Cuando ya no queda chocolate

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LAMA YESHE

El mundo de los sentidos por sí solo no puede satisfacer la mente humana

LAMA YESHE

ISBN: 978-84-96478-71-8

CUANDO yA no queda CHOCOLATE

LAMA THUBTEN YESHE (Tíbet, 1935-Los Ángeles, 1984) se educó en la gran universidad monástica de Sera en Lhasa. En 1959 escapó de la opresión china y continuó su estudio y práctica en los campos de refugiados tibetanos de la India. En 1974, a invitación de sus estudiantes internacionales, empezó a viajar por todo el mundo para propagar el darma. En 1975, fundó la Fundación para la Preservación de la Tradición Mahayana (FPMT, por sus siglas en inglés), una red internacional de proyectos budistas, que incluye monasterios en seis países y centros de meditación en más de treinta.

En último término, no puedes confiar en el chocolate. No siempre está contigo: cuando lo necesitas, no está ahí, y cuando no te apetece, lo tienes delante. Todos los placeres efímeros son así; y si la búsqueda de felicidad te produce asimiento emocional al mundo de los sentidos, entonces te toparás con mucho sufrimiento, porque no tienes ningún control sobre el mundo de los sentidos, ningún control de la transitoriedad. ¡Pero anímate! Hay otra clase de felicidad disponible, una honda y perdurable alegría de experiencia muda, una alegría que proviene de tu propia mente. Esta clase de felicidad está siempre contigo, siempre disponible. Cuando quiera que la necesites, siempre estará ahí. Y puedes descubrir esta felicidad estudiando tu propia mente. Observarla e investigarla es en realidad muy simple, sumamente simple. Con la práctica, donde quiera que vayas, en cualquier momento, puedes experimentar esta felicidad.

cuando ya no queda CHOCOLATE


La salvación a través del chocolate Amamos el chocolate. Quizá tanto que hasta cierto punto llegamos a creer: “Mientras tenga chocolate, seré feliz”. Así funciona el poder del apego. Y sobre este apego, creamos una filosofía basada en el chocolate y ordenamos nuestra vida dando prioridad al chocolate. Pero a veces, no hay forma de conseguir chocolate. Y cuando el chocolate desaparece, nos ponemos nerviosos, nos alteramos: “¡Oh, no! ¡Ahora ya no soy feliz!”. Aunque ciertamente no es la ausencia de chocolate lo que nos hace infelices; son nuestras ideas fijas, así como nuestra interpretación errónea de la naturaleza del chocolate. El chocolate, como todos nuestros placeres y todos nuestros problemas es transitorio: el chocolate viene, el chocolate se va, el chocolate desaparece. Y eso es natural. Cuando lo comprendes, tu relación con el chocolate puede cambiar; y cuando lo comprendes de manera profunda, en verdad no tendrás miedo de nada en absoluto. El chocolate viene el chocolate se va, el chocolate desaparece. En último término, no puedes confiar en el chocolate. No siempre está contigo: cuando lo necesitas, no está ahí, y cuando no te apetece, lo tienes delante. Todos los placeres efímeros son así; y si la búsqueda de felicidad te produce asimiento emocional al mundo


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de los sentidos, entonces te encontrarás con mucho sufrimiento, porque no tienes ningún control sobre el mundo de los sentidos, ningún control de la transitoriedad. ¡Pero anímate! Hay otra clase de felicidad disponible, una honda y perdurable alegría de experiencia muda, una alegría que proviene de tu propia mente. Esta clase de felicidad está siempre contigo, siempre disponible. Cuando quiera que la necesites, siempre estará ahí. Y puedes descubrirla estudiando tu propia mente. Observarla e investigarla es en realidad muy simple, sumamente simple. Con la práctica, donde quiera que vayas, en cualquier momento, puedes experimentar esa felicidad. Al fin y al cabo, todos los seres pretenden la felicidad. El deseo de felicidad impulsa tantas cosas en el mundo. Desde la fabricación del más diminuto de los caramelos a la nave espacial más sofisticada, la motivación subyacente es encontrar felicidad. Bajo el entero curso de la historia humana está la constante persecución de la felicidad, o, en cierto sentido, la persecución de más y mejor chocolate. Por supuesto todos sabemos que es imposible encontrar felicidad y satisfacción duraderas en el chocolate. Sabemos dónde encontrar el chocolate... pero ¿qué hay de la paz profunda y duradera? Espero proporcionar en todo el material a continuación las perspectivas y las herramientas, la sabiduría y el método, para ayudarte a entender la raíz del sufrimiento y encontrar una felicidad en verdad indestructible, una felicidad disponible en todos los momentos, lugares y circunstancias, incluso cuando ya no queda chocolate.


Las fuentes de la insatisfacción El mundo de los sentidos por sí solo no puede satisfacer la mente humana. Cuando experimentamos sensaciones agradables, se produce el apego emocional y, cuando esa sensación agradable decae, se origina el anhelo: el deseo de experimentarla de nuevo. Cuando experimentamos sensaciones desagradables, se origina la aversión: nos disgustan de modo automático y queremos librarnos de ellas, alterando de nuevo nuestra paz mental. Y cuando no sentimos neutros o aburridos, se origina la ignorancia: ignoramos qué está pasando y no queremos ver la realidad. La naturaleza de esta mente del apego, la aversión y la ignorancia es la insatisfacción. Cuando eras un niño puede que te encantara y anhelaras el helado, el chocolate y los pasteles, y pensaras: “Cuando sea mayor, tomaré todo el helado, el chocolate y los pasteles que quiera; ¡entonces seré feliz!”. Ahora tienes tanto helado, chocolate y pasteles como quieres, pero aún estás insatisfecho. Y entonces decides que como eso no te hace feliz, conseguirás un coche, una casa, una televisión, un marido o una mujer, tendrás niños y un buen trabajo... y entonces serás feliz. Ahora ya lo tienes todo, pero tu coche es un problema, tu casa es un problema, tu marido o tu mujer es un problema, tus hijos son un problema. Y caes en la cuenta: “Vaya, no es satisfactorio”.


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Así que buscas un remedio para esa insatisfacción. Pero aunque la moderna medicina pueda definitivamente ayudarte a aliviar las dolencias físicas, nunca será capaz de curar una mente indisciplinada, insatisfecha. Ninguna medicina conocida puede traer satisfacción. Y lo que es más, aunque te vayas a la luna, no te podrás escapar de tus problemas. Donde quiera que vayas tu mente insatisfecha te acompañará. Estamos insatisfechos con nosotros mismos. Estamos insatisfechos con los demás, insatisfechos con el mundo exterior. Esta insatisfacción es como un océano. El problema es que no nos aceptamos a nosotros mismos como somos y no aceptamos a los demás como son. Queremos que las cosas sean distintas de como son porque no entendemos la naturaleza de la realidad. Nuestro punto de vista superficial, nuestras ideas rígidas y nuestras concepciones erróneas nos impiden ver la realidad de lo que somos y de cómo existimos. Debemos aprender a reconocer que nosotros mismos creamos todos nuestros problemas humanos. No deberíamos culpar de ellos a la sociedad; no deberíamos culpar a nuestras madres y padres, o a nuestra pareja o a nuestro jefe o a nuestros amigos; no deberíamos culpar a nadie más. Del mismo modo que somos el hacedor de todos nuestros propios problemas, también somos el hacedor de nuestra propia liberación, nuestra propia alegría y de cada cosa que es necesaria para alcanzar la gozosa liberación que está contenida en el cuerpo y la mente que tenemos justo en este mismo momento.


Las fuentes de la insatisfacción

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La meditación desintegra la creencia de que la satisfacción depende de las circunstancias. La meditación trae satisfacción a la mente insatisfecha y dinamita la idea, o la creencia, de que la felicidad depende sólo de las circunstancias. Si comprendes los principios espirituales correctamente y actúas de acuerdo a ellos, encontrarás un sentido y una satisfacción mucho mayores en tu vida.


El origen de nuestros problemas ¿Has observado realmente con detenimiento la idea de “mi problema”? Cuando estás en una situación en la que te encuentras molesto psicológicamente, en lugar de obsesionarte con cómo te sientes, concéntrate en cambio sobre cómo se origina la mente que está molesta. Nuestros problemas son nuestra propia creación. Si alguien te golpeara físicamente, te disgustarías realmente y sin duda querrías hacer algo al respecto, de inmediato. Pero considera esto: la mente preocupada por “mis problemas, mis problemas, mis problemas” te golpea día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, incluso vida tras vida, y tú sólo te sientas ocioso, esperando a que se te pase. ¿Por qué no tomar medidas? Empezar a afrontar tus problemas vale mucho más la pena que ignorarlos o intentar evadirse de ellos. Has intentado estas otras cosas antes; no es un recorrido nuevo, es el mismo viaje de siempre. Vas, cambias, vas, cambias... así sin parar. Sólo en esta vida has seguido al apego en tantas travesías y nunca te ha conducido a la felicidad duradera.


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Es mucho más importante erradicar la raíz de todos los problemas que consumir todo tu tiempo intentando ocuparte de los que son emocionales, superficiales. Ocuparse de los problemas individuales aparentes no va a detener que experimentemos problemas de modo continuo; meramente substituye uno que creemos que acabamos de resolver por otro nuevo. Los nuevos problemas reemplazan a los antiguos pero son problemas todavía porque el problema básico permanece. Sublimar un problema en otro no resuelve nada; es un mero cambio. Cuando experimentamos problemas, ya sean internos o externos, nuestra mente estrecha, inhábil, sólo los hace peores. Cuando alguien con un prurito en la piel se rasca, siente un alivio temporal y piensa que la mejoría se debe a rascarse. De hecho, rascarse lo ha empeorado. Así es como somos; hacemos lo mismo, cada día de nuestras vidas. En este mismo momento, aunque pienses que no tienes un problema, no estás libre de problemas: es sólo que no estás al tanto de lo que hay en tu mente. Lo que resulta ser una situación muy peligrosa. No estoy tratando de asustarte, pero tienes que estar al tanto de lo que acecha en tu mente, presto a asomar. Las ideas mismas causan aflicción si te cogen desprevenido con los problemas que crean. Verifica e investiga cómo las ideas te causan inquietud. Presta menos atención a la emoción superficial y a cualquier objeto de la experiencia o de los sentidos que pudiera haberla pre-


El origen de nuestros problemas

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cipitado y, en su lugar, sondea en profundidad tu mente para determinar qué es lo que está en realidad haciendo surgir esa emoción. Cuando comprendes realmente la raíz de los problemas, éstos desaparecen de motu propio. El lugar donde los problemas existen es la mente. Las raíces del sufrimiento, las raíces reales de todos nuestros problemas, están en la mente... y es algo bueno, porque significa que el lugar donde podemos abordar nuestros problemas está también en la mente. Puede seguirse el rastro a todos los problemas del mundo hasta un sentimiento de no estar completo. Muchos de nuestros problemas se originan porque nos sentimos apartados de algo que necesitamos. No nos sentimos completos y en consecuencia nos encaminamos con expectativas hacia los demás, a la búsqueda de las cualidades que imaginamos ausentes en nosotros mismos. Puede seguirse el rastro a todos los problemas del mundo, desde la ansiedad de una persona a la guerra entre las naciones, hasta un sentimiento de no estar completo. Eres responsable de tus propios problemas del mismo modo que eres responsable de tu propia liberación o iluminación. Aprendemos del sufrimiento, de los problemas, al llegar a entender de dónde provienen y qué es exactamente lo que nos hace sufrir. De manera que, para aquellos buscadores que investigan la


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naturaleza de la realidad interior, los problemas de hecho ayudan. Aprender de los problemas nos da más energía, mayor sabiduría y logros más profundos. Y así, cuando quiera que surge un problema o una dificultad, en lugar de caer en la depresión, reconoces el regalo que estás recibiendo. Piensa: “Fantástico. Si este problema no hubiera surgido, podría haber creído que no tenía problemas. Este problema es mi maestro; todos los problemas son mi maestro. Me ayudan a reconocer con mayor claridad la naturaleza del apego. ¡Qué maravilloso! Por tanto, que todos los problemas de todos los seres maduren en mí solo, en este mismo momento, y que todos esos seres reciban todo mi mérito, mi buena estrella y mi sabiduría”. No tienes que cambiar nada externo; el único cambio que tienes que hacer es dentro de tu mente. La meditación es una vía que te ayuda a convertirte en lo bastante fuerte como para afrontar tus problemas en lugar de huir de ellos. Te permite afrontarlos y encargarte de ellos con destreza.


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LAMA THUBTEN YESHE (TĂ­bet, 1935-Los Ă ngeles, 1984) se educĂł en la gran universidad monĂĄstica de Sera en Lhasa. En 1959 escapĂł de la opresiĂłn china y continuĂł su estudio y prĂĄctica en los campos de refugiados tibetanos de la India. En 1974, a invitaciĂłn de sus estudiantes internacionales, empezĂł a viajar por todo el mundo para propagar el darma. En 1975, fundĂł la FundaciĂłn para la PreservaciĂłn de la TradiciĂłn Mahayana (FPMT, por sus siglas en inglĂŠs), una red internacional de proyectos budistas, que incluye monasterios en seis paĂ­ses y centros de meditaciĂłn en mĂĄs de treinta.

En Ăşltimo tĂŠrmino, no puedes confiar en el chocolate. No siempre estĂĄ contigo: cuando lo necesitas, no estĂĄ ahĂ­, y cuando no te apetece, lo tienes delante. Todos los placeres efĂ­meros son asĂ­; y si la bĂşsqueda de felicidad te produce asimiento emocional al mundo de los sentidos, entonces te toparĂĄs con mucho sufrimiento, porque no tienes ningĂşn control sobre el mundo de los sentidos, ningĂşn control de la transitoriedad. ÂĄPero anĂ­mate! Hay otra clase de felicidad disponible, una honda y perdurable alegrĂ­a de experiencia muda, una alegrĂ­a que proviene de tu propia mente. Esta clase de felicidad estĂĄ siempre contigo, siempre disponible. Cuando quiera que la necesites, siempre estarĂĄ ahĂ­. Y puedes descubrir esta felicidad estudiando tu propia mente. Observarla e investigarla es en realidad muy simple, sumamente simple. Con la prĂĄctica, donde quiera que vayas, en cualquier momento, puedes experimentar esta felicidad.

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