“En el Tíbet, cuando muere un lama importante, buscan su rencarnación. Tras la muerte de mi maestro Lama Yeshe, desde mi casa de las Alpujarras estaba atenta a cualquier noticia que me permitiese ser testigo de su rencuentro.
Esperaba el acontecimiento con gran expectativa, como si del paso de un cometa se tratase y, repentinamente, me vi arrastrada por su cola: mi antiguo maestro era ahora mi hijo Osel. Deslumbrada por el fulgor y presa de vértigo, traté de mantener el equilibrio mientras su fuerza me apartaba de mi modesto mundo para cruzar un espacio inmenso y desconocido. En ese viaje mi único refugio fueron las enseñanzas que había recibido de Lama Yeshe, y de ellas me valí para intentar asumir la posición sin precedentes en que me vi colocada sobre la cola del cometa Osel”.
He aquí la historia verdadera de una mujer que se convirtió en partícipe y testigo de acontecimientos extraordinarios que cambiaron su vida para siempre. Y he aquí, asimismo, una inteligente reflexión sobre la