Cartel: Célula animal y célula vegetal
ISSN 1405-3616
Diplomado La ciencia en tu escuela Módulo de Matemática. Primaria Carlos Bosch Virginia Ferrari Luz María Marván Pilar Rodríguez
Panificación y propiedades de la vida Bárbara Peisajovich
Acotaciones en torno a la utopía María Esther Aguirre
Ofrendas de vida Alberto A. Hernández
Diplomado La ciencia en tu escuela Módulo de Ciencias I. Primaria María Jesús Arbiza Rosa María Catalá Alejandra González Rosa del Carmen Villavicencio
Xavier Villaurrutia, el nocturno sueño eterno Guillermo Vega Zaragoza
Globalización, de nuevo en boga Arrigo Coen Anitúa
9!BLF?E@:RUPUOV!
México D. F. Noviembre 2003. Año 8 Número 90. Precio $40.00
UN VIAJE A... El largo y apasionante trayecto recorrido por la humanidad desde su aparición es puesto al alcance de todos en esta serie profusamente ilustrada que se complementa con una detallada línea del tiempo y actividades manuales con las que niños y jóvenes aprenden y se recrean
Colección de ocho libros a todo color • • • • • • • •
¿Quiénes fueron los antecesores del Homo sapiens? ¿Cuántas civilizaciones habitaron la región entre los ríos Tigris y Éufrates? ¿Sabías que el Imperio Chino duró hasta principios del siglo XX? ¿Quiénes eran los brahmanes? ¿Quién fue Buda? ¿Hay algunas maravillas del mundo antiguo en pie todavía? ¿Cuál es el legado de la civilización griega? ¿Hasta dónde se extendió el Imperio Romano? ¿De dónde llegaron los vikingos a irrumpir en la apacible Europa medieval?
Una nueva y divertida forma de aprender historia
Informes y ventas: 01 800 31222 00 • 53 65 08 70 • 53 62 88 60 Página web: correodelmaestro.com
Revista mensual, Año 8 Núm. 90, noviembre 2003.
Directora Virginia Ferrari Asistente de dirección María Jesús Arbiza Consejo editorial Valentina Cantón Arjona María Esther Aguirre Mario Aguirre Beltrán Santos Arbiza Gerardo Cirianni Julieta Fierro Adolfo Hernández Muñoz Ramón Mier María Teresa Yurén Josefina Tomé Méndez María de Lourdes Santiago Colaboradores Alejandra Alvarado Citlalli Álvarez Stella Araújo Nora Brie Verónica Bunge María Isabel Carles Leticia Chávez Luci Cruz Héctor Delgado Consuelo Doddoli Alejandra González Norma Oviedo Jacqueline Rocha Concepción Ruiz Maya Sáenz Ana María Sánchez Editor responsable Nelson Uribe de Barros Administración y finanzas Miguel Echenique Producción editorial Rosa Elena González
CORREO del MAESTRO es una publicación mensual, independiente, cuya finalidad fundamental es abrir un espacio de difusión e intercambio de experiencias docentes y propuestas educativas entre los maestros de educación básica. Asimismo, CORREO del MAESTRO tiene el propósito de ofrecer lecturas y materiales que puedan servir de apoyo a su formación y a su labor diaria en el aula. Los autores Los autores de CORREO del MAESTRO son los profesores de educación preescolar, primaria y secundaria, interesados en compartir su experiencia docente y sus propuestas educativas con sus colegas. También se publican textos de profesionales e investigadores cuyo campo de trabajo se relacione directamente con la formación y actualización de los maestros, en las diversas áreas del contenido programático. Los temas Los temas que se abordan son tan diversos como los múltiples aspectos que abarca la práctica docente en los tres niveles de educación básica. Los cuentos y poemas que se presenten deben estar relacionados con una actividad de clase. Los textos Los textos deben ser inéditos (no se aceptan traducciones). No deben exceder las 12 cuartillas. El autor es el único responsable del contenido de su trabajo. El Consejo Editorial dictamina los artículos que se publican. Los originales de los trabajos no publicados se devuelven, únicamente, a solicitud escrita del autor. En lo posible, los textos deben presentarse a máquina. De ser a mano, deben ser totalmente legibles. Deben tener título y los datos generales del autor: nombre, dirección, teléfono, centro de adscripción. En caso de que los trabajos vayan acompañados de fotografías, gráficas o ilustraciones, el autor debe indicar el lugar del texto en el que irán ubicadas e incluir la referencia correspondiente. Las citas textuales deben acompañarse de la nota bibliográfica. Se autoriza la reproducción de los artículos siempre que se haga con fines no lucrativos, se mencione la fuente y se solicite permiso por escrito. Derechos de autor Los autores de los artículos publicados reciben un pago por derecho de autor el cual se acuerda en cada caso.
© CORREO del MAESTRO es una publicación mensual editada por Uribe y Ferrari Editores S.A. de C.V., con domicilio en Av. Reforma No.7, Ofc. 403, Cd. Brisa, Naucalpan, Edo. de México, C.P. 53280. Tel. (0155) 53 64 56 70, 53 64 56 95, sin costo al 01 800 31 222 00. Fax (0155) 53 64 56 95, Correo electrónico: correo@correodelmaestro.com. Dirección en internet: www.correodelmaestro.com. Certificado de Licitud de Título Número 9200. Número de Certificado de Licitud de Contenido de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, S.G. 6751 expediente 1/432 “95”/12433. Reserva de la Dirección General de Derechos de Autor 04-1995-000000003396-102. Registro No. 2817 de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana. Registro Postal No. PP15-5040 autorizado por SEPOMEX. RFC: UFE950825-AMA. Editor responsable: Nelson Uribe de Barros. Edición computarizada: Uribe y Ferrari Editores S.A. de C.V. Preprensa e impresión: Editorial Progreso, S.A., Naranjo No. 248, Col. Santa María la Ribera, C.P. 06400, México, D.F. Distribución: Uribe y Ferrari Editores S.A. de C.V. Tiraje de esta edición: 25,000 ejemplares, de los cuales 19,950 corresponden a suscriptores.
Correo del Maestro. Núm. 90, noviembre 2003.
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L
Editorial
a Muerte escribió una carta para Correo del Maestro: “Su revista ya es difunta se archiva en el cementerio.” Sin dar crédito a la Parca apuramos la edición, burlando así su intención de impedir que publiquemos. El número de noviembre revisa con mucho tiento por qué la Muerte es aleve, por qué la vida es aliento. Con levadura y harina prepararemos un pan y ustedes descubrirán que en el pan de muerto hay vida. La célula microscópica será polvo, será sombra… pero antes estudiaremos las partes que la conforman.
Hace cien años nació un ‘artista y artesano’ que por nostalgia la Muerte se lo llevó de la mano. Se trata de Villaurrutia, del grupo Contemporáneos, poeta de la ciudad y ahora del camposanto. El paso de la Calaca en días revolucionarios se registra en los anuarios de un cronista que destaca: don Alfonso Taracena, con astucia y precisión narró la Revolución con sus gozos y tragedias. Bien señala don Arrigo que se cierne un mal global: ser fóbico es inaudito… ¡no existe en ningún manual! Y puesto que es menester entrar en filosofías la maestra María Esther nos habla de la utopía. Para conjurar el mal que la Parca nos desea pedimos que usted nos lea del principio hasta el final. Y esperemos no se ofenda con un último favor: si nos pone usted ofrenda ¡que no falte un buen licor! Correo del Maestro
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Correo del Maestro. Núm. 90, noviembre 2003.
Entre nosotros
Panificación y propiedades de la vida. Una propuesta culinaria para analizar algunas propiedades de las células. Bárbara Peisajovich
Pág. 5
Antes del aula
Ofrendas de vida. La tradición del culto a los muertos en México. Alberto A. Hernández
Pág. 14
Diplomado La ciencia en tu escuela. Módulo de Matemática. Primaria Carlos Bosch,Virginia Ferrari, Luz María Marván y Pilar Rodríguez
Pág. 21
Diplomado La ciencia en tu escuela. Módulo de Ciencias I. Primaria María Jesús Arbiza Díaz, Rosa María Catalá Rodes, Alejandra González Dávila y Rosa del Carmen Villavicencio Caballero
Pág. 23
Certidumbres e incertidumbres
Acotaciones en torno a la utopía. María Esther Aguirre Lora
Pág. 39
Artistas y artesanos
Xavier Villaurrutia, el nocturno sueño eterno Guillermo Vega Zaragoza
Pág. 44
Sentidos y significados
Globalización, de nuevo en boga. Arrigo Coen Anitúa
Pág. 53
Problemas sin número
Dominó matemático.
Claudia Hernández García, Daniel Juárez Melchor
Pág. 55
Abriendo libros
Bitácora de la historia. La verdadera Revolución Mexicana de Alfonso Taracena. Gerardo de la Cruz
Pág. 57
Portada: Saraí Domínguez Romero, 8 años. Páginas a color: Cartel ‘Célula animal / Célula vegetal’. ‘Día de Muertos en Janitzio y Mixquic’, págs. 15-16. ‘Centenario de Xavier Villaurrutia’, págs. 45-46. Correo del Maestro. Núm. 90, noviembre 2003.
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Correo del Maestro. Núm. 90, noviembre 2003.
Entre nosotros
Panificación y propiedades de la vida Una propuesta culinaria para analizar algunas propiedades de las células Bárbara Peisajovich
¿
Qué diferencias hay entre una pera de plástico y otra natural? Con esta pregunta suelo iniciar las actividades referidas a las propiedades de la vida, que se desarrollan durante los últimos años de la educación primaria y los primeros de la secundaria. Para responderla, los alumnos buscan sus propias concepciones acerca de lo que consideran vivo:“Se parecen en la forma pero son distintas por dentro”;“una se puede comer y la otra no”;“la verdadera se va a pudrir y la otra no” o “una está viva –dicen– y la otra no”. En todos los casos, formulan las diferencias desde las propiedades de la materia que conforma a cada objeto. Algunos describen las propiedades y el proceso de elaboración del material que forma la pera artificial: “Es fabricada por el hombre”, “los plásticos se hacen del petróleo y así fabrican juguetes y frutas como ésta”, y agregan, “tiene la forma de una cosa viva pero no está viva.” Finalmente, alguien comenta:“La diferencia es que la pera natural está formada por células y el plástico no.” Si bien la respuesta es correcta, no responde enteramente a la cuestión acerca de las diferencias entre una y otra. Restaría saber qué propiedades tienen las células de la pera natural que las hace estar vivas. Si bien algunos avanzan en la descripción de las propiedades y la manufactura de los plásticos, lo cierto es que resulta mucho más trabajosa la descripción de la materia viva. No es para menos, ya que en la actualidad, con el conocimiento de la acción de los virus, los priones, los transposones –por sólo nombrar algunas de las partículas capaces de autorreplicarse recientemente descubiertas–, se ha corrido la frontera de lo que denominábamos ser vivo, y se ha abierto un nuevo campo propio de la biología teórica en el que existen grandes controversias acerca de qué es el fenómeno de la vida. No obstante, y mientras no se modifique este paradigma científico que así lo establece, debemos entender a la vida biológica como un conjunto de propiedades emergentes a partir del nivel de organización celular. Por eso las células no sólo son consideradas la unidad estructural funcional de todos los seres vivos sino que también expresan, hasta hoy, el límite de lo que consideramos vida.Vale decir que sólo las estructuras que sean o que estén formadas por células poseen vida biológica.
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Panificación y propiedades de la vida
Al estudiar las células estudiamos también las propiedades de la materia viva. Las células son estructuras vivas, y de los procesos fisicoquímicos que ocurren en su interior resulta uno de los fenómenos más complejos –acaso el mayor exponente– de la naturaleza: la vida biológica.
Características de las células
Todos los seres vivos están formados por células, que son la unidad fundamental dentro de la cual ocurren las funciones y propiedades de la vida. Este hecho evidencia no sólo el origen común de todos los organismos, sino que vuelve mucho más sencilla la interpretación de los fenómenos que ocurren en las células de organismos tan diferentes como las ballenas –formadas por miles de millones de células– o los simples protozoos, compuestos por una sola.Y si bien los protozoos y las ballenas son organismos notablemente distintos, al tratarse de organismos vivos, comparten características y propiedades muy semejantes, como las que a continuación se detallan.
Propiedades de los seres vivos
Todos los seres vivos son capaces de extraer, transformar y utilizar la energía almacenada en las moléculas que se encuentran en su entorno (metabolismo), generalmente en forma de nutrientes químicos o, como en el caso de los organismos autótrofos –como los vegetales–, de capturar y retener la energía lumínica en moléculas para su almacenamiento o utilización inmediata. Pero además de intercambiar selectivamente sustancias con el medio externo, los seres vivos pueden reproducirse y autoensamblarse, para generar copias de sí mismos. Una propiedad asombrosa, si se piensa en una única célula bacteriana, colocada en un medio de cultivo que puede producir mil millones de células idénticas en tan sólo 24 horas. Cada una de estas células posee miles de moléculas extremadamente complejas y, salvo raras excepciones, todas son una copia fiel de la célula madre. Pero lo llamativo de las propiedades de la materia viva es quizá el hecho de que estas funciones no se realizan de manera espontánea, sino que se encuentran altamente reguladas por mecanismos internos capaces de dirigir estos complejos procesos hacia equilibrios dinámicos. La homeostasis o autorregulación es la propiedad que tenemos todos los seres vivos de mantener condiciones estables regulando los intercambios de materia y de energía entre el medio externo y el interno. Asombrosamente, estas propiedades y reacciones complejas ocurren a muy pequeña escala dentro de cada una de las células, y para acceder a éstas –o más bien a la imagen que de ellas tenemos– es preciso utilizar un microscopio que nos revele la presencia de tan diminutas entidades.
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El estudio de las células en el ámbito escolar
Indudablemente, una de las formas de acceder a las células es mediante la observación de las células libres o de tejidos vegetales con el microscopio. Estas observaciones resultan sumamente valiosas para reconocer e identificar células, pero poco nos dicen de las funciones metabólicas que en ellas se desarrollan, ya que para ello habría que observar los procesos fisiológicos que ocurren en una escala microscópica. Una manera de evidenciar la fisiología de las células es observar los productos de esos procesos metabólicos, tales como la fermentación láctica en el caso del yogurt o la liberación de bióxido de carbono de las levaduras durante la respiración aeróbica. La microbiología aplicada al aula permite acceder no sólo a la diversidad de células y microorganismos que nos rodean, sino también a los productos de algunos de ellos como el yogurt, el queso o el vino, originados en procesos de fermentación de bacterias y hongos unicelulares como las levaduras. La siguiente es una propuesta de trabajo con microorganismos de uso industrial: las levaduras. El propósito es aproximar a los alumnos de los últimos grados de nivel primaria y los primeros de secundaria a algunas de las funciones y propiedades de las células mediante el trabajo experimental con microorganismos como las levaduras que se utilizan en la elaboración del pan. A través de estas experiencias es posible trabajar contenidos referidos a funciones como respiración –aeróbica y anaeróbica–, reproducción celular, factores limitantes de una población, etc. La propuesta está orientada a que los alumnos formulen hipótesis para explicar distintos problemas que se les plantearán a lo largo del desarrollo del proyecto y que reconozcan en las levaduras algunas de las propiedades de la vida. Asimismo, se pretende familiarizarlos con el trabajo en el laboratorio y la organización e interpretación de datos obtenidos en él.
Al pan, pan
El siguiente es un proyecto de trabajo cuyo propósito es la elaboración de masa para preparar pan o pizza. Durante su desarrollo, los alumnos deberán reflexionar acerca de los fenómenos que observan, elaborar hipótesis y diseñar estrategias para verificarlas. Debe advertirse que, si bien estas etapas implican el desarrollo de pasos y procedimientos específicos, no están enteramente pautadas en la forma de un instructivo o guía de trabajo como los que frecuentemente utiliza el profesor con sus alumnos. Por el contrario, en esta actividad, la función del docente consistirá en promover que los mismos alumnos formulen las guías de trabajo y diseños experimentales para poner a prueba las hipótesis. • Espacio físico Un laboratorio o salón con mesas amplias.
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Panificación y propiedades de la vida
• Material Por lo menos un microscopio para todo el grupo. Para cada grupo de trabajo (4-6 alumnos): 6 tubos de ensayo; un marcador indeleble para rotular los tubos; una regla; 2 recipientes grandes; cubitos de hielo; un termómetro de laboratorio; papel periódico; hidróxido de calcio o agua de cal preparada; un globo pequeño. • Banco de datos Se sugiere también la preparación de textos breves con información sencilla que esté disponible para que los alumnos consulten mientras realizan el trabajo en el laboratorio y así enriquecer la discusión durante el análisis de los datos. Algunos de estos textos pueden incluir temas como: las levaduras, la respiración aeróbica, la fermentación, historia del pan, etcétera. Pasos del proyecto
I. ANTES DEL LABORATORIO 1) Presentación de la propuesta Elaboración del pan. En esta primera fase se expondrá brevemente a los niños el propósito del proyecto de trabajo y se les preguntará: ¿Qué ingredientes necesitamos a fin de preparar masa para pan? ¿Qué cantidades de cada uno? ¿Qué pasos se deben seguir para elaborar pan? Luego de compartir las respuestas se hace notar que falta obtener información y se les solicitará que averigüen con sus familiares cuáles son los ingredientes y que anoten los procedimientos y las recetas que les propongan. 2) Selección de una receta. Luego de leer las diferentes recetas que los niños hayan traído de sus casas, se procederá a elaborar una para todos, y a unificar los criterios y las cantidades según el número de integrantes de cada grupo. A continuación, se elaborará un listado con los instrumentos necesarios para hacer el pan, tales como cucharas para revolver, recipientes para preparar la masa, sal, azúcar, aceite, levadura, etc. Una vez que se haya acordado el modo de preparación se les puede solicitar que elaboren ellos mismos un pequeño instructivo que explique los pasos del procedimiento. 3) Reconocimiento y reflexión sobre los ingredientes. ¿Qué tipo de sustancias son cada uno de los ingredientes? Probablemente, la mayoría de los alumnos no tendrá dificultades para identificar el origen de la harina de trigo o el aceite, pero quizá les resulte más difícil determinar qué son las levaduras.Y esta cuestión es la que orienta la mayor parte de las actividades del proyecto, ya que implica la formulación de hipótesis referidas a las características de los seres vivos en general y de estas células en particular. Reflexionar acerca de las características y el origen de cada uno de los ingredientes que conforman la receta constituye una buena oportunidad para describir las sustancias en función de las propiedades organolépticas como el color, el olor o la textura de los ingredientes.
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Elaboración de hipótesis Es conveniente registrar las primeras respuestas que en este punto se producen, aclarando que estas afirmaciones son hipótesis, que es necesario verificarlas, y que un modo de hacerlo es realizar pruebas o experiencias. Por ejemplo, algunos alumnos sostienen que las levaduras son un polvo o sustancias químicas que inflan la masa; otros, en cambio, dicen que son ‘bichitos’ o ‘seres vivos que inflan la masa’. En ambos casos, las consecuencias de ambas hipótesis resultan semejantes; sólo difieren en cuanto a la naturaleza de las levaduras. Es decir, hay quienes sostienen que las levaduras son seres vivos y quienes dicen que no. Eventualmente, puede formularse una única pregunta que las resuma: ¿Las levaduras son seres vivos? Contrastación de hipótesis En este punto cabe recordarles que una de las funciones de todos los seres vivos es la respiración, y destacar algunos procesos químicos implicados en ella, como la liberación de bióxido de carbono procedente de las oxidaciones biológicas. Acerca de la reproducción, debe destacarse que el resultado de dicha función es la multiplicación de organismos y que, eventualmente, esto sólo podrá verificarse en forma directa si observan la gemación de las levaduras en el microscopio o, indirectamente, mediante el incremento del volumen de la masa. Para ambos casos cabe preguntar acerca de los indicios de que ambas funciones se están llevando a cabo. Es decir, ¿cómo detectarían que las levaduras se reproducen? ¿Cómo detectarían que las levaduras respiran? ¿Qué experiencias te permitirían observar estos fenómenos? En el caso de que se verifiquen ambas funciones, ¿podemos concluir que estamos ante seres vivos?
II. EN EL LABORATORIO El agua de cal: un indicador de la presencia de bióxido de carbono A continuación, se explica la utilización del agua de cal como indicador de la presencia de bióxido de carbono. Para ello, se prepara una solución con hidróxido de calcio concentrado y se describe su aspecto. Inmediatamente, se sopla dentro del recipiente para hacer burbujear la solución mediante un popote. Es preciso indicar que cuando la solución se torna más blanca y lechosa es porque están reaccionando el agua de cal y el bióxido de carbono resultante de la respiración. En este caso, es conveniente explicitarles que estamos ante un indicador de la presencia de una sustancia –bióxido de carbono– y que, al igual que los todos los indicadores, su función consiste en evidenciar una reacción mediante un cambio que impresione nuestros sentidos (color, olor, burbujeo, etcétera). Una vez explicada su utilización podemos solicitarles que elaboren un diseño para responder a la pregunta: ¿Cómo podemos utilizar el agua de cal para verificar si las levaduras respiran?
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Panificación y propiedades de la vida
En este punto corresponde destacar la importancia de presentar esquemas claros con indicaciones sencillas que puedan ser seguidas por otros. Por ejemplo: Esquema 1 1
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Agua de cal
Burbujeo
Reacción entre el agua de cal y el CO2
4) Materiales. Cada mesa contará con los ingredientes y los enseres de cocina necesarios para elaborar la masa y, además: 6 tubos de ensayo; 2 recipientes medianos; un termo con agua caliente; cubitos de hielo; un termómetro; marcador para rotular. 5) Elaboración de la masa para pan. Se seguirán las instrucciones de la receta acordada. Cada grupo elaborará la masa del pan según una receta general. 6) Verificación de la respiración celular. Luego de preparar las levaduras para agregarlas a la masa, diluidas en agua entre 37°y 40°C con unas cucharaditas de azúcar, se les solicitará que viertan unos 15 ml en un tubo de ensayo, que lo coloquen en el recipiente con el agua caliente y que lo tapen con el globo tal como mostramos en el esquema 2: Esquema 2
Levaduras con agua a 37º C y azúcar
A los 10 o 15 minutos observarán que el globo se infla. Éste se retira cuidadosamente para evitar que se pierda el gas acumulado, se hace burbujear dentro de la solución del agua de cal y se observa la reacción que evidencia la presencia de bióxido de carbono, producto de la respiración celular.
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7) Rotulación de los tubos. Consiste en graduar los tubos que se van a utilizar (esquema 3).
Esquema 4 Esquema 3
Bolita de masa
8) Se toman seis bolitas de masa y se introduce una en cada tubo (esquema 4). 9) Se introducen cuatro tubos en el recipiente con agua entre 37°y 40°C (esquema 4). Completar el primer valor de la tabla al tiempo cero.
Esquema 5
Cubitos de hielo Agua a 37-40ºC
Agua a 0ºC
10) Posteriormente, observarán la altura de la masa y anotarán los datos en registros como el que se muestra en la tabla 1 (al final del artículo). 11) Cuando la masa haya leudado suficientemente, los alumnos se la repartirán y la cocinarán en sus casas o en la cocina del establecimiento. 12) Se sugiere también la inclusión en cada recipiente de un tubo que contenga los mismos ingredientes (harina, azúcar, aceite y agua), pero sin levaduras. Este tubo representa el grupo testigo que pone de manifiesto la función de las levaduras como el factor responsable de los cambios que se observan en la masa.
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III. DESPUÉS DEL LABORATORIO Organización y análisis de los datos de laboratorio Al finalizar la actividad en el laboratorio, los alumnos analizarán los resultados e interpretarán los valores obtenidos en las diferentes partes. Se sugiere que tanto la organización como el análisis de los datos formen parte de un informe del trabajo realizado. Organización de los datos Colocar los valores de ambas tablas en un plano cartesiano marcando con un color los valores correspondientes a los tubos de agua fría y con otro los tubos que se encuentran en agua caliente. Análisis de los datos Es preciso realizar preguntas que promuevan una explicación de los fenómenos que se representan, para analizar y establecer las semejanzas y las diferencias entre ambas curvas. Dependiendo de las características y del nivel escolar de cada grupo, es posible profundizar en los distintos aspectos, por ejemplo: • ¿En qué momento se registró el crecimiento más rápido? ¿A qué se debe? • ¿Qué estará ocurriendo con las levaduras? • ¿A qué se deben las diferencias entre ambos gráficos? • ¿Qué forma tendría un gráfico si a los diez minutos de iniciado el proceso se introdujera la masa en el refrigerador durante veinte minutos y luego se la colocara a 37°C? ¿Qué usos podría dar a estos datos un maestro panadero? En el caso de que se haya incluido un grupo testigo conviene solicitar que explique no sólo los datos observados en su interior sino también el porqué de su inclusión en esta experiencia. • ¿De dónde proviene el gas que se acumuló en el globo? • ¿Qué resultado se observó durante el burbujeo del globo dentro del agua de cal? • ¿Qué clase de sustancias son las levaduras? ¿En qué evidencias te basas para afirmarlo?
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• ¿Qué cambió cuando diluyeron las levaduras en agua caliente y azúcar? Y si las diluyeran solamente en agua fría, ¿qué resultados esperan encontrar? • ¿Qué ocurría mientras las levaduras estaban guardadas en el paquete? • ¿Cómo utilizarías estas observaciones para explicar que una masa esté liviana o pesada? • ¿Hasta cuándo puede crecer una masa (o la población de levaduras)? ¿De qué depende? Cuando algunos datos no son los esperados Puede ocurrir que algún tubo o algún grupo no presente los datos esperados o que difieran de la mayoría. En ese caso, lejos de ocultarlo es importante no inducir respuestas del tipo salió mal o no funcionó. Por el contrario, esos casos son los más significativos para trabajar posibles hipótesis que expliquen lo ocurrido; así como la idea de que es posible modificar los resultados atendiendo a las variables que intervienen en el proceso. Por eso, lejos de soslayar los resultados equivocados es preciso alentar la reflexión acerca de los factores y las posibles variables que explicarían dichos resultados. De ser así, habremos logrado que nuestros alumnos se formulen preguntas y propongan soluciones, validos de procedimientos y técnicas propias del quehacer científico.
Tabla 1: Agua a 0°C. ( Se hace otra igual para el agua a 37°C)
Tiempo en minutos
Altura de tubos en cm 1
2
Promedio
3
5 10 15 20
Bibliografía CURTIS, H., et al., Biología. Editorial Médica Panamericana, México, 1994.
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Antes del aula
Ofrendas de vida La tradición del culto a los muertos en México
amesf9.tripod.com/ mexico/id8.html
Alberto A. Hernández
El altar es el sitio sagrado donde los vivos honran a los muertos. En él se colocan flores, adornos, veladoras y comida.
L
as fiestas de muertos que se celebran en todo el país son una amalgama de las culturas mesoamericanas –fundamentalmente la mexica– y del mundo hispánico. El carácter lúdico que éstas presentan deriva de la cosmovisión azteca. Fuera del país estos festejos son vistos con asombro por los tintes carnavalescos, la animación y la alegría general con que son desarrollados. El origen del aspecto festivo se halla en la concepción de la muerte en la sociedad mexica, que formó parte del ciclo cosmogónico del devenir y no se entendía como un fin. La muerte es vista como un despertar, como un renacimiento a otro mundo, el mundo de los muertos. Según la forma de morir, se accedía a determinado lugar del inframundo. Los guerreros muertos en la batalla y los que perecían en la piedra de los sacrificios iban al
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Tonatiuhichan (la Casa del Sol); se les llamaba los cuauhteca (gente del águila), y se convertían por cuatro años en compañeros del Sol desde el amanecer hasta el cenit, periodo después del cual volvían a la tierra transformados en colibríes. Las mujeres que morían durante el parto iban a Cihuatlampa, el lado de las mujeres, y se las denominaba las cihuateteo; ellas se volvían compañeras del Sol desde el cenit hasta el crepúsculo, obtenían una vida inmortal y en algunos días funestos descendían a la tierra y provocaban enfermedades y terror. Aquellos que morían por alguna causa relacionada con el agua (ahogados, de hidropesía, fiebre) iban al Tlalocan, el paraíso de Tláloc, y se hacían de una vida inmortal plena de placeres y abundancia. Los niños pequeños tenían como destino el Xochatlapan o Tamoanchan (Lugar de nuestro origen),
Día de Muertos en Janitzio, Michoacán
Fotos: Francisco Emilio de la Guerra.
Hacia la medianoche del 1º de noviembre en la isla de Janitzio, en el lago de Pátzcuaro, las personas se desplazan con solemnidad a los lugares de reposo de sus seres queridos. Sobre las tumbas colocan ofrendas florales enmarcadas por las luces de numerosas velas, y entre alabanzas, rezos y cantos aguardan el amanecer.
Tzompantli moderno en Mixquic, Ciudad de México
Fotos: Francisco Emilio de la Guerra.
El tzompantli, que originalmente consistía en cráneos humanos ‘ensartados’ en palos largos de madera, para provocar temor y respeto a los enemigos en la época prehispánica, ahora lo encontramos en esta comunidad –de raíces toltecas-chichimecas– como un túmulo de cráneos al pie de una cruz de piedra.
La América antigua,V. I, Folio/Ediciones del Prado, Madrid, 1992.
donde eran alimentados por un árbol nodriza que daba leche, el Chichihuacuauhco. Los que tenían una muerte natural iban al Mictlán (Lugar de los muertos), en donde viajaban por cuatro años para finalmente extinguirse en la nada. Debido a estas ideas de la vida y la muerte, los aztecas ofrendaban a sus difuntos con frutas, legumbres, gallinas, ropa, mantas, y sacrificaban a doncellas, a jóvenes y a esclavos para ayudar a sus muertos en su camino por el otro mundo. Las ofrendas se realizaban periódicamente a los 20, 40, 60 y 80 días después del deceso; y luego durante cada año en las fechas previstas por el calendario azteca para esas festividades –hay constancia al menos de cinco fiestas principales en las cuales la sociedad azteca llevaba a cabo rituales y ofrendas a los muertos. En el quinto mes se realizaba la denominada Tóxcatl que estaba dedicada a Tezcatlipoca. En cada casa se hacía fiesta y se ofrendaba a los muertos con alimentos y vestidos, además de danzas. El Tlaxochimaco ocurría en el noveno mes (entre el 12 y el 31 de julio) y era una fiesta a Huitzilopochtli, ceremonia a la que también se nombraba Mihcailhuitontli (Fiesta de los muertitos). En ella se hacían ofrendas de maíz, calabaza, frijol y otras legumbres, y resaltaba por los tristes cantos dedicados a los muertos. En el siguiente mes azteca, el décimo (del 1 al 20 de agosto) se celebraba el Xócotl Huetzi, dedicado al dios del fuego, Xiuhtecuhtli, y era la fiesta de los adultos muertos o Hueymihcáilhuitl. Se llevaban a cabo ceremonias dentro y fuera de los templos en una atmósfera de tristeza y con los rostros pintados de negro. El decimocuarto mes se le hacía fiesta a Mixcoatl y la gente elaboraba saetas y dardos que luego enterraba en las sepulturas de los muertos en la guerra.
Muro de los cráneos, en el Templo Mayor de Tenochtitlán.
El decimoctavo mes (del 8 al 27 de enero) se hacía fiesta nuevamente para Xiuhtecuhtli y durante las ceremonias se ofrecían tamales a los muertos en cada una de sus sepulturas.
El aporte hispano La imposición del cristianismo al mundo mexica, a pesar de la violencia con que llegó a realizarse, no consiguió desterrar del todo las antiguas creencias y cultos prehispánicos. Pero ciertas coincidencias entre ambas culturas –como las ofrendas, las penitencias y la vigilia– hicieron más sencilla esta tarea. El culto azteca a la muerte fue casi totalmente erradicado. No obstante, el culto a los muertos se fusionó con el modo católico de honrar a los difuntos, lo cual se hacía al día siguiente de la celebración de Todos los Santos, el 2 de noviembre. Fray Diego de Durán relata que los indígenas colocaban una ofrenda el día primero y otra el día 2, y explica que esto sucedía por ser una costumbre muy antigua entre los naturales. Es decir, que los indígenas adaptaron la primera fecha para el Mihcailhuitontli y la segunda para el Hueymihcáilhuitl.
Correo del Maestro. Núm. 90, noviembre 2003.
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Foto: Francisco Emilio de la Guerra
Ofrendas de vida
Día de Muertos en el cementerio de la isla de Janitzio, en el lago de Pátzcuaro, Michoacán.
Los españoles honraban a sus difuntos con ofrendas de pan, vino, cera, pero sólo en pocos lugares celebraban comidas familiares. Las ofrendas se llevaban a la misa o eran colocadas sobre las propias sepulturas. También se elaboraban platillos especiales, dulces y el pan de muerto. Las ofrendas hispanas eran un acto de recuerdo y amor a los parientes fallecidos. A veces con el fin de pedir cierto don, o para no despertar su enojo. En algunos sitios, la noche del 1º de noviembre se tocaban las campanas y se hacían fogatas para las ánimas, en las cuales los jóvenes cocían castañas y bebían vino.
De calaveras y muerte Una manifestación esencial del día de los Fieles Difuntos es la calavera. Las culturas precolombinas tuvieron a la calavera, al cráneo, por símbolo esencial de la muerte (en contraste con el esqueleto europeo) y ella fue representada in-
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veteradamente en murales, códices, piedra y cerámica. El concepto prehispánico de la muerte como un eslabón generador de energía, como un germen de vida, explica quizá el modo en que a través de los siglos se ha recreado y asimilado la idea de la calavera en México: desde el uso de la palabra ‘calavera’ para referirse a la persona que lleva una existencia dedicada a los placeres, a la fiesta, es decir, sin tomarse en serio la vida; pasando por esas otras calaveras, tradicionalmente escritas en cuartetos octosílabos rimados, que hacen mofa de la vida a través de la muerte (aparecidas a finales del siglo XVIII para satirizar la pedantería de los panegíricos mortuorios y que iban con la caricatura de la persona a la que se dedicaban); hasta las calaveras de azúcar, de chocolate o de amaranto en las que las personas buscan su propio nombre, para luego comérselas con singular alegría, alcanza aún a percibirse cierto eco del pensamiento prehispánico que los mexicanos hemos heredado.
Ofrenda En la festividad del Día de Muertos la ofrenda tiene un papel preponderante en la atención y servicio a los difuntos. La ofrenda no es de ningún modo un obsequio, sino un ofrecimiento. Un modo de compartir con los parientes fallecidos los frutos obtenidos durante el año. Ella se prepara con antelación y solemnidad. La creación de la ofrenda muestra sentimientos de gratitud, amor y veneración, pero tras éstos se hallan también el miedo al disgusto y la insatisfacción que los muertos pueden sentir hacia sus familiares por olvidarlos. Aunque los elementos que conforman la ofrenda son variados de una región a otra del país, pueden señalarse básicamente los siguientes:
1. Altar doméstico. Adornado con papel picado, palmillas. 2. Flores. Cempasúchil, cacalosúchil, crisantemos. 3. Ceras. Velas y veladoras dedicadas a cada uno de los difuntos, las cuales los guían en su camino a las moradas de sus familiares. 4. Alimentos. Desde las más humildes viandas, como los frijoles, hasta platillos muy sofisticados como el mole de guajolote. 5. Bebidas. Agua, café, chocolate, mezcal, aguardiente, cerveza, brandy. 6. Copal e incienso. 7. Dulces. Éstos destinados a los niños y dependiendo de la región del país se hacen con formas de animales o querubines; y también están las tradicionales calaveritas de azúcar. 6. Ritos de recepción. 7. Ritos de atención a los difuntos. 8. Ritos de despedida.
ofrendan tamales, calabazas, chayotes, mandarinas, camotes, cacahuates, atole, elotes, café, chocolate, limas y manzanas. Luego de que los sacerdotes bendicen las tumbas, la gente levanta los alimentos y las bebidas. Durante la fiesta de Xantolo los familiares acostumbran visitarse, obsequiarse alimentos y convivir durante buena parte del día. Las familias llegan a tener de 10 a 15 visitas durante esta época. Muy esperado por estos pueblos es el baile de los kolis o viejos. Los kolis son personas disfrazadas de ancianos que van de casa en casa bailando al ritmo de una banda de viento o de un trío de huapangueros. Representan dramas y con su capacidad de alburear y sus gritos llenan de alegría la fiesta.
San Pedro Potla, Temascalcingo
La festividad de Xantolo en San Miguel y en San Lucas abarca los dos últimos días de octubre y los dos primeros de noviembre. En cada hogar la familia, por muy pobre que sea, coloca ante un altar con bebida y alimentos, un arco hecho de caña de azúcar o de palos cubiertos con palma, flores de muerto, mano de león y de olote, lo cual simboliza una puerta abierta a los muertos. Por la mañana y por la tarde se encienden velas blancas y amarillas forradas con tiras de papel de colores, además de ahumar con copal. Luego se sirve café, chocolate, pan, tamales, refrescos o cervezas. El día 2 desde muy temprano, las familias acuden al cementerio. Limpian las tumbas, ponen cruces nuevas, coronas, collares de cempasúchil y velas o veladoras. En el mismo panteón
Los habitantes mazahuas de San Pedro Potla, que se halla al norte de Toluca, reciben a sus
www.mural.com/deviaje/articulo/314327/
La fiesta de Xantolo en la Huasteca hidalguense
El olor a flores, chocolate y copal impregna la fiesta de Xantolo en la Huasteca.
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mexico.udg.mx/arte/diademuertos/ muertos1.html
Ofrendas de vida
Los adornos de papel picado con temas del Día de Muertos son muy frecuentes en las ofrendas.
difuntos desde el día 30 de octubre. El 30 llegan los no bautizados que vienen del limbo. El 31 es el día de los angelitos o pequeños difuntos. El primero de noviembre está dedicado a difuntos mayores y el día 2 a todos los fieles difuntos. En este poblado se recibe a los muertos con calabaza, chayote, elote, pan, haba, frijol, frutas y bebidas, como el pulque, la cerveza, el vino, agua, café‚ o chocolate. A cada uno se le coloca una vela para iluminar su camino. Se les ofrecen rezos y la comida del altar. El día 2 todas las familias asisten al panteón en medio de cantos, llevando flores y las veladoras puestas desde el día 30.
Fiesta en Cosoltepec, Huajuapan, Oaxaca Dos son las más festividades más importantes en Cosoltepec: una es la de la patrona del lugar,
Santa Gertrudis Magna, y la otra es la del de Día de Muertos. Con mucha anticipación, los pobladores ahorran para esta última fiesta. El 31 de octubre y el 1º de noviembre están destinados para los niños o angelitos y el día 2 para los adultos. El altar se prepara en forma de arco con una rama de sauce, ya sea sobre el suelo o en una mesa. Se adorna con flores de cempasúchil y de cacalosúchil, de diferentes colores. Los alimentos que se ofrendan van desde frijoles de olla, el tradicional mole con carne de gallina o guajolote, el mole con carne de chivo o la barbacoa, los elotes, el dulce de calabaza. A los niños, que son los que llegan primero, se les ofrece la comida sin picante, acompañada de atole, chocolate, café y pan de muerto. A ellos también se les ofrenda con dulces en forma de animalitos o ángeles. Durante el día, tres o cuatro veces, se quema copal para que el aroma relaje a los difuntos y puedan descansar de su largo viaje. En cuanto a los difuntos adultos, la ofrenda varía sólo porque los alimentos tendrán ahora chile y serán acompañados con bebidas alcohólicas. Desde las 5 de la mañana del día 2 de noviembre la gente desfila hacia el cementerio para adornar las tumbas de sus difuntos. La banda del pueblo asiste también para tocar algunas marchas fúnebres a cambio de un desembolso económico o algunos litros de alcohol. Las tumbas son tapizadas de flores de cempasúchil, veladoras, frutas y comida. Todo el día suenan las campanas de la iglesia para despedir a los muertos.
Bibliografía RÍOS, Guadalupe, et. al., Día de muertos. UAM (Colección Molinos de Viento 91), México, 1995. Día de muertos, Comp. Pablo Sandoval Hernández y Camelia Margalli Hernández, Universidad Pedagógica Nacional, México, 1999. OCHOA Zazueta, Jesús Ángel, La muerte y los muertos. SEP, México, 1974. RODRÍGUEZ Álvarez, María de los Ángeles, Usos y costumbres funerarias en la Nueva España. El Colegio de Michoacán, El Colegio Mexiquense, México, 2001. WESTHEIM, Paul, La Calavera. Editorial ERA, México, 1971.
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Diplomado La ciencia en tu escuela Módulo de Matemática • Primaria Carlos Bosch Virginia Ferrari Luz María Marván Pilar Rodríguez Con esta sesión finalizamos la publicación del trabajo realizado en el Módulo de Matemática, nivel primaria, del diplomado La ciencia en tu escuela. La octava sesión, con la que cierra el curso, corresponde a evaluación. Sesión 7. Probabilidad Actividad Discuta con sus compañeros de equipo las respuestas a las siguientes preguntas: 1) La distancia promedio entre la Tierra y el Sol es, aproximadamente, 149 668 992 kilómetros, es decir, 149 668 992 000 000 milímetros. ¿Cómo se lee este último número? 2) ¿Cómo se llama el siguiente número? 32 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 3) ¿Cuál es el mayor número natural cuyo nombre conoce? ¿Todos los números naturales tienen algún nombre? Si no todos tienen nombre, ¿cuál es el mayor número natural que tiene nombre? 4) Imagine que el resultado de un cálculo astronómico es el número 4 seguido de 71 ceros. Independientemente de cuál sea el nombre de este número, escribirlo sería muy engorroso: 400 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 y, al dárselo a leer a otra persona, le costaría trabajo contar la cantidad de ceros. ¿Sabe usted qué sistema utilizan los astrónomos para escribir números como éste? ¿Sabe cómo llaman a este número? 5) Cuando la policía capturó a El Tigre de Santa Julia, tres vecinos se dieron cuenta del hecho porque en ese preciso momento pasaban por ahí y, aunque sólo fueron tres los primeros enterados, una hora después ya lo sabían todos los demás vecinos, porque los habitantes de Santa Julia, aunque son poco chismosos, tienen un buen sistema para transmitir información: Cada vez que
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Diplomado La ciencia en tu escuela. Módulo Matemáticas. Primaria
alguien se entera de algo, se lo cuenta a tres vecinos, pero solamente a tres, y después ya no vuelve a hablar del tema para que no vayan a decir que es un chismoso. A continuación, cada uno de los vecinos a quienes se les platicó el chisme, lo cuenta a otras tres presonas, quienes a su vez lo cuentan, cada una, a otras tres, y así sucesivamente. A) En Santa Julia hay aproximadamente tres mil vecinos, y una hora después de la captura de El Tigre ya todos estaban enterados. Sin hacer operaciones, sino de acuerdo con lo que diga su intuición, diga cuánto cree que haya tardado cada vecino en informar a otros tres. Después, calcule este dato con exactitud, suponiendo que todos los vecinos son igualmente veloces para transmitir la información. B) Suponga ahora que la noticia de la captura de El Tigre se propaga con el mismo sistema de “cada quien informa a tres y sólo a tres”; pero ahora no en el poblado de Santa Julia, sino en una ciudad de 21 millones de habitantes. Sin hacer operaciones, sino de acuerdo con lo que diga su intuición, y tomando en cuenta que en una hora se enteraron unas 3 mil personas, estime cuánto tiempo después de la captura habrá 21 millones de personas enteradas. Después, calcule dicho tiempo con exactitud, suponiendo nuevamente que todas las personas son igualmente veloces para pasar la información. C) Si la noticia continúa propagándose de igual forma, y tomando en cuenta que en una hora se enteraron tres mil personas, ¿como cuánto después de la captura habrá 180 millones de enterados? Número de personas enteradas al inicio del periodo
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Cantidad de personas que se enteran durante el transcurso del periodo
Total de personas que al finalizar el periodo ya saben la noticia
Periodo 1
3 (los tres testigos)
9
12
Periodo 2
12
27
39
Periodo 3
39
81
120
Periodo 4
120
243
363
Periodo 5
363
729
1092
Periodo 6
1092
2187
3279
Periodo 7
3279
6561
9840
Periodo 8
9840
19 683
29 523
Periodo 9
29 523
59 049
88 572
Periodo 10
88 572
177 147
265 719
Periodo 11
265 719
531 441
797 160
Periodo 12
797 160
1 594 323
2 391 483
Periodo 13
2 391 483
4 782 969
7 174 452
Periodo 14
7 174 452
14 348 907
21 523 359
Periodo 15
21 523 359
43 046 721
64 570 080
Periodo 16
64 570 080
129 140 163
193 710 243
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Diplomado La ciencia en tu escuela Módulo de Ciencias I • Primaria María Jesús Arbiza Díaz Rosa María Catalá Rodes Alejandra González Dávila Rosa del Carmen Villavicencio Caballero
En este número de Correo del Maestro comenzamos a reproducir el contenido de las sesiones 3 y 4 del Módulo Ciencias I ‘El mundo de lo microscópico’. Al igual que se hizo para las sesiones 1 y 2, primero se expondrán las actividades realizadas y posteriormente las lecturas de conceptos básicos, que consideramos un importante apoyo para que los maestros se acerquen a estos temas.
Propósitos Informativos • Precisar, aclarar y enriquecer los conceptos previos de los maestros con respecto al tema de la célula, su estructura y sus funciones. Formativos • Desarrollar algunas herramientas didácticas para que los maestros relacionen, jerarquicen, clasifiquen y generalicen conceptos relacionados con el tema de célula, su estructura y sus funciones. CUADERNO
DE TRABAJO
ENTRADA Dividamos al grupo en equipos y juguemos ‘Basta’. En la siguiente página encontrará un formato adecuado para ello.
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Instrumentos/ medidas/ unidades
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Organismos microscópicos
Célula/ estructura
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Célula/ funciones
Organismos macroscópicos
ACTIVIDADES
EXPERIMENTALES
1) El escape del aroma Objetivo Demostrar la difusión como una forma en que las sustancias pueden entrar o salir a través de una membrana. Material Gotero Extracto de vainilla
. . . .
Globo chico Caja de zapatos Metodología 1. Poner 15 gotas de extracto de vainilla dentro del globo desinflado. Tener cuidado de que no caiga vainilla fuera del globo. 2. Inflar el globo hasta que su tamaño se ajuste al interior de la caja de zapatos y hacerle un nudo para cerrarlo. 3. Colocar el globo dentro de la caja cerrada durante una hora.
Predicción: ¿Qué sucederá al abrir la caja? ¿Se sentirá el aroma de la vainilla? ¿Estará seca la caja?
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Observación 4. Abrir la caja y oler el aire contenido en ella. Verificar que no exista ningún líquido que haya mojado la caja. Explicación ¿Qué pasó?
¿Por qué crees que haya sucedido?
¿Cómo pudo pasar la vainilla a través del globo sin mojar la caja?
¿Por qué el aire dentro de la caja huele todo a vainilla?
¿Cómo tienen que ser las partículas que forman la vainilla para que eso suceda?
Aplicación Lee con atención la información del texto complementario sobre la biología de la célula. Luego contesta el siguiente cuestionario. ¿Qué tiene que ver este experimento con las funciones de la célula?
¿Qué órgano de la célula representa el globo?
¿Qué sustancia podría representar el vapor de vainilla?
¿Qué entiendes por sustancia volátil? ¿Es la vainilla un gas o una sustancia volátil? ¿Conoces otros ejemplos? Anótalos.
Investigación ¿De qué otras maneras se estudian las células aparte de observarlas al microscopio?
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2) Papas blandas Objetivo Demostrar el transporte de sustancias a través de membranas y comprender el concepto cualitativo de concentración. Material Sal de mesa Agua Papa o pepino Taza para medir de 250 ml Cucharita de 5 ml Dos recipientes de vidrio o plástico transparente
. . . . . . .
Reloj
Procedimiento • Mezclar 3 cucharadas de sal con el agua que cabe en una taza. Verter la mezcla de agua salada en uno de los recipientes pequeños. • Verter agua sola dentro del otro recipiente. • Cortar una papa o pepino en rebanadas de aproximadamente 6 mm de espesor y colocar dos rebanadas dentro de cada recipiente. Esperar 30 minutos.
Predicción: ¿Qué les sucederá a las rebanadas de papa? ¿Habrá alguna diferencia entre las que están en agua sola y las que están en agua salada? En caso de contestar que sí, ¿cuál es la razón?
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Observación (Resultados): • Después de 30 minutos se sacan las rebanadas de papa con los dedos y se prueba su dureza o turgencia, tratando de doblarlas y ver qué tan flexibles son antes de partirlas en dos pedazos. Se compara con una rebanada control que no se metió en ningún medio. ¿Qué diferencias hay entre las papas de los dos recipientes y la rebanada normal?
Explicación ¿Qué pasó?
¿Por qué?
¿Qué hace que una rebanada esté dura y la otra blanda?
¿Por qué en un caso salió agua de la rebanada?
¿Cómo influye la sal?
¿Qué entiendes por concentración en una mezcla? ¿Qué tipo de medio en el que se encontraban las papas (agua simple o agua con sal) era una mezcla?
¿Hay sal dentro de la papa?
¿Dónde hay más sal (estará más concentrado), en la papa o en la disolución preparada?
¿De dónde a dónde (diluido a concentrado o viceversa) fluyen las sustancias a través de una membrana?
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Aplicación Continúa con la lectura de los textos complementarios y contesta el siguiente cuestionario. ¿Cómo entran las sustancias a la célula? ¿Qué tipos de mecanismos de transporte celular existen?
¿Cómo influye la concentración de las disoluciones que están dentro o fuera de la célula?
¿Es correcto decir que “la célula toma las sustancias que necesita del medio? ¿Qué confusiones puede generar esto?
¿Cómo se relaciona este experimento con el de las pasitas que viene en el libro de texto del alumno?
Investigación Averigua qué significa el término ósmosis y cómo se relaciona con el funcionamiento celular. Compara los experimentos (Difusión y ósmosis):
SALIDA ¿Qué fue lo que se aprendió con las actividades?
¿Cómo se aprendió?
¿A través de qué razonamientos se aprendió?
Tareas • Diccionario/Glosario • Investigación (ósmosis y difusión)
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Generalizaciones • Después de la lectura del texto 1 (ámbito conocimientos). ¿Qué relación existe entre los conceptos descritos en la lectura y los principales temas del bloque 2? • Después de leer el texto complementario 1, revisa tu mapa de conceptos y decide si le harías algún cambio en la jerarquía y organización de los conceptos elegidos. Anota los cambios realizados y vuelve a comparar. Si los hubo, ¿por qué crees que hiciste los cambios? • Elabora un párrafo que sintetice y relacione las siguientes ideas: microscópico, célula, estructura, organelos, funciones, fotosíntesis, respiración, tejido, órgano, sistema y aparato. Adecuaciones complementarias, variaciones. ¿Qué pasaría si...? • En el experimento 1 se utiliza una bolsa de plástico en lugar de un globo. ¿Qué pasaría si se utiliza una bolsa de papel? • ¿Cómo tiene que ser el material para que el experimento funcione y haya difusión? • ¿Cómo tiene que ser la membrana celular para permitir la entrada y salida de sustancias necesarias para la célula? • En el experimento 2 se utiliza azúcar o vinagre en lugar de sal. ¿Importa qué sustancia es para observar el fenómeno de ósmosis? Vinculación con otras materias • Con matemática: se pueden hacer gráficas y dibujos a escala, ya sea a nivel de modelos de célula, tejido, órgano, organismo, etc. Cada alumno puede usar un organismo diferente y al final se comparan los resultados, con el fin de establecer semejanzas y diferencias en sus resultados. • Con física, en los temas materia, energía y cambio: Al vincular la óptica con la que funcionan los microscopios (el tema ya tiene antecedente en C.N. de 4o grado). Estos aparatos funcionan gracias a la combinación de lentes que logra poner en evidencia lo que no perciben los ojos a simple vista. • Con química, en los temas materia, energía y cambio: en los aspectos de desinfección por agentes oxidantes (cloro, bromo, yodo) de los alimentos para eliminar microorganismos y en cuanto a procesos de cambio bioquímico (fotosíntesis y respiración) y la energía solar y química que está respectivamente involucrada en estos procesos.
Nota: La lectura complementaria 1 es “¿Qué representación de la célula tienen los estudiantes?”, de Fernando Flores, María Eugenia Tovar y Leticia Gallegos, que puede encontrarse en Correo del Maestro Núm. 60, mayo 2001. La lectura complementaria 2 es “Construye tu microscopio óptico”, de Serafín Pérez Delgado, que puede encontrarse en Correo del Maestro Núm. 72, de mayo del 2002.
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Certidumbres e incertidumbres
Acotaciones en torno a la utopía María Esther Aguirre Lora
L
as tradiciones del género utópico de tarde en tarde nos hacen adentrar en uno de los territorios más fecundos y complejos del pensamiento de los últimos quinientos o seiscientos años por lo menos, en una de las invenciones de la modernidad que, a través de sus múltiples aristas, no cesa de fertilizar el terreno de lo educativo, de lo social. Ciertamente la utopía nace en Occidente en torno al siglo XVI, en las tramas sutiles que se tejen entre el saber y el poder, con un sentido político que arrastra consigo las formas posibles del gobierno de la sociedad y las proyecta a la educación; se trata de un campo de tensiones y de conflictos entre el saber y el poder, de pugnas por la delimitación de territorios, de establecimiento de esclusas para evitar intromisiones. Y si bien es una de las expresiones del imaginario colectivo1 que se abre con la modernidad, en la perspectiva del tiempo lineal que se desplaza en pos de las promesas de futuro, con el mito de Prometeo contiene, en germen, sus atributos: Zeus, señor de los dioses, representa el poder y manda encadenar a Prometeo –que representa el saber y la proyección inteligente del futuro–, en la cima de una roca, castigándolo por haber mostrado a los hombres el arte del fuego. Ahí permanecerá, de por vida, como inmortal que es, con un águila que lo ronda y le desgarra el hígado sin que se lo destruya definitivamente –el hígado, como sabemos, es el órgano que representa el humor melancólico, que es el propio de los intelectuales–. Prometeo, al igual que Zeus, es un dios y no se doblega ni se doblegará jamás a su poder, tanto es así que acepta el castigo; ambos son dueños y señores de su territorio, no hay intercambio entre ellos, no existe la posibilidad de llegar a un acuerdo, no se tienden puentes en ninguna dirección. El mito prometeico ya nos permite avizorar una de las coordenadas en las que se desplaza la utopía; el saber, con sus atributos de añoranza, de búsqueda de perfección, de plenitud, de autonomía, y la pugna con el
1 Por imaginario me refiero a una perspectiva del mundo, que integra creencias, interpretaciones, pers-
pectivas desde las cuales se percibe y se le da sentido a la realidad social. No necesariamente pasa por el plano de la conciencia ni del discurso como tal; tampoco corresponde a las imágenes en diversos soportes que pueden dar cuenta de los imaginarios que las originan.
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Acotaciones en torno a la utopía
poder, que lo expulsa de su terreno, que lo quiere doblegar, someterlo, que lo castiga. El relato despliega el drama que subsiste permanentemente entre el saber y el poder, motivo que atraviesa las construcciones utópicas. Si asumimos que la utopía es una de las expresiones del imaginario colectivo,2 ¿qué rasgos la delimitarían frente a otras manifestaciones de este género?, ¿cuáles pueden ser los alcances del pensamiento utópico en la educación?
•
Como género se definió en el siglo XVI con la obra del inglés Tomás Moro (1478-1535) quien, influido por los viajeros que descubren tierras ignotas, propone el viaje a Utopía (1516), una isla de-ninguna-parte cuya organización política y vida social se plantean en términos de la más absoluta de las igualdades. Del griego u, ‘negación’, y topos, ‘lugar’, remite al nolugar, al lugar inexistente. Coexisten por esos años, otras elaboraciones de este tipo muy conocidas: La Ciudad del Sol (1602), del dominico napolitano Tommaso Campanella (1568-1639), cuya construcción, circular y radial que alberga en el centro al Sumo Sacerdote, expone en sus muros, a la vista de todos, el conocimiento; la otra de la trilogía es La Nueva Atlántida (1623), de Francis Bacon (1561-1626), en pos de nuevas formas de conocimiento propiciadas y concentradas en la Casa de Salomón. Una vasta producción de este tipo se siguió dando desde entonces hasta nuestros días, incluido éste en que el lector revisa este texto.
•
Las utopías ciertamente son una de las expresiones del imaginario colectivo pero propias de los letrados: son un ejercicio de inteligencia, sana combinación de fantasía y razonamiento que proyecta el lugar deseado, el tiempo imaginado liberado de las presiones del poder donde el deseo construye mundos posibles, habitables.
•
Si bien las utopías ‘son hijas de su tiempo’ y su sentido se recrea constantemente proyectando alternativas para las necesidades y los conflictos que experimentan los distintos grupos sociales y las diversas épocas, todas ellas participan de cierta dosis de ‘locura’, sana o menos sana, de fantasías de mundos al revés, trastornados, en comparación con lo que una sociedad, un tiempo, fija como normal aislándolo de lo que no lo es para evitar que el mal se disemine por todas las ciudades. En las utopías se sedimenta una de las más sugerentes narrativas medievales, la de La nave de los locos, temática compartida por varios –Sebastián Brand con
2 Hacia 1928 Karl Mannheim planteó la relación entre la ideología y la utopía: ambas coinciden en que
no se corresponden con la realidad; sin embargo, en la primera la perspectiva del pasado hace las veces de parámetro para ejercer la crítica del presente, en tanto que la segunda a partir del presente plantea el modelo de futuro.
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su Narrenschiff; Artemius Güdrom, con su Ars navigatoris, entre otros–, según la cual embarcaban a los locos y los conducían a alta mar, a donde las aguas eran más profundas y las corrientes más fuertes; ahí los dejaban, en medio de delirios, de conversaciones extravagantes y de estados oníricos que no iban a ninguna parte. El aislamiento y el abandono representaba la posibilidad de su curación o de su muerte. Ahí se acababa el problema. Erasmo recogió muchas de estas lecciones en su Elogio de la locura, (publicado al inicio del siglo XVI, que está detrás de la Utopía de Moro), y las leyó desde otra perspectiva; si la locura está en todos lados y la sabiduría se recluye en unos cuantos, hay que trastocar los términos y aventurarse en un gesto de locura, el único posible, a pensar la vida desde lugares renovados, a cambiar las cosas, a proponer un nuevo centro en el que converjan sueño y realidad, locura y proyecto para asir el futuro. Así, la sabiduría penetraría en todos los rincones. La crítica hacia las utopías, y la negación de sus posibilidades, también se ejerce distorsionándolas e invirtiendo sus propuestas, como sucede con Cyrano de Bergerac en El otro mundo o los Estados e Imperios de la Luna (1657), partícipe de la locura, de la inversión de los mundos, quien, con perplejidad, se plantea: “¿Cómo formar otro mundo, cuyas contradicciones, lejos de influir sobre su crecimiento, sean las condiciones mismas de su posibilidad creadora?”3
•
Las utopías nacen de una fractura, de la crisis, del conflicto que sobrepasa los límites de lo aceptable. Alrededor de ellas hay añoranza y desasosiego que tienden a buscar nuevos centros que restablezcan el equilibrio. Surgen como reacción de la intelligentsia que no quiere someterse a la opresión de la realidad que por momentos se recrudece volviéndose insoportable. A través de ellas se moviliza un potencial capaz de desprenderse de la vida diaria para imaginar nuevos horizontes de expectativas.
•
Las utopías, como género literario, también son herederas de otras tradiciones medievales: el gusto por las fábulas, que siempre encierran una moraleja, que plantean una lección, una enseñanza. Plantean modelos a seguir, ejemplos de vida social.
•
Quieren conjurar el caos y la incertidumbre, por ello construyen universos cerrados en los que todo está ordenado, regulado y previsto hasta en
3 Cyrano de Bergerac, El otro mundo, Conaculta (Colección Cien del Mundo), México, 1992, p. 34.
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Acotaciones en torno a la utopía
sus ínfimos detalles. La consigna asumida de evitar todo lo que pueda corromper o distorsionar el proyecto hace que se tracen fronteras, reales o imaginadas, entre ese mundo que se quiere perfecto y el exterior: el agua rodea la porción de tierra que se habita, como en el caso de La Nueva Atlántida; las murallas, altas, concéntricas, que rodean la sociedad deseada organizan a los pobladores de La Ciudad del Sol, de Campanella. Devienen enclaves.
•
El incentivo de las utopías es el deseo de poder habitar de otra manera, mejor, más plena y gratificante, el tiempo y el espacio. Y si bien las construcciones utópicas se datan en torno al siglo XVI, puede decirse que su posibilidad ya se plantea en el siglo XII, con las profecías de Joaquín De Fiore que permitían avizorar el advenimiento de una nueva era. Así, participan del milenarismo, uno de los legados más significativos del pensamiento judeocristiano y de sus diversas versiones secularizadas. Corren en pos de la esperanza, como bien lo plantea la obra cimera de Ernest Bloch que concreta su ontología del “todavía-no”, dirigida al horizonte de lo posible.4
• Las utopías muestran improntas del neoplatonismo, herencia también del cristianismo, buscando el perfeccionamiento y la armonía en sus diversas formas, pero no por ello dejan de ser fundamentalmente laicas, secularizadas: no es Dios el que resuelve las cosas, es el hombre, con su autonomía, con su libre albedrío, responsable de sí mismo y de los demás el que, optando por obrar bien o mal, también decide participar en la construcción de lo que es bueno para todos. La utopía pertenece al mundo de los hombres, conflictivo y laberíntico, que toma la vida entre sus manos e imagina las salidas posibles.
• Esto nos lleva a reconocer en ellas el espíritu del Renacimiento que restituye al hombre su dignidad y lo coloca en el centro del Universo, como enlace entre los mundos posibles, capaz de construir su propia morada en la tierra. El lugar que a partir de entonces se le atribuye al ser humano le permite ampliar el horizonte de la mirada: ya no se trata solamente de ver hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados, hacia atrás, como bien lo expresa la pintura medieval, sino de fijar un punto en el horizonte para proyectar en un continuum, el conjunto de lo que se desea percibir, dando un ordenamiento a los elementos y aspectos que se seleccionan para consti-
4 Me refiero a Ernest Bloch, Principio esperanza, Editorial Aguilar, Madrid, 1977. El autor replantea
el sentido de absoluto que mediaba entre la confrontación de la realidad y la utopía, leída como fracaso, a través de las posibilidades reales de los procesos de renovación social.
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tuirlo.5 No es casual que el siglo XV descubra el sentido de la proyección y de la perspectiva; por eso puede pintar otros mundos cercanos, imaginar la vida en otros lugares y dar la posibilidad a seres humanos y sociedades de adueñarse del porvenir. El interés renacentista por el diseño arquitectónico, por la construcción de ciudades con un sentido más humano que propicie la vida de otra manera, también ejerció un gran atractivo en aquellos que se darían a la tarea de inventar otros reinos del saber, donde el poder fuera subsidiario de su deseo.
• Pero la tensión y la pugna entre el intelectual y el gobernante, la contienda entre el saber y el poder por el dominio del espacio, no siempre cede: el poder domina el espacio de la realidad; el saber lo ‘pinta’ imaginándoselo como le gustaría y ésta es su arma, la dimensión política de su actuación, a través de la educación, de la producción de conocimiento, mediada por las alianzas, por las batallas dadas, por el espacio ganado para otros mundos posibles, para otros tiempos venideros.
•
En el curso de los siglos el utopismo desplaza el foco de su atención del espacio al tiempo. Me explico: alrededor de los siglos XVI y XVII, cuando los descubrimientos de otras tierras no se habían agotado, el imaginario colectivo que nos ocupa se planteaba como utopía propiamente dicha: ciudades remotas emplazadas en otros lugares aunque coexistieran en el mismo tiempo. En la medida en que avanza la Ilustración, orientada por la perspectiva lineal que corre en una sola dirección en pos del progreso, del dominio de la Razón, y en el momento en que ya se sabe que no hay más tierras por descubrir, la utopía se transforma en ucronía, es decir, la ciudad se imagina, se proyecta no en otro espacio, sino en otro tiempo, el del futuro que conlleva la posibilidad de su realización.
Todo esto, ¿qué implicaciones puede tener en la vida cotidiana de nuestras escuelas?
5 Si la misma etimología latina de perspectiva nos remite a ‘mirar a través de’, la estructura que se defi-
ne en estos términos “niega, por lo tanto, la diferencia entre delante y detrás, derecha e izquierda, cuerpos y el medio interpuesto (‘espacio libre’), para resolver todas las partes del espacio y todos sus contenidos en un único Quantum continuum” (PANOFSKY:1973, p. 11).
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Artistas y artesanos
Xavier Villaurrutia, el nocturno sueño eterno Guillermo Vega Zaragoza
Autor polígrafo que cultivó con excepcional talento la poesía, la dramaturgia, el ensayo y la crítica; se destacó también como un decidido impulsor de las artes plásticas y el cine, del que fue guionista y adaptador; amante del teatro, del que fue también entusiasta promotor, además de maestro y actor y, por si fuera poco, excelente dibujante. Se trata de una de las personalidades más singulares de la primera mitad del siglo XX mexicano, uno de los artistas más notables e influyentes de su época y del tiempo venidero. Se trata de Xavier Villaurrutia, de quien en este 2003 se conmemora el centenario de su nacimiento.
P
ara muchos, Villaurrutia es la figura principal del llamado “grupo sin grupo”, el conjunto de intelectuales que coincidieron de 1928 a 1931 en las páginas de la revista Contemporáneos. Compañeros de viaje de Villaurrutia fueron Carlos Pellicer, Jaime Torres Bodet, José Gorostiza, Enrique González Rojo, Bernardo Ortiz de Montellano, Salvador Novo, Jorge Cuesta y Gilberto Owen, quienes introdujeron en México los aspectos distintivos de una modernidad que puso intelectualmente a tono al país con el resto del mundo, contribuyendo a que la tarea civilizadora del régimen emanado de la Revolución Mexicana, impulsada por José Vasconcelos, alcanzara prácticamente a plenitud muchos de sus objetivos, y que transformaron y aceleraron dicho proceso modernizador. Fue influido por la poesía simbolista y el contacto con la obra de Ramón López Velarde dejó honda huella en su obra como poeta. Villaurrutia fue considerado cercano al surrealismo, pues en sus versos la voz repercute en arquitecturas desoladas, tanto en el lenguaje como en las imágenes. Sus juegos de palabras y los espacios vacíos son el resultado de una inteligencia liga-
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da íntimamente a la emoción, y los ecos que aparecen en ellos son la reverberación de un diálogo íntimo con la muerte, que se manifiesta sobre todo en sus poemas “Nostalgia de la muerte” (1938) y “Décima muerte” (1941). Es posible reconocer el concepto de muerte que permea en la obra poética de Villaurrutia, los vasos comunicantes que la vinculan con otros poetas de su generación que también abordaron el tema de la muerte en sus escritos, como Gorostiza, Cuesta y Ortiz de Montellano. Para ello, es necesario conocer, primero, el origen de Villaurrutia, la relación con sus contemporáneos y la forma en que escritores y poetas más jóvenes, como Octavio Paz, han rescatado y valorado su legado para otorgarle el lugar que merece en la historia de la literatura mexicana de todos los tiempos.
Xavier se escribe con equis En un artículo reciente, el crítico e historiador Miguel Capistrán nos convida del documento donde se asienta el testimonio del nacimiento del poeta. En el libro número 385 del Registro
Foto:Tomada del libro Xavier Villaurrutia en persona y en obra, de Octavio Paz, FCE, México, 1978.
Xavier Villaurrutia, 1939. Fotografía tomada por Lola Álvarez Bravo en su casa de la avenida Juárez.
Autorretrato reproducido en el poemario Dama de corazones (1928).
Fotos e ilustraciones:Tomadas del libro Xavier Villaurrutia en persona y en obra, de Octavio Paz, FCE, México, 1978.
Xavier Villaurrutia a los 17 años (1920).
Viñeta de Xavier Villaurrutia (Dama de Corazones,1928).
Jorge González Durán, Xavier Villaurrutia y Octavio Paz en el parque Díaz Mirón de Jalapa,Veracruz (1942). Fotografía de Lola Álvarez Bravo.
http://www.fractal.com.mx/F25ineditos.html
El grupo Contemporáneos reunido en una comida al escritor español Enrique Diez-Canedo (2 de septiembre de 1932). De pie (de izquierda a derecha): Florisel, Xavier Villaurrutia, Francisco Monterde, José Gorostiza, Carlos Pellicer, Manuel Toussaint, Artemio del Valle-Arizpe, Xavier Icaza, Enrique González Rojo, Bernardo Ortiz de Montellano, Guillermo Jiménez, Jorge Cuesta y Celestino Gorostiza. Sentados: Samuel Ramos, Roberto Montenegro, Julio Torri, Salvador Novo, Enrique Diez-Canedo, Palma Guillén, Gonzalo Zaldumbide, Enrique González Martínez y Mariano Azuela.
Civil, en la foja 113-Fte., se encuentra asentada un acta que dice lo siguiente: En la Ciudad de México, a las 11 once y diez minutos del día 11 once de abril de 1903 mil novecientos tres, (...) compareció el ciudadano Rafael Villaurrutia, de México, casado, de cuarenta años, comisionista que vive en la 3ª. Tercera de Mina número 5 cinco, y presentó vivo al niño JAVIER, que nació en dicha casa el día 27 veintisiete del mes próximo pasado, a las 11 de la mañana, hijo legítimo suyo y de su esposa la señora Julia González, de Chihuahua, de 32 años, vive con su esposo.
Los Villaurrutia eran una familia criolla legítimamente aristócrata venida a menos por la Revolución: los Villaurrutia eran “marqueses del Apartado”. Guillermo Sheridan, en su notable estudio Los Contemporáneos ayer, nos informa que entre sus antepasados había poetas y miembros de la alta clerecía colonial, o humanistas célebres como el doctor Jacobo de Villaurrutia, hombre de vida apasionante, quien se había recibido de abogado en Sevilla (aunque había nacido en Santo Domingo, siendo hijo del mexi-
cano Antonio Bernardino de Villaurrutia), fundó en México el Diario de México junto a Octavio Bustamante; participó en la guerra de Independencia y llegó a ser presidente de la Suprema Corte en 1831, además de poeta y cuentista de cierta fama. Jacobo de Villaurrutia fue padre de Wenceslao de Villaurrutia, que vivió en Cuba, industrial y humanista, padre, a su vez, de Jacobo Villaurrutia, teórico y reformador de la agricultura cubana, abuelo de Xavier. Además, Xavier era sobrino de don Jesús Valenzuela, antiguo mecenas de la Revista Moderna. Como correspondía a su posición social, al principio Xavier acudió a escuelas privadas, como el Colegio Francés, pero en 1916 sucumbió a la educación pública. No obstante, jugaba tenis y sus padres le proporcionaban una mensualidad para sus gastos personales. Así, en 1918, en la Escuela Nacional Preparatoria Xavier conoció a otro joven que, con los años, sería su principal amigo y compañero de andanzas literarias durante lo que le quedaba de existencia: Salvador Novo. Se conocieron en la clase de Erasmo Castellanos Quinto y Villaurrutia lo
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Octavio Paz, Xavier Villaurrutia en persona y en obra, México, FCE, 2003
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Villaurrutia, 1951. Fotografía de Lola Álvarez Bravo.
abordó cuando se enteró de que también, como él, escribía versos. Formarían ambos, una “generación bicápite”, que luego se uniría al contingente mayor de los llamados Contemporáneos. Así describe físicamente Miguel Capistrán a nuestro poeta: “Bajito de cuerpo, de espléndidas manos blancas, tersas, expresivas, y de grandes ojos alertas, de boca gruesa, endeble sin embargo, delgado, débil, enfermizo.” No obstante, al recordarlo años después, Octavio Paz lo retrata con mayor justeza: en efecto, era delgado, frágil y bajo de estatura, pero “no pretendía ser humilde ni inclinaba la cabeza: la erguía y la movía de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, entre curioso y desdeñoso. Un pájaro que reconoce sus terrenos y define sus límites. Como Novo era elegante pero, a diferencia de sus amigo, buscaba la discreción. Vestía trajes grises y azules de tonos oscuros. Al caminar, con la mirada en alto, taconeaba con fuerza. Usaba camisas blancas, inmaculadas y que –demasiado amplias– acentuaban la delgadez de su cuello. Piel mate, labios delgados, nariz de ventanas anchas, una fisonomía que habría sido más bien común de no
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ser por la humedad de los ojos –grandes y pardos bajo las cejas estrictas– y la amplitud de la noble frente. El pelo era negro y levemente ondulado”. Cuenta Paz que Villaurrutia sabía oír y sabía responder, “dos virtudes raras, sobre todo entre escritores”. Hablaba sin precipitación, se le veía oírse su hermosa voz, grave, y fluyendo como un río oscuro. Sus ademanes eran sobrios y exactos. “Dos notas constantes, espuela y freno: la ironía, a veces cruel, y la cortesía”.
Eterno adolescente Lo primero que habría que resaltar en la llamada generación de los Contemporáneos es que se trata de escritores sumamente precoces. Casi todos, entre los 15 y los 20 años ya habían publicado en revistas e incluso libros propios, daban clases y hasta ocupaban cargos de responsabilidad en el gobierno y la Universidad. Como afirma José Joaquín Blanco, el propio Xavier Villaurrutia “publicó buenos poemas desde los dieciséis años y antes de los veinte ya era el crítico de su generación, uno de los más lúcidos y trascendentes de toda la historia literaria de México; sus artículos adolescentes, sin retoque, fueron recopilados en el volumen de ensayos Textos y pretextos, donde los artículos de la casi pubertad no desentonan con los posteriores.” El mismo Blanco aventura una hipótesis de esta precocidad: “Quizás parte de la explicación sea que la Revolución alejó del país a los escritores adultos, los cuales se vieron comprometidos con alguna de las facciones vencidas o huyeron por terror a la violencia. Por otro lado, el clima poco apto para la vida intelectual y académica que privó en el país, y principalmente en la ciudad de México, encauzó a otras actividades a toda una generación (la de los Siete Sabios), anterior a la de Contemporáneos. Así los jóvenes que
http://www.geocities.com/WestHollywood/Village/7797/01salvadornovo.html
andaban por los veinte años cuando Obregón llegó al poder se vieron dueños y señores de la cultura nacional: los grandes escritores viejos y ligados al porfirismo estaban abatidos y desprestigiados, y toda una generación, la intermedia entre el Ateneo de la Juventud y los Contemporáneos, no había existido para la literatura. En París ocurrió algo semejante durante la Primera Guerra Mundial: al ser llamados a filas los muchachos mayores de dieciocho años, fueron relevados por sus hermanos de catorce, quince o dieciséis, quienes vivieron a esas edades aventuras y situaciones que de otra manera sólo habrían conocido mucho después.” Asimismo, José Vasconcelos tuvo mucho que ver con esta invitación a la precocidad: recurrió a los jóvenes para que le ayudaran en las campañas y labores de la Universidad y la Secretaría de Educación Pública porque la “regeneración moral de la patria” exigía personas “no viciadas” por intereses y apetitos, ni habituadas a la mezquindad o a la rutina en el trabajo: con los jóvenes quizá se fracasara, con los mayores el fracaso sería seguro. “La precocidad de Contemporáneos no fue sino una respuesta brillante a un requerimiento social, inteligentemente planeado, en la etapa de ‘reconstrucción’ del país que siguió a la lucha de facciones”, afirma Blanco. De alguna forma, Villaurrutia resume esta actitud vital que contagió a sus coetáneos: “Quiero un estilo que tenga siempre mi edad, la edad que quiero tener siempre y que es, mejor que la de un joven, la de un adolescente. Pensará usted: ¡Pero un adolescente tiene todas las edades! Precisamente.” ¿No resulta, entonces, por lo menos paradójico que uno de los temas que obsesionarán a algunos miembros de esa generación sea precisamente el de la muerte, a pesar de que sean visiones completamente distintas? Nos referimos desde luego a Nostalgia de la muerte, de Villaurrutia; Muerte sin fin, de José Gorostiza, y
El poeta Salvador Novo (1904-1974).
Muerte de cielo azul, de Bernardo Ortiz de Montellano. En su lúcido ensayo al respecto, Octavio Paz se pregunta: “La aparición de estos tres libros es reveladora, pero ¿qué es lo que realmente revela? ¿Una obsesión? ¿Una epidemia de melancolía? ¿Una moda, un contagio intelectual? ¿Por qué esta repentina aparición de la muerte en la conciencia, la sensibilidad y la imaginación de un grupo de poetas mexicanos?” Y él mismo responde: el amor y la muerte, gemelos adversarios, han sido constante asunto de los poetas desde el origen de la civilización, y aunque la imagen de la muerte acompaña al hombre desde el principio, periódicamente se vuelve una preocupación obsesiva. “Hay épocas enamoradas de la muerte y otras procuran exorcizarla. La muerte aparece y desaparece de la conciencia de los hombres con cierta regularidad cíclica. Además nuestra idea de la muerte cambia con las épocas y las sociedades; hay tantas visiones de la muerte como civilizaciones. Como las otras ideas e imágenes de los hombres, la muerte está sujeta al cambio y a la recurrencia. Se aleja del horizonte espiritual de una época y, al cabo de un tiempo regre-
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sa, es otra: la recurrencia es cambio. Los grandes cambios, quiero decir: la muerte y nacimiento de las civilizaciones, se manifiestan por la emergencia de una imagen de la muerte. Cada civilización tiene la suya.” ¿No sería posible, entonces, que al cantarle a la muerte, en realidad los Contemporáneos estuvieran entonando las exequias de la Revolución que veían convertirse en gobierno y que traicionaba los ideales que alguna vez enarboló, y que al mismo tiempo le cantaban un réquiem al nacionalismo intelectual que permeaba en esos años, para darle cristiana sepultura y saludar el advenimiento del cosmopolitismo, del que tantas veces los acusaron?
Visión de la muerte Para entender la visión de la muerte en la poesía de Xavier Villaurrutia sería necesario también comprender la importancia que tuvo el
surrealismo en su concepción poética, la preeminencia del sueño y su contraparte, la lucidez, así como el erotismo, la soledad, la esterilidad, el amor y el dolor en el horizonte de su sensibilidad y sus obsesiones vitales. En el ensayo donde analiza las vertientes principales de la poesía villaurrutiana, titulado “La presencia de una ausencia”, el también poeta Ramón Xirau identifica tres temas recurrentes: la renuncia al mundo, la soledad y la relación amor-muerte. Sobre el primero, Xirau sostiene que: ”Villaurrutia inventa un mundo para negarlo. Desde su soledad mágicamente invoca a las cosas que sabe inexistentes. No encuentra más que su propia conciencia fingidora de mundos. El artista, decía Villaurrutia, ‘se ha asomado solamente a su abismo interior’ y algunas veces ‘por miedo de no resistir al vértigo, ha cerrado los ojos’. El poeta cierra los ojos, pero no resiste al vértigo y en su lucha de luces y de sombras se siente solo.”
www.suafyl.filos.unam.mx/html/mirada-libro/Guaya1.html
Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera y el grito de la estatua desdoblando la esquina. Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito, querer tocar el grito y sólo hallar el eco querer asir el eco y encontrar sólo el muro y correr hacia el muro y tocar un espejo. (“Nocturno de la estatua”)
Retrato de Carlos Pellicer por el artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín (1968).
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Así, se enlaza con el segundo tema: “Desarraigado del mundo que lo circunda, del espacio donde paisajes y personas lo sitúan y lo precisan, el sujeto queda abandonado a sí mismo. Si la búsqueda de la soledad proviene en los poetas clásicos de un claro acto del intelecto, en Villaurrutia nace de una intención más secreta, escondida y emotiva. La soledad ya no le atrae como atraen la quietud, el reposo, la contemplación, el ocio o la libertad, sino con la atracción vertiginosa de los abismos interiores. La experiencia de la soledad es, para él, experiencia de vacío.”
Es la relación amor-muerte la que Xirau aborda con especial agudeza: “La preocupación constante por el tema de la muerte no ha permitido siempre ver que Xavier Villaurrutia es un poeta del amor y que, precisamente por ello, llega a ser poeta de la muerte. En su vivencia del amor vienen a fundirse angustia y amargura. Amor que es tan sólo deseo u olvido, dejadez, lasitud y ausencia, ¿qué podrá ser sino amor desencarnado, aunque carnales sean deseo y lasitud? Si el pasado y el futuro son las únicas formas de este amor, si el presente huye y se rehuye, huyen con él la posesión y el deleite amoroso. Y es precisamente en este hueco del presente, en este no ser de la vida erótica, donde se injerta el sentimiento de la muerte, constante eterna de quien dejando de tener aún no tiene.” Para Xirau, Villaurrutia no es el poeta del amor mutuo desgraciado que enseña la leyenda.
Octavio Paz, Xavier Villaurrutia en persona y en obra, México, FCE, 2003
Y mi voz ya no es mía dentro del agua que no moja dentro del aire de vidrio dentro del fuego lívido que corta como el grito Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro cae mi voz y mi voz que madura y mi voz quemadura y mi bosque madura y mi voz quema dura como el hielo de vidrio como el grito de hielo aquí en el caracol de la oreja el latido de un mar en el que no sé nada en el que no se nada porque he dejado pies y brazos en la orilla siento caer fuera de mí la red de mis nervios mas huye todo como el pez que se da cuenta hasta ciento en el pulso de mis sienes muda telegrafía a la que nadie responde porque el sueño y la muerte nada tienen ya [que decirse. (“Nocturno en que nada se oye”)
Además de gran poeta,Villaurrutia fue un excelente dibujante.
Los obstáculos que nacen entre el amante y la persona amada no aparecen en Villaurrutia como obstáculos secretos que el amante siente interponerse entre él y su deseo. Si en el desarrollo tradicional del tema del amor y de la muerte ésta queda ligada a la castidad que el héroe se impone con plena y lúcida intención, Villaurrutia siente el amor como renuncia y deseada pasividad. “El poeta no crea obstáculos objetivos y reales. Se aísla, fabrica sus propias imposibilidades, se interna así una vez más en la ignorada galería de su alma donde tiene la certidumbre de no hallar este amor antes proyecto y ahora ausencia.” De esta manera, el sentimiento de la muerte surge de la angustia que entraña el amor: “y más que por el goce y el delirio, amarte por la angustia y por la duda”. Así, “el presente es vacío, presente ausencia. Vacío de mundo, ausente de la persona amada una nueva plenitud viene a invadir el alma del poeta: plenitud de muerte. Y así llega la muerte a constituir la esencia de su espíritu”.
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Xavier Villaurrutia, el nocturno sueño eterno
La muerte toma siempre la forma de la alcoba que nos contiene. Es cóncava y oscura y tibia y silenciosa, se pliega en las cortinas en que anida la sombra, es dura en el espejo y tensa y congelada, profunda en las almohadas y, en las sábanas, blanca. Los dos sabemos que la muerte toma la forma de la alcoba, y que en la alcoba es el espacio frío que levanta entre los dos en muro, un cristal, un silencio. Entonces sólo yo sé que la muerte es el hueco que dejas en el lecho cuando de pronto y sin razón alguna te incorporas o te pones de pie. … La muerte es todo esto y más que nos circunda, y nos une y separa alternativamente, que nos deja confusos, atónitos, suspensos, con una herida que no mana sangre. Entonces, sólo entonces, los dos solos, sabemos que no el amor sino la oscura muerte nos precipita a vernos cara a los ojos, y a unirnos y a estrecharnos, más que solos [y náufragos, todavía más, y cada vez más, todavía. (“Nocturno de la alcoba”) Para Villaurrutia, el morir es también un despertar. Atraído por el vacío de espíritu y cuerpo, fuera de sí, sustituido por la muerte, expresa constantes negaciones. Y ya excluidos mundo, amor, persona, vida, quédase consigo mismo, consigo la muerte, donde ya no valen las pala-
bras. En su renuncia al mundo y a las personas, Xavier Villaurrutia ha seguido una línea paralela a la de los místicos. Como Gorostiza, sin embargo, es incapaz de encontrar dentro de sí una realidad abdicada. Su proceso de interiorización no tiene por objeto el conocimiento de la verdad. Todo se ha perdido cuando “ya la esperanza dejó caer la última nota/y resuena un silencio sin fin, cóncavo y duro”. Por sus incursiones poéticas en el sombrío universo de la muerte, la noche y el sueño, tal vez muchos consideren que fue Villaurrutia un ser igualmente sombrío, serio, de carácter fantasmal. Sin embargo, a decir de Capistrán, “nada tiene que ver su poesía con su verdadera naturaleza y espíritu, porque de acuerdo con el testimonio de quienes lo conocieron y trataron, de quienes convivieron con él, el autor de Nostalgia de la muerte era una persona jovial, ‘muy amiguero’, como lo recordaba Salvador Novo; “un imán que atraía hacia sí a todo mundo”, según la expresión de Agustín Lazo, su grande y cercano amigo, muy dado a las bromas, aficionado al baile y dueño, sobre todo, de gran agudeza, que se revelaba irónica, satírica, en especial cuando hacía gala del gran sentido del humor que poseía y que era en gran medida una expresión alegre de su inteligencia. No obstante, habría que coincidir con Xirau en que no es Villaurrutia poeta de mayorías. Escribió poco y para pocos. El mismo Octavio Paz afirmó: “Villaurrutia es el autor de unos quince o veinte poemas. Poesía solitaria y para solitarios. ¿Pocos? A mí me parecen muchos. Esa veintena de poemas cuentan entre los mejores de la poesía de nuestra lengua y de su tiempo.”
Bibliografía BLANCO, José Joaquín, Crónica de la poesía mexicana. Editorial Katún, 1982. CAPISTRÁN, Miguel,“Mañana comienza la celebración por el centenario de Villaurrutia”, en La Jornada, miércoles 26 de marzo de 2003. PAZ, Octavio, Xavier Villaurrutia en persona y en obra. Fondo de Cultura Económica, 1978. VILLAURRUTIA, Xavier, Obras. Fondo de Cultura Económica, 1966. XIRAU, Ramón,“Xavier Villaurrutia. La presencia de una ausencia”, en Antología de Ramón Xirau. Premio Alfonso Reyes 1988. Ed.Diana, 1989.
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Sentidos y significados
Globalización, de nuevo en boga Arrigo Coen Anitúa
A
unque no escasean quienes afirman que a la larga es recurrente y que su regreso periódico puede hasta predecirse, no cabe duda de que la moda es un ‘modo, estilo o uso pasajero –frecuentemente fugaz– que se adopta en ciertos lugares’. De su efimeridad da testimonio el dicho, muy popularizado, de que “moda es lo que pasa de moda”. El DRAE puntualiza: “…con especialidad en los trajes, telas y adornos, principalmente los recién introducidos”; pero de sobra se sabe que hay modas no sólo en los atuendos sino también en cualquier aspecto de la vida social, cuando tal o cual práctica se pone en vigencia y se actualiza por consentimiento público. La dicción moda, en español, es herencia del francés mode, a principios del siglo XVII, pero únicamente como, en general, ‘el modo, el uso o la manera’. Sólo dos siglos después se comenzará a usar la acepción moderna de moda, y sus derivados, modista, modistería, y el “repetidamente reprobado” modisto, forma en masculino que se niega a desaparecer. En cuanto al latín modus, origen del francés mode y de nuestro modo, en la lengua madre también significa ‘manera de proceder o de acontecer’ y también ‘medida’. Su origen es el indeuropeo mod-o-, de mod-, y éste de med-, ‘medir’, ‘tomar providencias’, y de ahí médico y medicina, ‘arte de prever, prevenir y de curar cualquier trastorno de la salud’. Todo este exordio viene a cuento porque de unos treinta años a esta parte se ha puesto en boga, esto es, de moda, el término globalización. Pero no en su sentido lato de ‘universalización’, sino en el restringido de “tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales” (DRAE). En economía política (en su tiempo llamada crematística) la globalización consiste en el libre intercambio de bienes y servicios entre todos los países del mundo (de ahí el concepto de ‘aldea global’, en oposición al de ‘economía de campanario’).
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Globalización, de nuevo en boga
Esta exclusión de los factores geográficos es consecuencia de los siempre más rápidos transportes y del espectacular adelanto de las comunicaciones, hoy satelitales. Así, el desarrollo económico pasa a depender, no tanto de la política de los gobiernos sino más bien de las peculiaridades de los mercados ‘exteriores’. Tal práctica neoliberal se sacude de la intervención de los estados en la determinación de precios, y cuando éstos se disparan de los parámetros acostumbrados, ponen en peligro los intereses de los trabajadores. Ante esta alarma, de unos diez años a esta parte ha surgido un movimiento internacional de denuncia que, desgraciadamente, ha optado por manifestaciones violentas, lo cual les ha merecido a tales contestatarios el poco feliz nombre de globalifóbicos. Inútilmente clamo lo disparatado del desdichado adjetivo, ¡está mal pergeñado! La regla gramatical es clara: el elemento compositivo para calificar al que tienen una fobia es, simple y sencillamente, -fobo, ba, como en xenófobo, hidrófobo, claustrófobo, agoráfobo y acrófobo. Ya me resigné a la irreversibilidad de tantos dislates: y apechugué, pero sigo temiendo que, dada mi inveterada ginofilia, alguien vaya a querer enjaretarme, en lugar de un correcto ginófilo, un horroroso ginecofílico.
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Problemas sin número
Dominó matemático Claudia Hernández García Daniel Juárez Melchor
[...] A pesar de los manuales que hasta la fecha siguen publicándose, escritos algunos por científicos con un prestigio indiscutible, otros por filósofos también de una calidad probada, en los últimos 150 años no ha habido acuerdo acerca de cuál es ese método científico, como único método con unidad. No es que las ciencias no tengan métodos de trabajo, pero es un hecho histórico, por un lado, el que no hay acuerdo acerca de qué es el método científico y, por otro, hay buenas razones para sospechar que no existe tal cosa como un método científico de la ciencia que sea unitario. Lo que hay es una pluralidad de métodos en las ciencias que no admite una reducción a un método único.* León Olivé**
La actividad que proponemos en este número del Correo del Maestro está dirigida a alumnos de quinto de primaria en adelante. Sugerimos que
trabajen en parejas y, como en todas las actividades propuestas, que después se discutan las soluciones y estrategias con el resto del grupo.
Actividad:
Tenemos un cuadrado con nueve casillas, de las cuales sólo la del centro no se puede utilizar. Usando 4 fichas de dominó para cada cuadrado, trata de resolver los siguientes retos: 1. Un 2. Un 3. Un 4. Un
cuadrado cuadrado cuadrado cuadrado
donde donde donde donde
la la la la
suma suma suma suma
de de de de
cada cada cada cada
lado lado lado lado
sea 9. sea 3. sea12. sea 6.
* Tomado de El bien, el mal y la razón. Facetas de la ciencia y de la tecnología, León Olivé. Editorial Paidós, México, 2000, p.52. ** León Olivé estudió Matemáticas y Filosofía en México e Inglaterra. Actualmente es profesor e investigador en la Universidad Nacional Autónoma de México, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y Premio de la Academia Mexicana de Ciencias.
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Dominó matemático
Soluciones: Éstas son algunas soluciones que encontramos. 1. Con las fichas 4-1, 4-4, 1-6 y 2-3 obtenemos una solución al primer reto.
2. Usamos las fichas 2-1, 0-0, 3-0 y 0-1.
3. Para este problema necesitamos las fichas 6-1, 5-3, 4-5 y 3-3.
4. Una solución para éste requiere las fichas 3-2, 1-5, 0-6 y 0-3.
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Abriendo libros
Bitácora de la historia La verdadera Revolución Mexicana de Alfonso Taracena*
Manuel Bonilla Jr., El régimen maderista, Editorial Arana, México, 1962.
Gerardo de la Cruz
Pascual Orozco Jr., Francisco I. Madero, José Garibaldi y Raúl Madero en la hacienda de Bustillos, Chihuahua, en 1911.
E
l 13 de octubre de 1907, míster Elihu Root, secretario del Departamento de Estado de los Estados Unidos, su esposa y su joven hija abandonaron la ciudad de México, tras una visita informal de casi dos semanas en nuestro país. Camino a Guadalajara se detuvieron en la hacienda de Jalpa, de don Guillermo de Landa y Escandón; allí descansaron algunas horas y luego continuaron su viaje, no sin antes beberse un pulque y retratarse: míster Root con sombrero ancho y sarape, y la señorita Root, su hija, con rebozo. El 16 de octubre los Root fueron calurosamente
despedidos y, antes de cruzar la frontera, recibieron generosos obsequios del general Bernardo Reyes. Entonces éste era gobernador de Nuevo León y, según se rumoraba en todo México, el sucesor natural de Porfirio Díaz. Poco más o menos cinco años después, el 9 de febrero de 1913, Reyes moriría a las puertas del Palacio Nacional, cuando en contubernio con Félix Díaz y Manuel Mondragón, guió la contrarrevolución que llevó a pique al gobierno maderista. Este pasaje forma parte del primero de once volúmenes que revisan, desde 1901 hasta
* Reseña del libro La verdadera Revolución Mexicana, de Alfonso Taracena, editorial Porrúa, “Sepan cuantos…” (Núm. 610-620).
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1940, los años, meses, días de la revolución mexicana, uno por uno. Por supuesto, cualquier juicio sensato o muy displicente, incluso de tibia crítica, conduciría al lector a pensar que para hablar de historia o hacer historiografía de la revolución –pues tal es el propósito del autor, Alfonso Taracena–, la estancia de la familia Root en México y lo que hicieron o dejaron de hacer, es del todo dispensable, y que el único objetivo de incluir este dato en un libro sería llenar páginas con información irrelevante. Parecería, asimismo, que ocuparse de acontecimientos de color tan vano para profundizar en la historia de México sería algo similar a pensar que los noticieros de espectáculos, que abundan en radio y televisión, son esenciales para formarse una idea redonda de nuestra realidad. No obstante, sería un pobre juicio, pues la historia –como lo demuestra la literatura, como todo mundo sabe– no se construye exclusivamente con un
amasijo de datos: la historia trata de completar una imagen presente del pasado, y desde esta perspectiva, explicarlo. Y éste es el propósito artero de Alfonso Taracena en La verdadera Revolución Mexicana, publicada por editorial Porrúa en la valiosa colección “Sepan cuantos…” (Núm. 610-620). Los once volúmenes que constituyen La verdadera Revolución Mexicana consignan, a partir del año 1901, los incidentes históricos de mayor relevancia en la vida política y social de México, sin despreciar ni omitir detalle alguno, sean del color que sean, jocosos u ominosos. Taracena se concentra en exponer, a veces con un estilo apasionado –pero sin perder la objetividad–, los hechos que se sucedieron durante la última década del gobierno de Porfirio Díaz hasta el final del periodo presidencial del general Lázaro Cárdenas. El seguimiento que hace Alfonso Taracena de las revoluciones posteriores a la caída de Porfirio Díaz no es analítico ni especulativo, simplemente es el compendio de cuatro décadas registradas día por día, o en otras palabras, una hemeroteca en breve.
Felicistas contestando el fuego de los federales.
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Taracena no procura comprender ni justifimexicana que Alfonso Taracena propone le car ni explicar algo en absoluto. Su labor es pertenecen al destinatario final de estas págidescriptiva y como actor de esta larga lucha nas, y sólo a éste: el lector. Quien busque en revolucionaria, asume a cabalidad el papel de esta obra verdades, quizá las encuentre. Quien testigo. A diferencia del cronista o el periodisbusque culpables, tal vez los encuentre, y tal ta, evita arrojar juicios de valor, no por temor vez se sorprenda. Quien busque en este libro al compromiso, pues no oculta sus inclinaciopreguntas y respuestas y más preguntas, sin nes políticas, sino por fidelidad a la memoria. duda, las encontrará. Una vez puestos los ojos De los rumores rescata los actos verosímiles y en la primera página del libro, ya no es tarea evita los datos ambiguos para no confundir al de Alfonso Taracena el análisis del abanico de lector con supuestos y escenarios múltiples de un solo acontecimiento. En otras palabras, se reserva su personal visión del fluir de las cosas y no duda, por ejemplo, en evidenciar los profundos desacuerdos existentes entre los primeros protagonistas de la revolución o las incoherencias del régimen maderista, ni en denunciar hartas barbaridades, mediante la exposición de datos fidedignos, de quienes hoy son considerados héroes indiscutibles de México de la primera mitad del siglo XX, sin el deliberado propósito de desmitificar o encumbrar a alguien. Además, con singular agudeza, Alfonso Taracena incluye precisas notas que, a ojo de buen cubero, parecerían inútiles o marginales –como ya se mencionó–, pero que al paso de las primeras páginas, se tornan indispensables, pues completan el perfil de una época. Esta vasta bitácora del largo proceso revolucionario, amena e inteligente, lleva entrelíneas escrito su lema: “Los hechos hablan por sí mismos.” Los motivos, las traiciones, las intrigas, las sospechas ínti- El presidente Madero, acompañado por el general Victoriano Huerta y del ingeniemas de la verdadera revolución ro Manuel Bonilla (ministro de Fomento), en el balcón de la fotografía Daguerre.
Taracena. Si, además, este libro se divulga y se vende, ello comprobará que no son unos pocos los que se dan cuenta de la verdad y la honran, sino muchos los que ambicionan ver despejado el panorama de la conciencia nacional.” Estas líneas fueron escritas a mediados de los años cincuenta para la primera edición de La verdadera Revolución Mexicana, que fue llevada a imprenta en 1960 (la segunda edición en 1991: treinta años después), y aún tienen vigencia. El preciso seguimiento de las muchas y sucesivas revoluciones mexicanas del siglo XX que elabora Alfonso Taracena en su obra merece un lugar privilegiado en la biblioteca de toda persona que diga o pretenda conocer nuestra historia reciente. Manuel Bonilla Jr., El régimen maderista, Editorial Arana, México, 1962.
Manuel Bonilla Jr., El régimen maderista, Editorial Arana, México, 1962.
Bitácora de la historia
General Emiliano Zapata.
posibles interpretaciones que plantean los distintos escenarios históricos, las consecuencias y el juicio de los actores principales o de aquellos que tuvieron un papel decisivo, aunque breve y accidentado. En el prólogo al primer volumen (1901-1911) de esta generosa obra, apunta don José Vasconcelos: “En medio de todo, es un buen síntoma de la posibilidad de una regeneración el hecho de que aparezca un libro como el de
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Generales Manuel Mondragón, Victoriano Huerta, Félix Díaz y Aureliano Blanquet, autores del cuartelazo contra el presidente Madero.