Recreaciones, de Aleqs Garrigóz

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ALEQS GARRIGÓZ

RECREACIONES

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ALEQS GARRIGÓZ

RECREACIONES

EDICIONES O NAVEGACIONES 5


Recreaciones D.R. © de las traducciones 2016 – Aleqs Garrigóz D.R. © 2016 – Ediciones O Mérida, Yucatán, México Teléfono: 9991434301 Correo electrónico: Ediciones_O@outlook.es Este libro puede ser reproducido parcial o totalmente, siempre que se respete el crédito del titular del copyright.

EDITADO Y HECHO EN MÉXICO

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RECREACIONES

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GEORGE BACOVIA

DESHIELO Otoño e invierno bajan lentamente. Llueve y nieva. Nieva y llueve. Sucia y vacía desciende la oscuridad. Un estudiante camina amarillo de enfermo. Los muros están húmedos. El frío me arrebata. A aquellos en tumbas un pensamiento me acerca… Otoño e invierno bajan lentamente. ¡Llueve y nieva Nieva y llueve!

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OH ANOCHECERES… Oh anocheceres violetas… Viene ya el invierno con quejas de flautín… En el parque abandonado, estridentes lamentos y un negro croar… Eternidad, agravación… Bandas funerarias de latón proclaman la agonía del otoño… Un congelante viento ha arribado; y bajo los miembros de un esqueleto un demente aúlla. No es un trance de usted. —Ella viene. Ella no viene… Oh anocheceres violetas…

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DICIEMBRE Ve cómo nieva en diciembre. Mira la nieve en la ventana, mi amada. Pide que traigan más leña, para poder el fuego escuchar rugir. Empuja el sillón cerca de la estufa, que en la chimenea lo hemos de oír. Debo aprender la sinfonía de la tormenta o de mis días –es lo mismo. Pide también que traigan el té y ven más cerca, más cerca, por favor. Léeme algo sobre los polos. Deja que la nieve nos sepulte… Nos sepulte. Qué tibieza aquí en tu casa; para mí es totalmente sagrada. Mira cómo nieva en diciembre. No rías. Sigue tú leyendo… Es de día ¡y que oscuridad hay! Necesitamos una lámpara… ¿La traerás? Mira, la nieve es ya tan alta como la cerca; el cerrojo de la puerta se ha atascado por la escarcha. Hoy no iré a ningún lado: el pórtico y el patio se han inundado de nieve. Mira cómo nieva en diciembre. No rías. Sigue tú leyendo…

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ANOCHECER DE INVIERNO Sombrío y metálico anochecer invernal. Vasta y redonda, la blanca llanura. Un cuervo viene graznando de un paraje lejano, cortando el horizonte circular. Árboles de temporada como cristales de nieve. Los anhelos de desaparecer me van sorbiendo, mientras el mismo cuervo regresa en silencio, cortando el horizonte circular…

EN INVIERNO Azul, rojo, malva, blanco. Duerme de ahora en adelante. Flores abandonadas. La nieve blanca cae sobre ti, más fríamente, en el sembradío, a espaldas de la casa.

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SOLO Estrellas blancas de cristal están cayendo sobre una inundación. Nieva en la noche llena de pecados. En el corazón, en la llama que raramente resplandece, hoy, ha muerto hasta el último sueño. Y en la muerte glacial de la noche nieva… Y tú, alma sola, tiritas otra vez. En el corazón en brazas la flama se va extinguiendo. Lentamente, las lágrimas siguen cayendo… cristalinas, rosas.

EXHAUSTO Amada, he venido otra vez, sólo que ahora difícilmente puedo incorporarme. Abre el piano y cántame una canción de muerto. Si me derrumbo en la alfombra del salón silencioso y oscuro, sigue tu tocando, mi amada, monótona… lentamente… 12


STAN RICE

POBREZA: LOS PÁJAROS Veo que muero por ser yo mismo y fallar. Desde que los pájaros hacen nada, los pájaros triunfan. Nosotros hacemos Nosotros, codorniz. Cantamos nuestras mentiras. Salamos nuestras colas. Boo hoo. Pobre de mí. Pobre de ti. Los pájaros son diferentes. Ellos son insanos. No tienen nombre. No lloran. Su figura es un cerebro. Duermen su sueño. Si debo morir antes de ver, pobre de mí.

PASADO MAESTRO Si yo aplasto mi cerebro contra un papel y deja una huella sanguinolenta y azul como un mapa y encuentro allí a alguien del pasado que ha pintado el desastre, él es mi maestro. 13


CHRISTINA ROSSETTI ECO Ven a mí en el silencio de la noche; ven en el silencio susurrante de un sueño; ven con las mejillas redondas y suaves, y ojos resplandecientes como el brillo del sol en un arroyo; vuelve envuelto en lágrimas, oh recuerdo, esperanza, amor de los años terminados. Oh sueño, qué suave, dulcísimo, demasiado agridulce, cuyo despertar debiera ser en el Paraíso donde las almas colmadas de amor se reúnen y moran; donde sedientos ojos anhelantes miran la lenta puerta que, abriéndose, dejando entrar, no deja salir jamás. Pero ven a mí en sueños, y así pueda vivir mi vida verdadera otra vez, aun fría y muerta: regresa a mí en sueños, y así pueda dar pulso por pulso, latido por latido: habla bajo, reclínate, como hace tiempo, amor, tanto tiempo.

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CUANDO ESTÉ MUERTA, MI MÁS QUERIDO Cuando esté muerta, mi más querido, no cantes canciones tristes para mí; no plantes rosas sobre mi cabeza, ni cipreses de sombra: sé el césped verde sobre mí mojado de rocío y surtidores; y si te marchitas recuerda, y si te marchitas olvida. No veré las sombras, no sentiré la lluvia; ni escucharé al ruiseñor cantar, como dolorido; y soñando a través del crepúsculo que no asciende ni se posa, quizá pueda recordar y quizá olvidar.

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ROBINSON JEFFERS

FUEGO EN LAS COLINAS El ciervo fue saltando como hoja soplada por el viento bajo el humo frente a la rugiente ondulación de la escoba del fuego. Pensé en las vidas más pequeñas que fueron atrapadas. La belleza no siempre es simpática; el fuego era bello, el terror del ciervo era bello; y cuando volví abajo por las laderas cuando el fuego se hubo ido, un águila se fue encaramando en la punta de un pino quemado, insolente y saciada; envuelta en la tormenta plegada de sus hombros, vino desde muy lejos para la buena caza del incendio y que sus alas batientes condujeran el juego; el cielo era [despiadado y azul, y las colinas despiadadas y negras. El gran ave de plumas sombrías despiadadamente adormilado entre [ellos. Y pensé, lleno de dolor, con toda la mente, que la destrucción que trae un águila del cielo es mejor que la piedad.

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ELLIOT FREED

UN DÍA Un día podré entender por qué un hombre gasta su vida encorvado sobre un monitor para morir joven y vacío. Un día yo podré entender por qué una mujer arrastra los pies por su casa preguntándose a dónde han ido los años. Un día podré entender por qué ellos me trajeron para sentir su dolor, para llenar su oquedad.

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SEÑOR DESPACHADOR DE LA GASOLINERA Discúlpeme, señor. Soy nuevo en el pueblo. ¿Puede decirme dónde puedo encontrar a los jóvenes hipsters que usan el cabello largo y comen humus sobre pan de grano de trigo? Estoy buscando una revolución, y escuché que había una en el [pueblo. Quiero encontrar a la gente que remoja la costra rancia de la vida en el cielo de agua salada del amanecer tras una noche de temeraria alegría y habla de los misterios en aras de no saber. Quiero a los que van a escalar una montaña en vez de derribarla. Me dijeron que podía encontrar a los místicos de azul profundo y las sonrisas verdes de una generación de jóvenes que han venido a amar y buscar y bailar y llorar y preguntarse ¿por qué? sin la necesidad de una respuesta en una bolsa hermética para almacenar en sus congeladores con el cadáver de sus sueños. Señor despachador de la gasolinera, ¿puede mostrarme el camino a mi gente?

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POEMAS CAYENDO No tengo nada que ofrecerte, querida. Más que besos soplando a través de los árboles y poemas cayendo al frío del otoño para mantenerte cálida mientras el invierno se congela. Mi corazón está lleno de las promesas que haré. Mis bolsillos vacíos de pan para mantenerte. En la primavera, hicimos el amor sobre los prados, pasando arroyos claros y lúcidos. En el verano nos tumbamos bajo el caliente sol hasta la brisa fresca de la medianoche, cuando bailamos desnudos a lo largo de los sueños, sobre la miseria, hacia las tempranas luces de la mañana. Pero las estaciones cambian y las pasiones se enfrían. Sueños, poemas y deseos no pueden llenar el vientre ni aliviar el dolor. La lluvia cae sobre mis hombros descubiertos, sobre mi desnudo interior que encara al alma. La muerte espera a la vuelta de cada giro equivocado. Mi barba crece larga y revuelta, mis extremidades se alargan pálidas y delgadas. Todo lo que queda son besos soplando a través de los árboles y poemas cayendo al frío del otoño.

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HAROLD MONRO LECHE PARA LA GATA Cuando el té es traído a las cinco en punto y todas las pulcras cortinas son corridas con cuidado, la pequeña gata negra con brillantes ojos verdes repentinamente está ronroneando allí. Al principio ella pretende, no teniendo nada que hacer, que ha venido sólo a pestañear en la rejilla, pero, aunque el té pueda tardarse y la leche estar agria, ella nunca se retrasa. Y pronto sus ojos de ágata experimentan una suave y larga neblina lechosa, y su vistazo casual e independiente se vuelve una rígida mirada fija. Luego estampa sus garras o levanta las orejas o retuerce la cola y comienza a revolverse hasta que lentamente su ágil cuerpo se torna un tembloroso ronroneo que resuella. Los niños comen, se menean y ríen; los dos viejas damas acarician su seda: mas la gata se ha vuelto pequeña y delgada con el deseo, trasformada en una rastrera lujuria de leche. El platillo blanco como luna blanca desciende por fin desde las nubes de la mesa encima; ella suspira y sueña y se emociona y siente vivo placer, trasfigurada por el amor. Se sitúa encima del borde brillante, quema su barbilla en el mar cremoso; 20


su cola cuelga suelta; cada pata adormecida se dobla bajo cada rodilla flexionada. Un largo y tenue éxtasis sostiene su vida; su mundo es un infinito blanco informe, hasta que su lengua se ha curvado sobre la última santa gota, cuando ella vuelve a hundirse en la noche. Abandona y sumerge su cuerpo para apilar sus nervios soñolientos en el gran sillón, descansa vencida y enterrada en lo profundo tres o cuatro horas inconsciente allí.

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AMY LOWELL FRAGMENTO ¿Qué es la poesía? ¿Un mosaico de coloridas piedras que curiosamente están forjadas según un patrón? Más bien vidrio educado por paciente labor en tomar algún matiz que hace, brillando con esplendor suntuoso, de la Belleza una cosa de temor; donde los rayos de sol [presos, transmutados, caen en haces de tensas iridiscencias de ricos significados, por causa y bien de la religión.

DÉCADA Cuando llegaste, eras como vino rojo y miel; el sabor tuyo quemó mi boca con su dulzura. Ahora eres como el pan de la mañana, blando y agradable. Difícilmente te degusto completamente puesto que ya te [conozco; pero estoy completamente nutrida.

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IN EXCELSIS Tú, tú. Tu sombra es luz de sol en una bandeja de plata; tus pisadas, un lugar para plantar lirios; tus manos moviéndose, un tintineo de campanas a través de un cielo [sin viento. El movimiento de tus manos es el largo, dorado correr de la luz del sol [que amanece; el brincoteo de los pájaros sobre la senda de un jardín. Como perfume de junquillos, avanzas por la mañana. Los caballos jóvenes no son más raudos que tu pensamiento; tus palabras son abejas alrededor de un peral; tus fantasías, avispas de rayas aurinegras zumbando entre manzanas [rojas. Bebo tus labios, me como la blancura de tus manos y pies. Mi boca está abierta; como una jarra nueva estoy vacía y abierta. Como agua blanca eres tú que colmas la copa de mi boca, arroyo repleto de lirios. Eres helado como las nubes, lejano y dulce como las altas nubes. Me atrevo a alcanzarte. Me atrevo a tocar el borde de tu brillo. Salto más allá de los vientos, lloro y grito, porque mi garganta es delgada como una espada afilada en una piedra de marfil. Mi garganta canta el goce de mis ojos, la presurosa alegría de mi amor. ¿Cómo ha caído en arcoíris sobre mi corazón? ¿Cómo he enredado los mares para hacerlos reposar en mis dedos 23


y he atrapado el cielo para cubrir mi cabeza? ¿Cómo has venido a morar conmigo, ganándome con los cuatro círculos de tu místico resplandor, que digo “¡Gloria, gloria!” y ante ti me inclino como ante un santuario? ¿Habré de abrumarme con que la mañana es la mañana y un día [después? ¿Pensaré que el aire es condescendencia, la tierra una cortesía y el cielo un don que merece agradecerse? Entonces, a ti –aire, tierra, cielo–, no te agradezco: te tomo y vivo. Y las cosas que digo en consecuencia son rubíes engastados en una puerta de piedra.

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SAFO Espantadas de su esplendor Las estrellas cercanas a la amada luna cubren sus propios rostros brillantes cuando ella, bien redonda, ilumina la Tierra con su plata.

Él es más que un héroe Él es un dios a mis ojos –el hombre al que le es permitido sentarse a tu lado– quien escucha íntimamente el dulce murmullo de tu voz, la tentadora risa que hace a mi propio corazón latir rápido. Si te encuentro repentinamente, no puedo hablar –mi lengua rota; una delgada llama corre bajo mi piel; no viendo nada, escuchando sólo mis oídos retumbar, goteo sudor; el temblor sacude mi cuerpo y me torno más pálida que el pasto seco. Esos momentos la muerte no me está lejos.

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Estaba tan feliz Créeme, yo recé para que esa noche pudiera ser doble para nosotros Temerosa de perderte Corrí aleteando como una pequeña niña tras su madre. Es extraño decir Que aquellos que traté bien son quienes me hacen el mayor daño ahora Sabemos bien esto La muerte es un mal; de ello tenemos la palabra de los dioses; ellos también morirían si la muerte fuese cosa buena Puedes decir lo que quieras El oro es hijo de Dios; ni gusanos ni polillas comen oro; es mucho más duro que el corazón de un hombre

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No tengo queja La prosperidad que las doradas musas me dieron no fue engaño: muerta, no seré olvidada

Tú podrías olvidar Pero déjame decirte esto: alguien en un futuro pensará en nosotros

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ROBERT FROST FUEGO Y HIELO Algunos dicen que el mundo terminará por el fuego, otros que por hielo. Por lo que he probado el deseo, concuerdo con aquellos que prefieren al fuego. Pero si el mundo tuviera que sucumbir dos veces, creo saber lo suficiente del odio para decir que para destrucciones el hielo es también magnífico y con él bastaría.

PARADA EN EL BOSQUE EN UNA NOCHE NEVADA De quién son estos bosques creo saber. Su casa está en el pueblo, sin embargo. Él no me verá parado aquí para mirar sus bosques colmados de nieve. Mi potrillo debe pensar que es raro parar sin una alquería cerca entre el bosque y el lago congelado en la noche más oscura del año. El potrillo sacude las campanas de su arnés para preguntar si hay algún error. El único otro sonido es el barrido del viento fácil y los suaves copos. Los bosques son preciosos, oscuros y hondos, pero tengo promesas que cumplir, y millas que andar antes de dormir, y millas que andar antes de dormir. 28


ANNA AJMÁTOVA

LA MÚSICA Algo de los milagros arde en ella y delante de sus rostros tallados. Es la única que me habla cuando los otros temen acercárseme. Cuando el último amigo apartó la mirada, ella permaneció conmigo en la tumba; y cantó como una primera tormenta eléctrica, como si todas flores hubiesen despertado.

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KAROL WOJTILA

MUCHACHA DECEPCIONADA POR AMOR Con mercurio medimos el dolor como medimos el calor de los cuerpos y el aire; pero no es así como descubrimos nuestros límites –tú crees ser el centro de las cosas. Si tú pudieras sólo comprender que no lo eres: el centro es Él, y Él, tampoco, encuentra al amor –¿por qué no lo ves? El corazón humano… ¿para qué es? Temperatura cósmica. Corazón. Mercurio.

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EL ESQUIZOIDE —Hay momentos embotados, sin esperanza; ¿podría alguna vez en ellos encender un pensamiento, hacer brotar chispas cálidas del corazón? No me apartes a un lado; no amenaces mi cólera. No, no es cólera –no–: sólo una ribera vacía. El peso más leve es demasiado para mí, camino y no soy capaz de sentir el movimiento. —Nunca te mantienes quieto, lo sabes bien; tu fuerza se recarga en silencio: ella encontrará su derrotero. Tu fuerza te haría explotar. Entonces, sin violencias, sin instantáneamente ocuparlo todo tú mismo, debes darle espacio en el corazón a los momentos, lugar a la presión de tu voluntad. Lo que se arraiga inmóvil también crece. Que el disparo febril de tus ojos no lo reduzca a cenizas.

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EMILY DICKINSON No hay mejor barco que un libro para llevarnos a territorios lejanos, ni ningún corcel como una página de poesía encabritada. La travesía puede ser hecha hasta por el más pobre sin la opresión del peaje: ¡qué frugal es la carroza que trasporta al alma humana!

El Elíseo está tan lejos como la habitación más cercana, si en ella un amigo espera felicidad o perdición. ¿Qué fortaleza el alma contiene que puede soportar el acento de unos pies que se aproximan, la apertura de la puerta?

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Ligeramente una estrella amarilla arribó a su elevado lugar. La luna el sombrero de plata quitó de su rostro lustral. Todo era nocturna iluminación tenue, como en un salón astral. “Padre –observé al Cielo– ¡eres tan puntual!”

Luchar en voz alta es muy valiente, pero hay más gala, lo sé, en aquel que carga dentro del seno el calvario de la tribulación. En aquel que vence sin ver el mundo, quien cae y no es visto por nadie; aquel cuyos moribundos ojos ningún país miran con patriótico amor.

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La esperanza es la cosa con plumas que se posa en el alma y canta su melodía sin palabras sin parar nunca del todo. Muy dulcemente suena en el vendaval; y dolorosa debe ser la tormenta que avergüence al pequeño pájaro que mantuvo a tantos en calor. Lo he escuchado en la tierra fría y sobre el mar más ajeno; pero nunca en lo extremoso pidió una migaja de mí.

El presentimiento es esa sombra larga sobre el césped que indica que los soles descienden; la noticia a la hierba sobresaltada de que la oscuridad está a punto de pasar.

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Hay un cierto sesgo de luz, en las tardes de invierno, que oprime como el peso de la mĂşsica de las catedrales. Celestial daĂąo nos brinda; no encontramos cicatriz, pero la interna diferencia se halla donde los significados. Nadie puede enseĂąarle nada; es el sello de la desesperanza una imperial aflicciĂłn enviada a nosotros desde el aire. Cuando llega, el paisaje escucha, las sombras contienen el aliento. Cuando se va, es como una distancia en la mirada de la muerte.

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WILLIAM ERNEST HENLEY INVICTUS Fuera de la noche que me cubre, negra como el Abismo es de polo a polo, agradezco a cualquier dios que pudiera existir por mi alma inconquistable. En las crueles garras de la circunstancia no me he retorcido de dolor ni he llorado en voz alta. Bajo los aporreos de la suerte mi cabeza está sangrante, pero erguida. Más allá de este lugar de ira y lágrimas se vislumbra el horror de la sombra; sin embargo la amenaza de los años me encuentra y deberá encontrarme despreocupado. No importa cuán estrecha sea la puerta, cuán cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino: yo soy el capitán de mi alma.

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SYLVIA PLATH

Pequeñas amapolas, diminutas llamas del infierno, ¿acaso no hieren? Parpadean. No puedo tocarlas. Pongo mis manos entre esas flamas. Nada arde y me extenúa mirarlas parpadeando así, arrugado y claro rojo, como piel de una [boca. Una boca recién ensangrentada. ¡Pequeñas faldas sangrientas! Hay humos que no puedo tocar. ¿Dónde están sus opios, sus nauseabundas cápsulas? Si pudiera yo sangrar, o dormir; ¡si mi boca pudiera desposar un daño así! O sus licores se filtraran para mí, en esta cápsula de vidrio, enfriando y aquietando. Pero sin color. Sin color.

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JAMES ELROY FLECKER

TENEBRIS INTERLUCENTEM Un jilguero que había perdido su camino cantaba en una rama ennegrecida del Infierno, hasta que todos los fantasmas recordaron bien los árboles, el viento, el día dorado. Al fin supieron que habían muerto cuando escucharon música en esa tierra y alguien allí deslizó hacia adelante la mano para acercar a un hermano a su lado.

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WILLIAM COWPER

DIOS SE MUEVE DE MANERAS MSITERIOSAS Dios se mueve en maneras misteriosas para realizar sus maravillas; Él planta sus huellas en el mar y monta sobre la tormenta. En lo profundo de minas insondables de habilidad que nunca termina, Él atesora sus brillantes designios y hace su soberana voluntad. Ustedes, santos temblorosos, tomen nuevos bríos; las nubes que tanto temen son grandes en piedad y se desharán en bendiciones sobre sus cabezas. No juzgues al Señor por el débil sentido, mas confía en Él por su gracia: tras una providencia de ceño fruncido Él esconde una cara sonriente. Sus propósitos madurarán pronto, desplegándose cada hora; la yema puede tener un sabor amargo, pero dulce será la flor.

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La ciega incredulidad es segura en el error y sondea Su obra en vano; Dios es su propio intĂŠrprete y lo harĂĄ con sencillez.

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SOBRE EL AUTOR ALEQS GARRIGÓZ (Puerto Vallarta, México) escribe poesía desde los 15 años. Publicó su primer libro de poesía en 2003: Abyección. Posteriormente aparecieron La promesa de un poeta (2005; Premio Adalberto Navarro Sánchez), Páginas que caen (2008, 2013; Premio Municipal de Literatura de Guanajuato) y La risa de los imbéciles (2013, Ganadora del I Concurso Internacional de Poesía de Emergente Nauyaca). También han sido premiadas sus obras Galería del sueño (Premio Espiral de Poesía 2011, de la UG), En la luz constante del deseo (Premio Espiral de Poesía 2012, de la UG), Despiértame en otro mundo (Mención Honorífica en el I Concurso de Cuento y Poesía de la Universidad Marista de Querétaro, 2013), Penetrado por el amor (Mención Honorífica en el V concurso editorial “El mundo lleva alas”, 2012), Resplandor del oro amanerado (Tercer premio en el VI Concurso Nacional de Poesía María Luisa Moreno, 2014), Ha publicado poemas en medios impresos y electrónicos de México, España, Colombia, Estados Unidos, Colombia, Argentina, Honduras, Perú, Nicaragua, Chile y Suecia. Poemas suyos han sido traducidos a cinco idiomas. Además es periodista cultural.

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RECREACIONES de Aleqs Garrigóz se terminó de editar en diciembre de 2016 en la ciudad de Mérida, Yucatán. Cuidaron la edición: Daniel Medina, Daniel Sibaja y el autor. ediciones_o@outlook.es facebook.com/edicioneso edicionesomx.blogspot.com 42


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