La felicidad
Cada uno de nosotros desea la felicidad, y no sólo en cada momento de nuestra vida cotidiana: deseamos una felicidad inalterable, última, que pueda ser experimentada por siempre. Cada uno de nosotros intenta poner fin a sus problemas y encontrar la paz. No importa dónde vivamos, a qué raza o cultura pertenezcamos, qué religión o filosofía nos guíe, o qué lengua hablemos, todos queremos ser felices y no tener problemas. Ciertamente cada ser vivo tiene el deseo básico de experimentar felicidad y evitar el sufrimiento. Pero muy a menudo nuestras tentativas de encontrar la felicidad sólo terminan causando más dolor. Necesitamos asimilar el potencial completo de nuestra mente, y necesitamos asimilar la importancia que tiene el cultivo del amor incondicional para nuestra propia felicidad y para la felicidad del mun13
do. Necesitamos aprender cómo transformar nuestro trabajo diario de modo que se convierta en causa de felicidad antes que de problemas, tanto ahora como en el futuro. Y necesitamos aprender cómo transformar cada experiencia particular, sea de salud o enfermedad, de riqueza o pobreza, de vida o muerte, en felicidad. La meditación es la herramienta más poderosa a nuestra disposición para lograrlo. A través del poder de la meditación, podemos encontrar paz y felicidad duraderas y, lo que es más importante, podemos traer paz y felicidad a los demás.
Cultiva el pensamiento de que cada persona que te encuentras, en cualquier circunstancia, está colmando todos tus deseos. Esa es la puerta hacia la felicidad verdadera.
La estrella de la felicidad auténtica sólo brilla en tu vida cuando empiezas a acoger a los demás en tu corazón.
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Los problemas y la ausencia de problemas no provienen del exterior. Los problemas y la ausencia de problemas, así como toda la paz y toda la felicidad, sólo provienen de tu propia mente. Tu mente tiene el potencial para poner fin a los problemas que provienen de tu mente. Pero la misma mente que trae el problema no pone fin al problema, sino que es otra mente, otra idea, otra actitud, la que puede poner fin a todos los problemas y traer paz y felicidad.
No se te puede trasplantar la mente de un buda o de algún ser bienaventurado. La paz, la felicidad y la satisfacción tienen que provenir de tu propia mente.
Mientras creamos que la felicidad tiene que venir de fuera, de los demás o de las condiciones externas, cada vez que tengamos un problema le echaremos siempre la culpa a algo exterior. Mucha gente, por ejemplo, piensa que sus problemas provienen de sus padres. Dicen: “soy así a causa de mi madre y de mi padre; ellos tienen la culpa”. Hasta cierto punto, la cultura occidental en su conjunto enseña a los chicos 15
a culpar a los padres de sus problemas, en lugar de poner de manifiesto cuán bondadosos son éstos al dar la vida a sus hijos. Pero la felicidad auténtica no tiene nada que ver con el pasado, con nuestra historia o con nuestra educación. La felicidad auténtica llega cuando nos liberamos de la mente insatisfecha del deseo. La satisfacción llega cuando nos emancipamos de la mente siempre infeliz del deseo.
El sufrimiento es la escoba que barre el karma negativo.
La felicidad del progreso material es artificial, sólo una cierta índole de excitación externa, un brevísimo destello de luz en la oscuridad. La alegría verdadera, la alegría duradera, proviene de la hondura del corazón.
Renuncia a la felicidad que produce sufrimiento; atesora la felicidad verdadera que el sufrimiento puede traer.
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La meditación
No puedes conseguir que tu cuerpo sea más flexible pensando meramente en que sea más flexible. Sólo puedes conseguirlo a través del ejercicio: es el cuerpo el que tiene que hacer flexible al cuerpo. Del mismo modo que la flexibilidad física tiene que ser producida por nuestro propio cuerpo, la flexibilidad mental, que no es más que otro nombre para la paz y la felicidad últimas, tiene que ser creada por nuestra propia mente, a través del ejercicio mental.
La meditación es el ejercicio mental.
La meditación es una técnica psicológica de gran calado para poner fin a las concepciones erróneas y dar comienzo a la manera correcta de pensar que con17
duce a la paz, la felicidad y la armonía. El término meditación suena de índole religiosa, pero es de hecho la práctica de psicología interna más profunda. La meditación protege la mente y la mantiene consciente de la realidad. La meditación también te ayuda a mantener la mente en un estado de amor incondicional al ejercitar el ser consciente de todas las formas en que los demás son afectuosos contigo; y te ayuda a mantener la compasión al hacerte consciente de cómo sufren los demás.
¿Cómo colmaremos el vacío en nuestro corazón? La meditación es la respuesta.
Tomar el compromiso de la meditación auténtica, de la práctica espiritual auténtica, es transformar el sufrimiento en felicidad, y eso depende de la transformación de tu mente, de tu actitud. Tienes que trabajar de modo gradual para desarrollar la mente día a día, año a año. Puede que incluso requiera eones. En definitiva esta clase de adiestramiento mental es una práctica de la paciencia. Ciertas clases de prácticas meditativas son como 18
arrancar la raíz de una planta venenosa, de manera que no pueda producir semillas y crecer una y otra vez causando estragos: destruyes la raíz del karma, origen del sufrimiento, de manera que la semilla no pueda crecer para producir problemas. Un maestro de meditación es parte de una operación de salvamento de emergencia, como cuando la policía, los equipos de primeros auxilios y los de rescate llegan con las sirenas ululando, y centellean las luces rojas y azules, y en lo alto revolotean los helicópteros con reflectores para ayudar a las personas sumidas en el peligro y la zozobra. El darma mismo es como un salvavidas. Pero depende de ti ponerte el salvavidas mientras cruzas el proceloso mar del sufrimiento: practicar depende de ti. La meditación es la vía para hacer que tu mente sea serena, clara y estable; es la vía para dejar de causar daño. La meditación es la vía para tener paz; en definitiva es la vía para dejar de crear problemas. Pero obtener paz mental sólo para ti mismo no es suficiente. El propósito más importante de la práctica de la meditación es desarrollar buen corazón, bodichita, la aspiración de ofrecer a los demás menos daño y más beneficio. Así que si no hubieras llegado aún a 19
desarrollar tu mente hasta el punto de haber dejado por completo de dañar a los demás y de tan sólo beneficiarles, todavía tendrías que afanarte en cultivar la bodichita. Esfuérzate siempre en mejorar tu mente, en mejorar tu actitud. Antes que utilizar la inteligencia y el enorme potencial que tienes como ser humano para crear más problemas para ti y para el mundo, cultiva el buen corazón, la bodichita, y cultiva la sabiduría. Adiestra tu mente para volverte cada vez menos airado y más paciente, menos egoísta y más afectuoso, más compasivo y más preocupado por la felicidad de los demás. Si, no obstante, no trabajaras activamente para conseguirlo, tu mente permanecerá tal cual, o más probablemente se hará incluso peor, fraguando más enojo, más orgullo, más deseo, más insatisfacción. Así es como sobreviene toda violencia.
Sabiduría significa simplemente presencia consciente de la realidad.
Como si fuera agua hirviendo, en nuestra mente borbotean supersticiones, alucinaciones y un gran nú20
mero de puntos de vista innecesarios y erróneos, que sólo traen perjuicio y ninguna paz a nuestras vidas. Mediante el aprendizaje de métodos para pacificar los pensamientos perturbadores, para enfriar la mente en ebullición, estamos aprovechando la oportunidad de liberarnos de las causas de los problemas y de la infelicidad.
La meditación es la vía infalible para liberarse de los problemas.
Cuando surge cualquiera de los cinco engaños, sea la ignorancia, la ira, el apego, los celos o la avaricia, tómalo por entero como mente pura de sabiduría. Cuando surge un fuerte deseo, concéntrate sólo en la naturaleza del mismo, y considera que se trata de la sabiduría trascendental del discernimiento que corresponde a la mente pura y sagrada de un buda, una manifestación del dharmakaya, en último término puro por naturaleza. Cuando observas la naturaleza pura de cualquier engaño, el engaño cesa. Cuando meditas de este modo, siquiera por un momento, los cinco engaños desaparecen, y además dejas una im21
pronta positiva en tu conciencia, capaz de madurar como esa misma sabiduría trascendental. Subyugar a la propia mente es la esencia de la enseñanza del Buda, y el método básico para someter a la mente es la meditación. No obstante y aunque podamos haber conseguido tantas otras cosas en la vida, nos resulta muy arduo desarrollar la mente. Cuando se presenta un problema, nuestra mente reacciona de la misma forma en que lo hacía antes de que aprendiéramos algo de meditación: ella resulta alterada y nosotros insatisfechos y enfadados. Ocurre así porque no hemos llevado a cabo la práctica auténtica de la vigilancia y, más importante aún, no hemos trabajado para someter a la mente. Si nuestra práctica fundamental hubiera sido subyugar a nuestra mente, ésta se habría desarrollado de manera bien definida año a año, mes a mes, semana a semana e incluso día tras día. Cuando se dan las causas y condiciones necesarias, es decir, la práctica diligente de la meditación y el adiestramiento mental, la mente se desarrolla con certeza. ¡Por favor, compruébalo por ti mismo!
En este mismo momento, ¿por qué no aprovechas la oportunidad de disfrutar de tu vida en el darma? 22