Aqui y Ahora

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ESTROFA 3

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La meditación del samsara

]H…C-å‰P-]N…-¶E-UM]-U‰N-]BÈ_-T]Ã-CPc; OÿC-UGÈ-BÈ`-U-M_-T]Ã-Oÿc-U‰N-Rc; CF…C-Pc-CF…C-Lfi-]BÈ_-T_-_…Cc-x⁄C-]mUc; H…-õ_-]TN-lE-•‡C-T¢`-_E-TZ…P-`c; TN‰-T]Ã-ˇTc-U‰N-^E-Pc-^E-Oÿ-]BÈ_; «En este mundo las apariencias fluyen sin cesar, en el océano del veneno no hay tiempo para buscar la liberación. Vagamos una y otra vez por los seis reinos del samsara y a pesar de nuestros desvelos, siempre padecemos el sufrimiento sin posibilidad de alcanzar la felicidad.»

En la tercera estrofa el texto inicia una reflexión sobre los temas que deberíamos tratar una vez que estemos en retiro, aunque también lo podemos hacer todos los días en la vida cotidiana. Comienza diciendo que este mundo es un lugar en el que las aparien-


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cias fluyen sin cesar. Lo que llamamos nuestro mundo no es más que el continuo movimiento de apariencias. Todo está cambiando continuamente a nuestro alrededor. Si miramos la pared de una habitación, por lo general creemos que no se mueve porque si lo hiciera, el tejado se derrumbaría. Pero la pared inamovible es un concepto, mientras que si miráis a la pared, veréis que se mueve y eso es una experiencia. En el dsogchen pensamos que la experiencia es más importante que el concepto. En realidad, la mayoría de los anclajes de seguridad de nuestra vida se han construido según pautas conceptuales que no investigamos. No obstante, cuando prestamos atención a la corriente de nuestra experiencia nos damos cuenta de que no hay mucho en lo que confiar. A veces imaginamos que tenemos la experiencia de un fenómeno de modo que si, por ejemplo, miramos a la pared, podemos percibir la experiencia de la pared. Pero lo que llamamos pared no es más que una experiencia. No hay pared más allá de la experiencia. Lo que sí hay es un campo de conceptos que tratan sobre la pared (samsara) y que podemos superponerlos a nuestra experiencia de la pared, es decir, la propia pared inseparable de la vacuidad y que surge como el juego de la presencia pura y la vacuidad, es decir, el reino del nirvana. Esta visión nos ofrece un enfoque claro para la práctica, es decir, nos puede llevar al punto en el que creamos en la experiencia y dejemos de refugiarnos en los conceptos que son los que usamos para hacer una atribución falsa de esencia auto-existente a las cosas que experimentamos. A continuación el texto menciona que en este océano de venenos –los cinco venenos de la estupidez, la cólera, el deseo, la envidia y el orgullo– no hay tiempo de encontrar la liberación y la razón es que estamos fascinados con los venenos. Es decir, somos adictos al veneno. No vemos la diferencia entre el veneno y las cosas saludables. Nos dedicamos a un sabor de veneno y cuando nos aburre, pasamos a otro. Por ejemplo, nos enamoramos de alguien, le deseamos ardientemente y pensamos que es maravilloso, hasta que esa persona hace algo que hiere nuestro orgullo. Ahora


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ya tenemos otro sabor en el que complacernos. Cesa el gusto por el deseo y empezamos a saborear el orgullo. Pero el orgullo no dura mucho y deja paso al enfado. Movidos por la cólera hacemos algo que más tarde lo consideramos estúpido: ya estamos en la estupidez. En consecuencia, la persona a quien amábamos se da cuenta de lo estúpidos que somos y se marcha con otro, con lo cual nos entra la envidia. De esta manera nadamos cómodamente en este océano de veneno. Nos ocupa gran parte de nuestro tiempo y mientras nos suceden todas estas experiencias insignificantes, la oportunidad de practicar el darma y de reconocer la naturaleza de la mente se aleja con el sonido acompasado del tictac del reloj mientras la muerte se va aproximando. Así pues, el texto dice: «Vagamos una y otra vez por los seis reinos del samsara y a pesar de nuestros desvelos siempre experimentamos el sufrimiento, sin posibilidad de encontrar la felicidad». En tibetano se suelen referir a los seres sensibles como drowa (´Gro Ba) que significa alguien o algo que está en movimiento o que es movimiento, el moviente o lo que se mueve. El término apunta al hecho de que nunca reposamos en ningún sitio. Estamos siempre ocupados, por fuera y por dentro, sin parar. No tenemos capacidad para mantener nuestra mente estable más allá de unos segundos y nos quedamos atrapados constantemente en distracciones y cosas que nos resultan muy interesantes. Los textos tibetanos se refieren con frecuencia al término deambular o vagar por el samsara que no es lo mismo que ir a los Alpes con una buena mochila surtida de chocolate. En nuestro caso, deambular tiene el sentido de carecer de una dirección determinada debido a distintos factores que influyen en el camino que seguimos. El karma sale desde dentro y también llega de fuera y en cualquier momento, surge una situación que nos desvía del camino. En resumen, lo que nos está diciendo es que nuestra propia naturaleza está siempre en movimiento. No tenemos la opción de elegir entre irnos o quedarnos porque, incluso si nos quedamos, va a ser por muy poco tiempo. Siempre estamos de un lado para


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otro, inquietos o haciendo algo y se debe a que la verdadera realidad de ser un ser sensible es que muy raramente est谩 en un estado de simplemente ser. Somos hacedores sensibles que reaccionamos, provocamos altercados, buscamos el control y perseguimos una seguridad fugaz.


ESTROFA 4

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La oportunidad de esta vida

`c-`-\N-R-U‰N-R]Ã-TC-GCc-`“c; a…P-Lfi-ã‰N-R_-N@]-T-N`-]qÈ_-`“c; å‰P-T\E-´ÈP-U‰N-U…-`“c-_…P-G‰P-MÈT; ã‰N-R_-N@]-^E-]H…C-R_-Ü-T-§‰; rŸ_-T_-NC‰-T]Ã-GÈc-`-]TN-R_-n…c; «Tu cuerpo es el remanente del karma que no has agotado. es la sede de las libertades y bendiciones que son tan difíciles de obtener. Ya que has logrado esta preciosa vida humana, una buena base sin defectos, tan difícil de conseguir y tan fácil de destruir, debes volverte diligente en la práctica de la virtud cuanto antes.» Es probable que lo más fiable y estable que tengamos en esta vida sea nuestro cuerpo. A este respecto el texto dice de forma muy amable: «Tu cuerpo es el remanente del karma que no has agotado». Es decir que para llegar a conseguir este cuerpo que te-


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nemos y además, tener salud, ser inteligente y capaz de llegar a un sitio como este centro del darma y practicar hemos agotado casi todos los ahorros que teníamos y sólo nos queda un pequeño remanente que vamos consumiendo a medida que nos acercamos a la muerte. Esto significa que toda la buena suerte y las obras virtuosas que hemos acumulado en el pasado nos han permitido esta oportunidad tan rara, pero no sabemos bien que hacer con ella. Por otro lado, es un poco agobiante saber que este cuerpo con sus dieciocho factores1 de oportunidades y libertades sea efímero, no dure mucho y sea nuestra única base para practicar el darma. La práctica que no hagamos hoy, tampoco la haremos mañana porque mañana, tendremos que hacer la de mañana y si no hacemos la de hoy, ¿por qué íbamos a hacer doble de práctica mañana? Por eso decimos que esta oportunidad de la que gozamos en este momento se considera como algo muy precioso y muy raro. Está claro que esta parte del texto no expone la visión del dsogchen sino que se refiere a la visión tradicional del ciclo de los renacimientos en los seis reinos y funciona realmente como una práctica preliminar ya que está diseñada para que nos demos cuenta de la importancia de estar presentes en lo que ocurre. El haber nacido con este tipo de cuerpo no es una cuestión de suerte. Mas bien es el resultado de acciones que hicimos en el pasado y si ahora no nos centramos en llevar a cabo acciones positivas, nuestra existencia en el futuro será funesta y por lo tanto, menos llevadera. Cualquier seguridad que tengamos en esta vida es transitoria. Cuando conocí a Rimpoché en la India era muy fuerte. Siempre estaba haciendo cosas y no paraba en todo el día. Ahora, incluso para subir al trono a dar enseñanzas le tenemos que ayudar. Así es la realidad, no importa las cualidades que tengamos, el cuerpo posee consigo una fuerza de degeneración. Y por eso, las cosas que no hacemos cuando somos jóvenes y fuertes se hacen muy dificultosas a medida que envejecemos, nos fatigamos y perdemos la salud. Sólo nos quedan dos opciones: estar presentes o no estar presentes. Y cuando nos distraemos y no estamos presentes, nos quedamos atrapados en los cinco venenos.


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La repugnancia al samsara

PU-]G…-G-U‰N-cÈc-B]Ã-U‰-KÈC-NE; T_-¶E-]H]-≥…P-MÈ-@]Ã-q-NE-]x; ]G…-TNC-ÇÈC-ZCc-õ-T“-rŸ_-T_-]ÈEc; «La hora de la muerte es incierta, pues nuestra duración es similar a la flor de verano o al arco iris. El dios de la muerte llega tan rápido como el rayo.» El texto describe ahora nuestra falta de certeza sobre la hora de la muerte. Algunos bebés mueren naturalmente en el vientre materno; otros mueren como consecuencia de un aborto; algunos mueren recién nacidos y otros nacen con graves enfermedades y casi no tienen vida. Podemos ver personas de todas las edades que mueren. Nosotros mismos no tenemos ni idea de cuánto viviremos. Es más, tenemos la dificultad añadida de tener que cuidarnos, pensar en el futuro y hacer planes porque la vida se hace más cara y cuando se llega a la vejez tenemos que cubrir nuestras necesidades. Con todo, no sabemos si estaremos vivos para disfrutar de nuestra ansiada pensión si llegamos a tenerla.


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El objetivo de estas reflexiones es el de ayudar a darnos cuenta de que la situación en la que estamos, auque nos resulte muy interesante, atractiva y seductora es realmente un sitio muy, muy peligroso y es algo de lo que no somos conscientes. Por ejemplo, un amigo te dice. «Hace mucho que no estamos juntos. Venga, sal y vente a tomar algo». A ti te gusta la idea y quedas con él. Vais a tomar unas cervezas, os contáis vuestras cosas y piensas que tener un amigo así es agradable, porque es un buen amigo y escucha con atención todo lo que le cuentas sobre tu vida, de esa manera, te sientes comprendido y valorado. Sin embargo, este querido amigo te acaba de envenenar ya que, mientras escuchaba y se interesaba por tu vida, te estaba informando y confirmando que estos detalles nimios de tu vida eran muy importantes. De ese modo, te reafirmas en la opinión de que tu jefe es un canalla y que tu pareja no se está portando bien contigo. Este tipo de enfoque, que es la base de lo que llamamos «ser humanos juntos», es lo opuesto a la práctica del darma y por tanto, muy difícil de ver. Todos queremos tener amigos que sean como nosotros y nos gusta que se aprecien nuestras cualidades y que nos alivien nuestras penas y sufrimientos. Pero estos factores que nos llevan a tener una vida funcionalmente sana son en realidad los factores que van a hacer que repitamos nuestra existencia en el samsara. Incluso aquí, en nuestra sanga si hay alguien que empieza a decir: «No sé lo que hago, me ha ocurrido esto y esto…», los demás tienden a escuchar. No le contestan: «¿Por qué no recitas unos cuantos mantras? Hablar de esta manera es un aburrimiento y no te ayuda». Esta contestación, que sería la correcta, se considera una falta de educación. En este caso es mejor ser maleducados, pero por lo general somos educados y dejamos que los demás digan tonterías todo el tiempo. Si una situación tal puede ser controlada en la práctica del darma, es mejor que cualquier solución externa. En todo caso, no os engañéis imaginando que sois muy conscientes cuando, en realidad, estáis enganchados a lo que ocurre a vuestro alrededor.


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El budismo no tiene un enfoque humanístico, es decir, los humanos no son el centro del universo. Por el contrario, el budismo pone la pura presencia lúcida como centro del universo y los que no mantienen esa presencia se denominan seres humanos. Por consiguiente, es muy importante que pensemos en cómo nos relacionamos unos con otros. En especial, si realmente generáis una sensación de repugnancia hacia el samsara os ofrecerá una protección efectiva frente a la seducción de ese tipo de conversaciones mutuamente reafirmantes que son una plaga endémica en nuestra vida social.


ste terma o tesoro espiritual de Nuden Dorje ofrece una explicación clara y auténtica de la visión y la meditación esencial del dsogchen, es decir, la práctica de la experiencia no dual. La presentación sigue el estilo Men ngag y se trata de una enseñanza personal que destila la propia realización de su autor, de una manera preciosa y a la vez, profundamente significativa. Una serie de estrofas cortas muestran con claridad diáfana cómo los diversos aspectos del dsogchen concuerdan a la perfección. El texto no sólo nos brinda una descripción auténtica de la práctica sino también, las instrucciones claras para poder aplicarlas.

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El dsogchen, que a menudo se considera como la práctica suprema del budismo tibetano, es un sistema muy antiguo para llegar a realizar la naturaleza genuina de nuestra mente. Este texto, proveniente de un linaje de transmisión ininterrumpido, presenta una reflexión tradicional de los puntos clave del sistema. Habla al corazón de la condición humana y subraya la necesidad de integrar todos los aspectos de nuestro ser. Durante ese proceso, el practicante aprende a superar el miedo, la ansiedad y el rechazo. El comentario explica prácticas fundamentales y también trata de las dificultades que pueden surgir durante la meditación. Así mismo, ofrece una ampliación de los conceptos tradicionales plasmados en el texto y un análisis de cómo pueden funcionar en la vida moderna.

James Low, quien tradujo el texto y escribió el comentario, fue discípulo de la cuarta encarnación de Nuden Dorje, Chhimed Rigdzin Rimpoché, durante más de treinta años. Estudió budismo tibetano en India con varios maestros ñigma y tradujo una serie de textos con su maestro, el extinto Chhimed Rigdzin. En la actualidad, James Low trabaja como psicoterapeuta en un hospital público de Londres y también de forma privada. Se ha especializado en distintos modelos de terapia que a su vez, enseña en varias instituciones. Sus libros se han traducido a distintas lenguas europeas. Más información sobre James Low en www.simplybeing. co.uk

ISBN: 978-84-96478-57-2


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