Bistró - XX

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REVISTA DE POESÍA

EDICIONES O

BISTRÓ

XX

SIETE POETAS NACIDOS EN LA SEGUNDA MITAD DE LOS NOVENTA GARCÍA DÍAZ • ALONSO CATALÁN • SÁNCHEZ EMIR • LÓPEZ • ARRÉBOLA • RODRÍGUEZ • SEGOVIA OBRA GRÁFICA: MARIANA PACHO DE LA VEGA

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Bistró. Revista bimestral de poesía. No. 20, Oct-Nov 2018. Es un proyecto editado en Mérida, Yucatán, México. Director: Daniel Medina / Edición: Ediciones O / Consejo editorial: Mary Carrillo, Fernando Sierra, Laura Espejo, David Bonilla / Artes Visuales: Mariana Pacho de la Vega

CONTENIDO PRESENTACIÓN // P.3 DOSSIER: SIETE POETAS NACIDOS EN LA SEGUNDA MITAD DE LOS NOVENTA

ALEJANDRA GARCÍA DÍAZ // P. 4 ANTONIO ALONSO CATALÁN // P.10 CARLOS SÁNCHEZ EMIR // P. 19 ITZEL LÓPEZ // P. 23 MICHELLE ARRÉBOLA // P. 28 PABLO RODRÍGUEZ // P. 32 ANDRÉS SEGOVIA // P. 38 OBRA GRÁFICA // P. 46 PLANISFERIOS, DE MARIANA PACHO DE LA VEGA

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PRESENTACIÓN Llegamos a los veinte números tras un trabajo constante próximo a cumplir cuatro años. Desde el inicio, este proyecto apostó por lo independiente en materia cultural. Seguimos, claro, por el mismo camino que sólo incrementa sus posibilidades de expansión. Como muestra de esto, traemos este dossier que incluye siete poetas mexicanos nacidos en la segunda mitad de la década de los noventa. En primera instancia, hay que decir lo obvio: la generación de los noventa, en México, se concentra sobre todo en aquellos autores nacidos entre 1990 y 1994; son pocas las voces que, fuera de ese marco, destacan en el panorama nacional. Sea esto por la madurez expresiva o por otros motivos, la intención de este dossier es abrir las puertas a La Otra Parte de esa generación, otra parte que, como podrá leerse, tiene su valía. Señalamos, también, que los autores fueron convocados por esta revista directamente. De los ocho autores a los que nos dirigimos, siete respondieron al llamado y, ahora, se encuentran en estas páginas. Como es claro, la gran mayoría de esta selección parte del Curso de Creación Literaria que la Fundación para las Letras Mexicanas convoca cada año. A excepción de una autora, todos los poetas incluidos contrastaron sus visiones del fenómeno poético en aquél encuentro.

Sirva este dossier como un camino, como una posibilidad de entender hacia dónde se dirije este puñado de autores mexicanos. Ciudad de México, Aguascalientes, Xalapa y Yucatán bajo la misma consigna del poema. Del mismo modo, nos alegramos de presentar la breve muestra gráfica de Mariana Pacho de la Vega, colaboradora de nuestro equipo, por haber obtenido una Mención Honorífica en el Premio Punto de Partida de la UNAM 2018 por Planisferios.

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Alejandra García Díaz (Aguascalientes, 1996) estudia la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Ha participado como ponente en distintos congresos estudiantiles de lengua y literatura, entre ellos los convocados por la UADY y la BUAP. Coordina la revista académica Marmórea. En verano de 2018 fue becaria en el área de poesía del X Curso de Creación Literaria para Jóvenes organizado por la Fundación para las Letras Mexicanas. Recientemente obtuvo el Premio de Poesía Desiderio Macías Silva por "Graben".

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Agrietada I Busco una vida que abunde: en mi casa las grietas eran tan numerosas como los insectos. Estas grietas derrumbarán la casa, dijo mi madre. Esta garganta, hoy hormiguero, se erosiona. Las hormigas salen y buscan otro espacio. ¿Quieres saber por qué me duele? II Antes de mi boca conocí los pies. En ellos la luz no se desgrana ni hace sombra. Una niña corre, una niña cae y se dibujan islas en sus piernas. 5


Mis pies se agrietan en su intento de recorrerlo todo. Camino para habitar. Una hoja es nuestra cuando la marcamos. Voy a leer todo lo que escribes. III Era niña y las hormigas caminaban en mis manos: un espacio con sus límites que a pesar de su finitud no podían recorrer por completo. Imaginaba el color de sus pasos trazando un mapa. En las paredes las grietas formarán un camino. ¿De qué te servirá andar? Me recuerdo: mi memoria tiene pasos de hormiga. IV Los pies se erosionan todas las noches mientras, me quedo callada. Los pies y la boca. El frío. Todo morirá y no podrás verlo. 6


Escucharte nunca me garantizó el habla. Aprendí a comunicarme con sólo un balbuceo. Cuando camino los espacios se extienden, no al hablar. Mi boca no presiente la elevación de la tierra. Mi boca causa el sismo que desmorona mis manos. Hay que callar y llegar a los límites, al borde. Y descubrir cómo los desiertos también orillan al habla. V Para hablar de mi casa me dibujé una boca, tan pequeña, que no pareciera herida. Un día niñasehamuertotucasa niñasehamuertotuárbol. En esta boca la memoria florece. Madre, mira cómo busco un tallo que enlace todo lo que no está hecho para durar. Dime dónde guardaste tus heridas. Dime cómo asirme a algo 7


si lo olvido. VI En mi vida hay más grietas que bocas, y sólo las primeras saben hablar. Mi madre me enseñó que todas las bocas se abren como heridas. Para crecer, las flores no necesitarán palabras. VII En esta pared colgué mi boca como una flor marchita. Un pétalo por cada grieta que voy trazando. Una hoja, una pared. VIII Madre, ¿dónde ocultaste mi boca? Quiero hablar como los pájaros. Ellos tienen recuerdos, con los que se unen 8


a esta rama. IX Hay bocas que no tocan nada en el mundo: lo habitan. Hay cuerpos que, como un camino que se repliega, no pueden llevar más que a ellos mismos. Así despertamos para tocarlos. Hay vidas que sólo en el silencio crecen. Y así esperamos fervientemente contemplarlas. X Mi vida, esta fisura que se alarga cuando la miro. Mi vida, la hoja que marco. Mi vida, esta pared.

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Antonio Alonso Catalán Nació en la Ciudad de México en 1998. En 2017 publicó una plaquette titulada “Mariposas y ruinas” (distribuida por Editorial Trajín), la cual presentó en la Librería Gandhi (sucursal Mauricio Achar), la FIL Zócalo 2017 de la CDMX y en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Además, ha publicado poemas en revistas digitales. En junio de 2018 participó en el Décimo curso de creación literaria/ Xalapa 2018 de la Fundación para las letras mexicanas (en colaboración con la Universidad Veracruzana) en el género de poesía. Actualmente estudia Escritura creativa y literatura en la Universidad del Claustro de Sor Juana y Lengua y literaturas hispánicas en la FFyL de la UNAM (SUA). 10


Bolero de Juan Alfredo Pérez Roca Hace tiempo que la noche está poblada de colillas Hace ya demasiado que el purgatorio de las madrugadas está en paro sindical y que los atardeceres prófugos se esconden tras los edificios He puesto la alarma a todas horas en todas las aldeas de mi cama pero cada que despierto Dios está hibernando He abordado todos los trenes y todos los vagones del metro pero siempre llego tarde si es que llego Soy como una resonancia de la vida el recolector de sus vestigios y el mejor coleccionista de sus fósiles Aún tendría fe en esta condena en la piedra que arrastro desde mi inframundo y que siempre caerá desde la cima de tu falda Soy un fiel perseguidor de manecillas un negligente homicida de relojes

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No no basta aferrarse a cualquier cosa -a una nube, una ninfa, al ideal de un cielocasi con esquizofrenia Sólo queda ser un casi nunca un casi siempre un estar a punto y un punto de fusión con el silencio el desesperado grito en el sepulcro: Y es que Ayer cerró la puerta y se tragó la llave Hoy es siempre un simulacro y sé que mañana llegué tarde.

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Limosna digo perdón ante los ojos humedecidos por el hambre ante una piel de voluntad curtida por el frío y unos pasos lastrados por los años digo perdón y mi palabra envuelve el ovillo histórico que nos condena a esta espiral de culpa y sufrimiento digo perdón mi palabra no está seca y mucho menos vacía pesa cada letra vaporosa es el vaho que desborda su impotencia digo perdón y mi palabra es sepia -color de la tristezaes la leve melodía que evapora gorriones en el aire sé que pesa mi palabra sé 13


que mi palabra pesa y es que carga con la carga de pirámides crecidas de semillas pútridas y pétreas pido perdón y mi voz es colectiva es la culpa la sustancia que fluye de la cruz a las entrañas: gotera del negado cristianismo pido perdón aunque no somos culpables de las ciegas reparticiones de los siglos: un señor me pide una moneda y está sedienta su palabra y yo pido perdón por mi palabra que no sacia porque no tengo más que esta aglomeración de sonidos impotentes que el señor esquiva por fin el anonimato nos encauza y nuestro rumbo opuesto estrecha la banqueta que se hunde por el peso de su hambre y mi palabra.

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Soneto corrido Buenas noches querida te comentodo lo que diga es confesión absurdados como dálmatas con tanta zurdalos al azar sin suerte o argumentoma nuestra noche que simula un cuentonal y modal de fantasía burdame tu figura que de luces urdadivosa sobre el falo somnolientosca agitación de pieles y de vocesaré de imaginarte alguna tardedicada a pétalos de tantos rocestallidos nuestros de nocturno alardeportado al hoy en que no me conocestoy perdido en ayer, mañana que arde.

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Canción del embalconado y la ciudadana Cuando llega la noche me embalcono Y cuando me embalcono en el edificio de enfrente tiembla una luz como un enfermo Escucho susurros que tal vez no existen Pero no importa De noche la ciudad es un perro semidormido Todas las noches amanezco A un dormido manicomio de internos que tal vez no existen y a una revolución de grillos marginados que claman y claman ante nadie Pero esto es recurrente bien se sabe Que la ciudad es sorda la mayor parte del tiempo -¿o lo somos nosotros?Ciega e inmune -¿y nosotros?La ciudad disfruta lamer sus llagas como un animal leproso Solo así Solo por esta sordera me explico varias cosas: La gente tirada en la calle como topes Los ciclistas embestidos por el accidente El gorjeo estridente de los coches Los amantes de sollozos invisibles Los yugos de la prisa Las grietas y grietas en el asfalto y en el concreto y en los edificios [y en las banquetas y en la esperanza Los cadáveres de edificios expuestos como monumentos a la [patria El tú que cada día me pesa más El yo que cada día te pesa más 16


El nosotros extraviado El ustedes a través de la mira de sicarios Y otras tantas cosas que se lee en los periódicos O en los rostros de la gente si nos atrevemos a mirarlos A veces cuando estoy embalconado Escucho mujeres que lloran por la calle Escucho perros que llevan serenata a los faroles Los mismos perros que esbozan cartas de amor en las banquetas y en [las esquinas Epístolas de orina que aguardan un destinatario Escucho puertas de coches que se azotan Como se azota la gente dolida cuando se acuesta Un profesor dijo: las grandes ciudades tienen ríos Los ríos son relojes naturales Los ríos son la conciencia de las ciudades Los ríos son drenajes de lamentos Los ríos como una madre que le advierte a sus hijos que la vida pasa [vanamente Los ríos arrastran versos y colillas Los ríos arrastran polvo y cadáveres y olvido Dijo el profesor: esta ciudad no tiene ríos El tiempo está estancado en estas calles Pero la ciudad sí tiene ríos Ríos estancados de concreto Y aunque suene el segundero Como un demiurgo demoniaco Las manecillas siempre están trabadas: Siempre es hora del llanto y la carrera Hora del desasosiego y de la angustia Hora de llegar tarde siempre 17


Siempre la misma hora Siempre la misma hora en que anochece de mañana En este sangriento maratón de locos Que precipitan su vida hacia la hoguera Siempre la hora del vicio El alcohol, la mariguana y la memoria Siempre la hora del tabaco Para saber que algo más se quema Para saber que algo se quema Para saber que algo avanza Para saber que algo se incendia y avanza hacia su ruina -Como el amor y como los cigarrosPara ver que algo se enciende Desde una cama hecha de tedio y de ceniza Cuando me embalcono y le pregunto a las ardillas Si pueden albergar mis sueños cada noche Ellas se alejan temerosas Hacia sus madrigueras de plástico y azufre Por eso no duermo Y a veces Solo a veces Pregunto por ti Y los grillos me responden lo mismo que los relojes Y las sombras desfilan y el recuerdo se adormece Y si vuelvo a preguntar por ti de pronto sale a flote El barquito de papel que me regalaste Un papel lleno de versos y tristeza Y si me atrevo a desdoblarlo me respondo En el edificio de enfrente la luz sigue temblando El viento escarba entre las sombras Y el silencio acurruca despedidas 18


Carlos Sánchez Emir (Ciudad de México, 1998). Ha sido becario, un par de ocasiones, en el Curso de creación literaria para jóvenes de la Fundación para las Letras Mexicanas en la Universidad Veracruzana y, de igual manera, becario del Festival Cultural Interfaz ISSSTE-Cultura/Los Signos en Rotación. Forma parte del “Taller literario Ígitur” y del proyecto “Crítica y Pensamiento en México”. Participó en “Diótima. Versar poéticas: primer encuentro nacional de poesía” y en “DiVerso 2018. Encuentro de poemas de la Ciudad de México” Actualmente es estudiante de Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Textos suyos aparecen en diversas revistas electrónicas como: Círculo de Poesía, Primera Página, Página Salmón y Letralia. Aparecerá, próximamente, en el número de la Revista Asalto (revista impresa) dedicado a poetas jóvenes de la Ciudad de México. 19


A la conquiste del otro Delante de este mundo hay otro mundo, pero con otras caras. Este mundo es nuestro; el otro, aquel sin nombre, todavĂ­a no tiene nuestros respiros. Afortunadamente ese mundo es inconquistable; porque un hombre no puede dominar a quien estĂĄ del otro lado del espejo.

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La resistencia del hueso Se ahogó el único aliento que todavía no era cadáver, y con un temblor de rodillas y manos se agrietó el rostro de la tierra. ¿Y qué pasó con el hueso? Me contaron que venció a la carne y que se acabaron las viejas pretensiones, pues ahora el único sustento de la vanidad será ya cuestión del número de gusanos en los ojos.

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Jaulas Todo este lugar estĂĄ lleno de tigre, nada es permisible en este sitio. Somos los Ăşnicos habitantes de su jaula, somos, al fin, su fiel presa; aquello que lo hace ver como un ser superior a los otros seres. Todo este lugar estĂĄ lleno de tigre, y la memoria nos inventa que en otro tiempo los papeles fueron distintos. El gran zarpazo quiebra la memoria.

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Itzel López (Ciudad de México, 1995) Fue becaria del Décimo Curso de Creación Literaria para jóvenes de la Fundación para las Letras Mexicanas, en la Universidad Veracruzana. Actualmente es estudiante de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. 23


Abandonado Al niño que fue mi padre ¿En qué esquina de San Juan andabas, pequeñito, vendiendo el Ovaciones? Llevabas los zapatos finamente lustrados, y en la punta del izquierdo se asomaba tiernamente tu largo dedo gordo. El curso de las horas con su calor manchaba tu camisa pulcra y vieja por unos cuantos centavos que intentabas ganar para calmar el hambre (murmullo de agonía) de tu madre y tus hermanos. Tenías apenas ocho añitos y eras padre, y eras hijo y estudiante; bolero, traga fuegos que cada noche lloraba al pasar por la cantina al mirar al hombre ebrio 24


que sabĂ­as era tu padre, que los habĂ­a abandonado por unos tragos de mezcal.

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Día 26 Siempre a Humberto Si pongo el vino yo y tú las velas o un poco de pasta y hierbas finas o pongo yo el café y tú lo panes, –pueden ser conchas, churros, chilindrinas– puede ser desayuno mexicano: puedo llevar el huevo, las tortillas, el chile, el jitomate y la cebolla, y tú puedes prestarme tu cocina tus manos y tu gusto. ¿Crema de champiñones con elote? ¿Pechugas asadas con oliva? Compárteme tus días y cocinemos a fuego unas costillas; juntemos jitomate con albahaca pongámosle aromas, palabritas que sepan todos que el día nunca acaba que sepan que el día se avecina. Si pongo el vino yo y tú las velas ¿me compartes un jueves un viernes santo tu cocina?

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Otoño en casa Hoy es otra vez otoño y la casa de puebla de vacíos. Agoniza la llama fatigada de la vela que siempre te alumbraba y la devota puerta envejece sumida en una espera. Todo se desvanece en la arenas del tiempo y la soledad vuelve a entonar su cortejo de adioses en el cuarto abandonado (el tuyo, el mío, el nuestro) donde tantas veces hicimos el amor.

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Michelle Arrébola (Mérida, Yucatán. 1998) Egresada del Centro de Educación Artística “Ermilo Abreu Gómez” con espacialidad en Teatro. Es parte de la compañía teatral “El círculo – Teatro” desde 2015. Ha ganado el segundo lugar en el concurso de Oratoria a nivel estatal (2016). Comenzó su trayectoria en el 2006 y ha participado en diversas puestas en escena tales como: Así que pasen cinco años (Federico García Lorca), Los sueños de Paco (Carlos Corona), Opción Múltiple (Luis Mario Moncada), Sara y el Silencio (Alfonso Cárcamo), Homenaje a los 45 años de trayectoria de Pastor Góngora (2016), etc. Participó también en el festival “Wilberto Cantón (2015), Otoño Cultural (2016) y Muestra Estatal de Teatro (2017). Representa a Yucatán en la categoría de poesía dentro de la convocatoria regional de poesía “Sureñas” (2017). Ha colaborado con otras compañías como “Caballo Azul” bajo la dirección de Paco Marín en la FILEY (2018) y “La voz femenina en la poesía” (2018). Poemas suyos han sido publicados en la revista digital Bistró. Actualmente cursa la Licenciatura en Teatro en la Escuela Superior de Artes de Yucatán. 28


Juicios de una Moral-Desinteresada Nunca he cuestionado a los dioses Hablar de homosexuales y de tiempo Pareciera que un ser me carcome los pies Y mi madre nunca me ha cuestionado A mí, por ejemplo, el método para reconstruir mis sonrisas Ayer le dije a mi mujer que la amo Y no sé si Dios se esconde detrás de nosotras Si es así, entonces es él quien grita cuando nos besamos Es él quien me abraza frente la iglesia Y es él quien me aplasta, como hoja muerta de árbol sagrado. Es quien cicatriza el agua de vino en mis senos Y manda la lluvia en las voces febriles de la gente que me juzga.

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A quien corresponda: Los días en los que mi madre prefiere callar: se me dibuja la palabra tristeza en el pecho. Caen Bugambilias en invierno a consecuencia de la falta de días hábiles en primavera. Observan los niños sus propias manos y las encuentran vacías. Mi madre, una vez al año, acostumbra llenarlas para cuando lleguen días como éstos. Ella nunca pronunció mi [nombre. Pero sé [que su voz existe.

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El encuentro El teatro es un encuentro JERZY GROTOWSKI

Libres aquellos que emergen del rostro invisible y atado a las letras del diรกlogo. Esos son animales; los ojos que miran la escena hecha carne y piel por encima de nuestras cabezas. Dichosos los que con sangre suspiran para expandir pulmones bidimensionales y pobres aquellos que nunca en su vida han respirado por otras bocas que no serรกn las suyas. 31


Pablo Rodríguez (1997, Xalapa, Veracruz) es estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad Veracruzana. Ha participado en diferentes encuentros de creación literaria como el Festival Interfaz Cultural Oaxaca 2016 y el décimo curso de la Fundación para las Letras Mexicanas, los dos en el área de poesía. Ha publicado poemas en Círculo de Poesía y actualmente trabaja en la Biblioteca del Universitario de la Editorial de la UV y en la revista Artis. Revista cultural universitaria. 32


Relato camionero no nos importaría a nadie en los 30 asientos a la redonda saber por qué todos quieren llegar primero para sentarse en frente del profesor de ojos carismáticos y hacerle cariñitos a su entrepierna por debajo del escritorio; no nos importaría por qué la mujer del camionero parece tan tranquila si la lata de Indio a las 10 de la mañana se calienta por el sexo pegajoso de su marido cada que cobra con doble descuento a los senos de sus hijas estudiantiles; hoy sólo importaría en determinado caso por qué la mujer embaraza corre en la pista de atletismo urbano y no logra detenerse a la par que yo y mis pensamientos 33


para gritarme decorosa que soy yo el responsable de quiĂŠn sabe Dios quĂŠ deseo llevamos dentro

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Autorretrato Sucedí de la peor forma, con dos grandes poros derramándose de sueño y una nariz condenada a la paranoia de la sinusitis, como unas cejas sin patria extendida y todos los alaridos de varicela a los 20; sucedí con la angustia de quien no dejaría cerrar unas perforaciones en los lóbulos con tal de no hacer visible la cicatriz de un corazón y sus seis meses de viajero. Sucedí con tal lentitud que si muero apenas tendré tiempo de escribir: “lo verdaderamente rápido sucede; si ese fuera yo y esto fuese mi rostro haría todo lo posible para que la piel perdurara junto con mi nombre”.

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Un gran poema visita una biblioteca pública Todos los poemas importantes lo saben: las bibliotecas públicas son un espacio de lucha donde los poetas se desgastan en escribir en lugar de quedarse acostados y comprender que el silencio también es ese poema que los nombra con palabras que no lograrán ver. Cada biblioteca pública tiene un gran poema que debe estar preparado para soportar las preguntas de los poetas: “¿Por qué la gente relee poemas con tal de mantenerlos vivos?”; pero el poema lo sabe la poesía tiene vigencia y durará menos mucho menos que la esperanza del poeta. El poema que visita esta biblioteca pública seguro se ha hecho de un par de amigos administrativos, y recién llegue el bibliotecario le contará sobre mí: “Aquel es otro poeta que no supo apreciar el silencio.” 36


Pero ya estoy ocupado, escucho a otro poema, el peor que podrĂŠ escribir.

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Andrés Segovia (Mérida, Yucatán, 1999) finalizó estudios en el Centro de Educación Artística “Ermilo Abreu Gómez” con especialidad en Música. Actualmente estudia en la licenciatura en Literatura Latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán. Becario de verano de la Fundación para las Letras Mexicanas (Xalapa, 2018). Ha publicado reseña, poesía y ensayo literario en las revistas Islario, Palabrerías, Monolito, Bistró, La Rabia de Axolotl y Liberoamérica. 38


Lluvias de invierno Léase mientras de escucha: Nocturne op.9 No.2 / Frederic Chopin

I En cada gota de oxígeno, en el umbral de las cordilleras, en la arcilla rumiada por el sol, en los arpegios del más fragante piano, en cada remate silencio principio hay algo de ti. La vespertina música del adiós atraviesa los cristales que aprisionan el iris: el último Requiem de tu mirada. II Merodeando entre las cestas de pájaros, un chasquido de lince acaricia la desnudez. Frente al valle los erizos toman un descanso, las nubes juegan a esconderse, el agua germina el pastizal tectónico donde valsan las flores y se arruga el fresno. 39


En el este, un risco suelta polvo de mariposa fluvial. En el sur, un sauce describe aquel invernadero: Noviembre 5 Entre tanta bruma sólo existe un paisaje incubado por la soledad.

III El sol de media noche toma un sorbo de luz. Los días pasan: el ostinato se detiene los días pasan: el mar se vuelve ciego los días pasan: el vaho incendia las catedrales los días pasan: – los días pesan –

IV La oquedad de esta melodía sucumbe una vez más ante la presencia de un tal Dios un tal filántropo un titiritero. Y así como si nada, los árboles escupen flemas 40


contra el pavimento frio. Así como si nada, hoy es la tarde (tan esperada por las ojeras del viento) donde te acercas y preguntas: ¿de qué está hecha la nieve? El invierno responde con una afonía. …… …… …... …… …... La música tiene una sutura en el pecho. Tiene agua en la cabeza dentro del oído sobre la voz. A veces miente a veces arde a veces sangra.

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Chillingstone, the new Baker Street Para mis amigos de Xalapa

Hay una canción de fondo para cada despedida. No importa quién ni dónde, pero alguien las escribe con nuestra voz tatuada en su mano. La música es un estallido, un derrumbe entre las olas que alguien dirige con su mano izquierda. Yo fumo con la mano izquierda. Desde pequeño siempre quise dirigir la banda sonora de alguna película. Siempre quise robar un auto, escaparme y tocar para alguna de esas big band jazz que viajan por los Estados Unidos, llenando de contratiempos las calles, acompañadas de mujeres con un swing demoledor en los tobillos y un walking bass sobre las piernas antes de hacer el amor. Yo he cambiado la música cuatro o cinco veces. Si tan sólo pudiera entrar en el compás, me sentaría junto a Charlie Parker, y le invitaría un whisky blanco, un vodka negro o algunas de esas bebidas que trasnochan a los músicos. Yo trasnocho escuchando a Miles Davis, escribiendo estas palabras que nadie dice, pero tú escuchas. Trabajo en silencio, a cuentagotas, arrastrándome por mi habitación. Trabajo así porque el silencio es el ruido más fuerte, quizá el más fuerte de todos los ruidos. Trabajo porque cambio de oficio contantemente: dos, tres, cuatro, quizás cinco veces al año. Trabajo porque de alguna u otra forma siempre regreso para despedirme. Y te lo digo, decir que hay una canción de fondo para cada despedida es una constante en mí, una constante que no encuentra nunca la cadencia perfecta. 42


Hoy la música vuelve a visitarnos. Subo al techo de mi casa para recordar el jam de aquellos días: regresa a mi boca la mañana siguiente. La mañana siguiente es lo que iban a decirse aquellos que nunca llegaron a encontrarse. Y con una lluvia ligera sobre los caminos de Xalapa, con un marimbar de rosas cayendo sobre el teclado, es hora de cerrar los ojos, de cerrar las ventanas, y de apagar la música. Desde ahora sabes que decir adiós, decir adiós es crecer.

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Xalapa, Veracruz, 29 de junio del 2018 Para Sor Juana Tú eras los buenos días. Y el adiós. El día. Siempre el día. Es decir, siempre tú. EFRAÍN HUERTA

Amar es combatir, amar es desnudarse de los nombres. Hace unas cuantas horas me encontraba en mi habitación escuchando jazz. Soy de esos tipos que pierde su tiempo pensando qué pasará mañana. Soy de esos tipos que llevan dieciocho años con las mismas señas, el mismo cuerpo, el mismo nombre. No tengo otro nombre. No tengo otra forma de mostrar quién soy. Hace seis meses que no escribo. Hace seis meses que todo es lluvia sobre mis zapatos. Óyeme como quien oye llover, ni atenta ni distraída. Tengo en mis manos uno de tus poemas. Quiero decir que tengo en mis manos lo único que conozco de ti. Quiero decir que soy un bolero traga fuegos, que espera con ansias un jueves o viernes santo para volver a verte. Confieso que no he leído mucho sobre el Siglo de Oro. Confieso que llevo tres horas intentando escribir endecasílabos, intentando ajustarme a tu métrica: lenguaje de mil pájaros en vuelo. Confieso que de este lado del mundo, las calles son más angostas y tienen menos oxígeno. Confieso que me duelen los pulmones, que me duele respirar mientras camino, y que tengo la mala costumbre de llegar tarde, de dormirme tarde, y de sentirme a tiempo, que siempre es tiempo, aunque todo suceda siempre de la misma forma. 44


Ahora comprendo que el día que habrá de llegar no llegará, es éste. Ahora comprendo que no hay nada al fondo de la palabra llanto, que desde este remoto lugar, tu nombre y el mío no son más que dos sílabas enamoradas, dos sílabas en la libreta de cosas que hacen falta para seguir viviendo.

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Mariana Pacho de la Vega PLANISFERIOS MENCIÓN HONORÍFICA DEL PREMIO PUNTO DE PARTIDA DE LA UNAM 2018 EN LA CATEGORÍA DE GRÁFICA

(Mérida, Yucatán; 1997) es egresada del Centro de Educación Artística (CEDART) “Ermilo Abreu Gómez” con especialidad en Artes plásticas, y actual estudiante de la Licenciatura en Artes Visuales de la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY). Obtuvo Mención Honorífica en el Premio Punto de Partida de la UNAM (2018) con obra gráfica, y el segundo premio del Concurso de Fotografía de la FILEY (2016); su obra ha sido seleccionada en la 7ª Bienal Internacional de Arte Visual Universitario (2018) y en el XXXVII Encuentro Nacional de Arte Joven (2017). Su obra ha sido expuesta en colectivo en los estados de Aguascalientes, Guanajuato y Yucatán. Becaria del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Yucatán y el Extranjero (PECDA) en la categoría de Gráfica (2018-2019) y del Festival Cultural Interfaz (2018) . Obra suya ha sido publicada en medios electrónicos como Punto en Línea e Islario. Es responsable de arte en la revista electrónica Bistró. 46


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