UNA NUEVA EDICIÓN DEL CLÁSICO SOBRE LA VIDA DEL BUDA.
“Los primeros años de la vida del príncipe indio se presentan con la suficiente simplicidad como para que un lector joven no tenga dificultad en identificarse con un muchacho que vivió hace tanto tiempo y en un lugar tan lejano”. —Tricycle
Landaw y Brooke
Hermosas imágenes a todo color ilustran cada uno de los acontecimientos más importantes de su vida, su despertar y sus enseñanzas. Su mensaje de no violencia, amor incondicional y desprendimiento es conmovedor y está contado para que los niños y sus padres puedan ponerlo en práctica. Una historia universal de paz, coraje y amor y una fuente de inspiración para los niños de todas las culturas y edades.
La historia del Buda
“Un libro obligatorio para cualquier padre que quiera hacer llegar las ideas básicas del budismo a sus hijos. Organizado en capítulos cortos, es ideal para leer a los pequeños antes de acostarse”. —Beliefnet “La fascinante historia del Buda está narrada con tanta viveza que estimulará la imaginación de los niños de todas las edades”. —East and West nació en Paterson, en New Jersey, 1944. Es editor de Introducción al tantra y La energía de la sabiduría. También es autor de Buddhism for Dummies. Tiene tres hijos y vive en Capitola, California.
J O N AT H A N L A N D AW
es estudiante de budismo desde hace muchos años. Vive en Santa Cruz, California, con su familia.
JANET BROOKE
Jonathan Landaw y Janet Brooke
El Prテュncipe Sidarta La historia del Buda
por Jonathan Landaw Ilustrado por Janet Brooke Traducido por Mary Giralt con la colaboraciテウn de Mツェ テ]geles de la Torre y Xavi Alongina
Ediciones Dharma
Publicado por primera vez en español en 1987 Y reediciones en 1995, 2001, 2005. Esta edición revisada y corregida en 2011
Ediciones Dharma Aptdo 218, Novelda (Alicante) www.edicionesdharma.com
ISBN 978-84-96478-61-9
Esta traducción © Ediciones Dharma 1987
Publicado simultáneamente en inglés por Wisdom Publications, Boston, USA. Texto © Jonathan Landaw 1984 Ilustraciones © Janet Brooke 1984
Para Lara Rose, Arwen, Lise y Chana Dorje Dolma y Luken, Thor y Amrit, Natasha, Georgina y Charlotte, Emily, Jessica y Danielle, Kirsten, Megan y Brendan, Muni y Casey y Kieran Dale, y a todos los ni単os con mucho amor
Índice Un nacimiento afortunado . . . . 7
La evasión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
La visita de un hombre
Comienza el viaje. . . . . . . . . . . . 79
santo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Seis años de lucha . . . . . . . . . . . 82
El príncipe bueno . . . . . . . . . . . . 17
Una ofrenda . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
La competición nupcial . . . . . . 27
La gran batalla. . . . . . . . . . . . . . . 92
Los palacios de recreo . . . . . . . . 38
El despertar. . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Una hermosa canción
41
¿A quién enseñar? . . . . . . . . . . 104
Una visión inesperada . . . . . . . 44
La primera enseñanza . . . . . . . 107
La segunda salida . . . . . . . . . . . . 50
El dolor de una madre . . . . . . 112
La impresión definitiva
Un hombre violento. . . . . . . . 115
. . . . . . .
. . . . . .
53
Placeres que se
Alabanzas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
desvanecen . . . . . . . . . . . . . . . . 58 Bondad con los animales
. . .
119
Una visión de paz . . . . . . . . . . . . 61 La fuerza del amor . . . . . . . . . . 121 El temor de un padre. . . . . . . . . 70 El regreso
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
127
Los últimos días . . . . . . . . . . . . 137
El rey y el espíritu del árbol
. . . . . . . . . . . . . . . . .
132
Un mismo amor para todos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Las enseñanzas permanecen vivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
Un nacimiento afortunado ace muchos, muchísimos años, en un pequeño reino del
H
norte de India sucedió algo que iba a cambiar el mundo entero: la reina Maya, esposa del buen rey Sudodana,
tuvo un sueño maravilloso mientras dormía. Soñó que una luz blanca y resplandeciente se aproximaba hacía ella desde el firmamento y que entre los rayos de luz iba un hermoso elefante, de un blanco purísimo y con seis grandes colmillos. Este elefante de luz volaba cada vez más cerca, hasta llegar junto a ella y, por último, se fundía en su cuerpo. En ese preciso momento la reina Maya se despertó llena de una felicidad tan grande como no había sentido nunca. Rápidamente fue a contárselo al rey y juntos preguntaron a los sabios de la corte cuál podría ser el significado del sueño, tan extraño como maravilloso. Los sabios respondieron: “Majestades, este sueño es en verdad magnífico. Significa que la reina dará a luz un hijo y que éste será muy importante algún día. Vosotros y todo el mundo os beneficiaréis de que la reina dé a luz un hijo tan extraordinario”. Al escuchar tan buenas noticias, el rey y la reina se pusieron muy
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contentos. El rey se mostró particularmente satisfecho, ya que deseaba tener un hijo que pudiera sustituirle el día de mañana en el gobierno del reino, y ahora parecía que su deseo se iba a cumplir. En aquellos días existía la costumbre de que cuando una mujer iba a dar a luz debía regresar a casa de sus padres. Así pues, cuando faltaba poco tiempo para que el niño naciera, la reina Maya, acompañada de muchos amigos y servidores, dejó el palacio y emprendió el traslado a la casa de su infancia. No habían ido muy lejos cuando la reina quiso hacer un alto en el camino para descansar, pues se había dado cuenta de que el nacimiento de su hijo estaba ya próximo. Se encontraban en los hermosos jardines de Lumbini y la reina se adentró en ellos buscando un lugar adecuado para el nacimiento del niño. Cuenta la historia que hasta los animales y las plantas querían ayudar, pues de algún modo sabían que el ser que iba a nacer era muy especial. Un gran árbol inclinó una de sus ramas y la reina pudo agarrarse a ella con la mano derecha. Y de este modo dio a luz a un niño. Las gentes de su séquito mecieron al niño entre sus brazos, asombrados de lo hermoso y tranquilo que era. En ese preciso momento se notó una gran sensación de paz y felicidad en todo el país. La gente olvidó sus problemas, terminaron las disputas y todos sentían amor y amistad hacia los demás. Hubo mucha gente que vio surgir súbitamente un arco iris en el cielo. Acaecieron también otras cosas hermosas e inesperadas.
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Los sabios de todo el reino observaron aquellas señales de paz y alegría y llenos de agitación se decían unos a otros: “Algo muy afortunado ha debido ocurrir. ¡Cuántos signos maravillosos! Sin duda alguna, hoy es un día muy especial”. La reina Maya, ignorando que su alegría de tener un hijo fuera compartida al mismo tiempo por todo el país, tomó el niño en sus brazos y regresó a palacio. Eran los comienzos del cuarto mes indio (mayo-junio) y la luna casi estaba llena.
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La visita de un hombre santo l rey Sudodana recibió con gran alegría a la reina y a su hijo
E
recién nacido. Se organizaron espléndidos festivales y el
reino entero se llenó de banderas de colores; fue un tiempo
de felicidad y paz. Había tanta alegría por todas partes que los padres del príncipe decidieron darle el nombre de Sidarta, que significa “el que ha traído todo bien”. Los sabios hicieron nuevas predicciones acerca del niño. “Oh, rey, dijeron, las señales del nacimiento del príncipe son extraordinariamente favorables. Vuestro hijo crecerá para ser aún más grande de lo que Vos sois ahora”. Con estas noticias el rey se sintió muy orgulloso. “Si estos hombres no se equivocan -pensó- mi hijo, el príncipe Sidarta, puede ser algún día no sólo el gobernante de mi pequeño reino, sino, quizás, del mundo entero. ¡Qué gran honor para mí y para mi familia!”. Durante los días que siguieron al nacimiento del príncipe acudió mucha gente al palacio para ver al niño. Uno de estos visitantes fue el anciano Asita, un ermitaño que vivía solo, retirado en lejanos bosques, y que era considerado una persona muy santa.
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El rey y la reina se sorprendieron mucho de que hubiera abandonado su lejano hogar para acudir a la corte. “Nos sentimos muy honrados con tu visita, piadoso maestro”, le dijeron con gran respeto. “Te rogamos nos digas el motivo que te trae aquí y te ayudaremos en todo lo que podamos”. Asita contestó: “Os doy las gracias por vuestra amable acogida. He venido a visitaros desde tan lejos a causa de las maravillosas señales que recientemente he presenciado y que me indican que el hijo que os acaba de nacer llegará a poseer gran sabiduría espiritual, para beneficio de todos los seres. Como yo he dedicado mi vida entera a adquirir esta santa sabiduría, he venido cuanto antes a verle personalmente”. El rey acudió enseguida a donde dormía el niño. Le tomó con mucho cuidado entre sus brazos y le llevó en presencia de Asita. Durante largo tiempo el anciano estuvo mirándole sin decir nada. Por último se apartó de él y, elevando con tristeza sus ojos al cielo, suspiro profundamente y rompió a llorar. Al ver cómo sollozaba Asita, el rey y la reina se asustaron mucho. Temieron que el santo anciano hubiera visto algo malo en su hijo. Con lágrimas en los ojos el rey se arrodilló ante el anciano y le dijo: “Piadoso maestro, ¿qué has visto que así te hace llorar? ¿No dijisteis, tú y los demás sabios, que mi hijo había nacido para ser un gran hombre y llegar a poseer el conocimiento supremo? Sin embargo, ahora lloras cuando le miras. ¿Quiere esto decir que el príncipe morirá pronto o que
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le ocurrirá alguna otra desgracias? Es mi único hijo y le amo tiernamente. Te ruego que me digas cuanto antes qué has visto en él, pues mi corazón está inquieto con temor y tristeza”. Con mirada bondadosa, Asita calmó a los padres diciéndoles que no se preocuparan: “No estéis disgustados”, les dijo. No lloro por algo malo que haya visto en el príncipe. De hecho, ahora que le he observado bien, sé con certeza que crecerá para ser algo más que un gran hombre. He visto algunos signos especiales en esta criatura, tales como la luz que brilla en sus dedos, que me indican que tendrá un futuro glorioso”. “Si vuestro hijo decide permanecer con vosotros y llegar a ser rey, será el más grande de la historia. Gobernará un gran reino y proporcionará a sus súbditos mucha paz y felicidad. Pero si decide no ser rey, su futuro será aún más grande. Será un gran maestro que enseñará a todas las gentes a vivir en paz y con amor en sus corazones. Cuando vea la tristeza en el mundo, dejará vuestro palacio, descubrirá la manera de terminar con el sufrimiento y lo comunicará a todo aquel que quiera escucharle”. “No, mis queridos reyes, no estaba llorando por el niño. Lo hacía por mí. Porque he pasado mi vida buscando la verdad, tratando de encontrar la forma de aniquilar el sufrimiento y hoy he visto a la criatura que algún día enseñará todo aquello que yo quiero aprender. Pero cuando llegue el día en que sea el príncipe lo bastante mayor para enseñar, yo ya habré muerto y no podré aprender de él en esta vida. Por eso estoy
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tan triste. Pero vosotros, padres afortunados, debéis estar gozosos y no tristes, por tener un hijo tan maravilloso”. Por último, Asita miró largamente al niño y lentamente abandonó el palacio. El rey lo contempló mientras se iba y luego se volvió hacia su hijo. Se sintió sumamente feliz de que no existiera peligro alguno en la vida del niño y pensó: “Asita ha dicho que Sidarta llegará a ser un gran rey o un gran maestro. Creo que sería mucho mejor que primero fuera rey. Más tarde, cuando sea tan viejo como Asita podrá llegar a ser un hombre santo si así lo desea”. De este modo el rey Sudodana permaneció de pie con el pequeño entre sus brazos, soñando feliz y contento con la fama que algún día alcanzaría su hijo.
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UNA NUEVA EDICIÓN DEL CLÁSICO SOBRE LA VIDA DEL BUDA.
“Los primeros años de la vida del príncipe indio se presentan con la suficiente simplicidad como para que un lector joven no tenga dificultad en identificarse con un muchacho que vivió hace tanto tiempo y en un lugar tan lejano”. —Tricycle
Landaw y Brooke
Hermosas imágenes a todo color ilustran cada uno de los acontecimientos más importantes de su vida, su despertar y sus enseñanzas. Su mensaje de no violencia, amor incondicional y desprendimiento es conmovedor y está contado para que los niños y sus padres puedan ponerlo en práctica. Una historia universal de paz, coraje y amor y una fuente de inspiración para los niños de todas las culturas y edades.
La historia del Buda
“Un libro obligatorio para cualquier padre que quiera hacer llegar las ideas básicas del budismo a sus hijos. Organizado en capítulos cortos, es ideal para leer a los pequeños antes de acostarse”. —Beliefnet “La fascinante historia del Buda está narrada con tanta viveza que estimulará la imaginación de los niños de todas las edades”. —East and West nació en Paterson, en New Jersey, 1944. Es editor de Introducción al tantra y La energía de la sabiduría. También es autor de Buddhism for Dummies. Tiene tres hijos y vive en Capitola, California.
J O N AT H A N L A N D AW
es estudiante de budismo desde hace muchos años. Vive en Santa Cruz, California, con su familia.
JANET BROOKE
Jonathan Landaw y Janet Brooke