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La política se fecunda en los hogares

Por: Alexis Solano de la Sala

La capacidad de conversar, de hacer uso de la palabra es lo que nos permite distinguir entre lo que es justo e injusto

En la actualidad es muy común, y hasta impuesto como norma dentro de los hogares, el evitar hablar de ciertos temas como la política, sobre entendiendo que es un tema álgido, polémico y hasta apasionante que rompe relaciones, crea enemistades y toca susceptibilidades convirtiendo muchas veces una agradable reunión, en un momento realmente hostil. Por otro lado, se cree que para hablar de política se debe pertenecer a ese “selecto grupo de ilustrados” que conocen de ello; la verdad es que hoy por hoy, muy pocos políticos han demostrado conocer claramente su trabajo.

Lastimosamente, desde hace algunos años, hablar de política dentro de los círculos más íntimos (familia, amigos) se ha vuelto un tabú, algo tristemente vetado por las consecuencias que eso provoca dentro de los hogares. Y es que, ¿realmente hablar de política debe ser malo?, ¿cuándo provocamos ese divorcio con ella?, ¿cuándo nos disociamos de algo que es parte de nosotros? y ¿qué pasa con quienes tienen atorado ese grito desesperado que clama por justicia, igualdad y derechos?

Al parecer, lo que nos han transmitido como política ha logrado que, la gente le reste importancia y no se refieran a ella, porque si uno habla de política simplemente no sabe de lo que está hablando; siendo así, con mucha más razón, ¡hablemos de política!

En la antigua Grecia, la política era un espacio de interacción social, las personas se reunían a compartir y manifestar libremente sus pensamientos. Para el pueblo griego, la política tenía que ver con la deliberación, el libre pensamiento, el debate, con el buen uso de la palabra y no con la imposición ni mucho menos con el uso de la fuerza.

Para ellos, la política se construía a partir de la conversación, del uso de la palabra; para el gran pensador de aquella época, Platón, la política estaba ligada al desarrollo del conocimiento, para él lo importante era la educación ya que el sabio debía ser quien gobierne. En la sociedad griega, era el ciudadano quien participaba de lo político y quienes estaban alejados de esa práctica no eran considerados como “sujetos elevados”, para Aristóteles la participación política era lo que nos elevaba como individuos.

La capacidad de conversar, de hacer uso de la palabra es lo que nos permite distinguir entre lo que es justo e injusto, entre lo que está bien o mal para la sociedad; es decir, la sola posibilidad de expresarnos, de generar debates crea el ambiente propicio donde se da a luz una verdadera manifestación de la política.

El interés público permite una sociedad más armonizada, porque la política se construye a partir de los seres humanos, no existe por sí sola, somos nosotros, los ciudadanos, los únicos agentes políticos. Es en ese comportamiento quemeimportista justamente donde se da paso y se siembra el camino hacia el autoritarismo, totalitarismo y dictaduras, porque nos vamos disociando de la política y entregando poco a poco el poder a otros grupos en minoría poniendo en riesgo, la Politicidad de la sociedad.

La política no es exclusiva de los gobernantes, sino de los pueblos porque nace con la deliberación, con el uso de la palabra, nace con la manifestación de nuestros pensamientos dentro de los hogares, con las interrogantes de nuestros hijos, la preocupación de nuestras parejas, la inconformidad de nuestros hermanos, las necesidades de nuestros vecinos, los sueños de nuestros amigos y los anhelos de todo un pueblo que clama justicia.

Si la verdadera política se fecunda dentro de los hogares, sus enormes frutos se verán reflejados fuera de ellos.

El respeto a las diferencias sea de cultura, religión o política es la base para el desarrollo de los pueblos

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