MÚSICA EN EL CIELO Vida, obra y enseñanzas del XVII Gyalwa Karmapa Ogyen Trinle Dorje
Michele Martin
Traducción: Herminia Roura
ediciones dharma
Dedicado a la larga vida y actividad floreciente del decimos茅ptimo Gyalwa Karmapa Ogyen Trinle Dorje. Puedan todos los seres encontrar la paz, el gozo, y la liberaci贸n.
Título original: Music in the Sky The Life, Art & Teachings of the 17th Karmapa Ogyen Trinley Dorje Shambhala Publications Inc, Horticulture Hall, 300 Massachusetts Avenue, Boston, MA, 02115, USA www.shambhala.com © Michele Martin © Ediciones Dharma, 2014 Apartado 218 03660 Novelda (Alicante) www.edicionesdharma.com dharma@edicionesdharma.com Contraportada: En la universidad de Gyutö Ramoché, todos los que se habían escapado con el Karmapa. De izquierda a derecha: Tsewang Tashi, Nenang Lama, Tsimpön Drubngak, el Karmapa, Lama Tsultrim y Dargye. Fotografía de la portada: Tashi Paljor Diseño y maquetación: Margarida Menargues Giménez
ISBN: 978-84-15912-72-9
Todos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total ni parcial de este libro, ni la recopilación en un sistema informático, ni la transmisión por medios electrónicos, mecánicos, por fotocopias, por registro o por otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor o el propietario del Copyright
Índice Agradecimientos 11 De la traducción al castellano 13 Introducción 15 1ª parte: Vida del decimoséptimo Karmapa 19 Uno: El descubrimiento 21 Dos: Regreso a Tsurphu 41 Tres: Visiones y arco iris 61 Cuatro: “Ahora o nunca” 83 Cinco: Huida de Tsurphu 101 Seis: A través de las cumbres más altas 109 Siete: Tiempos de incertidumbre 129 Ocho: La vida en la India 167 2ª parte: Enseñanzas del decimoséptimo Karmapa 187
3ª parte: Poesía del decimoséptimo Karmapa 227 4ª parte: Breve historia del decimosexto Karmapa 241 Dos cantos del decimosexto Karmapa 243 Epílogo 253 Apéndice: Nombres tibetanos 279 Notas 281 Glosario 301 Bibliografía 311
Agradecimientos Todas las cosas son interdependientes, una verdad muy evidente en el proceso de reunión del material de este libro. La inspiración para la historia de la vida del Karmapa proviene de una versión en tibetano compilada por Tenzin Namgyal, experto en la historia de los Karmapas, que ha reunido en una breve biografía extractos de una obra tibetana sobre las actividades del Karmapa. Este relato inicial, de veinte páginas, fue la semilla que creció hasta llegar a ser la sección completa de la historia del Karmapa. Creció gracias a numerosas conversaciones e incluye información del propio Karmapa, de su hermana, Ngödrup Pelzom y de tres de los monjes que huyeron con el Karmapa: Lama Tsewang Tashi del monasterio de Nenang (Nenang Lama), Lama Tsultrim Gyalsen de Tsurphu y Dargye, el chófer del Karmapa y, en la actualidad, su asistente. También contribuyó el segundo chófer, Tsewang Tashi. Todos fueron muy generosos con su tiempo, explicando pacientemente los detalles de lo que sabían y de sus experiencias. También obtuve información útil de fuentes como la investigación de otras obras, de internet y de películas y documentales. Khenchen Thrangu Rimpoché contestó amablemente a muchas preguntas sobre determinados pasajes difíciles de la poesía. Dzogchen Ponlop Rimpoché contribuyó con la historia de la vida del decimosexto Karmapa. Las historias del descubrimiento de los tres lamas encarnados proceden directamente de aquellos que participaron en el proceso. Tenzin Dorji, el secretario general de Jamgön Kongtrul, dio amablemente permiso para extraer los principales acontecimientos de la publicación ¡EMAHO! The Reincarnation of the Third Jamgön Köngtrul. Entrevisté a Nenang Lama, del monasterio de Pawo Rimpoché, para el relato del descubrimiento de Pawo Rimpoché. Dilyac Drupon Rimpoché y Sangye Trinle aportaron el relato de cómo se encontró la reencarnación de Dabzang Rimpoché. Tashi Gawa fue de gran ayuda en el trabajo con las enseñanzas del Karmapa, y Khempo Gawang ayudó amablemente a descifrar algunos de los pasajes más difíciles. Recibí sugerencias editoriales muy valiosas de Lois DePiesse, Daia Gerson, Peter van Deurzen, Sylvia Warner, y de Tracy Davis,
12
Música en el cielo
que trabajó en el manuscrito final. No se podría desear un mejor editor. Quiero agradecer especialmente a Wangyal Shawa, jefe del Centro de Información Geoespacial y de Digitalización de Mapas de la Universidad de Princeton, por los maravillosos mapas; y a Naomi Schmidt y a Seiji Tsutsumi por su ayuda con las fotografías. Las conversaciones con Sidney Piburn, de Snow Lion, fueron de una gran ayuda en todo momento a lo largo del camino. Su entusiasmo por el libro, y su reacción siempre sensible al tema tratado, ha mejorado de forma evidente el resultado final. Cualquier mérito presente en esta obra proviene de la generosidad de los demás. Cualquier error o imprecisión recae sobre mí. Que todo el mérito derivado de esta obra sea una causa que lleve a los infinitos seres al vasto y brillante Despertar.
De la traducción al castellano Music in the Sky se publicó en el año 2003, poco después de que acontecieran muchos de los sucesos que relata. Las enseñanzas que se incluyen en el libro fueron impartidas por el Karmapa durante los dos años anteriores a ese año, y los poemas son también de esa época. Al iniciar la traducción del texto, consideramos que sería importante actualizarlo, dando cuenta de la actividad desarrollada por el XVII Karmapa durante los diez años transcurridos desde la edición del texto en inglés y esta traducción. Para ello le pedimos a la autora, Michele Martin, que escribiera un epílogo describiendo brevemente las principales actividades del Karmapa en la India durante estos años, a lo que amablemente accedió. Para evitar alargar excesivamente un libro ya de por sí muy voluminoso, y teniendo en cuenta la cantidad de información que sobre el Karmapa y su linaje existe actualmente en castellano, así como la publicación de libros con sus enseñanzas actuales (ver bibliografía en castellano), decidimos, con el acuerdo de la autora, decidimos incluir en esta edición la primera parte completa (la biografía);de la segunda y tercera parte hemos hecho un extracto de las enseñanzas y poemas más significativos. De la cuarta parte, las historias de los sucesivos Karmapas, hemos conservado solo la del XVI Karmapa.
Introducción La luz de una vela pasa a otra, y de ésta a la siguiente, y así sucesivamente: esta es la imagen tradicional que se emplea para ilustrar la serie de renacimientos conocidos en el budismo como reencarnación. En el caso de un ser iluminado, estos renacimientos se producen de manera consciente, motivados por el deseo de beneficiar a todos los seres, y son posibles por la profundidad y claridad de su realización. La primera de estas reencarnaciones (tulku) fue reconocida en el Tíbet del siglo trece. Su nombre era el Gyalwa Karmapa, “El Victorioso de la Actividad Iluminada”. A partir de entonces continuó regresando, generación tras generación, hasta el actual decimoséptimo Karmapa, objeto de este libro. Se dice que el Karmapa es la encarnación de la actividad de todos los budas del pasado, el presente y el futuro. Citando obras antiguas, las historias tradicionales remontan sus vidas a eones y continúan hacia un futuro lejano. En el budismo tibetano hay cuatro órdenes o tradiciones de transmisión de la práctica y de la filosofía. Su principal diferencia se muestra en si ponen el énfasis en el estudio o en la práctica. Estas cuatro tradiciones (Ñingma, Guelugpa, Sakya, y Kagyu) siguen prosperando gracias a la sucesión de maestros y estudiantes que, sin interrupción, han mantenido viva la sabiduría esencial contenida en sus textos y prácticas individuales. Su Santidad el Gyalwa Karmapa sostiene, enseña e inspira al linaje Kagyu, conocido por sus prácticas meditativas, su predilección por el retiro, y por los muchos maestros realizados que ha producido. El Karmapa también es conocido por la “Corona Negra”, símbolo de su mente sabia, que lleva durante una ceremonia especial. Sus seguidores creen que el simple hecho de verla produce la liberación. Como al Dalái Lama, al Karmapa se le considera una encarnación de la compasión, representada por la divinidad Chenresi. El único propósito de la encarnación del Karmapa es conducir a los seres desde el sufrimiento del samsara a la liberación, a la realización de la naturaleza más profunda y pura de la mente. Este despertar absoluto o iluminación es posible para cualquiera que se entregue con sinceridad a la práctica. Los estadios del camino hacia la libera-
16
Música en el cielo
ción se basan en la experiencia, y proporcionan un acceso directo a otra forma de ser. Se dice que el Karmapa ha recorrido este camino y que ha realizado de manera absoluta la realidad última, lo que abre las puertas a los muchos sucesos excepcionales que le rodean. Aquello que los occidentales podrían considerar mágico e imposible, los tibetanos lo ven como un reflejo de la realidad polivalente descrita en el budismo vajrayana, que impregna su cultura. La tradición vajrayana pone énfasis en prácticas que implican visualizaciones y en la concentración directa sobre la naturaleza de la mente, lo que revela dimensiones cada vez más amplias de la realidad. Por muy amplias que sean, no se excluye nada; no se deja de lado ni el detalle más insignificante. Los sucesos de la vida cotidiana, un pájaro particular que se posa, los augurios de los sueños, algo excepcional en el clima, sonidos inusuales, todos se reúnen en una visión del mundo que les otorga un significado espiritual. La historia que aquí se desarrolla implica y describe otros mundos culturales, espirituales y filosóficos. Empieza cuando el anterior (el decimosexto) Karmapa entrega a su discípulo una carta en la que predice su próxima encarnación. Conocido como el “Último Testamento”, este documento es exclusivo de los Karmapas. Antes de morir, el Karmapa compone un texto, normalmente en forma poética, que revela dónde y cuándo renacerá e indica los nombres de sus nuevos padres y otras circunstancias que podrían acompañar su nacimiento. De esta manera, el “Último Testamento” sirve de guía para que los discípulos del Karmapa descubran la nueva encarnación. Los principales sucesos de la vida del decimoséptimo Karmapa descritos en esta obra provienen de distintas fuentes. La principal es el texto que el propio Karmapa trajo consigo cuando escapó del Tíbet. Narrado por la administración del monasterio de Tsurphu,1 su sede principal en el Tíbet, recoge los sucesos de la vida del Karmapa; desde su descubrimiento hasta los benefactores que le visitaron, los milagros que manifestó, y sus viajes hacia y desde el monasterio. Este fue el único libro que el Karmapa consiguió sacar del Tíbet cuando escapó. Otra fuente fue una de las hermanas mayores del Karmapa, Ngödrup Pelzom, que fue quien le cuidó durante sus años de juventud. Ahora vive con el Karmapa en India y recuerda, con gran vivacidad, muchas historias sobre él y la vida nómada que compartieron. Los relatos acerca de cómo descubrió la encarnación de tres lamas (aquellos que conscientemente renacen para beneficiar a los demás seres) provienen de las personas que, de alguna manera, se vieron involucradas directamente. El relato de la huida se basa en conversaciones con tres de los monjes que participaron en la organización y ejecución de su fuga del Tíbet, y que lo acompañaron en el difícil viaje a India. Entretejidas con el
Introducción
17
relato de la vida del Karmapa están mis experiencias en Tsurphu a lo largo de ocho años, desde 1988 a 1996, y que incluyen la ceremonia del corte del cabello del Karmapa y su entronización, además de un amplio número de visitas a su residencia temporal en la universidad de Gyutö Ramoché, en India, desde el año 2000 al 2002, en las que tuve la ocasión de asistirle como traductora. Soy responsable de todas las traducciones que contiene esta obra, tanto escritas como orales, a no ser que se indique lo contrario. Las diferencias de estilo que se evidencian en distintas partes de la obra responden a esta variedad de fuentes. Algunas secciones son bastante limitadas, reflejando las fuentes tibetanas; otras son más detalladas, desarrolladas por las personas que participaron directamente en los distintos sucesos. Para ambientar y dar cierta perspectiva a la obra, se ha ampliado el hilo argumental con descripciones de la cultura tibetana, tanto del interior como del exterior del Tíbet, además de explicaciones sobre los textos y prácticas budistas cuando así se requiere. Espero que, en el proceso de lectura de la extraordinaria vida del Karmapa, el lector también aprenda algo sobre el budismo y la cultura tibetana. El texto original en tibetano está lleno de términos honoríficos, pero en la traducción se han reducido al mínimo. A oídos tibetanos, presentar los nombres de los venerados maestros sin los títulos habituales y los epítetos poéticos es, cuando menos, chocante; sin embargo, para los occidentales, estos nombres larguísimo pueden dificultar la fluidez de la lectura. Así, en vez de Su Santidad el Gyalwa Karmapa, la obra lo mencionará como el Karmapa; en vez de Su Santidad el Dalái Lama, el Dalái Lama, y así con los demás. (Por razones similares, muchos de los nombres y lugares específicos se han trasladado a las notas, de forma que se preserve el registro histórico para aquellos que quieran consultarlo). Hasta su entronización, el Karmapa no es considerado como tal; por ello, con anterioridad a septiembre de 1992, normalmente se le designa como “joven encarnación” o, en tibetano, yangsi. Este libro se centra en el Karmapa como figura religiosa y en la tradición budista del Tíbet, pues lo que nos interesa son las enseñanzas budistas, sus explicaciones sutiles sobre la mente y sus prácticas que conducen a la realización, y no la política, endémica en cualquier institución. La obra está dividida en cuatro partes. La historia de su vida cubre los años que van desde su nacimiento hasta los sucesos inusuales de su juventud, narrados a través de su milagrosa huida y sus años en la India. La segunda sección incorpora sus enseñanzas, impartidas en el norte de la India del año 2000 al 2002 y presentadas en conjuntos cronológicamente ordenados. Es interesante ver cómo cambian los temas de sus charlas y sus preocupaciones, las de un joven de catorce años recién llegado a India, a medida que sus estudios evolucionan y va obteniendo
18
Música en el cielo
más experiencia. Una selección de sus poemas, cada una seguida de un breve comentario, completa la tercera sección. La cuarta contiene la narración abreviada de la historia y algunas canciones proféticas del decimosexto Karmapa. El Karmapa tiene un don natural para la pintura y le gusta dibujar, algunos de sus dibujos están reproducidos en la sección a color. Las fotografías son una crónica de los acontecimientos más importantes de su vida o son retratos. Al final hay un apéndice que enumera e identifica los nombres tibetanos, y un glosario que provee definiciones breves de términos budistas y tibetanos. Espero que los lectores, a través de la lectura de la vida y enseñanzas decimoséptimo Karmapa, puedan obtener una comprensión más clara del budismo, del Tíbet y, disfrutando de su poesía y obra, conocer un poco la rica historia de su linaje.
I PARTE Vida del decimosĂŠptimo Karmapa
Creado por Tsering Wangyal Shawa
EL DESCUBRIMIENTO Capítulo Uno A finales de 1981, el decimosexto Karmapa, Rangjung Rigpe Dorje, falleció en Zion, Illinois. Durante los años siguientes abundaron las especulaciones sobre el lugar donde renacería. El Tíbet era una posibilidad importante. Poco antes de morir, el Karmapa le dijo a Khempo Karthar Rimpoché,2 responsable de su principal sede en Occidente, “Mi cuerpo, estos cinco skandhas, permanecerá en América, pero mi conciencia irá al Tíbet. Ahora puedo ver a mi padre y a mi madre con toda claridad. Especialmente, puedo ver todo el samsara y el nirvana con tanta claridad como si estuvieran en la palma de mi mano”.3 Tras las ceremonias de cremación de los restos del Karmapa, que se llevaron a cabo en el monasterio de Rumtek (su sede principal en Sikkim, India), se descubrió que había dejado las huellas de sus pies en las cenizas. Éstas apuntaban al norte, hacia el Tíbet. Antes de fallecer, mediante la visión de su sabiduría sin velos, el Karmapa compuso su “Último Testamento” en el que indicaba dónde nacería su reencarnación. En 1981, lo envolvió como un amuleto protector y se lo entregó a su discípulo más cercano, Situ Rimpoché,4 quien recuerda: Su Santidad se alojaba en una amplia suite (No. 177) en el Gran Oberoi, en Calcuta, y quería que me quedara con él. Estuvimos juntos durante cinco días, y me entregó el amuleto protector (srung ‘khor) al final de nuestra estancia. Durante el día quería ir a comprar pájaros, a visitar lugares como el Palacio Victoria y los museos. Me pidió que le acompañara, pues hacía mucho tiempo que no nos veíamos. Durante este tiempo me dio muchos consejos y me contó historias del pasado. Cada noche conversábamos después de cenar. En una de estas veladas, tras haberle ofrecido el zumo de naranja fresco que le
22
MÚSICA EN EL CIELO
gustaba, y no mucho antes de irse a acostar, me dio el amuleto protector diciendo: “Esta es una protección muy importante”. No me dijo, “ábrelo en el futuro”, o “lo necesitarás”, sencillamente añadió, “te será de gran beneficio”. Pensé que solo era un amuleto protector. Normalmente, los lamas tibetanos los fabrican con de un trozo de papel sobre el que se ha dibujado o impreso el mandala de una deidad particular. Se dobla de una manera especial para darle forma cuadrada, se ata con cordones de colores, y se encierra en una bolsita de ropa o piel. Este estaba guardado en un brocado amarillo y solía llevarlo colgado al cuello con una cadena de oro.5 Casi diez años después, Situ Rimpoché tuvo la intuición de descoser la bolsita del amuleto y encontró un sobre con las palabras “Abrir en el año del caballo de hierro”. Al final, el 19 de marzo de 1992, se organizó un encuentro de los cuatro tulkus principales del linaje Kagyu: Situ Rimpoché, Jamgön Kongtrul Rimpoché, Gyaltsap Rimpoché y Shamar Rimpoché. Se reunieron en la sala de recepciones del decimosexto Karmapa, en el monasterio de Rumtek, para interpretar el “Último Testamento” y decidir cómo buscarían a la nueva encarnación. Situ Rimpoché recuerda: El primer día, hice una postración y ofrecí la carta a los Rimpochés. Jamgön Kongtrul Rimpoché y Gyaltsap Rimpoché estaban muy contentos y sus ojos se empañaron de lágrimas; yo me sentía como ellos. Entonces hubo una larga discusión que se alargó durante horas. Por fin decidimos interpretar la carta. Jamgön Kongtrul Rimpoché anotó la interpretación completa, añadiendo notas de cada interpretación parcial que hacíamos.6 Unos días después de la reunión, Jamgön Kongtrul Rimpoché fue entrevistado en una película. Cuando le preguntaron sobre la carta respondió, “Las instrucciones del Gyalwa Karmapa son muy claras. Son muy claras, muy precisas. Por eso estamos convencidos de que encontraremos a Su Santidad”.7 La carta de la que estaban hablando decía lo siguiente: Emaho. La conciencia en sí es siempre felicidad; El dharmadhatu no tiene centro ni confín. Al norte de aquí, [al] oeste de [la Tierra de] la Nieves es una región donde el trueno divino resplandece espontáneamente.
EL DESCUBRIMIENTO
23
[En] un bello lugar de nómadas con la señal de una vaca, El método es Döndrub y la sabiduría es Lolaga. [Nacido en] el año del que se emplea para la tierra [Con] el sonido milagroso y de largo alcance de la blanca;8 [Este] es el conocido como el Karmapa. Lo sostiene el Señor Dönyö Drupa; Imparcial, domina todas las direcciones; Sin estar cerca de unos y distante de otros, es el protector de todos los seres: El Sol del dharma del Buda que beneficia a los demás siempre resplandece. Tras analizar el texto y cotejar esta información con lo que sabían de la geografía tibetana, los lamas9 propusieron sus explicaciones. La carta comienza con Emaho, que significa “¡Maravilloso! ¡Extraordinario!”. Con frecuencia, las canciones tibetanas de realización comienzan con esta expresión, que abre la mente a la comprensión de lo que sigue. Las siguientes dos líneas expresan la esencia de la realización. “La consciencia en sí” hace referencia a la mente consciente de su propia naturaleza; un estado de “felicidad” profunda y pura. Dharmadhatu significa “el espacio de todos los fenómenos”, uno de los muchos sinónimos de la naturaleza última de la mente. Esta inmensidad infinita de la realidad no tiene límite, ni principio ni fin, “ni centro ni confín”; está más allá del tiempo y del espacio. Después de haber abierto otra dimensión, las siguientes tres líneas de la carta describen el lugar de nacimiento del Karmapa. Nació en una familia nómada, en la parte norte del Tíbet Oriental (la Tierra de las Nieves), en el área de Lhathok, que se traduce como “trueno (thog) divino (lha)”.10 El nombre de la remota comunidad nómada donde nació es Bagor, cuya ba significa “vaca”.11 La siguiente línea indica quiénes serán sus padres, donde “método”, el principio masculino, hace referencia a su padre, Döndrub, y “sabiduría”, el principio femenino, a su madre, Lolaga. “Nacido en el año de aquel que se usa para la tierra”, indica un animal utilizado para arar, y el Karmapa nació en el año del buey de madera. “Con el sonido milagroso y de largo alcance de la blanca” indica el sonido de la caracola que resonó milagrosamente durante horas, después del nacimiento del Karmapa. Dönyö Drupa (Amoghasiddhi) es uno de los budas de las cinco familias del budismo tibetano y también podría hacer referencia a Situ Rimpoché, quien recibió el nombre de Pema Dönyö12 del decimosexto Karmapa y que fue decisivo para encontrar a la reencarnación. Las tres últimas
24
MÚSICA EN EL CIELO
líneas hablan de la cualidad o don especial del Karmapa, que no es otra que su actividad imparcial, omnipresente, beneficiosa y brillante. Como predecían estos versos, el decimoséptimo Karmapa nació al este de la región de Kham, en un distrito conocido como Chamdo Dzong, que incluye la región de Lhathok, formada por tierras agrícolas y otras de pastoreo; de estas dos, el área nómada de Bagor se convertiría en el lugar de nacimiento del Karmapa. Su padre fue Karma Döndrub Tashi y su madre, Loga (una forma bastante común de Lolaga). Esta, entre otros muchos signos especiales, dio a luz con gran facilidad en los primeros instantes de la mañana del octavo día del quinto mes, en el año del buey de madera (corresponde al 26 de junio de 1985).
La vida en Lhathok Cuando nació el Karmapa, su familia estaba viviendo en una amplia tienda de pelo de yac, levantada en una pradera de las montañas del Tíbet oriental.13 Los nómadas pasan nueve meses al año en estas tiendas, que son famosas por que no se inundan con las lluvias estivales. Una familia puede montarlas y desmontarlas en solo dos horas. En su interior, el suelo está cubierto por alfombras de brillantes colores, y el exterior está rodeado de baúles en los que almacenan sus víveres. El lugar destinado al fuego del hogar está justo en el centro, situado bajo una apertura que hay en el techo y que permite la salida del humo, pudiéndose cerrar cuando hace mal tiempo. En el lado opuesto a la entrada está el altar, punto central de la vida familiar, cuyas lámparas de manteca de yac son las únicas fuentes de luz tras la puesta de sol. La familia del Karmapa cambiaba de residencia según las estaciones y la disponibilidad de pasto para sus rebaños. Durante los nueve meses de primavera, verano y otoño, vivían en una tienda. Los tres meses de invierno, en un pueblo junto con otras cuatro familias. Allí su hogar era una amplia casa de piedra, de una sola estancia y techo de madera. Las ovejas vivía en un establo cercano y los yacs más jóvenes tenían un cobertizo que les protegía del mal tiempo. Normalmente la familia se levantaba a las cuatro de la mañana, mucho antes del amanecer. La hermana del Karmapa, Ngödrup Pelzom, recuerda con tímida sonrisa y ojos brillantes: “Aunque era oscuro, estábamos acostumbrados a realizar el trabajo y lo podíamos hacer incluso sin luz. En primer lugar encendíamos el fuego, y algunos de nosotros salíamos para ocuparnos del ganado y traer agua del riachuelo más cercano a nuestro hogar”. En invierno, el hielo es tan grueso que se ha de cortar con hacha para llegar al agua. Alrededor de las siete, todo el mundo se reúne para un desayuno que siempre es el mismo: té
EL DESCUBRIMIENTO
25
con manteca de yac y harina de cebada tostada (tsampa) a la que se le añaden pequeños tubérculos rojos y grandes cantidades de té para hacer una papilla. La jornada discurre naturalmente, alternando el trabajo con breves descansos para tomar algo a media mañana, el almuerzo a las dos, el té a las cinco y la cena a las siete. Ngödrup Pelzom recuerda: “Los que se quedaban en casa tenían diferentes tareas, como ordeñar la dri [la hembra del yac] y la dzomo [un cruce entre un yac macho y una vaca]. Parece que la dri y la dzomo saben quién los ordeña. Si es un desconocido, la persona puede sufrir coces”. La leche se transforma en productos de primera necesidad como el yogurt, la mantequilla y el queso. Su alimentación depende de la estación; los productos lácteos son abundantes en verano y la carne seca provee sustento en invierno. El trabajo se divide entre todos los miembros de la familia. Los niños vigilan las ovejas y los terneros. Los ancianos suelen quedarse en el interior y, si se llevan bien entre ellos, giran sus ruedas mani y rezan juntos sus plegarias. Las mujeres preparan la tsampa, hacen ovillos de lana, cocinan, y comparten con los hombres las tareas del transporte del agua y la vigilancia de los rebaños. Los hombres también siembran y reparan sus herramientas, o pueden realizar viajes relacionados con sus negocios. El arroz, por ejemplo, se ha de comprar en una tienda que está a un día de distancia en coche. Más o menos una vez al mes, cabalgan hasta la carretera más cercana y se hacen transportar a la ciudad. Sus compras se almacenan en un depósito comunal, cuya vigilancia se establece por turnos entre las distintas familias locales. Sin embargo, en la vida nómada no todo es trabajo. También hay tiempo para que el grupo se reúna y practiquen juntos la meditación, cuenten historias y compartan una abundante comida. En el invierno, las familias se turnan para preparar banquetes y hacer las veces de anfitriones. Durante tres o cuatro horas entonan el mantra de Chenresi (la encarnación de la compasión y la deidad tutelar del Tíbet), el de Guru Rimpoché (el siddha hindú que los tibetanos reverencian como a un segundo buda) o el de Tara (la muy querida buda que protege del peligro) y luego comparten la comida. Durante parte del verano, la familia del Karmapa permanecía en un lugar donde llegaban a reunirse más de veinte familias. Era una época idílica, cuando los campos se vestían de verde esmeralda y montones de flores añadían su acento de intensos blanco, rojo, amarillo y azul. Las familias eran amigas desde hacía mucho tiempo y también aquí las celebraciones se trasladaban de un hogar a otro. En la libertad, el compañerismo y la sencillez de este mundo, vivió el Karmapa sus primeros siete años. La devoción por el budismo impregnaba toda la vida; cuatro de sus ocho hermanos y hermanas son monjes o monjas.14 En este entorno es donde se desenvuelven las siguientes historias.
El Karmapa llega al monasterio de Tsurphu portando el sombrero de montar de los lamas. 15 de junio de 1992. FotografĂa: Ward Holmes
El patio frente al templo principal de Tsurphu donde, en 1992 los discĂpulos esperaban para recibir la primera iniciaciĂłn que dio el Karmapa. FotografĂa: Michele Martin