3 minute read

Las nueve musas, primero, fueron sólo tres

www.wikipedia.com

sentidos

Y SIGNIFICADOS

Las nueve MUSAS, PRIMERO, FUERON sólo tres

Arrigo Coen Anitúa (†)

En un principio, las musas, encarnaciones del don poético, del canto y de la música (que del de ellas toma su nombre), fueron sólo tres: Melete, la meditación; Mneme, la memoria, y Aoide, el canto; principales atributos de los antiguos rapsodas. Parece que se trataba de ninfas que habitaban en los manantiales de las montañas y en los ríos, es decir, genios de las aguas, y de este ambiente agreste se elevan a la categoría de númenes inspiradores (inspiratio, en latín, signifi ca, ‘soplo interno’; compárese con entusiasmo, que en griego dice ‘un dios que se agita dentro’). Hesíodo es el que en su Teogonía las convierte en nueve. El origen del culto de las musas se puede rastrear hasta las faldas del Olimpo, donde había antiguos santuarios, pero alcanzó su mayor esplendor en Beocia, en los alrededores del monte Helicón, especialmente en Tespias, donde cada cuatro años se celebraban sus festejos. La imaginación popular creía percibir los cantos de las musas en los murmullos de las aguas y desde muy antiguo se las dotaba de virtud profética, por lo que las asociaron con Apolo, cuyo oráculo, en Delfos, ellas guardaban. Con el sobrenombre de musageta, ‘guía de las musas’, aparece el dios a la cabeza de su coro, pulsando la lira, para acompañar el canto. Para los primitivos poetas eran las musas inseparables, sin atributos especiales, a excepción quizá de Calíope, que ocupa un lugar destacado. Sólo ateniéndose a textos posteriores, cada musa se convirtió en inspiradora y protectora de un arte en particular. Es posible que el griego mousa sea una forma de mouthia, cuyo elemento principal se encuentra asimismo en manthanein, ‘aprender’, de la raíz indoeuropea mendh-, que da la idea de ‘dirigir’ la mente hacia un objeto; esto es, ‘pensar’. (Da la casualidad de que mente, mens en latín, pertenece al mismo grupo etimológico de musa.)

Las nueve musas

w w w . t h e a r c h e t y pal conn e c t i o n. c o m

Clío Talía Erato Euterpe Polimnia Calíope Terpsícore Urania Melpómene

Del griego mouseion, templo de las musas, se deriva museo, que pasó a nombrar cualquier establecimiento en que se conservan y se propagan los objetos y los actos de cultivo de las artes, las ciencias y las técnicas. Mosaico (en algún texto antiguo “obra mosaica”), nos llega, vía el italiano, del bajo latín mosaicum opus, y hay que cuidarse para no confundirlo con mosaico, ‘relativo a Moisés’.

Música es el adjetivo de mousiké techné, en griego, ‘arte de las musas’ y, una vez sustantivado, a su turno genera el adjetivo latino musicalis, ‘musical’. ¡Quién sabe de dónde habrán inventado el verbo musicalizar! ¿No habría bastado con musicar para decir ‘poner en música’? Además, si se analiza el neologismo musicalizar, se debería traducir por ‘hacer musical’, y no creo que eso sea lo que se quiere signifi car. Por lo demás, tenemos en español el participio musicante. Clío es la musa de la historia y se dice que fue madre de Lino, a su vez padre de Orfeo; Euterpe es la divinidad de la música, se acompaña con la doble fl auta y es más partidaria de Dionisio que de Apolo; Talía representa, con su alegre intención satírica, el género cómico; Melpómene, grave y concentrada, inspira a la tragedia (del culto dionisíaco salió la tragedia) y su inseparable es Terpsícore porque es la que dirige las danzas y los coros dramáticos; Erato es el numen del himeneo y de la poesía erótica; Polimnia es la diosa de los himnos y suele aparecer junto al propio Apolo; Urania preside el estudio de los cuerpos celestes; por último, Calíope, la más augusta de las nueve hermanas, inspira la poesía épica y todas las ciencias.

This article is from: