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La hipertensión arterial. Entrevista: Dr. Diego Egas Proaño
Dr. Diego Egas Proaño
Médico cardiólogo Especialista en estimulación cardíaca artificial
De acuerdo a datos del Ministerio de Salud Pública (MSP), en Ecuador “las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte, en el 2019 alcanzó el 26,49 % del total de defunciones. Según la encuesta STEPS de 2018, el 25,8 % de la población, entre 18 a 69 años, presentó tres o más factores de riesgo para enfermedades crónicas no transmisibles, entre las de mayor incidencia están: presión arterial elevada, hiperglicemia, glucosa alterada y colesterol elevado”. Para conocer sobre la importancia del control de la hipertensión, el doctor Diego Egas Proaño, médico cardiólogo y especialista en estimulación cardíaca artificial, respondió varias preguntas para revista Guía Farmacéutica.
¿Qué es la hipertensión arterial y por qué es un asesino silencioso?
La hipertensión arterial es uno de los padecimientos que forma parte de las enfermedades cardiovasculares; consiste en la elevación de los niveles normales de la presión arterial, que logra la llegada de sangre a los tejidos, pero, cuando la sangre llega con demasiada fuerza daña los diferentes tejidos y los órganos como el riñón, la retina y el mismo corazón. La hipertensión arterial se llama el asesino silencioso, porque es una enfermedad silente (asintomática) muy grave, que propicia el desarrollo de otras enfermedades como insuficiencia cardíaca, daños en los vasos sanguíneos y otros órganos importantes.
¿En qué grupo de la población es más prevalente y cuáles son sus factores de riesgo?
La edad de prevalencia va a partir de los 65 años, antes de esta edad la mujer tiene cierta protección hormonal de la enfermedad cardiovascular por los estrógenos durante su edad fértil. Además, el colesterol y los triglicéridos son más bajos que en el hombre, pero, con la edad estos datos se invierten y la incidencia es mayor en las mujeres. Entre los factores de riesgo para la hipertensión están: el sobrepeso, el sedentarismo, colesterol y triglicéridos elevados, apnea del sueño, daños renales y la carga genética; es decir, si papá o mamá tuvieron hipertensión existe la posibilidad de serlo, pero solo si no me cuido.
¿Qué correlación puede existir con otras enfermedades?
La hipertensión como tal es un factor de riesgo para otras enfermedades, si una persona es hipertensa tiene mayor riesgo de ser diabético, padecer insuficiencia cardiaca o de sufrir un infarto miocárdico o cerebral. Entonces, la hipertensión es un punto céntrico silente, que va dañando todo y predisponiendo a enfermedades mayores. El estudio de Framingham realizado a partir de 1948 sobre las enfermedades cardiovasculares, a nivel mundial estableció que esta patología mata a un mayor número de personas que cualquier guerra mundial, pandemia, cáncer o fenómeno natural; es decir, realmente es un asesino silencioso que en números ha sido la principal causa de mortalidad y discapacidad por décadas, no de un año y medio acá como el coronavirus, que aún en medio de la pandemia sigue arrojado índices altos de mortalidad. Lo que preocupa de la coyuntura actual es que, los pacientes hipertensos no acuden a la consulta médica y tienen menos controles, lo que provoca que llegen donde el médico más hipertensos y complicados, de ahí la importancia de contar con políticas de salud, no solo para el coronavirus sino para la enfermedad cardiovascular.
Al ser una enfermedad silente ¿cómo se determina que un paciente padece de hipertensión?
Este es el gran reto, cuando no se mide la presión arterial, no se sabe si la persona es hipertensa, esto solo se lo puede asegurar cuando se realice una medición en condiciones adecuadas y aún cuando se detecta una medida elevada de presión, a veces, no es suficiente y se deben hacer varias mediciones en diferentes momentos (monitoreo ambulatorio de la presión arterial). Cuando no hay indicios de enfermedad cardiovascular, los 65 años son considerados la etapa de alerta de riesgo. En este periodo se debe hacer un electrocardiograma, exámenes de laboratorio, acudir al médico, independiente, que tenga o no establecida una enfermedad, porque la prevalencia o llegada de las enfermedades es mayor a partir de esta edad. Para determinar esta dolencia es necesario investigarla, lo que permite tratar en el momento adecuado y no cuando el paciente ya ha sufrido un infarto, un derrame cerebral o su riñón está dañado.
¿El proceso de diagnóstico de la hipertensión es el adecuado y oportuno?
Sin duda, el diagnóstico no es el óptimo en los pacientes con hipertensión arterial, está muy lejano en ser el ideal, porque la gente en nuestra sociedad está acostumbrada a buscar al médico, solo cuando les duele algo, se sienten mal y la presión es demasiado alta que ya presenta un derrame nasal o uno alrededor del ojo que se llama epistaxis o hemorragia subconjuntival, respectivamente, esto significa que ya la presión se pasó del punto demasiado alto. Lo ideal sería que a partir de los 40 a 45 años todo el mundo se realice una revisión médica para conocer cómo está la presión, el colesterol, los triglicéridos y realizar ejercicio regularmente. La prevención ayuda a reducir gastos en la salud pública, con esta acción se disminuirían los hipertensos, obesos, sedentarios, etc.
¿Existe alguna correlación entre la hipertensión arterial y la COVID-19?
En la infección de coronavirus llamada pandemia de la COVID-19 se ha visto una tremenda evolución y todavía estamos aprendiendo de ello. En las primeras publicaciones científicas realizadas en China, Wuhan se determinó que, el 80 % de los pacientes cruzaron por una enfermedad leve, de ellos un 20 % tuvieron una enfermedad un poco más grave de los cuales tenían la predisposición de ser obesos, hipertensos, diabéticos y eran los que terminaban en terapia intensiva y fallecieron en un inicio. En la actualidad, se observa que con todas las variantes del virus el pronóstico de la COVID-19 es malo, tanto para los hipertensos, sedentarios, obesos y diabéticos como para la gente joven que no tienen ninguna enfermedad.
En cuánto al tratamiento ¿cómo ha evolucionado y es posible prescindir de la medicación en algún momento?
El tratamiento de la hipertensión ha tenido un gran avance, antes se utilizaban varios fármacos para tratarla, eso ha cambiado. En la actualidad, se cuenta con comprimidos que tienen, en una sola pastilla, varios medicamentos a la vez y se pasó de tomas 3 veces al día, a una sola toma que controla mejor la presión arterial. En relación a si el tratamiento es de por vida, eso depende, me atrevo a decir que está en manos del paciente y no del médico, porque si se entiende que la idea del tratamiento de la enfermedad cardiovascular no se basa solo en pastillas, sino en cuatro pilares como: el ejercicio, la buena alimentación, la medicación y los controles regulares con el médico, con seguridad la persona necesitará menos seguimiento y la dosis de medicamentos irá disminuyendo; así, si antes tomaba 3 pastillas pasará a dos y luego a una para mantenerse en lo mínimo en pastillas, incluso se puede llegar a suspenderlas, pero esto con los controles regulares, porque si solo tomo pastillas, nunca hago ejercicio y sigo subiendo de peso, no reduciré los fármacos y por el contrario se incrementarán.
¿Cómo se puede prevenir la hipertensión?
Se puede prevenir la hipertensión desde la niñez y juventud haciendo ejercicio mínimo 30 minutos al día, con una alimentación sana, evitando fumar, el consumo de alcohol y drogas; sin embargo, la sociedad hace todo lo contrario es sedentaria, ingiere alimentos altos en grasa o carbohidratos, etc., con este comportamiento en pocos años se disparará más, la enfermedad cardiovascular. Todos estamos alarmados por las muertes de coronavirus que en un año y medio han llegado en el mundo a 3.5 millones, pero, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo en 2012 se presentaron 17 millones de muertes por enfermedad cardiovascular, esto quiere decir que, los decesos por la COVID-19 no llegan ni a la tercera parte de un año de muertes por enfermedad cardiovascular, por ello la necesidad de políticas de prevención. El rol de los médicos no es sólo el de cuidar la salud, sino también ser orientadores, educadores, creadores de conciencia para que el paciente aprenda a llevar un estilo de vida saludable y no necesite ayuda de pastillas al futuro.
¿Alguna recomendación en particular?
Un llamado a hacer conciencia, a plantear políticas de salud considerando los nudos críticos de la medicina en el país, que permitan sacar adelante una medicina preventiva y no el tratamiento de complicaciones. En la pandemia se ha visibilizado que la medicina y la educación están descuidadas y que son los pilares fundamentales para que un país avance.