Civismo e identidad(es) nacional(es) Patricia Mar Velasco
ISSN 1405-3616
La búsqueda de lo mexicano
La asamblea escolar Maximino Martínez Figueroa
La excursión: “El Popocatépetl y yo”
Adolfo Hernández Muñoz
Ciudad de palacios, casa de bandidos Carolina Z. Galván
Hugo Delgado Granados Patricia Julio Miranda Alberto E. González Huesca
Los remedios infalibles de las abuelas
Francisco Peralta Burelo
Los tipos populares en la obra de Guillermo Prieto Blanca Elena Sanz Martin
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México D. F. Mayo 1999. Año 3 Número 36
Revista mensual, Año 3 Núm. 36, Mayo 1999.
Directora Virginia Ferrari Asistente de dirección María Jesús Arbiza Consejo editorial Valentina Cantón Arjona María Esther Aguirre María Teresa Yurén Santos Arbiza Julieta Fierro Gerardo Cirianni Ramón Mier Mario Aguirre Beltrán María de Lourdes Santiago Josefina Tomé Méndez Colaboradores Héctor Delgado Jacqueline Rocha Luci Cruz Stella Araújo Maya Sáenz Nora Brie Alejandra González Verónica Bunge María Isabel Carles Norma Oviedo Concepción Ruiz Consuelo Doddoli Leticia Chávez Citlalli Alvarez Ana María Sánchez Alejandra Alvarado Editor responsable Nelson Uribe de Barros Administración y finanzas Miguel Echenique Producción editorial Rosa Elena González para Uribe y Ferrari Editores, S.A. de C.V.
CORREO del MAESTRO es una publicación mensual, independiente, cuya finalidad fundamental es abrir un espacio de difusión e intercambio de experiencias docentes y propuestas educativas entre los maestros de educación básica. Así mismo, CORREO del MAESTRO tiene el propósito de ofrecer lecturas y materiales que puedan servir de apoyo a su formación y a su labor diaria en el aula. Los autores. Los autores de CORREO del MAESTRO son los profesores de educación preescolar, primaria y secundaria, interesados en compartir su experiencia docente y sus propuestas educativas con sus colegas. También se publican textos de profesionales e investigadores cuyo campo de trabajo se relacione directamente con la formación y actualización de los maestros, en las diversas áreas del contenido programático. Los temas. Los temas que se abordan son tan diversos como los múltiples aspectos que abarca la práctica docente en los tres niveles de educación básica. Los cuentos y poemas que se presenten deben estar relacionados con una actividad de clase. Los textos. Los textos deben ser inéditos (no se aceptan traducciones). No deben exceder las 12 cuartillas. El autor es el único responsable del contenido de su trabajo. El Consejo Editorial dictamina los artículos que se publican. Los originales de los trabajos no publicados se devuelven, únicamente, a solicitud escrita del autor. En lo posible, los textos deben presentarse a máquina. De ser a mano, deben ser totalmente legibles. Deben tener título y los datos generales del autor: nombre, dirección, teléfono, centro de adscripción. En caso de que los trabajos vayan acompañados de fotografías, gráficas o ilustraciones, el autor debe indicar el lugar del texto en el que irán ubicadas e incluir la referencia correspondiente. Las citas textuales deben acompañarse de la nota bibliográfica. Se autoriza la reproducción de los artículos siempre que se haga con fines no lucrativos, se mencione la fuente y se solicite permiso por escrito. Derechos de autor. Los autores de los artículos publicados reciben un pago por derecho de autor el cual se acuerda en cada caso.
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Correo del Maestro. Núm. 36, mayo 1999.
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Editorial
La identidad nacional. Un tema hermoso y cautivante por sus múltiples facetas: refiere a lo permanente y, simultáneamente, al cambio, a la permanente construcción; aborda los asuntos más serios y complejos, conjuntamente con los más simples, familiares y cotidianos; reúne —en una única— las raíces autóctonas más profundas con otras que, traídas en otros tiempos y de otros espacios —a veces lejanos, otras no tanto—, se han incorporado y arraigado en este lugar y a esta nación. Efectivamente, en la identidad nacional se conjugan: el territorio; la sociedad; las culturas mesoamericanas; la conquista y la colonia; la lucha por la independencia; la lucha contra los invasores extranjeros; el idioma español; los símbolos patrios; el Palacio Nacional y la Piedra del Sol; los héroes; la Expropiación Petrolera; la economía —micro y macro—; la política —interior y exterior—; la literatura, el cine, los murales; el maíz, los frijoles y el chile; el pulque, el tequila y el tepache; los telares y las talaveras; los sones, los corridos, el danzón, las serenatas con mariachis; las posadas y las piñatas; la vecindad, la colonia, el barrio, la comunidad; las historias familiares, las costumbres; las etnias, sus lenguas, sus modos de ver; los inmigrantes y exiliados —transterrados. De esta manera —y a partir de esta obviedad— podemos pensar —una obviedad más— que este tema, lejos de ser aburrido y apropiado únicamente para los alumnos de los grados superiores, podemos trabajarlo en la escuela, a partir de lo familiar y lo cotidiano, desde maternal en adelante.
Virginia Ferrari
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Correo del Maestro. Núm. 36, mayo 1999.
REVISTA PARA PROFESORES DE EDUCACIÓN BÁSICA
Entre nosotros
La asamblea escolar. Maximino Martínez Figueroa
Pág. 5
La excursión:“El Popocatépetl y yo”. Hugo Delgado Granados, Patricia Julio Miranda, Alberto E. González Huesca
Pág. 9
Y estuvimos cerquita del Popo. Miguel Echenique Conti
Pág. 12
Antes del aula
Ciudad de palacios, casa de bandidos. La ciudad de Los bandidos de Río Frío. Carolina Z. Galván
Pág. 16
Los remedios infalibles de las abuelas. Francisco Peralta Burelo
Pág. 21
Certidumbres e incertidumbres
Civismo e identidad(es) nacional(es). Patricia Mar Velasco
Pág. 25
Artistas y artesanos
Los tipos populares en la obra de Guillermo Prieto.
Pág. 44
Blanca Elena Sanz Martin
Sentidos y significados
La búsqueda de lo mexicano. Adolfo Hernández Muñoz
Pág. 50
Problemas sin número
Una familia complicada. ¿Un caso para Holmes? Concepción Ruiz y Juan Manuel Ruisánchez
Pág. 54
Abriendo libros
Escritores mexicanos del siglo XIX.
Jacqueline Rocha Soto
Índice anual de Correo del Maestro, año 3
Pág. 56
Pág. 58
Portada: Irene Téllez Vázquez, 5 años, 6 meses,“Adelita”. Páginas centrales: fotografías de Gerardo Magallón, de editorial Santillana y de Rosa Elena González.
Correo del Maestro. Núm. 36, mayo 1999.
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Correo del Maestro. Núm. 36, mayo 1999.
Entre nosotros
La asamblea escolar
Asamblea general.
“La maestra es una tonta, no sabe.” “Nosotros ya nos organizamos, si gusta puede irse.” Estas expresiones fueron escuchadas hace poco por el que escribe, en las voces de algunos niños de educación primaria. La primera de ellas surgió de una plática espontánea, que llegó a tomar tintes mitinescos, en la que se empezó a comentar la actitud asumida por la maestra al sancionar a gran parte de los 40 integrantes del grupo por participar efusivamente en la porra de apoyo a su equipo en un juego de fútbol durante uno de los muchos recreos de la niñez. Lo anterior, claro, no sucedía en presencia de la maestra del grupo, pues la habían llamado a la dirección y su ausencia se había prolongado más que otras veces. La segunda expresión, “Nosotros ya nos organizamos, si gusta puede irse”, surgió en un grupo de niños al iniciar el festejo del Día del Niño al momento de llegar su maestra al aula, pues también había ido a la dirección por algunas cosas. Lo que sucedió después, posible-
Fotografías tomadas del libro Un grito de alegría, 30 años de la escuela Manuel Bartolomé Cossío.
Maximino Martínez Figueroa
mente sea lo más interesante; la directora de la escuela se enteró de lo acontecido y se enfadó; airada reprendió a la maestra del grupo reprochándole que “cómo es posible que su grupo se organice sin ella, que eso no puede ser.” Todo lo descrito hasta aquí fue observado en una de las tantas escuelas públicas de la región conurbada del Distrito Federal. Contrariamente a lo que muchos maestros afirman, los niños, nuestros alumnos, piensan, se organizan y pueden participar en la toma de decisiones. En otra escuela primaria, la escuela Manuel Bartolomé Cossío, ubicada al sur de la ciudad de México, en la Delegación Tlalpan, me sorprendió observar que por largo rato, en uno de los nueve grupos, el sexto grado, un viernes, como todos los viernes —después me lo informaron— tenía lugar la asamblea grupal con la presencia de la maestra en calidad de un miembro más del colectivo. En ella se discutían acaloradamente asuntos organizativos y académicos. El yo critico, el yo felicito y el yo sugiero se dejaron escuchar
Correo del Maestro. Núm. 36, mayo 1999.
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La asamblea escolar
con respecto a las actividades cotidianas que desempeña el grupo en compañía de su profesor. Más fue mi sorpresa cuando ese mismo día, después del recreo, todos los grupos de la escuela junto con sus maestros y algunos padres de familia se reunieron en el pequeño auditorio existente allí y realizaron su asamblea general de la semana, tratando asuntos organizativos, dando informes de actividades realizadas, etc. En fin, una asamblea general presidida por los niños. La crítica, las felicitaciones y las sugerencias volvieron a presentarse. La maestra Graciela González de Tapia1, directora de la escuela referida dice: “Llevar los programas escolares tal cual es muy insuficiente; ahora, cuando a los niños les permiten que se empiecen a expresar, eso es cosa de niños porque tienen que expresar sus cosas de niños. Lo que deben de llevar a una asamblea escolar no son problemas sociales y políticos de la comunidad sino sus propios problemas, de que si fulano me robó mi lápiz o no me lo robó o por qué me lo robó y el planteamiento y la discusión de eso; pero en el planteamiento, en la discusión del problema tú
Asamblea grupal.
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le estás dando una formación ciudadana al niño para cuando sea hombre y pueda, con el mismo fervor y el mismo énfasis, pedir el respeto a sus derechos y luchar porque se respeten realmente en la práctica. Entonces, no es que la escuela sea una escuela política, es que a la escuela debe entrar lo que a los niños les interesa, sus conflictos personales. Por ejemplo, en muchas escuelas dicen: yo no me pongo a discutir tres horas si ésta es la pluma de fulanito porque tiene una rayita, él ya sabe que es su pluma y otro dice que no, que es la de él porque se la trajo su papá, y se entabla una discusión. Al llegar al acuerdo sobre la pertenencia de esa pluma, sobre la necesidad de que las cosas se digan con claridad, sobre la necesidad de llegar a la verdad última, hay una discusión respetuosa y responsable, de Derecho; dando curso a estas cosas dentro de la escuela los niños se están preparando para que cuando sean adultos manifiesten el mismo vigor de justicia, de respeto y de responsabilidad.”2 Hay diferencias notorias de acuerdo a lo reseñado entre las dos primeras instituciones y la última. Creo que esas diferencias se dan en base a las concepciones que las autoridades tienen en relación a cómo gobernar. En las primeras se puede percibir cómo en las interacciones maestraalumno y maestra-autoridad se presenta una persecución; la dirección persigue y enjuicia a la maestra, la maestra persigue a los niños constantemente con castigos y llamadas de atención. Los procesos formativos de enseñanza-aprendizaje se soslayan fácilmente, no existe la menor reflexión en relación a lo que acontece en la escuela, menos se toman determinaciones que pudieran aprovecharse y emplear en la formación de los educandos. En la escuela Manuel Bartolomé Cossío la situación es diferente. La persecución desaparece, puesto que la concepción de autoridad es
Graciela González de Tapia. Fundadora, junto con el maestro José de Tapia, de la Escuela Manuel Bartolomé Cossío. Es maestra normalista y en 1962 fue becada por el gobierno francés para realizar estudios y trabajos pedagógicos con Célestin Freinet. Es autora de diversos textos escolares para la enseñanza del español y ha publicado cuentos infantiles como Recreo, Laboratorio, Las aventuras de Chela y Lengua española. Actualmente es directora de la mencionada escuela. Graciela González de Tapia, La Escuela Moderna y la Escuela Pública en México (conferencia), 10 de junio, 1995. Esc. Primaria Julio Cortázar, Unidad Ejército de Oriente, Iztapalapa, D.F.
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diferente. “Una teoría social crítica surge de los problemas de la vida cotidiana y se construye con la mira siempre puesta en cómo solucionarlos.”3 Quiero sostener ahora que esas diferencias tienen mucho que ver con la autoridad; mientras que a la primera directora le enfada el hecho de que los alumnos del sexto grado se organicen solos sin requerir de la maestra, en el segundo caso la forma de gobernar la institución es diferente; esta directora me recuerda la metáfora a la que aluden los primeros tratados de gobierno al abordar el tema precisamente. Esa metáfora es la del navío y señala: ¿Qué significa gobernar una nave? Significa por supuesto ocuparse de los marineros pero también de la nave, del cargamento; gobernar una nave significa además tener en cuenta los vientos, los escollos, las tempestades; es esto lo que caracteriza el gobierno del navío: poner en relación los marineros con la nave que debe de ser salvada, con el cargamento que es preciso conducir a puerto, y todo ello en relación con sucesos tales como los vientos, los escollos, las tempestades, etcétera...”4
Regresando a la comparación entre los primeros casos y el último ya descritos, en los primeros tal parece que se tiene la concepción de un autoritarismo vertical y se prestigia el aspecto meramente informativo, se reciben conocimientos para demostrar que se recibieron; el consenso, la colectividad poco importan; la autoridad manda porque es la autoridad y ya, recurriendo a amenazas, chantajes, burocratismos, en fin, a la opresión y represión sofisticadas. En el segundo caso se percibe, por parte del gobernante, el dominio de sí, la preocupación porque sus gobernados, en este caso los maestros, los alumnos y los padres de familia, lo acepten; hay énfasis en la participación colectiva, en el consenso reflexionado en la toma 3
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de acuerdos conjuntos y en la participación al tomar decisiones.
La asamblea escolar y el diálogo en el buen gobernar El diálogo, fundamental en las relaciones entre humanos y necesario en la escuela, podría decirse que es la conversación entre dos o más personas capaces de conocer y amar; ya Platón mencionaba que el diálogo es una forma de enseñanza que invita a superar la simple memorización y mecanización del saber. El diálogo puede tornarse en un proceso de búsqueda que permite a los interlocutores cuestionar los lugares comunes, progresar en su conocimiento de la realidad y desarrollar su capacidad de ir más allá de la información dada. En cualquier relación humana se da un distanciamiento inicial que pretende romperse en diálogo, es decir, en proximidad. Y esto por la sencilla razón que el otro es como yo, un ente libre, poseedor de una historia y de una intimidad; alguien que puede negarme, que es una amenaza para mi proyecto de vida, para mi seguridad elemental. El otro como yo, es un centro de acciones en buena medida impredecibles para el extraño que es cada quien para cada cual.5
Carr Wilfred, et al. “Hacia una ciencia educativa crítica”, Teoría de la enseñanza. Ed. Mtz. Roca. España, 1986. Este artículo se encuentra en la Antología III Semestre: Modernidad y Ciencias de la Educación desde una interpretación crítica. Compiladores:Verónica Mata García y Gerardo Meneses Díaz. ISCEEM,Toluca, México, 1995. Michel Foucault, et al. Espacios de poder. Ed. La Piqueta, Madrid, 1981.Tomado de la antología mencionada en la cita anterior. Francisco Prieto.“El diálogo educativo”, en: Didac. No.14, 1989. UIA, México, D.F.
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La asamblea escolar
“posibilita a los niños vivir y tomar parte activa en la solución de conflictos y en la organización
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del trabajo que los involucra cotidianamente. El maestro pasa a ser un compañero que participa como un miembro más de la asamblea.”7
La asamblea escolar contribuye a que el niño adquiera seguridad personal, mejore sus relaciones con los otros, escuche y sea escuchado —logre el diálogo—, y que se cree en el grupo el sentimiento de solidaridad y respeto mutuo. La asamblea escolar se desarrolla de la siguiente manera: los alumnos escogen mediante el voto a un presidente, a un secretario y a un escrutador, que serán los encargados de conducirla. Se inicia elaborando un orden del día —con propuestas de los alumnos—, después los interesados en exponer algún problema lo hacen, se discute y se dan propuestas de solución; se votan las propuestas y se toman los acuerdos; surgen problemáticas inimaginables por los adultos. Se abordan las críticas, felicitaciones y sugerencias; cada alumno lo hace de manera personal o se da lectura a las anotaciones que se han hecho en el periódico vivo. Por último se elige la mesa para la siguiente asamblea. La asamblea escolar de la Escuela Moderna es considerada como uno de los pilares fundamentales que propicia el diálogo y la gubernamentabilidad. En ella participa toda la comunidad y todos tienen voz y voto: docentes y discentes.
La posibilidad de diálogo abre pues, un abanico de posibilidades. La asamblea escolar es una de las tantas ideas que Célestin Freinet incorporó a la escuela. Es una reunión, que puede ser grupal o de toda una escuela, con miras a propiciar el diálogo, realizándose periódicamente al principiar la semana o al finalizar; en ella se tratan asuntos y problemáticas tan diversos como sean generados por los participantes: propuestas de trabajo, aspectos organizativos, nombramiento de comisiones, convivios, informes, etc. y siempre aparecen las expresiones ya señaladas: yo critico, yo sugiero, yo felicito. La asamblea escolar pretende, primordialmente, que los niños se autogobiernen respetando individualidades y no olvidando las acciones colectivas. En ella el niño ejerce un poder de opinión, de crítica, de expresión. El consenso, los proyectos, la responsabilidad se rescatan. “La liberación de las mentes infantiles de todo tipo de opresión y autoritarismo se logra.”6 En la asamblea escolar se da la disolución de problemas entre compañeros, se evalúa el trabajo considerando todos los factores que intervienen en los procesos, los sujetos se toleran dialogando en la diversidad de pensamientos, se organizan trabajos, se dan responsabilidades, en fin, se generan proyectos comunitarios. La asamblea
Ramón Costa Jou . Patricio Redondo y las técnicas Freinet. Ed. Diana, México, 1981. p. 22. Revista: Las técnicas Freinet de la Escuela Moderna (MMEM) y UPN; México D.F. p.53.
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La excursión:“El Popocatépetl y yo” Hugo Delgado Granados, Patricia Julio Miranda Alberto E. González Huesca
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ablar acerca de los volcanes siempre es emocionante para quienes somos amantes de ellos, pero es mucho más emocionante y por demás interesante cuando se tiene la oportunidad de hacerlo ante niñas y niños sobre o dentro de un volcán. Nada se compara con hablar de cráteres estando dentro del cráter de un volcán, o conversar acerca de los numerosos volcanes de nuestro país señalando al horizonte y contando los volcanes que nuestra vista alcanza. O bien, describir un volcán activo y estar ante uno de ellos, como el majestuoso Popocatépetl, que se cubrió de blanco para asombro y maravilla de las niñas y los niños que por primera vez lo contemplaron de cerca, disfrutaron de la tranquilidad del lugar, sintieron el viento frío y jugaron con la nieve. Ver las expresiones de asombro, curiosidad, alegría y gusto por estar ahí, visitando el sitio que cada uno de ellos había imaginado y plasmado en un dibujo, fue la mejor recompensa al esfuerzo de llevar a cabo el concurso de pintura infantil El Popocatépetl y yo.
Acerca del concurso Recientemente se llevó a cabo el Simposio Internacional Volcán Popocatépetl auspiciado por el
Instituto de Geofísica de la UNAM y el Centro Nacional de Prevención de Desastres de la Secretaría de Gobernación (CENAPRED) con el propósito de reunir y difundir a la comunidad científica misma, a los sectores involucrados y a la población en general, la información científica de todos los campos del conocimiento posibles, referente al volcán. La actividad volcánica tiene una gran influencia en diversas actividades de la vida diaria y es por ello que durante este evento se presentaron trabajos de diferente naturaleza como: estudios ambientales, arqueológicos, de protección civil y, naturalmente, volcanológicos. El simposio cumplió con sus objetivos cabalmente y permitió el acercamiento que se buscaba de manera satisfactoria. En forma paralela a las actividades científicas y técnicas se organizaron actividades de carácter cultural tales como una exposición pictórica, una muestra fotográfica y el concurso de pintura infantil El Popocatépetl y yo, organizado conjuntamente por el Instituto de Geofísica, el CENAPRED, la revista Correo del maestro y Editorial Larousse, en el que participaron niños y jóvenes de los tres niveles de educación básica de los estados de Morelos, México, Puebla, Tlaxcala y Distrito Federal. En el concurso El Popocatépetl y
Explorando un depósito de materiales de erupciones pasadas del Popocatépetl.
yo participaron más de 49 000 niños de los cinco estados que rodean al volcán. De los dibujos recibidos se hizo una selección de 150 finalistas y de ellos se escogieron 14 ganadores, uno por cada estado y por cada categoría. Éstos se expusieron en el Museo Universum, en Ciudad Universitaria hasta el 30 de abril. A partir del mes de mayo los 14 dibujos ganadores serán expuestos de manera permanente en el Instituto de Geofísica como un recordatorio acerca de lo que nuestra niñez tiene en mente sobre el Popocatépetl, pero sobre todo, como un recordatorio de la importancia de hacer partícipe a la niñez de los avances que se dan en la ciencia en México.*
* Los dibujos y mayor información sobre el Simposio Internacional Volcán Popocatépetl pueden ser consultados en la página de internet: http:/pyros.igeofcu.unam.mx/~popoc/ en el submenú del simposio.
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La excursión: “El Popocatépetl y yo”
Grupo de niños ganadores en el laboratorio de instrumentación del CENAPRED.
¿Por qué una excursión al Popocatépetl? Al organizar un concurso de pintura infantil, una de las preguntas básicas es: ¿qué le damos a los ganadores? Evidentemente, regalarles libros, enciclopedias y revistas es una idea útil y prácticamente obligada. Pero, en el Instituto de Geofísica nos preguntamos: ¿qué podemos darles que además de ser de su agrado y dejar en niñas y niños huella, siembre la semilla del gusto por las ciencias de la Tierra?, ¿cómo podemos hacer para que los niños vean a los volcanes en su exacta dimensión y participen en la edu-
Exposición de dibujos en Universum el Museo de las Ciencias, UNAM.
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cación de los adultos? La respuesta la encontramos en los volcanes mismos: ¿por qué no regalarles el Popocatépetl? Así decidimos entregarles fotografías de nuestro acervo fotográfico y, sobre todo, mostrarles el volcán en la dimensión que conocemos quienes nos dedicamos a estudiarlo. La excursión al Popocatépetl, pensamos, habría de permitirnos tender el puente necesario hoy en día entre los científicos y nuestra niñez. Ante la imposibilidad actual de hacer llegar los conocimientos científicos de frontera que se generan en los institutos de investigación del país a la niñez vía libros de texto, ¿por qué no buscar la oportunidad para que los generadores de conocimientos se acerquen a los beneficiarios de los estudios volcanológicos? Este puente de comunicación de la ciencia debería permitir que niñas y niños descubriesen a los volcanes en donde ellos están, en el campo. Antes de la excursión había expectativas de todo tipo y nos tomaron por asalto preguntas como ¿no será peligroso?, ¿será pertinente visitar un volcán activo con tantos niños? Se generó un ambiente de curiosidad muy interesante dado que los niños sabían que visitaríamos y entraríamos de hecho al cráter de un volcán; ellos se preguntaban ¿cómo será?, y otros con miedo interrogaban si no haría erupción el volcán mientras estuviéramos en su cráter. Muchas dudas eran compartidas por los adultos acompañantes, así que la excursión empezó bien, con muchas interrogantes y expectativas, creando el ambiente propicio para explorar y descubrir los volcanes. Luego de visitar las instalaciones del CENAPRED y escuchar las explicaciones sobre la vigilancia
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del Popocatépetl, salimos con la idea de visitar las estaciones de monitoreo, pero ahora en el campo. Abordamos el autobús los niños ganadores, sus familiares, profesores, organizadores y vulcanólogos. Durante el primer día de la excursión se visitó el volcán Cuatépetl, un cono cinerítico (volcán formado por cenizas, escorias y bombas volcánicas) cercano a la población de Juchitepec, al que ascendimos por su ladera hasta el cráter, donde los participantes pudieron observar y recolectar fragmentos del material que lo constituye, observar sus dimensiones y escuchar una breve explicación sobre el origen de este tipo de volcán. En el interior del cráter del Cuatépetl, niñas y niños se preguntaron, ¿esto es un cráter? Pronto se dieron cuenta que posiblemente han estado dentro de cráteres de volcanes sin haberse percatado de ello. Descubrimos el volcán al observar con detenimiento las rocas de que está compuesto como son las bombas volcánicas, las cenizas, etc. Los participantes nos sorprendieron al mostrar sus dotes de coleccionistas, pues tomaron un gran número de muestras de los productos volcánicos. Los volcanes en México son un rasgo tan común que se pierde la noción que, prácticamente todos los cerros que vemos en el centro del país, son volcanes. Desde ahí, desde Juchitepec, pudimos observar muchos volcanes a nuestro alrededor. Después de dejar Juchitepec continuamos nuestro camino hacia Popo Park con el fin de instalarnos en el hotel donde se llevarían a cabo las sesiones de videos sobre volcanología. Sin embargo, un apagón impidió inicialmente presentarlos por lo que se orga-
producen cuando hay emisiones explosivas de gases y una cámara infrarroja que permite ver la imagen térmica del volcán, es decir, permite ver las diferencias de temperatura que se observan en la montaña durante las explosiones o emisiones de material, sobre todo cuando hay emisión de material incandescente. Posteriormente, regresamos al Paso de Cortés y de ahí nos dirigimos hacia Santiago Xalitzintla. En el trayecto visitamos un afloramiento de materiales arrojados por el Popocatépetl durante erupciones pasadas. Para los vulcanólogos, los afloramientos son sitios muy importantes porque permiten identificar los diversos materiales que fueron producidos durante las numerosas etapas eruptivas del volcán y entender su comportamiento en erupciones presentes o futuras. En el afloramiento que visitamos pudimos distinguir las diversas capas de material volcánico que representan el registro eruptivo del Popocatépetl, además de que tuvimos la oportunidad de recolectar muestras de material piroclástico (pómez y fragmentos del conducto volcánico). Un aspecto que pudieron observar nuestros invitados fue la presencia de troncos de árboles incluidos dentro de los depósitos, los cuales nos permiten tener un conocimiento de la edad de las erupciones y las temperaturas máximas alcanzadas. Al final, la lluvia nos hizo apresurar nuestro regreso a la Ciudad de México.
Balance de la excursión Quienes participamos de esta experiencia regresamos a casa con una gran variedad de pensa-
El grupo de excursionistas durante una plática en Popo Park.
mientos e ideas: por una parte los conocimientos que se impartieron, por otra, la convivencia. Para quien está acostrumbrado al trato principalmente con adultos y al intercambio de ideas científicas y conocimientos con ellos, el trato con niñas y niños interesados y altamente motivados en los volcanes es una experiencia imborrable e invaluable. Ver a los pequeños cargando sus muestras de roca, obtenerlas hurgando entre los materiales en el campo, preguntar con una lógica impresionante y, sobre todo, percatarse que tienen conocimientos y capacidad para comprender cualquier tema si se les explica adecuadamente, son experiencias que motivan a continuar con este tipo de actividades. La meta de incentivar a la niñez acercándola a las ciencias de la Tierra y a la volcanología en particular fue satisfecha, pero adicionalmente dejó en todos el ánimo de repetir esta experiencia de acercamiento entre el científico y nuestros futuros profesionales. Esta experiencia deja abierta una puerta que no se debe cerrar. El puente se ha tendido, vale la pena volverlo a cruzar.
nizó una charla ayudados por velas. La plática fue acerca de las diferentes capas que constituyen la Tierra, el origen del vulcanismo en relación con la tectónica, así como la clasificación de los diferentes tipos de volcanes. Para explicar el tema de las diferentes capas terrestres cortamos un melón y al terminar la explicación nos comimos el experimento. La obscuridad no representó un obstáculo para que los participantes satisfacieran su curiosidad acerca de los volcanes y esta clase tan básica de volcanología se convirtió en una amena charla. En particular, las preguntas que había sobre la actividad del Popocatépetl se aclararon en un ambiente muy especial, a la luz de las velas. Cuando finalmente llegó la luz, se presentó un video sobre los peligros volcánicos, mismo que generó numerosas preguntas así como una amplia discusión y comentarios sobre el tema. Al día siguiente viajamos hacia Paso de Cortés en donde seguimos el camino que lleva al volcán Iztaccíhuatl el cual nos condujo hasta la base del cerro Altzomoni; en este lugar se encuentra la estación de monitoreo volcánico instalado por el CENAPRED y por la UNAM , misma que visitamos. En esta estación los participantes pudieron conocer de cerca los diversos instrumentos que permiten observar cuidadosamente la actividad del volcán Popocatépetl. Ahí se encuentra instalada la cámara que las 24 horas del día envía una imagen del volcán al CENAPRED, además de uno de los sismógrafos que permiten detectar los movimientos sísmicos que se producen en el volcán y sus alrededores. También existe en la estación un barómetro que mide los cambios de presión que se
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Y estuvimos cerquita del Popo Miguel Echenique Conti
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Como broche de oro de l concurso “El Popocala ceremonia de clausura tépetl y yo” que orgadel Simposio Internacional nizara nuestra revista conVolcán Popocatépetl, en el juntamente con el Instituto auditorio del CENAPRED, el de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma martes 23 de marzo, se ende México, con el Centro tregaron los premios a los Nacional de Prevención de niños ganadores, los cuales Desastres de la Secretaría de se incluyen en el cuadro Gobernación y con Ediciones que aparece más adelante. Larousse, como parte de los Al día siguiente, miércofestejos del 50 aniversario les 24, en Universum Museo del Instituto de Geofísica, de las Ciencias de la UNAM, Niños premiados en el concurso “El Popocatépelt y yo”. a las 9:00 hs, se inauguró la llegó a su etapa final e inexposición de los trabajos dudablemente de mayor Comenzó entonces, para quien seleccionados. Fue una verdadera trascendencia. Esto es, la etapa esto escribe, la tarea más linda y fiesta donde la ciencia, el arte y en la cual el jurado dictaminador gratificante del concurso: comusobre todas las cosas la fraterdio su fallo y realizó la premianicarme con los niños y niñas ganidad, se dieron las manos. ción de los ganadores. nadores, con sus familias, sus maesPara que esta maravillosa y enriA comienzos del mes de marzo, tros y sus escuelas para darles la quecedora experiencia fuera posiun grupo de estudiantes de artes buena nueva y, obviamente, felible, tuvieron que intervenir muchas plásticas emprendió la difícil tacitarlos. mujeres, hombres, niñas y niños rea de hacer la preselección que pusieran al servicio de de los trabajos enviados por este proyecto sus energías, sus los niños. Y decimos difícil inteligencias y sus afectos. tarea, pues hubo que escoger Creemos imprescindible agraun poco más de un centenar decer a todos ellos. de entre varias decenas de En primer lugar, gracias a miles de dibujos. Posteriortodos los miles de niños que mente, un jurado calificador participaron, así como tamintegrado por representantes bién a sus padres y maestros de la Secretaría de Educación que los apoyaron. Gracias a Pública y de las instituciones los padres y hermanos de los y empresas organizadoras del niños ganadores pues nos concurso, dictaminó los ganaNiños premiados en el concurso “El Popocatépelt y acompañaron en todo el redores por categoría y por esyo”. Al fondo, la exposición de sus dibujos en UNAM . Universum, corrido. Gracias a las maestras tado.
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Dibujos ganadores del concurso
El Popocatépetl y yo Emmanuel González Calitl, primer año de primaria, Tlaxcala.
Alfredo Francisco González, primer año de primaria, Distrito Federal.
Arturo Lifshitz García-Besné, primer año de secundaria, Distrito Federal.
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Jesús Emmanuel Flores Garduño, sexto año de primaria,Tlaxcala.
Manuel Romero Caputitla, primer año de secundaria,Tlaxcala.
Diego Erick Silva Sánchez, primer año de primaria, Morelos.
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Ganadores del concurso: “El Popocatépetl y yo”*
Estado Categoría
Nombre
Escuela
D.F.
Preescolar, 1°, 2° y 3° Primaria
Alfredo Francisco González
Esc. Prim. Asociación de Ferreteros de Méx.
4°, 5° y 6° Primaria
Ma. Fernanda Rodríguez López
Colegio Ciudad de México
Secundaria
Arturo Lifshitz García-Besné
Secundaria Cemac
Edo.Mex. Preescolar, 1°, 2° y 3° Primaria Mayra Berenice Marín Moral 4°, 5° y 6° Primaria
Jonathan Durán Parra
Esc. Primaria Gilberto Gómez
Secundaria
Jessica Buenosaires Esquivel
Esc. Secundaria Gral. Efrén Rebolledo
Morelos Preescolar, 1°, 2° y 3° Primaria Diego Erick Silva Sánchez 4°, 5° y 6° Primaria
Colegio Tlamatini
Lina Paloma de la Rosa Sánchez Colegio Tlamatini
Preescolar, 1°, 2° y 3° Primaria Adriana Patricia Báez Aparicio
Esc. Primaria Oficial Solidaridad
4°, 5° y 6° Primaria
Lilibeth Lezama Ordaz
Centro Esc. Niños Héroes de Chapultepec
Secundaria
David Vázquez Maldonado
Centro Esc. Niños Héroes de Chapultepec
Tlaxcala Preescolar, 1°, 2° y 3° Primaria Emmanuel González Calitl
Colegio Avante
4°, 5° y 6° Primaria
Jesús Emmanuel Flores Garduño Colegio Avante
Secundaria
Manuel Romero Caputitla
María de los Ángeles Flores Rodríguez, Julia Madrid Aguilar, Gloria Castillo Vargas y María Elena Domínguez Aguilar, que vinieron de sus estados de origen a apoyar a sus muchachos. Gracias a las autoridades del Instituto de Geofísica de la UNAM, del CENAPRED y de Ediciones Larousse. Gracias a los integrantes del jurado. Gracias al maestro Alejandro Alvarado, a
Sec. Gral. Vicente Suárez
Yanin Guisande y a todos los jóvenes egresados de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, que hicieron la preselección de dibujos. Y gracias a las autoridades de Universum por habernos posibilitado el uso de tan apropiado lugar para la exposición y por la jerarquía que le otorgaron a la misma. En forma muy especial, nuestro agradecimiento al Dr. Hugo Del-
gado Granados, a la Lic. en Geografía Patricia Julio Miranda, a los ingenieros geólogos Alberto Enrique González Huesca y Esther Romero Terán del Instituto de Geofísica de la UNAM por habernos apoyado tanto, habernos comunicado tan generosamente sus conocimientos y habernos hecho partícipes de su cariño y admiración hacia los volcanes de México.
Puebla
Esc. Primaria Prof. Rafael Ramírez
* Los dibujos premiados aparecen a color en las páginas 13, 14 , 47 y 48 de esta revista.
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Antes del aula
Ciudad de palacios, casa de bandidos La ciudad de Los bandidos de Río Frío Carolina Z. Galván La ciudad es la casa que nunca duerme. Reino del viudo, compañera del solo y del mendigo, del sediento y el náufrago, la ciudad necesita nuestra savia. Fluyen toda la noche por las calles las huestes que la pueblan, fauna nocturna, lóbrega, luminosa legión de labios fluorescentes. “La noche es para los vivos. De los muertos se encarga el Sol ”. Plaza de Santo Domingo y la aduana.
L
a ciudad es como una casa en constante movimiento, como el hormiguero incandescente que es cuando se mira desde arriba, el caldero donde arden todas las pasiones, secretos e ilusiones de un pueblo, de una época, de un recuerdo. Nuestra ciudad, capital, juego de espejos y cerrojos, se convierte en escenario sensible de cuanto acontece sobre su piel porosa. Pocos han podido percibir la sensibilidad de las viejas calles, pero han sabido darles voz. Manuel Payno fue uno de esos afortunados y aunque no sean las piedras las que hablen en su obra, él supo dar cuenta de los pasos que anduvieron sobre ellas. Nos muestra, además, la prodigiosa actividad de la ciudad y del país, llevándonos por caminos de tierra y agua que son como brazos y lenguas. Los bandidos de Río Frío no se desarrolla únicamente en la ciudad y sus alrededores, pero en ella la acción y la atención se concentran, por ser el núcleo social, político y económico de la nación. La ciudad es el punto de reunión de todos los personajes, el cuerpo que une a todos los
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Vicente Quirarte hilos de la inmensa red tejida por el autor. Payno pudo ver con claridad una complicada red de relaciones entre personas de diferente posición social, económica y hasta geográfica. Tuvo, asimismo, la capacidad de describirla con pelos y señales, no sin dejar de sorprendernos, logrando mostrar las complicaciones de la que ya entonces era una de las ciudades más fascinantes planeta. Como sabemos, la materia de la que está tejida la red que presenta Payno, es el bandidaje. Problema real que mantenía aterrorizada a la población viajera, principalmente, en el siglo XIX, sobre todo en el paso por Río Frío camino a Puebla o a Veracruz desde la Ciudad de México. No obstante, Payno no nos envuelve en esta tenebrosa red, sino que comienza por darnos una vista casi panorámica de los núcleos sociales más importantes de la ciudad y de sus costumbres y vida cotidiana, dejando sabiamente en el lector la curiosidad encendida para continuar con el rastreo de los personajes diez capítulos después de su presentación. Con las visi-
tas que preside Payno a casas tan diversas, nos provoca muy a propósito, una cierta simpatía por todo sus personajes, desde Pascuala del rancho de Santa María de la Ladrillera, hasta Evaristo, el tornero que vive al día robando frutas con la seductora y enamorada Casilda. Aunque después los hechos nos hagan cambiar de opinión acerca de ellos, nunca podemos olvidar la primera impresión de que fuimos víctimas gracias a la alevosa escritura del autor. De esta manera, podemos conocer el San Ángel del siglo pasado, las calles empedradas transitadas por caballeros de capa y espada, otros con sombreros elegantes, o con uniformes de la más ridícula realeza militar. Y las damas, sutiles hasta en el andar, ocultas tras sus velos y con pesados vestidos, sin olvidar a las chinas con sus faldas de brillantes colores y sus escotadas blusas bordadas. Así que, al abrir el libro abrimos una verdadera máquina del tiempo y casi podemos sentir el mullido sillón de terciopelo en el que nos sentaríamos si pudiéramos ver por la ventana todas esas escenas. Sin remedio, la mágica Ciudad de los Palacios aparece ante nosotros viva y palpitante, con las manos abiertas, dispuesta a ser andada. Tras seguir los pasos de los personajes de Payno, encontramos que, al menos en la primera parte de la novela, todos transitan cotidianamente por las calles del centro de la ciudad. Cabe decir que lo que hoy llamamos Centro Histórico era, en aquellos días, casi toda la ciudad. Sin embargo, a las afueras también encontramos escenarios importantes como San Ángel y el rancho de Santa María de la Ladrillera, que se encontraba en lo que hoy sería la colonia Merced Balbuena. El mayor movimiento dentro de la novela se da en las calles aledañas a la Plaza Mayor, el Zócalo. La Plaza del Volador, en la que Cecilia vendía sus frutas, se encontraba en lo que es hoy la Suprema Corte en la calle de Pino Suárez. El palacio feudal de la calle de Don Juan Manuel que
recluía a la pobre Mariana, se encuentra en la actual República de Uruguay a la altura de 20 de Noviembre. El Portal de Mercaderes donde Evaristo y Casilda pretenden vender la funesta almohadilla, estaba justo a un costado de la Plaza Mayor, en lo que hoy son Los Portales, frente a Palacio Nacional. La casa del licenciado Pedro Martín de Olañeta estaba en la antigua calle de Montealegre, hoy Justo Sierra. El Hospicio de Pobres al que llevan a Juan después de la riña del mercado, estaba en las actuales Avenida Juárez y José Azueta, una de las zonas más dañadas por el terremoto del 1985. La atolería del Callejón de la Condesa donde Juan vivió con Natasita los primeros años de su vida, estaba entre Tacuba y 5 de Mayo. Lo más lejano era la Viña, ubicada al norte, cerca de la Iglesia de Los Angeles, aún existente en la Colonia Guerrero, en la calle Lerdo. Mención aparte merece el escenario de uno de los episodios más importantes de la primera parte de la novela, el asesinato de Tules, cometido en la calle de la Estampa de Regina. “El crimen de Regina” se hizo famoso en la novela por la crueldad con que fue realizado y difundido, ya que la prensa, desde entonces, transformaba sin reservas la información para atraer a más lectores. La calle de la Estam-
Manuel Payno.
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Ciudad de palacios, casa de bandidos
Gran Teatro Nacional.
pa de Regina es hoy Bolívar entre Regina y San Jerónimo. Como vemos, es bastante probable que todos los personajes trabaran relaciones en algún momento, aún cuando transitaran por una ciudad que crecía y cambiaba velozmente. Independientemente de que Payno se haya basado en hechos reales en su mayoría, no se puede dejar de admirar la fluidez con la que nos lleva a través de todas esas calles tantas veces recorridas, hasta volver a descubrirlas y buscar detrás de los vendedores ambulantes y los miles de comercios, esas puertas, colores y personas que en sus días las poblaban. Resulta imposible saber cuántos seres caminaban la ciudad, pero gracias a esta novela, podemos darnos una idea. Seguramente los ejemplares más comunes de las empedradas calles eran los peatones, no como hoy día. Y entre ellos, los elegantes caballeros de levita negra y reloj de cadena (quizá una víctima de “Relumbrón”), Don Pedro Martín de Olañeta en un paseo por la Alameda; las señoras elegantes con grandes sombreros, o con sombrilla para cubrirse del sol; la moreliana de ojos verdes; las chinas vendiendo hasta lo inimaginable en los alerededores de los mercados, Casilda con
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sus frutas robadas de la huertas de San Ángel. No hay que olvidar a los que andaban a caballo; fueran orgullosos señores o rancheros atrevidos, se paseaban con gallardía cediendo el paso a las damas. El asunto de los coches es también muy importante, pues eran usados comúnmente por las damas, quienes no podían andar a caballo. Los había de alquiler o privados. Todas las familias ricas debían tener por lo menos un coche para su uso exclusivo. Brantz Mayer describe de manera jocosa los carruajes de alquiler: “Por lo común el carruaje tiene forma de bola perfecta, con los costados y las puertas cubiertos de prolijas pinturas y dorados. Este artefacto hueco va suspendido de una armazón con tallados y de colores chillones, que descansa en unas ruedas colosales. Toda la máquina parece una mosca descomunal colgada de una telaraña. De la parte frontera sale un palo largo al que se sujeta una pareja de mulas, que casi desaparecen frente al pesado arnés tachonado de placas de bron1 ce y adornos rutilantes...” Había coches de distinto precio y lujo, y toda una legislación con respecto a las tarifas, dependiendo la distancia recorrida y del tipo de coche.
Brantz Mayer. México, lo que fue y lo que es, pról. Juan A. Ortega y Medina, trad. Francisco Delpiane, México, FCE 1953, pág. 358. Nota al pie de página de Memoria y Encuentros: La Ciudad de México y el Distrito Federal (1824-1928), tomo II, págs. 195-196
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Otro de los transportes importantes eran las diligencias. Estas cubrían distancias mucho más largas que los coches, sobre todo al interior del país. Las principales llegaban a ciudades como Puebla y Querétaro. Artemio del Valle Arizpe nos dice que: “los coches eran altos, muy anchos y pesados; las cajas iban cargadas de sopandas de cuero, fuertes y anchas, que les daban un balanceo casi constante. Las pintaban de amarillo o de verde o de un vivo encarnado; en la parte superior, por entreambos lados, se hallaba puesto el nombre de la negociación en rojas letras mayúsculas, pero si de ese color era la diligencia, las ponían negras para que mejor resaltaran. En la parte posterior a la que llamaban covacha, se amontonaban los fardos y equipajes de los viajeros. También en la incomodidad del techo se admitía pasaje y el asiento en él, claro está, 2 costaba menos que en el interior” . Eran estos vehículos los preferidos de Evaristo. La diligencia que su banda asaltaba era la de Veracruz. Salía por la garita de San Lázaro y llegaba a Río Frío por “llanos y serranías”. Ahí estaba el mayor peligro, o casi. Porque si las mulas se alborotaban y tomaban el pedregoso camino a toda velocidad, los pobres pasajeros sólo podían encomendar su alma a Dios. Está documentado el peligro que se corría en los montes de Río Frío, la Barranca de Juanes, las Aguas del Venerable (sitio del que Payno nos da históricas referencias) y Loma Larga, todo a causa de los bandidos. La diligencia es el hilo primordial que une a la ciudad con los bandidos, que son como la aguja que teje la malévola red. Red que extiende su fama hasta Europa, gracias al asalto de la diligencia de los operistas. Es ése uno de los capítulos más maravillosos de toda la novela, gérmen de la magia que invadirá el realismo de nuestro siglo y nuestros escritores.
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No hay que olvidar a las trajineras, eran el transporte más socorrido de México a Chalco. Coloridas, alegres, silenciosas y hasta cierto punto seguras, representaban un tranquilo paseo y un barato medio de transporte, aunque su uso era principalmente comercial. También en una trajinera se desarrolla un episodio decisivo para varios de los personajes de la novela: el naufragio de Cecilia con Lamparilla y Evaristo a bordo desencadena grandes atrocidades en la mente de este último, y de pretensiones en la del primero Otros personajes dignos de atención y reconocimiento son los incansables soldados de la caballería. Dirigidos por Bannielli y posteriormente por el cabo Franco y Moctezuma III, estos valientes hombres nunca se detuvieron. Ni siquiera la peste que encuentran en una de sus excursiones logra detenerlos. Además, en sus filas se encuentran por primera vez los protagonistas Juan Robreño y su hijo. De esta manera, Payno presenta un riquísimo mosaico de su sociedad a la vez que demuestra el profundo conocimento que tenía del género humano; de las pasiones que pueden dominar a un hombre; de las reacciones en momentos críticos; de las expresiones.
Atrio del convento de San Francisco.
Artemio Del Valle Arizpe. Calle vieja y calle nueva, México, ed. Jus 1949, págs. 526-528.
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Ciudad de palacios, casa de bandidos
El análisis de cada personaje merece un estudio aparte con conocimientos de fisonomía, pues es indudable que Payno construía a sus personajes como una totalidad inasible, pero descriptible. Cómo logró Payno construir personajes tan completos, sus ambientes y sus voces, es una de las cosas que más podemos admirarle, aún con el apoyo de las calles multicolores que tantas veces caminó. La ciudad que tantos cambios ha sufrido durante su larga y accidentada existencia ya tenía, hacia los inicios del siglo XIX, una traza más o menos regular gracias a los esfuerzos del arquitecto Castera, que soñaba con una ciudad ideal de calles y cuadros perfectamente delimitados.3 El problema que halló Castera para hacer realidad su sueño fue la existencia de muchos edificios obstruyendo lo que él quería que fueran calzadas rectas. Esto implicaba que los edificios debían destruirse. Pero, aunque el fin de los proyectos de Castera era sumamente práctico, los métodos significaban grandes gastos para la nación. Se debían destruir los edificios, remunerar
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La Villa de Tacubaya.
a los inquilinos y construir las nuevas calles. La ciudad no se convirtió en el plano perfecto que Castera deseaba, pero sí se abrieron aproximadamente diez calles siguiendo su plano. En estas situaciones era muy posible que se creara una red de robo como la de Relumbrón Con las principales calles abiertas era fácil el acceso de vehículos a casi cualquier parte de la ciudad, y en el tránsito, el vehículo de los ladrones se podría confundir con otros. Por otro lado, la inevitable existencia de callejones permitía la reunión de los bandidos o su escondite, de ser necesario. Un hombre como Relumbrón, con relaciones con la mayoría de las personas ricas e importantes de la ciudad, podía enterarse de sus secretos presentándose como parte de su mismo núcleo social. Sin dejar de mencionar la importancia de sus ayudantes, como doña Viviana. Mientras que para Relumbrón la ciudad es el cómplice perfecto de sus crímenes, para Lamparilla representa el agradable recuerdo de Cecilia y su puesto de frutas. Juan Robreño pudo ser un caminante anónimo como muchos otros y cruzarse con su hijo, quien fue víctima de su destino en las calles de esta ciudad. A pesar de las cosas que sobran en la novela, no queda ningún hilo suelto después de 117 capítulos de aventuras, robos y amores, por lo que Payno es digno de figurar en la historia de nuestra literatura como uno de los grandes escritores del siglo pasado y gran observador de nuestra ciudad y sus transformaciones. Basta abrir un libro y mirar las calles viejas de nuestro centro; mirarnos y mirar los rostros de ese libro en esas calles de la única Ciudad de los Palacios.
“Cambios en la estructura vial de la Ciudad de México, 1770-1885”, Ma. Dolores Morales, La Ciudad de México en la primera mitad del Siglo XIX, tomo I: Economía y estructura urbana, págs. 161-195.
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Los remedios infalibles de las abuelas* Francisco Peralta Burelo
“¡Déjate de médicos!”... “Para la caída de cuajo paladéalo con un algodón impregnado en miel de monte”... “¿Está empachado tu hijo?” ¡Dale el purgante de los tres aceites!”... “¿Para el mal de ojo qué es bueno?”...“No; el doctor no sabe curar el calentamiento de cabeza”... “Mastruja nueve montes en aguardiente”... “Que si qué es bueno para la aventazón”... “Para los cólicos no hay nada mejor que el anís de estrella”...“Soasa las flores”... “Hierve los cogollos”... “Llévalo a ensalmar”... “¡Ahora te dejas que ponga esta lavativa de cañafístula!”... “¡Que cargue en brazos esa mujer al niño para que se le quite el pujo!”... “¡Ponle una cataplasma o un emplasto en la herida!”. ¡Ah! los remedios caseros. Ningún médico y ningún medicamento de patente eran más efectivos que aquéllos que aplicaban, con absoluta fe en sus poderes curativos, las madres de familia, las tías mayores y las abuelas, enciclopedias andantes de la antigua herbolaria tabasqueña. Los remedios caseros, vestigio de aquella medicina tradicional preparada a base de ingredientes vegetales en estado natural, que poco a poco se pierden en la inmemoria, restablecieron la salud y atenuaron la enfermedad (aunque a veces precipitaron la muerte) de los tabasqueños anteriores al último tercio de siglo. En aquellas épocas heroicas, cuando el médico pionero no llegaba al pantano y a la selva tabasqueña o el nativo se resistía a consultarlo porque no confiaba lo suficiente en su ciencia, los curanderos, y más que éstos la tradición familiar y social —conocedoras de los secretos curativos de las yerbas—, auxiliaban al enfermo en sus achaques y le brindaban la atención que podían. El tabasqueño era reticente al médico y a la medicina —“no me va a matar la enfermedad sino las medicinas”. Las enfermedades, decía, “vienen solas y se van solas” y “el cuerpo se cura solo”. La presión de la familia o las molestias de las dolencias obligaban al empleo de los remedios hechos y recetados por gente de la casa o aconsejados por amigos o vecinos. A veces curaban; en ocasiones (como la toma de purgantes con cuadros de apendicitis) mataban más rápidamente; en otras, por inocuos, ni hacían bien ni mal (“lo que no mata engorda”, se replicaba). Las mujeres mayores (las ancianas aún más) conocían los secretos de los remedios caseros, que transmitían sin reservas de generación en generación a la vez que hacían verdaderas apologías de su poder curativo.
* Agradecemos al los licenciados Freddy A. Priego Priego y Juan Adolfo García Pérez el habernos hecho llegar este texto del Lic. Francisco Peralta Burelo perteneciente al libro Los otros tiempos, editado por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Villahermosa, 1999.
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Los remedios infalibles de las abuelas
La herbolaria llega a gozar de un gran prestigio, haciéndose imprescindible para el uso común de quienes sufren quebrantamientos de salud y desean prevenir males físicos. Los jarabes, tés, cocimientos, gotas, soasados, cataplasmas, frotaciones, hervidos, talladas, ensalmos, emplastos, lavativas, inhalaciones, y una vastísima gama de recetas empíricas, sustentan la de por sí riquísima medicina práctica que aún hoy en día, pese a los insólitos avances de la ciencia alópata, resiste y sobrevive, negándose a desaparecer. Asociados estrechamente a esa época del auge de los remedios caseros se encuentran aquellas dietas, realmente de hambre, a que eran sometidos sin piedad los enfermos, los largos encierros y postraciones que imponía el cuidado de las gripas y esas purgas estomacales que fue de rigor tragar una vez al año cuando menos. Casi todas las convalecencias de males estomacales y de brotes epidémicos iban acompañadas de rigurosas dietas; las de gripas y calenturas de encierros temporales “para aislarse de los aires”; las de “mal de cuerpo” de postraciones y encamamientos transitorios o prolongados, según fuese la gravedad del enfermo. Había remedios caseros para el hipo infantil y para el hipo adulto. El primero se curaba colocando al pequeño una hebra de hilo humedecida con saliva en medio de la frente; el otro con la ingesta lenta de nueve tragos de agua sin respirar, para cuyo propósito se oprimían ambas fosas nasales haciendo pinza con los dedos pulgar e índice y pronunciando palabras rituales. (“Al hijo de Dios hipo le dio y con nueve tragos de agua se le quitó”). A los niños recién nacidos se les quemaba el ombligo con aceite de palo, repitiendo las curaciones hasta que éste secaba y caía solo. Cuando, ya mayorcito, se le “salía” el ombligo, se oprimía la porción con un grano de cacao o una moneda de cobre. Los nacidos, tan frecuentes en épocas de calor “cuando no se tomaban los purgantes anuales”, se curaban lavando la zona afectada con cocimiento de planta sanalotodo. Los dolores se atenuaban con diversos tratamientos. Si eran de oído con flor de calabaza soasada o con jugo de azucena y hoja de ruda; si eran de muelas con buches de agua de sal o clavo de olor; si eran de pecho con canela, hojas de maguey y ramas de chipilín hervidas y cataplasma ungida en el tórax; si eran menstruales con hoja de malva, pedacitos de caña de azúcar y hojas de gordolobo o toma de ruda. Los cólicos con té de anís azucarado. Si eran vesiculares con hojas de albahaca cocidas con ramas de incienso verde y gotas de naranja agria; si eran de estómago con yerbabuena y manzanilla. Para la caída del cuajo (o mollera) paladear con el dedo envuelto en un algodón impregnado en miel de monte; para la caída de campanilla (o anginas) toques de miel de monte; para las temperaturas altas (que entonces se sudaban con mayor calor y ahora se bajan con hielo) plantilla de cebo y café; para la tos pasmada cocolmeca y flor de azahar hervida en agua con una cucharada de aguardiente; para la encajonada cocimiento de bugam-
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Fotografía de la colección de la maestra Magda Velázquez.
bilia roja, ciruelas pasa, jugo de limón y miel de monte; para los nervios té de tila o de naranja; para la tos simple cocimiento de flor de rosa, concha con canela, bengala y altea. Recetas naturales “de fácil aplicación en el hogar” fueron: Jugo de epazote machacado para quitar verrugas y té para expulsar lombrices intestinales. Té calientito de eucalipto para el asma y la bronquitis catarral, col comida para catarro, tos, ronquera y dolores de pulmones. Corteza de capulín para cólicos y nervios. Cabello de elote para infecciones de riñón, vejiga o disentería; bugambilia para la tos e infecciones de pulmón; lavativa de cañafístula para el cólico miserere; cocohite para el mal de ojo; isabelita para el estreñimiento; hoja de oreganón soasada para el dolor de oído; cuajilote para el riñón; cogollo de plátano para quemaduras; cocoyol redondo y té de sauco para la chichimeca. Berenjena en cataplasma con aceite de coco para quemaduras; semillas de papaya con agua de cáscara de naranja para la obesidad; sávila para la inflamación del vientre; arroz para las infecciones intestinales y diarreas; hoja de majagua, engrasada en manteca de cerdo, para desinflamar; hoja de maguey para el tétano; toronjil para el corazón; nogal para el hígado y la diabetes. Para la tos jarabe de cebolla; té de pimienta gorda para dolores de estómago; té de limón para el vómito; horchata de cacao verde para el sarampión. Las heridas se curaban con amargoso, aguardiente y miel de monte; los sangrados con cataplasma de café, petróleo o telaraña; las insolaciones con limón en los pulsos y en el cerebro y café caliente; las “abiertas” de cadera con corrida de ventosas y parche poroso apretado en la hamaca; el mal de cuerpo con té de toronjil, chintul y zacate limón. Lo más eficaz para la aventazón eran hojas de momo soasadas con aceite de almendra o tortilla quemada sobre el estómago. Para el empacho nada era mejor que un purgante con miel de monte, aceites de olivo, palma criste, magnesia calcinada y jarabe de tolú (hasta que tronaba). El calentamiento de cabeza se quitaba a los niños con ensalmos —lo mismo que el espanto a “jugados de duende”— de “los nueve montes” mastrujados en aguardiente: yerbabuena, albahaca, ruda, hoja de chile amashito, trébol, hoja de jícara, toronjil, yerba martín y chintul. Para la sacanaca tizne de comal, miel de monte y agua cocida de hoja de tamarindo. Para el susto de mayores agua de brasa tomada; para los pequeños agua azucarada o nalgadas a la voz de “¡coge tu sombra”. Las enfermedades dejaban huellas externas cuando eran estomacales o virales. Los purgantes, la infección misma, las dietas rigurosas, hacían que el enfermo perdiera peso y
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Los remedios infalibles de las abuelas
que se “escurriera”. Las largas diarreas se reflejaban en esos rostros pálidos y famélicos. Los abrigamientos corporales, pese a las altas temperaturas, evidenciaban la convalecencia de una gripa “emperrada” cuya recaída se temía. Los remedios caseros, en plena época de la atención médica especializada y de la automedicación de productos patentados por los laboratorios farmacéuticos, poco a poco se pierden en el olvido y se rechazan veladamente y hasta con estupor (“¡Cómo! ¿Tomar yo esos cocimientos? ¡Ni Dios lo quiera!). En el medio urbano las recetas caseras son casi antiguallas y, como antes se veía a las medicinas de laboratorio, se les observa con desconfianza o curiosidad. En el ambiente rural, acaso último resquicio del Tabasco que se está quedando en el pasado, la medicina herbolaria, y con ella aquellos remedios, continúa siendo recurrida y efectiva, quizá porque se sigue creyendo en sus poderes curativos y porque —si se le hubiese perdido la fe— es la que está más al alcance de la gente de la campiña tabasqueña. (Aunque la salud de patente está en expansión). En las ciudades hoy, a diferencia de los pueblos de hace veinte o treinta años, cuando esto era común, ya no se ve por las calles a ningún infortunado que luzca un pañuelo amarrado alrededor de las mandíbulas y la cabeza, signo inequívoco de estar soportando dolores de muela; tampoco se observa a dama alguna con la frente y sienes cubiertas con un trapo, evidencia de una maternidad reciente; los cráneos rapados a coco de los niños piojosos o de pelo rebelde ya no se distinguen; las cubiertas de gruesas vendas de gasa o medias de seda, signos de erisipela, desaparecieron del escenario cotidiano; las semillas de marañón y las rodajas de bacal perforados por un cordón que formaban un collar dejaron de circundar los cuellos de los asmáticos. Aún más, en las calles ya no se ven —como sí, y con mucha frecuencia, antes— los tuberculosos exageradamente abrigados tomando baños de sol. Ya no deambulan tampoco aquellos perros —parte inseparable de nuestro paisaje viviente— alrededor de cuyo cuello cruzaba un collarín hecho de bacales y limones (uno y uno), precisamente para curar la tos perruna. ¡Ah! los remedios caseros. Una tradición llena de sabiduría popular que está desapareciendo conforme la nueva civilización ocupa los espacios que habita el hombre de la modernidad. Sus curaciones, sustentadas en el gran poder natural de los vegetales y de algunos minerales de la región, en la fe que los mayores inculcaban hacia ellos y, algunas veces, en la milagrosa recuperación del organismo que usando sus energías inherentes sanaba, dentro de poco serán cosa del pasado. Las recetas de las abuelas, junto a aquellas enfermedades cuyos nombres hoy suenan raros, tendrán el mismo destino que todo lo que no es moderno: el olvido.
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Certidumbres e incertidumbres
Civismo e identidad(es) nacional(es) Patricia Mar Velasco
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Fotografía Gerardo Magallón.
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l civismo es quizás una de las materias consideradas menos atractiva. Es probable que este juicio esté íntimamente vinculado con la opinión de una gran parte de los maestros y alumnos. El civismo ha sido como un “anexo” de la historia (casi siempre hablamos de historia y civismo). Sucede también a menudo que el civismo, tal como se enseña en las escuelas, resulta moralizante, árido,1 con frecuencia como algo totalmente ajeno a la emoción que las personas dicen sentir cuando ven ondear nuestra bandera y oyen los acordes del himno nacional en alguna competencia deportiva, ajeno también a la frustración cuando observan que no se cumplen las leyes aprendidas en la escuela, o al orgullo sentido ante el otorgamiento del premio Nobel a un mexicano,2 etc. Este tipo de emociones son las que nos vinculan, nos identifican con algo tan amplio y abstracto como la nación y ellas se encuentran muy alejadas del aburrimiento que muchos alumnos3 reportan frente a las clases de
Festejo del Día de la Independencia, Zócalo de la Ciudad de México.
civismo o la indiferencia ante actividades vinculadas a éstas como son el homenaje a la bandera de los lunes o el periódico mural en una efeméride importante. En este artículo intento abordar la cuestión del civismo en tanto posibilidad de reflexión y aprendizaje significativo al explorar su riqueza potencial cuando se le vincula con otras disciplinas y, sobre todo, cuando se relaciona con la experiencia de los niños. El tema a través del cual me acercaré a la materia es el de “la identidad nacional”.
Los actuales planes de estudio de primarias y secundarias son un interesante indicador al respecto. Los planes de educación cívica de secundaria reconocen ya las dificultades de su enseñanza ante el riesgo de presentarlo al alumno como un compendio de normas y de leyes sin ningún referente real y recomienda que se ensayen, cuando sea pertinente, análisis y reflexiones de problemas de la vida cotidiana, de la vida en sociedad regional, nacional e internacional. Recomienda asimismo que puede promoverse el empleo de métodos participativos como mesas redondas y debates. El plan de la primaria es mucho más explícito en cuanto a la necesidad de que la educación cívica requiere un tratamiento vivencial... a la necesidad de experimentar nuevas formas de convivencia... y pondera la relación entre compañeros, maestro, grupo, la importancia de la participación de los alumnos, etc. Es decir, la explicitación es mucho más en un sentido de necesidad del uso de métodos activos y vivenciales mientras que el de la secundaria más bien recomienda la posibilidad de ser más participativos y vivenciales. Por otro lado, los contenidos refuerzan estas posiciones: mientras el programa de secundaria se refiere en una gran proporción a leyes e instituciones, el de la primaria, sobre todo el de los primeros años, se refiere a aspectos inmediatos al niño que permiten de una manera mucho más “natural” lo participativo y vivencial con temas como la familia y la casa, los niños, la escuela, la localidad, el campo y la ciudad, plantas y animales, etcétera. El Doctor Mario Molina, premio Nobel de química, mexicano por nacimiento, se nacionalizó norteamericano debido a cuestiones laborales, según él lo señaló, pues trabaja en una renombrada universidad de Estados Unidos. Sin embargo, nunca perdió el contacto con la Universidad Nacional Autónoma de México, donde estudió la licenciatura y se le considera un orgullo universitario y nacional. Me refiero a los alumnos de secundaria.
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Pre-supuestos Las identidades nacionales aparecieron con el surgimiento de los estados-nación. Una de las formas de cohesionar esas nuevas entidades geopolíticas fue con el fomento de una identidad, de un sentido de pertenencia.4 La noción de identidades nacionales surge en Europa y se expande al resto del mundo a través de sus colonias internas y/o externas. Por ejemplo, España es una invención como nación hecha posible por la unión de dos familias nobles y por el proceso de la reconquista, expulsión de árabes —y antes de judíos— de lo que ahora es el territorio español. A diferencia del norte de Europa y de Europa Central, donde se persiguió a “las brujas”, en España el Tribunal de la Santa Inquisición realizó una gran cantidad de procesos por judaísmo, es decir, por profesar una religión no católica. No resulta casual que la primera gramática del mundo fuera la española, pues grande era la necesidad de expander el castellano en el resto del territorio nacional. Sin embargo, la imposición del “castellano” o español aún durante la segunda mitad de este siglo bajo la dictadura de Francisco Franco, fracasó en su intento por borrar las diferentes lenguas y culturas que pueblan el territorio español: catalana, vasca, valenciana, gallega, etc. La cultura e idioma de estos pueblos pervive y ahora, con renovado ímpetu, los gobiernos locales promueven su uso y continuidad. En este proceso de constitución de la España actual es importante hacer énfasis en dos ele-
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mentos fundamentales para la construcción de las identidades nacionales: un idioma y una religión comunes. La colonización de América, se desarrolló en este talante. Diversos autores como Carlos Fuentes y Dieter Misgeld5 han abordado esta temática. Este último, en su artículo América y las Américas, plantea cómo la identidad del continente se constituyó sobreponiéndose la identidad de los conquistadores, colonizadores e inmigrantes europeos a la identidad india, negra o mestiza; explica cómo la “América blanca” se sobrepuso a “las Américas no-blancas” negando con ello la realidad y las identidades preexistentes y surgidas después de la llegada de los europeos al continente americano. Esta negación y sobreposición tuvo como desenlace el ocultamiento del carácter híbrido y multiétnico de la actual cultura del continente americano. En el plano de lo cotidiano, la violencia simbólica que esto implica se traduce en un racismo, negado constantemente pero presente en la cotidianeididad de los sujetos. En esta lógica, las guerras de independencia del continente americano se encuentran enmarcadas en el proceso de creación de estados-nación realizado a fines del siglo XVIII y principios del XIX que dio lugar al surgimiento de los estados nacionales independientes de América Latina y a los Estados Unidos. En los primeros, el legado español de la religión y el idioma así como la tradición de la “cultura del favor”6 dieron lugar a cierta identidad latinoamericana mientras, en
Si bien las identidades siempre han existido, eran diferentes en cuanto anteriormente las pertenencias se definían a través de la familia, estirpe, linaje, etnia, etcétera. Profesor de Toronto, Canadá, conocido en México por su participación en eventos en la UNAM y la Universidad de Aguascalientes con temas relacionados con la formación docente y los derechos humanos . Néstor García Canclini, en Culturas híbridas (1990; 73) señala, basándose en Schwarz, estudioso de Brasil, que en América Latina la institucionalización del favor se llevó a cabo a partir de una sociedad segmentada en tres sectores sociales:“el latifundista, el esclavo y el hombre libre y entre los dos primeros la relación era clara, la situación de los terceros era de dependencia de algún poderoso, lo que le permitió su reproducción como tal. Con el tiempo, este mecanismo se prolonga en otras áreas de la vida social e involucra a los otros dos grupos”. Esta institucionalización del favor se presenta seguramente en toda América Latina, en diferentes grados y según mi opinión es el antecedente inmediato o base de la corrupción.
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oposición, en Estados Unidos se instaló la cultura “SWAP” conocida así por sus siglas en inglés: sajona, blanca y protestante. Ambas culturas impuestas en el continente americano generaron identidades nacionales y regionales diversas entre sí y, si comparamos los Estados Unidos con América Latina, diríamos que opuestas. Esto en cuanto al origen de las identidades nacionales. Ahora bien, para avanzar en mi propuesta me parece necesario aclarar la noción de identidad. Este concepto comprende por lo menos tres elementos: 1) La permanencia del sujeto (la reproducción). 2) La existencia en estado separado, la distinción frente al “otro”, (la diferenciación o distinción). 3) La relación de semejanza absoluta entre dos elementos (la identificación). El primer aspecto indica que para que surja una identidad es necesario que el grupo exista y se mantenga de manera constante como tal; es decir, que eso que los identifica sea constante. Por ejemplo, las mujeres con su capacidad de parir, los campesinos y su trabajo en el campo, los grupos nómadas que tienen la constante de no tener un lugar fijo de residencia, etcétera. El segundo aspecto se refiere a la presencia del otro que confirma al primero en su rol o en estatus, por ejemplo, frente a la mujeres están los hombres que las confirman en su identidad de mujeres; o, frente a los campesinos están los citadinos; frente a los niños los adultos; los grupos sedentarios confirman en su rol a los nómadas, es decir, para que haya nómadas tiene que haber sedentarios; frente a las etnias cultural, económica, política y socialmente diferenciadas entre sí que originalmente habitaban el continente americano, estuvieron los conquistadores y colonizadores (quienes les confirieron una nueva y homogénea identidad: los hicieron indios), etcétera. El tercer aspecto se refiere a la relación que establecen los miembros de un mismo grupo; esto
es, nosotros somos iguales entre nosotros y diferentes a ellos (los otros), nosotros los negros, nosotros los indios, nosotros los blancos (frente a los no negros, no indios, no blancos, etc.), nosotros los desarrollados (frente a ustedes los subdesarrollados). De lo anterior podemos concluir que la identidad no existe en sí y para sí, se conforma frente a otras identidades, es un proceso que se desarrolla tanto en lo individual como en lo social. Y, dado que la identidad es una construcción social, un proceso que está en juego constante, que se actualiza permanentemente en las interacciones sociales, podemos afirmar también que las identidades son cambiantes, en movimiento y no esenciales, así como tampoco únicas o uniformes, lo cual es sobre todo válido si nos referimos a contextos socioculturales y económicos complejos y ampliamente diferenciados —como es el caso de nuesto país. Esto significaría tener presente que la “identidad nacional” en singular contiene una pluralidad de identidades; por ejemplo, con relación a la mexicanidad, es diferente cómo se vive mexicano un indio de los altos de Chiapas o de la Sierra Tarahumara, un citadino del Distrito Federal de Santo Domingo o del Pedregal, un tijuanense, un regiomontano o un guanajuatense. No resulta pues para nada disparatado hablar de identidades en un contexto nacional. Esto es particularmente interesante debido a que la idea unitaria de identidad muchas veces ha llevado a sumir, a negar, a eclipsar a todos aquellos distintos de lo establecido como lo nacional en singular. Así, por ejemplo, en México, hay una marcada tendencia hacia lo urbano, hacia lo central, de modo que el campo y lo periférico son minimizados tanto en el discurso como en la percepción y en las imágenes: las niñas son generalmente “subsumidas” en la categoría de niños; las mujeres en los hombres; los indios en la de mexicanos (con su referente predominante mestizo), etcétera.
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Ahora bien, ¿cómo es posible este fenómeno?, y, sobre todo, ¿cómo abordarlo en las escuelas? Propongo tres ejes (vinculados a las tres dimensiones anteriormente señaladas) a partir de los cuales los jóvenes en las escuelas puedan acercarse a la temática. • La identidad como delimitación frente al otro, (que corresponde al segundo momento: existencia en estado separado: diferenciación). • La identidad como integración (que corresponde al primer momento: la permanencia, la reproducción). • La identidad como proceso (que corresponde al tercer momento: relación de semejanza absoluta o identificación).
La identidad como delimitación frente al otro Los rituales tienen importancia en la constitución de las identidades pero en la actualidad, en esta época de cambio constante, resulta necesario fomentar el diálogo frente a los rituales para evitar la “socialización del masiosare”, es decir la repetición de frases y actos carentes de sentido pero que se repiten porque “así debe de ser”. Si tomamos el ejemplo del himno nacional mexicano, hay que señalar que es un himno eminentemente decimonónico, baste recordar el coro: mexicanos al grito de guerra el acero aprestad y el bridón. y retiemble en su centro la tierra al sonoro rugir del cañón El coro del himno es masculino y es un grito de guerra, ¿quiénes son los mexicanos que al grito de guerra aprestan el acero y el bridón si no los hombres? Grito de guerra, de legítima defensa, pero de guerra al fin. Revisar el texto del
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himno a la luz de su tiempo, es una magnífica oportunidad para acercarnos a la historia del siglo XIX que es un siglo marcado por los cambios, por la búsqueda; en nuestro país en particular las diferencias fueron resueltas a menudo a través de la guerra. Por otra parte, en ese periodo histórico nuestro país sufrió una serie de invasiones extranjeras, y el siglo XIX fue testigo de los movimientos de independencia no sólo de México sino del resto de países latinoamericanos. La historia decimonónica puede caracterizarse por el cambio y la efervescencia política, muchas veces expresada en guerras. Y esto le da un sentido al himno nacional en su momento. Eso significa que los jóvenes entienden el texto en su con-texto. Los chicos deben hacerse la pregunta sobre el tipo de guerra proclamada por el himno y entonces abordar las cuestiones relacionadas con la conformación de los estados-nación, con el surgimiento del patriotismo, la defensa de la patria, las guerras de defensa de los límites.7 Una experiencia altamente significativa en la historia de México es la frontera con una nación que en el siglo XIX estaba en franca expansión y, ávida de tierras, no dudó en pasar a la acción y anexarse buena parte del territorio mexicano. Las diversas invasiones sufridas por el país, pero también los dramáticos cambios experimentados por su geografía política, son el contexto en el cual se escribió el himno nacional. Así pues, el himno nacional mexicano visto fuera de contexto, si bien puede parecernos agradable al oído por su ritmo marcial, textualmente carece de sentido. Sin embargo, si nos acercamos a él como texto histórico-social encontraremos otro significado al “masiosare”, que de otro modo pierde sentido o, en el mejor de los casos, tiene cierto sabor ajeno, lejano, ex-
Aquí valdría la pena, para revisar geografía, analizar los problemas de límites que aún en la actualidad tienen países como Ecuador y Perú y en ciertas circunstancias también Chile y Argentina.
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travagante quizás, propio para el nombre de un suplemento periodístico. Con-textualizar al himno no sólo implicaría verlo como producto de su tiempo sino también preguntarse sobre su actualidad. Si reconocemos que tiene la envergadura del símbolo que va más allá de la actualidad de su texto, entonces nos quedará claro que habla, y habla de guerra. Depués de ubicarlo en su tiempo la pregunta pertinente sería: aquí y ahora qué nos enseña, a qué nos remite. Dos son los aspectos que quisiera referir al respecto. Parece especialmente necesario que la enseñanza de la historia como historia de conflictos que sólo pueden solucionarse por medio de la guerra puede, y debe, como utopía pasar a la historia. Los conflictos en vez de ser negados deben ser entendidos en su calidad de consustanciales al ser humano, a la humanidad, pero pueden y deben ser resueltos por vías alternativas a la violencia. Esto permite abordar las temáticas relacionadas con la educación para la paz y la no-violencia,8 para la democracia y los derechos humanos. Un segundo aspecto se refiere al espíritu de soberanía que subyace al texto del himno nacional que da lugar a análisis sociopolíticos de la actualidad, por ejemplo, ¿cómo ejercen viejas potencias su poder sobre otros países? y, ¿de qué manera puede, un país como México, hacer valer su soberanía?, ¿qué tan soberanos son los países en la actual situación económica mundial?, ¿cómo han renovado los países industrializados sus mecanismos para presionar a otros países y mantener el (des)equilibrio económico
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y social internacional para seguir disfrutando de los privilegios que le confiere esta situación? En este contexto actual de “libre mercado” y de avanzadas tecnologías, surgen nuevas preguntas con relación a la soberanía y a la interdependencia global. Tenemos como ejemplo el accidente nuclear de Tschernovil cuyos efectos no sólo los sufrió la ex Unión Soviética sino el mundo entero por la expansión de las partículas nocivas a través de los vientos y por la venta indebida de productos contaminados a países del tercer mundo. En nuestro país, 10 años después del accidente, los medios de comunicación nos hacen saber que ahora se sigue discutiendo sobre el desconocido destino final de leche contaminada por la radioactividad importada por la CONASUPO. Otro aspecto de la interdependencia mundial es el acercamiento de los pueblos entre sí, más allá de sus respectivos gobiernos. El turismo mundial ha significado la reducción de tarifas de avión de tal manera que hoy es mucho más fácil para ciudadanos comunes y corrientes viajar y acercarse a otros países del mundo, sobre todo a la población de los países con “moneda dura” ir a los países en vías de desarrollo. Este acercamiento ha promovido una mayor conciencia de interdependencia entre los visitantes y con frecuencia la prensa informa que ciudadanos u organizaciones del “primer mundo” exigen a sus respectivos países tratos económicos sólo con aquellos países cuyos gobiernos atiendan sus problemas relacionados con el medio ambiente y/o el respeto a los derechos humanos. Los temas de interdependencia y soberanía generan amplias discusiones pues hay gobier-
La no-violencia es un concepto desarrollado en el marco de la educación para la paz y los derechos humanos y puede entendérsele como forma de vida en el sentido de que busca la armonía de la persona basada en valores de cooperación, respeto a la diferencia, igualdad, justicia, etc., buscando siempre la coherencia personal y el modelo de sociedad a proponer. Como forma de resolver conflictos, implica una renuncia explícita a la violencia para resolverlos, sin embargo, reconoce el conflicto generado por alguna injusticia y pretende utilizar la agresividad (entendida como fuerza vital de cada persona para superar los obstáculos y limitaciones que se le presenten) de la parte oprimida y llamar la atención a la parte opresora. Se basa en el absoluto respeto a la integridad de las partes implicadas.
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nos especialmente sensibles a estos temas. La sensibilidad se refiere tanto a la exigencia de su cumplimiento interno y externo como a la exigencia de que los otros “no se metan” y no quieran intervenir con asuntos “occidentales” que nada tiene que ver con las culturas propias. Algunos países del mundo árabe y asiático con el pretexto de la soberanía no permiten ninguna crítica a políticas internas atentatorias a los derechos humanos.9 Otro aspecto vinculado con el tema tiene que ver con la firma del TLC y los afanes de dominación de los Estados Unidos. La apertura de los mercados, ¿ha resultado ventajosa o desventajosa para nuestro país?, ¿quiénes han sido en realidad los principales beneficiados con el establecimiento de tales tratados? Los temas enunciados anteriormente podrían ser discutidos con los estudiantes a propósito del tema identidad como delimitación frente al otro y frente a la posible actualidad del texto del himno nacional.
La identidad como integración Quizás cuando se hace demasiado énfasis en la identidad como construcción política se están dejando de lado factores sumamente importantes que se refieren a la identidad cultural. En general, lo cultural hace referencia a procesos de creación colectiva, de ahí su naturaleza híbrida.10 Con relación a México, que es el tema que aquí nos interesa, una pregunta surge inexorablemente: ¿cuál es la esencia de la nación mexica-
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na? ¿Puede hablarse de una esencia mexicana? Los tacos, los mariachis, la hospitalidad, el charro, la lengua, la mentada de madre, el machismo de los hombres, el marianismo11 de la mujer… ¿puede decirse que éstos son elementos de la esencia del mexicano? Si retomamos la definición de identidad señalada en párrafos anteriores, nos damos cuenta que no es posible hablar de una esencia sino de una serie de características consolidadas a lo largo del tiempo, las cuales constituyen aspectos caracterizados como lo “típicamente mexicano” por ser parte de lo que culturalmente se reproduce más o menos con el consenso de los miembros del grupo. Pongamos en la lupa algunas de estas expresiones: En el lenguaje ¿De dónde viene nuestra mexicanidad si no de la fusión de varias culturas en tiempos y espacios diversos? Si analizamos nuestro idioma, encontramos la prueba de ello pues encontramos una serie de palabras y expresiones que originalmente vienen de otros idiomas. Muchas de las palabras que empiezan con el prefijo “al” son de origen árabe: alhaja, Alhambra, alazán, alhóndiga, alfil, alfiler, alforza, etc. Otras palabras como azafrán, azahar y nuestro mexicanísimo ojalá son también de origen árabe, esta última, imploración a Alá, significa “¡Y quiera Dios!”. Si somos más chocantes podríamos analizar el origen latino y griego de nuestro idioma y entender la similitud de algunas palabras en mu-
Así como el hombre golpeador le dice a quien se atreve a defender a la mujer golpeada que no se meta porque es “su mujer” y “es su vida”, con frecuencia las mismas víctimas ante el asombro de los defensores improvisados, dan la misma respuesta a quien trata de intervenir en un acto a todas luces violento y atentatorio a la dignidad humana. Algunos antropólogos afirman que resulta casi una tautología hablar de culturas híbridas pues la cultura es en sí híbrida, es mezcla, es acuerdo. El marianismo se refiere a la actitud complementaria de la mujer con relación al hombre macho.Viene del culto a la Virgen María y connota todas las características compartidas hasta hace poco por una gran parte de la población como algo natural: ser sumisa, silenciosa, obediente, recatada, virginal, sacrificada, etcétera.
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chos idiomas, así tenemos la palabra “universidad” en español, universidade en portugués, universitè en francés, Universität en alemán, university en inglés, etcétera. Pero si creíamos que el asunto paraba con los griegos, romanos y árabes, estamos equivocados. La palabra que denomina a nuestro tradicional mariachi parece provenir del francés marriage (boda) y se refiere a las bandas que tocaban en las bodas. Se dice que durante la intervención francesa (1864-1867) los invasores los nombraron así al observar que tales conjuntos musicales amenizaban las ceremonias matrimoniales, sobre todo en Jalisco. Hay estudiosos que señalan un origen diferente al término, se dice que proviene de términos cahitas, coras, huicholes o tarahumaras y que su significado puede ser “violines del cerro” o “sonidos del cerro”. En cualquiera de los dos casos tanto origen del nombre como la composición del grupo, refieren una multiculturalidad. Otro término no sólo usado en México sino en otros países latinoamericanos es la palabra gringo, para cuyo origen hay dos explicaciones. Algunos señalan que se deriva del griego donde significaba lengua considerada extraña, ininteligible. Otra versión señala su origen en el inglés: green go!, expresión que se refiere al deseo de que aquellos vestidos de verde (soldados de Estados Unidos) —green— se fueran a su casa de regreso —go. Un germanismo con carta de naturalidad es Kindergarten. Viene del alemán, gracias a Froëbel (1782-1852) se internalizó esa institución y con ello la palabra, así que quien dice “voy al kinder”, quiere decir, “voy al jardín de niños” pero en sentido estricto está diciendo “voy a los niños” porque Kinder en alemán es niños. Pero, ¿quién anda con esas minucias del lenguaje? Sobre todo porque si en México digo kinder, lo que mi cerebro imagina es un jardín de niños, de modo que el significante de esa palabra en espa-
ñol ya es otro que el del alemán, su idioma original. Una palabra e institución cuyo origen no está del todo claro es “kermés”; se dice que o proviene del flamenco kerkmisse, o del alemán antiguo Kirchmesse; en ambos casos significa “fiesta o feria de la iglesia”, fiestas populares anuales, especie de ferias que en España se convirtieron en verbenas generalmente con fines benéficos y en México tienen un contenido similar. Estas palabras no sólo nos indican la flexibilidad del lenguaje coloquial sino la manera en que ciertas tradiciones culturales se introducen, adaptan y adquieren vida propia, muchas veces distinta a la original. Sin embargo, para apreciar la multiculturalidad de lo mexicano no tendríamos que irnos tan lejos, bastaría con revisar nuestras palabras de origen indígena: el jacal es la casa, el chacuaco es la chimenea, tlaxcal es la tortilla de maíz, el chocolate, el chiquihuite, el tamal, etc., lo que evidencia nuestro carácter mestizo y la fuerza de las culturas indias que han sobrevivido a pesar de querérseles tener por superadas. En la comida El párrafo anterior nos remitió a las comidas: el tlaxcal, el chocolate, el tamal, el atole —todos ellos guisos de origen mesoamericano—, el guajolote, la tortilla y los guisos cocinados en hornos dentro de la tierra como los mixiotes son también de tradición mesoamericana. Volviendo a nuestras tradiciones exóticas, podríamos señalar nuestros “chiles rellenos” con sus reminiscencias árabes por su relleno aderezado con pasas, almendras y clavo de olor, condimentos típicos de la cocina árabe que nos llegaron vía España a través de las diligentes monjas criollas. Y los tacos al pastor y el alambre parecen tener que ver con la cultura árabe. Quizás hasta me atrevería a decir que la costumbre de que el
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taquero —de tacos al carbón— sea hombre viene de la tradición de las culturas pastoriles, la árabe tradicionalmente, y de las vaqueras, donde el hombre es el encargado de cuidar pero también de sacrificar a los animales y luego asarlos en el fuego que él mismo preparó. El prototipo de este individuo en nuestra cultura televisiva es el hombre Marlboro. Siguiendo en esta línea de argumentación encontramos, por oposición, a las mujeres como aquéllas que preparan las tortillas pues entre las culturas mesoamericanas las molenderas y tortilleras eran ellas. O acaso, ¿ha visto usted alguna vez a un hombre echando tortillas en el comal o a una mujer preparando tacos al pastor? Otras dos curiosidades: los dulces de leche forman parte de la más cara tradición española y el bisquet chino no existe así en China, allá es un panecillo cocido al vapor. Podríamos hacer una visita a una sencilla cocina económica. Uno de los primeros guisos a escoger es sopa de arroz a la mexicana o espagueti con salsa de jitomate. El arroz es tan nuestro que olvidamos que es una herencia asiática y, ¿el espagueti?, pues se equivocaron si apostaron a Italia, también viene de China. Fue Marco Polo quien introdujo los tallarines chinos al occidente, en Italia se convirtieron en spaghetti y en México devinieron en esa sopa de espagueti tan mexicana que recibimos en cualquier fiesta o comida corrida. También se podría abordar lo que México y América heredaron al mundo: el chocolate, tan famoso y exquisito como lo preparan en Suiza que parecería que allá es su casa. El tradicional pavo del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos. Esa ave no la conocían los inmigrantes antes de su llegada al continente americano y ahora es una de las tradiciones norteamericanas por excelencia. Y, ¿qué decir de la papa originaria de Chile y causante de una revolución poblacional en Europa? Al introducir los europeos la
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papa a su continente, lograron un mayor rendimiento de la tierra que con el trigo, como consecuencia se registró un aumento en la ingesta de calorías y carbohidratos y demás aportes nutricionales de la papa. Esto significó una mejora en la alimentación general del pueblo, y facilitó — seguro junto a otros factores— el aumento poblacional en el continente. Para finalizar este repaso es interesante señalar el guiso mexicano más famoso en el mundo y que tal cual y con ese nombre es poco conocido en México: el chili con carne que no es más que frijoles cocinados con carne. En las tradiciones Los ritos religiosos son la expresión de sincretismo más clara en cualquier cultura. En nuestro caso, historiadores coinciden que el culto a la Virgen de Guadalupe fue una manera muy creativa de los indios de apropiarse de la religión española impuesta. La Virgen de Guadalupe sustituye a la madre Tonantzin pues sus apariciones, en 1531, fueron en el mismo lugar donde hasta antes de la llegada de los españoles existía un adoratorio a esta diosa. Esta misma situación generó una serie de controversias en la iglesia católica que presumía que en realidad se estaba adorando a la antigua diosa y su culto llegó a ser atribuido (en 1556) a la superstición e idolatría de los indios. A pesar de haber ganado bien pronto amplia aceptación entre los indios e incluso entre los novohispanos, este culto se oficializó apenas en 1737 cuando la virgen fue nombrada “patrona de la Ciudad de México”. Los españoles buscaron diferentes métodos para cristianizar a los indios y uno de ellos fue la tolerancia a ciertas expresiones paganas de los ritos católicos. Por ejemplo, el culto a los muertos y las ofrendas tienen fuertes reminiscencias de la culturas predecesoras. Son cultos sobrevivientes de las culturas indias. ¿No era el
sacrificio humano, que tanto horrorizó y horroriza, un tipo de ofrenda a los dioses? Es también importante señalar que no todas las ofrendas que se hacían eran sangrientas, el pueblo ofrecía flores y otros enseres a los dioses, de ahí que la tradición popular de las ofrendas indias haya sido adaptada al rito español impuesto. Otro aspecto del sincretismo fue el uso de los atrios. Se debió a la arraigada costumbre de los indios de llevar a cabo sus ceremonias religiosas al aire libre, de modo que con el fin de favorecer la presencia india en las iglesias, ciertas ceremonias litúrgicas se desarrollaron en los atrios y calles. Fue el conflicto religioso con el Estado lo que devolvió los ritos al interior de las iglesias y los retiró de atrios y vía pública.
ras que poblaron este continente y otras partes del mundo. Nuestra acción concreta como nación quizás no sea tan vieja pero las tradiciones de las cuales hemos abrevado son antiguas y tan nuestras como nuestro es lo que asimilamos de ellas. Considero que este abordaje nos permitirá reconocernos mexicanos, con una cultura que es parte de un mundo que generoso ha dado y recibido de otras; abrirá los horizontes de la mexicanidad hacia lo universal y hará posible entender la riqueza e inevitabilidad del mestizaje. Ésta es, quizás, la experiencia más rica que podamos destacar y privilegiar para una utopía mexicana pues permitirá integrar finalmente nuestros orígenes indio, español —europeo— negro y en menor medida asiático, sin menoscabo de alguna de sus partes y sin chauvinismo.
En la música La música es una de las expresiones culturales más propicias al mestizaje. La tradicional marimba de la región Chiapas-Guatemala-Oaxaca así como el bongó, son instrumentos originarios de África que se extendieron al resto de América por medio de la música afrocubana. Nuestro música norteña con el acordeón y la polca son de origen centroeuropeo. Y las chilenas del estado de Guerrero —se bailan con un pañuelo blanco que se ondea arriba de la cabeza— son la herencia de viajeros chilenos quienes en su ruta por el Pacífico hacia California decidieron quedarse en puertos guerrerenses. La chilena en Chile, su país de origen, se llama cueca. Sintetizando, el análisis de ciertas expresiones de la cultura nos hará sentir parte del universo, de la aldea global, parafraseando a Mac Luhan. Los niños podrán entender que somos una nación con características propias que no ha surgido de la nada sino de una vasta, rica, generosa interacción con otras culturas a lo largo de la historia. Entenderán que nuestra historia no es joven; es tan antigua como lo pueden ser las cultu-
La identidad como proceso La identidad no es algo estático, dado de una vez y para siempre, es un proceso constante. Esto se dice fácil pero hacer que los alumnos lo comprendan realmente resulta, con frecuencia, difícil. Algunos aspectos de la historia social, de la historia de las familias y de las mentalidades, permitirá comprender esta problemática en toda su extensión. Lo que hoy somos es distinto a lo que fuimos hace años y a lo que seremos en el futuro. Si a los alumnos se les invita a hacer un breve recorrido entre sus ancestros entenderán mucho de las tradiciones, de la historia y las identidades como un proceso. Por ejemplo, si en el pasado familiar de un niño hubo migración, es decir, si su familia de origen es de un lugar ajeno al que se encuentra en la actualidad, entenderá por qué en su casa se privilegian ciertas tradiciones y ciertos gustos que son diferentes a los de los otros niños. El ejercicio de contar la historia a partir del “aquí y ahora” y del “allá y entonces” pondrá en movimiento un proceso de identificación muy
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importante para los niños: ¿Quién soy y quién es mi familia?, ¿ de dónde viene mi familia, mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos, mis tatarabuelos?, ¿dónde y cómo vivían?, ¿cómo hablaban? (español o algún otro idioma), ¿qué comían? ¿Cuáles de esas tradiciones se mantienen?, ¿cuáles han cambiado?, ¿cuáles han soportado mejor la prueba del tiempo?, ¿qué nuevas tradiciones ha incorporado cada familia como proceso de inculturación?, ¿por influencias externas, por los medios de comunicación o simplemente por los efectos del tiempo? Reflexionar sobre la traslación de ciertas tradiciones; por ejemplo, del día de muertos hacia el hallowin, de las posadas eclesiásticas hacia las posadas de baile. Otro aspecto a registrar puede ser el de los cambios en la indumentaria, ¿cómo se vestían las abuelas, los abuelos, los bisabuelos, las bisabuelas? Llevar fotos y mirarlas juntos puede ser muy divertido. Otra actividad posible se vincula con las figuras de los cuentos de la infancia. Las podrían organizar por pertenencia (¿cuáles fueron las figuras de la infancia de los antepasados?, ¿cuáles las propias?), así podrían encontrar a las clásicas (Blanca Nieves, Cenicienta, Caperucita Roja) que seguro ya pertenecieron al bagaje cultural de los bisabuelos, a las clásicas modernas de la época de Disney (Mikey Mouse, Tribilín, Rico Macpato) que seguramente pertenecieron ya a la generación de sus padres, y a las coyunturales (Dragon Ball, los Power Rangers, etc.) producto de la mercadotecnia, hechas para el consumo, creadas para vender (aquéllas que tienen secuelas, según los expertos en ventas) y que no tienen una larga permanencia en las experiencias lúdicas de los niños.
La historia familiar y la identidad En este punto de mis reflexiones quisiera ser más explícita en la metodología del trabajo con
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la historia familiar. Tiene varios momentos que integran las diferentes dimensiones del proceso de identidad. Uno es la tarea de recuperación de la propia historia familiar a través del diálogo con los miembros de la familia pertenecientes a otras generaciones, padres/madres, tíos(as), abuelos(as), bisabuelos(as), etc. Éste es un trabajo que el chico realizará en casa y que le permitirá promover el diálogo con los padres y otros miembros de la familia, lo que les permitirá armar su propia historia. Ya con el material se inicia la sistematización de la información. Aquí el chico respondería a cuestiones como: desde dónde vienen mis raíces, cómo se expande mi árbol genealógico, etc. Esta primera parte correspondería al momento de la reproducción: cómo se conformó mi familia. En esta parte del trabajo se colectan fotos y artículos de los antepasados, es un proceso de ver a la familia. El siguiente momento es el de compartir la historia propia con los otros niños en el salón de clases. Éste es el proceso de diferenciación, de identificación. Al presentar a su familia, escuchar la descripción y observar las fotos y objetos de las otras, el niño confronta el nosotros (yo y mi familia) con el ustedes, “somos parecidos en esto y diferentes en esto otro”, pues la afirmación y pregunta que se hace es: “mi familia es así y la tuya, ¿cómo es?” Los niños observan, registran, preguntan, entienden, pero no juzgan porque están tratando lo que es. Al final se sintetiza la historia, cada niño hace un pequeño ensayo sobre su familia, lo que los coloca frente a un proceso de identificación. Es claro que al realizar el trabajo los tres momentos señalados se presentan permanentemente y que esta división tajante tiene la función de hacer explícito el proceso de apropiación de una identidad. En este tipo de trabajo es necesario recuperar los aspectos de cambio y permanencia que se dan en todo proceso de acuerdo con la edad de los niños, por ejemplo: ¿cuáles tradiciones de los
ingreso a la escuela, nacimiento del hermano, migración del papá a Estados Unidos para trabajar, construcción de un cuarto más en casa (el cuarto de los niños), en ese orden de acontecidos y les adjudica respectivamente la siguiente evaluación: -5; +5; +8; -5; +10. Podemos apreciar cómo quedaría esta gráfica.
10 9 8 7 6 (+) 5 4 3 2 1 0 1 2 3 4 (-) 5 6 7 8 9 10
Nacimiento de mi hermano
Construcción de un cuarto más en la casa
Ingreso a la escuela
Migración de mi papá
Cambio de domicilio
A través de los ejercicios aquí propuestos el niño podrá entender de manera vivencial, en la esfera de lo cotidiano, los tres momentos del proceso de identidad: 1) la integración, que no es otra cosa que la permanencia de ciertas especificidades del grupo, 2) la identidad como delimitación frente al otro, es decir, existencia en estado separado, 3) la identidad como proceso, es decir, la relación de semejanza absoluta. Con todo ello entenderá que las identidades no son algo acabado y completo de una vez y para siempre, en su propia historia, podrá entender la historia como proceso y será capaz de entender que hay otros grupos y naciones que tienen su propia historia la cual los ha marcado tanto como a ellos la suya propia. A partir de esto habremos aportado un tabique más en las bases para saber vivir dentro de un permanente proceso en y con la diferencia.
ancestros se mantienen?, ¿cuáles han cambiado?, ¿cuáles desaparecido?, ¿qué parte de la historia personal ha tenido mayor relevancia y por ello permanece como parte, si no de las tradiciones sí de los recuerdos, y qué parte no?, ¿qué aspectos socioeconómicos, políticos, culturales e incluso naturales se relacionan con estos aspectos de la vida personal?. De manera similar a los grupos familiares, los procesos se presentan a nivel local e incluso nacional. De modo que este trabajo permite estudiar la historia. El México de la actualidad no es el México de 1994, 1988, 1930 ó 1910. Aquel país eminentemente agrario de principios de siglo ha cedido su lugar a un México mucho más diversificado y complejo que incluye regiones muy adelantadas con indicadores de desarrollo propios de los países del primer mundo y zonas de un atraso tal que sus indicadores se parecen más a los de un país del cuarto mundo. Algunas costumbres y tradiciones se han mantenido pero otras han ido cambiando como seguramente pudo ser constatado en el ejercicio anterior. Otro ejercicio divertido y significativo para quien lo hace es “la gráfica de la historia de la familia” en la cual, sobre un eje, el del tiempo, cada niño marca los eventos más importantes para la familia y para él mismo. Se conversa sobre ellos poniendo énfasis en su impacto (cambio y permanencia) familiar e individual como pueden ser cambio de lugar de residencia, matrimonios, nacimientos, divorcios, culminación de estudios, inicio de la vida laboral, cambio de trabajo, etc. Estos eventos son evaluados por cada alumno y se coloca la puntuación que éste le adjudica sobre una base que oscila entre más 10 y menos 10 de acuerdo con el impacto vivenciado por cada niño. Por ejemplo, un alumno reporta los siguientes eventos: cambio de domicilio,
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Artistas y artesanos
Los tipos populares en la obra de Guillermo Prieto Blanca Elena Sanz Martin Introducción Guillermo Prieto, escritor mexicano que se destacó como costumbrista, conoció a su pueblo, oyó sus confidencias, sintió sus dolores y trasladó a su producción literaria todas sus impresiones. Su obra nos pinta el México del siglo XIX en el aspecto material, popular, espiritual, social y político. Lo anterior, corresponde al gran interés de este autor por cimentar una literatura nacional. Él mismo afirma que bajo el dominio español: “Los cuadros de costumbres eran difíciles, porque no había costumbres verdaderamente nacionales, porque el escritor no tenía pueblo, porque sólo podía bosquejar retratos que no interesasen sino a reducido número de personas.” Sin embargo, en los cuadros costumbristas de Prieto encontramos, también, el ojo crítico, como por ejemplo, en la denuncia de la corrupción o la ridiculización de los malos religiosos. “Si la primera de nuestras necesidades es la morigeración social, si el verdadero espíritu de una revolución verdaderamente regeneradora ha de ser moral, los cuadros de costumbres adquieren suma importancia, aunque no sea más que poniendo a los ojos del vulgo, bajo el velo risueño de la alegoría y entre las flores de una crítica sagaz, este cuadro espantoso de confusión y desconcierto que hoy presentamos.” Entonces, el escritor de costumbres, auxiliar eficaz de la historia, guardará el retrato del avaro que se enriqueció con las lágrimas del huérfano; la caricatura del rastrero aspirante será una
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Guillermo Prieto, político y escritor mexicano (1818-1897).
lección severísima; y el chiste cómico derramado en la pintura de esos enlaces mercantiles y disímbolos influirá en la ventura doméstica.
Los tipos populares En la obra de Guillermo Prieto vemos desfilar una gran variedad de personajes, algunos de ellos históricos, como Santa Anna. Las situaciones que los rodean son, en algunos casos, ficticias. También aparecen en escena personajes con los cuales el autor tuvo contacto directo, como su esposa María y sus amigos de la Academia de Letrán, o a través de terceros. Prieto recrea a cada personaje y lo ambienta de forma subjetiva dentro de su obra y aunque él es el narrador de sus Memorias, su presencia en ellas no se sujeta exclusivamente a ese papel, sino que aparece también como personaje.
Además de estos caracteres “reales”, Prieto crea personajes ficticios que representan los diferentes contextos sociales. Éstos son retratados no sólo en el aspecto físico sino también moral, en los rasgos específicos de su carácter y en su expresión. Gran cantidad de caracteres “tipo“ desfilan por sus páginas: el ranchero con traje pintoresco, la china, el charro, el lépero, los nenes, los lagartijos, los boticarios, etcétera. Por ejemplo, en los versos de Musa callejera, Prieto, bajo el pseudónimo de Fidel recrea a estos tipos populares con maestría. Aparecen ante nuestros ojos con su áspero lenguaje, divirtiéndose unas veces, riñendo soezmente en otras; amando con sinceridad o engañando. El poeta, en esta obra, se vuelve pintor de género; su paleta está llena de colores y pinta, al aire libre, paisajes de la tierra, verbenas de barrio, gente y costumbres populares. Cada uno dice su palabra, habla su jerga, se mueve en su fondo: la calle estrecha y pringosa, el puesto de fruta, la barbería de guitarra y gallo, la casa del vecindario alborotador, todo típico y regional, todo vivido y matizado con admirable riqueza, a grumos y manchas de seguro efecto. El campo de observación de la obra de Prieto es lo popular, nos hace participar de los festejos campesinos, nos hace entrar a las pulquerías, pero también a los cafés; asistir a las corridas de toros y a las tertulias literarias o imaginar el sabor de los platillos mexicanos. Nuestro autor sale a buscar al pueblo, va a su encuentro, así como al encuentro de una nacionalidad. Él nos lo dice de la siguiente forma: “El perpetuo deterioro de mi equipo, mi exagerado orgullo, o lo que me atraían y entretenían las costumbres del bajo pueblo, me llevaban por barrios y vericuetos, por los lugares más apartados y desconocidos de la sociedad”. A continuación haré una galería de los tipos populares que, a mi parecer, son los mejor elaborados por Prieto en Musa callejera y Memorias de mis tiempos.
El lépero El lépero es el personaje más representativo del peladito de la época, con sus ínfulas de macho, y un inexplicable atractivo para las “leperitas”. Es este uno de los personajes más tratados por Prieto al que le dedica varias páginas no sólo en Memorias de mis tiempos sino también en muchas producciones en verso, lo que nos permite conocer su forma de ser, de actuar, su expresión oral, su jerga. El lépero, generalmente hablando, como para caracterizarse de pura sangre, ha de ser mestizo, bastardo, adulterino, sacrílego y travieso, entendiéndose que más que picardía debe de tener chispa o ingenio en el magín y, más que tendencia al crimen, inclinación a lo villano. Pero este carácter tienen además la aptitud para acciones generosas, el valor temerario y rasgos de gratitud realmente notables, todo sobre un fondo de amor a la holganza, de fanatismo y de simpatía poderosa por el robo, la embriaguez y el amor. La leperita es limpia y hacendosa, heroica en el amor; feroz en el celo; sufrida en la miseria; sublime en la abnegación y en el peligro fanática; madre tierna, poseedora de una volubilidad increíble hasta lanzarse a la locura si la acompaña la pasión y la alegría, o el martirio si lo exige la ingratitud de la persona amada, o el capricho nacido del deseo de venganza, o incluso la soberbia. Al lépero le interesa también la política, tiene todos esos contrastes que prevalecen en el mexicano, rasgos que se conjugan bajo el término de “machismo”. Por otro lado, éste posee los rasgos del pícaro español, pues es descarado, travieso, de mal vivir y no exento de simpatía. Prieto no sólo hace una descripción física sino que lo acompaña de una especie de análisis psicológico en el que reconoce todas sus fallas a la vez que se complace en recordar sus rasgos de ingenio inagotables.
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Los tipos populares en la obra de Guillermo Prieto
Nuestro autor afirma que: “En los versos populares, en la canción callejera es donde más especialmente se acentúa esta faz de la inteligencia del lépero”. Y recoge en sus Memorias los versos populares que caracterizan a este tipo tan peculiar: La mujer es una pera Que en el árbol está dura: Cuando se cae de madura, La coge el que no la espera Y goza de su hermosura. Querer a una, no es ninguna; Querer a dos es bondá; Querer a cuatro y a cinco es habilidá Así era el lépero. El amor, el pulque y la riña absorbían su existencia, y la cárcel no le amedrentaba. Sin embargo, en el fondo era valiente, odiaba la ingratitud y la perfidia; siendo leal y desinteresado con los amigos, le repugnaba la traición y defendía con su propia vida su amor por la madre o por su mujer legal. Además, “de un lépero puede brotar un héroe.”
Los lagartijos Un tipo muy especial de la gente de la ciudad eran los lagartijos, quienes cuidaban de su apariencia como ningún otro. Su única ocupación era galantear, pero no eran pudientes como los nenes. Hay una tonadilla en la que se retrata magníficamente a los lagartijos, y que es recogida por Guillermo Prieto en Memorias de mis tiempos. Veamos un fragmento: Los petimetres y usías Por lo regular despiertan: A las once los que ayunan Y a las nueve los que almuerzan. Se lavan las manos Se estiran las medias Se rizan y empolvan muy bien la cabeza Se visten de tildo, Se sacan las vueltas, Y muy resoplados Luego salen fuera; Y van por las calles Muy de fachendas...
Los nenes El boticario “Así se llamaba a los pollos aprendices de hombres, aprendices de mundo, pedantes, desagradables y ridículos.” Estos nenes pretendían demostrar su hombría teniendo una o muchas queridas. Eran poco caballerosos y se jactaban de sus galanteos atrevidos con señoras casadas, monjas, etc. He aquí el retrato que de ellos hace Prieto: Retorcido bigotito que son dos colas de rata no tiene en vestir prurito ni en el guante y la corbata, el amor le importa un pito porque su amor es la plata. Por ella anda y va y viene, ¡y es un nene!...
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Muy curioso y muy rico de enseñanza sería un cuadro completo que abrazase la reseña científica de la medicina en aquellos tiempos y su práctica en el vulgo, cuando la vieja, el curandero y el santo milagroso entraban en serias competencias en que solían salir tan magulladas y llenas de averías, las ciencias, la moral, las buenas costumbres y la religión misma. El boticario, además de médico, era quien recibía las confesiones de los curas, jóvenes, esposos y, en sí, de todos. A él acudían a pedir ayuda tanto en enfermedades del cuerpo como del alma. El boticario, ese personaje curioso del barrio, sabía sacar muy
Lilibeth Lezama Ordaz, sexto año de primaria, Puebla.
Lina Paloma de la Rosa Sánchez, cuarto año de primaria, Morelos.
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David Vázquez Maldonado, tercer año de secundaria, Puebla.
Adriana Patricia Baez Aparicio, segundo año de priomaria, Puebla.
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Jessica Buenosaires Esquivel, tercer año de secundaria, Estado de México.
María Fernanda Rodríguez López, cuarto año de primaria, Distrito Federal. Jonathan Durán Parra, sexto año de primaria, Estado de México.
Mayra Berenice Marín Moral, primer año de primaria, Estado de México.
La china poblana Guillermo Prieto nos pinta a la china como una bellísima mujer que cautiva con su andar y vestir. Para él era: Linda como un querubín Fresca como la lechuga, Fragante como el alhelí El traje de la china poblana es digno de descripción. Compuesto de una camisa de muselina blanca adornada de encajes alrededor del cuello y de las mangas. La china llevaba el cabello partido en dos trenzas, asimismo llevaba largos aretes. Una banda de colores le daba dos o tres vueltas a la cintura. Además un rebozo en el cuello y en los días de fiesta usaban medias de seda y zapatos de raso. Nadie mejor que Fidel para describirnos a la china: Ojo negro, frente china, morena, breve nariz, salpicada de lunares como el mole ajonjolí, con su cuello de torcaza
y su pecho al descubri, por entre encajes y randas, como reja de jardín, que deja guardar las aguas entre las yerbas bullir; con una boca de rosas abiertas sobre el marfil... El autor logra pintarla con sus arrebatos de ira y de pasión, colérica y un poco salvaje, pero llena de nobleza, tal y como aparece en el Romance de la Migajita. El charro Uno de nuestros tipos más interesantes está constituido por el charro, jinete de magníficos caballos. Lleva un ajustado pantalón de botonadura de plata y bordado, chaparreras de gamuza, botas altas, sombrero de ancha ala, estribos y espuelas de rico metal, pistola y un sarape multicolor. El charro de los romances de Prieto es valiente e indomable, bondadoso y magnánimo con la tierra en que nació, colérico y batallador, apasionado y fiero en el amor, con dulzura de niño y pasiones de hombre; para este tipo hacía falta una mujer como la china, ambos tan nuestros y tan mexicanos.
buen provecho de aquellos pequeños secretos que sabía. Tal como se narra en El Periquillo, los curanderos eran quienes en muchas ocasiones provocaban las enfermedades; así, se aseguraban de que el paciente regresara por más medicina, ahora para curar lo que él mismo había provocado. De esta forma nunca veían disminuida su clientela. Pero lavaban sus culpas como el resto de los comerciantes, ya que “practicaban la caridad cristiana”, acostumbraban dar medicinas gratuitamente a los pobres durante el toque de ánimas, a las ocho de la noche, claro que el provecho de dichas prescripciones es dudoso.
Bibliografía FLORES , Santiago G. Introducción a la literatura Iberoamericana. México, Ediciones Alba, 1952. MONTERDE, Francisco. Cultura mexicana.Aspectos literarios. Ed. Intercontinental, México, 1946. PRIETO, Guillermo. Memorias de mis tiempos. México, Dirección General de Publicaciones de CNCA, 1992.Tomo 1. ———— Musa Callejera. Prólogo y selección de Francisco Monterde. México, UNAM, 1992. (Biblioteca del Estudiante universitario, 17). SALINAS Nieto, Rosa Ma. Alejandra. Literatura y sociedad en Guillermo Prieto. México, 1979.Tesis, UNAM, Fac. de Filosofía y Letras. URBINA, Luis G. La vida literaria de México. México, Porrúa, 1946. (Col. de Escritores Mexicanos, 27)
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Sentidos y significados
La búsqueda de lo mexicano Adolfo Hernández Muñoz
Hernán Cortés es recibido por Moctezuma.
L
os pueblos son hechura del hombre y como él, llega un momento en que se preguntan qué es lo que son y qué es lo que quieren; cuando tal acontece ha llegado el principio de la madurez. En México, hace tiempo que esos interrogantes han empezado a formularse, al tiempo que se supera el mal entendido complejo del mestizaje en espíritus superiores y sutiles que no saben, no pueden entender la lucha de sangres. Así pues, ni hispanismo mal digerido, ni indigenismo que exalta lo autóctono en absurdo plan de revancha, viendo todo lo malo por un lado y todo lo bueno por el otro. Del choque telúrico surge el mexicano bajo el signo de Quetzalcoatl. El viejo dios, sabio como todos los dioses, había predicho la invasión de hombres barbados a sus tierras y cuando éstos irrumpieron la profecía se cumplió ante sus asombrados ojos. Bajo el inexorable imperativo geopolítico europeo que existía en las naciones del Viejo Continente se iniciaba la conquista de todos los paralelos del mundo. La de México, no fue ni
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mejor ni peor que todas las conquistas, pero dentro de sus brutalidades tuvo una virtud. Lo español no sojuzgó en el total sentido de la palabra; creó, al amparo pasional de una raza sin prejuicios y que sabe amar, un nuevo concepto humano. Junto con la espada pretoriana y el crucifijo dogmático, surgió el artesano y el hacendado campesino y ganadero sedentario y, por lo mismo, las virtudes de un hispanismo que, depurado, se volvía mexicano. De ellos surgiría el futuro. Porque México surge del choque azteca-español, maya-español, como el español emergió del cruce ibero y celta. La eterna historia del eterno crisol humano. Muchos ríos, una sola sangre. Dentro de lo mexicano creemos que sería ocioso hablar de un Cuauhtémoc o de un Hernán Cortés como entes separados; ambos, unidos son síntesis; dispersos son pasado de troncos disímiles. Se antojan tan dispares como pudieran serlo los teponaxtles y el clavecín europeo. Sólo se puede hablar de México como un todo y en esa amalgama Hidalgo (criollo) o Juárez (indio oaxaqueño) que, por encima de sus torrentes sanguíneos supieron estilizar sus sombras y crear historia mexicana. Asimismo, podríamos contemplar la imagen relevante de Melchor Ocampo, uno de los padres de la Reforma que, junto con Juárez, Manuel Ruiz y Lerdo de Tejada expidieron un histórico manifiesto el 7 de julio de 1859 en el que se enunciaba una cabal represión del clero —sumergido en asuntos políticos— y que contiene, entre otros puntos, la supresión de todas corporaciones de regulares del sexo masculino, secularizándose los
sacerdotes que hay en ellas; la extinción de las confradías, las archicofradías, hermandades y en general todas las corporaciones o congregaciones de esa naturaleza que existían; el cierre de los noviciados en los conventos de monjas; el señalamiento de que son propiedad nacional todos los bienes que hasta ese momento eran administrados por el clero secular y regular y de que la remuneración por servicios religiosos sería objeto de convenios libres, sin intervención de la autoridad civil; se declaraba además la libertad religiosa… todo esto es el liberalismo en acción frente al clericalismo intransigente de mediados del siglo pasado y que costó mucha sangre a la naciente comunidad mexicana. En suma, Ocampo fue un gigante que se amamantó del conocimiento enciclopédico del Viejo Continente para verterlo, humildemente, en la campaña del Nuevo. Liberal convencido, amante de la figura de Humbolt, esclarecido difusor del pensamiento de Ricardo y de Proudhon, se retiró del poder —a pesar de la renuencia de Juárez— y retornó a su Hacienda de Pomoca a seguir con sus estudios. Una partida de conservadores —bandoleros asesinos— mandados por el general Márquez lo aprehendieron y asesinaron; se le concedió el hacer testamento, en el que dice: “... muero creyendo que he hecho por el servicio de mi país cuanto he creído en consecuencia que era bueno...” Hombres como él singularizan a México y le dan su anhelado sentido de unidad de propósito. En estas circunstancias este país mira hacia el porvenir. Hijo criado en circunstancias violentas, ha llegado al umbral de la madurez y se pregunta angustiado (toda duda es angustia por lo desconocido): ¿qué soy?, ¿qué valgo?, ¿qué anhelo? Estos interrogantes son indicio de una tentativa de valoración, capacidad de introspección. En suma, México ha marchado como un viejo viandante por los caminos de la historia y sabido es, Montaigne nos lo ha dicho, que las
naciones como los hombres “...ennoblécense rodando como los ríos...” Hubo vaticinios en el sureste mexicano; los viejos sacerdotes mayas que redactaron los sombríos vaticinios del Libro de Chilam-Balam de Chumayel profetizaron: “Arderá la tierra y arderá la guerra de opresión. La época se hundirá entre graves trabajos. Cómo será, ya será visto. Será el tiempo del dolor, del llanto y la miseria. Es lo que está por venir...” Y lo esperado llegó y hubo miseria, llanto y dolor y ardió la guerra de opresión. Y es también en el libro sagrado Del principio de los itzaes donde encontramos la misión, el destino de esta nación: “Dicen que estoy muerto. Lo dijo el sacerdote del pueblo. Dicen que estoy escondido. Lo dijo ‘el que pierde al pueblo‘. Lo creyó en su deseo; lo creyó en su corazón. Porque ‘el que pierde al pueblo‘ al punto se aflige con mi canción...” De todo ello colegimos que el destino tiene que estar vinculado, a través de los siglos, con un suave efluvio poético. Hay un extraño fatalismo, tanto en los pueblos de la meseta —con dominio azteca— como los del sur —de ascendencia maya— pues “se acerca lo inevitable”. Pero ambos pueblos y los que los rodeaban lucharon valientemente contra la invasión y protagonizaron el parto de un nuevo país: México. Y ha sido el gran poeta y ensayista mexicano Octavio Paz quien ha pedido a la intelectualidad mexicana que “devuelva su significación a las palabras” ahora “que ha aparecido el público”. Si cumplen son su propósito “...se asegurará la permanencia de una literatura...” Más adelante Paz arriba a la médula: “La tradición es una apetencia de cambios; si el cambio no se realiza se petrifica. La tradición no es una herencia sino un punto de partida: lo desconocido nos aguarda. La única manera de honrar a nuestros antepasados es no repetirlos...” No repetir, diremos nosotros, es crear; es innovar y para que ello suceda es preciso penetrar
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La búsqueda de lo mexicano
en lo íntimo de nuestra esencia y a ello dedica México sus afanes. El ahondar es angustioso, pero fascinante; es algo más: imperativo. Y en esas estamos. México lucha por librarse. Nuevo molde donde se revuelve lo ancestral y lo moderno. Viejas razas, reacias a la integración (con las que hay que ser respetuosos) y orgullosas de su pasado, se desintegran en la miseria —condición infrahumana— y conviven con el mito heredado de sus poderosos antepasados. Expliquémosnos: “El mito es para el hombre de México antiguo —ha dicho el notable investigador Paul Westheim— la realidad que forma e informa su vida, su pensamiento, su fe, su conciencia y también su subconsciente. En el mito descubre el sentido y significado de sus vivencias metafísicas. Y de su circunstancia terrestre, entre los cuales, para su modo de pensar, no hay límite, ni diferencia: no distingue entre los fenómenos sensibles y los suprasensibles...” Y quizás, no sea lo menos significativo que el intenso sentido religioso de los pueblos mexicas haya sido factor propiciador de la conquista, junto con el control dictatorial del emperador de la Gran Tenochtitlan que obligaba a los pueblos de la Meseta Central y de la zona costera del Golfo a costosas gabelas y vejaciones, a veces insufribles. Cortés explotó, hábilmente, los rencores de los pueblos que circundaban a los aztecas y los convirtió en aliados suyos para la conquista de Tenochtitlan. Bernal Díaz del Castillo nos narra con lujo de detalles los ofrecimientos que hizo Cortés al principal de Tascala (Tlaxcala), quien al referirse a las artimañas de Moctezuma manifestó al extremeño: “...cómo muchas veces suelen tener astucias y mañas para entrar en nuestras tierras y roballes y saquealles.” Lo cierto es que la aparición de las fuerzas mandadas por Cortés coincidió con un periodo de hastío de parte de los pueblos colindantes con los aztecas, a los que debían obediencia. Por
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otra parte los distintos aspectos culturales de los pueblos del antiguo Anáhuac diferían tan notablemente que no podría hablarse de una estructura que los uniese; de esta suerte “lo mexicano” no existía. La Conquista viene a definir este concepto, incluso en lo religioso. La arcilla del mestizaje toma forma: hay que darle contenido moral, cultural y social. Los padres misioneros inician la batalla de la cruz contra el Teocalli politeísta. Las prácticas sangrientas de los aztecas son condenadas ante la admiración de los nuevos pueblos catequizados. Salvador de Madariaga en su Corazón de Piedra Verde nos habla sutilmente de este aspecto colonizador. El mito autóctono adopta una forma más humana y ello debía herir sensiblemente la entraña de los pueblos de la meseta y de la costa. Así, una religión substituye a otra y las masas creyentes e ignorantes integran prontamente las mesnadas de la nueva fe, tan hierática como la pagana pero más fácil de asimilar y menos compleja en lo ritual. En realidad, lo que los nuevos pueblos hicieron, en materia creyente, fue una mezcla —tolerada— de sus antiguas creencias con el naciente cristianismo —en su versión católica— en sus tierras. Así pues, la batalla estaba dada en lo militar y en lo moral. Sólo quedó un aspecto descuidado y muy importante: el educacional. Cierto que se fundaron algunos colegios como el de Tlaltelolco, para uso exclusivo de la nobleza vencida a la que se quería conquistar para el reino de España a fin de que influenciara en sus respectivos “reinos” y propiciaran el vasallaje a la Corona. Cabe recordar que algunos caciques fueron renuentes a todo pacto y combatieron bravamente hasta la muerte. Tenemos el ejemplo de los pueblos que habitaban lo que hoy es el estado de Oaxaca, en el sur de la República. De esta suerte, la independencia mexicana sorprende a la Nueva España ignorante de sus derechos históricos. Únicamente minorías ilustradas
yores que desaparecen paulatinamente en el misterio de sus montes, de sus lagos y de sus islas. Tengo ante mí, estudios trascendentales de los que emanan conceptos de mucha sustancia. Tal como dijo el antropólogo Dr. Samuel Ramos la meta está “...en acendrar nuestra vida propia sin menoscabo de acercarla al plano de las formas universales...” Es decir, México descubre su “tercer rostro”. Una fisonomía propia y sin complejos; en suma: una comprensión fraternal ante un destino común. Por su parte, Alfonso Caso señaló, en alguna ocasión, ante escritores, artistas y científicos con su acostumbrada sabiduría: “País de hondas diferencias económicas y culturales, en donde todavía hay mexicanos que no hablan español y viven aislados de los demás, México necesita llegar a comprenderse a sí mismo para sentir la unidad fundamental de su ser y buscar aquellas soluciones, que no sólo sirvan para enfrentarse a los problemas actuales, sino para preparar el México del futuro...” El Dr. Caso sintetiza estos planteamientos y dice: “Porque lo más importante en todo hombre es eso: su tabla de valores; su peculiar manera de considerar qué es lo que debe orientar fundamentalmente su vida; qué es, en suma, aquello por lo que está dispuesto a vivir y a morir...” De esta manera —ahora que los problemas en el Sur nos apremian— es preciso acercarse con gran aliento de humildad a esos pueblos que viven en las serranías inhóspitas, en las selvas húmedas chiapanecas o al borde de los raquíticos mantos acuíferos de Yucatán; es necesario comprenderlos en sus idiomas ancestrales que son como ecos de un pasado que no volverá. Cuando el contacto del mexicano de la ciudad y de los pueblos —sensibilidades distintas— sea un hecho, la búsqueda habrá empezado a fructificar.
son las que propician el movimiento que se extiende por el impulso de reivindicaciones obvias que inflaman los ánimos y hacen prosperar la llama liberadora. Aquí mencionaremos la gesta solidaria de Francisco Javier Mina, que vino a defender la libertad, de la misma manera que lo había hecho en sus viejas tierras españolas. Años después, las Leyes de Reforma no calan en un país conservador. Es con la guerra de la Reforma que México empieza a tomar forma y adquirir conciencia de sí mismo. Poco antes, el Plan de Ayutla promulgado por el tenaz liberal Juan Álvarez prepara el terreno ya que es un documento que deja de ser proclama para ser programa, aunque es bastante tibio y contemporizador. La historia sigue adelante; los cañones liberales de Capulalpam sellan la primera victoria contra los conservadores. Tras varios años de lucha y con la fallida monarquía de un liberal confundido, como es el archiduque Maximiliano que muere fusilado en Querétaro junto con sus generales Miramón y Mejía, finaliza la invasión de Napoleón III con su ejército francés a México, terminando, aparentemente, los anhelos conservadores que posteriormente retoñan al amparo de la dictadura porfirista, interminable, la cual finaliza con la Revolución de 1910. En los gobiernos de Calles, Portes Gil y en especial el del Gral. Cárdenas hubo significativas campañas para fortalecer la tónica nación; así, el reparto agrario y la expropiación petrolera fueron marco para que México intentara singularizarse en el concierto mundial. Pero faltaba penetrar en la entraña de este grupo de pueblos. Creo que estamos de acuerdo con Octavio Paz en emplear una palabra clave: soledad. Y bien, hay que combatir esa soledad para que México pueda aportar esa cuota de genio y hondura. México debe comprender a sus hermanos ma-
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Problemas sin número
Una familia complicada ¿Un caso para Holmes? Juan Manuel Ruisánchez Serra Concepción Ruiz Ruiz-Funes
“ ...Holmes empieza por observar, registrar y encajar diversos datos observacionales (inducción); después adelanta hipótesis que expliquen o interpreten los hechos observados
con el fin de identificar las causas posibles de los acontecimientos resultantes (abducción); expone analíticamente las consecuencias necesariamente inherentes a las hipótesis postuladas (deducción); somete las hipótesis y las consecuencias deducidas de ellas a una prueba de observación y, en sentido lato, “experimental” (inducción). De este modo, las hipótesis, concebidas y seleccionadas una por una, terminan por formar una red que converge en la identificación de la hipótesis fundamental: la identidad del asesino...” “ ...Pasemos ahora a analizar con mayor detenimiento los rasgos característicos de la investigación de Holmes. Ante todo, Holmes podría alegar a su favor un uso eficaz, altamente consciente, metódico y sistemático de las tres modalidades de inferencia (inducción, abducción y deducción). Y, por lo tanto, el uso de un método que tiene todo el derecho de definirse más ‘científico’ que el de sus colegas ‘oficiales’. No cabe duda de que Holmes es más preciso, más cuidadoso y más atento en la fase de la observación. Ve y registra muchas más cosas y no descuida (y éste es un punto sobre el que insiste mucho cuando explica su método a Watson) los detalles aparentemente menores de la escena del crimen. Analiza y compara lo que está implícito en los diversos resultados de sus observaciones. Combina y enlaza de modo consecuente, sin dejar de tener en cuenta los diversos aspectos del problema, las diferentes series de hipótesis que formula de manera gradual...”*
La actividad que proponemos en este número de Correo del Maestro, está dirigida a estudiantes de secundaria. Por su grado de dificultad, recomendamos que sea trabajada en equipo y que los pasos
que se vayan siguiendo sean discutidos colectivamente. La solución es única, sin embargo existen muchos caminos para llegar a ella, por eso es preferible que todos ellos sean analizados por el grupo.
* Massimo A. Bonfantini, y Giampaolo Proni, “To guess or not to guess”, en: U. Eco y T. Seboek (comps.), El signo de los tres. Dupin, Holmes, Pierce, cap.V, Ed. Lumen, España, 1989, pp. 170, 171 y 172.
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Actividad: Una familia complicada: ¿un caso para Holmes? En una familia compuesta por cuatro personas: el padre, la madre, un hijo y una hija, sucedió lo siguiente: 1. Una de las personas le dio un regalo a otra. 2. Uno de los miembros lo envolvió y otro le ayudó a comprarlo. 3. El que lo envolvió y el que ayudó a comprarlo no son del mismo sexo. 4. La persona de más edad y la que envolvió el regalo no son del mismo sexo. 5. La persona más joven y la persona que recibió el regalo no son del mismo sexo. 6. El que ayudó a comprarlo es mayor que el que lo recibió. 7. El padre es el mayor de la familia. 8. La hija es la más joven de la familia. 9. La persona que compró el regalo es mayor que la que lo envolvió. Proponemos que para encontrar la solución se trabaje en una tabla y se vayan marcando las conclusiones que se obtengan.
padre
madre
hijo
hija
dio ayudó a comprar envolvió recibió
Solución De acuerdo a los datos proporcionados, la única solución posible es la siguiente: padre
madre
hijo
hija
dio
no
sí
no
no
ayudó a comprar
sí
no
no
no
envolvió
no
no
no
sí
recibió
no
no
sí
no
O sea que: La madre compró el regalo y lo dio. El padre ayudó a comprarlo. La hija lo envolvió. El hijo lo recibió.
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Abriendo libros
Escritores mexicanos del siglo XIX Jacqueline Rocha Soto
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n esta ocasión, en que el Correo ha abordado algunos aspectos de la identidad nacional deseamos, desde la sección Abriendo libros, hacer una invitación a los lectores a reabrir viejos libros, a retomar textos del pasado, a releer a nuestros literatos clásicos tales como los escritores mexicanos del siglo XIX. En ellos encontraremos, además del fundamental valor estético, numerosísimas lecturas a las cuales recurrir como testimonios invaluables de una época de nuestro país y su sociedad. Son estos escritores quienes, después de la guerra de independencia, intentarán construir una identidad nacional a través de la literatura. En sus obras dominan los temas de costumbres y tradiciones, los tipos mexicanos y las crónicas de viajes
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en las que se describe la fisonomía del paisaje de nuestro país. Asimismo, quedaron plasmadas, en esta literatura, la preocupación de los escritores por las generaciones jóvenes —lo que se ve claramente en Ensalada de pollos y baile de cochinos de José T. de Cuéllar— y su in-
quietud por los grupos sociales más desprotegidos como, por ejemplo, los mineros. De esta manera, dado que los escritores pensaban que a través de sus textos se podía moralizar y educar a la gente, la literatura decimonónica estuvo muy permeada por los valores morales de ese tiempo. En cuanto al proyecto literario que se gestó en esta época es importante decir que en él se comenzó a definir una tendencia y un espíritu distinto a los prevalecientes hasta
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entonces. Esto se hizo evidente, sobre todo, con el surgimiento de la Academia de Letrán en 1836. Ésta fue fundada por Manuel T. Ferrer, José María Lacunza y Guillermo Prieto, entre otros. Quien estuvo a cargo de la dirección fue Andrés Quintana Roo. Ella reunió tanto a conservadores como a liberales, a clasicistas como a románticos; uno de los lazos fundamentales que los unía era la posibilidad de expresión de sus arraigados valores patrios. Todos aquéllos que participaron en la Academia estaban muy comprometidos con la Nación y pretendían, ante todo, mexicanizar la literatura emancipándola de toda otra y darle un carácter peculiar. Entre la gran cantidad de obras que nos han legado los miembros de la Academia de Letrán, destacan las novelas históricas: Los bandidos de Río Frío de Manuel Payno, El cerro de Las Campanas y El sol de mayo de Juan A. Mateos, Los insurgentes de Vicente Riva Palacio, Tomochic de Heriberto Frías. En su libro Memorias de mis tiempos, Guillermo Prieto recupera una historia particular que es a su vez parte de la historia nacional. En el recorrido que él hace, podemos recontruir la situación política, so-
Lecturas recomendadas ALTAMIRANO, Ignacio Manuel. Navidad en las Montañas, Ed. Porrúa, Col. Sepan Cuantos. CUÉLLAR, José Tomás. Ensalada de pollos y baile de cochinos, Ed. Porrúa, Col. Escritores Mexicanos núm 39. CASTERA, Pedro. Las minas y los mineros, México, UNAM, 1987 (BEU, 104). FRIAS, Heriberto. Tomochic México, Ed. Porrúa, 1968, Col. Sepan Cuantos núm. 92 GUTIÉRREZ Nájera, Manuel. Poesía y crónica en las ediciones de BEU. OTHÓN, Jose Manuel. “Idilio Salvaje” en Antología del Modernismo. Edición, presentación y notas de José Emilio Pacheco, México, UNAM, 1971. (BEU 90-91) NERVO, Amado. Cuentos y Crónicas, México, UNAM, 1993 (BEU 95) PRIETO, Guillermo. Memorias de mis tiempos, México, Dirección General de Publicaciones del CNCA, 1992. Tomo 1 (esta lectura se recomienda para el estudio del periodo de México independiente a la finalización del gobierno de Santa Anna). RODRIGUEZ Galván, Ignacio. “Tras un mal nos vienen un ciento” en Obras II, Prólogo y apéndices de Fernando Tola de Habich, México, UNAM, 1994, Col. Ida y regreso. PAYNO, Manuel. Crónicas de viaje. México, Publicaciones del CNCA, 1996,Tomo Y. ———— Los Bandidos de Río Frío, Editorial Porrúa, México.
hombres ilustrados, la mayor parte de su actividad literaria se desarrolló en el periodismo y su participación en la vida pública acompañó acontecimientos como las guerras intestinas entre liberales y conservadores, y el terrible gobierno de Santa Anna. Para 1850 la Academia cosechaba sus mejores frutos con Fernando Calderón y Rodríguez Galván. Posteriormente se debilitó y la mayoría de sus integrantes se encaminaron hacia nuevos rumbos, algunos de ellos al periodismo, otros a la política y otros a la docencia. Quien trabajó para la restauración de la Academia fue Joaquín Navarro y, cada tanto, Guillermo Prieto la visitaba. En una parte de sus Me-
morias narra su visita al colegio,
como él la llamaba, y da la impresión de que esa visita era un intento de guardar para sí el recuerdo amoroso de su escuela, como quien guarda el recuerdo del lugar donde nació. Hoy, proponemos a los maestros estar en contacto con la obra de los escritores mexicanos del siglo XIX pues su literatura también es historia. En ella se nos cuenta cómo se fue construyendo nuestra nación después de la independencia, por lo que puede ser un elemento para acercarnos no sólo al conocimiento de la construcción de nuestra identidad sino, también, a las transformaciones que ha tenido nuestro país y nuestras ciudades.
cial, económica, así como las costumbres y la vida cotidiana del naciente México independiente. En lo que se refiere a la literatura, él plantea la necesidad de labrar una identidad a partir de la redefinición de determinados aspectos y resalta la función del escritor en la sociedad. Es él quien abandera los principios de la moral y la filosofía; es él quien con sus versos corrige las costumbres; de él César Cantú ha dicho: “El poeta es el órgano de las naciones; y, como la columna de fuego en el desierto, debe caminar delante de los pueblos para señalar la senda que conduce a la tierra prometida del orden, de la libertad y del honor.” Una de las críticas más importantes que dirigió Guillermo Prieto a los árcades fue el uso del idioma; por lo que la Academia se planteó la unificación de los criterios para su empleo. Evidentemente, se estaba gestando una nueva generación de escritores que, como mencionamos antes, pretendían construir una nación a partir de la escritura, el uso correcto del idioma y la asignación de las distinciones al mérito sin hacer distingos en la edad ni la posición social. Uno de los aspectos que abrió paso a esta postura distinta fue que la Academia estaba integrada por: “cuatro estudiantes sin fortuna, y entraban indistintamente a ella próceres y sabios que cedían su puesto a meritorios de oficina, dependientes de librería y vagabundos como Ramírez.” Muchos de ellos comenzaban su camino de
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Índice anual de Correo del Maestro, año 3 Título
Autor
Revista No.
Fecha
Conservación y educación ambiental. Discurriendo en la feria de ciencias. ¿Por qué un día ecológico? El tesoro escondido, una manera de jugar con la geografía. El pastizal. Un niño muy travieso. Definir la Educación. Un requerimiento insoslayable en la acción educativa. Ángel de Campo, maestro de México. ¿Qué sabemos del cuento? ¿Azúcar en el café? Pedagogías.
M. Adriana García Cerecedo Alejandra González Dávila Natalia Villalobos Hiriart Juan Leove Ortega Pérez Citlalli Álvarez Alejandra Alvarado Zink Luis Eduardo Primero Rivas
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Junio 1998 Junio 1998 Junio 1998 Junio 1998 Junio 1998 Junio 1998 Junio 1998
Ma. del Carmen Pérez Hernández María de Lourdes Santiago Concepción Ruiz y Galo Ruiz Adolfo Hernández Muñoz
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Junio 1998 Junio 1998 Junio 1998 Junio 1998
Topología y otras cosas. Ceñidores, triángulos y números. Teselaciones, o cómo decorar el baño. Matemática y astronomía. Acerca del tratamiento didáctico de la probabilidad Maurits Cornelis Escher. La visión matemática de un artista gráfico. La geometría y sus orígenes. Números cuadrados y triangulares. Astronomía y docencia.
Leopoldo Gómez Castillo Isaías Aldaz Hernández Juan Manuel Ruisánchez Julieta Fierro Silvia Alatorre Rosa Elena González
26 26 26 26 26 26
Julio 1998 Julio 1998 Julio 1998 Julio 1998 Julio 1998 Julio 1998
Ma. de Lourdes Santiago Concepción Ruiz y Galo Ruiz Lilia Montoya
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Julio 1998 Julio 1998 Julio 1998
Alejandra Alvarado Zink Julieta Fierro Hugo Delgado Granados María Luisa Zink Alejos
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Agosto 1998 Agosto 1998 Agosto 1998 Agosto 1998
Irama Núñez y Miguel Ángel Arias
27
Agosto 1998
Felipe Solís Julio Glockner Concepción Ruiz y Galo Ruiz Pablo Rueda
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Agosto 1998 Agosto 1998 Agosto 1998 Agosto 1998
Juan Gerardo Paredes Orea Víctor Hugo Rivera Belinda Arteaga Castillo Hugo Delgado G. y Patricia Julio M. Adolfo Hernández Muñoz Julieta Fierro
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Septiembre 1998 Septiembre 1998 Septiembre 1998 Septiembre 1998 Septiembre 1998 Septiembre 1998
Antonio Cabrera Angulo
28
Septiembre 1998
María del Carmen Pérez Hernández
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Septiembre 1998
Mario Aguirre y Valentina Cantón Concepción Ruiz y Galo Ruiz María Esther Aguirre
28 28 28
Septiembre 1998 Septiembre 1998 Septiembre 1998
Pedregoso en el Pedregal de San Ángel. Experimentos sobre vulcanismo. Tectónica de placas, tipos de volcanes y erupciones. En tierra de volcanes.Visita a una exposición sobre el volcán Popocatépetl. Educación ambiental y comunicación: sugerencias pedagógicas para el docente del nivel básico. Huehuetéotl, el dios del fuego de la tierra. Los volcanes sagrados. Un enredo de palabras. Los gigantes de fuego. Historia oral, una alternativa para hacer historia. El texto y su utilización didáctica. La historia de México en dos versiones. Los peligros volcánicos. Los mosqueteros del cosmos II. Algunos experimentos de Galileo. Complementariedad en los conceptos de escuela, educador, educando, autoritarismo y libertad en Neil, Reich,Adorno y Freire. La poesía política durante el movimiento de independencia de 1810. De independencias, conspiraciones y libertades. ¡Qué locas divisiones! Vasconcelos y la educación.
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Correo del Maestro. Núm. 36, mayo 1999.
Título Consolidación de la lectoescritura en el primero y segundo grados. Maestro... ¿cómo hacemos un cuento? Algunas ideas para enseñar civismo. La ciencia detrás de las leyendas I. Dos maneras de abordar la clase. La biblioteca: presente y futuro. Federico García Lorca: pedagogo. Palabras a la memoria de Federico García Lorca. De artesanos a artistas, sólo un paso y un abismo... ¿De veras? Los viajes de los exploradores.
Autor
Revista No.
Fecha
Sonia María Avilés Rangel
29
Octubre 1998
Colectivo de Telesecundarias Gashuve Gaituga Yuriria Castro Josip Slisko Julieta Fierro Laura Cervantes Sánchez Valentina Cantón Arjona Adolfo Hernández Muñoz Antonio Santoni Rugiu Juan Manuel Ruisánchez y Concepción Ruiz Yolanda Sassoon
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Octubre 1998 Octubre 1998 Octubre 1998 Octubre 1998 Octubre 1998 Octubre 1998 Octubre 1998 Octubre 1998 Octubre 1998 Octubre 1998
Técnicas para la lectura lúdica en la escuela secundaria. Haciendo travesuras con la ciencia. Los mosqueteros del cosmos III. Algunos conceptos sobre la obra de Newton. Lineamientos generales para una filosofía de la educación. La muerte y José Guadalupe Posada. El lugar de los muertos en la filosofía náhuatl. Otro poco de lógica. Acerca de la lectura y la redacción de textos.
Elizabeth Rojas Samperio María Isabel Garcés Chávez Adolfo Hernández Muñoz Julieta Fierro Rubén Capdeville García
30 30 30 30 30
Noviembre 1998 Noviembre 1998 Noviembre 1998 Noviembre 1998 Noviembre 1998
Carlos Topete Contreras Mario Aguirre Beltrán Juan Manuel Ruisánchez y Concepción Ruiz Carolina Ziehl Beltrán y Luis Silva Rojas
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Noviembre 1998 Noviembre 1998 Noviembre 1998 Noviembre 1998
Cómo crear un huerto escolar. Las catástrofes no avisan. El peligro sísmico. Viñetas navideñas. Las cenizas del volcán. Las inundaciones. Acerca de los huracanes. Meteoritos. La escuela y el aprendizaje ambiental del niño. En nombre del cielo... Peligros y riesgos. Chicos y grandes. El universo: un vuelco hacia nuestro origen estelar.
Adriana García Cerecedo Ángela Memije Alarcón Javier Francisco Pacheco Jesús Márquez Verónica Bunge Vivier Francisco Villicaña Cruz Marcial Orlando Delgado y Enrique Azpra Consuelo Doddoli y Julieta Fierro Laura Barraza María Esther Aguirre Lora Hugo Delgado Granados Juan Manuel Ruisánchez y Concepción Ruiz Alejandra González Dávila
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Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998 Diciembre 1998
Dinosaurios: la reconstrucción de un lagarto con brazos. En busca de pistas. Los elementos químicos y el surgimiento de la vida en el universo. ¡Más aprisa,Tierra!, porque la Luna se nos va. La extinción de los dinosaurios. Taxonomía. Escala del tiempo geológico. Divulgación, discurso y enseñanza de las ciencias. Las artesanías morelenses, una producción anónima. De huellas, señales, indicios y repúblicas. El camino más largo... Tierra de dinosaurios.
Julián Maldonado Luis
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Enero 1999
Alejandra Alvarado y Citlalli Álvarez Guillermo Mosqueira Pérez Salazar
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Enero 1999 Enero 1999
María de la Paz Salgado y Enrique Fierro Julieta Fierro María Jesús Arbiza Héctor Delgado Rodríguez Alejandra González Dávila Tonantzin Ortiz Rodríguez Valentina Cantón Arjona Juan Manuel Ruisánchez y Concepción Ruiz Lilia Montoya Lorenzana
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Enero 1999 Enero 1999 Enero 1999 Enero 1999 Enero 1999 Enero 1999 Enero 1999 Enero 1999 Enero 1999
El texto gratuito de matemáticas en la educación primaria.
Silvia Alatorre, Natalia de Bengoechea, Lydia López, Elsa Mendiola, Mariana Sáiz
33
Febrero 1999
Correo del Maestro. Núm. 36, mayo 1999.
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Título
Autor
El libro de texto gratuito de matemáticas de primer grado. El libro de texto gratuito de matemáticas de segundo grado. La ciencia detrás de las leyendas II. El mapa conceptual. El método inductivo-deductivo y Charles Darwin. Secuencias para jugar. Una necesaria concepción de hombre en la educación. La Suave Patria. De la constitución o sobre las composiciones. Una carrera loca. Algo pasó.
Revista No.
Fecha
Natalia de Bengoechea
33
Febrero 1999
Elsa Mendiola Sanz
33
Febrero 1999
Josip Slisko Julieta Fierro Román Tejeda Castillo Correo del Maestro Alejandrino Castañeda Vélez Ramón López Velarde Yuriria Castro Concepción Ruiz y Juan Manuel Ruisánchez Juan Manuel Ruisánchez
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Febrero 1999 Febrero 1999 Febrero 1999 Febrero 1999 Febrero 1999 Febrero 1999 Febrero 1999 Febrero 1999 Febrero 1999
César Delgado Zielinski
34
Marzo 1999
Mariana Sáiz
34
Marzo 1999
Lydia López Amador
34
Marzo 1999
Rosa M. Ros Julieta Fierro Juan Manuel Campos Benítez Nora Brie Louis Jean Calvet Juan Manuel Ruisánchez y Concepción Ruiz Laura Nakamura
34 34 34 34 34 34 34
Marzo 1999 Marzo 1999 Marzo 1999 Marzo 1999 Marzo 1999 Marzo 1999 Marzo 1999
Taller de mariposas. El libro de texto gratuito de matemáticas de quinto grado. El libro de texto gratuito de matemáticas de sexto grado. La importancia de la audición en el desarrollo escolar normal. La metamorfosis de los insectos. Cómo se transforma la mariposa monarca. El profesor ante algunos elementos del proceso enseñanza-aprendizaje. Mariposas, manchas y colores. Sentidos y significados en la enseñanza de la matemática. ¿Quién dijo la verdad? Aprendiendo de las mariposas.
Alejandra Alvarado Lydia López Amador
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Abril 1999 Abril 1999
Silvia Alatorre
35
Abril 1999
Pedro Berruecos
35
Abril 1999
Gabriela Jiménez Casas
35
Abril 1999
Graciela Delgadillo y Adolfo Obaya
35
Abril 1999
Alejandro Alvarado Carreo Virginia Ferrari
35 35
Abril 1999 Abril 1999
Juan Manuel Ruisánchez y Concepción Ruiz María Luisa Zink
35 35
Abril 1999 Abril 1999
La asamblea escolar. La excursión:“El Popocatépetl y yo”.
Maximino Martínez Figueroa Hugo Delgado Granados, Patricia Julio Miranda y Alberto E. González Huesca Miguel Echenique Conti Carolina Z. Galván Francisco Peralta Burelo Patricia Mar Velasco Blanca Elena Sanz Martin Adolfo Hernández Muñoz Juan Manuel Ruisánchez y Concepción Ruiz Jacqueline Rocha Soto
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Mayo 1999 Mayo 1999
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Mayo 1999 Mayo 1999 Mayo 1999 Mayo 1999 Mayo 1999 Mayo 1999 Mayo 1999 Mayo 1999
Cómo fomentar el pensamiento abstracto del alumno en clase de matemáticas. El libro de texto gratuito de matemáticas de tercer grado. El libro de texto gratuito de matemáticas de cuarto grado. Investigando la superficie lunar. La rotación de la Tierra y el péndulo de Foucault. La lógica simbólica: su enseñanza y su aprendizaje. ¡Manos al papel! De uno a diez. Otras cosas que contar. Aventura matemática.
Y estuvimos cerquita del Popo. Ciudad de palacios, casa de bandidos. Los remedios infalibles de las abuelas. Civismo e identidad(es) nacional(es). Los tipos populares en la obra de Guillermo Prieto. La búsqueda de lo mexicano. Una familia complicada. ¿Un caso para Holmes? Escritores mexicanos del siglo XIX.
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Correo del Maestro. Núm. 36, mayo 1999.
Programa Nacional de Bibliotecas Magisteriales Durante el año lectivo 1998-1999 el Programa Nacional de Bibliotecas Magisteriales otorgará créditos por 140 millones de pesos en condiciones preferenciales para la adquisición de materiales que incrementen el acervo bibliográfico de los trabajadores de la educación.
AUTORIDADES DEL SISTEMA NACIONAL DE EDUCACIÓN PARTICIPANTES: INSTITUTO DE EDUCACIÓN DE AGUASCALIENTES • SRIA. DE EDUCACIÓN PÚBLICA DE BAJA CALIFORNIA SUR • SRIA. DE EDUCACIÓN CULTURA Y DEPORTE, CAMPECHE; INSTITUTO DE SERVICIOS EDUCATIVOS EN EL EDO. DE COAHUILA • SRIA. DE EDUCACIÓN PÚBLICA DEL EDO DE COAHUILA; COORDINACIÓN DE LOS SERVICIOS EDUCATIVOS EN EL EDO. DE COLIMA • GOBIERNO DEL EDO. DE COLIMA • SRIA. DE EDUCACIÓN , CULTURA Y DEPORTE, DURANGO • GOBIERNO DEL EDO. DE DURANGO • SERVICIOS EDUCATIVOS INTEGRADOS AL ESTADO DE MÉXICO • GOBIERNO DEL EDO. DE GUANAJUATO • SRIA. DE PLANEACIÓN Y FINANZAS DEL EDO. DE GUANAJUATO • UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE GUANAJUATO • INSTITUTO HIDALGUENSE DE EDUCACIÓN • SRIA. DE EDUCACIÓN Y CULTURA, NAYARIT • GOBIERNO DEL EDO. DE NUEVO LEÓN • UNIDAD DE INTEGRACIÓN EDUCATIVA DEL EDO. DE NUEVO LEÓN • SRIA. DE EDUCACIÓN PÚBLICA DEL EDO. DE PUEBLA • GOBIERNO DEL EDO. DE PUEBLA • UNIDAD DE SERVICIOS PARA LA EDUCACIÓN BÁSICA EN EL EDO. DE QUERÉTARO • SERVICIOS DE EDUCACIÓN PÚBLICA DESCENTRALIZADA DEL EDO. DE SINALOA • SRIA. DE EDUCACIÓN PÚBLICA Y CULTURA, SINALOA • SRIA. DE EDUCACIÓN Y CULTURA, SONORA • GOBIERNO DEL EDO. DE SONORA • SRIA. DE EDUCACIÓN, TABASCO • SRIA. DE PLANEACIÓN Y FINANZAS, TABASCO • SRIA. DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE, TAMAULIPAS; UNIDAD DE SERVICIOS EDUCATIVOS DE TLAXCALA • SRIA. DE EDUCACIÓN PÚBLICA DEL EDO., TLAXCALA • SRIA. DE EDUCACIÓN Y CULTURA,VERACRUZ • SRIA. DE FINANZAS Y PLANEACIÓN DEL GOBIERNO DEL ESTADO, VERACRUZ • SRIA. DE HACIENDA Y PLANEACIÓN DEL EDO. DE YUCATÁN • SRIA. DE EDUCACIÓN DEL GOBIERNO DEL EDO. DE YUCATÁN • SECCIONES DEL SNTE PARTICIPANTES: SNTE SECCIÓN 1, AGUASCALIENTES • SNTE SECCIÓN 2, BAJA CALIFORNIA • SNTE SECCIÓN 3, BAJA CALIFORNIA SUR • SNTE SECCIÓN 4, CAMPECHE • SNTE SECCIÓN 5, COAHUILA • SNTE SECCIÓN 6, COLIMA • SNTE SECCIÓN 7, CHIAPAS • SNTE SECCIÓN 8, CHIHUAHUA • SNTE SECCIÓN 10, DISTRITO FEDERAL • SNTE SECCIÓN 11, DISTRITO FEDERAL • SNTE SECCIÓN 12, DURANGO • SNTE SECCIÓN 13, GUANAJUATO • SNTE SECCIÓN 14, GUERRERO • SNTE SECCIÓN 15, HIDALGO • SNTE SECCIÓN 16, JALISCO • SNTE SECCIÓN 17, MÉXICO • SNTE SECCIÓN 19, MORELOS • SNTE SECCIÓN 20, NAYARIT • SNTE SECCIÓN 21, NUEVO LEÓN • SNTE SECCIÓN 23, PUEBLA • SNTE SECCIÓN 24, QUERETARO • SNTE SECCIÓN 25, QUINTANA ROO • SNTE SECCIÓN 26, SAN LUIS POTOSÍ • SNTE SECCIÓN 27, SINALOA • SNTE SECCIÓN 28, SONORA • SNTE SECCIÓN 29, TABASCO • SNTE SECCIÓN 30, TAMAULIPAS • SNTE SECCIÓN 31, TLAXCALA • SNTE SECCIÓN 32, VERACRUZ • SNTE SECCIÓN 33, YUCATÁN • SNTE SECCIÓN 34, ZACATECAS • SNTE SECCIÓN 35, COAHUILA • SNTE SECCIÓN 36, MÉXICO • SNTE SECCIÓN 37, BAJA CALIFORNIA • SNTE SECCIÓN 38, COAHUILA • SNTE SECCIÓN 39, COLIMA • SNTE SECCIÓN 40, CHIAPAS • SNTE SECCIÓN 42, CHIHUAHUA • SNTE SECCIÓN 44, DURANGO • SNTE SECCIÓN 45, GUANAJUATO • SNTE SECCIÓN 47, JALISCO • SNTE SECCIÓN 49, NAYARIT • SNTE SECCIÓN 50, NUEVO LEÓN • SNTE SECCIÓN 51, PUEBLA • SNTE SECCIÓN 52, SAN LUIS POTOSÍ • SNTE SECCIÓN 53, SINALOA • SNTE SECCIÓN 54, SONORA • SNTE SECCIÓN 55, TLAXCALA • SNTE SECCIÓN 56, VERACRUZ • SNTE SECCIÓN 57, YUCATÁN • GRUPOS EDITORIALES PARTICIPANTES: BRANDT & SINCLAIR, S.A DE C.V. • COMERCIALIZADORA PLANETA, S.A. DE C.V. • DISTRIBUIDORA DE OBRAS PEDAGÓGICAS, S.A. DE C.V. • EDICIONES LAROUSSE, S.A. DE C.V. • EDICIONES Y DISTRIBUCIONES GEO, S.A. DE C.V. • EDILAR, S.A. DE C.V. • EDITORES MEXICANOS UNIDOS, S.A. DE C.V. • EUROMÉXICO, S.A. DE C.V. • HACHETTE LATINOAMÉRICA, S.A. DE C.V. • OXFORD UNIVERSITY PRESS HARLA MÉXICO, S.A. DE C.V. • PLAZA & JANES • URIBE Y FERRARI EDITORES, S.A. DE C.V.
El programa es operado por
Atención a maestros: 01 800 31 222 00