Bistró - XV

Page 1

REVISTA DE POESÍA

EDICIONES O

BISTRÓ

XV

[ROMÁN VILLALOBOS ● ROBERTO CAMBRONERO DAVID GONZÁLEZ ● ADÁN ECHEVERRÍA CARLOS MARTÍN BRICEÑO ● MELISSA J. DÁVILA] 1


Bistró. Revista bimestral de poesía. No. 15, Dic-Ene 2018. Es un proyecto editado en Mérida, Yucatán, México. Director: Daniel Medina / Edición: Ediciones O / Consejo editorial: Mary Carrillo, Daniel Sibaja, Fernando Salgado / Artes Visuales: Mariana Pacho de la Vega

CONTENIDO Adelanto editorial del libro Final del rey de Román Villalobos // p.4 Poesía Roberto Cambronero // p.10 David González // p.13 Reseña

Entre caballos e impalas. Poemas lúdicos a través de la frontera de Adán Echeverría // p.15

Sobras reunidas o la reconciliación del narrador con la poesía de Carlos Martín Briceño // p.23 Obra visual Varada de Melissa J. Dávila // p.26

2


PRESENTACIÓN Como cada dos meses, queridos amigos, les traemos un nuevo número de Bistró bajo la misma apuesta editorial: la brevedad y la unión de la experiencia con las nuevas voces. Estamos muy cerca de cumplir tres años como proyecto de divulgación literaria; nuevas personas se van agregando tanto al equipo de trabajo como a la excelente familia de colaboradores que número con número nos brindan el lujo de su compañía. En este número, podrán encontrar un adelanto del libro Final del rey de Román Villalobos, un poeta jalisience con un par de libros publicados, coeditor de la revista 3 pies de gato. Por otro lado, podrán leer a dos poetas más: Roberto Cambronero y David González. El primero, Roberto, es un joven poeta costarrisence ganador del Premio Una Palabra 2015 en el género de teatro, también participa con su columna de opinión en la Revista Vice-Versa. El segundo, David, es un poeta argentino con una plaquette de poesía publicada “11” (ediciones de La Mariposa y La Iguana) en el año 2016. Con estas colaboraciones nos complacemos de ampliar el panorama editorial de la revista, mostrando trabajos del exterior del país.

Finalmente en el área de crítica y difusión de publicaciones, una reseña de los libros: Busque caballos negros en otra parte (Pinos Alados, 2015) y El Impala rojo (Instituto de Cultura de Baja California y Secretaría de Cultura, 2017) de Antonio León escrita por Adán Echeverría. De igual forma una reseña del libro Sobras reunidas (Los bastardos de la uva, 2016) de Balam Rodrigo, escrita por Carlos Martín Briceño. Siguiendo con el espacio para las colaboraciones visuales, incluimos un muestrario de la obra de Melissa J. Dávila, joven artista que nos presenta una serie de fotografías: Varada.

3


Román Villalobos E

(Lagos de Moreno, Jalisco, 1991). Licenciado en Humanidades con orientación en Letras por la Universidad de Guadalajara. Publicó la plaqueta En las primeras horas de extravío en Pieza de paso (CULagos Ediciones, 2015), autor de Pequeña ciudad eléctrica (Editorial Montea, 2016). Fue incluido en la antología Un canto me demanda: memoria de poesía laguense (Ediciones Papalotzi, 2011). Sus cuentos y poemas han sido publicados en revistas y sitios web de toda Latinoamérica. Actualmente es becario del PECDA Jalisco 2017-2018 en la categoría Jóvenes Creadores, productor en Radio UdeG Lagos, coeditor de la revista 3 pies al gato y colaborador del proyecto virtual Hýbris.

l Final del rey está l ” lleno de voces quee F n están a punto de i o n perder. Con el a tiempo me engañé d l creyendo que eso e d e l r e y e s t

4

á

no era algo mío. v Pero lo es, y o también es de todos a nosotros. Parte — p grande— de lo u humano es perder,n y despedirse. Eso t d nos hermana. e


Final del rey fue escrito a lo

porque no me fui a ninguna

largo de 2013. Aunque empecé

parte. Final del rey está lleno

escribiendo cuentos para todo,

de voces que están a punto de

mi interés por la poesía estuvo

perder. Con el tiempo me

latente desde siempre, pero

engañé creyendo que eso no

nunca, por decirlo de alguna

era algo mío. Pero lo es, y

manera, le había dedicado el

también es de todos nosotros.

tiempo y esfuerzo suficientes.

Parte

Nunca había tratado de decir

humano

más con menos. Esta obra fue

despedirse. Eso nos hermana.

mi primera apuesta por lo

—grande— es

de

lo

perder,

y

Si bien hay textos más

mínimo. Este fue, para mí, el

viejos en otras obras que ya

primer rey que se muere.

publiqué o están inéditas, Final

En este libro quise dejar

del rey es de hecho el primer

la impresión de una búsqueda y

libro que pude terminar. Dicho

la extrañeza que ese proceso

de otro modo, estas fueron las

siempre trae consigo. ¿Buscar

primeras

paradas

de

qué y en dónde? Y luego,

recorrido,

o

primeros

¿quién es el que busca? Al

hogares donde fui visita. Y

final, no era ninguna pesquisa,

estas

porque todo lo que llegó a mis

fotografías.

manos se me fue, y eso es bueno. Tampoco fue un escape, 5

que

los

siguen

mi

son


Tres poemas de

Aeropuerto de Gjoa Haven

Final del rey Lo despertaron a tiempo, antes del aterrizaje.

Le hubiera gustado

decir en voz alta «¿por qué tanta blancura desde la ventana?» pero le habían amordazado, y cuando la aeromoza le habló en una lengua eslava, pensó que era lo más cerca que estaría en su vida de una película de acción.

Salir de ahí

sería un embarazo, lo podía sospechar aún con los ojos cerrados. Despertó otras dos veces: cuando lo sacaron a tumbos del avión, y más tarde, al recorrer una calle sola, sobre la cual el cielo se fundía con el sol.

6


Poemas de Román Villalobos

Lejos de Teillier Ninguna palabra entre el cerrojo y su encuentro con la llave, Teillier. Atraigo a fantasmas de cien años o más, y toman su lugar en el sofá con rastros de la gata. Dime que no sé escribir por error. Que no estoy roto. Responde una llamada que no te estoy haciendo. Y que no sé hablarte de mi vida en el pueblo, lejos de los aeropuertos por donde mi generación ha de llegar. Ninguna palabra entre mi llegada y el cerrojo y su encuentro con la llave, Teillier. O las palabras que no busco entre todo lo que digo. ¿Qué significa que tu libro esté oculto entre mi ropa y no anclado en la repisa? Es un juego de la gata todo lo que estoy pensando en un sofá con los fantasmas de cien años o más.

7


Poemas de Román Villalobos

La Facultad de Ciencias Biológicas Seguramente este sujeto quiere pagarme el pasaje, y el chofer va pensando en hacer un descuento. Yo sólo pretendo llegar a tiempo a clase, voy tarde, el boulevard está lleno de agujeros con agua, porque ha llovido, y es imbécil la carrera de los transeúntes. Veo, a lo lejos, la Facultad de Ciencias Biológicas, el humo de las fábricas me araña las fosas porque no distingo entre lo sucio y lo nublado. Ahora que nos acercamos a un semáforo saco mi cartera y el chofer me detiene, el tipo de atrás aún conserva las monedas en la mano y un trailero dispara el claxon de su monstruo sobre nuestros oídos. No sé a qué se deba que aún siga con vida en esta ciudad histérica, me digo al caminar por el pasillo helado que pasa debajo de la rectoría. Cuestiones de un azar que no me corresponde, que me cruza como los estudiantes que rozan la palma de mis manos en una mutua y miope carrera a contratiempo.

8


POESร A

Roberto Cambronero: Nieblas de cloro y potasio David Gonzรกlez: Dos poemas

9


NIEBLAS DE CLORO Y POTASIO I En esos tiempos después de los cromañones pero antes de los Sumerios, cuando en los valles sulfurosos se extendían pueblos de ascetas, ángeles extraviados, profetas gigantes que hablaban de los diluvios que vendrían, entre las ramas bermellón todavía estaban las nieblas de cloro y potasio del principio del mundo en el horizonte. II Alguna vez vi un villa de vacas bicéfalas, hebras de guarias y siemprevivas, ahí la gente solía estar en las terrazas deslizando arenas [entre sus dedos, los pájaros parecían pesarle al aire como piedras y esa arena era reloj. No soporté estar ahí, entre sus cisnes de plomo y pozos [artesianos, así que me marché con pasos de roca y sudor. III Un mediodía en el desierto vi a un niño matar a una paloma. Lo hizo con una piedra directa al pecho. Y esa piedra tenía forma de huevo. De huevo de paloma. 10 10


Vi que los querubines lo presenciaban todo, sin moverse ni dar su juicio, sobre las espinas del cactus. Vi que el niño está hirsuto y sediento, pero sobre todo, gatuno. Y que tenía ojos como uvas negras, como si en vez de una paloma de sangre viera almíbar, olivas y cerezas. IV Intenté tomar agua de un estanque, pero en él nadaban larvas ciegas, ciegas y preñadas de moscas con las alas replegadas. V Después de un avispero, entre los montículos de talcos, alguna vez partí una piedra en dos: tenía marcados los desamparados huesillos de una [carpa. Puede haber, también, un arte en morirse. Como pedirle a Caronte que te lleve por las apaciguadas aguas del Nilo para que no te muerdan las serpientes y caimanes. Eso pensé. También: que nuestro esqueleto es un fósil todavía en flor. VI Un pueblo a trescientos sesenta escalones bajo tierra, solían embarrar a sus muertos en miel, con hielo y sal la cristalizaban. Así quedaban eternos en esa suspensión de ámbar y polen,

11 11


en sus libaciones de orines y amoníaco. También hablaban de dedos altivos que designaban a las estrellas, de que estaban bajo tierra para repeler los gusanos [carroñeros, y le susurraban a los cadáveres como si estuvieran vivos. Esa vez me fui como un jabalí que huye del fuego. VII Como soy miope y en esa época no había anteojos, ni monóculos ni aros o algo parecido, supongo que olía que la savia negra subía por esos árboles que llegaban a las nubes y a los cetáceos mustios que andan por las llanuras con canto de sirena desamparada, en una arboleda sucia me encontré a un sabio al que solo oí decir “Los libros, si se llegan a inventar, deberían ser el esfuerzo de cien [hombres” Por la garganta reseca no pude preguntar por qué no cien mil, o toda la [humanidad. Comí, con el sabio, la ciruela amarga.

___________________________ Roberto Cambronero Gómez nace en 1995 en San José, Costa Rica. Cursa la carrera de Literatura y Lingüística en la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha colaborado en las revistas Almiar, Letralia, Espora, Marabunta y Kaleido. Ganó el premio Una Palabra 2015 en la rama de teatro con El insólito rapto de Doña Inés. Escribe una columna de opinión en la Revista Vice-Versa (Nueva York).

12 12


Nazca. Reciba los nutrientes necesarios para desarrollar su cerebro. Siéntase el perro de Pavlov antes de saber que existe algo [llamado así. Tenga una familia disfuncional. Lea siempre cualquier cosa que caiga en sus manos. Lea poesía. Lea poesía desordenadamente. Lea poesía hasta pensar que no hay nada nuevo por decir. Piense en no volver a escribir, sintiendo la poesía rondar en [la nuca. Conozca la incineración. Use las palabras como bayonetas. Tenga amigos y piérdalos. Sea genital. Invéntese una moral o un dios. Regocíjese en el barro y la altura. Indague en la intensidad. Inmólese. Siéntase morir. Resucite. Entiéndase uno más. Descifre el run run del viento.

13 13


El rectángulo de la ventana modera las pupilas su mirada amolda el viento doblando los árboles en reverencia abajo del frío sus ojos pueblan el territorio del olvido.

____________________________ David González (Argentina, 1979). Publica textos y poesía en publicaciones literarias, suplementos culturales y páginas webs culturales y poéticas de Latinoamérica, EEUU y España. Participa en eventos poéticos y culturales de Argentina. Sube material de su autoría en el blog www.fragmentario.blogspot.es Editó la plaquette de poesía 11 (ediciones de La Mariposa y La Iguana) en el año 2016.

14 14


Reseña

ENTRE CABALLOS E IMPALAS. POEMAS LÚDICOS A TRAVÉS DE LA FRONTERA porque los cadáveres siempre son los hijos de otros ANTONIO LEÓN (Busque caballos en otra parte, página 26).

¿Qué tiene de lúdico decir lo que se piensa de la sociedad, del hacinamiento, la persecución, el racismo, el sexismo, el limitar los derechos del otro; el acusarnos de monstruos, el apuntarnos con el dedo o con un arma los unos a los otros, más allá de los deseos, de los miedos, de los estertores del cuerpo, de la moral que nos queda guanga o de aquello que nos hace aplastar el cráneo del marica contra la acera?

En los moteles siempre hay gente con planes truncos, lágrimas que han sido proyectadas conforme a lo que se espera de cualquier canción. Pero en el auto rojo ya no volverá a sonar la música, y faltan varios kilómetros para llegar a la ciudad. En la ciudad hay moteles y gente que llora por cualquier cosa. En la ciudad hay fantasmas que no se dejan sorprender por un adulto que lleva un atuendo absurdo. (El Impala rojo, página 54)

pero yo quería un artista en la familia el impedimento es que yo no estoy en el poema (El Impala rojo, página 24)

¿Qué tiene de divertido sangrar todas las noches, contar a los desaparecidos, llevar el diario de la muerte que se esparce poco a poco entre los ojos de la prensa, la lente del fotógrafo, los grabados, los tatuajes, los moteles, al descorchar cada

y para los hijos de puta que apedrean [niños afeminados en la vía pública

15


botella de vino y vaciarla en la cuenca de nuevas calaveras?

El desempleo qué tiene de amargo; la militarización y todos los pintalabios que corren detrás de los escrotos qué tienen de narcisismo. Qué tienen de divertidos, de mayéuticos, de sagrados, de reconocibles dinosaurios abriéndonos las piernas, el vientre, la mordaza que ya nos queda chiquita, y nos atragantamos de la risa mientras esperamos abiertos por otra cerveza, otra grapa, otro churro, y que sigan escarbando en las leyes y en la economía. El poeta mexicano que camina todos los días cerca del borde contra los Estados Unidos, lo sabe, lo come en cada desayuno apresurándose para jugar al equilibrista en este circo al sur de los Estados Unidos, a donde se sigue extendiendo el Imperio contemporáneo con sus luces multicolor, en el verde frescor del dólar, en la resistencia de saberse arrebatados, pero sabios en la conquista del valor para nunca dejarse derrotar por el gringo, que siempre anda

Al fallecer un padre, o también si es un hijo con deudas: alguien muere y los otros ponen una cruz en el sitio de despegue. Luego la cruz sufre los efectos de la erosión, hay brisa en todas partes, a veces hay incendios. El Impala lleva muertos que no se han enterado de su sitio en la carretera. (El Impala rojo, página 62).

¿Qué tiene de irónico ser un artista consumido por el tedio de la desorganización, viviendo de arrimado en casa de una amiga en Mexicali, o al ver como acusan a aquella chica de la infancia de haberse embarazado de un desconocido para no aceptar que el padrastro la había violado? luego el padre regresa del castillo o del aviario que sangra hacia arriba, en la entrepierna incuban los suspiros de Anaís, dos brasas de malvavisco y ella tiene la culpa del relato lo clasificó en archivo erótico (Busque caballos en otra parte, página 74).

16


persiguiendo fantasmas eróticos de donde afianzarse la voluntad. El poeta de Baja California ríe de los alto parlantes, se muere de la risa con cada golpe de sirenas para apagar los fuegos de una ciudad en la que el sol abrasa los pasos de todos los que caminan por las calles fundadas a medio desierto, y miran del otro lado de la cerca ondear la bandera de las barras, las estrellas, y se caga de la risa porque eso no es más que un chiste para remodelar nuevos aspavientos de la conciencia: pónganse los muros, escarbemos los túneles, abramos las compuertas de la nostalgia, ¡allá vamos otra vez, pútrido sueño americano! Todo eso es más o menos lo que Antonio León (Maneadero, Ensenada, 1977) ha sabido acomodar en dos de sus obras que han caído ante mis ojos: Busque caballos negros en otra parte (Pinos Alados, 2015) y El Impala rojo (Instituto de Cultura de Baja California y Secretaría de Cultura, 2017), este

último que se alzara con el Premio Estatal de Literatura 2016 en Baja California para el área de poesía, siendo jurados los aprobadísimos poetas Rocío Cerón, Jair Cortés y Balam Rodrigo. En ambos trabajos el serio trabajo, de la dolorosa voz de Antonio León surge un lenguaje recargado de ironía, sordidez, patética burla, para evidenciar su entorno, el microcosmos en el que se desarrolla la vida del artista en México, particularmente en esta península de Baja California: nosotros conocemos a las funcionarias del estado / que tienen corazón de buque y coño ventrílocuo. León pasa de lo regional a lo universal por los personajes que caminan sus obras: Leigh Bowery, Lucian Freud (el autor insiste en nombrarlo Lucien), Mick Karn, Williams Bootsy Collins, Drew Barrymore, Judy Garland, Liza Minelli, Keith Richards, Ben Affleck, Vladimir Putin, Madonna, Tura Satana, Ronald y Nancy Reagan, y los mezcla con Cantinflas, Nahui 17


Olín, Leticia Perdigón, Isela Vega, funcionarios de estado, mujeres, niños, hombres, ciudadanos reunidos, a veces cargados de arena, y como si caminaran juntos por el borde que es Baja California, y su extensión a través del Pacífico: al fondo/ un grupo de chicas/ corre tras un impala/ que es ya el último animal/ que los vagos del pueblo/ han pasado/ por el saqueo quirúrgico. Y todo porque Ensenada, donde ha nacido el autor, Mexicali, donde reside actualmente, junto con Tijuana, son los lugares que le hacen pasear la vista y vivir como un ciudadano más, ciudadano cosmopolita, pegado a la internet: yo también tengo instagram / pero es aburrido aplicar filtros de pulcritud; y a la cultura que despliega sus cintas multicolor sobre estos espacios fronterizos entre México y los Estados Unidos de América, donde los personajes de la farándula, el arte pop, punk, rock, de nuestra vida contemporánea cruzan y viven, viven y pasan

construyendo los objetos culturales que luego miramos en las pantallas; y acá entre estas ciudades, sus desiertos, sus montes y sus playas, transcurren como las personas que son, sangrando, sudando, y siendo una realidad para su propia vida: tan cerca de San Diego, San Francisco, Los Ángeles, Hollywood, el mundo entero. Antonio León desbordado a través de los poemas, a través de las letras deconstruye los símbolos actuales, los mitos urbanos, se apropia de esos personajes para metaforizarlos como oscuros ídolos cubiertos de lentejuelas: el artista del perfomance / se raspa la cara / con una rata de mar petrificada / y envía la foto / al anuario escolar El pintor tuvo un padre que siempre hablaba de sexo. Otros marineros escuchan la radio sorprendidos de que el banco nebuloso no arruine el béisbol. En revisar estos poemas qué aprovechas lector sino el 18


alegrarte de la ironía, de la sordidez, de la burla de éstos nuevos ídolos que nos quieren representar, y que ha momentos, en algunas conciencias consiguen ser modelo. Abre los libros, lee los poemas de Antonio León, ¡atrévete a ser sacudido por su voz! ¡pero aprieta bien los dientes!, para salir avante de esta ideografología poética en que el autor nos ha situado. La carga social que el poeta ha dejado en sus textos bajo el truco del chascarrillo y la farsa nos parece envidiable. El humor negro de León es apetecible como un escudo para que lo problemas reales de la sociedad nos resbalen, pero hacia adentro, como una sustancia vitamínica que por fuera nos hará reír pero hacia adentro se acomoda dentro de nuestra conciencia para poder cambiarnos, modificarnos, encontrarnos diferentes tras cada lectura. Eso es acaso el ideal del arte, la transformación de todo aquel que entra en

contacto con la obra, y estos textos de Antonio nos sacuden y nos impelen a quitarnos las corazas de la moral y de una educación tardía en que nos intentan seguir conteniendo. El poemario “Busque caballos en otra parte” abre con esta contundencia: me gusta pasar al lado de los accidentes y más adelante añade: no puedo llorar frente al herido/ si sus vísceras son más bellas/ que los reflejos de mi nuevo tinte. El peso de las imágenes que se proponen nos puede resultar evidente, la preocupación por el “nuevo tinte”, contrastando con las vísceras del herido en el accidente, la comparación que el hablante lírico nos carga y que es una muestra de nuestro comportamiento a través de la desgracia ajena. Me trae a la memoria cuando le avisé a un compañero de taller literario de la muerte de nuestro maestro tallerista, un novelista mexicano de gran renombre, y lo escuché lamentarse amargamente: ¿Murió Rafael? ¿Y ahora quién 19


puedes pensar que la tercera edad es el cabello blanco a los cincuenta y dos pero no te leerán (…) no te van a leer aunque tengas cáncer de páncreas o de ovarios (…) no van a leerte cuando te pelees con los otros poetas de la fiesta porque son unas perras vanidosas del like y tú vives la poesía sudas la poesía dejas de trabajar como si tuvieras talento ruges y hablas en poesía (…) hijos de la chingada debieron leerlo su legado estético es vasto como el de Mick Karn y su banda aunque ustedes preferían a Duran Duran

va a revisar nuestros cuentos? La pobre empatía para con el dolor del otro. El poco reconocimiento de los que nos rodean. Pero León además sabe ser sutil para su erotismo: los pasos de yodo/ de una niña que se visita sola. ¿Acaso no es una imagen hermosa? De los dos poemarios uno se queda con muchísimos gratos sabores en la boca de las pupilas, pero hay que rescatar y compartir el enorme poema que ha titulado “Mick Karn” en que el poeta revitaliza todo el drama narcisista de muchos artistas y lo resume en el mantra: no nos van a leer, reuniendo una variada cantidad de ejemplos y frustraciones del arte contemporáneo, tal como la vida del bajista chipriota de la banda Japan, Mick Karn, reconocido por otros músicos como “el mejor bajista de Gran Bretaña”, pero que no tuvo dinero para poder ser atendido del cáncer que le quitara la vida.

Dejando atrás estos poemas nos metemos al impala rojo de Antonio León para recorrer la Baja California como turistas o ancianos en retiro. Eso nos parecen los Lucien y los Leigh que corren por la carretera escénica de Tijuana hasta Ensenada ida y vuelta, en un correr que no termina, y hacia más abajo, en esos sitios donde termina la parte continental de

no nos van a leer 20


México, de este brazo de tierra que se alarga kilómetros montada en el Océano Pacífico, como sobre el lomo de las ballenas jorobadas. Ese borde que te ofrece de un lado una pared de piedras y del otro lado el acantilado hacia el mar, con el sol al horizonte, el azul o la neblina, donde termina el ensueño, la carretera escénica, porque los gringos vienen a besar a quien se deje: chulos, pequeñas ninfas que apenas hablan español, o aquellas a las que aún les escurre por los labios la leche materna.

este lado del muro, a subirse a la serpiente mexicana, y terminarse de gastar los dólares en una vida de anciano que corretea las memorias, mientras construye sobre las playas, colgados de los acantilados y sólo recuerdan estar vivos cuando escurren deseo al hablar; viviendo del poco sexo que alcanzan a comprar o compartir, sembrar algunas hortalizas, darse vida de artistas, pintando, fotografiando o escribiendo, porque al fin tienen tiempo para poder demostrarle a la vida su vena artística, ahora que apenas logran ser desecho de una sociedad en la que supieron hacer fortuna en su juventud, y que ahora los escupe porque ya llegan los nuevos migrantes, los nuevos hijos del águila calva para ocupar las oficinas, los edificios, los grandes centros universitarios, y aquello que ha envejecido hay que apartarlo de nuestros ojos, lanzarlo a alguna playa tercermundista, la más cercana si me hacen el favor; y aunque el poeta haga, en muchos de sus textos, cortes

Si hubiera dos muertes al volar hacia el acantilado. Muertes varoniles, como las de Thelma y Louise en aquella película en que se cogen a un prosituto. Si se diera el caso de morir cuando la gente te deja pasar primero en las filas del banco, o al inicio de la temporada en que llaman abuelo unos desconocidos en el bar. Cansados del sueño americano (en la frontera de la jubilación), todos terminan por venirse a 21


quirúrgicos a su rica prosa para formar el ritmo de sus versos: ninguno/ de los viejos/ habla español/ más allá de la función del lenguaje/ que permite la compra de ginebra/ cada semana, el poder creado en la ambientación, en las formas, como en el sentido expresado en cada texto, no deja de ser maravilloso.

________________ Adán Echverría nació en Mérida, Yucatán, en 1975. Autor de diversos libros de poesía, novela y cuento. Premio Nacional de Literatura y Artes Plásticas El Búho 2008 en poesía, Nacional de Poesía Tintanueva 2008, Nacional de Poesía Rosario Castellanos, (2007). Estatal de Poesía Joven Jorge Lara (2002). Becario del FONCA, Jóvenes Creadores, en Novela (2005-2006).

22


Reseña

SOBRAS REUNIDAS O LA RECONCILIACIÓN DEL NARRADOR CON LA POESÍA Cri-crí solicitó datos sobre un curso de poesía por correspondencia. Pronto obtuvo respuesta, la información era amplísima: (…) Se le recomendaba el estilo de poeta lírico, tipo quejumbrón, que es altamente apreciado por la sociedad más copetuda. El curso comprendía: gimnasia de consonantes, malabarismo de versificación y la copia disimulada de poemas ya conocidos. FRANCISCO GABILONDO SOLER

Que los poetas viven en un mundo aparte y que muy pocos los escuchan, leen y atienden ha sido una queja constante de los bardos, desde que el mundo es mundo. Para nadie es un secreto que, en el universo del libro impreso, la poesía ocupa el último lugar en la mente de los editores. “¿Poesía? No, por favor, ni se te ocurra. Tráeme, antes que nada, una buena novela…, policiaca o erótica, si fuera posible; alguna crónica de denuncia, un libro de entrevistas a gente famosa o, de perdido, algo de superación personal. Ah, y nada de cuentecitos. Esos nadie los lee. Son, como te diré, algo así como la poesía de la prosa.” No obstante, hay poetas, como Balam Rodrigo (Villa de

Comaltitlán, Soconusco, Chiapas, 1974), que no se amilanan ante tales comentarios, ni se duermen en sus laureles. Autor de una veintena de títulos y ganador de importantísimos premios como el Sor Juana Inés de la Cruz o el Jaime Sabines, este ex futbolista y biólogo por la UNAM, nos presenta ahora un libro demoledor que exhibe a un autor belicoso, irreverente, capaz de reinventarse a sí mismo y hacer de la sorna uno de sus recursos más efectivos. Ya desde el inicio, desde el provocador título y la elección de sus acertados epígrafes, uno intuye que va a divertirse, a gozar de la lectura; algo que, de acuerdo a la melancólica visión de la inmensa mayoría de los bardos mexicanos, debería estar vetado en la República del verso. 23


Así, Balam, con la intención de atrapar al lector, abre la primera de las cinco secciones de este poemario —a la que ha titulado simplemente Poesías—, con una voraz y sarcástica descripción de varios tipos de poetas: el místico, el narcopoeta, el comprometido, el del pueblo, el experimental, el declamador, el marginal, el bohemio, el mundial, el alienígena, el académico…

versos que nos regalará en las siguientes dos secciones, Pensamientos y Sobras, bien podría caber en alguna de sus propias clasificaciones. En estos Pensamientos y Sobras, encontraremos quizá, al verdadero Balam, al poeta que, acaso sin proponérselo, homenajea y reinventa a sus predecesores. Ecos de Paz, de Novo, de Lizalde, de Villaurrutia, de Bartolomé, de Bañuelos y otros que, seguramente el autor lee y admira, se cuelan en cada una de sus palabras:

El poeta experimental excusa su [falta de conocimiento para escribir un solo verso [claro, humano, y esconde el dolor de su [mediocridad en el puro sinsentido de la [pirotecnia o en el gutural acto del [fenómeno de circo.

Larva histeria. Larva agonía. Deambular entre despojos [humanos: humo sin manos. Troncos podridos, erectos, pájaros amargos.

De él todos recuerdan [únicamente el ruido, el morbo y el escándalo del [animal apoético que ladra sin razón ante el [público y del que nadie recuerda al menos una gota de poesía.

Cortaron mis raíces en un [abrir y cerrar de alas. (sabia cicatriz. Savia diría. [Sabiduría: honda y perfecta matriz) Traigo piedras en el estómago. Traigo hiedras. En esto, el [mago. Lloramos arena y nuestra [simiente es de polvo. Somos barro, arena, lodo. Llanto del oro, lloramos azoro y nuestro cuerpo desnudo, antesis de la muerte, es llaga

Imposible no imaginar a gente cercana —incluso querida—, con cada una de sus hilarantes descripciones. El propio Balam, dicho sea de paso, debido a los 24


[celeste.

ingenioso (sin ánimo de alburear a nadie) es una verdadera delicia:

Ahora bien, cuando parece que la calma ha llegado al poemario y que el huracán de ironía por fin se ha apagado, llegamos a la tercera sección, a los Pensamientos inútiles. Y aquí entendemos que estábamos varados en el ojo del ciclón, que aquella calma chicha era el anticipo de una violenta ráfaga de dolor por un país que se ahoga en sangre. Y son los descabezados, los ahorcados en los puentes peatonales y las cabezas en las hieleras, ese México violento con forma de horca el pretexto para teñir de sangre las líneas del poeta:

¡Estás como la verga por la mañana: ahí nomás paradota, sin hacer nada! ¡Sírvele ya sus enchiladas al joven…!

Alguna vez Agustín Monsreal, durante un taller literario, nos dijo a los asistentes que a los narradores nos haría bien leer más poesía, que los cuentistas, de vez en cuando, necesitábamos impregnarnos del ritmo y la fuerza del verso para expresar mejor las emociones de nuestros personajes. Si se trata de poemarios como éste, llenos de la fuerza y vitalidad de la palabra, bienvenidos sean. Sobras reunidas de Balam Rodrigo, hay que decirlo, es un poemario notable. No por casualidad Sergio González Rodríguez lo colocó en su lista de los mejores libros publicados en México en el 2016. Es un libro que contribuye a reconciliar a los lectores con la poesía contemporánea

No nos sorprende la barbarie cuando leemos que aparecen cabezas en hieleras, envueltas en bolsas de plástico, colgadas en puentes o dispuestas como trofeos de guerra en autos, aceras, en bardas de casas y escuelas.

Por fortuna, para no dejarnos varados en medio de esa angustia que destruye, Balam cierra el quinteto de sus Sobras… con sus Poesías útiles que incluyen un vergario que, además de

____________

Carlos Martín Briceño (Yucatán, 1966). La muerte del Ruiseñor (Ediciones B, 2017) es su libro más reciente. Obtuvo, entre otros, el Premio Internacional de Cuentos Max Aub 2012.

25


Artes visuales

Varada MELISSA J. DÁVILA

Su trabajo habla de la relación propia con el mar, conexión que surge a partir de la interpretación de una visión recurrente, la cual contempla al océano como una regresión al útero. Tomando como referencia esta reflexión del elemento acuático, el océano, como origen, recolecta objetos marinos desechados por las corrientes marinas y, utilizando diferentes medios como la fotografía o el dibujo, hace una analogía entre el cuerpo de la mujer y el cuerpo del objeto.

Melissa J. Dávila (Monterrey, Nuevo León 1996). En el 2011 se muda a Mérida, Yucatán, y ahí empieza a mostrar interés por las artes visuales. Ha participado en varias colectivas a nivel local como Colectivo Animal en la Galería Pichetas (2014) y Península II Creadores en Yucatán en el Centro Cultural la Cúpula (2017). Actualmente cursa la Licenciatura de Artes Visuales en la Escuela Superior de Artes de Yucatán.

26


27


28


29


30


31


32


33


BISTRÓ

34

XV


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.