Tara, la energía femenina que libera

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TARA, LA ENERGÍA FEMENINA QUE LIBERA



Lama Thubten Yeshe

TARA, LA ENERGร A FEMENINA QUE LIBERA con una introducciรณn de Jonathan Landaw

Ediciones Dharma


Traducción: Xavi Alongina Del curso de meditación “Los 21 aspectos de Tara” Foto de la cubierta: Tara Verde. Colección Ediciones Dharma Diseño cubierta : Jorja Mollà

© Ediciones Dharma 1993, 1997, 1999, 2006, 2009, 2018 Elias Abad, 3 bjos. 03660 Novelda (Alicante) www.edicionesdharma.com www.facebook.com/edicionesdharma E-mail: pedidos@edicionesdharma.com

ISBN: 978-84-948699-4-5 Depósito legal: A 432-2018

Impreso en España. Printed in Spain Impreso en Podiprint

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ÍNDICE Prólogo 9 Introducción 11 1. Preliminares 25 2. Iniciación 33 3 Práctica 41 4 Vacuidad 53 5 Visualización 61 6 La puya de fuego 71 Glosario 75



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PRÓLOGO

Publicado anteriormente con el título de Enseñanzas sobre Tara, este libro es una recopilación de un curso de meditación que el Lama Thubten Yeshe impartió del 19 al 21 de septiembre de 1980 en el Hotel El Farell de Caldas de Montbuy (Barcelona) bajo los auspicios del Centro de Estudios Tibetanos Nagarjuna. Jonathan Landaw -discípulo de Lama Yeshe- hizo la presentación del curso que también publicamos a modo de introducción. Debido a su carácter tántrico y a pesar de que estas enseñanzas fueron dadas a un grupo de estudiantes ya familiarizados con el budismo del Tíbet y que habían recibido la iniciación correspondiente, Lama Yeshe dio su autorización para que se publicara en forma de libro para que de esta manera las enseñanzas de Tara fuesen accesibles a todo el mundo. Hemos respetado el lenguaje coloquial y directo de Lama Yeshe dividiendo el texto en seis capítulos sin por ello sacrificar el orden cronológico original y por eso los capítulos no siempre quedan íntegramente definidos por su título. Para obtener el beneficio completo de las instrucciones de meditación contenidas en este libro aconsejamos recibir la Iniciación de Tara de un lama cualificado para ello. Xavi Alongina Invierno de 1993



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INTRODUCCIÓN

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sta charla es bastante particular para mí. Antes tuve que exponer las Seis Perfecciones. Esto es algo así como si a un criminal le piden que hable de honestidad; me siento mucho más cómodo al referirme a las actitudes mentales negativas. Después he tenido que hablar de vacuidad, y esto es algo que no está a mi nivel. Ahora tengo que presentar el Tantra y en inglés no existe ninguna palabra para describir lo ridículo que me siento al tener que hacerlo. De alguna manera, esto es consecuencia del karma, así pues voy a intentar repetir las palabras que he escuchado aunque no entienda su significado. El Buda mostró muchos caminos hacia la iluminación, mejor dicho hacia la liberación e iluminación. Si queremos dividir estas enseñanzas en dos secciones tendremos el hinayana y el mahayana, el personal y el gran vehículo. El hinayana comprende aquellas enseñanzas que conducen a la autoliberación; se denomina personal vehículo porque el beneficio obtenido es sólo para una persona. El mahayana nos muestra el camino a la iluminación completa; se le denomina gran vehículo porque beneficia a un sinnúmero de seres. Hay dos niveles de obscurecimientos que cubren nuestra mente. Las enseñanzas del vehículo hinayana eliminan completamente el primero de estos niveles, o sea, la contaminación de las actitudes mentales negativas. Una vez eliminada por


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completo de la mente esta primera envoltura, deja de haber sufrimiento y se acaba con el karma. Así se alcanza la total liberación del samsara. Las enseñanzas mahayana nos muestran la manera de terminar con los dos niveles de contaminación de nuestra mente. La contaminación de las actitudes mentales negativas desaparece por completo y ya no hay más sufrimiento y se acaba con el karma; además, y debido al poder de los medios poderosos que se utilizan y de la bodichita, se consigue eliminar incluso la segunda contaminación que contiene las distintas impresiones depositadas en la concienca por las actitudes mentales negativas. Para comprenderlo podemos poner la siguiente analogía: Pensemos que tenemos una caja que contiene cierto producto químico de olor muy penetrante, por ejemplo, unas bolitas de naftalina. Quitar la primera contaminación de nuestra mente equivaldría a sacar de la caja las bolitas de naftalina. Eliminar la segunda contaminación de la conciencia sería como suprimir el olor que hubiese quedado en la caja despúes de haber sacado las bolitas. Cuando eliminamos el primer nivel de obscurecimiento alcanzamos el estado de arhat -destructor de obstáculos-; al quitar el segundo nivel alcanzamos el estado de un buda, el despertar completo. A pesar de que tanto un arhat como un buda están libres de sufrimiento, el estado de un buda es mucho más elevado. Hay enseñanzas que señalan dieciocho diferencias entre un buda, que ha eliminado los dos niveles de obscurecimientos, y un arhat, que sólo ha eliminado una contaminación de su mente. Ahora no es necesario hablar de esas diferencias; sin embargo la más esencial es que la mente de un buda comprende la naturaleza de la vacuidad, de toda la realidad, sin esfuerzo alguno. Tiene una comprensión de todo el fenómeno; es por eso que un buda tiene mucha más capacidad para beneficiar a otros que un arhat. Desde luego, comparado con un ser ordi-


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nario, la capacidad que tiene un arhat para ayudar a los demás es extraordinaria. La diferencia esencial estriba en que cuando un bodisatva se está adiestrando para ser un buda, lo hace con una motivación de bodichita, es decir, en todas sus actividades su intención alcanza a los demás. Aunque haga una práctica interior para sí mismo, siempre dedica los beneficios de dicha práctica a los demás. Cualquier ser que haya eliminado todo el sufrimiento tiene una habilidad extraordinaria de beneficiar a los demás, pero el estado búdico es algo mucho más supremo. Un buda no tiene ningún obstáculo para ver cualquier cosa, como por ejemplo el karma pasado de uno de sus discípulos. Sabe con exactitud cuáles son los métodos y los caminos necesarios para que este ser en concreto recorra el camino de la iluminación. El vehículo mahayana también está dividido en dos. El primero es el vehículo de los sutras o sutrayana; aunque el término que se emplea y que significa lo mismo es paramitayana: vehículo de las perfecciones. Siguiendo este camino, el bodisatva se adiestra en las seis perfecciones y por el poder que adquiere de este adiestramiento, los dos niveles de obscurecimientos que cubren la mente van siendo eliminados de forma progresiva. Otro nombre que se puede dar a este vehículo es el de “vehículo causal”. Se le llama causal porque practicar estas perfecciones es la causa para alcanzar el estado de la iluminación. El Buda enseñó según la capacidad de la audiencia a quien iban dirigidas sus palabras. Debido a que el mayor interés de la gente era aliviarse de su sufrimiento y alcanzar su propia liberción, las enseñanzas que más difundidas están son las del hinayana. Pero había algunos discípulos que tenían una inteligencia más desarrollada, una motivación superior, y a éstos el Buda les dio las enseñanzas mahayana de los sutras. Éstas no se extenidieron tanto como las del hinayana, porque no había tantos discípulos cualificados.


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n las enseñanzas del tantra hay que tener en cuenta dos partes: la que constituye las prácticas preliminares y la práctica central o principal. Las preliminares comprenden el sistema por el cual el ser humano se desarrolla de una forma gradual. Estoy seguro de que en la introducción, Jonathan Landaw ya mencionó que las preliminares básicas son, renuncia, bodichita y sunyata o vacuidad. Desde luego, para llegar a la comprensión completa y desarrollada de las tres, necesitamos mucho tiempo, pero para nosotros es suficiente con tener una comprensión mínima de las mismas. En cierta medida, tenemos compasión, sentimos simpatía por los demás; esto es suficiente. Hasta cierto punto, tenemos control, no estamos totalmente involucrados en el “super samsara”. Si no tuvieseis cierta renuncia no estaríais hoy aquí en esta postura tan poco habitual. Estas tres preliminares no son algo inusitado que tengáis que adquirir, de hecho ya poseéis estas cualidades. No quiero que tengáis dudas y que penséis que puesto que no tenéis renuncia no estáis cualificados. En vez de sentiros atraídos hacia Barcelona, donde podríais pasarlo en grande, o en lugar de ir a la playa, os venís aquí a poneros en esta situación de “prisioneros”. Esto quiere decir que tenéis cierta renuncia. También contáis con cierto conocimiento intelectual de la no dualidad; podéis entender que ciertas visiones mentales son


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fantasías, proyecciones vuestras. En otras palabras, no os creéis exactamente la visión de vuestra percepción sensorial tal y como aparece, comprendéis que existen muchas visiones erróneas. La diferencia entre el vehículo de los Paramitas y el Tantra es que en cada uno de ellos se enfatizan distintos aspectos. En el primero se trata de evitar situaciones confusas y se insiste en ello; cuanto más deseo y enfado, más confusión. Según el paramitayana hay que evitar este tipo de situaciones. Sin embargo, en el tantrayana en vez de evitar estas situaciones, se introduce la idea de utilizarlas y transformarlas en el camino hacia la iluminación. Voy a poner un ejemplo. Los occidentales siempre procuran rodearse de ambientes agradables. Cuando vais a un sitio de esas características, vuestra mente es feliz, pero si vais al desierto todo es incomodidad. ¡Esta es la forma de pensar materialista del occidental! Sin embargo, las cosas no funcionan así, puesto que aun teniendo muchos placeres, un lugar cómodo y agradable, vestidos y comida, podemos sentirnos infelices y más confusos. La llave para disfrutar está en nuestra mente y no en lo exterior. A vosotros os encanta salir de vacaciones. “El año pasado fui a tal sitio. Este año quiero ir al mejor lugar. Ciertamente debe ser un sitio muy hermoso, puesto que va todo el mundo. Seguro que me lo pasaré bien…”. Así pues, viajáis a ese lugar. Al principio todo es bonito, el primer día es fantástico, el segundo quizás también, pero después de tres o cuatro días viene el desastre y las quejas: “He gastado mucho dinero”, los reproches a la persona con quien estamos: “No eres lo bastante cariñoso conmigo…”. Por lo tanto, no es el lugar lo que os hace felices y os deja satisfechos. La satisfacción viene de la mente. La mente limpia y clara produce cada vez más satisfacción. Por lo general los cerdos se encuentran muy bien en sus pocilgas, se sienten encantados y muy felices en su mandala. Si tenéis satisfacción y comprensión interior todo se vuelve un paraíso. Pero si la mente está confusa, muy insatisfecha y cubierta


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por la gruesa manta del ego, entonces estáis en el mejor hotel de cinco estrellas y... mucha gente se suicida arrojándose desde las ventanas de los hoteles de cinco estrellas. Como podéis ver, el problema reside dentro. El budismo y en especial el tantra, nunca menciona que no debáis tener placer, que no debáis ser felices y disfrutar. El ser humano no debe irritarse; debemos tener el placer más elevado. No obstante, necesitamos saber cómo podemos obtenerlo. Esto se logra eliminando la mente codiciosa extrema. Tengo muchos amigos que tienen de todo; todo lo que puedan desear. Con sólo coger el teléfono y dar una orden pueden conseguir cualquier cosa. Pero su problema es que están tensos, insatisfechos. Estas son mis experiencias como monje tibetano, y estoy seguro de que vosotros conocéis mucho mejor este tipo de situaciones. Para los occidentales es muy importante saber cómo disfrutar sin dejarse confundir ni abrumar por los placeres. ¿Lo comprendéis? Muchas veces nuestros placeres se convierten en causa de nuestro sufrimiento. Este es el problema. Hay que recordar que estamos buscando una liberación eterna, una paz duradera. ¿Cómo podemos llegar a ella, cómo podemos conseguir esta liberación? Desarrollando felicidad, felicidad auténtica; éste es el camino a la liberación. Hay que ir del gozo, al gozo auténtico. Es muy sencillo Normalmente nos esforzamos y trabajamos para conseguir ser felices, pero después de esta felicidad obtenemos depresión. De nuevo conseguimos felicidad que más tarde se vuelve a convertir en sufrimiento. Este es nuestro problema. Tenemos placeres, tenemos felicidad, pero el problema es no poderlos mantener de una forma estable. Cuando algunos occidentales conocen el budismo, lo interpretan así: “Ahora estudiaré budismo. ¡Quiero renunciar!”. Después de esto al experimentar algún placer se sienten culpables: “Soy culpable, no debo tener placeres”. Esta actitud no es bue-


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na, y nada saludable. También, muchos occidentales acomodados se sienten culpables, no pueden disfrutar de lo que tienen. Al ser ricos, mucha gente pobre y miserable les pide. “Soy tan rico pero no puedo dar, me siento culpable pero soy incapaz de ser generoso”. No existe razón para sentirse culpable. Si vuestra mente está dispuesta dais: si no, pues no dais, es bastante fácil. Es bueno disfrutar todo lo que se pueda. En el tantra se subraya la práctica de la transformación. Los problemas aparecen al pensar que no somos lo suficientemente perfectos o capaces. Este pensamiento nos hace creer que no valemos lo bastante. Pensáis que sois egoístas, os criticáis a vosotros mismos, os deprimís. Este ego que os lleva a criticaros es el origen de la confusión y la insatisfacción. No aceptáis el hecho de que valéis lo bastante. Esta forma de pensar, esta psicología, funciona de una forma efectiva. Si pienso que soy una persona malhumorada y colérica, que siempre busca pelea, al relacionarme con los demás estaré preparado para enfadarme. Ésta es la idea preconcebida del ego y como tal debe acabarse con ella. Lo importante del tantra es afirmar que todos vosotros, todos nosotros, tenemos la cualidad de buda, la cualidad de Dios. Según el pensamiento occidental, podemos hablar de cualidad divina. La cualidad nuclear de dios, del buda que existe en todos nosotros. Reconocerlo es importante. Podéis ver esto en nuestras relaciones humanas. Cuando perdemos el respeto hacia los demás, debemos investigar cómo tiene lugar esto. Muchas veces pensamos, mejor dicho, nuestra mente negativa piensa que el objeto –él o ella- ha cambiado. Por consiguiente, ya no vale tanto, ha dejado de interesarme. Desde un punto de vista psicológico y budista, yo soy quien cambio, mi ego es lo que produce ese cambio, y una vez hecho el cambio, este mismo ego se queja. De esta forma perdemos el respeto a los demás. Según el budismo, yo cambio, no estoy


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satisfecho con lo que quiero y por eso la otra persona deja de interesarme. Por esto, en la medida de nuestras posibilidades debemos tratar de reconocer y ver la cualidad divina de Tara en todos los seres. Este tantra yoga subraya el hecho de ver a todos los seres humanos como Tara. ¿Qué es Tara? Tara es la cualidad divina de todos los seres supremos. ¿Por qué tiene aspecto femenino? Porque existe una cierta energía especial que posee la mujer. Tenemos que entender que Tara no es una mujer. Todos nos convertimos en Tara. Tara es un estado de consciencia, un estado de realización. Es la acción divina más diligente; en otras palabras, cuando se desarrolla la cualidad de Tara se puede eliminar la pereza, y crear y obtener mucha energía para actuar. Desde el punto de vista histórico, Tara fue una mujer. Empezó motivándose con la bodichita para más adelante practicar las seis Perfecciones hasta que finalmente alcanzó la iluminación; siempre como mujer. Su nombre significa liberadora o salvadora. Hace miles de años cierta mujer tomó la determinación de que antes de desayunar debía llevar a la iluminación a un par de millones de seres, de no conseguirlo no desayunaría. Antes de comer debía conducir a la liberación a otros millones de seres, de lo contrario no comería. Y aún antes de cenar debía guiar a la liberación a un par de millones de seres más o se quedaría sin cena… Tuvo éxito; su oración funcionó. La India de aquella época estaba constituida por muchos reinos y esta mujer era hija de un rey. A consecuencia de ello tuvo muchas posibilidades de hacer cosas por los demás; ofreció dinero para propagar las enseñanzas, dio muchas riquezas. Creo que en aquellos tiempos y en tales circunstancias, era posible hacer algo parecido para ayudar a los demás. Así pues, se hizo muy famosa y conocida en todas partes. Los budas le dieron el nombre de Tara –en tibetano Drolma– que quiere decir “liberadora”.



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