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2019 — 2020

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© Copyright 2020 Matías Laureano Martín... [et al.] "Palabras Cercanas 7" Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Impreso en Argentina – Printed in Argentina ISBN: 978-987-656-455-7 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del "Copyright", bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción, almacenamiento o transmisión parcial o total de esta obra por cualquier medio mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia u otro procedimiento establecido o a establecerse, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

Palabras cercanas 7 / Matías Laureano Martín... [et al.] ; compilado por Etel Carpi. 1a ed. - Junín : De Las Tres Lagunas, 2020. Libro digital, PDF/A Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-656-455-7 1. Antología Literaria Argentina. I. Martín, Matías Laureano. II. Carpi, Etel, comp. CDD A860

Compilación: Etel Carpi Foto de tapa: LAGUNA LA AZOTEA, Etel Carpi Corrección: A cargo y responsabilidad de cada autor Logos S.E.G.V. - SADE Los Toldos: Rocío A. Sánchez Carpi Ediciones de las Tres Lagunas España 68 - Telefax 54-236-4631017 - 154 648213 Junín (6000) - Pcia. de Buenos Aires - Argentina E-mail: ediciones@delastreslagunas.com.ar Editado en el mes de Noviembre de 2020 en Junín Bs. As.

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Prólogo En este año de pandemia 2020, SADE FILIAL LOS TOLDOS ha decidido honrar la memoria del ilustre patriota Manuel Belgrano, en el bicentenario de su paso a la inmortalidad, designando nuestro concurso literario “Acercando Palabras” 7 con su querido y venerado nombre. A pesar de las dificultades de este azaroso 2020, la escritura, con su fabulosa cualidad de catarsis, triunfa en los relatos que chicos y grandes estampan, en un papel, a pesar de todo. Las letras nos salvan de la abulia, el desgano, la desazón. Las letras como puentes, expresando sentimientos, avivando la esperanza. Sin lugar a dudas que los libros, la escritura, la creación en general, nos ayudan a superar todo tipo de crisis, porque nos abren infinitas posibilidades de vivir las vidas que otros imaginan, convirtiéndose en refugio para superar la angustia y el dolor que momentos de tanta incertidumbre nos provoca. Por todo esto, celebramos los escritos que niños, jóvenes y adultos nos han hecho llegar para participar de nuestro concurso, que ha sido totalmente virtual, al igual que esta antología que hoy prologamos presentando las obras ganadoras. Felicitaciones a los galardonados y también a los que participaron con sus valiosos escritos. Carlos, Trini y Etel SADE Filial Los Toldos

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Primera parte Trabajos ganadores del VI concurso

“Acercando Palabras” Año 2019

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Jurados: -Dr. Carlos S. Mac Donnell -Prof. Lía Sánchez -Prof. Claudia Molina

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PRIMER PREMIO POESÍA CATEGORÍA NIÑOS

Matías Laureano Martín Escuela Primaria N° 9, Baigorrita

Mi tía En una bici yo me iría A la casa de mi tía. Seguro, como un rey Ella me atendería De abrazos y besos me llenaría. Y una pizza me invitaría… Es por eso que, a la casa de mi tía, En una bici yo iría. Si alguna travesura yo haría Nunca me gritaría. Con su sonrisa y dulce voz Mi atención captaría. Entonces así yo entendería Y hasta disculpas le pediría.

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SEGUNDO PREMIO POESÍA CATEGORÍA NIÑOS

Ulises Labiano Escuela Primaria N° 9, Baigorrita

El monumental En el monumental Pulgarcito va a jugar Junto a sus amigos El partido va a ganar A la cancha Van a entrar Este equipo de héroes Es fenomenal Entre pases y gambetas Goles y pelota La copa va a levantar.

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TERCER PREMIO POESÍA CATEGORÍA NIÑOS

Jenina Zaira Trejo Escuela Primaria N° 9, Baigorrita

Un elefante Un elefante no es elegante No usa sombrero, Corbata ni guantes La trompa muy larga La panza gigante Las patas muy cortas Y orejas muy grandes Todo eso ya saben No es lo importante Pues ya es especial Ser elefante.

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PRIMER PREMIO CUENTO CATEGORÍA JÓVENES A Salvador Caminos Nievas Escuela de Educación Secundaria N°1

Pedro, el gran científico Corría el año 3.000. Pedro, chico de condición humilde, pero con un gran interés por la ciencia y una desbordante imaginación, soñaba con inventar una nave espacial que lo pudiese llevar por el espacio sideral, visitar y conocer nuevas galaxias para contribuir con la ciencia apoyando la causa a favor del planeta Tierra y en contra de la deshumanización y maltrato de la naturaleza que, por entonces, había aumentado notablemente. Un día, comentó a sus amigos esta gran idea, pero ellos le dijeron que estaba loco, que necesitaría demasiada inversión y que él no podría acarrear con esos gastos. Pero a Pedro no le importó e hizo caso omiso a los dichos de sus amistades. Rápidamente se puso en marcha y pidió ayuda a las grandes compañías. Finalmente, a una empresa importante le convenció su proyecto y, aunque le parecía algo descabellado, decidió otorgarle el dinero. Pedro montó así un laboratorio de Ciencias Espaciales. Su antiguo amigo, Adrián, ofició de ayudante; y juntos pudieron conectarse con otros países que, interesados en esta gran aventura, se unieron a ella prestando su

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colaboración. Comenzaron a trabajar arduamente. Muy arduamente. Pero lo lograron, venciendo todo tipo de obstáculos, y partieron un día en la nave con la que antes Pedro solo soñaba. La primera parada fue en Marte. Era una ciudad realmente futurista. Caminando sobre el suelo de superficie repleta de piedras, se encontraron con un ejército de gigantes. Éstos bailaban con mucho ritmo una música de alto volumen. Pedro se acercó sin saber cómo lo recibirían, por lo que a medida que se acercaba, más nervioso se ponía. Quedó asombrado al comprobar que ninguno de esos seres extraños y colosales demostraba querer hacerle daño alguno… es más: nadie había notado su presencia. Parecían ignorarlo por completo. Solo bailaban y bailaban y bailaban, hasta que de pronto, tanto su cuerpo como el de su fiel ayudante, Adrián, comenzaron a moverse al compás de la música ¡No podían controlar sus movimientos! Mientras vibraban al ritmo de la música, Pedro notó que uno de los seres lo miraba y parecía querer comunicarse, aunque no podía dejar de moverse. Pedro miró a su alrededor: la contaminación no solo azotaba la Tierra. Allí, en Marte, también habían descuidado el ambiente. Recodó sus lecturas y teorías, y descubrió que lo que los hacía moverse sin parar era consecuencia justamente de eso: la afección del sistema solar, causado por un sonido imperceptible, los hacía bailar y bailar, deshidratándolos. Pedro y Adrián supieron cómo detenerse, tapando sus oídos con el propio traje espacial. Y decidieron que debían

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ayudarlos de inmediato. Si devolvían la salud a Marte, devolverían la salud del planeta Tierra. Desde la maravillosa nave que Pedro había construido, lograron emitir una frecuencia que rompió con el sonido contaminante. Observaron cómo poco a poco los gigantes marcianos dejaban de moverse, sintiéndose una suave armonía en el ambiente que devolvía la calma natural. Agradecidos, los despidieron. Pero Pedro ya no era el mismo hombre que antes… Al llegar a la Tierra, se había convertido en un ser vanidoso, que solo deseaba ver estatuas y homenajes en su nombre. En cambio, con el paso del tiempo, el mundo volvió a ser lo que era: el fin de la humanidad se acercaba y Pedro se sintió ignorado y avergonzado. Debió disculparse con todos aquellos que habían creído en aquel joven de entonces: entusiasta, emprendedor, humilde… ahora él mismo escribía en la tierra reseca y con mayúsculas la palabra “DECEPCIÓN”.

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SEGUNDO PREMIO CUENTO CATEGORÍA JÓVENES A

Martina Banegas Escuela de Educación Secundaria N°2

Mi tía es una bruja Mi tía Zunilda era la mejor hechicera del pueblo. Ningún murciélago se salvaba de formar parte de los ingredientes de su asquerosa sopa. Vivía en una quinta que tenía una entrada con un camino interminable rodeado de plantas con espinas que se entrelazaban y apenas dejaban pasar la luz. Todo era aterrador. Mis padres describían el lugar como algo de “mal gusto”. Al lado de la casa había un cementerio donde ella decía tener sepultados a sus antepasados. Cerca de allí, un estanque de sapos y una jaula con cuervos que eran custodiados por unos esqueléticos gatos negros. Mi familia siempre decía que la tía Zunilda era muy rica. Todos aseguraban que escondía sus riquezas debajo de su cama. ¡Más difícil de sacar que del fondo del océano! Pero no faltó quien intentara apoderarse de sus tesoros. Cuentan sus vecinos que varios ladrones entraron, pero nunca más los vieron salir.

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Nosotros solíamos visitarla en las vacaciones de invierno. Recuerdo que una tarde fría del mes de julio, llegamos hasta la puerta de su casa. Esperamos un rato y mientras mirábamos atónitos los alrededores, una voz nos sobresaltó: ―¡Pasen! ―gritó Zunilda. Los chirridos de las cerraduras nos dieron la bienvenida. En la penumbra de la sala, las maderas del piso crujían con cada vaivén de su silla. La figura fantasmagórica dibujó una sonrisa estremecedora. Por un momento no supe si saludarla o desmayarme. Entramos. Mi madre sacudió un viejo almohadón polvoriento y se sentó, mientras mi padre bajaba dos valijas del auto. No pude evitar ponerme pálido y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Hasta donde sabía, sólo estaríamos un rato. Entonces… ¿Para qué eran esas maletas? La sangre se me heló cuando escuché que mi madre le decía a Zunilda que nos quedaríamos por unos días. Siguieron charlando. Y poco a poco fui descubriendo los motivos de nuestra estadía: en su testamento mi tía había establecido que quien pasara una noche con ella, se quedaría con toda su fortuna. Sentí un profundo deseo de huir, pero mi cuerpo estaba paralizado. Un sudor frío me heló la sangre. En medio de todos esos pensamientos, mi madre me habló: ―Dante, siéntate junto a tu tía abuela, sé bueno y habla con ella.

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En ese momento quise ser huérfano y pobre. La miré como diciéndole: “¡Ni loco!”, pero ella me sentenció con la mirada. Me acerqué muy despacio mientras pensaba en los años de terapia que me llevaría superar esta escena, ¡Si es que lograba sobrevivir… claro está! La piel se me erizó mientras unas uñas largas y torcidas acariciaron mi pelo. Mi corazón gritaba de horror y supe que no iba a soportar mucho más. Cuando creí desvanecerme, la bruja… digo mi tía me preguntó: ―¿Tienes hambre? Qué sucedió después no lo sé con precisión. Sólo tengo recuerdos aislados… Mi madre preparó la mesa para cenar, mi padre destapó una botella de vino y la bruj… mi tía, trajo una olla humeante. La destapó sobre la mesa. Una calavera hervía en un caldo verde y espeso. No pensaba dormir esa noche y de hecho no dormí. El crepúsculo me sorprendió con los graznidos de los cuervos. Salí corriendo de la habitación. Una niebla espesa envolvía la casa fantasmal. Llegué al patio y alcancé a ver unas personas que balbuceaban algo entre unas tumbas. Seguí caminando agazapado entre las lápidas hasta que mis ojos descubrieron con horror los nombres escritos de mis padres. Grité con desesperación. Alguien apuntó con su dedo esquelético otra lápida: la mía. Desde ese día vivo en la oscuridad de esta gran casa. Soy uno más de los fantasmas de la tía Zunilda.

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TERCER PREMIO CUENTO CATEGORÍA JÓVENES A Sabrina Ramírez Escuela de Educación Técnica N°1

Amor a primera risa No todas las historias de amor son de príncipes y princesas. Esta historia relata la vida de una chica que se enamoró a primera risa. Este relato es real y no de mucho tiempo. Era un día común, cuando ella vio a un chico rubio, con ojos color café. Ambos tenían en común muchas cosas, las cuales hicieron que se conocieran, entre charla y charla. Comenzaron a hablar de sus vidas, y ella sintió que él tenía una personalidad muy divertida. El, ya sentía una sensación de que le gustaba esa chica, ya la había visto por ahí, pero no se animaba a decírselo, así que la invitó en seguida, esa mañana en que la cruzo de casualidad. Pensó que no debía dejar pasar por alto la oportunidad, y la invitó para otro día, a una plaza, a tomar helado. Ella aceptó porque le pareció muy amable de su parte, pero no se dio cuenta que él la estaba invitando a una cita. En esa salida, él tenía vergüenza, pero igual se animó a contarle chistes, para no estar incómodos, ambos. Sus chistes eran de risas, pero tenían un toque romántico, entonces fue

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cuando ella empezó a darse cuenta de la situación, y porque sentía nervios cuando estaba cerca de él. En fin, Lorenzo se animó a decirle a Ailin que le gustaba mucho, y ella le contestó que a ella también. Fue un momento incómodo para ambos, porque después de eso, los dos se saludaron muy tímidamente y se fue cada uno a su casa. Ailin, al llegar a su casa, quedó pensando por qué no le dijo nada, y simplemente quedó paralizada. Y Lolo empezó a decirse que era un tonto, por no aprovechar la oportunidad de declarársele a la chica con la mejor personalidad que había conocido. Luego, en la escuela, solo se miraban, se saludaban y seguía cada uno su camino. Pero los consumían unas ganas de decirse tantas cosas, pero ninguno se animaba. Sus amigas no eran tontas, y se dieron cuenta de lo que pasaba. Estuvieron semanas intentando juntarlos, pero nunca decían que sí por la vergüenza que tenían. Hasta que Ailin se animó a decirle algo, porque no podía creer que él estuvo más de dos semanas cruzándosela, mirándola, saludándola, sin rendirse. Ailin no tenía celular y ansiaba poder hablarle, ya que la última vez que lo había visto y hablado fue un viernes, último día de clases. Intentó poder hablarle de todos modos, pero no pudo, ya que su mamá no se podía enterar. Era una relación a escondidas a excepciones de sus amigas. Pero los padres de Ailin se enteraron de que su hija los estaba desobedeciendo, y decidieron castigarla: le hicieron romper con el chico que, en menos de una hora, le alegró el día y casi toda una semana… Digamos que esa relación no duró mucho,

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ya que fue solo una semana. Ella, enojada, se encerró en su cuarto, y no salió hasta que sus padres le dijeron que saliera para hablar de la situación. Cuando salió, estuvieron mucho tiempo hablando, ya que a su papá no le agradaba la idea que su hija, la más chiquita, aunque ya no tanto, tenga novio, y que deje de estudiar por tener novio. Pero ella le prometió tener siempre primero la escuela y los estudios, de manera de darles a sus padres las gracias por todo lo que le dieron siempre, desde chiquita, y los valores que le enseñaron. Pero su padre no quería admitir que su hijita ya sentía algo muy fuerte por un chico. Así que, dijera lo que ella dijera, no la dejó tener novio, y ella se fue a su cuarto más enojada de lo que estaba, porque no le sirvió de nada prometerles cosas, y que no le creyeran. Cerró su puerta con llave, se tiró en la cama, y empezó a pensar que sus padres no la querían y no la entendían. Cuando se retomaron las clases, luego de las vacaciones, Ailin estuvo una semana esquivándolo en la escuela por miedo a qué decirle, ya que había desaparecido por completo. Mientras que Lolo pensaba si había hecho algo mal, o algo que a ella le pudo incomodar, pero ella no daba señales de querer hablar… Pasaron 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9… y 10 años, y ella se había mudado a otra ciudad para poder estudiar fotografía, que tanto le gustaba. Ella ya era independiente, se pagaba los estudios y, por casualidad, se encontró en la universidad… con él!

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Cuando Lolo la vio, se emocionó tanto, que se le cayó una lágrima al igual que a ella. Y hasta el día de hoy siguen juntos, con dos hijos mellizos. Muchos creen que el amor es un juego, pero hay personas que se lo toman muy en serio, como la historia de estas dos personitas, que estuvieron conectadas desde siempre… ¿Y quién dice que hay que ser grande para enamorarse…? Con solo doce años se enamoraron, y no se olvidaron durante diez años. Este cuento fue hecho para mostrar la historia de amor de estos chicos que, aun siendo jóvenes, sintieron lo que muchas personas no sienten, o no quieren creer que existe.

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PRIMER PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES A Santiago Solares Colegio San José

Soy libre Soy el amo de mi destino, soy el futuro que se acerca, soy la risa que me hace libre, soy cada vez más yo y menos el azar. Soy el fuego de mi alma. Despliego las alas e intento de nuevo.

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SEGUNDO PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES A Pilar Ferrari Colegio San José

Mujeres Somos las amas de nuestros destinos. Somos luchadoras, somos guerreras, somos historia. No te rindas, mujer, que aún estamos a tiempo; deja que el viento corra y la lucha siga. Somos mujeres, ni las más lindas, ni las más fuertes, ni histéricas, ni exageradas. Simplemente mujeres.

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TERCER PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES A Francina Scopelliti Escuela de Educación Secundaria N°1

Ascender Volar, libre y Sin miedo. Volar, veloz y Sin consuelo. Despegar los Pies de la tierra Para ascender y Seguir ascendiendo, Respirar, suspirar Y pensar…

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PRIMER PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES B Jazmín Milagros Moran Colegio San José

Encajar Tratamos de parecernos, tratamos de asimilar Tratamos de cambiarnos, tratamos de encajar ¿Para qué? Es la pegunta ¿Para qué cambiar? ¿Para qué encajar? ¿A dónde llegamos? Consiguiendo esa figura hegemónica o ese intelecto sin igual ¿Hasta dónde nos llevarán? Nos valoramos tras una nota, un estatus social Un talle de ropa o un pensamiento ejemplar. Nos esforzamos tratando de ser aceptados ¿Por uno mismo? ¿Por una persona? ¿O por la sociedad? Esa que nos inculca desde pequeños Lo que debemos pensar, quienes debemos ser Y que tenemos que encajar. ¿Por qué? Nos preguntamos ¿Por qué encajar? ¿Para qué nos sirve? ¿A dónde nos hará llegar? ¿Y si el más inteligente es ese alumno desaprobado, Que todos dejan de lado por esa nota no alcanzar?

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¿Si la persona más bella del mundo, más simpática y singular, Es aquella que no encuentra su talle en ninguna tienda o local? Tratamos de encajar, por más que duela o lastime Por más que tengamos que cambiar Nuestras relaciones, vestimenta y hasta nuestra forma de pensar. Y hasta que un día digamos ¡Basta! A lo que espera la sociedad… Basta de compararnos, exigirnos y de cambiar ¡Basta de esa necesidad! Necesidad de encajar y de aparentar Así ser uno mismo y expresarnos ante la sociedad Como un ser único, extravagante y sin igual.

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SEGUNDO PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES B Josefina Denise Fontaine Escuela de Educación Secundaria N°1

El cliché de los polos opuestos Estoy aquí a tu lado, y a la vez hay un mundo de distancia entre nosotros, como dos cuerpos bailando distintas melodías, como los polos del planeta que coinciden en algo, pero que jamás van a juntarse. Porque en esta obra tú eres el típico deportista al que le gustan las animadoras, y yo soy la tímida que te mira desde lejos. Como una abeja amante de las lavandas, A mí me tocó ser una planta carnívora. Siendo yo un rojo, anhelando en secreto el azul que eres, tú prefieres formar verde antes que violeta. Tú de noche sales, yo duermo. Sabes a cerveza, yo a café. Hueles a cigarros y yo a manzanas.

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Eso de que los polos opuestos se atraen es una estupidez. Podría seguir comparándonos toda la vida, y así pasaría toda una vida, sin que tú te fijes en mí.

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TERCER PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES B Rocío Ibáñez Instituto Nuestra Sra. de la Guardia, Baigorrita

Un ángel para tu soledad En mi vida como mortal, siempre vi ridículo el hecho de caminar entre Ángeles. Pensaba que las personas con almas puras y blandas jamás existieron, sólo por el hecho de nunca haberme topado con una. Yo no creía en los milagros y él era uno de ellos. Pero ahora no estaba, otra lo tenía y podía arrojar monedas en esa bella fuente de deseos, con ojos extremadamente brillantes y hermosa sonrisa. Ella no te conocía, no murió por tenerte un micro segundo al lado, como para quedar en silencio y escuchar tu respiración porque mientras ella no sabía de qué color eran tus ojos, yo había contado cada lunar y lo había convertido en estrella.

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PRIMER PREMIO CUENTO CATEGORÍA JÓVENES B Angelina Rodríguez Colegio San José

En una biblioteca Como todos los sábados por la mañana, Ema se dirigía a una biblioteca que se encontraba a dos cuadras de su casa. Llegó y se sentó en el último sillón. Allí se dispuso a leer un libro que hacía mucho tiempo estaba buscando (“Las ventajas de ser invisible”). La biblioteca estaba, como siempre, bajo un gran silencio. Solo había cinco o seis personas más además de Ema. Al rato, llego una persona que ella no esperaba ver allí: Martin, él era su vecino y compañero de clases. Se sentó junto a ella, y le ofreció una cálida sonrisa como saludo, que Ema le devolvió. Pasaron varios minutos, en los que ambos estuvieron callados, cada uno concentrado en sus respectivos libros. Ema levantó la vista por un momento, y observó que él tenía en sus manos un diccionario. ―¿Qué estás buscando ahí? ―le preguntó en voz baja. ―Estoy… buscando unas definiciones… significados, algo así ―le contestó. Su respuesta parecía un poco dudosa.

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―¿Puedo ayudarte en algo? Se ve que hace rato estás buscando. ―Eh... es un poco difícil. ―Bueno, si no quieres… ―un poco ofendida, ya estaba por levantarse e irse de la biblioteca. ―¡No, no! No lo tomes a mal. Estoy haciendo un regalo, más o menos, y tenía pensado agregarle algo, como una frase, una poesía, no sé. Estaba buscando palabras. ¿Me explico? ―Sí, te entiendo. ¿Tenías algo en mente para escribir? ―Pensaba en tantas cosas, pero no me sale ninguna palabra ―dijo mientras soltaba un suspiro, casi en señal de derrota. ―Tranquilo, piensa ¿Qué representa la persona a la que le vas a hacer el regalo, para vos? ¿Qué significa? ―Creo… creo que, significa demasiado. ¿Felicidad, tal vez? ―¡Muy bien! Bueno… ―se tomó unos segundos antes de decir algo― personalmente, pienso que la felicidad se trata de pedacitos, retazos de vida. Esos momentos en los que el tiempo y todo lo que nos rodea se detiene, y nos da la oportunidad de ver cuán bella puede ser la vida. Desconcertado y sin palabras, él le contesto: ―Gracias Ema, es maravilloso lo que dijiste. ―Seguramente a esa persona le va a encantar tu regalo. Martin se retiró de la biblioteca poco después, con una brillante sonrisa en el rostro.

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La semana siguiente, precisamente el sábado, Ema volvió a la biblioteca. Se sentó en el mismo sillón que la otra vez ―donde se sentaba siempre, cabe decir. Pero algo le llamo la atención antes de poder sentarse: una caja envuelta de hermosos colores, con un moño gigante en el medio. Tenía una carta al costado. “La felicidad, está hecha de pedacitos, retazos de vida en los que el tiempo y todo lo que nos rodea se detiene, para mostrarme lo bella que puede ser la vida si estoy a tu lado”.

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SEGUNDO PREMIO CUENTO CATEGORÍA JÓVENES B María Belén Castilla Colegio San José

Metamorfosis Me encontraba manejando hacia la casa de mi novia, estaba muy nervioso, no sabía cómo reaccionaría. Le había dicho a ella que ese fin de semana me convocaron a una reunión en otra ciudad para hablar sobre un proyecto de trabajo, por lo que nos veríamos recién a la siguiente semana, pero era mentira, por lo que tuve que quedarme unos días en lo de mis padres. Al llegar a la puerta de nuestra casa, me quede parado sobre la vereda para pensar unos segundos más. Por fin me decidí y con mi propia llave entré, de espalda a la puerta vi a mi novia, en cuanto se dio vuelta para ver quien había entrado quedó impactada, su rostro cambió instantáneamente, y dejó caer la copa con vino que tenía en su mano sobre la alfombra blanca que nos habían regalado sus padres. Ella no reaccionaba, yo no sabía si era bueno o malo, pero de pronto lo supe, cuando oí una voz grave proveniente de la cocina preguntando que le había sucedido si ella se encontraba bien. Ella estaba con otro hombre.

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Quería pensar que solo era algún pariente o un amigo, pero su expresión lo dijo todo, no me salían las palabras solo nos quedamos mirándonos fijamente, yo con lágrimas en la cara. En ese momento aquel hombre se asoma para ver qué había pasado, y en cuanto lo vi, confirmé que no era ni un pariente, ni un amigo, yo no lo conocía. Simplemente no dije nada, salí y me dirigí a mi auto, ella salió detrás de mí gritando que no me fuera, que habláramos, pero estaba muy enojado, así que solo me subí, puse en marcha el auto y sin mirarla me fui. Comencé a manejar sin ningún destino, quería tranquilizarme, pero no lo lograba, empecé a manejar un poco más fuerte, necesitaba descargarme, me dirigí hacia una ruta un poco menos transitada, se me venían a la mente imágenes de la situación, por lo que cada vez conducía más fuerte, de pronto empecé a gritar incansablemente. Y ahora, de un momento para el otro, me encuentro parado sobre la ruta, a mi lado puedo observar un auto estrellado contra una planta, y dentro de él, logro ver un cuerpo, el cuerpo de un hombre, y sobre el asiento del acompañante un anillo de compromiso que al parecer se le había caído de su bolsillo.

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TERCER PREMIO CUENTO CATEGORÍA JÓVENES B Paulina Orsi Instituto Nuestra Señora de la Guardia, Baigorrita

Un mensaje para mí Me miro al espejo y no sé qué veo, no sé si soy yo o alguien irreal el espejo me duele, no puedo verme a los ojos, no puedo dormir a causa de mis pensamientos, estoy perdido y triste, aunque ya paso un año de lo que sucedió. Era madrugada y estaba demasiado cansado, estaba durmiendo con mi esposa, ella solía tener pesadillas muy recurrentes sobre ´´algo´´ que la miraba y que estaba siempre frente al espejo lamentándose, todas las noches era la misma pesadilla, pero hoy fue distinto, ambos lo soñamos, pero ese ´´algo´´ nos dijo que murió en un accidente esa mañana. Me desperté para ir al trabajo, estaba con sueño y llovía, todo fue demasiado rápido, tuve un accidente en el cual morí. Vuelvo en el tiempo a esa semana para advertirme de lo que va a pasar, pero nunca me escucho, ya morí 10 veces, yo sé que voy a salvarme algún día, pero mientras tanto seguiré viendo a mi esposa desde las sombras hasta que me salve o la lleve conmigo.

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Categoría Adultos Año 2019

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PRIMER PREMIO POESÍA Norberto Rubén Calul Wilde, Bs. As

Tercer movimiento (Concierto para Violín Nº 3 – Johannes Brahms)

Por la virtud a la gloria, el arte, en arpegios vuela, el violín viene del alma y va a posarse en las cuerdas donde confluyen, sutiles, los duendes de la destreza, afirmando la armonía general y la cadencia. La batuta prodigiosa clama un allegro a la orquesta, non troppo vivace pide, la reclama algo más lenta; la mano llama a los vientos, cornos, flautas y trompetas, y entre bajos, violas, chelos, violín a diestra y siniestra. Este Tercer Movimiento muestra al maestro en escena, es un águila imponente y el auditorio su presa, su música los transporta, a la vez que los aferra a las butacas del sitio donde la magia se sueña. Y llega a fondo la marcha, el escenario se eleva a los ojos de una sala que se excita ante la fuerza del virtuosismo al extremo y cuando el ritmo modera, tres acordes que desatan un final a toda orquesta.

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SEGUNDO PREMIO POESÍA Adolfo Rubén Zabalza Pergamino

Base Marambio. Antartida Argentina Nuestra Antártida argentina muy pocas veces nombrada, hoy se ha visto recordada como lo fuera Malvinas, el sol la isla ilumina porque hoy es su cumpleaños son ciento trece los años que enmarcan su fría historia coronada con la gloria de militares de antaño. Allá en las islas Orcadas militares y civiles trabajan en los confines de nuestra patria nevada es una gesta olvidada que hay que hacer reverdecer los criollos deben saber que aquel territorio helado es el fortín más preciado que debemos defender.

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Poco han dicho los maestros y menos los gobernantes, sobre aquel lugar distante que no olvidemos es nuestro, es un pingo sin cabresto muy difícil de domar es bandera que al flamear a los sones de un clarín, dirá que en aquel confín la patria tiene un hogar.

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TERCER PREMIO POESÍA Roque Pagliaro Los Toldos

Pesares Apoltronado en el viejo y mullido sillón se me ocurrió evaluar sucesos de la vida por los cuales podría mantener pesares. Y así dejé que mi mente a la deriva me fuera aportando su materia prima por cosas importantes o simples o sencillas… Y me dije… Lamento que el colibrí no se me pose Lamento que la rosa tenga espinas Lamento por los pueblos oprimidos Lamento un 6 de agosto en Hiroshima Lamento soledad en los ancianos Lamento la impiedad… la tiranía. Lamento la soberbia y la impudicia Lamento que la guerra sea un proyecto que pueda discutirse todavía. Lamento que haya pobres y haya ricos porque al haberlos se genera la injusticia. Lamento que haya mesas sin comida Lamento por los chicos de Malvinas.

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Lamento que tus ojos no me miren Lamento que tus labios no sonrían. Lamento no tener todo el coraje para poder gritar mi rebeldía. Lamento que el colibrí no se me pose Lamento que la rosa tenga espinas.

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PRIMER PREMIO CUENTO Nerea Inés Alvarez Henderson, Bs. As.

Un acto de amor El día del viaje había llegado. Sin embargo, Adela había tratado por todos los medios de posponer la fecha. Pero Luis estaba empecinado en conocer a Luana y su familia. Por eso ella se arreglaba lentamente, con desgano. Quería que las horas se sucedieran y algún fenómeno imprevisto, cambiaran los planes de su esposo. Desde que perdiera a Mariela, su única hija adolescente, la vida parecía no tener sentido. Ese trágico accidente automovilístico le había cerrado el corazón y anulado la capacidad de amar al prójimo. Así, después de muchas discusiones y de merodear alrededor de actividades insignificantes, el matrimonio partía hacia el encuentro con esa joven desconocida. El viaje fue largo. Estresante. Y el silencio de Adela, lo hizo aún más difícil. Luego de recorrer varios kilómetros, una pequeña población rural los recibía con sus características pueblerinas. Varios vecinos se asomaban curiosos, ante la presencia de un automóvil desconocido que recorría despacio, las calles desiertas. Finalmente, entre un barrio de casa bajas, apareció la dirección indicada: “Italia 148”. Decidido, Luis accionó el timbre de la humilde vivienda. Entonces no

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tardó en aparecer una jovencita delgada, de pequeña estatura, morocha, cabellos enrulados y vivaces ojos negros. Adela, aún sentada en el auto, observaba atenta la escena. Su actitud renuente revelaba sus intenciones de no participar. Aunque su marido, con insistentes ademanes, la invitaba a descender. Desde allí podía ver como Luis, después de un breve diálogo, se abrazaba efusivamente con la chica. Sintió una sensación rara. Una mezcla de rabia y rencor pareció invadirla. No sabía si debía aceptar o rechazar a esa muchacha extraña, a quien las circunstancias de la vida la habían ligado. Y, ante su sorpresa, vio como la joven corría resuelta hacia ella; abría la puerta del automóvil y abrazándola fuertemente, le musitaba al oído: ―¡Gracias! ¡Gracias mamá!… En ese momento Adela sintió, junto a su pecho, el latir intenso del corazón de Luana. Y no tuvo dudas:” era el corazoncito de Mariela que ahora daba vida a esa chica simple y desconocida”. La mujer miró hacia el cielo y le pareció ver el rostro angelical de su hija iluminando ese abrazo de agradecimiento. Ese signo le demostraba que donar los órganos había sido un maravilloso acto de amor, para que otras personas pudieran seguir viviendo. Mientras Adela acariciaba los cabellos de la joven; Luis, con sus ojos empañados, las contemplaba.

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SEGUNDO PREMIO CUENTO Leandro Miguel Fernandez Posadas, Misiones

El chancho móvil Chancho móvil giro en la rotonda que daba en la entrada del pueblo hacia la avenida 25 de mayo y fue en ese instante que se soltó del carro saliendo a toda velocidad. Las personas del pueblo que se dirigían a la terminal no podían creer lo que veían, chancho móvil tomo velocidad y con gran empuje enfilo hacia la avenida Queirel. Detrás de el corrían todos, el dueño de la rifa, personas en bicicleta, motos, un patrullero, la gente que estaba comprado en los puestos de la rotonda y los vecinos que lo cruzaban al paso. Cercano al puerto en una humilde casa de madera se encontraba Graciela poniendo en unos platos el almuerzo que su esposo Roberto había podido bríndale a sus cinco gurises con el dinero que junto con los dos cortes de pasto de esa mañana. Antes de comenzar a comer Graciela y Roberto se tomaron de la mano para rezar y dar las gracias a dios por los alimentos recibidos, un poco de poroto con mandioca. No era suficiente, pero por lo menos los chicos podían llevar algo a sus estómagos. Luis Sosa al ver aquel montón de gente corriendo detrás del chancho móvil tomo unas cuerdas que utilizaba para atar las cosas cada vez que realizaba una mudanza con

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su camioneta. Corrió y cruzó el boulevard frente a la imagen de San Expedito no sin antes pedirle al Santo que le ayude a detener el carro. Cuando llego al final de la avenida Luis junto a los bomberos trataron de alzar una barricada colocaron sobre el asfalto unas ramas y troncos de árboles creyendo que sería suficiente. Cada vez más gente seguía semejante travesía del chancho móvil, las radios locales transmitían en vivo, las personas del pueblo que no lo seguían se reunían alrededor de la radio escuchando lo que Fabián iba describiendo en vivo y en directo ya que lo seguía en una moto. En mi pueblo, San Javier, el chancho móvil es un cerdo que normalmente los fines de semana desde muy temprano cuando la gente sale a las ferias y los colonos bajan hacer sus compras o traer sus productos de la chacra para vender, es asado en un carro tirado por otro vehículo, recorriendo distintos lugares del poblado para así vender los números de la rifa y cerca del medio día el premio es otorgado con el primer número del sorteo de la lotería provincial de Misiones. Doña Carmen tenia pegado el oído a la radio siguiendo las hazañas del chancho móvil, cuando en ese instante la señal hizo una pausa desde el lugar de los hechos para anunciar el numero ganador de la lotería, era el 13, buscó entre los papeles que tenía sobre el modular y su corazón se aceleró al corroborar que era la agraciada. Las tapas de empanadas que Carmen estaba cerrando con el picadillo que desde temprano preparo en el patio de la casa cayeron al suelo y de la alegría no noto cuando uno de sus perros las devoro de un solo bocado. Tomo el bolso el paquete de

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cigarrillos y partió en busca de su premio sin recordar que el mismo andaba suelto dando vueltas por el pueblo sin poder ser detenido. Estaba todo preparado Luis junto a los bomberos se aprontaban a recibir en el cruce de la avenida Queirel y Paraguay el chancho que se aproximaba a toda velocidad, entre los gritos de las personas y la caravana de vehículos que los seguían. Cuando cruzó el lomo de burro, chancho móvil saltó desparramando detrás de si una gran cantidad de brazas de carbón. A los dos primero que iban más cerca las cenizas le cayeron en el casco de las motos dejándolos sin poder ver, chocando sus motos contra el cordón desparramándolos sobre el asfalto, Luciano que venía corriendo no tuvo mejor suerte, una braza le entro en la espalda atreves de la camisa y al rato estaba arrastrándose panza arriba sobre la tierra mientras sus amigos le tiraban el agua fría del tereré para calmarle el dolor. Chanco móvil seguía su alocada carrera rumbo al el puerto como si huyera del mismo diablo. Tal vez el río Uruguay fuera su destino final y acabaría su camino en sus inquietas aguas. Graciela soltó las cálidas manos de sus hijos no sin antes enseñarle a los más chicos y corregirle a los más grandes la señal de la cruz. Al momento de pronunciar el amen de sus labios un fuerte estruendo se sintió en la puerta dejando a todos perplejos y asustados, todas las miradas al unísono se posaron en Roberto el padre de la casa que tomo coraje y camino hacia la puerta. Con mano temblorosa tomo el picaporte lo hizo girar dejando abierta la puerta de par en

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par y grande fue la sorpresa para toda la familia cuando bajo el techo de la pequeña galería de chapas de cartón se encontraba un chancho asado listo para ser comido. Graciela junto a los gurises pegaron un salto y comenzaron a disfrutar del manjar atribuyéndole su aparición al poder de la oración que realizaron antes de comenzar a almorzar. Pasado un corto lapso de tiempo sobre la calle frente a la humilde vivienda se comenzó a juntar la gente, estaban los bomberos, los dueños de la rifa, Fabián el de la radio, Luis sosa, un patrullero, algunos vecinos que seguían al chancho y la más interesada de todos Doña Carmen la afortunada ganadora de la rifa. Al ver la cara de felicidad de la familia, Carmen que todos conocían de su bondad en silencio dio media vuelta sin reclamar nada y con el corazón lleno de gracia por el gesto que acababa de hacer se retiró a su casa, gesto que fue imitado por el resto con un nudo en la garganta y preguntándose que podrían hacer por el prójimo.

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TERCER PREMIO CUENTO Jorge Emilio Bossa San Francisco, Córdoba

Hogueras Juana y Dante esperaron esa noche durante mucho tiempo. Siempre debieron verse a escondidas, como en esta ocasión, pero fugazmente. El momento soñado había llegado. La esposa de él debió viajar por cuestiones familiares y el marido de ella por negocios. Con ambos fuera de la ciudad, la noche sería solo para los dos. Dante preparó una cena romántica, a la luz de las velas, en su departamento ubicado en un quinto piso de un céntrico edificio de la ciudad. Cocinó para ella y recibió la aprobación de su invitada. Luego de la comida, cuando Juana preguntó cuál era de postre, su anfitrión respondió pícaramente: “Dime tu preferencia. Mi postre eres tú”. Acto seguido, Dante sentó a su amada en un extremo vacío de la mesa y comenzó a degustar su dulce manjar. Ya con las prendas dispersas sobre un sillón, él la tomó en brazos y se dirigieron al dormitorio, presos de un ardor que los consumiría lentamente, no con el arrebato de otras ocasiones. Los que los apasionados amantes no percibieron fue la caída de una de las velas sobre el mantel, producto de la vibración producida en la mesa. Para colmo de males habían

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cerrado la puerta de la alcoba, para aminorar la posibilidad de que los vecinos escucharan algún que otro jadeo. Tarde se dieron cuenta del siniestro que se había desatado. Luego de entregarse febrilmente a la pasión que los envolvía, ya relajaros sobre la cama, percibieron un fuerte olor y algo de humo filtrándose bajo la puerta. Dante saltó del lecho y abrió la misma. Pasmado observó que el comedor era una hoguera infranqueable y ya no pudo cerrar la deteriorada puerta placa. Para colmo de males, el aposento solo tenía salida hacia el balcón y en el comedor había quedado toda la ropa y los teléfonos con los cuales pedir ayuda. Resignados vieron que el fuego era incontrolable y comenzaba a penetrar el dormitorio. Desnudos, atinaron a salir agachados al gélido balcón. La situación era comprometida. No podían delatarse pidiendo auxilio y se quedaron allí, ateridos y abrazados. Mientras pensaban cómo resolver esa embarazosa situación, escucharon una sirena aproximarse al edificio. Eran los bomberos, alertados por algún vecino. Dante se asomó a espiar y vio cómo una autobomba comenzaba a elevar su escalera con personal de rescate. También comprobó, absorto, que unos móviles televisivos montaban guardia para registrar el salvataje. Enterada ella, se miraron fijamente dispuestos a darle una drástica solución al incidente… Abrazados, Juana y Dante ingresaron raudamente al foco del incendio. Prefirieron finalizar abruptamente su historia de amor, a ser calcinados a fuego lento por la impiadosa hoguera de la sociedad.

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Segunda parte Trabajos ganadores del VII concurso

“Acercando Palabras” (Especial Manuel Belgrano)

Poesías y Cuentos Año 2020

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Jurados: -Profesor-escritor Ignacio Bosero -Profesora-escritora Etel Carpi -Historiador Enrique Arambarri

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ÚNICO PREMIO POESÍA CATEGORÍA NIÑOS Mía Vinuesa Colegio San José

Juana la valiente El sol alumbraba de mañana en la segunda campaña, con confianza la junta me nombró comandante. Allí la conocí, hermosa mujer junto a su gran compañero, fieles a la lucha por la libertad y hermandad. Juana, incansable luchadora, buscando voluntarios contagiaba valentía para participar de la batalla. Carismática y entusiasta alentaba a mujeres a luchar, a hombres al combate y a todo el pueblo a soñar.

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Debieron verla organizando ejércitos para pelear por la libertad… Debieron verla…mujer Teniente, Juana, la valiente por siempre…

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PRIMER PREMIO CUENTO CATEGORÍA NIÑOS Santiago Monti Colegio San José

Una aventura con Manuel Una mañana muy fría del año 1812, nos encontrábamos en la Provincia de Jujuy descansando con el General Belgrano, cuando nos llegó la noticia de que el ejército del Norte, comandado por mi general, debía irse a la Provincia de Córdoba para huir del ejército Realista ya que éstos nos superaban en cantidad de soldados y de armas; pero Manuel no quería hacerlo y decidió buscar otra estrategia para tratar de evitar el avance de los españoles. Entonces nos dijo a los soldados y al pueblo jujeño que tomáramos todo lo que pudiéramos llevar y lo que no, debería ser quemado para que los españoles no tengan provisiones de ningún tipo y así poder obtener nosotros una ventaja para que nos podamos retirar hacia Tucumán. Como íbamos caminando, era difícil correr con tanto equipamiento, y a Manuel se le ocurrió una buena idea, llamar a un colectivo, pero le dije que no existen los colectivos en ésta época, y Manuel me contesto: ¡es un cuento, puedo inventar lo que quiera! Ni bien termina de decir esto, lo pensó tan fuertemente que hizo aparecer el

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colectivo; y ahí estaba, con su conductora, que era nada más y nada menos que María Remedios. Avanzamos más de la mitad del camino cuando nos quedamos sin combustible y tuvimos que seguir caminando. Al ver que se acercaban las tropas enemigas, María Remedios, que era una curandera excelente, inventó un hechizo para camuflarnos y poder avanzar sin ser vistos. El hechizo tenía gotas de sangre de camaleón, agua del río para poder ser transparentes, un puñado de pasto y tierra y 3 piedras para que nos parezcamos al lugar que caminábamos. Sólo una gota bastaba para hacernos invisibles. Y así nos enfrentamos al ejército realista que no sabían dónde dar los espadazos porque no veían a qué le pegaban; pensaron que éramos fantasmas y del susto que se dieron, retrocedieron y se marcharon dándonos tiempo a todos, ejército del Norte y gente jujeña, para seguir avanzando. Qué suerte tuvimos de tener a Manuel y María Remedios en esta aventura y en muchas otras… Recuerdo que cuando terminó la batalla, otras de las tantas, estábamos festejando y Manuel llamó a María Remedios a su lado y le puso una mano en el hombro. María Remedios lloró de emoción cuando Manuel la nombró CAPITANA DEL EJÉRCITO. Como grandes amigos se abrazaron dándole fin a esta aventura.

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SEGUNDO PREMIO CUENTO CATEGORÍA NIÑOS Dante Quintana Colegio San José

A mi niño más valiente La historia argentina cuenta con un hombre muy valiente llamado Manuel Belgrano, él era un militar muy autentico que siempre luchaba por la patria y la libertad. Un día luego de varias batallas contra los paraguayos, en Tacuarí tuvo una gran sorpresa (un hecho de tanta valentía que lo marcaría para el resto de su vida), se presentó ante él, un maestro avanzado en edad y su hijo Pedrito Ríos. El señor pedía que permitiría a su hijo luchar a su lado ya que el por su edad y una enfermedad que padecía no podía hacerlo. Dijo el padre: "No solo doy mi consentimiento, sino también ruego que lo acepte, porque yo con mis 65 años de existencia soy un hombre anciano y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria". El niño era tan pequeño que Manuel no podía permitirlo, luego de mucho insistir y demostrando tanto patriotismo por parte del niño, Manuel acepto. Pedrito era el encargado de marcar con el tambor el paso de las tropas, serviría también como lazarillo del mayor

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Vidal que estaba casi ciego y sin embargo marchaba a la par de sus compatriotas. La primera noche de Pedro en el campamento estaba muy asustado pero convencido de querer estar allí, su presencia llamaba la atención de los adultos, quienes lo llamaban e invitaban a sentarse en las fogatas junto a ellos. Él les preguntaba técnicas de combate, como cuidarse en medio de una batalla, que hacer si trataban de atacarlo, si tenía que trasportar a los caballos, alcanzarles municiones o algunas armas. Manuel lo observaba y escuchaba atentamente era admirable su compromiso con la lucha. Los días siguientes en el campamento se dedicó a aprender, escuchar y obedecer todas las órdenes que les daban. Pero por sobre todo pasaba horas mirando a Belgrano con gran admiración. Su mentor Vidal disfrutaba de su compañía y lo preparó como a un soldado más, eran muy unidos y se apoyaban mutuamente. Pedro con tan solo 12 años se había transformado en todo un soldado y lo nombraron “el tamborcito de Tacuarí”, ganándose el afecto y el respeto del General, de Vidal y de todos sus compañeros. Llegó el gran día, debían ir a la batalla, se enfrentaron a los paraguayos, en Paraguarí donde Pedro demostró gran valentía que le valió el reconocimiento de todos, pero por sobre todo del Mayor Vidal quien lo quería como a un hijo y luego en la segunda batalla en Tacuarí. Belgrano no dejaba de sorprenderse, nunca había visto tanto patriotismo en alguien de tan poca edad, hablaba a diario con él y lo animaba a mantenerse firme con su fe.

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Pedro lo escuchaba con gran admiración. Manuel veía que sus ojos estaban llenos de esperanza, miedo y por sobre todo valentía porque no hay valientes que no sientan miedo… lo veía marchar con su tambor acompañando a las tropas y sin dejar de estar al lado de Vidal. En plena batalla de Tacuarí el pequeño gran soldado fue abatido por dos disparos de fusil. Este hecho derrumbo la moral y el ánimo de muchos en las tropas. Vidal al verlo caer abandono la lucha para ir a su lado, quien lo lloraba y trataba de revivirlo, le hablaba y pedía que no lo abandone. Otros soldados se acercaron para cubrirlo y resguardar su pequeño cuerpo. Verlo abatido significaba a muchos ya una derrota en sí. Vidal le dedicó unas palabras: "Lo recuerdo y me estremezco. Me parece estar viéndolo impasible avanzar a mi lado. Yo lo he visto caer y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho. Estoy seguro de que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos nosotros". Mi general también lloró su partida y en promesa a su honor y valentía, juró no dejar de luchar nunca y buscar la independencia para Pedrito y tantos otros niños.

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TERCER PREMIO CUENTO CATEGORÍA NIÑOS Augusto Rodriguez Ramos Colegio San José

Manuel La historia comienza con una súper aventura… un niño pequeño, como yo, estaba con sus amigos y fueron a buscar membrillos a la casa de un vecino. De repente 3 perros salieron a correrlos y uno de ellos se cayó. Su amigo, Manuel Belgrano, lo ayudó a levantarse y ahí comenzó su verdadera amistad. Ambos quisieron ser abogados, pero el amigo de Manuel no tenía tanto dinero, entonces el papá de Manuel los ayudó y viajaron en barco a España para estudiar. Durante el viaje pasaron por una gran tormenta, pero por suerte no se marearon ni un solo día. Al papá del amigo de Manuel lo arrestaron, por eso tuvo que volver a la Argentina para ayudarlo y él, Manuel Belgrano, se quedó trabajando en España. Luego de varios años, decide volver a su país, allí se encuentra con su amigo que le cuenta que se había enamorado y casado. Manuel también se había enamorado pero sus padres lo obligaron a casarse con otra mujer.

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Pronto de una gran estadía en la Argentina, a Manuel Belgrano le dan la oportunidad de tener una experiencia militar, y se queda a cargo de una fuerza militar para así pelear por su tierra. La batalla era contra los ingleses. ¡Y ganaron! Siiiii!!! ¡Súper ganaron!!! Pasan los años y Belgrano vuelve a ser convocado para otra batalla, pero esta vez contra los españoles. Allí, todos los ciudadanos tomaron elementos y se convirtieron en soldados, todos listos para luchar por su patria. Las mujeres se encargaban de curar y asistir a los heridos. Para esta batalla, Manuel decidió crear algo que los distinguiera, que los represente, y así creó la bandera argentina inspirándose en el cielo. Pero había un problema. San Martín estaba a cargo del ejército y no estaba de acuerdo en utilizar la nueva bandera. Sin importarle, Manuel lo desobedeció y la escondió en su casa. Por suerte esta vez también ganan la batalla. Y para felicidad de Manuel encuentra a su amor de cuando era chiquito, se enamoran y tienen hijos. Ya enfermo Belgrano vuelve a España para pasar el resto de su vida allí. Su amigo decide visitarlo en su casa. Pero la mayor sorpresa que recibió Manuel fue la de reencontrarse con una mujer que lo había estado acompañando en la batalla, su amiga María Remedios. Tiempo después Belgrano fallece. Y su gran amigo decide contar su historia pues para él, era un héroe. Y para mí… también.

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PRIMER PREMIO CUENTO CATEGORÍA JÓVENES A Beida González Colegio San José

Mi encuentro en la historia Estaba en mi clase de Historia del lunes a la mañana cuando el profesor dijo: ―Hoy vamos a hablar sobre Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano o más conocido como Manuel Belgrano. Saquen el libro en la página 37. Hice caso y saqué el libro, me quedé mirando la imagen que había. ―Sh Shh ―escuché que hacían un ruido con la boca, me di la vuelta y vi a la misma persona de la foto del libro; era nada más y nada menos que Manuel Belgrano. Miré para todos lados para ver si no era arte de mi imaginación. Al parecer era el único que lo veía ya que nadie lo miraba. Me podía estar volviendo loco, pero me llamó más la atención qué hacía él ahí parado. ―Vení ―me dijo, mientras hacía una seña con la mano. Volví a observar para todos lados… No podía creer que tenía a Manuel Belgrano llamándome. Miré una vez más a mi alrededor para saber si alguien me veía si caminaba hacia él, nadie lo hacía entonces me paré rápido y corrí hacia Manuel.

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―¿Manuel? ¿Manuel Belgrano? ¿Sos vos, en serio? ―dije una vez que llegué a él. Sólo asintió con la cabeza― ¿Qué hacés acá? ―le pregunté. ―Escuché que estaban hablando sobre mí, mi historia y pensé “qué mejor que aprender este tema si te lo explica alguien que lo vivió”, así que hoy vengo a enseñarte sobre mí ―dijo para darse la vuelta y empezar a caminar―. Prepárate que tenemos que hacer una visita a un museo. Lo miré caminar un rato y luego corrí para alcanzarlo. ―Estoy listo ―dije mientras iba a su lado. ―Bueno, lo primero que tienes que saber sobre mí, es de mi familia. Mi padre, Domenico Belgrano Peri, era un comerciante italiano. Cuando vino a Buenos Aires cambió su nombre por Domingo Belgrano y Pérez. Se casó con María Josefa González Casero, ella era de una familia rica por así decirlo, y se casaron con tan solo 26 y 15 años ―lo miré sorprendido ya que me sorprendió la diferencia de edad―. Al año siguiente de casarse tuvieron una hija, mi hermana mayor María Florencia ―continuó hablando y caminando por las calles de Buenos Aires. ―Florencia como mi hermana y González como mi apellido ―dije sonriendo al darme cuenta de las coincidencias, él hizo lo mismo. ―Estábamos bien económicamente ya que mi padre se empezó a dedicar al comercio y a la provisión de pulperías. Pasando los años la familia se agrandó y nacieron quince bebés más, entre esas quince personas estoy yo ―dijo mientras llegamos a un lugar grande. Lo conocía, era el Museo Histórico Nacional.

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―¿Vamos a entrar? ―pregunté señalando el museo. ―No ―dijo y se sentó en las escaleras de afuera del museo. Yo hice lo mismo y me senté a su lado. ―¿En qué te inspiraste para hacer la bandera? ―dije mientras miraba detenidamente la ropa que tenía puesta, era de su época y traía una escarapela, para ser exactos era la ropa que tenía en la foto del libro. Me miró: ―Quería hacer algo que nos distinguiera de los españoles, fue cuando empezamos a combatir contra ellos, pedí que hicieran las escarapelas, se los propuse al triunvirato y ellos aceptaron. Pocos años después, le pedí a María Catalina Echeverría si me podía hacer una bandera con los mismos colores que tenía la escarapela. Esa bandera fue la primera bandera y está en este museo ―dijo señalando al museo que teníamos atrás. ―¿Y por qué… ―no pude terminar ya que escuché un ruido muy fuerte. Me había quedado dormido en clase y el ruido era el profesor enojado, me desperté y todos me miraban. ―ALUMNO GONZÁLEZ, SI ME RESPONDE ESTA PREGUNTA BIEN NO LO MANDO A DIRECCIÓN ―dijo el profesor, mientras levantaba un poco la voz. ―¿En qué museo se encuentra la primera bandera que hizo Belgrano? ―preguntó pensando que no sabía la respuesta. ―Se encuentra en el Museo Histórico Nacional y Belgrano le pidió a Doña María Catalina Echeverría que la

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hiciera ―dije un poco rápido. El profesor quedó impresionado por mi respuesta tan segura. ―¿De dónde sabe tanto sobre la creación de la bandera? ―preguntó con curiosidad. ―Digamos que me gusta mucho la historia de Belgrano y tuve un encuentro en la historia con él. El profesor me miró sin entender y siguió con la clase anotando algo en el pizarrón. Miré para el lado donde estaba Manuel hoy y ahí estaba él riéndose de lo que había pasado. Le guiñé el ojo, me saludó con la mano y desapareció riendo. Me di vuelta para no prestarle atención a la clase y recordar mi encuentro en la historia.

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SEGUNDO PREMIO CUENTO CATEGORÍA JÓVENES A Ramiro Pessini Colegio San José

Belgrano y su visión del futuro Una mañana ventosa de agosto, Belgrano despierta pensativo… ―¿Cómo haré para convencer a todos los habitantes de Jujuy y Salta para ir a Tucumán y así cuando lleguen los Realistas no encuentren nada que los favorezca, ni cereales, ni cultivos, ni animales, ni lugar donde refugiarse, que no quede absolutamente nada? ¡Que se convierta en un auténtico desierto! Qué sorpresa se llevarán, pero qué difícil tarea tengo… Me voy a levantar y preparar mi gente, mi ejército, hablaré con todo el pueblo, sé que, con la Virgen María a nuestro lado, mucha protección tendremos. (Belgrano abre la puerta, sale a la calle y…) ―¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? ¿Qué son estas carretas sin caballos, estas estructuras tan altas? Qué vestimenta rara tiene la gente que camina con cosas rectangulares en sus manos, parecen hablarles. ¿Y estas calles grises, donde está la tierra…?

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(Así queda Belgrano en la vereda de su casa, como congelado.) Enfrente lo observa Juan, el kiosquero, que le hace señas y lo llama. Belgrano sale de su trance, cruza la calle. Juan lo mira y le dice: ―Usted es muy parecido a Manuel Belgrano, pase. ―Sí, lo soy, pero… ¿Qué me pasó? Yo tengo que hablar con mi ejército, preparar mi gente, mañana debemos partir hacia Jujuy, tenemos que dejarlo como si fuese un desierto. Esto en NADA se parece a mi vida, ¿estaré alucinando? ¿Volviéndome loco? Por favor ayúdeme, ayude a su patria a conseguir la libertad. (Juan lo mira impresionado, feliz de conocer a semejante hombre. El prócer al que siempre estudió en la escuela, el hombre que estudió en el colegio de Bs As: el San Carlos, y luego se recibió de abogado en España, el que creó la bandera, el que quería una educación gratuita para niños y niñas, el que creía mucho en Dios, el que repartía tierras para cultivar, el que usaba remedios naturales, el que donó su premio de $40.000 para que se construyan cuatro escuelas públicas, y para que compren papel y tinta para sus alumnos. Ese que repartía ideas de libertad en todo acto público a escondidas, porque había censura de prensa, el que rezaba rosarios con sus hombres, el que pidió autorización al Papa para leer libros que estaban prohibidos. Ese hombre tan cultivado que trajo ideas de libertad de Europa, fundadas en el amor al trabajo y a la educación, ya que sin educación no nos libraríamos de la corona española.

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Ese hombre, Manuel Belgrano, estaba pidiéndole ayuda… ―Mirá, Manuel, estamos en 2020, en medio de una pandemia mundial, pero sin que nadie nos vea vamos al Cabildo de Bs As, verás lo lindo y cuidado que está, conservado desde tu época, también reconocerás que ¡Somos libres!, que hay educación gratuita y obligatoria para todos, como vos soñaste. Bueno, Manuel, es hora de regresar, no podemos estar mucho afuera, las normas sobre la pandemia nos obligan a volver. Cuando lleguemos será de noche y te dormirás en tu cama, cuando despiertes verás cómo todo volvió a la normalidad. Belgrano, un poco confundido, hace caso a Juan. Cuando despierta nuevamente, listo para partir a Jujuy, les cuenta a sus soldados que ha tenido un sueño muy raro, pero muy real. Donde eran libres de España. ―¡Soldados, escuchen con atención! He visto el futuro de nuestra patria, pero ahora ¡a dar todo en el campo de batalla!

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TERCER PREMIO CUENTO CATEGORÍA JÓVENES A Abigail Aurora Cohen Young Colegio San José

2020: un año diferente 18 de junio del 2020. Se acercaba el Día de la Bandera. Científicos argentinos, después de descubrir un universo paralelo donde se podría viajar en el tiempo, decidieron buscar, en el año 1819, al creador de la Bandera Argentina, el primero que pensó económicamente estas tierras a las que soñó distintas, prósperas y justas, su nombre es Manuel Belgrano. Lo buscaron para que pueda percibir la Argentina que nos dejó. Al llegar Manuel a Argentina, sus primeras palabras fueron: ―Joder, ¿qué fue eso?, ¿dónde estoy? La impresión sobre Argentina, que tuvo al llegar, fue de gran asombro al ver una Argentina moderna, diferente a la que estaba acostumbrado… ―Pues, ¿dónde están las personas? ¿Los caballos? ¿Los sulkys? El científico, el cual era su acompañante, lo llevó hacia una confitería muy estricta con las normas que se habían otorgado por el virus circulando. En ese mismo lugar le dio un tapaboca mientras contestaba sus preguntas.

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―Estamos en Argentina 2020, nos encontramos en lo que ustedes llaman el Río de la Plata. Hoy en día estamos en tiempo de crisis debido al virus Covid 19 por eso es que no hay gente, ya te contaré sobre eso. Te trajimos hacia acá ya que se acerca el día que conmemoramos tu paso a la eternidad. El día que falleciste lo llamamos el día de la bandera, es un homenaje por ser su creador. La verdadera razón por la que te trajimos es para que los argentinos respeten las normas que se han puesto por la enfermedad que se está transmitiendo por el mundo, Y pensamos que como se acerca tu día, quizás a ti te escucharán y te respetarán. A lo que Belgrano le respondió. ―No te creo lo que me estás diciendo. No sé cómo llegué aquí, ni qué está sucediendo, pero quiero volver con mi familia. ¿Tú estás diciendo que viajé en el tiempo? Estás loco, yo no haré nada de lo que me pidas, secuestrador, llevadme con mi familia en este instante. El científico le dijo: ―Acompáñame y te demostraré que es verdad lo que te estoy contando. Lo llevó a Manuel al laboratorio donde se encontraba el portal por el que Manuel había llegado y por el cual volvería a su tiempo. Mientras caminaban por el llamado camino María se cruzaron con un joven que le dijo lo siguiente: ―Eh, guachín, te re pareces al que está en el billete de $10, este cómo eh… Manuel Belgrano.

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En ese momento Belgrano pensaba ¿Qué está diciendo este joven, ¿de qué billete de $10 habla? ¿será verdad lo que me contó el hombre? Manuel le dirigió la palabra: ―¿Por qué hablás así? Yo soy Manuel Belgrano, ¿de qué billete de $10 hablás? El joven le respondió. ―Qué deci vos, loshi, qué vas a ser vos Manuel Belgrano. ‘Ta más muerto que mi tatarabuelo. ¡Este billete! (Le mostró un billete de $10). Mientras, el chico se veía muy mal, tosiendo y estornudando. Manuel siguió pensando si sería verdad lo que le había dicho el hombre. Siguieron su camino hacia el laboratorio. Al llegar los rociaron con desinfectante y le mostraron a Belgrano el portal. Ahí se dio cuenta de que todo era real, pero que era una locura. Aunque decidió creerles, aún tenía sus dudas. Aceptó hacer lo que le había pedido el científico a cambio de que lo regresaran a su tiempo. Al estar todos de acuerdo con el trato, le contaron que todo lo sucedido iba a quedar como un recuerdo, porque si contaba algo, además de quedar como un loco, podía alterar las líneas temporales y nadie quería eso. Después de Manuel realizar su charla con palabras relativamente hermosas, la gente empezó a tener conciencia de lo que estaba sucediendo. Pueblo de Argentina, aunque no lo quieran creer, yo soy Manuel Belgrano. Viajé en el tiempo; sí, viajé en el tiempo, ni yo lo podía creer. Por lo que me contaron se acerca

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el día en el que conmemoran el día de la bandera. Aunque no tiene nada que ver, yo les quisiera hablar sobre el gran hecho que está ocurriendo en la actualidad, con el covid 19, este gran virus que se transmite de persona a persona, aunque muchos crean que es solo una gripe que se contagia, pero no, es letal. Pues para muchos lo es, por eso es que hay que tomar conciencia. Sé que es muy feo que esto esté pasando, tener que estar encerrados en nuestras casas, pero ¿no les parece que hay que hacer un esfuerzo por esta Argentina que no formé yo, sino todos juntos? Un esfuerzo para que siga en pie y cada día avance más. (Palabras de Manuel Belgrano) Aunque la gente no le creyó que era Manuel Belgrano, sus palabras le hicieron tomar conciencia. Luego de todo, Manuel estaba a punto de volver a su tiempo por el portal, cuando dijo: ―Adiós, Marcelo. El nombre del científico era Marcelo, aunque este no se lo había dicho, Belgrano lo leyó en su bata del laboratorio.

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PRIMER PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES A Guadalupe Fernández Colegio San José

Belgrano en la memoria Sos la luz de la historia, el brote de los valores de la vida, con gestos de esperanza y duendes con miradas celestes y blancas. Sos el nacimiento de la voz propia y libre. Sos luz. Sos la patria de la historia. Sos la historia de la patria. Sos celeste y blanco.

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SEGUNDO PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES A Morena Vázquez Colegio San José

Mi bandera Alta como el sol, bella como el mar, ostentando sublime majestad alumbra la Patria entera mi inmaculada y amada bandera. Es un pedacito de alma y de cielo que nuestro creador Manuel Belgrano nos dejó como legado a todos los argentinos orgullosos de vivir en este suelo querido.

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TERCER PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES A Carolina Landeyro Colegio San José

Hombre de la bandera Mi patria necesita más hombres como Manuel, que vivan y sueñen como él. Belgrano la bandera creó, con colores del cielo que también hubiera hecho yo. Mi bandera su nombre lleva escrito, y yo con mucha honra lo grito. Mi Patria tiene un hombre que vivió por un ideal, sin buscar riqueza ni gloria, que sólo amó la libertad.

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La bandera de mi Patria le pidiĂł la luz al Sol, para brillar en lo alto y alumbrarme con mucho amor. A este hombre yo le agradezco, los colores que represento.

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MENCIÓN ESPECIAL CATEGORÍA JÓVENES A Valentino Pessini Colegio San José

El alistado Ser elegido fue un honor Saber que tengo la responsabilidad de defender la patria Saber que tienes que batallar por ella Sostener en alto los brazos hasta el último momento Se necesita mucho valor para esto Se necesita estar orgulloso de ella Ser de los que vio su bandera alzada fue un honor Saber que lucho por ella Saber que muchas personas confían en mí Sostener la bandera en alto Se necesita fuerza Se necesita saber lo que se hace Ser elegido fue lo mejor que me pasó Sé que todos cuentan conmigo Sé que no los voy a decepcionar

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ÚNICO PREMIO POESÍA CATEGORÍA JÓVENES B Ana Belén Ramos Colegio San José

Dos siglos Dos siglos de su partida, dos siglos de inmortalidad, dos siglos de pensarlo, dos siglos de recordarlo A él… Al hombre capaz de todo, al impulsor de los derechos de la mujer, al luchador incansable, al promotor de una educación para todos, al defensor de los pueblos originarios, a él… Al héroe nacional, al creador de nuestra bandera. Dos siglos de agradecimiento al gran Manuel Belgrano.

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Categoría Adultos Año 2020

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PRIMER PREMIO CUENTO Carlos Caizza Burzaco, Buenos Aires

Los frutos del país Bajé en el puerto de Montevideo, dejando atrás una Europa muy complicada; Napoleón y su decidida acción contra la nobleza y su intención hegemónica, me empujaron a tomar la decisión de dejar España. Me vino muy bien el cargo y la misión de Su Majestad para mi persona con el carácter de Cónsul Coordinador y responsable del armado del Consulado en Buenos Aires. Apenas instalado, comencé a convocar a los apellidos sugeridos por don Carlos IV, toda gente que responde a los intereses de España, productores, exportadores y comerciantes importantes del Virreinato. Las reuniones de Junta, comenzaron a realizarse en la Sala Capitular del Cabildo, tratando temas de interés común, con el compromiso de atender los temas encargados por Su Majestad, como ser el mejoramiento del puerto de Montevideo y la creación de un “desembarcadero y muelle” en el puerto de Buenos Aires, todo con miras a fortalecer el comercio para y desde Cádiz. En una de esas reuniones, alguien trajo una copia del pedido hecho por una tal Tomás Antonio Romero mostrando interés en obtener Licencia para Traficar Esclavos, cosa que no era novedad en nuestras costas y que ya realizaban algunos de los Vocales nombrados para

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esta Junta; pero, la originalidad en esta presentación sería que Romero planteó la posibilidad de cancelar el costo de la transacción entregando la cantidad necesaria de “cueros de vaca” y que esta maniobra comercial fuera considerada como “exportación de FRUTOS DEL PAÍS”. Esta presentación llegó a manos de don Carlos IV quien, por segunda vez, devolvió el pedido para que nuestro Consulado manifestara su opinión “…respecto a considerar como válido el pago con cueros y si estos podrían ser considerados como frutos del país. Quedando a la espera de vuestra decisión. Sello y firma de S.M.”. De inmediato, en orden al pedido del Rey, procedí a la convocatoria de la Junta del Consulado dentro de los diez días hábiles del llamado a sesión. Mi expectativa no era muy optimista teniendo en cuenta la trayectoria de cada uno de los Vocales. El encuentro para el tratamiento del Orden del día, es decir, dar respuesta al pedido del Rey e indirectamente a la presentación de Tomás Romero, los Vocales presentes, luego de breve conciliábulo, pidieron pasar a cuarto intermedio a efectos del cambio de opiniones, buscando acuerdos. Por eso, se quedó en retomar la cuestión al día siguiente, iniciando este segundo encuentro a las once de la mañana. Imaginé quiénes y cómo serían líderes de las deliberaciones extra muros. De allí que, al día siguiente, consultados por mi persona si tenían consenso respecto de la consulta efectuada, uno de los Convocados respondió que SÍ, que “…es opinión mayoritaria de los señores Cónsules que la exportación de cueros como frutos del país no es válida y que, por lo tanto, no podrán considerarse como pago por cualquier tipo de mercadería a importar. Firmado por los

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Cónsules presentes en prueba fehaciente y respuesta a la consulta incoada por Su Majestad, don Carlos IV”. Luego de tomar unos sorbos de la taza de té, ya fuera del registro oficial de la reunión de Junta, ordené al señor Escribiente que no tomara nota de lo que restaría de la sesión; mis consideraciones no serían de modo oficial. “Señores, yo Manuel Belgrano, he oído con atención la respuesta a la consulta hecha por don Carlos IV y, por mi parte, no esperaba algo mejor que lo decidido por la mayoría. Entiendo los intereses que hay en juego y la competencia que representa otra Licencia para la trata de esclavos. Pero, no pude dejar de especular con lo que pensaría, en el caso que pudiera, la madre de cada uno de los terneros producidos en los campos del Virreinato, sobre el fruto de cada vientre vacuno que, alimentado por la leche primaria, pasarán a comer los pastos que produce el suelo de estas tierras. Estas madres, seguramente no entenderían el concepto de que sus terneros no son frutos el país. Me adelanto al asombro de Su Majestad ante esta opinión sin respaldo o sustento alguno ya que, los animales que producen y producirán esos cueros forman pate indudable del patrimonio del Virreinato, es decir, de las Provincias y territorios considerados como extensión del de España. De qué modo tomará el Rey la idea de que estos animales y sus cueros no son ―¿ni serán?― frutos del país. Señores Cónsules, digo todo esto para que quede clara mi opinión sobre los consultado por Su Majestad y que no coincide con vuestra respuesta, más allá de entender los motivos que están detrás y que son el verdadero sustrato de la misma. He dicho”.

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SEGUNDO PREMIO CUENTO Osvaldo Gustavo Fernández Zárate, Buenos Aires

Lágrimas de sangre Desde el patio de la casa, observaba el cielo azul celeste. Sentado en su vieja poltrona, su mente viajaba, pensaba en su vida, en su hijo que no vería, y en su pequeña hija de apenas un año de vida, en su querida Patria y también en la eternidad. Elevó sus manos al cielo y las entrecruzó en su pecho. Rezó. Se encomendó a su Señor como aquella mañana antes de la batalla de Ayohuma. El sol débil de junio de 1820, daba sobre su deteriorado rostro, pálido y enjuto haciendo resaltar sus grandes ojos, ahora cansados y tristes. No tenía frío ni miedo, sólo una sensación inequívoca de abandono de su cuerpo. ―Manu, Manuel querido, ¿te sientes bien?, ¿por qué no entras y te acuestas?, dijo Miguel. ―Ah, querido hermano, estoy bien solo respiraba y pensaba. Ven dame un abrazo, le susurró, extendiendo su brazo. ―Debes descansar, has luchado mucho, le dijo su hermano. ―No, dijo excitado, nunca es demasiado cuando se lucha por lo que uno ama, y si pudiera levantarme de aquí, montaría mi alazán y detendría esta división. No puedo

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entender que nos estemos desangrando y abriendo una grieta entre nosotros mismos. ―Bueno, trata de calmarte, te llevaré adentro, que el cielo está desmejorando, le dijo manso pero firme. ―Sí hermano, al igual que yo, contesto el Brigadier, tratando de esbozar una sonrisa. La habitación, que había sido suya durante la niñez y juventud, mantenía los olores y recuerdos gratos de aquella época. Eso lo hacía sentir bien, estaba en casa. Durante la noche soñaba con su madre, creía escucharla en su habitación, para luego despertar abruptamente a otra realidad. ―¿Qué pasa? Dijo incorporándose de repente. ―Hola, general, cómo se encuentra esta mañana, dijo un joven que traía un clavicordio en su mano, ―Ah, eres tú querido amigo Juan, estaba soñando… Se acercaron también, dos amigos más y sus hermanos. Todos lo abrazaban y besaban con cariño y él sonreía con ellos. El doctor, acariciando un reloj de oro en sus manos, como si fuera una reliquia, tomó una silla y se sentó junto a la cama, le tomó sus manos con las suyas y le sugirió, que contara alguno de los momentos más difíciles en su lucha por la Independencia. ―Les voy a contar lo que más me impactó en mi carrera militar, y no fue precisamente una batalla ni una pelea, fue la huida más estratégica jamás vista. Esa mañana, me levanté muy temprano, todavía el sol no asomaba tras las montañas, cuando divisé un enorme grupo de hombres,

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mujeres y niños que avanzaban hacia el Tucumán, con todo lo que habían podido salvar. La imagen era portentosa, con la claridad del amanecer a sus espaldas avanzaban con paso seguro los habitantes de Jujuy, algunos a caballo, otros en carreta y la gran mayoría a pie. Atrás habían dejado sus queridos hogares, sus muebles y ropa. Sabía muy bien lo doloroso que les había sido dejar el lugar donde vivieron tanto tiempo, donde compartieron buenos y malos momentos, pero en familia. ―Habrá sido terrible para ellos, comentó su amigo, desde el clavicordio. ―No solo para ellos, lo fue también para mí. Me costó mucho tomar esa gran decisión, pero no debíamos dejarle nada al invasor español, ni gente, ni animales, ni cosecha, ni casas, nada. ―Pero gracias a eso pudieron ganar en Tucumán y Salta, agregó su hermano. ―Efectivamente, dijo el Brigadier General, pudimos organizarnos y vencer, pero hasta que aquello pasó, mi alma sufrió lágrimas de sangre por aquellos valientes jujeños. En ese momento paró su narración para secarse unas furtivas gotas que se escurrían de sus ojos. No pudo seguir hablando, su garganta se le había inundado de emoción y de bronca. Entonces, tratando de no llorar, su hermano Miguel hizo señas y todos se fueron retirando para dejarlo descansar. Al día siguiente, un hermoso día soleado, lo llevaron hasta la costa del río. Allí frente a las aguas del Rio de la Plata, Manuel descansó su mente y alegró su espíritu, pero no se sentía bien, transpiraba mucho y tosía.

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―Volvamos, le dijo su hermano, acariciándole la cabeza, no te veo bien. ―Sí, Miguelito, la muerte me corre por la retaguardia. Él lo miró y sin decir nada lo ayudó a levantarse y volvieron a casa. Ya en su hogar materno se sintió un poco mejor, trataba de dormir, pero no podía. Por la noche, los llamó y les pidió que estuvieran muy unidos después de su partida. Agregó que le hubiera gustado vivir para unir al pueblo, porque que la unión de un país es la única forma de salvarnos de la opresión de los enemigos. La desunión, dijo esforzando su voz, produce guerras civiles y la destrucción de la nación. Por eso el afecto fraternal es la joya más preciosa que tienen los pueblos libres. Nunca lo olviden, terminó diciéndoles con gran esfuerzo. ―Bueno, hermanito, no te agites más, le dijo, abrazándolo y frotando su espalda suavemente. Luego se dieron un gran beso, Manuel no supo en ese momento, que ese sería el último beso que le daría, que había sido su despedida. A la mañana siguiente, a las siete, Manuel Belgrano, dejó a su espíritu, libre de la vida terrenal. Lo amortajaron con la vestidura de los monjes dominicos y cerca del mediodía lo condujeron en un ataúd de pino cubierto con una tela negra. Salvo sus hermanos y algunos amigos nadie estuvo en su venerable entierro, en la entrada de la Iglesia de Santo Domingo. Fue cubierta la fosa con una lápida de mármol que habían sacado de la vieja cómoda de su madre.

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TERCER PREMIO CUENTO María Rosa Rzepka Florencio Varela, Buenos Aires

Con el último aliento de este fuego Ay patria mía. Que lejos van quedando los ideales de mayo. Por las noches el sueño no me asiste, por el contrario, me acerca los fantasmas de aquellos que murieron en la idea de luchar por la libertad y la independencia. Los veo con sus ojos desmesuradamente abiertos. Clamando justicia por esa muerte cruel después de una vida con más necesidades que lujos. Les hablo a ellos, a tantos, les digo (y sé que miento) que no ha sido en vano la ofrenda de sus vidas. Y sé que miento. La patria es cada uno de ellos. Cada gota de sangre derramada es una hoja de laurel que debiera colgar de su sepulcro. Y sé que sus sepulcros son tierra derramada sin cruces y sin lápidas. Permanezco en silencio. No quiero que lo sepan. La patria hoy es un caos; intereses creados disputando cual cuervos la carroña, proclamando falsos ideales, contaminados, dividiendo a los hombres. Cuando el sueño me asiste, el descanso no llega. Veo al pueblo jujeño andando en las quebradas, con soles

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polvorientos. Majadas de esperanzas caminando distancias. Llevando al hombro todo, que es poco o casi nada. Y me duele el coraje mientras el pueblo avanza. Cardones penitentes se persignan, se ufanan por mostrarse valientes. Invasor y batallas cruzarán esas tierras quebrándose la calma. Cuando el dolor afloja la cincha que me ata, y las piernas no duelen ni pesan como estatuas, aunque me duela el alma; se me nublan los ojos. Es Tucumán, es Salta. Es servir ideales de independencia. Patria. Es festejo del pueblo, es ver la retirada del español que intenta no perder las ganancias, someter a la indiada que no tiene derechos sobre sus tierras manta. Encomiendas, labranzas y la muerte en las minas silenciosa que aguarda. Basta ya de colonias desde el Río de la Plata llegando hasta el Perú. De libertad se trata. Quise para mi gente cuatro escuelas; la plata la dejé a gobernantes que me dieran en paga por vestir uniforme, por estar en campaña. Y no acepté la paga. La dejé a gobernantes para que levantaran cuatro pequeños templos para instrucción primaria. Ya va pasando el tiempo, no se ven las alzadas. La muerte ha de llevarme con mis piernas hinchadas. Con el bolsillo flaco. Con mi amor por la patria. Al llegar el momento diré si me demandan: voluntad no ha faltado, ni tesón, ni templanza.

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Yo que estudié las leyes en los libros plasmadas, hube obligado y firme, echar puño a la espada. Dirigir la batalla. Dios lo sabe, mi alma no estaba preparada. En momentos de paz me envuelve azul y blanca, la enseña que a los bravos presenté en las barrancas; y me llega un aroma de río y de nostalgias. Más de pronto, los caballos relinchan, el desastre se instala. Ay, niñas de Ayohuma, ay, mis pobres soldados. Ojalá yo pudiera reconfortar sus brazos con una vida digna de amor y de trabajo. Pero sólo la muerte se presentó a destajo. Vilcapugio es un hito del dolor desatado. Y, aun así, nunca huyeron; sus pechos se agrandaron apoyando ideales que algunos malgastaron. Veo harapientos de a pie, comiendo poco y ralo mientras en Buenos Aires deciden inmolarlos. San Martín, esperanza abrazada en Yatasto, un militar de sangre y color americano. Él lavará las muertes derrotando a los godos hasta el último atajo. En Tucumán me espera al fin otro mal trago. Incomprensiblemente gente que ha militado en el Alto Perú decide el engrillado de mis piernas que sangran. Mucho más sangró el alma de este paisano gaucho. Y se agotan mis fuerzas en recuerdos que guardo. Será quizás la historia quien cuente lo pasado, si en medio la anarquía que hoy reina no ha borrado hasta la última gota de este cansado vaso. Ay, patria mía, tu tierra me reciba en sus brazos.

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MENCIÓN ESPECIAL Norma Marta Carrizo Zárate, Buenos Aires

El descanso de un héroe Fue en Tucumán. 1816. La casa de doña Francisca, con sus enrejadas ventanas a la calle abiertas, mostraban a hombres exaltados que discutían por algo importante que tal vez los sencillos transeúntes no llegaban a entender. Hombres jóvenes llegados de distintos puntos del territorio en carruajes detenidos en la calle. Entre esos hombres, Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, casi recién llegado a Tucumán, apenas unos días antes del gran acontecimiento. Estuvo presente en uno de los momentos más decisivos de nuestra historia, formando parte de ella. Poco después fue nombrado general en jefe del ejército del Norte, por lo que se quedó en Tucumán 3 años. En tres años pasan muchas cosas y una muy importante fue la llegada del amor para Manuel, un poco de aire fresco, de descanso, entre tantas luchas y sacrificios. Ella, la que lo enamoró, se llamaba Dolores Helguero, más no fueron dolores los que trajo a su vida, sino la alegría de ser padre, la ilusión de familia, hogar y descanso cuando nació Manuela Mónica. El escándalo fue mayúsculo ¿en 1818 se podía tolerar a una bastarda, aunque llevara el apellido paterno?, inconcebible, sus padres no habían pasado frente al altar. Críticas, censuras, más de un

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llanto de Dolores y para colmo Manuel, enfermo, debió partir a Buenos Aires, viaje largo, interminable, casi sin dinero, con unos pocos amigos acompañándolo. ―Manuel, tengo miedo de que no volvamos a vernos, que no puedas ver crecer a tu hija. ―No sufras Dolores, será lo que Dios disponga, nuestra Fe nos ayudará ―besó a su hija y partió. El primero de abril llegó a la ciudad y se instaló en una quinta de San Isidro. Su médico creía que lejos de los combates y problemas políticos, de detractores y enemigos podría, sino recuperarse, alargar su vida, pero poco duró la ilusión del leal amigo, porque antes de los tres meses falleció, silenciosa, serenamente, con la esperanza puesta en ese Dios que lo acompañó durante su breve y fatigosa vida. Tal vez su último sueño haya sido volver a Tucumán y los rostros de Dolores y su hija se habrán entremezclado con los paisajes de la tierra amada.

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PRIMER PREMIO POESÍA Estela Mabel Acosta Tres Lomas, Buenos Aires

Si quieres Si quieres enarbolar la bandera de la libertad porque crees que “la vida es nada si ella se pierde” prioriza “el bien público en todos tus actos” y de “los partidarios de sí mismos”, aléjate. Si quieres sostener a Mayo como el alma de nuestra historia que “convirtió a los colonos bajo tutela, en pueblo argentino” ármate de ese coraje único “que es sentir las responsabilidades más que el temor”, como dijo un soldado en Malvinas, en pleno conflicto. Si quieres de verdad, luchar contra las injusticias porque “las riquezas en pocas manos arrastran al pueblo hasta el lodo” libra las batallas necesarias, aunque dejes jirones en el camino recuerda “que el miedo sólo sirve para perderlo todo”. Si quieres que la corrupción no sea el infierno de la Patria

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no seas cómplice de las “debilidades” de dirigentes y funcionarios recuerda que “ni la virtud ni los talentos tienen precio ni pueden compensarse con dinero sin degradarlos”. Si quieres despejar “los nubarrones que suelen oscurecer la Nación brillante con la que Belgrano, soñaba” prepárate y, como él, piensa en el mañana ten presente que “fundar escuelas es sembrar almas”. Y si de verdad quieres ser un patriota y sueñas con ser un héroe renuncia, voluntariamente, a tus propios deseos, afectos e intereses como lo hizo el creador de nuestra enseña, por la patria y su pueblo y “conténtate con ser un buen hijo de ella” y hermano digno de su gente.

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SEGUNDO PREMIO POESÍA Elena Pahl Río Cuarto, Córdoba

Belgrano Tan sólo un hombre el gesto amable temple de acero honor y Patria su sacramento corazón noble gentil austero. Tan sólo un hombre y su destino de libertario soldado bravo tomó las armas sin ser guerrero el abogado. Celebró triunfos sufrió derrotas no hubo quebrantos ni obtusa suerte que lo apartara de la justicia. Sereno porte de caballero limpia mirada y palabra franca. En raudo vuelo del pensamiento creó ese paño que nos cobija símbolo puro bien sacrosanto albor de nubes bandera cielo.

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Apasionado con sus amores fruto prohibido en tiempo quemado dulzor salobre de piel en celo. Bajo la lumbre de su estatura creció su nombre: ¡Manuel Belgrano! El fiel recuerdo de las hazañas gloria y honores loas memoria. Lejos del bronce y los monumentos sólo fue un hombre con sus desvelos.

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TERCER PREMIO POESÍA María Cristina Cordido Azul, Buenos Aires

Poema a Belgrano y la bandera Acaso la bandera sea la Patria que flamea orgullosa en cada escuela. O acaso es la bandera que Belgrano soñó con tener entre sus brazos. Es acaso la bandera la que espera construirse en los surcos de la tierra. O acaso la bandera dio su sangre como dieron los héroes que la besan. Es acaso la bandera que tenemos, la que tiene los ojos simple y claros en cada amanecer junto a la siembra. O acaso la bandera es nuestra esencia, nuestro ser, nuestra raíz, nuestra inocencia, la de ayer, la de hoy, la de mañana, la del blanco color de nieve y plata, y del azul infinito como el alba. Es acaso la bandera que nos llama. Y nos dice: yo voy donde tú vayas, en los libros, Las aulas y las fábricas.

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Es acaso la bandera todo eso. O acaso mucho más se llama Patria. Vayamos juntos a buscarla para ser merecedores de su savia, paloma de la paz y la esperanza. Acaso la bandera, sea acaso Lo que Belgrano soñó desde su siembra. Desde su inmensurable amor por esta tierra Que lo vio morir una mañana sin honores ni riquezas. Solo su corazón latiendo apenas Por honrar su nombre y su grandeza.

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MENCIÓN ESPECIAL POESÍA Diego Martín Lanis CABA

A Belgrano Periodista, escritor, abogado, militar. Tiempo completo, la patria lo llamó a su encuentro. Más no pudo rechazar el pedido. Supo de fatigas sin descanso, de combates sin respiro. Rechazó honores y sufrió dolores. Imaginó un futuro y lo vio en el cielo. Aquí, en la tierra, lo hizo bandera. Hasta nuestros días flamea.

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Índice Prólogo ...................................................................................... 7 PRIMERA PARTE ...................................................................... 9 Ganadores del VI concurso “Acercando Palabras” Año 2019 Matías Laureano Martín .................................... 11 Ulises Labiano .................................................... 12 Jenina Zaira Trejo ............................................... 13 Salvador Caminos Nievas ................................... 14 Martina Banegas ............................................... 17 Sabrina Ramírez ................................................. 20 Santiago Solares................................................. 24 Pilar Ferrari ........................................................ 25 Francina Scopelliti .............................................. 26 Jazmín Milagros Moran ..................................... 27 Josefina Denise Fontaine .................................... 29 Rocío Ibáñez ....................................................... 31 Angelina Rodríguez ............................................ 32 María Belén Castilla ........................................... 35 Paulina Orsi ........................................................ 37 Norberto Rubén Calul ......................................... 41 Adolfo Rubén Zabalza ........................................ 42 Roque Pagliaro ................................................... 44 Nerea Inés Alvarez ............................................. 46 Leandro Miguel Fernandez ................................ 48 Jorge Emilio Bossa .............................................. 52

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SEGUNDA PARTE Ganadores del VII concurso “Acercando Palabras” (Especial Manuel Belgrano) Año 2020 Mía Vinuesa ....................................................... 57 Santiago Monti .................................................. 59 Dante Quintana ................................................. 61 Augusto Rodriguez Ramos ................................. 64 Beida González ................................................... 66 Ramiro Pessini .................................................... 70 Abigail Aurora Cohen Young .............................. 73 Guadalupe Fernández ........................................ 77 Morena Vázquez ................................................ 78 Carolina Landeyro .............................................. 79 Valentino Pessini ................................................ 81 Ana Belén Ramos ............................................... 82 Carlos Caizza ...................................................... 85 Osvaldo Gustavo Fernández .............................. 88 María Rosa Rzepka ............................................ 92 Norma Marta Carrizo......................................... 95 Estela Mabel Acosta .......................................... 97 Elena Pahl .......................................................... 99 María Cristina Cordido ..................................... 101 Diego Martín Lanis ........................................... 103

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