apariencia más desagradable que la del Yagán. Se dice descendientes de los araucanos del sur de Chile. Navega, pesca y caza.

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LOS ONAS Otros indios habitan el norte de Tierra del Fuego, son los Onas o Selk´nam. Más adaptados a la estepa, ocupaban gran parte de la isla. De una altura importante, eran una rama de los Tehuelches, indios que habitaban la meseta Patagónica. “El antropólogo que hoy quiera conocer al hombre de la edad de piedra, vaya a Tierra del Fuego, allí encontrará al hombre primitivo viviendo, no en cavernas, sino a la intemperie; la vida prehistórica en su más patente realidad”. “El Ona, armado de arco y flechas, espera a veces días enteros oculto tras alguna mata, el paso de la res ansiada, que es propiedad común, que pertenece a toda la tribu… mientras tanto, las mujeres y los chicos se mantienen del tuco-tuco, pequeño roedor que pulula en Tierra del Fuego.” Estas palabras pertenecen a Julio Popper: aventurero e incansable explorador y emprendedor, que es una de las primeras personas que se adentró en la isla para realizar descubrimientos geográficos y geológicos que lo llevaron a idear proyectos de desarrollo. Hace un pormenorizado examen de los

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Onas del norte de la isla, en la conferencia del 27 de julio de 1891. Después de 5 años de convivencia o cercanía a los aborígenes. Otros que también se ocuparon de ellos fueron Ramón Lista, Antonio Segura y Monseñor José Fagnano (misionero Salesiano de la zona de Río Grande), primer administrador apostólico de la Tierra del Fuego e Islas Malvinas. Otro misionero famoso que intentó evangelizarlos fue Thomas Bridges, que tenía una estancia y misión en Puerto Harberton. Primer misionero Ingles que se estableció con éxito en Tierra del Fuego. Desarrolló una amistosa relación con los indios. Su hijo Lucas, dejó su experiencia novelada en el libro “El último confín de la Tierra”. Todos sus antecesores, fueron muy desgraciados, y muchos fueron a morir de hambre a Puerto Español, (acota José M. Eizaguirre en 1891). Los Onas no merecieron tener suerte tan cruel, cazados como a fieras en nombre de altos principios de humanidad. Por su inteligencia, su mansedumbre, su carácter alegre, risueño y sociable, podían haberse adaptado muy bien a la civilización. Eran altos, muy bien formados, con facciones agradables, pelo negro y lacio, ojos negros, boca 40 // Etel Carpi


de labios gruesos, dientes blanquísimos, las mujeres tenían pies y manos delicadas. Más teniendo en cuenta que eran muy caminadoras, y andaban descalzas, rara vez con ojotas.

Ángela Loij: Jóven Ona, de los últimos sobrevivientes (1923). Del libro Los Selk´nam de Anne Chapman. Biblioteca Popular Mariano Moreno. Los Toldos.

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“Los indios y los blancos son naturalmente enemigos. Los últimos, más fuertes, tienden a despojarlos de sus territorios y subyugarlos para que trabajen en provecho suyo”. Palabras de Roberto J. Payró. Recomiendo la lectura del libro Los Selk´nam de Anne Chapman, un trabajo muy bueno que describe la sociedad indígena tal como existía antes de la llegada del hombre blanco, los mitos, los rituales, las relaciones entre los hombres y mujeres expresadas a través de la gran ceremonia del “Hain”. Donde se demuestra la alta inteligencia de los Onas (los cazadores más australes del mundo) y lo complejo de su estructura social en perfecta armonía con el medio ambiente.

TIERRA DEL FUEGO La isla de Tierra del Fuego es única, en nuestro País, y en el mundo entero. Para entender el misterio que siempre despertó aquel lugar, voy a valerme de un párrafo del cronista viajero Arnoldo Canclini en su libro “Historia de Tierra del Fuego”, Plus Ultra, 1980. 42 // Etel Carpi


“Aquel concepto desarraigable de ser lo último de la tierra, aquellos misioneros muriendo de hambre o asesinados, aquellos otros interponiendo su pecho para defender a los restos de los nativos, aquella misma preponderancia del factor religioso, aquella navegación por los mares más terribles del mundo con su interminable retahíla trágica de naufragios casi hasta hoy, aquellas luchas de gobernantes olvidados por quienes les designaban, aquella concepción que hacía de la isla sinónimo de presidio, aquella fantástica riqueza lanera, amén de la realmente fantástica del oro metálico, todo eso la convierten, por decirlo de manera vulgar en una fuente de novelas o de películas cinematográficas, quizá más que el Lejano Oeste, tan bien explotado por la industria hollywoodense”.

RELATOS EN 1891 José Manuel Eizaguirre: periodista y viajero, ha dejado relatos magníficos de la isla en el año 1891. Son notas publicadas en el diario Sud América y que resulta ser el primer trabajo periodístico de la prensa argentina sobre Tierra del Fuego, un terriEl libro del Fin del Mundo // 43


torio que, para entonces, estaba tan lejos y tan apartado del corazón de Argentina, como lo sigue estando hoy, siglo XXI, la misteriosa Isla de Los Estados. Las crónicas de José M. Eizaguirre, fueron publicadas en 1897, a la memoria de su amigo Julio Popper y son dignas de que nos ocupemos de ellas para visualizar la Tierra del Fuego de fines del siglo XIX. “Esta parte de los canales, que recorríamos, al Sur de tierra del Fuego, es aún más bella y más grandiosa que la parte Este y que la correspondiente al canal Magdalena. El sol había empezado a derretir todas las nieves del día anterior y los bosques de robles y de hayas4 que visten las faldas de las

4 Se refiere a la LENGA (Nothofagus Pumilio), Hanis en Yagán. El Roble de Tierra del Fuego. También se conocen como Hayas del sur: Notho: Falso. Fagus: Hayas. Falsa Haya. Sus parientes son las Hayas del Norte, hasta 1990 eran clasificadas como un género hermano de ellas, por eso los cronistas antiguos les decían Hayas a nuestras Lengas. Nuestras especies de Nothofagus son: -Raulí: (Nothofagus alpina) -Ñire: (N. Antárctica) -Coihue blanco: (N. Betuloides). Guindo. -Coihue: (N. Dombeyi) -Roble de Neuquén. (N. Obliqua). Coyán. 44 // Etel Carpi


montañas hasta la base y línea de las aguas, se presentaban en todo su verdor.” “Solo en las cumbres se veía nieve. El calor del sol ―de un sol de verano como no lo volví a sentir más durante toda mi gira― había derretido todas las últimas nieves convirtiendo cada caída de agua, en una verdadera cascada, y multiplicando los chorrillos que, deslizándose desde las alturas por entre los troncos del inmenso bosque traen hacia el mar, con rumores sordos, una gran cantidad de agua.” “Bellísimo paisaje a uno y a otro lado del canal!” 5 XI-7-1891 Sobre la Isla de Los estados dice: “La isla de Los Estados es completamente montañosa y está al N. y E. materialmente cubierta de bosques como la parte Sur y occidental de Tierra del Fuego, y su suelo es completamente inútil

-Lenga: (N. Pumilio). Roble de Tierra del Fuego. Estos árboles se distribuyen a lo largo de los Andes desde Neuquén a Tierra del Fuego, y forman parte de los bosques sub antárticos. 5 Se refiere al canal de Beagle. El libro del Fin del Mundo // 45


para todo trabajo. Es una esponja sobre la base granítica.” “No se presta a ningún cultivo, ni aún para la ganadería, y ha estado siempre deshabitada; no tiene, ni nunca se han conocido indígenas allí. La expedición nacional del año 18846, llevó varios animales vacunos y yeguarizos, pero antes de la terminación del mes no quedó ni uno, la pezuña se les desprendía y morían. Solo las cabras se han aclimatado y multiplicado por toda la región.” “El porvenir de esta isla está en el corte de maderas, en la caza del lobo marino y en el criadero de ostras. Mientras tanto estas industrias no llegan, la población nacional que está allí, presta grandes y meritorios servicios a la navegación y a la humanidad.” “La isla no es inhabitable como dijeron los primeros navegantes ingleses, y la prueba está en el establecimiento de la Sub-prefectura que existe allí desde el año 1884.”

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Se refiere a la expedición de Augusto Laserre, quien instaló el Faro del Fin del Mundo, como hemos visto antes. Hoy, solo viven allí 4 personas que están al cuidado del faro. El resto de la isla está deshabitada. 46 // Etel Carpi


“El pueblo de San Juan de Salvamento en cuya punta está el faro, es uno de los más seguros que tiene la isla y al mismo tiempo el más pintoresco y bello por sus paisajes”. “…desde la sub-prefectura situada en el interior de la bahía, se extiende un camino de piedra perfectamente cuidado que va a terminar en Punta Laserre, donde está el faro. Ese camino ha sido bautizado así “Avenida Piedrabuena”.7 XI-28-91 A partir de aquí, Eizaguirre deja en la pluma exquisita de su amigo Julio Popper, la descripción magnífica de Tierra del Fuego. “Pero el hecho es que, la isla Tierra del Fuego, situada entre los 52° 40´ y 55° de latitud, se halla más apartada del Polo Sur, que Stockolmo, Copenhague y Glasgow del Polo Norte. Se aproxima más a los trópicos que Escocia, Dinamarca, Suecia y Noruega; de modo que no es su situación geográfica

7En el año 1868, el gobierno de Mitre cede la propiedad de la Isla de Los Estados al Capitán de Marina don Luis Piedrabuena. Más adelante, vale la pena que nos ocupemos de él: gran defensor de nuestro territorio más austral. El libro del Fin del Mundo // 47


la que justifica su fría fama, como tampoco es la que explica el flamante apellido que lleva. Magallanes, su descubridor, la llamó Tierra de los Humos, debido a que los indios, al ver por vez primera un buque, hacían grandes fuegos en señal de alarma. El Rey Carlos V, Primero de España, fue quien le dio el nombre que hoy lleva, porque, donde hay humo, dijo con natural perspicacia, también debe haber fuego.” “Con todo esto, Tierra del fuego ni es país frío, ni cálido; ni es agreste, ni sombrío, ni desolado; es un país de clima insular, que, según la parte de donde se contempla, se presenta ondulado, húmedo y cubierto de densos bosques; o plano, sereno, seco, compuesto de pampas pastosas; o bien escotado, imponente, formado por altas barrancas y montañas coronadas de eterna nieve.” “En medio del fragor de las rompientes, por entre las formidables columnas de blanca espuma que destrozan las playas, guerrean, no ya las montañas, sino sus desnudos esqueletos, en forma de altos obeliscos, imponentes campanarios y gigantescas pirámides de agujas truncadas que, erguidas y chorreando, proyectan sus caprichosas cúspides más allá de la región de las nieves perpetuas.”

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Julio Popper

“Más afuera, en medio de las agitadas olas, apartadas ya de las playas de que formaban parte, se ven aún enormes rocas solitarias, arrogantes vestigios de montañas desaparecidas, que adquieren formas fantásticas, que aparecen cual colosales brazos, cual puños y mazas gigantescas, que amenazan a los elementos enfurecidos.” “En las faldas de los gigantes dioríticos y graníticos de la Cordillera, se ven enormes glaciares, trozos de hielo de millones de metros cúbicos de voEl libro del Fin del Mundo // 49


lumen, que descienden lentamente por entre selvas siempre verdes, de hayas, mirtos y magnolias, mientras en sus carcomidas bases invadidas por las aguas, hay colosales bóvedas, espaciosas cuevas del dominio absoluto de legiones de pingüinos y cormoranes, de nutrias y delfines, de lobos y leones marinos.” “Aquí es raro el día que no llueve… es difícil presentar en un cuadro reducido todo el aspecto de Tierra del Fuego, porque es el país de las grandes sorpresas…” “…poderosas causas influyen en hacer aquella región la más variada que, en país tan reducido, fantasía humana puede imaginar.” XII-10-91

LUIS PIEDRA BUENA: DEFENSOR DE NUESTRO SUR Luis Piedra Buena amaba navegar desde muy joven, un hecho trágico ocurrido en 1850 con el naufragio de un grupo de 7 misioneros en los mares del Sur, lo inició en la tarea de socorrer a los náu-

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fragos que se sucedían en las aguas pre Antárticas. Tres de aquellos, fueron encontrados muertos, más adelante se hallaron otros dos también muertos.

Poco a poco Piedra Buena se fue relacionando con caciques patagónicos y fue comprendiendo que se movía en zona de disputas. En el año 1843 Chile fundó la actual Punta Arenas (Fuerte Bulnes) en el canal de Magallanes. Un Piedra Buena muy joven, supo que había que hacer algo para que su bandera no desapareciera de esas tierras Australes. Y así, mientras continuaba cazando lobos y ballenas, El libro del Fin del Mundo // 51


rescatando náufragos, jugándose su propia vida, y reconociendo paisajes extremos, comenzó a repartir banderas de color azul y blanco. En 1862, en un islote del Río Santa Cruz (Isla Pavón), edificó una pequeña casa para establecerse y comerciar. Allí puso un mástil donde se izó la primera bandera nacional en la Patagonia Austral. Fue el primer habitante permanente en la zona. Esa casita, ya reconstruida, pude visitarla en mi primer viaje camino a la Isla de Tierra del Fuego, en enero de 1978. Entonces vivencié, con apenas 20 años, la grandeza solitaria de la isla, acampando en solitario dos noches en ese lugar. Las sensaciones que experimenté me estremecen cada vez que las evoco, porque fueron vividas en esa etapa temprana de la vida que me engendraron un amor supremo por aquellos parajes del Sur más lejano de mi Patria. Y así, nuestro guardián del Sur, fue estableciéndose más adelante en el Estrecho, la isla de Los Estados y el Cabo de Hornos. Mientras, seguía con los salvatajes y el comercio con los indios. Luego, deja gente a cargo en Isla Pavón y se establece en Isla de Los Estados donde construye una pequeña casa albergue en Puerto Cook. Y allí, también, flameó por primera vez la bandera 52 // Etel Carpi


argentina. En Cabo de Hornos, colocó una plancha de cobre con los colores de su patria y la leyenda: “Aquí termina el dominio de la República Argentina. En la Isla de Los Estados (Puerto Cook) se socorre a los náufragos. Nancy. 1863. Cap. L. Piedra buena”.

Casita de Piedra Buena en Isla Pavón

Su esposa: Julia Dufour, escribía al llegar a su casa en Isla Pavón: “¡Qué triste es esta tierra! Lo único que alegró mi alma fue la blanca casita que se destacaba en el centro de la isla como una gaviota

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reposada sobre las aguas de un mar tranquilo y al ver la bandera de mi Patria que ondeaba en lo alto de un palo, no pude contener algunas lágrimas de alegría y gratitud”. Esa misma y profunda sensación fue la que sentí cuando me detuve en esa isla, como dije, aquel año 1978, viajando a Tierra del Fuego. Sentí una profunda alegría y agradecimiento a la vida por haber podido pisar esa tierra que la sentí palpitar con fuerza en mi corazón, anhelante de aventuras naturalistas que cada día me enseñaban a amar un poco más los distintos rincones agrestes de mi Argentina. Especialmente en esos mares australes, tan llenos de vida, de magia, de misterios… En 1868, el gobierno de Mitre promulga una ley, la 269 que dice: “Concédase al Capitán de Marina, don Luis Piedra Buena, la propiedad de la isla denominada del Estado, situada sobre el Cabo de Hornos, extremidad este del Cabo San Diego, y de tres leguas de frente al NE sobre el río Santa Cruz, con cuatro o lo que hubiese de fondo, quedando comprendidas en dichas tres leguas la isla Pavón, las pequeñas islas adyacentes y las salinas que tiene pobladas”.

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Piedra Buena, instaló una factoría que contribuyó en la extinción del Pingüino Rey en la isla. Había entonces 20.000 ejemplares. En los últimos años se han visto algunos ejemplares con cría, lo que indica que podrían volver a poblarla.

USHUAIA: NUESTRA PERLA AUSTRAL Ushuaia: Voz (Yagán), que significa “Bahía que mira al poniente”. Antes de ocuparnos de esta magnífica ciudad, capital de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur; es bueno interiorizarse por el canal Beagle, que baña suavemente con sus aguas cristalinas las costas de la Bahía de Ushuaia. Para ello, voy a valerme de la edición especial del Diario del Fin del Mundo, 135 aniversario de la fundación de Ushuaia, del día 12 de octubre de 2019. Día que resultó inolvidable para mí, ya que pude presenciar con infinita emoción, los festejos que se desarrollaron bajo una importante nevada, que cubría cuan manto bendito, a las personas y animales que

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desfilaban, y también a los que observaban. Maravilloso momento vivido junto a mi hija, que guardo en lo más sagrado de mis recuerdos. Canal Beagle o Canal Onashaga (del idioma Yagán: Canal de los Onas), es un canal o paso marítimo situado en el extremo sur de América, que corre al norte del paralelo 55° Sur, entre los meridianos 71° y 66° Oeste. Data de 8 mil años atrás, cuando un enorme glaciar forjó la actual cuenca que define el canal marino. Tiene unos 280 kilómetros a lo largo de la costa Sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego, y es compartido por Argentina y Chile. Allí se encuentran las aguas del Océano Pacífico y del Atlántico. El nombre Beagle se lo debe al barco británico HMS Beagle que realizó un estudio hidrográfico de las costas de la parte meridional de América del Sur entre los años 1826 y 1830, al mando del Contralmirante Phillip Parker King, quien terminó suicidándose. Recordamos que en el segundo viaje de este barco comandado por el Capitán Fitz Roy, viajaba a bordo el naturalista Charles Darwin, quien tuvo su primera vista de un glaciar al llegar al Canal Beagle el 29 de enero de 1833. (Viaje de un naturalista alrededor del mundo1831-1836). 56 // Etel Carpi


Los indios canoeros o Yaganes fueron los pueblos originarios que habitaron las costas del Canal Beagle. Su modo de vida tradicional era nómade y se desplazaban en canoas. Como vimos antes, se dedicaban a la caza, recolección y pesca. Y las mujeres fueron pioneras de buceo en sus transparentes aguas, ya que ellas se adentraban en las frías aguas para recolectar moluscos y crustáceos. La temperatura del agua es de 8° a 10° en verano, y de 2° a 4° en invierno. Su visibilidad es de 20 metros en invierno y 7 en verano ya que en esa época se concentra el zoo y fitoplancton. Sus aguas son generalmente calmas, ya que se encuentra rodeado de montañas y muchas bahías protegen naturalmente las aguas de los vientos que suelen ser fuertes del sector oeste o suroeste en los meses de primavera y verano. Estas condiciones, hacen que la bella Ushuaia se encuentre protegida de tempestades marinas, y que posea un clima bastante benigno y de pocas amplitudes térmicas. Aunque sí, muy cambiante, pues pueden darse las cuatro estaciones en un solo día.8

8 Temperatura media de 6° 5 en primavera, 10°4 en verano, 6° en otoño y 0°6 en invierno. Datos de Roberto J. Payró: La Australia Argentina. El libro del Fin del Mundo // 57


No me cansaré nunca de admirar la ubicación de esta pintoresca ciudad, entre el mar con sus islas y las montañas con sus bosques y glaciares.

Bahía de Ushuaia. Foto Etel Carpi

Desde todos los puntos la vista es maravillosa. Desde arriba, el canal con sus islas y aguas azules. Y navegando sus aguas, o bordeando la costa hacia Playa Larga, la vista de la Cordillera de Los Andes, imponente con la vestidura de los bosques de nothofagus que cambian de colores según la estación, y coronadas por nieves perennes. Esta belleza sin igual, tiene su historia, la que trataré de resumir. Y quien aspire a saber un poco más, puede recurrir al libro de Juan Belza “En la Isla del fuego”, publicación 58 // Etel Carpi


del Instituto de Investigaciones históricas Tierra del Fuego, 1974. Libro que me fue obsequiado en la primera visita a la biblioteca del Museo del Fin del Mundo. O al libro “Historia de Tierra del Fuego” de Arnoldo Canclini de 1980, primer libro que leí sobre la isla y me apasionó. También “La Australia Argentina” de Roberto J. Payró de 1982.

REPASANDO LA HISTORIA El primer intento de instalar una colonia de evangelización de los Yaganes, data de enero del año 1833, cuando el catequista inglés Richard Matthews, que viajaba en el Beagle con Fitz Roy, desembarca en Wulaia, al oeste de Navarino (Chile). Se sabe por relatos de Darwin (recordamos que él viajaba en el Beagle entonces como biólogo), que el intento no prosperó, y tuvo que regresar a Inglaterra después de haber corrido riesgo de muerte. En este punto, recomiendo la lectura del libro de Gerardo Bartolomé: LA TRAICIÓN DE DARWIN. Realidad y ficción de un drama patagónico. 1875. Libro que conseguí en la casita de té del glaciar

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Martial, y me impresionó tanto que lo leí varias veces. El autor decidió escribir una novela histórica uniendo tres personajes de la realidad: Darwin, Fitz Roy y el Perito Moreno. Libro, que logró editar en el año 2005. Más adelante, Allen Gardiner, extraordinario Misionero, logró crear la Sociedad Misionera de la Patagonia. Llegó a Tierra del Fuego (Puerto Español), con algunos hombres, los que sufrieron todo tipo de peripecias: hambre, frío, ataque de indios y soledad. Gardiner escribió un diario donde relata historias de profundo misticismo. “No tengo hambre ni sed, a pesar de cinco días sin comer: maravillosa gracia de amor, a mí, pecador…”, es lo último que escribe antes de su muerte. Un mes después llega el joven Luis Piedra Buena (en su tarea de salvataje por esos mares Australes, como ya vimos), y se encuentra “con un espectáculo horrible”. Después de otros intentos fallidos en el año 1862, Thomas Bridges, con buen dominio del idioma Yagán comenzó con muchas dificultades su obra misionera. En 1868, el superintendente Stirling toma la decisión de establecer una residencia fija en tierra. 60 // Etel Carpi


Eligió la Bahía de Ushuaia9, desembarcó en la península llamada La Misión, único lugar desprovisto de bosques y en enero de 1869 plantó la casa de madera que adquirió en Stanley. Miraba hacia la bahía, de espalas al Sur. Seis meses después, la Iglesia Anglicana nombraba a Stirling, primer obispo de Sudamérica con sede en Malvinas. Fue entonces, cuando Thomas Bridges fue ordenado para quedar al frente de la misión en Ushuaia, ya que Stirling debía viajar a Malvinas. La Misión tenía unos 300 indígenas. La labor misionera no era solo evangelización. Había una escuela, que dirigía Lawrence y se dividía en dos cursos. Allí se mezclaban los hijos de los misioneros con los hijos de los indígenas. Se enseñaba a leer, escribir y contar. Además, tenían que tener nociones de geografía e inglés. En 1881 había asilados 23 huérfanos. Los indios mayores trabajaban haciendo huerta, se ocupaban del ganado, alejándolos de la brujería y la ignorancia.

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Hoy, frente a la ciudad, se reconocen tres bahías: de norte a sur: Ushuaia, Encerrada, Golondrina y Cauquenes. Más al sur, ya en el parque Nacional: las bellísimas bahía Ensenada y Lapataia.

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Decía Bridges: “… se les ha enseñado diariamente conocimientos útiles y han sido educados según la civilización siendo hoy pastores, agricultores… a no ser por la Misión estarían completamente desnudos”. Así relata el periodista Roberto J. Payró su llegada a Ushuaia en el año 1898, cuando escribe las crónicas del viaje al sur en el transporte nacional Villarino que también llevaba a Santa Cruz al Dr. Francisco P. Moreno. Crónicas que publica en La Nación y luego en el libro “La Australia Argentina”. “De pronto apareció el conjunto de casas de la misión, envuelto en una atmósfera dorada, leve bruma que el sol teñía con sus rayos más cariñosos, y que se reflejaban con cambiantes opalinos en el agua de la bahía, azul también, y tersa como inmenso espejo de acero. Ushuaia se presentó enseguida, retratada como la misión ―con la torrecita de su iglesia, los muelles y las embarcaciones, los chalets y las casas, de cuyas chimeneas se escapaban ligeros humos, pronto desvanecidos―, en el lago inmóvil, duplicación del cielo”. En los años 1883 y 84, ocurrieron varios acontecimientos en la pequeña misión de Ushuaia. Llegó el Barco de guerra inglés La Romanche al 62 // Etel Carpi


mando del capitán Luis Martial, con sabios y observadores en misión científica. El Instituto Geográfico Argentino mandó la expedición exploratoria del capitán italiano Giácomo Bove. En la goleta Cabo de Hornos, que comandaba Luis Piedra Buena. Recordamos que en 1881 se había firmado con Chile el acuerdo de límites en la zona.

Coronel Augusto Lasserre.

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En 1884 llega la División expedicionaria del Atlántico Sur de la marina argentina con varios buques, liderados por la cañonera Paraná. Como vimos anteriormente, desde abril de 1884 la división estaba en San Juan de Salvamento, al noreste de la Isla de Los Estados donde instalaron “EL FARO DEL FIN DEL MUNDO” y la subprefectura. El coronel de marina Augusto Lasserre fue el fundador de esos lugares: San Juan de Salvamento el 25/5/1884 y luego Ushuaia el 12/10/1884. En el acto, Lasserre, le obsequia a Bridges una bandera Nacional, entonces éste, inmediatamente arrió la bandera de la misión que flameaba en el mástil e izó la enseña Argentina. Los buques de guerra, saludaron la acción con una salva de 21 cañonazos. El misionero dijo a Lasserre que deseaba vivir bajo la bandera donde había fundado su hogar, algo que Lasserre aceptó ofreciéndole las garantías necesarias del gobierno Argentino para que pueda seguir ejerciendo su meritoria labor con libertad. Luego, la bandera azul y blanca es saludada por hurras de Yaganes y blancos. A continuación, Lasserre declara: “oficialmente inaugurada la primera subprefectura de estos territorios que

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representará en ellos a la autoridad Argentina y ejercerá nuestra propiedad…” Dos semanas después parte, y deja colocado un pequeño faro al cuidado de los misioneros. Cuatro meses después de este acto fundacional, llega el Teniente de fragata Paz, quien decidió establecer la gobernación en Ushuaia, desechando la idea de algunos de llevar la capital al norte, a Río Grande. Por eso, el gobernador Paz, fue la primera autoridad de Tierra del Fuego. Ni bien llegó, recurrió a Bridges, “a fin de obtener los datos necesarios para orientarme en un territorio que me era desconocido”. En ese momento, había unos 250 Yaganes, los que sufrían una gran mortandad. Decía Paz sobre ellos: “están destinados a un fin prematuro, a una extinción completa”. “Si no se toman medidas, para contrarrestar los estragos de estas diátesis (tuberculosis, escrófulos) los yaganes figurarán en las listas de las razas extinguidas, dentro de un lapso muy breve…” Algo, que lamentablemente, se cumplió.

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CÁRCEL DE USHUAIA Y PRESIDIO MILITAR

Plano del Museo hoy: En Planta Baja está el Museo del Presidio, Museo Marítimo y Galería de Arte. Y en la Planta Alta, el Museo Antártico, Museo Policial y Penitenciario y Museo de Arte Marino. 66 // Etel Carpi


El Presidio Militar que estaba en San Juan de Salvamento (Isla de Los Estados), como vimos en el apartado de la creación del Faro del Fin del Mundo, más adelante en Puerto Cook (hasta diciembre de 1902), fue trasladado por razones humanitarias a Ushuaia. Y el lugar elegido fue Puerto Golondrina. Isla de Los Estados parece una isla hecha expresamente para presidio, actuando como fortaleza inexpugnable. Pues huir del presidio para vagar por la inhóspita isla, era entonces imposible. Sin los medios para cazar aves y sin posibilidades de refugiarse en algún lado, los mataría la inclemencia del clima. Abordar algún barco de paso, más imposible aún por las características intrincadas de las costas rocosas; sumado todo a lo denso y húmedo de los bosques y el terreno en general. La historia dice que en enero de 1896 arribó a Ushuaia el primer grupo de 14 penados a bordo del buque “1° de Mayo”. Así se inició la Cárcel de Reincidentes, habilitada provisoriamente en casas de madera y chapa. Idea: colonizar con penales. Luego enviaron 11 hombres más y 9 mujeres voluntarias. Todos ex convictos que habían delinquido nuevamente.

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En 1911, el Presidente de la Nación Roque Sáenz Peña firmó el decreto que fusionó el Presidio Militar con la Cárcel de Reincidentes de Ushuaia. En 1902 se empieza la construcción del “Presidio Nacional”. El sitio elegido fue al este de la pequeña ciudad de Ushuaia que tenía unas 40 casas. La construcción fue realizada por los mismos penados. En 1920 la cárcel contaba con 5 pabellones de 79 celdas exteriores cada uno. Las 380 celdas eran unipersonales, pero la cárcel llegó a alojar a más de 600 penados. Entre el pabellón 1 o histórico y el pabellón 2 se levantó la cocina y entre los pabellones 1 y5 la panadería. En 1943 se inauguró un moderno hospital, que luego fue el hospital de la Base Naval y por mucho tiempo el único hospital de la zona. El espacioso hall central o rotonda múltiple fue utilizado como sala de conferencias, cine y auditorio para cualquier tipo de acontecimiento. A esta cárcel fueron enviados delincuentes, autores de graves delitos, muchos de ellos condenados a cadena perpetua o de larga duración. Se aplicó un sistema de trabajo retribuido, enseñanza escolar con nivel primario y una severa disciplina. El penal tuvo 30 sectores de trabajo, algunos de ellos 68 // Etel Carpi


quedaban fuera de él. Los talleres instalados atendieron las necesidades de la cárcel y prestaron servicios a toda la ciudad. Estos fueron: la primera imprenta, teléfono, electricidad, bomberos, etc. Y fuera de la cárcel, los penados fueron utilizados para trabajos como la construcción de calles, puentes, edificios, y la explotación de los bosques. Por eso, en 1910 se habilitó el Tren más Austral del mundo con 25 kilómetros de extensión, entre el penal y lo que es hoy el Parque Nacional. También contó con embarcaciones: la más conocida era la “Godoy”. En el año 1947, siendo Territorio Nacional, y Gobernación Marítima, la presidencia de la Nación dispuso la clausura de la cárcel y las instalaciones fueron transferidas al Ministerio de Marina, y en ellas se instaló la Base Naval en 1950. Allí funciona el Museo Marítimo de Ushuaia. Museo Antártico José M. Sobral.10

10 Extracto de la recopilación realizada por J. C. García Basalo. El libro del Fin del Mundo // 69


TREN DEL FIN DEL MUNDO

Foto: E. C.

En el año 1908 se tendieron los rieles para el tren que llevaría a los presos a lo que hoy es el Parque Nacional Tierra del Fuego. Las vías originales pasaban frente al pueblo, a lo largo de la costa del Canal Beagle, al costado de la Calle Maipú, pasando por el campamento Monte Susana y dividiéndose en dos ramales que se internaban en el bosque por más de 15 kilómetros. Hoy se ofrece a los turistas un

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paseo turístico que recupera los últimos 7 kilómetros del recorrido original. Unos 90 reclusos con los pies encadenados y 30 guardias armados emprendían viaje hacia el bosque arriba de carros de madera. Los presos pasaban todo el día hachando árboles en condiciones extremas, pero se dice que ellos preferían este trabajo ya que era más cercano a la libertad. Cuando en 1947 se cierra el presidio, la vía siguió siendo utilizada por privados durante un quinquenio. Luego quedó sin uso por más de 40 años, hasta que se reabrió en el año 1994, ofreciendo a turistas de todo el mundo la oportunidad de vivir la historia del famoso tren de los presos.

MUSEO DEL FIN DEL MUNDO Comprende dos lugares, ambos sobre Avenida Maipú. El Museo y biblioteca en Maipú y Rivadavia y la Antigua casa de Gobierno en Maipú 465, casi esquina Lasserre (frente al puerto). El edificio data de 1891, fue residencia de gobernadores y luego sede del gobierno del Territorio Nacional hasta 1955. Durante 2 años, sede de la El libro del Fin del Mundo // 71


Municipalidad y en 1958 vuelve a ser Casa de Gobierno, hasta 1976 en que se instala la policía territorial. En 1983 será sede de la legislatura del Territorio Nacional, declarada “Monumento Nacional”.

Museo Territorial o del Fin del Mundo - Foto: E.C.

En el año 2002 es restaurada y cedida al estado provincial, transformándose en centro histórico-cultural. Y en 2008 se anexa al Museo del Fin del Mundo complementando el mismo. Aquí hay

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varias salas adaptadas para albergar distintas muestras temporarias. Las muestras son históricas e institucionales. En cambio, en el edificio del Museo del Fin del Mundo, hay magníficas exposiciones muy didácticas sobre fauna del lugar. La biblioteca, pequeña y acogedora, cuenta con material bibliográfico importante para la investigación y consulta.

ALGUNOS DATOS TURÍSTICOS PARA TENER EN CUENTA SI VISITAMOS LA ISLA La Isla Grande de Tierra del Fuego tiene 3 ciudades importantes: Río Grande al norte, Ushuaia al sur y Tolhuin (Corazón en idioma Selk’nam-Ona), ubicada en el medio de ambas, a 100 kilómetros de cada una; en la cabecera del gran lago Fagnano o Kami. Río Grande es la de mayor densidad demográfica con más de 100.000 habitantes, Ushuaia ronda los 78.000 y Tolhuin tiene 10.000. De Ushuaia tenemos que destacar su paisaje, intensamente pintoresco, especial y único. Se

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destaca el Monte Olivia, el pico más alto de los andes Fueguinos con 1326 metros, unos 10 kilómetros hacia el norte, de vista majestuosa. Los Yaganes lo llamaron OLIUAIA o Punta de Arpón por la forma de su pico. El hermoso paisaje andino de bosques y glaciares puede apreciarse al transitar la ruta 3 rumbo al norte. El Mirador del Paso Garibaldi nos ofrece la vista imponente del valle que contiene los lagos Escondido y el inmenso Fagnano. Hacia el sur, penetra en los bosques del Parque Nacional Tierra del Fuego, mi lugar preferido en el mundo, que culmina en la bellísima Bahía Lapataia, un lugar supremo donde la naturaleza despliega todo su poder de seducción. Roberto J. Payró escribía sobre el bosque que rodeaba la pequeña aldea, según él lo veía: “Y por el cristal de la ventana me mostraba el espeso bosque, intrincado y negro, que rodea al pueblo como una muralla, y que la luz de la luna iluminaba con resplandor confuso”. Antes nos hablaba más detalladamente de los bosques cuando se introdujo en el mismo para un corto paseo.

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“Después de pasar el limpio arroyo, cuyas aguas llegan hasta la punta del muelle, y caen desde allí con salto continuo y rumoroso, comenzamos a subir una cuesta suave, un camino carretero que se interna en el bosque, bajo la sombra de las corpulentas hayas (lengas). A su lado, a la derecha, corre sobre pequeños cantos rodados el hilo de agua que baja rápido de las alturas, entre el marco de oro de los musgos y de esmeralda de las yerbas acuáticas, salpicando aquí y allá con magníficas flores blancas, aljabas rojo y violeta, espinos de fruta negra y redonda, tristes y atrios como malhumorados habitantes del bosque, proveedores, muy a pesar suyo, del azucarado postre de los indios”. “A medida que subíamos, la selva se hacía más espesa y oscura; secos hachazos resonaban a lo lejos con golpe rudo y los árboles parecían estremecerse al oírlos. Muchos con la apariencia de la vida estaban muertos en pie, corroído, carcomido, podrido el corazón por la humedad. Otros, lozanos y orgullosos, llevaban sus ramas vigorosas, cubiertas de hojitas verdes, a mezclarlas con las rugosas y secas de los árboles muertos, prestándoles una apariencia de vida”.

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“Ni una hoja se movía en la tranquilidad apacible de la atmósfera, y el sol, que se había despojado de su capa de nubes, sembraba el suelo de onzas de oro. De vez en cuando el grito de un pájaro vibraba en el aire, y a lo largo del camino, curioso y alegre, acompañábamos saltando al reyezuelo de plumaje oscuro, que nos miraba torciendo coquetamente el cuello”. El relato sigue, brindándonos una pintura impresionista, donde fácilmente imagino a Fernando Fader con sus pinceladas luminosas donde el paisaje estaba impregnado de emociones. Un paisaje que abraza y conmueve y que tuve la suerte de poder pintar, desde mis sentimientos. Más adelante realiza una pintura sublime de Bahía Lapataia, mi lugar preferido de la isla, allí donde siempre deseo volver. Él dice de la bahía “una de las más seguras y más pintorescas que tiene la Tierra del Fuego, tan rica en panoramas”. “Ciérranla por todos lados, altas y escarpadas montañas, dejando sólo una puerta de entrada, en cuyo umbral se ve la espuma de las olas que no lo transponen cuando el mar se agita y convulsiona fuera. Las aguas verde-esmeralda de un ancho arroyo, casi un río, serpean rápidas entre rocas 76 // Etel Carpi


escuetas, y van a confundirse con las más oscuras de la bahía, en cuya superficie juguetean y pescan los patos a vapor, las avutardas, los gansos, los cormoranes, ofreciéndose a la escopeta del cazador, espiados por los buitres y los halcones, o por algún cóndor vagabundo que se ha dejado llevar hasta allí al capricho de sus infatigables alas, pronto a hacer presa de ellos si la ocasión se ofrece”. “¡Qué acuarela! ¡Qué suavidad de tintas! ¡qué armonía! La roca desnuda, rojiza, o parda, o blanquecina; la arena menuda y blanda de las playitas, el canto rodado de otras festoneadas por el cachiyuyo verdinegro, medio corrompido, que depositaron como una orla las mareas, la selva trepando hasta la altura, árboles con las raíces al aire, como garras, prendidas a la peña estéril, nudosas y fuertes, chupando por todos sus poros un alimento invisible; más allá un islote de piedra, sin vegetación, descubierto sólo en las aguas bajas, cubierto por la negra alfombra de los mejillones; otros escollos blanqueados por el guano de los shags; allá a la izquierda, sobre una playa teñida de verde, rodeada de montes casi a pico, La primera Carbonera Argentina … sin paredes y … sin carbón…Y sobre todo esto, un cielo

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azul celeste pálido, surcado por una que otra nube blanca como un copo de algodón.”

USHUAIA La arquitectura de la ciudad de Ushuaia amalgama lo moderno con lo antiguo. Recorriendo, se descubren casas, hoteles, y barrios donde se destaca el estilo inglés. Por ejemplo: 4 hoteles antiguos con distinto estilo de construcción de gran belleza, el Tolkeyen (dar de corazón en idioma Selk´nam), Los Ñires, Yámanas, y Los Cauquenes (este es espectacular, con una sólida construcción muy moderna, frente al Beagle, donde se destaca una vista paradisíaca de playas bañadas con aguas color esmeralda muy transparentes). Luego, tenemos el Hotel Arakur, lo máximo en lujo y belleza, ubicado en la entrada norte de la ciudad, sobre una altura considerable, desde donde se domina todo el canal Beagle. Rincones de sublime belleza se pueden encontrar en todos los límites de la ciudad, en los barrios altos, en el único barrio cerrado frente al mar donde está el Hotel Los Cauquenes, hacia el 78 // Etel Carpi


Parque Nacional, el camino costero por Playa Larga que pasa cerca del puerto y culmina en una baliza desde donde se puede apreciar el magnífico canal Beagle y sus islitas, con la gran Navarino al frente y la increíble pista donde aterrizan los aviones, en el moderno aeropuerto. Desde allí se proyecta seguir la costa, talando bosques, para unirse a la ruta “j” que llega hasta Puerto Harberton donde está la Estancia del mismo nombre, allí donde tenía su establecimiento Thomas Bridges, primer misionero inglés que se estableció con éxito en la isla.

La autora recorriendo los bosques de Lenga camino a Lapataia, en otoño.

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Una de las casas más antiguas de Ushuaia, en perfecto funcionamiento.

Sobre las casas de la naciente Ushuaia escribía Payró: “Las casas de madera, con techos de hierro de canaleta, parecían deshabitadas, y un silencio profundo reinaba en el pueblo, sólo interrumpido por las risas que partían de la sala de billar.” Sobre la antigua Iglesia, que hoy es monumento nacional, nos cuenta Roberto J. Payró, que cuando él visitó la ciudad en el año 1898 estaba en construcción.

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…”sus paredes exteriores son de hierro galvanizado, revestidas interiormente con otras de madera del país, como el piso, cuyas tablas proceden del aserradero que funciona en la cárcel de reincidentes. La Iglesita tiene su campanario, pueden caber en ella unas doscientas personas, y no presenta mal aspecto. Al contrario… es el único monumento arquitectónico de la población”.

Iglesia histórica, declarada Monumento Nacional.

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La actual Iglesia es Nuestra Señora de La Merced, y es realmente hermosa, sobre la calle San Martín.

RÍO GRANDE Río Grande, en cambio, es una ciudad de estepa, frente al mar, que despierta con magníficos amaneceres y mucho viento. Mientras que Ushuaia se caracteriza por sus calles empinadas, entre mar y montaña, Río Grande es una ciudad llana, famosa por sus truchas de río (justamente del Río Grande, descubierto en 1886 por Julio Popper). La rodean grandes estancias pobladas de ovejas y una rica historia, centrada en los Salesianos que se instalan en el lugar para llevar adelante su misión evangelizadora, en el año 1893. Su fundador, monseñor José Fagnano. TOLHUIN es un pueblo joven que nace el 9 de octubre de 1972. Mi primer viaje a la isla ocurre en enero de 1978. Y el recuerdo que tengo del lugar es de lago, bosque, y una hostería: La Petrel del ACA.

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En el último viaje del 2019, noté tan cambiado el paisaje que me entristecí. Justamente, en enero de 1978 hubo un gran incendio de bosques que dejó el triste cementerio de árboles muertos que se ven en gran parte al costado de la ruta. Aquel paisaje verdísimo que pude ver entonces, se mutó en uno gris y marchito que hoy domina el entorno. Es importante destacar, que los lengales son de lento crecimiento, por lo tanto, 40 años después del suceso nefasto, apenas si se ven algunos como matas levantándose del suelo. Guardo el recuerdo del acampe a la orilla del gran lago Fagnano o Cami o Kami (alargado) o K´hami en lengua Selk´nam (ona), los que habían llegado desde la Patagonia para poblar la zona norte de la gran Isla. El largo atardecer, los patos nadando cerca, el sublime silencio… y luego, la corta noche lluviosa y el amanecer fragante de aromas y frescura. Hoy, en la zona, bastante cambiada, se destaca la hostería Kaikén y las bellísimas cabañas kami, al pie del lago, cuyas aguas bañan una playa de canto rodado. Tohuin era entonces, un caserío diseminado en la cabecera del gran lago José Fagnano, llamado El libro del Fin del Mundo // 83


así en honor al sacerdote Salesiano que fue el primer administrador Apostólico de Tierra del Fuego e Islas Malvinas. Este magnífico lago de aguas turquesas, tiene un largo de 104 kilómetros y una profundidad de 200 metros. Por él pasa la falla Fagnano-Magallanes, entre las placas Sudamericana y Scotia. Por lo tanto, es zona sísmica. Digna de destacar, Panadería La Unión, cuyo dueño: Emilio Sáenz es un aventurero y explorador. Allí rinde homenaje al Dr. René Favaloro que tiene un rinconcito especial, y otro para el ARA San Juan y sus 40 tripulantes. Todo maravillosamente decorado con objetos de la zona y fotos de sus viajes Antárticos, donde se recibe al visitante con todo tipo de exquisiteces para degustar al paso, mientras se disfruta de un descanso. El pueblito es muy pintoresco, por el estilo de sus casitas, todas construidas en madera de Lenga; sin embargo, la belleza del lugar se opaca por la imagen destructiva de aquel incendio voraz; hay en la naturaleza, un toque de tristeza y de nostalgia por el pasado majestuoso y salvaje que supo tener para subyugar y sorprender al viajero, como me pasó a mí en aquel lejano enero de 1978. 84 // Etel Carpi


PARQUE NACIONAL TIERRA DEL FUEGO ALGO DE FLORA Y FAUNA El Parque Nacional Tierra del fuego fue creado en el año 1960 por ley n° 15.554. Ubicado en el SO de la provincia, junto al límite internacional con Chile. Protege 68.909 hectáreas del extremo austral de la Cordillera de los Andes, en una franja que abarca desde la Sierra del Injoo Goiyin o de Beauvior, al norte del Lago Fagnano o Kami, hasta la costa del Canal Beagle en el Sur. Solo se transita un 3% del total, a través de 10 senderos. Protege 3 ambientes: Turbera, Bosque y mar. El paisaje es subyugante, complejo y abrupto, resultado de la acción erosiva y procesos de acumulación de antiguos glaciares, hoy inexistentes. La Cordillera de los Andes encierra profundos valles boscosos, surcados por ríos y lagos que alternan con turbales y afloramientos de origen glaciario. Por ejemplo: el Lago Acigami, que en Yagán significa “cesto o bolso alargado”, (ex Lago Roca). Tiene un largo de 11 kilómetros y un ancho de 1.5 kilómetros. El libro del Fin del Mundo // 85


Del lado chileno, se denomina Lago Federico Errázuriz. Es, según mi opinión, el portal del paraíso en la Tierra. Clima Templado frío, húmedo y sin estación seca, con una precipitación media anual que oscila en los 700 mm, alcanzando su pico máximo en el otoño. La influencia del mar y de los vientos procedentes del oeste durante todo el año determinan un clima uniforme. Temperaturas medias bajas, en el invierno rondan los 0° y en el verano, no superan los 10°. Y la nieve es abundante, acumulándose aún en primavera por largos periodos en valles y pendientes. La isla de Tierra del Fuego o “La Terra Incógnita” ha sido habitada por humanos desde hace unos 10.000 años. Ellos se relacionaron en forma efectiva con ese medio ambiente que nosotros consideramos bastante inhóspito. En el actual Parque Nacional, vivieron los Yámana (Yaganes). En las costas del Beagle y del lago Roca o Acigami existen numerosos yacimientos que nos muestran su relación ancestral con la naturaleza. Instalaban sus campamentos en las 86 // Etel Carpi


playas para aprovechar los recursos inagotables del mar. Se desplazaban muy hábilmente sobre canoas construidas con varillas y planchas de corteza de Lenga. Y se dedicaban a la caza de los Lobos marinos y a la recolección de moluscos (mejillones y cholgas). Recurso que formaba parte importante de su alimentación, a lo largo de toda la costa se encuentran los montículos de valvas de forma circular llamados “concheros”, que son los restos de ese consumo, acumulados por años. Se encuentran unos 240 yacimientos arqueológicos, muchos de ellos están en la zona de Bahía Lapataia11 (incluso, debajo de las pasarelas). Ellos vivían en chozas provisorias de troncos y ramas, de forma cupular. Su vestimenta se limitaba a una capa corta de cuero de lobo Marino. Algunos historiadores dicen que casi, andaban desnudos en medio de un clima tan crudo. Hacia el año 1880, cuando comenzaron a llegar los primeros colonos criollos y europeos, su desaparición fue rápida. Las causas fueron las grandes epidemias. Algunos historiadores hablan de

11 Lapataia significa Bahía de la Buena Madera. Otrora había allí, una envasadora de moluscos. El libro del Fin del Mundo // 87


la gran competencia que se entabló con los arribados, con respecto a los recursos, especialmente del Lobo Marino. Pasados 10 años de la colonización (1890) de los 3.000 que vivían solo quedaban 1.000 Yámanas, y en 1910, solo había 100. ¿Qué son los Turbales? También conocidas como “Turberas”, son muy características del paisaje de la isla. Son restos de vegetales (musgos y algunas gramíneas y juncáceas), acumulados y comprimidos en depresiones del relieve. La Turba, solo se forma en los ambientes húmedos y con temperaturas que impiden la descomposición de la materia orgánica. Bajo presión y en ambientes sin oxígeno y ácido, se produce una lenta acumulación y compresión de las plantas muertas, dando como resultado la Turba. La vegetación Son los bosques Subantárticos o Andino Patagónicos, comprendidos por Nothofagus: Ñire, Lenga y Guindo o Coihue de Magallanes. Árboles que albergan hongos, líquenes como La Barba de Chivo y musgos. El sotobosque tiene Michay, Mata 88 // Etel Carpi


negra y Helechos. Más al norte, está la estepa parecida a la Patagónica y la estepa altoandina en los Andes, por último: los Turbales. Como vimos anteriormente, los lengales tienen una amplia distribución formando bosques puros que cubren las laderas montañosas desde el nivel del mar hasta los 600 metros. Los bosques de guindo se asocian a la lenga cuando hay más humedad, o en las laderas que miran hacia el Sur. Hay un hongo parásito llamado pan de indio o llao llao, que son muy abundantes en las ramas de estos árboles. Hay bosques puros de Guindo, con follaje más oscuro y perenne en la costa del Canal Beagle donde hay más lluvia y humedad. Cuando están muy expuestos al viento, los ejemplares de guindo adquieren una forma particular conocida como “árbol bandera”. En algunos lugares el canelo forma bosquecitos, y el ñire se mezcla con los lengales, con forma de arbusto. Otros arbustos espinosos son el calafate, la chaura y el michay. En lugares húmedos crece la frutilla del diablo, y en verano hay flores vistosas como la orquídea amarilla y la luzuriaga.

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Árbol bandera en Playa Larga. Foto: E.C.

El calafate y el notro forman matorrales interesantes en los claros o ambientes degradados. El notro, con vistosas flores rojo-anaranjadas, típicas de la primavera se encuentran en la costa del canal Beagle, especialmente en Bahía Lapataia. La fauna En el Parque Nacional hay unas 20 especies de mamíferos y 90 de aves. Algo caracteriza el ecosistema del lugar: la absoluta carencia de anfibios. El mamífero más frecuente de ver al caminar por los senderos, es el zorro colorado fueguino. El guanaco se encuentra en zonas altas, solo baja en 90 // Etel Carpi


invierno. El huillín es un mamífero carnívoro acuático de la familia de las nutrias (nutria nativa),que vive en madrigueras en las costas del canal y especialmente en Bahía Lapataia. Le encanta las bahías reparadas con abundante vegetación costera y grandes bloques de piedra. Consume peces,son nocturnos y solitarios. El Huillín (semejante al Visón americano) es una especie amenazada de extinción, fundamentalmente por la destrucción de su hábitat. Allí, en el Parque de Tierra del Fuego, se encuentra protegido, en Bahía Lapatia hay un área vedada a los turistas, más allá de la baliza, donde se realizan distintos tipos de estudios. Otro lugar del País donde se puede encontrar es en el P.N. Nahuel Huapi y P.N. Lanín. El hombre, introdujo en ese ambiente que no estaba preparado para soportarlos, causando impactos serios en el paisaje natural, animales como el conejo europeo (abundaban en el año 1978, cuando visité el parque acampando en un claro del bosque); el castor, roedor muy destructivo de los bosques porque tala para hacer diques, oriundo de Canadá y que hoy se está tratando de controlar; la rata almizclera y el zorro gris. El libro del Fin del Mundo // 91


Ejemplar de zorro colorado. Foto: E.C.

El conejo se vé mucho menos últimamente, era muy destructivo porque excababa sobre los yacimientos arqueológicos. El Castor, destruye los bosques para construir sus embalses. Al no tener depredadores como en su tierra de orígen, han proliferado fácilmente en la isla. Actualmente se busca controlar su impacto ambiental con políticas de control coordinadas con Chile.

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Área de bosque destruida por los castores. El resto de árbol que queda se denomina: TOCÓN. Foto: E.C.

De las aves, la más fácil de ver es el Cauquén o ganzo sudamericano, porque viven en sitios abiertos y playas. Se los ve en pareja, (con una marcada diferencia entre ambos); bandurrias, carpintero patagónico, macá común y el grande, garza bruja, varios tipos de patos, el águila Mora, el carancho austral, el chimango, el tero, el chingolo y el zorzal patagónico. Sobrevolando las cumbres se pueden observar cóndores. El animal emblema del parque es el Cauquén CARAMCA que se encuentra en todas las fotos. El macho es blanco y la hembra negruzca. El libro del Fin del Mundo // 93


La vegetación marina es abundante en algas verdes y rojas que se pueden ver a simple vista. Hay un alga parda de gran tamaño llamada cachiyuyo. Encontramos una gran riqueza de moluscos como los mejillones y lapas, especialmente en Bahía Lapataia. Hay un crustáceo: la centolla, que es típica de la zona. Los peces nativos son la sardina fueguina, la merluza de cola y el róbalo. Las aves que se observan relacionadas a este ambiente son las gaviotas (hermosa es la gaviota Austral), el pato vapor, los ostreros, los cormoranes, petreles y albatros. La fauna marina Austral es muy rica y abundante. Lobos marinos de uno y dos pelos se encuentran en islas del canal Beagle, pingüino Magallánico y otros de especies Antárticas que pueden llegar en verano; también suelen verse ballenas, en la cercanía de los catamaranes que transportan al turismo por el canal Beagle para deleite de los viajeros de todo el mundo.12

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La mayoría de los datos fueron aportados por la Administración Nacional de Parques Nacionales. Sección Tierra del Fuego. 94 // Etel Carpi


Gaviota austral. Foto: E. C.

Cormoranes y lobos marinos comparten el espacio. Foto: E. C

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ARTE

PINTURAS

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Bosque Austral. Óleo. 50 x 70.

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Bosque Futuro. Óleo, 50 x 70. Página Siguiente: Fin de invierno. Óleo. 40 x 80.

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Sendero Austral. Ă“leo doble imagen. 50 x 70.

Tempestad. Ă“leo. 50 x 70. Donado al Centro Naval Buenos Aires.

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Canal Moat. Óleo. 30 x 70.

Canal Beagle. Óleo 50 x 70 cms.

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Miniaturas. Correo del Fin del Mundo y Faro Les Éclaireurs.

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Lago Escondido. Acuarela, 34 x 34 cms.

Página siguiente: Playa Dorada, Lago Verde y Paso Garibaldi otoñal. Acuarelas, 14 x 9 cms.

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Sendero al Martial. Acuarela. 34 x 34 cms.

Pรกgina siguiente: Luz y sombra. Parque Nacional Tierra del Fuego. Acuarela. 30 x 40 cms.

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108 // Etel Carpi


Otoñal. Acrílico, 18 x 20 cms. Lago Acigami o Roca.

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Invernal. AcrĂ­lico, 18 x 20 cms. Bosque en Glaciar Martial.

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POEMARIO DEL FIN DEL MUNDO Poesía: música del alma…

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Poemas de antes… ESTOY NACIENDO (En Pto. Harberton, Canal Moat) 1988

No sé si era un poco invierno o un poco primavera, sólo sé que había un silencio de eternidades frente al Beagle azul, azul, azul de soledades donde tantas aves daban luz a mi quimera. Oh, embriagante aroma de mar… oh voz del viento que ternura la naranja flor del calafate, que candor ignoto, que paz allí donde late la vida total… sin nadie… si fue como un cuento. No sé si era mucho o poco el frío de la tarde, sólo sé que los verdes bosques resplandecían y en lo alto la nieve bajo el sol se derretía. Entonces pude decirme, al nacer la tarde: oh misterio estelar de vivir, estoy naciendo… frente al Beagle azul, oh milagro ¡estoy naciendo! Del libro SONETOS II, 2004.

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DE NOCHE (cerca de lago Acigami o Roca, P.N.T.del F.) 1978

Es noche y en el bosque el silencio canta. Lo envuelve un aire de magia que danza entre las ramas. Es noche, una luna brillante palpita su luz sobre la nieve que corona las montañas. Un rumor dulce de agua entre piedras acuna al silencio. Tengo rocío en mis manos, aroma a corteza fragante… Es noche y siento alas en mis brazos para volar con la brisa y acariciar las ramas. Tengo estrellas en los ojos, me siento fresca como la noche, como el aire… no quiero dormirme, quiero ser dueña de esta noche que es mi regalo. Del libro RIMAS DE VIDA Y SUEÑOS, 2014 ENTRE LA NATURALEZA Y EL ARTE, diario de viajes, 2011 114 // Etel Carpi


CUARTETO DE CUERDAS (a la isla de Tierra del Fuego, 1978)

Violín (el cielo) El sol canta desde el cielo la danza cósmica y alada sobre el verde terciopelo de las colinas nevadas. Viola (el bosque) Lloran en el bosque umbrío los pájaros de la aurora y los cristales del río se derriten con las horas. Violoncelo (el mar) El mar refresca la arena de sal y de caracolas su voz dulce se hace pena cuando se aquietan las olas. Contrabajo (la montaña) En lo alto de la montaña surge el místico canto que se pierde en la maraña envolviéndola de encanto. Del libro digital EL PAIS QUE YO VIVÍ, poesía visual. 2016

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SONETO (en algún lugar de las islas, cerca de las montañas)

Entre el ronco murmullo del viento la nieve cae, cae entre las plantas y en la pureza divina yo siento que esas montañas altísimas cantan. Brota en mis manos la nieve dulce y santa y sueño ser ninfa, alas del viento, ser el silencio, la luz que me encanta, la luz que crece, que crece muy lento. Vagar envuelta en el frío que sueña y acariciar las desnudas peñas vestidas de fina nieve, y un sol que canta y juega, en los copos de oro; ¡calla!... y escucha… escucha ese coro que sube y sube, en busca del sol. En el libro digital EL PAÍS QUE YO VIVÍ. 2016. Todas las poesías que siguen pertenecen a ese libro digital editado por Ediciones de las tres lagunas, Junín, 2016.

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LA ISLA DEL FUEGO (himno a la Isla Austral) 1988

Ya era el tiempo de la primavera que en la isla es un nuevo y mágico invierno. Mojé mis ojos en la luz primera, mi alma se alejó entonces del infierno de la soledad que adorna esa espera por un amor sublime, dulce y eterno. ¡Qué suave deleite el del sol naciente en la madrugada de ansiados fríos, el mar azul, cantando en la rompiente es un sueño que colma mi vacío con la luz de sus voces transparentes! Yo miraba los árboles desnudos, la nieve gris que cubre los rincones y el rio helado, todavía mudo esperando al sol y sus bendiciones como espera mi alma romper el nudo que la ata al silencio de las ilusiones. ¡Qué remanso de paz los bosques verdes, los senderos húmedos y fragantes por donde mis pasos lentos se pierden cuando la nostalgia me torna amante de la bella isla blanca azul y verde!

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Ya era el tiempo de la primavera… tiempo de días largos y cansados, grupos de cauquenes por las praderas, trinos alegres de seres alados junto al viento que es un duende que impera y en sus dominios vivir es sagrado. Allí existen los salvajes secretos, cascadas rugiendo en la alta montaña, ríos caudalosos, rientes, inquietos… y esa dulzura misteriosa y extraña. Ya era el tiempo de la primavera… y yo estaba allí… como quien espera.

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PASEO (en Tierra del Fuego) 19-1-88

Cuando el sol comenzó a derretir la escarcha que cubre los verdes pastos salí a buscar el alma de los bosques, con mi alma dispuesta a gozarlo. Dulces trinos adornaron la mañana por el sendero mojado donde hermosos guindos y lengales flanqueaban la quietud de mis pasos. Arroyos susurrantes, ocultos en las sombras, vibran sus campanas. La nieve inmaculada brillando en las cumbres grises de las montañas y mis ojos tristes caminando un paisaje de perfumes y ramas, teniendo el alma cautiva en la dulce cárcel de estar enamorada. De estar enamorada de aquel mar, de aquel cielo, de aquellas criaturas que en la isla de Tierra del Fuego viven y sueñan bajo la gran luna.

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De estar enamorada de aquellos momentos ausentes de amarguras cuando noviembre comenzaba a desparramar sus flores y sus frutas. El invierno reciente dormía en la quietud de ríos congelados, y en la gris desnudez de los árboles, se desperezaba despacio. Asombrándome a cada instante caminé por el sendero mojado, cuando el sol comenzó a derretir la escarcha que cubre los verdes pastos.

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A ESA TIERRA (en Lago Fagnano o Kami)

Me gusta encontrar en mi alma aquel amanecer de lluvia junto al lago. Despertar con el sonido de las gotas sobre los árboles y de los patos recibiendo con suave voz la luz del nuevo día. Rodeada de bosques fragantes donde se derrama en mil semillas la vida desbordada. Me gusta encontrar en un rincón de mi alma, y verme correr con la madrugada hasta la mojada pradera donde resplandecen las margaritas silvestres y luego… ángeles y campanas demorarme en la vera azul… perdida la mirada. Esto que encuentro en un recodo de mi alma es parte de mí misma, es esa tierra que en el Fuego se hizo leyenda y es nostalgia.

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Es la Tierra sublime de bosques y montañas, de ríos y glaciares, de mar… y de esperanza. Fueron mi regalo más preciado esas noches estivales, desvanecidas sobre mis manos. Por eso me gusta, hoy como ayer, recorrer los caminos del recuerdo para volverme a ver, abrazada por las ramas de sus árboles, mimada de sus flores, protegida en sus silencios, besada por sus fragantes vientos y amada… sobre todo amada, por su austral mirada. Escrito el 1/1/84, rememorando una noche de enero de 1978.

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EL VIAJE (a un sueño que se cumplió)

Le latía el pecho de una forma loca y estaba en silencio esperando la hora de partir tan lejos en busca de auroras que parecen sueños soñados por novias. El ansia de verse sobre hielos eternos en mares australes de frescuras llenos cuando tantas veces soñaba con ellos la hacía temblar de ignotos deseos. Estaba segura muy pronto saldría al viento y al agua cubierta de vida por aquellas tierras El libro del Fin del Mundo // 123


de hielos vestidas amando a las aves que dulces anidan. Su alma estaba fresca, palpitante y blanca esperando abrirse a la paz que encanta allá, donde todo se aquieta y se calma porque hay un secreto flotando en la nada. No importa el misterio que reina allá lejos ni la soledad del frío y del viento -pensó en un instante ausente de miedosvale más la blanca pureza que sueño. Escrita en enero 1987, anticipando el viaje de noviembre 1987.

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Poemas de siempre… Poemas inéditos, escritos en TIERRA DEL FUEGO, en abril del año 2018.

PERFECCIÓN (desde el aire, escritos al otro día)

Con las alas quebradas ascendí a ese lugar mágico donde se puede superar “el límite de los miedos” … de los propios miedos. Blanca perfección de nubes y nieve recibe al alma renovada; inmaculada concepción de luz otoñal donde el frío estrangula hasta asfixiar, pero en un abrazo de amor. Abajo el mar azul y calmo de la madrugada helada de abril y un ramillete de picos blancos que se tiñen con la anaranjada luz que proyecta el sol naciente por encima de las nubes. Ellos son la elevación al supremo coronando la belleza de la creación, que, de tanta, empalaga. El libro del Fin del Mundo // 125


Con las alas restauradas, descendí al lugar guardado en el rincón más secreto del corazón: LA INOLVIDABLE: ISLA BLANCA. 8 de abril de 2018 30 años después de la última vez.

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OTOÑO EN LA ISLA poema visual Desde Bahía Lapataia, cerca de la última baliza) - 10/4/2019

El otoño en la isla es una detonación de colores agrediendo de belleza todos los sentidos. Paseo por el bosque silencioso con mi hija, en busca de la verdad que se acurruca entre los troncos caídos, o bajo el colchón de hojas doradas por donde camino en estado de éxtasis total. Es el punto final del sueño: sueño cumplido. Lengas, ñires, guindos… arroyos de aguas transparentes, lagos verdes, negros, azules… y la transparencia acariciante del mar entre las rocas que salpican la playa desierta de la bahía azul. Destellos de luz solar en el agua del mediodía otoñal, calmo, silencioso, lleno de paz. Así transcurre la mañana; veo una pareja de pato vapor ellos extienden sus alas frente a la inmensidad luminosa del “fin del mundo”. El libro del Fin del Mundo // 127


Mientras… el agua clara y fría acaricia incansablemente el ramillete de piedras lisas, conchas violetas y negras, algas marrones… La mirada se pierde en las islas verdosas que surgen por doquier en esta parte paradisíaca de la Tierra. Porque reafirmo aquí y ahora lo que pensé en este mismo lugar hace treinta años: el paraíso existe, y es el premio final del sueño. Como lo escribí un día: “Cuando los sueños sean perfectos ascenderás al límite de los ojos heridos por un milagro de amor”. Y ese milagro tiene lugar hoy, cuando la luz total del Sur con sus fríos ideales alimenta el alma con la calidez suprema del sol. 40 y 30 años después del 1° y 2° viaje a la Isla.

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HAIKUS Regreso al Sur se inicia la bĂşsqueda. Muere el dolor. Farol de luz. Cuando muere la tarde voy hacia el sol.

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EXTRAÑAR Ya comienzo a extrañar. Visualizo la puerta de salida del paraíso. Más allá del centro mágico de la Isla solo existe un holograma del edén. ¿Cómo seguir después que el alimento fue un combo excesivo de placer? Gorda de energía, transitaré los días visualizando imágenes y sensaciones guardadas en el rincón más secreto del corazón. Entonces… la paz cubrirá mi ser, y cuando le toque renacer será en la Isla Blanca, azul, verde, marrón, naranja, ocre y roja… según lo indique el tiempo que rige la vida en la Tierra. Son los colores con que se cubrió mi alma, volviéndose eterna y voraz. 12-4-2018, unos días antes de partir. En el blog bajotroscielos.com

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Tierra del Fuego 2019 Poemas inéditos, escritos en TIERRA DEL FUEGO, en octubre del año 2019.

IDÍLICO prosa poética (El sol refleja la nieve sobre la calzada, y la calidez del frío abriga poco a poco la mañana).

Los copos sutiles caen silentes… es primavera. Rayos iridiscentes perforan las nubes y reflejan en oro la ternura inocente de la nieve. Se duplica la figura de la gaviota Austral al reflejarse sobre el charco del deshielo momentáneo. Trinan los pájaros cuando despunta la primera luz de la mañana, aperitivo de un día donde la naturaleza estará de fiesta. Observo… solo observo y dejo libre las sensaciones que rápidamente toman vuelo en un majestuoso intento de cubrirme de sublime paz. Nieva con luz de sol… Desconcertante contraste de belleza intacta, que pide ser adorada. El perro Siberiano sale a pasear por el parque blanco; es un ser feliz que admiro.

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Igual… tengo el alma bañada de paz y sosiego. Los sueños pueden ser infinitos. Cuando crees que se han cumplido todos, aparecen otros superadores en un resurgir permanente que nos sorprende, y entonces…renovamos el placer de vivir la vida. Y ella… casi en silencio, agazapada, nos premia con esta magnífica nieve de primavera. Formidable enseñanza. Porque nunca hay que abandonar la lucha; a pesar del esfuerzo y la desazón. El logro, entonces, se disfruta mejor. 11 de octubre de 2019, desde la Posada del Fin del mundo. Ciudad de Ushuaia. Tierra del Fuego.

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RENACER La naturaleza renace. Siempre renace no te resistas. En este lugar poético perdido en el mapa del hemisferio Sur batallábamos con un invierno de nieve y frío. Ayer, despuntó la primavera en la espejante brillantez del sol sobre la nieve que resiste a convertirse en agua, para alimentar las cantarinas vertientes. Adentro, abrigadas, sonríen las flores. Hoy, un sol rojo asomando por el resquicio de las montañas, anuncia el anticipo del verano. Y el otoño… Tardará un poco más en llegar, con su explosión de colores engamados en naranjas, ocres, amarillos y rojos. Lejos de los grises y blancos del invierno y de los verdes furiosos del verano que se abrazan al azul potente del mar. Es la expresión suprema de la naturaleza quemando de pasión las retinas. Paleta mágica para el pintor inspirado. Olas de creación que derraman su poder sobre el poeta. 14 de octubre de 2019, en Ushuaia, Tierra del Fuego

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EL LAGO MANSO poema visual frente al lago Acigami o Roca – 14-10-2019

Frente al lago Acigami hay sueños latentes que mece el agua. El agua transparente, pura, dulce… que celebra la pedregosa playa. Lo enmarcan blancas montañas que recortan su figura en el cielo. Cerca, deambula una pareja de Cauquenes: mansos seres alados del bosque de sutiles verdes. Cerca de mis pies, un casalito de chingolo Austral picotea; buscan las miguitas que pierden los viajeros al pasar. A veces, el silencio es la voz de natura. Rumores lejanos rompen la paz del mágico lugar. No hay viento. El frío encanta. Abrazo el paisaje inmaculado para encontrar la voz interior. Es un grito de júbilo que se ahoga en el pecho y limpia el alma de todo dolor. De aquí, hacia adelante, quedan páginas inmaculadas para seguir escribiendo… escribiendo el gran libro de la vida.

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SALUDO AUSTRAL desde Lago Acigami - 16-10-2019

Diamantes de plata destellan sobre la superficie mansa del agua. Sonríe el sol en el cielo azul pleno. Hay una montaña verde-marrón, con baño de nieve que se refleja invertida en el agua turquesa del lago. Piedras coloridas son limadas por el suave movimiento vaivén de las pequeñas olas. Lavo mis manos: es helada, de glaciar. Una pareja de cauquenes se pasea alegre, viven allí. Los chingolitos se acercan, buscan miguitas de amor. Cuando penetro en el bosque de nothofagus, admiro el entretejido de luces y sombras que abraza mi corazón. Sigo absorta el sendero en busca de las sombras. Atención: allí, el silencio es el rey, la naturaleza la reina que despliega su poder de seducción. Nos atrapa, nos aísla… No hay salida. Entonces, rendidos: Hagamos silencio y detengámonos para reverenciarla. El libro del Fin del Mundo // 135


FINAL Manantial de versos en la playa de Bahía Lapataia, regresando después de 30 años - 22-4-2018

He regresado a la idílica playa del sur de mi isla del Sur donde nació el amor por aquella lejana tierra. Desde el balcón agreste y sublime de montañas, islas, vertientes, bosques, nieve y cielo… parte al destierro la peste de la ignorancia; que claudica ante la inmensa sabiduría de la naturaleza. Me invade el olor del mar, y se detiene el tiempo en el ayer lejano. Hay destellos de oro en el agua de mar, camino extasiada y a la vuelta del silencio, descubro, sobre unas rocas… una pareja de pato vapor que se acicala el húmedo plumaje. Todo eso, cierra el círculo abierto un día lejano (hace un montón de años) en la avasallante juventud.

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Cuando el otoño despliega su generosidad de colores, el bosque destaca su elegancia en plenitud. El sol se inclina ante la felicidad que invade el alma cuando la belleza despierta cada uno de los sentidos. Y voy cerrando el círculo sagrado que se inició cuando el aire, el aroma, el color, el sabor… de aquel lugar secreto, inundaba de paz, de luz, de amor… el punto justo del corazón moldeado desde la infancia para sentir, gozar y sufrir la naturaleza del Sur. El tiempo se detuvo entonces, hasta hoy: cuando el círculo se cierra y un estallido de emociones libera al llanto frente a la inmensidad azul que es el espejo donde escucho el latir de la creación. Y entonces… como los manantiales que vomitan estas montañas, expulso los versos que me ahogan en una explosión genuina de amor.

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2° PARTE

VIVENCIAS EN EL FIN DEL MUNDO

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho. Miguel de Cervantes.

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DIARIO DEL REGRESO AL FIN DEL MUNDO Año 2018 Día 7 de abril: Tengo 60 años, pasaron 31 años para volver, una eternidad que desde este lugar donde me encuentro hoy, parece nada y parece mucho. Desde el gran ventanal del primer piso de la Posada del Fin del Mundo donde me alojo con mi hija, se ve magnífico el entorno arbolado con el mar y la montaña. Avanza la tarde, el sol asoma de a ratos, el silencio es sublime, la paz me abraza. Guardo en mis retinas el alucinante paisaje de nieve, mar, islas, montañas y bosques que tuvimos oportunidad de ver durante el amanecer cuando el avión que nos traía desde el norte, sobrevoló suave, como un planeador, atravesando las nubes para dejar ver un laberinto maravilloso de suprema belleza donde la naturaleza despliega el máximo de su gala. No hay pasajero de los lugares más lejanos del planeta que no se asombre ante lo que está viendo. La luz dorada del sol naciente comenzaba a iluminar la

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mañana que nacía entre la bruma de la noche fría que envolvía la ciudad pintoresca diseminada al fondo de la Bahía calma, recostada sobre montañas cuyos colores nos dejaban con la boca abierta: los colores del otoño. El recuerdo me estremece; antes, había llegado a ella desde tierra, por un camino que atravesaba los bosques y trepaba luego la cordillera para dar paso a la belleza de los lagos y los llanos cubiertos de turba o de hielo. Mis padres: Bautista y Virginia me acompañaban entonces… ahora, lo hace mi hija Rocío. Dejo de lado la nostalgia y voy en busca de mi hija para salir a recorrer la ciudad: el Museo del Fin del Mundo, la biblioteca, la costanera, la calle San Martín donde nos sorprende una ligera agua-nieve, sopla algo de viento y el sol desaparece tras las montañas. La tarde extiende su luz bastante todavía, a pesar del otoño, y me sorprende; como me sorprende mi hija y su sorpresivo amor por el fin del mundo. Día 8 de abril: Sale el sol con un festival de color y calma. Se inicia así, otro día magnífico que observo desde la ventana de una de las bibliotecas que posee la 142 // Etel Carpi


casona de Ana. El sol se asoma detrás de la montaña nevada, y entre los árboles de hojas anaranjadas, arroja destellos color bronce. Me cuesta escribir, estoy muy conmovida y emocionada, como atravesando los episodios de un sueño que deseo no termine nunca. La imagen del remis aparece en la calle; Manuel, a quien conocimos en el aeropuerto, está al volante y nos espera para llevarnos al Glaciar Martial. El domingo recién comienza, nos espera una apasionante aventura con la naturaleza. Son las 18.30 horas, oscurece lentamente, estoy nuevamente en la biblioteca tratando de dejar testimonio de la maravillosa experiencia vivida en el Glaciar Martial. Manuel nos dejó para que disfrutáramos del encantador lugar, que bien podría integrar un libro de cuentos de hadas o una película de Disney dedicada a la naturaleza más pura y encantadora. Allí, los bosques de Lenga se encuentran en la plenitud de la belleza con sus hojas un poco verdes, moradas, naranjas, rojas y ocres. Enmarcan un arroyo de deshielo que corre entre rocas de colores, mientras que la senda que asciende al glaciar tiene El libro del Fin del Mundo // 143


varios pasajes helados por donde se hacía muy difícil caminar sin correr el peligro de un buen golpe. En partes más húmedas, se forman estalactitas transparentes de hielo, y el frío era abrumador, realmente se siente mucho, soplaba fuerte el viento y el cielo se veía muy oscuro. Pero no era algo que nos detuviera, nosotras seguimos caminando en soledad y sacando fotos, era la felicidad de estar en el paraíso y no querer abandonarlo. Al regreso, nos refugiamos en una acogedora confitería de montaña para tomarnos un riquísimo chocolate caliente. Luego, entramos en la casita de té, recorrimos un poco las cabañas pintorescas de los alrededores y antes de partir, mientras esperábamos a Manuel, decidimos volver a la casa de té para ver tantas cosas hermosas que allí se exhiben. Compré un libro cuyo título me atrajo enseguida, pues imaginé que podría ser una historia interesante de leer: LA TRAICIÓN DE DARWIN.13

13 Este libro lo he leído 2 veces y no me cansaré de hacerlo. Es muy bueno, y lo recomiendo a todo aquel que desee ampliar sus conocimientos sobre la zona. 144 // Etel Carpi


Día 9 de abril: Amanece con viento, está nublado. Para los planes de navegación que tenemos hoy, necesito que no llueva. Aquí el clima es muy impredecible, puede cambiar varias veces en el día. Nos tenemos que acostumbrar. La mañana transcurre en paz, mientras escribo este diario y poemas que reflejan la magnífica vivencia de ayer. Luego saldremos a almorzar y a navegar… el día se puso precioso, salió el sol y amainó el viento. Mientras mi hija se prepara para salir de compras, cuando ya se hace la noche, aprovecho para volcar nuestra experiencia de navegación por el canal Beagle. Abordamos el Catamarán asombrándonos de la cantidad de turismo oriental que haría el recorrido por algunas islitas del canal con nosotros. ¡Qué pequeña se ve Ushuaia a medida que el Catamarán se aleja al interior del canal! Las casitas coloridas apiñadas entre el mar y la montaña… resulta tan encantador que a todos atrapa. Pudimos observar el aterrizaje perfecto de un avión en la pista que pareciera perderse en el mar. A poco de andar, El libro del Fin del Mundo // 145


tenemos la cordillera Andina a la izquierda y la isla Navarino a la derecha. Y se suceden las islas de los cormoranes, de los Lobos marinos… los que permanecen totalmente indiferentes al movimiento turístico de los catamaranes que vienen y van, acostumbrados a que les saquen fotos y a las voces humanas expresando asombro. Ellos permanecen en las rocas, descansando indiferentes a una llovizna persistente que comenzó a mojarnos a todos los que nos animamos a dejar el tibio reducto interior para salir a cubierta. El viento soplaba fuerte, y todos los abrigos, gorros y bufandas, no alcanzaban para impedir que el frío nos penetrara y la lluvia nos mojara el rostro enrojecido por el frío. Sin embargo, todos sabíamos que vale la pena, ya que estar tan cerca de los animales, nos colma de una inmensa emoción. El paseo llega hasta el Faro Les Éclaireurs, que se yergue sobre una roca en medio del canal, y que se usa para fines turísticos, donde se toman las fotos de rigor. Por eso, lo suelen confundir con el Faro del Fin del Mundo, que como vimos, se encuentra en la Isla de Los Estados y cuyo acceso está vedado al turismo, ya que las aguas que lo bañan son muy peligrosas. 146 // Etel Carpi


Ya de regreso, bajamos a la Isla Bridges para hacer una pequeña caminata. El terreno es de estepa y rocas, y el mar la abraza queriéndola absorber con el viento y la lluvia que vuelve a caer como agua nieve, mientras el ocre de los pastos contrasta con la negrura del cielo. Algunos datos sobre este lugar: El desembarco es en Puerto Karelo, desde allí la caminata es de baja dificultad y los visitantes pueden admirar el paisaje Austral mientras recorren un sendero de 160 metros, desde el cual se puede observar la flora y avifauna de la zona, como así también restos arqueológicos, como los concheros Yámanas. Luego de recorrer el sendero, el Mirador Canal Beagle y Andes Fueguinos cuenta con cartelería que permite conocer en detalle el cordón montañoso que se observa al norte, este y oeste. Para nosotras, resultó una experiencia emocionante; y todavía, en el regreso, nos maravillamos con la visión de la ciudad envuelta en luces doradas, la lluvia había cesado y el sol se escondía en el mar desplegando haces dorados que envolvían en una atmósfera etérea e irreal a la pintoresca ciudad Austral.

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Día 10 de abril: Amanecí con dolor de garganta por la cambiante experiencia vivida ayer en lo climático. Pero eso, no impide que pueda apreciar desde mi ventana que hoy será un día maravilloso. No se ven nubes, el sol sale y brilla a pleno. Las hojas de los árboles anaranjados de la vereda no se mueven. En frente está el auto que alquilamos, saldremos enseguida, nos espera una gran aventura por los senderos del Parque Nacional. ¡Cuántos recuerdos guardo de los años que anduve con mis padres por los rincones más agrestes y bellos del parque más Austral! La emoción me embarga, mi hija está muy entusiasmada. Cae la tarde, mi corazón aún late por las emociones tan intensas vividas hoy en el Parque Nacional. Frente a mí: la hoja en blanco, me cuesta empezar a poner en palabras todo lo atesorado en tan poco tiempo. Horas de paz, de luz, de sosiego, de sueños cumplidos… es demasiado, mi mente está a mil, pero necesito dejar testimonio. “Cuando los sueños sean perfectos ascenderás al límite de los ojos heridos por un inmenso milagro de amor”. Escribí alguna vez. Ahora… el 148 // Etel Carpi


milagro ocurre y siento mi corazón repleto de amor: amor a la naturaleza y amor a un lugar del mundo que siempre ha vivido en mi interior para alimentar los días de mi vida. Antes, con mis padres. Ahora, con mi hija. La felicidad que siento es plena y total. “El otoño en la isla es una detonación de colores agrediendo de belleza todos los sentidos”. El paseo por el bosque silencioso me produjo un déya vu, algo increíblemente real. Bahía Lapataia, Lago Acigami o Roca, Bahía Ensenada… donde está la oficina de correos del Fin del Mundo. Encontré al Parque impecable, bello, distinto… son otros los colores dominantes, mis visitas anteriores habían sido en verano y primavera. El otoño es mágico, los lengales se visten de tonos ocres y naranjas, provocando una fiesta de contrastes con la nieve que corona las montañas y el azul transparente del agua de mar y lagos. Declaro un idilio con este lugar. Pues viví un día perfecto. Después de una tranquila y fructífera caminata por el sendero que atraviesa los bosques y turberas, plenamente disfrutado, el mediodía nos encuentró en Bahía Lapataia, donde se yergue la Baliza que indica el final, porque luego es zona de El libro del Fin del Mundo // 149


Reserva Estricta que conserva yacimientos arqueológicos, un cartel así lo indica. Solas, bañadas por el sol del mediodía cuyos destellos de dorados intensos reflejan los colores del canto rodado que lamen suavemente las olas del mar azul; lo sentí como el regalo más grande que recibí en esta etapa de mi vida. Mientras caminaba por la playa desierta, solo visitada por una pareja de cauquenes, la emoción comenzó a invadirme y estallé en llanto. Un llanto genuino de felicidad, de amor, de agradecimiento. Nos abrazamos con mi hija que también estaba conmovida por la belleza sublime del lugar y hubiésemos querido quedarnos allí, sentadas sobre una roca, mirando y escuchando el sonido del mar, perdiendo la mirada en la lejanía donde varias islas recortan su silueta. Y no decir nada… no hay mejor lenguaje que el silencio de la naturaleza, cuando se manifiesta con su máxima expresión de belleza. Otros momentos sublimes lo vivimos luego en las playas y bosques que adornan al Lago Acigami, las rocas de Bahía Ensenada, los senderos de los Castores, la enigmática Laguna Negra y la belleza de Lago Verde desde donde el Cerro Guanaco domina la escena. 150 // Etel Carpi


Sobre los castores, me extendí bastante en el capítulo sobre la fauna exótica del parque. Por lo tanto, volver a ver ese paisaje modificado por la acción de estos roedores me produjo una gran tristeza. Sé que hay una política de recuperar el bosque y controlar lo que en algún momento fue plaga, solo resta esperar que dé resultado, por el bien de la salud de estos bosques del fin del mundo, porque nuestros descendientes merecen gozar del mismo lugar que tanta felicidad nos dio a tres generaciones: mis padres, yo y mi hija. ¿Podrán gozarlo también mis nietos? Día 11 de abril: Hoy, a diferencia del magnífico día de ayer, está bastante encapotado, llueve de a ratos, sin embargo, en mi caso el tiempo vale oro, por lo tanto, debemos salir nuevamente al parque nacional, que será para nosotras un curso acelerado de manejo en distintas circunstancias. Pues, según lo pactado, mañana tengo que devolver el auto y seguir recorriendo lugares más cercanos; tal vez, podamos contar con mi amigo Horacio. “Farol de luz ya nace la mañana muere el dolor”. El libro del Fin del Mundo // 151


La aventura culminó, descanso en el rinconcito de creación, mientras las últimas luces del ocaso se mezclan con las primeras luces de la ciudad que tanto amo. Absorta en mi diario, afloran nuevamente las emociones. Escribo: Con bastante lluvia salimos hacia el Parque, abrumada por el clima, cedí el auto a mi hija, quien dio muestras de aplomo ante las adversas circunstancias y sin novedad, con apenas una llovizna tenue, llegamos a la Estación del Trencito del Fin del Mundo. Allí nos recibió el sol, destellando colores sobre los charcos de la reciente lluvia. Mezcla de agua, nieve, frío, sol, nubes, colores, fragancias, bosque húmedo, montañas imponentes y coloridas, una experiencia alucinante. Tuvimos un poco de todo: transitar en condiciones de nieve, lluvia, en el pavimento, en el ripio, con subidas, con bajadas, camino sinuoso, paisajes de ensueño. Para mi hija, fue un aprendizaje rápido, y me sentí orgullosa de ella. Para mí, me trajo recuerdos de otros sitios lejanos y agrestes donde mi padre me daba el Falcon para él poder descansar. Mientras esperábamos la salida del tren, recorrimos la Estación, muy bien decorada, con imágenes del tren y la historia del mismo. Partía del 152 // Etel Carpi


Presidio, para introducirse en los tupidos bosques, donde los presos trabajaban. El paseo es maravilloso, con relato incluido y la vista magnífica del río Pipo, (donde encontraron al Petiso Orejudo, cuando intentó escapar), valles de turberas, bosques coloridos y montañas con nieves perpetuas. Se destaca, como en todo el Parque Nacional, el cerro Guanaco. Se hace una parada en la Estación La Macarena, y se puede ascender hasta una caída de agua desde donde se aprecia todo el paisaje. Luego continúa el recorrido entre magníficos bosques de lenga, un total de 7 kilómetros disfrutados a pleno; al final del mismo, los que quieren pueden bajar y seguir por tierra recorriendo el parque, o regresar a la Estación, como hicimos nosotras, donde habíamos dejado el auto. No volvió a llover, entonces, decidimos seguir hasta Bahía Ensenada y visitar la oficina del Correo del Fin del Mundo. El regreso fue muy tranquilo, ya acostumbradas al camino; cansadas, con frío, pero llenas de felicidad y gozo por otro sueño realizado. ¡Dios, cuánta belleza cumulada en un solo lugar de la Tierra!

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Día 12 de abril: En la Posada, solo quedan 4 huéspedes. El silencio reina. Anoche llovió, ahora hace frío, está húmedo y hay viento. Ya entregué el auto y me preparo para salir, la Dirección de Cultura me espera, deseo entregar 3 CD de 3 de mis libros digitales, tal vez, si tengo suerte, podrían editarme alguno en papel. Pasó otro día, y como siempre, me instalo en el rinconcito frente al ventanal, para rememorarlo. Regresé del centro al mediodía y ya mi hija estaba preparada para salir a almorzar cordero Patagónico. A las 14 horas estábamos de regreso para esperar a mi amigo Horacio, el que nos pasaría a buscar para llevarnos de recorrida por otros lugares al norte de la ciudad. Aficionado a la fotografía, nos tomó fotos en el Mirador del Paso Garibaldi (paso carretero cordillerano más austral del mundo), cuyo mirador se encuentra en construcción, allí el viento arreciaba, pero igual pudimos apreciar la belleza de los bosques anaranjados, la nieve en los rincones húmedos y la belleza del lago Escondido y del gran lago Fagnano. Sentí una fuerte emoción al recordar el 154 // Etel Carpi


momento, cuando estuve allí, treinta años atrás, con mis padres, y con una ruta de tierra bastante difícil de transitar. Al regreso nos detuvimos a visitar uno de los tantos complejos invernales donde se realizan paseos con trineos, con cuatriciclos y caminatas con raquetas de nieve. Me provocó mucha tristeza observar en sus casillas, en medio del barro, a tantos perros siberianos sin trabajo hasta que llegue la temporada. Pensé en Brisa, la siberiana que nos había acompañado 13 años y que tanto amamos. ¿Hubiera sido feliz en un lugar así? Atados, en el frío, parecían tristes… Esa pregunta, quedará flotando en el aire. Nunca encontraré la respuesta. Cuando pasamos por la zona del puerto, entre grandes contenedores, Horacio tomó un desvío de ripio que va bordeando el canal Beagle, y que llaman Playa Larga. Es un lugar con una vista espectacular de la ciudad, de la bahía, el canal, el aeropuerto. Con suerte, se aprecian a la perfección, los aterrizajes, y también la navegación de los catamaranes que regresan a la ciudad al caer la tarde. A lo lejos, se divisa el Faro, al frente la Isla Navarino y en las laderas que dan al canal, los bosques de guindo, llamados árboles bandera, porque se inclinan sobre El libro del Fin del Mundo // 155


la montaña ya que reciben constantemente los vientos del mar. Cuando llegamos al final del recorrido, donde hay una baliza, descendimos del auto para tomar fotografías, el viento era muy fuerte y nos empujaba con su fuerza, pero resistimos porque la vista es sublime desde allí, y no deseábamos abandonar el privilegiado mirador natural. Al regreso, recorrimos un poco la ciudad, Horacio ascendió hasta el Hotel Arakur (el Sheraton de Ushuaia). Está ubicado en lo alto de una colina desde donde se domina el espectacular entorno. Tomamos fotos y seguimos recorriendo los barrios altos de la ciudad donde se encuentran casas majestuosas en medio de los bosques que quedan de aquellos tupidos que describían los viajeros de 1890, ahí también hay lugares con casitas más humildes. Es el contraste que nos ofrece Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, porque desde allí, hacia el sur, es el reino del mar y de los hielos. Aunque poblados de vida: de vida animal. Día 13 de abril: Es el último día aquí, ya comienzo a extrañar. Como está muy lindo, subió algo la temperatura, no hay viento y sí sol; salimos temprano para recorrer 156 // Etel Carpi


caminando hasta el centro, visitar el Presidio y nuevamente el Museo del fin del Mundo, donde tengo que dejar algunos libros que me quedaron para su biblioteca. Es noche, antes de dormir y descansar porque mañana iremos temprano al aeropuerto, dejo mis últimas impresiones vividas en el diario de viaje. La visita a la Cárcel fue muy fructífera, recorrimos sus distintas salas-museo y aprendimos bastante de la historia. Entregué los últimos libros en la biblioteca del Museo del fin del mundo, almorzamos en Chichos, un restaurant donde nos hicimos muy amigas del mozo salteño, y recorrimos el centro: paseamos por la costanera, el paseo de los Artesanos, la Plaza Islas Malvinas, el casino, la Iglesia, y recorrimos una vez más la concurrida avenida San Martín. Luego cenamos y llamamos a Manuel (el remisero amigo) para que nos lleve de regreso al hospedaje, porque estábamos muy cansadas de la caminata y no soportaríamos la larga subida hasta la casa. Pero nos esperaba una última sorpresa: Manuel nos regaló un paseo extra, hasta el aeropuerto viejo desde donde hay una espectacular vista de la ciudad iluminada que se refleja en el agua El libro del Fin del Mundo // 157


mansa de una de las bahías. Después de las fotos de rigor, quedamos en el horario para que nos lleve al aeropuerto mañana, aunque antes, nos mostrará la ciudad de día, reflejada en las aguas del canal, y esas serán las últimas fotos y la despedida. Estoy feliz, cumplí mi sueño, a partir de mañana, comenzará otra historia, y estos días quedarán en los más hermosos recuerdos de crónicas de viajes.

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DIARIO DEL PRIMER VIAJE AL FIN DEL MUNDO Año 1978 “Dios les ha dado la facultad de darnos a conocer el cielo y la Tierra”. (Armando Braun Menéndez-1980). EN EL PARQUE NACIONAL TIERRA DEL FUEGO Yo he andado esos senderos envuelta en soledad, impregnada en el silencio mágico del bosque colorido. He juntado achicoria silvestre, he llegado hasta la laguna Negra en un valle de turberas. Mis pies pisaron sobre una esponja marrón de líquenes y gramíneas. Corrí libre y besé en silencio el aire invisible que me abrazaba. Subí a lo alto de la montaña por senderos tortuosos, cruzando praderías de margaritas y de frutillas… bosques frondosos de árboles con troncos robustos, solo acompañada por la simple presencia de los pajaritos. Mis pies saltaron piedras mojadas por arroyuelos que apurados y frescos bajan desde los El libro del Fin del Mundo // 159


Andes Australes. Todo estaba cerca, me rodeaba un paisaje prístino y puro. Los glaciares blancos de los Andes, el bosque luego y más abajo, azul divino, el mar, sus islas, sus bahías y ensenadas. Dejé que el viento helado me acariciara porque en él sentía la caricia de Dios. Luego, otro camino me dejó en la playa, y quedé frente al mar sonoro. Un muelle viejo, piedras de colores, algas marrones y un arroyito que penetra en el mar, llevando agua del deshielo. Me fui caminando, trepando piedras que las olas golpean, donde el bosque de Nothofagus termina cayendo en picada por laderas empinadas y umbrías. Más que nunca sentí entre esas piedras los latidos del corazón de mi Patria. Y lloré, lloré de felicidad y de amor por el logro de estar frente al colosal paisaje de aquella isla lejana.14

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Ese mismo llanto, de desborde emocional ante tanta belleza, después de tanto sacrificio por llegar allí, me ocurrió también en los 3 viajes posteriores y en el mismo lugar: Bahía Lapataia. (Bahía de la Buena Madera). Relato juvenil que inicia el libro "Entre la naturaleza y el arte", editado en 2011. 160 // Etel Carpi


DIARIO DE VIAJE Antes de continuar con el diario del primer viaje a la Isla, allá por el año 1978, cuando tenía 20 años, me gustaría compartir con los lectores un relato magistral del periodista Roberto J. Payró, redactor de La Nación, que visitó aquel territorio argentino hacia fines del siglo XIX (1898). Relatos que extraigo de su libro LA AUSTRALIA ARGENTINA. Me identifico plenamente con sus palabras porque allí comenzó mi deseo de comenzar a pintar la naturaleza, por el sentimiento que me provocaba estar ante esos paisajes sublimes. Algunos párrafos interesantes donde se pregunta: “¿Por qué no van allí los pintores argentinos? ¿Por qué no se inspiran en aquella naturaleza salvaje, tan rica de color, tan variada y tan nueva? Allí encontrarían temas para tantos paisajes, para tantas manchas admirables, como puede darlos la suiza. Ya un lago tranquilo cubierto de hojas de cachiyuyo, rodeado de altas rocas, por las que trepa el ejército del fagus, ese árbol austral por excelencia, que resiste las nieves y los huracanes, con su copa

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verde tendida a favor de los vientos más frecuentes y terribles; ya un panorama polar, con los irisamientos del hielo transparente y la blancura mate y fría de la nieve; ya un pedazo de selva virgen con las yerbas altas, y en que se entrecruzan los troncos del fagus y el canelo, y donde crecen grandes flores, blancas o rojas como sangre, selva que parece tropical, tanta es su vitalidad; ya ―cuando el otoño comienza― el cariñoso matiz sonrosado que toman las hojas perennes de la haya15, contrastando sobre los diferentes verdes del resto de la vegetación”. Luego al referirse al Beagle dice: “Pero toda esa vida animal, toda la que bulle en las aguas del canal del Beagle, no logra desvanecer la profunda impresión de soledad que producen aquellos sitios… parecen no holladas nunca por el pie humano, y los árboles corpulentos en la costa, más pequeños a medida que trepan a las alturas, hasta hacerse achaparrados y muy diseminados cerca del límite de la nieve, muestran sus hojas con la languidez triste de lo que no alberga a ser viviente alguno”.

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“Sorprende el espectáculo, cuya visión se conserva en la retina, y ha de conservarse largos años sin duda. El contraste de aquel blanco celeste de superficie muda y tersa que baja en rápido declive hasta el agua verde del canal, con las peñas oscuras y las morenas negruzcas, con los mismos cerros que se elevan a su lado, sin nieve los unos, los otros hasta cierta altura cubiertos de árboles, rectos en los puntos abrigados, retorcidos como en ademán de desesperada defensa en aquellos en que el viento no encuentra obstáculos, tiene algo de impresionismo a todo trance, que hace recordar las descripciones del fjord noruego, pero que indudablemente tiene carácter propio”. “En esa costa abrupta, aquí y allá, caen cubiertos de espuma, como hilaza de algodón, los chorrillos, pequeños torrentes que se precipitan casi perpendiculares, formando hondas grietas semejantes a cicatrices en medio de los verdores que lo rodean. Estos chorrillos suelen asumir el aspecto de verdaderas cascadas, y se multiplican hasta lo infinito a lo largo de los canales, pagándoles continua, aunque en cada caso pequeña contribución”. “El paisaje es triunfal doquiera se tienda la vista, ya sea que produzca impresiones de terror, El libro del Fin del Mundo // 163


como una tierra estéril y maldita, de ásperas y amenazadoras rocas, ya se suavice, y hallando, sin embargo, contrastes rudos de color, aglomere la gran mancha blanca de la nieve con la sombra de las peñas y los verdores de los árboles, ya se haga suave, blando, casi idílico en alguna playita de cantos rodados en que va a morir mansamente la ola espumosa, coronada de árboles, alfombrada de yerbas y de flores, en que brillan los puntitos rojos de las frutillas silvestres, las perlas moradas, casi negras del calafate, y la nota vibrante de las aljabas, de las violetas amarillas, esa extraña flor sin perfume de la Tierra del Fuego… A veces el panorama tiene una grandeza admirable, se hace majestuoso y sereno, con tal armonía, tal fusión de tintas, que, trasladado al lienzo con toda ingenuidad, parecería una creación genial, uno de esos cuadros en que los artistas enormes suelen sorprender y revelar el secreto de la Naturaleza”. Dejo aquí este relato soberbio porque siento que expresa lo que, en aquel entonces, siendo una joven de apenas 20 años, hubiese querido decir con palabras que me costaba encontrar para abarcar todos los sentimientos nuevos que me embargaban.

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Y los cuadros, que luego pude pintar, ojalá nos revelen algo de ese “secreto de la Naturaleza”. Día 20 de enero: Escribo al final de un día histórico en mi vida. El día que llegué a la Isla soñada, después de un largo viaje, pleno de sensaciones y aventuras, desde mi pueblo: Los Toldos, hasta el fin del mapa. Fueron 15 días que viví a pleno y llena de ansiedad, en compañía de mis queridos padres. Amaneció muy frío, despejado y con sol. Después de las peripecias del día anterior en Río Gallegos, tuvimos una noche muy corta, a las 4 de la madrugada amaneció y salimos hacia la isla, llenos de incertidumbres. Nos acompañó la soledad de un paisaje de matas amarillas y algún que otro arbusto perdido. A lo lejos… algunas montañas color marrón destacaban su figura triste. Al llegar a la frontera, el camino de ripio resultaba algo sinuoso, con subidas y bajadas tranquilas. Es una tierra de estancias con casitas coloridas y llenas de ovejas. Al fin, entre las serranías, pude distinguir el azul del canal de Magallanes. Al llegar, tuvimos que esperar un buen rato hasta que el mar amainara en su oleaje, provocado por el intenso viento; para poder aborEl libro del Fin del Mundo // 165


dar la balsa. Comimos algo en el falcon, mientras muchos turistas deambulaban a la espera de poder pasar. Cerca de las 15 horas pudimos partir, pero el mar seguía bastante movido. Un poco de susto, solo un poco nomás y casi sin darnos cuenta estábamos desembarcando en la isla soñada. En soledad, transitamos el largo camino que nos llevaba nuevamente a nuestro País. Seguíamos viendo estancias donde pastaban caballos, vacas, ovejas… Al llegar a la frontera, nos encontramos con pavimento, me sentí plenamente feliz bajo cielo argentino; entonces, el panorama cambia bastante, se hace más fértil, más verde y con serranías. El valle se veía repleto de ovejas y algún caballo pastaba rodeado de soledad; veíamos un pequeño río, hermosos pájaros bañándose en él y flores marrones. Al pasar la aduana, pudimos ver el mar, nuestro mar Austral en la Bahía de San Sebastián. A lo lejos, unos barcos navegaban en la inmensidad azul. El mar y las montañas transmitían paz, iluminados por el sol suave del atardecer. Los campos salpicados de pompones blancos, dorados por la luz suprema de la tarde, nos sorprendían como ovejas de otro planeta. Era un atardecer diferente, de aquellos que, en el silencio de tantas noches en mi cuarto, 166 // Etel Carpi


mil veces imaginé. Valles fértiles entre colinas doradas, y el sol sublime perdiéndose entre las nubes por donde la luna espiaba. Y yo mirando todo, azorada, enamorada… cerca de las 9 de la noche y con luz, flores marrones y blancas, pájaros furtivos en un cielo amarillo, blanco, celeste, azulado, rosado hacia el sur y de un azul intenso y profundo hacia el norte. Es el reino de la naturaleza en paz, del mar, de los ríos serpenteando en la campiña bañada de sol a punto de expirar, es color, es frío… la locura de un atardecer interminable sobre el mar, festival del cielo que despliega su encanto y nos abraza en belleza. Justo cuando el sol se ocultó, arribamos a Río Grande, donde se respiraba un frío dulce en el aire con aroma a sal. Magnífico pueblo edificado de cara al mar, cerca del río y con los bosques cubriéndole la espalda. Casitas de chapa pintada, llenas de jardines floridos que altas cercas protegen del viento. Recorrimos un rato, antes de acampar, verificando bastante movimiento: autos, gente caminando, chimeneas humeantes, rostros simples ocultos tras las cortinas, negocios activos, poquísimo viento y una belleza inmaculada, etérea, diferente a todas las bellezas conocidas. Parece una ciudad construiEl libro del Fin del Mundo // 167


da en dos escalones. Me encantaron las casitas modernas, de chapa colorida y la noche fue llegando, mientras un tenue rosado se reflejó en el mar infinito. El frío se volvió intenso, entonces buscamos un lugar frente al mar, y armamos nuestra carpa para pasar la noche; que, en estas latitudes, en verano, son muy cortas. Empezaba a cumplir mi sueño. Ya podía descansar tranquila. Día 21 de enero: La noche fue bastante fría pero el cansancio nos venció y dormimos muy bien. Con las primeras luces, nos pusimos en camino. Escribí en la hoja de ruta: ―El mar se ve muy calmo, el sol comienza a entibiar y el camino se vuelve mágico. Me siento flotando en una nube de ensueño. Seguimos atravesando campos con ovejas, flores blancas y rojas engalanan el lugar salvaje, los cerros están oscurecidos por los bosques que destacan sus troncos blanquecinos. El mar, a lo lejos… campos verdes donde pastan vacas y caballos y praderas con muchas flores silvestres; vuelan muchas mariposas en un derroche de colores verdes, amarillos y marrones. Mirando hacia el otro lado, se ven las barrancas que miran al mar y grupos de avutardas en la orilla. El 168 // Etel Carpi


camino es bastante sinuoso y abundan los riachos cristalinos. Empezamos a convivir con el clima cambiante de la isla, caen algunas gotas con sol, igual hicimos un alto en el camino y nos metimos en el bosque para almorzar. Entre los troncos encontramos achicoria fresca para una ensalada. Desde este lugar solo se escucha el sonido del mar y el viento. Caminando encontré un valle rodeado de bosques que me parece irreal, que estoy soñando, no lo puedo creer. A pesar de tanta belleza, tenemos que continuar viaje, el bosque, poco a poco se hace más tupido y las montañas más importantes. Se cruzan muchos arroyos de agua clara, son el río Fuego, el Ewan… leo en los carteles. Vuelve a llover… luego para. Clima loco. Decidimos adentrarnos en una huella (en buen estado) que nos lleva al Cabo San Pablo. Es una locura, una picada en el bosque prístino, cortado de tanto en tanto por valles verdes surcados por ríos y donde las ovejas son dueñas y señoras del paraíso terrenal. Los cascos de estancia son bellas construcciones en medio del paisaje sublime, sus caballos, sus corrales y su gente ruda. Seguimos, entre árboles de lenga y ñire, observando pájaros que revolotean de rama en rama, y descuEl libro del Fin del Mundo // 169


briendo desde lo alto, el mar azul. Se nota que ha llovido bastante, hay barro y se nos hace difícil seguir. Así que absorbo en mis retinas lo más que puedo del paisaje espléndido del lugar. Chorrillos cayendo desde los cerros boscosos, valles verdes donde pastan vacas gordas y brillosas, el río de agua pura, la variedad de pájaros que viven en el bosque, y el mar que lame mansamente la playa al pie del barranco. Es sublime, nunca imaginé que podía vivir un momento así, inclinada reverencialmente ante tanta belleza que despliega la naturaleza, bebiendo el dulce licor de nuestra Tierra. Retomamos la ruta, se largó a llover, todo está mojado, verde, magnífico. Se pueden distinguir los picos nevados de las lejanas montañas, con un cielo gris que suda tristeza. De repente, la nieve… la nieve de los Andes imponentes entre nubes blancas, y el inmenso Lago Fagnano que aparece más allá de la oscuridad del bosque pletórico de hojas brillantes y una ruta cubierta de charcos. La poesía estalla en todos los rincones, la soledad es magia, cobijo de hadas, castillos, gnomos y duendes. Una tropilla de hermosos potros baja a la ruta, quedamos sin palabras. Está arribando la noche. Por suerte aparece la hostería del A.C.A. en la cabecera del lago, que se ve 170 // Etel Carpi


majestuoso, entonces seguimos una huella que baja al lago y lo bordea, mojada y barrosa; porque suponemos encontrar por allí algún lugar paradisíaco para poder acampar en busca de aventuras, desechando la tentación de la hostería. Ya es tarde, las 21 horas y hay luz, aunque no llueve. Frente al lago, encontramos el paraíso de soledad y silencio que imaginamos al tomar esa huella oculta. Es el edén. El lago azul-grisáceo está calmo, planchado, pequeñitas olas rompen con un dulce canto sobre la pequeña playa de piedritas y troncos muertos. Nos rodea un bosque tupido y lujurioso donde en los claros destacan las margaritas, los tréboles amarillos y otras florecillas silvestres. También revolotean pajarillos mansos que se acercan a visitarnos. No muy lejos, una pequeña islita donde las avutardas se disponen a pasar la noche, mientras que, en el agua, el pato vapor, danza y grita quebrando el silencio, acompañando la melodía triste del agua y el suave trinar de los pájaros. Hace mucho frío. Cae la noche, las montañas se vuelven fantasmagóricas, cuando la luz del sol se apaga, alrededor de las 22 horas. Todo está húmedo, el cielo se despeja y puedo ver un sol rojo, perderse por el oeste entre las montañas. Estalla la poesía, es solo un instante El libro del Fin del Mundo // 171


donde la sinfonía sin sonidos se instala en nuestras retinas dejándonos anonadados y envueltos en una atmósfera de inmensa paz. Entonces sé que nunca fui tan feliz como en ese momento, antes de entregarme al cobijo de la carpa y del sueño reparador. Día 22 de enero: Voy a seguir con lo escrito en mi diario de viaje, que fue tomando forma de a poco en algún alto del camino. ―Anoche dormí plena y feliz en medio del total silencio de la naturaleza. La luna alumbraba al lago como un gran farol que dejaba haces de luz plateada sobre el agua calma. Al amanecer, me despertó el sonido de la lluvia sobre la lona, emergí del montón de cobijas para sacar la cabeza por la puerta y observar cómo llovía, cómo relucía el bosque y los pastos con el agua fresca. El lago se veía brumoso y dantesco. El frío era intenso. Así que regresé al refugio tibio de las frazadas. Los pajarillos del bosque despertaban con cantos tímidos, como amalgamándose con la sonora llovizna. Se oyó el grito discordante de los patos. Ya no dormí, en cuanto paró la lluvia, salí para explorar un poco el 172 // Etel Carpi


bosque. El aroma a madera mojada me fue dopando un poco, nunca me sentí tan bien caminando entre árboles mojados y olorosos, encontrando achicoria, frutillas escondidas… un colosal derroche de abundancia, libre y feliz, degustando el plato de la soledad que nutre de paz y poesía el alma. Sentí, sin dudarlo, que esos bosques, ríos, montañas, mar y nieve, son mi lugar en el mundo y que, desde ese momento, no podría olvidarlos, y mi destino sería volver. Al mediodía despejó y pudimos partir, seguir nuestro camino al sur del continente donde viviríamos nuevas e increíbles aventuras. El camino va bordeando el Lago Fagnano entre tupidos lengales. Poco a poco nos acercamos a las montañas, al Paso Garibaldi, que atraviesa de norte a sur los Andes Fueguinos. Aparece la imagen idílica del pequeño Lago Escondido, y comienza a llover. Sin embargo, en la punta de la montaña hay sol. Una pradera cubierta de margaritas nos sorprende, luego un aserradero y unas casitas de madera y techo de chapa, rodeadas de flores coloridas, me siento como si hubiese encontrado un tesoro. Llueve y hay sol. Nos desviamos por el camino que conduce a la Hostería Petrel del A.C.A. El libro del Fin del Mundo // 173


El lugar es el edén, junto al lago que rodean altísimas montañas cubiertas de bosques, y el remate final de la nieve en la cumbre. Chorrillos de agua cristalina por todos lados, la nieve latente, los ríos, troncos caídos y praderas de margaritas. La soledad abruma. El viaje continúa entrando al corazón de Los Andes, zigzaguea y sube la cuesta empinada hasta el mirador del paso Garibaldi desde donde se ve el lago pequeñito, rodeado de bosques, nieve y cascadas. Un paisaje alucinante que nos cautiva dejándonos sin habla. Que nos brinda su abrazo salvaje y natural. Mi padre da muestras de su experiencia en esos caminos sinuosos y con peligros en cada curva. Nada se desperdicia, llueve, sale el sol, los bosques se iluminan con el sol o se sumergen en las sombras que dejan las nubes oscuras a su paso, casi atentando nuestra visibilidad, tratando de descubrir el camino. Es tan grandioso como peligroso, pero luego comienza el descenso y el sol triunfa. Pasamos el río Olivia, con el monte del mismo nombre dominando el paisaje boscoso, con claros cubiertos de turbales amarronados. Es supremo, el jardín del edén austral. De repente aparece el mar azul entre bosques y montañas. Se siente mucho frío, se ven revolo174 // Etel Carpi


teando aves marinas. Los montes Martial, Olivia y Susana se ven imponentes con nieve en sus cumbres. Y la ciudad maravillosa, la más Austral del mundo, hace su aparición majestuosa, arrinconada entre el mar y la montaña. Entre islas y glaciares. Entre bosques y playa. Frente a su resguardada Bahía de aguas azules. Sus pintorescas casitas, algunas de estilo inglés, otras más modernas, nos alegran la vida. La emoción me invade, llegamos al final del sueño, no lo puedo creer. Ushuaia: envuelta en un manto de leyendas, bañada de relatos que de niños nos contaron, de presos y naufragios, de piratas y de indios caníbales, “la tierra maldita”, lejana, olvidada, perdida en el fin del mundo. Aquí está, ante mis ojos, pequeña y coqueta, sus casitas coloridas de chapa y madera, cubiertas de jardines con bellas flores de colores. Tosiendo humo de sus chimeneas, con paz en la atmósfera y barcos en el puerto. Los negocios abiertos, su gente caminando por la avenida San Martín, la Iglesia que destaca su cúpula en el cielo puro. Tal vez como cualquier otra ciudad, pero ella tiene algo, algo que la hace única y especial. Ella es poesía, es quietud, es un rezo de luz que nos invita a soñar, a agradecerle a la vida por tener la dicha de visitarla. Agradecer a quienes la El libro del Fin del Mundo // 175


fundaron en un lugar que es la máxima expresión de la naturaleza. Voy a disfrutarlo a pleno, por eso, dejo de escribir, mañana será un nuevo día, aún no sabemos dónde pasaremos la noche. Sólo sé que me esperan inolvidables aventuras en el Parque Nacional más austral del mundo-. Día 23 y 24 de enero: Permanecimos en el Parque Nacional, abrumados ante tanta belleza. Acampando en un lugar permitido, cerca del río, rodeados de montañas y bosques, en total soledad. Visitados en las noches por los conejos silvestres que son fauna exótica y que hay en gran cantidad dentro del Parque Nacional (en el futuro se declararon plaga y hubo que eliminarlos). Así recordaba esos días en aquel lugar en mis apuntes sobre el viaje. Pude recorrer junto a mis padres, todos sus senderos donde encontramos la expresión máxima de la naturaleza. Hay allí una conjunción polícroma, grandiosa, donde me volví insaciable en la búsqueda de la belleza. Por un lado, los Andes coronados de nieve, con ocultos glaciares; vestidos de frondosos bosques de lenga, ñire, canelo (árbol sagrado del 176 // Etel Carpi


pueblo Mapuche) y guindo. Pastizales verdes, donde hay frambuesas y frutillas silvestres, y el calafate (un arbusto cuyos frutos morados tienen un sabor inconfundible), en el sur se dice que quien lo come siempre vuelve. El silencio prevalece, pero hay muchos pajarillos que se ocultan en el laberinto de ramas. Cascadas, ríos, arroyos, lagos, vertientes, descienden de las montañas entre flores y troncos caídos. La Laguna Negra, el Cerro Guanaco, El Lago Verde, El Roca, valles de turberas y diques construidos por los castores traviesos. Bahía Ensenada, Bahía Lapataia, las islas en el canal Beagle, las playas donde recogí mejillones y lapas entre las piedras. Al caminar por esos lugares, sentí la presencia ancestral de los indios “canoeros”, deambulando por ese mismo lugar, que ahora usurpábamos nosotros, pero recordándolos con admiración. Corrí libre para tragarme todo el aire que me castigaba, llenarme de él y traerlo conmigo para respirarlo cada vez que lo necesite. Con mis padres escalamos hasta “el alto”, atravesando bosques escapados de libros de cuentos para niños, hundiéndonos luego en extensos valles de turba esponjosa y húmeda, cruzando praderas de margaritas, con la única compañía de El libro del Fin del Mundo // 177


los pajaritos alegres y el viento suave y juguetón. Arriba nos esperaba el frío y la visión cercana de los glaciares donde la nieve brillaba a la luz del sol de enero. Abajo, a lo lejos, el mar azul divino nos regalaba sus islas, bahías y ensenadas. La tarde caía y la luz resultaba de una intensidad suprema, aunque el cielo se veía gris. Una sinfonía de color, un Allegro en modo mayor. Mis padres fueron descendiendo, yo permanecí en soledad un momento. Con estirar mis manos podría tocar esas montañas imponentes y encerrar en mis ojos toda la pureza del momento. ¡Había tanta vida en ese lugar! Me sentí plenamente acompañada en medio de la mayor soledad. Otro lugar donde me sentí plena, fue en Bahía Ensenada. Allí caminé por la playa, entre las piedras, arrullada por la melodía del agua derramándose en las rocas húmedas y resbalosas. Allí donde el bosque cae por las laderas empinadas. De a poco me sumergí en el mundo de los sueños y volé en ellos hasta encontrar el refugio ideal. Entonces sentí los latidos sagrados del corazón de mi Patria, y una sensación inexplicable pero hermosa me invadió, y culminó en un llanto incontenible de felicidad.

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Día 25 de enero: Día triste porque sería la despedida de Ushuaia y de la isla lejana, mi viaje continuaría por el continente donde iba a vivir muchas aventuras inolvidables, pero ninguna como aquellos días en la isla soñada. Miré por última vez el mar austral, las inigualables montañas, la imponente figura del cerro Olivia, los valles de turberas, los bosques relucientes por la lluvia que regresaba dejando barro en los senderos. Me despedí de los chorrillos y las cascadas, de los lagos idílicos; más delante de las praderas, las ovejas y las estancias y con desgano, fui dejando atrás la isla azul, blanca, verde… la isla edén, la isla luz. Sentí que un pedazo de mi corazón quedaba allí, y prometí volver, volver durante toda la vida, en la realidad o la imaginación, para hacer de ese bendito rincón nuestro, un hogar. Mi hogar lejano, mi hogar cada uno de mis días futuros, hasta más allá del final.

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DIARIO DEL SEGUNDO VIAJE AL FIN DEL MUNDO Año 1987 “La naturaleza es el poder más grande y universal que existe en el arte”. Aquel año llegábamos a la Isla después de haber vivido una gran frustración en Puerto Deseado ya que una serie de inconvenientes habían impedido la visita y recorrido por la ría donde anidan los cormoranes grises y otras aves acuáticas. Al regreso lo intentaría de nuevo, habiendo podido cumplir uno de los sueños más increíbles que guardaré por siempre en mi corazón. En 3 meses más se cumplirían los 10 años de mi primer viaje al extremo del continente, la ansiedad me dominaba. Aquí, el relato tal cual lo encontré, después de revisar mis apuntes, en el ya amarillo diario de viajes. Día 30 de octubre: Es un día calmo, bastante nublado. El ripio no se encuentra en buen estado. Andamos por el pie

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de Santa Cruz, una extensa estepa gramínea con suaves ondulaciones. Observo muchísimas ovejas aún sin esquilar con corderitos recién nacidos. A las 8.30 llegamos al límite con Chile, el cielo sigue nublado y hace mucho frío. Tardamos media hora, en Chile nos revisaron el auto. Veo todo como estaba hace 10 años, ya no hace frío, está lindo. Transitan muchos camiones y el camino está muy feo. Hay que ir despacio. Al fin llegamos a la Primera Angostura donde tomaremos la balsa para cruzar el Estrecho. Somos los primeros, ya la balsa partió, hay que esperar su regreso… se nota que ha llovido, está muy feo, ventoso y desapacible. Pero pasamos, salió el sol y la temperatura ascendió hasta los 21°. Hay 140 kilómetros malos hasta San Sebastián. Los recuerdos comienzan a invadirme a medida que nos hacercamos. Estoy de vuelta, parece un sueño… no puedo dejar de pensar en el susto que tenía la primera vez, cuando viajábamos completamente solos por estos lugares tan inhóspitos. El camino sigue muy feo, tengo muchas ganas de llegar, han vuelto las nubes de tormenta. El cielo está rarísimo, con franjas celestes hacia el sur y arriba nuestro, es azul oscuro con cúmulos negruzcos por doquier. Las casas de las 182 // Etel Carpi


estancias se distinguen de tanto en tanto, alegrándonos el corazón, es tanta la inmensidad ocre… hay muchas ovejas, no se siente frío. El mar tiene un gran oleaje, y revolotean las características gaviotas cocineras, tan bulliciosas y abundantes a lo largo de nuestra costa patagónica. En San Sebastián pasamos el A.C.A. y su hostería. Seguimos. Son las 18.30 y llegamos a la ciudad de Río Grande. Veo un gran cambio, ha crecido mucho. El movimiento de gente, autos, camiones… es mucho y me sorprende. Recorremos un poco y entro en una librería; por suerte me compran algunos ejemplares de mi libro. También aprovechamos para hacer compras en el supermercado. A las 9.30 horas, oscurece y buscamos un lugar para dormir. No encontramos. Tampoco armamos carpa por el viento. Así que nos quedamos frente al mar, y descansaremos dentro del auto. Aquí las noches son cortas, y mañana saldremos al amanecer, es decir: 4.30 horas. Día 31 de octubre: Se inicia el día. Pasé una noche de paz, hermosa, brillaban las estrellas y la luna creciente se veía muy luminosa. Hace 6°C y el viento está calmo. Las primeras luces, poco a poco se intensifican, son El libro del Fin del Mundo // 183


las 4.15 horas y está todo despejado. Quedo impresionada por la belleza del cielo que cambia de colores hasta que sale el sol. Partimos. Atravesamos el río Grande y poco a poco aparecen los primeros bosques de nothofagus. Son las 6.10 de una hermosa mañana de primavera. Se ve bastante agua, en Punta María la vista del mar tan azul, es de una belleza sublime. Hicimos 25 kilómetros de pavimento. Un poco antes de Cabo Santa Inés, comienza la costa de acantilados y el terreno es más escarpado. El valle del río Ewan está lleno de Cauquenes Comunes, ya se distinguen Los Andes. Llegamos al lago Fagnano y el paisaje me maravilla, como si lo estuviese viendo por primera vez. Es la primavera que nos regala un paisaje de invierno: cerros nevados, bosques grises… parece un edén, está calmo, soleado, hay paz, silencios… concluyo que la vida aquí es hermosa. El Paso Garibaldi, ¡cuánta belleza derramada! ¡Me sorprendo con la nieve en primavera! Entre el bosque con dominio de grises, los campos de nieve por donde discurre el riacho helado en gran parte de su curso. Son las primeras horas de la mañana.

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Puedo ver y escuchar agua pura derramándose por las grietas de las laderas boscosas, para terminar en el valle helado. Ese silencio que es vida, el frío inmaculado que flota en el aire con la fragancia matinal que destila la naturaleza. Y el sol que juega a las escondidas con las nubes. ¡Qué espectáculo supremo! Mientras el auto asciende yo observo absorta la belleza del precipicio, y luego el descenso, el agua, la nieve, el sol, los bosques, las montañas que se visten con el blanco níveo brillando como diamantes cuando el sol las ilumina. Aquí se hace realidad el sueño en verde, blanco y azul. Mediodía de sol. Ya estamos en Ushuaia donde veo mucho movimiento y me asombra cómo ha crecido la ciudad: las bahías calmas, el aeropuerto, el puerto, las calles de abajo, las callecitas intrincadas del alto con casitas pintorescas perdidas entre el bosque que viste las laderas montañosas, su Iglesia colorida, la fachada del Museo del fin del mundo donde vendré mañana para recabar datos y dejar mi último libro, el imponente edificio del Presidio, los catamaranes, el sol, el viento… todo me resulta de una belleza exótica e inigualable. Soy feliz.

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Seguimos viaje hacia el Parque Nacional, donde, como hace 10 años, armaremos nuestra carpa, en medio de la naturaleza salvaje, esplendorosa y subyugante. Como ya son las 20 horas, bajamos 2 kilómetros hasta Bahía Ensenada, el sol aún ilumina los picos nevados. Mi termómetro marca 10°C, no hay viento. Un grupo de personas pasea bajo la luz suave del atardecer. Yo camino por la playa, recordando… el placer me invade y le comunico a mis padres que armemos la carpa en algún rincón de ese lugar, necesito pasar la noche en soledad para impregnarme de vida: la vida que se derrama en abundancia y que trae los sonidos y los aromas de habitantes ancestrales pisando cada espacio que transito abrumada de emoción. Los últimos rayos del día besan al agua tranquila que se despereza rítmicamente sobre las algas, moluscos y canto rodado de la playa. Luego, mis pies se hunden en el césped impecable que la naturaleza modela con perfección. Ayudo a mi padre para armar la carpa y luego de una cena liviana, nos escondemos en la tibieza de las mantas, abrazados por un sueño reparador.

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Día 1° de noviembre: En mitad de la noche salí un momento para observar el cielo de una belleza descomunal donde se destacaba la luna en creciente, muy brillante, que acompañaban refulgentes estrellas. ¡Qué belleza! Hacía mucho frío: 5°C a las 4 comenzó a aclarar con -2° C a las 8 decidí salir de la carpa, hacía 2°C y el sol entibiaba lentamente un día que se presentaba muy bello, sin nubes ni viento. Dejamos la carpa sola y salimos a recorrer. Los recuerdos invaden mi mente y me colman de felicidad. Recorreremos cada uno de los senderos posibles del Parque Austral, rememorando cada lugar del viaje pasado. Retomamos la ruta 3 hasta el final. Hasta el famoso cartel del Fin del Mundo, en Bahía Lapataia o Bahía de la buena madera (en idioma Yagán). El mar parece un lago, un poema en quietud. Los cerros están verdes por los bosques de ñire, lenga y guindo (Nothofagus), y más arriba la nieve sublime que los corona. Encontramos cauquenes y bandurrias, nos adentramos en un sendero que atraviesa turberas y bosques de lengas y ñires, cubiertos de hongos, líquenes como la barba de chivo y musgos; donde el silencio es interrumpido por el canto del chingolito. Uno comienza y desde El libro del Fin del Mundo // 187


lugares remotos del bosque, otros le contestan. Quedamos extasiados con la dulce melodía y el paseo paradisíaco que culmina en un sector del Canal Beagle, alejado totalmente de la civilización, donde destacan su figura enigmática las islas que cortan el azul profundo del mar, cuyas olas suaves y transparentes, repiten un canto triste sobre las piedritas de colores amarillos que cubren la playa escondida. ¡Oh imagen celestial que se grabó en mi alma y en mi corazón para el resto de mi vida! En poco tiempo recorrimos los 3 ambientes que protege el parque: Turbera, bosque subantártico y ecosistema marino. Se empieza a nublar, caen algunas gotas de agua helada, son las 14.30 horas y vuelve a brillar el sol, aunque el viento sopla fuerte. Así es el clima en Tierra del Fuego, cambia constantemente a lo largo del día. Hay que acostumbrarse para poder disfrutar. Después de recorrer los senderos a laguna verde y laguna negra (espectacular), visitamos la castorera. Me dio mucha pena ver lo dañinos que son, como destruyen los bosques para hacer los embalses donde tienen sus madrigueras. Estos animales, oriundos de Canadá fueron introducidos en la isla, al igual que la rata almizclera. Allí se repro188 // Etel Carpi


ducen sin depredadores naturales como tienen en Canadá. Y los bosques de lengas no están preparados para sobrevivir al ataque de estos bichos, se ahogan y mueren. No así, los bosques de Canadá donde ellos viven. Esa es la consecuencia de introducir fauna exótica en nuestros ambientes, para erradicarlos hay que hacer un trabajo conjunto con Chile (con quien compartimos la isla). En este viaje no vi los conejos que transitaban el parque en mi viaje anterior. El conejo también hace mucho daño, especialmente al cavar las madrigueras y destruir los lugares arqueológicos, que hay muchos, como son los Concheros (depósitos de conchas marinas que acumulaban los indios canoeros en la puerta de sus toldos, después de alimentarse). Seguramente, se ha realizado un buen trabajo al erradicarlos. Cansados de caminar y recorrer el parque, hemos regresado a la carpa para descansar. Al caer la tarde me acerqué al mar en Bahía Ensenada para disfrutar del atardecer que se puso hermoso. Al igual que algunas personas que caminan en la playa, me entretengo en juntar mejillones, aprovechando la bajamar. Mañana me espera trabajo en Ushuaia: visita al Museo y a las librerías.

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Día 2 de noviembre: Anoche hizo frío, lloviznó, se levantó viento y ahora vuelve a llover. Quedamos solos, es lunes, el movimiento que tiene el parque los domingos cesa, la gente de la ciudad vuelve a su trabajo. Nosotros tenemos que ir a la ciudad, remoloneamos y llegamos un poco tarde, igual pude vender mis libros. Compramos comida y decidimos no alejarnos mucho para continuar a la tarde. Elegimos quedarnos a la orilla del río Pipo que transporta abundante agua pura, donde disfruto mucho la soledad y el sonido relajante del agua entre las piedras. Me conformo con muy poco, simplemente estar en este lugar, con eso solo soy feliz. Más tarde paseamos por la pintoresca ciudad austral, luego entro a otra librería y vendo más libros. Para culminar el fructífero día, visito el Museo del fin del Mundo donde logro recolectar datos, mucha información sobre la historia y la fauna del lugar. Datos que guardo para el libro que estoy escribiendo y para una futura edición mejorada del libro que escribí hace 3 años sobre la Fauna Marina Austral.

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Día 3 de noviembre: Qué frío hizo anoche, unos 2°C, viento y bastante nublado. Las noches son muy silenciosas aquí, se duerme magnífico. Desayunamos temprano: 7 horas, porque tenemos que seguir recorriendo otros lugares del parque y por la tarde quisiera volver al Museo, hay más material que deseo indagar. Es casi mediodía, hace 15°C está seminublado y calmo. Emprendemos el ascenso a Pampa Alta, un punto panorámico desde donde se ve el canal de Beagle y sus islas. Es un placer poder caminar en soledad, por el tupido bosque húmedo, esquivando agua que brota de lugares sombríos y se deslizan por todos lados. Los ríos cantarines son el alma del parque, se ve tan verde el bosque de guindos y lengas, erguidos a nuestro paso. El sol juega con las hojas produciendo destellos de luces que nos alcanza para luego desaparecer en las sombras. Se escuchan cantos de pájaros felices, como el del Zorzal Patagónico, cuyos trinos resuenan en la inmensidad del bosque fragante de tierra húmeda y flores silvestres. Cuando calla, es el reino del silencio que establece su trono. No siento frío. Aunque al llegar arriba, tan cerca de la nieve eterna, el frío se El libro del Fin del Mundo // 191


siente y el corazón se acelera. Nos hundimos en una turbera esponjosa y luego la pradera de altura cubierta de flores. La mirada se pierde a lo lejos y abajo, donde el mar domina el espacio y sus islas se destacan sublimes, entonces siento que ese lugar es el más bello del mundo. Quiero permanecer así, suspendida en el tiempo, sintiendo para siempre la emoción de vivir el instante supremo que me eleva a la cúspide del placer y la máxima felicidad. Guardarlo para siempre en mi interior, para alimentarme cada vez que desfallezca en el camino de la vida. El regreso es más lento, como que no quisiéramos abandonar ese nido de paz y pureza que la naturaleza despliega en aquel lugar. Fueron 3 horas de goce, de comunión con la creación, de contacto con la madre naturaleza, para no olvidarlo nunca más y guardarlo como un tesoro inviolable. Día 4 de noviembre: Anoche tuvimos lluvia. Por eso nos acostamos a las 20 horas. Había una gran calma en el bosque. Más tarde cesó la lluvia, y salí para observar. La noche se veía calma, fría, cubierta de estrellas y con luz de luna. Dormí arrullada por el sonido del arroyo. Cuando amaneció estaba todo escarchado, 192 // Etel Carpi


hacía -4°C a eso de las 7 horas. Al levantar el sol, comenzó a subir la temperatura y el canto de los pajaritos comenzó a hacerse oír. Lo maravilloso de Tierra del Fuego es la ausencia de insectos que molesten, aquí no existen. Es el paraíso ideal. Hoy abandonaremos el parque y la ciudad, deseo conocer un lugar que no he estado antes y que sin duda será agreste y salvaje como imagino: Puerto Harberton, donde se encuentra la estancia que en el año 1886 fundó el misionero Thomas Bridges, primer hombre blanco en vivir en Tierra del Fuego. Tomaremos la ruta J hacia el este, donde el canal Beagle se abre al canal Moat, frente a la isla chilena Navarino, donde se encuentra Puerto Williams y cerca del Cabo de Hornos. Salimos al fin, hacia el norte por ruta 3, luego nos desviamos por la j. Es esta, una ruta consolidada de belleza única que transita entre bosques verdeesmeralda muy tupidos, lagos escondidos, ríos desbordantes de agua pura, calafates florecidos, troncos caídos, valles de turberas y rincones escondidos por donde me pierdo en busca de naturaleza virgen para disfrutar hasta el hartazgo. Es terreno muy escarpado, y el mar aparece bellísimo color azul cobalto, acaparando toda la El libro del Fin del Mundo // 193


atención. Se ve imponente, al frente la isla Navarino bastante nevada, más cerca nuestra isla Gable y varias más que no tienen nombre y que resultan encantadoras. Se ve, hermosa, el casco de la Estancia Harberton, donde se destacan los cauquenes. En la playa no faltan las gaviotas cocineras, ostreros negros y overos, algún cormorán… y toda la paz, la quietud, la dulce languidez de la vida deslizándose en el aire frío, en el sol taciturno, en las encrespadas aguas de la inmensidad azul enmarcada por nieves eternas y un paisaje de colinas verdosas donde retozan felices las avutardas. Desde esos balcones al sur se pueden ver las islitas del canal Beagle de una salvaje belleza, que se derrama por todos lados, en el aire saturado de aromas polares de nuestro confín austral. El edén del mundo, la esencia de la vida que nos invita a contemplar, sin palabras y sin gestos. Contemplar… con amplitud de alma, quedándonos frente al azul, alberge de criaturas inquietas y amadas. Abriendo la piel a la caricia brutal del viento helado sobre el canto rodado vestido de lapas y mejillones que junto para el recuerdo. De cara al cielo celeste donde veo danzar nubes blancas y puras.

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Armamos nuestra mesita de pic nic y a pesar del frío, nos quedamos para almorzar frente al mar con la vista de las islas, en la playa caracolienta, junto a ostreros y gaviotas. En total soledad. Sin el más mínimo deseo de partir. Allí se vive, se vive de verdad, porque la naturaleza es generosa y a pesar de todo el maltrato que le ocasiona el hombre, sigue entregándose suprema, majestuosa, silente, santa, tierna, bella y… todo lo que se nos ocurra. Por la bendición de haber llegado hasta aquí, valen todos los sufrimientos anteriores. Por último, damos un recorrido a la ruta que se está construyendo (continuación de la J.) y que en un futuro llegará hasta el canal Moat. En un nuevo viaje podré disfrutarla. Día 5 de noviembre: Hoy dejaremos la isla, me invade la tristeza, sin embargo, disfruto del bello amanecer frente al mar en Río Grande, donde al igual que antes, volvimos a dormir en el auto, acompañados por una espectacular luna llena. Tomamos mate, corre una suave brisa y el sol entibia bastante.

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A las 11 llegamos a Bahía Azul. El mar sigue calmo, color azul turquesa. Es un día maravilloso, completamente despejado. Cuando cruzamos, decidimos quedarnos a comer en Punta Delgada, una fila de camiones espera para cruzar a la isla. Partimos con mucho calor, es increíble, pero el verano se nota a pleno en el sur de Santa Cruz, 30° en Río Gallegos, la gente toma sol a la orilla del mar, ¡qué imagen impensada! No paro de sorprenderme, es un viaje que será inolvidable… claro, si logro el sueño de recorrer la Ría Deseado…16

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Sueño realizado que relato en mi libro EVOCACIONES DE UNA VIAJERA, edición en papel (1988) y digital (2016). 196 // Etel Carpi


DIARIO DEL SEGUNDO REGRESO AL FIN DEL MUNDO Año 2019 Día 10 de octubre: Acá estoy, en mi ex departamento de la húmeda y pegajosa ciudad de Buenos Aires a la espera de salir al mundo mágico de la isla del Sur. El clima se presenta pesado, tormentoso… me cuesta acostumbrarme a un lugar que vengo muy de vez en cuando, una ciudad marrón donde transcurrió buena parte de mi primera juventud. Hoy, es solo el trampolín para acceder a ese paraíso verde, blanco y azul que, desde mis 20 años, me cautivó: la Isla Blanca, donde culmina la novela que acabo de terminar. Voy llevando varios ejemplares para dejar en dos bibliotecas y en mi casa allí: la acogedora Posada del Fin del Mundo. Día 11 de octubre: Estamos en nuestra casa de Ushuaia. Después de un viaje bastante tranquilo a pesar de mi fobia a volar. De la tormenta que se desató en Buenos Aires

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cuando estábamos esperando para abordar el avión y tuvimos que esperar un poco. Y de la nevada impresionante con que nos encontramos en Ushuaia, un octubre helado, para alquilar balcones. No tengo palabras para expresar el paisaje nevado que pude observar desde el avión antes del aterrizaje, que se realiza como planeando, para no errar la angosta pista que se adentra en el océano. Nos recibe un amanecer níveo de cuentos inspirados en lugares encantados por la blancura de la nieve, el mar azul y las montañas cubiertas de bosques grises salpicados de copos blancos como algodón. Mi hija está fascinada, tiene un encuentro cercano con la nieve por primera vez en su vida. Desde la ventana de nuestro cuarto observamos la paz y belleza que irradia la ciudad con su manto invernal, aunque estemos en primavera. Salimos al patio para fotografiar antes de que se derrita si calienta el sol. Me siento feliz, he regresado con la novela terminada, misión cumplida. Nada es fácil en la vida, los miedos ayudan a concretar los sueños-pienso. Se me ocurre esta frase en el silencio del cuarto desde donde observo la belleza del entorno que parece querer atraparme en un abrazo eterno. Leandro Vesco diría con esa facilidad 198 // Etel Carpi


que tiene para expresar los sentimientos frente a paisajes solitarios e íntimos: “en el silencio de la nieve derritiéndose, la vida espera festejar la primavera en este lugar del mundo que bendice la naturaleza”. Dormimos una siesta reparadora y salimos a recorrer un poco, hay bastante sol, la tarde se puso hermosa, sin viento, la nieve se está derritiendo. Luces y sombras se alternan en este lugar que está tan impreso en mi alma. Tenemos un paseo delicioso, aunque cansador por la caminata en las veredas angostas, rotas y mojadas, en parte con trozos de hielo que son un peligro, por las posibles resbaladas. Sin embargo, disfrutamos mucho la recorrida por la costanera, donde encontramos varias gaviotas Australes que tanto me atraen. Nos entretenemos sacando fotos y luego hacemos algunas compras indispensables. Son momentos vividos en plenitud que quedan grabados en el alma por el resto de la vida. Día 12 de octubre: Es el día del 135 aniversario de la fundación de Ushuaia. Hay festejos, paella gigante y desfile cívico militar. El libro del Fin del Mundo // 199


En la noche estuvo nevando, dormimos magníficamente en el calor de nuestra habitación, cubiertas con el acolchado de plumas. Desperté a las 6 y me preparé el mate, de a ratos nevaba, la claridad fue dando paso al día, y salió el sol. Cerca del mediodía partimos al centro, en la avenida Maipú se iban a desarrollar los festejos. Escribo: “el sol refleja la nieve sobre la calzada, y la calidez del frío abriga poco a poco la mañana”. El frío es importante, comienza a nevar y con el viento del mar, todo es poco para no sentirlo. La imagen de los copos de nieve cayendo sobre la gente que espera en formación para iniciar el desfile es impactante, imposible no sentir emoción. Entramos a un restaurant para almorzar, mientras observamos el movimiento desde los grandes ventanales. Adentro hay un clima cálido, está lleno de gente. Para de nevar y salimos para caminar y tomar algunas fotos del desfile que es muy colorido, diferente, emocionante. ¡Cuánto patriotismo se siente aquí! Soy una privilegiada al poderlo vivir. Con todo cortado no encontramos taxi, así que decidimos regresar a la posada caminando, haciendo las 5 cuadras en subida y con nieve, 200 // Etel Carpi


porque a la mitad del camino se larga con todo. Esperamos en un reparo, en cuanto amaina un poco, retomamos la marcha, el frío arrecia y el viento impide nuestra marcha en ascenso. Vamos solas, y el espectáculo nevado vale mil veces la pena. Al fin llegamos a “casa”, por suerte, porque enseguida se larga a nevar fuerte. Se ve sublime desde la ventana, cuando me canso de mirar la nieve caer, decido hacer una siesta. Hay una gran paz… se siente tan bien… luego, bajaré al rinconcito de la biblioteca de Ana para escribir alguna poesía. REFLEXIÓN 1 “Vuelan los sueños hacia la nada invisible del tiempo”. “Existe una soledad que todos temen, yo amo esa soledad donde la luz penetra cada uno de tus poros, solo tienes que abrir los brazos para recibirla”. REFLEXIÓN 2 “Los miedos que paralizan obstruyen el hacer”. “Debemos coexistir con todos los miedos, transformarlos en poder, y entonces –el hacer―, será infinito”. El libro del Fin del Mundo // 201


“Se liberan los sueños como los globos de helio que se sueltan al cielo para que vuelen hacia la inmensidad que los rodeará de luces de colores”. “Son las luces, que luego, harán florecer todas las flores del jardín del alma”. “Déjate arrastrar hacia ellas. No te resistas. Esa es la clave de la felicidad”. Día 13 de octubre: Después de un delicioso desayuno en el comedor, me instalo en el rincón de escritura. Despunta un magnífico domingo, bastante mojado, pero estoy segura que no habrá nieve y sí bastante sol. La temperatura es de 2°C., muy agradable. Lentamente, voy dándole forma en mi mente al libro del fin del mundo. Mientras miro en el parque de la casa de enfrente, como el hermoso perro siberiano, corre alegre sobre la nieve. Adentro de la gran casona que me cobija, la calidez de la luz que penetra por los ventanales me abraza. Las verdes plantas que viven en el interior se ven brillosas, el jardinero llega para darles agua y me saluda amablemente. Montículos de nieve persisten sobre los techos de los autos que duermen 202 // Etel Carpi


a la intemperie. Me llama mucho la atención que, en esta ciudad, los autos (casi todos modernos, costosos y en buena cantidad), se queden afuera, sea el clima que sea, los garajes son muy pocos y las casitas del centro casi no cuentan con ellos. Es un domingo especial, manso y dulce, con aroma a café y a tostada. En este rincón del mundo, la primavera se espera, como esperan las abejas el néctar de las flores. Así, también, espero yo, un nuevo renacer literario; aquí llegué, en busca de la belleza, en busca de inspiración. Amante suprema de las letras, e inseparable de la naturaleza. Voy por mi hija, pronto llegará Manuel para salir a recorrer. No preguntaré, espero que me sorprenda, como en el viaje anterior. Cae la tarde y he regresado a mi lugar preferido para rememorar los momentos inolvidables que acabamos de vivir, en un largo paseo por todos los rincones de la ciudad aprovechando el día soleado y calmo. Volvimos al Glaciar Martial, para disfrutar de un entorno nevado, mágico y sublime. Con el brillo del sol, todo allí es soberbio, porque la luz se sumerge en la nieve y destella. La pista de esquí recibe a El libro del Fin del Mundo // 203


niños y adultos que disfrutan plenamente bajo el grandioso sol que dora los picos descubiertos de árboles. Y en la hondonada repleta de nieve fresca, discurre oculto bajo ese manto sagrado, el arroyito dulce cuyas aguas cristalinas y muy frías nos invita a acercarnos para quedar inmóviles observando y escuchando la relajante melodía que nos acuna y nos deja mensajes de montañas distantes que han conocido las voces ancestrales de los primeros pobladores. Siento su espíritu en el aire fragante de aromas que me invade. Adivino sus voces surgiendo desde el fondo del bosque tenebroso, y con tristeza los evoco. Pero el presente me convoca y retorno hasta la casita de té, donde al igual que en el viaje anterior, me zambullo en el mundo de los libros y elijo 3, entre ellos el de Luis Piedrabuena, defensor de nuestros mares australes. Cuando bajamos, Manuel (gran conocedor de su ciudad), nos lleva a recorrerla. Nos cuenta que tiene 100.000 habitantes. Paramos en laguna El Diablo, un espejo de agua oscura rodeada de árboles, desde donde se ve claramente la bajada del glaciar y por donde pasaba el sendero de los presos, según nos informa.

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Hemos pasado por un lugar donde se conservan antiguas casas de estilo inglés, de gran belleza. Observo que el material preferido es el vidrio, las construcciones modernas son de madera, piedra y un material nuevo que es como plástico, muy resistente al frío. Siguiendo hacia el sur, recorremos una serie de hoteles espectaculares con vista a la Bahía. El más antiguo es el Tolkeyen (dar de corazón en Sel´kman). Los Ñires, más moderno, luego el Hotel Yamanas que me gustó muchísimo. Culmina en el más moderno: Los Cauquenes, frente a la paradisíaca bahía Cauquenes, desde donde hay una vista espectacular; la playa es idílica, con aguas color verde esmeralda que se derraman acariciantes sobre las piedritas de colores. Recorriendo esos lugares costeros, se puede observar muy bien el aeropuerto situado en el final de la península rodeada de agua azulina. Hay un único barrio cerrado: Los Cauquenes, con mansiones de ensueño, aunque también se ven casas hermosas en distintos barrios que recorrimos en la zona baja. La última construcción sobre la costa, es la mansión con espigón propio, donde descansa una lancha, del dueño de la pista de esquí de Cerro Castor. Un lugar de película. El libro del Fin del Mundo // 205


Tuvimos oportunidad (en el viaje anterior), de recorrer los barrios altos, que se fueron construyendo después de talar los bosques que cubrían completamente las montañas hasta buena altura. Si bien pude encontrar algunos barrios con construcciones suntuosas, escondidas entre los árboles y con una vista espectacular de la bahía, el mar y las islas; generalmente viven allí, la gente más pobre, los trabajadores de las fábricas ubicadas abajo, serían los barrios populares. En ese sector, enseguida de la entrada norte a la ciudad, sobre un promontorio que se destaca en la altura, se construyó el hotel más lujoso de Ushuaia: El Arakur, balcón a la ciudad, el mar, las montañas, las islas, el cielo. Sus grandes ventanales permiten fusionar el adentro con el afuera de una forma increíble. Se puede disfrutar de la pileta interior, observando el espectacular entorno natural, con la paleta de los colores de cada estación. Un sueño. Día 14 de octubre: Amanece un día espectacular. Anoche me entregaron el auto, con él recorreremos el Parque Nacional. Será una experiencia increíble, de pura naturaleza en su máxima expresión. 206 // Etel Carpi


Transitar hoy por los caminos del parque no es nada fácil para conductores inexpertos como es nuestro caso. Sin embargo, me defiendo muy bien… hay mucha nieve acumulada en los costados del camino, a la sombra de los árboles húmedos y desnudos, que nos atenazan con su presencia dominante en muchos tramos del camino, llenándolo de sombras y de belleza. Son como túneles arbóreos y montones de nieve por todos lados, nieve que el sol tibio de la mañana no logra derretir todavía. Intentamos hacer varios de los senderos conocidos y otros no tan conocidos, pero solo completamos el que nos deja en Lago Verde, los otros nos sorprenden con tramos barrosos imposibles de transitar sin calzado adecuado. Hay caminos cerrados por estar cubiertos de nieve: hacia Bahía Ensenada, y el que lleva hasta Pampa Alta, que se recorre a pie, imposible de hacer. El sendero a laguna Negra es un barrial y el que bordea el Lago Roca o Acigami está muy húmedo. Igual intentamos recorrerlo, pero solamente logramos hacer un tramo que nos muestra un laberinto de troncos caídos, árboles de corteza olorosa, y cauquenes comunes que deambulan mansos, y nos acompañan en el paseo al paraíso. El libro del Fin del Mundo // 207


Pían los chingolos y otros pajaritos, la playa del lago está llena de idílicos rincones donde nos perdemos juntando piedritas para la colección de mi museo naturista. El sol brilla como diamante en el agua mansa del lago celeste. La tarde transcurre dulce y acogedora, regresamos al Centro de Visitantes donde recorremos la sala, muy didáctica para la comprensión de todo lo que atañe al Parque Nacional. Mi anhelo es seguir hasta Bahía Lapataia, pero a poco de andar, un paso muy malo me hace dudar. Hay que tener cierta pericia para pasar, en subida, muy barroso y con pozos y huellones. Con mucho pesar le digo a mi hija que no me arriesgo, que esperamos a mañana, tal vez, si el tiempo sigue bueno, lo podemos encontrar más seco… íntimamente no lo creo, pero sé que volveré. El parque hoy es de entrada libre y gratuita, por eso hay mucho movimiento de autos, taxis, combis, remises, ciclistas y peatones. Un caos que me estresa e impide el disfrute, por eso emprendo el regreso a la ciudad, con la esperanza de que mañana sea un día mejor.

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Día 15 y 16 de octubre: Estos dos días fueron para nosotras días de intensos momentos, de “volver a pasar por el corazón”, reconstruir los recuerdos vividos en viajes anteriores. Hubo de todo: aventura, paz, caos, silencios, momentos extremos y momentos calmos, todos vividos dentro del Parque Nacional. Un ramillete de contrastes que enseña a vivir la vida en todos los colores posibles. Ahora, mientras despunta una nueva mañana tibia y soleada, me detengo un momento para rememorar. Siento en lo profundo de mi ser un amor total por este lugar. Es mi retiro espiritual para la recarga de energía que me ayudará a vivir el resto de los días venideros. Veo el auto estacionado enfrente, entre las hojas verdes del ficus que contrasta, abrigado en el interior, con las ramas grises de los árboles de la calle que observo tras el ventanal, donde los rayos finísimos del sol, se filtran alegres y llegan a mí con la calidez de la luz de una primavera incipiente. El auto que nos transportó por los caminos del edén. Me detengo un rato mirando sin ver la belleza que se derrama tras el cristal. Porque estoy viendo el paisaje de mi interior, el que imprimí, cuando paseaEl libro del Fin del Mundo // 209


ba henchida de felicidad por el bosque, la montaña, el mar… una vez más, como antaño lo hice y lo hicieron tantos exploradores y viajeros avezados en tiempos lejanos. Despabilo de repente porque veo salir a la calle al jardinero que con una larga manguera limpia los rincones del inmenso frente y derrite la nieve. Le pido que mangueree el auto que está estacionado allí para sacarle algo de polvo que se acumuló del día anterior. Lo hace con esmero, luego bajo y con un trapo que consigo en el cuarto de limpieza, lo seco un poco, queda muy bien. Especialmente el parabrisas, así tenemos una buena visión. Retazos de nieve sobreviven en las sombras, entre los tupidos lengales que despiden un profundo aroma a troncos cubiertos de humedad y a tierra perfumada. Siento el deseo de clavar mis dientes en la olorosa corteza para experimentar el sabor de su savia. Los observo desde el interior del trencito que zigzaguea lentamente, en medio de bosques con bastante nieve, los turbales donde transita el río Pipo, trayendo agua de los glaciares cercanos, montañas de locura que enmarcan su paso como eternos centinelas del silencio. 210 // Etel Carpi


El placer inmenso de regresar a Lapataia después de pasar dos lugares difíciles que me desafiaron a demostrar mis dotes de manejo. Mi hija dándome ánimos, un coctel de adrenalina y luego el alivio. La bahía calma, un mediodía espléndido de sol y calor. ¡Cuánto contraste en tan corto espacio de tiempo! La caminata por el bosque alucinante, la vista de las islas lejanas, la soledad… luego el sector de acceso restringido, zona de la costa donde están haciendo investigaciones sobre el Huillín, especie autóctona que se busca proteger para evitar su desaparición. Además, en esos lugares, se encuentran muchos yacimientos indígenas, como concheros (acumulación de conchas marinas), que demuestran la presencia de los habitantes originarios en todo ese lugar. Al regreso, visitamos la castorera, y en uno de los banquitos para visitantes, nos relajamos tomando mate. Mientras, un zorro colorado nos vigila, se acerca y se aleja, no sabe bien qué hacer. Le doy una galletita y le tomo fotos, parece manso, acostumbrado a la presencia del humano. Nos adentramos en el bosque cercano para sacar fotos, él nos persigue a cierta distancia, me da mucha alegría El libro del Fin del Mundo // 211


comprobar lo amigables que son aquí los animales, ellos saben que nadie les hará daño. Hemos vuelto a Lago Roca o Acigami. El agua está planchada, es un espejo donde se reflejan las montañas. El sol alumbra a pleno, hace calor. Es increíble cómo puede cambiar el paisaje aquí de un momento a otro. Toda vez es distinto, ayer gris y ventoso, hoy sin nubes en el cielo y apenas una brisa imperceptible que no amaina el calor del sol. Caminar por los senderos del bosque, en cercanía del gran lago, acompañadas por el piar de los pájaros y de alguna pareja de cauquén común, resulta indispensable para impregnarse de vida, de belleza, de naturaleza en su máximo esplendor. Pero el tiempo pasa volando cuando se está en modo “disfrutar”, debemos regresar a la ciudad porque tengo que visitar la Biblioteca Sarmiento donde dejaré mis libros. Mañana será el turno de la encantadora biblioteca Alfonsina Storni, antes de hacer el viaje programado a Tolhuin. Lugar que prometí visitar sin excusas, cuando en el viaje anterior no pude hacerlo por falta de tiempo. Nuestro amigo Manuel, será nuestro acompañante y guía. Por lo tanto, me despido de mi lugar preferido: Parque Nacional Tierra del Fuego. Con la esperanza, 212 // Etel Carpi


que tal vez, la vida me guarde un espacio para volver. Día 17 de octubre: A las 6.30 suena el despertador, como todos los días desde que estoy aquí. Lo primero que hago es espiar por la ventana. Hay bastante luz, el día parece calmo y no tan frío. Preparo el mate, me ducho y después de repasar el itinerario del día: paseo hasta Tolhuin (corazón en lengua Selk´nam), ciudad de 10.000 habitantes en la cabecera del gran Lago Fagnano o Kamhi. Digo, después de repasar el itinerario, transito el largo camino bajando escaleras y subiéndolas nuevamente para ir al comedor de la casona donde ya está dispuesto el desayuno. Mientras disfruto de los placeres culinarios del lugar, veo a través de los ventanales, como el sol comienza a recorrer su camino desde la montaña centinela, abriéndose paso entre los árboles, para iluminar el interior. Es un día más, un día menos, para disfrutar y aprovechar hasta el último instante. Subo con el desayuno de mi hija, la despierto y espero que se prepare para partir. Seguiré este diario a la noche. Manuel me avisa que ya está esperándonos para partir. Antes, pasaré por la Bilbioteca Storni a dejar libros. El libro del Fin del Mundo // 213


Hemos llegado de regreso, bastante cansadas, aunque llena de imágenes y sensaciones inolvidables, que trataré de transmitir en estas páginas. Visitamos algunos de los lugares que ofrecen paseos en la nieve con trineos tirados por perros siberianos, había mucha nieve todavía, y cuando llegamos al paso Garibaldi para atravesar los Andes Fueguinos, encontramos un paisaje sublime, con mucha nieve por todos lados, el paseo se vuelve imponente, ante nosotros: la naturaleza extrema, salvaje, cambiante… es revivir las sensaciones experimentadas hace 30 años, es volver a tentar al corazón con el placer de utilizar cada uno de nuestros sentidos. Otrora por un camino de ripio, hoy pavimentado y espacioso. El nuevo mirador, moderno, vidriado, inaugurado hace menos de un año, porque lo estaban construyendo en mi último viaje. Desde lo alto se tiene una panorámica perfecta hacia el valle, cuando la bruma se disipa para dejar paso a la nieve que cubre los bajos y también los picos helados. El lago Escondido, aparece diáfano y claro, y al fondo el gran lago Fagnano. Cuando bajamos, el sol reinaba a pleno, bordeamos el Lago Escondido, traté de recordar, 214 // Etel Carpi


pero el paisaje ya no era el mismo de entonces. ¡Cómo cambió todo en 32 años! La nostalgia me invadió cuando nos acercamos al lago Fagnano que se veía planchado, como un espejo, sus aguas tan cristalinas, sus piedras de colores en la playa que se encuentra a la entrada de Tolhuin donde nos detuvimos un momento para caminar y recoger algunas de recuerdo. ¿Dónde estaban los verdes y tupidos bosques que enmarcaban el lago?, ¿el sendero agreste que nos llevó al lugar donde hicimos el primer campamento? No lo pude descubrir, había desaparecido. Los árboles fueron talados en gran parte, hay allí 4 aserraderos. En un sector, antes de llegar al pueblo, la ruta atraviesa un cementerio de lengales que devoró un incendio, según me informa Manuel, ocurrió en enero del 78. Saco cuentas, tiene que haber sido justo después de mi paso por allí, porque mi estadía había tenido lugar en ese enero… y no encontré entonces vestigios de algún incendio. Lo triste es que esos bosques son de lenta recuperación. Los pequeños lengales apenas se levantan del suelo, ¡cuarenta años después! Me invadió la tristeza. Entramos a Tolhuin, encantadora villa de casitas dispersas en la cabecera del lago Fagnano o El libro del Fin del Mundo // 215


Cami. Todas construidas con madera de lenga. Lugar de visita obligada es la panadería La Unión, del Sr. Emilio Saenz, viajero y aventurero que ha visitado la Antártida y ha decorado su negocio con fotos de esos viajes. Fotos que muestran lugares de una belleza mágica e inigualable. Tiene un rinconcito dedicado a René Favaloro, y otro en homenaje a los marinos del ARA GRAL. BELGRANO. La verdad, es un lugar muy acogedor, con un espacio amplio con varias mesas donde el turista puede descansar degustando las exquisiteces que elaboran. Cuando abandonamos Tolhuin, la tarde estaba bastante avanzada y una vez más, pudimos comprobar lo cambiante del clima en la isla. Caían unos gruesos goterones helados, y al llegar al Paso Garibaldi, la disposición de la luz, nos entregó una postal diferente e inolvidable que guardaré por siempre en mis retinas, hasta la próxima vez. Día 18 de octubre: La última mañana que estaré en mi rinconcito de escritura, disfrutando de la calidez del sol que entra ya por los ventanales. Hay una gran paz, siento que la vida sonríe. Me espera un paseo a Playa Larga, para observar esa inmensidad azul del canal 216 // Etel Carpi


Beagle, los árboles “bandera” de las laderas, la pista de aterrizaje en la lejanía, en medio del océano y la vista exquisita de la ciudad austral dispersa y colorida, entre el mar y la montaña. Dejamos el auto en la punta donde la costa dobla hacia el norte y desde donde se ve magnífico el canal, las islas, el mar… decidimos seguir a pie por el bosque costero, el sendero estaba húmedo y sombrío, y después de caminar un trecho, una tranquera nos corta el paso. Un cartel de prohibición que nos impide seguir. El frío comenzó a calarnos los huesos, el tiempo se volvió gris y tormentoso, decidimos regresar al auto donde nos esperaba Manuel. Me enteré por él, que se empezará un trabajo de desmonte para hacer un camino costero que empalme con la ruta J que lleva a Estancia Harberton. Me dio mucha pena, que esos bosques espléndidos desaparezcan para dar lugar a más civilización, a nuevos caminos para atraer turistas. Cierro los ojos y me pierdo en la visión de la isla cuando solo la habitaban los indios Yaganes o canoeros, agreste y salvaje, la “terra incógnita”, lejana y “maldita” que alimentó tantas leyendas y relatos (verídicos o no), de aquellos primeros navegantes que pasaban cerca de sus costas y veían El libro del Fin del Mundo // 217


columnas de humo elevándose al cielo, razón por la que la bautizaron “Tierra de los fuegos”; el último confín de la tierra, un paraíso oculto entre nieve y bruma, imán que atrae a los viajeros y los atrapa para siempre, en un abrazo infinito e inolvidable, arbóreo y granítico, con sus venas de agua cristalina y helada surcando las montañas cinceladas de glaciares milenarios, donde el mar poderoso despliega toda su fuerza ciclópea antes de diluirse en los mares que circundan el polo. La díscola belleza de la isla subsiste, pero yo me quedo con la imagen primigenia que antiguos relatos fueron esculpiendo en mi mente, desafiando los límites de la imaginación.

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FINAL “¡Nacer, vivir y morir en la misma morada”! Sainte-Beuve Recordado amigo: He terminado de escribir el libro del que te hablé en mi último viaje a la isla. Y me siento vacía, vaciada de recuerdos. Lo que significa que tendré que volver un día para reponer las góndolas del alma con nuevas vivencias que alimentarán otros recuerdos. Entonces, mientras transito ―como todo el mundo― la cuarentena obligada por la Pandemia del Covic-19; leo (encabezando un cuento de Guy de Maupassant) un verso de Sainte-Beuve que me conmovió e hizo pensar. Con él he dado inicio a esta carta. Repasando las crónicas del primer viaje a la isla, encontré escrito mi sueño de vivir y morir allí. Era muy joven entonces: 20 años. Ahora, después de 42 años, descubro que he vivido en “la misma morada”, donde es muy probable que también moriré. Sin embargo, nunca dejé de soñar

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con aquella lejana isla donde el mar y sus montañas me cautivaron, a tal punto de poder oler cuando me lo propongo, el embriagante aroma del bosque mojado, de escuchar el sonido del mar calmo o turbulento, el característico griterío de las aves que pueblan las islas, el ulular del viento característico y hasta “ver” los colores de las flores en verano y de las hojas doradas del otoño. Vuelvo a revivir con los recuerdos el goce supremo de estar allí, como si no hubiesen pasado los años; sintiendo esa felicidad plena de saberse en el lugar correcto para transcurrir la vida y para seguir ―incluso― en el espacio siguiente, después de la muerte. Es una sensación única que tal vez no puedas entender. Sobrenatural diría. Yo amo y vivo feliz en este lugar donde me colocó el destino: MI LUGAR terrenal. Sin embargo, también me siento dueña total de aquel otro lugar que atesoro en mi corazón y despierta cada vez que algo activa el recuerdo. Es tan raro… tan enigmático. Hoy, en el confinamiento que impone la cuarentena, releí el libro LA TRAICIÓN DE DARWIN y mi mente revivió cada uno de los pasos que aquel domingo sublime experimenté junto a mi hija, cuando en la tarde helada de abril, nos llevaste 220 // Etel Carpi


a conocer el Glaciar Martial. El arroyito helado y cristalino, los lengales rojizos, el hielo del sendero y el viento gélido de la tarde gris. Vuelvo a saborear el exquisito chocolate que nos tomamos en la acogedora confitería al pie del cerro y luego, mientras esperábamos que llegaras para regresarnos a la ciudad, nos perdimos en el interior de la casita de té (un lugar mágico, donde bien podría aparecer la Caperusita del cuento, pero sin lobo y sin abuela). Entre tantas cosas hermosas y delicadas de porcelana romántica, varios libros captaron mi atención. Pero un título me produjo intriga: LA TRAICIÓN DE DARWIN de Gerardo Bartolomé. No pude resistirme y lo compré. No me equivoqué, la historia novelada me atrapó y por eso lo vuelvo a leer en estos días de silencios recuperados, de soledad bienhechora, de paz y aire puro. “Quedate en casa” nos dicen a cada rato. Y no hace falta más para que mis pensamientos se disparen al aire libre de tu isla, a los perfumes de tu ciudad y afloren todos los sentimientos que guarda mi corazón bajo siete llaves. Viajar con el pensamiento, el más maravilloso de todos los derroteros que nos permite vivir y sentir lo que pensamos y deseamos, sin más

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límite que nuestra propia capacidad de “aislarnos” de la realidad, alimentándonos de imaginación. Recordado amigo, tu amistad perdura y perdurará, aunque no te vuelva a ver para estrecharte en un abrazo. En mis manos tengo la ramita seca de lenga que recogiste en la solitaria playa desierta de la cabecera del lago Cami o Fagnano, allí donde se encuentra ese hermoso y poético pueblito llamado Tolhuin (que según me dijiste, significa CORAZÓN en idioma SelK´nam). Un torrente de sensaciones me invade y no puedo evitar, situarme allí nuevamente. Era un soleado y frío día de octubre, cuando viajábamos felices a descubrir rincones nevados, aún invernales, que nos llevó hasta Tolhuin, me asombré a cada paso por el cambiante paisaje que no visitaba desde hacía 32 años. La tristeza de ver el bosque quemado, la visión del lago magnífico enmarcado por las imágenes de la nostalgia. Antes de entrar al pueblo, bajamos a la playa de infinitas piedras redondeadas y traté de revivir el aroma de aquella primera noche, ya tan lejana, cuando dormí junto al gran lago con mis padres. Ellos ya no están, pero sí en los recuerdos tan nítidos y frescos. Entonces, esa tarde de abril, 222 // Etel Carpi


estabas tú… y mi hija, la que vivía una experiencia única que la unió desde entonces a ese lugar encantador. Obró la misma fuerza que me había subyugado a mí a los 20 años. Luego la panadería del pueblo donde almorzamos y conocimos gran parte de la historia del lugar, la compra de algún recuerdo, el agua-nieve que caía y la triste partida para regresar a la ciudad y rememorar esos dulces y cálidos momentos en el calorcito de la Posada, nuestra morada recurrente de los últimos regresos a la isla. Ellos, como tú, como mi primer amigo Horacio, son como familia. Es muy extraño, pero no puedo dejar de sentir que esa isla maravillosa forma parte de mis pertenencias. “Nacer, vivir y morir en la misma morada”, en mi caso no es aquí, donde transcurren mis días… es allí, a 3.000 kilómetros de distancia, donde anclé mi corazón. Un abrazo a la distancia. P.D. Seguimos en cuarentena, aunque más flexibilizada, solo que ahora la llaman “distanciamiento”. Escuché que, por allá, están volviendo a la “nueva normalidad”.

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LITERATURA RECOMENDADA Y CONSULTADA ―En la Isla del Fuego. Por Juan E. Belza. 1°encuentro. Publicación del Instituto de investigaciones históricas Tierra del Fuego. Buenos Aires. 1974. Ejemplar que fue adquirido por el Museo del Fin del Mundo. Vale la pena leer completo. ―La Traición de Darwin. Realidad y ficción de un drama patagónico, 1875. Novela de Gerardo Bartolomé. Año 2005. ―Viaje de un naturalista por la Patagonia de Carlos Darwin. Extracto del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo, del mismo autor, recopilado por Marymar en los capítulos que atañe a la Patagonia. Buenos Aires, 1977. Prólogo de Néstor Tomás Auza. ―Tierra del Fuego. Recuerdos e impresiones de un viaje al extremo austral de la República. De José Manuel Eizaguirre. 1847 (primera edición). Muy buenas crónicas de viajes, que describe la Tierra del Fuego de 1891. ―La Tierra Maldita. Relatos bravíos de la Patagonia salvaje. Lobodón Garra (1933), seudónimo. Su

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verdadero nombre es Liborio Justo. Maravillosos relatos, nacidos de su periplo por aguas patagónicas y Antárticas que lo tuvieron como testigo de las tareas de marinos, loberos, indios, presidiarios y otros personajes olvidados. Relatos ficcionados, escritos en 1932. ―Mujeres en tierra de hombres. Historias reales de la Patagonia invisible. Virginia Haurie. Editorial Sudamericana. 1997. ―El Faro del Fin del Mundo. Julio Verne. 1905. Magnífico relato de aventuras de piratas en un entorno tan realista, que evidencia el conocimiento que tenía de Isla De Los Estados. ―Historia de Tierra del fuego. Arnoldo Canclini. Editorial Plus Ultra. 1980. ―La Australia Argentina. Roberto J. Payró. Centro editor de América Latina. 1982. ―Los Selk´nam. La vida de los Onas. Anne Chapman. Emecé. 1982. ―Luis Piedrabuena, Jemmy Button, Tomás Bridges y Julio Popper. Libros de divulgación editados en español e inglés, ediciones Continente, 2013. Distribuye, Ediciones Monte Olivia.

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―Nuestra Fauna Marina Austral. Etel Carpi. Albatros 1985 y Ediciones de las Tres Lagunas, 2016 (digital). ―Evocaciones de una viajera. Etel Carpi. Marymar 1988 y Ediciones de las Tres Lagunas, 2016 - digital. ―Entre la naturaleza y el arte. Etel Carpi. Ediciones de las Tres Lagunas. 2011. Además, se consultó para complementar datos: ―El diario del Fin del Mundo, edición 135 aniversario de Ushuaia. ―Folleto turístico del Parque Nacional Tierra del Fuego, Museo Fin del Mundo, Cárcel del fin del mundo y el Tren del fin del Mundo. ―Visita a Biblioteca y Museo del Fin del Mundo y bibliotecas Sarmiento y Alfonsina Storni. Videos recomendados: ―Atlántico Sur: Isla de Los Estados. Canal Encuentro. 42 minutos en YouTube. ―Parque Nacional de Tierra del Fuego. Equilibrios (capítulos sobre Parques Nacionales). Canal Encuentro. You Tube. ―La luz al borde del mundo. Canal Encuentro. You Tube. El libro del Fin del Mundo // 227


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BIOGRAFÍA DE ETEL CARPI Nació el 16 de diciembre de 1957 en Capital, pero enseguida regresó a Los Toldos donde vivía su familia, y se crio en esa ciudad. TÍTULOS: Realizó la escuela primaria y secundaria en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, zona de la llanura pampeana Argentina. Luego egresa como PROFESORA DE MÚSICA ESPECIALIDAD PIANO del Conservatorio Nacional Carlos López Buchardo de Buenos Aires. Es autodidacta en el campo de la literatura, (escritora y poeta) y en las Ciencias Naturales también, ha viajado por todo el país para investigar y recabar datos, uniendo NATURALEZA Y ARTE, también como estudiante de fotografía artística y geografía argentina, fauna y flora, que ha estudiado de forma práctica y autodidacta para complementar sus otros estudios. CURSOS Hizo varios cursos de guitarra, composición, dibujo, pintura y cerámica con diversos maestros. Un curso de naturalismo en la Sociedad Ornitológica del Plata, año 1991. El curso online “Primero liderarse El libro del Fin del Mundo // 229


para después liderar” de la Universidad Maimónides, año 2014 compartido con su hija Rocío. Integrante del Taller literario “El Jardín de las rimas” que coordinó el Payador Wilson Saliwonczyk. Curso de la Sociedad Rural Argentina “Administración de la Empresa Agropecuaria”, año 2014.

MÚSICA Realizó varias audiciones en varios lugares de Buenos Aires con obras clásicas y composiciones propias. Tiene 20 composiciones para niños, coro mixto, piano, orquesta, piezas fáciles para niños, etc. ―Ciclo HABLEMOS DE MÚSICA. Serie de 20 microprogramas para radio y tv. conjuntamente con el prof. Wilfredo Nicolari. 1988, Año internacional de la música. ―CANTEMOS A LA NATURALEZA (canciones para niños) editada en 1994. Reeditada en 2013 por editorial de las tres lagunas. Se presentaron en la feria del libro “Acercando palabras” Los Toldos 2014 PINTURA Ha realizado con sus obras, la mayoría óleos, 24 exposiciones en diversos lugares del país, muchas veces acompañadas con audiovisuales confeccionados 230 // Etel Carpi


por ella con las fotografías tomadas en sus diversos viajes por el país. Varios de sus cuadros fueron donados a distintos lugares del sur del país, Reservas y Museos.

INVESTIGACIONES Tiene varios trabajos de investigación sobre geografía, fauna, flora y turismo de Argentina, también de Perú, y con ello ha realizado unas 25 conferencias en distintos lugares, especialmente escuelas del País y de Perú. ―Un trabajo de fotografía e investigación de la obra de Antonio Magliano (muralista) en Los Toldos, conjuntamente con las bibliotecarias del distrito. Año 1988. Trabajo donado al Museo de Arte e Historia Los Toldos. ―CON ALGUNOS REPRESENTANTES DE NUESTRA FAUNA MARINA AUSTRAL (ensayo de divulgación con arte) de Editorial Albatros. 1985 (agotado). Nueva edición en versión digital o electrónica actualizada, año 2016. Ediciones de Las Tres Lagunas. ―EVOCACIONES DE UNA VIAJERA (relatos de viajes) de Editorial Marymar, 1987. En versión electrónica actualizada con muchas fotografías. Edición propia, 2015/2016. El libro del Fin del Mundo // 231


―ENTRE LA NATURALEZA Y EL ARTE (libro de aventuras con relatos cortos y poesías naturalistas). Editorial De Las Tres Lagunas, 2011. ―EL PAÍS QUE YO VIVÍ (poesías naturalistasecológicas y visuales). En digital o electrónica, año 2016. Ediciones de Las Tres Lagunas.

OBRAS LITERARIAS (Bibliografía) PUBLICADAS ―SONETOS. Primer libro ilustrado a tinta por ella. 1984 ―SONETOS II. Reedición ampliada del primero. Editorial de las Tres Lagunas, 2004 y 2012. ―NUESTRA FAUNA MARINA AUSTRAL, ensayo, mencionado más arriba. ―EVOCACIONES DE UNA VIAJERA. Relatos. Mencionado más arriba. ―LOS DOMINIOS DEL SILENCIO. Poesía ilustrada a tinta. Editorial Buenos Aires Poesía. 1987. Nueva edición Editorial de las Tres Lagunas 2013. Ilustraciones de su hija Rocío Sánchez. ―CANTEMOS A LA NATURALEZA. Cancionero para voces infantiles. 1994 Reeditado en 2013. Editorial de Las Tres Lagunas. Tapa con cuadro infantil de su hija Rocío Sánchez.

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―CUENTOS DEL SUR. Cuentos infantiles ilustrados a tinta por ella. 1995. Reeditados en 2010 por Ediciones de Las Tres Lagunas. Edición especial para donar a las escuelas que trabajaron con sus cuentos en 2015, Ediciones de Las Tres Lagunas. 2016 ―LA EROSIÓN DE LOS SUEÑOS. Poemas ilustrados por ella, Editorial de Las Tres Lagunas, Junín. 2004 y reeditado en 2010. ―EL LÍMITE DE LOS MIEDOS. Historia de amor en versos. Edit. De Las Tres Lagunas. 2010. Fotos y tintas propias. ―ENTRE LA NATURALEZA Y EL ARTE. Mencionado más arriba. Relato poético ilustrado con fotos y cuadros propios. Editorial de Las Tres Lagunas. 2011 ―EL OTRO SILENCIO. Prosa poética. Ediciones de Las Tres Lagunas. 2012. Fotos propias y de su hija Rocío Sánchez. ―EL PAIS QUE YO VIVÍ. Antología de poesía visual, naturalista-ecológica. Algunas de las poesías ilustraron la exposición retrospectiva en el Museo de Arte e Historia de Los Toldos 2013. Versión electrónica, 2016. ―Trilogía sobre LOS SUEÑOS, primera parte, ediciones de las Tres Lagunas. 2015. “El camino de los sueños”, con el seudónimo de: Ihana Cott. La segunda y tercera parte editadas en 2018. El libro del Fin del Mundo // 233


―REINVEN TÁNDOME. Poesía moderna, ediciones de Las Tres Lagunas. En digital y en papel. 2016. ―RIMAS DE VIDA Y SUEÑOS. Poesía juvenil, Editorial Independiente Rubén Sada, 2014. Ilustraciones de Rocío Sánchez. ―GAJOS POÉTICOS. Mini cuentos y Micro poemas en una edición de bolsillo ilustrada a tinta, Acercándonos Ediciones 2014 ―IMAGINARIO DE AMOR. Relatos de viajes, cuentos de ficción cortos, Editorial de Las Tres Lagunas, 2015. ―BRISA: UNA HISTORIA DE AMOR. Relatos y anécdotas para niños y jóvenes. La vida de una mascota (con fotos). Versión electrónica y en papel, 2017. ―BAUTISTA: UN HOMBRE DE PALABRA. Biografía pos mortem de su padre. Relato histórico. Versión electrónica, 2017, en papel año 2018. ―LUNA: LA ENVIADA. Historia de una mascota. Para niños y jóvenes. Año 2019. ―EL LIBRO DEL FIN DEL MUNDO. En edición. 2020.

INÉDITAS ―ANTOLOGÍA POÉTICA. En preparación. ―POESÍA PARA ILUSTRAR. Poesía infantil, en preparación. 234 // Etel Carpi


―15 Años de Poesía Toldense. Compilación desde periódicos locales, años 1930 a 1945. Original donado al Museo de Arte e Historia de Los Toldos. ―Variedad de composiciones musicales para piano y sinfónicas. ―Aquí me quiero quedar (himno- canción con letra de Rubén Sada). 2012. ―Cambalache. Canción del Taller Literario “El jardín de las rimas” del Payador Wilson Saliwonczyk en Cambalache Multiespacio. Los Toldos. Año 2013. ―Tratado de armonía y composición en dos volúmenes, de Osvaldo Mora. Compilación e investigación.

BIBLIOGRAFÍA COMPARTIDA Varios trabajos en ANTOLOGÍAS diversas (total 40), con trabajos premiados en poesía y cuento: Seis con Editorial de las 3 Lagunas (2004, 2005, 2009, 2010, 2011 y 2912). Nueve con Editorial Dunken (poesía) 2012 (2) y 2013. Y otra 2014 (cuentos), y 2016 (2) (poesía), 2019 (cuento), 2020 (poesía y cuento). Antología PALABRAS CERCANAS años 2012, 2013, 2015 y 2016 (2) de la S.E.G.V. Una en homenaje a Antonio Magliano, otra al Dúo Sombra (Los Toldos) otra al Nazareno Toldense y la cuarta a 3 bomberos retirados, del concurso literario de Marta Patti. Tres El libro del Fin del Mundo // 235


Antologías sobre poemas ecológicos: Sueño ecológico, Despertar Ecológico y Quehacer Ecológico, de Editorial Independiente Rubén Sada. Dos Antologías más sobre ecología (del congreso sobre ecología de Pehuajó 2013 y del movimiento UNIVA 2013 en Tumbes, Perú); “La fuerza de la palabra” (2013), “Palabras sin fronteras” (2015), Audiolibro “Con todo el sentimiento”, con su poema premiado “Soy lo que soy” (2014) y Elegidos 2014, cuento, elegido para un intercambio con cuba, en versión digital, todo del Inst. Cultural Latinoamericano de Junín. Las Antologías “Bulevar literario” y “Sexi” de Editorial Rosario, año 2013 y Antologías: “Historias de vida” y “Cartas de amor” de la misma editora, Año 2014. Antología La Pluma del Plata (2013) del Círculo de Escritores y lectores de Pehuajó. “Antología de la paz” (1986) Editorial Buenos Aires Poesía. “Hacia un mundo mejor” (1988) de la misma editora. “Anuario Argenta de Poesía” (1988) y “7 poetas argentinos al exterior” (1992). Ediciones Poetas de Dos Mundos.

PREMIOS Varios premios diversos al mérito literario, por sus poesías y cuentos como así también reconocimientos a su labor cultural en su ciudad, zona y país.

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―Al mérito literario (1987), Editorial Buenos Aires Poesía. ―Contribución a la cultura. Municipalidad de General Viamonte (1989, 2008 y 2013). ―Al mérito. Rotary Club (2007). ―Dos menciones de honor (2013) y dos menciones especiales (2014) del Instituto Cultural Latinoamericano. Medallas y diplomas. Premios y menciones diversas por trabajos literarios presentados en distintos concursos locales, nacionales e internacionales.

PERIODISMO Junto a su ex marido Juan A. Sánchez O. fundaron y produjeron durante 6 años el periódico “Perú Visión” de la colectividad peruana en Argentina. Se encargaba de la redacción, fotos y diagramación del mismo. Diversos artículos periodísticos en el tema ecología y arte en revistas, diarios y periódicos, algunos editados por ella junto a su ex marido, el Abogado y periodista Juan Alfredo Sánchez en Argentina y Perú. Serie de artículos de divulgación sobre Fauna Marina Austral en el Boletín del Centro Naval de Buenos Aires. Años 1992 a 1994. El libro del Fin del Mundo // 237


Redactó y diseñó el mensuario “ECO literario”, desde 2014 hasta hoy, que difunde las obras y actividades de la Sociedad de Escritores y sus integrantes.

OTROS Tuvo a su cargo la compilación de trabajos para la Antología de la S.E.G.V. Actual SADE filial LOS TOLDOS: “Palabras Cercanas 3” año 2015 y “Palabras Cercanas 4 y 5” año 2016, y 6, año 2018. Prologó el libro “Pequeños corazones con Historias Maravillosas” con trabajos de los alumnos de 3° a y b de la E.P. N° 9 de Baigorrita. Ediciones de Las Tres Lagunas. 2017. Su poesía “En el silencio del mar “fue elegida para integrar el manual Prácticas del lenguaje 3, de Viamonte Educa, Municipalidad de Gral. Viamonte. Año 2019. CÁTEDRA Ejerció como profesora de piano en el Conservatorio Provincial de Junín. Años 1986 a 1989. CARGO Actualmente forma parte de la SOCIEDAD DE ESCRITORES DE GENERAL VIAMONTE o SADE Los Toldos, encargándose de REDES SOCIALES y difusión 238 // Etel Carpi


de la misma, habiendo ocupado el cargo de Vicepresidente en 2013 y Presidente en 2014. También coordinó el Concurso escolar “Acercando Palabras” en el año 2014 y 2015. En el año 2016 y 2020 fue nombrada jurado del mismo.

Login: carpietel@gmail.com Blog: naturaleza y arte. etelcarpiblogspot.com Facebook: htpp//etelcarpi.facebook.com Twitter: @carpi_etel Instagram: @etel_carpi Libros en versión electrónica en: ISSUU.com, como ECO LITERARIO. Obras digitales registradas en: REMES (Red Mundial de Escritores en español), protección de derecho de autor. http://www.redescritoresespa.com

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Índice PRÓLOGO .............................................................. 9 1° PARTE ALGO DE HISTORIA .............................................. 13 INICIOS................................................................. 15 VERDADERA HISTORIA DE LA CREACIÓN ............ 21 LA CENICIENTA SUREÑA ...................................... 24 VIAJE DE UN NATURALISTA ................................. 25 LOS INDIOS CANOEROS ....................................... 33 JEMMY BUTTON .................................................. 35 LOS ONAS ............................................................ 39 TIERRA DEL FUEGO .............................................. 42 RELATOS EN 1891 ................................................ 43 LUIS PIEDRA BUENA ............................................ 50 USHUAIA: NUESTRA PERLA AUSTRAL.................. 55 REPASANDO LA HISTORIA ................................... 59 CÁRCEL DE USHUAIA Y PRESIDIO MILITAR .......... 66 TREN DEL FIN DEL MUNDO ................................. 70 MUSEO DEL FIN DEL MUNDO.............................. 71 ALGUNOS DATOS TURÍSTICOS............................. 73 USHUAIA.............................................................. 78 RÍO GRANDE ........................................................ 82 PARQUE NACIONAL TIERRA DEL FUEGO ............. 85 ALGO DE FLORA Y FAUNA ................................... 85

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ARTE PINTURAS ............................................................ 97 POEMARIO DEL FIN DEL MUNDO ...................... 111 POEMAS DE ANTES… ESTOY NACIENDO .............................................. 113 DE NOCHE .......................................................... 114 CUARTETO DE CUERDAS.................................... 115 SONETO ............................................................. 116 LA ISLA DEL FUEGO ............................................ 117 PASEO ................................................................ 119 A ESA TIERRA ..................................................... 121 EL VIAJE.............................................................. 123 POEMAS DE SIEMPRE… PERFECCIÓN ...................................................... 125 OTOÑO EN LA ISLA ............................................ 127 HAIKUS............................................................... 129 EXTRAÑAR ......................................................... 130 TIERRA DEL FUEGO 2019 IDÍLICO ............................................................... 131 RENACER............................................................ 133 EL LAGO MANSO................................................ 134 SALUDO AUSTRAL .............................................. 135 FINAL MANANTIAL DE VERSOS .................................... 136

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2° PARTE VIVENCIAS EN EL FIN DEL MUNDO.................... 139 DIARIO DEL REGRESO AL FIN DEL MUNDO ....... 141 DIARIO DEL PRIMER VIAJE ................................. 159 DIARIO DE VIAJE ................................................ 161 DIARIO DEL SEGUNDO VIAJE ............................. 181 DIARIO DEL SEGUNDO REGRESO....................... 197 FINAL ................................................................. 219 LITERATURA RECOMENDADA Y CONSULTADA . 225 BIOGRAFÍA DE ETEL CARPI ................................ 229

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Hacemos realidad el sueño de todo escritor. Publicar su libro.

Ediciones de las Tres Lagunas España 68 – Tel 54 – 236 – 4631017 // 154 648213 Junín (6000) – Buenos Aires – Argentina E–mail: ediciones@delastreslagunas.com.ar

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