La Revolución Mexicana
ISSN 1405-3616
Cómo estalló la Revolución Mexicana
¿Qué historia enseñar? Boris Berenzon
Adolfo Hernández Muñoz
Los primeros pasos turísticos de México en el siglo XIX José Luis Juárez López
El corrido de la Revolución
¿Águila o Sol? Un acercamiento a nuestra identidad Ma. Concepción Hernández Marbella del Carmen Pastor Flor de Liz Pérez Lilia Razo Aura L. Sosa
Analicia Villanueva González
La Revolución Mexicana y el teatro
La mirada, los museos y la memoria
Juan Francisco Arellano
Jesús Márquez Carrillo
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Animación a la lectura y la escritura con niños y niñas de educación preescolar Amílcar Saavedra Rosas
México D. F. Noviembre 2000. Año 5 Número 54.
Revista mensual, Año 5 Núm. 54, Noviembre 2000.
Directora Virginia Ferrari Asistente de dirección María Jesús Arbiza Consejo editorial Valentina Cantón Arjona María Esther Aguirre Mario Aguirre Beltrán Santos Arbiza Gerardo Cirianni Julieta Fierro Adolfo Hernández Muñoz Ramón Mier María Teresa Yurén Josefina Tomé Méndez María de Lourdes Santiago Colaboradores Alejandra Alvarado Citlalli Alvarez Stella Araújo Nora Brie Verónica Bunge María Isabel Carles Leticia Chávez Luci Cruz Héctor Delgado Consuelo Doddoli Alejandra González Norma Oviedo Jacqueline Rocha Concepción Ruiz Maya Sáenz Ana María Sánchez Editor responsable Nelson Uribe de Barros Administración y finanzas Miguel Echenique Producción editorial Rosa Elena González
CORREO del MAESTRO es una publicación mensual, independiente, cuya finalidad fundamental es abrir un espacio de difusión e intercambio de experiencias docentes y propuestas educativas entre los maestros de educación básica. Así mismo, CORREO del MAESTRO tiene el propósito de ofrecer lecturas y materiales que puedan servir de apoyo a su formación y a su labor diaria en el aula. Los autores Los autores de CORREO del MAESTRO son los profesores de educación preescolar, primaria y secundaria, interesados en compartir su experiencia docente y sus propuestas educativas con sus colegas. También se publican textos de profesionales e investigadores cuyo campo de trabajo se relacione directamente con la formación y actualización de los maestros, en las diversas áreas del contenido programático. Los temas Los temas que se abordan son tan diversos como los múltiples aspectos que abarca la práctica docente en los tres niveles de educación básica. Los cuentos y poemas que se presenten deben estar relacionados con una actividad de clase. Los textos Los textos deben ser inéditos (no se aceptan traducciones). No deben exceder las 12 cuartillas. El autor es el único responsable del contenido de su trabajo. El Consejo Editorial dictamina los artículos que se publican. Los originales de los trabajos no publicados se devuelven, únicamente, a solicitud escrita del autor. En lo posible, los textos deben presentarse a máquina. De ser a mano, deben ser totalmente legibles. Deben tener título y los datos generales del autor: nombre, dirección, teléfono, centro de adscripción. En caso de que los trabajos vayan acompañados de fotografías, gráficas o ilustraciones, el autor debe indicar el lugar del texto en el que irán ubicadas e incluir la referencia correspondiente. Las citas textuales deben acompañarse de la nota bibliográfica. Se autoriza la reproducción de los artículos siempre que se haga con fines no lucrativos, se mencione la fuente y se solicite permiso por escrito. Derechos de autor Los autores de los artículos publicados reciben un pago por derecho de autor el cual se acuerda en cada caso.
© CORREO del MAESTRO es una publicación mensual editada por Uribe y Ferrari Editores S.A. de C.V., con domicilio en Av. Reforma No.7, Ofc. 403, Cd. Brisa, Naucalpan, Edo. de México, C.P. 53280. Tel. (0155) 53 64 56 70, 53 64 56 95, lada sin costo al 01 800 31 222 00. Fax (0155) 53 64 56 82, Correo electrónico: correo@correodelmaestro.com. Dirección en internet: www.correodelmaestro.com. Certificado de Licitud de Título Número 9200. Número de Certificado de Licitud de Contenido de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, S.G. 6751 expediente 1/432 “95”/ 12433. Reserva de la Dirección General de Derechos de Autor 04-1995-000000003396-102. Registro No. 2817 de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana. Registro Postal No. PP15-5040 autorizado por SEPOMEX. RFC: UFE950825-AMA. Editor responsable: Nelson Uribe de Barros. Edición computarizada: Uribe y Ferrari Editores S.A. de C.V. Preprensa e impresión: Editorial Progreso, S.A., Naranjo No. 248, Col . Santa María la Ribera, C.P. 06400, México, D.F. Distribución: Uribe y Ferrari Editores S.A. de C.V. Segunda reimpresión enero 2005: 1,100 ejemplares Pressur Corporation, S.A.,
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Correo del Maestro. Núm. 54, noviembre 2000.
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Editorial
En los últimos números de nuestra revista hemos recordado algunos eventos que han sido importantes en la formación de nuestra nación y de nuestra identidad nacional. Hemos hecho referencia a la época colonial, a la lucha por la independencia y, en este número, a la Revolución Mexicana. Como maestros muchas veces ‘enseñamos’ a los niños estos hechos como algo que pasó hace tiempo y, por lo tanto, están estáticos en el pasado. De ellos tenemos que aprender datos, fechas, nombres de héroes y villanos, y nada más... Sin embargo, es muy importante que en nuestra labor docente nos cuestionemos, primero sobre qué es la historia y después sobre qué historia queremos enseñar. ¿Es la historia ese cúmulo de hechos lejanos a nosotros que tenemos la obligación de saber para no considerarnos ignorantes?, ¿o es mucho más que eso? ¿Hicieron la historia sólo un puñado de hombres con algunos actos memorables o la hicieron todos y cada uno de los seres que vivieron día a día, que trabajaron, que estudiaron, que pasaron miseria o —muy pocos— vivieron en el lujo, que decidieron, que protestaron, que lucharon, que fueron traicionados y —algunos— traicionaron y que, muchas veces, dejaron su vida en la lucha por un ideal? Los que cuentan en la historia son los hombres, ellos son los que sufren, los que gozan, los que comprenden, los que aceptan o rechazan, los que actúan. Cada día, de acuerdo a nuestras preocupaciones de hoy, a nuestros intereses, a lo que somos cada día, interrogamos al pasado, lo interpretamos y lo reinterpretamos. La historia se construye día a día a partir del hoy, el pasado vive en nosotros, vemos sus huellas, nos queman sus rescoldos.
Virginia Ferrari
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Correo del Maestro. Núm. 54, noviembre 2000.
REVISTA PARA PROFESORES DE EDUCACIÓN BÁSICA
Entre nosotros
Animación a la lectura y la escritura con niños y niñas de educación preescolar. Amílcar Saavedra Rosas
Pág. 5
Antes del aula
Cómo estalló la Revolución Mexicana. Adolfo Hernández Muñoz
Pág. 14
La mirada, los museos y la memoria. Jesús Márquez Carrillo
Pág. 19
Certidumbres e incertidumbres
¿Qué historia enseñar? Boris Berenzon Gorn
Pág. 37
Artistas y artesanos
La Revolución Mexicana y el teatro. Juan Francisco Arellano Heredia
Pág. 40
El corrido de la Revolución. Analicia Villanueva González
Pág. 43
Sentidos y significados
¿Águila o Sol? Un acercamiento a nuestra identidad María Concepción Hernández Torres, Marbella del Carmen Pastor García, Flor de Liz Pérez Morales, Lilia Razo Díaz y Aura Leticia Sosa Soberano
Pág. 51
Problemas sin número
Una forma segura de ganar. Concepción Ruiz Ruiz-Funes y Juan Manuel Ruisánchez Serra
Pág. 54
Abriendo libros
Los primeros pasos turísticos de México en el siglo XIX José Luis Juárez López
Pág. 56
Página del lector
Panteón 5: Correo del Maestro. Ma. del Carmen Frías Bayona
Pág. 59
Portada: Luisa Valeria Ramón Briceño, siete años,“Calavera cibernética”. Páginas centrales: La Revolución Mexicana.Agradecemos a las editoriales Trillas y Clío su autorización para reproducir las fotografías que ilustran las páginas centrales de esta edición de Correo del Maestro.
Correo del Maestro. Núm. 54, noviembre 2000.
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Correo del Maestro. Núm. 54, noviembre 2000.
Entre nosotros
Animación a la lectura y la escritura con niños y niñas de educación preescolar* Amílcar Saavedra Rosas
Consideraciones
Tal como lo indica el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación (1992), los conocimientos esenciales son la lectura, la escritura y las matemáticas, pues ellos hacen posible que los individuos sean autónomos en lo que desean aprender y permiten propiciar circunstancias de aprendizaje durante toda la vida. Al buscar esta definición en el Programa de Educación Preescolar (PEP, 1992) encontramos que éste plantea que el niño es el centro del proceso educativo, y que propone una innovación de los marcos teórico y metodológico con base en el constructivismo y el método de proyectos respectivamente. Sin embargo, desarrollar y organizar la vida cotidiana del aula a partir del método de proyectos ha tropezado con la dificultad de comprender la noción de constructivismo, máxime que éste se deriva en un cambio sustancial de la labor de la educadora, donde la generación de circunstancias de aprendizaje propuestas por este método se cruza con un ejercicio tradicional de la práctica docente. Paradójicamente, parte de la dificultad radica en la flexibilidad de la propuesta respecto al uso del tiempo, el proceso aprendizaje-enseñanza, la generación del proyecto, la evaluación de la práctica y la integración de actividades pero, particularmente, en la falta de orientación para el desarrollo de estrategias didácticas. Esto se da aunado a la pregunta permanente que se hacen los docentes de preescolar y educación primaria: ¿cómo enlazar los objetivos generales de ambos niveles? Por otra parte, los padres de familia reconocen y demandan que la educación preescolar provea al niño de la tan anhelada madurez, la cual se asocia con la alfabetización. Es aquí precisamente donde se suscita una polémica acerca de los propósitos de la educación preescolar: ¿se debe enseñar a escribir y leer en este nivel? La respuesta tradicionalmente ha sido el desarrollo de estrategias de aprendizaje sustentadas en ejercicios de maduración motriz. Así, los trazos repetitivos en una libreta a cuadros dan la bienvenida al aspirante a ser alfabetizado. * El presente testimonio forma parte del Proyecto ¡Aquí todos sabemos leer y escribir!, el cual fue posible realizar gracias al apoyo de la Unidad de Publicaciones Educativas UPE-SEP y del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales-FONCA-CNCA. Esta ponencia fue presentada en el Primer Congreso de la Red de Animación a la Lectura del Fondo de Cultura Económica.
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Animación a la lectura y la escritura...
No cabe duda que con esta acción se niegan todos los saberes y teorizaciones que el niño ha realizado en torno a la lengua escrita, previos a la educación escolarizada. No es extraño que estas prácticas quedaran proscritas a partir del Programa de Educación Preescolar de 1992, pues se contraponen a la teoría del constructivismo. Sin embargo, como las educadoras no comprenden a plenitud el método de proyectos —particularmente en lo que atañe a la lengua oral, la lectura y la escritura—, frecuentemente no se abre espacio al desarrollo de las habilidades comunicativas en el aula, al menos no de manera sistemática. Cierta es la presencia de letreros e identificadores de objetos varios, los cuales cumplen más una función ornamental que de reflexión en torno a la lengua escrita, pues raras veces se les propone a los alumnos interactuar con ellos. En otros casos, las prácticas tradicionales se siguen desarrollando de manera soterrada, con la complacencia de los padres quienes demandan una enseñanza visible: por ejemplo, las libretas de ejercicios, que adquieren el carácter de actividad extraclase. No estamos hablando de cualquier cosa. Las mayores tasas de repetidores y desertores de la educación primaria están en los tres primeros grados, en particular en el primero. Uno de los principales motivos de este fenómeno es la dificultad de adquisición de la lectura y la escritura. De tal manera, como lo señala Ferreiro, la educación primaria se encuentra ante un problema de alfabetización, pues “la lengua escrita no está democráticamente distribuida entre la población, y el acceso a la información vinculada a la lengua escrita tampoco es accesible de una manera igualitaria”.1 Es aquí, precisamente, donde la educación preescolar puede jugar un papel generador de equidad. Cuando un niño vive en un ambiente rico en libros y actos lectores inicia, en ese mismo momento, su acceso a la escritura. Sin embargo, para muchos niños —principalmente de zonas rurales y marginales de las urbes— esto no es posible, ya que existe una nula presencia de ambos. Esto se traduce en fracaso escolar en los primeros años de la educación primaria. Ante este panorama se planteó desarrollar un proyecto de formación de educadoras tendiente a promover la participación de niños y niñas de preescolar en actividades didácticas relacionadas con la lectura y la escritura, con el fin de que llegaran a comprender por qué éstas son tan importantes para interactuar en la sociedad. Es en este nivel cuando se fincan las condiciones de acceso a la lengua escrita, pues se posibilita que los niños reflexionen acerca del sistema de escritura: su uso, características, posibilidades de disfrute, etc., pero, sobre todo, se los puede conducir a que reconozcan la ‘necesidad’ de aprender a leer y escribir.
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Emilia Ferreiro. Cultura escrita y educación, conversaciones con Emilia Ferreiro. México, FCE, 1999, p.18.
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En este proyecto no se pretende la enseñanza de las grafías, ni de ejercicios para lograr una madurez sustentada en la motricidad y la memorización de las letras, sino dar a los niños oportunidades diversas de interactuar de manera intensa y gratificante con textos, con actores y actos de lectura y escritura significativos, con el propósito de aprender y reconocer que la escritura es un bien social que forma parte del acervo cultural de la humanidad. El proyecto Aquí todos sabemos leer y escribir
Este proyecto, realizado en el Valle del Popocatépetl durante el ciclo escolar 1998-1999, contó con la participación de 50 educadoras,2 y tuvo el objetivo de que los niños y niñas pudieran reconocer el uso social de la lectura y la escritura. En él se desarrollaron actividades didácticas con un acervo de 35 títulos de la colección Libros del Rincón. La estrategia consistió en reuniones mensuales en las que se diseñaron y planearon las actividades didácticas y las educadoras fueron las responsables de ponerlas en práctica en sus grupos para, más tarde, valorar su pertinencia didáctica, incorporando aquellas condiciones que favorecieron el éxito de la actividad. De este modo se renueva el contrato didáctico, pues se plantean nuevas estrategias tendientes a promover un ambiente textualizado,3 las cuales emanan de la experiencia que el grupo va acumulando, de esta forma, la experiencia incide en la práctica cotidiana de la docente a través de un circuito pedagógico: Implementar en el aula Planear
Valorar
Renovar el contrato didáctico
El circuito se caracteriza por: • Reconocer los elementos de identidad y experiencia que poseen las participantes. • Promover el aprendizaje significativo. • Crear condiciones para desarrollar el aprendizaje interpersonal activo y cooperativo. • La investigación y reflexión sobre la práctica. • La valoración procesal.
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De la zona escolar 03 de la CRESE 8 que comprende los municipios de Chalco —zona rural—,Tenango del Aire, Temamatla y Juchitepec en el Estado de México. Para el ciclo escolar 1999-2000 se ofreció en la modalidad de diplomado, avalado por el ISCEM y la Unidad de Publicaciones Educativas. Sustentado por la presencia de diversos libros e impresos que ofrecen múltiples propuestas de interacción significativa para los niños y niñas, el término lo empleamos para distinguirlo del ambiente alfabetizador, el cual se ha reiterado en diversas ocasiones a las educadoras con diversos enfoques. Sin duda esta noción propició un cambio sustancial en las aulas del nivel preescolar al vestir los objetos y las paredes con identificadores y letreros que, a fuerza de estar, se han convertido en ornamento, perdiendo la posibilidad de interpelar a los alumnos, de ahí que se busque una distinción con el término ambiente textualizado.
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Animación a la lectura y la escritura...
De la escuela a la casa, una invitación a la lectura
El proyecto se plantea con diversas vertientes: trabajar con el nombre, el uso del periódico, la lectura en voz alta, escribir y comunicarse, la lectura libre, etc.; sin embargo, en esta oportunidad se tratará, en particular, sobre la relación que se establece entre la escuela y la casa cuando se promueve la lectura y la escritura en la comunidad. Se tomará como eje explicativo el jardín de niños Luisa Isabel Campos de Jiménez Cantú, ubicado en Ayotzingo, municipio de Chalco, Estado de México. Ésta es una población semirural, colindante con la delegación Tláhuac del D.F. Aquí todavía hay terrenos de siembra, campesinos y casas construidas con grueso adobe; asimismo, es notoria la presencia de la industria harinera Maseca. Una parte de la población se dedica a trabajar el campo, pero los padres jóvenes de los niños de preescolar generalmente trabajan como obreros en fábricas de la región e incluso del Distrito Federal; la mayoría de las mujeres se dedica al hogar. En este contexto, seis educadoras de las siete que laboran en la escuela4 participaron en el proyecto y desarrollaron estrategias eficientes de préstamo de libros a domicilio y promoción de la lectura con la participación de los padres de familia.
El préstamo de los libros a domicilio
En esta escuela se estableció que el préstamo se realizara los viernes con el propósito de que los padres y los niños pudieran leer los libros el fin de semana y los devolvieran el lunes. Como cada niño cuenta con su credencial escolar y sus padres tienen otra para identificarse cuando los recogen, ambas credenciales se emplean para el préstamo domiciliario bajo el siguiente procedimiento: al terminar las clases de los viernes, los padres se identifican, entran hasta el salón de clases y recogen a su hijo con la educadora, quien invita a los niños que desean llevarse un libro para que lo tomen del estante y en su lugar dejen su credencial y la de su papá como aval. El lunes siguiente, los padres y los alumnos llegan, se identifican en la entrada de la escuela con el libro que habían solicitado prestado y así pueden ingresar a las instalaciones.Ya en el salón el alumno coloca el libro en su lugar y toma ambas credenciales, se queda con la suya y entrega la otra a su padre para que ya pueda ir a recogerlo de manera normal. Ésta es una estrategia exitosa de préstamo de libros a domicilio en una escuela de educación preescolar. Con ello se evita al máximo la pérdida de libros, se promueve la corresponsabilidad padres-hijos y se invita a la lectura en el hogar
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La participación en el proyecto fue voluntaria, ya que las reuniones de seguimiento se realizaron fuera del horario de clase.
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los fines de semana; pero sobre todo, garantiza que se cuente con el acervo completo en el aula durante la semana de labores. Paralelo a esto, las educadoras llevan un registro de libros prestados, lo que les permite dar seguimiento al comportamiento lector de sus alumnos, identificar sus libros favoritos, la frecuencia con que los solicitan, y cuáles son los de mayor éxito en el grupo. La información promueve estrategias para animar a los lectores morosos y activar el uso de todo el acervo. Otra buena experiencia de préstamo de libros se realizó en el jardín de niños Rosaura Zapata. En esta escuela se diseñó una tarjeta para cada alumno con su fotografía, su nombre y grado, y cuatro columnas más para registrar el nombre del libro solicitado, las fechas de préstamo y devolución y un apartado para que el niño escriba el nombre o su firma al entregar el libro. ¡Sí, al entregar el libro! Este procedimiento es contrario al de una biblioteca, porque las educadoras notaron que los niños mostraban gran satisfacción cuando escribían su nombre en la tarjeta. Este hecho, aparentemente sencillo, promovía que no se les olvidaran los libros en casa. Como una maestra señaló: “si el niño no trae el libro no se le permite firmar, esto los incomoda mucho y así se acuerdan de traerlo”. Con un préstamo eficaz se sientan bases para que los libros lleguen a la casa de los alumnos y puedan compartir actividades con los padres.Veamos.
La fiesta de los libros y los lectores
Después de instalar el acervo en el jardín de niños Luisa I. Campos se realizó La fiesta de los libros y los lectores. Este evento funciona como un ritual de transición en el cual los niños no lectores son reconocidos como niños lectores en los principales ámbitos en que se desarrollan: la familia y la escuela. Este evento festivo, como todo suceso significativo de la comunidad, se acompañó con tamales, tostadas, gelatinas, tacos dorados, etc., de esta forma se pudo compartir con los padres el reconocimiento de que los niños son verdaderos lectores, aun antes de dominar las formas convencionales de la lectoescritura. Es así que padres y educadoras abrieron un espacio de reconocimiento a los comportamientos lectores de los niños como tránsito obligado para la adquisición formal de este saber: “los niños hacen como que leen, y hasta parece que en realidad están leyendo y como ya se saben lo que dice el libro, hasta dicen unas palabras de las que están ahí”, nos comentó una educadora.
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Animación a la lectura y la escritura...
El objetivo se cumplió con creces. Ahora sí, los libros existen, “tienen sabor, color, olor, textura”, todo gracias a la asociación festiva. Así, los padres se comprometieron a promover en los hogares un ambiente textualizado. Una madre nos dijo “si de lo que se trata es de leerle un rato pues sí lo puedo hacer, pero la mera verdad ya hasta se me olvidó leer...”
Elaboran un libro para integrarlo al acervo
En otra oportunidad se hizo un ejercicio de desmitificación del objeto libro: padres y alumnos participaron como autores y productores de uno. En hojas blancas, dobladas y pegadas como un libro, se imprimieron imágenes y letras con sellos de unicel, hasta dar forma a una historia; “...algunos niños observan con curiosidad, otros participan de la actividad, pero todos muestran emoción. Para terminar, algunos padres —más bien madres, ya que sólo asistieron dos papás— se animan a leer su historia. Con entusiasmo, los niños aplauden cada final reconociendo el esfuerzo. Luego, la educadora anuncia: estos libros pasarán a formar parte del acervo de aula. Un niño pregunta: ¿los vamos a poder pedir prestados para llevárnoslos a la casa?, sí, claro, responde la maestra. Al fondo del salón una señora se disculpa: a ver si le entienden a mi letra, todos ríen.”5 Es así como los padres y los niños fueron bienvenidos al acervo como autores de un libro. Las semanas siguientes los alumnos solicitaron los libros en préstamo; poco a poco se iban construyendo las condiciones de intimidad entre los textos y los niños.
El libro de todos
Saber que es posible guardar la palabra oral a través de la escritura es determinante para que un niño reconozca la importancia de la lectura y la escritura en la sociedad. Como parte de esto, se pidió a los pequeños que escucharan alguna leyenda en voz de algún familiar de la tercera edad y luego, con la ayuda de sus padres, la escribieran. Con estas leyendas se elaboró otro libro, El libro de todos. Luego de este ejercicio los alumnos solicitaron de manera recurrente la lectura en voz alta de estas leyendas escritas. Así, una parte de su comunidad, de su casa, de las personas mayores que conocen, estaba presente en el aula para ser evocada cuando el niño lo demandara. En el aula se escucha la voz del anciano en los labios de la educadora, como un acto de magia donde todo es posible gracias a la escritura y la lectura, ¿qué mejor manera para reconocer que éstas sirven para guardar y evocar la palabra hablada de las personas que se encuentran ausentes?
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Testimonio tomado de un registro videograbado de la sesión de trabajo Elaborar un libro, desarrollada en el jardín de niños Rosaura Zapata.
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Los padres y las madres vienen a leer a la escuela
Un ejercicio que resultó determinante en el proceso de conformación de la identidad de los niños como lectores fue la presencia de los padres y las madres en el aula con el propósito de leer una historia al grupo. La invitación fue bien recibida, sin embargo, suscitó algunos temores en los padres. Su principal preocupación era que se identificaban como lectores no eficientes. Una maestra recuerda que una madre le comentó: “yo no sé leer, yo deletreo mucho”, pero aún así se llevó el libro para preparar la lectura y el día que le tocaba leer lo hizo muy bien ‘ni se notó que deletreara’, ésa fue la tónica para que los padres de familia participaran. La fecha en que éstos acuden a leer al aula se vive con expectación en el grupo, particularmente por el hijo, el cual muestra orgullo. Esta experiencia propicia que los padres preparen la lectura; como el entrenamiento regularmente se realiza frente a los hijos, se comparte otra faceta de un buen lector: buscar el tono adecuado a cada lectura.
Estimados padres de familia...
Una actividad que habla de la concepción que se tiene de los niños de edad preescolar en relación a la escritura es la comunicación que se sostiene con los padres de familia. Prácticamente, todos los días la educadora necesita comunicarles algún asunto relacionado con las actividades escolares a través de recados que se pegan en la entrada del salón, sin embargo, a los alumnos se les mantiene al margen de este proceso. Después de reconocer que éstas son oportunidades para compartir el uso social de la escritura, nos propusimos usarlas invitando a los niños a participar en la redacción de dichos avisos a través de una escritura vicaria,6 es decir, la acción mecánica de la escritura quedaba a cargo de la maestras, mientras que los alumnos eran los responsables de darle sentido al texto. Este ejercicio permitió a los chicos descubrir la estructura y los elementos de diversos textos: fecha, destinatario, ‘lo que se quiere decir’, despedida y ‘nombre y firma del que lo dice’. Una vez redactado el recado, cada alumno copia el texto —ésta es una copia significativa— para llevarlo a su casa. El círculo de comunicación se propicia en la casa cuando el niño lee el recado y los padres contestan por escrito o atienden la solicitud, según sea el caso.
A manera de conclusión
Sabemos que las actividades antes mencionadas no pasarían por el tamiz de la novedad. Sin embargo, creemos pertinente compartir estas experiencias pues,
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Ver el video documental denominado ¡Aquí todos sabemos leer y escribir! Animación a la lectura y la escritura con niños y niñas de educación preescolar, en el capítulo “Leer y escribir en el aula”, México, julio de 1999, 35 min.
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Animación a la lectura y la escritura...
por un lado, las educadoras se dieron la oportunidad de fungir como animadoras de la lectura y la escritura al desarrollar actividades didácticas de manera sistemática, principalmente a través de la lectura en voz alta.También reconocieron la pertinencia de que en el aula exista un espacio físico para los libros y un ambiente propicio para leer y escribir. Por otra parte, está la actitud de los padres y los niños. Para los primeros fue una novedad que se les invitara a participar en un proyecto de animación a la lectura y la escritura en preescolar, pero aún más novedoso fue que participaran como protagonistas y abrieran un espacio para la palabra escrita en su propia casa, convirtiendo en tema de diálogo los libros. Es de subrayarse que, generalmente, recae sobre las madres la responsabilidad de dar seguimiento a la educación de sus hijos. Ello le da otra perspectiva a las propuestas de fomento a la lectura ya que en cuanto las madres se convierten en protagonistas del acercamiento a la lectura de los más pequeños, venturosamente envuelven al resto de la familia. Asimismo, pudimos observar que éstas, progresivamente, muestran interés por empezar a leer para ellas, en silencio, abriendo una ventana a la rutina del hogar. Este hecho garantiza la presencia de libros en la casa, posibilita el diálogo de lector a lector y tiende nuevos horizontes de disfrute. Pablo Latapí, en su artículo 1999-2000, año de la lectura,7 dice que la International Association for the Evaluation of Educational Achievement, después de un amplio estudio, identificó los factores que favorecen el aprendizaje y el gusto por la lectura:“la disponibilidad de libros, un buen sistema de préstamo de los libros, la práctica frecuente de la lectura en el salón de clases, la lectura de cuentos en voz alta por los maestros, el número de horas asignadas a aprender a leer, el tiempo dedicado a las tareas en casa y el hecho de que sean mujeres quienes enseñan”. Con ello nos damos cuenta de que el proyecto que desarrollamos promueve la presencia de un buen número de estos factores. Cuestión aparte es lo que sucede con los niños y las niñas. Sabemos que la propuesta les ha llegado, los indicios están presentes; no es extraño que seamos testigos de sus juegos, en casa o en la escuela juegan a leer. Imitan el comportamiento, el tono de voz, la postura corporal, etc. de la maestra, la madre o el padre. Sabemos, por la psicología infantil, que estas conductas son un referente
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Latapí Pablo.“1999-200, año de la lectura”en revista Proceso Núm. 1189, 15 de agosto, 1999. p. 47.
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de la apropiación que hace el niño del mundo que le rodea y que, más temprano que tarde, repercutirá en su vida. Los testimonios de educadoras y madres se han multiplicado, dan cuenta de las preguntas que los niños se hacen en relación con la lectoescritura: sus características lexicales, morfológicas, sintácticas, reconocimiento de uso, formas gráficas, etc. Cabe señalar que este diálogo generalmente se realiza a partir de características ya reconocidas, por ejemplo el nombre propio, que puede funcionar como eje desde el cual se trabaje para comprender, cuestionar y teorizar acerca de este tema. Asimismo, la asociación a situaciones gratificantes puede servir como equipaje para que niñas y niños transiten por el sinuoso camino del aprendizaje convencional de la lectura y la escritura, a sabiendas de que ya se conoce el puerto de goce que pueden proporcionar. Con ello refrendamos que ¡aquí todos sabemos leer y escribir!
Bibliografía FERREIRO, Emilia. Alfabetización teoría y práctica. México, Siglo XXI, 1998. ——. Cultura escrita y educación, México, FCE (Espacios para la lectura), 1999. LATAPÍ, Pablo.“1999-2000, año de la lectura”, Proceso, México, 15 de agosto de 1999. SAAVEDRA, Amílcar. Proyecto de formación de docentes: ¡Aquí todos sabemos leer y escribir!; propuesta para la animación de la lectura y la escritura con niños y niñas de educación preescolar. México, mayo de 1998. Inédito. ——.“Aquí todos sabemos leer y escribir”, Correo del Maestro. Revista para Profesores de Educación Básica, año 4, núm. 38, México, julio de 1999. ——. ¡Aquí todos sabemos leer y escribir! Animación a la lectura y la escritura con niños y niñas de educación preescolar. México, julio de 1999, video de 35 min. Secretaría de Educación Pública. Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, México, 1992. ——. Guía para la educadora. El desarrollo de habilidades comunicativas en la educación preescolar, México, 1997.
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Antes del aula
Cómo estalló la Revolución Mexicana Adolfo Hernández Muñoz
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orre el año 1910. El líder del movimiento anti-reeleccionista Francisco I. Madero, refugiado en Estados Unidos, lanza a la publicidad el volcánico Plan de San Luis que, con fecha 5 de octubre de 1910, sacude a la nación. En el séptimo punto del citado plan se dice a la letra: El día 20 de noviembre, desde las 6 p.m. en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan. Los pueblos que estén retirados de las vías de comunicación lo harán desde la víspera…
Era el principio del fin de una comedia que se había vuelto drama. En efecto, después de gobernar durante treinta años, con mano pretoriana pero ’aterciopelada’, es decir ‘paternal’, Porfirio Díaz —quien fue un heroico general juarista durante la intervención francesa que colocó en un trono efímero al emperador Maximiliano— se trocó, con el tiempo, en dictador implacable desde 1876 hasta 1908. En ese año, concedió una sensacional entrevista a un periodista norteamericano, James Creelman del Pearson´s Magazine, que tuvo como escenario el Castillo de Chapultepec, a la sazón sede presidencial. En esta reunión el ‘caudillo’ declaró que: “el pueblo mexicano estaba preparado para la democracia”. La noticia conmocionó a los medios políticos de la capital y el diario El Imparcial reprodujo la insólita entrevista en varios números. El dictador ‘daba permiso’ a México para gobernarse como lo estimara. Pero la ‘magnanimidad’ iba a durar poco.
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De inmediato, el país se vio cubierto por los esfuerzos de los anti-reeleccionistas que hasta entonces habían trabajado casi en la sombra. La figura del movimiento fue, indiscutiblemente, la del norteño Francisco I. James Creelman. Madero el cual —en el mismo 1908— publicó un libro histórico, La Sucesión Presidencial, en el que exponía la idea de la democratización del Estado mexicano y llamaba a la conciencia ciudadana a tal fin. Rápidamente pusieron manos a la obra. En la Convención Nacional Anti-reeleccionista,
Páginas de la revista Pearson’Magazine donde fue publicada la entrevista a Porfirio Díaz hecha por James Creelman.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Casa de Aquiles Serdán en las calles de Santa Clara, Puebla.
llevada a cabo en el Tívoli del Eliseo de la capital, el 15 de octubre de 1910, se designaron candidatos a la presidencia y vice-presidencia (que en aquel entonces existía) a los señores Francisco I. Madero y José María Pino Suárez. Inmediatamente, empezaron por parte de las autoridades porfirianas arbitrariedades sin cuento, con su potencia legendaria, en todo el país, al tiempo que ‘preparaban’ nuevas elecciones. El resultado, el 25 de junio de 1910, no sorprendió a nadie (quizás Creelman sonreiría): el Gral. Díaz ‘había vuelto a ganar’, al tiempo que Madero era detenido y recluido en la penitenciaría de San Luis donde meditó el golpe definitivo contra el viejo guerrero oaxaco. De allí nació el Plan de San Luis que se extendió por toda la nación y ésta crepitó en la hornaza de la guerra civil. En todas partes había preparativos de insurrección: una conspiración es descubierta en la ciudad de México en noviembre de 1910 —el 13—, en tanto que los hermanos Serdán, junto con varios amigos, luchan y mueren en la heroica sublevación
de Puebla el 18 del mismo noviembre y al día siguiente fracasa la expedición para tomar Piedras Negras, Coahuila, en la frontera con los Estados Unidos. Madero toma el mando de las fuerzas revolucionarias. Poco faltaba para que el mítico dictador Don Porfirio partiera en el vapor Ipiranga hacia el exilio en París, donde tras breves años, moriría. Digna de recordación es la gesta de Aquiles Serdán en Puebla; prácticamente él fue el inductor de la gesta antiporfirista. Y en él, también, está el símbolo más puro de la revuelta. Su hermana, Carmen Serdán, ha narrado el dramatismo de aquel campanazo que sacudió de rebeldía a México. He aquí algunos fragmentos: Los planes tuvieron que adelantarse y fracasaron. En el día 17 de noviembre de 1910 supimos que Miguel Cabrera (inspector de policía de Puebla) se preparaba a catear la casa nuestra, pues ya sabía que estaba en ella Aquiles, de regreso de los Estados Unidos, y sabía también que teníamos armas [el Sr. Serdán era miembro destacado de la
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Cómo estalló la Revolución Mexicana
Convención Nacional Anti-reeleccionista]. Por tal motivo, los planes forjados para dos días después fracasaron, al adelantarse el movimiento el día 18. Desde la noche del 17, Aquiles distribuyó a sus amigos en la alturas de la casa y estuvimos en vela esperando a Cabrera y a los suyos, sin que se presentaran. Esa misma noche, Aquiles envió un recado a los ferrocarrileros y a los fabricantes, en el que les decía que se sostendría dos horas en la casa y que desarrollaran los planes acordados, pero parece que no recibieron el aviso y a ello se debió que no se hubiesen puesto sobre las armas…
Empieza el asedio de la casa de los Serdán y el jefe de la policía Cabrera, muerto de un certero balazo de carabina por Aquiles, es la señal de la iniciación de hostilidades. Sigue el relato de Carmen:
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Aquiles y Máximo entendieron que iba a comenzar la parte más sangrienta del drama que vivíamos y tomaron los dispositivos finales, parapetando a sus 16 amigos en las alturas de la finca, tras de los tinacos o bien cubriéndolos con las cornisas de las azo-
Aquiles, Carmen y Máximo Serdán.
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teas de la casa. Y a las 8 a.m. de aquella mañana la ciudad se conmovió con los primeros disparos…
Poco a poco las fuerzas porfiristas aumentan en forma abrumadora, pero sigue la batalla y la narración de Carmen Serdán: El combate se generalizó a las 8:30 a.m., hora en que se me ocurrió salir al balcón para hablar al pueblo, al que grité cuando pude, enseñándoles mi carabina. Si no recuerdo mal, dije así: ¡Vengan, por ustedes lo hacemos! La libertad vale más que la vida. ¡Viva la no-reelección! Pero no pudieron pasar para ayudarnos y el fracaso hubo de poner su corona de espinas en las frentes de quienes murieron peleando por su ideal.
Sigue la narración, ahora el ‘suspenso’ de la tragedia; aumentan los rurales; el primer cuadro de caballería entra en acción, pero los hermanos Serdán y sus amigos siguen la lucha. A las 9 a.m. el combate es ensordecedor; a las 10 a.m. la lucha es encarnizada, feroz y a muerte. Las descargas de fusilería cerradas…
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Azotea de la casa de los Serdán donde combatieron los anti-reelecionistas contra los federales.
Carmen Serdán proveyó de parque a los revolucionarios en la azotea. A las 11:30 a.m... …yo volví a subir adonde estaban nuestros amigos. Encontré a Máximo que se había trepado por una cañería y sólo un señor de apellido Méndez, que estaba herido, lo acompañaba. Los demás estaban muertos y creo que alguno había logrado escapar. Le grité a Máximo para que bajara, pero él no quiso. Y mientras disparaba su carabina me dijo, riéndose: —No, Carmela, todavía nos podemos sostener aquí otro poco. —No, no; bájate —le grité—¿no ves que te has quedado solo…? —Qué importa —respondió— lo que debes hacer es darme parque (munición), que me hace falta. Y siguió combatiendo con la sonrisa en los labios…
El relato prosigue, aceleradamente, hacia el fin. No podemos sustituir el relato, casi telegráfico, de Carmen Serdán; es demasiado gráfico. La tragedia adquiere tintes clásicos. Ya es gesta.
Carmen Serdán aprovisionó de municiones a sus hermanos, hasta el momento culminante de la batalla, el más humano. …Cuando volví a subir, ya los federales estaban en la azotea y me dió la corazonada de que Máximo había muerto. Bajé y le dije a Aquiles: “Ya Máximo acabó… los federales están en la azotea”. No olvidaré nunca la mueca que hizo al oír esto. Dejó de disparar y puso su carabina en un rincón. A todo esto, un grupo de rurales se acercó —nadie disparaba ya— hasta colocarse frente al zaguán de la casa. Los veíamos bien, podíamos haber matado a la mayor parte de ellos. Yo estaba fuera de mí por la muerte de Máximo y le dije a Aquiles, señalándole a los rurales: —Mira, acabaremos con todos esos. Aquiles se me quedó mirando con desconsuelo y me preguntó: —¿Ves a algún jefe con ellos? —No, están solos— le dije. —Pues bien —musitó—, esos hombres tienen madres, esposas, hijos o hermanas. Si yo supiera
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Poco después, descubierto en frío sótano, Aquiles Serdán moría por disparo de un oficial de gendarmes que lo localizó cuando empezó a toser aquejado de una pulmonía fulminante… Era el 18 de noviembre de 1910. Dos días más tarde, el combate se generalizaba y el grito revolucionario resonó por las estepas y montañas de México. La tiranía de Porfirio Díaz tocaba su fin. No obstante, seríamos injustos si no mencionáramos lo que significó para la Revolución Mexicana el aporte de varios ilustres y valientes nacionales que lucharon contra la dictadura porfirista. Entre muchos de ellos cabe destacar figuras como: Juan Sarabia, Antonio I. Villareal, Ricardo Flores Magón, Práxedis G. Guerrero y Librado Rivera. Todos con espléndidos historiales, en especial los Flores Magón (hermanos) y su incisiva crítica en los periódicos de la época: El Hijo del Ahuizote y Regeneración, valientes tribunas que hicieron ‘merecer’ a sus redactores persecuciones y cárceles. Por esas fechas causó sensación el libro de John Kenneth Turner Barbarous Mexico, terrible crónica en la que se advierte que su propósito es: ...informar al pueblo norteamericano acerca de los hechos que ocurren en México, con el fin de que pueda prepararse para impedir la interven-
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Recámara de Aquiles Serdán después del enfrentamiento.
ción contra una revolución cuya justificación es indiscutible…
Por aquella época surge el genio del grabador José Guadalupe Posada, profundamente mexicano: sus temas, sus personajes, el llanto y el fulgor de sus escenas y hasta los huesos de sus vivientes ‘calaveras’. De él se expresó Carlos Pellicer, poeta eminente: En Posada vibra ya —en el espíritu, en la intención, en el estilo— el renacimiento plástico mexicano. Aunque sólo hizo grabados y nunca pintó un muro, tiene que ser considerado, por el sentido y la fuerza de su obra, como precursor y profeta del muralismo mexicano
Todos ellos: los Serdán, los Magón y los cientos de luchadores que prepararon el final de la dictadura porfirista merecen, por entero, el bien de la nación. Falta mucho por recorrer, pero los cimientos son sólidos.
que con su muerte triunfábamos, los mataría a todos, pero estamos perdidos de todas maneras. Me voy a esconder y saldré cuando se organicen, a la noche, los nuestros… Se quitó el abrigo que llevaba puesto, empuñó su pistola, se echó algunos cartuchos en las bolsas del saco y ya se iba, cuando lo detuve para decirle: —Hermano, es mejor morir en el combate. —De todas maneras hay que morir —me respondió—, pero mi obligación es conservar hasta lo último al jefe de los míos, y por eso me voy…
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Cómo estalló la Revolución Mexicana
La mirada, los museos y la memoria Jesús Márquez Carrillo La importancia está en la mirada, no en la cosa mirada. André Gide
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ara el escritor francés Roland Barthes, el historiador da la impresión de contar hechos o acontecimientos, pero en realidad enuncia sentidos, maneras de ver las cosas que por demás remiten a una concepción de lo notable y producen un “efecto de lo real”, una idea de lo verdadero.1 Mientras que al leer un cuento o una novela sabemos de antemano que la narración es ficticia, al estudiar un libro de historia creemos enfrentarnos a la realidad de los sucesos, a la existencia de los acontecimientos.2 Por eso discutimos o ponemos en duda lo escrito, por eso con relativa facilidad decimos: en este libro las fechas están equivocadas, le faltan más datos, o —simplemente— no es cierto lo que dice. El cuento, la novela o el relato histórico son entidades construidas, representaciones elaboradas de la realidad. El discurso histórico coloca en el pasado las miradas del presente y construye una realidad a partir de indicios, murmullos, voces que han muerto.3 Lo que llamamos explicación, es sólo la manera que
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tiene el relato de organizarse, de hacerse comprensible para nosotros, es la intriga o la trama.4 El historiador selecciona, recuerda, rescata e inventa trozos del pasado, los organiza de cierta manera y ofrece una mirada de los mismos, en la que está presente tanto su relación con el poder como sus múltiples determinaciones sociales, afectivas, morales, culturales e intelectuales.5 La historia, escribió el poeta francés Paul Valéry, es el producto más peligroso que la química del intelecto haya elaborado [...] Hace soñar, embriaga a la gente, engendra falsos recuerdos, exagera los reflejos, mantiene abiertas viejas heridas, atormenta en el reposo, conduce al delirio de grandeza o al de persecución, y vuelve a las naciones amargas, soberbias, insoportables y vanas.6
Por lo mismo —en tanto que la reconstrucción del pasado se hace a partir del tiempo presente— cualquier régimen sociopolítico es del mismo modo un sistema de imágenes, ideas, fines y creencias, “una estructura de sentido”
Roland Barthes, 1967, pp. 65-75. Ricoeur, 1987, pp. I: 27-28; Berger, 1979, p. 285-290. La novela “es indispensable al hombre, como el pan... porque en ella se encontrará la clave de lo que el historiador... ignora o disimula”, opina Carlos Fuentes.Vid. Kundera, 1985, p. XVI. Certeau, 1985, pp. 126-129. Veyne, 1984, pp. 67-72. Lewis, 1984, pp. 21-23. Vid.Aron, 1983, p. 101.
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que posibilita la acción común o la rivalidad de los actores sociales.7 En México, durante muchos años, la lucha armada de 1910 y su posterior institucionalización fue un elemento importantísimo de identidad entre los mexicanos. La legitimidad de un grupo gobernante —sobra decirlo— persiste en la medida que puede controlar y administrar los múltiples efectos de sentido de una sociedad determinada; es decir, en tanto produce, difunde y hace creíble en la mayor parte de la sociedad una determinada manera de ver la historia. Cada institución conoce la importancia de controlar su imagen, y siguiendo la misma lógica aunque a un nivel más complejo, cada sociedad organiza una o varias imágenes de sí misma y de su pasado [...] La escritura misma de la historia está ligada a instituciones académicas que en parte codifican las maneras de escribir sobre el pasado.8
Luego entonces, si un acontecimiento histórico no existe aislado, sino más bien es parte de un proceso que se construye en una extensa red de significaciones que son trama o intriga, el trabajo del historiador no es el de rehacer la historia, sino el de hacer la historia, el de producir nuevas miradas seleccionando y dando cuerpo (sentido) a los hechos. Es con esta forma de ver la historia que la sociedad toda —los y las estudiantes en particular— se debe familiarizar; comprender que la memoria individual y la memoria compartida son tan selectivas, como el olvido y el aprendizaje; que, a fin de cuentas, uno recuerda lo que quiere, puede, necesita y le
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interesa recordar: la llave de un cuarto de hotel, el número de acceso a una cuenta bancaria, el cumpleaños de un ser querido, la fecha de un examen cualquiera, etcétera.9 Pero en tanto la memoria individual se edifica sobre la conciencia temporal y la revisión biográfica del pasado (un mismo acontecimiento lo podemos interpretar de distintas formas y darle diferente importancia a lo largo de nuestra vida), la memoria cultural o colectiva se construye mediante ciertos soportes institucionales y a través de determinadas prácticas sociales; es decir, se elabora en el seno de instituciones creadas para almacenar, resguardar, conservar, difundir y establecer la memoria social legítima. De ahí que el archivo y la biblioteca, junto con el museo y la escuela, sean las instituciones específicamente creadas y configuradas para conservar, recrear y transmitir tanto la memoria y el saber acopiados como los silencios y los olvidos acumulados.10
Además, los monumentos conmemorativos y las celebraciones cívicas institucionalizan y difunden su interpretación de los hechos, pero también excluyen y suprimen otras versiones de la historia.11 Para el historiador Marc Ferro, la imagen que tenemos de otros pueblos, y hasta de nosotros mismos, está asociada a la historia tal y como se nos contó cuando éramos niños. Ella deja su huella en nosotros para toda la vida, y sobre esta imagen se incorporan de inmediato opiniones, ideas fugitivas o duraderas, como un amor..., al tiempo que permanecen, indelebles, las huellas de
Ansart, 1983, pp. 11-16. Orellana, 1983, p. 9. La crítica y el estudio de dichas maneras es el campo de la historiografía. Le Goff, Santoni Rugiu, 1996, p. 21, 55;Viñao Frago, 1996, p. 34; Bertrand, 1977, pp. 60-63. Viñao Frago, 1996, p. 34-36. Benjamin, 1996, p. 115.
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nuestras primeras curiosidades y nuestras primeras emociones.12
Del conjunto de instituciones creadas para almacenar, resguardar, conservar, difundir y establecer la memoria social legítima, quisiera referirme a los museos públicos. La historia de los museos públicos, en términos generales, es la de los distintos significados que desde el poder ha tenido la memoria cultural para los y las integrantes de una comunidad. Desde hace dos siglos, a cada nueva perspectiva de cambio social ha correspondido una ‘museización’ distinta del pasado: un acto de ‘imaginar’ museográficamente la historia, el arte o la vida misma, con las implicaciones políticas, sociales y culturales que de ello se derivan.13 En el caso de México, el museo público fue producto del mestizaje entre las ideas sociales y políticas de la Revolución, la influencia museológica del neoyorquino Osborne y las teorías antropológicas de Franz Boas. Sus creadores, Alfonso Pruneda y Jesús Galindo y Villa, lo concibieron como un espacio para la investigación científica y la educación pública, no como un almacén de cosas viejas —que así lo consideraba la museografía porfiriana.14 Y esta concepción se enlazó, años más tarde, con una idea dinámica del museo, pues se le definió como una institución al servicio de la sociedad que adquiere, conserva, y permite la valorización de los testigos materiales de la evolución de la naturaleza y del hombre.15
Sobre esta base, la Dirección General de Museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia puso en marcha en 1972 un programa de museos locales y escolares, con el propósito no sólo de “enseñar, proteger y divulgar la importancia del patrimonio cultural en las comunidades”, sino también con la mira de servir de complemento a los programas de enseñanza formal estimulando de esta manera la organización de los grupos sociales locales que promuevan los procesos de cambio hacia mejores formas de organización económica y social.
Se trataba de mostrar objetivamente el desarrollo económico, cultural, político y social del hombre en un área geográfica determinada, de manera que los visitantes del museo puedan darse cuenta de los problemas que interesan, afectan y determinan la vida de la región.16
Para 1978, sin embargo, apenas se habían abierto once museos en el país, y además en ellos se había prestado muy poca atención a la relación del museo con la comunidad.17 Yolanda Díaz Galicia escribió: En la política de la planeación de los museos locales, es evidente su instalación arbitraria ya que no se toman en cuenta las decisiones y opiniones de los miembros de la comunidad, misma que al ser creados no participa activamente.18
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Ferro, 1990, p. 9. Básicamente estas ideas las expone Morales Moreno.Vid: 1993, pp. 157-158. 14 Sobre los orígenes del museo “moderno” mexicano, sus características teóricas y doctrinarias, vid: Morales Moreno. 1993, pp. 160-161. 15 Ramos Galicia, 1978, p. 1. 16 Ramos Galicia, 1978, pp. 2-3. 17 He aquí la lista de los museos locales: San Miguel Amantla Azcapotzalco, en el Distrito Federal;Valle de Santiago y Acámbaro, en Guanajuato; Ocotlán, Puerto Vallarta y Ciudad Guzmán, en Jalisco; Compostela, en Nayarit; Córdoba y Santiago Tuxtla, en Veracruz; Taxco, en Guerrero, y Yautepec, en Morelos. 18 Ramos Galicia, 1978, p. 5. 13
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De este modo, la política encaminada a la apertura de museos locales y escolares no tuvo los resultados esperados. Creo, sin embargo, que es de vital importancia ponerla de nuevo en marcha, aprovechando los avances recientes de la historiografía. En las últimas décadas del siglo XX, los temas, problemas y enfoques del quehacer historiográfico mundial experimentaron importantes cambios. Hoy la historia —entendida como el estudio de las diferentes formas a través de las cuales las comunidades y los individuos, partiendo de sus diferencias sociales y culturales, perciben, dotan de sentido y comprenden su sociedad y su propia historia— ha conquistado nuevos espacios y tiende a ser cada vez más un campo importantísimo del conocimiento social y humano.19 Todo aquello que antes se daba por sentado, ahora es visto como algo que varía de una sociedad a otra, de un siglo a otro y que es, por lo mismo, social e históricamente construido.20 A los relatos de batallas gloriosas y biografías de hombres ilustres (necesarios en el siglo XIX para la consolidación de los estados nacionales) se han sucedido en los últimos treinta años las historias de los acontecimientos menudos y de los hombres y mujeres de carne y hueso que viven y sueñan en sociedad. La historia que hoy nos ocupa y nos preocupa no pretende ser objetiva, tiene que ver con nuestro entorno, con nuestras preguntas, necesidades y angustias, es más íntima y vivencial; su ejercicio puede hacernos más humanos, fraternos y solidarios, tanto más si aspiramos a la libertad, el respeto y la tolerancia entre nosotros, si con todos nuestros recursos intelectuales, morales y afectivos imaginamos —aquí y ahora— un mundo dis-
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tinto. De ahí el afán y la necesidad por ‘historizar’ la construcción de sentidos, confrontar discursos y prácticas, interpretar y comprender la tensión entre las capacidades inventivas de los individuos o las comunidades y las coacciones, las normas y las convenciones que limitan —más o menos fuertemente según su posición en las relaciones de dominación— aquello que les es posible pensar, enunciar y hacer.21
En esta perspectiva, la propuesta de establecer museos locales y escolares se inscribe en una doble vertiente. Por un lado pretende incorporar y difundir a nivel local los avances de la historiografía social y cultural; por otro, busca motivar la participación activa del conjunto social en la hechura de su historia. No es su propósito mostrar objetivamente y desde afuera la historia de las comunidades; intenta crear un espacio para la participación y el diálogo; un lugar para el conocimiento y la reflexión del pasado. Un eje, a final de cuentas, desde donde se pueda articular una nueva memoria social y culturalmente legítima. Porque no sólo se trata de pulir nuestra capacidad de observación con los objetos a la mano, sino —y fundamentalmente— de interpretar y comprender, a partir de nuestras propias inquietudes y en una perspectiva histórica, la vida material, los intereses y los sueños, las esperanzas y luchas cotidianas de quienes nos precedieron en el tiempo y cuya huella hoy respiramos.22 A los niños y niñas les llama mucho la atención saber cómo vestían sus padres, madres, abuelas y abuelos, qué calzado utilizaban, cómo se
Chartier, 1994, pp. 10- 11; Darnton, 1987, p. 11; Duby, 1982, pp. 13-17. Burke, 1991, p. 26. 21 Chartier, 1994, p. 11. 22 Sobre por qué es necesario el conocimiento histórico y su enseñanza, vid:Viard Rodríguez, 1990, 226-228. 20
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peinaban, cómo se transportaban, a qué diversiones asistían, o bien qué era lo que comían.23
Estas cuestiones, sin duda, deben estar presentes en los museos locales y escolares, pero también la historia de los usos y funciones de los objetos, un bacín por ejemplo.24 El hecho que esté en el lugar donde se abordan distintos aspectos económicos de la Nueva España impide comprender su contexto específico, aun cuando se lo vincule a las actividades productivas de una época. Obviamente, todos los bacines del periodo colonial desempeñaron la misma función, pero no siempre estuvieron hechos de lo mismos materiales ni tampoco se invirtió en ellos la misma calidad y cantidad de mano de obra, los hubo diferentes y para diversos públicos. Reconstruir los usos sociales de los bienes exhibidos es una tarea imprescindible y necesaria para interpretar y comprender la sociedad y sus cambios. Igual sucede con los aperos de labranza, los utensilios de cocina o la historia de la escuela. Preguntarnos por su pasado nos lleva a investigar la vida toda de la comunidad y sus protagonistas ¿Qué objetos existían para tal o cual actividad? ¿Cómo se usaban? ¿Dónde y cómo se compraban? ¿Quién los vendía y compraba? ¿De qué materiales eran? ¿Qué significado tenían?, etc., etc. Debemos recordar que las pinturas y las esculturas de la época colonial no son obras de arte en sí mismas; antes que eso, nos permiten comprender los cambios en las devociones y el ornato de los templos y las casas novohispanas. La reconstrucción de la vida cotidiana y su sentido, gracias a los avances de historia social y cultural, nos ofrece la mejor oportunidad para modificar
nuestra idea del mundo y su organización. Un museo local o escolar puede contribuir, ciertamente, a este propósito, pero también ser parte fundamental en la hechura de una nueva memoria social y culturalmente legítima. La patria chica, apunta Luis González, es el pueblo entendido como conjunto de familias ligadas al suelo, es la ciudad menuda en la que todavía los vecinos se reconocen entre sí, es el barrio de la urbe con gente agrupada alrededor de una parroquia o espiritualmente unida de alguna manera, es la colonia de inmigrados a la gran ciudad... es el gremio, el monasterio y la hacienda, es el pequeño mundo de las relaciones personales y sin intermediario.25
En este pequeño mundo pueden sembrarse las semillas de una cultura cívica para la vida democrática, en este pequeño mundo puede alentarse la participación individual y colectiva de hombres y mujeres comprometidos con las múltiples determinaciones sociales de su tiempo, en este pequeño mundo pueden nacer y prosperar, afortunadamente, los museos locales y escolares: las formas nuevas de mirar la historia, de querer la vida, los espejos que fuimos, somos y hemos sido. Si el historiador en vez de contar hechos enuncia maneras de ver las cosas y produce una idea de lo verdadero, que al mismo tiempo —independientemente de sus múltiples determinaciones sociales, culturales y afectivas— mantiene estrechos vínculos con el poder y se apoya en un conjunto de instituciones creadas para almacenar, resguardar, conservar, difundir y establecer la memoria social legítima, la propuesta de impulsar la creación de museos
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Galván de Terrazas, 1996, p. 26. Martí Cotarelo, 1994, p. 121-122. Un bacín, según el diccionario, es un vaso para los excrementos. 25 González y González, 1973, p. 27. 24
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La mirada, los museos y la memoria
no se aprende de manera pasiva, no puede ser otorgada ni dotada por otro, es un proceso de desarrollo y transformación de la conciencia individual que después se asimilará a la conciencia colectiva.26
Es, en suma, una perenne mudanza del yo frente al espejo, un cotidiano e interminable fluir —aguas tranquilas, mansas, turbulentas— hacia un nosotros sin fronteras: la identidad, nuestra identidad, evanescente y siempre a prueba.
locales y escolares —aprovechando los recientes avances de la historiografía social y cultural— pretende servir de base para tejer una nueva memoria colectiva, una memoria legítima e incluyente, una cultura cívica para la democracia. Sin embargo, para que tenga sentido esta propuesta es muy importante el interés de la comunidad por escribir su historia, las visiones que la habitan y los sueños que la reconfortan, porque a fin de cuentas, la historia:
Bibliografía ARON, Raymond. Dimensiones de la conciencia histórica.Traducción de David Huerta y Paloma Villegas. México, FCE, 1983. BARTHES, Roland. “Le discours de l'historie", en Informations sur les Sciences Sociales, Vol.VI, No. 4, 1967. BERGER, Morroe. La novela y las ciencias sociales. Mundos reales e imaginarios.Traduc. de Francisco González Aramburu. México, FCE, 1979. BERTRAND, Pierre. El olvido, revolución o muerte de la historia.Traduc. de Tununa Mercado. México, Siglo XXI editores, 1977. BURKE, Peter. La cultura popular en la Europa moderna.Versión de Antonio Feros. Madrid, Alianza Editorial, 1991. BURKE, Peter,“Obertura: la nueva historia, su pasado y su futuro”, en Formas de hacer historia.Versión de José Luis Gil. Madrid, Alianza Editorial, 1992. CERTEAU, Michel de. La escritura de la historia.Traducción de Jorge López Moctezuma. México, Universidad Iberoamericana, 1985. CHARTIER, Roger, “La historia hoy en día: dudas, desafíos, propuestas”, en Historias. Revista de la Dirección de Estudios Históricos del INAH. México, INAH, No. 31, 1994. DARNTON, Robert. La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa.Traducción de Carlos Valdés. México, FCE, 1987. DUBY, Georges. “Problèmes et méthodes d'une histoire culturelle”, en Objet et Méthodes de l'Histoire de la Culture. Paris-Budapest, Editions du CNRS-Akadémiai Kiadó, 1982. FERRO, Marc, Cómo se cuenta la historia a los niños en el mundo entero.Traducción de Sergio Fernández Bravo. México, FCE, 1990. GALVÁN DE TERRAZAS, Luz Elena. “La enseñanza de la historia. Sus imaginarios y la vida cotidiana”, en Básica. Revista de la escuela y del maestro. México, Fundación SNTE, No. 13, 1996. GOETHE, Johann Wolfgang. Fausto. México, Editorial Concepto, 1981. GONZÁLEZ y González, Luis. Invitación a la microhistoria. México, SEP, 1973. KUNDERA, Milan. La vida está en otra parte.Traduc. del checo por Fernando de Valenzuela, México, Editorial Seix Barral, 1985. LAMONEDA, Mireya, Una alternativa en la enseñanza de la historia a nivel primaria, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1990. LE GOFF, Jacques y SANTONI RUGIU, Antonio. Investigación y enseñanza de la historia.Traducción de María Esther Aguirre Lora. Morelia, Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, 1996. LEWIS, Bernard. La historia recordada, rescatada, inventada. Traducción de Juan González Hernández. México: Fondo de Cultura Económica, 1984 . MARTÍ Cotarelo, Mónica, “El ajuar de la casa novohispana y la problemática de su interpretación en el Museo Nacional del Virreinato”, en Memoria del Coloquio Tepotzotlán y la Nueva España. México, Museo Nacional de Virreinato/ INAH, 1994. MORALES Moreno, Luis Gerardo. “Museo público e historia legítima en México”, en Historia y Grafía. México, Universidad Iberoamericana, No. 1, 1993. ORELLANA, Margarita de. Imágenes del pasado. El cine y la historia: una antología. México, Premiá editora, 1983. RAMOS Galicia,Yolanda. Proyecto para la creación de museos locales en México. México, INAH, 1978. RICOEUR, Paul. Tiempo y narración.Traducción y prólogo de Manuel Maceiras. Madrid, Ediciones Cristiandad, 1978 . SILVER, H, “Historiografía de la educación”, en Enciclopedia Internacional de la Educación. Barcelona, Ministerio de Educación-Ed.Vicens Vives, vol. II, 1990. pp. 2959-2973. VEYNE, Paul. Cómo se escribe la historia.Versión española de Joaquina Aguilar. Madrid, Alianza Editorial, 1984. VIARD Rodríguez Graciela.“Puntos de partida para un replanteo de la enseñanza de la historia en el nivel básico”, en La enseñanza de Clío. Prácticas y propuestas para una didáctica de la historia. México, Centro de Investigaciones y Servicios Educativos-UNAM/ Instituto de Investigaciones doctor José María Luis Mora, 1990. VIÑAO Frago,Antonio. Espacio y tiempo, educación e historia. Morelia, Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, 1996.
26
Lamoneda, 1990, p. 8.
24
Correo del Maestro. Núm. 54, noviembre 2000.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana, México, Editorial Trillas, 1992.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
La Revolución Mexicana
Enrique Flores Magón
Ricardo Flores Magón
Ing. Camilo Arriaga
Juan Sarabia
Librado Rivera
1901, mayo. Aprehensión de Antonio Díaz Soto y de los hermanos Flores Magón.
Mensaje antireeleccionista escrito sobre tela por Ricardo Flores Magón.
1900
1901, febrero. Congreso de agrupaciones liberales como el Club Liberal Ponciano Arriaga —al que pertenecían los hermanos Flores Magón, Antonio Díaz Soto, Camilo Arriaga, Juan Sarabia, Librado Rivera— en San Luis Potosí.Allí surge la propuesta de formar un partido nacional que contendiera en la próxima elección. Fueron apoyados por Regeneración.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
1900, diciembre. El semanario Regeneración, periódico político fundado por los hermanos Ricardo y Jesús Flores Magón en la Ciudad de México y que atacaba con violencia el régimen de Porfirio Díaz, convoca a no participar en los festejos de la quinta reelección de Díaz por ser contraria a los principios de la alternancia del poder.
Jesús Flores Magón
1901, octubre. Regeneración suspende su publicación ante la amenaza de que los Flores Magón serían asesinados en la cárcel. Los hermanos son liberados pero deben exiliarse.
1901
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Ed.Trillas, 1992.
1903, febrero. Manifiesto de los liberales llamando a los mexicanos a la reflexión y a la lucha contra la dictadura. Mientras tanto, Díaz acepta su postulación para la candidatura a la presidencia.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Ed.Trillas, 1992.
Banquete ofrecido por el Círculo Porfirista a los asistentes a la Convención Nacional en la que se ofreció a Porfirio Díaz la candidatura a un sexto periodo electoral.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Las condiciones de trabajo y de vida de la clase obrera eran indignas.
Enciclopedia México y su historia. México, Ed. Uteha, 1984.
Enciclopedia México y su historia. México, Ed. Uteha, 1984.
El gobierno de Díaz consideraba de gran importancia estratégica el desarrollo de las vías férreas. Llegada del primer convoy de la línea a Cuernavaca.
Hombres, mujeres y niños trabajaban bajo la vigilancia de duros capataces.
1903, abril. Comienza una serie de importantes huelgas ferrocarrileras con focos principales en San Luis Potosí, Nuevo León, Aguascalientes y Chihuahua 1903, agosto. Movimiento obrero en la Fundición Metalúrgica de San Luis Potosí, se resolvió por vía violenta, el ejército reprimió a los quejosos.
Baile ofrecido por la alta sociedad guanajuatense a Porfirio Díaz en los últimos días de su quinto periodo presidencial.
1902
1903, septiembre. Los tribunales dictan un fallo que prohíbe la circulación de cualquier periódico donde escribiera Ricardo Flores Magón.
1903
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Ed.Trillas, 1992.
1905, enero. Al comenzar este año, considerado el auge del porfiriato, la ‘paz social’ reina oficialmente en el país. Las huelgas y los sindicatos obreros están prohibidos por ley. La ‘agitación’ se castiga con el contingente, la deportación a las plantaciones, la cárcel o la ley fuga. Los alzamientos campesinos son reprimidos con masacres y la ‘pacificación’ de las etnias rebeldes parece concluida. No hay oposición organizada salvo pequeños grupos magonistas perseguidos, encarcelados o exiliados. El poder del Estado central cubre todo el país. La resistencia de la población campesina y urbana continúa por todas partes pero no parece alterar la superficie oficial.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Casilla electoral en las elecciones de 1904.
Muchas etnias vivían inmersas en la pobreza y se enfrentaron al gobierno de Porfirio Díaz. Tropa del ejército yaqui, el que durante mucho tiempo se mantuvo en pie de lucha.
1905, octubre. La policía de Estados Unidos detiene a los hermanos Flores Magón y a Juan Sarabia en las oficinas de Regeneración en Saint Louis, Missouri, y los pone en libertad en diciembre.
1905, diciembre. El Congreso de la Unión, en sesión solemne, concede a Porfirio Díaz el Cordón al Mérito Militar, en cuya medalla en oro y piedras preciosas está inscrita la leyenda: ‘Pacificó y unificó al país.’
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1904, mayo. Se amplía el periodo presidencial a 6 años. Reelección de Díaz. Ricardo Flores Magón y su hermano Enrique reinician la publicación de Regeneración desde San Antonio,Texas.
Para combatir a las etnias rebeldes el gobierno reclutó tropa de la población. Soldado “Juan” en el momento de partir a Yucatán a combatir al indio maya.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1904, junio. El gobierno da por finalizada la campaña contra los indios mayas que han sido brutalmente reprimidos. El enfrentamiento había durado años.
Uno de los cuarteles con los que contaba el gobierno en Quintana Roo.
1904
General Porfirio Díaz, presidente electo de la República para el sexenio 1904-1910.
1905
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Líderes del movimiento de Cananea presos en San Juan de Ulúa.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Estación del ferrocarril en Cananea, en espera de la llegada del gobernador don Rafael Izábal.
Manifiesto del Club liberal Ponciano Arriaga, en que se protesta por los atentados causados por el gobierno.
Para demostrar su poderío el gobierno realizaba frecuentes desfiles y exhibiciones militares. Aquí, los rurales desfilando.
1906, julio. El grupo liberal exiliado en Estados Unidos publica en Saint Louis, Missouri, el Programa del Partido Liberal Mexicano. Llamaba a derribar a la dictadura y a realizar una serie de reformas políticas y sociales. Entre ellas: sufragio libre, no reelección presidencial, supresión de caciques y jefes políticos locales, enseñanza laica, instrucción obligatoria hasta los catorce años y mejores sueldos para los maestros, nacionalización de los bienes del clero, jornada de ocho horas de trabajo y descanso dominical obligatorio. A mediados de este año los obreros textiles de Río Blanco, en Orizaba, organizan el Círculo de Obreros Libres. No tardaron en formarse círculos similares en Puebla, Querétaro, Jalisco, Oaxaca y el Distrito Federal.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1906, junio. El día 3, los mineros de Cananea –mina de cobre del norte de Sonora, explotada por una empresa estadounidense– que habían organizado la Sociedad Secreta Unión Libre Hermandad, declaran la huelga. Exigían la destitución de un mayordomo, un salario mínimo de cinco pesos por ocho horas de trabajo, trato respetuoso y que en todas las tareas se ocupara, a igualdad de aptitudes, un 75% de personal mexicano y un 25% de extranjero. El gobierno decreta la ley marcial. Los mecánicos del Ferrocarril Central Mexicano declaran la huelga, también los constructores de Calderas de Chihuahua y varias fábricas textiles. Brutal represión militar.
Etiqueta de la fábrica de hilados de Río Blanco, Veracruz.
1906, diciembre. Estalla la huelga textil en los estados de Puebla y Tlaxcala. El 24 de ese mes los empresarios textiles iniciaron un lock-out patronal, cerraron sus fábricas y dejaron sin trabajo a alrededor de 30 mil obreros.
1906
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
Detalle del periódico El Imparcial, México, 8 de enero de 1907.
Tropas federales protegiendo las fabricas de hilados en la región de Orizaba.
La mayor parte de la producción minera estaba en manos de norteamericanos.
1907
1908, marzo. Declaraciones de Porfirio Díaz al periodista James Creelman del Pearson´s Magazine en las que dice que México ya está preparado para un cambio en el gobierno y que él está dispuesto a retirarse. Se inicia una crisis cerealera de ‘tipo antiguo’ que va a durar 6 años y provoca malas cosechas de maíz durante todo ese periodo. Sube considerablemente el precio de este cereal, principal alimento de la población mexicana, lo que es el telón de fondo de toda la primera fase de la revolución.
1908, mayo. Impresión del folleto La organización política en México, El Partido Democrático de Francisco Sentíes y de los libros ¿Hacia dónde vamos? de Querido Moheno y La sucesión presidencial de Francisco I. Madero, que tuvieron gran impacto en la sociedad mexicana y fueron censurados por el gobierno. Ejemplar de La sucesión presidencial.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
1907, diciembre. A finales de este año la economía mexicana está sumamente castigada debido a la crisis mundial de los últimos años, una de cuyas consecuencias es el derrumbe del mercado internacional del cobre y de los precios de los metales. Caen los precios de las exportaciones mexicanas: henequén, café, metales industriales y preciosos. Esto produce el despido de miles de trabajadores de las minas. Este grupo de desempleados va a proveer uno de los primeros contingentes de los grupos sociales que van a participar en la revolución.
Ejemplar del Pearson’s Magazine con la entrevista a Porfirio Díaz.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
Enciclopedia México y su historia. México, Ed. Uteha, 1984.
1907, junio. México vive muy fuertemente los efectos de la crisis económica mundial de 1907 y su combinación con conmociones sociales, luchas de masas y revoluciones que marcaron la primera Manifestaciones antireeleccionistas, grabado de José Guadalupe Posada. década del siglo.
Posada’s popular mexicans prints. New York, Dover Publications Inc., 1972.
Obreros, durante la huelga, frente a la fábrica de Río Blanco.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1907, enero. Se da a conocer un laudo presidencial que niega el derecho de organización a los trabajadores y ordena la reanudación de labores en las 96 empresas textiles paradas. Las fábricas textiles de Río Blanco, Santa Rosa y Nogales se niegan a entrar a trabajar, los obreros se agrupan frente a las puertas de la fábrica y son brutalmente reprimidos. Los obreros derrotados deben volver a la fábrica el 9 de mayo.
1908, junio. Ricardo Flores Magón y sus compañeros organizaron un levantamiento en armas precursor de la revolución y de sus métodos.
Peones de una hacienda cañera. Al bajar el precio de los productos mexicanos las condiciones de los trabajadores son cada vez peores.
1908, octubre. Díaz se retracta de lo dicho a Creelman en una entrevista con el periodista mexicano Filomeno Mata. Comienza el proselitismo de los allegados a Díaz en busca de la reelección, apoyados por el bisemanario El Debate y por el periódico El imparcial.
1908
Francisco I. Madero.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1909, abril. Se reorganiza el Club Reeleccionista formalizando la lucha electoral. Se inaugura la Convención Nacional y se ofrecen, oficialmente, las candidaturas a Díaz y a Corral. 1909, mayo. Se crea el Club Reyista, que impulsa a Bernardo Reyes a la vicepresidencia. Porfirio Díaz apoya a Corral. Se funda el Partido Antireeleccionista.
Enciclopedia México y su historia. México, Ed. Uteha, 1984.
Una facción de los reelecionistas apoyaban a Corral para la vicepresidencia.
1910, abril. Orden de aprehensión contra Madero.Convención Antireeleccionista en la ciudad de México que elige como candidatos a la presidencia a Madero y a la vicepresidencia a Fco.Vázquez Gómez. Madero se entrevista el 16 de abril con P. Díaz y éste le dice que entregará el poder ‘a quien el pueblo designe’.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1909, febrero. Se funda el Centro Organizador del Partido Democrático. En él había facciones de muy diferente posición, algunas de ellas allegadas al gobierno.
1910, junio. El día 7 es aprehendido Madero en Monterrey. Es liberado el 23 de julio. 1910, agosto. Díaz es elegido presidente. El Partido Antireeleccionista solicita a la Cámara de Diputados la anulación de las elecciones pero su petición es rechazada. Ejemplar de El Constitucional del 8 de junio de 1810.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
1909, julio. Reyes retira su candidatura a la vicepresidencia. Descontento entre los reyistas, muchos emigran y otros son encarcelados. 1909, septiembre. Los reyistas crean el Partido Nacionalista Democrático. Algunos líderes son encarcelados. Cateo en la casa de Aquiles Serdán, militante antireeleccionista, en Puebla.
1910, septiembre. Gran manifestación antireeleccionista que fue reprimida por el gobierno. Grandes previsiones para cuidar los festejos del centenario de la independencia. Madero decide convocar a la revolución.
1909, diciembre. Convocatoria para la Convención Antireeleccionista a realizarse en abril de 1910. Giras de Madero por el interior de la República.
1909
1910, octubre. El 4 es declarado presidente Porfirio Díaz. Con fecha 5 de octubre, se expide en San Luis Potosí, el Plan Revolucionario. Insta al pueblo a protestar “con las armas en la mano” contra la dictadura y declara nulas las elecciones.
Festejos del centenario de la Independencia de México.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana, México, Editorial Trillas, 1992.
1909, junio. Se funda el Anti-reeleccionista, órgano de propaganda del partido.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Derrumbe. México, Editorial Clío, 1993.
Mesa directiva del Club Reyista.
Caricatura sobre la renuncia de Bernardo Reyes a la vicepresidencia, publicada en Actualidades, 9 de septiembre de 1909.
1910, noviembre. Aquiles Serdán es asesinado, el día 18, junto con varios de sus compañeros. El 20, fecha señalada por el Plan de San Luis para iniciar la lucha, hay insurrecciones en diferentes partes del país. Entre los jefes revolucionarios destacan Inés Salazar, Pascual Orozco y Francisco Villa.
1910
1911, marzo. Madero entra al territorio nacional. Ambrosio Figueroa apoya la revolución desde Guerrero y Emiliano Zapata desde Morelos.
Revolucionarios de Sonora con sus armas y un estandarte de la Virgen de Guadalupe.
Fuera de la Cámara de Diputados esperando la renuncia de Díaz.
1912, marzo. Orozco firma el Pacto de la Empacadora para luchar por el triunfo del Plan de San Luis reformado en Tacubaya, declara a Madero como traidor a la patria. 1912, mayo. Las fuerzas maderistas derrotan a los orozquistas en Rellano y en otras localidades. 1912, julio. Victoriano Huerta, comandando fuerzas del gobierno, derrota a Orozco en Bachimba y Sonora. Dentro de las fuerzas triunfantes destaca Plutarco Elías Calles.
1911, agosto. Andrés Molina Enríquez proclama el Plan de Texcoco, es sofocado rápidamente. 1911, octubre. Se realizan elecciones que se caracterizan por ser verdaderamente democráticas. Madero gana. Paulino Martínez declara el Plan de Tacubaya y es reprimido por los maderistas.
Plan de Ayala.
1912, septiembre. Los orozquistas son derrotados y sigue el combate a Zapata.
Félix Díaz preso en San Juan de Ulua.
1911, noviembre. Protesta Madero como Presidente. Bernardo Reyes declara la guerra al gobierno. Zapata firma el Plan de Ayala en el que Zapata observando los movimientos de sus tropas. declara iniciada la lucha contra la nueva dictadura. 1911, diciembre. Reyes se levanta en armas y es encarcelado.
1911
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Destierro. México, Editorial Clío, 1993.
1911, julio. Los magonistas son derrotados. Se constituye el Partido Constitucional Progresista que postula a Madero a la presidencia y a Pino Suárez a la vicepresidencia. Gran molestia entre quienes apoyan a Vázquez Gómez y entre los reyistas.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Destierro. México, Editorial Clío, 1993.
Madero y Pino Suárez en la Plaza de Armas.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
La mujer participó activamente en la lucha revolucionaria.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1911, junio. Madero entra a la Ciudad de México. Hace arreglos políticos con Reyes y De la Barra lo que disgusta a muchos de sus partidarios. Los magonistas se ponen en pie de lucha.
1912, febrero. Los defensores del Plan de Tacubaya declaran a Vázquez Flores presidente provisional. Orozco se adhiere a los vazquistas.
Pascual Orozco.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Destierro. México, Editorial Clío, 1993.
1911, mayo. Tratados de Ciudad Juárez entre grupos rebeldes. Se concerta la renuncia de Díaz y se acepta que León de la Barra ocupe interinamente la presidencia. Permanecen el poder legislativo y judicial. Estas medidas van en contra de lo estipulado en el Plan de San Luis. Porfirio Díaz abandona el país el día 31 de mayo a bordo del Ipiranga.
1912, enero. Vazquistas toman Ciudad Juárez y Chihuahua. Pascual Orozco logra recuperarlas. El movimiento vazquista se extiende.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana,Tomo 1. México, Editorial Trillas, 1992.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1911, enero. E. y R. Flores Magón se insurrecionan. No dan su total apoyo a Madero por considerar insuficientes sus propuestas de reformas.
1912, octubre. Levantamiento de Félix Díaz, sobrino de Porfirio, en Veracruz. Es derrotado y capturado. 1912, diciembre. Jesús Flores Magón renuncia a la Secretaría de Gobernación.
1912
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Destierro. México, Editorial Clío, 1993.
Mondragón, Huerta y Díaz.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Destierro. México, Editorial Clío, 1993.
1913, marzo. Sonora y Coahuila desconocen a Huerta. Los constitucionalistas del norte firman el Plan de Guadalupe para derrocarlo. Se forma el Ejército Constitucionalista con Carranza como Primer Jefe. En el sur sigue la lucha de los zapatistas.
E. Krauze, F. Zerón-Medina. Porfirio, El Destierro. México, Editorial Clío, 1993.
1913, febrero. Se inicia ‘la Decena Trágica’. Liberan a Félix Díaz y a Bernardo Reyes quien muere en un enfrentamiento. Díaz y Mondragón se establecen en la Ciudadela. Huerta traiciona a Madero y lo aprehende. Firma con Díaz el Pacto de la Embajada. El día 19 se acepta la renuncia de Madero. Pedro Lascuráin, nuevo Presidente interino. Renuncia Lascuráin, Huerta asume la presidencia. El 22 asesinan a Madero y Pino Suárez. Hay levantamientos contra Huerta. Comienza una auténtica ‘economía de guerra’ que durará hasta 1917 y que centraliza en los poderes estatales prácticamente todo el funcionamiento del mecanismo económico.
Artillería maderista en la colonia San Rafael.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1913, mayo. Los grupos que luchan en el sur firman la Reforma del Plan de Ayala. Se desconoce a Orozco por sus tratos con el gobierno y se nombra jefe del Ejército Libertador a Zapata. Félix Díaz y Mondragón se parapetaron en la Ciudadela.
1913, junio. Se rompe el Pacto de la Embajada. 1913, julio. Se anula la convocatoria a elecciones. 1913, agosto. Carranza se compromete a que, terminada la lucha, el nuevo gobierno aniquilará el latifundismo. 1913, septiembre. Se constituye la División del Norte, es comandada por Francisco Villa.Toman Torreón.
Villistas entrando a la Cd. de Torreón.
1913, diciembre.Villa entra en Chihuahua y asume el cargo de Gobernador provisional.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1913, noviembre. La División del Norte ocupa Ciudad Juárez,Torreón, Ojinaga,Tierra Blanca y otras ciudades.
1914, junio. Los villistas ocupan Zacatecas, Guadalajara, Colima, Aguascalientes y Guanajuato. 1914, julio. Se firma el Pacto de Torreón entre Carranza y Villa a pesar de sus diferencias. Se reconoce la autoridad del primero.Tras el avance constitucionalista Huerta renuncia, quedando como interino Francisco S. Carbajal. Se firman los Tratados de Teoloyucan que disuelven el ejército federal.
1914, agosto. El día 15, Obregón entra en la capital. Carranza llega el día 20 y asume la presidencia. En el movimiento revolucionario se distinguen dos ramas: la más radical, con Villa en el norte y Zapata en el sur y la carrancista, que está dividida en dos, la más leal a Carranza y la de los seguidores de Obregón.Villa no acepta asistir a la Convención si ésta se realiza en la Ciudad de México. 1914, octubre. A la Convención realizada en la capital sólo asisten los partidarios de Carranza. Plutarco Elías Calles le da su apoyo.
1914, noviembre. Convención en Aguascalientes con delegados de todas las facciones. Se remueve a Villa y Carranza de sus puestos, se instala a Eulalio Gutiérrez en el poder ejecutivo. Queda pendiente el caso de Zapata.Villa acata los acuerdos pero Carranza no.Villa y Gutiérrez van a la Ciudad de México. Carranza va a Veracruz y establece su gobierno.
1913, octubre. Huerta disuelve las Cámaras. Carranza declara constituido, en Hermosillo, un nuevo Gobierno Provisional de la Revolución.
Victoriano Huerta y su gabinete.A su izquierda el Gral. Mondragón.
1914, abril. Los constitucionalistas triunfan en Monterrey. Zapata avanza sobre Iguala y Chilpancingo. El 21 de abril una flota norteamericana que se encontraba frente a Veracruz, desembarca y toma la plaza con el pretexto de impedir que un vapor alemán descargue armas para Huerta.
1913
Villa y Zapata en Cd. de México.
1914, diciembre. El 4 se reúnen Villa y Zapata en Xochimilco. Se forma una precaria alianza y ambos entran en la Ciudad de México el día 6. Este es el punto de auge de la revolución en su dimensión campesina. Los ejércitos campesinos populares controlan casi las tres cuartas partes del territorio nacional pero, al decidir no marchar para eliminar a Carranza y dejar la Ciudad de México, inician el reflujo de su fuerza y presencia dentro del proceso revolucionario.
1914
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1915, enero. Es el ‘año del hambre’ en México, el peor año de todo el periodo revolucionario en lo que se refiere a la alimentación de la población. La Convención reanuda sus sesiones en la Ciudad de México. Se incorpora la delegación zapatista. Gutiérrez entrega el poder ejecutivo por discrepancias con Villa; queda en su lugar Roque González Garza. Éste retira a Villa el nombramiento de General en jefe del Ejército Convencionista. Obregón avanza sobre la Ciudad de México y los convencionistas la abandonan. 1915, marzo. Los convencionistas vuelven a la capital cuando Obregón la abandona para emprender la lucha contra Villa. Se reinstala el gobierno de la Convención. Los constitucionalistas (carrancistas) obtienen triunfos en el norte.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1915, junio. Roque González Garza fue destituido de la presidencia por el aumento de la influencia zapatista. Queda en su lugar el también villista Francisco López Cházaro. El gobierno de Estados Unidos conmina a la solución del problema entre las facciones, de lo contrario amenaza con intervenir en el conflicto.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Francisco Villa junto a la delegación zapatista de la Convención.
Ejército zapatista abandonando la Cd. de México.
Para adquirir alimentos el pueblo debía realizar largas colas.
1915, julio. El día 2 de ese mes muere en París el Gral. Porfirio Díaz.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1915, agosto. Las fuerzas constitucionalistas ocupan definitivamente la Ciudad de México.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1915, abril. Obregón derrota a Villa en Celaya. Con esta batalla se decide, en términos simbólicos, el rumbo de toda la Revolución. La ‘vía popular y campesina’ de transformación, representada por Villa y Zapata, es aquí derrotada, abriendo el ciclo de la recomposición de los viejos poderes con los nuevos poderes burgueses que comienzan a ganar posiciones y a definir el rumbo de la Revolución.
Carranza, una vez retomada la Cd. de México, junto a Obregón a quien nombró su Secretario de Guerra.
1915, octubre. El gobierno estadounidense y otros países americanos reconocen el gobierno de Carranza. Tropas constitucionalistas patrullan la Cd. de México.
1915
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1916, marzo. Carranza llega a la ciudad de México como Presidente provisional. Villa ataca Columbus. El gobierno estadounidense ordena perseguir a Villa hasta territorio mexicano (Expedición Punitiva), solicitando autorización a Carranza quien la concede. Los villistas logran repeler el ataque norteamericano.
Félix Díaz organiza un ejército en Veracruz para combatir a Carranza.
1916, mayo. Reuniones en Ciudad Juárez entre representantes del gobierno reconocido de México y el de Estados Unidos para retirar la Expedición Punitiva. Los estadounidenses no retiran sus tropas. El general Pablo González, enviado por Carranza para luchar contra Zapata, toma Cuernavaca, la cual es recuperada por los zapatistas. 1916, septiembre. Carranza convoca a un Congreso en Querétaro para revisar la Constitución de 1857. 1916, octubre. Se disuelve la Convención, ya muy debilitada, sólo un grupo de zapatistas continúa sesionando en Jojutla. Se crea el Partido Liberal Constitucionalista para trabajar por la candidatura de Carranza a la presidencia.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1917, febrero. El día 5 de febrero el Congreso dicta la nueva Constitución, que tiene una gran influencia del grupo obregonista. Se reanudan las relaciones con Estados Unidos, cuyas tropas abandonan el territorio nacional. Soldados estadounidenses de la Expedición Punitiva, en territorio mexicano.
Venustiano Carranza después de haber recibido la Constitución, protesta cumplirla y hacerla cumplir.
1916, noviembre. Se instala en la ciudad de Querétaro el Congreso, iniciando sesiones el día 1º de diciembre. En el Congreso tiene gran peso el grupo lidereado por Obregón, el cual ya estaba en pugna con Carranza. 1916, diciembre. El Gral. González vuelve a recuperar Cuernavaca.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1917, abril. Se convoca a elecciones para gobernador en los distintos estados.
El gobierno carrancista persiguió sin tregua a zapatistas y villistas. Aquí, zapatistas presos en Cuernavaca.
1916
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1916, enero.Villa ataca Santa Isabel y fusila a 16 estadounidenses. Carranza debe hacer frente al levantamiento de Félix Díaz en Veracruz (Plan de Tierra Colorada).
Fuerzas federales enviadas a combatir a los villistas.
1917, mayo. El día 1º Carranza asume la presidencia de la República. Durante todo su periodo Villa y Zapata le hacen frente.
1917
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1918. Ricardo Flores Magón y Librado Rivera firman un manifiesto de lucha que les ocasiona un proceso en el que fueron condenados a 20 y 15 años de cárcel respectivamente. Fueron trasladados a una cárcel en Estados Unidos.
1919, abril. El día 10, Zapata es asesinado en una artera celada tendida por el Gral. González y el Cnel. Guajardo. Se perfila la lucha entre Obregón y Carranza. El primero lanza su candidatura a la presidencia, mientras que Carranza propone a Ignacio Bonilla. Los villistas ocupan varias ciudades del norte, como Parral y Ciudad Juárez, pero fuerzas norteamericanas, con la anunencia del gobierno carrancista, logran derrotarlos obligándolos a replegarse.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Emiliano Zapata, jefe de la Revolución del Sur.
Humilde sepultura dada a los restos de Emiliano Zapata. Traidora carta en la que el Coronel Guajardo acepta la invitación de Zapata a unirse a las fuerzas del sur.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
1919, junio. El Partido Liberal Constitucional y el Partido Laborista dan su apoyo a Obregón.
1919, noviembre. Fuerzas del gobierno apresan y fusilan a Felipe Ángeles, quien había sido Subsecretario de Guerra de Carranza y luego se unió a la causa villista en apoyo de los campesinos.
Manifestación por la avenida Juárez en apoyo a la candidatura de Álvaro Obregón a la presidencia.
1918
1919
El Partido Progresista ofrece la candidatura presidencial a Pablo González.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Enciclopedia México y su historia. México, Ed. Uteha, 1984.
1920, enero. El Partido Progresista postula a Pablo González a la presidencia con el apoyo de los hacendados y hombres de negocios.
1920, marzo. Conflicto entre el gobierno de Carranza y el de Sonora donde Adolfo de la Huerta se declara en rebelión. Obregón escapa de la Ciudad de México hacia Chilpancingo. Calles, quien renuncia como ministro en el gabinete carrancista, asume el mando de las fuerzas para luchar por la campaña presidencial de Obregón.
Alvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.
1920, abril. El 20 de abril, Calles firma, en Chilpancingo, un manifiesto en el que señala a Carranza como culpable de la situación del país y se pone a las órdenes de De la Huerta. Calles y un importante grupo de militares, funcionarios y diputados firman el Plan de Agua Prieta, que desconoce a Carranza como Presidente. Se convoca al Congreso a reuniones extraordinarias para elegir presidente provisional.
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Editorial Trillas, 1992.
Enciclopedia México y su historia. México, Ed. Uteha, 1984.
1920, mayo. Carranza abandona la Ciudad de México el día 17 y el 21 es asesinado en Tlaxcalantongo. Pablo González ocupa la Ciudad de México y Obregón entra a ella el día 9. Adolfo De la Huerta es nombrado Presidente provisional. Se concierta una entrevista entre Francisco Villa y el Gral. Ignacio Enríquez, enviado gubernamental, con el objeto de que el primero reconozca el nuevo gobierno.Villa acepta la amnistía y se firman los Convenios de Sabinas.
1920, septiembre. Álvaro Obregón es electo para la presidencia de la República. Félix Díaz es exiliado pues es considerado un peligro para la nueva administración.
Retirado de las armas, Francisco Villa inspecciona una trilladora en su hacienda de Canutillo.
1920
Gustavo Casasola. Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. México, Ed.Trillas, 1992.
Álvaro Obregón y Pablo González, al llegar el primero a Ciudad de México.
Francisco Villa, jefe de la División del Norte.
1923, julio. El día 20,Villa es asesinado víctima de una emboscada que le tiende Jesús Salas Barraza en las entradas de la ciudad de Parral.
1921 1923
Certidumbres e incertidumbres
¿Qué historia enseñar? Boris Berenzon Gorn
P
or un lado, el rompecabezas de la heterogeneidad de fundamentos históricos. Insinuado a partir del estado de deshistorización de los estudiantes, los de secundaria y los universitarios, está directamente vinculado a los contenidos de la enseñanza, el qué enseñar. Por otro lado, el dilema de la enseñanza emancipadora, inscrito en el ámbito de los fines de la educación —histórica—, ¿para qué enseñar historia? Desde un punto de vista curricular nuestra pregunta, centrada en los objetivos y contenidos de la enseñanza de la sociedad, está siendo incompleto, parcial. Los problemas relativos al cómo enseñar han merecido muy poca atención, y no han sido suficientemente explicitados. Y sobre evaluación apenas si se ha escrito una palabra, pese a su insustituible papel en la determinación del grado de idoneidad del resto de nuestras decisiones curriculares. Si consideramos los programas de la educación media y media superior como un conjunto coherente e integrado de decisiones ‘inseparables’, nuestro pensamiento sobre ‘qué historia enseñar’ parece estar deformado. Sobredimensionamos unas variables curriculares y minimizamos otras. Esta preocupación por los objetivos y contenidos nos sitúa directamente en determinados modelos didácticos universales, generales a todas las disciplinas, y nos ‘hermana’ (teórica e ideológicamente) más de lo que aparentamos. Sin embargo, nuestro desequilibrio es también patente desde un punto de vista epistemológico. Definir la disciplina histórica ‘qué historia enseñar’ implica dar respuesta a una serie de preguntas igualmente integradas e interdependientes, las ya clásicas tres metodologías de Topolsky, por ejemplo. Nuestras discusiones sobre los pensamientos históricos y la finalidad emancipatoria se han circunscrito a uno de los tres cimientos sobre los que levantamos nuestras ideas sobre la historia: la naturaleza del conocimiento histórico y su función social. Apenas nada relativo a la realidad histórica y a los modos de re-producción del conocimiento sobre esa realidad. No obstante, se ha debatido también acerca de la problematización de la realidad histórica y de los contenidos de su enseñanza, incluso con invitaciones a conocer experiencias prácticas. Ello supone penetrar en el terreno del cómo enseñar, aunque luego no hayamos ‘excavado’ en él como se merece. Y esta faceta del debate es tan potente que contribuye decididamente a la resolución de los dos problemas más subrayados. En cuanto a la diversidad de pensamientos históricos,
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Qué historia enseñar
la problematización del programa escolar implica una reversión del problema. No se trata tanto de elegir qué forma de pensar históricamente queremos transmitir al alumnado, sino de cómo transformar, reconstruyéndolo, su propio pensar histórico. Cuando problematizamos la enseñanza de la historia iniciamos los procesos de aprendizaje con el planteamiento de problemas de investigación. Su resolución debe ser viable en cuanto a la disponibilidad y accesibilidad de la información. Y deben ser problemas muy relevantes, tanto socialmente (utilidad del saber histórico, motivación, interés, placer, gusto) como desde una óptica disciplinar, por su inclusividad de contenidos. Pero lo esencial reside en que demandemos a los estudiantes sus propias hipótesis de trabajo sobre esas cuestiones, que luego serán verificadas mediante el tratamiento de la información. Explican así su pensar histórico, no sólo el conceptual y factual, también el procedimental, y lo someten a una reconstrucción consciente en el proceso de aprendizaje. Esto significa incluir en dicho proceso todas las formas de pensar históricamente del alumnado, resolver el problema de su diversidad. Pero también incluir la diversidad que se produce en el ámbito de la teoría de la historia, origen de las peligrosas ‘teorías históricas light’ vigentes en nuestras sociedades. Además, la organización de los programas de historia en torno a cuestiones de investigación también resuelve otros problemas expuestos en nuestras discusiones, en primer lugar, el de la utilidad social del saber histórico en cada etapa del sistema educativo. El bachillerato serviría para construir los fundamentos conceptuales básicos del saber histórico, los conceptos teóricos que estructuran la enseñanza, así como al aprendizaje de los grandes rasgos del devenir de las sociedades humanas. Y esto desde un tratamiento más disciplinar de los problemas de investigación. Así podríamos organizar un programa helicoidal en cuanto al grado de profundización en los problemas, es decir, en la realidad y en el saber que sobre ella vamos desarrollando. También sería un planteamiento didáctico progresivamente especializado y disciplinar. En cuanto a los estudios universitarios, el primer ciclo podría dedicarse a la profundización en el trabajo desarrollado en el bachiller, tanto el relativo a los conceptos estructurantes (y procedimientos de investigación) como al conocimiento de las sociedades humanas. El segundo ciclo serviría para iniciar al alumnado en la investigación ‘real’, la destinada a la producción de nuevo conocimiento. Y el tercer ciclo para especializar, en la producción de nuevo conocimiento y en el dominio de un campo temático. Nuestras facultades se acercarían realmente a sus sociedades, contribuyendo a resolver sus problemas, esta vez históricos. El profesorado superaría su fatal dicotomía entre ‘carga investigadora’ y ‘carga docente’, sintetizando funciones antes antagónicas en la práctica cotidiana. Y también el alumnado —en el nivel superior— superaría algunas de sus contradicciones, especialmente las relativas a la dicotomía entre ‘formación teórica’ y ‘formación práctica’, y entre ‘formación para la enseñanza’ y ‘formación para la investigación’.
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En resumen, conseguiríamos lo que hasta ahora venimos intentando y generalmente no conseguimos. Porque, en segundo lugar, tampoco renunciamos a enseñar un ‘pensar históricamente’ determinado. Al contrario, perseguimos capacitar a nuestros jóvenes para resolver sus grandes problemas actuales con la herramienta del saber histórico, de su propio saber histórico sometido a un proceso autónomo de reconstrucción, de aprendizaje. Y en esto reside verdaderamente la función emancipadora de la enseñanza de la historia, y no en una selección más o menos apropiada de contenidos. Porque la investigación-acción transforma, ‘revoluciona’, la relación que sostienen los jóvenes con el conocimiento histórico. Éste pasa de ser algo dado por otros (la autoridad), que debe ser acatado y asumido sin crítica alguna, a un objeto abierto, dinámico y, sobre todo, construido por ellos mismos. Pero también cambia radicalmente su relación con la realidad histórica, modificándose en los mismos términos. Una emancipación que se manifiesta en la formulación de nuevas cuestiones de investigación de mayor relevancia social y calado disciplinar. Y, sobretodo, de metapreguntas sobre el saber histórico (‘¿por qué pensábamos entonces que...?’), cuestionadas de su propio conocimiento, del académico y de la realidad misma. Aunque, finalmente, lo más importante para nosotros es que desarrollar nuestro propio currículo ‘problematizado’ (para ser investigado) modifica sustancialmente la relación con nuestro principal medio de producción: el programa de historia, de todas las historias. Y es, sobre todo, emancipador de los maestros.
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Artistas y artesanos
La Revolución Mexicana y el teatro Juan Francisco Arellano Heredia
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Enciclopedia Oceáno de México, tomo 3. España, Ed. Oceáno, 1999.
L
a Ciudad de México reflejaba fielmente el estado del país, las viejas casonas del centro eran ocupadas por rancias familias de la vieja nobleza criolla, los prósperos ricos habitaban las nuevas residencias estilo francés de la novísima colonia Roma. Los pelados y los indios vivían fuera del trazo de la ciudad y los gendarmes cuidaban celosamente de sacarlos del centro. La sociedad de este México de fines del siglo XIX —formada por los dueños de las fábricas textiles, de las minas, de los aserraderos— era próspera y vivía lo que Luisa Josefina Hernández llama una paz ficticia. Paz ficticia, pues no se veía ni se sabía de la virtual esclavitud de los obreros textiles, de la miseria de los mineros y sus familias —cuyo trabajo sólo redituaba a los propietarios—, de la expulsión de los indios de las sierras con bosques —explotadas por los madereros con pingües ganancias de las que los verdaderos dueños no sólo no recibían nada sino que, cuando protestaron, las tropas gubernamentales se encargaron de exterminarlos. La gente decente no se ocupaba de eso, era asunto de los empresarios y el gobierno. La sociedad mexicana se divertía en el teatro, donde se representaban, preferentemente, melodramas lacrimosos y enredados que tenían mucho éxito y, también, obras de autores españoles famosos como don Jacinto Benavente o don José de Echegaray, que gustaban muchísimo. A propósito, recuerdo una anécdota de don Ramón Del Valle Inclán —autor mucho más genial y moderno— cuando habitó una casa en Madrid en la calle que llevaba el nombre
Teatro de revista de principios de siglo.
de don José de Echegaray. Él contaba que al escribir la dirección del remitente en la correspondencia que enviaba, escribía: Calle del viejo idiota # 7. Otra diversión muy socorrida en esos tiempos era la ópera que, por lo general, traían compañías extranjeras, principalmente italianas. El anciano dictador, con su parafernalia militar y del brazo de doña Carmelita, ungía con su presencia los estrenos de algunas de estas compañías que con esto ya tenían la temporada asegurada. Las compañías españolas venían a hacer temporadas de zarzuela, la cual era mucho más popular por estar más cerca del gusto del público y en su mismo idioma. A imitación de éstas, autores y músicos nacionales empezaron a hacer revistas mexicanas que eran muy semejantes a las zarzuelas: un pretexto chusco, unos cómicos graciosos, algunas muchachas guapas, canciones ingeniosas con doble sentido...
y ya estaba. Por último, las diversiones más populares eran: el circo, las corridas de toros, las ascensiones en globos y las fiestas religiosas. Pocos autores mexicanos eran representados en esa época; algunos escribían asuntos de honra y de celos —imitando al decadente romanticismo— situándolos en México, como tímido ensayo de una suerte de nacionalismo teatral. Se considera que un fenómeno como la Revolución Mexicana no se limita en el ámbito nacional e histórico a los años de la lucha armada sino que tiene antecedentes que lo preceden y consecuencias que, como en este caso, son rescoldos que todavía chisporrotean. Antonio Magaña Esquivel, uno de los primeros críticos e historiadores del Teatro Mexicano, distingue tres grupos de obras de teatro cuyo tema es la Revolución Mexicana: 1. Antecedentes de la Revolución. 2. La lucha armada. 3. La crítica a la Revolución. Sería inútil y farragoso hacer un catálogo de nombres, fechas, títulos de obras, etc. Será más productivo, mencionar algunas obras características de cada grupo que sean accesibles. En el primero podemos citar a: Federico Gamboa (México 1864 - 1939) Más conocido como novelista y, en especial, por su novela Santa de la que hay varias versiones cinematográficas, fue un conservador recalcitrante, diplomático de carrera que llegó a ser Secretario de Relaciones Exteriores de Victoriano Huerta. En 1904 escribió La venganza de la gleba, la cual apareció, irónicamente, dedicada “para los ricos de mi tierra”. Plantea el conflicto de Damián, peón de una hacienda, hijo natural del amo, quien está enamorado de Blanca, hija legítima de éste, ignorando que son medios
hermanos. En la lucha de clases y el ambiente rural se ha querido ver una predicción del estallido social de 1910, aunque no se trata sino de un conflicto sentimental. Marcelino Dávalos (Guadalajara 1871- México 1923) Abogado, profesor, actor, pintor, escritor, cantante, asesor militar en Quintana Roo, diputado y finalmente periodista. Escribió en 1908, en Vigía Chico, Q.R., Sirena Roja, catalogada como profecía dramática. Es un experimento en tres escenas que describe la miseria humana e incita vivamente a la revuelta; en la escena final, los esclavos que no pudieron ser liberados son exhortados al sacrificio hasta matar al tirano. Luisa Josefina Hernández (México 1928) Alumna de Rodolfo Usigli y heredera de su cátedra de Teoría y Composición Drámatica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestra Emérita de dicha facultad. Es considerada como una de las mejores teóricas dramáticas en el mundo y una de las más sólidas conocedoras de los géneros dramáticos. La paz ficticia es una obra que se propone enseñar lo que era la aparente paz porfiriana que escondía en el fondo represión, desigualdad e injusticia. Pertenecientes al segundo grupo relativo a la lucha armada encontramos a: Mauricio Magdaleno (Zacatecas 1906) Estudió en Aguascalientes, en la Escuela Nacional Preparatoria, en la Facultad de Altos Estudios (hoy de Filosofía y Letras de la UNAM). En 1932 funda con Juan Bustillo Oro ‘El Teatro de Ahora’ un experimento que pretende despertar la conciencia por medio del teatro. Escribe una trilogía con ese propósito: Pánuco 137, Trópico y Emiliano Zapata, que fue publicada en un volumen titulado Teatro Revolucionario Mexicano,
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La Revolución Mexicana y el teatro
Elena Garro (1920-1998) En 1953 estrenó tres obras en un acto que formaron un solo programa teatral; llamó la atención por su frescura, imaginación y las innovadoras posturas vanguardistas que asumió con toda naturalidad. Antes de estas obras había escrito una obra mayor con una sólida estructura dramática, La muerte de Felipe Ángeles, en la que con rigor documental revisa el proceso al limpio general revolucionario, como un alegato sobre la justicia. Se estrenó en los últimos años de la década de los setenta. Del tercer grupo, o sea, la crítica a la Revolución, quizás los más connotados sean: Rafael Bernal (1915) De él dice Magaña Esquivel que, por tradición familiar, conserva varios prejuicios contra la Revolución. Escribe hacia 1960 El maíz en la casa, dolorosa crítica a la reforma agraria, que hace al
campesino víctima del comisario ejidal que pretende quitarle su cosecha y que, al no poder lograrlo, incendia la casa con la familia dentro. Jorge Ibargüengoitia (Guanajuato 1928- Madrid 1983) Después de varias comedias de fino y corrosivo humor hacia las costumbres y usos de la sociedad provinciana, en 1962 escribió y envió al concurso Casa de las Américas de la Habana, El Atentado, enorme farsa política cuyo tema es el asesinato del presidente electo Álvaro Obregón. La obra está documentada en la versión taquigráfica del proceso que se siguió al homicida, pero informa de los antecedentes en escenas mudas y rapidísimas como en documental cinematográfico: la reforma constitucional, el proceso electoral —tan fraudulento que asesina a los candidatos opositores. Los excesos y contradicciones que va mostrando hacen que, aunque la actuación y los personajes no sean grotescos y se ajusten con rigor a la verdad histórica, lo narrado provoque gran hilaridad. El epígrafe dice: cualquier semejanza con hechos de nuestra historia, no es una coincidencia, es una vergüenza nacional. En 1973 fue estrenada con mucha resistencia por parte de las autoridades, que la veían como una alusión directa, y este año 2000 la Compañía Nacional de Teatro la presentó en el Festival Internacional Cervantino como símbolo, seguramente inconsciente, de que la Revolución y los revolucionarios pasaron a la historia con más pena que gloria. La cantidad de obras que se escribieron inspiradas en este periodo es tan abrumadora que se llenarían varios volúmenes, muchas de ellas son excelentes, algunas son malas y otras tantas pésimas, pero las que recoge Wilberto Cantón en su antología son realmente de las mejores.
Bibliografía CANTÓN,Wilberto. Teatro de la Revolución Mexicana, México,Aguilar, 1982. NOMLAND, John B. Teatro Mexicano Contemporáneo, [1900-1950], México, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1967. MAGAÑA ESQUIVEL,Antonio. Medio siglo de Teatro Mexicano, [1900/1961], México, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1964. SOLÓRZANO, Carlos. El Teatro Latinoamericano en el Siglo xx. México, Editorial Pormaca, S.A. de C.V., 1964.
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en 1933. En las dos primeras muestra la explotación extranjera de la riqueza natural —petróleo y hule respectivamente— y de los hombres que viven en esa tierra; lo curioso es que los villanos no son los extranjeros, sino los malos mexicanos que se benefician con eso y están dispuestos a vender a sus compatriotas. La obra a la que nos referiremos es Emiliano Zapata, primera de muchas que llevarán el mismo nombre. Ésta es una descripción histórica de los últimos días de la vida de este caudillo; carente de acción, es un intento de discurso sobre los ideales de la Revolución, de las dificultades con que se enfrentó el partido agrarista y de cómo el horror y la violencia de la lucha armada ahogó los ideales de la reforma agraria en un interminable río de sangre.
El corrido de la Revolución
Roberto Berdecio and Stanley Appelbaum. Posada’s popular mexican prints. Dover Publications, Inc., New York, 1972.
Analicia Villanueva González
¡Carabina treinta treinta Que los rebeldes portaban! ¡Y decían los maderistas: que con ellas, no mataban...! Con mi treinta, treinta, me voy a marchar: a ‘engruesar’ las filas de la rebelión. ¡Si mi sangre piden, mi sangre les doy...! ¡Por los explotados de nuestra nación!
Corrido de la soldadera maderista. Grabado de José Guadalupe Posada.
Contexto histórico y cultural de México en la Revolución A comienzos de siglo XX, el porfiriato comenzó a resquebrajarse por dos frentes: el político y el ideológico. En el frente político, Francisco I. Madero se levantó contra Porfirio Díaz y su continuidad en el poder dando comienzo a la Revolución el 20 de noviembre de 1910. En el campo ideológico, “los intelectuales mexicanos, al menos los más destacados, coinciden en que el positivismo no ha producido los resultados que prometía por ser un movimiento importado”.1 Como contrapropuesta, se fundó el Ate-
1
Corrido de dominio popular. (Fragmento)
neo de la Juventud que, con José Vasconcelos a la cabeza, puso énfasis en la libertad de expresión. En lo político, Madero no conjugaba los ideales de todos los revolucionarios por lo que se levantaron otros caudillos como Emiliano Zapata y Francisco Villa que representaban los intereses de diversos grupos en el mosaico de nuestro país. México tenía que reinventarse, como pasa en cada nueva etapa de la historia. En este ambiente de autodescubrimiento publicó Martín Luis Guzmán, en 1915, La querella de México. En este proceso de interiorización y reflexión participaron no sólo los intelectuales,
José Luis Gómez Martínez, en: www.gobernacion.gob.mx
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El corrido de la Revolución
sino que a través de éstos los mismos revolucionarios fueron adquiriendo conciencia del significado de su lucha.2 La liberación social venía acompañada de un descubrimiento de lo mexicano y de una repulsa de todo aquello que no respondiera a la propia circunstancia. Del nacionalismo político se había pasado a un decidido nacionalismo cultural. México surgía al mundo moderno con una fuerte identidad que se manifestaba con singular vigor en las artes.3
por ejemplo un general, un presidente o un bandido, o puede narrar la historia de una persona común que es conocida localmente. Los acontecimientos que se cuentan en un corrido tiene un valor especial para la comunidad. El corrido se caracteriza por tener la siguiente forma poética tradicional: a. Versos en cuartetos (con cuatro líneas). b. Un patrón de rima ABCB. c. Algunos tienen un estribillo de cuatro líneas.
Dentro de todo el desorden revolucionario, en la música prevalecía la conocida como ‘popular’. Algunas figuras como Manuel M. Ponce y Rubén Campos, con un sentido nacionalismo, hacían sus primeras incursiones en la composición y ejecución de sus obras. No sólo la música, también la arquitectura, la pintura y el teatro, buscaban no imitar los modelos extranjeros sino resaltar la identidad mexicana. Las obras de arte realizadas durante y después de la Revolución quedaron como testigos de paisajes, colores, texturas, personajes, acciones, injusticias, ideales, críticas, sátiras políticas. En la pintura, destacan Guadalupe Posada, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
La historia del corrido también sigue un formato tradicional:
Características de los corridos
Los corridos cambian de una región a otra y la mayoría no usan todos los elementos. En la frontera, por ejemplo, la apertura no es tan importante como la despedida y muchas veces los corridistas se saltan la introducción para de inmediato pasar a la acción. Algunas frases comunes como Ya con esta me despido y Vuela, vuela palomita son señal obvia de la despedida (estrofas 10 y 11).
Los corridos son la historia cantada, son baladas que cuentan el acontecer de un evento importante en un lugar determinado. Un corrido interpreta, celebra y dignifica eventos que le son conocidos a la audiencia; su tema puede ser el amor o un comentario sobre la situación política. La letra puede referirse a alguna figura heroica, 2 3
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Idem. Idem.
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1. Apertura formal: un llamado del corridista al público. 2. Introducción: descripción del escenario: lugar donde transcurre, fecha y nombre del personaje principal del corrido (observe las estrofas 1 y 2 del corrido de la página 32.) 3. Acción: Los argumentos del protagonista son reportados por el narrador en una conversación ‘frente a frente’ (estrofas 2, 4 y 6). Un observador cuenta la historia en tercera persona. 4. El mensaje (estrofa 9). 5. La despedida del protagonista (estrofa 10). 6. Despedida: La despedida del corridista (estrofa 11).
De Allende se despidió a los 21 años cabales, gratos recuerdos dejó al pueblo y a los rurales.
Se agarraron a balazos, se agarraron frente a frente, Arnulfo con su pistola tres tiros le dio al teniente.
¡Qué bonitos son los hombres que se matan pecho a pecho, cada uno con su pistola, defendiendo su derecho!
Estaba Arnulfo sentado (A) y en eso pasa un rural; (B) le dice: "Oye ¿qué me ves?" (C) "La vista es natural." (B)
Pero ¡ay! le dice el teniente, ya casi pa'agonizar: “Oiga, amigo, no se vaya, acábeme de matar”
El rural muy enojado en la cara le pegó, con su pistola en la mano con la muerte le amagó.
Arnulfo se devolvió a darle un tiro en la frente, pero en la vuelta que dio allí le pegó el teniente.
Vuela, vuela palomita, párate en esos trigales, anda avísale a Lupita que murió Arnulfo González, se llevó una cabecita del teniente de rurales.
Arnulfo se levantó, llamándole la atención: "Oiga, amigo, no se vaya, falta mi contestación."
Arnulfo muy mal herido en un carro iba colgando, cuando llegó al hospital Arnulfo iba agonizando.
Trenes y corridos Carlos Eduardo Benítez Suárez destaca la presencia de los ferrocarriles en México no sólo como medio de transporte y de desarrollo económico, sino como inspiración. Destacan los elementos: que integran la tecnología ferroviaria, máquinas, rieles, durmientes; las características de los oficios, la condición social y hasta el grado de explotación laboral de los ferrocarrileros; en los riesgos, pormenores o sucesos de viajeros y tripulaciones en el camino; en accidentes ferroviarios de triste memoria; y asaltos protagonizados por villanos de antología criminalística, como el temible Jesús Mosqueda.4
4
Ya con ésta me despido, pacíficos y fiscales, aquí se acaba el corrido del teniente y de González.
Por supuesto que no faltan las composiciones dedicadas a las incursiones, cuartelazos, asonadas, descarrilamientos deliberados, destrucción de estaciones e infraestructura y demás hechos violentos que caracterizaron a la época revolucionaria. Tampoco son escasas las melodías consagradas a personajes connotados del gremio, ocupando un lugar de privilegio Don Jesús García Corona, humilde maquinista de la compañía minera The Moctezuma Copper Company de Nacozari, Sonora, quien, a decir de la letra de uno de los corridos que se le han dedicado: Le dio vuelta a su tren de vapor porque era de cuesta arriba, y antes de llegar al kilómetro seis ahí terminó su vida.
Carlos Eduardo Benítez, en: www.gobernacion.gob.mx
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Roberto Berdecio and Stanley Appelbaum. Posada’s popular mexican prints. Dover Publications, Inc., New York, 1972.
El corrido de la Revolución
Corrido El triunfo de Madero. Grabado de José Guadalupe Posada.
Lo interesante de los corridos es que promovían la reunión social, pues generalmente se cantaban con harto sentimiento y encomiables muestras de entusiasmo, departiendo con los parroquianos de la pulquería, la plazuela, el estanquillo, el mercado, rascándole duro al guitarrón y soltando el gran chorro de voz en las esquinas de esas calles de Dios, que correspondían a las grandes ciudades de la época (México, Guadalajara, Puebla, Monterrey, Veracruz), sin olvidar a los trovadores ambulantes de la dilatada provincia mexicana, al fin comunicada, aunque marginal y selectivamente, por medio del ‘caballo de hierro’, de la ‘máquina loca’ o del ‘portento sobre rieles”, también decimonónicamente llamado locomotiva o ferrocarril.5 Ya en el siglo XX, las canciones con tema ferrocarrilero no cesaron de sonar, aunque influidas por las nuevas tendencias musicales en boga, que fueron desde el corrido tradicional, hasta la balada rock (El trenecito, interpretada por Leda Moreno) y los temas dedicados al público in5 6 7
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Idem. Idem. Idem.
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fantil como La maquinita Puch Puch, de Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri.6
Otros corridos de ferrocarriles tratan sobre la lucha armada, como el Corrido del ataque a la Estación de Pedernales que recuerda la derrota de los maderistas en aquella estación chihuahuense a manos del general Juan N. Navarro, entre el 16 de diciembre de 1910 y el 13 de enero de 1911. Otro que destaca es La retirada de Carranza, combates de Apizaco, San Marcos y La Rinconada, de Melquiades C. N. Martínez. La huelga de Nueva Rosita y La Rielera son dos de los más conocidos. Aún así, los trovadores ‘de veras’ y los líricos de provincia continúan cultivando este género con pasión y profunda inspiración, así como algunos trabajadores ferrocarrileros jubilados y en activo, a los que les basta un atardecer de acuarela, la nostalgia por el terruño, o el recuerdo de aquellos tiempos de máquinas y trenes, para llamar con acordes de guitarra a esa parte sensible de la inspiración, e intentar componer un corrido, o cualquier otra melodía de tema ferroviario.7
Actividad: En un grupo pequeño o con todos los estudiantes de la clase, compongan un corrido sobre una persona, un suceso de la comunidad o del país. Pueden usar la música de una canción conocida y pueden cantar el corrido en clase. Algunas ideas que pueden ser discutidas con los alumnos son: • Las personas pueden expresarse de diferentes maneras a través del arte popular. • El arte puede expresar problemas sociales y asuntos políticos. • El arte se puede usar para muchos propósitos, incluso para la educación y prevención de problemas sociales.
El corrido en la actualidad Algunas aplicaciones contemporáneas del corrido las vemos en la obra del cronista urbano Chava Flores y en las canciones populares infantiles que aparecen en los libros de texto de la SEP desde primero hasta sexto grado de primaria. Entre las composiciones de Chava encontramos: La tertulia, Dos horas de balazo, La boda de vecindad, La Bartola, La interesada, Un chorro de voz, El gato viudo, Ingrata pérjida y Llegaron los gorrones. Como los corridos son canciones, son lenguaje, son sintaxis y semántica, también se puede abordar su estudio considerándolo como una forma de expresión de la lengua castellana. Por ejemplo, encontramos la presencia de la canción popular mexicana en el cine nacional. 8
Como lo menciona Carlos Monsiváis en su artículo Ahí está el detalle: el habla y el cine mexicano: ...corresponde a la canción popular proveer de frases que las colectividades retienen y elaboran como habla personal: Todos dicen que es mentira que te quiero, porque nunca me habían visto enamorado. Tienes el perfume de un naranjo en flor, el altivo porte de una majestad, sabes de los filtros que hay en el amor, tienes el hechizo de la liviandad. Creibas que no había de hallar amor como el que te di, tan al pelo lo jallé que ni me acuerdo de ti. ¡Ay! Cuánto me gusta el gusto, y al gusto le gusto yo, y al que no le guste el gusto, tampoco le gusto yo. No obstante lo anterior, la versión dominante del habla popular es considerada torpe, enredada, carente de gracia, negada a cualquier musicalidad, confinada en la prisión de unos cuantos vocablos y ofensiva al oído. De cualquier manera, en 1997, como en 1947, el habla popular se transparenta y alcanza sus niveles de mayor lucidez en el ‘relajo’. Esto me parece inevitable, nunca una colectividad se reconoce tan claramente a sí misma como cuando está en las alturas de la fiesta verbal y el ‘choteo’ pues si se acude a la solemnidad tiene un riesgo: disolverse en el melodrama. Pero, ¿de qué modo se comunican hoy el 99 por ciento de los mexicanos —clase dirigente incluida— si no es con el habla popular?8
También se suelen incluir en la categoría de corrido a las canciones que han hecho famosas conocidos ‘gruperos’ como Los Tigres del Norte. Desde el ex-presidente Carlos Salinas de Gortari hasta los narcotraficantes de Ojinaga Chihuahua,
www.sp.utexas.edu/jrn/revcor.html
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Roberto Berdecio and Stanley Appelbaum. Posada’s popular mexican prints. Dover Publications, Inc., New York, 1972.
El corrido de la Revolución
El corrido Ataque a México. Grabado de José Guadalupe Posada.
tienen su corrido. Algunos protagonistas son héroes, otros abusadores, pero de alguna u otra forma siguen vivos en las expresiones populares. Es importante destacar que la tradición oral de los pueblos y ciudades en todo México, nos ha traído hasta hoy los corridos y las canciones. Es aún frecuente ver a esos viejos adorables de los pueblos que cantan, sin olvidar una sola copla, las vivencias del ayer.
Para terminar Entre las instituciones que más han aportado conocimiento sobre este tema encontramos al Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM) y los proyectos apoyados por las jefaturas de Cultura Popular en cada estado de nuestra República, generalmente pertenecientes a los Institutos Culturales. Sugiero consultar la colección Premio Salvador Azuela en la que Carolina Figueroa tiene
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un ensayo, La Revolución Mexicana a través de sus corridos, en el que reconstruye diversos contextos históricos a partir del análisis de 90 corridos impresos en volantes desde la época de Porfirio Díaz hasta el ascenso del Gral. Álvaro Obregón. Por último resalto que debemos valorar las expresiones populares y, para terminar, incluyo el muy conocido corrido revolucionario Corrido de la toma de Zacatecas. Ahora sí borracho Huerta ya te late el corazón, al saber que en Zacatecas derrotaron a Barrón. El día veintitrés de junio hablo con los más presentes, fue tomada Zacatecas por las tropas insurgentes. Al llegar Francisco Villa sus medidas fue tomando y a cada uno en sus puestos bien los fue posesionando.
Ya tenían algunos días que se estaban agarrando cuando llegó el General a ver qué estaba pasando.
Robles y Maclovio Herrera, los dos con sus batallones, entraron por la Estación persiguiendo a los pelones.
Les dijo el General Villa: con que está dura la plaza, ya les traigo aquí unos gallos que creo que son de buena raza.
Les tocó atacar la Bufa a Arrieta, Urbina y Natera, pues allí tenía que verse lo bueno por su bandera.
El veintidós dijo Villa, ya después de examinar: mañana a las diez del día el ataque general.
Al diparo de un cañón como lo tenían de acuerdo empezó duro el combate por lado derecho, izquierdo.
Luego mandó que se fuera cada quien a su lugar, que a la siguiente mañana todos tenían que pelear.
Pues el coronel García de la Brigada Madero se le miró bien pelear porque fué de lo primero.
Al general Felipe Ángeles, jefe de la artillería lo mandó a emplazar las piezas con las que dispararía.
Estaban todas las calles de muertos entapizadas, lo mismo estaban los cerros que parecían borregadas.
La seña que les dió Villa, a todos en formación, para empezar el combate: fue un disparo de cañón.
Andaban los federales que ya no hallaban qué hacer, pidiendo enaguas prestadas pa´vestirse de mujer.
El general Raúl Madero con el teniente Carrillo, le pidió licencia a Villa para atacar: ¡por el Grillo!
Lástima de generales de presillas y galones, pues para nada les sirven si son puros correlones.
Al señor Rosalío Hernández valiente como formal, le tocó atacar los mochos del Cerro de San Rafáil
Les decía el General Villa: ¡échenme al viejo Barrón!, yo creo que todos me quedan guangos como el pantalón.
Se metió por las Mercedes el general Ceniceros, con el general Rodríguez como buenos compañeros.
Y empezaron a quitarles fortines y posiciones, comenzaron a bajarse*
* En el original falta una línea.
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El corrido de la Revolución
Debajo de esta gran finca quedaron muchos pelones, muchas armas y más parque y otros veintidós cañones.
Ese mismo día en la tarde entraron los maderistas y a todo el pueblo contento se le alegró el corazón.
Le dijo Villa a Natera cuando triunfó y vio el fin: da la orden, que´orita mismo ¡no me quede un gachupín…!
Corrieron a las iglesias a repicar las campanas y por las calles las bandas solemnizaban con dianas.
¡Ah!, dijo el General Villa el parte a Chihuahua, luego: ¡Que tomamos Zacatecas, pero que fue a sangre y fuego!
¡Ay! hermosa Zacatecas mira cómo te dejaron, la causa fue el viejo Huerta y tanto rico malvado.
Pues la orden que les doy la deben de respetar, porque los que llegue a ver los tendré que fusilar.
Quitaron ametralladoras, buen número de cañones se hallaron un almacén repleto de municiones.
Dos mil quinientos pelones fueron los que se agarraron, los llevaron a las filas pero a ninguno mataron.
Zacatecas fue saqueada por los mismos federales, no crean que los maderistas les hayan hecho estos males.
¿Cómo estarás viejo Huerta? ¡Harás las patas más chuecas! ¡Al saber que Pancho Villa, ha tomado Zacatecas!
Al salir ya los pelones el martes por la mañana bombardearon la gran finca que le nombraban: La Aduana.
Ya te puedes componer con toditos tus pelones, no te vayas a asustar: ¡Espera, los chicharrones!
Ese mismo día en la tarde tan macizo les tupieron que a las siete de la noche casi todos se rindieron.
Bibliografía Canciones y corridos ferrocarrileros, México, Ferrocarriles Nacionales de México, 1987. Estampida de rieles. Selección de textos; José Buil. México, SEP Libros del rincón, Col.Tacate, 1991. GARRIDO, Juan S. Los ferrocarriles mexicanos en el arte y en la historia.Texto y coordinación de investigación: Leonor Ludlow Wiechers. México, Ferrocarriles Nacionales de México, 1994. MENDOZA,Vicente T. Historia de la música popular en México. México, Ed. Extemporáneos, Col. Ediciones Especiales. 1981. La canción mexicana: ensayo de clasificación y antología. México, FCE. Col.Tezontle, 1982. Menuhin,Yehudi y Curtis W. Davis.Trs. Ángel Carlos González Ruiz y Otto de Greiff.
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Sentidos y significados
¿Águila o Sol? Un acercamiento a nuestra identidad María Concepción Hernández Torres, Marbella del Carmen Pastor García, Flor de Liz Pérez Morales, Lilia Razo Díaz y Aura Leticia Sosa Soberano
L
a nación mexicana, como cualquier otra, está llena de símbolos, alegorías que sin profundizar en ello evocan cantidades infinitas de significados. Transitan en estas alegorías signos, discursos, lenguajes propios de una identidad colectiva que se fue haciendo transhistórica hasta conformar nuestros mitos actuales. Gilberto Giménez dice que: La nación es una comunidad imaginaria construida simbólicamente según el modelo de familia, de la etnia y de comunidad religiosa; y particularizada por mitos de masa propios y específicos.1
De esta manera, los símbolos pasan a ser objetos incorporados a nosotros, obran como cómplices nuestros, les damos un valor afectivo. ... La impresión que dejan en el recuerdo es evidentemente una estructura compleja de interioridad, en la que los objetos pintan ante nuestros ojos los límites de una configuración llamada morada.2
Más allá de buscar una razón en el proceso de interiorización de la identidad, asumimos solamente lo que se da en las prácticas ejercidas en los diferentes campos3 sociales; la escuela, los medios de comunicación, la familia y la iglesia se constituyen así en el ámbito adecuado para esta introyección. Aquí salen los ‘mitos de masa’, símbolos que pasan a ser colectivos o 1
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nacionales. En Guamúchil nace Pedro Infante, en Jalisco emerge el tequila, en Puebla se configura la china poblana. Aquí sienta su base la identidad, en ese colectivo social que la identifica; [...] la originalidad de la nación moderna no radica en la novedad de cada uno de sus aspectos o componentes considerados aisladamente, sino en la manera en que éstos se han combinado y fundido entre sí.4
Lo mexicano. El mito y el símbolo de la identidad En la escuela aprendimos que el águila devorando una serpiente simbolizaba a los mexicanos la formación de su cultura; que se allegaba a la fortaleza y altivez, con el beneplácito de los dioses (visión cosmogónica). Es entonces la escuela, el campo que le da sentido al mito, cristaliza en símbolos el discurso del Estado que fue retomado de una cultura particular. Transcurrido el tiempo, el mito sobrevive al tiempo y al espacio, de ahí su característica transhistórica, como diría Jean Boudrillard: Conjura el tiempo en el ambiente y en que es vivido como signo... El tiempo del objeto mitológico es el perfecto: es lo que tiene lugar en el
Gilberto Giménez.“Apuntes para una teoría de la identidad nacional”, en Revista del Departamento de Sociología de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, UAM-Atzcapotzalco.Año 8 No. 21. Enero-Abril 1993. pág. 15. Jean Boudrillard. El Sistema de los Objetos. Siglo XXI. 16ª edición, 1999. pág. 14. Pierre Bourdieu, Algunas propiedades de los campos. Grijalbo-CONACULTA. Colección Los Noventa No. 11, México 1990. pág. 136. Giménez, op. cit. pág. 21.
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¿Águila o Sol?
presente como si hubiera tenido lugar antaño, y lo que por esa misma razón está fundado en sí mismo es auténtico.5
Hoy el águila devorando una serpiente es un símbolo de mexicanidad legitimado en el discurso educativo, pero que tomó su significación en la cultura particular: Llegaron entonces donde se yergue el nopal. Cerca de las piedras vieron con alegría cómo se erguía un águila sobre aquel nopal. Allí estaba comiendo algo, lo desgarraba al comer. Cuando el águila vio a los aztecas, inclinó su cabeza. De lejos estuvieron mirando al águila, su nido de variadas plumas preciosas. Plumas de pájaro rojo, también estaban allí esparcidas cabezas de diversos pájaros, garras y huesos de pájaros. Crónica Mexicáyotl.6
Compartido así, el símbolo es la idea socializada, institucionalizada, le dimos el valor de la escuela, aun cuando su sentido fue adquirido en la significación que le dio una cultura particular; es decir que este elemento de identificación de los mexicanos se representa en el símbolo, pero su valor fue adquirido en la construcción cosmogónica del hecho. Familia, etnia y religión7 convergen entonces en la construcción de símbolos valorados; Quetzalcóatl fue formado y es significado en el colectivo, es el dios que sobrevive en el imaginario actual, como han sobrevivido los olmecas y mayas en la cultura del sureste, a través del jaguar, el Popol-Vuh y el Chilam-Balam. Conferimos sentido a muchas cosas, somos sujetos históricos producto de otros sujetos históricos cuyas identidades subyacen el imaginario actual.
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La mexicanización. La escuela: un espacio de simbolización La educación ha participado entonces de la homogeneización de una historia nacional, común a todos. La conformación de un estado-nación (1821) dio pie a una identidad institucionalizada que legitimó al mismo. Aquí confluyeron el indigenismo y la conquista; le dimos otro valor: el de todos, no los borramos, simplemente los pedimos prestados; se convirtieron en símbolos de sobrevivencia en el tiempo. Con ellos construimos y reconstruimos ‘lugares’.8 En esa reconstrucción de símbolos, la escuela reconstruye también su propia identidad, recurre a sus propios lugares e inviste con ello su propio discurso. En su tiempo histórico la educación pasa por la escuela rural mexicana (1917), por la escuela urbana, la normal, la profesionalización de la educación; simboliza y ha sido simbolizada por el Estado mexicano, más aún cuando representa una evocación cultural, nostálgica ...esta escuela mexicana, mitificada en el fondo de nuestras creencias, forma parte de nuestros imaginarios sociales, se convierte en una imagen nostálgica recurrente y termina por permear una nueva mística del magisterio mexicano.9
Esa historia de la escuela mexicana está incorporada en la práctica académica que hoy ejercemos. Nuestros mitos nacionales fueron sustraídos de los mitos culturales propios de algún colectivo pequeño, como en el caso de Tabasco: las luchas polémicas de Tomás Garrido Canabal, de Carlos A. Madrazo, los poemas de José Gorostiza o Carlos Pellicer fueron simbolizados en la escuela, adquirieron su valor en ella.
Broudillard. op. cit. pág. 84. ILCE-CONAFE-SEP. Símbolos patrios. Giménez, op. cit. pág. 15. Marci Augé. De los lugares a los nolugares: espacios del anonimato, Ed. Gedisa, Barcelona. pág. 83. María esther Aguirre.“Maestros y Estado evaluador. Un tránsito forzoso por los vericuetos de la excelencia”, en Inventio varia, UPN.
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La identidad nacional no inicia ni termina en una representación general; a ella se van sumando y restando las identidades locales; confluyen en ella. Aun cuando el tequila tiene una presencia nacional, el pozol tiene presencia regional; ambas son incorporadas a nuestro quehacer social.
Los mexicanos. Los docentes: simbolizan y son simbolizados En muchos de nosotros tiene sentido el movimiento del 68 en el D.F.; pero también tiene sentido el movimiento estudiantil del 68 dado en Tabasco. Esto quiere decir que nuestro quehacer se va solidificando en la construcción de nuestros mitos nacionales y regionales. A muchos nos tocó vivir las reformas populistas de Luis Echeverría y su Televisión Rural de México; y a José López Portillo y su crisis financiera que impactó duramente en la educación; mientras que en Tabasco, Mario Trujillo y Leandro Rovirosa apostaban al empuje que daría el petróleo a la economía estatal y por ende a la educación rural. Otros más comenzamos nuestra labor en la docencia justo cuando Miguel de la Madrid preparó una política educativa revolucionaria en su Plan Nacional de Desarrollo, en tanto que Enrique González Pedrero en Tabasco buscaba el rescate y fortalecimiento de la cultura estatal a través de sus centros integradores.
Muchos de nosotros seguramente iniciamos en la docencia cuando Carlos Salinas de Gortari concebía la Modernización Educativa y paralelamente en Tabasco, Salvador Neme y Manuel Gurría buscaron introducir la tecnología educativa. A otros también nos corresponde haber iniciado el ejercicio docente en el sexenio de Ernesto Zedillo, a la vez que Roberto Madrazo introducía los libros de texto gratuito para secundaria y daba pie a las Universidades Tecnológicas; sustentados ambos en una política de calidad, equidad y pertinencia en la educación. Este acercamiento a algunos ángulos de la identidad nos conduce, necesariamente, a concebirla desde una visión meramente particular, explicitada como un lugar histórico común donde coexisten símbolos sociales que son connotados por un colectivo. Se asume en ella un cierto sentido de otredad, es decir, hay en ella la condición de un colectivo nacional mientras exista un colectivo cultural. Se funden en ella ambas situaciones. La identidad tiene una historia en la medida en que le damos un sentido propio; de ahí que para Juan su identidad se simboliza con la Revolución Mexicana, al mismo tiempo que entona una canción del Tri. Para el maestro la identidad se da en Hidalgo, Juárez, Vasconcelos y Cárdenas, pero también se inviste de los conflictos magisteriales actuales. La identidad puede ser el águila que ondea en la bandera mexicana, pero también lo es el Sol que adquiere su significación para cada uno de los que conformamos la cultura de Tabasco.
Nací de olmecas y mayas y gente española de la montaña y el mar, por eso las cosas saben más de mí que yo de ellas.10
Bibilografía complementaria FUENTES, Carlos. Tiempo Mexicano. Ed. Cuadernos de Joaquín Martiz. México, 1971. Gran Enciclopedia Ilustrada.Tomos 12 y 13. BARTHES, Roland. Mitologías. XXI. 5ª edición, 1980. QUINTERO, Silvana. Los lugares y los símbolos. Depto. e Instituto de Geografía, Fac. de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires.
10
Carlos Pellicer. Obras. Poesía. Ed. por Luis Mario Schnaider. FCE. Poema “Dos. Esto soy”. pág. 541.
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Problemas sin número
Una forma segura de ganar Concepción Ruiz Ruiz-Funes Juan Manuel Ruisánchez Serra
A lo largo de los años ha habido no menos de 300 intentos de inventar y promulgar un idioma global, el más conocido de los cuales fue el realizado en 1887 por el oculista polaco L.L. Zemenhof. La lengua artificial que inventó se llamaba esperanto y hoy la hablan más de 100 000 personas en 22 países. Sin embargo, en razón de los millones que lo hablan con fluidez y de las consecuencias históricas de sus esfuerzos unificados, el idioma de las matemáticas es indudablemente el idioma global de más éxito que se ha hablado jamás. Aún no habiéndonos permitido construir una torre de Babel, sí ha hecho posible logros que en tiempo parecieran imposibles: la electricidad, los aviones, las bombas nucleares, el descenso del hombre en la Luna y la comprensión de la naturaleza de la vida y de la muerte…* Michael Guillen**
Una forma segura de ganar Actividad 1 El juego es para dos jugadores y se necesitan 12 fichas o frijoles o palitos o…, en fin, 12 cosas iguales. Se juega de la siguiente manera: El primer jugador quita 2 o 3 fichas (la cantidad que él decida). El segundo jugador quita 2 o 3 fichas (también la cantidad que él decida). Y así sucesivamente. Pierde el jugador que quita las últimas fichas que quedan, que pueden ser 1 o 2 ( si quedaran 3 le bastaría con quitar 2 y dejar una al otro jugador quien perdería).
* Michel Guillen. Cinco ecuaciones que cambiaron el mundo. El poder y la belleza de las matemáticas. Ed.Tema de Debate, Barcelona, 1995. ** Michel Guillen es el editor del programa Science de la Cadena de Televisión ABC y profesor de la Universidad de Harvard.
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Actividad 2 En la escuela tenemos dos compañeras, Elena y Marisol, que todos los días a la hora del recreo juegan este juego. Resulta que todas las veces que lo juegan gana Marisol, por lo que Elena está ya un poco molesta. ¿Podrías averiguar qué es lo que hace Marisol para ganar todas las veces?
La actividad presentada en este número de Correo del Maestro es un juego dirigido a estudiantes de cuarto grado de primaria en adelante. Sugerimos que se juegue en parejas, repitiéndolo varias veces, y que después se haga una discusión colectiva, a nivel de todo el grupo, para determinar entre todos cómo se llega a la estrategia ganadora.
Solución Lo primero que Marisol hace es dejar que empiece el juego Elena. Después hace lo siguiente: • Cuando Elena quita 2 fichas, ella quita 3. • Cuando Elena quita 3 fichas, ella quita 2.
Como son 12 fichas, entonces ocurre que: En la primera jugada de las dos se quitaron 5 fichas. En la segunda jugada de las dos se quitaron 5 fichas, con lo que se han quitado un total de 10. Así siempre le quedan a Elena, al final, las 2 últimas fichas que quitar y por eso siempre pierde el juego.
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Abriendo libros
Los primeros pasos turísticos de México en el siglo XIX* José Luis Juárez López
E
l año 1858 fue en términos de difusión un año muy importante para nuestro país. Aparece publicado en París el Manual del Viajero en Méjico, escrito por Marcos Arróniz, destacado poeta, militante del partido conservador y admirador del poeta inglés Lord Byron. La edición estuvo a cargo de la librería de Rosas y Bouret. Este manual, que podemos tomar como punto de partida de la posterior industria turística mexicana, cumple hoy ciento cuarenta y dos años de haber sido escrito y nos parece el momento apropiado para retomarlo y echar un
vistazo a lo que entonces se manejaba como material informativo que todo visitante a nuestro país debía tener en consideración. Este valioso documento constituye también una mirada a ese siglo XIX, tan lleno de estructuras nuevas, de las cuales el mismo manual es uno de los mejores ejemplos. La obra está compuesta de seis capítulos en los que se detecta de inmediato el cuidado en su elaboración ya que lo que se pretendía era llamar la atención de Europa. El primer capítulo está dedicado al México Antiguo, es decir a los orígenes de la Gran Tenochtitlan —a la que por cierto se compara con Roma— con sus palacios, colección de animales, célebres calzadas y chinampas, sin faltar los testimonios de los cronistas que la vieron —Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo—y que ya desde entonces eran imprescindibles para hablar del pasado indígena , como tampoco la mención a los códices con sus misteriosos jeroglíficos. Viene después el capítulo titulado Ciudad Moderna en el que encontramos información sobre la geografía y la población de la entonces ciudad de México, para después dividir el resto de su contenido en el aspecto que ésta presenta para el visitante en el que se apuntan una gran variedad de servicios que se podrían solicitar en cuanto a librerías, zapaterías, mesones, panaderías y hasta baños públicos, para terminar
* Reseña del libro de Manuel Arróniz “Manual del Viajero en México”. México Instituto Mora, 1991.
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con la información referente al servicio de telégrafos, a los horarios y destinos de las diligencias que partían de la ciudad de México ya para Veracruz o alguna ciudad del norte, y con una lista enorme de edificios religiosos: conventos, capillas y monasterios, herencia del periodo colonial, para cerrar con aspectos más intelectuales como academias, sociedades, bibliotecas y colegios. En el tercer capítulo destaca la propuesta de Arróniz de tomar en cuenta las expresiones del pueblo, algo muy sobresaliente en esa época en la que el elogio al modelo de cultura europea estaba a la orden del día y lo más común era que se ignoraran costumbres y tradiciones que no cuadraban con dicho modelo, ya que si bien el autor nos habla de trajes como el de la China, el del ranchero y el del aguador, no deja de señalar que son vulgares. Mención aparte la merecen las festividades que hasta hoy seguimos celebrando y que ya entonces, nos dice Arróniz, nos definen como pueblo. Tal es el caso de los días de muertos, las posadas y la Semana Santa. En una redacción que se antoja de crítica social por lo agudo de sus comentarios nos habla del compadrazgo y sus consecuencias, del paseo de las Cadenas y, especialmente, de los velorios donde todo, según él, es crítica y exhibicionismo. Invita a los viajeros a no perderse la oportunidad, si la hubiere, de echar un vistazo a los espacios de la vida del rancho con sus rodeos y herraderos, resaltando que son muy propios y típicos del país y concluye condenando a autores como Lëwenstein y Chavalier por criticar a México a la ligera. También se incluye un capítulo dedicado a la literatura. En él vemos desfilar a los grandes escritores que han dado fama y brillo a las letras mexicanas. Una vez más el autor vuelve sobre el mundo azteca con escritores como Fernando de Alva Ixtlixóchitl y Hernando de Alvarado
Tezozómoc, cuyas obras califica de silvestres. Une al Siglo de Oro Español las figuras sobresalientes de la época colonial como Juan Ruiz de Alarcón, Sor Juana Inés de la Cruz y Francisco Javier Clavijero y hace mención de los nombres destacados del siglo XIX: Manuel Eduardo de Gorostiza, Manuel Payno, José María Roa Bárcena y Francisco Zarco, por mencionar algunos, y para dejar constancia de un adelanto en las letras y del mundo culto que es México, dedica unos comentarios a la Academia de San Juan de Letrán y a publicaciones como El Año Nuevo, El Mosaico, El Museo del Liceo y El Ateneo. Los dos últimos capítulos son definitivamente los que le dan a esta guía un sello turístico, lo cual es un adelanto enorme en un país que en ese entonces apenas estaba alcanzando el medio siglo de vida independiente. Es sorprendente que ya desde 1858 la visita a la Basílica de Guapalupe y el viaje a las pirámides de Teotihuacan estuvieran delineados y obligados si se quería conocer el país, la primera por ser el trono de la virgen más reverenciada, y
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Los primeros pasos turísticos...
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el segundo, célebre por sus construcciones. Asimismo se sugiere no olvidarse de Chapultepec —lugar de encantos indescriptibles— y además a un paso de la ciudad de México. De igual forma se recomienda una serie de paseos cortos a algunos pueblos aledaños a la ciudad como Tacubaya, con su aire aristocrático que no desdeñaría un lord inglés; Tlalpan, con sus juegos de azar; Cuajimalpa para quienes estuvieran interesados en pasar una tarde en umbrosos bosques; Mixcoac como curiosidad de indios, y Churubusco, pueblo obscuro según Arróniz, ya famoso por haberse librado allí una batalla contra el ejército norteamericano durante la invasión a México de 1846-1848. La guía finaliza con lo que ahora podríamos llamar ‘promoción turística’ al interior de la República, para mirar algunas de las maravillas del México desconocido de ese entonces: las Grutas de Cacahuamilpa, la Cascada de Regla y Real del Monte, entre otros. No podía faltar uno de los aspectos que hasta hoy son de suma
importancia en la captación de turismo nacional y extranjera: las ruinas arqueológicas. La guía propone se visiten Xochicalco, prueba del adelanto de un pueblo indígena; las Ruinas de la Quemada, a la que califica de ciudad azteca, Chicomostoc, cuna de los tenochcas y sobre todo las ruinas de Yucatán, obra de pueblos remotos y desconocidos, citando aquí a personajes ilustres que visitaron ese lugar como Madame Calderón de la Barca, Karl Nebol y Mr. John Stephens. Y aquí es donde Arróniz más que nunca subraya que la patria, por todo lo antes dicho, merece ser visitada por viajeros ilustrados e imparciales para que puedan comprobar que los mexicanos son, ante todo, hospitalarios. Leer el Manual del Viajero en Méjico sin duda nos llena de un cúmulo de información valiosa, pero también es un buen catalizador para darnos cuenta de que ciertas estructuras pertenecen a épocas más recientes, tal es el caso de la total ausencia de alguna referencia a la comida mexicana, pues en ninguna parte del libro se aconseja qué comer. ¿Será que el concepto ‘cocina mexicana’ no existía? Pero ni siquiera hace algún comentario sobre la comida francesa, que de acuerdo a nuestros historiadores era la que estaba de moda. En este libro tampoco se habla de pueblos que hoy son parte de la ciudad y que consideramos típicos, como Coyoacán y San Ángel. Más bien lo que se detecta en el manual es la intención de que el lector reciba una imagen pertinente de México y éste se dé a conocer en el mundo para quitarse el sello de pueblo de ignorantes y salvajes, acercándolo desde luego más al modelo europeo en general y al inglés en particular. Este manual es un documento único en la historia de la Ciudad de México y del país, en el que vemos lanzadas las redes de lo que mucho tiempo después sería el México turístico que el mundo admira.
Página del lector
Reflexión mortal Hoy me propuse encontrar a la muerte como ‘el otro’ y en lo cotidiano hallar por qué la vida es un soplo. Y es que llevamos muerte en la vital existencia Cuesta morirse pensando muerte y vida son presencia y que ambas representan un paso como la ‘esencia’ Un clásico universal que te impacta la conciencia.
Suenan doce campanadas en el reloj del portón, calacas engalanadas abren aprisa el panteón. Pasen pasen las soñadas que murieron de emoción. En Correo del Maestro preparan un gran velorio, esqueléticos apuestos danzarán en su jolgorio. En el dos mil que termina Virginia viajera virtual, cibernética catrina yace en fosa digital.
Computando a sus mortales con habilidad genial, ofrece a los comensales atole, dulce y tamal. En Correo del Maestro el consejo editorial, artesanos e intelectos, investigan a un tamal porque siempre está presente en una oferta chontal.
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Panteón 5: Correo del Maestro
Un círculo de lectores preside mortal sesión, socios y colaboradores yacen en este panteón. Les tributamos honores, cumplieron con su misión. La Valentina valiente en desafío a la muerte, en mensaje contundente escribió su fatal suerte: “A mí la muerte catrina nomás me pela los dientes” ¿Qué dijiste Valentina?… y se la llevó en caliente a mandíbula batiente. A María Esther Aguirre Lora, en Tabasco la encontró, en Chiapas le dió la hora y en Michoacán la alcanzó. Una ofrenda original con flauta y tamborilero, tuvo Esther un funeral de lujo filosofal. Gerardo, Santos y Mario en el juego de ajedrez, la muerte tiró el sudario propinándoles un revés.
Se va la muerte cantando Los Maderos de San Juan, este panteón va cerrando con el pío pío pan. Que se cierre este panteón del Correo del Maestro, calidad de dirección sueño mortal de intelecto. Virginia que se desvive por mejorar la revista, con la parca pasó lista. Y hasta el año venidero, en otro deshuesadero.
Ma. del Carmen Frías Bayona Villahermosa, Tabasco, México. Noviembre 2000.
Julieta, Adolfo y Ramón jugaban bajo la mesa, tocando sonoro acordeón con la muerte en la cabeza.
Las Marías en su metate preparaban ricos guisos, jugada de jaque mate las dejó domando el piso.
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