Primera Conferencia
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l Budismo nos hace ver que los seres humanos tenemos unas cualidades muy elevadas, especialmente, la intuición y la capacidad intelectual. Según el punto de vista budista, el proceso de crecimiento del ser humano es diferente al de un vegetal. Se nos explica también que la conciencia humana es fundamentalmente pura y clara, que el núcleo del ser humano es la conciencia y no el cuerpo físico y que si en nuestra vida nos sentimos felices o desdichados depende de la interpretación que haga nuestra propia conciencia: si creemos que nuestra vida es miserable, ésta se vuelve miserable. Todos los problemas humanos son creados por la mente, no son enviados por Dios ni por Buda. Si somos capaces de hacer de nuestra vida un desastre, también somos capaces de solucionar nuestros problemas. No es correcto pensar: “mi problema es tan grande como todo el Universo, abarca todo el cielo, el espacio, 9
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todo. Así pues, hasta que no destruya el sol y la luna, no podré acabar con mi problema”. Esto es erróneo. Cada uno de nosotros hemos de reconocer que somos responsables de nuestras acciones, de cuerpo, palabra y mente y también de solucionar nuestros propios problemas. No podemos culpar a nadie más. La mayoría de los problemas que tenemos son intelectuales, ya que estamos demasiado involucrados con el intelecto y el razonamiento. Por supuesto, hay problemas que vienen de la intuición pero la raíz de la mayor parte de ellos, como los desequilibrios emocionales y la ansiedad, está en el intelecto. Siempre estamos intelectualizando y éste es nuestro gran problema. De pequeños no tenemos problemas políticos, ¿verdad? Pensadlo. En nuestra mente no existen problemas políticos. Cuando somos pequeños tampoco tenemos problemas económicos ni con la sociedad, porque aún no estamos preparados, aún somos demasiado jóvenes para los conflictos del ego, para poder intelectualizar. Tampoco existen a esta edad conflictos religiosos, ni insatisfacción espiritual, ni conflictos filosóficos o racistas. Un bebé no tiene problemas intelectuales. Cuando empezamos a crecer, empezamos a intelectualizar. Lo intelectualizamos todo: ¿quién es éste? ¿Quién soy yo? ¿Cómo debería identificarme? ¿Cuál es mi arquetipo más significativo? El ego siempre quiere algo con lo que identificarse, algo para sostenerse, algo donde agarrarse. Nos cuesta trabajo ser naturales. Somos totalmente “artificiales” y, consecuentemente, nos sentimos confusos e insatisfechos. Podéis ver que la mayoría de los problemas que tene10
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mos los seres humanos en este mundo moderno, surgen de las relaciones conflictivas con los demás: los hombres tienen problemas con las mujeres, las mujeres con los hombres. Todos ellos surgen de nuestra intelectualización, de nuestros juegos intelectuales y no de la intuición. Concebimos las cosas a través de nuestros conceptos intelectuales: “Este es el mejor objeto al que puedo agarrarme, ¡si no lo consigo me suicidaré! Todo lo demás no es real para mí, sólo ese objeto es mi realidad”. Nuestro problema es que usamos el intelecto de una manera antinatural, somos poco prácticos y no permanecemos en contacto con la realidad. Al estar engañados, cuando describimos una manzana decimos: “tiene esta y aquella cualidad; es fantástica; tiene un color muy bonito; es maravillosa, y por esto me gusta”. Describimos estas cosas de una manera tan exagerada que acabamos con una mente enferma, puesto que, fundamentalmente, esto son fantasías. A la manzana le añadimos nuestra propia proyección fantástica y esto hace que nos sintamos desdichados e insatisfechos con el objeto verdadero. La razón por la que nos sentimos insatisfechos con el objeto “manzana”, es que solamente hemos tenido en cuenta nuestra proyección fantástica de ella, no hemos sido realistas. Según el Budismo, tenemos la capacidad para examinar nuestra propia mente, para ver si estamos pensando de manera positiva o negativa, si estamos haciendo proyecciones fantásticas o no. Somos capaces de hacerlo. Como sabéis, “buda” significa “completamente desarrollado” y todos nosotros tenemos el potencial para desaerrores y pensamientos polucionados. 11
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Somos competitivos; nos valemos de la sociedad, de nuestro país y de los demás. Todos estos problemas surgen de la intelectualización, de ser artificiales y de pensar “yo quiero”, “yo quiero”. De esta forma, nos vamos volviendo cada vez más infelices. ¿Comprendéis? Muchas veces, nos volvemos extremistas y desdichados, sin control alguno sobre nosotros. Si construimos una fantasía para sostener nuestra propia imagen, entonces llegaremos a un punto en el que ya no es posible seguir adelante con ella y nos ahogaremos en nuestro propio mundo de ilusión. No podremos salir de allí, será algo demasiado difícil. Así pues, sugiero que antes de que nos llegue esta tremenda confusión, vayamos intentando eliminarla poco a poco y dejemos que nuestra situación sea cada vez mejor. Debemos preguntarnos si tanta intelectualización nos beneficia o no. Desde el punto de vista del Budismo, en vez de dejar que el intelecto nos domine totalmente, debemos aprender a utilizar nuestra sabiduría, nuestra discriminación y analizar si esto vale la pena o no. Los problemas de la sociedad, los del mundo y los de cada uno de nosotros surgen de nuestra intelectualización sobre las cosas; son creados por el ego, no son algo natural. Al decir esto, me refiero a que, cuando nacemos, cuando somos pequeños, no los tenemos y tampoco cuando morimos. En el Budismo tibetano utilizamos la meditación para que nos ayude a poder ver de manera limpia y clara lo que está pasando a nivel convencional: nuestros conflictos del ego. La meditación nos permite ir más allá de las 12
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emociones y de los conflictos del ego para poder ver lo que realmente sucede en nuestra mente, como si mirásemos un objeto desde fuera. El Budismo nos dice que todos los seres humanos diariamente tenemos problemas emocionales y obsesiones causados por conflictos del ego; pero también tenemos la capacidad para ir más allá de ellos y poder ver con claridad. Ya que tenemos esta capacidad, no debemos pensar: “Estoy totalmente confuso, mi naturaleza es esta misma confusión. No hay forma de ver con más claridad”. Esto es una actitud errónea, y nos hace infravalorar nuestra cualidad humana. El Budismo es humanista, es un tipo de religión científica que tiene que ver con los problemas de la humanidad y la manera de resolverlos. Ni Buda ni Dios son lo importante. Creemos que lo importante es que investiguemos la realidad de nuestra propia conciencia, en vez de ignorarla y poner toda nuestra atención en el cuerpo. Prestar únicamente atención a nuestro cuerpo no es saludable y carece de valor, no nos aporta satisfacción. La satisfacción está en la conciencia, no en el cuerpo físico. La conciencia humana es diferente del cuerpo físico o del cerebro. Lo que estoy diciendo acerca de la realidad de la vida humana es que somos capaces de solucionar nuestros problemas, los problemas de la humanidad. Necesitamos una comprensión firme de que nuestros problemas son como bebés, debemos preocuparnos por ellos y resolverlos. De esta forma, se desarrolla una cierta confianza en uno mismo. Debemos comprender que todos los seres humanos tenemos la sabiduría para poder solucio13
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nar nuestro dilema. No penséis que la naturaleza humana es completamente ignorante. Tenemos sabiduría, amor y compasión. No se debe pensar: “yo siempre me enfado, estoy lleno de odio, no tengo amor, ni sabiduría, ni compasión”. Ésta sería una actitud totalmente nihilista de vuestra realidad. Cuando tenemos cierta confianza en nosotros, cuando nos fiamos de nosotros mismos y tenemos alguna experiencia de nuestra propia sabiduría y compasión, entonces empezamos a ser más naturales y dejamos que se desarrolle nuestra intuición. A veces, un exceso de intelectualización y egoísmo perjudica la intuición. La intuición es algo innato, no está influida por la filosofía, la religión, los profesores o el entorno en que vivimos. La intuición simplemente está ahí y en vez de mantenerla encerrada, debe ser protegida de manera que pueda manifestarse. Debemos reconocer que somos nosotros los que creamos todos los problemas humanos. No deberíamos culpar a la sociedad, a los amigos, a los padres. No debemos culpar a nadie. Vuestros problemas los habéis creado vosotros mismos. Nosotros somos los creadores de nuestros propios problemas y también somos los creadores de nuestra propia fortuna y de nuestra liberación. Durante el proceso de la muerte, cuando morimos de forma natural, todos los conceptos sobre la política, la economía, la sociedad, el racismo, el capitalismo, el comunismo...; todo se desvanece de forma natural en el espacio. Pensad en cualquier actitud o pensamiento egoísta que hayamos tenido como, por ejemplo, aprovecharnos de los demás pensando: “yo soy inteligente, 14
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me aprovecharé de los africanos porque son ignorantes; hay muchas cosas que ellos desconocen por lo tanto puedo aprovecharme de ellos”. Esto no sólamente nos sucede cuando morimos, también ocurre cuando dormimos. Al dormir, todos estos conceptos se absorben siguiendo el mismo proceso que a la hora de la muerte. Cuando dormimos, todos los conflictos del ego y todos los problemas, se disuelven. Por esta razón, es mejor dormir que involucrarse demasiado en la intelectualización, las emociones, el enfado o el odio, porque cuando dormimos, entramos en un estado natural, un estado de conciencia fundamental, que no necesita utilizar el intelecto. En la tradición budista se acostumbra a meditar por la mañana, ya que cuando nos levantamos, todos los conceptos polucionados han desaparecido y tenemos un poco más de claridad mental. Cuando dormimos, todas las energías que hemos ido creando durante el día desaparecen temporalmente y al despertarnos, poco a poco, van apareciendo otra vez. Si meditamos por la mañana, podemos ser más neutrales y estar más centrados. Por la mañana la concentración es mucho mejor que a otras horas del día en las que estamos más distraídos o ensimismados. Incluso si no meditamos o no somos grandes meditadores, si queremos pensar sobre algo de forma limpia y clara, es mejor hacerlo por la mañana. Esta es mi sugerencia. En el Budismo, la meditación no es únicamente la concentración en un solo punto, también existe la medita15
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ción analítica, en la cual investigamos sobre una base real. Es muy importante que cada uno conozca el funcionamiento de su propia mente durante el día, la noche y en el momento de la muerte. Es muy importante que nos adiestremos para conocer todo esto, entonces ya no temeremos a la muerte como si fuera algo terrible, ¡un agujero negro que te aspira y te come! Desde el momento en que nacimos, nuestra muerte es algo definitivo. Pensamos que es algo especial, como si morir fuese más importante que perder nuestro empleo, la amiga, el amigo, la esposa o el marido. Ésta es una actitud errónea. También consideramos la muerte como algo negativo, pero esto sólo es una proyección de nuestra mente. En realidad morir es mejor que tener esta flor, porque esta flor no nos proporciona una gran paz y dicha, nos da algo, pero no la gran paz y felicidad que nos ofrece la experiencia de la muerte. Morir es mucho mejor que tener una esposa, un marido, un amigo o una amiga, ellos nos dan muy poca felicidad. Estas personas no pueden solucionar nuestros problemas fundamentales; lo único que pueden solucionar son algunos problemas emocionales y de forma temporal. Sin embargo, en el momento de la muerte, acaban todas nuestras ansiedades, todas las emociones. El proceso de la muerte natural es largo y muy lento. Cuando morimos se deterioran cada uno de los cuatro elementos –a esto lo llamamos “absorción”– y van degenerándose poco a poco, muy lentamente, entonces aparecen ciertas visiones, tanto internas como externas. 16
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Asimismo, los cinco agregados –la forma, las sensaciones, la discriminación, los factores producidos y la conciencia– se absorben y desaparecen. Normalmente pensamos que poder ver formas es fantástico, un placer. También creemos que tener sensaciones es algo necesario, ¿verdad? Siempre pensamos que las sensaciones son muy importantes y nos aferramos a ellas tanto como podemos. Sin embargo, en el Budismo, existe la idea de permanecer desapegados de los objetos sensoriales. Esto es la renuncia. La renuncia es algo muy natural. ¿Por qué? Bien, cuando nacisteis, y cuando erais bebés, no teníais problemas de apego. Éste se desarrolló al estar en contacto con la sociedad; antes no había objetos sensoriales. Cuando estamos dentro de la madre, ya se ha renunciado a todo, no se tiene nada, no nos aferramos a nada, no existe la más leve señal de apego. Cuando estamos en el seno de la madre, no tenemos ningún objeto sensorial externo, no hay ningún objeto al que apegarnos. ¡En este momento estamos viviendo una renuncia natural! Actualmente, tenéis un coche, pero no es suficiente; dos coches y tampoco son suficientes; a continuación un barco, luego elbarco ha de ser más grande. ¿Comprendéis? Y así seguimos indefinidamente. Es la insatisfacción. Debemos darnos cuenta de que nacimos con renuncia, una renuncia natural. Cuando nacemos no tenemos apegos, no tenemos demasiadas preocupaciones, nos sentimos bastante complacidos. Más tarde, vamos creando 17
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más y más preocupaciones, luego morimos y con la muerte, vuelve la renuncia natural. Así pues, sed naturales. No penséis que en las filosofías orientales la renuncia y el desapego son algo polucionado, tan sólo ideas orientales. La satisfacción no depende de los objetos materiales. La satisfacción surge de la simplicidad. No estoy diciendo que seáis malos porque pertenecéis a una sociedad con economía próspera. No es que me sienta celoso y por ello os digo que sois malos. Todos necesitamos la simplicidad para obtener satisfacción interna. No estoy celoso de vuestros placeres, de vuestras riquezas. Lo importante es ver ¿por qué os sentís insatisfechos? Siempre encontramos algún motivo externo al que culpar: “no hay suficiente de esto... no es suficiente con aquello...”. Esto no es verdad. En vuestro interior es donde falta algo y esto es lo que debemos reconocer. Cuando digo “desapego” me refiero a estar más “suelto”, más despreocupado. Estar desapegado no significa que se deba renunciar a todo. El desapego significa no “colgarse” de nada, ni estar sujeto a nada, simplemente debemos suavizar nuestro aferramiento, sentirnos más relajados y no tan tensos. Renunciar no significa que necesariamente tengamos que deshacernos del dinero. Podemos tener dinero y disfrutarlo de manera razonable, valorando nuestra vida en comparación con la vida tan simple de los pueblos del tercer mundo. Si solamente prestáis atención al dinero y a los grandes almacenes, entonces esto hará que os sintáis desdichados. Debéis valorar el placer y el dinero, apreciar este lugar, disfrutarlo y sentiros satisfechos. De 18
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lo contrario, aun poseyendo todo el dinero que hay en los bancos suizos, os sentiríais desgraciados. Según la psicología budista, el que un objeto proporcione satisfacción depende de la decisión que tome nuestra conciencia. Es nuestra conciencia la que decide: “esto hace que me sienta feliz”, “esto es bonito”, incluso antes de haber visto el objeto. Luego cuando lo vemos con nuestros ojos, pensamos: “¡Oh, qué bonito es!” Es vuestra conciencia la que decide: “esta persona es muy mala” y entonces, cuando está delante de vosotros, la véis una mala persona. La razón por la que el Budismo tibetano da una serie de indicaciones para poder comprender el proceso de la muerte, describiendo lo que sucede y la forma en que deben tratarse las crisis de alucinaciones y visiones que aparecen, es para poder abordar todo esto sin que nos cree confusión. De esta manera, podemos reconocer las ilusiones como ilusiones, las proyecciones como proyecciones y las fantasías como fantasías. Una vez absorbidos los cuatro elementos, cuando ya han desaparecido, aún funciona la conciencia sutil. Aunque la respiración haya cesado, la conciencia sutil permanece allí. Los médicos occidentales creen que cuando no se respira, significa que se está muerto y por lo tanto, pueden meterte en una nevera. Desde el punto de vista budista, aun cuando la persona no respira, sigue estando viva, experimentando las cuatro visiones: la blanca, la roja, la negra y luego la de luz clara. Estas cuatro visiones se las reconoce cuando se está acostumbrado a meditar. Se puede permanecer en el estado de 19
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la luz clara, de dicha, durante muchos días, incluso meses, en contacto con la realidad universal. Por supuesto, los occidentales pueden pensar: “¡Oh!, esto es lo que creen los budistas, este monje nos está hablando de su propia fe, todo esto no tiene nada que ver con nosotros”. Sin embargo, aunque no lo experimentéis ahora, ésta es la experiencia que tienen los seres humanos. He oído algo sobre un francés que murió y volvió a la vida. No era ninguna persona religiosa y según los médicos, estuvo muerto durante dos horas y luego volvió a despertarse; más tarde escribió las experiencias que había tenido durante el tiempo que había estado muerto. Este es un buen ejemplo, él no creía en ninguna fe religiosa, sin embargo, estuvo muerto y escribió las experiencias que tuvo durante la muerte. Aunque no se crea en la descripción que hace el Budismo sobre el proceso de la muerte, se puede comprender fácilmente si se es consciente del proceso del sueño. Creo que, actualmente, existen unas máquinas para comprobar cómo los conceptos emocionales se disuelven durante el proceso del sueño y de la muerte. Sin basarse en la descripción budista, creo que se pueden analizar estos procesos por medio de máquinas. Por lo tanto, se puede relacionar el proceso del sueño con el de la muerte. Ahora quizás tengáis algunas preguntas que hacer. Pregunta: El ser humano sólo puede conocer las cosas a través de la comparación. ¿Cómo podríamos saber la temperatura si no hubiese variación de temperatura? Por 20
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lo tanto, parece necesario que haya cosas malas para poder valorar lo bueno; probablemente, lo imperfecto es parte de la perfección de la creación y gracias a ello existe el movimiento, ¿cómo cree posible eliminar lo malo y quedarse solamente con lo bueno? Respuesta: No debemos preocuparnos de que si no existiera lo malo no existiría lo bueno. Esto sólo son pensamientos vanales. Por supuesto, estoy de acuerdo en que existe una interdependencia entre la felicidad y la desdicha. Debemos ver que somos capaces de eliminar la desdicha y de generar más felicidad. P: ¿Podría hablarnos un poco sobre el posible conflicto que puede tener alguien que siendo cristiano quiere utilizar métodos budistas? R: ¡No hay ningún problema! El problema entre el budista y el cristiano, una vez más, es a nivel intelectual. Entre el Budismo y el Cristianismo existen algunas pequeñas diferencias en cuanto a la filosofía pero la variedad en la filosofía es como la variedad en el vestir. Los suizos llevan traje y los tibetanos llevamos estas faldas. Sin embargo, estoy seguro de que a vosotros os gustaría la mantequilla de yak y a mí me gusta el queso y el chocolate suizo. En América hay muchos estudiantes, entre ellos personas de avanzada edad que son cristianos pero que asisten a enseñanzas sobre el Budismo. Les enseñamos a meditar, hablamos de lo que es la vida –cada día debemos enfrentarnos a la vida– y esto es de lo que trata el Budismo. El Budismo no va en contra de Dios; el Cristianismo no va en contra del Buda. Estas personas mayores de Indiana, en Estados Unidos, tienen alrededor 21
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de los ochenta años de edad. Un día me dijeron: “El Budismo nos ha hecho comprender mejor la Biblia. Antes, no comprendíamos muy bien su significado”. Pongamos un ejemplo: el Budismo dice que nuestros problemas son creados por nuestra propia mente. El Cristianismo dice que Dios es el creador de todo. Desde mi punto de vista, no hay ninguna contradicción en esto. La doctrina cristiana que dice Dios es el creador de todo, va bien para la mente occidental, porque el ego occidental piensa: “yo hago todas las cosas”. El individualismo occidental es muy fuerte. Los occidentales creen que ellos son el principio creador y por lo tanto, cuando se dice “Dios es el creador, no tú”, esto les hace retroceder un poco. El Budismo también es útil cuando dice que tu mente es la que crea todos los problemas y que no se puede culpar a Buda de ello. Así pues, estoy totalmente de acuerdo con esto. Por supuesto, no estoy muy versado sobre la Biblia pero de todas formas la estudio y también un poco el Budismo, y en mi opinión, no existe ninguna contradicción entre el Budismo y el Cristianismo. Usemos otro ejemplo: los europeos que se convierten en budistas piensan: “El Budismo tiene meditación, esto me gusta; en el Cristianismo no existe la meditación”. ¿Comprendéis a lo que me refiero? Muchos budistas europeos piensan: “¡ah, he encontrado el Budismo, el Budismo está muy bien! Puedo meditar cada día, puedo hacer la meditación del bardo, no tengo que ir a la iglesia. En el Cristianismo no existe la meditación”. Están orgullosos de su propio ego, porque han descubierto el 22
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Budismo. Esto es erróneo, no comprenden el Cristianismo. En el Cristianismo hay meditación, por lo tanto, demuestran no conocer la religión de su propio país. P: ¿Por qué lloran los bebés cuando tienen hambre si no tienen apego? R: Un buen tema de debate. El niño llora porque tiene hambre; el bebé no llora porque no tiene novia o porque le ha dejado su esposa. ¿De acuerdo? El bebé no pide chocolate, nosotros lloramos porque queremos chocolate. ¿Pensáis que el bebé tiene problemas a nivel político o porque su salario no es suficiente? ¿Llora el niño porque no consigue trabajo? ¿Queda claro entonces? P: Hay muchas personas que han tenido experiencias similares a las del proceso de la muerte a través de las drogas, ¿qué opina de ello? R: Creo que es un buen ejemplo. Sí, pienso que esto puede ayudarles a comprender que un ser humano es algo más que este cuerpo. Existe algo más que hace que la vida sea buena o mala; hay algo más, es este núcleo, como antes he dicho. El núcleo del ser humano es la conciencia, la mente y no estos huesos. Sin embargo, tomar drogas también es malo porque puede provocar una pérdida de memoria. Así pues, tiene su lado positivo y negativo. Una vez ya se ha tenido la experiencia, es mejor no volver a tomarlas. ¿De acuerdo? Es como cuando se ha tenido una serie de experiencias desafortunadas con nuestra pareja, mejor no seguir. P: Vd está hablando de cuatro elementos y no cinco, ¿podría nombrarlos? 23
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R: Tierra, agua, fuego y aire. P: Y también habla de cinco agregados, ¿podría nombrarlos por favor? R: Forma, sensaciones, discriminación, factores producidos y conciencia. P: ¿No tiene en cuenta los tres principios? R: Los tres principios son el apego, el odio y la ignorancia. P: ¿Estos son los tres principios que forman los cuatro elementos? R: Dentro de la terminología budista, no existen tales principios. P: Yo creía que la conciencia del estado onírico era de nivel burdo. Usted. dice que el intelecto desaparece en el momento del sueño. Quisiera poder comprender mejor todo esto. R: Primero nos quedamos dormidos y cuando los cuatro elementos se han absorbido, como sucede en el proceso de la muerte, entonces se llega al estado de la luz clara. A partir de ahí, se manifiesta el cuerpo onírico. El cuerpo onírico es como estar en un “night club” occidental. El estado onírico y el de sueño son diferentes. El estado o cuerpo onírico se manifiesta a partir del sueño, cuando la mente onírica está en funcionamiento. Luego, cuando regresamos, cuando volvemos a despertarnos, primero se absorben los elementos del cuerpo onírico y se vuelve al estado de sueño y luego al estado de vigilia. ¿Queda claro? El estado de sueño y el onírico son dos fenómenos diferentes. P: ¿Creamos karma durante el estado onírico? R: ¡Oh, claro que sí! En el tantra decimos que el pro24
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ceso de la muerte es como el del sueño y que pasar del proceso de la muerte al bardo, es como entrar en el estado onírico, ya que la experiencia es muy similar. Cuando nos morimos, los elementos del cuerpo burdo se absorben, al igual que cuando nos dormimos. El cuerpo burdo, junto con los conceptos burdos, se absorbe y luego, a partir del estado de sueño, surge cierta luz clara y se manifiesta un cuerpo sutil que es el cuerpo del estado onírico. Se parece bastante al cuerpo del estado del bardo y la actividad es similar a la del bardo. El cuerpo y la mente del estado onírico son más sutiles que el cuerpo y la mente del estado de vigilia. Por lo tanto, según el Budismo, la experiencia de los meditadores es que el estado onírico es mucho más limpio y claro que el estado de vigilia, y se utilizará, por ejemplo, para ver el futuro. Ésta es la razón por la que decimos que todo lo que pasa en nuestra mente durante el estado onírico, todas la imágenes y visiones que tenemos, tienen una estrecha relación con nuestro estado de vigilia. Así pues, no debemos juzgar que por ejemplo, tocar un objeto en estado de vigilia es más real que en estado onírico. No hay ninguna diferencia.
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Lama Thubten Yeshe nació cerca de Lhasa (Tíbet) en 1935. Desde los seis años fue educado en el Monasterio de Sera, donde estudió filosofía budista y meditación hasta 1959. Tras su exilio forzado, prosiguió sus estudios en los campos de refugiados en el norte de la India, donde conoció a su discípulo principal Lama Thubten Zopa Rimpoché. Finalmente se instalaron en Boudhanath (Nepal) y en 1971 ya estaban enseñando budismo a occidentales de forma regular. Yeshe viajó dando enseñanzas por muchos paises hasta su muerte en Los Angeles en 1984 cuando tenía cuarenta y nueve años.
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a comprensión cabal de nuestra naturaleza profunda y los conceptos habituales que la envuelven es fundamental para poder entender, transformar y mejorar nuestra vida. Con su estilo y frescor habituales, Lama Yeshe, explica cómo los hábitos mentales conceptuales, que nos hemos creado, son la causa de todos nuestros problemas, ahora, en el momento de la muerte e incluso después de la muerte. “El budismo es humanista, es una religión científica que tiene que ver con los problemas de la humanidad y la manera de resolverlos. El Buda no es lo importante, Dios no es lo importante. Lo importante es investigar la naturaleza de nuestra conciencia”.
ISBN: 84-86615-23-2
9 788486 615239