Cómo transformar el sufrimiento en el camino de la liberación
Mediante la verdad relativa
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ualquier estado mental, ya sea de felicidad o de sufrimiento, tiende por naturaleza a incrementar si uno se acostumbra a experimentarlo. Si nuestra mente se habitúa a experimentar solamente el aspecto doloroso de cualquier experiencia adversa debida tanto a las circunstancias como a otros seres, entonces incluso el menor incidente llegará a provocarle una intensa aflicción. Como su intensidad aumenta a medida que nos vamos habituando a él, podemos llegar hasta el punto de que cualquier cosa que suceda nos aflija y desaparezca así cualquier posibilidad de ser felices. Si culpamos a los acontecimientos externos, porque ignoramos que la culpa la tiene el modo en que nos hemos habituado a experimentarlos, surgirán el enfado y otras emociones negativas y así contribuiremos a que el fuego del sufrimiento y del karma negativo incremente incesantemente. Se dice entonces que «todas las apariencias se vuelven hostiles». Es necesario entender plenamente que si los seres de esta época degenerada1 en la que vivimos padecen tantos infortu-
1. Una época degenerada, tib.: snyigs ma, es una época de guerras, enfermedades, hambre y conflictos emocionales.
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nios es debido fundamentalmente a su escasa capacidad de discriminación. El que no nos afecten obstáculos tales como enemigos, enfermedades, influencias negativas, etc., no significa por tanto que podamos deshacernos de ellos e impedir que vuelvan a aparecer. Significa más bien que podemos impedir que se conviertan en un obstáculo para nuestro progreso en el camino hacia la liberación. Para ello, es necesario que primero dejemos de considerar el sufrimiento únicamente como algo que hay que evitar y posteriormente, seamos capaces de alegrarnos cuando aparezca. 1. Cambiar de actitud ante el sufrimiento Considerar que el sufrimiento es totalmente dañino, y el desasosiego que os produce esa aversión al sufrimiento, es algo inútil y sumamente perjudicial. Es necesario que estemos convencidos de ello y que frecuentemente nos recordemos con determinación: «Desde ahora en adelante, no voy a permitir que ningún sufrimiento me produzca desasosiego». a) Es inútil considerar que el sufrimiento es algo dañino Si el sufrimiento tiene solución, no tiene sentido que nos inquiete. Y si no tiene solución, ¿para qué vamos a angustiarnos? b) Además, considerar que el sufrimiento es algo dañino, es sumamente perjudicial Si dejamos que esa inquietud se apodere de nuestra mente, pronto incluso el menor sufrimiento se volverá insoportable. Sin embargo, si no nos dejamos llevar por esa angustia, nuestra mente será suficientemente fuerte para poder sobrellevar incluso los mayores sufrimientos con facilidad, de modo que llegará a percibirlos tan leves y ligeros como el algodón. Por ejemplo, si alguien está pensando en
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una joven muy atractiva y ello le suscita deseo, e intenta suprimirlo, no conseguirá más que agotarse. Del mismo modo, si nos concentramos en el aspecto doloroso de un sufrimiento, seremos incapaces de generar la paciencia necesaria para sobrellevarlo. Así pues, tal como se explica en las instrucciones para controlar los sentidos, no debemos concentrarnos en ese sufrimiento y sus peculiaridades, sino acostumbrarnos a dejar que la mente permanezca en su estado natural, tal cual es. 2. Alegrarnos ante el sufrimiento al reconocerlo como un aliado Hemos de llegar a ser capaces de alegrarnos del sufrimiento, considerándolo un aliado en el camino de la liberación. Cuando éste se presente, debemos usar un método virtuoso que sea adecuado a nuestra capacidad. Pues si sólo lo dejamos en el nivel teórico repitiéndonos que el sufrimiento nos ayuda en nuestra práctica y nos puede aportar tal y tal beneficio si aplicamos los métodos adecuados, estaremos más lejos de nuestros propósitos que el cielo de la tierra. Así será difícil que podamos conseguir algún resultado. a) El sufrimiento como un medio para desarrollar nuestra determinación de alcanzar la liberación2 Recordemos que mientras sigamos vagando impotentes por el samsara, el círculo de las existencias, que aparezca el sufrimiento no es una injusticia sino la condición inherente del samsara. Pensemos además en cómo serán los sufri-
2. Determinación de alcanzar la liberación - nges ‘byung, tras haber generado un fuerte rechazo por el sufrimiento que es inherente al samsara uno desea liberarse definitivamente de él. Este término suele también traducirse como «renunciación».
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mientos de los reinos inferiores,3 si incluso los pequeños sufrimientos de los reinos superiores nos resultan tan difíciles de soportar. «¡Ay, el samsara no es más que un océano de dolor de profundidad y confines ilimitados!» Reflexionando así llegaremos a aborrecer el samsara y dirigiremos nuestra mente hacia la liberación. b) El sufrimiento como un medio que nos lleva a refugiarnos En todas nuestras existencias sucesivas experimentamos miedo ante los incesantes peligros. Recordemos que las Tres Joyas4 son el único refugio infalible y depositemos en ellas nuestra total confianza. Refugiémonos en las Tres Joyas con convicción y pase lo que pase no renunciemos a ellas. c) El sufrimiento como un medio para eliminar el orgullo Eliminemos el orgullo, el desprecio a los demás y otros estados mentales negativos que son los enemigos que destruyen nuestros méritos, recordando como se ha explicado antes que estamos constantemente sometidos al sufrimiento y aún no somos libres. d) El sufrimiento como un medio para purificar los actos dañinos Todos los sufrimientos, tanto los que experimentamos nosotros como cualquier otro de los inmensurables e inmensos sufrimientos, provienen únicamente de los actos negativos. Por lo tanto, reflexionemos detenidamente sobre los cuatro puntos siguientes: 3. Los reinos inferiores son aquellos reinos del samsara en los que predomina el sufrimiento. Éstos son el reino de los animales, el de los espíritus hambrientos y el de los infiernos. En los reinos superiores (el de los dioses, el de los humanos y el de los semidioses) existe una cierta felicidad pero está mezclada con el sufrimiento. Estos seis reinos corresponden a seis clases de experiencias que pueden experimentar las consciencias como resultado de acciones previas. 4. Las Tres Joyas son el Buda, el Dharma (sus enseñanzas) y la Sangha (la comunidad de aquellos que le siguen).
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El principio de causa y efecto es ineludible5. Los resultados de los actos crecen inmensamente. Nadie puede experimentar el resultado de aquello que no ha hecho. Los resultados de los actos no se desvanecen jamás. Si no queremos sufrir, hemos de renunciar a las acciones dañinas que son su causa. Hemos de purificar los actos dañinos que hicimos en el pasado usando las «cuatro fuerzas»6 y debemos esforzarnos en evitar cometerlos en el futuro. e) El sufrimiento como un medio para impulsar la acumulación de acciones virtuosas Si lo que deseamos es la felicidad, que es lo contrario del sufrimiento, es necesario que nos esforcemos en aquello que la genera, que son las acciones virtuosas. Reflexionemos sobre esto detenidamente y tratemos por todos los medios posibles de incrementar nuestros actos virtuosos. f) El sufrimiento como un medio para intensificar nuestra compasión Recordemos que los demás seres están también afligidos por sufrimientos similares a los nuestros o aún peores y consideremos lo maravilloso que sería que pudiesen verse libres de todos sus sufrimientos. 5. Karma, tib.: las, significa acción, pero generalmente se refiere al «principio de causa y efecto», según el cual todas las experiencias son el resultado de acciones previas, y todas las acciones son las semillas de las situaciones que configurarán las existencias futuras. Las acciones que darán lugar a experiencias de felicidad se definen como virtuosas y a las que darán lugar al sufrimiento se las denomina no virtuosas o dañinas. 6. Las cuatro fuerzas, de una práctica de purificación, son: 1) La fuerza del soporte: consiste en refugiarse en el Buda u otra deidad que uno toma como soporte para su práctica. 2) La fuerza del arrepentimiento por los actos dañinos cometidos previamente. 3) La de la resolución de no cometer tales acciones en el futuro. 4) Y la de la acción como antídoto, que es la práctica de purificación en sí.
Un mismo sabor en la felicidad o el sufrimiento Yigme Tempe Ñima Estas enseñanzas del tercer Dodrupchen Rimpoché exponen una de las prácticas más importantes del budismo mahayana. Nos muestran como utilizar todas las experiencias, tanto de felicidad como de sufrimiento, para progresar en el camino de la liberación. En estos tiempos difíciles y llenos de problemas, estos métodos, aplicados con perseverancia, permiten mantener en todas las circunstancias la mente serena y relajada, de modo que ni las alegrías ni las penas podrán perturbarla.
ISBN 13: 978-84-96478-07-7
9 788496 478077